PDF - 160.2 KB - "Boca de pozo", boletín de los trabajadores petroleros del (...)

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MILLONES
PARA UNOS POCOS
Eskenazi, un banquero amigo de Kirchner, acaba de asociarse a la Repsol.
El mismo camino quiere seguir Sapag
comprando el 3% de las acciones de
la petrolera. Nadie quiere quedar por
fuera de las superganancias empresarias porque el barril superó los 100
dólares y con el dólar a más de 3 pesos
se “abaratan” nuestros salarios.
PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO:
COSTOS DE PRODUCCIÓN:
10.400.69.400
1.912.750.000
IMPUESTOS:
GANANCIAS DE LAS PETROLERAS:
2.850.000.000
5.638.019.400
(salarios + herramientas…)
(Datos en base a informes propios calculado en dólares y para
el año 2006 con un precio de 68 U$S cuando hoy supera los
100 U$S el barril).
Las fabulosas ganancias de las petroleras se sostienen con la explotación
de nuestro trabajo, pisoteando nuestros derechos y saqueando un recurso
no renovable. Además contaminan el
agua, erosionan la tierra y pasan por
arriba los derechos de los pueblos
originarios.
Cuando salimos a luchar se unen en
nuestra contra el gobierno, las patronales y los dirigentes del sindicato.
Ahí está el ejemplo de los compañeros
de la Pride.
Por eso, mientras luchamos por recuperar la exploración, explotación y
refinamiento de los hidrocarburos, tenemos que organizarnos por nuestros
derechos. Porque Cristina Kirchner y
Sapag gobiernan para las petroleras y
preparan el Pacto Social con dirigentes
como el “Caballo” Pereyra. Tenemos
que enfrentarlos y luchar por aumento
de salario y tirar abajo el impuesto a
las “ganancias”, por un cronograma
de trabajo que nos permita tiempo
libre para estar con la familia y por
igualdad de condiciones para las mujeres trabajadoras petroleras.
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[email protected]
BOCA DE POZO
Boletín de los trabajadores petroleros del PTS
Partido de los Trabajadores Socialistas
El conjunto de los trabajadores y
el pueblo de Neuquén sufrimos la
pobreza, la desocupación, la falta
de viviendas, los bajos salarios
y la destrucción del sistema
de salud y educación públicas.
Mientras tanto un puñado de
empresas petroleras saquean
nuestros recursos naturales
y embolsan millones por día
explotándonos en largas jornadas
de trabajo y por sueldos que
no nos satisfacen. Frente a
esta realidad hay dos políticas:
gobernar a favor de las petroleras
como los Kirchner y el MPN o
recuperar los recursos naturales
y ponerlos bajo administración de
los trabajadores para satisfacer
las necesidades y resolver las
demandas de los trabajadores y
la población.
POR LA RENACIONALIZACION
DEL PETROLEO Y EL GAS
Se cumplieron 100 años de actividad petrolera en nuestro país. Hoy por hoy, después
de las privatizaciones menemistas, las petroleras embolsan millones. Multiplican sus
ganancias aprovechando el alto precio de
los hidrocarburos en el mundo entero y son
parte fundamental de las guerras y ocupaciones imperialistas como la de Irak. Nada
detiene a nuestras patronales en el saqueo
de los recursos naturales.
En Argentina el 92% de la explotación
petrolera está en manos de 8 multinacionales. Entre ellas se destaca la preferida de los
Kirchner y el MPN: la Repsol que maneja el
40% de la explotación y un porcentaje similar en refinamiento. Esta empresa en 2005
tuvo utilidades por 2.512 millones de dólares
y exportó 1.351 millones. En nuestra provincia ganan más de 10 mil pesos por minuto.
La plata les sobra. Pero a nosotros nos
imponen ritmos de trabajo agotadores,
turnos que nos alejan de nuestras familias y
bajos salarios.
Sus fabulosas ganancias se sostienen
pisoteando nuestros derechos, contaminando el agua que tomamos, erosionando la
tierra y negando los derechos de los pueblos
originarios.
Los 10 gasoductos que se construyeron
sólo se hicieron para exportar a Chile, Uruguay y Brasil y ni uno solo para la red troncal de gas cuando casi la mitad de la población del país no tiene gas natural.
La falta de inversión hace que al día de
hoy las reservas de hidrocarburos sigan retrocediendo. Hay petróleo solo para 8 años y
gas para 8 años y medio. Antes de las privatizaciones, en los ‘90, había para 35 años.
Esto es consecuencia de la falta de inversión
en exploración y los ritmos de extracción
POR LA
EXPROPIACION
DE
cada vez mayores que el Estado ni siquiera
controla.
El saqueo, los bajos salarios y las condiciones de explotación, la nula inversión
y el acaparamiento de ganancias multimillonarias son los rasgos dominantes de las
petroleras. Por eso hay que terminar con las
privatizaciones.
Desde el PTS luchamos porque estas
empresas sean renacionalizadas sin pago
y por ponerlas a funcionar bajo gestión de
los trabajadores para poder organizar racionalmente la producción y ponerlas al
servicio de las necesidades de las mayorías
populares. Acá en Neuquén los trabajadores
de Zanon han demostrado que se puede y
que la gestión obrera es superior a la de los
capitalistas.
Por eso no decimos que hay que volver
a la vieja YPF que era manejada por funcionarios como los De Vido. Eso no es ninguna
solución. La vieja YPF no estaba al servicio
del desarrollo del país, sino que, en manos
del Estado, servía a los intereses de los
sectores dominantes de los capitalistas y
empresarios. Por eso hay que ponerla bajo
control de los trabajadores. Sólo así se podrá detener el saqueo de nuestros recursos y
planificar la producción, comenzando por el
abastecimiento de gas natural a las 14 millones de personas que no lo tienen -mientras
se provee provisoriamente de garrafas de
gas y kerosene a bajo precio a las familias
pobres; el control de las reservas reales con
que cuenta el país para analizar si se pueden
exportar o no; la utilización de los recursos para realizar nuevas exploraciones, y la
puesta en marcha de un plan de obras públicas que lleve estos recursos a todo el pueblo
pobre, generando empleos genuinos.
ZANON
BAJO
CONTROL
OBRERO
Carlos
Fuentealba
¡PRESENTE!
Reser vas
En los años de la YPF estatal,
las reservas descubiertas por los
trabajadores y científicos se sostenían
para 30 años ya que cada año se extraía
la misma cantidad de petróleo y gas que
aquellos se esforzaban en descubrir.
Como todos los días vemos en el campo,
con la privatización de estos recursos, las
empresas casi no invierten en descubrir
nuevos pozos (el 95% de los que
existen hoy, ya estaban en explotación
antes de la privatización). Así, hoy,
con la exportación desenfrenada,
hay hidrocarburos para menos de 10
años, según el ritmo al que se lo está
explotando; y para menos, si sigue
aumentando la demanda. Esto es, porque
la etapa de exploración y desarrollo es
la parte más costosa del proceso, y las
empresas pretenden obtener cada vez
más ganancias con cada vez menores
costos.
Las ganancias fáciles que obtienen
aquí, agotando los pozos, la están
invirtiendo en el exterior -ya que además
pueden sacar de Argentina casi todo el
dinero sin impuestos o trabas-, así lo
han hecho en Libia, Golfo de México
(Repsol) o en Brasil (Petrobrás), donde
las reservas del último descubrimiento
casi triplica las que existen en Argentina.
El esfuerzo de varias generaciones de
trabajadores y científicos ha sido rifado
en beneficio de las ganancias de las
petroleras.
La fuerza que mostramos los obreros
petroleros contra el impuesto al
salario, vuelve a darle legitimidad a los
métodos de lucha de los trabajadores
y el pueblo. Nuestra acción amenazó
dejar sin gas no sólo a la Argentina sino
el suministro a Chile. La paralización de
la producción en Santa Cruz, Chubut,
Río Negro y Neuquén, la ocupación
de pozos petroleros, las asambleas y el
corte al suministro de Gas, desafiaron a
poderosas multinacionales como Repsol.
Es que los trabajadores nos damos
cuenta que para llegar a un sueldo
de 4.000 o 5.000 pesos tenemos que
dejar la vida en el campo. Mientras
que las empresas, sin ningún riesgo,
se llevan 6 veces más de todo lo que
pagan en salarios. Pero el gobierno
que exime de impuesto a las empresas,
automáticamente nos roba a nosotros
una parte de ese sueldo con el
“impuesto a las ganancias”.
El negoción: la venta de YPF
En 1993 el gobierno argentino la vendió en U$S 2.000 millones.
En el año
1998 la compró Repsol en U$S 17.000 millones. La diferencia
se explica
por la subvaloración de las reservas hidrocarburíferas y de los
activos
de la empresa y por la suba del precio del petróleo.
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