Hola a toda la GRAN FAMILIA DE STA

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Hola a toda la GRAN FAMILIA DE STA. ANA
De nuevo, este año mi destino era África, más concretamente Ghana pero las
sensaciones experimentadas han sido diferentes a las de mis años anteriores. Os
cuento…
Bien es cierto que, cuando comencé mis viajes como voluntaria a África fue un
descubrir y sentir “en vivo y en directo” unas emociones a nivel de conocimiento, y de
compartir sentimientos que han hecho que, durante estos años llegara a sentir, no
solamente a casa país donde iba sino a todo el continente africano parte de mi.
A medida que ha ido pasando el tiempo y esta “explosión” fue enraizándose, mi
compromiso también creía, bien trabajando durante el resto del año con el Voluntariado
de Sta. Ana, bien intentando transmitir mis experiencias o formándome para poder
ayudar en mejor forma.
Pero este año, ya en el avión de vuelta y pensando que quería comunicaros,
llegué a la conclusión de que amar a África no significa pintárosla como una estampa ni
ponerme una venda en los ojos y contagiar solamente estos sentimientos, sino trabajar
por su cambio y por su supervivencia y para ello nada mejor que pararse y reflexionar.
Como en todo lo que es humano, en esto también hay incoherencias y
ambigüedades respecto al porque de la situación de África y te surgen interrogantes
como pueden ser ¿dónde termina el amor a la vida y donde empieza la irresponsabilidad
en la fecundidad?, ¿Dónde acaba la experiencia de Dios que libera al hombre y dónde
nacen la magia y la brujería que lo hacen esclavo?, ¿hasta dónde llega la solidaridad y
dónde comienza el parasitismo?. A veces, pienso que la lógica termina allá donde
comienza África así como que la gente europea tenemos una imagen de África hecha de
titulares de telediario y reconociéndola como el continente de la violencia y el hambre;
de la corrupción y la brutalidad del poder; de la impunidad. Yo creo que, la mayoría de
las personas, piensan que vivir en África es una especie de castigo.
Pero centrándonos en los problemas que actualmente azotan África, te surgen
dudas al respecto y preguntando a los propios interesados, leyendo y estudiando
artículos y documentos intento resumir los puntos más importantes dando
contestaciones aunque siempre abierta a las dudas como pueden ser:
¿Por qué viven en guerra?
Si nos situamos en un mapa podemos observar que en estos momentos se están
librando en suelo africano varias guerras lacerantes y las recién acabadas han causado
millones de muertos y otros tantos millones de refugiados y desplazados.
Estas guerras tienen como trasfondo los recursos petroleros y los minerales,
aunque a veces se disfracen de tribalismo, guerras de religión o de ideología. La
realidad es mucho más prosaica: la explotación a bajo precio de las materias primas.
Son guerras sucias y devastadoras, en las que se ha creado incluso un nuevo
combatiente: el niños soldado.
¿Por qué son corruptos sus dirigentes?
Si leemos su trayectoria, la mayoría de los Jefes de Estado africanos se sientan
investidos de poderes sobrenaturales, que implican dominio y posesión.
Tendríamos que forzar mucho nuestra imaginación para suponer que gobiernan
democráticamente. Si anteriormente durante las dictaduras se ejercía el poder con el
respaldo de las potencias extranjeras protectoras, ahora prevalece la connivencia con las
multinacionales. Por eso, el poder se ha convertido todavía más en fuente de corrupción
y enriquecimiento rápido. Asimismo el gran salto a los hidrocarburos y a las materias
primas favorece la corrupción de los jefes de Estado, porque son ellos quienes otorgan
concesiones de explotación, sin ningún control parlamentario ni transparencia
presupuestaria y en total connivencia con las multinacionales.
¿Por qué no paga África su deuda?
¿Qué pide África a Occidente? Yo creo que la respuesta es clara y contundente
“que la dejemos en paz, ser libre y dirigir su futuro, que la dejemos inventar y
desarrollarse… que la dejemos vivir”.
En África, la deuda externa ha crecido vertiginosamente, hasta alcanzar niveles
que es imposible satisfacer. Sabemos que hay países que dedican más de la mitad de sus
exportaciones para pagar sólo el servicio de la deuda con el agravante de que necesitan
comprar bienes de equipo cada vez más caros y las materias primas que exportan cada
vez valen menos.
Hoy en día, el problema de la deuda externa forma ya parte de las
reivindicaciones sociales a escala planetaria, como el comercio justo y los micro
créditos. Los países desarrollados han hecho algunos gastos, condonando la deuda a
países africanos, pero no se ha dado el gran paso de la cancelación total.
¿Por qué muere África de Sida?
Te llena de ira pero sobre todo de tristeza saber que los grandes laboratorios se
niegan a facilitar la venta de genéricos y denuncian a Sudáfrica por elaborarlos.
Otro punto negativo ha sido la resistencia de las multinacionales farmacéuticas
que han producido los fármacos anti Sida, dando lugar al empleo de genéricos que han
causado la muerte a millones de personas.
Ocurre lo mismo con la malaria, otra de las enfermedades que, con la
tuberculosos, causa mayor mortalidad en África. El investigador colombiano Manuel
Elkin Patarroyo ha sufrido toda suerte de zancadillas para desarrollar la primera vacuna
sintética.
Enfermedades tan conocidas desde hace años y años como el Sida, la malaria y
la tuberculosos, forman el cóctel letal que tiene efectos mortíferos sobre una población
mal alimentada y con escasas posibilidades de acceder al agua potable.
¿Por qué pasan hambre?
A poco que conozcas África y su historia llegas a la conclusión de que en África
se ha creado una economía de pillaje… El pillaje es el destino de este continente. Nació
para ser robado… Todo el mundo ha robado a los africanos que no se han beneficiado
nunca de sus propios recursos.
En algunos países africanos el asalto a los recursos no ocurre de forma tan
palmaria, pero la realidad es la misma. El subsuelo africano está sembrado de oro,
diamantes, petróleo y minerales estratégicos. Las tierras son fértiles, las costas están
saturadas de pescado, las selvas y los bosques son exuberantes. Y, sin embargo, hay
escasez de recursos económicos, empobrecimiento y una bancarrota ambiental.
Esta es la gran paradoja de África. Es así, porque la hicieron de este modo.
¿Razones? Se puede evocar la Conferencia de Berlín, donde se trazaron las fronteras a
tiralíneas, para mayor beneficio de las potencias colonizadoras. Es interesante recordar
la explotación intensiva de recursos durante la etapa colonizadora y en estos momentos
las multinacionales han tomado buena nota de que África es una pieza esencial en la
partida económica a escala planetaria, porque posee casi la tercera parte de las reservas
de materias primas del mundo.
A pesar de estos datos, la realidad es que hay escasez de alimentos en África
debido a que, durante la colonización, se orientó la agricultura hacia productos de
exportación como café, cacao o algodón, en menoscabo de la producción alimentaria
dando lugar al efecto más perverso del monocultivo que sigue dando lugar a ala falta de
comida para satisfacer las necesidades básicas de una población que aumenta hasta
alcanzar los 800 millones.
Otro dato a tener en cuenta es, que en la mayoría de los casos, el valor de las
materias primas baja a tenor de los intereses del Norte y aumenta en proporción similar
al precio de los productos elaborados. La balanza vuelve a perjudicar a los países
africanos que, son productores netos de materias primas.
Habría que añadir que las multinacionales, en su afán de máxima producción en
el menos plazo posible esquilman los recursos con la complicidad de los dirigentes
locales devastando el medio ambiente. África pierde cada año cuatro millones de
hectáreas de sus bosques para satisfacer la demanda de madera de los países
desarrollados y la desertización avanza inexorablemente.
Resumiendo los aspectos antes mencionados, se podría decir que la pobreza es
un mal tan preeminente que uno podría pensar que es insolucionable y que es mejor
aplicarse a su propia tarea y dejar el tema a los grandes niveles estructurales. Pero
siendo verdad que la pobreza es la primera causa hay que plantarle cara al nivel
que podemos: con el interés y el conocimiento, la educación, la ayuda sostenida y la
participación de todos. En nuestro entorno, es fácil encontrar analistas y fotógrafos de
la realidad que se limitan a la curiosidad del dato en todos los ámbitos y pocos los que
persiguen el verdadero significado. Bien es cierto que también existe un nivel
económico y político de denuncia, pero hay otro nivel igualmente necesario y
complementario en el que la pobreza tiene un rostro y un sufrimiento personal y
social al que hay que mirar a la cara y aplicarle la mejor solución social y humana.
Hay que tener muy presente que la literatura y la política del hambre y de la pobreza se
convierten en doctrina si no se asocian a la experiencia del rostro humano que la sufre.
Quedan muchos otros asuntos importantes en el horizonte de este continente.
Entre ellos grandes esperanzas como pueden ser la convivencia en paz, la construcción
de un desarrollo político social más justo con participación indiscriminada la mejora de
la condición de la mujer, el desarrollo económico…
Sin embargo existen también nuevos desafíos como la lucha contra la pobreza
que se acentúa con nuevos elementos como la erosión galopante y la deforestación de
difícil control, la disminución de los presupuestos nacionales para temas de educación y
la salud, el incremento en proporciones alarmantes de enfermedades como el Sida,
malaria, tuberculosis, la necesidad de una apertura hacia el exterior…
A todas las personas que amamos África, ésta nos da más dicha que sufrimiento,
nos regala muchas más cosas de las que podemos ofrecerle porque, por extraño que
suene, el valor fundamental de África es la vida: engendrar, hacer crecer, ver como los
seres que uno ama maduran humana, profesional y socialmente año tras año. La vida
aquí es una celebración de la vida. La inmensa explotación vital de África no brota de la
naturaleza sino del interior de su gente, porque el africano es una persona
profundamente social, la comunidad y la familia allí no acosas al individuo sino que lo
completa. En África, al que venimos de lejos, se nos recibe como un regalo, y se nos
ofrece la mejor de sus sonrisas. Por todo ello, un aspecto que he aprendido en estos años
es la importancia de la observación así como el respeto a su cultura y a su estilo de vida
como forma de agradecimiento.
En resumen yo os digo que, la misión y en nuestro caso el voluntariado, no
es una aventura, requiere determinación en el servicio a la persona y a la
comunidad. En mi experiencia, esta determinación se cimienta en las actitudes
humanas y espirituales que acabo de comentar.
EVA GASQUED NASARRE
VOLUNTARIADO DE STA. ANA
Reseña: Mi agradecimiento a las dos comunidades de Elmina (Ghana) que nos
acogieron así como mis mayores y mejores deseos de animar a apoyar a las Hermanas
en su trabajo.
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