LA LUDICA Y LA ESTIMULACION INTRAUTERINA

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LA LÚDICA Y LA ESTIMULACIÓN INTRAUTERINA
CARLOS ALBERTO JIMÉNEZ V
En Estados Unidos y Japón existen universidades e institutos de educación
formal y no formal encargadas de ofrecer programas completos de estimulación
temprana, como parte de la preparación que deben tener las familias que van a
recibir a su nuevo hijo. No obstante la idea de una estimulación intrauterina no
es nueva, desde hace siglos las madres les han susurrado y cantado
canciones de cuna a sus fetos. Huelga a decir que los chinos fueron los
primeros en crear clínicas prenatales, desde hace más de un milenio, ya que
consideraban muy sabiamente que el niño en el momento de nacer ya tenía
aproximadamente un año de edad, reconociendo de esta forma los procesos
de desarrollo y de aprendizaje en el contexto intrauterino . Al respecto, las
madres han utilizado cotidianamente infinidad de procesos naturales,
espontáneos, de orden cultural, para fortalecer el desarrollo de la integralidad
humana.
Actualmente la ciencia, ha demostrado la importancia que tiene la música y
otros ambientes de aprendizaje lúdicos para estimular las zonas intelectivas y
emocionales del cerebro. De hecho el feto es sensible a la voz de su madre,
especialmente a su timbre emocional, como también a una serie de sonidos
que escucha dentro de su ambiente intrauterino y por fuera de éste,
especialmente, música de alta frecuencia. Por otro lado, las investigaciones de
las unidades psiquiátricas de las universidades de Columbia y New York han
podido comprobar los grandes efectos que tiene la voz de la madre sobre el
ritmo cardiaco del feto (disminuye). Es así, como el niño responde al tono y al
patrón general de la voz de la madre (Aunque el sonido cambia al entrar en
contacto con el líquido amniótico). De igual forma la música de Mozart y de
Vivaldi también estabiliza el ritmo cardíaco y el feto deja de patalear. No
obstante, con la música rock sucede todo lo contrario.
LA CROMOTERAPIA
De otro lado en relación con la estimulación de la luz (cromoterapia), es
necesario precisar que sólo hasta el final del noveno mes, el útero y la pared
abdominal de la madre parturienta se han dilatado y estirado tanto que, a
través de las células de la piel, puede penetrar luz y ésta, a su vez, puede
difundirse en el líquido amniótico y actuar directamente como proceso de
estimulación sobre el niño intrauterino. Por otra parte, se ha demostrado que
diferentes longitudes de ondas de los colores podrían aliviar las angustias que
tiene el feto antes de nacer. Bajo este punto de vista, se sugiere la utilización
del color azul y verde, ya que son las únicas longitudes de onda que logran
penetrar el líquido amniótico, debido a que los otros colores son absorbidos por
el líquido antes de llegar al bebé. Además se sugiere la utilización de la luz a
través de los puntos de acupuntura que plantean las culturas orientales y no
simplemente la aplicación de la luz sobre el vientre materno en forma empírica
e incorrecta.
Es necesario decir que las emociones intensas de la madre relacionadas con
la felicidad, la gratitud y la aceptación de su estado, producen cambios en las
hormonas y en los neurotransmisores (dopamina, serotonina), que afectan al
feto. Las hormonas de felicidad segregadas por una madre, especialmente
cuando le habla a su vientre, son suficientes para que el ambiente intrauterino
se vuelva un medio ideal y efectivo para maximizar el desarrollo cerebral.
Las evidencias nos sugieren que a la cuarta semana de desarrollo intrauterino,
comienza la formación del sistema nervioso (al quinto mes ya contiene el
número de células nerviosas que lo constituyen). Después de los dos meses,
comienza en el cerebro (que ya mide un centímetro y medio de largo), la
formación de la corteza cerebral, fundamental para poder decodificar y
memorizar la voz de su madre. En estas fases ya se pueden distinguir los dos
hemisferios cerebrales (izquierdo-derecho). Alrededor de los cinco meses, el
tamaño del cerebro es de 5 cm. Es de aclarar que todavía es liso en su corteza,
pero ya ha adquirido la configuración fundamental y básica que mantendrá
durante todo el desarrollo hasta la muerte.
POSTURAS DE IMITACIÓN FETAL
El origen desnudo de la sumisión, del temor y de la inseguridad humana, se
pueden observar cuando los sujetos se encuentran seriamente amenazados, al
adoptar posiciones fetales, para evitar ataques contra su corporalidad. De igual
forma, el cuerpo humano adopta posiciones fetales cuando sueña, como una
señal de la necesidad de recuperar la tranquilidad y la felicidad que tenía
cuando se encontraba dentro del líquido amniótico. Recordemos que cuando el
bebé nace, permanece despierto de media a una hora, debido a todos los
traumas que padece en el proceso de nacimiento (cfr:matrices
perinatales).Seguidamente, el niño cae en un sueño reparador que actúa
como mecanismo terapéutico, para recuperar la posición fetal que tenía en el
vientre materno.
A nivel de terapias alternativas, se podrían utilizar las tres posturas básicas 1 de
imitación fetal, que asume el durmiente como son: boca arriba, boca abajo y de
costado, en las cuales el cuerpo actúa como una radiografía de las tensiones
corporales y mentales que pudo haber tenido en su fase intrauterina y que
pueden haber causado problemas a nivel psíquico. A manera de ejemplo, una
persona que duerma de espaldas con los brazos y las piernas extendidas
puede denotar confianza, seguridad y el desarrollo de una fuerte personalidad.
Por el contrario una posición fetal de lado con las piernas contraídas por
completo y los brazos flexionados sobre el pecho, pueden reflejar inseguridad y
temor. Al respecto es recomendable reencontrar estas posiciones fetales
1
Para el psicoanalista Samuel Dunkell, pueden existir treinta posiciones fetales, cada una con su propia
significación; para él, estas posturas en la oscuridad cuentan la verdadera historia de nuestra vida sujeta a
continuos cambios. También descubren nuestra manera de encararnos ante el mundo y los hombres. En
conclusión.”dime cómo duermes y te diré quién eres”
utilizando las terapias holotrópicas de Grof, que combinan la respiración
controlada, la regresión, la música evocadora y el trabajo corporal concentrado.
Por otra parte, las terapias acuáticas en el mar, también son recomendables
para el desarrollo emocional apropiado de la psique humana. En estas terapias,
básicamente lo que se busca es que mediante ejercicios espontáneos se
recupere la posición fetal dentro del agua, haciendo procesos de relajación
respiratoria, acompañados con la visualización de imágenes de la fase fetal. En
estas posiciones fetales fácilmente se observan todas las tensiones musculares
en el cuello, en la zona pélvica, en los pies y en las manos, grabadas por el feto
en su vida intrauterina, las cuales son determinantes para la consolidación de
una vida emocional-psíquica saludable. Para estas terapias en el agua, el
sujeto inicialmente debe adoptar la posición que utiliza al dormir. Recordemos
que para la medicina alternativa la sal marina absorbe energéticamente
muchos de los problemas emocionales que tienen los sujetos.
Así, entonces, el primer encuentro del cuerpo es con la muerte misma, dentro
de un proceso de alta incidencia en el desarrollo emocional de la psique y de la
conciencia humana.
INTERVENCIONES DIDÁCTICAS
En consecuencia, se hace necesario tener un conocimiento mínimo de lo
que sucede en el cerebro del niño, al igual que con lo que sucede tanto a nivel
biológico, como social, dentro de su ambiente intrauterino. Lo anterior para
poder realizar intervenciones didácticas pertinentes con la música, con la voz,
con la luz y otros mecanismos. Por estas razones, es fundamental que se
desarrollen políticas educativas y de salud alrededor de la posibilidad de crear
ambientes formativos lúdicos de carácter perinatal que, como mínimo,
conduzcan a la creación de institutos, universidades prenatales o educación
embriónica (Tai-Kyo), como actualmente existen en Japón y otros países, en
los cuales se preparan inclusive a las familias en la elaboración de técnicas y
ambientes educativos para recibir a los recién nacidos.
En conclusión, para el desarrollo de una estimulación intrauterina adecuada, lo
primero que debe hacerse es entender y comprender lo que sucede en el
ambiente intrauterino, específicamente en todo lo relacionado con las
“matrices perinatales” que viven el embrión y el feto humano(Cfr: Matrices
perinatales).
LA MÚSICA EN LA ESTIMULACIÓN INTRAUTERINA
La gran variedad de sonidos intrauterinos y extrauterinos que escucha el feto
son determinantes para el desarrollo cerebral y emocional, ya que la activación
de la memoria celular musical comienza desde las primeras semanas de
evolución del embrión, época en la cual se producen registros de oscilaciones a
nivel cortical, que comienzan a moldear las circunvoluciones del córtex. Así, la
memoria celular y emotiva de cada una de las células cerebrales es
fundamental para el proceso de la formación de las primeras estructuras
cognitivas que tienen como fase primaria la formación de arquetipos.
Ahora bien, los arquetipos proporcionan gran variedad de representaciones
simbólicas que tiene el feto para poder sobrevivir esos universos perinatales
tan difíciles de afrontar. Sólo con la lúdica del sueño que vive el feto es posible
sobrevivir en los ambientes inhóspitos de las MPBII y MPBIII ya que la
producción de las ondas theta originan la producción de neurotransmisores
como las endorfinas que producen una calma marina muy similar al placer y la
felicidad que vive el embrión cuando nada y juega libremente en el líquido
amniótico, cuando escucha la voz de su madre (Cfr: MPBI).
Con base en estas perspectivas, la estimulación intrauterina que utiliza música
externa y no de ambientes naturales debe ser cuidadosa, ya que las
condiciones perinatales de la MPBI con respecto, a la MPBII, MPBIII y MPBIV
son totalmente diferentes. Al respecto en la primera matriz no son tan
necesarios los estímulos externos de orden didáctico que presentan muchos
sicólogos y pedagogos, sino que la misma naturaleza humana, a través de un
buen útero, ha proporcionado contextos facilitadores del desarrollo del embrión.
Muy diferente a lo que ocurre en las otras matrices perinatales, que se
caracterizan, como ya se ha visto, por niveles de angustia, desesperación,
locura y de confrontación con la muerte, para lo cual se requiere no sólo de lo
que puede proporcionar un buen útero y un buen contexto sino proporcionar
mecanismos complementarios de estimulación intrauterina, utilizando la música
de Mozart, Vivaldi y algunas otras de género barroco que la ciencia ha podido
demostrar que tienen beneficio para la vida fetal y el desarrollo adecuado del
cerebro humano.
EL EFECTO MOZART
El ambiente intrauterino puede considerarse como un sistema de resonancia
musical en la que los sonidos artificiales y naturales, juegan un papel muy
importante en el desarrollo cognitivo, de la conciencia del niño no nacido.
Todos los sonidos registrados dentro del vientre materno originan la existencia
de una memoria prenatal que se registra inicialmente a nivel celular. Así, es
necesario aclarar que el oído del feto se encuentra desarrollado a las veinte
semanas de gestación y su sistema auditivo tiene las mismas funciones
biológicas que las de un adulto. De igual manera es necesario tener cuidado
con el tipo de terapia musical que se utilice en la estimulación intrauterina (Cfr:
Matrices perinatales). En consecuencia, las últimas investigaciones sobre
efectos musicales dan mucho crédito a la utilización de la música de Mozart,
Vivaldi y del género barroco.
Nos dicen los biógrafos, de Wolfgang Amadeus Mozart, que en el transcurso
del nacimiento de sus hijos, acostumbraba acompañar a su esposa,
Constanza, en dicho proceso; le cogía la mano con delicadeza y luego le
susurraba melodías en su vientre y en su oído, con la otra mano componía al
mismo tiempo. De igual manera Mozart, tenía la capacidad holística de ver
dentro de su cerebro una composición entera, antes de escribirla. Según él
“Todo está compuesto aunque no escrito todavía”.
La vida de este gran genio y el contexto familiar en que nació fue determinante
para formar esa brillante inteligencia musical, que le permitió crear 17 operas,
41 sinfonías, 27 conciertos, 17 sonatas, hasta su prematura muerte a los 35
años de edad. Su existencia perinatal se vio acompañada continuamente por
el sonido del violín de su padre que era director de orquesta en Salzburgo.
También su madre (hija de un músico), contribuyó a la inteligencia musical de
su hijo, al proporcionarle un contexto lleno de canciones y de serenatas que
incidieron en que Mozart, a los 6 años de edad ya hubiera compuesto su
primera obra (Minueto y trío para teclado).
LOS UMBRALES SÍMBÓLICOS
Los estudios neurológicos actuales, demuestran que el cerebro humano recibe
información y la procesa tanto en los estados alterados de conciencia, en los
estados muy estimulados (beta), como en aquellos estados relacionados con el
sueño. De hecho, la mayor parte del tiempo del feto dentro de la madre lo que
hace es soñar. Estos procesos se caracterizan por ondas theta, las cuales son
demasiado lentas, lo que origina en el feto un estado lúdico de satisfacción, de
paz y de relajamiento muy propicio para la creatividad y en especial para
producir ciertos estados alterados de conciencia, similares al yoga, a la
regresión, al hipnotismo, entre otros. En consecuencia el feto se introduce en
los umbrales simbólicos del inconsciente, el cual tiene una herencia arcaica
almacenada como recuerdos de un inconsciente colectivo, que se gestó a
través de toda la historia de la cultura humana.
Cada día se encuentran más evidencias científicas de niños que en su fase
intrauterina y después de nacer son muy sensibles a la música y ésta favorece
enormemente el desarrollo neurológico. Actualmente, los investigadores están
de acuerdo, en que el oído es el primer órgano que se desarrolla a nivel
embrionario, empezando a funcionar activamente a partir del cuarto mes. Las
afectaciones que tiene el cuerpo del niño sobre sí mismo y sobre los otros es
fundamental para comprender los efectos que tienen la música, la
comunicación, el juego y las actividades creativas sobre la sensibilidad y el
afecto. Así mismo, los ritmos del corazón de la madre y los sonidos del
contexto intrauterino producen las competencias cognitivas simples necesarias
para que el bebé adquiera una memoria musical que posteriormente se
convertirá en inteligencia. De la misma manera, todos nacemos con estas
habilidades o fortalezas cerebrales, para lo cual es necesario crear ambientes
inteligentes a nivel cultural y educativo que permitan el desarrollo o el
fortalecimiento de la inteligencia musical.
En lo relacionado con las primeras experiencias del desarrollo humano que
involucran el cuerpo, la conciencia y la música, es necesario argumentar que
lo primero que hace una madre con su bebé es jugar con los instrumentos que
la naturaleza biológica y social le proporcionan, es decir con su voz, con su
cara, con los movimientos del cuerpo y el de las manos, con sus gestos, con
sus silencios. Lo interesante es que la madre los orquesta dentro de un
ambiente lleno de sonido, ritmo y danza en el cual tanto la madre como el niño
se divierten. En estos estadios prelúdicos la relación “cara a cara” es, en gran
medida determinante en los períodos de juego musical, corporal y social. De
esta manera la finalidad del juego musical es diversión y placer y se hace
naturalmente por motivos comunicacionales, en los que se producen
acontecimientos, saberes y experiencias lúdicas que repercutirán en la vida
cognitiva, emocional y creativa del niño.
SONIDOS SIMPLES Y PUROS
La música de Mozart con respecto a la de otros músicos posee unas
propiedades muy particulares que la distinguen, ya que los ritmos, las
melodías, la métrica, el tono, el timbre y las frecuencias logran estimular el
cerebro humano, especialmente en aquellas zonas relacionadas con el
hemisferio derecho (función espacio-temporal). Para Tomatis, los sonidos de
alta frecuencia (3000-8000 Hz o más), por lo general, resuenan en el cerebro
humano e influyen en las actividades cognitivas como el pensamiento, la
percepción espacial y la memoria (citado por Campbell. 1998:44).
Además, el secreto del “efecto Mozart” radica en que los sonidos de sus
melodías son simples y puros. A decir de Campbell “Mozart no teje un
deslumbrante tapiz como el gran genio matemático Bach, tampoco levanta una
marejada de emociones como el torturado Beethoven”. Es de aclarar que no
toda la música de Mozart produce dichos efectos, sólo aquella de frecuencia
alta como la Sonata para dos pianos en re mayor y los Conciertos para violín
3 y 4 son recomendables, para producir efectos a nivel cognitivo, ya que la
música simple y repetitiva no ensancha el cerebro humano (cfr: Plasticidad
cerebral), produciendo efectos inclusive contrarios.
Tanto la música de Mozart como la de Vivaldi estabilizan el ritmo cardíaco del
feto y es recomendable en algunas fases del desarrollo del mismo, es decir, en
la matrices MPBI, II y III, teniendo cuidado con la utilización de la música en
las dos últimas matrices, ya que ritmos musicales utilizados por algunas
culturas como el rock, el rap, el hip hop, el reggaeton, son contraproducentes
debido a que elevan el ritmo cardiaco del feto.
Recordemos que debido a los ambientes de angustia y desesperación
descritos con anterioridad, el ritmo del corazón del feto se acelera demasiado,
por la incertidumbre que tiene que enfrentar, con respecto a la expulsión, a las
contracciones uterinas, a la presión de sus arterías y a la falta de oxígeno. Lo
mismo podíamos plantear con respecto a otra música como la de Wagner, la
cual puede originar problemas relacionados con la respiración dificultosa que
tiene el bebé en la MPB III y IV. Nietzche lo planteaba de esta forma “mis
objeciones a la música de Wagner son fisiológicas. Tan pronto como empieza
actuar en mí la música de Wagner, respiro con dificultad” (Citado por Barzun
1977:312). Esta música posee muchos sonidos prolongados y lentos que
actúan sobre la respiración humana.
En otros términos, es posible plantear que puede existir una música para el
cuerpo, y otra música para el espíritu. La primera permite activar la totalidad
corporal, siendo los géneros relacionados con la salsa o el rock (Cfr: El juego, la
música y el amor en la ciudad), en nuestra cultura, los cuales logran redisciplinar
el cuerpo de tal manera que permite la recuperación del equilibrio y del estado
emocional de los sujetos en forma transitoria, originando así estados liberadores
del estrés. Por el contrario la música para el espíritu de Mozart u otros efectos
musicales que puedan existir, han hecho aportes muy significativos en lo
relacionado con la estimulación de la interioridad humana, más que con el cuerpo
físico, produciendo estados de distensión neuronal propicios para la creatividad.
VIBRACIÓN COGNITIVA
El efecto Mozart se produce debido a los ritmos, las melodías y las frecuencias
altas de su música, siendo sonidos altamente armónicos que metafóricamente
actúan como un relato o un cuento de hadas, estimulando tanto el neo-córtex
como el sistema límbico. Así mismo, permiten que la persona que escucha la
música vibre de manera cognitiva y emotiva. En este sentido, la música
desemboca en el campo de “la acción”; las emociones, no son sentimientos,
sino que son “impulsos” o programas instantáneos para enfrentarnos a la vida.
Entonces, se puede plantear que la música no sólo activa las redes neuronales,
sino que incide también en la concentración, la atención y la memoria,
fundamentales para los procesos del aprendizaje y del desarrollo de la
inteligencia lúdica. Recordemos que es a través de la piel humana, estimulada
por las vibraciones de los sonidos del contexto y de la voz de la madre, como se
producen los primeros aprendizajes.
Sin embargo, todo indica, para concluir, que el físico Albert Einstein, era un
verdadero amante de este tipo de música, según él,: “La apreciación de la
buena ciencia y la buena música demandan en parte procesos mentales
similares”. La utilización que hizo Einstein del violín, durante sus estudios,
según sus profesores, mejoró notablemente su rendimiento académico. Sus
biógrafos sostienen que Einstein escuchaba música de Mozart cuando
estudiaba y construía sus grandes teorías.
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