NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL Abg. Javier Edwin Damián Nepo Abg. José Luis Samillán Carrasco SUMÁRIO: I. INTRODUCCIÓN. II. II. ERROR JUDICIAL 2.1. 2.1RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN LA ACCIÓN INDEMNIZATORIA. 2.2.- 2.2NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL 2.3- TEORÍAS QUE SUSTENTAN LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR LOS ERRORES DE SU FUNCIÓN JUDICIAL. III.- CONCLUSION. IV.- BIBLIOGRAFIA. Resumen: En nuestro país se vienen produciendo numerosos errores judiciales con lo que se denota la gran responsabilidad del juzgador y la insatisfacción de poder recompensar los graves e irreparables daños ocasionados por dichos errores; no obstante que existe una ley especial, y nuestra actual Constitución lo prevé, no se ha visto algún caso en que el Estado de por sí haya realizado tal circunstancia. Es más que seguro que si esta garantía dejara de ser “letra muerta” conllevaría a que nuestros jueces hoy en día estudien más, analicen exhaustivamente y resuelvan con mejor criterio para evitar errores, lo que a la vez dejaría en buen nombre la administración de justicia. PALABRAS CLAVE: Indemnización, Error Judicial, Daño. Abstract In our country they come producing numerous judicial errors and so one denotes the great responsibility of the juzgador and the dissatisfaction of being able to compensate the serious and irreparable damages caused by these errors; even though a special law exists, and to our present it anticipates it Constitution, some case in that the State has not been seen of in case it has realised such circumstance. It is more than certainly if this guarantee stopped being “dead letter” would entail to that our judges nowadays study more, analyze exhaustive and solve with better criterion to avoid errors, which simultaneously would leave in good reputation the justice administration. KEYWORDS: Indemnification, Judicial Error, Damage I. - INTRODUCCION En nuestro país, el tema de la Indemnización por Errores Judiciales tiene como primer antecedente histórico la Constitución Política del Perú de 1933, bajo el gobierno de Luis M. Sánchez Cerro. Esta fue una situación innovadora en ese tiempo y sumamente positiva, sobre todo para aquellas personas que se sentían perjudicadas por errores cometidos en la administración de justicia, lo que representó una esperanza para las personas que buscaban un resarcimiento que logre aminorar los daños causados por errores judiciales. Posteriormente se le da la categoría de principio internacional, al adherirse nuestro país al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos; asimismo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que garantizaban la indemnización por errores judiciales. Estas incorporaciones fueron positivas sobre todo en un país como el nuestro cuya población en una inmensa mayoría ignora su Constitución, por lo que fue un gran avance al reconocimiento y protección de los Derechos Humanos. Con la dación de la Constitución Política de 1979 se amplía la figura del “Error Judicial”, ya no siendo necesario estar en un proceso penal para que se otorgue una indemnización, sino que esta podría aplicarse cuando una persona hubiese sufrido detención arbitraria, que por regla general es fuera de un proceso penal. Con fecha 28 de diciembre de 1988 se expide la Ley N° 24973, “Ley de Indemnización por Errores Judiciales y Detenciones Arbitrarias”, en la que se detallan los casos de detención arbitraria, y extiende la comisión de esta figura a la policía. Pero lo más novedoso de esta Ley es la creación del Fondo Nacional Indemnizatorio por Errores Judiciales, que establece un fondo que se encargaría del pago de la indemnización correspondiente una vez que la autoridad judicial haya emitido la resolución que determine la absolución o el archivo definitivo del proceso. Vale decir también que, en el inciso 7 del artículo 139 de nuestra actual Carta Política del Estado, se prevé la Indemnización por Errores Judiciales. Este derecho indemnizatorio es una figura que no ha merecido un tratamiento adecuado, a pesar de la constante y distinta regulación desde su incorporación en los diferentes cuerpos normativos. Con la dación del Decreto Legislativo N° 957, que aprueba el nuevo Código Procesal Penal, se contempla también esta figura, específicamente en el inciso 5 de su artículo 1, que establece: “El Estado garantiza la indemnización por errores judiciales”, precepto que, a pesar de que ya anteriormente se ha reglado en numerosos textos normativos, no tiene una aplicación efectiva. 2 En nuestro país, el principal problema que encontramos es la proliferación de leyes sin existencia real, porque un país no se mide por la cantidad de leyes sino por la efectividad de ellas. Pero a la vez no se deben expedir leyes si no existen los medios idóneos para que estas normas tengan vida en la realidad; por ejemplo el Estado debe asignar una partida presupuestal que asegure este fondo para las personas víctimas de errores, si esto no se aplica, no podemos decir que el Estado garantiza eficazmente los derechos de los ciudadanos que se ven afectados por los posibles desbordes o excesos en el ejercicio del poder. Esperamos con ansias que la incorporación de esta garantía al nuevo Código Procesal Penal recobre vida y no pase de ser de una simple prescripción a una aspiración. II. ERROR JUDICIAL: 2.1- RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN LA ACCIÓN INDEMNIZATORIA El tema de la responsabilidad del Estado ha pasado por diversas etapas, las cuales van desde la total irresponsabilidad, basado en el origen divino del poder del Rey, hasta las doctrinas modernas, que distinguen entre la responsabilidad tanto en su calidad de administrador, legislador y juez. Podemos referirnos a tres claros motivos por los cuales, el Estado, está en la obligación de hacer de la acción indemnizatoria una activa realidad. Por una razón de confianza en el Estado y la ley, el Estado en su función de administrar justicia debe garantizar con entereza la justicia que imparte, respetando plenamente los principios que hacen esto posible como el debido proceso y la presunción de inocencia. Por tal razón, cuando el Estado, en cualquiera de sus actividades, daña a las personas, se debe a la existencia de una infracción a las normas que consagran dichos principios. Por lo tanto el Estado, así como ocurre en el caso de los particulares, ha de responder por su actuar, sin embargo la proclamación de esta responsabilidad se ha mantenido solo en el plano teórico y la disposición que la contiene no es más que programática. Si bien es cierto que en el tema de la responsabilidad han habido avances, en orden de hacer efectiva la de los funcionarios por su actuar doloso o culposo, 3 la responsabilidad del Estado es un tema mucho mayor y al respecto nuestro ordenamiento ha sufrido un estancamiento. El Estado, considerado más allá del gobierno de turno, se gana el respeto, la confianza y el apoyo de sus ciudadanos a través de un actuar impecable, que si bien no esta libre de errores, los reconoce, los repara y se somete de manera cierta y eficaz a la Constitución y a las leyes. Las implicancias que tiene la falta de confianza en el Estado y en la ley son insospechadas, entre ellas el escaso apoyo y credibilidad ante la opinión pública y la inestabilidad política. Un Estado que no reconoce, ni repara sus propios errores y peor aún, que evade el verdadero sentido de su propia legislación, no tendrá jamás el prestigio que todo país requiere para alcanzar el desarrollo y la cooperación internacional. Las personas necesitan tener confianza en el ordenamiento al cual se encuentran sometidos, sólo así podemos pensar en una sociedad tranquila, con conciencia cívica, respaldo político y respetuoso de la ley. Por una razón Jurídica, en la actualidad, el reconocimiento y protección a los derechos humanos es uno de los pocos temas en que encontramos consenso entre la mayoría de los países. Nuestra Constitución contempla el artículo 139 Nº 7, como garante de estos derechos en lo que toca a su reparación, en caso de ser transgredidos por la actividad judicial. Además, la responsabilidad del Estado por sus actos jurisdiccionales se encuentra regulada en el artículo 14 Nº 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Sin embargo, no se ha dado cabal cumplimiento a este mandato, puesto que la norma constitucional figura en nuestro ordenamiento con una aplicación casi nula y con un desarrollo simplemente doctrinario. Por una razón de justicia, el supuesto de la norma constitucional contempla a una persona procesada o condenada injustamente, la sola mención de esta frase nos hace pensar de manera inmediata que la víctima debe ser indemnizada por el error cometido en su contra, pero en los hechos no ocurre así. Hacer justicia significaría reparar el daño causado y hacer efectiva la responsabilidad del Estado y eventualmente la del juez si se diera el caso. 4 Pero hoy la situación es distinta, la indemnización por error judicial, se presenta como un acto caritativo del Estado más que de justicia. No es posible que los perjuicios al honor, la libertad y la fortuna de un individuo se vean impunes cuando el agresor es el Estado. 2.2- NECESIDAD DE REGULACIÓN CONSTITUCIONAL ADECUADA A SER INDEMNIZADO POR ERROR JUDICIAL Los errores judiciales que suelen suceder en nuestro sistema jurídico no sólo ocasionan perjuicio a la parte agraviada, sino también originan el reproche y desconfianza social. Pero mayor reproche existe cuando el derecho a ser indemnizado de forma satisfactoria no es reconocido por el Poder Judicial, bien sea de forma parcial o total, pese a estar declarado en nuestra Constitución Política. Actualmente se pone en tela de juicio la falta de credibilidad social del Poder Judicial, no sólo por la existencia de corrupción en las altas esferas judiciales, que en realidad podrían ser pocas, sino también por los errores judiciales evidentes en que suelen incurrir nuestros magistrados, por diferentes causas que deben ser materia de estudio para prevenir sus graves consecuencias. En nuestro sistema judicial sería utópico pensar que no se presenten errores judiciales, citando algunos casos encontramos el de una persona perseguida por el Poder Judicial por 8 años, por el simple hecho de compartir el mismo nombre con una persona acusada de terrorismo, agraviándose totalmente su derecho a transitar libremente y sin temores1, pero en este caso que es informado por un medio de comunicación masiva, los periodistas como vemos suelen arrinconar el debate sobre el necesario reconocimiento indemnizatorio al cual el Estado está obligado a responder y que olvidan cuestionar. Si bien cierta prensa es muy incisiva cuando informa sobre errores cometidos por funcionarios públicos, esta misma olvida la necesidad de respetar la dignidad de la persona humana vía indemnización económica al menos. Al respecto, consideramos que discurrir sobre el derecho a obtener una justa reparación al menos monetaria por parte del Estado en casos de error judicial, constituye un derivado neto del derecho humano a la dignidad, por cuanto es totalmente digno el percibir una indemnización por dicho daño, pues si bien el Estado ya no puede retroceder al pasado, al menos el responder con una justa indemnización económica apacigua en algo el perjuicio irrogado. Diario el Comercio del 26.05.2007 5 Lo preocupante es conocer en que medida la regulación constitucional contribuye a ser indemnizado de forma eficaz por parte del Estado, porque a fin de cuentas el agraviado prefiere ser satisfecho de forma inmediata al menos económicamente antes que esperar una sanción penal contra un magistrado que incurrió en error, que a lo mejor con el paso del tiempo ya prescribió. Pensamos que con una adecuada declaración normativa a nivel constitucional en cuanto al derecho indemnizatorio por error judicial y conociendo los presupuestos de su naturaleza jurídica, permitirá al Estado o al Juez que conozca esta causa el tener que adoptar mejores criterios para llenar los vacíos legales de índole constitucional en cuanto a la satisfacción real del resarcimiento por errores judiciales, en aras del respeto de la dignidad de la persona que tutela la misma Constitución. La regulación suprema del derecho humano a ser indemnizado por errores judiciales, a nuestro criterio, se justifica en la necesidad de establecer un equilibrio en un Estado de Derecho en satisfacer plenamente los intereses de sus ciudadanos frente a un daño causado por el mismo Estado, a reparar el irregular ejercicio de la función jurisdiccional, siendo por ello necesario que la norma constitucional regule este derecho de forma adecuada y con amplio alcance, evitando que posibles gobiernos de turno o deslices legislativos puedan establecer normas de desarrollo constitucional que no defiendan de forma plena el derecho a ser indemnizado por errores judiciales. Poco a poco, con los cambios producidos en los diversos Estados, fueron surgiendo ordenanzas que reconocían este derecho. Así, en Francia se reconoció el derecho a la reparación desde el año de 1788 a las víctimas de errores judiciales, mientras que indiscutibles pioneros del los legisladores españoles del siglo XIX, tema indemnizatorio, establecen normas constitucionales2, donde reconocen la existencia de responsabilidad civil de los jueces en los casos de inobservancia de las leyes reguladoras del proceso civil y criminal3. En nuestro país, el tema de la indemnización por errores judiciales tiene como primer antecedente histórico la Constitución dada bajo el gobierno dictatorial 6 de Luis M. Sánchez Cerro4. Esta fue una situación innovadora en ese tiempo y sumamente positiva, sobre todo para aquellas personas que se sentían perjudicadas por errores cometidos en la administración de justicia, lo que representó una esperanza para las personas que buscaban un resarcimiento que logre aminorar los daños causados por errores judiciales, según lo expone Manuel A. Cárdenas Quiroz5. Que a nuestro entender se refiere a la facultad de los entonces Consejos Departamentales de dar cuenta a la Corte Suprema de Justicia de informar sobre las fallas cometidas por los miembros del Poder Judicial, así como a lo regulado en el Artículo 20 de la comentada Constitución de 1933, en cuanto señala que quien desempeña un cargo público es directa e inmediatamente responsable por los actos que practique en el ejercicio de sus funciones. Posteriormente se le da la categoría de principio internacional, al adherirse nuestro país a Tratados supranacionales, que garantizaban la indemnización por errores judiciales, configurando ello un avance progresivo de este como derecho humano. Tales instrumentos internacionales son: El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, en cuyo Artículo 14 inciso 6) entiende que cuando se produce o descubre un hecho probado de la comisión de un error judicial, la persona que haya sufrido pena debe ser indemnizada, conforme a la ley, salvo cuando se demuestre que le es imputable en todo o en parte el no haberse revelado oportunamente el hecho desconocido, supuesto concordante con el Artículo 9 inciso 5) de la misma norma supranacional citada, que regula el derecho efectivo a obtener reparación para las personas que hayan sido ilegalmente detenidas o presas. Luego sobrevino la Convención Americana sobre Derechos Humanos que fuere suscrita en San José de Costa Rica6, en cuyo Artículo 10 declara que toda persona tiene derecho a ser indemnizada en caso de haber sido condenada en sentencia firme por error judicial; pero a nuestro entender cuando se hace referencia a un supuesto de haber sido condenada, da a entender que se aplica a procesos penales donde el derecho vulnerado, en 7 caso de error judicial, es la libertad en sentido amplio, libertad de la cual se priva o limita al inculpado de forma total o parcialmente injusta. Consideramos que la suscripción de dichos convenios internacionales fue importante no sólo porque representó un gran avance al reconocimiento y protección de los derechos humanos, sino también porque sembraron las bases que el derecho a ser indemnizado por error judicial sea considerado para su incorporación tanto en la Constitución de 1979 como la vigente de 1993. Es decir en nuestro actual ordenamiento constitucional se protege el derecho a ser indemnizado por errores judiciales en los procesos penales y por detenciones arbitrarias7. En tal sentido se puede apreciar que esta ha acogido principios y derechos ya existentes en normas supranacionales que enfocan también la protección del derecho de obtener una justa reparación por los errores originados por el mismo sistema jurídico, sobre todo judicial. Con la dación de un nuevo orden constitucional en la década de los 80 del siglo pasado8, se amplía la figura del “error judicial”, ya no siendo necesario estar en un proceso penal (y, por cierto, esperar una sentencia absolutoria) para que se otorgue una indemnización, sino que esta podría aplicarse cuando una persona hubiese sufrido detención arbitraria, que por regla general es fuera de un proceso penal. Luego con fecha 28 de diciembre de 1988 se publicó la Ley Nº 24973 sobre Indemnización por Errores Judiciales y Detenciones Arbitrarias, en la que se detallan los casos de detención arbitraria, y extiende la comisión de esta figura a la policía. Pero lo más novedoso de esta ley es la creación del Fondo Nacional Indemnizatorio por Errores Judiciales, que establece un fondo que se encargaría del pago de la indemnización correspondiente una vez que la autoridad judicial haya emitido la resolución que determine la absolución o el archivo definitivo del proceso9. Actualmente nuestra Constitución Política prevé del derecho de indemnización por errores judiciales10, siendo necesaria su reformulación constitucional. 8 Para los efectos de reglamentación de la antes comentada ley, con fecha 26/01/91 se publica la Resolución Nº 001-90-FNI Reglamento del Fondo Nacional indemnizatorio de errores judiciales y detenciones arbitrarias. Nuestro ordenamiento procesal civil, también regula un tipo de procedimiento indemnizatorio en casos de responsabilidad civil de jueces. Mientras que con la dación del Decreto Legislativo N° 957, que aprueba el Nuevo Código Procesal Penal, se contempla también esta figura, específicamente en el inciso 5 de su artículo 1, que establece: “El Estado garantiza la indemnización por errores judiciales”. Regresando al tema constitucional, a nuestro criterio podemos apuntar que la tutela constitucional de nuestro ordenamiento jurídico es insuficiente e incluso inconstitucional empezando desde el Artículo 139 inciso 7) de nuestra Constitución que da un reconocimiento indemnizatorio por error judicial pero para que se establezca en la forma que determina la Ley, el Congreso Constituyente de 1993 ha engendrado una declaración de reconocimiento indemnizatorio supeditada al Poder Político, pues tanto el mismo legislador y así como el Poder Ejecutivo de turno, bien pueden establecer regulaciones jurídicas limitativas de tal derecho indemnizatorio, lo cual es entendible en términos de economía protectora del presupuesto nacional, pues el uso racional de los recursos estatales estima que estos sean utilizados de forma adecuada, evitando todo dispendio injustificado, en aras de proteger las finanzas nacionales. Este derecho indemnizatorio si lo vemos desde el punto de vista de la Administración Pública, le crea al Estado una deuda que el mismo debe asumir por los errores cometidos por sus magistrados, momento a partir del cual este derecho humano, de reparar el error del mismo sistema, entra en conflicto con uno de los mecanismos constitucionales de protección del presupuesto nacional, tal como el Artículo 75 de nuestra actual Constitución Política, donde se establece que: “El Estado sólo garantiza el pago de la deuda pública contraída por gobiernos constitucionales de acuerdo a la Constitución y la ley;” este articulado a nuestro criterio sería inconstitucional, porque resulta lógico pensar que bajo un supuesto así, el Estado no estaría dispuesto a reconocer indemnización por errores judiciales en procesos que estuvieron influenciados durante un régimen dictatorial o autoritario como lo fueron los Gobiernos militares . Ante el conflicto de normas, debe dilucidarse por el reconocimiento indemnizatorio por tratarse de un derecho que tiene conexión directa con el 9 derecho a la dignidad, principio fundamental aceptado por la moderna doctrina constitucional mayoritaria. Nótese que en cada gobierno de turno se han establecido mecanismos para brindar mejor calidad en el servicio de la administración de justicia, y se han dado reformas tras reformas del Poder Judicial. Así por ejemplo se creó el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, la Academia de la Magistratura, para dar capacitación a jueces y fiscales, el Consejo Nacional de la Magistratura para seleccionar a los jueces coadyuvando ello a su independencia de otros órganos del Estado, aunque sea independencia relativa, porque en la verdad de los hechos esta última institución podría eventualmente caer en influencias externas. A estos efectos es necesario el fortalecimiento de dichas instituciones, para coadyuvar a un mejor desarrollo del derecho a ser indemnizado por error judicial. Es interesante también como ciertos miembros de nuestro sistema judicial aceptan la existencia de errores judiciales, sobre todo en lo que se refiere al tema de aplicación de la pena de muerte, como la esbozada por el Sr. Pablo Talavera en su calidad de Presidente de la Sala Especial de Terrorismo, quien entre otras razones argumentó que las probabilidades de error en el sistema judicial peruano son muy altas11; sin embargo, este magistrado, omite mencionar que es el Estado quien debe asumir responsabilidad para indemnizar satisfactoriamente a quien se ha visto perjudicado por errores judiciales, para lo cual pensamos que se precisa de una adecuada regulación constitucional que considere no sólo los Tratados Internacionales, sino también el origen natural de los Derechos Humanos, es decir aquellos derechos que no se encuentran regulados expresamente en una norma constitucional. El derecho humano de ser indemnizado por los errores judiciales, a nuestro modo de ver, desde un punto de vista normativo puede eventualmente generar conflicto no sólo con la falta de un presupuesto público eficiente destinado para ello, sino también porque genera conflicto con el derecho a la libertad de opinión de los jueces, derecho derivado necesariamente del ejercicio independiente de su función jurisdiccional establecido en el Artículo 139 inciso 2) de nuestra Constitución Política. Este derecho de opinión es acogido por la Ley Orgánica del Poder Judicial, en cuyo Artículo 212 se protege al 10 magistrado esbozando que no se puede sancionar la discrepancia de opinión o de criterio en la resolución de los procesos. Esta última norma citada a simple vista podría ser clasificada como de inconstitucionalidad, si es que no se hiciera precisión el derecho de opinión del magistrado, pero a nuestro parecer este artículo debería dársele un mayor desarrollo jurídico, y establecer que es opinión de lo que no lo es, pues según nuestro criterio esta norma permite salvar de responsabilidad funcional a muchos magistrados, porque algunos podrían argumentar su derecho de opinión para eludir toda responsabilidad, incluso si hubiesen actuado dolosamente en la comisión de error judicial. Entonces para evitar la vulneración del derecho a ser indemnizado por error judicial, respecto a dicho Artículo 212 del TUO de la Ley Orgánica del Poder Judicial, antes debemos establecer diferencias entre la mera opinión del juicio científico jurídico del magistrado que sustentan la expedición de una resolución. Por otro lado, volviendo al tema normativo, recientemente, la Ley 24973 de “Indemnización por Errores Judiciales y Detenciones Arbitrarias” y su Reglamento han sido materia de reformulación para los efectos modificar el régimen legal del reconocimiento indemnizatorio. Así, mediante Resolución Ministerial Nº 254-2006-JUS de fecha 23 de junio del 2006 se creó la Comisión Técnica encargada del análisis y revisión de la Ley Nº 24973, Comisión que ha desarrollado un anteproyecto de modificatoria de la citada ley, según se desprende de la Resolución Nº 203-2007-JUS, de fecha 13 de junio del 2007, publicada en el Diario Oficial “El Peruano” recientemente con fecha 14 de junio de 2007. Según los autores de la Exposición de Motivos de dicho Anteproyecto de Ley12, el reconocimiento de la responsabilidad civil del Estado por los daños provocados por su actividad constituye un gran hito en la consolidación del Estado Democrático de Derecho, fundado en la protección de los Derechos Humanos y propone cambios sustanciales que en vez de ampliar el alcance del derecho indemnizatorio lo limita, como por ejemplo limita los supuestos de quienes tienen derecho a indemnización en cuanto a quienes hayan tenido sentencia absolutoria, siempre que esta se haya obtenido en revisión de sentencia, o bien que el hecho no constituya delito, o inexistencia del hecho imputado, es decir a diferencia de la Ley 24973 aún vigente, este anteproyecto 11 ya no tutela los supuestos de derecho indemnizatorio para quienes se hayan visto agraviados y hayan obtenido declaración de archivamiento ni que la sentencia haya sido declarada como errónea. Esta pretendida reforma legal, no ha considerado que la actividad procesal del Juez quien para dar fin aun proceso bien podría disponer declarar fundada una excepción de naturaleza de juicio, o archivar por falta de pruebas suficientes aplicando el principio constitucional del indubio pro reo, supuestos que eventualmente también podrían aplicarse para el caso de una persona inocente, que precisa de indemnización por el error judicial cometido. Y además el tratar de regular límites del alcance indemnizatorio no justificados como el aludido, son contrarios a los deberes esenciales del Estado, tales como el deber de promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia… regulado en el Artículo 44 de nuestra Constitución. En ese sentido, en el aludido Anteproyecto de ley, el Estado trataría de protegerse para no otorgar indemnizaciones a nadie o sólo a unos cuantos, lo cual se entiende porque la Comisión que ha elaborado esta propuesta normativa ha funcionado por iniciativa del mismo Estado, específicamente del Ministerio de Justicia. Para tener una mejor idea del tema que nos ocupa, conviene poner a consideración y crítica los siguientes presupuestos doctrinales. En tal sentido, según el concepto doctrinal citado por la Juez Giuliana Brindani Farias, el error judicial es "el falso concepto que tiene el Juez respecto de la verdad de los hechos que son materia del proceso; y, se recalca que comprende no solamente los perjuicios producidos en el inocente sino en los errores o faltas que afectan al culpable y pueden incluir tanto el error de hecho como el de derecho13. Sin embargo, esta concepción deja de lado los supuestos cuando el magistrado pese a conocer la verdad de los fallos (dolo), emite su fallo contradictorio a su conciencia, perjudicando a un inocente. Por otro lado, revalorando la evolución histórica del derecho a indemnización por error judicial, ya esbozada, opinamos que se trataría de un derecho humano de segunda generación, pues recién en esa etapa aparece reconocido expresamente en normas supranacionales y constitucionales y además porque deriva de un Estado Social de Derecho, donde se busca que los derechos sean accesibles y disfrutados por mandato constitucional máxime si los derechos de segunda generación demandan un Estado que accione 12 programas y estrategias para su logro y goce efectivo y al mismo tiempo estos tienen conexión efectiva, en algunos casos con los derechos de primera generación. Al mismo tiempo, habría que cuestionar si tal derecho indemnizatorio como derecho humano se extiende a la protección no sólo en casos de vulneración de la libertad, sino también en cuanto a la vulneración de otros derechos humanos ahora reconocidos tales como el derecho a la integridad física y psicológica, propiedad, derecho al trabajo, entre otros derechos vulnerados que dependen del proyecto de vida de la misma persona. También llama la atención que la Declaración Universal de los Derechos Humanos así como la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, ambas suscritas en 1948, no regulan en sus articulados el derecho indemnizatorio por error judicial. Sin embargo, el Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 y la Convención Americana de Derechos Humanos si declaran este derecho de reparación por el daño causado por el mismo sistema judicial. 2.3- TEORÍAS QUE SUSTENTAN LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO POR LOS ERRORES DE SU FUNCIÓN JUDICIAL GIULIANA CARMEN BRINDANI FARIAS RIOS; Juez Especializado Penal de Lima14: La lucha por el reconocimiento de la responsabilidad del Estado por el ejercicio de la actividad jurisdiccional, puede llegar a ser mucho más antigua que otras similares que merecidamente han alcanzado su objetivo. Solo a modo de referencia, podemos citar la Recopilación de Menfis, que data de aproximadamente el año 1500 a. de C., y que FERNÁNDEZ HIERRO, citado por TAWIL (1993), menciona en su obra "Responsabilidad Civil Judicial", que insinúa la necesidad de aceptar esta responsabilidad. La tesis de la División de Poderes, formulada por Montesquieu, ha sido, una de las causas que han causado un retroceso en el reconocimiento de la responsabilidad del Estado generada por el ejercicio de su actividad judicial, pues “parece más difícil exigir esta a quien es parte de uno de los tres poderes 13 fundamentales del Estado, que no esta sometido a los otros dos y sí solamente a la Ley, que es nombrado de manera permanente e inamovible, que al funcionario que no es más que un delegado del Monarca, cuyo nombramiento se revoca pasado el tiempo”. Sin embargo, la lucha ha sido constante y los logros están a la vista en los distintos ordenamientos jurídicos de las sociedades modernas. Esta evolución, como cualquier otra, ha pasado por distintas etapas que la han llevado a su estado actual y que serán relatadas más adelante. La responsabilidad del Estado por su actuación judicial no ha tenido en nuestro país el desarrollo que dada su importancia y lo justo de las razones que la apoyan, ha debido tener. Actualmente, se ha avanzado hasta el punto de contar con disposiciones específicas dentro del campo procesal penal y civil, que prevén las indemnizaciones por error judicial y en el texto Constitucional en el artículo 139º inciso 7, se consagra el derecho de solicitar indemnización por errores judiciales y detenciones arbitrarias. Estos avances, que no hacen mas que consagrar expresamente, un derecho que ya estaba previsto en la Constitución del 79 incisos 5 y 16 del artículo 233º, disposiciones Constitucionales referentes a la responsabilidad del Estado e indemnización por error judicial y expresamente en distintos Tratados Internacionales que son leyes de la República, pero que sin embargo, había sido negado por los órganos jurisdiccionales competentes a los que se les presentó la oportunidad de dar un gran paso en esta materia. Según ORTÍZ-ALVAREZ (1995)15: La responsabilidad del Estado Juez abarca tanto las actividades jurisdiccionales (las sentencias erróneas o error judicial en toda materia y no solo en el campo penal- y, como por una especie de manifestación de este, a las detenciones y prisiones preventivas erradas - es decir, aquellas seguidas de sentencia absolutoria o de auto de sobreseimiento -) como a las actividades no propiamente jurisdiccionales pero relacionadas con tal función (policía judicial, problemas relacionados con la instrucción, desaparición de dinero u objetos consignados en los Tribunales, etc...que pueden atribuirse al resto del funcionamiento anormal el servicio de justicia o de administración de justicia y también a lo que se conoce en España como 'Administración Judicial' 14 -MARTÍN REBOLLO-, relacionados con la dotación de los medios propicios al Poder Judicial)". En efecto, y según los autores anteriormente citados, la responsabilidad del Estado-Juez tiene dos vertientes: 1) La derivada de su actuación judicial, es decir, del ejercicio de actividades jurisdiccionales, lo que según GUASP Y GONZÁLEZ PÉREZ, constituye uno de los efectos jurídico-materiales del proceso (error in iudicando), y 2) La que surge por el ejercicio de actividades no propiamente jurisdiccionales, pero estrechamente vinculadas con la función jurisdiccional y que podrían calificarse como accesorias (error in procedendo). Dentro del esquema general de la responsabilidad del Estado, la que deriva de su funcionamiento jurisdiccional encuadra claramente en los principios del sistema de responsabilidad por funcionamiento anormal del servicio. Ahora bien, el fundamento esencial, superior o general, de esta responsabilidad, en el derecho a la integridad patrimonial de los particulares y el criterio técnico, es la idea de la lesión antijurídica que el particular no tiene el deber de soportar sin indemnización, y, en un nivel inferior, el fundamento de esta responsabilidad es la violación del derecho al funcionamiento normal del servicio, siendo el criterio técnico inferior el funcionamiento anormal. La lucha en lo referente al reconocimiento indemnizatorio ha sido constante y los logros se ven en los distintos ordenamientos constitucionales y legales de las sociedades modernas. Al respecto, en doctrina se han precisado muchas teorías que sustentan la responsabilidad del Estado por los errores de su función judicial, las mismas que históricamente han ido evolucionando. Entre estas encontramos las citadas del jurista Manuel María Diez16: - La Teoría de la relación contractual: basada en la teoría del Contrato social de Rousseau, entendiéndose que el individuo contrata al Estado para que sea este quien administre justicia, es decir le delega la función judicial, renunciando este a la justicia privada. En ese sentido, si el Estado, a quien delegue dicha administración de justicia, incurre en errores que me agravian a mí como ciudadano, éste tiene el deber de indemnizarme por tal daño. Esto parece concordante con el Artículo 138 de nuestra Constitución en cuanto señala que “la potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos…”. 15 - Teoría del enriquecimiento sin causa: sustentada en los postulados de la institución civil del enriquecimiento sin causa, es decir se entiende que el Estado comete un error incurre aparentemente en un enriquecimiento sin causa, pero esto resulta desatinado porque la represión de la libertad de un inocente o detención arbitraria, más bien eventualmente podría generar pérdidas al Estado, como por ejemplo sería el caso de alguien a quien si no se le hubiese afectado su libertad bien podría haber llegado a ser una persona que reditúe impuestos al Estado, incluso llegar a ser Presidente. - Teoría del Riesgo Profesional: por la cual se considera objetivamente al Sistema Judicial como una actividad riesgosa, siendo por ello el Estado el llamado a responder pecuniariamente en caso de errores judiciales, es decir se pone más énfasis en resarcir a la víctima. Sin embargo, esta bien puede complementarse con la teoría de la responsabilidad subjetiva, donde se cuenta la intención del ente jurisdiccional (Juez) a quien se le sancionaría por los errores cometidos en el ejercicio de sus funciones de juzgamiento, en caso la reparación del Estado fuere insuficiente. - Teoría de la representación: basada en el razonamiento de que el representado responde por los actos de su representante. En ese sentido, se considera al Estado como representado y al Juez como aquel funcionario o servidor público que lo representa. Aquí la responsabilidad se sustenta en la culpa in eligendo o in vigilando, presente a partir de la elección del representante por parte del representado Existen también otras teorías acerca del fundamento de la responsabilidad del Estado por el error jurisdiccional, tales como las citadas por la colombiana Natalia Maya Díaz17, como son: - Teoría de la Responsabilidad extracontractual: basada en que el Estado debe responder por el hecho ilícito que se cometió. Se critica porque se funda en criterios de derecho privado, que dejan de lado la responsabilidad cuando no hay dolo y cuando esta es compartida. A nuestro parecer esta teoría se asemejan bastante con la Teoría del Riesgo profesional, porque aquí es el Estado quien responde por sus 16 errores debido a que su función jurisdiccional es considerada riesgosa, siendo este un supuesto de responsabilidad civil objetiva. La responsabilidad extracontractual moderna es un mecanismo que persigue ante todo reparar económicamente un daño. En otras palabras, cuando una persona ha sufrido un daño sin justificación, el Derecho quiere que los aspectos materiales de ese daño le sean aliviados mediante el traslado de su carga económica a otro o a otros individuos (el culpable, el causante, el empleador, el dueño del animal, el asegurador, etc.). La moderna responsabilidad extracontractual pone acento en la reparación de la víctima antes que en el castigo del culpable. En relación a la responsabilidad extracontractual en el Perú, cabe señalar que la historia del articulado sobre la responsabilidad extracontractual en el Código Civil de 1984 recorre los tres principios más discutidos en el mundo moderno para organizar esta institución; pero los recorre a la inversa del sentido de la historia del Derecho. Mientras que la responsabilidad extracontractual ha ido evolucionando en el mundo del principio de la culpa (teoría subjetiva) al principio del riesgo primero (teoría objetiva) y luego al principio de la difusión social del riesgo, el articulado del Código Civil de 1984 fue organizado primero sobre la base de la difusión social del riesgo, luego se replegó hasta la teoría objetiva y finalmente terminó recluido en el viejo principio de la culpa. Sin embargo, la flexibilización inherente al Derecho ha permitido a los jueces continuar con la historia en las direcciones más modernas y convenientes. - Teoría de la obligación jurídica de la asistencia pública o de la solidaridad social: considera que siendo el Estado una organización con mucho poder, los daños que tal ejercicio de poder pudiese engendrar deben ser respondidos por este a favor de quien haya resultado perjudicado en aras del principio de solidaridad y mutualidad. Es decir el Estado tiene una obligación jurídica de asistencia. Pensamos que esta teoría es más propia de los Estados de influencia socialista, aunque no por ello se le debe dejar de lado, sobre todo tratándose de Estados con una economía social de mercado. - Teoría del Estado de Derecho: según la cual si el Estado de Derecho se funda en la protección del derecho, la seguridad jurídica y el respeto de los administrados, por inferencia lógica la responsabilidad estatal le 17 corresponde al mismo Estado, pues cuando se establece un servicio para el beneficio común (Vg.: función judicial), en caso de falta de idoneidad de dicho servicio público, es el Estado quien debe reparar el daño causado en aras de asegurar mejor la eficacia de la administración de justicia. Por otro lado, sabiendo lo reciente del Anteproyecto de ley de reforma de la Ley Nº 24973 de “Indemnización por Error Judicial y Detención Arbitraria”, según lo anotado en su Exposición de Motivos de tal propuesta, y atendiendo a la evaluación de las teorías doctrinarias antes expuestas, podemos advertir que los miembros de la Comisión de dicha propuesta de ley soslayan por la doctrina del Estado de Derecho, máxime si nuestra Constitución contiene artículos compatibles con el espíritu de dicha Teoría, tal como los Artículos 43 nuestra Carta magna entiende a la República del Perú como democrática, social, independiente y soberana,… organizada según el principio de separación de poderes, pero que en todo caso deben considerar los deberes esenciales del Estado regulados en el Artículo 44 de la Constitución así como el dignidad de la persona humana tutelado en el primer artículo de la referida norma suprema. III.- CONCLUSIONES Finalmente, podemos concluir como válida la premisa del tema que nos ocupa, en cuanto es totalmente necesario que nuestra Constitución sea reformada respecto al tema del reconocimiento indemnizatorio por error judicial, para una adecuada protección del mismo, incluso para poder optar por una acción de garantía, pues pensamos que enfrentar adicionalmente un proceso judicial para dicho reconocimiento, significa un proceso adicional al proceso penal que lo perjudicó, además de ser un trámite jurisdiccional tedioso. Debe mejorarse en lo posible la invocación o aplicación de las normas de nuestro ordenamiento jurídico nacional; y así de esta manera reducir los incumplimientos por parte de los Operadores del Derecho, y para que esto se logre se deben brindar mayor capacitación sobre la Necesidad de Regulación Constitucional adecuada de ser Indemnizado por Error Judicial, esto es mediante seminarios, congresos, talleres, para su posterior proponer un proyecto de Ley. Debe mejorarse en lo posible el conocimiento o aplicación de las normas de nuestro ordenamiento jurídico nacional; y así de esta manera reducir los incumplimientos por parte de los Legisladores, y para que esto se logre se 18 deben brindar mayor capacitación sobre la Necesidad de Regulación Constitucional adecuada de ser Indemnizado por Error Judicial, esto es mediante seminarios, congresos, talleres, para su posterior proponer un proyecto de Ley. Debe mejorarse en lo posible la invocación o aplicación de los Planteamientos Teóricos como conceptos básicos; y así de esta manera reducir los empirismos normativos por parte de los Operadores del Derecho, y para que esto se logre se deben brindar mayor capacitación sobre la Necesidad de Regulación Constitucional adecuada de ser Indemnizado por Error Judicial, esto es mediante seminarios, congresos, talleres, para su posterior proponer un proyecto de Ley. Debe mejorarse en lo posible el conocimiento y aplicación de los Planteamientos Teóricos como teorías y la Legislación Comparada; y así de esta manera reducir los empirismos normativos por parte de los Legisladores, y para que esto se logre se deben brindar mayor capacitación sobre la Necesidad de Regulación Constitucional adecuada de ser Indemnizado por Error Judicial, esto es mediante seminarios, congresos, talleres, para su posterior proponer un proyecto de Ley. IV.- BIBLIOGRAFÍA 1.- HERRERA PAULSEN, Darío: “Derecho Constitucional e Instituciones Políticas”. Segunda Edición, Editorial EDDILI, Lima – Perú. 2.- BERNALES BALLESTEROS, Enrique: “La Constitución de 1993”, Análisis Comparado, Editora Rao, Quinta Edición 1999, Lima – Perú. 3.- FERRERO REBAGLIATI, Raúl: “Ciencia Política, Teoría del Estado y Derecho Constitucional”, Studiun, Lima, 1975. 4.- ORTECHO VILLENA, Víctor Julio: “Jurisdicción Constitucional y Procesos Constitucionales”, Editorial Libertad, Trujillo 1994. 5.- CUBAS VILLANUEVA, Víctor: “El Proceso Penal” (Teoría y Práctica), Quinta Edición, Palestra Editores, Lima Perú, 2003. 6.- PEÑA FREIRE, A. M.: “La Garantía en el Estado Constitucional de Derecho”, Madrid, Edit. Trota, 1997. 19