RESPONSABILIDAD CUASIDELICTUAL CIVIL. Diferencias con responsabilidad civil emanada de delitos Doctrina El ejercicio del a acción civil dirigida a obtener la reparación del daño proveniente de un cuasidelito civil, en cuanto sustantivamente desvinculada de un hecho delictual propiamente dicho, del cual resultan responsables sus autores o terceros, no está subordinada en modo alguno a la acción penal deducida ante el juez del crimen que conoció del ilícito penal e impuso condena a los autores. En consecuencia, es competente para conocer de ella el del domicilio del demandado o interesado, conforme a las normas de competencia del Título VII del Código Orgánico de Tribunales. Santiago, 1 de octubre de 2003. Vistos y teniendo presente: I.- En cuanto a los incidentes de nulidad por incompetencia. 1º) Que en lo principal de fs. 1420 y 1443 don Alvaro Pizarro Borgoña por Tanner Corredores de Bolsa S.A. y don Cristián Gré Zegers por Raúl Undurraga Laso, promueven en forma incidental la incompetencia absoluta del 19 Juzgado Civil, ante quien se interpuso la demanda de autos y de nulidad de todo lo obrado, por corresponder la acción deducida en razón de la materia al Primer Juzgado del Crimen de Santiago, porque a juicio de los recurrentes la actora María Luisa Amenábar, bajo el disfraz de una acción indemnizatoria en sede civil, ha ejercido una acción principal que no puede calificarse sino de restitutiva, en tanto persigue la cosa efecto del delito penal, que es de privativa competencia del tribunal en lo penal, lo que determina la incompetencia absoluta de tribunal civil aludido de acuerdo con lo dispuesto por el inciso final del artículo 305 del Código de Procedimiento Civil. 2º) Que a fs. 1455 y 1459 don Jorge Martínez Cornejo por la actora, solicita que ambas incidencias sean rechazadas con expresa condenación en costas y para ello señala que basta con leer el texto de la demanda civil indemnizatoria que se funda en la responsabilidad extracontractual, que a su juicio es distinta de aquella que reglamenta el Código de Procedimiento Penal como acción civil restitutiva, que se puede dirigir por la víctima en contra de los autores del ilícito, toda vez que aquí se demanda los perjuicios derivados de la conducta de los demandados, la que hizo nacer su responsabilidad extracontractual de indemnizar el daño que su negligente actuar como notario público y como corredor de bolsa se siguió para la demandante. Se trata de una acción civil distinta a la dirigida contra los imputados de delito o de los terceros civilmente responsables, entregada por ley al conocimiento y fallo de un juez civil, como lo señalan el artículo 171 del Código Orgánico de Tribunales, en relación con el artículo 10 inciso 2º del Código de Procedimiento Penal. 3º) Que para resolver el incidente promovido en esta instancia por la oposición de la excepción de incompetencia absoluta del tribunal que conoció de este litigio, se hace necesario realizar un análisis de las disposiciones legales que dicen relación con esta materia: El artículo 10 del Código de Procedimiento Penal, además de conceder acción penal para impetrar la averiguación de un hecho punible y la sanción al o los autores del o los ilícitos que resulten comprobados, faculta también a los perjudicados para deducir, con arreglo a las prescripciones de ese mismo estatuto, las acciones civiles que tengan por objeto reparar los efectos civiles que sean consecuencia del mismo, como son, entre otras, las que persigan la restitución de la cosa o su valor, o la indemnización de los perjuicios causados. Tales acciones, agrega el precepto, podrán intentarse, ante el juez que conoce del proceso penal para perseguir la reparación de los efectos patrimoniales que las conductas de los procesados hayan causado o que o que puedan atribuírseles como consecuencia próximas o directas, de modo que el fundamento de la acción civil obligue a juzgar las mismas conductas que constituyen el hecho punible objeto del proceso penal. A su turno, el artículo 171 del Código Orgánico de Tribunales, inserto en el título Reglas sobre competencia civil de los tribunales en lo criminal, dispone que la acción civil derivada de un delito podrá ejercitarse ante el tribunal que conoce del respectivo proceso criminal, a menos que la acción tuviere por objeto la mera restitución de una cosa, caso en el cual deberá ser deducida precisamente ante ese tribunal. Y, por ultimo, el artículo 172 del mismo cuerpo legal dispone que el tribunal que conoce de un proceso penal es competente para resolver acerca de la responsabilidad civil que pueda afectar a terceros a consecuencia de un delito. 4º) Que según se desprende del claro tenor literal de los preceptos legales analizados, su ámbito de aplicación se encuentra restringido a aquellas aciones civiles que naces directamente de un delito. Es decir, según el significado legal de dicha palabra, la que se origina a consecuencia de una acción u omisión voluntaria penada por la ley, condición que no presentan aquellos actos u omisiones de los demandados, a los cuales se les atribuye negligencia, y que, según la demandante, le han ocasionado los perjuicios cuyo resarcimiento pretende. 5º) Que, en efecto, la acción civil dirigida a obtener la reparación de los perjuicios que la demandante alega haber sufrido, proviene del daño que le habrían ocasionado los demandados, como consecuencia de la negligencia inexcusable que les imputa, en cuanto según afirma, mediante diversas acciones y omisiones, éstos permitieron la consumación de un delito, perpetrado por terceros en su perjuicio. Se trata, en consecuencia, de una acción que tiene su fuente en la responsabilidad extracontractual, derivada de un cuasidelito civil, y, por lo tanto, su ejercicio no está subordinado en modo alguno a la acción penal deducida ante el juez del crimen que conoció del ilícito penal e impuso condena a los autores. De modo que en este caso no es posible confundir ambas acciones, desde que tienen una génesis enteramente diversa, al derivar una de ellas de la responsabilidad penal y civil que emana de los delitos, y de la cual son responsables sus autores o terceros, y, la otra, que emana de otra especie de responsabilidad, cual es la que los tratadistas denominan responsabilidad extracontractual o, en este caso, cuasidelictual civil. 6º) Que, en consecuencia, y como corolario de lo antes expuesto, es posible concluir que en el caso su iúdice, tratándose del ejercicio de una acción civil sustantivamente desvinculada de un hecho delictual propiamente dicho, resultan aplicables las normas de competencia contenidas en el Título VII del Código Orgánico de Tribunales, en especial las de sus párrafos 2, 4 y 7 que, como regla general determinan que es juez competente para conocer de una demanda civil el del domicilio del demandado o interesado. Y, habiéndose interpuesto la demanda de autos en esta ciudad, asiento de esta Corte, en cuyo territorio jurisdiccional existen más de dos jueces, con igual competencia, y distribuido el libelo conforme al artículo 176 del Código citado, al juzgado que conoció del juicio y dictó la sentencia en alzada, no cabe sino concluir en el rechazo de la excepción de incompetencia absoluta planteada por los demandados a fojas 1420 y 1443. Se rechaza, con costas de las incidencias, las deducidas a fs. 1420 y 1443. El ministro señor Cerda tiene presente para el rechazo, el lugar de los considerandos tercero a sexto, lo siguiente: 1.- Es requisito de la nulidad procesal el de su ejercicio in limine litis, como consecuencia de aquel aforismo según el cual deshace el que mal hace, condición que no concurre en la especie, desde que se encuentra actualmente desasido el tribunal ante el que, al decir de los incidentantes, se habría tramitado toda un instancia viciada en razón de absoluta incompetencia. 2.- A mayor abundamiento, si bien es cierto pervive a través del procedimiento la facultad de impetrar la invalidación por causa de incompetencia absoluta, no lo es menos que al haberse omitido el agravio consiguiente entre los fundamentos legalmente exigibles a la apelación, parece haber precluido el derecho a reclamarlo posteriormente, como aquí se lo ha hecho. II.- En cuanto al recurso de casación en la forma de fs. 1302. 1º) Que don Cristián Gré Zegers, por el demandado Raúl Undurraga Laso, ha interpuesto en el primer otrosí de fs. 1302 recurso de casación en la forma en contra de la sentencia de treinta de junio de dos mil uno, escrita a fs. 1174 y siguientes, por la causal del Nº9 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, esto es, haber faltado el trámite esencial del emplazamiento, fundado en que cuando fue notificado de la demanda, no se encontraba en el lugar del juicio y la diligencia efectuada a fs. 21 adolece de nulidad. 2º) Que a juicio de esta Corte la diligencia de notificación estampada a fs. 21 que da cuenta que Undurraga Laso fue noticiado de conformidad con el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, fue bien efectuada y por lo mismo el demandado bien emplazado, quien por lo demás alegó la nulidad de la notificación a fs. 43 y sometido dicho incidente a trámite fue rechazado a fs. 235 por el a quo, y confirmado por esta Corte; 3º) Que no sólo por ello sino porque el demandado Undurraga contestó la demanda, no se vislumbra el agravio en todo caso indispensable para casar. 4º) Que es inaceptable que el impugnante explicite que el perjuicio surgió por el hecho de la sentencia adversa, en la parte en que rechaza su excepción de prescripción, pues los efectos generadores de una nulidad como la que se pretende son adjetivos y objetivos y no quedan impedidos a la insatisfacción de las expectativas procesales. Se rechaza este recurso de casación en la forma, con costas. III.- En cuanto al recurso de casación en la forma de fs. 1324. 1º) Que en lo principal de fs. 1324 don Alvaro Pizarro Borgoña interpone recurso de casación en la forma en contra del fallo de treinta de junio de dos mil uno, escrito a fs. 1174, por las causales de los Nºs. 4º, 7º y 9º del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, esto es, por haber sido dado ultra petita, extendiéndose a puntos no sometidos a la decisión del tribunal; por contener decisiones contradictorias; y por haberse faltado al trámite esencial de citarlo para una diligencia de prueba. La ultra petita la hace consistir en que la sentencia acogió la demanda partiendo del supuesto de que la escritura pública de mandato otorgada el 28 de septiembre de 1993, es nula por ser falsa la firma del mandante, debido a que la actora no solicitó que se declarara nulo tal instrumento. Alega asimismo que el fallo de primera instancia contiene decisiones contradictoras en sus considerandos resolutivos números 41 y siguientes referidos al notario demandado y, concretamente, al valor de las escrituras públicas otorgadas ante él, que serían contradictoras con los motivos 87 y siguientes. Del mismo modo lo son los fundamentos 47 y 61, que deciden que la causa directa necesaria del traspaso fraudulento de las acciones fue la escritura de mandato falsa, los que se contraponen con los considerandos 81, 87 y 94. El último vicio lo hace consistir en que el fallo se funda en una copia autorizada de una sentencia criminal con certificado de ejecutoria, que fue acompañada a los autos extemporáneamente, una vez llamadas las partes para oír sentencia, sin previa citación. 2º) Que en lo que se refiere a la causal Nº4, por una parte ella exige un plus con respecto a lo contendido y por otra que se agravie a la parte que se alza, lo que se echa de menos en el presente caso, toda vez que la sentencia que se ataca decidió exactamente los términos de la controversia, sin apartarse de ellos, tal como se lo exige el numeral 6º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil. 3º) Que respecto a la del Nº 7º del cuerpo legal citado, para su rechazo basta la simple lectura del fallo cuestionado para darse cuenta que él no contiene decisiones contradictorias, ni siquiera argumentaciones a las que, con justicia, pueda achacárseles incongruencia. 4º) Que en lo que dice relación con la del numeral 9º del artículo y código mencionados, no merece un mayor análisis, si se considera que se tiene a l a vista el proceso criminal Rol N 150.092 del Primer Juzgado del Crimen de esta ciudad, antecedente de necesario conocimiento previo por parte de quien se alza de casación atendido su involucramiento en él. Se rechaza este recurso de casación en la forma, con costas. IV.- En cuanto a la objeción de documentos. a) Que a fojas 1473 la parte de Tanner acompañó con citación una fotocopia simple de la ficha física de cliente de la señora Amenábar. b) A fojas 1496 la defensa de la actora objetó dicho instrumento por no constarle que emane de Tanner y por emanar de un tercero ajeno al juicio que no ha ratificado en autos ni estar firmado por su parte. c) Que a fojas 1493 rola informe en derecho acompañado por el notario señor Undurraga. d) A fojas 1496 la defensa de la actora objeta el informe en derecho por emanar de un tercero que no ha comparecido a su ratificación porque fue redactado a petición del notario demandado. Se acoge la objeción del documento acompañado por Tanner Corredores, toda vez que dichos documentos no ha sido reconocidos en juicio por quien los emitió; y no ha lugar a la objeción del informe en derecho. El ministro señor Cerda tiene únicamente en consideración para desestimar ambas objeciones que ellas no apuntan a defectos de integridad o autenticidad documentaria, sino a su mérito probatorio, el que es materia de apreciación en el fondo. V.- En cuanto al recurso de apelación. Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada: Y se tiene además presente: 1º.- Que en lo que se refiere a la tacha rechazada por el a quo del testigo Ignacio Silva Bustos, además de lo argumentado en el motivo 5º del fallo que se revisa, a juicio de los sentenciadores el testimonio prestado por Silva es digno de fe en cuanto a los hechos, sin importar su condena a pagar la indemnización civil, porque debido a su directa participación en lo que relata da plena razón de sus dichos, cuyo contenido aparece avalado por otra prueba que el fallo ha ponderado; 2º.- Que lo adjuntado en esta instancia como influye como para alterar lo que viene decidido. Por estas consideraciones y lo prevenido en los artículos 186 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se confirma, con costas, la sentencia apelada de treinta de junio de dos mil uno, escrita desde fojas 1174 hasta 1300. Regístrese y devuélvase, con los expedientes y documentos traídos a la vista. Redacción del Ministro señor Carlos Cerda Fernández. Pronunciada por los Ministros señores Carlos Cerda Fernández, Raimundo Díaz Gamboa y Abogado integrante señor Oscar Herrera Valdivia.