PROPUESTA DE SOLUCIÓ

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PROPUESTA DE SOLUCIÓN. EXAMEN 3ª EVALUACIÓN. NIETZSCHE
2.a) Explicación de las dos expresiones subrayadas
“Mundo aparente”. Este es el mundo material del cambio, del devenir, el mundo que
la filosofía tradicional ha venido considerando el mundo aparente, el que no contiene la
auténtica realidad, el que aparece ante nuestros sentidos y nos oculta la verdadera
realidad: el mundo verdadero, el del ser. En la filosofía de la Escuela de Elea, en la
filosofía presocrática, ya aparece esta consideración del mundo físico como apariencia.
Nietzsche pone esta expresión entre comillas porque critica esta valoración del mundo
físico en que se basa la metafísica, pues a juicio de Nietzsche, como dice en el texto,
este “mundo aparente” de los filósofos es el único que hay. Para Nietzsche este mundo,
donde todo es pluralidad, modificación, cambio…devenir, es la única realidad. Es un
conjunto de fuerzas en constante lucha y crecimiento, que no tienden a la conservación
sino al aumento (voluntad de poder) multiplicidad de fenómenos en constante creación
(lo apolíneo) y destrucción, caos, desorden y exceso (lo dionisiaco) que se produce de
forma cíclica de manera idéntica ( eterno retorno), pues la materia es finita y el tiempo
infinito. Esta realidad única es lo que Nietzsche llama vida. Como dice en el texto,
Heráclito fue el único que defendió que el ser (el mundo verdadero) era una ficción
vacía de realidad, y por eso Nietzsche lo separa del resto de los filósofos. La defensa del
mundo sensible como el único real y su sentido inmanente es fundamental en la
filosofía vitalista de Nietzsche.
“Mundo verdadero” Este es, desde el punto de vista de la filosofía tradicional, ya
desde la escuela de Elea, la auténtica realidad, inaccesible a los sentidos, revelada sólo
por la razón. Como dice en el texto, este “mundo verdadero” es una mentira creada por
la razón, que resulta de falsear el testimonio de los sentidos y añadir los conceptos de
unidad, coseidad, sustancia, duración a la realidad para definirla como el ser, frente al
devenir. Para Nietzsche, el “mundo verdadero” es un añadido mentiroso en la
metafísica, un concepto que no contiene ninguna realidad (para Nietzsche los conceptos
momifican la realidad) y que nos lleva a una visión engañosa de la realidad. La mentira
para Nietzsche no está en el testimonio de los sentidos sino en la interpretación racional.
Con el concepto de “mundo verdadero” accesible a la razón, calificado de ser, y con la
calificación de “apariencia” del mundo del devenir que nos muestran los sentidos, se
crea el platonismo o visión onto-epistemológica dualista, que está en los orígenes de la
decadencia vital de Occidente o nihilismo, defendido por el pueblo de los filósofos,
excepto Heráclito. Acabar con esta momia conceptual de “mundo verdadero” es una de
las tareas necesarias para la transmutación de los valores, y a ello le dedica Nietzsche
su filosofía del martillo o filosofía crítica.
2.b) Exposición de la temática
Temática,
problema
(tema) del
fragmento
y síntesis
del
contenido
Este texto presenta una temática ontológica (la realidad que podemos
considerar existente) y epistemológica ( la función de los sentidos y de la razón en la
consideración de la realidad). Nietzsche plantea el problema de cómo se han valorado
los sentidos en la filosofía, ya desde la filosofía presocrática, y cómo ello ha llevado
a la consideración de la realidad. Sintetizando el texto, Nietzsche dice que los
filósofos, a excepción de Heráclito, han rechazado los sentidos porque estos mostraban
el cambio, falseando su testimonio con la razón, y con ello han creado el “mundo
verdadero” (de la unidad, de la coseidad, de la duración, del ser), que es un añadido
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mentiroso, pues la única realidad es la que ellos llaman “mundo aparente”. La defensa
de la veracidad de los sentidos frente a la razón es tan radical en Nietzsche, que incluso
critica a Heráclito por haber dicho que los sentidos nos engañan mostrando duración en
las cosas, porque los sentidos no mienten nunca.
El fragmento
en relación
con lo
expuesto
anteriormente
en el mismo
capítulo.
Síntesis de
los
contenidos
que aparecen
en el
fragmento
Estructuración
de las ideas. En
cada una de las
partes:
- se especifica
qué está
haciendo el
autor
- se expone
cómo realiza
esa tarea, y qué
está
exponiendo
como ideas en
esa parte del
fragmento.
- se muestra la
relación entre
cada parte del
texto.
Este fragmento de “la razón en la filosofía” especifica la primera
idiosincrasia de los filósofos en la filosofía presocrática. Nietzsche había dicho
anteriormente que, durante milenios, los filósofos se habían dedicado a crear momias
conceptuales, a interpretar la realidad con mímica de sepulturero, porque una de las
características de los filósofos es su egipticismo: su odio al devenir, el desprecio por los
sentidos y la adoración a los conceptos creados por la razón. Como los filósofos no se
pueden apoderar de ese ser en el que creen, incluso con desesperación, acusan a los
sentidos de ocultárselo. Despreciando los sentidos y odiando el devenir, crean el ser
como auténtica realidad frente al devenir. La lógica de la razón termina diciendo que lo
que es no deviene, y lo que deviene no es. Como señala en este fragmento, entre los
filósofos, desde la filosofía presocrática, sólo Heráclito puede ser salvado de esta
idiosincrasia de rechazar el devenir y creer en el concepto vacío de ser, aunque
Nietzsche dice que también Heráclito fue injusto con los sentidos al considerar que
éstos nos engañan al mostrarnos el cambio, porque los sentidos no engañan nunca.
Vemos, pues, que en este fragmento, Nietzsche critica la metafísica y la
epistemología en los filósofos desde sus orígenes, y nos muestra su concepción de la
realidad como devenir y los sentidos como fuente de conocimiento.
Las ideas de Nietzsche en este fragmento se pueden estructurar de la siguiente
forma:
En un principio ( “Pongo a un lado….de ninguna manera”) Nietzsche está
abordando el problema de la fuente fiable de conocimiento, cómo se ha enfocado en la
filosofía presocrática y cómo lo enfoca él. En primer lugar, Nietzsche critica la
epistemología de la filosofía al rechazar los sentidos como engañosos.. Nietzsche
descalifica a todos los filósofos presocráticos, exceptuando a Heráclito, por rechazar a
los sentidos como engañosos en cuanto estos nos muestran el cambio. En segundo
lugar, Nietzsche nos muestra su propia posición epistemológica. Lo hace también
retomando la filosofía presocrática. Dice que a pesar de que coloca a Heráclito a un lado
de los filósofos, no obstante, Heráclito se confundió al juzgar que los sentidos nos
engañan al mostrarnos la duración, porque los sentidos no engañan nunca, ni como
decían los filósofos de la escuela de Elea ni como decía Heráclito. Nietzsche, en su
filosofía vitalista, defiende a los sentidos frente a la razón.
A continuación ( “Lo que nosotros….no mienten….”) Nietzsche continúa con
el análisis epistemológico del principio, al que añade sus implicaciones metafísicas,
identificando dónde está el engaño realmente en la visión de la realidad, y el papel que
juegan los conceptos en esta visión engañosa. Se trata de mostrar el error
epistemológico y metafísico de la filosofía, desde sus orígenes presocráticos.
Nietzsche identifica el engaño en la visión de la realidad en la razón, no en los sentidos.
La razón nos lleva a una visión engañosa de la realidad creando los conceptos de
unidad, coseidad, sustancia, duración, que se toman por la realidad. Estos conceptos
son mentiras racionales. La razón falsea la información sensorial con sus conceptos, y
con ello se crea el engaño metafísico. Los sentidos, al mostrarnos el devenir, el cambio,
la muerte, no mienten nunca, porque esa es la realidad. Con ello no sólo Nietzsche está
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mostrando la importancia de la razón y de los conceptos en la filosofía, sino que
Nietzsche defiende sus tesis epistemológicas y ontológicas vitalistas.
Finalmente ( “Pero Heráclito….añadido mentiroso”) vuelve a la figura de
Heráclito para mostrar su acierto y el error del resto de los filósofos en la consideración
de la realidad. Muestra el error metafísico que es el dualismo ontológico. Nietzsche
critica la metafísica dualista invirtiendo lo que los filósofos creen verdadero y aparente.
El “mundo aparente” de los filósofos es el único, la verdadera realidad. El “mundo
verdadero” es un añadido racional, una mentira metafísica, por lo que Heráclito acertó
al decir que el ser era una ficción vacía. Nietzsche contrapone su metafísica vitalista a la
dualista de la filosofía.
2.c) Justificación de la temática.
El fragmento de Nietzsche encuentra su justificación tanto en la filosofía
crítica o filosofía del martillo como en la filosofía vitalista de Nietzsche, ya que
Nietzsche consideró que había que acabar con la mentira de milenios antes de dar
paso a la gran tarea de la transmutación de los valores.
El fragmento
como una
muestra del
platonismo y
el nihilismo
criticado por
Nietzsche
presente en la
cultura
occidental. El
fragmento
como una
muestra de la
filosofía del
martillo
aplicado a la
epistemología
y la
metafísica
El sentido de la filosofía crítica de Nietzsche se encuentra en el diagnóstico
que él realizó sobre la cultura Occidental. Se trata de una cultura decadente, enferma,
nihilista, porque niega la vida y los valores vitales. El nihilismo, como fenómeno
histórico, tiene sus raíces en la filosofía griega y en la tradición judeocristiana. En este
fragmento nos muestra sus raíces griegas, en la filosofía presocrática. El principal
síntoma de este nihilismo, y a la vez una causa de él, es la visión dualista de la realidad
y del conocimiento, que viene acompañada de una valoración negativa de este mundo y
la creación de una moral que va en contra de la vida. Dualismo onto-epistemológico y
moral antivital son resumidos por Nietzsche en una palabra: platonismo. Aunque esta
palabra podría llevarnos a pensar en Platón como el filósofo creador de este dualismo y
moral antivital, Nietzsche nos dice que el platonismo se gestó antes, y en el fragmento
nos muestra sus raíces en la Escuela de Elea, en la filosofía presocrática. Lo que sí es
cierto es que Platón creo un sistema dualista en su totalidad, de gran influencia en
Occidente, ya que el Cristianismo adoptó la filosofía platónica, por lo que Nietzsche
dice que es platonismo para el pueblo, y el Cristianismo ha conformado la cosmovisión
durante milenios, y seguía muy presente en su sociedad.
Nietzsche observa en su tiempo que la sociedad, habiendo perdido la fe en los
valores tradicionales (lo expresa con la frase “Dios ha muerto”), es incapaz de crear
nuevos valores. Ha caído en el pesimismo, la resignación, en el nihilismo pasivo
/reactivo. Nietzsche propone actuar, negando y destruyendo esos valores antivitales con
los que se sigue cargando, ejercer el nihilismo activo, para dar paso a los valores vitales
del Superhombre y su moral aristocrática (dar paso a la transmutación de los
valores).La filosofía crítica o del martillo, que ejerce en “El crepúsculo de los ídolos” es
un ejercicio nihilista contra los conceptos y los valores que se esconden detrás de ellos,
en el ámbito de la filosofía, la moral y la ciencia. Se trata de buscar, en la génesis de los
conceptos, los impulsos psicológicos que hay detrás. Por eso Nietzsche llama a su
método psicológico-genealógico.
En este fragmento, vemos el método del martillo dirigido contra la
epistemología y la metafísica del platonismo ya presentes en la filosofía
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Síntesis de la
filosofía
vitalista de
Nietzsche
desde la cual
se entiende la
crítica a la
filosofía.
presocrática. La filosofía, desde casi sus inicios, se ha caracterizado por oponer la
razón a los sentidos como fuente de conocimiento, rechazar por odio el mundo
cambiante, la realidad, la vida, y crear un mundo inexistente, opuesto al real, basado en
la creencia de que los conceptos contienen la realidad. Hay una relación muy
profunda entre moral, epistemología y metafísica, que en Nietzsche se entiende si
explicamos cómo entiende la realidad (su filosofía vitalista) y qué actitudes se han
dado frente a ella
Ante la realidad, que es cambio continuo, lucha, contradicción, nacimiento y
muerte, dolor y alegría, vida, en definitiva, cabe una actitud de aceptación, incluso de
amor a la vida tal como es (la actitud del eterno retorno, de querer que todo vuelva a
repetirse tal y como se ha sucedido). Esta actitud de aceptación se traduce en el ser
humano en una moral superior, de amor a la lucha, a la superación de uno mismo, de
autoexigencia, de magnanimidad. Es la moral de señores, la moral del superhombre, de
un modelo de vida superior. Esta actitud, que en el ser humano es la de la voluntad de
poder sana, en el ámbito del conocimiento se manifiesta como voluntad de
interpretación. Esta voluntad de interpretación toma como fuentes de conocimiento
los sentidos, la imaginación, los instintos, los sentimientos, y también a la razón,
siempre que esté al servicio de la vida. No olvida el sentido metafórico del lenguaje,
pues la realidad es multiforme, y no hay una perspectiva única de la realidad, sino
perspectivas útiles para la vida, como la artística, o no, como la filosófica y la religiosa.
Por eso, desde esta voluntad de interpretación, la verdad es la utilidad de una
perspectiva para la vida.
Crítica a la
epistemología
y a la
ontología de
la filosofía, y
a la
valoración
negativa de la
vida que está
en su base.
Históricamente, ya en el mundo griego, se ha dado una actitud de odio y
rechazo ante el devenir (el egipticismo), se ha creado un conjunto de valores que
van en contra de la vida, una moral antivital y dogmática que cree en los valores
inventados por la razón y reflejados en los conceptos filosóficos. La filosofía sería la
“racionalización” de la moral decadente. Con su rechazo de los sentidos y del mundo
ofrecido por ellos, convierte a la razón en la única facultad capaz de conocer, y a
sus herramientas, los conceptos, en representaciones de la realidad. Nietzsche nos
muestra que la epistemología dualista, el pensamiento y lenguaje conceptual, crean
la metafísica dualista: el “mundo verdadero”, el del “ser” en oposición al “mundo
aparente”, el del “devenir”.
Enumeración
de los
elementos de
la filosofía
criticados
Nietzsche muestra, respecto a la epistemología desarrollada en la filosofía
cómo la voluntad de interpretación ha degenerado en voluntad de autoengaño, en
voluntad de verdad. La causa está en el pensamiento conceptual de la razón, como
dice en el texto, la razón es quien introduce el engaño en la interpretación de la
realidad, ella falsea el testimonio de los sentidos con sus conceptos y su lógica. El
error está en el fetichismo de la metafísica del lenguaje: la creencia de que el lenguaje
representa la realidad, y que los conceptos contienen la realidad. Nietzsche nos dice que
los conceptos surgen por la evolución del lenguaje, cuando de entre todos los sentidos
metafóricos de una palabra, se selecciona sólo uno y se convierte en el sentido obligado
para una comunidad. Los conceptos son representaciones mentales, elaboradas por la
razón, para ordenar una realidad que en sí misma no tiene orden. No contienen la
realidad, porque la realidad no puede ser contenida mediante ninguna representación
mental. Son momias de la realidad, telarañas: para existir y ser aceptados, los
conceptos tienen que matar lo que hay de singular, cambiante, en la realidad. Por
eso ni la coseidad, ni la unidad, ni la sustancia ni la duración son realidades, son
mentiras creadas por la razón: No hay una realidad permanente detrás de lo cambiante,
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única frente a lo múltiple, un sustrato debajo de las cualidades que percibimos (la
sustancia) y que permanece tras los cambios, una cualidad que hace que lo que exista
sea algo (la coseidad). En la filosofía presocrática, ya desde la Escuela de Elea (con
Zenón y con Parménides), los sentidos son rechazados porque nos muestran el
devenir, y la razón se convierte en la fuente de la verdad, que es el ser: Lo que es no
deviene, lo que deviene no es. El concepto de ser desde la filosofía de Parménides, se
convierte en el “mundo verdadero”, y el devenir, el mundo real, se convierte en el
“mundo aparente”. La propia noción de verdad, con la que aparece el calificativo
de “verdadero” frente a “aparente” o frente a “falso”, es una ficción vacía de
realidad. La noción de “verdad” como adecuación entre el pensamiento racional y la
realidad, o como evidencia racional, o coherencia lógica es consecuencia del
fetichismo del leguaje. La verdad, para Nietzsche, no sería sino el acuerdo tácito, en
una sociedad, de lo que debe ser aceptado como cierto. Es pura convención que se ha
olvidado que lo es, y en ese sentido, es un gran engaño “necesario” para adaptarse al
grupo.
Aunque Heráclito nos mostró que el ser es una ficción vacía, la historia de la
filosofía siguió el camino de los eléatas, un claro ejemplo en Sócrates y Platón, y
después en la filosofía cristiana. Cuanta mayor abstracción racional de la realidad y
mayor generalidad en sus conceptos, más alejada de la vida, de los sentidos, de los
instintos, del sentido metafórico, de la moral superior se ha ido mostrando la filosofía.
En el desarrollo del nihilismo, los conceptos más abstractos, considerados la causa
de la realidad y los valores supremos, se han condensado en la noción de “Dios”. Si
los conceptos abstractos son “el último humo de la realidad que se evapora”, “Dios” es
“lo más tenue del último humo de la realidad que se evapora”. Si los conceptos son
mentiras, ficciones vacías de realidad, Dios sería la gran mentira, la gran ficción, no
contiene nada real, es representación de la nada. Por eso dice Nietzsche que con la
filosofía cristiana, la voluntad de autoengaño ha evolucionado hasta la voluntad de nada
(los hombres prefieren creer antes en la nada que no tener nada en lo que creer), y que
no nos libraremos de Dios mientras no dejemos de creer en la gramática.
Esta filosofía dualista que se desarrolla con el cristianismo es alimentada
por una moral del rebaño o de los esclavos. Esta moral, fruto del rechazo a la vida,
del resentimiento hacia lo superior y del afán de venganza llamado “justicia divina”,
hace de los valores aristocráticos lo malo, y de los valores antivitales (el ascetismo, la
humildad, la obediencia, la compasión, la paz) los valores morales.
Por eso, acabar con los errores filosóficos desde hace milenios, también
presentes en la ciencia, y transmutar los valores decadentes, son las tareas
necesarias para salir del nihilismo.
Nota: Para la relación de Nietzsche con otra corriente filosófica, podría exponerse
la relación entre la metafísica y la epistemología de Nietzsche con cualquier autor de
la historia de la filosofía. El dualismo onto-epistemológico está presente en
prácticamente toda la historia de la filosofía. En el comentario de clase de Nietzsche
se hizo una relación de Nietzsche con Platón, con Tomás de Aquino, con Descartes y
con Kant. En este cometario de texto podría ponerse prácticamente lo mismo, porque
el platonismo aparece en este fragmento.
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También podría exponerse la teoría de Parménides, como el ejemplo de los inicios
del error del platonismo en la escuela de Elea, o la teoría de Heráclito, a quien
Nietzsche salva del error ontológico, aunque le critica por decir que los sentidos nos
engañan en algún aspecto (habría algo de dualismo epistemológico en Heráclito).
Si buscáramos otro “aliado” de Nietzsche en la crítica al racionalismo y a su
metafísica, podríamos explicar a Hume, cuyo empirismo radical lleva al fenomenismo
ontológico, y a considerar que el conocimiento de hechos, las ciencias naturales, sólo
proporcionan un conocimiento probable, no absolutamente cierto, y que el “fondo”
de la realidad, si lo hubiera, nos es totalmente desconocido (hay un claro escepticismo
en Hume). Habría que explicar, pues, el empirismo como epistemología y como
metafísica (la crítica a los objetos metafísicos desde el principio de la copia).
Si quisiéramos completar la relación de Nietzsche con Hume también en el ámbito
moral, deberíamos explicar el emotivismo moral de Hume. Igual que en Nietzsche la
epistemología y la metafísica están en relación con la moral, los planteamientos
epistemológicos en Hume también están en relación con el emotivismo moral. Para él
no es la razón, sino los sentimientos, el fundamento de la moral. No obstante, hay
una diferencia radical en este aspecto respecto a Nietzsche: para Hume la base de la
vida moral, de sus valores y del juicio moral es el sentimiento de simpatía, un
sentimiento universal que nos hace sentir dolor por el dolor del otro y alegría por la
alegría del otro. Un sentimiento universal de benevolencia, para Nietzsche, seguiría
siendo un rastro de la moral de esclavos del Cristianismo, pese a que Hume se
mostraba agnóstico en cuestiones religiosas.
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