La Seguridad Jurídica, Motor del Desarrollo. La ESTABILIDAD ARMÓNICA de la aplicación del ordenamiento jurídico es el termómetro que mide el nivel de seguridad jurídica de cada país. Lo grave del asunto son las consecuencias de dicha falta de armonía, que en análisis superficial se traduce en peligro, riesgo e incluso daño para quienes requieren del Estado, estabilidad de las instituciones y la vigencia auténtica de la Ley. No podemos sino afrontar el problema, por cuanto el denominador común de los países en crisis lo constituye el nivel de inseguridad jurídica, que rebasa los niveles de tolerancia y supervivencia. Nuestro ordenamiento jurídico es confuso, contradictorio, caduco, lento e inestable; además, las personas encargadas de velar por su cumplimiento, interpretación, modificación y vigencia, no siempre lo hacen de manera correcta o armónica, por diversas razones. En el caso del ámbito judicial, la misma confusión y versatilidad negativa de las normas, permiten aplicaciones diversas y contradictorias, generadas por todo tipo de factores exógenos, tales como ignorancia, presiones e incluso incentivos totalmente distintos a la satisfacción de administrar justicia y contribuir a la paz. Son de conocimiento público las presiones ejercidas por el FMI y otras instituciones internacionales respecto de la necesidad de mejorar los niveles de seguridad jurídica de los países latinoamericanos... es que es indudable que EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A LA SEGURIDAD JURÍDICA que posea el país. Claro está que si los inversionistas consideran que no están libres o exentos de peligro o daño, decidirán lo más “seguro” a sus intereses, optando por otras zonas. Correr los riesgos de lo que significa aventurarse a iniciar actividades comerciales o en general, aventuras empresariales, en muchos casos se genera por la motivación de aspectos distintos al mismo negocio, tales como la oportunidad y la seguridad jurídica, de los cuales casi por obra divina, nuestro país continúa siendo el destino de inversionistas que se encuentran atraídos por las oportunidades que, aún se mantienen. No debemos olvidar que la globalización y competitividad, apoyadas de manera abierta en nuestro país, bien pueden generar el aumento o reducción de oportunidades, ante lo cual dicho elemento –la oportunidadque ha sido incentivo de inversiones en nuestro país, pierde cabida, entrando en el análisis, otros factores decisorios, como la seguridad jurídica. La globalización ha generado una suerte de lotería para los grandes empresarios, quienes escogen de un abanico de naciones que han abierto sus mercados, el lugar donde ejecutarán sus actividades, con las consabidas consecuencias positivas para tales países, fuentes de trabajo, ingreso de divisas, etc.; por otra parte, los costos de infraestructura y mano de obra, también tienden a globalizarse, lo que nos aleja de la posibilidad de atraer la inversión con tal incentivo; queda claro por tanto, que por descarte unas de nuestras principales preocupaciones en la actualidad debería ser el satisfacer la necesidad de seguridad jurídica que exige la globalización y competitividad, aquélla que determina el mejoramiento o incluso la supervivencia de los países. Nuestra realidad no es ajena a OTROS PAÍSES cuyas condiciones de vida son mejores que las nuestras, así tenemos a México, en donde el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) señaló que el indicador de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el tercer trimestre del año 2002 evidencia la necesidad de contar con un panorama de seguridad jurídica para la inversión, como requisito para lograr un ritmo de crecimiento económico más elevado; determinando además, que la inseguridad jurídica es una de las señales más claras del desencanto que comienza a aflorar entre los inversionistas externos para invertir en dicho país. En definitiva, la necesidad de la seguridad jurídica no sólo es una causa concluyente sino una exigencia de los propios inversionistas, tal como el mundo financiero y empresarial de la UNIÓN EUROPEA lo ha requerido a AMÉRICA LATINA como mecanismo para proteger las inversiones de sus compañías en la zona. La oferta real de seguridad jurídica para la inversión, requiere de la consolidación del marco MORAL, ECONÓMICO, POLÍTICO, SOCIAL y LEGAL; situación que por sobre todo exige comprender que la seguridad jurídica constituye un valor indispensable para el mejoramiento del nivel de vida de los ciudadanos, y de la cual depende la supervivencia de los países. La seguridad jurídica y el aspecto MORAL, hacen referencia a la ética pública, como compromiso transparente de actuación sensata y responsable; de tal manera que los funcionarios públicos de cualquier rango, área, institución, entidad o cartera, no sólo eviten robar, ser corruptos, o incurrir en delitos, ya que sus responsabilidades rebasan los límites de las infracciones penales, sino que actúen en base a exigencias superiores de principios y valores; sin olvidar además, la obligación del Estado de velar por el cumplimiento de tales responsabilidades, de tal manera que no exista impunidad. La consolidación del marco ECONÓMICO conlleva como objetivo inmediato la estabilidad económica y el equilibrio fiscal. No podemos sino considerar que al margen de la connotaciones sociales de la seguridad jurídica, el asunto se trata de una decisión de conveniencia, toda vez que luego de un sencillo análisis, podemos concluir que la inseguridad jurídica genera un elevado costo económico determinado por la conocida tasa de riesgo país, hijastra de la inseguridad jurídica. El aspecto POLÍTICO cuya consolidación es necesaria para la seguridad jurídica, requiere de la coherencia y congruencia de lo que se dice, compromete u ofrece, con lo que se hace y ejecuta. Tal premisa no sólo hace referencia a la necesidad del componente referido como base para la seguridad jurídica, sino que además dicha congruencia debería significar, al margen de las intenciones de este análisis, la base de la acción política de quienes rigen o aspiran regir los asuntos públicos. La parte SOCIAL como componente necesario para la armonía jurídica, debe ser analizada bajo la premisa de que la seguridad jurídica es una necesidad y un valor colectivo. El ser humano vive en sociedad en constante búsqueda de la felicidad, para aquello crea al Estado bajo un sistema de gobierno, a quien traslada la obligación de satisfacer ciertas necesidades para dicho fin, entre las que se encuentra la paz, paz que sólo se puede lograr con seguridad jurídica. La realización del bien común y la satisfacción de la sociedad, es un medio y fin de la seguridad jurídica; medio, por cuanto debería ser uno de los factores de preocupación para su consecución; y, fin, por cuanto la seguridad jurídica contribuirá al mantenimiento, continuación, permanencia, estabilidad y satisfacción de la sociedad. El elemento LEGAL reúne dos aspectos concurrentes e interdependientes, el ordenamiento jurídico normativo y la función del Estado de precautelar la aplicación auténtica de la Ley. El primer aspecto relacionado con la normativa vigente en los países, debe ser enfocado con principios básicos de claridad y estabilidad, esto es que las normas establezcan las claras reglas de juego, tanto las que protegerán o a las que se someterán los individuos, asegurando su permanencia –en aplicación del principio de la certeza jurídica-, teniendo por tanto, la plena convicción del respeto a los derechos y del límite de las obligaciones. El segundo aspecto relativo al elemento legal es la administración de justicia como función y obligación del Estado, la cual debería abarcar un real proyecto de modernización integral del sistema procesal y de administración de justicia, que procure un evaluación y capacitación periódica de los servidores públicos judiciales, de forma tal que se erradiquen las divergencias de interpretación y fallos contradictorios, sobre claros asuntos de derecho; debemos considerar que para el efecto se requerirá de normas claras y estables que faciliten la armonía de su aplicación. En adición, el apoyo a los mecanismos alternativos de resolución de conflictos auxiliará al componente legal en la administración y acceso a la justicia, por lo que será importante no descuidar el impulso a tal área. Es un error restringir la seguridad jurídica al último aspecto analizado, ya que ésta comprende otros adicionales que en todo caso forman una estructura interdependiente, cuyo éxito depende de cada uno de los componentes comentados. Es tiempo de dedicar nuestros esfuerzos a atender los requerimientos de la globalización y la competitividad, quienes concuerdan en la necesidad de la urgente atención a la seguridad jurídica pueden iniciar desde sus campos de acción los cambios necesarios para contribuir a lograr tan necesaria armonía. De todos depende generar los cambios para convertir al Ecuador en el nuevo “paraíso jurídico”, ojalá nos podamos destacar ahora por aquello. AB. CRISTIÁN CASTELBLANCO Z.