REFLEXIONES SOBRE EL SISTEMA EDUCATIVO VIGENTE EN 2006 Enumerar las dificultades por las que atraviesa nuestro sistema educativo es un ejercicio cotidiano de docentes y directivos, sin embargo, cada frase nos duele bajo la certidumbre del poco impacto de esta reflexión. Hoy ante la expectativa de un nuevo plan decenal de educación es pertinente dar nuestras ideas para enriquecer la memoria colectiva y aportar al debate que anhelamos. La experiencia aunque corta en tiempo ha sido inquietante. El sistema educativo colombiano perfilo una reforma cuyo idealismo rindió en los objetivos cuantitativos de cobertura y deserción, no obstante, la calidad redimida en estos índices desciende en caída libre. Hace tan solo algunos años dentro de las pruebas aplicadas a estudiantes de secundaria del país eran comunes los nombres de algunos colegios públicos; hoy se han ido desvaneciendo al punto que entre los mejores ICFES, es raro encontrar una institución educativa estatal. Esto sin embargo, puede ser solo un ejemplo vano, si nos cuestionamos sobre la capacidad de evaluación de una prueba ocasional. El escenario actual delega al profesor responsabilidades superiores a las competencias humanas. Aunque en el papel suene poético, es cuanto menos, ingenuo, el planteamiento que impone al profesorado la obligación de lograr un 95% de éxito en el proceso formador. El 5% de estudiantes, en nuestras hacinadas aulas, no supera 2 alumnos. Esto es poco menos que la perfección y resulta un engendro ideológico que menoscabo el poder disuasivo de la repetición del grado y desconoció la imposibilidad de delegar el proceso formativo. Ante la apatía personal por aprender, en muchos casos, no hay estrategias motivadoras suficientes, ni tiempo para personalizar los apetitos intelectuales de grupos pocas veces menores de 30 estudiantes. No se puede suponer que todos los problemas de nuestra educación se inscriban bajo un solo planteamiento, sin embargo, podemos afirmar que en el ING RAMIRO ALFONSO BAUTISTA PARRA caso de la promoción tenemos uno de los iconos que inquieta y perturba a la comunidad educativa. Las soluciones no son tan evidentes como el problema, entendiendo que el endurecimiento de las normas aumenta la deserción o incrementa costos al aparato oficial de educación al aumentar el tiempo necesario para graduarse en educación básica y secundaria. Sin embargo en esta afirmación hay quizás más perspectivas que en el mismo problema. El endurecimiento de normas motiva mayores índices de deserción en cuanto no se tiene una suficiente motivación para permanecer. Sin embargo hay problemas de orden social que mirados en detalle podrían sustentar mas casos de abandono de las aulas. Por lo tanto, si reconocemos los problemas sociales, como las causas más probables de la deserción, podríamos desmontar sin melancolía, la odiosa idea de que en un proceso de formación integral real y limitado a un periodo de tiempo de un año, el 95% de los casos es exitoso. Sin pretender desconocer otros graves problemas esta medida sencilla podría mejorar en algo la calidad. ING RAMIRO ALFONSO BAUTISTA PARRA