Mariano Pacheco - Movimiento Giros

Anuncio
Apuntes
sobre
Por
mística,
religiosidad
Mariano
y
movimientos
Pachecho
-
populares
11/02/2007
“El mito quiere completar la historia: hacer justicia, vengar a las generaciones
derrotadas”
Esteban
A
Rodríguez
Julio
López,
por
su
aparición
con
vida
UNO
Federich Nietzsche supo decir que el problema no era que los hombres se crearan
dioses, sino que se confundieran y luego pensaran que esos dioses los habían
creado
a
ellos.
Es lo que, de alguna manera, sucedió en la tradición platónica-cristiana: se
confundió
lo
último
con
lo
primero.
En Platón, porque “lo que es, no deviene, no se hace y lo que deviene o se hace, no
es”. Por eso, Nietzsche lo acusará de defender “ideas-momias” y una mímica de
sepulturero.
Bien: sigamos dándole una vuelta de turca a esta “confusión” de lo último con lo
primero. Continúa el pensador alemán: “todos los valores superiores son de primer
orden, todos los conceptos superiores, el ser, lo absoluto, el bien, la verdad, la
perfección, todo eso no puede devenir o ser…tampoco puede ser desigual entre sí ni
hallarse en contradicción. Así es como llegan a su concepto de Dios. La cosa última,
la
más
tenue,
la
más
vacía,
ocupa
el
primer
lugar”.
Se refiere Nietzsche al planteo Socrático-Platónico explicitado en La República
(tanto en el “Paradigma de la línea” como en la “Alegoría de la caverna”, relato en
el cual se basó el escritor portugués José Saramago para realizar su novela La
caverna). Es en este libro en donde el mundo queda dividido en sensible e
inteligible. Por supuesto: la idea de bien (las almas); la ciencia-verdad (las
imágenes de la idea), conformarían el ámbito superior, por sobre la mundana vida
terrenal.
Lo
inteligible
por
sobre
lo
sensible.
Y como se lamenta Nietzsche por esto: “¡Que haya tenido la humanidad que tomar
en serio los dolores de cabeza de esos enfermos urdidores de telas de araña! ¡Y que
lo
haya
pagado
tan
caro!
(Federich
Nietzsche,
El
ocaso
de
los
ídolos)
DOS
En una entrevista realizada por Bernardo Mançano Fernandes (con S en la edición
portuguesa y con Z en la Argentina) y publicada en agosto de 1999 por la Editora
Fundaçao Perseu Abramo, bajo el título Brava Gente, a trajetoria do MST e a luta
pela terra no Brasil, el dirigente de los Sin Tierra, Joao Pedro Stedile, sostiene que
han incorporado a la mística “como una práctica social que tiene que ver con que
las
personas
se
sientan
bien
al
participar
de
la
lucha”.
No es una afirmación menor, sobre todo si tenemos en cuenta la tradición de la
izquierda a lo largo de todo el siglo XX, siempre tan dispuesta al sacrificio.
Es justo reconocer que Karl Marx hizo un aporte importante al plantear que la
filosofía debía invertir la ecuación vigente hasta el momento (“del cielo a la tierra”)
y ver a la religión como “opio de los pueblos”. Es decir, adormeciendo las
conciencias, dejando la felicidad, la libertad, para un más allá inteligible (también
Nietzsche, aunque no precisamente desde la izquierda, había señalado ya en El
nacimiento de la tragedia –ver: Ensayo de autocrítica- que el cristianismo, ya sea
por cansancio a la vida o por temor a la belleza y la sensualidad, inventó un “más
allá”
para
calumniar
mejor
el
“más
acá”).
Sin embargo, el planteo marxista continuaba apresado en una lógica del “mas allá”:
la lucha hay que comenzarla hoy, en la tierra... pero: debemos emprender una
batalla tras otra; transitar un extenso sendero de penurias, renunciamientos, para
luego (de la toma del poder; de la dictadura del proletariado; de la transición del
capitalismo al socialismo primero, y de éste al comunismo después) construir el
paraíso
terrenal.
Lo que pasó con las experiencias socialistas es de amplio conocimiento y difusión.
Sobre todo por que fue, y es utilizado, por quienes detentan el poder en nuestro
país y en el mundo para quitarle energías a quienes pretenden construir políticas de
emancipación.
TRES
Pero concentrémonos un poco en el tema de la religiosidad popular. En América
Latina, sobre todo en las décadas que van de los 60 a los 80, un sector del
cristianismo (el que se organizó bajo la Teología de la liberación), tomó de su fe las
fuerzas que necesitaron para plantarse frente a los apologistas de la inmutabilidad
y proponerse efectivizar transformaciones radicales de las injustas sociedades del
continente.
Tomaron de la praxis del carpintero Cristo aquellos elementos mas vinculantes con
las luchas de su presente y la religión dejó de ser opio para transformarse en arma;
en un cañón colocado en la trinchera opuesta a la que el “cabezón barbado” del
primer mundo (nos referimos a Marx, por supuesto) la había visto. Se colocó del
lado
de
los
humillados
y
ofendidos.
No sólo el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, y el curaguerrillero colombiano Camilo Torres supieron de esto. Muchos otros país, incluido
el nuestro (con ejemplos como el de los Sacerdotes para el Tercer Mundo, Carlos
Mujica o Moseñor Angelelli), tuvieron esta presencia de “cristianos por la
liberación”.
Un caso emblemático quizás sea el de Brasil. Volvamos entonces a las palabras de
Stedile,
dirigente
de
los
Sin
Tierra:
“La mística es una forma de manifestación colectiva de un sentimiento. Queremos
que ese sentimiento aflore en dirección a un ideal, que no sea una obligación. Nadie
se emociona porque recibe la orden de emocionarse, se emociona porque está
motivado en función de algo. Y tampoco se trata de una distracción metafísica o
idealista, de que todos iremos juntos al paraíso... los carismáticos usan la mística
en
pro
de
un
ideal
inalcanzable...”
Como vemos, una religiosidad que no saca el foco de los problemas terrenales; por
el
contrario.
Continúa
Stedile:
“Antes nos dedicábamos a imitar [a la iglesia]... Cuando forzábamos la copia no
funcionaba”.
Resuenan, desde el fondo de la historia latinoamericana, las palabras del peruano
José Carlos Mariátegui: “El socialismo no podrá ser ni calco no copia. Tendrá que
ser
creación
heroica”.
Y “el socialismo del siglo XX”, sin una mística acorde a las circunstancias, es difícil
de imaginar. “Sin mística no hay revolución”, expresó un militante popular
marplatense en un encuentro del mes de diciembre de 2006. Quizás lo haya dicho
en joda. Pero igualmente tomamos sus palabras para arrojarla, no como certeza,
pero
sí,
al
menos,
como
hipótesis.
CUATRO
Continuemos con La Mística. Según el Movimiento de Trabajadores rurales Sin
Tierra de Brasil, La Mística no puede dejar de tenerse en cuenta en la lucha por la
transformación de la sociedad. Entre otras cosas, el MST plantea que, La Mística, es
la energía vital, la fuerza, la animación, el impulso que nos acompaña en el día a
día, en todo el proceso de organización y lucha popular. Energía que tiene como
misión acortarnos la distancia entre el presente y el futuro, haciéndonos vivir HOY,
lo
que
deseamos
para
el
mañana.
Claro que, este planteo, va de la mano de otro mas general: el de constituirse
como “movimientos pre-figurativos”, según palabras de Miguel Mazzeo. Es decir,
como movimientos que se plantean construir gérmenes de la nueva sociedad en los
marcos
Ahora
de
bien,
concientes
de
la
que
el
cambio
social
vieja.
sólo
podrá
consolidarse
(¿Imponerse? ¿Alcanzar su mayor grado de desarrollo?) cuando el poder popular
tenga mas fuerza que el poder de las clases dominantes, es que los Sin Tierra se
plantean
una
batalla
de
largo
trecho.
Es en este marco que afirman que La Mística debe aumentar la voluntad para
participar cada vez más de la organización; a la vez que aseguran que existen más
personas que abandonan la lucha por cansancio, que personas que fracasan.
Por eso sostienen que La Mística no puede estar ausente, ya que es para la lucha,
lo
que
el
combustible
es
para
un
colectivo.
CINCO
Un tiempo antes del surgimiento del MST, Louis Althusser escribió su último libro:
“El porvenir es largo”. Allí, el pensador francés se preguntaba: ¿Podremos alcanzar
el comunismo? No lo sabía. Sí, en cambio, estaba convencido que, entre la injusta
realidad y aquella visión escatológica dada por Marx, había “un ancho río de mierda
por
transitar”.
También sabía que, además de injusticia, su presente contenía “islotes de
comunismo” (término que claramente podemos identificar como antecedente del
mencionado “prefigurativo”). Se pregunta, entonces, acerca de la capacidad que
tendrían,
o
no,
de
expandirse
por
el
mundo
entero.
No se considera optimista. Y declara: “Si hay esperanza está en los movimientos
sociales de masas, en los cuales... siempre he pensado que reside la primacía sobre
sus organizaciones políticas. Ciertamente vemos desarrollarse en el mundo
movimientos de masas desconocidos e impensados por Marx (por ejemplo en la
América Latina, incluso en el seno de una Iglesia tradicionalmente reaccionaria,
bajo
los
auspicios
del
movimiento
de
la
teología
de
la
liberación)”.
Tengamos en cuenta que uno de esos movimientos, que Louis Althusser no vio, fue
el
de
los
Sin
Tierra.
Sin embargo, tampoco se consume en el pesimismo. Citando a Marx declara:
"La historia tiene más imaginación que nosotros". Y reflexiona: “No creo en el
voluntarismo en la historia. Por el contrario, creo en la lucidez de la inteligencia y
en la primacía de los elementos populares sobre la inteligencia. A ese precio,
puesto que la inteligencia no es la instancia suprema, puede seguir a los
movimientos populares, fundamentalmente y ante todo para evitarles recaer en las
aberraciones
pasadas
verdaderamente
y
ayudarles
a
encontrar
formas
democráticas
de
y
organización
eficaces”.
Una de esas instancias (¿no racionales?) encontradas por los Movimientos
Populares
Latinoamericanos
ha
sido
La
Mística.
Sigamos entonces con los planteos del MST. En su cuaderno de formación Nº 24,
fechado en abril de 2002 y titulado “Método de trabajo popular”, desarrollan
sintética
y
claramente
el
tema.
Veamos:
“La Mística debe impulsar a las personas para un cambio de vida. No basta con que
nuestra causa sea justa. Es necesario que la justicia penetre en nosotros. Nosotros
necesitamos
ser
justos”,
dicen.
También afirman que La Mística es esencialmente sentir. Y que su objetivo central
apunta a unir el pensamiento y la acción, con los sentimientos. En relación a esto
sostienen:
“Debe existir unidad entre forma y contenido, ya que existen personas que tienen
contenido, pero no lo expresan, no celebran. Y hay personas que celebran y sin
embargo no tienen contenido, convirtiendo a La Mística en un ritual mecánico”.
Por ultimo, el Movimiento Sin Tierra alimenta la postura de que, La Mística, debe
contener:
Los
valores
promovidos
por
la
organización.
Los símbolos (ya sean banderas, consignas, cantos, himnos o canciones).
La memoria histórica (no sólo recordando a los luchadores caídos, sino también
conmemorando
La
fechas
importantes:
practica
Los
La
las
cotidiana
objetivos
valoración
cumpleaños,
de
de
la
los
del
lucha
logros
aniversarios,
y
movimiento.
(el
las
etc).
cambio
conquistas
social).
obtenidas.
La Mística, entonces, no puede burocratizarse. Debe estar presente en todos los
momentos del proceso, y fundamentalmente, no puede realizarse si no hay
seriedad, sensibilidad y convicción. Es decir, si no está encarnada en cada uno.
SEIS
Veamos que nos dicen el Diccionario de Filosofía (D.F) de José Ferrater Mora
(Editorial Atlante, 1944; y, versión abreviada, Editorial Sudamericana, 2004); y el
Pequeño
Larousse
Definiciones
Ilustrado,
según
2002
el
(P.L.I).
P.L.I:
Mística: “Del griego Mystikos, cerrado”. Místico: “Misterioso; que encierra un
misterio”. Misterio: “Del Latín misterium, cosa incomprensible para la mente
humana, o muy difícil de comprender o interpretar” (negritas mías). Por Misticismo,
entiende: “Doctrina o creencia fundada en el sentimiento o la intuición, y no en la
razón”.
Finalmente, tomemos nota de lo que concibe como literatura mística: “…En su
intento de comunicar una experiencia que reconocen inexpresable, los autores
místicos recurren a símbolos, alegorías, comparaciones y antítesis, mediante los
que consiguen ampliar las dimensiones conceptuales de la palabra y alcanzar
notables cotas de belleza e intensidad lírica, al mismo tiempo que, dado el origen
de muchos de ellos, enriquecen el lenguaje literario con la sintaxis y el léxico del
habla
En
corriente”
cuanto
(negritas
al
D.F,
mías).
define:
Mística: “…Parece que los caracteres comunes de la mística se cifran en el propósito
de la unión del alma humana con la divinidad por medios que se hayan más allá de
toda razón o especulación…” “… La razón resulta impotente para alcanzar y
expresar aquello que es calificado justamente de inefable e innominable…”.
Tenemos, entonces, a La Mística como algo completamente “irracional”, o bien,
como una esfera del conocimiento que, a través de símbolos (fundamentalmente),
es
capaz
de
Reparemos
articular
en
la
razón
como
se
con
los
sentimientos
define
Símbolo
y
las
en
intuiciones.
el
D.F:
“Es todo signo que representa algo…El sentido más general de símbolo es el de
representación o evocación. Así se dice que un gesto es simbólico cuando su
presencia indica la ausencia actual de lo simbolizado. En la representación simbólica
hay, pues, siempre, prescindiendo de sus múltiples caracteres particulares, una
presencia actual que evoca una presencia potencial, una ausencia que se hace
patente
en
el
acto
de
la
evocación”.
“…Las formas simbólicas pueden ser así fundamento de un conocimiento…”
Como vemos, los símbolos (que no son irracionales, desde ya), pueden ayudarnos a
conocer. La Mística, entonces, como una aparición a través de la cual se hacen
presentes
los
deseos,
los
anhelos,
las
indignaciones.
Por eso, “lo místico”, puede ser reapropiado por los Movimientos Populares. Bien
puede ser incomprensible, o muy difícil de comprender; puede distraer la
emancipación
terrenal
o
bien
potenciarla.
Apelar a La Mística, trabajar con Mitos en el seno de las organizaciones populares,
puede
ser
tanto
reaccionario
como
revolucionario.
Como bien señala el Platense Esteban Rodríguez (ver: Palabras mágicas, en Pensar
a
Cooke,
Manuel
Suárez
editor,
2005):
“Una cosa es el mito y una cosa muy distinta es el fetiche… en el primer caso se
intenta intensificar lo que reúne, conmover lo que nombra; en el segundo, por el
contrario,
se
trata
de
apaciguar
la
fuerza
congregada”.
Detengamos por unos segundos más en las definiciones de diccionario. Mito: “Del
griego Mitos, fábula. Idealización de un hecho o un personaje histórico que
representa caracteres extraordinarios…/ Idea, teoría, doctrina, etc, que expresa los
sentimientos
de
una
colectividad
y
se
convierte
en
estímulo
de
un
movimiento…/Utopía irrealizable” (P.L.I). “… Equivale a la explicación simbólica de
algo
que
no
puede
ser
razonado
o
demostrado…”
(D.F).
Nuevamente dos maneras contrapuestas de entender lo mismo. El mito puede ser
tanto lo irrealizable, lo extraordinario y, por lo tanto, lo no-cotidiano, lo
impracticable; o bien, puede ser “explicación simbólica”, “estímulo” para el
conocimiento
de
la
realidad
y
su
transformación.
Tenemos, entonces, al fetiche como pasión irracional y al mito, como una
articulación entre pasión-razón. Pero: ¿En que nos interesa esto a nosotros? Una de
sus posibles es en la relación que establecen con la política y con el tiempo.
En el fetiche, el pasado se repite como tradición; “como autoridad que coordina el
sentido del presente desquiciado”, señala Rodríguez. En el mito, en cambio, el
tiempo está fuera de tiempo. Es decir, se transforma en un tiempo que no quiere
ser
solo
pasado,
sino
que
busca
repetirse
todo
el
tiempo.
En fin: una temporalidad política desquiciada. Insistiendo con el autor Platense: “El
mito supone la articulación de duraciones que se encuentran fuera de sí”.
Tenemos, entonces, al pasado, el presente y el futuro, como tres dimensiones
articuladas dialécticamente. No un presente que va al pasado. Ninguna imposición
reaccionaria de lo pretérito sobre lo actual. Ni un “escapismo” nostálgico hacia
atrás. No se trata de ir al pasado sino de traerlo al presente: a las experiencias, los
clásicos, los símbolos. Resignificarlos. Entrar en dialogo con ellos, o, como señala
Eduardo
Rinesi
(Política
y
Tragedia,
Colihue,
2003),
“discutir”
con
ellos.
SIETE
“Lo que construye la unidad es la ideología de la visión política y el uso de
símbolos, que van tejiendo la identidad. Ellos materializan el ideal, esa unidad
invisible”,
expresa
Stedile
en
la
entrevista
mencionada.
La bandera, los brazaletes y gorros, las canciones, las consignas, las herramientas
y productos del trabajo, el Jornal Sem Terra (que en determinado momento excedió
su papel de medio de comunicación), son los distintos símbolos presentes en la
mística
dentro
del
MST.
“La música siempre refleja un momento de la lucha o de nuestra historia. Es un
símbolo cambiante...La música y nuestras consignas nos ayudan a recuperar
nuestra historia... Muchas veces están políticamente mas avanzadas que la acción”.
Pensemos en Argentina. En los Movimientos de Trabajadores Desocupados, por
ejemplo. Durante todo el período Delarruista (marcado por las masacres de
diciembre: iniciaron su gobierno con la represión en el Puente General San Martín,
que une las Provincias de Chaco y Corrientes, en diciembre de 1999 y se fueron
tras la represión a quienes se opusieron al Estado de Sitio, decretado el 19 de
diciembre de 2001 por la noche), las luchas de Los Piqueteros estuvieron marcadas
por
cánticos
de
tipo
reivindicativo:
“Los barrios, vienen marchando, y el cobarde del Gobierno está temblando. Somos
el hambre de la ciudad, somos el pueblo que queremos trabajar. Somos los
desocupados, piqueteros sí señor, queremos pan y trabajo, nos mandan la
represión”, se coreaba, por ejemplo, en las movilizaciones y cortes de calles, rutas
y
puentes
durante
todo
el
año
2000
y
2001.
Tras la insurrección de diciembre ya nada sería igual. Las canciones no serían
tampoco las mismas. Un día de enero de 2002, mientras la Coordinadora Aníbal
Verón repudiaba una nueva visita del Fondo Monetario Internacional (FMI) al país,
cortando Puente Pueyrredón, surgió una consigna mucho más politizada que las
anteriores:
“Y dale alegría, alegría a mi corazón, la sangre de los caídos se rebeló… Ya van a
ver, las balas que vos tiraste van a volver; y sí señor, vamos a llenar de Yaquees el
paredón”.
Por supuesto, estaba muy por encima de la práctica política del momento. Pero se
cantaba. Y se continuó cantando. Se le cambió el “Yanquees” por “ratis”. Y tras la
Masacre de Avellaneda (ocurrida el 26 de junio de 2002), algunos cambiaron,
directamente, todo el final: “Y si señor, vamo´a vengar a los muertos de La Verón”,
en alusión a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, dos jóvenes militantes de la
Coordinadora
Aníbal
Verón
asesinados
en
aquella
jornada.
Luego, ya entrado el gobierno de Néstor Kirchner, los trabajadores desocupados se
juntaron con agrupaciones de otros sectores sociales y surgieron nuevas consignas:
“Libres o Muertos, Jamás Esclavos…Vamo´ a seguir luchando y poniendo huevo,
vamos a construir el poder del pueblo. Contra el imperialismo y la oligarquía, en la
lucha
por
la
Patria
Socialista”,
fue
una
de
ellas.
Como vemos, también en nuestro país las canciones van recuperando historia. En
2006 fue muy coreado el cántico: “Hay que crear, hay que crear, crear Poder
Popular…Somos el pueblo del 20 de diciembre, somos el pueblo de Puente
Pueyrredón... De Cutral-Có, el de Las Heras y Zanón...Somos el Frente que corta
todo
el
puente,
somos
el
Frente
Darío
Santillán…”
OCHO
En mayo de 2003 tuve la oportunidad, junto con miembros de organizaciones
autónomas argentinas del campo y la ciudad, de participar del 6º curso de
formación para militantes de base del Cono Sur, organizado por Vía CampesinaCoordinadora
Latinoamericana
de
Organizaciones
del
Campo
(CLOC).
Una mañana, a horas muy tempranas, mientras estudiábamos materialismo
histórico en una escuela del MST, al sur de Brasil, el grito de un participante de la
clase logró sacarme (a mí y a casi todos, supongo) del estado de semi-dormido en
el
que
me
hallaba.
Un muchacho agarró la guitarra y se puso a cantar. Todos, inmediatamente, se
pararon, corrieron las mesas, y se pusieron a cantar, bailar y aplaudir... parecía
una iglesia evangelista Argentina, de esas de la calle Lavalle o la Avenida Santa
Fe... pero no: eran militantes y dirigentes populares, muchos de ellos formados
cuadros
marxistas-leninistas.
“Parte de la mística”, me explicaron. Quedé realmente sorprendido. A eso, en el
MST,
lo
llaman
“Animación”.
Hay quines critican duramente a los Sin Tierra. “Son rígidos, dicen, y tiene una
estructura cuasi- estalinista”. Puede ser. Pero tan cierto como que tienen una sólida
disciplina militante y estructuras centralizadas, también lo es que apelan a una
creatividad y síntesis de tradiciones diversas que sorprende. Tanto como su
“Animación”.
O como ver a los campesinos sembrando flores por los caminos del asentamiento. Y
que respondan –tan naturalmente como cualquiera de nosotros podría silbar un
tango en una lluviosa tarde en la ciudad de Buenos Aires- que están llevando
adelante
una
campaña
de
“embellecemento”.
Claro que, como yo, cualquier otro bicho de ciudad; cualquier habitante porteño u
otra ciudad del país, puede quedar descolocado, con un gesto ambiguo: entre
sorprendido y deslumbrado, observando como clara e intencionalmente, la belleza
es colocada del lado de la revolución.
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