El movimiento estudiantil hoy - mov

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UBA – Facultad de Ciencias Sociales – Carrera de Sociología
Primeras Jornadas de Reflexión y Estudio sobre el
Movimiento Estudiantil Argentino
Buenos Aires. 3, 4 y 5 de Noviembre de 2006.
Comentario
El movimiento estudiantil argentino en la actualidad.
Notas para una investigación
por Mariano Millán*
Resumen
El presente comentario surge de la necesidad de comprender los actuales
niveles de lucha estudiantil en la época posterior a la hegemonía de Franja Morada.
La recuperación de centros de estudiantes y federaciones por agrupaciones
combativas no ha producido una nueva etapa de movilización estudiantil en Argentina.
La construcción de una herramienta de medición de la lucha estudiantil y la
comparación con otro proceso social en el cual el movimiento estudiantil haya sido un
sujeto fundamental son elementos que pueden dar luz sobre nuestro problema.
El proceso social de 1955 a 1976 ha sido un largo y heterogéneo período de la
historia argentina y mundial en el cual el movimiento estudiantil fue uno de los
protagonistas principales. En la actualidad el movimiento estudiantil, aún con
direcciones que adscriben a la izquierda, no posee relevancia en la coyuntura política ni
en las relaciones de fuerzas orgánicas de la formación social argentina. Debido a la
extensión de dicho proceso no se puede deber a traiciones o errores tácticos de dichas
direcciones, sino que se trata de un hecho social. Por ello los errores sólo pueden
provenir de falencias en la caracterización y debemos buscarlos en el terreno de la
estrategia.

Quiero reconocer el aporte fundamental de mi compañera Lorena Carreño, quien con cariño y lucidez
ha cedido gran cantidad de tiempo de su vida a discutir los borradores de este trabajo. A ella dedico mi
trabajo por el cual, obviamente, sólo yo me responsabilizo.
*
Licenciado en Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Docente de Sociología del Ciclo Básico Común. Docente de Teorías del Conflicto Social y de la Lucha de
Mariano Ignacio Millán
Para dar cuenta de la actual debilidad del movimiento estudiantil argentino la
comparación con el proceso 1955 – 1976 se impone como necesaria.
Introducción
El movimiento estudiantil argentino está cruzado por una particularidad histórica
de gran trascendencia: la reforma de 1918. La tradición de la reforma y su influencia
sobre la lucha estudiantil es enorme no sólo en Argentina, sino que
también
desencadenó el proceso de formación de grandes partidos populares en América Latina
(Portantiero, 1978) y un marco de referencia para las luchas estudiantiles del mundo
occidental durante el siglo XX. Hoy a comienzos del siglo XXI la constante referencia a
dicho proceso impide que sea subestimado.1
Posteriormente el movimiento estudiantil argentino participó de grandes gestas
populares como el Cordobazo y los Rozariazos. La capacidad de intervención del
movimiento estudiantil argentino en el curso de la historia de la formación social y en las
diversas coyunturas políticas es una de las claves para entender por que a pesar de la
ofensiva contra la universidad pública esta aun conserva un lugar mucho más
importante en Argentina (cantidad de estudiantes, no arancelamiento, etc.) que en el
resto de América Latina.
Por lo dicho resulta importante preguntarse que es lo que hace que el
movimiento estudiantil argentino tenga los actuales niveles de lucha en una época en la
que la Franja Morada ha entrado en crisis.
La necesidad de una aproximación teórica a la problemática implica la necesidad
de alejarse de visiones que no contemplan la especificidad del sujeto en el contexto de
la sociedad contemporánea. El movimiento estudiantil argentino tiene su historia y es
rico en ejemplos de procesos de construcción política y de intervención y
transformación social. Para explicar su realidad no se puede ignorar la procedencia
histórica de la misma.
Clases y de Sociología de la Guerra en la Carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de Buenos Aires.
1 Es interesante rescatar que la referencia y comparación con dicho proceso es recurrente sobre todo en
la fundamentación de la política de la izquierda universitaria. Véase “Los nuevos clérigos” de Matías
2
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
Primera parte: la necesidad de una herramienta de medición
I. Cuestiones de método
Para realizar una investigación científica acerca del desarrollo de la lucha
estudiantil universitaria argentina significa uno debe abandonar todo tipo de supuestos
dogmáticos. El primero consiste en suponer una relación de equivalencia entre
universidad y movimiento estudiantil, suponiendo que por el hecho de existir la
universidad el movimiento estudiantil ya está constituido. Lo correcto sería afirmar lo
contrario y sostener que la construcción de un sujeto remite a la lucha y no solamente a
sus condiciones objetivas.
Es decir que no presupongo la existencia de un movimiento estudiantil, así como
no presupongo la constitución de ningún sujeto social que no sea posible registrar sus
combates en determinada extensión de lo social. Así como el movimiento obrero no
existe por el sólo hecho de existir obreros, el movimiento estudiantil no existe por el solo
hecho de existir estudiantes y su constitución no puede ser dirigida por organizaciones
en todas sus fases. Si bien las organizaciones sirven para potenciar avances e intentar
frenar los retrocesos en la construcción de los sujetos, estas por sí mismas no
resuelven el problema de un colectivo que las supera en complejidad.
Sin embargo, en determinada etapa, este proceso de constitución del movimiento
estudiantil es posible de ser dirigido, siempre y cuando quienes se postulen para dicha
tarea estén dotados de conocimientos para llevar a cabo la dirección de una fuerza
social. Para ello, el conocimiento científico, en el cual la observación sistemática y la
praxis resultan ser los métodos más importantes, es una poderosa herramienta. Estas
instancias, no deben dejar de lado la comprensión de que en este proceso de
constitución, como en cualquier otro, la lucha es el operador fundante.
La necesidad de un conocimiento científico del movimiento estudiantil se basa en
dos supuestos. El primero es que no se lo puede explicar desde las conductas e
intereses individuales y el segundo es la comprensión de que las relaciones sociales al
interior de la universidad no pueden ser pensadas como una mera suma de relaciones
Maiello y Gastón Remy en “Lucha de Clases” nº 6 y también la revista “Universidad. Un modelo para
desarmar” editada por la Juventud Socialista del MST I.
3
Mariano Ignacio Millán
sociales iguales a las del resto de la sociedad. Es decir que la universidad supone a la
sociedad, pero es una parte específica de ella y con sus propias complejidades. La
misma relación que se halla entre el mundo de los fenómenos físico – químicos y los
fenómenos biológicos: si bien los segundos suponen a los primeros y son una parte de
ellos, también son más complejos que los primeros y no puede explicarse un organismo
vivo por la suma de átomos.2 Este planteo supone comprender la especificidad de la
universidad en una sociedad. Sólo así se puede plantear el problema de investigar
científicamente al movimiento estudiantil.
La lucha, que supone el enfrentamiento de fuerzas sociales, implica vencedores
y vencidos, así como acumulaciones y pérdidas de capacidad de ejercicio de poder,
tanto hacia adentro de cada uno de los bandos como hacia los aliados y hacia el
enemigo. La lucha supone además, dada su complejidad, un encadenamiento
verificable con otras luchas, y de ese modo la posibilidad de conceptualizar las luchas
como algo más que luchas particulares, como luchas entre fuerzas sociales.
La lucha supone, además, por las mismas características del enfrentamiento, la
acción recíproca de los contendientes y de ese modo un grado de azar propio de esas
acciones en la lucha.
De este modo la existencia de sujetos supone determinadas relaciones de
fuerzas, relaciones que a su vez, les suponen en condiciones suficientemente
desarrolladas para la lucha. Dichas condiciones se construyen en luchas previas y
circundantes, es decir en luchas anteriores y de grupos sociales relacionados (luchas
de los enemigos, luchas de aliados, luchas de otros grupos en los que participan gran
cantidad de miembros del grupo a estudiar, etc.).
Por lo dicho, ordenaré los problemas que actualmente merecen una investigación
sistemática, y que pueden explicar el nivel de combatividad estudiantil universitaria
argentina, en torno a los escenarios que constituyen las relaciones de fuerzas y sus
procedencias históricas, es decir, en que luchas se han forjado las condiciones en las
cuales luchan hoy los estudiantes universitarios argentinos.
2
Para un desarrollo de este tipo de fundamentación de la práctica científica de las ciencias sociales se
puede ver Sociología Fundamental de Norbert Elías. Gedisa. Madrid. 2006.
4
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
II. Del estudiante al movimiento estudiantil
La lucha estudiantil remite a las contradicciones del sistema universitario. Como
todo ejercicio del poder, el ejercicio del poder del cual los estudiantes son objeto implica
su reverso necesario: la resistencia. De esta resistencia habla la historia estudiantil, una
historia rica en desarrollos que refieren a la posibilidad de transformar relaciones
sociales. Entonces la lucha pone en acto esas condiciones contradictorias de un
sistema universitario que ejerce el poder en una sociedad clasista (lo que configura una
lógica académica, una política académica y todos los elementos que portan los
ingresantes a la universidad donde harán política universitaria). Son estas
contradicciones el punto de partida lógico del movimiento estudiantil.
Sin embargo el recorrido teórico que de cuenta del movimiento estudiantil debe
dar cuenta del proceso de su constitución. Como todo proceso, es heterogéneo,
contradictorio y complejo para dar cuenta del mismo con una herramienta simple. Para
ello lo que debe construirse es una periodización de las formas lógicas que recorre el
movimiento estudiantil en su lucha hasta constituirse como tal.
La periodización se debe construir abarcando los estadios lógicos de constitución
de una fuerza, es decir, que cada estadio supone un equilibrio de fuerzas particular,
dotada de relativa estabilidad y en la que predomina para la explicación de la realidad la
relación de fuerzas representada por dicho estadio, aunque la realidad sea más diversa
y compleja. Debemos construir la herramienta que de cuenta de los principios que
articulan la vida estudiantil construida en la lucha.
Este problema ya fue planteado para la clase obrera por Marx y Engels3 y luego
completado por Lenin4 y Gramsci,5 quienes no daban por constituida a la clase obrera
como bando de lucha sino que consideraban su construcción como un proceso social y
político, el que sólo puede desarrollarse completamente con la intervención de la teoría
revolucionaria.
3
Véase para esto el capítulo I del Manifiesto Comunista y La miseria de la filosofía de Marx. En estas
obras clásicas se periodiza la lucha de clase del proletariado.
4 Véase el capítulo II de ¿Qué hacer?. Donde se separa la lucha de clases en etapas y explica Lenin
como sin el partido político la clase obrera no puede desarrollar su lucha contra el capitalismo hasta las
últimas instancias.
5 Véase “Análisis de las situaciones: correlaciones de fuerzas” donde Gramsci periodiza la conciencia de
clase del proletariado en la lucha y explica los distintos estadios que esta alcanza.
5
Mariano Ignacio Millán
Por estas razones tomaré préstamos de la teoría de la lucha de clases de Marx,
Engels, Lenin y Gramsci.6 Estos pedidos por sí mismos no resuelven los problemas
aquí planteados, pero sirven como fuentes de preguntas. Este préstamo permite
orientar una exploración acerca de las condiciones en las que lucha hoy el estudiantado
universitario argentino. Sirve como escala lógica, hasta tanto los registros empíricos y
su organización permitan corregir la escala y construir una estructura de categorías
acorde a los hechos.
La lógica nos impone partir del movimiento estudiantil desarrollado, con lazos de
solidaridad entre pares, autónomo respecto de las autoridades nacionales y
universitarias, para de ese modo entender el proceso que lo separa del estudiante
individual, con sus resistencias inconscientes, sus intereses individuales que poco
ponen en cuestión el sistema universitario. Importa el estudio de lo más desarrollado
para comprender lo menos desarrollado y los pasos que es preciso llevar a cabo para
una transición ascendente.
La ruptura de la heteronomía implica un gran salto que se realiza mediante la
confrontación con el enemigo. En ese proceso se gesta la autonomía de un sujeto
social, el cual debe construirla también en la lucha, pero en una lucha librada ya en
otras condiciones, en otra relación de fuerzas.
La periodización desde la forma menos desarrollada de la lucha estudiantil, como
puede ser el estudiante que se queja individualmente porque una materia no aparece
en su analítico, recorre posteriormente una siguiente fase en la cual se agrupa por
curso, luego por facultad, por universidad y finalmente a nivel nacional e internacional.
Sin embargo el tamaño del agrupamiento no define (aunque ayuda a definir) el
carácter político de tal agrupamiento. Este último depende de las razones de su lucha.
Si son objetivos que ya están dentro del programa de sus enemigos (o de fracciones
enemigas) o si combate por intereses propios que ponen en juego las relaciones
sociales que ubican al estudiantado en
situación de objeto de poder del sistema
universitario.
6
En Argentina Flabián Nievas ha tratado el problema de la periodización de la lucha de clases en los
clásicos del marxismo. Su libro Los estadios de la lucha de clases fue publicado en 1993 por la Oficina de
Publicaciones del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires constituye un gran aporte
pedagógico y teórico al problema. De tal obra y de las clases dictadas acerca del tema por el autor, por
Pablo Bonavena y Mariana Maañón soy enteramente deudor.
6
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
Sólo cuando la vida estudiantil se organiza en torno a la lucha del colectivo
estudiantil llevada adelante en forma sistemática contra el sistema universitario que
ejerce su poder sobre el cuerpo del estudiante se puede hablar de la constitución del
movimiento estudiantil.
Entonces tenemos las siguientes etapas:
 Un primer estadio individualista de la lucha estudiantil, en el que la forma
de lucha remite a sus reclamos individuales.
 Un segundo estadio fragmentario que tiene
A) La fase áulica, en la que prima la organización por cursos.
B) La fase disciplinaria – corporativa que tiene por sustento la organización
por carrera y/o facultad.
C) La fase universitaria local, que tiene por sustento la organización por
universidad.
 El tercer estadio es el nacional corporativo en el cual la agrupación
nacional universitaria implica la defensa de los intereses del estudiantado dentro de
los marcos del sistema universitario.
 Un cuarto estadio implica la ruptura con tal régimen y es el estadio político
del estudiantado, en el cual la lucha contra el sistema universitario se lleva a cabo
como lucha frente a una pata de la sociedad contra la cual se encuentran luchando
las clases subalternas. En este momento el movimiento estudiantil está
suficientemente maduro para comprender que el ejercicio de poder del sistema
universitario sobre el estudiantado es uno de los brazos ejecutores de la opresión
social de la sociedad clasista y de este modo establece alianzas con otros grupos
sociales que están rompiendo el estadio corporativo y dando los primeros pasos
políticos en la lucha revolucionaria.
Es decir que el movimiento estudiantil en su desarrollo tiende a su negación
dialéctica, a su superación en una fuerza social capaz de transformar la sociedad y con
ella todas sus partes entre las cuales se halla el sistema universitario.
7
Mariano Ignacio Millán
Segunda parte: una comparación histórica
I. El momento más desarrollado: de la reforma a la revolución 1955 - 1976
El proceso social argentino que abarca de 1955 a 1976 es un largo, complejo y
contradictorio período histórico. De modo grosero daré algunos datos para ubicar la
coyuntura de un movimiento estudiantil potente.
A partir de 1955 la proscripción del peronismo y la resistencia obrera instaló un
proceso de doble proscripción de la clase obrera, proscripción de la alianza de clases
que integra y proscripción dentro de la misma alianza de la que es parte (Bonavena,
Maañón, Morelli, Nievas, Paiva y Pascual, 1998). A esto debemos sumarle el empuje
del proyecto desarrollista que precisó de la universidad pública como un ciego precisa
su bastón, la puja ínter burguesa dentro del estado y de las FFAA, la complejización de
la política sindical y la situación revolucionaria en todo el tercer mundo abierta por las
guerras de liberación nacional en las colonias y semicolonias.
Este proceso de características nacionales e internacionales sumamente
contundentes sobre el orden de los cuerpos no podía quedar ajeno a la universidad
pública argentina con su rica historia de combates. Es en este proceso que las
reivindicaciones estudiantiles crecen, que se acumula poder estudiantil, que se visualiza
al enemigo, y se constituye el bando.
Comúnmente se presenta a la representación social de la militancia de izquierda
la figura de la unidad obrero estudiantil como una relación idílica. Esta visión debe ser
abortada por ilusoria, pues no permite la construcción del movimiento estudiantil en la
realidad. La unidad obrero estudiantil supone una alianza entre luchas corporativas muy
desarrolladas en un régimen social en crisis. Como toda alianza, esta permite acumular
fuerzas a cada uno de los aliados, pero también supone una heterogeneidad que sólo
8
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
puede superarse con una fusión. ¿Cómo se podría haber fusionado el movimiento
estudiantil y el movimiento obrero? Sólo dejando de ser movimientos corporativos y
constituyendo una organización política conjunta en la lucha contra las condiciones
materiales de vida de ambos grupos, visualizando que es el capital el que produce la
explotación y la opresión.
Este período en el que hallamos el Cordobazo y los dos Rozariazos debe ser
ubicado en el desarrollo de una fuerza social. Las luchas de todo un período
desembocan históricamente y por ello debemos estudiar los procesos de construcción
anteriores del movimiento estudiantil. Un trabajo de exploración muy simple muestra
que el desarrollo reivindicativo del movimiento estudiantil anterior a 1969 es muy
extenso. Las reivindicaciones estudiantiles son en ese período, y también con
posterioridad, específicas de su problemática y ese desarrollo es el que hace posible
confluir en la misma lucha con la clase obrera. No ha sido una declaración
programática, sino la lucha contra el onganiato la que ha construido la unidad obrero
estudiantil. Un indicador de esto puede ser el accionar conjunto de agrupaciones
estudiantiles no socialistas (Integralismo, Franja Morada, etc.) con la CGT A.
II. La guerra civil y la derrota popular
Entre 1969 y 1976 la lucha de clases en Argentina ha entrado en un estadio muy
particular: el intercambio político entre las clases remite a la violencia, lo que indica que
se está desarrollando una guerra civil.
Entre las causas de la derrota popular se encuentra una que resulta primordial: el
bando popular asume tardíamente y de modo heterogéneo que se encuentra en guerra.
Sus direcciones no logran construir una política de guerra civil efectiva y la burguesía
imperialista ajusta los tiempos, evita hacer frente a la ofensiva de masas, y cuando
éstas decaen en una pausa, las fuerzas imperialistas golpean. De este modo el golpe
de estado de 1976 se debe observar en un punto clave: un declive en la ofensiva de las
masas y un paso adelante del bando imperialista que coloca en sus manos la iniciativa
de la lucha. El resultado fue la aniquilación de la fuerza popular que estaba anclada en
un defasaje fatal: se hallaba en un estadio político preparatorio, cuando la confrontación
era definitiva.
9
Mariano Ignacio Millán
La aniquilación de una fuerza social implica la destrucción de sus condiciones de
existencia, es decir, la destrucción de las universidades y las condiciones universitarias
anteriores, la destrucción del parque industrial y la aniquilación de los convenios
colectivos, etc. Es decir, las conquistas (cátedras nacionales, desarrollo de la
investigación científica, etc.) han potenciado la composición de fuerzas y por ello son
aniquiladas por el enemigo imperialista.
El cierre de facultades, de carreras, de centros de estudiantes, de organizaciones
estudiantiles, la expulsión de profesores y autoridades y el ahogo presupuestario
implican la destrucción de conquistas anteriores del campo popular y por lo tanto son
indicadores de la derrota popular en la universidad.
III. Crisis de la hegemonía franjista
En 1983 se lleva adelante la restitución democrática y con ello las primeras
elecciones presidenciales en más de 7 años. La victoria de la UCR en esas elecciones,
sumado al exterminio de los cuadros de la juventud peronista y de la izquierda bajo la
dictadura, permite que la Franja Morada se apodere de la gran mayoría de los centros
de estudiantes y federaciones universitarias. Su hegemonía incluyó altibajos y
contradicciones. Sin embargo el fin de su hegemonía fue estrepitoso (rupturas),
escandaloso (denuncias de corrupción) y coincidió con la crisis del radicalismo bajo la
gestión De la Rua. Durante sus casi dos décadas de dirección estudiantil, las
condiciones
de
vida
en
las
universidades
de
agravaron
enormemente,
se
reestructuraron carreras al gusto del mercado (poniendo a la educación en el lugar de
un servicio y al estudiante en el lugar de un consumidor), se construyeron los
posgrados, etc. Su conducción atomizó al estudiantado, lo convirtió de sujeto de
derecho en consumidor de apuntes y de ese modo estableció un orden de los cuerpos
universitarios.
Por ello es una pregunta pertinente ¿qué es lo que ocurre con un movimiento
estudiantil con la historia del movimiento estudiantil argentino que luego de haber
desalojado, o eso parece, a la Franja Morada de gran cantidad de centros de
estudiantes y de numerosas federaciones estudiantiles (aunque no de la Federación
Universitaria Argentina) no constituye una fuerza de relevancia en la coyuntura política
10
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
nacional? Este es un problema interesante, ya que refiere por un lado a condiciones de
la historia argentina y por otro a la crisis del Radicalismo, cuya rama universitaria no
está eliminada, sino que ha perdido su no tan antiguo ejercicio de la hegemonía, para
pasar a la situación de un nuevo equilibrio entre organizaciones políticas.
Este equilibrio se configura de la siguiente manera: por un lado tenemos un
bloque de agrupaciones de izquierda, heterogéneo y con disputas internas a veces
feroces (PCR, PL, PR (ml) PO, MST I, MST II, PTS, MAS, Agrupamientos
independientes de distintas facultades, etc.) un bloque radical integrado por la franja
morada y sus agrupaciones periféricas ligadas con el neoliberalismo, un bloque
centroizquierdista encabezado por fuerzas afines al PS, ARI, etc. y un bloque
minoritario de agrupaciones nacional populistas que bajo la égida del actual gobierno
nacional intentan hacer pie en un territorio social que no parece darles cabida.
La bancarrota de la hegemonía franjista tuvo directa ligazón con la crisis del
radicalismo bajo el gobierno De la Rúa entre 1999 y 2001. A esta crisis, en la UBA se
presenció su hundimiento plagado de desprendimientos y el copamiento de la FUBA
por una heterogénea alianza de sectores de izquierda (MST, PO), centroizquierda
(TNT) y nacional populistas (Venceremos, MP20, EVET). Excepto Franja Morada, sus
agrupaciones subsidiarias, el PS, la CEPA y el PTS miembros de todos los bloques
integraron el Frente 20 de Diciembre que en 2002 puso punto final a la conducción de la
FUBA por la Franja Morada. Este desarrollo no tuvo que ver con un auge de la
movilización estudiantil, sino que fue producto de una crisis del radicalismo capitalizada
institucionalmente por una coalición muy amplia que permitió desplazar al radicalismo
de su lugar institucional. Esto permite analizar como se lleva adelante una continuidad
importante dentro de la vida estudiantil en una época en la que los centros de
estudiantes los dirigen las agrupaciones de izquierda. Parece ser que se constituye un
nuevo equilibrio de organizaciones sobre la base de una continuidad en las relaciones
de fuerzas entre relaciones sociales al interior de la universidad. El auge de los
posgrados, las materias filtro, los cupos y todas las medidas antiestudiantiles están a la
orden del día y la capacidad de los centros de estudiantes de frenarlas ha sido muy
limitada. De hecho las últimas elecciones obligatorias
en la UBA configuraron la
posibilidad de que un falangista como Alterini llegue al rectorado. Está por estudiarse
cuanta capacidad de transformación se acumuló desde aquel entonces en la FUBA, ya
que el antiguo Frente 20 de Diciembre se ha reestructurado acorde a una realidad
11
Mariano Ignacio Millán
nacional diferente (PO, PCR, MST I, MST II, Liberación) y sin embargo no parece haber
cambiado la situación en la cual el estudiantado luchaba bajo la hegemonía franjista:
esporádicamente.
Vale la pena estudiar el proceso de formación de las coaliciones de izquierda en
la política universitaria de los últimos años (y por que no a nivel nacional e
internacional). Las grandes y heterogéneas coaliciones han permitido desplazar a los
cadáveres políticos radicales de sus asientos institucionales. Estas coaliciones, sin
embargo no dejan de llamar la atención por sus cortocircuitos internos, pues en lugar de
la construcción de un frente político (el cual supone la discusión programática) se
ensanchan los lugares institucionales, impidiendo el desarrollo de políticas comunes a
la izquierda y propiciando el debate en torno a cargos. Esta situación pone en crisis
cualquier acuerdo, pues permite la cooptación gubernamental (o filo gubernamental) de
las fuerzas menos consecuentes ya que no se las pone en caja sistemáticamente en el
debate político de un frente, sino que se los llama para una coalición electoral.
12
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
Tercera parte: indicadores desfavorables
I. Fin del mundo bipolar: principio de incertidumbre
Más allá de las consideraciones que se pueden hacer alrededor de la URSS
nadie puede negar que la bipolaridad (capitalismo – comunismo o EEUU – Rusia)
permitía a los luchadores encontrar una poderosa cuña en la potencia rival. (Insisto que
dejo de lado el carácter social de cada uno de los polos.). Esto hoy ha sido barrido de la
tierra y las relaciones de fuerzas entre el imperialismo y las fuerzas populares (entre las
cuales está el movimiento estudiantil) son hoy más desfavorables que antaño. Se han
destruido condiciones para la lucha popular.
En
este
marco
debe
empezar
a
vislumbrarse
que
es
una
época
contrarrevolucionaria, de restauración capitalista y por lo ello la iniciativa no está en
manos de las fuerzas populares.
II. La educación: del derecho al servicio
La educación en Argentina fue desde la ley 1420, en la época de la fundación del
estado nación, un derecho ciudadano. Es decir, una posibilidad para una
personificación jurídica. Con la primera experiencia peronista (1946 – 1955) la
educación pasa a ser un derecho social, es decir una posibilidad para personificaciones
económicas dentro de los marcos del Estado capitalista. Hacia la década de 1990 la
educación para a ser concebida, a pesar de los matices que puedan aparecer, como un
servicio, es decir una posibilidad para los consumidores.
Vale la pena notar estas transiciones, estos distintos momentos del capitalismo
argentino y estas distintas personificaciones que son los estudiantes. Pues no implica lo
13
Mariano Ignacio Millán
mismo la construcción de la unidad de ciudadanos, de personificaciones económicas en
términos corporativos o de consumidores. Las tres personificaciones implican una
profunda diferencia de caracteres sociales, y la preeminencia de cada una de ellas en la
construcción de la educación publica denota una determinada relación de fuerzas (tanto
en la sociedad como en el sistema educativo y universitario) y establece obstáculos de
distinta envergadura para la emancipación social.
El hecho de que la educación no haya sido conceptualizada, durante los últimos
años, por los estudiantes, como un arma de emancipación debe también ser entendido
como producto de una relación de fuerzas, en la cual la reivindicación de un derecho
ciudadano (tarea democrático burguesa) significa intentar correrla de su rol de servicio.
Sin embargo la educación es un arma, y bien lo saben aquellos que detentan el
bloque histórico en Argentina y América Latina. Un arma que se escatima a los
oprimidos. La escuela como “lugar de contención”, la universidad “enseñadero para la
clase media”, reservándole la preeminencia académica a los posgrados pagos y
elitistas. Esto es una relación de fuerzas que hay que investigar.
La construcción de la identidad del consumidor estudiante implica toda una
relación de fuerzas que podría explicar los actuales niveles de lucha estudiantil
universitaria
en
argentina:
esporádicos,
fragmentarios,
con
casi
imposibles
coordinaciones nacionales y absolutamente heterónomo, ligado al sostenimiento del
derecho a estudiar, de la universidad pública. Que se deba luchar en defensa de la
universidad pública implica una relación de fuerzas desfavorable para la construcción
del movimiento estudiantil, pues el movimiento estudiantil constituido en nuestro país la
suponía, a su vez que la cuestionaba como arma del capital y ya había avanzado en la
construcción de armas populares dentro de la universidad. Repito que no se trata de
elegir la consigna más a la izquierda, sino de ver que la relación de fuerzas es
desfavorable.
La actividad de lucha estudiantil no está eliminada, pues hay conquistas aún no
barridas, como por ejemplo los centro de estudiantes. Sin embargo estos no son los
mismos, pues existen en otra coyuntura histórico mundial, nacional y universitaria.
Cuan compleja resulta la organización más allá de la formalidad institucional del
delegado, el centro de estudiantes, etc. Es decir cuanto cuesta hoy que el centro de
estudiantes de una facultad sea la instancia que articula la vida estudiantil. Esto implica
entender que los centros de estudiantes son importantes, pero no son lo mismo que en
14
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
otros períodos, pues no pueden expresar lo que no existe hoy: el colectivo estudiantil en
una lucha corporativa cada vez más aguda y potenciado por luchas circundantes.
III. De los libros a los papers: cambios en el campo intelectual
Este escrito que están leyendo es una especie de mapa inicial para explorar los
problemas actuales, sin embargo la práctica del paper es una práctica universal en la
cual la argumentación se va haciendo día a día más simplificada y menos rigurosa. Esta
transformación del mundo intelectual, motorizada por la contrarrevolución conservadora
que venció la última oleada revolucionaria (1968 - 1979), pone bajo la picota a la misma
práctica científica, tal cual se la llevaba adelante hasta ahora y destruye así una de las
bases más sólidas de la universidad.
La corriente agnóstica desarrollada por las fuerzas pos modernas de toda calaña
(que abarca desde el Sub Comandante Marcos hasta Fukuyama) plantea el absurdo de
la imposibilidad de conocer científicamente, la necesidad de renunciar a la ciencia. Sus
largos libros son elucubraciones sin más observables que los injertados a gusto del
escritor (por ejemplo en El sueño zapatista, o Imperio). Pues esa mistificación es la
campaña por el desarme moral y cognitivo de las fuerzas populares, bien sabe el
imperialismo de la necesidad de la ciencia, véase como aprende la burguesía y se verá
como la ciencia es útil, necesaria y completamente fiable. El campo popular no debe
renunciar a tal arma y el estudiantado no tendría razón de existir como sujeto si no
fuese por la ciencia y la universidad que la alberga aún hoy con todos los problemas
que existen.
A su vez la universidad va perdiendo su monopolio sobre el conocimiento
científico y su transmisión (conocimiento re funcionalizado en una nueva etapa del
capitalismo), sobre la capacidad de establecer esa transmisión con excelencia a todas
las capas que la requieren y por último la contradicción entre la propia lógica académica
y los requerimientos de la sociedad capitalista contemporánea.
El movimiento estudiantil del cordobazo daba por supuesta la universidad pública
como una institución social vigorosa y absolutamente funcional a su propia sociedad
15
Mariano Ignacio Millán
capitalista. Estas crisis que parece vivir hoy la universidad plantean otro terreno de
confrontaciones en el cual la atomización estudiantil poco puede hacer para detener un
proceso de enormes dimensiones.
La crisis de la universidad contemporánea hace poco atractivo para los grandes
partidos burgueses la conquista de los centros de estudiantes, por medio de sus brazos
juveniles (que se encuentran lejos de su mejor momento organizativo). La identidad del
estudiante consumidor hace complejo que hagan pie también las juventudes de los
partidos burgueses, pues la atomización estudiantil no permite a ningún sector de
envergadura histórica organizar sus cuadros militantes. Es en esta coyuntura que se
conservan, los centros de estudiantes conquistados desde hace unos años. Su
defensa, no es una defensa contra el régimen social y sus partidos, sino contra grupos
estudiantiles que pretender ser brazos juveniles del régimen y hacen de esto su
vocación política.
Aquellos grandes centros de estudiantes aún no conquistados por la izquierda
enfrentan una situación similar: nadie hace pie organizativo, excepto el grupo que
conserva el centro de estudiantes y que tiene montado un inmenso aparato clientelar en
connivencia con las autoridades universitarias. Este es el caso de las Facultades de
Derecho, Económicas y Medicina en la UBA.
IV. ¿Sólo estudiantil?
Poco puede cambiar en la universidad si no es por la lucha estudiantil. La historia
lo ha probado y uno de las claves reside en la concentración del estudiantado, el objeto
del poder universitario.
Otro indicador más de la relación de fuerzas desfavorable en la cual se está
luchando es la lucha por un derecho anteriormente conquistado, pero hoy puesto en
cuestión, es la lucha en defensa de la universidad pública. Este indicador alumbra sobre
las características que puede adoptar el sujeto estudiantil en la actualidad.
En los últimos años parece ser que pocas movilizaciones tienen que ver con
reivindicaciones estudiantiles, y muchas con cuestiones de defensa de la educación
pública (derecho ya conquistado) como por ejemplo los problemas edilicios. Es que en
esta etapa de su constitución estos son los problemas estudiantiles. Así como la clase
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“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
obrera ha desarrollado sus mayores luchas de los últimos años por la reincorporación
de una gran porción de sí misma al mercado de trabajo capitalista, los estudiantes hoy
luchan por la educación pública.
Dentro de esta agenda estudiantil universitaria los acontecimientos más
importantes tienen que ver con las huelgas docentes universitarias, que abundan, pero
que no todas poseen la misma intensidad, ya que dependen, de la movilización
estudiantil que la respalde.
Por un lado los estudiantes, atomizados, golpeados, no pueden poner en pie
reivindicaciones propias, por el otro los docentes universitarios, mal remunerados,
subestimados, que si bien pueden poner en pie reivindicaciones no las pueden actuar si
no lo hace el estudiantado. La mutua necesidad en el desarrollo de ambos sujetos
implica una alianza objetiva que da fisonomía al proceso de su constitución como
sujetos sociales. Sin embargo, esto es complejo, pues el ejercicio del poder
universitario del que el estudiante es objeto es vehiculizado principalmente por el
cuadro docente, con lo cual la posibilidad de una construcción de poder estudiantil
alternativo queda descartada por el momento.7
Vemos así que es una etapa preparatoria de construcción del movimiento
estudiantil que parece, por estos indicadores que se han dicho, hallarse en un nivel de
desarrollo primigenio, producto de su lucha esporádica y de su atomización (estudiante
consumidor).
7
El movimiento estudiantil precisa de cuadros docentes para su constitución y autonomización política
pero esto no implica una alianza con “la docencia universitaria”.
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Mariano Ignacio Millán
Cuarta parte: Propuesta de un programa de investigación
El problema a investigar consiste en encontrar en que estadio se encuentra el
movimiento estudiantil universitario argentino. Para ello, la periodización construida
permite dar un primer parámetro para empezar a ordenar los hechos a relevar.
Dentro de la periodización antedicha ¿en que momento de su constitución se
encuentra el movimiento estudiantil?
Para ello deberán relevarse las luchas de la realidad universitaria argentina de
los últimos años. No bastará con identificar enemigos comunes notoriamente visibles
como la CONEAU o la política educativa de los gobiernos de turno. Su rol es innegable,
pero la realidad suele ser más compleja aún para articular las relaciones de poder y las
luchas que constituyen al movimiento estudiantil universitario argentino.
Entonces cualquier estudio deberá partir de un relevamiento censal, muy sencillo
pero exacto de todas las universidades del país, nacionales, provinciales y municipales,
estatales y privadas, laicas y confesionales. Habrá que medir la cantidad de
estudiantes, de estudiantes por carrera, edades, nivel socioeconómico, etc. Luego
habrá que comparar los datos, con las cifras que se tiene de otras décadas. Esto dará
una pista inicial acerca de las relaciones de fuerzas (Privadas vs. Estatales, Laicas vs.
Confesionales, etc.).
Posteriormente habrá que registrar todos los conflictos universitarios por lo
menos desde 2002 en todo el país.
Para ello debe ser analizado cada conflicto. Reconstruir sus acontecimientos,
ordenar cada acontecimiento del conflicto en una polaridad y ubicar a los sujetos y
grupos sociales en cada uno de los polos en cada acontecimiento. Esto permite
comprender el movimiento de los sujetos al interior de un conflicto y luego comparar su
actividad con las que desarrollen en otros conflictos que se registren.
Luego se deben ordenar los conflictos por facultad o universidad donde
ocurrieron, analizar los ejes del conflicto (en torno a que se desarrollaron los conflictos)
18
“El movimiento estudiantil argentino en la actualidad. Notas para una investigación.”
y luego compararlos con otros conflictos en otras unidades académicas. Realizar una
estadística de los conflictos universitarios, luego clasificarla por ejes, luego por
unidades académicas y de ser posible clasificarlos también por coyunturas políticas
nacionales y regionales en las que ocurren. Esto nos dará una imagen mucho más
precisa de la relación de fuerzas y nos permitirá comprender en que punto de la
periodización se encuentra el movimiento estudiantil universitario argentino.
Luego de construido un mapa de los últimos años se lo puede comparar con
datos de otros procesos históricos y así tener precisiones sobre muchos de los temas
tocados en este comentario.
Sólo de este modo se harán observables los campos en las confrontaciones del
movimiento estudiantil y se podrá explicar su actual nivel de lucha en la época de la
crisis de la hegemonía morada.
Sólo a este precio de un riguroso registro y clasificación de información es
posible comenzar con una construcción consciente.
Mariano Millán
Buenos Aires, 8 de Octubre de 2006.
19
Mariano Ignacio Millán
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