Michelle Bachelet y su gabinete paritario pasarán a la historia... población que es femenina

Anuncio
Nos (otras)
Viernes, 21 de Agosto de 2009 11:32
Michelle Bachelet y su gabinete paritario pasarán a la historia de al menos el 52% de la
población que es femenina
Por Lorena Fries.Presidenta de Corporación Humanas
Michelle Bachelet y su gabinete paritario pasarán a la historia de al menos
el 52% de la población que es femenina. Las mujeres y las niñas con sus
bandas presidenciales no fueron sólo un gesto de bienvenida a la primera
Presidenta mujer en la historia de Chile, sino también la expresión de un
malestar que se arrastraba desde el inicio de la transición, verificado en los
últimos cinco años a través de una encuesta anual realizada a mujeres
inscritas en los registros electorales.
Pese al crecimiento económico, a la reducción a la pobreza, al aumento en la
tasa de participación femenina en el mercado laboral -que aún es baja
comparada con otros países del mismo rango en la región-, las mujeres desde el
año 2004 han expresado reiteradamente que se sienten discriminadas
1/5
Nos (otras)
Viernes, 21 de Agosto de 2009 11:32
principalmente en el ámbito laboral y en la política,
y que la
violencia es uno de los principales problemas que las afecta
,
producto a su vez del machismo rampante en la sociedad chilena.
En el contexto de una transición que se inició en términos visuales con la foto de
un gabinete de signo exclusivamente masculino, y con la postergación de las
principales demandas de las mujeres en materia de derechos por la falta de
consenso que requiere el nuevo escenario político, las chilenas empiezan a
incubar ese malestar que, más allá de las coaliciones políticas que se
consolidarían con el paso del tiempo, las llevará a dar el diferencial de votos que
se requería para ganar la elección con Michelle Bachelet. Y es que mucho de su
elección se explica en función de su condición de género y de su particular
biografía.
Mujer, separada, con hijos de diferentes padres, agnóstica, víctima de violaciones
a los derechos humanos, hija de un general de la Fuerza Aérea, en un país en
que el 50% de los hijos/as nace fuera del matrimonio, donde el 70% se declara
Católico; las Jefaturas de Hogar en manos de mujeres se estiman en un 35%, y
en el que aún quedan pendientes cuentas en materia de derechos humanos, en
su sentido más amplio. Bachelet logra múltiples posibilidades de identificación
entre las mujeres; tanto así, que en las encuestas éstas le dan un mayor apoyo
que los ciudadanos varones.
Desde el inicio de su gobierno, las resistencias culturales - esos patrones
inconscientes que hacen de las mujeres algo particular y específico mientras los
hombres constituyen ese universal incuestionable -, se hicieron ver. En particular,
en el campo discursivo - simbólico y en la escenificación del cuerpo femenino en
el escenario político, donde estas resistencias se han expresado con fuerza, al
punto de generar el peor de los efectos; re-esencializar a las mujeres en LA
mujer.
Empecemos por el cuerpo femenino y la alteración del paisaje político que éste
produce. El cuerpo de la Presidenta se transformó en parte del discurso político.
Eyzaguirre, su amigo ministro, la llamó “gordi” y la derecha dijo que no “daba el
ancho”,
deslegitimando de manera obscena su diferencia sexual en un escenario
eminentemente masculino. Su relación con otros presidentes de la región está
2/5
Nos (otras)
Viernes, 21 de Agosto de 2009 11:32
bajo el signo de la sospecha permanente, al punto de dejar entrever una cierta
erótica de los varones que, desde el sesgo machista, es responsabilidad de ella.
Recuerdo una foto en que la Presidenta Bachelet aparece con Chávez,
y el comentario de un tabloide farandulero, a propósito de que este
último ponía sus manos en los hombros de la Presidenta. Aún
tratándose de la Presidenta, se deslizaban implícitamente prejuicios de
género que, a fin de cuentas, no cuestionaban la actitud de Chávez,
sino la aceptación de dicho gesto por Bachelet, introduciendo un
elemento erotizador en las relaciones entre Jefes/as de Estado. Todas
cuestiones que dan cuenta del descrédito de las mujeres en la política,
no importa cuán alta sea su investidura.
Amelia Valcarcel, filósofa española, señala que uno de los votos que
deben cumplir las mujeres para acceder a espacios de poder es el de
castidad en su sentido más absoluto, material y simbólico, al punto de
negar el cuerpo femenino. He ahí una de las paradojas de las mujeres
en el poder:
por más intentos que se hagan para
desdibujar corporal y sicológicamente lo femenino, asimilándose al
máximo a la escenificación y ejercicio masculino del poder político, ello
está destinado al fracaso. Una mujer nunca llegará a ser “naturalmente”
un hombre.
Por otro lado, si se afirma la
diferencia femenina, las claves de lectura de dicha diferencia
culturalmente naturalizada, reenvían a las mujeres al lugar de lo
erótico/materno, ambos fuera del mundo de lo público/político.
En términos discursivos, las resistencias han sido explícitas hasta el
punto de la ofensa. El episodio repudiable de “la gordi” abrió el cauce
para que, en el transcurso de su gobierno, otros sintieran que el hecho
de ser mujer autorizaba decir cualquier cosa. Recordemos el caso del
Alcalde de Aysén que mandó a la Presidenta
“a la punta del cerro”
mientras ella se encontraba visitando la zona afectada por el terremoto.
3/5
Nos (otras)
Viernes, 21 de Agosto de 2009 11:32
Entre sus propias filas este tipo de alusiones generan mayor impacto
porque provienen de aquellos que supuestamente son leales al
gobierno, o que al menos tienen afinidad con la Concertación. La
primera, en relación a la paridad, y a la necesidad de renovar a la elite
gobernante, al menos en el Poder Ejecutivo. Esto último, que para
muchas/os fue una razón para votar por una Concertación que ya venía
desgastada, y que a partir de entonces entraría en su peor momento, le
significó a la Presidenta enfrentarse a las elites transversales que
desde los inicios de la transición habían gobernado el país.
Lamentablemente, todas/os hemos visto cómo ha tenido que ceder en
aras de lograr mayor apoyo dentro de sus aliados.
Los medios de comunicación también contribuyen con la misoginia
nacional. La autonomía de la Presidenta parece estar siempre en
cuestión. O hay un mentor, un factotum, o un poder real - masculino
por cierto - detrás de sus decisiones. Y es que las mujeres en política
debemos obediencia a la norma masculina si no queremos ser
evaluadas como conflictivas o, peor aún, como incapaces.
En su conjunto, los discursos que circulan a propósito de Michelle
Bachelet tienden a reinstalar el sentido común que se había roto por su
sola irrupción como presidenta/mujer. Las reiteradas comparaciones
con el ex Presidente Lagos reproducen la dicotomía
masculino/femenino como una trampa que nos vuelve a todas
idénticas; idénticas a la Presidenta. Nadie puede seriamente comparar
a Michelle Bachelet con Sarah Palin, Hillary Clinton o con Cristina
Kirchner que lo único que tienen en común es ser mujeres. Pero es allí,
en esa particularidad de ser mujeres que en definitiva el SER MUJER,
como sostiene Simon de Beauvoir, es una “alteridad pura que no
admite reciprocidad”, esa que nos remite al mundo de las idénticas y
por tanto sustituibles e intercambiables unas con otras.
No recuerdo comparaciones entre Ricardo Lagos y George W. Bush, o
entre el primero y el ex presidenrte Frei, actual candidato a la
Concertación. El sólo hecho de ser hombres no los hace comparables,
4/5
Nos (otras)
Viernes, 21 de Agosto de 2009 11:32
menos aún pueden deducirse de allí características que hacen a todos
los varones asimilables. Y es que siendo constitutivos de lo humano,
las individualidades y por tanto las diferencias, se valoran en lo público,
en el terreno de los iguales.
5/5
Descargar