NUMERO: 47 FECHA: Mayo 1992 TITULO DE LA REVISTA: Ecología y Desarrollo SECCION FIJA: Bibliografía AUTOR: Margarita Jiménez Badillo TITULO: El Dilema Nuclear, Rubbia, Carlo, Ed. CNCA-Grijalbo, México, 1991. TEXTO: El uso y manejo de la energía nuclear hasta mediados de la década de los ochenta no había sido cuestionada en su sentido y razón de ser. Salvo los lamentables acontecimientos de Hiroshima y Nagasaki en 1945, la paulatina incorporación a la vida social de la fuente nuclear, no tenía mayores inconvenientes. Así, su expansión universal se consideraba un asunto sólo de tiempo. Sin embargo, el 26 de abril de 1986, con la explosión del reactor número 4 de Chernobil en la ex-URSS, esta certeza acerca de las bondades ofrecidas por la energía nuclear se derrumba estrepitosamente, dando paso a una nueva interrogante: la de plantearse si la crisis ecológica es una problemática exclusivamente del presente. o merece preverse para el futuro. Luego de que con este percance quedaban al descubierto nuevos e impredecibles acontecimientos, vinculados directamente al orden guardado entre los seres vivos y su medio. Ante esta perspectiva, la utilización del átomo requería entrar en una revisión de sus propios postulados, evaluando los efectos que para el presente, y sobre todo para el futuro encierra este tipo de conocimiento. Con Chernobil, quedaba demostrado que no existían "energías puras", cuya presencia pasara desapercibida para el entorno ambiental. Los resultados han sido tan desastrosos e incontrolables, que aún para 1990, cuatro años después del accidente, los científicos soviéticos no podían efectuar un balance exacto de los costos ecológicos y humanos del mismo. En esta línea reflexiva está inscrito el Dilema Nuclear de Carlo Rubbia, quien hace una seria impugnación al silencio de quienes provocaron este desastre de la tecnología convertido en una tragedia tanto humana como ambiental, dada la expansión de la radioactividad en el aire, alcanzando a afectar toda Europa. Así, sistema soviético y tecnocracia nuclear son cómplices de ese mutismo, quedando bien demostrado que la energía nuclear representa probabilidades infinitamente pequeñas de causar desastres infinitamente grandes. Una tesis que sostiene Rubbia es considerar que la ciencia ha descubierto con retraso, la verdad sobre los efectos nocivos de las partículas ionizantes. Ante ello, se pregunta si debemos renunciar a la energía nuclear, desmantelar las centrales existentes, terminar con la fisión con fines civiles. Debe formarse una conciencia energética con un trabajo serio de información, ya que no se trata de un problema que se resuelve por decreto ni de decir si o no a lo nuclear. Debe encontrarse una alternativa energética antes de que las restantes reservas naturales se hayan agotado. La ciencia entonces, tiene un gran trecho que recorrer. Si se pierde la conciencia crítica, se corre el riesgo de trabajar en contra del hombre y se traiciona la idea misma de la investigación científica, misma que se fundamenta más en la duda que en la certidumbre. La sociedad y la civilización modernas están basadas en el riesgo y la solución consiste no en bloquear los conocimientos, sino en gobernarlos, evaluando las alternativas tecnológicas y cerrando el paso a las aplicaciones que conlleven riesgos demasiado altos. El autor sustenta en su Obra, que la información acrítica y el vacío de la comunicación, son particularmente, quienes provocan los dramas más impactantes de la aventura tecnológica. Son los silencios y las reticencias quienes no han hecho progresar la imagen de la ciencia ante el público. Rubbia, además de marcar los efectos letales de la radioactividad en el hombre (leucemia, cáncer, esterilidad, alteraciones genéticas, etc.), reflexiona sobre el proceso degenerativo en los ecosistemas forestales, acuáticos. Induce el autor, a reflexionar en una serie de interrogantes: ¿Cómo evaluar con precisión el efecto del aumento de la proporción de anhídrido carbónico y otros gases en la atmósfera? ¿Cuál será el efecto del cambio de temperatura del globo terrestre, por ahora apenas perceptible? ¿Qué hará el hombre del futuro si realmente tiene que enfrentarse a este efecto que le estamos dejando como herencia? Esos y otros cuestionamientos son motivo para lograr la sensibilización no sólo de la sociedad para adoptar una conciencia crítica y racional, sino también va dirigida a la tecnocracia nuclear, los políticos y los gobiernos, que habrán de comprender que construir una verdadera alternativa energética requiere de grandes inversiones financieras, y sobre todo recursos intelectuales, ya que con la ignorancia no se evita la autodestrucción. Finalmente, Rubbia dedica su último capítulo del Dilema Nuclear, a proponer la fusión nuclear (forma natural de combustión, de encendido difícil, justamente por producirse entre núcleos, no entre átomos) para obtener más energía en lugar de la energía solar. Advierte una limitante: que la fusión no es considerada como prioridad en ningún país, enfatizando nuevamente, la necesidad de estrechar vínculos entre el problema energético en su conjunto y la política de investigación en esta materia.