Es de esperar que el futuro gobierno de Michelle Bachelet,... ella trae en su trabajo en ONU Mujeres y el...

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La agenda de género para 2014: ¿podremos saldar deudas?
Martes, 07 de Enero de 2014 17:57
Es de esperar que el futuro gobierno de Michelle Bachelet, considerando la experiencia que
ella trae en su trabajo en ONU Mujeres y el contenido de su programa de gobierno, permita
avanzar al menos algunos pasos iniciales en cada una de estas materias. Ana Piquer, Directora Ejecutiva de Amnistía Internacional Chile
*Columna escrita para el Observatorio de Género y Equidad
El año 2013 trajo dos casos impactantes que nos hicieron reflexionar profundamente acerca de
algunos aspectos de lo que falta por hacer para asegurar los derechos humanos de las mujeres
en Chile.
Un caso fue el de Karina Sepúlveda. Esta mujer fue acusada del homicidio de su marido
debiendo afrontar dos juicios sobre la materia, tras la anulación del primero. Ella fue víctima por
18 años de violencia física y psíquica por parte de su esposo. Leer la descripción de la
violencia – de acuerdo a su testimonio en el juicio - de la que fue víctima es sobrecogedor,
pues incluye brutales golpizas y toda clase de humillaciones. Karina causó la muerte a su
agresor en un momento en que genuinamente no veía otra salida, temía por su vida y la de sus
hijos.
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El otro caso fue el de "Belén". Ella es una niña que a los 11 años quedó embarazada tras ser
repetidamente violada por su padrastro de 32 años.
Sólo estos dos casos ejemplifican tres aspectos en que el Estado de Chile sigue
teniendo grandes deudas con los derechos humanos de las mujeres.
Primero, las serias dificultades que ha tenido el Estado de Chile en otorgar protección a las
víctimas de violencia, especialmente intrafamiliar. El hecho que Karina haya sido víctima de un
nivel gravísimo de agresión por tanto tiempo, demuestra las falencias del Estado para cumplir
con sus obligaciones en materia de prevención, investigación y sanción de todo acto de
violencia contra la mujer de acuerdo a los estándares internacionales, sea perpetrado por el
Estado o los particulares. Casos como los de Karina no son aislados y así lo muestran las
cifras de femicidios más recientes.
Segundo, se ve la ausencia de una perspectiva de género en el análisis de diversos casos de
violencia, como de hecho sucedió en el caso de Karina en una primera etapa. La violencia
contra la mujer requiere que al momento de valorar el testimonio de la víctima y las pruebas
rendidas, se analice el contexto en el que ésta se produjo y el impacto que tiene en la salud de
ella, tanto física como mental. Esta perspectiva de género debiera siempre tenerse en cuenta,
por ejemplo, al tratarse de casos de violencia policial con componente sexual en contra de
mujeres y niñas, o violencia al interior de una pareja o incidentes de acoso sexual. Es
fundamental considerar que el contexto de abuso, discriminación, vulnerabilidad que puede
darse en estos casos hace que deban ser analizados desde una perspectiva particular.
Finalmente, la debida protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en
Chile sigue siendo materia de grandes deudas. El acceso adecuado de información por parte
de todas las niñas, jóvenes y mujeres es esencial para detectar casos como el de Belén, que a
sus 11 años fue violada reiteradas veces, sin haber recibido la protección, acogida y
conocimientos que a su edad necesitaba para enfrentar la situación. Más aún, niñas en la
situación de Belén deben recibir del Estado chileno todo el apoyo sicológico y médico que
necesitan, poniendo a su disposición todas las opciones en relación con el embarazo,
incluyendo servicios seguros de aborto.
La criminalización del aborto en Chile constituye una brecha enorme respecto del derecho
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internacional de los derechos humanos, puesto que implica que las niñas o mujeres que están
embarazadas como consecuencia de una violación, o cuando el embarazo amenaza su vida o
su salud, están obligadas a continuar con sus embarazos, independientemente de los riesgos y
de su propia opinión al respecto.
La reciente revisión del Estado de Chile ante el comité CEDAW tuvo como resultado que éste
hiciera una serie de recomendaciones que apuntan, entre otras cosas, precisamente en estas
líneas. Lamentablemente, tras el gobierno del Presidente Sebastián Piñera no resulta
posible apuntar a grandes avances en ninguna de ellas.
Es de esperar que el futuro
gobierno de Michelle Bachelet, considerando la experiencia que ella trae en su trabajo en ONU
Mujeres y el contenido de su programa de gobierno, permita avanzar al menos algunos pasos
iniciales en cada una de estas materias. En eso, la sociedad civil más que nunca debe estar
atenta para asegurar que mujeres y niñas como Karina o Belén reciban del Estado de Chile la
protección a la que tienen derecho, porque esto no es un tema solamente "valórico", "de
mujeres", de derecho penal o de la esfera privada de lo familiar. Esto es un tema de derechos
humanos, un tema de todas y todos.
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