Si examinamos el golpe, la dictadura cívico-militar y sus consecuencias,... la justicia" como lo señala el "perdón" solicitado. Por el contrario,...

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¿Perdón y olvido?
Domingo, 22 de Septiembre de 2013 22:45
Si examinamos el golpe, la dictadura cívico-militar y sus consecuencias, no cabe "renunciar a
la justicia" como lo señala el "perdón" solicitado. Por el contrario, la "responsabilidad" y la
"culpa" no se extinguirán mientras no se restituyan la verdad y colaboren con la justicia.
Teresa Valdés, Coordinadora del Observatorio de Género y Equidad
Con motivo de los 40 años del golpe de estado, algunas Mujeres por la Vida visitamos el
Museo de la Solidaridad Salvador Allende para compartir memorias y reflexionar sobre lo
realizado como grupo a contar de 1983. Llevamos fotos y afiches que colocamos en la linea del
tiempo 1973-2013 y cada quien escribió pensamientos, también Miren Busto leyó un poema
escrito para la ocasión. Surgió la propuesta de escribir, en el año 2013, la antigua consigna "ni
perdón ni olvido", como síntesis de nuestro pensamiento. Ello dio origen a una conversación
que se ha sostenido día tras días por la vía virtual. Comparto mis reflexiones al respecto.
Desde hace semanas, distintos actores políticos se refieren al perdón, algunos ofrecen perdón,
otros exigen perdón y reconciliación. Abundan las columnas de opinión en torno al tema y el
Arzobispo Ezzati volvió a la carga en el Te Deum este 18 de septiembre.
Pero ¿qué es el perdón? El diccionario dice que es "la acción por la que una persona, el
perdonante, que estima haber sufrido una ofensa, decide, bien a petición del ofensor o
espontáneamente, no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación
contra el mismo, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o
restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones
entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden afectadas o queden menos
afectadas". Explica que no se "hace justicia" al conceder el perdón, sino que el perdonante
"renuncia a la justicia al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras de
intereses superiores". Asimismo, señala que no debe confundirse el perdón con el olvido de la
ofensa recibida, puesto que quien la olvida no perdona, al no adoptar una decisión de
perdonar.
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Finalmente, dice "El perdón es obviamente un beneficio para el perdonado, pero también sirve
al perdonante (...) y a la sociedad, pues contribuye a la paz y cohesión sociales y evita
espirales de venganzas, motivo por el que religiones y diversas corrientes filosóficas lo
recomiendan".
¿Corresponde en el caso del golpe militar, de la dictadura, el terrorismo de Estado y las
violaciones de los derechos humanos, no sentir dolor y resentimiento y renunciar a la
justicia? ¿Es asimilable el golpe de 1973 a una "ofensa", cuando se destruyó la
democracia y con ello la vida de miles de chilenos/as y a sus familias, cuando a lo largo
de 17 años se violó sostenidamente los derechos humanos de la población?, ¿cuál sería
el beneficio para el/a perdonante de su renuncia a la justicia, al justo castigo o a la
compensación?
Podemos argumentar, desde otro ángulo, que "perdón" es sinónimo de "disculpa", término que
incluye una "culpa" que se demanda "dejar de lado". "Ofensa" y "culpa" no son lo mismo. La
"culpa" alude a la "responsabilidad" en una acción y/u omisión y sus consecuencias, alude al
"poder", un poder detentado por quien es responsable de los hechos por acción u omisión.
Si examinamos el golpe, la dictadura cívico-militar y sus consecuencias, no cabe "renunciar a
la justicia" como lo señala el "perdón" solicitado. Por el contrario, la "responsabilidad" y la
"culpa" no se extinguirán mientras quienes fueron responsables y tuvieron el poder para que
ello sucediera, no restituyan la verdad y colaboren con la justicia, mientras no se reconstruya la
democracia con la participación del pueblo soberano (una nueva Constitución legítima),
mientras no se despoje -legalmente- del poder y los beneficios a los militares que actuaron y/o
callaron (degradación de los oficiales, etc.) y se penalice toda expresión pública del ideario
fascista, para asegurar que nunca más actúen en contra del pueblo. A ello deben contribuir
explícita y activamente los "culpables" o "responsables", civiles y militares, en el Parlamento,
en los partidos políticos, en las instituciones armadas.
Sin embargo, hay daños irreparables... en la vida de cientos de miles de chilenos, tanto daños
directos, de los que hemos conocido crecientemente en estos días, como indirectos, aquellos
ocasionados por leyes y políticas públicas impuestas que aumentaron las desigualdades,
enriquecieron a los poderosos y aumentaron su poder para seguir reproduciendo este orden
que el pueblo nunca pudo elegir libremente.
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Frente a ello, las Mujeres por la Vida decimos ni perdón ni olvido.
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