Mi madre, Aminta, ya militaba en el PC cuando desapareció... represión la obligó, como tantas mujeres, a dejar los quehaceres...

Anuncio
Formas de resistencia de mujeres en dictadura
Lunes, 30 de Septiembre de 2013 11:20
Mi madre, Aminta, ya militaba en el PC cuando desapareció mi padre. La tragedia de la
represión la obligó, como tantas mujeres, a dejar los quehaceres hogareños para trabajar
tiempo completo para la Verdad y la Justicia. Por María Paz Concha T.
PONENCIA: FORMAS DE RESISTENCIA EN LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA CÍVICO
MILITAR-1973.
Estimadas compañeras: Agradezco la invitación a participar en esta instancia de reflexión,
memoria y resistencia. Es el momento vital para forjar unas palabras que espero seguir
enlazando en testimonios junto a tantas personas que padecimos la violencia más feroz luego
del golpe de 1973.
Hablamos en este encuentro de una historia colectiva, que nos pertenece a todas, pero en
especial quiero dedicarles esto a mis sobrinas, Magdalena, Luisa y Josefa porque serán ellas
quienes desde una representación de género conocerán el pretérito de los que vivieron sus
abuelas, en los relatos de ese cruel periodo de nuestra historia social y familiar.
Como muchas mujeres de la generación de los años 60, mi madre, Aminta Traverso, se liberó
de los caminos convencionales y decidió estructurar su proyecto de vida en función de la
militancia, luego de conocer a mi padre Marcelo Concha y enamorarse de él.
1/5
Formas de resistencia de mujeres en dictadura
Lunes, 30 de Septiembre de 2013 11:20
Mi padre fue un estudiante destacado, un Agrónomo formado en la Universidad Patricio
Lumumba de la ex Unión Soviética, en la generación de 1962. Ya en esa época, en
esas delegaciones de estudiantes chilenos enrolados por la militancia en el Partido Comunista
hubo una importante participación de mujeres: Dora Carreño, Pamela Mewes, Ingrid Astudillo,
Pola Ramírez, solo por nombrar algunas que formaron
parte de esa experiencia.
Para Aminta, unir su vida a un dirigente militante, vivir la Unidad Popular en la zona de
Cautín –Temuco, en un periodo de reformas en la vida de los campesinos, fue un
comienzo intenso para alguien con solo veinte años y quien había crecido como
cualquier niña en una familia privilegiada socialmente.
Recordemos el contexto de esa época donde la desigualdad parecía diferenciar a las personas
sin clemencias y la vida pretendía ser como de televisión en color para algunos y de blanco y
negro para otros.
El Golpe de Estado en 1973 dejó sin tejido la historia de muchas mujeres como mi madre. Una
guerra implacable comenzaba sin banderas blancas: frente a un enemigo que no dudó en
atacar al caudal femenino que tuvo el proyecto popular. La tortura física, mental y psicológica
dirigida a las resistentes y la violencia sexual fueron una constante de los aparatos represivos
del Pinochetismo.
Mujeres solas perdían el sustento afectivo, social y económico luego de largas búsquedas por
las cárceles y centros de tortura. Mujeres, madres lejos de sus compañeros e hijos , mujeres
utilizadas para extorsionar y sacarle información a los detenidos, mujeres criando,
engendrando y pariendo en los contextos más limites en que una madre puede formar la
integridad y bienestar de un ser humano, mujeres fragmentadas en el exilio.
Nos hemos adaptado sin duda a carecer de respuestas de Verdad y Justicia a lo largo de los
años. Sin embargo, el dolor compartido construyó nuestras redes que fueron el principal modo
de sobrevivencia.
2/5
Formas de resistencia de mujeres en dictadura
Lunes, 30 de Septiembre de 2013 11:20
La dictadura sin quererlo llevó a estas mujeres a tomar un rol aún más activo en la vida pública,
consolidándose en organizaciones de derechos humanos y de resistencia perdurables.
Mi madre, Aminta, ya militaba en el Partido Comunista cuando desapareció mi padre. La
tragedia de la represión la obligó, como tantas mujeres, a dejar los quehaceres
hogareños para trabajar tiempo completo para la Verdad y la Justicia. A dedicar todo lo
que había aprendido en su carrera de asistente social a sanar heridas propias y las de
sus compañeras y de llegar a ser un actor político autónomo dentro de una sociedad en
la cual casi todos los actores políticos fueron del género masculino.
El proceso de empoderarse como actor político que vivió mi madre, Aminta, fue el de muchas
mujeres golpeadas por la represión de la dictadura.
Como hija viví de cerca el parto de todas las organizaciones a las que mi madre les entregó el
corazón y de las cuales recibió su solidaridad. Recuerdo las primeras actividades dedicadas a
los hijos de afectados por la represión, nosotros las denominábamos "los juegos de los
sábados"; en esas actividades existieron el amparo y el encuentro de muchas familias de
detenidos y detenidas desparecidos y desaparecidas que se juntaban para realizar acciones
recreativas para los niños y las niñas.
De aquellas jornadas recuerdo a Gabriela Bravo esposa de Carlos Lorca Tobar, diputado
socialista detenido desaparecido, a su hermana Berta Bravo psicóloga, el actor Claudio Pueller,
gente vinculada a la Vicaria de la Solidaridad. Esto fue la antesala de otras organizaciones
como la Fundación PIDEE (Fundación de la infancia dañada por los Estados de Emergencia),
el Centro Integral de Salud CIS y la Agrupación de Familiares. En todas esas organizaciones
se crearon los reflectores de sobrevivencia, ayuda y dignidad para entender el pavor y así
sobrellevar nuestra hecatombe.
Uno de los grandes temas a los que mi madre les dedicó su batalla, fue al desarrollo del área
de la salud mental en Chile. Su compromiso con estas organizaciones en las cuales se crearon
lo primeros equipos de atención a víctimas, fue una motivación ética- reparadora y un desafío
profesional en su carrera de Asistente Social.
En la Universidad Católica encontró un importante apoyo dentro de algunas profesionales de
3/5
Formas de resistencia de mujeres en dictadura
Lunes, 30 de Septiembre de 2013 11:20
su Escuela de Trabajo Social a fines de los años 80. En ese espacio pudo elaborar su Tesis: "
ELABORACION DEL DUELO DE 10 MUJERES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS".
Los investigadores daneses Inger Agger y Soren Buus Jensen le dedicaron a su trabajo un
importante capitulo en su libro Trauma y Cura en Situaciones de Terrorismo de Estado
Derechos Humanos y Salud Mental Bajo la Dictadura Militar. Este documento estudió en
profundidad la situación de diez mujeres, esposas de detenidos desaparecidos entre 1974 y
1976. Todas tenían hijos y tenían de 20 a 40 años cuando ocurrió la pérdida.
Después de 10 a 12 años de la desaparición del esposo solo una mujer tiene una nueva
relación de pareja estable y otros niños. El resto de las mujeres se considera casada con el
esposo desaparecido.
La exposición de esta realidad desgarradora, fue proscrita de los registros bibliotecarios de la
Universidad hasta 1990, cuando su tesis finalmente se incluyó en el catálogo electrónico de la
facultad. Pasaría un tiempo antes de poder establecer soportes para testimoniar de manera
pública y colectiva lo vivido en aquel tiempo.
En esas narraciones aparecen hitos como la Huelga en la CEPAL en 1977 con la frase "EL
DOLOR DEL HAMBRE NO SE ASEMEJA AL DOLOR DE NO SABER DEL SER AMADO".
Esa frase Aminta la escribió en una pizarra en la sede en aquella manifestación realizada para
denunciar las desapariciones y denegación de justicia ante las Naciones Unidas. No hubo
respuesta alguna, y las mediaciones eclesiásticas sólo sirvieron para no enfermar a quienes
exigían justicia.
En su última carta, días antes de morir, mientras yo participaba en el ayuno de la AFDD en
contra de la Ley Aylwin, una propuesta de ley que pretendía cerrar procesos de derechos
humanos y temiendo escenarios definitivos de una ley de Punto Final me manda una nota en la
que escribe:
"Santiago, 25 de agosto de 1993
Querida hija:
4/5
Formas de resistencia de mujeres en dictadura
Lunes, 30 de Septiembre de 2013 11:20
Sé que estás bien, pero muerta de hambre", nunca pasé hambre, "sin embargo, sé que al igual
que yo estarás junto a personas maravillosas de las cuales aprenderás mucho", "pensé que
nunca hubieras tenido que hacerla, menos en democracia. A estas alturas de la vida, pensé
que todo habría cambiado para bien. Quiero que sepas que te quiero, que te extraño, y que
aún estoy segura que el dolor del hambre no se compara al dolor de no saber del ser amado, y
por eso hay que seguir peleando. Gracias por tu entrega, el papá lo siente, estoy segura.
Te ama tu mamá, Aminta. Saludos a todas".
Gracias a todas las mujeres que dedicaron su vida, entregaron su fuerza y coraje para que con
su legado nunca mueran las voces y rostros de todos lo que hoy ya no están. Este homenaje
es para ellas.
María Paz Concha Traverso.
Santiago, Septiembre 2013
5/5
Descargar