A menos que los Estados de las Américas contribuyan con... Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) antes del 31 de...

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Crisis de la CIDH: ¿por qué no podemos perder un espacio clave para los derechos de las mujeres?
Martes, 07 de Junio de 2016 21:55
A menos que los Estados de las Américas contribuyan con recursos significativos para la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) antes del 31 de julio, millones de
mujeres en todo el continente verán sellada la única vía con que cuentan para obtener justicia y
exigir un alto a la discriminación y la violencia que sufren.
Por: María Alejandra Cárdenas, Directora Legal Regional para
América Latina- Women’s Link Worldwide
No en vano, el ya pequeñísimo pero extraordinario personal de la CIDH ha sido responsable de
algunas de las transformaciones más significativas en la protección de los derechos humanos
de las mujeres en la región.
Gracias a una decisión emitida en 2001 contra el Estado de Guatemala, dicho país cambió
varios artículos del código civil, relativos al matrimonio, que le conferían al hombre la
administración de los bienes y a la mujer el cuidado de los hijos y el hogar, y que le
posibilitaban al hombre prohibirle a la mujer realizar actividades por fuera de dicho rol.
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Martes, 07 de Junio de 2016 21:55
Ese mismo año condenó a Brasil por su responsabilidad frente a los hechos de violencia
doméstica que casi le cuestan la vida a una mujer y reconoció –incluso antes que la Corte
Europea de Derechos Humanos- que la violencia doméstica es una forma de violencia y de
discriminación frente a la cual los Estados tienen el deber de investigar exhaustivamente,
proteger a la víctima y sancionar al responsable (debida diligencia). En el año 2006, siguiendo
la recomendaciones de la CIDH, Brasil adoptó una ley para enfrentar la violencia que millones
de mujeres sufren dentro de sus hogares.
La CIDH jugó un rol fundamental en exponer ante la comunidad internacional los feminicidios
ocurridos en Ciudad Juárez (México) cuando nadie a ese nivel estaba prestando atención.
Posteriormente, la CIDH llevó ante la Corte IDH el caso de tres mujeres víctimas de feminicidio
en Ciudad Juárez. Como resultado, el Estado de México se vio obligado a entrenar a sus
funcionarios en investigación de crímenes cometidos contra las mujeres, y a revisar sus
prácticas y políticas de prevención, investigación y sanción, que aparte de ser ineficientes,
estaban plagadas de prejuicios discriminatorios contra las mujeres asesinadas.
El impacto de la CIDH en la protección de los derechos de las mujeres colombianas también es
inconmensurable. En el año 2006, la CIDH elaboró un informe sobre el impacto del conflicto
armado colombiano sobre los derechos humanos de las mujeres y las niñas, y emitió
recomendaciones específicas de políticas públicas al Estado que luego fueron recogidas por la
Corte Constitucional y que generaron, finalmente, la adopción de muchas de esas
recomendaciones hoy contempladas en la ley de acceso a la justicia y atención a víctimas de
violencia sexual y en el respectivo documento Conpes que contiene los lineamientos para
prevenir y garantizar los derechos de las mujeres víctimas del conflicto armado.
Mujeres de otros países que han visto vulnerados sus derechos engrosan esta lista. En Costa
Rica, las mujeres con dificultades para concebir tienen acceso a la Fertilización in Vitro gracias
a este tribunal; en Chile, las mujeres lesbianas no pueden ser discriminadas, como
consecuencia de su orientación sexual, en la asignación de la custodia parental gracias a la
condena internacional que recibió el Estado de parte de la Comisión; y en Argentina, las
mujeres que visitan centros penitenciarios no pueden ser automáticamente sometidas a
inspecciones vaginales, entre otros casos.
Dentro de su mandato, la CIDH tiene potestad para otorgar medidas cautelares, es decir, para
exigirle a los Estados que tomen medidas extraordinarias y de urgencia para prevenir daños
irreparables a las personas o a los procesos judiciales que se adelantan. Cientos de mujeres
han sido beneficiarias de medidas cautelares que les han salvado la vida, incluidas un par de
mujeres colombianas –madre e hija- quienes habían sido objeto de seguimientos, agresiones
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físicas, amenazas y un intento de secuestro tras denunciar la violación sexual de la
adolescente. En la solicitud hecha por Women’s Link Worldwide en este caso -conocido como
X y XX, se señaló que la salud física y mental de la menor se había deteriorado por las
amenazas y los hechos de violencia de los que había sido objeto, por la negación de su
derecho a interrumpir el embarazo, y por la ausencia de tratamientos médicos adecuados. Al
otorgar las medidas, la CIDH solicitó al Estado Colombiano proteger la vida de las dos mujeres
y asegurar los tratamientos médicos que la menor necesitaba para proteger su salud física y
mental.
La lista es muchísimo más extensa, por supuesto, y abarca la protección de un sinnúmero de
derechos de las mujeres que en los tribunales nacionales tienden a ser ignorados o, en caso
contrario, analizados y juzgados con menosprecio o incluso con visiones estereotipadas.
Sin la CIDH, o con ella en crisis, se desvanece un gran escenario de justicia para las mujeres
del continente. ¿Quién va a velar ahora por el bienestar de las mujeres y niñas que no
encuentran justicia en sus sistemas nacionales? ¿Quién va a darle alcance a los compromisos
internacionales de nuestros Estados frente a los derechos de las mujeres? ¿Quién va a
desarrollar los estándares de derecho humanos de las mujeres que permiten que sigamos
luchando en nuestros países por un mundo libre de violencia y discriminación de género?
Si nuestros estados están realmente comprometidos con los derechos de las mujeres, como
suelen ufanarse sus representantes, es el momento de demostrarlo “metiéndose la mano al
bolsillo” y apoyando el funcionamiento del principal órgano de protección regional de estos
derechos.
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