Empresario en la Revolución Industrial

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Tema 5
EL EMPRESARIADO EN LA REVOLUCIÃ N INDUSTRIAL
1. La función de los empresarios.
2. El empresariado en la revolución industrial.
2.1 Inglaterra.
2.2 Francia.
2.3 Alemania.
3. Los directores de empresas en la revolución industrial.
3.1 reclutamiento de directores y mandos intermedios.
3.2 la formación educativa.
3.3 la formación práctica de los directores de empresa.
3.4 la formación técnica y el comienzo del profesionalismo.
4. Retribución y status social de los directores de empresa.
1. LA FUNCIÃ N DE LOS EMPRESARIOS
Las funciones empresariales son básicamente tres:
1. La dirección de la estrategia empresarial, es decir la definición de los objetivos de la empresa en
función del mercado y del entorno social y económico, todo ello en busca de la rentabilidad y del beneficio;
básicamente serÃ−a la polÃ−tica de selección de la fuerza laboral y la polÃ−tica de inversiones.
2. la administración de la empresa que constituye su organización interna y la definición de los sistemas
de autoridad y de control.
3. la financiación del capital y la asunción del riesgo correspondiente.
En los inicios de la industrialización y en la pequeña empresa actual las tres funciones son llevadas a cabo
por una persona o un grupo reducido de personas. Por el contrario en las grandes empresas del siglo XX son
grupos distintos de personas las que llevan a cabo estas funciones.
-la primera corresponderÃ−a al empresario propiamente dicho o los altos directivos.
-la segunda corresponderÃ−a a los administradores.
-la tercera a los capitalistas.
Para Schumpeter la principal función del empresario serÃ−a la innovación, pero en realidad son muy pocos
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los empresarios realmente innovadores.
Por otra parte la innovación no tiene porqué ser igual a la creación. La mayor parte de las innovaciones
empresariales consisten en aplicar a un sector económico o a un ámbito geográfico lo que ya existÃ−a en
otros. Por tanto, la mayor parte de los empresarios son más bien imitadores.
2. EL EMPRESARIO EN LA INDUSTRIALIZACIÃ N.
2 .1 Inglaterra.
En la industrialización inglesa hubo empresarios de todos los orÃ−genes sociales y geográficos, aunque
predominaron los de un origen social de clase media-baja y frecuentemente conectados con la actividad
mercantil (comerciantes, artesanos, verlagers) ya que eran los que mejor conocÃ−an el mercado y los cambios
de la demanda.
En ocasiones se ha resaltado una posible conexión entre los grupos disidentes de la iglesia anglicana y los
empresarios con éxito, pero no hay demasiadas evidencias en este sentido y si alguna influencia pudo tener
debió ser por 2 mecanismos:
1. las academias educativas que crearon estos grupos disidentes.
2. que la pertenencia a los mismos pudiera facilitar el acceso a créditos informales de parientes y amigos.
A los primeros empresarios se les ha atribuido un gran talento y capacidad para asumir riesgos, para
aprovechar las oportunidades comerciales y las nuevas formas de organización.
No obstante en los inicios de la revolución industrial las oportunidades que brindaba el mercado interior y el
ultramarino eran muy grandes debido a la mejora en las comunicaciones y el comercio, al aumento de la
población y el crecimiento de la renta per cápita. A pesar de todo esto el número de quiebras fue muy alto
y los empresarios con más éxito pusieron de algún grado de monopolio como puede ser la explotación
de patentes o ser el único productor en un área geográfica.
A veces se ha considerado que la pérdida de la hegemonÃ−a británica después de 1870 cuando
industria es superada por Estados Unidos y Alemania, se debió a una ineficacia de los empresarios ingleses a
partir de 1870. (la falta de adaptación al mercado, el excesivo individualismo, el abandono de los negocios
por la tercera generación y los excesivos gastos suntuarios).
Sin embargo también hay que tener en cuenta que el declive británico se produce en un marco de lento
crecimiento del mercado por la depresión de 1873-95 debida a la superproducción y la competencia de
nuevos paÃ−ses industriales.
Las empresas inglesas, en cuanto a productividad y beneficios eran similares a las de otros paÃ−ses, pero
desarrollaron poco las técnicas de comercialización. A partir de 1870 las empresas de transportes o
servicios crecieron más rápidamente que las industriales y en realidad la preponderancia inglesa en la
primera revolución industrial puede ser considerada también como un cúmulo de circunstancias
fortuitas.
2.2 Francia.
Francia empezó pronto la industrialización pero a diferencia de Inglaterra su crecimiento económico fue
mucho más lento. Ahora bien, como la población francesa creció a un ritmo mucho menor que la inglesa,
el bienestar social fue mayor en Francia que en Inglaterra.
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Para Landes existe un gran problema, el tipo de empresario francés. En Francia predominaban los
empresarios pequeños o medianos, muy conservadores buscando más la seguridad que los riesgos y con
una producción más orientada hacia la calidad que hacia la producción en masa; este fue uno de los
principales problemas que tuvo el crecimiento económico francés. Otros autores, como R.Cameron han
destacado el papel que jugaron las empresas bancarias francesas en la creación de compañÃ−as
ferroviarias en toda Europa y en la financiación de algunos sectores industriales nuevos en el último cuarto
del siglo XIX, como la electricidad.
Francia tenÃ−a problemas como el escaso dinamismo de su mercado interior por el lento crecimiento
demográfico y los altos costes en algunos sectores claves como la siderurgia por la falta de carbón. En este
sentido los empresarios franceses serÃ−an sólo un reflejo del medio económico.
Algunas empresas familiares francesas llegaron atender dimensiones similares a las grandes empresas
familiares extranjeras y las sociedades anónimas surgieron gradualmente como en el resto de Europa.
2.3 Alemania.
Los primeros empresarios de la revolución industrial procedÃ−an como era normal del comercio o de las
actividades industriales (verlagers, comerciantes...), eran los que tenÃ−an suficientes conocimientos
técnicos y comerciales y habÃ−an podido reunir anteriormente cierto capital.
Los comerciantes-fabricantes fueron especialmente importantes en el sector textil, pero también actuaron
en otros como la quÃ−mica, la metalurgia y el acero.
Los comerciantes, para crear empresas solÃ−an asociarse con técnicos o artesanos, y en la minerÃ−a con
banqueros.
Algunos comerciantes abarcaron un amplio abanico de actividades además del comercio, como la banca, los
transportes, la industria y la polÃ−tica.
à stos fueron los que crearon las primeras empresas ferroviarias y trabajaban personalmente en la gestión
de sus empresas.
Los empresarios cuyo origen estaba en la artesanÃ−a fueron más numerosos pero sus empresas eran de
menores dimensiones. No obstante destacaron en la ingenierÃ−a y en la metalurgia a pequeña escala que en
los primeros tiempos se hacÃ−a más por encargo que para mercados de masas.
Estas empresas tenÃ−an mucho riesgo y la mayorÃ−a fracasaron. Sus creadores solÃ−an ser artesanos
jóvenes por algún intento o mejora técnica y las empresas más importantes debieron transformarse en
sociedades anónimas a partir de 1860. para esto necesitaron el apoyo financiero de un banco de forma que el
antiguo empresario permanecÃ−a como director técnico, pero el banco solÃ−a poner por encima a un
director comercial y tenÃ−a sus representantes en el consejo de administración.
Por último ayer resabios que contaban con una formación tecnológica; a veces eran capaces de empresas
industriales que se independizaban y en otras ocasiones habÃ−an estudiado en escuelas técnicas muy
desarrolladas en Alemania desde la década de 1820.
La educación académica de los empresarios será más relevante a partir de la segunda mitad del siglo
XIX, y el papel de los universitarios destacará sectores como la quÃ−mica.
3 LOS DIRECTORES DE EMPRESA EN LA REVOLUCIÃ N INDUSTRIAL BRITÃ NICA.
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3.1 Reclutamiento de directores y mandos Intermedios.
Uno de los problemas fundamentales de la empresa durante la revolución industrial fue el de la selección
formación del personal directivo. Sin embargo, sólo existió una auténtica escasez en algunos momentos
y en algunos espacios concretos.
En la construcción de ferrocarriles se recurrió a menudo a militares por su capacidad para controlar un
personal numeroso y ejecutar un plan detallado a gran escala, pero en las fábricas los directores solÃ−an ser
los socios-propietarios que recurrirán si era necesario a hijos o familiares, ya que existÃ−a miedo a delegar
la autoridad, lo que impedÃ−a el desarrollo de puestos para mandos intermedios, que a veces significaba que
la gestión no era buena.
En cambio, el reclutamiento de capataces y supervisores era relativamente fácil partiendo de los trabajadores
cualificados, ya que su posición y sus salarios sólo era algo superior al de éstos.
3.2 La formación educativa.
A mediados del siglo XVIII el sistema educativo inglés podrÃ−a proporcionar a una minorÃ−a bastante
amplia una formación básica e incluso cierta especialización suficiente para desempeñar cargos
administrativos, técnicos o directivos en las empresas facilitando una cierta movilidad social. Sin embargo
un par generaciones más tarde la educación estaba tan diferenciada por grupos o clases sociales que
constituÃ−a una barrera para alcanzar puestos directivos. Los pioneros de la revolución industrial
(Stephenson,Arkwright, Wedgwood) sólo habÃ−an asistido a escuelas primarias y habÃ−an completado su
formación con algún artesano especialista en la construcción mecánica o en la metalurgia, o bien se
habÃ−an formado con comerciantes.
En Escocia el estudio de las ciencias puras entró más tempranamente en la universidad, pero en Inglaterra
la universidad estuvo más apegada a su tradición, basada en el derecho, la medicina y teologÃ−a, de forma
que los dirigentes de la revolución industrial tuvieron que introducir esas materias en escuelas secundarias
privadas.
Los comerciantes, desde principios del siglo XVIII habÃ−an creado academias donde se impartÃ−an los
estudios que consideraban útiles, como la contabilidad, las prácticas económicas de distintos paÃ−ses, la
economÃ−a polÃ−tica, la geografÃ−a, la fÃ−sica... estas academias que a veces eran muy caras, proliferaron
en la segunda mitad del siglo XVIII. La formación se completaba con la práctica con un comerciante y con
un viaje extranjero.
Con el auge de la industria los empresarios industriales compartieron su opinión con los comerciantes sobre
la educación tradicional , y las materias anteriores se incluyeron en muchas escuelas privadas tanto de la
iglesia anglicana como de grupos disidentes.
3.3 La formación práctica de los directores de empresa.
La educación formal sobre la dirección de las empresas industriales seguÃ−a siendo muy escasa, de modo
que la principal formación venÃ−a de la práctica en la propia empresa. No obstante las empresas más
importantes proporcionaron de forma deliberada formación sobre técnicas y sobre dirección de empresas
tanto a los hijos de los propietarios como a otras personas.
Las cualidades preferidas en un directivo eran el carácter, la capacidad y el conocimiento técnico.
Por ello, las empresas con un crecimiento más rápido debieron reclutar a directivos entre sus trabajadores
cualificados o bien entre las personas de confianza que trabajaban en la oficina (administración de la
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empresa).
3.4 La formación técnica y el comienzo del profesionalismo.
Algunas profesiones anteriores a la revolución industrial favorecieron la formación de directores de
empresa (administradores de haciendas agrarias, abogados, arquitectos).
No obstante el principal grupo de profesionales con funciones directivas fueron los supervisores de minas. Su
alta profesionalidad se debÃ−a a que dirigÃ−an explotaciones con una alta inversión de capital, a veces
dirigÃ−an un gran número de unidades separadas y asumÃ−an un alta responsabilidad por el peligro de las
minas. De este grupo de supervisores, salió un importante número de directores e ingenieros no sólo para
la mina, sino también para la industria y el ferrocarril. A sus conocimientos técnicos unÃ−an diversas
funciones directivas como la preparación de contratos, la organización del trabajo o los salarios.
Otra profesión de la que salieron directivos fuera de ingeniero civil; en su origen tenÃ−an una alta
competencia técnica a la que a menudo unieron funciones directivas, pero con el tiempo los ingenieros
civiles y los arquitectos fueron quedando como asesores independientes, y las funciones directivas eran
desempeñadas por sus clientes o por los contratistas.
Tanto los ingenieros de minas como los ingenieros civiles no recibÃ−an una educación formal estructurada
para su profesión sino que se formaban mediante la práctica en empresas con otros ingenieros. Al margen
de la ingenierÃ−a, la dirección empresas estaba en una fase embrionario. En la industria algodonera, a pesar
de existir grandes fábricas y de estar concentradas geográficamente, lo que podrÃ−a haber favorecido la
profesionalización, los conocimientos técnicos necesarios eran escasos por lo que los propietarios
podÃ−an dirigir personalmente las empresas.
A fines de la revolución industrial (hacia 1830) no existÃ−a propiamente dicha una profesión de director de
empresas, porque en los sectores donde se habÃ−a creado unos cuerpos de conocimientos y unos códigos de
conducta propios para la dirección difÃ−cilmente se podÃ−an traspasar a otros sectores.
4. RETRIBUCIÃ N Y STATUS SOCIAL DE LOS DIRECTORES DE EMPRESA.
En los primeros tiempos de la revolución industrial, a un directivo no se le pagaba según la tarea que
realizaba sino en función de la clase social a la que pertenecÃ−a, pero a fines del siglo XVIII los sueldos ya
se definÃ−an por el puesto de trabajo desempeñado y no por la persona . Los sueldos de los directivos
fueron elevándose además por la creciente complejidad de sus funciones.
La otra cuestión era la elevación del status social de los directores.
Entre1750 y1830 las diferencias entre los directores propietarios y los directores asalariados se reducen como
consecuencia de una movilidad ascendente de los últimos, fácilmente entran a formar parte de la propiedad
como socios.
Hay varias formas por las que los directivos asalariados llegan convertirse en socios.
En las sociedades comanditarias, donde se podÃ−a ser socio con muy poco capital y participar ampliamente
en el reparto de beneficios. También podÃ−an hacer especulaciones por su cuenta. A menudo, se casaban
con mujeres de la familia de los propietarios y en ocasiones se elevaba a la categorÃ−a de socio a personas
como recompensa a su trayectoria profesional en la empresa.
Igual que los propietarios, los directivos también tendieron a perpetuar sus hijos en el cargo iniciándolos
en puestos de categorÃ−as inferiores.
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La aparición de dinastÃ−as de directivos formas normales grandes empresas (sociedades anónimas) con
relaciones más impersonales que en empresas constituidas como sociedades colectivas, con una relación
más personal.
El motivo fundamental fue que en las primeras se valora en mayor medida la cualificación profesional, que
era lo que los padres procuraban transmitir a sus hijos para alcanzar la dirección.
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