LA LIBERTAD CONDICIONAL La libertad condicional permite al

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LA LIBERTAD CONDICIONAL
La libertad condicional permite al condenado a pena de prisión que ha cumplido
una parte determinada de la pena que fue impuesta y ha dado muestras de
readaptación social, cumplir el resto de la pena en libertad bajo ciertas
condiciones.
En la actualidad, se dice que la libertad condicional encuentra fundamento en que
el privado de libertad debe readaptarse socialmente después de haberse
encontrado en prisión, ya que requiere de un período de transición del encierro o
aislamiento a la libertad completa, un período intermedio en que el sujeto se
encuentre libre pero condicionado. Por tanto, se afirma que la finalidad de la
libertad condicional es una prolongación del tratamiento penitenciario encaminado
a la readaptación del recluso a la vida social, es así como lo han señalado
diversos autores, entre los que destaca Cuello Calón, quien dice:
“Es, en realidad, un período de transición entre la prisión y la vida libre, período
intermedio absolutamente necesario para que el penado se habitúe a las
condiciones de la vida exterior, vigorice su capacidad de resistencia a sus
atractivos y sugestiones peligrosas y quede reincorporado de modo estable y
definitivo a la comunidad, éste es su verdadero carácter. La libertad condicional,
como se ha dicho, es el aprendizaje de la vida de libertad” (Ver CUELLO CALÓN,
Eugenio. La moderna penología, Barcelona, Bosch, Casa Editorial-Urgel, 1974,
p. (537).
Pero en la práctica la libertad condicional “...constituye sólo una reducción
alternativa de la pena privativa de libertad, ya sobre la marcha de su ejecución.”
(Ver ARROYO GUTIÉRREZ, José Manuel. El sistema penal ante el dilema de
sus alternativas, San José, Colegio de Abogados de Costa Rica, 1995, p. 118).
Uno de los inconvenientes señalados a la libertad condicional es que el
condenado puede ver en esta una mera medida de gracia que lo beneficia.
En la mayoría de los países se considera que la libertad condicional es como una
recompensa por la buena conducta.
Se trata de una institución que puede, en efecto, considerarse que viene a sustituir
a la ejecución parcial y final de las penas privativas de libertad y también forma
parte de dicha ejecución. En definitiva, lo que realmente se persigue con dicha
institución, es que el último tramo de la pena se cumpla por el reo en libertad bajo
determinados preceptos y ciertas condiciones, que aparecen regulador en el
Código Penal y Disposiciones complementarias.
Como queda reflejado en el artículo 64 del Código Penal:
«1. Se establece la libertad condicional en las penas privativas de libertad para
aquellos sentenciados en quienes concurran además de las prescritas por el
Código Penal que hayan observado buena conducta y exista respecto de los
mismos un pronóstico individualizado y favorable de reinserción social, emitido por
los expertos que el Juez de Ejecución de la Pena estime convenientes.
2. El Juez de Ejecución de la Pena, al decretar la libertad de los penados, podrá
imponerles la observancia de una o varias de las reglas de conducta previstas en
el artículo 66 del presente Código».
La redacción de este artículo, aparentemente similar al que le precede con el
mismo objetivo regulador, introduce novedades de contenido y adecuadas
correcciones técnicas. Entre las primeras destaca su aplicabilidad, en principio, a
toda pena privativa de libertad, incluso breve, eliminando por tanto el anterior listón
de un año. De ahí que si bien no puede caber respecto de los arrestos de fin de
semana, por la propia naturaleza de éstos, no haya inconveniente alguno para su
aplicación a la responsabilidad personal subsidiaria por impago de multa. Una
segunda innovación digna de mención radica en la catalogación de la sustitución,
no como «cuarto grado» o como forma peculiar de ejecución, sino como «forma
sustitutiva» de parte de la misma, como indica el epígrafe del capítulo. La
posibilidad, novedosa, de condicionar la continuidad de la libertad a ciertas reglas
de conducta, que en realidad son medidas de seguridad, y la necesidad de hacerlo
a la no reiteración delictiva configura este periodo como de «libertad a prueba».
El nuevo artículo aclara que el periodo en el que debe estar el sentenciado es el
de tercer grado; que el decreto de libertad condicional corresponde al Juez de
Ejecución de la Pena -art. 76.2.b) de la Ley Orgánica General Penitenciaria- y que
la conducta que debe haber observado el condenado ha de ser «buena», no
«intachable». En todo caso parece que la «buena conducta» habrá de enfocarse
desde la perspectiva futura debida en libertad y no desde las peculiares
condiciones en las que se desarrolla la vida carcelaria.
Para el cómputo ES requisito de la extinción de la mitad de la condena.
Por su parte, el artículo 65 del Código Penal establece los requisitos pero,
excepcionalmente puede concederse (no es por tanto obligada la concesión), a
quienes cumplan todas las condiciones anteriormente expuestas, excepto la de
haber extinguido la mitad de la condena, siempre y merezcan el beneficio por
haber desarrollado, en forma continuada, actividades laborales, culturales u
ocupacionales. En pos del objetivo de reinserción social del penado se introduce
esta regla, destinada a flexibilizar el requisito de extinción de la mitad de la
condena y sustitutiva, en cierto modo, de la que sin adecuada cobertura legal
contenía el Reglamento Penitenciario. Su introducción supone un nuevo
instrumento en manos del Juez para procurar la resocialización del condenado,
compensatorio de la desaparición del beneficio de la redención de penas por el
trabajo.
El mismo criterio se aplicará cuando, según informe médico, se trate de enfermos
muy graves, con padecimientos incurables».
La interpretación del mismo despierta dos interrogantes. El primero se refiere a la
aplicabilidad de la medida al sentenciado que, siendo menor de setenta años,
vaya a cumplir dicha edad en el periodo de condena.
La regla debe ser aplicable únicamente, a los que tengan más de setenta años en
el momento de la condena o a los que los hayan cumplido durante la misma.
La segunda duda se refiere al supuesto de los enfermos en relación a si
el presupuesto es que la enfermedad sea muy grave, incurable o con
padecimientos, o que la misma reúna las tres características.
El Código Penal regula tres componentes básicos de la libertad condicional:
duración, condiciones (art.66) y revocación (art. 67).
Respecto del primero, este periodo «durará todo el tiempo que falte al sujeto para
cumplir su condena». En relación al segundo se establece una condición general,
evidente de no volver a delinquir durante el tiempo de duración de la misma. La
libertad está igualmente condicionada al cumplimiento de las reglas de conducta
que haya podido imponer el Juez de Ejecución de la Pena.
El Código Penal, articulo 67, incide sobre el tema de la revocación de la libertad
condicional y establece unas causas de revocación que tendrán lugar si el penado
delinquiere durante el tiempo de duración de la misma (hay que entender que
debe existir sentencia firme condenatoria por los hechos, y que éstos han de
cometerse durante el periodo de libertad condicional) y unas consecuencias de la
misma donde «el penado reingresará en prisión en el periodo o grado
penitenciario que le corresponda, sin perjuicio del cómputo del tiempo pasado en
libertad condicional». (Que se tomará en cuenta para la extinción de la pena).
Así mismo, SE SUPONE QUE se regula en dichos preceptos que para su
adecuado seguimiento y control, los libertados individuales se adscribirán al centro
penitenciario o al centro de inserción social más próximo al domicilio donde vayan
a residir. Finalmente se establece que los informes que soliciten las autoridades
judiciales y los órganos responsables del seguimiento y control de los liberados
individuales se realizarán por los servicios sociales penitenciarios del centro
correspondiente.
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