Ponencia "Y bisexuales" Barcelona 2011

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Título de la Ponencia:
Y bisexuales…
Asociación:
COGAM
Representante que defiende la ponencia: Esperanza Montero
Esta es la frase que solemos emplear las personas bisexuales en alto, en Facebook, en
discursos, ponencias, reuniones de cualquier tipo, cuando alguien se olvida de
nosotr@s. Y lamentablemente es una coletilla que debemos seguir empleando en
nuestro día a día. Por ello titula esta ponencia, porque tod@s habréis escuchado en boca
de cualquiera de nosotr@s esta expresión.
Los bisexuales pese a haber estado en el movimiento LGTB desde el comienzo (el
primer orgullo que se celebró en Nueva York, lo organizó Brenda Howardt que era una
activista bisexual), hemos estados altamente invisibilizados y asimilados en el
movimiento homosexual y transexual, quizá porque no hemos sabido construir o
comunicar efectivamente nuestro propio discurso. Parece que es hace muy poquito que
nos hemos unido al movimiento, pero realmente hemos estado trabajando en el
activismo LGTB muchas veces siendo identificad@s como gays y lesbianas.
Bisexualidad, según el manifiesto de las Primeras Jornadas sobre Bisexualidad
organizadas por Arcópoli y COGAM, es la potencialidad de sentir atracción romántica,
afectiva y/o sexual por personas de más de un género y/o sexo, no necesariamente en el
mismo momento, de la misma manera ni al mismo nivel.
Isabel Portero señala que existe una:
Potencialidad: capacidad INNATA para sentir atracción romántica, afectiva y/o sexual.
Orientación: desarrollo de la potencialidad A LO LARGO DE LA VIDA.
Identificación: la manera en que un@ se muestra ante los demás.
Me pongo como ejemplo para que se comprenda. Soy bisexual, me identifiqué
inicialmente como heterosexual, posteriormente como lesbiana y finalmente como
bisexual. Existen numerosos ejemplos de personas bisexuales que se identifican
socialmente como heterosexuales, de mujeres bisexuales que políticamente se
identifican como lesbianas e incluso algunos ejemplos de personas que se identifican
como bisexuales y no lo son.
Identificarse con una orientación es un derecho individual en el que nadie debe
interferir, forma parte de un proceso vital en el que se puede cambiar de opinión
libremente. Nuestro trabajo no es poner etiquetas a nadie sino dar la información
suficiente para que cada un@ conozca todas las orientaciones y nunca trate de vivir una
vida al servicio de su identificación. Sino que la identificación, la etiqueta, refleje la
realidad de lo que esa persona desee mostrar al mundo.
Los problemas con los que lidiamos los grupos bisexuales son las falsas creencias
asociadas a una orientación no heterosexual y que a tod@s les sonarán conocidos
porque son mitos aplicables a las realidades no heterosexuales: se dice que somos
enferm@s, promiscu@s e infieles.
Pero además de esto, por la ruptura con la norma binarista de la sociedad, se plantean
otra serie de dificultades.
Se mezclan conceptos que nada tienen que ver con una orientación, como el tipo de
relaciones que podemos mantener (si somos monógam@s o no), el tipo de prácticas que
realizamos (convencionales o no) o el grado de fidelidad hacia nuestras parejas. Todos
estos aspectos dependen de las individualidades, no de la orientación afectivo/sexual de
esas individualidades.
Por ese mismo motivo, en el grupo de Bisexuales de COGAM hemos tomado la
decisión política a corto plazo de no ligarnos bajo ningún concepto a actividades en las
cuales se nos pueda relacionar con promiscuidad, con relaciones abiertas o de
poliamoría o con prácticas sexuales no convencionales. Si alguna persona de nuestro
grupo acude a esos eventos lo hace como persona individual y remarca siempre que
estos conceptos no están vinculados a la bisexualidad, ya que no queremos colaborar a
esa mezcla errónea entre orientaciones, prácticas sexuales y tipos de relación.
Hemos escuchado en numerosos talleres con población LGTB que nosotr@s somos
traidores a la homosexualidad. Que somos inmadur@s. Que la bisexualidad es un mero
tránsito entre una orientación y otra.
La realidad es que la bisexualidad es una orientación afectivo/sexual en sí misma,
madura y con entidad propia. Que no depende de la circunstancia de con quién
mantenemos hoy una relación o de quiénes estamos enamorados, sino de la capacidad
que solamente cada un@ de nosotr@s conoce. Que no se cuantifica en porcentajes de
mayor o menor bisexualidad, o en fórmulas matemáticas exactas.
Por tanto, estratégicamente nos encontramos ante un problema de visibilidad,
ocasionado además de por las dinámicas de opresión social, por un desconocimiento
absoluto de qué es ser bisexual y qué implica.
La mayor parte de la población no LGTB conoce qué es ser gay o lesbiana, ya menor
parte qué es ser transexual y desde luego para muy poc@s les queda claro qué es ser
bisexual tal y cómo lo hemos definido anteriormente. Muchas personas, incluso dentro
nuestra comunidad, dudan de la existencia de la bisexualidad. Ello deriva muchas veces
en endodiscriminación de l@s bisexuales dentro de la comunidad LGTB, en la cual
podemos sufrir violencia, exclusión, asimilación, estigmatización o marginalización.
Es muy difícil inferir la orientación bisexual de alguien. Si algun@ de nosotr@s ve a
una mujer besando a otra mujer por la calle asume automáticamente que es lesbiana.
Sólo podría identificarla como bisexual si conociese la historia romántica, afectiva y/o
sexual de dicha persona (pudiese conocer sus emociones, sus fantasías, sus deseos, sus
prácticas) o si ella se identificase como bisexual de alguna manera. Por tanto, las
personas bisexuales solo somos visibles cuando nos identificamos como tales.
Carecemos de una subcultura propia y de referentes. Tanto gays como lesbianas poseen
múltiples subculturas, grupos, libros, revistas, películas… Nosotr@s no. Incluso se
adoptan referentes que podrían ser bisexuales como referentes gays o lésbicos por la
misma razón que he nombrado antes, cuando algún personaje muestra atracción hacia
personas de su mismo sexo se acaba convirtiendo en referente homosexual obviando la
bisexualidad como una orientación válida.
La falta de visibilidad, de referentes y la presión social ha obligado a elegir en muchas
ocasiones a personas bisexuales entre la heterosexualidad y la homosexualidad. Niega
tanto nuestra realidad la presión heteronormativa de la sociedad como la presión
homonormativa que ha permanecido durante muchos años en la comunidad LGT.
Os pongo ejemplos de nuestros problemas de visibilidad y de generación de referentes
de la población bisexual:
La comunidad LGTB ha logrado el derecho al matrimonio, que públicamente se ha
convertido en matrimonio homosexual. El matrimonio entre personas del mismo sexo
no necesariamente implica que los contrayentes sean homosexuales. Si empleamos la
palabra homosexual asociada a matrimonio obviamos algunas realidades.
Son numerosos los ejemplos de vídeos denominados como lésbicos o gays simplemente
porque muestran a dos personas del mismo sexo en una relación afectivo/sexual. O de
las campañas, incluso proLGT, en la que se obvia la realidad bisexual. Por ejemplo, la
caravana de palomos cojos que enviaba un conocido programa de televisión con el lema
de “caravana homosexual”. Yo también soy una paloma coja pero no estoy incluida en
esa caravana. Es labor de tod@s visibilizar todas las realidades y velar por la inclusión
de todas las letras. No es una cuestión de corrección política, sino una muestra de
respeto hacia las siglas LGTB.
El 17 de mayo es conocido como día de la homofobia, bifobia y transfobia, pero en
múltiples ocasiones en nuestra comunicación externa entendemos que la bifobia está
comprendida en la homofobia y no es cierto.
La bifobia, según Eliason, es el miedo, la discriminación o el odio hacia personas
bisexuales. Es un concepto diferente al de homofobia, puesto que incluye estereotipos
diferentes y hay personas no homófonas pero sí bífobas.
La bifobia se expresa consciente o inconscientemente omitiendo la existencia de la
bisexualidad, identificándola con conductas que no tienen nada que ver con nosotr@s y
dudando de la madurez afectivo/sexual de las personas bisexuales.
Si confundimos homofobia con bifobia, o si incluimos bifobia como parte de la
homofobia, estamos invisibilizando problemas específicos de l@s bisexuales.
Tanto la homofobia, la heterofobia, como la bifobia nos afectan a las personas
bisexuales. Por ejemplo, si beso a una mujer en público puedo ser victima de
homofobia, si beso a un hombre en un bar de ambiente, de heterofobia, si me niegan mi
identidad como persona bisexual soy víctima de bifobia. Homofobia y bifobia son
fobias de índole estructural mientras que la heterofobia pasa en situaciones muy
puntuales.
Es importante que cuando se añada la B en organizaciones LGTB, se haga también con
una campaña de acercamiento y sensibilización a nuestra realidad, que se cambie la
estructura de dichas organizaciones adaptándola a un nuevo grupo, que siempre ha
estado ahí, pero sin voz propia, y que permita a tod@s las componentes de la
organización entender la realidad afectivo sexual de las personas bisexuales, nuestra
subjetividad y como nos afecta específicamente la opresión estructural que emana de la
sociedad
Todos estos ejemplos, sumados a muchos otros que involuntariamente prestan muchas
asociaciones, la prensa, ponentes en conferencias LGTB, discursos de políticos,
perpetúan un problema muy importante para nosotr@s.
Si no se nos nombra, no existimos en el discurso político.
Si no se nos suma al discurso, no somos una letra con la misma entidad que las demás.
Si no se habla de que estuvimos ahí, no generamos referentes para nadie y en cambio
desmotivamos a muchos activistas que sí estuvieron allí y que se sienten ninguneados
cada vez que se les olvida, aunque sea de manera involuntaria.
Si asumimos que la realidad de parejas del mismo sexo es exclusivamente gay o lésbica
estamos desplazando orientaciones que existen, que pertenecen a nuestra lucha como
activistas y ante las cuales tenemos una responsabilidad.
También hay bisexuales en relaciones con personas heterosexuales, y estas personas
como personas bisexuales tienen el mismo derecho a participar en nuestra familia
LGTB, si así lo desean.
Si queremos permanecer juntas, las cuatro, cinco o el número de letras que seamos en
un futuro tenemos que prestar especial cuidado a las realidades más vulnerables. Hoy es
la B, mañana puede ser la Q, la I, pero formamos parte de una misma familia activista,
con los mismos fines, pero para alcanzarlos tenemos que ser capaces de entender la
realidad y los problemas específicos de tod@s nosotr@s.
Mark Twain decía “La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta, es la
misma que entre el rayo y la luciérnaga”. Usemos las palabras adecuadas que nos sirvan
a tod@s sin obviar realidades, no confundamos rayos con luciérnagas. Estamos en el
mismo barco y sólo junt@s lograremos alcanzar nuestros objetivos.
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