Rasgos tematicos y formales de la nueva narrativa

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ISABEL ALLENDE: LA CASA DE LOS ESPÍRITUS
RASGOS TEMÁTICOS Y FORMALES DE LA NUEVA NARRATIVA HISPANOAMERICANA Y SU REFLEJO EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS
Rasgos temáticos y formales de la nueva
narrativa hispanoamericana y su reflejo en
La casa de los espíritus
En la trayectoria de la narrativa hispanoamericana en el siglo XX, podemos distinguir
cuatro etapas:
1.ª La novela realista, absolutamente dominante hasta, aproximadamente, 1945.
2.ª Los comienzos de la renovación narrativa, entre 1945 y 1960.
3.ª La consolidación y el espléndido desarrollo de la nueva narrativa a partir de 1960: el
’boom’ de la novela hispanoamericana.
4.ª El ‘post-boom’ (década de 1980), etapa a la que pertenecería La casa de los espíritus.
Los dos aspectos más destacados de esta nueva narrativa hispanoamericana serían los
siguientes:
— Uno
de los rasgos principales de los nuevos novelistas es la integración de lo
fantástico y lo real. Desde el primer momento, se habló de realismo mágico o de lo
real maravilloso. El realismo mágico consiste en una representación compleja del
mundo, que admite al mismo nivel lo racional, lo onírico y lo fantástico.
La nueva narrativa describe cosas imaginarias o sobrenaturales como si fueran reales
o cotidianas, y las cosas cotidianas como si fuesen imaginarias o sobrenaturales.
Aparece como la única posibilidad de tratar la realidad suramericana, muy distinta a la
europea por los elementos mágicos indígenas que consideran las leyendas y la magia
como partes integrantes de la realidad. Sobre un fondo real, se proyectan elementos
fabulosos, como si fueran un constituyente más de esa realidad. La realidad «no tiene
límites», afirma Vargas Llosa, puesto que a la realidad pertenecen, a la vez, objetos y
sueños, hechos constatables y supersticiones populares, realidades materiales y
elementos sobrenaturales.
En una entrevista, Isabel Allende afirmaba: «Hay que darle importancia a los sueños, a las
premoniciones, al instinto. Hay veces que, para mí, es más importante lo que soñé por la noche
que lo que vi durante el día. Yo siempre he tenido esa especie de intuiciones, y tanto a mis hijos
como a mis nietos, siempre los soñé antes de que nacieran».
En este sentido, a propósito del personaje de Clara, leemos en el Capítulo III:
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«Clara habitaba un universo inventado para ella, protegida de las inclemencias de la vida,
donde se confundían la verdad prosaica de las cosas materiales con la verdad tumultuosa de
los sueños, donde no siempre funcionaban las leyes de la física o la lógica.» (Capítulo III:
“Clara, clarividente”)
—
En el terreno de las formas, de las técnicas narrativas, se llega, en algunos casos, a
un experimentalismo audaz. Los autores atenderán a las innovaciones formales
aportadas por los grandes novelistas europeos y norteamericanos (Kafka, Joyce,
Faulkner…): ruptura de la línea argumental convencional, cambios del punto de
vista, rompecabezas temporal, contrapunto (se presentan varias historias que se combinan
y alternan libremente), caleidoscopio (mezcla de numerosas anécdotas y personajes), estilo
indirecto libre, monólogo interior, etc.. La estructura del relato es objeto de una
profunda experimentación.
Estos rasgos se iniciaron en los años 40 y se prolongarán durante los decenios
siguientes en la obra de los nuevos novelistas. Pero es en la década de los 60 cuando los
lectores asistieron a un fenómeno literario y editorial de gran trascendencia para el continente
latinoamericano: el surgimiento de grandes escritores que renovaron la forma y los temas de la
narrativa desde una perspectiva singularmente latinoamericana y, a la vez, universal y de
gran calidad. Y, así, llegamos al ‘boom’ de la nueva novela hispanoamericana.
En esa década se publican obras tan emblemáticas como La ciudad y los perros, del
peruano Mario Vargas Llosa; Cien años de soledad, del colombiano Gabriel García
Márquez; Informe sobre ciegos, del argentino Ernesto Sábato; Rayuela, del argentino Julio
Cortázar; Tres tristes tigres, del cubano Guillermo Cabrera Infante…
Para los lectores españoles (y, en general, los europeos), desatentos a la novela
hispanoamericana hasta entonces, obras como éstas produjeron el mayor asombro.
Inmediatamente se descubrió y se devoró con avidez la obra de los autores citados (y de
otros). Estamos ante un «arte nuevo» que ocupa ya un lugar preeminente en la novela mundial.
Pues bien, esta nueva novela es el caldo de cultivo para que surja una autora novel como
Isabel Allende y escriba su La casa de los espíritus, como parte de la corriente que, en torno
a 1980, como continuación del fenómeno artístico y comercial del ‘boom’, ha pasado a
denominarse ‘post-boom’. Además de los aspectos de la nueva novela hispanoamericana
destacados antes, podemos señalar también los siguientes rasgos de forma y contenido
presentes en La casa de los espíritus:
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RASGOS TEMÁTICOS Y FORMALES DE LA NUEVA NARRATIVA HISPANOAMERICANA Y SU REFLEJO EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS
a) Antropocentrismo: se sitúa al hombre en el centro de la historia; en el caso de Allende,
también a la mujer, protagonista de su obra y eje de la familia. Se trata de un relato
eminentemente feminocéntrico, que plasma el devenir de cuatro generaciones en las
que las mujeres de la familia junto al patriarca, Esteban Trueba constituyen el eje del
drama familiar y político del país andino.
b) Universalización, ya que trata problemas que, aunque que se enmarcan en la realidad
latinoamericana, trascienden ese contexto y representan a cualquier civilización. En La
casa de los espíritus la historia de la familia evoca la del Chile, una lucha de los
desposeídos por cambiar su realidad, lucha que también puede leerse en clave universal. A
la vez, las relaciones familiares y la psicología de las protagonistas femeninas adquieren un
valor humano universal, independiente del país.
c) Un realismo más auténtico: ruptura de la linealidad temporal. Se reacciona contra el
realismo decimonónico que implicaba la exposición lógica y ordenada de los
acontecimientos. La realidad no está ordenada linealmente, con causas y efectos visibles y
absolutos.
En La casa de los espíritus cobra importancia el tiempo vivencial, que explica las
imprecisiones sobre fechas en la obra: no se dan datos concretos de tiempo, quizá sí días
de la semana (“pasó un martes”), para subrayar el tiempo familiar y cotidiano, no el
histórico; se retoman cosas narradas y se hacen coincidir con expresiones imprecisas
como “ese fue el tiempo en que...”, “..el día que murió Barrabás”. También se adelantan
acontecimientos: Clara y sus predicciones, por ejemplo.
d) Un realismo más auténtico: perspectiva narrativa más compleja. También se
reacciona contra el realismo decimonónico al ir más allá del narrador omnisciente para
poder reflejar la complejidad del hombre. Esto lo vemos en la multiplicidad de narradores
de la novela de Allende: se podría decir que La casa de los espíritus es un texto
polifónico: tiene dos narradores en primera persona (Alba y Esteban Trueba, abuelo de
Alba) y un narrador omnisciente en tercera persona. Con todo, se podría afirmar que la
narradora esencial es Alba, la nieta, que reconstruye la historia de épocas que ella no ha
conocido utilizando unos «cuadernos de anotar la vida» de la abuela Clara.
e) De lo anterior se desprende, necesariamente, la incorporación del subconsciente y de
la ilogicidad, que se manifiestan con nuevas técnicas como el monólogo interior o el estilo
indirecto libre. Se entrecruzan mundos reales y míticos o sobrenaturales. El realismo
mágico en Allende sirve para dar, en el personaje de Clara y otros, una perspectiva
femenina, de percepción más allá de la realidad, pero insertada en lo cotidiano y normal.
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RASGOS TEMÁTICOS Y FORMALES DE LA NUEVA NARRATIVA HISPANOAMERICANA Y SU REFLEJO EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS
f)
Muchos novelistas de la nueva novela hispanoamericana suelen proclamar ideas sociales y
políticas muy avanzadas. Como dijo Julio Cortázar, «el primer deber del escritor
revolucionario es ser revolucionario como escritor». De aquí surge la novela como
conocimiento y como compromiso: sirve para conocer el mundo y para cambiarlo, en el
plano político, social, económico, cultural... La motivación política y social de Allende en La
casa de los espíritus es la de denunciar el totalitarismo y la barbarie del golpe y la dictadura
de Pinochet, al tiempo que denuncia las prácticas caciquiles de los poderosos. La nueva
narrativa de la década de 1980 (la del ‘post-boom’) pretende erigirse en testimonio de la
realidad hispanoamericana: en La casa de los espíritus personajes y acontecimientos
trascienden la narración para convertirse en símbolo de la realidad hispanoamericana.
g) La muerte aparece en la mayoría de las novelas de esta etapa como idea central y está
muy presente en la vida de los personajes: pone de manifiesto la transitoriedad de todo lo
terrenal. En La casa de los espíritus se rompe la estricta barrera entre la vida y la muerte
con los episodios sobrenaturales (muertos que se aparecen, como Clara, o Férula, que
avisa de su muerte).
h) El sexo y el cuerpo se cargan de trascendencia: la belleza de Rosa, el amor de Blanca y
Pedro Tercero como rebelión frente a la represión del padre y de la sociedad. El erotismo
aparece en repetidas ocasiones expuesto sin mojigaterías ni tabúes, descrito crudamente:
la violación de Pancha, las relaciones de Esteban Trueba y Clara descritas por Férula en el
confesionario, el encuentro entre Blanca y Pedro Tercero García espiados por Jean de
Satigny...
i)
El mito como materia, pero también como enfoque de la realidad: los acontecimientos
cotidianos se cuentan desde un punto de vista que les confiere una pátina de maravillosos
y míticos: «Barrabás llegó a la familia por vía marítima, anotó la niña Clara con su delicada
caligrafía».
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