DISTINTAS REALIDADES E n el barrio de Ciudad Evita vivía una familia constituida por Juan, padre de familia, Graciela, madre, y sus seis hijos. Era una familia muy humilde y trabajadora, Juan se levantaba todos los días a las cinco de la mañana para ir a trabajar, se dedicaba a limpiar un hospital muy conocido llamado “Durand”, donde trabajó poco más de veinte años, tenía un sueldo básico muy pobre que apenas le alcanzaba para pagar los impuestos de la casa. Su mujer Graciela era desocupada, y de sus seis hijos el único que los ayudaba en todos los gastos, era su hijo Cristian, que amaba a sus padres con locura, sus hermanos Juan Andrés, Erica y Karina, que eran los más grandes vivían en la misma casa, sólo se preocupaban por ellos y nada más, no les importaba que sus padres estén pasando necesidades. La empidia de Cristian era el oficio de carpintero, el era un sujeto que estaba construyendo su propia realidad junto a sus padres que tanto amaba, Juan estaba enfermo y viejito ya, pero muy orgulloso de su hijo que era tan trabajador y por el esfuerzo que hacía para que nunca les faltase nada a su familia. Pero de lo que no se daban cuenta era de la carga y exigencia que tenía su hijo por verlos bien. Hasta que un día por falta de trabajo la carpintería quebró y cerró, Cristian se quedó sin trabajo. En ese momento se le empezó a derrumbar esa realidad tan bonita que él mismo estaba construyendo durante tanto tiempo junto a su familia y empezó a vivir una nueva realidad pasando miserias junto a sus padres; sus hermanos veían la situación que estaban pasando y no le importaba a ninguno nada, Cristian desesperado le preguntó a su padre: – ¿Por qué papá estamos sufriendo tanto y Dios no nos ayuda?, Juan le respondió abrazándolo: No lo sé hijo mío, yo nunca esperé que Dios me ayudara porque nunca creí en la veracidad divina, como dijo un filósofo muy conocido una vez: “la realidad es la que el sujeto construye a partir de si”, o sea hijo mío, 1 nosotros creamos nuestra propia realidad sea mala o buena. Éste es el mundo en el que vivimos, “el mundo de la experiencia posible”. Juan ayudó a redimir a su hijo que no bajaba los brazos y siguió trabajando por su cuenta aprovechando su oficio, para tratar de volver nuevamente a esa realidad tan linda y sin necesidades que estaba viviendo antes de quedarse sin empleo, se esforzaba muchísimo pero no era suficiente, hasta que enfermó y cayó en cama, le encontraron un quiste denominado (bocio) y ya no podía ir a trabajar, y todo se le derrumbaba aún más a su hijo que estaba como loco y no sabía que hacer ahora que su padre estaba muy mal. Hasta unos amigos veían la situación que pasaba Cristian, de que la plata no le alcanzaba para los medicamentos de su padre que eran muy caros y lo invitaron a ir a robar haciendo salideras bancarias, un par de veces salieron bien, y sus padres no sabían nada de lo que su hijo estaba haciendo, su madre sospechaba y le preguntó: Hijo, ¿de dónde sacaste tanta plata? No me lo preguntes mamá, que no es hora de discutir en este momento, comprále todos los medicamentos que papá necesita para que esté bien y vuelva con nosotros, porque lo extraño demasiado – Su madre preguntó nuevamente: ¿Pero hijo…? No insistas mamá, papá una vez me dijo unas palabras de alguien que lo dijo mucho tiempo atrás y nunca las olvide: “no importan los estragos si los frutos te dan placeres.” Tomando los medicamentos, Juan se recuperó, pero no quiso operarse por miedo a morir, después de un tiempo, Cristian cayó preso y lo condenaron a 13 años de prisión, sus padres quedaron destruidos por la falta de su hijo, su padre Juan lo fue a visitar todas las semanas hasta los 8 años y medio, hasta que cayó en cama mucho peor que las veces anteriores, y su hermana Karina llamó al penal donde se encontraba su hermano, pidió hablar con él, le dijo: – ¡Cris, Cris! ¡Papá se nos va! 2 Y Cristian al oír a su hermana impotente de todo, cayó de rodillas haciendo estrellar muchísimas lágrimas contra el suelo del penal de Magdalena, y sin soltar el teléfono le contestó a su hermana: – ¿Me podés hacer un favor Kari? ¡Decíme Cris! Decíle a papá al oído, aunque esté dormido que te va a escuchar, que lo amo con toda mi alma y que me perdone por todo el sufrimiento que le cause. Te juro que se lo voy a decir hermano, mamá esta en viaje, ya debe estar por llegar, papá la mandó a buscar para despedirse, porque sabe que su corazón no da mas. Hasta que Graciela llegó al hospital y entró corriendo a la sala donde su marido agonizaba, lo abrazaba y le decía al oído: ¡Acá estoy mi amor, acá estoy mi vida, llegó mama! ¡No me dejes por favor, no me dejes Juan! No podía hablar ni abrir sus ojitos, se estaba yendo; y en un momento movió su cabecita un poquito como dándole a entender a su mujer que la estaba escuchando, y al minuto su corazón dejó de latir y Juan dejó de sufrir y se marchó como un angelito hacia el cielo, a algún mundo neuménico que no conocemos. Después de la muerte de su padre, a Cristian, nunca nadie fue a visitarlo para consolarlo por la pérdida de su padre, sólo un mensaje le dejó su familia: “Dijo tu papá que te ama con toda sus fuerzas y que su alma siempre iba a estar a tu lado, y que lo perdonés por no haberte podido abrazar por ultima vez”.Cristian le respondió al mensaje de su padre: “Ya que vos no pudiste venir a mi lado a abrazarme por última vez, te juro que muy pronto yo voy a ir a abrazarte muy fuerte para vivir en ese mundo real o neuménico que todos los filósofos dicen que es un mundo que no conocemos, pero que yo, en cualquier momento, voy a conocer y hacer realidad para vivir a tu lado por siempre, te amo viejito y siempre te voy a extrañar”. “En memoria de Papá” 3 Scalabrino Pérez Cristian Fabián 4