¿El Coaching, nueva cicuta socrática? Sócrates, serenamente, aceptó suicidarse con la cicuta, según le prescribió el tribunal que lo condenó por corruptor de jóvenes atenienses: les enseñaba a pensar y eso, ya entonces, no era bueno para el sistema. Murió, pero nos legó su método, la mayéutica, que sigue viva 24 siglos después. Él entrenaba a los jóvenes para que fueran ágiles y razonables en la difícil tarea de pensar con rigor. Para conseguir ejercitarlos mentalmente creó un “Método de entrenamiento” (Coaching) al que denominó, no sin ironía, Mayéutica, que no era otra cosa que “el arte de dar a luz –como hacen las comadronas en los partos – pensamientos en el alma del interlocutor”. Esta herramienta metodológica socrática es lo que redescubrimos en el Coaching, la novedosa y penúltima técnica de Management. Las dos metodologías, Mayéutica y Coaching comparten el mismo objetivo de alumbrar, engendrar otro ser, otra forma de ser, otra forma de ver, otra forma de pensar, otra forma de hacer... La autentica sorpresa del descubrimiento del Coaching es su fertilidad, puesto que se trata de una metodología que sirve justamente para hacer otros descubrimientos. Como cuando se inventó la brújula, un descubrimiento que ayudó a descubrir otros parajes. Marcel Proust decía que “un verdadero descubrimiento no es buscar nuevas tierras, sino tener una nueva visión”. El valor añadido del Coaching es que es una práctica, una metodología que nos permite tener una visión nueva de las cosas, de las actividades que realizamos, de las relaciones que establecemos, en fin, una nueva visión, ¡ condición necesaria ¡, de nosotros mismos. Hillary Clinton ha manifestado que lleva años, como muchos directivos y empresarios, recibiendo asesoramiento de su Coach, con el que comenta, en “moviola”, sus jugadas políticas y de gestión. Desde Sócrates hasta H. Clinton, el método se ha mantenido vivo y vigoroso a lo largo de los siglos. Ha sido el distintivo de instituciones, colectivos, proyectos o empresas que han disfrutado de larga vida: “gurus”, maestro, padres espirituales, mentores, psicoanalistas...han cumplido con ese papel de acompañar al discípulo, devoto, “pequeño saltamontes” o neurótico... para la exitosa adaptación al entorno cultural. Los seres humanos a veces sentimos que estamos desvalidos, porque somos desvalidos. Todavía no válidos .Cuando vivimos una conmoción, cuando transitamos por el incomodo pedregal de una crisis sentimos la frustración o el fracaso que irremediablemente colgamos, como perchas vacías, del desvalimiento. Por esta razón, parte de nuestra tarea vital es construirnos, acabarnos, completarnos, en fin, validarnos... “La principal industria del hombre es inventarse y darse forma a si mismo” (F. Savater). Permanentemente hacerse, inventarse. Algunos piensan que con las primeras validaciones recibidas, la de las figuras paternas, ya es suficiente, sean estas buenas o malas. Estas las consideramos definitivas, inmutables, las calificamos de naturales y las confundimos con las heredadas. Llegamos a creer que heredamos nuestra forma de ser, sin atender a los más novedosos descubrimientos del ADN que de una y otra forma nos indican que somos un proyecto con unas letras que se combinan, pero que el guión lo vamos escribiendo cada uno a lo largo de la vida. Acomodarnos a la primera lectura del primer capítulo no deja de ser una renuncia miedosa a la arriesgada aventura de construir un personaje que decide su propio destino. Apelar al carácter como soporte de la personalidad, como la roca que sirve de base inmutable a cualquier construcción, conjugando desde el inmovilismo la enigmática frase de Homero de que “El destino es el carácter”, (ethos ánthropo, daimon) es la cómoda visión de un destino predeterminado por el carácter; sin poder entender que, como Sanchez Ferlosio interpreta , no se da el destino como efecto del carácter sino que se da un personaje de destino como producto de la voluntad decidida desde el carácter. Su carácter consiste en querer se un personaje de destino. Podemos, debemos cambiar, inevitablemente cambiamos. “Me miro como se mira a un extraño aquel que fui hace 25 años” dice Unamuno. El Cambio es seguro, pero ese cambio lo puedo gestionar yo o simplemente me lo gestionan... Tamaña invalidez y tan inmensa tarea de validarse difícilmente se puede hacer solo. El Coach es un acompañante en ese proyecto de construcción: “Un hombre solo, una mujer / así tomados de uno en uno/ son como polvo, no son nada, / no son nada”( J. A. Goytisolo). EL DESTINO: LLEGAR A SER A causa de la invalidez el destino es llegar a ser. Llegar a ser un día algo valioso. Ese inevitable tirón del destino, tan atractivo y al mismo tiempo tan temido nos incomoda en la desazón de que la vida autentica no es esta que vivimos, sino que está en otro lugar. ( “ La vrai vie est ailleurs” según el poeta Rimbaud). El destino, siempre lejano, lo atraemos y acercamos por “el efecto Pigmalión”.Esa oportunidad de ver, de concretar de visualizar otro lugar y/u otra forma de ser, otra forma de ver, otras actitudes, otros comportamientos y finalmente, sin pretenderlo, como un inevitable y beneficioso efecto, nuevos resultados. Dibujando lo que uno quiere ser, lo que uno puede ser, se abren las compuertas para que fluya la corriente que puede arrastrarnos para llevarnos al hermoso y enigmático reto, enunciado por el poeta latino Pindaro: “llegar a ser lo que uno es”. Las personas reciben mas energías, mas motivaciones, mas incentivos, de los proyectos, de las aspiraciones, de lo que uno quiere ser, que de aquello que, de forma limitada, ya es; “somos mas lo que nos falta que lo que tenemos”. El sueño se hace proyecto, el proyecto deviene en plan, el plan se desgrana en objetivos, y estos nos demandan acción. Así abrochamos los comportamientos al motivo, al sueño, al afán que los provoca. EL MÉTODO Lo esencial del método es aprender a observar la realidad que nos rodea con otros ojos. La condición es que ese aprendizaje no lo puede hacer uno solo, se necesita a alguien, el Coach. Ayudar a otros a aprender es una buena definición de los objetivos del Coaching. Entrenamiento y aprendizaje son concomitantes. Nos atrevemos a afirmar que es un tipo de aprendizaje para adultos, normalmente individualizado y cuyo objetivo es abrir el campo de visión, apoyado en “otros ojos”. Con nuevas visiones, aprendidas y entrenadas, aparecerán nuevas actitudes, nuevas emociones, nuevas habilidades, nuevas motivaciones y, en definitiva, nuevos comportamientos. La técnica básica del método es la pregunta. La interrogación como anzuelo que busca su presa; la pregunta como generador del dialogo es el resorte privilegiado de este moderno imitador socrático. “Ignorar para preguntar, y preguntar para saber, eso es aprender”. EL COACH “Con la ajena contrasta tu opinión; que mas que un ojo solo ven dos. Basta con un espejo para verse la cara; mas hace falta dos para verse la espalda”.( Las mil y una noches). De la misma forma que nadie se puede ver la espalda sin la ayuda de múltiple espejos o de “otros ojos”, nadie puede verse psíquicamente en totalidad sin que te presten “otra” visión. Lo normal es que gran parte de lo que somos es desconocido para nosotros y una significativa parte de este espacio desconocido –como nuestra espalda – se hace plenamente visible sin esfuerzo para otros. Psíquicamente, los otros, más aun, un observador experto, el Coach, “comadrón de ideas y de visiones”, puede dar la oportunidad de acceder a territorios vedados y desconocidos para uno mismo. Como Dante Aligheri, necesitamos una compañía, Virgilio o Beatriz, en la que confiemos, para bajar a lo que consideramos nuestro particular infierno. El acompañante que te aporta lucidez, el Coach, no tiene que ser un sabio, un vidente que acompaña a un ciego. Es alguien que, temporalmente se instala en la peana del “supuesto saber”, como Sancho Panza ( paradigma aun no descubierto del Coach), alumbrando aquello que no se ve, cuando se está ciego por el empeño en mirar sólo las cotidianas y particulares alucinaciones. Como Sancho, también, el Coach es humilde, no duda en instalarse en una supuesta sabiduría sabiendo que ignora, que no tiene respuestas validas ni ciertas; sólo apunta a la realidad desde otro ángulo ”Mira Vuestra merced, no son gigantes, son molinos de viento ”(Cap VIII). EPILOGO: PERSONA Y NEGOCIO El Coaching, como filosofía y como técnica, es un paraguas que acoge otras prácticas y procesos perfectamente definidos en la llamada Gestión Integral de Personas. ¿Puede ser una moda que se extinga cuando su aspecto aparentemente novedoso desaparezca? Los RR HH, como negocio, suelen ser temiblemente persistente cuando encuentran una veta generosa, que no abandonan hasta extenuarla. Sin embargo, la evolución social y características actuales del entorno como la complejidad, la incertidumbre, la conflictividad y la velocidad del cambio, auguran también una inevitable necesidad del Coaching y de los entrenadores. Gestionar la vida, profesional y personal, cada día exige más recursos personales, RR de los HH. Trabajar como expertos en personas en el mundo de los negocios provoca una enorme paradoja que deviene en contracción por la incompatibilidad de los términos. El mundo de los negocios y su entorno se mueve y cambia a una enorme velocidad, su clave actual es el cortoplacismo. El reloj que marca el tiempo es una moneda. El tiempo “is Money”. Sin embargo, el mundo de las personas, su capacidad, su mentalidad, sus reacciones evolucionan muy lentamente, necesitamos siglos. Así lo recuerda A. Noguera cuando hace referencia a una carta de un padre sumario, de 3.200 años antes de Jesucristo, en ella le recomendaba a su hijo que se iba ala ciudad a estudiar para escriba que “tuviera cuidado con las mujeres, que no bebiera cerveza, que no jugara a los dados” etc. La ley de la fractura da cuenta de la dificultad de convivencia entre ambos mundos, entre las dos vivencias del tiempo. Rita Levi en “tiempos de acción” lo expresa con mas contundencia:”vivimos dominados por impulsos de bajo nivel, por las pasiones como hace 50.000años”. Si utilizamos el coaching sólo para incrementar las respuestas adaptativas al entorno, a incrementar los resultados, a ser mas eficaces, posiblemente estemos renunciando a la gran aportación del la metodología que es el incremento de la autoconciencia, el “nosce te ipsum”, el desarrollo de la capacidad, el trabajo sobre”, el conocimiento y cuidado de la maquina que produce los conocimientos. Si desvirtuamos el coaching, la mayéutica, utilizándolo simplemente para hacernos mas útiles y productivos, según criterios y paradigmas del negocio, renunciando a su autentica finalidad que es el incremente de la capacidades de la gestión de la propia vida, tener éxito en la vida dando a luz nuevas capacidades internas ¿No estamos ofreciéndole otra vez cicuta a Sócrates? José Manuel Blanco Cotano Consultor Colaborador de Desarrollo Organizacional