SOCINORTE Microorganismos multirresistentes, ¿un problema exclusivo de los hospitales? La visión desde la unidad de enfermedades infecciosas Jesús Rodríguez Baño Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Hospital Universitario Virgen Macarena, Sevilla La clasificación clásica de las infecciones en comuntarias y nosocomiales ha sido tradicionalmente muy útil para el clínico en cuanto a la decisión de qué antimicrobianos utilizar, dadas las diferencias epidemiológicas entre ambas. Así, en el caso de las infecciones nosocomiales era necesario considerar la posibilidad de que el microorganismo causante fuera resistente a determinados antibióticos. Durante los años 90 era habitual consideraban la posibilidad en casos de infección nosocomial de Staphylococcus aureus y coagulasa negativa resistentes a meticilina, enterococos resistentes a ampicilina o vancomicina en determinadas áreas, Klebsiella productor de betalactamasas de espectro extendido (BLEE), enterobacterias resistentes a cefalosporinas por desrepressión de AmpC, y Pseudomonas aeruginosa o Acinetobacter baumannii resistentes a diversos antimicrobianos. Sin embargo, en la comunidad los problemas de resistencia se centraban a la disminución de sensibilidad a penicilina en Streptococcus pneumoniae y en la resistencia a quinolonas y antisépticos urinarios en Escherichia coli. Por tanto, las pautas de tratamiento de la mayoría de los síndromes infecciosos eran radicalmente diferentes, y era absolutamente excepcional la necesidad de usar antibióticos de muy amplio espectro o de “reserva” en estas infecciones. Sin embargo, en los últimos 10 años la situación ha cambiado de manera importante, debido a dos motivos. En primer lugar, han cambiado los modelos de asistencia sanitaria, lo que por una parte ha permitido la atención en régimen ambulatorio de múltiples patologías y la realización de procedimientos invasivos, y por otra, ha promovido la creación de centros sociosanitarios diversos. Las infecciones que ocurren en los pacientes atendidos en régimen ambulatorio pero sometidos a terapias y técnicas propias de los hospitales y en los centros sociosanitarios se denominan infecciones relacionadas con los cuidados sanitarios. Lo relevante es que la etiología de estas infecciones puede parecerse más en determinadas circunstancias a la de las infecciones nosocomiales clásicas que a las de las infecciones comunitarias, lo que debe tenerse en cuenta para incluir algunos patógenos nosocomiales multirresistentes clásicos (como S. aureus resistente a meticilina [SARM] ó Klebsiella productor de BLEE) en la cobertura empírica de algunas de estas infecciones. Es de esperar que en estos ámbitos sanitarios puedan producirse en un futuro próximo infecciones por microorganismos con mecanismos de resistencia de aparición más reciente en los hospitales, y muy preocupantes por la gran dificultad terapéutica que conllevan, como son las enterobacterias productoras de carbapenemasas tipo KPC ó metalobetalactamasas. En segundo lugar, han aparecido microorganismos multirresistentes en la comunidad. Los más importantes son Escherichia coli productor de BLEE y SARM. En el caso de E. coli productor de BLEE, su diseminación ha supuesto una verdadera pandemia. En todos los países del mundo se aislan, con frecuencia variable, cepas productoras de estas enzimas, sobre todo de la familia CTX-M, en pacientes de la comunidad, causando principalmente infecciones urinarias, pero también otras, incluyendo bacteriemias de origen diverso. Dado que esta cepas frecuentemente son resistentes a trimetoprim-sulfametoxazol, quinolonas y aminoglucósidos, y cada vez más, amoxicilina-clavulánico (además de a todas las cefalosporinas), con mucha frecuencia son verdaderamente multirresistentes. Su impacto clínico es relevante, puesto que se asocian con mayor mortalidad debido a que el tratamiento empírico es más complejo, y obligan al uso en infecciones comunitarias graves de familias de antimicrobianos de muy amplio espectro, como las carbapenemas. En el caso de las infecciones urinarias no complicadas, los datos de estudios observacionales sugieren que fosfomicina es eficaz. El caso de SARM comunitario es hasta ahora más frecuente en EEUU y determinados países europeos que en España, donde la mayoría de casos descritos hasta ahora han ocurrido en inmigrantes americanos. Es bien conocido que estas infecciones, sobre todo de piel y tejidos blandos y en ocasiones con un iumportante componente necrosante, ocurren sobre todo en personas sin los factores de riesgo clásico para SARM. La mayoría de estas cepas son sensibles a trimetoprimsulfametoxazol, clindamicina o quinolonas, que pueden usarse en infecciones moderadas-leves por vía oral, reservándose los glicopéptidos, el linezolid o la daptomicina para infecciones invasoras. En resume, la multirresistencia no es en absoluto un problema circunscrito a los hospitales. Los cambios epidemiológicos ocurridos en los últimos años ha causado la modificación de los tratamientos empíricos de determinados síndromes infecciosos y a la necesidad de uso de antimicrobianos de amplio espectro en infecciones comunitarias y relacionadas con los cuidados sanitarios. En este entorno, es evidente que necesitamos del trabajo en equipos multidisciplinares que permita abordar el problema de la multirresistencia desde una perspectiva global que posibilite un adecuado conocimiento del problema, su control y el adecuado tratamiento de los pacientes.