“La carta di Lampedusa”

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“La Carta de Lampedusa”
[Texto aprobado en Lampedusa el 1 de febrero de 2014]
PREÁMBULO
La Carta de Lampedusa es un pacto que reúne todas las organizaciones, asociaciones y
personas que la suscriben con el compromiso de afirmar, poner en práctica y defender
los principios en ella contenidos, en la manera, en el lenguaje y con las acciones que
cada firmante considere oportunas.
La Carta de Lampedusa es el resultado de un proceso constituyente y legislativo de
base que se ha articulado a través del encuentro de múltiples organizaciones,
asociaciones y personas reunidas en Lampedusa del 31 de enero al 2 de febrero de
2014, tras la muerte de más de 600 mujeres, hombres y niños en los naufragios del 3 al
11 de octubre de 2013, últimos episodios de un Mediterráneo transformado en un
cementerio marino por las políticas gubernamentales y de control de la inmigración.
La Carta de Lampedusa dista mucho de ser una propuesta de ley o una solicitud a los
Estados y gobiernos.
Desde hace muchos años, las políticas de los gobiernos y de quienes controlan los
movimientos de las personas, las cuales son utilizadas para apoyar las políticas
económicas contemporáneas, han estado fomentando la desigualdad y la explotación,
fenómenos que se han exarcerbado con la crisis económica de estos primeros años del
nuevo milenio. La Unión Europea, en particular, a través de sus decisiones en políticas
migratorias, está dibujando una geografía política, territorial y existencial para
nosotros del todo inaceptable, basada en la exclusión y limitación de la movilidad, en
la discriminación de personas entre las que tienen el derecho de moverse libremente y
las deben superar miles de obstáculos, incluso bajo riesgo de perder la vida. La Carta
de Lampedusa afirma la necesidad de una radical transformación de las relaciones
sociales, económicas, políticas, culturales y jurídicas que caracterizan el actual sistema
y que fundamentan la injusticia global que oprimen a miles de personas. Todo ello
dará lugar a una alternativa basada en la libertad y en las perspectivas de vida de todas
y todos sin exclusión alguna por motivos de nacionalidad, ciudadanía y/o lugar de
nacimiento.
La Carta de Lampedusa se funda en el reconocimiento de que todas y todos, en cuanto
seres humanos, habitamos la Tierra como un espacio compartido y que tal pertenencia
común debe ser respetada. Las diferencias deben ser consideradas como riqueza y
fuente de nuevas oportunidades y nunca instrumentalizadas para construir barreras.
La Carta de Lampedusa asume el planeta entero como su espacio de aplicación, el
Mediterráneo como su lugar de origen y, en especial, la isla de Lampedusa, por su
centralidad en dicho mar. Las políticas de gobierno y de control de las migraciones
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actuales han impuesto a esta isla el papel de frontera y confín, de espacio de paso
obligado, hasta provocar la muerte de decenas de miles de personas que intentan
llegar a ella. Con la Carta de Lampedusa se quiere, en cambio, restituir su destino tanto
a la isla como a sus habitantes. Y es a partir de esta primera inversión de los caminos
hasta hoy construidos por las reglas políticas y económicas predominantes, que la
Carta de Lampedusa quiere instalarse en el mundo.
Independientemente de que las disposiciones proclamadas a continuación por la Carta
de Lampedusa vengan reconocidas por las actuales instituciones estatales y/o
supraestatales, al suscribirla, nos comprometemos, a reafirmarla y a ponerla en
práctica en cualquiera de nuestras luchas política, social y cultural.
La Carta de Lampedusa está dividida en dos partes que reflejan las tensiones entre
nuestros deseos y convicciones y la realidad del mundo en el que vivimos. La Primera
Parte enumera nuestros principios fundacionales, el punto de partida de todas las
batallas y luchas que surgirán a partir de la Carta de Lampedusa. En cambio, la
Segunda Parte responde a las necesidades de enfrentarse con la realidad diseñada por
las actuales políticas de migración y de militarización de las fronteras, con el racismo,
las discriminaciones, la explotación, las desigualdades, el confinamiento y la muerte de
los seres humanos que se producen, afirmando, poniendo las bases necesarias para un
cambio completo.
PRIMERA PARTE
LIBERTAD DE MOVIMIENTO
La Carta de Lampedusa afirma la libertad de movimiento de todas y todos.
Reconociendo que la historia humana es historia de migraciones, pero que tales
migraciones son hoy en día un elemento esencial del neoliberalismo y del sistema
económico capitalista; reconociendo que las políticas migratorias están hoy en día
entre los mecanismos principales a través de los cuales se redefinen las divisiones de
clases y resurgen las relaciones coloniales y las asimetrías entre estados; afirmando la
hipocresía de retóricas políticas que apoya el objetivo declarado de poner fin a la
movilidad de las y de los migrantes; conscientes que el imperativo de moverse en el
mundo de acuerdo con las necesidades de la economía global afecta a un gran número
de seres humanos, mientras solo una minoría privilegiada de la población mundial
tienen acceso a la libertad de movimiento siguiendo su propio plan de vida;
reconociendo que los modos en los que se regulan los movimientos migratorios crean
formas de inclusión y exclusión que producen condiciones jurídicas, sociales y
económicas jerárquicamente diversificadas para millones de personas que se mueven
en el mundo, pero a quienes se les impide la libertad de poder determinar sus propios
recorridos,
La Carta de Lampedusa afirma que no es aceptable que se realicen distinciones entre
seres humanos a fin de establecer, caso por caso, su condición económica, legal y
social, dependiendo del lugar de nacimiento y/o nacionalidad, así como las
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necesidades de los países de llegada. No es aceptable que aquéllos que son libres
para moverse por sus deseos y necesidades, sólo puedan hacerlo gracias a la fuerza
de una autorización, como tampoco es aceptable que aquéllos que, para seguir sus
trayectorias vitales, tengan que aceptar verse sometidos a discriminación,
explotación, violencia –incluyendo violencia sexual-, deshumanización,
comercialización, limitaciones de su libertad personal y riesgo de perder su vida.
LIBERTAD DE DECISIÓN
Observando como las políticas de gobierno y control de las migraciones funcionan
también a través de dispositivos de canalización de los movimientos migratorios de los
individuos, bloqueándolos en ciertos países, reteniéndolos en países de paso, o
deportándolos a los países donde llegaron primero; también observando cómo esto
condiciona sus oportunidades a decidir libremente sus itinerarios, sus sitios de
residencia, y/o a modificar en cualquier momento esta elección,
La Carta de Lampedusa, desanudando el concepto de espacio de cualquier lógica de
propiedad y privatización, incluyendo la tradición propia de los estados nacionales,
afirma la libertad de cada ser humano de escoger dónde vivir y, consecuentemente,
la libertad de oponerse y luchar a favor de la eliminación de los obstáculos que se lo
impidan. Tal libertad se refiere también a los/as menores adolescentes que deben
considerarse personas informadas, aunque a la vez se los debe proteger por su
condición de menores.
LIBERTAD DE RESIDIR
Declarando que los conflictos armados, las catástrofes naturales y la injusticia global
que arrasan gran parte del planeta son fenómenos conectados con el actual modelo
económico; observando como, en nombre de un crecimiento económico que de
ningún modo atiende a la preservación del medio ambiente y al futuro de las personas,
la producción es deslocalizada a lugares donde el beneficio puede evitar cualquier
regulación, los recursos son explotados y redistribuidos de manera cada vez más
desigual; afirmando que, aún cuando migrar parezca una decisión conectada a la vida
privada de las personas, esta decisión nunca puede ser separada del contexto
ambiental y social en que se toma; constatando que las desigualdades y las injusticias
económicas violan la libertad de residencia de millones de padres a quienes se les
impide de facto criar sus propias/as hijos/as, incluyendo niños y menores
adolescentes, porque la migración de la madre,.del padre o de ambos, o de los
menores mismos, en ocasiones es la única manera de poder garantizarles las
condiciones de vida a las que aspiran;
A. La Carta de Lampedusa establece la libertad de residencia como la libertad de
toda persona a no verse obligados a abondar el país de nacimiento o en país
en el que viven, si no han optado libremente a ello. La Carta de Lampedusa
afirma también la libertad de luchar, promover, construir todas las iniciativas
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necesarias para poder eliminar cualquier tipo de explotación, sometimiento
económico, político, militar y cultural que impida la existencia autónoma,
libre , independiente y pacífica de todas las personas que habitan el mundo.
Observando como los dispositivos de devolución, formales e informales, las prácticas
de identificación, detención y encarcelamiento, así como los itinerarios autorizados
pero condicionados y la atribución de estatus diferenciados, impiden a los que migran
poderlo hacer con plena libertad de escoger dónde llegar y dónde quedarse.
B. La Carta de Lampedusa establece, además, la libertad de residir como la
libertad de vivir en cualquier sitio, distinto del de nacimiento y/o
nacionalidad, incluso cuando las personas hayan abandonado su país, así
como la libertad de construir en dicho lugar el propio proyecto de vida.
Reconociendo que las normas actuales condicionan el derecho a la residencia a la
posesión del reconocimiento formal de productividad económica, como medio de
recuperar a las personas y de diferenciar su estatuto legal y sus oportunidades de vida,
La Carta de Lampedusa afirma que la libertad de residir en el país que se haya
escogido al dejar el país de origen no puede en modo alguno ser subordinado al
desempeño de un trabajo que es reconocido y autorizado de acuerdo con las
necesidades del mercado laboral del sitio de llegada. La Carta de Lampedusa afirma
además que la libertad de residencia y de construir el propio proyecto de vida en el
lugar donde se ha escogido para vivir implica la ausencia de cualquier tipo de
explotación y un acceso a la sanidad, a la vivienda, al trabajo, a la educación, a las
comunicaciones y a la información, sobre todo a la jurídica, sin discriminación
alguna, así como a la supresión de los obstáculos, existente en cualquier ámbito, que
puedan impedir el ejercicio de tal libertad.
LIBERTAD DE CONSTRUIR Y REALIZAR UN PROYECTO DE VIDA EN CASO DE NECESIDAD
DE DESPLAZARSE
Reconociendo que la aparición crónica y estructural de los conflictos, no digamos de
las catástrofes medio ambientales y climáticas, así como de los desastres económicos y
sociales, determina la inmediata necesidad de abandonar el lugar en el que tienen
lugar,
La Carta de Lampedusa afirma que todo ser humano que se encuentre en la
necesidad de moverse de su país de nacimiento y/o nacionalidad, o del país donde
haya decidido vivir, por motivos de persecución individual o colectiva, física,
económica, social, cultural, ya acaecidas o potenciales, tiene la plena libertad de
escoger el lugar donde establecerse y de reencontrarse en tal sitio con las personas
que pertenecen a su entorno afectivo. Todo ello no debe emplearse para perjudicar
la libertad de movimiento, de residencia y de opción a escoger el lugar donde vivir de
las personas que no se hallan en estas situaciones.
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La Carta de Lampedusa afirma que en tales casos a todas y todos se les debe
reconocer y garantizar inmediatamente la posibilidad de poderse mover con plena
seguridad, sin requisitos ni impedimentos.
La Carta de Lampedusa establece a su vez que en tales casos a todas y todos debe
serles garantizada la protección legal, económica, social, cultural y de mínimos de vida
en todos los países por los cuales transiten durante su itinerario. Esta protección, así
como el acceso a compartir espacio y recursos, tienen que garantizarse en los lugares
en los que las personas eligen para establecerse a fin de que puedan construir y
realizar su proyecto de vida. Tales tutelas deberán ser garantizadas incluso en el caso
de que decidan cambiar el lugar de residencia.
LIBERTAD PERSONAL
La Carta de Lampedusa afirma que ningún ser humano, en ningún caso, puede ser
privado de la libertad personal y, por consiguiente, encarcelado o detenido por haber
ejercido su derecho a la libertad de emigrar del país de nacimiento y/o nacionalidad, o
de la libertad de vivir y de residir en el país donde haya escogido permanecer.
LIBERTAD DE RESISTENCIA
La Carta de Lampedusa afirma la libertad de todas y todos de resistirse a políticas
tendentes a crear divisiones, discriminaciones, explotación y precariedad de los seres
humanos, que generen desigualdad, explotación y disparidad.
Constatando además cómo las actuales políticas de gobierno y de control de las
migraciones son uno de los principales instrumentos para crear tales condiciones,
La Carta de Lampedusa reconoce la libertad de todos y todas de resistir a tales
políticas en su complejidad, así como a sus concretos mecanismos de aplicación, ya
se trate de los centros de extranjeros o detención, de las fronteras, de los permisos
de estancia en relación a contratos de trabajo, de las deportaciones, expulsiones y
repatriaciones, de la desigualdad al acceso al trabajo y a una vivienda, de la
explotación de la fuerza de trabajo de los migrantes, de la creciente precariedad de
las condiciones de vida y de trabajo, de las políticas de selección y contención de la
movilidad, de acuerdo con la economía de mercado, de las políticas de visados, de
cuotas, de la militarización de los territorios y los mares para controlar e impedir la
movilidad de los seres humanos.
La Carta de Lampedusa afirma asimismo la libertad y el deber de desobedecer a
órdenes injustas.
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SEGUNDA PARTE
DESMILITARIZACIÓN DE LAS FRONTERAS
Considerando que los países de la Unión Europea, Alemania, Francia, Reino Unido,
Países Bajos, Italia, España y Suecia, están entre los diez mayores exportadores de
armas del mundo; que un altísimo porcentaje de éstas viene importada por países en
situación de conflicto y/o acusados de violación de derechos humanos y libertades
democráticas, de los cuales las personas huyen;
Reconociendo que las políticas actuales de gobierno y de control de las migraciones
conllevan a una militarización de territorios interiores y de las zonas fronterizas de los
estados, inclusive aquéllas que quieren bloquear o filtrar las salidas, a menudo
camufladas por la retórica humanitaria o por simples dispositivos de seguridad o de
vigilancia;
Reconociendo que la isla de Lampedusa ha asumido un papel central en este proceso y
que la militarización para los controles de fronteras y de migraciones se entrelaza con
la militarización de los territorios con fines bélicos y de defensa de los intereses
económicos predominantes;
Constatando que la militarización así entendida comporta formas específicas de
violencia sobre las personas, incluyendo violencia sexual, en particular sobre las
mujeres, y observando cómo la militarización, produce la muerte, la desaparición de
cadáveres, limitando las formas de luto a parientes y amigos.
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de la inmediata abolición de todas las
operaciones relacionadas con la militarización de los territorios y a la gestión de los
dispositivos de control de fronteras, sean militares o civiles, incluso el
adiestramiento militar para la repatriación y control de la movilidad de personas en
territorio internacional.
La Carta de Lampedusa afirma por tanto la necesidad de una completa reconversión
de los recursos asignados e invertidos en tal ámbito a fin de asegurar vías de llegada
garantizadas para las y los migrantes por necesidad, así como por fines sociales.
Considerando que el cinturón humanitario y de seguridad a través del cual los Estados
impiden a las y los migrantes llegar al espacio europeo, o intervienen en la modalidad
de su llegada, es uno de los operativos fundamentales de la militarización de
territorios internos y de zonas fronterizas de dichos Estados, incluso de aquéllos que
quieren bloquear o filtrar las salidas,
La Carta de Lampedusa afirma la inmediata necesidad de abolir:
-
el sistema Eurosur, especialmente concebido para implantar mecanismos de
control con el fin de impedir el acceso de migrantes a los territorios en los
Estados de la Unión Europea;
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-
-
-
-
la agencia Europa Frontex especialmente concebida para combatir la llegada
de migrantes a territorio de los Estados europeos, así como las misiones que
actualmente están llevando a cabo;
todas las operaciones de la Unión Europea y de sus Estados miembros, tanto
las que se desarrollen en sus zonas fronterizas (como la operación Mare
Nostrum iniciada en 2013) como aquéllas en las que se prevea la intervención
de Estados no miembros de la Unión Europea (como la operación Eubam
llevada a cabo en Libia en 2013);
todos los sistemas de control y comunicación de aparatos militares (sistemas
electrónicos y satélites, radares, drones, sistemas de control biométrico,
vehículos aéreos y navales) destinados al control de las migraciones y/o
militarización de los territorios con fines bélicos y de afirmación de intereses
económicos dominantes;
todas las barreras materiales, en particular muros y barreras físicas que
rodean la Unión Europea y que están en expansión en Estados fronterizos con
el fin de impedir la libertad de movimiento
Además, por el papel que la militarización ha adquirido en el específico contexto
siciliano, La Carta de Lampedusa exige el cese inmediato:
- del uso de la base aeronaval Sigonella para el tránsito de divisiones
especializadas de las fuerzas armadas de USA, utilizadas para el adiestramiento
de fuerzas policiales y armadas de regímenes africanos;
- del papel estratégico de la base Sigonella para el mando y la gestión de drones,
propiedad de las fuerzas armadas de USA y OTAN, también en funciones de
vigilancia y apoyo a las operaciones de control y obstrucción de las
migraciones;
- los preparativos para la instalación de una estación terrestre del MUOS en
Niscemi que tendrá, entre otros, el deber estratégico de coordinar usuarios
móviles, entre los cuales drones, en las operaciones de vigilancia en el
Mediterráneo y devolución de los migrantes en régimen extraterritorial.
LIBERTAD DE MOVIMIENTO II
Reafirmando la libertad de movimiento definida en la Primera Parte,
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de abolir de manera inmediata el sistema
de visados que, impide que una parte de la población mundial se mueva libremente,
e instituye una movilidad selectiva, obligando a todas/os aquéllos/as que no pueden
obtener un visado a arriesgar la vida en el intento de cruzar las fronteras, o a
atravesarlas con modalidades que implican formas de discriminación en el acceso a
los derechos una vez hayan llegado al espacio europeo.
Constatando que en los acuerdos económicos y de ayuda al desarrollo que la Unión
Europea impone a los países considerados con “riesgo de migración” el control y la
militarización de sus fronteras, así como la readmisión de los migrantes expulsados de
la Unión Europea y que han transitado por su territorio; considerando que tal
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imposición deviene un criterio de negociación de las cuotas de ingreso de sus
ciudadanos al territorio de la Unión Europea,
La Carta de Lampedusa afirma la exigencia de eliminar el principio de las “cláusulas
migratorias” de todos los acuerdos y que los países a los que se les ha impuesto
rechacen tal principio en las negociación y también se opone a las políticas europeas
de vecindad, liberando las relaciones entre los pueblos y los Estados de cualquier
forma de explotación a los fines del control de las migraciones.
Remarcando cómo las actuales políticas migratorias de la Unión Europea tendentes a
condicionar la posibilidad de residencia legal en sus estados miembros a las exigencias
del mercado laboral, hasta el punto de constituir un vínculo indisoluble entre permisos
de residencia y contratos laborales; teniendo en cuenta que este nexo puede conducir
a que los trabajadores migrantes sean rescatados por sus empleadores, lo cual
comporta la limitación de derechos y de la protección de todos los trabajadores;
La Carta de Lampedusa afirma la inmediata necesidad de desvincular el derecho de
entrar, de residencia y de permanencia en los territorios de los estados miembros del
mantenimiento de una relación laboral.
Reconociendo cómo el sistema de cuotas de entrada, adoptado por los estados
miembros de la Unión Europea, establecido prevalentemente sobre la base de sus
necesidades económicas, es uno de los principales mecanismos de ilegalización de
personas,
La Carta de Lampedusa afirma la inmediata necesidad de abolir el sistema de cuotas,
así como la necesidad de reconocer el derecho de residencia de todas y todos
aquéllos que hayan ya realizado la entrada en territorio europeo, superando
definitivamente la lógica de las amnistías.
La Carta de Lampedusa afirma también la necesidad de abolir los límites cualitativos
(unidos a los criterios de rentas y de vivienda) y cuantitativos (unidos al número y
edad de las personas que se reagrupan) actualmente impuestas en las
reagrupaciones familiares.
Respecto a las y los menores, la Carta de Lampedusa apoya el principio de interés
prevalente de las y los menores en relación a cualquier opción que les afecte; apoya
la presunción de la minoría de edad y la necesidad de eliminar el uso de prácticas
médicas invasivas para determinar la edad; promueve la activación inmediata de
todos aquellos mecanismos para garantizar a las y los menores el ejercicio de todos
sus derechos. Además, durante todo el proceso migratorio de los menores, las
operaciones de asistencia y acompañamiento no deben ser realizadas por fuerzas
militares o policiales, sino por medio de personas cualificadas y competentes. En
todos los momentos de cualquier trayecto migratorio, en caso de ser llevados ante
los representantes de cualquier organismo o institución, los migrantes deben ver
asegurada la posibilidad de comprender efectivamente lo que está sucediendo,
debiendo ser informados de los propios derechos, de ser escuchados, de poderse
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hacer entender en su propia lengua y de ser partícipes en las decisiones que se
tomen sobre ellos.
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de la inmediata abolición de normas que
directa o indirectamente criminalicen la entrada y/o estancia “irregular” como un
acto ilegal, así como la inmediata abolición del delito que directa o indirectamente
criminaliza el rescate, recepción y acogida de los migrantes, independientemente de
la regularidad en su entrada y estancia.
LIBERTAD DE ELECCIÓN II
Reafirmando la libertad de elección como se define en la Primera Parte,
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de revocar todas las leyes nacionales e
internacionales, en particular con referencia a la legislación europea derivada del
Acuerdo de Schengen, que limita la libertad de circulación, de quedarse y de elegir
dónde vivir a los ciudadanos europeos y a aquéllos que provienen del llamado “tercer
mundo”, y especialmente en su especificidad de solicitantes de protección
internacional.
La Carta de Lampedusa afirma en particular la necesidad de revocar inmediatamente
la regulación de Dublín y todas las modificaciones subsecuentes, que fuerzan a los
migrantes a solicitar protección internacional en el primer estado miembro en el que
entran, impidiendo de este modo llevar a cabo sus proyectos de vida. En este
sentido, declaramos la libertad de elección de los solicitantes de protección
internacional sobre el país al que se pida dicha protección, entendiendo que todos
los estados deberían alcanzar igualitariamente elevados estándares de protección y
recepción, con sanciones inmediatas y eficaces a los estados que no cumplan con
estos estándares.
LIBERTAD DE QUEDARSE II
Reafirmando la libertad de residencia como se define en la Primera Parte,
Considerando como uno de los principales instrumentos de subordinación y de control
de los migrantes es el fuerte vínculo existente entre el derecho de residencia y la
tramitación de complicadas formalidades burocráticas; considerando cómo las normas
que regulan tales requisitos en distintos países representan una legislación separada y
diferenciada, las cuales construyen figuras jurídicas con derechos reducidos, y siempre
subordinados al control de las fronteras de los estados e intereses de los mismos,
La Carta de Lampedusa declara la urgente necesidad de eliminar cualquier
presupuesto que, en la ley o en la práctica, conceda desigual acceso a derechos bajo
el argumento de la ciudadanía, tanto en lo que se refiere al acceso al bienestar, como
a los mecanismos que regulan el acceso al empleo, como en lo relativo a los derechos
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políticos, incluyendo el derecho de voto así como los relativos al estado civil. La Carta
de Lampedusa también considera la urgente necesidad de reducir a una mera
declaración los trámites requeridos para formalizar la presencia en un lugar
determinado, cualquiera que sea la nacionalidad, así como la necesidad de
desposeer de estas funciones al Ministerio del Interior y a las fuerzas policiales.
A. Derecho al trabajo
Remarcando cómo sectores enteros del mercado laboral en Europa se basan en la
explotación de mano de obra migrante y remarcando que, como en el caso de trabajo
doméstico y de cuidado principalmente a cargo de mujeres migrantes, su
disponibilidad a bajo coste y con derechos reducidos contribuye a aumentar la
deficiencia de las instituciones públicas, pero también a permitir su falta de
responsabilidad; afirmando cómo formas de explotación neo-esclavista generalizadas
hacia los migrantes también implican formas de chantaje y de violencia, tanto física
como psicológica, incluyendo aquélla de género y sexual; constatando cómo se niega
constantemente el acceso a varias profesiones tanto a mujeres como hombres dada la
segmentación del mercado laboral basado en el origen y/o la ciudadanía; teniendo en
cuenta que, junto a estos aspectos, en muchos casos se suma la falta de
reconocimiento de los títulos académicos y competencias adquiridas (siendo o no
estos documentados oficiales) teniendo como resultado la cancelación y negación de
la trayectoria personal y profesional,
La Carta de Lampedusa establece que el derecho de acceso a todas las profesiones y
el trabajo libre de explotación, llevadas a cabo en condiciones de seguridad y respeto
a la persona en todas sus dimensiones, se debe garantizar a todos y para todos sin
discriminación alguna. Este derecho debe garantizar la igualdad de salarios y
ejercerse de acuerdo con las normas contractuales - constantemente violadas debido
a la deslocalización de la producción y de la fuerza laboral - especialmente cuando
implica una revisión del sistema económico y social de los países interesados en la
dirección de una redistribución más equitativa de los recursos y servicios.
B. Derecho a la vivienda
Considerando que el ejercicio del derecho a la vivienda ya está comprometido para
una parte significativa de la población y, por lo tanto, resulta estar estratificado en
función de los ingresos, y a menudo ser discriminatorio respecto a la nacionalidad de
las personas; considerando cómo el ejercicio pleno del derecho a la vivienda es una
condición previa a la posibilidad de ejercer otros derechos como los derechos políticos
y otras libertades, tales como la construcción de su propio proyecto de vida en el
territorio donde viven; considerando que en el caso de algunas minorías y de algunos
grupos definidos por su carácter nacional, religioso, social y/o económico, el derecho a
la vivienda es constantemente violado por su confinamiento en determinados espacios
y lugares separados del resto del contexto urbano y designados a tal efecto sobre la
base de prejuicios discriminatorios que a menudo obligan a los miembros de las
minorías y de estos grupos a cambiar su estilo y propio proyecto de vida; constatando
la disponibilidad de un gran número de inmuebles, de propiedad tanto pública como
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privada, dejados al abandono, no utilizados o infrautilizados, y no destinados a
satisfacer el derecho a la vivienda,
La Carta de Lampedusa declara el derecho de todo ser humano a alcanzar, conquistar
y construir la posibilidad de vivir en un lugar apropiado al propio proyecto de vida y
respetando todas las dimensiones, siempre de tipo social y relacional, en el que
puedan cumplir con su existencia.
C. Derecho a la sanidad y al acceso al bienestar
Afirmando cómo la plena realización de las personas y de sus proyectos de vida sólo
pueden llevarse a cabo dentro de un sistema de interdependencias de otros/as y la
sociedad en su conjunto, y que estas interdependencias se vuelven cada vez más
importantes en ciertas etapas de la vida, como el embarazo, la
maternidad/paternidad, la infancia o la vejez, así como en algunas situaciones de la
vida, como una enfermedad o discapacidad; considerando cómo el actual acceso a las
políticas públicas y sociales que garantizan la sostenibilidad de estas
interdependencias discrimina por razón de nacionalidad, género y estatus social,
económico y jurídico de la persona,
La Carta de Lampedusa declara la necesidad de garantizar un acceso no
discriminatorio a los servicios de salud, atención médica y beneficios económicos en
materia de servicios, incluyendo la atención por maternidad e infantil, indispensable
para el pleno ejercicio del derecho de cada persona a recibir atención médica.
D. Derecho a la educación
Afirmando que un acceso no discriminatorio al conocimiento y a la educación a través
de procesos de aprendizaje garantizados a todos y todas es la base de la posibilidad de
construir un proyecto de vida propio y la realización de las personas en todas sus
dimensiones; constatando cómo las políticas actuales impiden en algunos países este
acceso, basándose en prácticas y normas que lo subordinan a la posesión de
determinados estatutos jurídicos, económicos y sociales; afirmando cómo el
aprendizaje de la lengua del país en el que se elija vivir es un derecho fundamental de
toda persona en cuanto a condición esencial para poder llevar a cabo el proyecto de
vida; y afirmando que, en cualquier caso, el aprendizaje y el conocimiento del idioma
del país en el que se decida vivir nunca debe ser adoptado a nivel institucional como
criterio de selección y como requisito para la obtención y renovación de los permisos
de residencia,
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de eliminar todos los obstáculos que
discriminan respecto al acceso al saber, el conocimiento, la educación y el
aprendizaje de las lenguas del país en el que se viva y de las lenguas maternas, así
como los contextos relacionales en los que este acceso pueda ocurrir y sea
enriquecido, para garantizar el reconocimiento de los títulos académicos y la calidad
de las carreras académicas y profesionales, integrándolas en su caso, así como
(afirma la necesidad) de cancelar todas las prácticas y regulaciones que en diferentes
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países crean trayectorias académicas separadas y diferenciadas basándose en la
ciudadanía o en el estatus jurídico, social y económico.
E. Derecho a la preservación y la construcción del propio núcleo familiar y
afectivo
Afirmando la libertad de todos los seres humanos para establecer un núcleo familiar y
afectivo con las personas con las que así lo decidan, en el respeto a su libertad,
independientemente de su nacionalidad y su estatus jurídico, económico y social, así
como su orientación sexual; considerando que la posibilidad de construir o preservar
su propio núcleo familiar y afectivo está con frecuencia sujeto a las condiciones
económicas y sociales de la persona, que se hace aún más significativo en el caso de
los migrantes, quienes por lo general son incluidos con derechos reducidos en el
mercado laboral y en el sistema social de las políticas públicas,
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de eliminar todas las interferencias
institucionales que, a través de la producción de prácticas, controles y regulaciones,
restringen y/o inhiben la libertad de las personas para preservar y construir su
propio núcleo familiar y afectivo, y que introducen en este núcleo diferencias
relacionadas al estatus, jurídico y de otro tipo, especialmente en el caso de
matrimonios entre ciudadanos o nacionales de un estado miembro de la Unión
Europea y las personas que no lo son, o de matrimonios entre personas que no son
ciudadanos de un estado miembro.
La Carta de Lampedusa igualmente afirma la necesidad de reconocer y respetar la
unidad familiar y afectiva, y también por lo que se refiere a los procedimientos
administrativos de entrada y residencia, de parejas de hecho entre los ciudadanos o
nacionales de un estado miembro de la Unión Europea y personas que no lo son, o
entre personas que no son ciudadanos de un estado miembro.
F. Derecho a la participación social y política
Considerando cómo millones de personas viven en la actualidad de forma permanente
en el territorio del país en el que habitan sin acceso a la vida política y social del
mismo, debido a los obstáculos normativos y burocráticos, así como a las condiciones
económicas, ambientales y de vivienda,
La Carta de Lampedusa establece que toda persona, cualquiera que sea su
nacionalidad, su estatus jurídico, social o económico, debe ser capaz, si lo desea, de
participar plenamente en el espacio público y social del lugar en el que vive, y tener
pleno acceso a las áreas donde dicha participación se manifieste, incluyendo los
procesos electorales y representativos de las instituciones democráticas a nivel local,
nacional e internacional.
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G. Reafirmación de una comunicación y expresión no discriminatoria, en el
respeto a todos y todas
Considerando que hoy en día la retórica xenófoba y abiertamente racista, que
encuentra amplia difusión en el espacio público y en los medios de comunicación de
todo tipo, así como del propio racismo diferencial que mira otras culturas como formas
estáticas e inmutables, favoreciendo la discriminación jurídica, económica y social;
afirmando cómo las numerosas formas en que se manifiesta el racismo mediático
estando estrechamente relacionado con las formas de racismo institucional que
limitan, a través de reglamentos y prácticas, el acceso a los derechos basándose en el
origen y/o ciudadanía de las personas; constatando el amplio y normalizado uso de
términos, aun en textos legales, como "clandestino", que se refieren a estereotipos y
prejuicios criminalizadores y, en general, la utilización de expresiones y tonos de
estigmatizar y discriminar a las personas en base a su origen real o supuesto y/o a su
pertenencia social, cultural o religiosa; considerando que este tipo de procesos de
criminalización y estigmatización tienen lugar por la constante negación del derecho
de expresión y el derecho a la auto-representación y auto-narración de los migrantes
en los medios de comunicación y espacios públicos, produciendo por tanto una
información parcial y unilateral; reiterando cómo la espectacularizacion de la llegada
de los migrantes a la isla de Lampedusa como en otras muchas de las fronteras de
Europa, con la utilización de un lenguaje alarmístico y defensivo - que tergiversa la
realidad de los acontecimientos y borra las historias de las personas - contribuye a
exacerbar los fenómenos de racismo y de discriminación,
La Carta de Lampedusa expresa una visión política de la relación entre las personas
que no dependa en modo alguno de su origen y/o de la ciudadanía, ni de su real o
presunta pertenencia cultural o religiosa, y la necesidad de luchar contra cualquier
tipo de lenguaje fundado en prejuicios, discriminación y racismo, que se manifieste
en cualquier contexto y en cualquier lugar.
Considerando cómo los recursos públicos para el uso y la producción del arte y la
cultura son de hecho a menudo inaccesibles, la Carta de Lampedusa también
establece el derecho de toda persona a tener acceso a los recursos públicos, a los
fondos y a los espacios públicos destinados al arte y la cultura.
H. Nuevas formas de ciudadanía
Teniendo en cuenta que la institución de la ciudadanía (nacionalidad) se ha
manifestado desde el nacimiento de los estados-nación como un mecanismo inclusivo
pero al mismo tiempo fuertemente exclusivo, con el fin de transformar el acceso a los
derechos, incluidos los consagrados como universales, en un privilegio vinculado al
estatus jurídico; constatando que hasta ahora la UE no ha introducido ningún criterio
innovador en el acceso a la ciudadanía que pudiera darle una función inclusiva, sino
que ha limitado su atribución sólo a los individuos que ya poseían una de las
nacionalidades de los Estados miembros; considerando así mismo cómo en el proceso
de ampliación de la Unión Europea se ha constituido una jerarquía interna de las
diversas nacionalidades de los Estados miembros de pertenencia,
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La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de reconocer el pleno ejercicio de la
igualdad de derechos a todas las personas que se encuentren en el espacio europeo
independientemente de su nacionalidad, y la necesidad inmediata del
reconocimiento de una sola ciudadanía europea basada en el ius soli.
La Carta de Lampedusa afirma en todo caso la necesidad de desarrollar nuevas
formas de relación entre instituciones y personas, basándolas en la residencia y no
en la nacionalidad.
LIBERTAD DE CONSTRUCCIÓN Y REALIZACIÓN DEL PROPIO PROYECTO DE VIDA EN
CASO DE NECESIDAD DE MOVIMIENTO II
Reafirmando la libertad de circulación, de construcción y realización del propio
proyecto de vida en caso de necesidad de movimiento como se indica en la primera
parte,
Rechazando las políticas humanitarias llevadas a cabo por las estructuras estatales,
supranacionales y de las organizaciones internacionales, en cuanto políticas que se
fundamentan en la premisa de reconocer a una parte de los seres humanos una
reducida posibilidad de circulación; las cuales bloquean aquellas personas que se
desplazan por necesidad en áreas de primera seguridad, o condicionando sus caminos
de cualquier otro modo, con el resultado de forzar a miles de personas a condiciones
de vida precarias y de subsistencia en campos de refugiados por largos períodos o de
forma permanente; las cuales favorecen las decisiones de la Unión Europea en materia
de asilo destinadas a relocalizar o externalizar la protección transfiriendo personas de
modo selectivo (resettlement) o impidiendo su llegada a Europa (regional protection
program); y que se configuran como solapamiento de las políticas de guerra,
militarización y explotación económica de los territorios,
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de construir rutas de garantizada e
inmediata llegada para aquéllos que dejan su territorio de nacimiento y/o de
nacionalidad y/o de residencia, para escapar de la guerra, la persecución individual o
colectiva, las catástrofes climáticas y medioambientales, así como económicas y
sociales, sin que esto de ninguna manera sea puesto en contraposición a la libertad
de circulación de las personas que no viven tales condiciones. La Carta de Lampedusa
afirma que durante el período necesario para la construcción de estas rutas, se deben
cumplir de manera absoluta con las obligaciones de socorro establecidas
internacionalmente, sin conflictos de jurisdicción territorial y sin los retrasos que con el
tiempo han dado lugar a miles de muertes; también se debe garantizar la tutela
inmediata de aquellos/as que solicitan asilo internacional, desde el primer contacto
con las autoridades del estado miembro, independientemente de dónde y cómo tal
contacto se determina (incluso en aguas o áreas internacionales).
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La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de suspender inmediatamente cualquier
práctica de devolución formal e informal a las fronteras internas y externas de la
Unión Europea.
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de poner fin a las políticas de
externalización de asilo, con las que la Unión Europea transfiere la competencia de
protección internacional a los estados de tránsito de las personas que se desplazan por
necesidad. En esta perspectiva, incluso en las situaciones de emergencia mencionadas
anteriormente, se debe garantizar a las personas el derecho de elección tal y como se
define en esta Carta.
Si bien reconociendo la especificidad de las rutas de aquéllos/as que se desplazan por
necesidad, la Carta de Lampedusa rechaza los criterios que regulan la verificación de su
estatus y que, en la práctica, imponen a las personas demostrar las razones de su
migración con el fin de poder acceder a determinados derechos.
La Carta de Lampedusa afirma también la necesidad, en los territorios de llegada, de
poner en marcha todas las iniciativas necesarias para garantizar la posibilidad de
inmediata inserción de aquéllos/as solicitantes de protección internacional y de
aquéllos/as refugiados/as en el tejido económico y social.
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de poner fin al sistema de acogida
basado en campos y centros, y de construir en su lugar un sistema compartido entre
los territorios implicados en el proceso, del Mediterráneo y más allá, basado en la
organización, en cada lugar, de amplias actividades de recepción, descentralizadas y
fundadas en la valoración de rutas personales, promoviendo por tanto experiencias
de recepción auto-gestionadas y auto-organizadas, con el fin de impedir la formación
de monopolios especulativos sobre la recepción y la separación de la recepción de su
dimensión social. La programación de las intervenciones sociales de primer asilo,
después de su llegada, debe tener en cuenta la constitución familiar y parental,
preservando en cada caso la continuidad de las relaciones parentales, familiares y de
afecto.
LIBERTAD PERSONAL II
Reafirmando la libertad personal tal como se define en la Primera parte,
Tomando nota de cómo las políticas de migración imponen, en el interior de los
territorios de los estados miembros de la Unión Europea y de sus límites, el sistema de
detención administrativa de los y las migrantes que no tienen permiso de residencia,
así como el amplio sistema de confinamiento de aquéllos/as solicitantes de protección
internacional en espacios que presentan todas las características de los lugares de
detención durante el período requerido para llevar a cabo los procesos burocráticos
necesarios al fin de obtener la condición de refugiado/a; constatando cómo las
políticas de gobierno y control de la migración de la Unión Europea han logrado
expandir la práctica de la detención y el confinamiento de los y las migrantes y de
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los/las solicitantes de protección internacional, incluso en estados que no son
miembros de la UE;
Denunciando las muertes y la violencia que han tenido lugar en los centros de
detención y confinamiento en todo el territorio de la Unión Europea y de los países en
los que se delega el control de fronteras; muertes y violencia que nunca se han
aclarado y se han mantenido en la impunidad;
Reafirmando la imposibilidad de cualquier tipo de reforma de tales lugares,
constatando sus funciones simbólicas y policíacas de criminalización, así como la
construcción de la inferiorización jurídica, económica y social de los y las migrantes, y
considerando también la enorme pérdida de recursos públicos destinados a un sistema
de este tipo, y entregados a personas que especulan con la vida de los y las migrantes,
La Carta de Lampedusa afirma la necesidad de la derogación inmediata de la
institución de la detención administrativa y el cierre de todos los centros, cualquiera
que sea su denominación o configuración, y de todas las instalaciones de recepción
que limitan la libertad de circulación - hayan sido legalmente establecidas de
acuerdo con las leyes vigentes, decretos y reglamentos, o bien informalmente para la
detención y el confinamiento de las personas - y la conversión de los recursos hasta
ahora destinados a estos sitios para proyectos sociales para todos y todas.
(Traducción elaborada por María Cristina González y Josep M. Garcia, colaboradores de
Fundación Privada Ficat de Barcelona)
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