Vigilia de Pentecostés4

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VIGILIA DE
PENTECOSTÉS
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VIGILIA DE PENTECOSTÉS
PRIMERA PARTE
Canto
El Espíritu está en vosotros1
En cierta ocasión, hace ya muchos años, un corzo de la montaña quedó
fascinado por un aire de perfume almizclado. No sabía de donde procedía ese
aroma, pero le parecía como la llamada de la flauta de Krishna a la que nada
podía resistirse.
Entonces, el corzo corrió de bosque en bosque a la búsqueda del
almizcle. El pobre animal renunció a la comida, a la bebida, al sueño y a todo.
Al igual que un niño va tras el eco, gritando aquí mientras que el eco responde a
lo lejos, así hacía el corzo. No sabía de donde procedía la llamada del almizcle,
pero se sentía obligado a perseguirlo a través de precipicios, selvas y colinas
hasta que, al fin, hambriento y agotado, caminó desorientado, se deslizó desde
la altura de alguna roca y cayó mortalmente destrozado.
Su último acto antes de morir fue tener piedad de sí mismo y lamerse el
pecho de manera que el almizcle se deslizó por su cuerpo. Jadeaba
profundamente tratando de respirar el perfume, pero ya era demasiado tarde…
No busques fuera el perfume de Dios para morir en la jungla de la
vida, sino busca en tu alma y ya verás como él estará allí. No dejes de buscarle
por mucho que insistan los sentidos en demostrarte que él está, como el eco,
fuera de ti mismo.
(Cuento hindú)
1. Liturgia de la Palabra
Monición
Celebramos la vigilia de Pentecostés. Pentecostés ya era una fiesta que
hacían los judíos. Ellos celebraban la entrega de la ley hecha por Dios a Moisés
y ofrecían las primicias, es decir, lo mejor de las cosechas. En nuestro
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Puedo o no ser leído, o simplemente se queda como motivación: El Espíritu nos habita.
Pentecostés, los cristianos recibimos el Espíritu Santo, que es para nosotros la
mejor primicia por la abundancia de sus frutos.
Escuchemos el relato que nos cuentan los Hechos de los Apóstoles:
Hch 2, 1-1
2. Reflexión pausada (música suave de fondo)
Los apóstoles estaban juntos para recibir el Espíritu Santo
El Espíritu Santo está presente y dirige la vida de la Iglesia. Es su
principal protagonista. Tanto es así que podemos decir que nuestra comunidad
será verdadera comunidad si en ella se vive, se busca, se contagia, se expresa
la presencia del Espíritu.
Por eso la comunidad tendrá que ser siempre un cenáculo del Espíritu.
¡Bonita definición que entre todas tenemos que hacerla realidad visible!
El día de Pentecostés el viento del Espíritu sopló con fuerza
Donde está el Espíritu siempre se hace notar. Allí hay vida. Y se hace
notar porque él y sólo él puede transformar nuestras vidas, nos puede liberar de
muchas cosas que nos atan, nos puede ayudar a hacer una comunidad en la que
todas nos queramos de verdad y donde sea posible soñar un mundo y una vida
religiosa mejor.
Cuando se ve que una comunidad no mejora mucho, que no tiene grandes
sueños, es que el Espíritu anda un poco olvidado. ¿No será ese olvido nuestro
fallo más importante?
Pentecostés es el inicio del tiempo nuevo del Espíritu,
tiempo de la libertad, de la gracia, del amor
El Espíritu Santo derriba los muros que pueden existir en un grupo, en
una comunidad. Muros de envidias, de falta de verdadera comunicación de vida
e inquietudes, de falta de comprensión y de perdón; muros de críticas, de
resentimientos no olvidados, de pasar de largo ante las necesidades de los
demás, de olvidar que es de justicia el que trabajemos por la evangelización.
“La Misión es la clave para entender la Iglesia y todo lo que acontece en ella,
así como en la vida consagrada. Sin la misión como punto básico y principio
arquitectónico, todo puede derruirse y caerse. Cuando la misión ejerce su
función de principio central y estructurante, todo funciona y se desarrolla y
despliega. (José Cristo Rey Gª Paredes)
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Cuando a una comunidad le falta impulso evangelizador, es que falta el
Espíritu alentando la Misión. Pentecostés es tiempo para evaluar también el
impulso evangelizador de nuestra comunidad.
Lector: Vamos a reflexionar unos minutos en esto que se nos ha dicho, para
pasar después a la presentación de lo que el Espíritu nos ofrece a todos: sus
dones.
SEGUNDA PARTE
3. Presentación de los dones del Espíritu
No es nada fácil comprender quién es el Espíritu. Pero lo importante es que
podemos sentirlo. Y esto sí que podemos comprenderlo. Se siente como fuerza,
como libertad, como alegría, como vida, como amor… En definitiva, el Espíritu
Santo se percibe como un dador de dones y por eso rezamos en el credo que es
el “Señor y dador de vida”, que nos robustece, nos libera y nos salva.
Y... ¿cuáles y cómo son los dones que nos comunica?
Los vamos a presentar, a la vez que vamos haciendo unas preguntas que
nos interpelen, y colocamos un signo de la acción del Espíritu en la vida.2
1. Don de sabiduría
El don de la sabiduría es el don de saber vivir todas las cosas con gusto. Por
eso tiene que ver más con el sabor que con el saber. Es el don de apreciar y
sentir a Dios en la vida, en el aire, en los hombres, en la naturaleza, en los
pequeños acontecimientos de cada día. Porque Dios es sabroso.
¿Cómo saboreo a Dios? ¿Qué experiencia tengo de Dios?
SIGNO: Algo que dé sabor y olor (Por ejemplo, frutos de la tierra).
Oración:
Espíritu Santo: llena nuestras vidas de tus dones.
Haz que sepamos, con el don de sabiduría, tener gusto por las cosas de Dios, y
nos ayude también a discernir sobre las puramente terrenas.
2. Don del entendimiento
También puede encenderse una lamparita por cada don, pidiendo esa luz, fuerza…y
poner música de fondo muy suave.
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Es el don que nos ayuda a comprender quién es el Padre y el Hijo y lo que
Éste nos ha revelado: los misterios de su Reino.
A través de este don, aprendemos a ver las personas y las cosas con los ojos
de Dios, entender con su mente y con su corazón, contemplar con su Espíritu.
Nos aumenta la fe para creer como Jesús, “el que inició completa nuestra
fe” (Hb12, 2).
SIGNO de fe: Algo que nos ayude a ver que no vemos, al menos no lo
suficiente, (por ejemplo unas gafas, una lupa…o una venda que tapa los ojos).
Oración:
Espíritu Santo: Danos el don del entendimiento para poder valorar más la
importancia de la gracia de Dios y de las mediaciones que pones en nuestro
camino, para unirnos más a Ti.
3. Don de consejo
Es el don para dejarnos orientar y para poder orientar a otros; Don que nos
ayuda a tener una palabra o un gesto de aliento en los momentos oscuros o
tristes de las personas. Eso implica saber escuchar cuando alguien nos habla,
nos contrasta o nos da alguna luz para nuestro camino, así como vivir el
silencio, “que favorece la unificación interior y el encuentro con Dios”.
SIGNO que nos oriente: por ejemplo una brújula, un mapa, un radar…3
Oración:
Espíritu Santo: te pedimos que por el don de consejo pongamos todos los medios
para ser creativamente fieles en la vocación a la que hemos sido llamadas,
buscando lo que más nos haga crecer en comunión para ser signos de Dios en el
mundo de hoy.
4. Don de fortaleza
El don de fortaleza nos da fuerza, valor, coraje, constancia, perseverancia,
fidelidad…Y esto no sólo en ocasiones extraordinarias, sino en todas las
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No es lo mismo una cosa que otra. Son tres maneras de moverse por la vida, por el
mundo de los valores. Tres maneras de entender la religión y la fe.
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ocasiones y todas las horas. Es el don que nos da fuerzas para vivir con sentido,
con capacidad de asumir los cambios, las pérdidas, la ascesis,…de nuestra vida.
Nos ayuda a afrontar con valentía los imprevistos y las dificultades que nos
van apareciendo a lo largo de la existencia.
Las dificultades existen en nuestra vida religiosa, comunitaria y apostólica.
¿Qué crees que necesitamos para saber superar los obstáculos?
SIGNO: Un ancla (u otro signo que nos hable de fortaleza interna, más que de
la externa).
Oración:
Espíritu Santo: Te pedimos que el don de fortaleza nos haga vencer todos los
obstáculos que tenemos para perseverar en el camino de la búsqueda de la Verdad,
la Belleza y el Bien.
5. Don de ciencia
El don de ciencia nos enseña a juzgar rectamente sobre las cosas creadas, a
ver en ellas un reflejo del amor creador de Dios y amarlas. Nos muestra el
orden del universo que es igualdad, justicia, paz. Por este don, el Espíritu
ilumina nuestra inteligencia y nos capacita en la búsqueda de la verdad.
La Vida religiosa está llamada a ser signo y profecía de los valores del
Reino: ¿Cómo pienso que estamos viviendo este reto?
SIGNO: Un libro. (Puede ser la Biblia, o un libro o artículo,… que haya dado
luz a mi inteligencia, para poder discernir).
Oración:
Espíritu Santo: Pedimos que por el don de ciencia sepamos discernir claramente
entre el bien y el mal, lo falso de lo verdadero, descubriendo los engaños del
espíritu del mal.
6. Don de piedad
El don de piedad nos hace sentir ternura, obediencia, admiración y afecto
hacia Dios como Padre-Madre. Es don de familia que nos hace sentirnos hijos
del mismo Padre y hermanos entre sí. Es el don para vivir la filiación y
fraternidad.
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El gran signo de la Vida Religiosa es la fraternidad: ¿Me siento hermana
entre las hermanas? ¿Qué creo que necesitamos para hacer más visible este
signo de fraternidad?
SIGNO: manos unidas, o alianzas… (U otro signo de paternidad-maternidadfraternidad).
Oración:
Espíritu Santo: Te pedimos que con el don de piedad, amemos a Dios como
Padre- Madre, le sirvamos con amor y seamos misericordiosas con nuestros
hermanos.
7. Don de temor de Dios
El don de temor de Dios nos ayuda a tomar conciencia humilde de la propia
fragilidad. Es el don para vivir el respeto a Dios y a los hermanos. Don, que nos
hace sentirnos pequeñas, pobres, vulnerables, necesitadas de Dios y de los
demás.
Nuestra espiritualidad concepcionista nos pide vivir, desde la fragilidad, la
llamada a ser “santas e inmaculadas por el amor” (Ef 1,4).
Nuestra vocación es grande y nuestra fragilidad es más aún… ¿Cómo vivo
la llamada a la santidad desde mi vulnerabilidad?
SIGNO: Barro, tierra, arcilla, humus… (Que nos habla de vulnerabilidad y
también de la acción del Espíritu que sopló sobre el primer barro y creó el
hombre. Pentecostés es la Nueva Creación. Cf Ge 2,7).
Oración:
Espíritu Santo: Nos reconocemos débiles y vulnerables, en comunión con todos
los hombres. Te pedimos que con el don de temor de Dios tengamos respeto y
veneración por el trabajo que hacen tantos hombres por la liberación y promoción
humana, aunque no piensen como nosotras, pues sabemos que todo lo bueno, lo
verdadero y bello viene de Ti, aun cuando ellos no lo sepan.
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4. Invocación al Espíritu Santo
o
Después de haber reflexionado un poco sobre lo que pueden significar los
dones del Espíritu Santo, vamos ahora a invocar a Dios para que envíe su
Espíritu sobre cada una de nosotras, sobre toda nuestra comunidad y
Congregación.
Cada 5 invocaciones cantaremos: “Oh Señor envía tu Espíritu que renueve
la faz de la tierra” (u otro canto apropiado).
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que descubramos nuestras ataduras,
miedos y cobardías ante las llamadas que nos haces.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que caminemos todas hacia una
mayor libertad, como personas, como comunidad y Congregación.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que sepamos ver las señales de tu
presencia en el mundo, en la historia de los hombres, en nuestra
comunidad y lugares de misión.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que seamos capaces de abrir caminos
a la vida nueva que se genera a través del carisma, y que hoy estamos
llamadas a revitalizar.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que nos esforcemos cada vez más por
nuestro crecimiento integral como personas consagradas.
Canto
8
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que sepamos descubrirte en el débil,
en el pobre, en el que está más necesitado y más sufre.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que seamos constructoras de paz, de
amistad, de comunidad, de relaciones sinceras.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que seamos más solidarias,
compartiendo nuestro tiempo, nuestra palabra, nuestra escucha, nuestra
fe, nuestras cosas…
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que llevemos luz allí donde hay
oscuridad, paz donde hay dificultades.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que pongamos al servicio de los
demás los dones que cada una hemos recibido.
Canto
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que sepamos poner comunión allí
donde haya individualismo.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos enseñe a poner misericordia allí
donde cada una busca su autojustificación, sus excusas o sus razones.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos guíe para poner esperanza donde
veamos señales de desánimo, vacío, soledad, desorientación o
cansancio.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos desafíe a poner el corazón y las
manos para aquellos más débiles, más olvidados, más sufrientes, más
“sin voz”.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, que nos oriente a poner alegría donde
veamos ojos tristes, miradas perdidas, corazones secos.
Canto
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que entre todas hagamos fraternidad y
nuestra comunidad unida, sea signo de la vida nueva.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que seamos sensibles a tu acción en la
historia de los hombres y de la Iglesia y sepamos discernir los signos de
vida.
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o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que nos recuerde siempre que Tú
amas a todo hombre, gratuita e incondicionalmente.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que con nuestro esfuerzo, vayamos
creciendo en comunión, en medio de la diversidad de dones y tareas.
o
Envíanos tu Espíritu, Señor, para que la aportación al trabajo capitular
de todas las hermanas, de frutos de vida abundante.
ORACION FINAL
Señor: Estamos aquí con María en Cenáculo y como los discípulos tenemos
miedo, nos queda grande la tarea que nos has confiado.
Necesitamos tu Espíritu: Espíritu de vida y dinamismo, de libertad y verdad, de
generosidad y apertura.
El Espíritu que un día inspiró a Carmen Sallés, el que necesita el hombre por el
que enviaste a tu Hijo:
-este hombre doliente y gozoso,
-seguro y frágil,
-peregrino en la tierra…
Te lo pedimos, Dios-Padre,
Te lo pedimos, Cristo, hijo de Dios, enamorado de los hombres,
Te lo pedimos Espíritu de amor: con los apóstoles, con María Inmaculada con
Madre Carmen
Unidas en Oración, te lo suplicamos Señor.
Canto Final.
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