Diversidad de dones, pero un solo Espíritu

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DIVERSIDAD DE DONES, PERO UN SOLO ESPÍRITU
“Padre Santo, guarda en tu Nombre a los que me has dado para que sean uno como
nosotros” (Jn. 17,11)
SOMOS GOTAS
Si una nota musical dijera: “Una nota no hace melodía”...no habría sinfonía.
Si la palabra dijese: “Una palabra no pude llenar una página”...no habría libro
Si la gota de agua dijese: Una gota no puede formar un río”...no habría océano
Si la piedra dijera: “Un gesto de amor no puede evitar el odio”...nunca habría
paz, justicia ni felicidad sobre la tierra.
o ¡Vamos! ¡Somos gotas de agua! Formemos un río u hagamos que nuestra
corriente lleve a muchas personas a un solo destino: ¡La felicidad!
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1. PARABOLA
“En cierta ocasión, los colores comenzaron a pelearse. Cada uno quería ser el
más importante. El verde alegaba que era el color de la vida y la esperanza y el más
repartido en la naturaleza. El azul reivindicaba ser el color del agua y del cielo, del mar
y de la paz. El amarillo decía ser el color de la alegría, del sol y de la vitalidad. El
naranja pretendía ser el color de la salud, de la vitamina y de la fuerza. Sólo había que
pensar en los naranjos, mangos, papayas, zanahorias y calabazas. El rojo subrayaba su
fuerza y valor, su pasión y su fuego. El púrpura subrayó que era el color de la nobleza
y del poder. El añil hacía notar que era el color del silencio, de la reflexión, de la
oración y del pensamiento profundo.
La lluvia observó la disputa e intervino con su fuerza. Los colores se
acurrucaron entre sí y se fundieron en uno. Cuando cesó la lluvia se desplegaron en
forma de arco iris y todos y cada uno de ellos lució su belleza y se dieron cuenta de la
belleza del conjunto”
¿Con qué color personal me ha enriquecido el Espíritu para bien de todos?
2. EL ESPÍRITU ESTÁ EN VOSOTROS
En cierta ocasión, hace ya muchos años, un corzo de la montaña quedó fascinado por
un aire de perfume almizclado. No sabía de donde procedía ese aroma, pero le parecía como la
llamada de la flauta de Krishna a la que nada podía resistirse.
Entonces, el corzo corrió de bosque en bosque a la búsqueda del almizcle. El pobre
animal renunció a la comida, a la bebida, al sueño y a todo. Al igual que un niño va tras el eco,
gritando aquí mientras que el eco responde a lo lejos, así hacía el corzo. No sabía de donde
procedía la llamada del almizcle, pero se sentía obligado a perseguirlo a través de precipicios,
selvas y colinas hasta que, al fin, hambriento y agotado, caminó desorientado, se deslizó desde
la altura de alguna roca y cayó mortalmente destrozado.
Su último acto antes de morir fue tener piedad de sí mismo y lamerse el pecho de
manera que el almizcle se deslizó por su cuerpo. Jadeaba profundamente tratando de respirar el
perfume, pero ya era demasiado tarde…
No busques fuera el perfume de Dios para morir en la jungla de la vida, sino busca en
tu alma y ya verás como él estará allí. No dejes de buscarle por mucho que insistan los sentidos
en demostrarte que él está, como el eco, fuera de ti mismo. (Cuento hindú)
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