Galindo UNAM-EL ASESOR A DISTANCIA

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EL ASESOR A DISTANCIA
Enrique Galindo Rodríguez
Introducción
El auge que está teniendo la educación a distancia y los nuevos medios de
comunicación que la potencializan en todos los niveles educativos y en todas partes
del mundo, ha generado un interés y una atención cada vez mayor entre todos los
involucrados en los procesos educativos. Se oye hablar cada vez más de las
videoconferencias interactivas, de los medios virtuales de educación a través de
Internet, de los teleprofesores y los telealumnos, de los asesores distantes y hasta
de la mal llamada ``educación virtual".
En este trabajo abordaré algunos de los términos que menciona la gente sin
haberlos comprendido realmente y de cómo la falta de conceptualización, puede
llevarnos a errores y malas interpretaciones de lo que se está entendiendo cuando
alguien utiliza alguno de esos términos. En seguida se señalarán las características
que debe tener un asesor pedagógico en sus dos variantes, para realmente estar
capacitado para funcionar como asesor en un sistema educativo a distancia y
finalmente mencionaré algunas reflexiones que siempre deben acompañar a las
innovaciones en materia de tecnología y su uso en el ámbito de la educación.
Los medios educativos a distancia.
Como todos saben la educación a distancia no es nueva en nuestro medio. Delling
de la Universidad Tübingen, propone que su existencia tiene más de 100 años.
Entendemos por educación a distancia todos aquellos procesos de enseñanzaaprendizaje en los cuales el aprendiz no está en el mismo espacio físico que el
enseñante; que hay una distancia espacio-temporal entre los dos, por lo que el
alumno y el maestro no están en contacto directo o presencial, sino que lo hacen
utilizando un medio que salve esa distancia. El mismo Delling en el libro ``Theories
of distance education", señala que:
``La educación a distancia es una actividad sistemáticamente planeada que incluye
la selección, preparación didáctica y preparación de materiales de enseñanza, así
como la supervisión y apoyo del aprendizaje de estudiantes los cuales son
alcanzados por medio de al menos un recurso tecnológico, para salvar la distancia
entre estudiantes y maestros..."
Obviamente el primer medio que se usó para estos fines desde el Siglo XIX, fue el
correo postal a través del cual el alumno recibía las lecciones enviadas por el
maestro y contestaba las tareas o las pruebas que le eran solicitadas. Con la
llegada de los medios electrónicos teléfono y radio, se pensó que esta función de
comunicación se vería beneficiada con una mayor cobertura de los servicios. Sin
embargo el correo ha seguido siendo el medio por excelencia, sobre todo para el
envío de materiales tanto impresos como videograbados. Y aunque la radio ha
logrado mayor cobertura de manera más inmediata, y el teléfono es el más usual
cuando se busca retroalimentación o aclaración de la información, el asunto de las
tareas y los exámenes seguía dependiendo de la asincronía del correo.
Es hasta la década de los 80s y con más fuerza en los noventas, que la educación a
distancia recibe un apoyo trascendental con la popularización de las computadoras
personales (PC) y de la telemática con sus servicios de redes de computadoras,
mediante las cuales uno puede establecer comunicación con personas que estén en
cualquier parte del mundo a través de otra computadora conectada a la red. Los
servicios ofrecidos por la red como son el correo electrónico, el talk plática
(conexión entre computadoras punto a punto); el chat charla (conexión puntomultipunto); la transferencia de archivos (FTP); y desde luego el World Wide Web
(WWW); así como las videoconferencias interactivas (conexión entre computadoras
utilizando una línea telefónica dedicada) que permiten la transmisión de imagen,
voz y datos, y que constituyen lo más cercano al trabajo presencial pues maestro y
alumnos se ven, se oyen e interactúan aunque haya miles de kilómetros entre ellos.
En este aspecto resulta interesante notar que a pesar de ser el medio que podría
considerarse ideal para la educación a distancia, las experiencias tenidas hasta
ahora dejan mucho que desear, pues los encargados de planear y desarrollar
actividades utilizando este recurso, aún no se han percatado de todas las
potencialidades que éste les ofrece y por tanto no se ha aprovechado
debidamente.
¿Qué es un asesor y qué es un asesor ``a distancia"?
Asesor es el nombre que ha recibido el profesor en los sistemas abiertos y a
distancia, con la finalidad de diferenciar sus funciones: mientras que en la
enseñanza tradicional la función del docente es básicamente la información, en los
sistemas abiertos y a distancia su función es de guía, de orientación, de
retroalimentación y de motivación. Aunque en los sistemas indicados se dan dos
tipos de asesor, su función en esencia es la misma. Un asesor está dedicado a los
aspectos disciplinarios y el otro se concreta a los aspectos psicopedagógicos. Dicho
en otras palabras, mientras uno es experto en contenidos (por ejemplo si se trata
de una materia de ciencias básicas, el asesor es químico o físico o biólogo, etc.)
mientras que el otro es un asesor en asuntos relacionados con el aprendizaje en
sistemas abiertos: técnicas de estudio independiente, programación del tiempo de
estudio, organización de las experiencias de aprendizaje, etc. Holmberg señala que
una de las características de la educación a distancia, es la forma mediada de
``conversación didáctica guiada":
``El estudio a distancia, es esencialmente autoestudio, pero el estudiante no está
solo; se beneficia del curso y de la interacción con tutores (asesores) y la
organización que apoya. Un cierto tipo de conversación en dos sentidos mediante la
palabra escrita o por teléfono ocurre entre el estudiante y los asesores…"
El asesor a distancia cumple alguno de estos propósitos pero no lo hace en forma
presencial: su asesoría se da en tiempos o espacios diferentes y el contacto con los
alumnos es indirecto, es decir, a través de medios. Algunas personas han dado en
llamarle a este tipo de relación ``asesoría virtual" pero, como discutiremos más
adelante, esto es un barbarismo, su nombre correcto es asesoría a distancia.
Entonces, el asesor a distancia es un profesor designado por la institución que
imparte la educación, encargado de orientar, motivar o guiar al estudiante en
aspectos propios de la disciplina que se está estudiando o en temas relacionados
con el cómo estudiar o cómo aprovechar mejor los materiales que se le
proporcionan.
Es importante destacar que lo ``distante" no es sinónimo de ``virtual".
Recientemente se ha desatado la moda de calificar todo lo que ocurre en Internet o
en los medios de comunicación como virtual, cuando tal vez lo que se quiera decir
es ``a distancia". Mientras que la distancia se refiere al espacio que existe entre la
escuela y el alumno, lo virtual se refiere a ``aquello que tiene la apariencia de ser,
pero no es". Una escuela virtual sería la que ofrece educación, tiene asesores,
materiales de lectura, otorga créditos y diplomas, tiene sección de registro escolar,
etc., pero que no existe físicamente sino en forma digital. Pareciera una ``escuela"
por los servicios que ofrece, sin embargo nadie podría encontrar en el mapa dicha
escuela. El abuso consiste en llamar ``asesor virtual", al profesor que nos otorga
asesoría a distancia. Dicho asesor existe, es una persona de carne y hueso, está
ubicado frente a una computadora y desde ahí nos asesora. Sus asesorías son
reales y nos sirven para aprender.
Igualmente no puede haber una ``educación virtual" o un ``conocimiento virtual".
Esto es un barbarismo aunque algunos digan lo contrario (cf.
< http://www.quadernsdigitals.net/Sumario/boletines/boletin2/boletin2.html >)
La educación es o no es. Pero no puede ``parecer ser sin serlo". La educación a
distancia la recibimos de una institución que se encuentra espacial o
temporalmente alejada de nosotros, pero eso no la convierte en virtual.
(cf.
``Acerca
de
la
http://biblioweb.dgsca.unam.mx/humanidades/PH173/PH173.html )
virtualidad")
¿Qué características debe tener un asesor a distancia?
En principio debe tener las mismas que se le pedirían a un profesor tradicional,
pero además debe tener un entrenamiento especial en aspectos relacionados con
los sistemas abiertos y a distancia. Por ejemplo, debe estar convencido de que
éstas son estrategias pedagógicas válidas, confiables y con mucho futuro. Una de
las dificultades que han enfrentado los sistemas abiertos o a distancia, es el hecho
que la mayoría de los docentes que se desempeñan como asesores dentro de ellos,
fueron alumnos de sistemas tradicionales y no han recibido ninguna capacitación, ni
formación que los habilite para desenvolverse en sistemas alternos, por lo tanto no
comprenden su significado, su filosofía, sus estrategias y difícilmente creen en
ellos. Existen asesores que confiesan que los sistemas abiertos son la caricatura de
una `escuelita'. Éstos insisten en dar miniclases a sus asesorados y no adquieren
ningún compromiso con el sistema, pues piensan que todo lo que se haga es inútil.
Desafortunadamente, el medio social se ha encargado de promover esta idea y con
frecuencia observamos los anuncios de ciertas escuelas que ofrecen estudios
abiertos de ``bachillerato en tres meses" o carreras de `técnico profesional en seis
meses', y naturalmente la gente tiende a pensar que son puro fraude.
En segundo lugar debe tener una gran capacidad para tratar con personas. Esta
recomendación parece una contradicción pues si el asesor es ``distante", no va a
tener trato con alumnos en forma directa. Pero, este es otro error de los que no
conocen el sistema. El trato es mucho más personal, más individual, atendiendo a
las características particulares de cada alumno. En un sistema presencial donde el
profesor atiende grupos, lo más común es que ni siquiera conozca a todos sus
estudiantes. Él llega a su grupo, da su clase, hace algunas preguntas, aclara
algunas dudas y se va. Si acaso conoce a algunos alumnos, son aquellos que
destacan por ser brillantes o por ser latosos. Sólo en casos especiales tiene otro
tipo de relación con sus estudiantes, alguien que platica con él fuera de clase o
alguien que le manifiesta una necesidad especial: más bibliografía, dudas
personales o hasta situaciones familiares, pero fuera de eso no se conoce a nadie
mas.
El sistema a distancia exige que el asesor sepa exactamente quién es su alumno,
qué necesidades tiene, qué capacidades, qué limitaciones, para así orientarlo
mejor. Si su intención es sugerirle alguna actividad adicional, debe conocer sus
aficiones y sus gustos. Todo esto, desde luego, requiere de una mayor
compenetración entre asesores y asesorados. ¿Parece difícil? Depende. Si los
mecanismos de retroalimentación no son expeditos, económicos, casi instantáneos,
es más complicado. Pero si estamos pensando en el correo electrónico, el chat o la
videoconferencia (VCI), esto debe darse de manera natural. La relación que se
establece entre alumnos y maestros en el correo electrónico es demasiado
personal, casi íntima y esto favorece el establecimiento de relaciones humanas más
cálidas y estrechas que en la educación en aula, cara a cara. A través de estos
medios los alumnos se sienten con más libertad de decir a su asesor cosas que
frente a frente no le dirían. Con este tipo de relación no se puede iniciar una sesión
de asesoría como si fuera una clase presencial; no puede el asesor iniciar la sesión
con su ``clase" sin antes saludar al asesorado, sin preguntarle cómo ha estado
personalmente, qué problemas ha tenido con el material, etc.
Esto nos lleva a que también se requiere un mayor nivel de esfuerzo, de
compromiso y de preparación. En el sistema tradicional el profesor común se
presenta ante el grupo, dicta una conferencia y ya cumplió. Los alumnos califican a
estos maestros como ``rolleros" porque lo único que hacen es soltar un ``rollo" y
se retiran. Solo les preocupa el aprendizaje cuando descubren, al calificar
exámenes, que nadie les entendió. Y siempre queda la opción de salvarse de los
errores cometidos alegando que `eso no lo dije yo' o bien, `es que el alumno no
estudió'.
En una asesoría a distancia, no se trata de disertar ante un grupo y demostrar
cuánto sabe el asesor, sino de orientar efectivamente al estudiante para que éste
logre el conocimiento por su propia actividad. La información queda por escrito y
las respuestas que recibe del asesor, no ``se las lleva el viento", sino que quedan
registradas para análisis posteriores. De esta manera, se pueden establecer
actividades remediales para cada estudiante.
En tercer lugar el asesor a distancia debe estar bien informado sobre las fuentes
alternativas de información para poder enviar al alumno a sitios seguros donde
encontrar el dato que esté buscando. Ocurre que muchos se sujetan
exclusivamente a la bibliografía que propone el autor del material que se esté
usando, pero sin duda debe haber muchísimas otras fuentes que el alumno puede
consultar, que inclusive pueden estar más disponibles que las recomendadas
originalmente. Aquí se incluyen Internet, los CD-Rom, conferencias, congresos,
videos y películas en exhibición comercial.
En cuarto lugar el asesor debe conocer, saber usar y saber resolver los posibles
problemas que presenten los diferentes recursos de comunicación que le permitan
realizar alguna de las siguientes actividades:



Audio y video interactivo en dos vías enviado a múltiples sitios.
Exposiciones sincrónicas y asincrónicas con estudiantes que pueden acceder
a ellas mediante redes multimedia desde su hogar, su trabajo o desde
cualquier lado.
Discusiones electrónicas `en línea' uno a uno o uno a muchos.

Charlas (Chats) informales acompañadas de queso, galletas y la bebida
favorita de cada quien.
En quinto sitio, el asesor debe conocer y usar los diferentes motores de búsqueda
que existen en Internet, pues sólo así podría orientar y dirigir apropiadamente a
sus asesorados en las investigaciones de contenido que necesiten hacer. Y esto no
se refiere exclusivamente a saber muchas direcciones de Internet, sino a orientar
efectivamente a sus asesorados, sobre cómo buscar, cómo refinar la búsqueda,
cómo utilizar las ``palabras clave", cómo aprovechar mejor los ``tips" que cada
buscador ofrece, cómo saber si un documento encontrado es realmente lo que uno
necesita o no, etc.
Solamente restaría proponer algunas recomendaciones para mejorar la actuación
de quienes se vean involucrados en asesorías a distancia. Naturalmente, estas
recomendaciones han surgido de nuestra propia experiencia como asesores, pues
aún no existen trabajos teóricos al respecto:
-Tome siempre en consideración que su alumno está sólo, en contacto únicamente
con el material.
-Preocúpese por conocer perfectamente a su alumno.
-Conteste siempre cualquier mensaje que le mande su asesorado, aunque le
parezca que no lo amerita. Recuerde que el alumno no sabe si usted recibió o no el
mensaje, o bien solo desea estar seguro de que usted sigue ahí, a su disposición.
Por lo tanto, retroalimente apropiadamente cualquier comunicado de parte de él. Si
recibió una tarea o un ejercicio que requiere análisis de parte suya, hágaselo saber
al estudiante, enviándole un mensaje acusando recibo y señalando que después de
la lectura le hará los comentarios pertinentes.
-Proponga siempre actividades complementarias a las que vienen incluidas en el
material didáctico.
-Proponga un intercambio de fotografías entre usted y todos los integrantes de su
grupo de asesoría. En el caso de los maestros, sus fotografías pueden estar
incluidas en la página WEB donde resida el curso; y cuando esto no exista,
sugiéralo como parte del conocimiento que se debe tener de los asesorados.
Por último, y no por ser lo menos importante, debo hacer hincapié en un asunto
colateral al aprendizaje pero de suma trascendencia: en la educación presencial el
alumno se forja una imagen del maestro tomando datos de un sinfín de señales,
por ejemplo los gestos del profesor, su vestimenta, la forma de mirar, el tono de
voz en que habla, sus ``tics" verbales, su paciencia (o impaciencia) con los
alumnos, etc, etc. Pero en la educación a distancia, la imagen del asesor se forma
casi exclusivamente a partir de su comunicación escrita.
Lo que el asesor escribe y la forma como lo hace son casi las únicas señales a partir
de las cuales el alumno forma la imagen del profesor. Entonces resulta fundamental
que el profesor se preocupe por su ortografía, por la sintaxis, por un estilo personal
de escritura que sea sobrio sin ser rebuscado, simple sin ser banal, directo sin ser
agresivo.
Debemos recordar que la confiabilidad de lo que un maestro expresa, depende en
mucho de la manera como lo hace. Si escuchamos a un maestro titubeante,
tendemos a descalificarlo como experto del tema que está tratando. De la misma
manera, si leemos un texto vacilante o confuso, perdemos la confianza en quien lo
escribió y por tanto la credibilidad.
En resumen, el asesor a distancia, aunque es un profesor de carrera igual al que se
desempeña en la educación presencial, requiere de habilidades adicionales a las de
saber trasmitir un contenido eficazmente. Necesita, entre otras cosas, haber sido él
mismo un alumno de sistemas abiertos o a distancia, haber vivido la situación en la
que se encuentran sus alumnos y así entender mejor sus necesidades.
<<maito: [email protected]
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