Texto cientifico - literaturaiesalagon

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TEXTO 1.- EXPOSICIÓN
Para que un reactor nuclear funcione durante un periodo de tiempo tiene que tener un exceso
de reactividad sobre el valor crítico, para compensar las pérdidas de neutrones que, por
diversos fenómenos, tiende a reducirlos.
El reactor tiene que funcionar en condiciones de criticidad, lo que significa que el exceso de
reactividad tiene que mantenerse en un valor cero.
Para controlar la reactividad en los reactores nucleares de agua natural, se puede proceder de
varias formas, que pueden actuar de forma simultánea y no. La introducción de absorbentes
de neutrones en el núcleo por medio de barras de control, es un medio rápido y eficaz de
control. En determinadas circunstancias, puede disolverse en el moderador, cuando éste es
líquido, un absorbente de neutrones como el ácido bórico.
TEXTO 2.- DESCRIPCIÓN
Los tipos de reactores nucleares pueden clasificarse ateniéndose a diversos criterios, los más
comunes son los siguientes:
- Según la velocidad de los neutrones que producen las reacciones de fisión: reactores rápidos
y reactores térmicos.
- Según el combustible utilizado: reactores de uranio natural, en los que la proporción de
uranio 235 en el combustible es la misma que se encuentra en la Naturaleza, esto es,
aproximadamente 0,7%, reactores de uranio enriquecido en los que la proporción de uranio
235 se ha aumentado hasta alcanzar un 3 ó 4%. Otros utilizan óxidos mixtos de U y P, etc.
- Según el moderador utilizado: los que utilizan agua ligera, agua pesada o grafito.
- Según el material usado como refrigerante: los materiales más utilizados son el agua (ligera o
pesada) o un gas (anhídrido carbónico o helio), que a veces actúan simultáneamente como
refrigerante y moderador. Otros refrigerantes posibles son: aire, vapor de agua, metales
líquidos o sales fundidas.
TEXTO 3.- NARRACIÓN
La separación física de los circuitos primario y secundario se realiza a través del generador de
vapor que, en su parte del secundario, está formado por una carcasa que actúa de barrera de
presión alrededor del haz de tubos (primario) y de una parte superior donde se aloja el
separador de humedad del vapor.
El agua de alimentación entra en el generador por la tobera correspondiente y el agua baja a
través del espacio anular entre la carcasa y la camisa del haz tubular y sube entre los tubos del
haz donde absorbe el calor que le transfiere el agua que circula por el interior de los tubos
hasta convertirse en vapor. Este vapor va mezclado con agua, por lo que debe eliminarse ésta
en el separador de humedad ya que la turbina requiere vapor con un nivel reducido de
humedad.
El vapor “seco” llega a la turbina, acciona los álabes de la misma y hace girar el generador
eléctrico acoplado a ella produciendo energía eléctrica.
La turbina tiene una sección de alta presión y varias de baja presión. El vapor, al salir de la
turbina de alta presión, tiene una cantidad de humedad, de nuevo, que hay que quitar para
mejorar el rendimiento de la turbina. Esto se consigue pasando el vapor por un recalentador
de humedad. El vapor recalentado se transfiere a las turbinas de baja presión, cuyo número
depende de la potencia eléctrica de la central.
El vapor, una vez que ha pasado por la turbina, se enfría en el condensador que es un
cambiador de calor de grandes dimensiones. El agua condensada se recoge en una cámara
llamada “pozo caliente”, desde donde es impulsada por las bombas correspondientes a un
sistema de precalentamiento y, de ahí, a los generadores de vapor, cerrándose el ciclo.
TEXTO 4.- ARGUMENTACIÓN
II. Los argumentos a favor de la energía nuclear
El sistema energético mundial está actualmente en crisis. El suministro de energía se basa
mayoritariamente en fuentes no renovables y se consume a un ritmo insostenible. Nuestra
civilización está basada en el uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo, y el gas
natural, por lo que la transición hacia el uso de tecnologías limpias y renovables implica
grandes cambios, pero es necesaria para el futuro del planeta y de la humanidad (Castejón,
2004). Este es el argumento más fuerte a favor del uso de energía nuclear, pues la idea es que
la energía nuclear tiene pocos impactos ambientales y en los casos en que se han dado, han
sido superados tecnológicamente. De acuerdo a dicha argumentación, el uso de energía
nuclear disminuye las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero
emitidos como residuo del uso de combustibles fósiles, por lo que contribuye a la lucha contra
el calentamiento global (Castejón, 2004). Sobre todo en los países europeos se plantea la
necesidad del uso de esta fuente de energía para cumplir los objetivos establecidos en el
Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, los que se refieren básicamente a la disminución
de las emisiones de dióxido de carbono (Castejón, 2004). Otro argumento a favor de la energía
nuclear es que fuentes de energía renovables como la hidroeléctrica, solar, de viento o la
geotérmica, tienen altos costos de inversión, por lo que han de ser subsidiadas y conllevan
significantes, pero desconocidas consecuencias para el medio ambiente, como los residuos de
metales usados para los sistemas o los solventes utilizados para su funcionamiento. Las
hidroeléctricas, por ejemplo, causan severos daños a los ecosistemas donde son localizadas,
pues matan peces y modifican los sistemas de los ríos, entre otras consecuencias (Richard
Rhodes, Denis Beller, 2004). Los defensores de la energía nuclear plantean que el combustible
más dañino es el producido con carbón, pues provoca severos daños al medio ambiente y sus
contaminantes causan, tan sólo en los Estados Unidos, 15 mil muertes al año. Afirman también
que sus residuos tóxicos y radiactivos se generan en una cantidad tan grande que es imposible
contenerlos de una manera segura, como a los residuos radiactivos, que de alguna manera
están controlados. El combustible generado con carbón no sólo emite arsénico, mercurio,
cadmio, cromo, zinc, monóxido y dióxido de carbono, sino que además de arrojar estos gases
de efecto invernadero, es uno de los más grandes emisores de radiactividad al medio
ambiente a través de la liberación de uranio y torio (Richard Rhodes, Denis Beller, 2004).
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