UnaapasionanteaventuraenelJapónfeudal,enunprodigiofascinantede recreaciónhistórica. Blackthorne,unmarinoingléscautivoenelJapóndelosshogúnaprincipios delsigloXVII,sevaadaptandoalmododevidadesusnuevosamoshasta acabar convirtiéndose en samurái al servicio de un gran señor. El enfrentamiento entre dos culturas y dos maneras de ver el mundo tan alejadas como la occidental y la oriental, en la historia de un hombre que terminaporreconciliarlas. www.lectulandia.com-Página2 JamesClavell Shogún ePUBv1.1 Conde198805.05.11 www.lectulandia.com-Página3 Quierodarlasgraciasatodosaquellos-vivosymuertos-quecontribuyeron,enAsia yenEuropa,ahacerposibleestanovela. LOOKOUTMOUNTAIN,California www.lectulandia.com-Página4 Prólogo Elventarrónloazotaba,yélsentíasuferozmordeduraensuinteriorysabíaquesino tocaban tierra en tres días morirían todos. «Demasiados muertos en este viaje — pensó—.Soyelcapitándeunaflotamuerta.Sóloquedaunbarcodeloscincoque eran, veintiocho hombres de una tripulación de ciento siete y sólo diez de ellos se sostienenhoydepie,ylosdemás,entreellosnuestrocapitángeneral,estánapunto de morir. No hay comida, apenas hay agua y la poca que queda es salobre y huele mal.» SellamabaJohnBlackthorneyestabasoloencubiertaconelvigíadelbauprés— SalamónelMudo—,queescrutabaelmarasotavento. ElbarcoeraelErasmus,dedoscientassesentatoneladas.Eraunbuquedeguerra al servicio del comercio, estaba armado con veinte cañones y era el único supervivientedelaprimerafuerzaexpedicionariaholandesasalidadeRotterdampara atacar al enemigo en el Nuevo Mundo. Los primeros barcos holandeses que descubrían los secretos del estrecho de Magallanes. Cuatrocientos noventa y seis hombres,todosvoluntarios.Todosholandeses,salvotresingleses:doscapitanesyun oficial.Consigna:saquearlasposesionesespañolasyportuguesasdelNuevoMundo, establecerconcesionescomercialespermanentes,descubrirnuevasislasenelocéano Pacíficoquepudiesenservirdebasesfijas,reclamarelterritorioparalosPaísesBajos yvolveracasaalcabodetresaños. HacíamásdecuatrodécadasquelosPaísesBajos,protestantes,estabanenguerra con la católica España, aunque legalmente todavía formaban parte del Imperio español.InglaterrahacíatambiénlaguerraaEspañadesdehacíaveinteañosydesde hacíadiezeraaliadadeclaradadeHolanda. «Aquí arrecia más el temporal —se dijo Blackthorne—, y hay más arrecifes y másbajíos.Unmardesconocido.Bien.Todamividaheluchadocontraelmaryhe vencido.Seguirétriunfando.» EraelprimeringlésquecruzabaelestrechodeMagallanes.Sí,elprimero,yel primercapitánquesurcabaaquellasaguasasiáticas,apartedeunospocosbastardos portugueses o españoles que todavía se imaginaban ser los amos del mundo. El primeringlésenaquellosmares… Demasiadosprimeros.Sí,ydemasiadasmuertes. Escudriñóelocéano,queseguíaalborotadoygris,sinelmenorindiciodetierra. Nialgasnimanchasdecolorindicadorasdearena.Violapuntadeotroarrecifealo lejos,aestribor,peroestonoledijonada. Hacía un mes que estaban bajo la amenaza de los arrecifes, pero sin que nunca viesentierra.«Estemaresinfinito—pensó—.Bueno.Esteesmioficio:navegarpor maresdesconocidos,trazarmapasyvolveracasa.»¿Cuántotiempohacíaquehabía www.lectulandia.com-Página5 salidodecasa?Unaño,oncemesesydosdías. Blackthorneteníahambreyledolíanlabocayelcuerpoacausadelescorbuto. Afinólamiradaparacomprobarladireccióndelabrújulayseestrujóelcerebropara calcularaproximadamentelaposición.Unavezanotadaéstaensulibrodenavegar, podríaconsiderarseasalvoenaquelpuntodelocéano.Ysiélestabaasalvo,también lo estaría su buque, y juntos podrían encontrar a los japoneses o incluso al rey cristianoPresteJuanysuImperioDorado,que,segúnlaleyenda,estabaalnortede Catay,dondequieraqueCatayestuviese. —Yconmipartedelbotín,meharédenuevoalamar,volveréamipaísporla rutadeOccidenteyseréelprimerpilotoinglésquehabrádadolavueltaalmundo,y nuncavolveréasalirdecasa.Nunca.¡Lojuropormihijo! —Vaya abajo, capitán. Yo le relevaré si me lo permite —dijo el tercer piloto, Hendrik Specz, subiendo la escalera y apoyándose pesadamente en la bitácora para mantenerelequilibrio—.¡MalditoseaeldíaenquesalídeHolanda! —¿Dóndeestáelpiloto,Hendrik? —Ensulitera.Nopuedelevantarsedesuscbeitvolllitera.Nilohará…antesdel DíadelJuicio. —¿Yelcapitángeneral? —Gimiendo y pidiendo comida y agua —repuso Hendrik escupiendo—. Yo le digo que le asaré un capón y se lo serviré en bandeja de plata, con una botella de coñacpararegarlo.Scheit-buis!Coot! —¡Callalaboca! —Loharé.Peroesunestúpidoytodosmoriremosporsuculpa—gruñóeljoven eructandoyescupiendounaflemasanguinolenta—.¡Diosmío,apiádatedemí! —Vuelveabajo.Ysubealamanecer. —Abajohueleamuerte.Prefierorelevarlesinoleimporta.¿Cuáleselrumbo? —Elquenosmarqueelviento. —¿Dóndeestálatierraquenosprometióusted?¿DóndeestáelJapón? —Másallá. ¡Siempre más allá! Gottimhimmel, no nos ordenaron navegar hacia lo desconocido.Yatendríamosqueestardenuevoencasa,sanosysalvos,conlapanza llena,ynopersiguiendofuegosfatuos. —Cállate,ovuelveabajo. Hendrik puso cara hosca y desvió la mirada de aquel hombre alto y barbudo. «¿Dóndeestamosahora?—habríaqueridopreguntar—¿Porquénopuedoverellibro secreto?—Perosabíaquenopodíanpreguntarseestascosasauncapitán,ymenosa éste. Ojalá —pensó—estuviese tan sano y vigoroso como cuando salí de Holanda. Entonces,noesperaría.Techafaríaesosojosazulesyborraríaesamediasonrisadetu www.lectulandia.com-Página6 cara,ytemandaríaalinfiernoquetienesmerecido.Entonces,yoseríacapitán,yun holandés, no un extranjero, mandaría en el barco, y sólo nosotros sabríamos los secretos.PorqueprontoestaremosenguerraconInglaterra.Queremoslomismo:ser amos del mar, controlar todas las rutas comerciales, dominar el Nuevo Mundo y aplastaraEspaña.» —Tal vez el Japón no existe —murmuró de pronto Hendrik—. Es una Gottbewondenleyenda. —Existe. Entre las latitudes treinta y cuarenta Norte. Y ahora, cierra el pico y vuelveabajo. —Abajoestálamuerte,capitán. Blackthornerebullóensusilla.Hoyledolíamáselcuerpo.«Tienesmássuerte que la mayoría —pensó—. Más suerte que Hendrik. Eres más precavido que ellos. Ellosloconsumierontodoalegrementecontratusconsejos.Porestotuescorbutoes levemientrasquelosotrossufrencontinuashemorragiasydiarreas,ytienenlosojos irritadosylacrimosos,yselescaenlosdientes.» Sabíaquetodosletemían,inclusoelcapitángeneral,yquelamayoríaloodiaban. Peroestoeranormal,porqueéleraelcapitánquemandabaenelmar,elquefijabael rumboygobernabaelbuque. Enaquellostiempostodoslosviajeseranpeligrosos,porquelaspocascartasde navegación que había eran tan vagas que podían considerarse inútiles. Y no había maneradefijarlalongitud. —Cuando pierdes de vista la tierra estás perdido muchacho —le había dicho AlabanCardoc,suviejomaestrocuandoélteníatreceaños—.Estásperdidoamenos que… —¡A menos que tenga un libro de ruta! —había gritado Blackthorne, entusiasmado,sabiendoquehabíaaprendidobienlalección. Ellibroderutaerauncuadernoqueconteníalasobservacionesdetalladasdeun capitánquehabíaestadoantesallí.Enélseconsignabanlasindicacionesdelabrújula magnéticaentrelospuertosyloscabos,laspuntasdetierrayloscanales,lossondeos ylasprofundidades,yelcolordelaguaylanaturalezadelfondodelmar.Expresaba cómo llegamos allí y cómo volvimos, los días empleados en una singladura determinada, la clase de viento y cuándo soplaba y desde dónde, las corrientes que cabía esperar y su dirección, las épocas de tormentas y los períodos de viento favorable,dóndecarenarelbarcoydóndeabastecersedeagua,dóndehabíaamigosy dóndehabíaenemigos,losbajíos,losarrecifes,lasmareas,lospuertos,yenelmejor deloscasostodolonecesarioparaunviajeseguro. Los ingleses, los holandeses y los franceses tenían libros de ruta de sus propias aguas,perolasaguasdelrestodelmundosólohabíansidosurcadaspormarinosde PortugalydeEspañayestosdospaísesconsiderabansecretostodosloslibrosderuta. www.lectulandia.com-Página7 Pero la bondad de estos libros dependía del capitán que los había escrito, del escribiente que los había copiado, del raro impresor que los había impreso o del erudito que los había traducido. Por consiguiente, podían contener errores. Incluso erroresdeliberados.Uncapitánnuncapodíaestarsegurodeelloshastahaberestado allíélmismo.Almenosunavez. Enelmar,elcapitáneraeljefe,elúnicoguía,elárbitroinapelabledelbarcoyde sutripulación.Sóloélmandabaenelalcázar. «Unvinoembriagador—sedijoBlackthorne—.Unavezcatado,yanoseolvida nunca,sebuscasiempre,esunanecesidad.Esunadelascosasquelemantieneauno convidamientraslosdemásmueren.» Selevantóyorinóenelimbornal.Alcabodeunratoseagotólaarenadelrelojde labitácorayBlackthornesevolvióytocólacampana. —¿Podráspermanecerdespierto,Hendrik? —Sí,sí.Creoquesí. —Enviaréaalguienquerelevealvigíadeproa.Cuidaqueestédecaraalvientoy noasotavento.Asísemantendrádespiertoyalerta. Bajólaescaleraqueconducíaalacámara.Estaocupabatodalaanchuradelbarco y tenía literas y hamacas para ciento veinte hombres. Ninguno de los veinte y pico queestabanallísemoviódesulitera. —Arriba, Maetsukker —dijo, en holandés, lengua que hablaba perfectamente, ademásdelportugués,elespañolyellatín. —Me estoy muriendo —dijo el hombrecillo de duras facciones acurrucándose másenlalitera—.Estoyenfermo.Elescorbutosehallevadotodosmisdientes.Si Diosnonosayuda,pereceremostodos.Anoserporvos,estaríamostodosencasa, sanos y salvos. Yo soy un mercader, no un marinero. No formo parte de la tripulación.Elegidaotro.AJohann,porejemplo… Blackthorne lo arrancó de la litera y lo lanzó contra la puerta. El hombre gritó, escupiósangreysequedócomoatontado.Unpuntapiébrutalenelcostadolosacóde suestupor. —Subeynotemuevasdeallíhastaquetemuerasohastaquetoquemostierra. Elhombreabriólapuertayhuyóaterrorizado. Blackthornesevolvióhacialosotros,ytodoslomiraronfijamente. —¿Cómoteencuentras,Johann? —Bastantebien,capitán.Talveznomoriré. JohannVinckteníacuarentaytresaños,eraeljefedelosartillerosyelmásviejo de a bordo. Era calvo y desdentado y tenía el color y casi la fortaleza de un viejo roble.HacíaseisañosquenavegabaconBlackthorneenladesdichadabuscadelPaso delNordeste,ylosdosseconocíanbien. —Atuedad,lamayoríadeloshombresestánmuertos.Todoestonosllevasde www.lectulandia.com-Página8 ventaja. (Blackthorneteníatreintayseisaños.)Vincksonriósinganas. —Eselcoñac,capitán,ylasantavidaquehellevado. Nadierió.Entonces,alguienseñalóunalitera. —Capitán,elbosunhamuerto. —¡Llevadarribaelcadáver!Lavadloycerradlelosojos.Tú,ytú,ytú. Esta vez, los hombres saltaron en seguida de sus literas y entre todos sacaron medioarastrasdelacámaraelcadáver. —Tomaelrelevodelaaurora,Vinck.Tú,Ginsel,seráselvigiadeproa. —Sí,señor. Blackthornevolvióacubierta. Vio que Hendrik seguía despierto y que el barco estaba en orden. El vigía relevado, Salamon, pasó por su lado tambaleándose, más muerto que vivo, con los ojoshinchadosyenrojecidosporelviento.Blackthornesedirigióalaotrapuertay bajó la escalera que conducía al gran camarote de popa donde estaba el capitán general.Supropiocamaroteestabaaestriboryeldebaborerageneralmenteocupado porlostrespilotos.AhoralocompartíanBaccusvanNekk,jefedelosmercaderes,el tercerpilotoHendrikyelgrumeteCroocq.Todosestabanmuyenfermos. Entróenelcamarotegrande.Elcapitángeneral,PaulusSpillbergen,yacíamedio inconscienteensulitera.Erabajito,colorado,normalmentemuygordoyahoramuy flaco.Blackthornesacóunfrascodeaguadeuncajónsecretoyleayudóabeberun poco. —Gracias—dijodébilmenteSpillbergen—.¿Dóndeestálatierra…?¿Dóndeestá latierra…? —Delantedenosotros—respondióBlackthorne,ysalió. Hacía casi exactamente un año que habían llegado a Tierra del Fuego y los vientos eran favorables para intentar el paso por el desconocido estrecho de Magallanes.Peroelcapitángeneralhabíaordenadoquedesembarcasenparabuscar oroytesoros. —¡PorCristoJesús,miradlatierra,capitángeneral!Nopuedehabertesorosen eseerial. —La leyenda dice que es rico en oro y podremos reclamar el terreno para la gloriosa Holanda. Los españoles estuvieron aquí en gran número durante cincuenta años. —Talvez.PeroquizánollegarontantoalSur. —Precisamente tanto al Sur se invierten las estaciones. En mayo, junio, julio y agosto es aquí pleno invierno. El libro de ruta dice que hay que calcular bien el tiempo para cruzar los estrechos… Los vientos cambian en unas semanas y tal vez tendríamosquequedarnosaquítodoslosmesesdeinvierno. www.lectulandia.com-Página9 —¿Cuántassemanas,capitán? —Ellibrodiceocho.Perolasestacionesvarían… —Entonces, exploraremos durante un par de semanas. Esto nos dejará tiempo sobradoysifuesenecesariopodríamosvolverhaciaelNorteysaquearunascuantas poblacionesmás,¿eh,caballeros? —Tenemos que seguir adelante, capitán general. Los españoles tienen pocos barcos de guerra en el Pacífico. Aquí los hay en abundancia y nos están buscando. Tenemosqueseguir. Peroelcapitángeneralsehabíasalidoconlasuyaalponerelasuntoavotación entrelosmilitares,nolosmarinos. Losvientoshabíancambiadoprontoaquelaño,yelloshabíantenidoqueinvernar allí,pueselcapitángeneralhabíatenidomiedodezarparhaciaelNorteacausadelos buques españoles. Pasaron cuatro meses antes de que pudiesen levar anclas. Entretanto,cientocincuentayseishombreshabíanmuertodehambreydedisentería ydefrío.LasterriblestormentasdelEstrechohabíandesperdigadolaflota,ysóloel ErasmusllegóaChileeneltiempoprevisto.Allíhabíanesperadoalosotrosdurante unmes,hastaque,acosadosporlosespañoles,habíanzarpadohacialodesconocido. EllibroderutasecretoterminabaenChile. Blackthornerecorrióelpasillo,entróensucamaroteycerrólapuertapordentro. Abrióuncajónydesenvolviólaúltimamanzanaqueguardabacuidadosamentedesde laisladeSantaMaría,frentealascostasdeChile.Cortóunacuartaparte.Habíaunos cuantosgusanosensuinterior.Seloscomiótambién,puessegúnunaantigualeyenda los gusanos de las manzanas eran tan eficaces como éstas contra el escorbuto y frotandoconelloslasencíasevitabanquesecayeranlosdientes.Despuésbebióun pocodeaguadeunpellejo.Teníaunsaborsalobre. Unaratasedeslizóenlasombraproyectadaporlalámparadeaceitequependía deltecho.Corríancucarachasporelsuelo. —Estoycansado.Muycansado. —¡Échateadormirunahora!—dijosumitadmaligna—.Aunquesóloseandiez minutos… Sólo has dormido unas horas en muchos días, y la mayor parte, en cubierta. —No,dormirémañana—dijoenvozalta. Y abriendo el arca, sacó su libro de ruta, cogió una pluma limpia y empezó a escribir: 21deabrilde1600.Lascinco.133díasdesdelaisladeSantaMaría,Chile,a32° delatitudNorte.Elmarsigueencrespadoyconvientofuerteyelbarcosinnovedad. Elmaresdeuncolorgrisverdosoopacoysinfondo.Seguimosnavegandoafavor delvientoenuncursode270grados,virandoalnornoroeste,abuenavelocidad,unas dos leguas, de tres millas cada una. Avistamos unos grandes escollos en forma de www.lectulandia.com-Página10 triángulo,endirecciónnordesteyaunadistanciademedialegua. Tres hombres murieron esta noche de escorbuto: el marinero Joris, el artillero ReissyelsegundopilotoHaan.DespuésdeencomendarsusalmasaDios,ycomoel capitángeneralsigueenfermo,losarrojéalmarsinsudario,puesnohabíanadiepara confeccionarlos.HoyhamuertoelbosunRijckloff. Hoynohepodidotomarladeclinacióndelsolalmediodía,debidoalasnubes, perocalculoqueseguimosnuestrorumboyqueprontollegaremosalJapón… —Pero, ¿cuándo? —preguntó mirando la linterna que pendía sobre su cabeza y oscilaba con el vaivén del barco—. ¿Cómo hacer una carta? Debe de haber una manera.¿Cómoestablecerlalongitud?Debedehaberunamanera.¿Cómoconservar frescaslasverduras?¿Quéeselescorbuto…? —Dicen que es un flujo que viene del mar, muchacho —le había dicho Alban Caradoc,queeraunhombrepanzudo,degrancorazónybarbaenmarañada. —Pero,¿nosepuedenhervirlasverdurasyconservarelcaldo? —Seechaaperder,muchacho.Nadiehadescubiertolamaneradeconservarlo. —DicenqueFrancisDrakesehaceprontoalamar. —No,nopuedesir,muchacho. —Tengo casi catorce años. Usted dejó que Tim y Watt se enrolasen con él, y necesitaaprendices. —Ellostienendieciséis.Ytú,sólotrece. —DicenqueintentarápasarporelestrechodeMagallanesyremontarálacosta hacialaregióninexplorada,lasCalifornias,paraencontrarlosestrechosdeAnianque unenelPacíficoconelAtlántico.DesdelasCaliforniashastaTerranovaporelPaso delNoroeste… —El supuesto Paso del Noroeste, muchacho. Nadie ha demostrado aún que sea ciertaestaleyenda. —Ellohará.Ahoraesalmiranteysubuqueserálaprimeraembarcacióninglesa que cruce el estrecho de Magallanes, la primera en navegar por el Pacífico, la primera…Nuncavolveréatenerunaoportunidadcomoésta. —¡Oh,sílatendrás!YélnodescubriráelcaminosecretodeMagallanes,amenos quepuedarobarunlibroderutaocapturarunpilotoportuguésqueleguíe.¿Cuántas veces tengo que decirte que un marino ha de tener paciencia? Aprende a tenerla, muchacho.Tesobratiempopara… —¡Porfavor! —No. —¿Porqué? —Porque estará ausente dos o tres años, tal vez más. Los jóvenes y los débiles serán los que tendrán menos comida y beberán menos agua. Y de los cinco barcos quezarparán,sólovolveráuno.Nuncasobrevivirías,muchacho. www.lectulandia.com-Página11 —Puesyosólomeenrolaréensubarco.Soyfuerte.¡Meaceptará! —Escucha, muchacho, yo estuve con Drake en el Judith, su barco de cincuenta toneladas,enSanJuandeUlúa,cuandonosotrosyelalmiranteHawkins,queibaen el Minian, nos abrimos paso y salimos del puerto entre los malditos españoles. Habíamos estado llevando esclavos de Guinea a las tierras españolas, pero no teníamoslicenciaespañolaparaelcomercioyellosengañaronaHawkinsyatraparon a nuestra flota. Ellos tenían trece grandes barcos y nosotros seis. Hundimos tres de los suyos y ellos nos hundieron el Swallow, el Ángel, el Caravelle y el Jesús of Lubeck.¡Oh,sí!Drakenossacódelatrampaynosllevóacasa.Cononcehombresa bordo para contar la hazaña. A Hawkins le quedaron quince. De un total de cuatrocientosochogallardosmarinos.Drakeesdespiadado,muchacho.Quieregloria yoro,perosóloparaél,ysondemasiadoslosquehanmuertoparademostrarlo… «Pero yo habría sobrevivido —se decía Blackthorne—. Y mi parte en el tesoro mehabríabastadopara…» —Rotzvooruiiiiiiit!¡Escolloalfrente! Sintió más que oyó aquel grito. Después volvió a oír el gemebundo alarido, mezcladoconelviento. Salió del camarote y subió la escalera hasta el alcázar, palpitándole el corazón, seca la garganta. Era noche cerrada y estaba lloviendo a cántaros. Sintió un alivio momentáneo porque sabía que los depósitos de lona, confeccionados hacía muchas semanas,sellenaríanprontohastarebosar.Abriólabocaypaladeóladulzuradela lluviacasihorizontal.Despuésvolviólaespaldaalviento. VioqueHendrikestabaparalizadodeterror.Maetsukker,elvigía,agazapadoen laproa,lanzabagritosincoherentesyseñalabaalfrente.Yélmirótambiénmásallá delbarco. Los escollos estaban apenas a doscientas yardas delante del buque y eran como grandesgarrasnegrasdeunmarhambriento.Lalíneadeolasespumosasseestirabaa babor y a estribor y se rompía de un modo intermitente. El ventarrón levantaba enormesmasasdeespumaenlanegruradelanoche.Serompióunadriza,elmástil se estremeció pero aguantó y el mar siguió empujando inexorablemente el barco hacialamuerte. —¡Todosacubierta!—gritóBlackthornetocandoviolentamentelacampana. ElruidosacóaHendrickdesuestupor. —¡Estamosperdidos!—gritóenholandés—.¡Sálvanos,SeñorJesús! —¡Haz que toda la tripulación suba a cubierta, bastardo! ¡Estabas durmiendo! ¡Los dos estabais durmiendo! —dijo Blackthorne empujándolo hacia la escalera, agarrandoeltimónygirandoconfuerzaababor. Tuvo que emplear toda su energía al morder el gobernalle la corriente. Todo el barco se estremeció. Entonces, la proa empezó a girar con creciente velocidad al www.lectulandia.com-Página12 impulsodelvientoyprontoestuvierondecostadoaésteyalmar.Latempestadrugía ytratabadevencerelpesodelbarcoytodaslascuerdasvibraronasuempuje.Elmar se alzaba amenazador sobre ellos y el barco avanzaba paralelamente a los arrecifes cuando Blackthorne vio la enorme ola. Dio un grito para avisar a los hombres que subíanlaescalerayseagarróconfuerzaparasalvarlavida. La ola cayó sobre el barco y éste escoró, y Blackthorne pensó que se hundían, perolanaveseenderezóysesacudiócomounperromojadosaliendodelabismo.El aguafluyóenlosimbornalesyBlackthornejadeó,faltodeaire.Vioqueelcadáver delbosunhabíadesaparecidodelacubiertadondelohabíadejadoparalanzarloaldía siguientealagua,yqueveníaotraolaaúnmásimponente.EstapillóaHendrickylo levantó,jadeanteydebatiéndose,lanzándoloporencimadelaborda.Otraolabarrió lacubierta.Blackthornesujetóunodesusbrazosenlaruedadeltimón,ylaolapasó. Hendrickestabaacincuentayardasababor.Laresacaloarrastróydespués,unaola gigantesca lo levantó sobre el barco, lo sustuvo allí un momento y, por último, lo lanzócontraunarocayselotragó. Elbarcocabeceabatratandodeavanzar.Cedióotradrizaylapoleaconaparejo saltólocamenteyseenredóconelaparejo. Vinckyotrohombrecorrieronhastaelalcázarysearrojaronsobrelaruedadel timón para ayudar. Blackthorne vio los terribles escollos a estribor, todavía más cerca.Habíamásrocasalfrenteyababor,perovioalgunoshuecosentreellas. Elmarllenódeespumalacubiertaysellevóaotrohombremientrasdevolvíaal barcoelcadáverdelbosun.Laproasaliódelaguaysehundióunavezmás. —¡Unescollo!¡Unescolloaproa!—chillóVinck.Blackthorneyelotrohombre hicierongirarlaruedaaestribor.Elbarcovaciló,giróychirrióalrozarlasrocassu costado. Pero fue un golpe oblicuo y la punta de la roca se rompió. La madera del barcoresistióyloshombresdeabordovolvieronarespirar. Blackthorneviounhuecoentrelosarrecifesaproaydirigiólanavehaciaallá.El vientohabíaarreciadoyelmarestabaaúnmásfurioso.Elbarcogiróimpulsadopor una ráfaga y la rueda del timón se escapó de las manos de los hombres. Estos la agarraron, todos a la vez, y restablecieron el rumbo, pero la nave cabeceó y bailó comounhombreebrio.Elmarinvadiólacubiertaeirrumpióenelcastillodeproa aplastandoaunhombrecontraelmamparo. —¡Accionadlasbombas!—gritóBlackthorne. La lluvia lo azotaba y volvió a cerrar los ojos a causa del dolor. La luz de la bitácorayladepopasehabíanapagadohacíarato.Entonces,otraráfagadesvióala navedesucurso.Elmarineroresbaló,ydenuevolaruedadeltimónseescapódesus manos.Elhombresederrumbóaldarleunacabilladelaruedaenlacabezayquedó tendidoenelsueloamerceddelmar.Blackthornelolevantóylosostuvohastaque hubo pasado la gélida oleada. Entonces vio que estaba muerto y lo dejó caer en la www.lectulandia.com-Página13 silla.Laolasiguienteselollevódelalcázar. Elhuecoentrelosarrecifesestabatrespuntosabarloventoypormuchoquese esforzase Blackthorne no podía avanzar hacia allá. Buscó desesperadamente otro canal,perosabíaquenohabíaninguno.Porellodejóunmomentoelbarcoamerced del viento para que adquiriese velocidad y entonces viró de nuevo bruscamente a barlovento.Conestoganóunpocodedistancia. Despuéshubounaterriblesacudidaalrozarlaquillalasafiladasaristasdeunas rocassumergidasytodoslosqueestabanabordoseimaginaronqueelcascoseabría yloinvadíanlasaguas.Lanaveavanzabasinelmenorcontrol. Blackthorne gritó pidiendo ayuda, pero nadie le oyó y se aferró a la rueda luchandoélsolocontraelmar. En la angostura del paso, el mar se convirtió en un torbellino empujado por la tempestadyceñidoporlasrocas.Enormesolasgolpeabanlosescollos,retrocedíany caíansobreelreciénllegado,ydespuésluchabanentresí,atacandodesdetodaslas direccionesdelabrújula.Elbarcosesumióenlavorágine,decostadoeindefenso. —¡Maldita tormenta! —rugió Blackthorne—. ¡Quita tus puercas garras de mi barco! La rueda giró de nuevo y lo despidió y la cubierta giró vertiginosamente. El bauprés chocó con una roca y se desprendió, arrastrando una parte del aparejo y la naveseenderezódenuevo.Elpalodetrinquetesedoblócomounarcoysepartió. Los hombres de cubierta se lanzaron sobre el cordaje para cortarlo con sus hachas mientraselbarcosedeslizabaporelfuriosocanal.Despuéscortaronelmástilyéste cayó de lado llevándose a uno de los hombres enredado en las cuerdas. El hombre gritó al sentirse atrapado, pero nada podían hacer por él. Únicamente pudieron ver cómo el mástil y él aparecían y desaparecían junto al barco hasta perderse de vista definitivamente. Elestrechoseensanchómomentáneamenteyelbarcoredujosuvelocidad,pero más allá aquél se estrechaba de nuevo, amenazador, y las rocas parecían crecer y cernerse sobre ellos. La corriente rebotó sobre uno de los lados del estrecho arrastrandoelbarco,poniéndolodenuevodetravésylanzándoloasudestino. Blackthorne dejó de maldecir la tempestad, hizo girar la rueda a babor y la mantuvoconfirmezaconlosmúsculosagarrotadosporelesfuerzo.Peronielbarco nielmarobedecíanaltimón. —¡Viradeunavez,rameradelinfierno!—jadeósintiendoagotarserápidamente susfuerzas—.¡Socorro! Lacarreradelmarseaceleróaúnmásyélsintióqueibaaestallarleelcorazón, perosiguióluchandocontralafuriadelmar.Elbarcoestabaahoraenelcuellodel estrecho,abandonadoasímismo,peroprecisamenteenaquelmomentolaquillarozó un banco fangoso. El golpe enderezó el rumbo de la nave. El gobernalle mordió el www.lectulandia.com-Página14 agua.Yentonceselvientoyelmarjuntaronsuesfuerzoyempujaronlanavehacia delante,atravésdelpasoyhaciasusalvación.Hacialabahíaqueestabamásallá. www.lectulandia.com-Página15 PRIMERAPARTE www.lectulandia.com-Página16 CapítuloI Blackthorne se despertó de pronto. De momento, pensó que estaba soñando porque estabaentierrayenunahabitacióninverosímil.Erapequeñaymuylimpia,cubierta de suaves esterillas. Yacía sobre una gruesa colcha y estaba cubierto con otra. El techoeradecedropulidoylasparedesestabanformadasporunosmarcosdecedro entrelosqueseextendíaunpapelopacoquetamizabaagradablementelaluz.Asu lado,habíaunabandejaescarlataconunostazonespequeños.Unodeelloscontenía verduras cocidas y frías, que él devoró sin advertir apenas su sabor picante. Otro conteníaunasopadepescado,queengullótambién.Otroestaballenodeunasespesas gachasdetrigoodecebada,quedespachórápidamente.Elaguadeunacantimplora de forma antigua estaba tibia y tenía un sabor extraño, ligeramente amargo, pero deliciosoalpaladar. Entoncesadvirtióelcrucifijoensuhornacina. «Estacasaesespañolaoportuguesa—sedijo,alarmado—.¿SeráestoelJapón? ¿SeráCatay?» Sedeslizóunpaneldelapared.Unamujerdeedadmediana,robustaydecara redonda,estabaarrodilladajuntoalapuerta.Lehizounareverenciaysonrió.Supiel era dorada y sus ojos negros y sesgados, y llevaba los largos cabellos negros recogidospulcramentesobrelacabeza.Vestíaunatúnicadesedagrisyllevabaunos calcetinescortosyblancos,deplantagruesa,yunanchocinturónpurpúreo. —Goshujinsama,gokibunwaikagadesuka?—dijo. Esperómientraséllamirabasincomprender.Despuésrepitiólapregunta. —¿EsestoelJapón?—preguntóél—.¿EselJapónoCatay? Ella lo miró, también sin entenderlo, y dijo algo que él tampoco comprendió. Entonces se dio cuenta de que estaba desnudo. Su ropa no se veía en ningún sitio. Valiéndose de señas, indicó su deseo de vestirse y después señaló los tazones. Ella comprendióqueaúnestabahambriento. Sonrió,saludóycerrólapuerta. Éltratóderecordar.«Recuerdoqueechéelancla.ConVinck.Estábamosenuna bahía,yelbarcohabíachocadoconunbajíoysehabíadetenido.Habíalucesenla costa.Yoestabadenuevoenmicamarote,yallíreinabalaoscuridad.Después,hubo también luces en la oscuridad, y voces extrañas. Yo hablé en inglés y después en portugués. Uno de los indígenas hablaba un poco el portugués. No recuerdo si le preguntédóndeestábamos.Entoncesdebierontraermeaquí.» Sedurmióotravezycuandosedespertóhabíamáscomidaenlastazasdelozay su ropa estaba a su lado en un limpio montón. La habían lavado y planchado y remendadoconmenudasyexquisitaspuntadas. Perosucuchillohabíadesaparecido,ytambiénsusllaves. www.lectulandia.com-Página17 «Deboconseguiruncuchilloloantesposible—pensó—.Ounapistola.» Miróelcrucifijo.Apesardesustemores,sesintióexcitado.Todasuvidahabía oídocontarleyendasalospilotosyalosmarinerossobrelasincreíblesriquezasdel imperiosecretodePortugalenOriente,dondeeloroeratanbaratocomoelhierro,y lasesmeraldas,losrubíes,losdiamantesyloszafirostanabundantescomolaarena deunaplaya. «Talvezesverdad—sedijo—.PerocuantoantesestéarmadoyenelErasmus, detrásdesucañón,tantomejor.» Comió, se vistió y se puso de pie, tambaleándose, sintiéndose fuera de su elemento,comosiemprequeestabaentierra.Noviosusbotasenningunaparte.Se dirigió a la puerta, oscilando ligeramente, y alargó una mano para recobrar el equilibrio, pero los frágiles marcos de madera no pudieron aguantar su peso y se rompieron, rasgando el papel. Se irguió. La asombrada mujer del pasillo lo miraba fijamente. —Lo siento —dijo, extrañamente incomodado por su torpeza—. ¿Dónde están misbotas? Lamujerlomiraba,inexpresiva.Armándosedepaciencia,élrepitiósupregunta conseñasylamujercorrióporelpasillo,searrodilló,abrióotrapuertaylollamócon unademán.Élcruzólapuertayseencontróenotrahabitación,tambiéncasidesnuda. Esta daba a una galería, en la que unas escaleras conducían a un pequeño jardín rodeadodeunaltomuro.Juntoaestaentradaprincipal,habíadosancianas,tresniños vestidoscontúnicasescarlatayunviejo,sindudaunjardinero,conunrastrilloenla mano.Todosseinclinarongravementeymantuvieronbajaslascabezas. —Buenosdías—fuetodoloqueseleocurriódecirles. Losotrospermanecieroninmóviles,inclinados. Él los miró, confuso, y correspondió torpemente a su reverencia. Entonces, se irguierontodosylesonrieron.Elviejosaludóunavezmásyvolvióasutrabajoenel jardín. Los niños lo miraron fijamente, rieron y echaron a correr. Las viejas desaparecieron en las profundidades de la casa. Pero él sintió que lo estaban observando. Viosusbotasalpiedelaescalera.Peroantesdequepudiesecogerlas,lamujerde edadmedianasearrodillóenelsueloyleayudóaponérselas. —Gracias —dijo él. Pensó un momento y después se señaló a sí mismo—. Blackthorne—dijopausadamente—.Blackthorne.—Despuésleapuntóconeldedo. —¿Cómotellamas? Ellafruncióelceñoy,comprendiendodepronto,seseñalóydijo: —¡Onna!¡Onna! —Onna—repitióél,sintiéndosetanorgullosocomoella—.Onna. El jardín era distinto de todos los que había visto hasta entonces: una pequeña www.lectulandia.com-Página18 cascada, un riachuelo, un puente diminuto y unos senderos enarenados y piedras y floresyarbustos.Ytodomuylimpio,muypulcro… —¡Increíble!—dijo. —¿Nkerriber?—repitióella,consolicitud. —Nada—dijoél. Ycomonosabíaquéhacer,ladespidióconungesto. Ella,sumisa,hizounareverenciaysemarchó. Blackthornesesentóalsol,apoyándoseenunposte.«Mepreguntodóndeestarán losotros—pensó—.¿Estarávivoelcapitángeneral?¿Cuántosdíashedormido?» Por encima del muro podía ver los tejados de otras casas y a lo lejos unas montañas altas. Un viento fresco barría el cielo y empujaba los cúmulos. Volaban abejas en busca del néctar en el espléndido día primaveral. Su cuerpo le pedía más sueño,peroélselevantóysedirigióalapuertadeljardín.Eljardinerolesonrió,se inclinóycorrióaabrirlapuerta,yvolvióainclinarseyacerrarla. El pueblo se hallaba emplazado alrededor del puerto, mirando hacia el Este. Habíatalvezdoscientascasas,completamentedistintasdetodaslasquehubieravisto hastaentonces,acurrucadasalpiedelamontañaquedescendíahastalacosta.Más arriba,habíaunoscamposformandoterrazasycaminosdetierraendirecciónnortey sur.Elmuelleestabaempedradoyhabíaunarampadepiedraqueseadentrabaenel mar. Un puerto bueno y seguro y un malecón de piedra, y hombres y mujeres que limpiaban pescado y componían redes, y otros que construían una embarcación de singulardiseño,enelladonorte.Habíavariasislasmaradentro,haciaelEsteyhacia elSur.Losarrecifesdebíanestarallíodetrásdelhorizonte. Enelpuertohabíaotrasembarcacionesextrañas,depescaensumayoría,algunas conunasolavelagrande.YelErasmusestababienanclado,acincuentayardasdela orilla, en buenas aguas y amarrado con tres cables. ¿Quién lo habría hecho? Había unosbotesjuntoalbarcoypudoverunosindígenasabordo.Peronovioaninguno desushombres.¿Dóndepodíanestar? Miróasualrededoryvioquemuchosloestabanobservando.Cuandosedieron cuenta de que se fijaba en ellos, se inclinaron respetuosamente, y él, todavía incómodo, correspondió a su saludo. Después parecieron olvidarse de él, pero al dirigirse a la orilla sintió que muchos ojos lo observaban desde las ventanas y las puertas. «¿Quétienenensuaspectoqueresultatanextraño?—sepreguntó—.Noessólo por sus trajes o su comportamiento. Es que… no llevan armas. ¡Ni espadas ni pistolas!¿Porquéserá?.» Lacallejuelaestabaflanqueadadetiendasabiertas,llenasdeartículosextraños.El suelo de las tiendas estaba levantado, y los compradores y los vendedores estaban arrodilladosoencuclillasenelsuelolimpio.Vioquelamayoríallevabanchinelaso www.lectulandia.com-Página19 sandaliasdejunco,peroquelasdejabanfuera,enlacalle.Ylosqueibandescalzos, selimpiabanlospiesylosintroducíanensandaliaslimpiaspreparadasparaellosen elinterior. Entonces vio que se acercaba un tonsurado, y un estremecimiento de miedo le subió desde los testículos hasta el estómago. El sacerdote era sin duda español o portugués y, aunque su flotante vestidura era de color naranja, resultaban inconfundibles el rosario y el crucifijo que pendían de su cinto, así como la fría hostilidaddesusemblante.Suropaestabamanchadadepolvo,ysusbotasdeestilo europeo, llenas de barro. Contemplaba el puerto y el Erasmus, y Blackthorne comprendióquenodejaríadereconocerlocomoholandésoinglés.Elsacerdoteiba acompañado de diez indígenas de cabellos y ojos negros, uno de los cuales vestía como él, aunque calzaba unas chinelas de cuero. Los otros llevaban túnicas variopintasocalzonesanchos,ounossimplestaparrabos.Peroningunodeellosiba armado. —¿Quiénesusted?—preguntóenportuguéselcura,queeraunhombrerobusto, moreno,bienalimentado,deunosveinticincoañosyprovistodeunalargabarba. —Yusted,¿quiénes?—replicóBlackthornemirándolofijamente. —Eresuncorsarioholandés.Unholandéshereje.¡Soisunospiratas!¡QueDios seapiadedevosotros! —Nosomospiratas.Somospacíficosmercaderes,salvoparanuestrosenemigos. Yosoyelcapitándeaquelbarco.¿Quiénesusted? —ElpadreSebastião.¿Cómollegasteisaquí?¿Cómo? —Nosarrastróeltemporal.¿Dóndeestamos?¿EsestoelJapón? —Sí,elJapón—dijoelcuraconimpaciencia. Se volvió a uno de sus hombres, más viejo que los otros, bajito y delgado, de fuertes brazos y manos callosas, de cabeza rapada, salvo un mechón de cabellos recogidoenunafinacoletatangriscomosuscejas.Lehablóconvozentrecortada,en japonés,señalandoaBlackthorne.Todosellosparecieronimpresionadosyunohizo laseñaldelacruz. —Losholandesessonrebeldes,herejes,piratas.¿Cómoosllamáis? —¿Esestounacoloniaportuguesa? Elsacerdoteteníalosojosdurosyenrojecidos. —El jefe del pueblo dice que ha informado a las autoridades. Ahora pagaréis vuestrospecados.¿Dóndeestáelrestodelatripulación? —Nolosé.Abordo.Supongoqueabordo. El cura interrogó de nuevo al jefe, el cual respondió y señaló al otro lado del pueblo.ElcurasevolvióaBlackthorne. —Aquí, los criminales son crucificados, capitán. El daimío viene ya con sus samurais.¡QueDiosseapiadedeusted! www.lectulandia.com-Página20 —¿Quéesundaimío? —Unseñorfeudal.Eldueñodetodaestaprovincia.¿Cómollegasteisaquí? —Noreconozcovuestroacento—dijoBlackthornetratandodeminarsuaplomo —,¿Soisespañol? —Soyportugués—rugióelsacerdotemordiendoelanzuelo—.Yaoslohedicho. SoyelpadreSebastião,dePortugal.¿Dóndeaprendisteistanbienelportugués? —Pero Portugal y España son ahora un mismo país —repuso Blackthorne con ironía—.Tenéiselmismorey. —Somos países separados. Somos pueblos diferentes. Lo hemos sido siempre. Nosotros tenemos nuestra bandera. Y nuestras posesiones de ultramar son distintas, sí,distintas.ElreyFelipeasíloconfesócuandoseapoderódemipaís. ElpadreSebastiãodominósuirahaciendounesfuerzo. —Seapoderódemipaísporlafuerzadelasarmashaceveinteaños.Sussoldados y aquel diabólico tirano español, el duque de Alba, aplastaron a nuestro verdadero rey. ¡Qué va! Ahora gobierna el hijo de Felipe, pero tampoco es nuestro verdadero rey.Peroprontovolveremosatenerlo. Yañadió,conmalignidad: —Vossabéisqueéstaeslaverdad.EldiabólicoAlbahizoamipaíslomismoque hizoalvuestro. —Esto es mentira. Alba fue una plaga para los Países Bajos, pero nunca los conquistó.Todavíasonlibres.Yloseránsiempre.Encambio,enPortugal,derrotóa un pequeño ejército y todo el país se rindió. No tenéis valor. Sólo lo tenéis para quemarainocentesennombredeDios. —MiDiososharáarderenelinfiernoportodalaeternidad—rugióelsacerdote —. Satanás será vencido. Los herejes seréis borrados de la faz de la tierra. ¡Estáis malditosanteDios! Apesarsuyo,Blackthornesintióqueelterrorreligiosoempezabaaapoderarsede él. —LossacerdotesnooyencomoDiosnihablanconSuvoz.¡Noshemosliberado devuestroyugoyseguiremoslibresdeél!Ahoratenemosnuestraspropiasescuelas, nuestros propios libros, nuestra propia Biblia, nuestra propia Iglesia. Todos los españoles sois iguales. ¡Escoria! Y todos los monjes sois iguales. ¡Adoradores de ídolos! El sacerdote levantó el crucifijo y lo sostuvo entre él y Blackthorne como un escudo. —¡Oh,Dios,protégenosdeestemal!Yonosoyespañol.Soyportugués.Ynosoy unmonje.SoyunhermanodelaCompañíadeJesús. —¡Ah,ya!¡Unjesuita! —Sí.¡QueDiosseapiadedevuestraalma! www.lectulandia.com-Página21 El padre Sebastião dijo algo en inglés y los hombres se arrojaron sobre Blackthorne.Esteseapoyóenlaparedypropinóunrudogolpeaunodeellos,pero losotrosseleecharonencimaysintióqueseahogaba. —¿Nanigotoda? Eltumultocesódepronto. El joven estaba a diez pasos de distancia. Llevaba calzones y chinelas y un quimono ligero, y dos sables envainados atados del cinturón. Uno de éstos tenía la formadeunadaga.Elotroeraunaespadaparadosmanos,largayligeramentecurva. Precisamenteapoyabaunamanoenlaempuñaduradeésta. —¿Nanigotoda?—repitióconvozdura.Yalnorecibirunarespuestainmediata: —¿NANIGOTODA? Los japoneses cayeron de rodillas, tocando el suelo con la frente. Sólo el sacerdotepermaneciódepie.Saludóyempezóaexplicarseentonovacilante,peroel hombreleinterrumpiódespectivamenteyseñalóaljefe. —¡Mura! Mura,eljefeindígena,mantuvoinclinadalacabezayhablórápidamente.Señaló varias veces a Blackthorne, una al barco y dos al sacerdote. Ahora no se veía movimiento en la calle. Todas las personas visibles estaban arrodilladas y con la cabeza baja. Cuando el hombre hubo terminado, el guerrero le interrogó con arroganciaunosmomentosyrecibióunarápidayrespetuosacontestación.Entonces, el soldado dijo algo al jefecillo y señaló con despectivo ademán al cura y a Blackthorneyelhombredecabellosgrisesloexplicómássencillamentealcura,que enrojeciódepronto. El soldado, que era un palmo más bajo y mucho más joven que Blackthorne y teníaelbellosemblanteligeramentepicadodeviruela,mirófijamentealextranjero. —¿Onushi ittai doko kara kitanoda? ¿Doko no kuni no monada? El sacerdote dijo,muynervioso: —KasigiOmi-sanpreguntadedóndevenísycuálesvuestranacionalidad. —¿Es el señor Omi-san el daimío? —preguntó Blackthorne, temeroso de los sablesapesarsuyo. —No.Esunsamurai.Elsamuraiencargadodelpueblo.SeapellidaKasigiysu nombreesOmi.Aquíponensiempreelapellido.«San»significa«honorable»,yse añadeatodoslosnombresporcortesía.Osconvienesercortés…yaprendermodales. Notoleranladescortesía.—Suvozsehizocortante—¡Contestaddeprisa! —VengodeAmsterdamysoyinglés. El padre Sebastião inició una explicación, pero Omi lo interrumpió y soltó un chorrodepalabras. —Omi-san pregunta si sois el jefe. Sabemos que sólo han sobrevivido unos cuantosherejesyquelamayoríaestánenfermos.¿Nohayuncapitángeneral? www.lectulandia.com-Página22 —Yosoyeljefe—respondióBlackthorne,aunqueenrealidad,estandoentierra, quienmandabaeraelcapitángeneral. Otrochorrodepalabrasporpartedelsamurai. —Omi-san dice que ya que sois el jefe, podéis andar libremente por el pueblo hasta que venga su señor. Su señor, el daimio, decidirá vuestro destino. Hasta entonces,podréisvivircomoinvitadoenlacasadeljefedelpueblo.Peronopodéis salirfueradeéste.Vuestrostripulantesestánconfinadosensucasa. —¿Dónde? ElpadreSebastiãoseñalóvagamenteungrupodecasasjuntoaunembarcadero. —¿Wakarimasu ka? —dijo Omi directamente a Blackthorne. —Pregunta si lo habéiscomprendido. —¿Cómosedice«sí»enjaponés? ElpadreSebastiãodijoalsamurai: —Wakarimasu. Omi les despidió desdeñosamente con un ademán. Todos se inclinaron profundamente.Salvounhombrequeselevantódespacio,sinhacerlareverencia. Concegadorarapidez,elsabledescribióunarcosibilante,ylacabezadelhombre se desprendió de los hombros y un chorro de sangre se esparció en el suelo. Involuntariamente,elsacerdotediounpasoatrás.Nadiemásmovióunsolomúsculo. Las cabezas permanecieron bajas e inmóviles. Blackthorne estaba rígido, impresionado. Omipusotranquilamenteunpiesobreelcadáver. —¡Ikinasai!—dijodespidiendoatodosconungesto. Los hombres que estaban delante de él se inclinaron de nuevo hasta el suelo. Después, se levantaron y se alejaron, impasibles. La calle empezó a vaciarse. Y tambiénlastiendas. ElpadreSebastiãomiróelcadáver.Gravemente,hizolaseñaldelacruzsobreél y dijo: «In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.» Y miró al samurai, ahora sin miedo. —¡Ikinasai! Después de un largo momento, el sacerdote dio media vuelta y se alejó. Con dignidad.OmiloobservófijamenteydespuésmiróaBlackthorne.Esteretrocedióy cuando se encontró a una distancia segura, dobló rápidamente una esquina y desapareció. Omiempezóareíracarcajadas.Lacalleestabaahoradesierta.Cuandoacabóde reír, asió el sable con ambas manos y empezó a despedazar metódicamente el cadáver,entrozosmenudos. Blackthorne estaba en una barquichuela cuyo barquero remaba dichoso en direcciónalErasmus.Nolehabíacostadonadaconseguirelbote,yahorapodíaver www.lectulandia.com-Página23 hombresenelpuente.Todoseransamurais.Algunosllevabancorazasdeacero,pero la mayoría vestían sencillos quimonos y todos iban armados con los dos sables. Llevabanrapadalapartealtadelcráneoyrecogidosloscabellosdelanucaydelos lados en una coleta enroscada y sujetada sobre la coronilla. Un peinado que sólo estabaautorizado—yeraobligatoria—paralossamurais. Sumamenteinquieto,Blackthornesubiólaescalerillayseplantóencubierta.Uno de los samurais, más ricamente vestido que los otros, se acercó a él y le hizo una reverencia. Blackthorne había aprendido bien la lección y le devolvió el saludo, y todoslosdemásleimitaron.Sedirigióalaescalerainteriorysedetuvoenseco.Una anchacintadesedarojahabíasidofijadasobrelapuerta,asícomounpequeñorótulo llenodecaracteresextraños.Vaciló,sedirigióaotrapuertaylaencontróigualmente cerradaysellada. Alargólamanoparaarrancarlacinta. —¡Hotté oké! —dijo el samurai de guardia moviendo la cabeza y dejando de sonreír. —Estebarcoesmío,yquiero… Blackthorne reprimió su ansiedad mirando los sables. «Tengo que ir abajo — pensó—.Tengoquerecuperarloslibrosderuta,elmíoyelsecreto.¡Diosmío!Silos encuentranylosdanaloscurasoalasautoridadesjaponesas,estamosperdidos.Con estaprueba,cualquiertribunaldelmundo,salvoInglaterrayHolanda,noscondenaría comopiratas.Enmilibroconstanfechas,lugaresycantidaddebotínconquistado,el número de muertos causados en tres desembarcos en América y uno en el África española,elnúmerodeiglesiassaqueadasylaspoblacionesylosbarcosincendiados. Encuantoallibroderutaportugués,seríanuestrasentenciademuerte,pues,desde luego,fuerobado.» —¿Nannoyoda?—dijounodelossamurais. —¿Habláis portugués? —preguntó Blackthorne en este idioma. El hombre se encogiódehombros. —Wakarimasen. Otroseacercóyhablórespetuosamentealjefe,elcualmoviólacabezaenseñal deasentimiento. —Portugeezuamigo—dijoelsamuraiabriendounpocosuquimonoymostrando un pequeño crucifijo que pendía de su cuello—. ¡Cristan! ¡Cristan! —Señaló a Blackthorne.—¿Cristanka? Blackthornevacilóydespuésasintióconlacabeza. —Cristiano. —¿Portugeezu? —Inglés. Elhombrehablóconeljefeyambosseencogierondehombros. www.lectulandia.com-Página24 —Misamigos.¿Dónde?—preguntóBlackthorne. Elsamuraiseñalóelextremoorientaldelpuebloydijo: —Amigos. —Estebarcoesmíoyquieroirabajo—dijoBlackthornedevariasmanerasycon unosademanesqueelloscomprendieron. —¡Ah,sodesu!Kinjiru—dijeronenfáticamenteseñalandoelletrero. Estaba claro que no podía ir abajo. Pensó, irritado, que Kinjiru debía significar «prohibido». Bueno, ¡al diablo con ello! Asió el tirador de la puerta y empezó a abrirla. —¡KINJIRU! Loempujaron,haciéndoledarmediavueltayenfrentándoloconlossamurais.Los dos hombres habían desenvainado a medias sus sables y esperaban inmóviles que tomaseunadecisión.Losdemásobservabanimpasibles. Blackthornecomprendióquenoteníamásremedioqueobedeceryseencogióde hombros.Sedirigióalaescalerillaparasalirdelbarco,perosedetuvoensecoalver quetodoslemirabanconmalevolencia.Entoncesleshizounacortésreverencia,yal puntocesólahostilidadytodosseinclinaronasuvezylesonrieron. —Creoqueestáisenunerror,capitán—dijoVinck—.Sipodéisconesabazofiaa laquellamancomida,ésteeselmejorlugardondehayaestadojamás.Hetenidodos mujeresentresdías. —Esverdad.Peronosepuedehacernadasincomercarneybebercoñac—dijo Maetsukker—. Esos bastardos amarillos no quieren comprender que necesitamos carneycervezaypan.Ycoñacovino. —Estoeslopeor.Diosmío,mireinoporungrog—dijoBaccusvanNekk,lleno detristeza,acercándoseaBlackthorneymirándolofijamente. Eramuycortodevistayhabíaperdidolasgafasdurantelatormenta.Erajefede losmercaderes,tesoreroyrepresentantedela«CompañíaHolandesa»delasIndias Orientalesquehabíapuestoeldineroparaelviaje. —Estamosentierrasanosysalvosytodavíanoheechadountrago.Niunagota. ¡Terrible!¿Habéisbebidoalgo,capitán? —No. ABlackthorneledisgustabatenergentecerca,peroBaccuseraunamigoyestaba casiciego.Porconsiguiente,noseapartó. —Nohebebidomásqueaguacalienteconhierbas. —Nosabenloqueesungrog.Sólosepuedebeberaguacalienteconhierbas… ¿Ysinohubiesealcoholentodoelpaís?¿Queréishacermeungranfavor,capitán? Pedidunpocodelicor. Blackthorne había encontrado la casa que les habían destinado en el extremo orientaldelpueblo.Losguardiaslohabíandejadopasar,perosushombreslehabían www.lectulandia.com-Página25 confirmado que no podían cruzar la puerta del jardín. La casa tenía muchas habitaciones,comolasuya,peroeramásgrandeyhabíaenellamuchoscriadosde todaslasedades,hombresymujeres. Once de sus hombres seguían con vida. Los japoneses se habían llevado los muertos. Las abundantes raciones de verduras frescas habían empezado a curar el escorbutoytodos,menosdos,estabansanandorápidamente.Vinckhabíasangradoa estos dos, pero sin resultado. Sin duda morirían al anochecer. El capitán general estabaenotrahabitaciónyseguíamuyenfermo. Sonk,elcocinero,hombrebajitoyrobusto,dijoriendo: —ComodiceJohann,aquíseestábien,capitán,salvoporlacomidaylafaltade licor.Ylosindígenassonamables,contaldequenollevemosbotasdentrodecasa. —Escuchad—dijoBlackthorne—.Hayuncuraenelpueblo.Unjesuita. Yelentusiasmodeloshombressedesvaneciócuandolescontósuencuentrocon elsacerdoteylasubsiguientedecapitación. —¿Porquélecortólacabeza,capitán? —Nolosé. —Serámejorquevolvamosabordo.Silospapistasnospillanentierra… —Estamos en manos de Dios —dijo Jan Roper, uno de los mercaderes aventureros,joven,deojospequeños,altafrenteynarizafilada—.Élnoslibraráde lossiervosdeSatán. VinckmiróaBlackthorne. —Pero,¿ylosportugueses,capitán?¿Habéisvistoalgunoporahí? —No.Nohayrastrosdeellosenelpueblo. —Pero acudirán como moscas en cuanto sepan que estamos aquí —dijo Maetsukker,yelgrumeteCroocqlanzóungemido. —Sí.Ysihayuncura,tienequehaberotros—dijoGinsellamiéndoselossecos labios—.Ysusmalditosconquistadoresnuncaandanlejos. —Esverdad—dijoVinck,inquieto—.Soncomolospiojos. —Pero,¿estamosenelJapón,capitán?—preguntóVanNekk—.¿Oslodijoél? —Sí.¿Porqué? VanNekkseacercóaélybajólavoz. —Siaquíhaycurasyalgunosdelosindígenassoncatólicos,quizásestambién verdadlootro…lodelasriquezas,eloro,laplataylaspiedraspreciosas.¿Habéis vistoalgo,capitán?¿Llevanoroojoyaslosindígenas? —No —repuso Blackthorne pensando un momento—. No recuerdo haber visto nadadeeso.Nicollares,nipiedras,nibrazaletes.Yahoraescuchad,puestengoque decirosalgomás.FuiabordodelErasmus,peroelbarcoestásellado. Lescontóloocurridoyaumentólaansiedadgeneral. —¡Jesús!Sinopodemosirabordoyhaycurasypapistasentierra…Tenemos www.lectulandia.com-Página26 quesalirdeaquí.—LavozdeMaetsukkerempezóatemblar.—¿Quévamosahacer, capitán?¡Nosquemaránvivos! Blackthornedijo: —EnvistadecómotratóalcuraelsamuraiOmi-san,estoysegurodequeloodia. Buena cosa, ¿no? Lo que quisiera saber es por qué no llevaba el cura su hábito acostumbrado.¿Porquéesaropadecolornaranja?Nolohabíavistonunca. —Escurioso—dijoVanNekk.Blackthornelomiró. —Talveznotienenmuchafuerzaaquí—dijo—.Estonosayudaríamucho. —¿Quévamosahacer,capitán?—preguntóGinsel. —Tenerpacienciayesperarquevengaeljefe,eldaimío.Élnosdejarámarchar. ¿Porquénohabríadehacerlo?Noleshemosperjudicadoennada.Tenemosartículos paracomerciar.Nosomospiratas.Notenemosnadaquetemer. —¿Qué ocurrirá si el daimío es papista? —preguntó Jan Roper. Nadie le respondió.ÚnicamenteGinseldijo: —Esehombredelsable,capitán,¿dijisteisquehabíadespedazadoalotrodespués decortarlelacabeza? —Sí. —¡Dios mío! ¡Son bárbaros! ¡Lunáticos! —exclamó Ginsel, un joven alto y guapo,debrazoscortosypiernasmuyarqueadas,yaquienelescorbutohabíadejado sindientes—.Ycuandolehubocortadolacabeza,¿semarcharonlosotrossindecir nada? —Sí. —¡PorCristoJesús!Unhombredesarmado,asesinadodeestemodo.¿Porquélo hizo?¿Porquélomató? —Nolosé,Ginsel.Peronuncahabíavistotantarapidez.Desenvainóelsableyen elactorodólacabezaporelsuelo. —¡QueDiosnosproteja!¿Cuántossamuraishabíaabordo,capitán? —Veintidós.Perohabíamásentierra. —La ira de Dios caerá sobre los paganos y los pecadores que arderán en el infiernoportodalaeternidad—dijoJanRoper. —Quisiera estar seguro de esto —dijo Blackthorne sintiendo que el miedo a la venganza de Dios flotaba en el ambiente. Estaba muy cansado y tenía ganas de dormir. —Podéisestarseguro,capitán,comoloestoyyo.Rezoparaquevuestrosojosse abranalaverdaddeDios.Paraqueosdeiscuentadequenosotros…loquequedade nosotros…sóloestamosaquíporvuestraculpa. —¿Qué?—dijoBlackthorneconuntonoamenazador. —¿PorquépersuadisteisalcapitángeneraldebuscarelJapón?Estonofiguraba en nuestras órdenes. Teníamos que saquear el Nuevo Mundo, llevar la guerra a la www.lectulandia.com-Página27 panzadelenemigoydespuésvolveracasa. —Había barcos españoles al norte y al sur de donde estábamos y no podíamos huir en otra dirección. ¿Has perdido la memoria además del juicio? Teníamos que navegarhaciaelOeste.Eranuestraúnicaoportunidad. —Yonovibarcosenemigos,capitán.Nadielosvio. —Vamos,Jan—dijoVanNekk,convozcansada—.Elcapitánhizoloquecreyó mejor.Y,desdeluego,allíhabíaespañoles. —Sí, es verdad, y estábamos a mil leguas de nuestros amigos y en aguas enemigas—dijoVinck,yescupió—.EstaeslaverdadcomohayDios.Ytambiénlo esquepusimoselasuntoavotación.Todosdijimosquesí. —Yo,no. —Amí,nadiemelopreguntó—dijoSonk. —¡Oh,porCristoJesús! —Cálmate,Johann—dijoVanNekktratandodealiviarlatensión—.¿Recuerdas la leyenda? Seremos ricos si conservamos la serenidad. Tenemos artículos de comercio y aquí hay oro…, tiene que haberlo. ¿Dónde podíamos vender nuestro cargamento?EnelNuevoMundono,porquenosperseguíanlosespañoles.Teníamos que salir de Chile y sólo podíamos escapar por el Estrecho. Era nuestra única oportunidad.AhoraestamosenlaIsladelasEspecias.Yahabéisoídohablardelas riquezasdelJapónydeCatay.¿Porquénosenrolamos?Seremosricos,yaloveréis. —Somoshombresmuertos,comotodoslosdemás.EstamosenlatierradeSatán. —¡Cierra el pico, Roper! —dijo Vinck ásperamente—. El capitán no tiene la culpadequeotrosmuriesen.Siempremueregenteenestosviajes. LosojosdeJanRoperechabanchispasysuspupilasestabancontraídas. —Sí,queDioslestengaensuseno.Mihermanoeraunodeellos. Blackthorne miró los ojos del fanático y odió a Jan Roper. Pero se peguntó en secretosirealmentehabíanavegadohaciaelOesteparaevitarlosbarcosenemigoso silohabíahechoparaserelprimercapitáninglésquecruzaraelEstrechoynavegase enaquelladirecciónparadarlavueltaalmundo. —¡Cállatedeunavez!—dijocontonosuave,peroautoritario.JanRoperlomiró fijamente,hoscoyheladoelsemblante,peroguardósilencio. —¿Quéharemosahora,capitán? —Esperaryprepararnos.Sujefenotardaráenllegaryentoncessearreglarátodo. Vinckcontemplabaeljardínyalsamuraiquepermanecíasentadoinmóvilsobre lostalones,juntoalapuerta. —Fijaos en ese bastardo. Hace horas que está ahí, sin moverse, sin hablar, sin rascarsesiquieralanariz. —Nonoshamolestado,Johann.Enabsoluto—dijoVanNekk. —Estásolo,capitán.Ynosotrossomosdiez—opinóGinsel,envozbaja. www.lectulandia.com-Página28 —Yahepensadoenesto.Peronoestamospreparados.Elescorbutotardaráuna semanaendesaparecer—respondióBlackthorne,inquieto—,Yhaydemasiadagente enelbarco.Noquisieraenfrentarmeconunosolodeellos,sinllevarunaespadao unapistola.¿Osvigilanporlanoche? —Sí.Cambianlaguardiatresocuatroveces.¿Havistoalguienaalgúncentinela dormido?—preguntóVanNekk. Todosnegaronconlacabeza. —Podríamosestarabordoestanoche—dijoJanRoper—.ConlaayudadeDios, venceríamosalospaganosynosapoderaríamosdelbarco. —¡Destápatelosoídos!¿Nohasescuchadoloqueacabadedecirelcapitán?— dijoVinckescupiendocondisgusto. —Biendicho—tercióPieterzoon,unartillero—.¡DejaenpazalviejoVinck! LoslabiosdeJanRopersefruncieronaúnmás. —Cuidadetualma,JohannVinck.Ytúdelatuya,HansPieterzoon.ElDíadel Juicioseacerca—dijosentándoseenlagalería. VanNekkrompióelsilencio: —Todoterminarábien,yaloveréis. —Roper tiene razón. La codicia nos ha empujado hasta aquí —dijo el grumete Croocq—.EsuncastigodeDios. —¡Cállate! Elmuchachodiounrespingo. —Sí,capitán.Losiento,pero… MaximilianCroocqeraelmásjovendetodos,sóloteníadieciséisaños,ysehabía enrolado para este viaje porque su padre era capitán de uno de los barcos y todos querían hacer fortuna. Pero había visto morir de mala manera a su padre, cuando habían saqueado la ciudad española de Santa Magdalena, en la Argentina. El botín había sido bueno. Él había visto lo que era un saqueo y había participado en él, atraídoporelolordelasangreylamatanza,ysehabíaodiadoporello.Mástarde, habíavistomoriraotrosamigos,ydeloscincobarcosnoquedabamásqueuno,y ahorateníalaimpresióndesereltripulantemásviejo.—Perdón.Ospidodisculpas. —¿Cuántotiempohacequeestamosentierra,Baccus?—preguntóBlackthorne. —Hoy es el tercer día —dijo Van Nekk—. No recuerdo claramente la llegada, perocuandomedespertéelbarcoestaballenodesalvajes.Muycortesesybastante amables.Nosdieroncomidayagua.Sellevaronalosmuertosyecharonlasanclas. Cuando nos llevaron a tierra, les pedimos que os dejasen con nosotros, pero se negaron. Uno de ellos hablaba un poco el portugués. Dijo que no debíamos preocuparnosporvos,puesestaríaisbienatendido.Despuésnostrajoaquíydijoque tendríamos que esperar a que llegase su capitán. ¿Qué sucederá cuando llegue el daimío? www.lectulandia.com-Página29 —¿Tienealguienuncuchilloounapistola? —No—dijoVanNekkrascándosedistraídamentelacabezallenadepiojos—.Se llevaron nuestra ropa para lavarla y se guardaron las armas. También se guardaron misllaves. —Estonodebepreocuparnos.Todoestácerradoabordo. —Nomegustaquemehayanquitadolasllaves.Meponenervioso.¡Malditasea! Loquedaríaahoraporunacopadecoñac…oporunacerveza. —¡Jesús!Elsamirílocortóenpedazos,¿eh?—murmuróSonk,comohablando consigomismo. —PorelamordeDios,cierraelpico—replicóGinsel—.Sedicesamurai. —Confío en que el cura no venga aquí —dijo Vinck. —Estamos a salvo en las manos del Señor —intervino Van Nekk tratando de mostrarse confiado—. Cuando llegue el daimío nos soltarán. Recobraremos el barco y los cañones. Ya lo veréis. VenderemostodalamercancíayregresaremosaHolanda,ricosysanos,despuésde dar la vuelta al mundo. Los primeros holandeses que habremos dado la vuelta al mundo.Quesevayanalinfiernoloscatólicos,yseacabólacuestión. —No, no se acabó —dijo Vinck—. Los papistas me dan escalofríos. No puedo evitarlo.Ellos,ylosconquistadores.¿Creéisquehabrámuchosporaquí,capitán? —Nolosé.¡Creoquesí!Ojalátuviésemosaquíatodanuestraflota. —¡Pobresbastardos!—dijoVinck—.Almenos,nosotrosestamosvivos. —Con los papistas aquí, y con todos esos paganos iracundos, no daría un maravedípornuestrasvidas. —¡MalditoseaeldíaenquepartídeHolanda!—dijoPieterzoon—¡Malditossean todosloslicores!Sinohubieseestadoborrachocomounacuba,mehabríaquedado enAmsterdamconmimujer. —Maldicetodoloquequieras,Pieterzoon,menosellicor.¡Eslasaviadelavida! Más tarde, los servidores volvieron a traerles comida. Lo de siempre: verduras cocidas y crudas con un poco de vinagre, sopa de pescado y gachas de trigo o de cebada. Todos rechazaron los pedacitos de pescado crudo y pidieron carne y licor. Pero no los comprendieron. Cuando iba a ponerse el sol, Blackthorne se marchó. Estaba cansado de su miedo, de sus odios y de sus obscenidades. Les dijo que volveríadespuésdelamanecer. Habíamuchomovimientoenlastiendasdelascallejas.Encontrósupropiacalley la puerta de su casa. Habían lavado las manchas del suelo y se habían llevado el cadáver.«Casipareceunsueño»,pensó.Lapuertadeljardínseabrióantesdequela tocase. Elviejojardinero,entaparraboapesardequeelvientohabíarefrescadounpoco, seinclinó,ceremonioso. —Konbanwa. www.lectulandia.com-Página30 —Hola—dijoBlackthornesinpensarlo. Subió la escalera y se detuvo al acordarse de las botas. Se las quitó y entró descalzo en la galería y en la casa. Llegó a un pasillo, pero no pudo encontrar su habitación. —¡Onna!—gritó.Aparecióunaanciana. —¿Hai? —¿DóndeestáOnna? Laviejafruncióelceñoyseseñalóasímisma. —¡Oh, por el amor de Dios! —dijo Blackthorne, irritado—. ¿Dónde está mi habitación?¿DóndeestáOnna? Abrió otra puerta corredera. Cuatro japoneses estaban sentados en el suelo, alrededordeunamesabaja,comiendo.Reconocióaunodeelloscomoelhombrede cabellos grises que era el jefe del pueblo y había estado con el cura. Todos se inclinaron. —¡Oh,disculpen!—dijo,ycerrólapuerta—.¡Onna!—gritó. La vieja dudó un momento y le hizo una seña. Él la siguió a otro pasillo. Ella abrió una puerta. Reconoció su habitación por el crucifijo. Las colchas habían sido cuidadosamentepreparadas. —Gracias—dijo,aliviado—.Yahora,busqueaOnna. Lamujersealejó.Blackthornesesentó.Ledolíaelcuerpoylacabeza.Almenos podíahaberunasilla.¿Dóndediabloslasguardaban?Volvióaoírseruidodepasosy entraron tres mujeres: la vieja, una jovencita de cara redonda y la dama de edad madura. Laviejaseñalóalaniña,queparecíaunpocoasustada. —Onna. —No—dijoBlackthornelevantándoseenojadoyseñalandoalamujer—.Esaes Orina, ¿no? ¿Acaso te has olvidado de tu nombre? ¡Onna! Tengo hambre. ¿Puedo comeralgo? Se frotó la barriga, parodiando el ademán de un hambriento. Ellas se miraron. Entonces,lamujerdeedadmaduraseencogiódehombros,dijoalgoquehizoreíra lasotras,seacercóalacamayempezóadesnudarse. Blackthornesequedópasmado. —¿Quéestáshaciendo? —Ishimasho —dijo ella quitándose el cinto y abriendo el quimono. Sus pechos eranflaccidos,ysuvientre,abultado. Estaba claro que iba a meterse en la cama. Él movió la cabeza, le dijo que se vistieseylaasiódeunbrazo,ytodassepusieronahablaryagesticular.Lamujer empezóaenfadarse. Perocesóelparloteoytodasseinclinaronalllegareljefesilenciosamenteporel www.lectulandia.com-Página31 pasillo. —¿Nanda?¿Nanda?—preguntó. Laviejaleexplicóloquepasaba. —¿Quieresaesamujer?—preguntóél,conincredulidad,enunportuguésapenas comprensible. —No,¡claroqueno!SóloqueríaqueOnnametrajeseunpocodecomida. —Onnasignifica«mujer».¿TúquererOnna? Blackthornemoviócansadamentelacabeza. —No.No,gracias.Meequivoqué.Losiento.¿Cómosellama? —SunombreesHaku—dijoelhombre. —PerdonaHaku-san.Creíaquetellamabasonna. ElhombreseloexplicóaHaku,lacualnopareciónadacomplacida.Peroélle dijoalgomás,ytodassemarcharon. —Gracias—dijoBlackthorne,furiosoporsupropiaestupidez. —Estasermicasa.Minombre,Mura. —Mura-san.Elmío,Blackthorne. —¡Ah!Berr-rakk-fon… Murarepitióvariasveceselnombre,peronoconsiguiópronunciarlobien.Porfin, lodejócorreryobservóalcolosoqueteníadelante.Eraelprimerbárbaroquehabía visto,apartedelpadreSebastiãoydelosotroscuras,hacíamuchosaños.«Perolos curastienenelpeloylosojosnegrosysondeestaturanormal—pensó—.Encambio, esehombretieneloscabellosylabarbadeoroylosojosazules,ysupielespálida dondeestácubiertayrojadondeestáexpuesta.¡Asombroso!Yopensabaquetodos loshombresteníancabellosnegrosyojosnegros.Nosotroslostenemos.Yloschinos lostienen,y,¿noesChinatodoelmundo,salvolatierrameridionaldelosbárbaros portugueses? ¡Asombroso! ¿Y por qué odia tanto el padre Sebastião a ese hombre? ¿Porque adora a Satanás? Yo no lo creo, porque el padre Sebastião podría echar al diablosiquisiera.¡Uf!Nuncavitanenojadoalbuenpadre.Nunca.¡Asombroso!.» ¿SeríanlosojosazulesyloscabellosdeorolamarcadeSatanás? Mura miró a Blackthorne y recordó que había tratado de interrogarlo a bordo y que cuando el capitán se había desmayado había decidido traerlo a su propia casa, porqueeraeljefeymerecíaunaconsideraciónespecial.Lohabíantendidosobrela colchaylohabíandesnudado,connopocacuriosidad. Después lo habían lavado y él había continuado inconsciente. El médico consideróimprudentebañarloantesdequesedespertara. —Debemos recordar, Mura-san, que no sabemos cuál es el verdadero estado de esebárbaro—habíadichoprudentemente—.Losiento,peropodríamosmatarlopor equivocación.Saltaalavistaquehallegadoallímitedesusfuerzas.Debemostener paciencia. www.lectulandia.com-Página32 —Pero,¿ylasliendresdesuscabellos?—habíapreguntadoMura. —Demomento,tendránquequedarsedondeestán.Tengoentendidoquetodoslos bárbaroslastienen.Losiento,peroteaconsejoquetengaspaciencia. —¿Nocreesquealmenospodríamoslavarlelacabeza?—habíadichosumujer —. Tendremos mucho cuidado. Estoy segura de que la Señora bendecirá nuestros pobresesfuerzos.Serábuenoparaelbárbaroyparalalimpiezadenuestracasa. —De acuerdo, puedes lavarle la cabeza —había dicho su madre zanjando la cuestión. Mura miró a Blackthorne y recordó lo que le había dicho el sacerdote de los piratas adoradores de Satán. «Que Dios Padre nos libre de todo mal —pensó—. Si hubiese sabido que era un hombre terrible, no lo habría traído a mi casa. Pero no. Tienesobligacióndetratarlocomoauninvitadoespecial,mientrasOmi-sannodiga locontrario.Sinembargo,fuistemuyprudentealavisarinmediatamentealcuraya Omi-san. Muy prudente. Has protegido el pueblo y te has protegido a tí mismo y, comojefedeaquél,ereselúnicoresponsable.Sí,yOmi-santeharáresponsabledela muertedeestamañanaydelaimpertinenciadelhombre,yconrazón.» —Noseasestúpido,Tamazaki.Ponesenentredichoelbuennombredelpueblo, ¡neh?—habíadichodocenasdevecesasuamigoelpecador—.Noseasintolerante. Omi-san no tiene más remedio que burlarse de los cristianos. Si nuestro daimío detestaaloscristianos,¿quépuedehacerOmi-san? —Nada, Mura-san, lo sé —le había respondido siempre Tamazaki—. Pero los budistasdeberíansermástolerantes,¿neh?¿AcasonosonambosbudistasZen? El budismo Zen era una secta muy rígida. Predicaba la autodisciplina y la meditaciónparaencontrarlaLuz.Lamayoríadelossamuraispertenecíanalbudismo Zenporqueparecíaadecuado,inclusohechoexprofeso,paralosorgullososguerreros quenotemíanlamuerte. —Sí,elbudismoenseñalatolerancia.Pero,¿cuántasvecestengoquedecirteque ellossonsamuraisyqueestamosenIzú,noenKiusiu,yque,aunqueestuviésemos enKiusiu,túseríassiempreelequivocado?¿Neh? —Sí.Porfavor,discúlpame.Séquehagomal.Pero,aveces,sientoquenopuedo vivirconlavergüenzaquemeroepordentro,cuandoOmi-saninsultaalaverdadera fe. Yahora,Tamazaki,estásmuertoporqueasíloquisiste,porqueinsultasteaOmisan al no inclinarte ante él, sólo porque dijo «…ese maloliente sacerdote de la religiónextranjera».Siendoasíqueelsacerdotehuelemalyquelaverdaderafees extranjera. ¡Mi pobre amigo! Esa fe no alimentará ahora a tu familia ni borrará la manchademipueblo. ¡Oh,Virgensanta,bendiceamiviejoamigoyconcédelelagloriaentuCielo! «Omi-san me creará muchas dificultades —se dijo Mura—. Y por si esto fuera www.lectulandia.com-Página33 poco,ahoravendránuestrodaimío.» Siempre le acometía una terrible angustia cuando pensaba en su señor feudal, Kasigi Yabú, daimío de Izú, tío de Omi, y en su crueldad y su falta de sentido del honor,quehacíanquerobaseatodoslospuebloslapartequelescorrespondíaenla pescayenlascosechas. —Cuandoestallelaguerra—sepreguntóMura—,¿porquiénseinclinaráYabú, porelseñorIshidooporelseñorToranaga?Estamosatrapadosentregigantesyen lasgarrasdelosdos. Al Norte, Toranaga, el más grande general viviente, señor de Kwanto, de las OchoProvincias,eldaimíomásimportantedelpaís,generalenjefedelosEjércitos delEste,alOeste,losdominiosdeIshido,señordelcastillodeOsaka,conquistador deCorea,ProtectordelHeredero,generalenjefedelosEjércitosdelOeste.Yhacia el Norte, el Tokaido, la Gran Carretera de la Costa que enlaza Yedo, la capital de Toranaga,conOsaka,lacapitaldeIshido,trescientasmillasquehabránderecorrer suslegiones. ¿Quiénganarálaguerra? Ningunodelosdos. Porque su guerra envolverá de nuevo a todo el Imperio, y se desharán las alianzas, y las provincias lucharán contra las provincias y los pueblos contra los pueblos, igual que siempre. Salvo en los últimos diez años. Pues, increíblemente, habíahabido,enlosdiezúltimosaños,porprimeravezenlaHistoria,unaausencia deguerrasalaquellamabanpazentodoelImperio. «Meempezabaagustarlapaz—pensóMura—.Peroelhombrequehizolapaz hamuerto.Elcampesinosoldadoquesehabíaconvertidoensamurai,ydespuésen general, y después en el general más grande, y por último en el Taiko, el absoluto señorProtectordelJapón,murióhaceunaño,ysuhijodesieteañosesdemasiado jovenparaheredarelpodersupremo.Lociertoesqueestamostodosatrapadosyque prontollegarálaguerra.SóloYabúdecidiráporquiéntendremosqueluchar.» Mura volvió a prestar atención al bárbaro pirata que tenía delante. «Eres un diablo, enviado para fastidiarnos —pensó—. Desde que llegaste, sólo nos has causadopreocupaciones.¿Porquénoelegisteotropueblo?.» —¿Capitán-sanquiereonna?—preguntó,solícito. Porindicaciónsuya,elconsejodelpueblohabíatomadomedidasparasatisfacer las necesidades físicas de los otros bárbaros, tanto por cortesía como para tenerlos ocupadoshastaquellegasenlasautoridades. —¿Onna?—repitiópresumiendoquesuofrecimientoseríadelagradodelpiratay habiendohechoyapreparativosalrespecto. —¡No! —Lo único que quería Blackthorne era dormir. Pero como sabía que necesitabaatraerseaaquelhombre,señalóelcrucifijo.—¿Erescristiano? www.lectulandia.com-Página34 —Cristiano—dijoMuraasintiendoconlacabeza. —Yotambiénsoycristiano. Elpadredecirqueno.Nocristiano. —Soycristiano.Nocatólico,perosícristiano. Mura no lo entendió. Y Blackthorne no pudo hacérselo comprender, a pesar de susesfuerzos. —¿Quieresonna? —¿Cuándovendráeldaimío? —Daimíovienecuandoviene—dijoMuraencogiéndosedehombros—.Duerme. Peroprimerolavar,porfavor. —¿Qué? —Lavar.Baño,porfavor. —Nocomprendo. Muraseacercómásaélyfrunciólanarizcondesagrado. —Olermal.Comotodosportugueses.Baño.Estacasa,limpia. —Me bañaré cuando quiera, ¡y no huelo mal! —dijo Blackthorne, enojado—. Todoelmundosabequelosbañossonpeligrosos.¿Quieresquemedéunadiarrea? ¿Teimaginasquesoyestúpido?¡Lárgatedeaquíydéjamedormir! —¡Baño! —ordenó Mura, sorprendido por la furia del bárbaro y por su mala educación. No sólo el bárbaro apestaba, sino que no se había bañado bien desde hacía tres días,queélsupiera,ylacortesanasenegaríaaacostarseconélpormuyelevadoque fuese el precio. «¡Esos horribles extranjeros! —pensó—. Sus sucias costumbres causanasombro.Noimporta.Yorespondodeti.Teenseñarébuenosmodales.» —¡Baño!—repitió. —Lárgate de una vez si no quieres que te haga pedazos —gritó Blackthorne despidiéndoleconungestobrusco. Hubounapausamomentáneayentoncesentraronlosotrostresjaponesesytres delasmujeres.MuralesexplicóenpocaspalabrasloquepasabaydijoaBlackthorne conuntonorotundo: —Baño.Porfavor. —¡Fuera! Muraavanzósoloenlaestancia.Blackthornealargóelbrazo,noconintenciónde pegaralhombre,sinosólodeempujarlo.Depronto,lanzóungritodedolor.Murale había golpeado el codo con el canto de la mano y el brazo de Blackthorne pendía momentáneamenteparalizado.Elcapitáncargó,furioso.Perolahabitaciónempezóa darvueltasyBlackthorneseencontródebrucesenelsuelo.Sentíaundoloragudoen laespaldaynopodíamoverse. —PorDiosque… www.lectulandia.com-Página35 Tratódelevantarse,perolaspiernasnoleobedecieron.Entonces,Muraalargóun pequeñoperoaceradodedoytocóuncentronerviosodelcuellodeBlackthorne.Otro doloragudísimo. —¡Jesús…! —¿Baño?Porfavor. —Sí…, sí… —jadeó Blackthorne, en medio de su malestar, pasmado de haber sidodominadotanfácilmenteporaquelhombrecito. Hacía años, Mura había aprendido las artes del judo y del karate, así como a luchar con el sable y la lanza. Esto había sido cuando era guerrero y combatía por Nakamura, el campesino general, el Taiko —mucho antes de que fuese el Taiko—, cuandoloscampesinospodíansersamuraisylossamuraispodíansercampesinos,o artesanos o incluso viles mercaderes, y convertirse de nuevo en guerreros. «Es extraño—pensóMuramientrascontemplabaalgigantecaído—.Loprimeroquehizo el Taiko al asumir el poder fue ordenar a todos los campesinos que dejaran de ser soldados y entregaran todas las armas.» El Taiko había establecido también el inmutable sistema de castas que hoy regía en todo el Imperio. El primer lugar, los samurais, debajo de éstos, los campesinos, después, los artesanos, después, los mercaderes, seguidos de los cómicos, los parias y los bandidos, y por último, en el peldañomásbajodelaescala,loseta,losinfrahumanos,queeranlosenterradores, los curtidores y también los verdugos y los mutiladores públicos. Desde luego, los bárbarosnofigurabansiquieraenestaescala. —Porfavor,disculpar,Capitán-san—dijoMurainclinándose,peroavergonzado delafaltadedignidaddelbárbaro,quegemíaenelsuelocomounniño. «Meprovocastedeunmodoirracional,inclusoparaunbárbaro—pensó—.Sí,lo siento mucho, pero he tenido que hacerlo. Además, ha sido por tu bien. Y, en realidad, como los bárbaros no tenéis dignidad, no podéis perderla. Salvo los sacerdotes…quesondistintos.Ciertoquehuelenhorriblemente,peroestánungidos por Dios Padre y por esto tienen mucha dignidad. En cambio, tú eres mentiroso ademásdepirata.¡Ydicesqueerescristiano!Desgraciadamente,estonoteserviráde nada. Nuestro daimío odia la verdadera fe y odia a los bárbaros, y si los tolera es porque no tiene más remedio. Pero tú no eres portugués ni cristiano. Por consiguiente,noestásprotegidoporlaley,¿neh?Pero,aunqueseashombremuerto,o almenosmutilado,tengoeldeberdeenviartelimpioatudestino.» —¡Bañomuybueno!—dijo. AyudóalosotroshombresatransportaraltodavíaaturdidoBlackthorneatravés delacasa.Después,losacaronaljardín,lollevaronporuncaminitocubiertodelque estaba Mura muy orgulloso y lo introdujeron en la casa del baño. Las mujeres les siguieron. FueunadelasgrandesexperienciasdelavidadeMura,quesabíaquelocontaría www.lectulandia.com-Página36 unayotravezasusincrédulosamigos,frentealasjarrasdesakécaliente,queerael vinonacionaldelJapón.Ysushijoslocontaríanasushijos,yelnombredeMura,el pescador, viviría eternamente en el pueblo de Anjiro, que estaba en la provincia de Izú,enlacostameridionaldelagranisladeHonshú. www.lectulandia.com-Página37 CapítuloII —El daimío, Kasigi Yabú, señor de Izú, quiere saber quién sois, de dónde venís, cómo llegasteis aquí y qué actos de piratería habéis cometido —dijo el padre Sebastião. —Yaoshedichomilvecesquenosomospiratas. LamañanaeraclaraytibiayBlackthorneestabaarrodilladodelantedeltablado, en la plaza del pueblo. «Conserva la calma y haz funcionar el cerebro. Se están juzgando vuestras vidas. Tú eres el portavoz y debes actuar como tal. El jesuíta es vuestro enemigo y el único intérprete disponible, y no hay manera de saber lo que dice,aunquepuedesestarsegurodequenoosayudará…» —Ante todo, decidle al daimío que estamos en guerra y que somos enemigos vuestros —dijo—. Decidle que Inglaterra y los Países Bajos están en guerra con EspañayPortugal. —Os aconsejo que habléis con sencillez y no alteréis los hechos. Los Países BajossonunapequeñaprovinciarebeldedelImperioespañol.Vossoisjefedeunos traidoresquesehanrebeladocontrasulegítimorey. —InglaterraestáenguerraylosPaísesBajossehansepara… Blackthorne se interrumpió, porque el sacerdote ya no le escuchaba y estaba traduciendosuspalabras. El daimío estaba sobre el tablado. Bajo, rechoncho, dominador, cómodamente arrodillado y con los pies doblados debajo del cuerpo, y acompañado de cuatro lugartenientes,entreellosKasigiOmi,susobrinoyvasallo. Muraestabaarrodilladosobreelpolvodelaplaza.Eraelúnicoaldeanopresente, y los únicos mirones eran los cincuenta samurais que habían venido con el daimío. Estabansentadosenhilerasdisciplinadasymudas.Lostripulantesdelbarcoestaban detrásdeBlackthorne,arrodilladoscomoélyvigiladosdecerca.Habíantenidoque traer al capitán general cuando habían ido a buscarles, a pesar de que estaba gravemente enfermo. Le habían permitido tenderse en el suelo, todavía semiconsciente.Blackthorneytodoslosdemáshabíanhechounareverenciaalllegar ante el daimío, pero esto no había bastado. Los samurais los habían obligado a arrodillarseyleshabíanempujadolacabezahastatocarelsuelo,alamaneradelos campesinos. Blackthorne había tratado de resistir y le había gritado al cura que explicasequeéleraeljefeyunemisariodesupaísyquedebíasertratadocomotal. Pero el palo de una lanza le había hecho rodar por el suelo. Sus hombres se dispusieronaatacarimpulsivamente,peroéllesgritóquesedetuviesenysehincasen de rodillas. Afortunadamente, le obedecieron. El daimío había pronunciado unas palabrasguturalesqueelsacerdotetradujocomounainvitaciónadecirlaverdad,y deprisa.Blackthornehabíapedidounasilla,peroelcuralehabíacontestadoquelos www.lectulandia.com-Página38 japonesesnousabansillasyquenohabíaningunaenelJapón. Blackthorneconcentrabasuatenciónenelsacerdotemientraséstehablabaconel daimío,tratandodeencontrarunmododesalirdelatolladero. «Hayarroganciaycrueldadenlacaradeldaimío—pensó—.Apuestoaqueesun verdadero bastardo. El japonés del cura no es fluido. El otro está irritado e impaciente.¿Serácatólicoeldaimío?Apuestoaqueno.¡Cuidado!Entodocaso,no esperes compasión. ¿Cómo puedes manejar a ese maldito bastardo? ¿Cómo desacreditaralcura?Vamos,¡piensa!» —Eldaimíodicequeosdeisprisaencontestar. —Sí,claro.Losiento.MellamoJohnBlackthorne.Soyinglés,capitándelaflota holandesa.ProcedemosdelpuertodeAmsterdam. —¿Flota?¿Quéflota?Estáismintiendo.¿Cómopuedeseruningléscapitándeun barcoholandés? —Cadacosaasutiempo.Traducidprimeroloquehedicho. —¿Porquésoiscapitándeunbuquecorsarioholandés?¡Deprisa! Blackthorne decidió jugar fuerte. Su voz, bruscamente endurecida, vibró en el airetibiodelamañana. —¡Quéva!Primero,traducidloquehedicho.¡Español!¡Ahora! Elsacerdoteenrojeció. —Oshedichoquesoyportugués.Contestadlapregunta. —Estoyaquíparahablarconeldaimío,noconvos.¡Traducidloquehedicho, escoriadeldiablo! Blackthornevioqueelcuraenrojecíaaúnmásyqueestonopasabainadvertidoal daimío. «Ten prudencia —se advirtió él mismo—. No te pases de la raya, o ese bastardoamarilloteharápedazosmásdeprisaqueunabandadadetiburones.» ElpadreSebastiãosabíaquedebíamantenerseimperturbableantelosinsultosdel pirataysuevidenteplandedesacreditarloanteeldaimío.Pero,porprimeravez,se sentía desorientado. Cuando el mensajero de Mura había llevado a su misión de la provincia limítrofe la noticia de la llegada del barco, le habían sobresaltado las implicacionesdelsuceso.Habíapensadoquenopodíaserholandésniinglés.Nunca habíahabidounbarcodeherejesenelPacífico,salvolosdelarchidiabólicocorsario Drake, y éstos no habían llegado a Asia. Las rutas eran secretas y estaban bien guardadas. Inmediatamente, había enviado una nota por paloma mensajera a su superior de Osaka, aunque éste era joven y casi nuevo en el Japón e incapaz de solventaruncasocomoéste.Después,habiacorridoaAnjiroesperandoquelanoticia fuesefalsa.Peroelbarcoeraholandésyelcapitánerainglés,ytodosuodioporlas satánicasherejíasdeLutero,deCalvino,deEnriqueVIIIydelamalvadaIsabel,su hijabastarda,sehabíadesatado.Ytodavíanublabasujuicio. —Sacerdote,traduceloquehadichoelpirata—dijoeldaimío. www.lectulandia.com-Página39 ElpadreSebastiãoseserenóyempezóahablarconmásconfianza. Blackthorneescuchabaatentamentetratandodecaptarpalabrasysignificaciones. Elpadredecía«Inglaterra»y«Blackthorne»yseñalabaelbarcoancladoenlabahía. —¿Cómollegasteisaquí?—dijoelpadreSebastião. —PorelestrechodeMagallanes.Hacecientotreintayseisdíasquepasamospor él.Decidlealdaimío… —Mentís. El estrecho de Magallanes es secreto. Habéis venido por la ruta de África y la India. Y, en definitiva, tendréis que decir la verdad. Aquí emplean la tortura. —Elestrechoerasecreto.Perounportuguésnosvendióunlibroderuta.Unode los vuestros os vendió como Judas. Ahora, todos los barcos de guerra ingleses y holandeses conocen el camino del Pacífico. En este mismo instante, veinte grandes barcos de guerra ingleses y sesenta cañoneras están atacando Manila. Vuestro Imperiohaterminado. —¡Estáismintiendo! BlackthornepensóalmentirquelaúnicamaneradeprobarloerayendoaManila. —¿Anomonowananiomoshitéoru?—preguntó,impaciente,eldaimío. Elsacerdotehablómásdeprisaymásfuerte,ydijo«Magallanes»y«Manila», peroBlackthornepensóqueeldaimíoysuslugartenientesnoparecíanentendergran cosa. Yabú se estaba cansando del juicio. Miró hacia el puerto, al barco que le tenía obsesionadodesdeelmomentoenquehabíarecibidoelmensajesecretodeOmiyse preguntódenuevosiseríaelregalodelosdiosesqueesperaba. —¿Hasinspeccionadoelcargamento,Omi-san?—habíapreguntadoestamisma mañana,alllegar,llenodebarroymuycansado. —No, señor. Pensé que era mejor sellar el barco hasta que llegaras, pero las bodegas están llenas de cestas y de fardos. Creí obrar correctamente. Confisqué las llaves,yaquíestán. —Muybien. YabúhabíavenidodeYedo,capitaldeToranoga,situadaamásdecienmillasde distancia, quemando etapas, furtivamente y con gran riesgo para su persona, y deseabavolverloantesposible.Elviajehabíaduradocasidosdías. —Iréinmediatamentealbarco. —Deberíasveralosextranjeros,señor—habíadichoOmiconunacarcajada—. Son algo increíble. La mayoría de ellos tienen los ojos azules como los gatos siamesesyloscabellosdeoro.Perolomásinteresanteesquesonpiratas… Omilehabíahabladodelcuraydeloqueéstehabíadichodeloscorsarios,yde loquehabíadichoelpirataydetodoloquehabíasucedido.Envistadeello,Yabúse habíabañadoysehabíacambiadoderopaordenandoquellevaranlosbárbarosasu www.lectulandia.com-Página40 presencia. —Escucha, sacerdote —dijo bruscamente, casi incapaz de comprender el mal japonésdelcura—.¿Porquéestátanfuriosocontigo? —Esmalo.Pirata.Adoradordeldiablo. YabúseinclinóhaciaOmi,queestabaasuizquierda. —¿Entiendesloqueestádiciendo,sobrino?¿Acasomiente?¿Quéteparece? —Nolosé,señor.¿Quiénsabeloquecreenrealmentelosbárbaros?Supongoque elsacerdotepiensaqueelpirataadoraaldiablo.Desdeluego,todosontonterías. Yabú se volvió al cura. Le habría gustado crucificarlo en seguida y borrar el cristianismodesusdominiosdeunavezparasiempre.Peronopodíahacerlo.Aunque élylosotrosdaimíosgozabandetodoelpoderensusdominios,estabansometidosa la suprema autoridad del Consejo de Regencia y a los decretos promulgados por el Taiko antes de su muerte y que conservaban plena fuerza legal. Uno de éstos, promulgadohacíaaños,sereferíaalosbárbarosportuguesesyordenabaqueseles protegieseyque,dentrodelorazonable,setolerarasureligiónysepermitieseasus sacerdotespredicaryconvertir. —Escucha,sacerdote.¿Quémástehadichoelpirata?¡Deprisa!¿Tehascomido lalengua? —El pirata dice cosas malas. Malas. Sobre más barcos de guerra piratas… Muchos. —«Barcospiratasdeguerra»,notienesentido,¿neh? —PiratadiceotrosbarcosdeguerraenManila. —Omi-san,¿entiendesalgodeloqueestádiciendo? —No,señor.Suacentoeshorrible,escasiunajerigonza.Parecequedicequehay másbarcospiratasalestedelJapón. —¡Oye,sacerdote!¿Estánesosbarcospiratasfrenteanuestrascostas?¿AlEste? ¡Habla! —Sí,señor.Perocreoquemiente.DiceenManila. —Noteentiendo.¿DóndeestáManila? —AlEste.Muchosdíasdeviaje. —Si algún barco pirata llega hasta aquí, le daremos una agradable bienvenida, dondequieraqueestéManila. —Perdón,peronoentiendo… —Lomismoda—dijoYabú,agotadasupaciencia. Había decidido ya que los extranjeros tenían que morir y le gustaba la perspectiva.Evidentemente,aquelloshombresnoestabancomprendidoseneldecreto delTaiko,quesólosereferíaalos«bárbarosportugueses»y,además,eranpiratas.Él habíaodiadosiemprealosbárbarosysesentíaavergonzado,comotodoslosdaimíos, porlafuerzaquehabíanadquiridoenelPaísdelosDioses.Comoexistíadesdehacía www.lectulandia.com-Página41 siglos un estado de guerra entre China y el Japón, China no permitía el comercio. Pero, hacía unos sesenta años, habían llegado los bárbaros. El emperador chino de PekínleshabíaotorgadounapequeñabasepermanenteenMacaoyellossehabían avenidoatrocarsedaporplata.ComolaplataabundabaenelJapón,prontofloreció elcomercioyprosperaronambospaíses.Losmediadores,osealosportugueses,se hicieron ricos, y sus sacerdotes, jesuítas en su mayoría, fueron muy pronto un elementovitaldelcomercioporqueaprendieronahablarelchinoyeljaponés.Ahora, elgirocomercialeraenormeeinteresabaatodoslossamurais,porloqueteníanque toleraralossacerdotes.Además,habíaunnúmeroimportantededaimíoscristianosy muchos cientos de miles de conversos, la mayoría de ellos en Kiusiu, la isla meridional más próxima a China y en la que se hallaba el puerto portugués de Nagasaki.«Sí—pensóYabú—,debemostoleraralossacerdotesyalosportugueses, pero no a esos bárbaros, a esos hombres inverosímiles de cabellos de oro y ojos azules.»Suexcitacióncreció.Porfinpodríasatisfacersucuriosidaddevercómose enfrentaban los bárbaros con la muerte si se les sometía a tormento. Y tenía once hombres,oncemanerasdistintasdematar,parahacerelexperimento.Dijo: —El barco extranjero, no portugués, pirata, queda confiscado con todo su contenido.Todoslospiratassonsentenciadosa… Pero se interrumpió y se quedó boquiabierto al ver que el jefe de los piratas se arrojaba de un salto sobre el sacerdote, le arrancaba el crucifijo del cinto, lo hacía pedazos y gritaba algo con fuerza. Inmediatamente después, el pirata se arrodilló y tocó el suelo con la cabeza, rindiendo pleitesía al daimío mientras los guardias avanzabanconlossablesdesenvainados. —¡Alto! ¡No lo matéis! —gritó Yabú, pasmado de que alguien pudiese tener la impertinencia de actuar con tanta brutalidad delante de él—. ¡Esos bárbaros son incomprensibles! —Sí —dijo Omi mientras bullían mil preguntas en su mente sobre las implicacionesdesemejanteacción. El sacerdote recogió con mano temblorosa la profanada madera y dijo algo al pirata, en voz baja y casi amable. Después, cerró los ojos, cruzó los dedos, y sus labiosempezaronamoverselevemente. —Omi-san—dijoYabú—.Primero,quieroiralbarco.Después,empezaremos. Suvozsehizomáspastosa,alimaginarseladiversiónqueleesperaba. —Quiero empezar con aquel pelirrojo del extremo de la fila, con aquel hombre pequeño. Omiseinclinóybajólaexcitadavoz. —Discúlpeme,peronuncahabíaocurridounacosaasí,señor.¿Noeselcrucifijo susímbolosagrado?¿Nosemuestransiemprerespetuososconsussacerdotes? —Vealgrano. www.lectulandia.com-Página42 —Todos detestamos a los portugueses, señor. Salvo los que se han hecho cristianos,¿neh?Talvezesosbárbarosteseránmásútilesvivosquemuertos. —¿Porqué? —Porque son únicos. ¡Son anticristianos! Quizás un hombre sabio hallaría la manera de emplear su odio o su irreligiosidad en provecho nuestro. Son tuyos y puedes hacer lo que quieras con ellos. Ikawa Jikkyu es cristiano —siguió diciendo, nombrando al odiado enemigo de su tío, uno de los vasallos y aliados de Ishido, asentadojuntoalafronteraoccidental—.¿Noviveallíeseasquerososacerdote?Tal vezesosbárbarospodríandartelallavequeabratodalaprovinciadeIkawa.Talvez ladeIshido.Talvez,incluso,ladelseñorToranaga. YabúestudiólacaradeOmitratandodedescubrirloquehabíadetrás.Después, miróelbarco.Eraindudablequelehabíasidoenviadoporlosdioses.Sí.Pero,¿era unregaloounaplaga? —Deacuerdo—dijo—.Pero,primero,enseñabuenosmodalesaesospiratas.En particular,aél. —¡PorlamuertedelbuenJesús!—murmuróVinck. —Deberíamosrezarunaoración—dijoVanNekk. —Acabamosdehacerlo. Estaban apretujados en un sótano, uno de los muchos que empleaban los pescadoresparaguardarpescadosecadoalsol.Unossamuraisloshabíanconducidoa travésdelaplazayloshabíanhechobajarunaescalera,yahoraestabanencerrados bajotierra.Aquelagujeroteníacincopasosdelargoporcincodeanchoycuatrode profundidad y las paredes del suelo eran de tierra. El techo estaba hecho de tablas cubiertasconunpalmoymediodetierrayconunatrampillaencajadaenellas. —¡Nomepises,monodeldiablo! —¡Cierraelpico,estúpido!—dijoPieterzoon—.Ytú,Vinck,encógeteunpoco, viejodesdentado.Tienesmássitioquelosdemás. —Eselcapitángeneral.Tienetodoelespacio.Dadleunempujón.Despertadlo— dijoMaetsukker. —¿Eh? ¿Qué pasa? Dejadme en paz. Estoy enfermo. Tengo que estar echado. ¿Dóndeestamos? —Vamos, Maetsukker, levántate, por el amor de Dios —dijo Vinck tirando de Maetsukkerysujetándolocontralapared. MaetsukkerperdiólapacienciaydiounpuñetazoenlabarrigaaVinck. —¡Déjameenpazotemataré,bastardo! Vinck se arrojó contra él, pero Blackthorne los agarró a los dos y les golpeó la cabezacontralapared. —Callaostodos—dijoenvozbajaytodosleobedecieron—.Tenemosquehacer turnos.Unosechados,otrossentadosyotrosdepie.Spillbergenestaráechadohasta www.lectulandia.com-Página43 queseencuentremejor.Aquelrincónserálaletrina. Losrepartió,ycuandohubieronformadolosturnoselsitiofuemástolerable. «Tenemos que salir de aquí antes de un día, o nos debilitaremos demasiado — pensó Blackthorne—. Cuando pongan la escalera para traernos comida o agua. Tendráqueserestanocheomañanaporlanoche.¿Porquénoshantraídoaquí?No somosunpeligroparaellos.Ypodemosayudaraldaimío.¿Locomprenderá?Erala única manera de demostrarle que somos enemigos del cura. Este sí que lo comprendió.» —Tal vez Dios perdonará tu sacrilegio —le había dicho en voz baja el padre Sebastião—.Peroyonodescansaréhastaquetúytumalignidadhayáissidoborrados delafazdelatierra. Gotas de sudor resbalaban por sus mejillas y por su mentón. Las enjugó distraídamente, aguzando los oídos como cuando estaba a bordo, durmiendo o vigilando,losuficienteparaoírelpeligroantesdequesemanifestara. «Tenemosquesalirdeaquíyapoderarnosdelbarco.Mepreguntoloqueestará haciendo Felicity. Y los niños. Veamos. Tudor tiene ahora siete años, y Lisbeth… Estamosaunaño,oncemesesyseisdíasdeAmsterdam,alosquehayquesumarlos treintaysietedíasquetardamosenabastecernoseirdesdeChathamhastaallíy,por último, los once días que pasaron desde que nació hasta que embarcamos en Chatham.Estaesexactamentesuedad…,sitodoandabien.Tododebeandarbien, Felicityestarácocinandoycuidandoalosniñosyhaciendolalimpiezaycharlando, mientrasloschicoscrecen,tanfuerteseintrépidoscomosumadre.Megustaríaestar en casa, pasear juntos por la playa y por los bosques y los prados de la bella Inglaterra.» Conlosaños,Blackthornesehabíaacostumbradoapensarenelloscomoenlos personajesdeunacomedia,unagentealaqueseamabayporlaquesesufríasinque lacomediaacabaranunca.Deotromodo,laausenciapesaríademasiado.Casipodía contar los días que había estado en casa en once años de matrimonio. Eran pocos, demasiadopocos.«Esunavidamuyduraparaunamujer»,habíadichoantaño.Yella le había respondido: «Cualquier vida es dura para una mujer.» Ella tenía entonces diecisieteaños,yeraaltaysuscabelloseranlargosysedosos… Susoídosledijeronquedebíaestaralerta. Los hombres estaban sentados o recostados o tratando de dormir. Van Nekk estaba mirando al espacio como los demás. Spillbergen estaba medio despierto, y Blackthornepensóqueaquelhombreeramásvigorosodeloqueparecía. Se hizo un súbito silencio al oír unos pasos sobre sus cabezas. Los pasos se detuvieron.Vocessofocadas,enaquellalenguaásperayextraña.Blackthornecreyó reconocer la voz del samurai… ¿Omi-san? Sí, así se llamaba. Al cabo de un momento,cesaronlasvocesylospasossealejaron. www.lectulandia.com-Página44 —¿Creéisquenosdarándecomer,capitán?—dijoSonk. —Sí. —Nomevendríamaluntrago.¡Cervezafresca,Diosmío!—gimióPieterzoon. —Cállate—dijoVinck—.Mehacessudar. Blackthornesintiósucamisamojada.Yelmalolor.Pensóquelevendríabienun bañoysonriódepronto,recordando. Mura y los otros lo habían llevado aquel día a la cálida habitación y lo habían tendido en un banco de piedra cuando aún tenía embotados los miembros. Las tres mujeres, dirigidas por la arrugada vieja habían empezado a desnudarle. Él había tratadodeimpedírselo,perocadavezquesemovíaunodeloshombreslegolpeaba unnervioylodejabaimpotente,yaunquegritabaymaldecía,siguieronquitándolela ropahastadejarlodesnudo.Noeraqueseavergonzasedeaparecerdesnudodelante deunasmujeres,sinoqueélsedesnudabasiempreenprivado,segúnlacostumbre. Nolegustabaquelodesnudaranadie,ymenosaquellassalvajesindígenas.Pero,que lohiciesenenpúblico,yquelolavarancomoaunreciénnacido,conaguacaliente, jabonosayperfumada,mientrascharlabanysonreíantranquilamente,erademasiado. Perodespuéslohabíatomadoabromaysehabíaechadoareírylosotrossehabían sorprendido de momento, pero habían acabado riéndose con él. Después lo habían sumergido delicadamente en un agua perfumada y tan caliente que al principio no pudo aguantarla, y lo habían sacado jadeando y tendido de nuevo en el banco. Las mujereslohabíansecado,yentonceshabíaentradounciego.Blackthornenosabíalo que era el masaje. Al principio, había tratado de rechazar aquellos dedos inquietos, pero después su magia lo había seducido y a punto estuvo de ronronear como los gatos cuando los dedos descubrieron los nudos e hicieron fluir la sangre o el elixir quecorríapordebajodelapiel,delosmúsculosydelostendones. Despuéslohabíanllevadoalacama,extrañamentedébil,medioadormilado,yla niñaestabaallí.Élnolehabíapreguntadosunombre,yporlamañana,cuandoMura, inquietoymuyasustado,lohabíadespertado,ellasehabíamarchadoya. Blackthornesuspiróypensóquelavidaeramaravillosa. Enelsótano,Spillbergenvolvíaamostrarsebelicoso.Maetsukkerseacariciabala cabeza y gemía, no de dolor, sino de miedo. El grumete Croocq estaba a punto de perdereljuicio,yJanRoperdijo: —¿Hayalgoparasonreír,capitán? —¡Vetealinfierno! —Con el debido respeto, capitán —dijo Van Nekk, cuidadosamente, pero haciéndoseecodeloquepensabantodos—,fuemuyimprudenteatacaralsacerdote enpresenciadelmalditobastardoamarillo. Ytodosconvinieronrespetuosamentequehabíasidounaimprudencia. —Sinolohubieseishecho,nonosencontraríamosmetidosenestelío. www.lectulandia.com-Página45 —Todoloquehayquehacer—dijoVanNekksinacercarseaBlackthorne—es tocar el suelo con la frente, cuando el señor bastardo anda por ahí. Entonces se vuelvenmansoscomocorderos. Blackthornenorespondió.Aumentólatensión. —Sí, fue peligroso, capitán —dijo Spillbergen—. Pasadme un poco de agua… Ahora,losjesuítasnonosdejaránenpaz. —Tendríais que haberle retorcido el cuello, capitán —dijo Jan Roper—. Los jesuitasnonosdejaránenpazenningúncaso.Sonunospiojososynosotrosestamos enestesucioagujeroporcastigodeDios. —Tonterías,Roper—dijoSpillbergen—.Estamosaquípor… —¡Es un castigo de Dios! Teníamos que haber quemado todas las iglesias de SantaMagdalenaynosolamentedos. Spillbergendioundébilmanotazoaunamosca. —Lastropasespañolasseestabanreagrupandoyestábamosenunaproporciónde unoaquince…Dadmeunpocodeagua…Saqueamoslaciudad,nosapoderamosdel botínylospusimosdenaricesenelpolvo.Sinoshubiésemosquedado,noshabrían matado… Por el amor de Dios, que alguien me dé un poco de agua… Todos estaríamosmuertos,sinonoshubiésemosretirado. —¿QuéimportaestocuandosetratadelaobradeDios?—dijoVanNekkconun tonoapaciguador,puesRopereraunhombrebueno,aunquefanáticoyunmercader listo,hijodesusocio—.Talvezpodremosdemostraralosindígenasqueestánenun erroralseguiralospapistas.Talvezpodremosconvertirlosalaverdaderafe. —Está bien —dijo Spillbergen que aún se sentía débil, pero que estaba recobrando sus fuerzas—. Creo que habríais debido consultar a Baccus, capitán. Él sabeparlamentarconlossalvajes.Pasadmeelagua. —Nohayagua,Paulus—contestóVanNekk,cadavezmásdesolado—.Nonos handadoaguanicomida.Nisiquieratenemosunorinal. —¡Pues pedidlo! Y un poco de agua. ¡Qué sed tengo, Dios mío! ¡Pedid agua! ¡Tú! —¿Yo?—exclamóVinck. —Sí,tú. Vinck miró a Blackthorne, pero éste sólo dirigió una mirada distraída a la trampilla.Envistadeello,Vincksesituódebajodelaaberturaygritó. —¡Eh,losdearriba!¡Dadnosagua!¡Queremoscomidayagua! Nohuborespuesta.Volvióagritar.Nada.Gradualmente,sefueronsumandotodos algriterío.Todos,menosBlackthorne. Porfinseabriólatrampilla.Omilesmiródesdearriba.Muraestabajuntoaél.Y elsacerdote. —¡Agua!¡Ycomida,porelamordeDios!¡Sacadnosdeaquí! www.lectulandia.com-Página46 Ytodossepusieronagritarotravez. OmihizounaseñaaMura,queasintióconlacabezaysealejó.Alcabodeun momento, Mura volvió con otro pescador llevando entre los dos un gran barril. Vaciaronsucontenido,restospodridosdepescadoyaguademar,sobrelascabezas delosprisioneros. Loshombresdelahoyaseapartarontratandodelibrarsedeaquellalluvia,pero no todos lo consiguieron. Spillbergen jadeaba, a punto de ahogarse. Algunos resbalaron y fueron pisoteados por los otros. Blackthorne no se había movido del rincón.MirófijamenteaOmi.¡Cómoloodiaba! Entonces,Omiempezóahablar,yelcuratradujonerviosamentesuspalabras: —Estas son las órdenes de Kasigi Omi. Os comportaréis correctamente. Si volvéisaarmarruido,severteráncincobarrilesenesteagujero.Diez,veinte.Seos darácomidayaguadosvecesaldía.Cuandoaprendáisaportarosbien,volveréisal mundo de los hombres. El señor Yabú os perdona magnánimamente la vida si le servísconlealtad.Atodos,menosauno.Unotienequemoriralatardecer.Vosotros loescogeréis.Perovos—señalandoaBlackthorne—,nopodéisserelelegido. Dicho esto respiró profundamente, hizo una media reverencia al samurai y se apartó. Latrampillasecerródegolpe. www.lectulandia.com-Página47 CapítuloIII Yabú hallábase en su baño caliente, más satisfecho y confiado de lo que se había sentidoensuvida.Elbarcohabíareveladosuriquezayestariquezaledabaunpoder quenuncahabíasoñado. —Quieroquetodoseadesembarcadomañana—habíadicho—.Volvedaguardar losmosquetesensuscajas.Disimuladlotodoconredesosacos. Quinientos mosquetes, pensó entusiasmado. Con más pólvora y proyectiles que losqueteníaToranagaenlasOchoProvincias.Yveintecañones,cincomilbalasde cañónyabundanciadepertrechos.Tododelamejorcalidadeuropea. —Tú, Mura, reclutarás los porteadores. Igurashi-san, quiero que todo ese armamento, incluidos los cañones, sea transportado en secreto a mi castillo de Mishima.Túseráselresponsable. CuandolosportugueseshabíandescubiertoelJapón,en1542,habíanintroducido allí los mosquetes y la pólvora. Al cabo de dieciocho meses, los japoneses ya los fabricaban.Sucalidaderamuyinferioraladesusequivalenteseuropeos,peroesto importabapocoporquelasarmasdefuegoeranconsideradasúnicamentecomouna novedadydurantemuchotiempofueronutilizadassolamenteparalacaza.También, y muy importante, la guerra era casi ritual en el Japón. Se combatía mano a mano, individualmente,yelsableeraelarmamásdigna.Elusodelasarmasdefuegose considerabadeshonrosoyabsolutamentecontrarioalcódigodelsamurai,elbushido, el Camino del Guerrero, que obligaba a los samurais a luchar, vivir y morir con honor. Desdehacíaaños,Yabúteníaunateoríasecreta.«Alfin—pensóentusiasmado— podré desarrollarla y ponerla en práctica.» Quinientos samurais armados con mosquetes,peroformadoscomounaunidad,serviríandepuntadelanzaasusveinte mil soldados convencionales, apoyados por veinte cañones manejados por hombres especiales, también adiestrados como una unidad. ¡Una nueva estrategia para una nuevaera!Enlapróximaguerra,loscañonesseríandecisivos. ¿Yelbushido?—lepreguntabanlassombrasdesusantepasados. ¿Yelbushido?—lesreplicabaél.Ynuncalerespondían. Jamás, en sus sueños más exaltados, había creído posible que llegase a tener quinientos mosquetes. Y ahora los tenía de balde y sólo él sabía cómo emplearlos. Pero,¿porquébandoseinclinaría?¿PorToranagaoporIshido?¿Oleconveníamás esperar…yserendefinitivaeltriunfador? —Igurashi-san,viajarásdenocheyconabsolutareserva. —Sí,señor. —Estodebepermanecersecreto,Mura,sinoquieresqueelpuebloseaarrasado. —No diremos nada, señor. Respondo de mi pueblo. Pero no del viaje ni de los www.lectulandia.com-Página48 otrospueblos.¿Cómosaberdóndehayespías? Después, Yabú había registrado la cámara fuerte. Contenía el presunto botín de los piratas: bandejas, copas, candelabros y ornamentos de oro y de plata y algunas pinturas religiosas en ricos marcos. En una arca, había vestidos de mujer minuciosamentebordadosconhilodeoroypiedrasdecolores. —Haréfundirlaplatayeloroenlingotesylosdepositaréeneltesoro—había dichoZukimoto,hombrepulcroypedante,cuarentón,yquenoerasamurai. Habíasidosacerdotebudista,perosumonasteriohabíasidoarrasadoporelTaiko. Zukimotosehabíalibradodelamuertegraciasalsobornoysehabíaconvertidoen buhoneroydespuésenunpequeñomercaderdearroz.Diezañosatrás,habíaentrado alserviciodeYabúyahoraleeraindispensable. —Encuantoalasropas,talvezelhilodeoroylasgemastenganvalor—siguió diciendo—.Contupermiso,loenviaréaNagasakicontodolodemásquesepueda aprovechar.ElpuertodeNagasaki,enlacostasurdelaislameridionaldeKiusiues eldepósitolegalycentrocomercialdelosportugueses.Losbárbarospuedenpagar bienestaschucherías.Yaquíhayalgomásquetegustará,señor. Zukimotohabíaabiertoelcofrefuerte,queconteníaveintemilmonedasdeplata. Doblonesespañolesdelamejorcalidad. Tres días antes Yabú estaba en Yedo, capital de Toranaga. El mensaje de Omi había llegado al anochecer. Evidentemente, había que registrar inmediatamente el barco,peroToranagaestabatodavíaenOsakaparaunaconfrontacióndefinitivacon elseñorgeneralIshidoyhabíadichoaYabúyatodoslosdaimíosvecinosyamigos queesperasensuregreso.Estaindicaciónnopodíaserrechazadasinexponersealos peoresresultados.Enrealidad,ellosysusfamiliaseranrehenesquegarantizabanel regresodeToranaga,sanoysalvo,delainexpugnablefortalezaenemigadeOsaka, donde se celebraba la reunión. Toranaga era presidente del Consejo de Regencia. Había cinco regentes, todos eminentes daimíos, pero sólo Toranaga e Ishido tenían verdaderopoder. Yabú había sopesado cuidadosamente las razones para ir a Anjiro, los peligros inherentes y las ventajas de quedarse. Después había llamado a su esposa y a su consortefavorita.Unaconsorteeraunaamanteoficialylegal.Unhombrepodíatener todaslasconsortesquequisiera,perosólounaesposa. —MisobrinoOmiacabadeenviarmeunmensajesecretosegúnelcualunbarco bárbarohallegadoaAnjiro. —¿UnodelosBarcosNegros?—habíapreguntadosuesposa,muyexcitada. Eran éstos unos barcos comerciales enormes e increíblemente ricos que, anualmente y en la época del monzón, navegaban entre Nagasaki y la colonia portuguesadeMacao,situadaacasimilmillasalSur,enlaChinacontinental. —No, pero puede llevar riquezas. Partiré inmediatamente. Diréis que he caído www.lectulandia.com-Página49 enfermo y que no se me puede molestar en absoluto. Estaré de regreso dentro de cincodías. —Esto es terriblemente peligroso —le advirtió su esposa—. Alguien puede sospecharlaverdad,pueshayespíasentodaspartes.SiToranagavuelveyseentera de que te has marchado, tu ausencia puede ser mal interpretada. Y tus enemigos influiránparaquesevuelvacontrati. —Sí—dijolaconsorte—.Tuesposatienerazón.ElseñorToranaganuncacreería quelohasdesobedecidosólopararegistrarunbarcobárbaro.Porfavor,envíaaotro. —Peroéstenoesunbuquebárbarocorriente.Noesportugués.Omidicequees deotropaís.Sushombreshablanotralenguaentreellos,ytienenlosojosazulesylos cabellosdeoro. —Omi-sansehavueltoloco.Ohabebidodemasiadosaké—dijosuesposa. —Esunasuntodemasiadoimportanteparatomarloabroma. Suesposasehabíainclinadopidiendodisculpasyhabíadichoqueélteníarazón al reprenderla, pero que no había hablado en broma. Era una mujer menuda y delgada,diezañosmayorqueélyquelehabíadadoochohijosenochoaños,hasta que su vientre se había secado. De estos hijos, cinco habían sido varones. Tres se habían hecho guerreros y habían muerto valientemente en la guerra contra China. Otro era sacerdote budista, y el último, que tenía diecinueve años, era despreciado porsupadre. Laesposa,Yuriko,eralaúnicamujeraquienéltemíayrespetaba.Gobernabala casaconunlátigodeseda. —Discúlpameunavezmás—dijo—.¿ExaminóOmi-sanelcargamento? —No, no lo examinó, Yuriko-san. Dice que lo selló inmediatamente, precisamenteportratarsedealgotanraro.Tambiéndicequeesunbarcodeguerra. Conveintecañonesencubierta. —Entonces,alguientienequeirenseguida. —Iréyomismo. —Piénsalobien,porfavor.EnvíaaMizuno.Tuhermanoesastutoyprudente.Te suplicoquenovayas. —Mizunoesdébilynomerececonfianza. —Entonces, ordénale que se haga el harakiri y acaba con él de una vez —dijo ella,convozdura. —Másadelante,noahora—replicóYabú. —PuesenvíaaZukimoto.Enélsípuedesconfiar. —Si Toranaga no hubiese ordenado que todas las esposas y consortes permaneciesentambiénaquí,teenviaríaati.Peroseríademasiadoarriesgado.Tengo queiryo.Nohaymásremedio. —LasórdenesdeToranagafueronmuyclaras,señor.Sivuelveydescubreque… www.lectulandia.com-Página50 —Sí. Si vuelve, señora. Todavía creo que se metió en una trampa. Ishido tiene ochenta mil samurais dentro y alrededor del castillo de Osaka. Fue una locura presentarseallíconsólounoscentenaresdehombres.SiyofueseIshidoylotuviera enmismanoslomataríainmediatamente. —Sí—repusoYuriko—.PerolamadredelHerederoestátambiéncomorehénen YedohastaelregresodeToranaga.ElgeneralIshidonoseatreveráatocaraToranaga hastaqueellaestésanaysalvaenOsaka. —Yolomataría.PocoimportaqueOchiba,laseñora,vivaomuera.ElHeredero está a salvo en Osaka. Con Toranaga muerto, la sucesión es segura. Toranaga es la única amenaza real para el Heredero, el único que puede valerse del Consejo de RegenciaparausurparelpoderdeTaikoymataralniño. —Perdona, señor, pero tal vez el general Ishido pueda atraerse a los otros regentesyacusaraToranaga,locualsignificaríaelfindeéste,¿neh? —Sí, señora. Si Ishido pudiera hacerlo lo haría, pero no creo que pueda, como tampoco puede Toranaga. El Taiko eligió sabiamente los cinco regentes. Se despreciantantolosunosalosotrosqueescasiimposiblequesepongandeacuerdo enalgo.NadapuederealmentecambiarhastaqueheredeYaemón. —Pero un día, señor, cuatro regentes pueden juntarse contra uno, por envidia, miedooambición,¿neh?LoscuatropuedenretorcerlasórdenesdelTaikolobastante parairalaguerra,¿neh? —Sí,peroseráunaguerrapequeña,yelunoserásiemprederrotadoysustierras repartidasentrelosvencedores,loscualestendránquenombrarelquintoregente,y coneltiempovolveránasercuatrocontrauno,yelunoseráderrotadoyperderásus tierras…,talcomoloplaneóelTaiko.Elúnicoproblemaestáensaberquiénseráel unoestavez:IshidooToranaga. —SeráToranagaquiensequedesolo. —¿Porqué? —Losotroslotemendemasiado,porquetodossabenque,ensecreto,quiereser Shogún,pormuchoquedigalocontrario. ShogúneraelrangosupremoquepodíaalcanzarunmortalenelJapón.Shogún significaba Dictador Militar Supremo. Sólo un daimío podía ser Shogún en un momentodado,ysóloSuAltezaImperialelEmperadorreinante,elHijoDivinodel Cielo,quevivíarecluidoconlaFamiliaImperialenKioto,podíaotorgaraqueltítulo. ElnombramientodeShogúnrepresentabaelpoderabsoluto,elselloyelmandato del Emperador. El Shogún gobernaba en nombre del Emperador. Por consiguiente, cualquierdaimíoqueserebelasecontraelShogúnlohacíaautomáticamentecontrael Trono,erapuestofueradelaleyyseconfiscabansustierras. ElEmperadorreinanteeraadoradocomounadivinidadporquedescendíaenlínea directadeladiosaSol,AmaterasuOmikami,hijadelosdiosesEzanagieIzanamique www.lectulandia.com-Página51 habíanformadolasislasdelJapóndelfirmamento.Porderechodivino,elEmperador reinanteposeíatodaslastierrasygobernabayeraobedecidosindiscusión.Peroenla práctica,hacemásdeseissiglosqueelpoderrealseejercíadetrásdeltrono. Tressiglosanteshabíahabidouncismacuandodosdelastresgrandesfamilias rivalesdesamurais,losMinowara,losFujimotoylosTakashima,habíanapoyadoa dos pretendientes rivales al trono sumiendo al país en una guerra civil. Después de sesentaaños,losMinowaratriunfarondelosTakashima,ylosFujimoto,quehabían permanecidoneutrales,dierontiempoaltiempo. Apartirdeentonces,losshogunesMinowaradominaronenelreino,decretaron hereditarioelshogunadoyempezaronacasaralgunasdesushijasconmiembrosde la familia imperial. El Emperador y toda la Corte imperial permanecían completamente aislados en palacios y jardines amurallados del pequeño enclave de Kioto,casisiempreenlapenuria,ylimitandosusactividadesalaobservacióndelos ritosdelShinto,laantiguareligiónanimistadelJapón,yamenesteresintelectuales talescomolacaligrafía,lapintura,lafilosofíaylapoesía. Con el tiempo, los shogunes Minowara perdieron su poder en provecho de los otros, de los descendientes de los Takashima o de los Fujimoto. Y mientras las guerrascivilesproseguíanalolargodelossiglos,elEmperadordependíacadavez másdeldaimíoqueeralobastantefuerteparaconseguireldominiofísicodeKioto. EncuantoelnuevoconquistadordeKiotohabíaasesinadoalShogúnenelpoderya sus descendientes, juraba fidelidad al trono y suplicaba humildemente al impotente Emperador que le otorgase el cargo vacante del Shogún. Después, igual que sus predecesores,tratabadeextendersurégimenmásalládeKioto,hastaqueera,asu vez, destruido por otro. Los emperadores se casaban, abdicaban o subían al trono, segúnlosantojosdelshogunado.PerolaestirpedelEmperadorreinantepermanecía siempreinvioladaeininterrumpida. ElShogúneratodopoderoso.Hastaqueeraderribado. En los últimos cien años, ningún daimío individual había tenido poder bastante paraconvertirseenShogún.Hacíadoceaños,elcampesinogeneralNakamurahabía tenidoelpoderyhabíaconseguidoelmandatodelemperadorGo-nijo.Peronohabía alcanzado el rango de Shogún, por mucho que lo deseara porque había nacido campesino.Habíatenidoquecontentarseconeltítulocivilmuchomenosimportante de Kwampaku, Primer Consejero, y más tarde, cuando cedió este título a su hijo pequeño,Yaemón,aunconservandotodoelpodercomoerahabitual,coneldeTaiko. Porcostumbrehistórica,sólolosdescendientesdelasantiguasysemidivinasfamilias delosMinowara,losTakashimaylosFujimototeníanderechoalrangodeShogún. TaranagaeradescendientedelosMinowara.LaestirpedeYabúseremontabaa unaramavagaymenordelosTakashima,peroestolebastaríasiundíallegabaal podersupremo. www.lectulandia.com-Página52 —Bueno,señora—dijoYabú—,esciertoqueToranagaquiereserShogún,pero nuncaloconseguirá.Losotrosregenteslodesprecianylotemen.¿Creesqueperderá anteIshido? —Sequedaráaislado,sí.Peroendefinitivanocreoquepierda,señor.Tesuplico que no desobedezcas a Toranaga y que no te marches de Yedo para ver el barco bárbaro por muy raro que lo considere Omi-san. Por favor, envía a Zukimoto a Anjiro. —¿Ysihayorooplataenelbarco?¿SeloconfiaríasaZukimotooacualquiera denuestrosoficiales? —No—habíadichosuesposa. Aquella noche había salido en secreto de Yedo con sólo cincuenta hombres, y ahora era más rico y poderoso de lo que nunca había soñado y tenía unos cautivos singulares, uno de los cuales moriría aquella misma noche. Y el día siguiente, al amanecer,partiríahaciaYedo.Yalanochecer,lasarmasylasmonedasemprenderían suviajesecreto. «¡Lasarmas!—pensóentusiasmado—.Estasarmasymiplanmedaránelpoder necesario para hacer que venza Ishido o Toranaga…, el que yo prefiera. Después, seréregenteensubstitucióndelperdedor.Ydespués,elregentemáspoderoso.¿Por quénoShogún?Sí.Ahora,todoesposible.» Con las veinte mil monedas de plata podía reconstruir el castillo. Y comprar caballosespecialesparalaartillería.Yextenderlareddeespionaje.¿YquédeIkawa Jikkyu? ¿Bastarían mil monedas para sobornar a sus cocineros para que lo envenenasen? EstabaenlacasadeOmi.Seabriólapuertadelcuartodebañoyentróunciego. —MeenvíaKasigiOmi-san,señor.SoySuwo,sumasajista. Eraunhombrealtoymuydelgado,viejoyconelrostrosurcadodearrugas. —Bien. Yabúhabíatenidosiempremiedoalaceguera,peroestemiedoparecíaaumentar elplacerqueleproducíaelmasajedeciego. Podíaverlacicatrizenlasienderechadelhombreyunaprofundadepresióndel cráneodebajodeella.Pensóquedebíadeseruncorteproducidoporunsable.¿Era éstalacausadesuceguera?¿Habíasidosamurai?¿Alserviciodequién?¿Seríaun espía? Yabúsabíaqueelhombrehabíasidominuciosamenteregistradoporsusguardias antesdeentrar.Porconsiguiente,notemíaquellevaseningunaarmaoculta.Ytenía alalcancedelamanosupreciosoylargosable,obradelmaestroarmeroMuramasa. Vio cómo el viejo se quitaba el quimono de algodón y lo colgaba en la percha sin verla. Tenía más cicatrices en el pecho. Su ropa interior estaba muy limpia. Se arrodillóyesperópacientemente. www.lectulandia.com-Página53 Yabú salió del baño y se tendió sobre el banco de piedra. El viejo secó cuidadosamentealdaimío,seuntólasmanosconaceiteperfumadoyempezóafrotar losmúsculosdelcuelloydelaespaldadeYabú. Latensiónempezóamenguarmientraslosvigorososdedosrecorríanelcuerpode Yabúconasombrosahabilidad. —Muybien.Estoestámuybien—dijoYabúalcabodeunrato. —Gracias,Yabú—sama—dijoSuwo. Sama significaba «señor» y era un término de obligada cortesía cuando uno se dirigíaaunsuperior. —¿HacetiempoquesirvesaOmi-san? —Tresaños,señor.Élesmuybuenoparaesteviejo. —¿Yantes? —Ibadepuebloenpueblo.Unosdíasaquí,medioañoallá,comounamariposa llevadaporelsoplodelaprimavera. LavozdeSuwoeratansuavecomosusmanos.Habíacomprendidoqueeldaimío quería hacerle hablar y esperaba la próxima pregunta. Parte de su arte consistía en saber lo que querían de él y cuándo. A veces, se lo decían sus oídos, pero casi siempreeransusdedoslosqueparecíanrevelarelsecretodelamentemasculinao femenina.Ahorasusdedosledecíanquetuvieracuidadoconaquelhombre,queera peligrosoyversátil,queteníaunoscuarentaaños,queeraunbuenjineteyexcelente conelsable.Ytambiénqueteníaelhígadoenfermoyquemoriríaantesdedosaños. Probablementeporculpadelsakéodelosafrodisíacos. —EstásmuyfuerteparatuedadYabú—sama. —Tambiéntú.¿Cuántosañostienes? —Debodetenermásdeochenta…noloséfijo.ServíalseñorYoshiChikitada, abuelo del señor Toranaga, cuando el feudo del clan no era más grande que este pueblo.Estabaenelcampamentoeldíaquefueasesinado. Yabú se esforzó en mantener el cuerpo laxo, pero su mente se puso alerta y empezóaescucharconatención. —Un día triste, Yabú—sama. El asesino fue Obata Hiro, hijo de su aliado más poderoso.TalvezsabrásqueeljovencortólacabezadelseñorChikitadadeunsolo sablazo. Era una hoja Muramasa y de aquí nació la superstición de que todos los sablesMuramasatraenmalasuertealclanYoshi. «¿LodiráporqueyotengounsableMuramasa?—sepreguntóYabú—.Muchos sabenquelotengo.» —¿Cómo era el abuelo de Toranaga? —preguntó con fingida indiferencia para probaraSuwo. —Alto, Yabú—sama. Tenía veinticinco años el día que murió y era guerrero desde los doce. Estaba casado y había engendrado un hijo. Fue una lástima que www.lectulandia.com-Página54 tuviese que morir. Obata Hiro era su amigo y su vasallo. Tenía entonces diecisiete años, pero alguien había envenenado su mente, diciéndole que Chikitada pensaba matar a su padre a traición. Desde luego, era mentira. El joven Obata se arrodilló delantedelcadáveryseinclinótresveces.Dijoquelohabíahechoporrespetoasu padre y que quería lavar su insulto a nuestro clan haciéndose el harakiri. Le dieron permiso. Y murió como un hombre. Uno de los nuestros actuó de maestro de ceremoniasycuandoélestuvomuertolecortólacabezadeunsologolpe.Después, supadrevinoabuscarsucabezayelsableMuramasa.Lascosassepusieronmalpara nosotros.ElúnicohijodelseñorChikitadafuecogidocomorehénenalgunapartey nosotrospasamosmalostiempos.Estofue… —Estás mintiendo, viejo. Nunca estuviste allí —interrumpió Yabú que se había vueltoymirabafijamentealhombre,quesequedópetrificado—.Elsablefuerotoy destruidodespuésdelamuertedeObata. —No, Yabú—sama. Esto es una leyenda. Yo vi cómo el padre se llevaba la cabezayelsable.¿Quiénhabríaqueridodestruirsemejanteobradearte?Habríasido unsacrilegio.Supadreselollevó. —¿Quéhizoconél? —Nadielosabe.Algunosdicenqueloarrojóalmar.Otros,queloenterró,yque sigueenterradoenesperadelnieto,deYoshiToranaga. —Ytú,¿quécrees? —Queloarrojóalmar. —¿Loviste? —No. Yabú se tumbó de nuevo y el viejo continuó su trabajo. La idea de que alguien más sabía que el sable no había sido destruido le producía un escalofrío extraño. ¿Debería matar a Suwo? ¿Por qué? ¿Cómo podría un ciego reconocer la hoja? La empuñadura y la vaina han sido cambiadas muchas veces en el curso de los años. Nadiepuedesaberqueeselmismosablequehapasadodemanoenmano,cadavez con mayor secreto, a medida que aumentaba el poder de Toranaga. Déjalo vivir. Puedesmatarlocuandoquieras.Conelsable. —¿Qué pasó después? —preguntó deseando sentirse arrullado por la voz del viejo. —Fueronmalostiemposparanosotros.Fueelañodelhambreatroz,ycomomi amohabíamuerto,meconvertíenronín. Losronínerancampesinos-soldadososamuraisqueporhabersidodegradadoso porhaberperdidoasusdueñosseveíanobligadosavagardeunladoaotroenbusca deotroseñorqueaceptasesusservicios. —Aquel año y el siguiente fueron muy malos —siguió diciendo Suwo —. Luchabaporquienfuese.Uncombateaquí,unaescaramuzaallá.Lacomidaerami www.lectulandia.com-Página55 paga.EntoncessupequehabíacomidaenabundanciaenKiusiu,ymedirigíalOeste. Aquel invierno encontré un santuario. Conseguí que me contratasen como guardián de un monasterio budista. Estuve allí medio año. El monasterio estaba cerca de Osaka,yenaquellaépocalosbandidoserantannumerososcomolosmosquitosen un pantano. Un día nos tendieron una emboscada y me dieron por muerto. Unos monjesmeencontraronycuraronmisheridas.Peronopudierondevolvermelavista. Susdedossehundíancadavezmásenlacarne. —Mepusieronconunmonjeciegoquemeenseñóadarmasajeyaverconlos dedos.Creoqueahoramisdedosmedicenmásdeloquedecíanmisojos.Loúltimo querecuerdohabervistoconellosfuelabocaylosdientespodridosdelbandido,el arcobrillantedesusabley…unperfumedeflores.Viperfumeentodossuscolores, Yabú—sama.Estofuehacemuchotiempo,muchoantesdequelosbárbarosllegasen anuestropaís,cincuentaosesentaañosatrás.Peroviloscoloresdelperfume.Creo quevielnirvanayporunmomentolacaradeBuda.Lacegueraesunpreciomuy baratodesemejantedon,¿neh? No obtuvo respuesta, ni la esperaba. Yabú se había dormido, según lo previsto. «¿Tehagustadomihistoria,Yabú—sama?—preguntóSuwoensilencio—.Escierta toda ella menos en una cosa. El monasterio no estaba cerca de Osaka, sino al otro lado de tu frontera occidental. ¿Cómo se llamaba el monje? Su, y era tío de tu enemigoIkawaJikkyu.Podríacortarteelcuellocontodafacilidad.Leharíaunfavor aOmi-san.Seríaunbienparaelpueblo.Yconellopagaríaunapequeñapartedelo quedeboamibienhechor.¿Debohacerloahora,odejarloparamástarde?» Spillbergenlevantóelpuñadodepajadearroz,tensoelsemblante. —¿Quiénquiereserelprimero? Nadie le respondió. Blackthorne parecía dormitar, apoyado en el rincón del que nosehabíamovido.Estabaapuntodeponerseelsol. —Alguien tiene que ser el primero —gruñó Spillbergen—. Vamos, no queda muchotiempo. Leshabíandadocomidayunlebrillodeagua,yotrolebrillocomoletrina.Pero nadaparalimpiarse.Yhabíanvenidolasmoscas.Lamayoríadeloshombresestaban desnudosdecinturaparaarribaysudabandecalor.Ydemiedo. Spillbergenlosmiróunoaunoy,porfin,aBlackthorne. —¿Porqué…porquéoshaneliminado?¿Eh?¿Porqué? Blackthorneabriólosojos,unosojoshelados. —Porúltimavez,no-lo-sé. —Noesjusto.Noesjusto. Blackthornevolvióasuspensamientos.«Hadehaberunamaneradesalirdeaquí. Hadehaberunamaneradellegaralbarco.Esebastardoacabarámatándonosatodos. No queda mucho tiempo, y si me han excluido ahora es porque tienen algún plan www.lectulandia.com-Página56 malignorespectoamí.» Cuando se había cerrado la trampilla, todos lo habían mirado y alguien había dicho: —¿Quévamosahacer? —Nolosé—habíacontestadoél. —¿Porquéoshanexcluidoavos? —Nolosé. —¡Jesúsmío,ayúdanos!—gimióalguien. —¿Cómoharemoslaelección?—preguntóSpillbergen. —Deningunamanera.Luchemoscontraellos. —¿Conqué? —¿Iréiscomoovejasalmatadero? —¿Iréisvos? —No digáis ridiculeces. Yo no les intereso. Y no sería justo que yo fuese el elegido. —¿Porqué?—preguntóVinck. —Soyelcapitángeneral. —Con todo mi respeto, señor —dijo Vinck con ironía—, creo que deberíais ofrecerosvoluntario. Spillbergen quería imponerse, pero vio los ojos implacables de los otros. Por consiguiente,desistióymiróalsuelo.Despuésdijo: —Yo… Bueno, echaremos suertes. El que saque la paja más corta… Nos pondremosenlasmanosdeDios,vos,capitán,sostendréislaspajas. —No.Noquierosabernadadeesto.Quieroluchar. —Nosmataríanatodos.Yaoísteisloquedijoelsamurai.Nosperdonanlavida, salvo a uno —recordó Spillbergen secándose el sudor de la cara, y una nube de moscasselevantóyvolvióaposarse—.Dadmeagua.Esmejorquemueraunoenvez detodos. VanNekksacóaguadellebrilloyseladioaSpillbergen. —Somosdiez,incluidovos,Paulus—dijo—.Lasprobabilidadessonbuenas. —Salvoqueseastúelelegido—VinckmiróaBlackthorne—.¿Podríamosluchar contraesossables? —¿Podrásirmansamentealquehadetorturartesielelegidoerestú? —Nolosé. —Echaremos suertes —dijo Van Nek— Dios decidirá. Lo haremos como ha dichoPaulus.Poralgoescapitángeneral.¿Estáistodosdeacuerdo? Todosdijeronquesí,salvoVinck. —Yoestoyconelcapitán.¡Aldiabloconlassuciasymalditaspajas! Pero, al fin, se dejó convencer. Jan Roper, el calvinista, dirigió la plegaria. www.lectulandia.com-Página57 Spillbergen cortó diez trozos de paja exactamente iguales. Después, partió una de ellasporlamitad. —¿Quiénsacaelprimero?—volvióapreguntar. —¿Cómo podemos saber que obedecerá el que saque la paja más corta? — preguntóMaetsukker,convozroncaporelmiedo. —Estoesfácil—dijoJanRoper—.JuremosqueloharemosennombredeDios. En Su nombre. Morir por los demás en Su nombre. La oveja ungida de Dios irá directamentealaGloriaEterna. Todossemostrarondeacuerdoyprestaroneljuramento. Sonkeligióelprimero.Después,Pieterzoon.LesiguieronJanRoper,Salamony Croocq.Spillbergensesintiómorir,porquehabíanconvenidoqueélnoelegiría,sino quesupajaseríalaúltima,yahoralaprobabilidaderaterrible. Ginselsesalvó.Quedabancuatro. Maetsukkerllorabaalágrimaviva,peroapartóaVinck,cogióunapajaycasino diocréditoasusojosalverquenoeraéllavíctima. El puño de Spillbergen temblaba violentamente, y Croocq tuvo que sujetarle el brazo.Hecesfecalesresbalaronporsuspiernas. —¿Cuáldebocoger?—sepreguntabadesesperadamenteVanNekk—.¡Diosmío, ayúdame! Casinopodíaverlaspajasentrelaniebladesumiopía.«Sialmenospudiesever, talvezsabríalaquetengoqueelegir.¿Cuál?.» Cogióunapajaylaacercóalosojosparaverclaramentesusentencia.Perono eralacorta. LosdedosdeVinckasieronlapenúltimapaja.Lapajacayóalsuelo,perotodos vieronqueeralamáscorta.Spillbergenabriósunudosamanoytodosvieronquela últimapajaeralarga.Spillbergensedesmayó. TodosmirabanfijamenteaVinck.Éllosmiródesalentado,sinverlos.Seencogió débilmente de hombros y medio sonrió ojeando inconscientemente las moscas. Después,sederrumbóylosotroslehicieronsitioapartándosedeélcomosifueseun leproso. BlackthornesearrodillóenelsuelosuciojuntoaSpillbergen. —¿Estámuerto?—preguntóVanNekk,convozcasiinaudible.Vincksoltóuna carcajadaquepusolosnerviosdepuntaatodoslosdemásyquecesóconlamisma brusquedad. —Yosoy…elmuerto—dijo—.¡Estoymuerto! —No temas. Eres el ungido de Dios. Estás en las manos de Dios —dijo Jan Roper. —Sí—dijoVanNekk—.Notemas. —Ahoraesfácil,¿no? www.lectulandia.com-Página58 Vinck los miró uno a uno, y todos desviaron sus miradas. Todos, menos Blackthorne. —Dameunpocodeagua,Vinck—dijo,sinlevantarlavoz—.Dameunpocode aguadellebrillo.Vamos. Vincklomirófijamente.Despuéscogiólacalabaza,lallenódeaguayseladio. —QueDiosmeasista,capitán—dijo—.¿Quévoyahacer? —Primero,ayúdameconPaulus.¡Hazloquetedigo,Vinck!¿Sepondrábien? Vinck dominó su angustia, ayudado por la calma de Blackthorne. Spillbergen teníaelpulsodébil.Vinckleauscultóelcorazón,leabriólospárpadosyobservósus ojosunmomento. —No lo sé, capitán. ¡Dios mío! No puedo pensar como es debido. Creo que su corazón está bien. Le convendría una sangría… pero no puedo…, no puedo concentrarme…Dadme… Seinterrumpióagotado.Sereclinóenlaparedyempezóatemblarconviolencia. Seabriólatrampilla. Omiseerguíacontraelcielo,conelquimonoensangrentadoporelsolponiente. www.lectulandia.com-Página59 CapítuloIV Vinck trató de mover las piernas, pero no pudo. Se había enfrentado muchas veces con la muerte, pero nunca sumisamente como ahora. Había sido señalado por las pajas.«¿Porquéyo?—chillabasucerebro—.Nosoypeorquelosdemás.Diosdel cielo,¿porquéyo?» Habían bajado una escalera. Omi hizo un gesto para que subiese el hombre. ¡Isogi!¡Deprisa! VanNekkyJanRoperrezabanensilencio,conlosojoscerrados.Pieterzoonno podíamirar.BlackthornecontemplabafijamenteaOmiyasushombres. —¡Isogi!—volvióagritarOmi. Unavezmás,Vincktratódeponersedepie. —¡Ayudadme!¡Ayudadmealevantarme! Pieterzoon, que era el que estaba más cerca, le ayudó a levantarse, pero Blackthornesehabíaplantadoalpiedelaescalera. —¡Kinjiru!—gritó,empleandolapalabraquehabíaoídoenelbarco,torciendola escaleraydesafiandoaOmiaponerelpieenella. Omisedetuvo. —¿Quépasa?—preguntóSpillbergen,asustadocomotodos. —Lehedichoqueestáprohibido.Ningunodemistripulantesiráalamuertesin luchar. —Pero…lohemosjurado. —Yo,no. —Bueno,capitán—murmuróVinck—.Lodecidimosasí,yeljuegofuelimpio. EslavoluntaddeDios.Iré… —Noirássinluchar.Nadielohará. Omi retrocedió un paso y gritó una orden a sus hombres. Inmediatamente, un samurai, seguido de cerca por otros dos, empezó a bajar la escalera con el sable desenvainado. Blackthorne hizo girar la escala, esquivando el sable y tratando de estrangularalhombre. —¡Ayudadme! ¡Vamos! ¡Por vuestra vida! Blackthorne cambió de mano para hacercaeralhombredelaescalera,mientrasbajabasuprimeracompañante.Vinck saliódesuestadocatalépticoyselanzósobreelsamurai.Paróelgolpequehabría cortadolamuñecadeBlackthorneylanzóelotropuñocontralaingledelhombre.El samurai lanzó un gemido y una tremenda patada. Vinck pareció no sentir el golpe. Subióunospeldañosytratódeapoderarsedelsableydearañarlosojosdesurival. Losotrosdossamuraisveíancortadossusmovimientosporlafaltadeespacioyla presenciadeBlackthorne,perounapatadadeunodeellosalcanzólacaradeVínck haciéndoleretroceder.Entonces,todalatripulaciónselanzósobrelaescala. www.lectulandia.com-Página60 Croocq dio un puñetazo en el empeine del pie del samurai y sintió que se quebrabaunhuesecillo.Elhombresacóelsabledelavaina,perocayópesadamente alsuelo.VinckyPieterzooncayeronsobreél.Blackthorneseapoderódeladagadel japonéscaídoyempezóasubirlaescalera,seguidodeCroocq,JanRoperySalamon. Los dos samurais se retiraron y se plantaron en la entrada blandiendo sus sables asesinos. Blackthorne sabía que la daga era inútil contra los sables. Sin embargo, atacóapoyadoporlosotros.Enelmomentoenqueasomólacabeza,ledescargaron unsablazoquenolealcanzóporunafraccióndepulgada.Unaviolentapatadadeun samuraialquenohabíavistolehizocaerdenuevoenelagujero. Vinck dio un golpe en la nuca al samurai caído y éste perdió el conocimiento. Siguiógolpeándolo,peroBlackthornelodetuvo. —No lo mates. ¡Podemos emplearlo como rehén! —gritó tirando desesperadamentedelaescaleraytratandodehacerlacaerdentrodelsótano. Pero era demasiado larga. Arriba, los otros samurais de Omi esperaban, impávidos,juntoalatrampilla. Otrostressamurais,provistosdecuchillosyllevandosólountaparrabo,saltaron dentro de la hoya. Los dos primeros cayeron deliberadamente sobre Blackthorne, derribándoloyloatacaronferozmente. Blackthorne quedó aplastado bajo el peso de los hombres. No podía emplear el cuchillo,sintióflaquearsuvoluntaddeluchaylamentónotenerlahabilidaddeMura paraelcombatesinarmas.Sabíaquenopodríaresistirmuchotiempo,perohizoun últimoesfuerzoparaliberarunbrazo.Ungolpecrueldeunamanopétrearetumbóen sucabezayotrolehizoverlasestrellas,perosiguióluchando. Vinckforcejeabaconunodelossamuraiscuandoeltercerosedejócaersobreél desdeloalto,yMaetsukkerchillóalclavarseunadagaensubrazo. Blackthorneagarróporelcuelloaunodelossamurais,perosusdedosresbalaron acausadelsudorydelfango,ycuandoseerguíacomountoroenloquecidotratando de sacudírselos de encima, un último golpe lo sumió en la inconsciencia. Los tres samuraisvolvieronalaescalera,ylosprisioneros,ahorasinjefe,retrocedieronante losmolinetesdelossables.Lossamuraisnopretendíanmatarlosnimutilarlos,sino únicamente acorralarlos contra los muros, lejos de la escalera a cuyo pie yacían inertesBlackthorneyelprimersamurai. Omi bajó con arrogancia y agarró al hombre que tenía más cerca que era Pieterzoon.Loempujóhacialaescala. PieterzoongritóyluchóporlibrarsedelasgarrasdeOmi,perouncuchillorasgó sumuñecayotroledesgarróunbrazo. —¡Que Dios me ayude! No soy yo quien tiene que ir…, no soy yo —tenía los piesenelprimerpeldañoysiguiósubiendo,huyendodeloscuchillos—.¡Salvadme, porelamordeDios!—gritóporúltimavez. www.lectulandia.com-Página61 Omilosiguió,sinapresurarse. Unsamuraisubiódetrásdeél.Después,otro.Eltercerorecogióelcuchilloque habíaempleadoBlackthorne. Retiraron la escalera. El aire, el cielo y la luz se desvanecieron. Sólo quedó la oscuridad, y en ella unos pechos jadeantes y unos corazones palpitantes y sudor y hedor.Volvieronlasmoscas. De momento, nadie se movió. Jan Roper tenía un pequeño corte en la mejilla, Maetsukkersangrabamuchoycasitodoslosdemásestabanconmocionados,excepto Salamon. Este se acercó a Blackthorne y apartó al samurai inconsciente. Croocq recogióunpocodeaguayentrelosdoslimpiaronlacaradeBlackthorne. Sonksepusotrabajosamentedepieyseacercóaellos.Moviódelicadamentela cabezadeBlackthorneylepalpóloshombros. —Parecequeestábien.Perohabráqueesperarquevuelvaensí. —¡Oh,Diosmío!—dijoVinckechándoseatemblar—.¡PobrePieterzoon!Mehe condenado…Mehecondenado… —Tú ibas a ir. El capitán te lo impidió —dijo Sonk sacudiéndole—. Yo lo he visto,Vinck. —Es cierto —dijo Spillbergen—. No gimas más, Vinck. Ha sido culpa del capitán. JanRopercogióunpocodeaguaconlacalabaza,bebióyselavólaheridadela mejilla. —Vinckteníaqueir.EraelcorderodeDios.Eraelelegido.Yahorasualmaseha condenado.Apiádatedeél,Diosmío,paraquenoardaportodalaeternidad. —Dadmeagua—gimióelcapitángeneral. VanNekktomólacalabazademanosdeJanRoperylapasóaSpillbergen. —Vinck no ha tenido la culpa —dijo Van Nekk cansadamente—. Él no podía levantarse,¿noosacordáis?Hapedidoqueloayudáramos. —No ha sido culpa suya —dijo Spillbergen—, sino de ése. —Todos miraron a Blackthorne.—Estáloco. —Comotodoslosingleses—dijoSonk—.¿Habéisconocidoaalgunoquenolo estuviera?Rascadlosunpoco,yencontraréisunmaníaco…yunpirata. —¡Sonunosbastardos!—dijoGinsel. —No todos lo son —dijo Van Nekk—. El capitán sólo hizo lo que creía justo. Nosprotegióynostrajoaquí,despuésdediezmilleguasdenavegación. —¡Al diablo con su protección! Eramos quinientos y teníamos cinco barcos al zarpar.¡Ahorasóloquedamosnueve! —No fue culpa suya que se desperdigara la flota. Ni que nos azotasen las tormentas… —De no haber sido por él nos habríamos quedado en el Nuevo Mundo. Fue él www.lectulandia.com-Página62 quiendijoquepodríamosllegaralJapón.Yaquíestamos,¡viveDios! —Todosconvinimosenello—dijoVanNekk—.¡Todoslovotamos! —Sí,peroélnosconvenció. —¡Mirad! —dijo Ginsel, señalando al samurai que empezaba a moverse y a gemir. Sonksedeslizórápidamentejuntoaélylediounpuñetazoenlamandíbula.El hombresedesvaneciódenuevo. —¿Por qué lo han dejado aquí esos bastardos? Podían habérselo llevado fácilmente.Nopodíamoshacernadaparaimpedírselo. —¿Pensaríanqueestabamuerto? —Nolosé. —No lo mates, Sonk. Es un rehén —dijo Croocq, y miró a Vinck—. ¿Qué le haránaPieterzoon?¿Quénosharánatodos? —Laculpaesdelcapitán—dijoJanRoper—.Sólosuya. VanNekkmirócompasivamenteaBlackthorne. —Ahorayanoimportadequiénsealaculpa—dijo. Sonaron unos pasos arriba. La trampilla se abrió. Los aldeanos empezaron a verterbarrilesdeaguademarydedesperdiciosdepescadoenelpozo.Cuandohubo seispulgadasdelíquidoenelsuelo,sedetuvieron. Los gritos empezaron cuando la luna estaba alta en el cielo. Yabú estaba arrodillado en el jardín interior de la casa de Omi. Inmóvil. Observaba la luz de la lunasobreelárbolflorido,elhazderamassobreelclarocielo,losapiñadoscapullos apenascoloreados.Unpétalogiróenelaire,yélpensó: Labellezanoesmenorporcaerenlabrisa. Cayóotropétalo.Elvientosuspiróyarrancóotro.Elárbolteníaapenaslaaltura de un hombre y se levantaba entre unas piedras cubiertas de musgo y que parecían habernacidodelatierra,tanhábilmentehabíansidocolocadas. SenecesitabatodalafuerzadevoluntaddeYabúparaconcentrarseenelárboly los capullos y el cielo y la noche, sentir el roce amable del viento y oler su dulce fragancia marina y pensar en poesías, y mantener al mismo tiempo aguzados los oídosparacaptarlosgritosdeagonía. —Omi-san, ¿cuánto tiempo estará aquí nuestro señor? —preguntó la madre de Omi,enuntemerosomurmullo,desdeelinteriordelacasa. —Nolosé. —Esosgritossonterribles.¿Cuándocesarán? —Nolosé—respondióOmi. Estaban sentados detrás de un biombo, en la segunda habitación de la casa. La principal,queeraladelamadre,habíasidocedidaaYabú,yambasestanciasdaban aljardínqueélhabíaconstruidocontantoesfuerzo.PodíanveraYabúatravésdela www.lectulandia.com-Página63 celosía. —Quisiera irme a dormir —dijo, temblando, la mujer—. Pero no podré dormir contodoeseruido.¿Cuándocesará? —Nolosé.Tenpaciencia,madre—dijoOmiconvozsuave—.Elruidocesará pronto.Mañana,elseñorYabúpartiráhaciaYedo.Porfavor,tenpaciencia. PeroOmisabíaquelatorturaduraríahastaelamanecer.Asíhabíasidoplaneado. Tratódeconcentrarse,siguiendoelejemplodesuseñorfeudal.Peroelsiguiente alarido lo volvió a la realidad, y pensó: «No puedo. No tengo su dominio ni su fuerza.» —Pero,¿esrealmentefuerza?—sepreguntó. PodíaverclaramentelacaradeYabú.Ytratódeinterpretarlaextrañaexpresión delsemblantedesudaimío:elligerofruncimientodeloslabios,unpocodesalivaen suscomisurasylosojosincrustadosenunasoscurasrendijasquesólosemovíancon lospétalos. EralaprimeravezqueOmiestabatancercadesutío,puesélerasólounpequeño eslabónenlacadenadelclanysufeudodeAnjiroydelazonacircundanteerapobre ycarecíadeimportancia.Supadre,Mizuno,teníaseishermanos,yOmieraelmenor de sus tres hijos. Yabú era el mayor de aquellos hermanos y jefe del clan Kasigi, Mizunoeraelsegundo.Omiteníaveintiúnañosyerapadredeunhijovarón. —¿Dóndeestátumiserableesposa?—farfullólaviejaconuntonomalhumorado —.Quieroquemefrotelaespaldayloshombros. —Hatenidoqueiravisitarasupadre,¿noteacuerdas?Estámuyenfermo.Deja quelohagayo. —No.Puedesllamaraunasirvienta.Perotumujeresmuydesconsiderada.Podía haber esperado unos días. Yo he venido de Yedo para visitaros. Dos semanas de fatigosoviaje.Yellasehamarchadocuandoapenasllevabaaquíunasemana.¡Podía haber esperado un poco! Tu padre cometió un grave error al concertar tu boda con ella. Deberías decirle que no vuelva y divorciarte de ella. O al menos, darle una buenapaliza.¡Esosterriblesgritos!¿Porquénoacabandeunavez? —Acabaránpronto. —Deberíasdarleunabuenapaliza. —Sí. Omi pensó en su esposa, Midori, y el corazón saltó en su pecho. Era muy hermosa y gentil e inteligente. Su voz era clara y su música tan buena como la de cualquiercortesanadeIzú. —Midori-san—lehabíadichoél,reservadamente—,debesmarcharteenseguida. —Mi padre no está tan enfermo, Omi-san, y mi sitio está aquí, para servir a tu madre,¿neh?Sivienenuestroseñordaimío,habráqueprepararlacasa.¡Oh!Estoes muy importante, Omi-san, el momento más importante de tu servicio, ¿neh? Si el www.lectulandia.com-Página64 señorYabúrecibeunabuenaimpresión,talveztedaráunfeudomejor,quebientelo mereces.Siocurrieraalgodurantemiausencia,nuncameloperdonaría. —A pesar de todo, quiero que te marches en seguida, Midori-san. Sólo por dos días.Después,vuelvecorriendo. Ellahabíasuplicado,peroantelainsistenciadeél,habíaacabadopormarcharse. OmihabíaqueridoquenoestuvieseenAnjirocuandollegaraYabúymientraséste permanecieseenlacasa.Noeraquetemieraqueeldaimíoseatrevieseatocarlasin permiso. Esto era inconcebible, pues en tal caso Omi habría tenido el derecho, el honoryeldeberdeeliminaraldaimío. Pero había advertido que Yabú la miraba mucho cuando se casaron en Yedo y ahorahabíaqueridoevitartodaposiblecausadeviolencia.DebíaimpresionaraYabú —samaconsulealtadfilial,suprevisiónysuconsejo.Yhastaahoratodosehabía desarrollado a pedir de boca. El barco había sido un descubrimiento precioso, lo mismoquesutripulación.Todoeraperfecto. Omiestabatristesinella,perocontentodequesehubieramarchado.Losgritosla habríanafligidodemasiado. SumadrepercibíaapenaslaborrosasiluetadeYabúeneljardín.Ensecreto,lo odiabaydeseabasumuerte.SiYabúmoría,Mizuno,sumarido,seríadaimíodeIzúy jefedelclan.Seríaalgomagnífico.Entonces,todoslosotroshermanosysusesposas ysushijos,seríansusservidores,yMizuno-sannombraríaaOmisuheredero. Eldolordelcuellolahizomoverseunpoco. —Llamaré a Kikú—san —dijo Omi refiriéndose a la cortesana que esperaba pacientementeaYabúenlahabitacióncontigua,conelmuchacho—.Esmuyhábil. —Estoybien.Sólounpococansada,¿neh?Pero,bueno,puededarmeunpocode masaje. Omi entró en la habitación contigua. El lecho estaba a punto. Consistía en una colchainferioryotrasuperior,colocadassobrelaesterilla.Kikúseinclinó,tratóde sonreír y murmuró que sería para ella un honor poner su modesta habilidad al serviciodelamadremáshonorabledelacasa.Estabamáspálidaquedecostumbrey Omi comprendió que los gritos la afectaban también profundamente. El muchacho procurabadisimularsumiedo. Cuando habían empezado los gritos, Omi había tenido que emplear toda su habilidadparahacerquesequedara. —¡Oh,nopuedosoportarlo,Omi-san!Esterrible.Porfavor,déjamemarchar.Me tapo los oídos, pero el ruido penetra a través de mis manos. ¡Pobre hombre! Es terrible—habíadichoella. —Porfavor,Kikú—san,tenpaciencia.HasidounaordendeYabú—sama,¿neh? Nopodemoshacernada.Prontoacabará. —Esdemasiado,Omi-san.Nopuedosoportarlo. www.lectulandia.com-Página65 Porunacostumbreinveterada,eldineronopodíacompraraunajovensiéstaosu patrona rechazaban al cliente, quienquiera que fuese. Kikú era una cortesana de primera clase, la más famosa de Izú, y aunque Omi estaba convencido de que no podíacompararseconlascortesanasdesegundaclasedeYedo,OsakaoKioto,aquí estabaenlacimayjustamenteorgullosadesímisma.Yaunqueélhabíaconvenido con su patrona, Mamá—san Gyoko, pagarle el quíntuplo del precio acostumbrado, todavíanoestabasegurodequeKikúquisieraquedarse. Ahora observaba sus ágiles dedos sobre el cuello de su madre. Era bonita, menuda, de piel suave y casi translúcida. En general, sabía gozar de la vida. Pero, ¿cómopodíasentirsefelizbajoelpesodeaquellosgritos? Depronto,losgritoscesaron. Omi escuchó, con los labios entreabiertos, esforzándose en captar el menor sonido,esperando.AdvirtióquelosdedosdeKikúsehabíandetenidoyquesumadre nosequejabayescuchabaconlamismaatención.MiróaYabú,atravésdelacelosía. Eldaimíopermanecíainmóvilcomounaestatua. —¡Omi-san!—llamóYabú,alfin. Omiselevantó,salióalagaleríayseinclinó. —Sí,señor. —Veaverloquehapasado. Omi se inclinó de nuevo, cruzó el jardín y salió al camino enarenado que conducíaalpuebloyalaplaya.Alláabajo,pudoverunafogatacercadeunodelos muellesyvarioshombresasualrededor.Yenlaplazafrentealmar,latrampadel pozoyloscuatrocentinelas. Al acercarse al pueblo, vio que los lugareños —hombres, mujeres y niños — seguíandescargandoelbuqueyqueunascanoasyunasbarcasdepescaibanyvenían como otras tantas luciérnagas. Fardos y cajas se amontonaban en la orilla. Siete cañonesestabanyaallí,yotroestabasiendoizadodeunboteaunarampaydeéstaa laarena.Reinabaelsilencio.Inclusolosperroscallaban. Nuncahabíaocurridounacosaasí.Omipensóqueeracomosielkami(espíritu Shinto)delpuebloloshubieraabandonado. Murallegódelaplayaylesalióalencuentro. —Buenasnoches,Omi-sama.Elbarcoestarádescargadoalmediodía. —¿Hamuertoelbárbaro? —Nolosé,Omi-sama.Iréaverloenseguida.—Puedesvenirconmigo. Muralesiguió,sumiso,amediopasodedistancia.—¿Hasdichoalmediodía?— preguntóOmi,preocupadoporaquelsilencio. —Sí.Todomarchabien. —¿Yelcamuflaje? Mura señaló unos grupos de viejas y de niños, cerca de las casas donde se www.lectulandia.com-Página66 guardabanlasredes.Suwoestabaconellos. —Podemos desmontar los cañones de sus cureñas y envolverlos. Al menos necesitaremos diez hombres para transportar cada cañón. Igurashi-san ha enviado a buscarmásporteadoresalpueblovecino. —Bien. —Mepreocupaquesemantengaelsecreto,señor. —Igurashi-sanlesharácomprenderestanecesidad,¿neh? —Tendremosqueempleartodosnuestrossacosparaarrozytodasnuestrasredes yesterillas,Omi-sama. —¿Ybien? —¿Cómopodremospescaryensacarnuestrascosechas? —Ya encontraréis la manera —repuso Omi endureciendo la voz—. Esta temporada los impuestos aumentarán una mitad. Yabú—san lo ha ordenado esta noche. —Tenemospagadoslosimpuestosdeesteañoydelpróximo. —Eselprivilegiodeloscampesinos,Mura.Pescar,cultivar,cosecharypagarlos impuestos,¿neh? —Sí,Omi-sama—dijoMurasinperderlacalma. —Eljefedeunpuebloquenopuededominarloesunobjetoinútil,¿neh? —Sí,Omi-sama. —Aquellugareñofuetanestúpidocomoinsolente.¿Sonlosotroscomoél? —Ninguno,Omi-sama. —Así lo espero. Los malos modales son imperdonables. Su familia ha sido multada con el valor de un kokú de arroz a pagar en pescado, arroz, cereales o de cualquierotramaneraenelplazodetreslunas. —Sí,Omi-sama. Tanto Mura como Omi sabían que esta suma estaba fuera del alcance de la familia.LostreshermanosTamazaki—ahorados—sóloteníanunabarcadepescay uncampodearrozdemediahectáreaparamantenerasusrespectivasesposas,cuatro hijosytreshijas,améndelaviudaylostreshijosdelmuerto.Unkokúdearrozeralo que necesitaba una familia para vivir un año. Equivalía aproximadamente a trescientascincuentalibras. Muraestabapensandocómopodríaconseguirelimportedelamulta,puessila familianopodíapagarlatendríaquehacerloelpueblo.Eljefedelpueblovecinole debíaunfavor…¡Ah!¿AcasolahijamayordeTamazakinoeraunabellezaalosseis añosynoeranlosseisañoslamejoredadparavenderunaniña?¿Ynoeraunprimo lejano de la hermana de su madre el mejor mercader de niños de todo Izú? Mura suspirósabiendolosfuriososregateosqueleesperaban.Peroquizáconseguiríados kokúporlaniña.Ciertamente,valíamuchomás. www.lectulandia.com-Página67 —PidoperdónporelmalcomportamientodeTamazaki—dijoMura. —Elinsolentefueél,notú—respondióOmi,amablemente. Doblaronlaesquinadelmuelleysedetuvieron.Omivacilóydespuésdespidióa Muraconunademán.Eljefedelpueblohizounareverenciaysealejó,agradecido. —¿Hamuerto,Zukimoto? —No,Omi-san.Sólohavueltoadesmayarse. Omi se acercó a la gran caldera de hierro que se empleaba en el pueblo para obtener la esperma de las ballenas que a veces capturaban en alta mar durante los mesesdeinviernooparahacercoladepescadoqueeraunaindustrialocal. Elbárbaroestabasumergidohastaloshombrosenelaguahumeante.Teníarojala caraysuslabiosdejabanaldescubiertoloscariadosdientes. Al ponerse el sol, Omi había observado a Zukimoto, hinchado de vanidad, mientrassupervisabalaoperacióndeataralbárbarocomoaunpollo,conlosbrazos sobrelasrodillasylasmanoscolgandohastalospies,ysumergirloenaguafría.El bárbaropelirrojoconquienhabíaqueridoempezarYabúnohabíaparadodecharlary dereírydellorarmientraselsacerdotecristianorezabaagritossusplegarias. Entonces, habían empezado a atizar el fuego. Yabú no estaba en la playa, pero había dado órdenes concretas, que se habían seguido al pie de la letra. El bárbaro había empezado a gritar y a vociferar y había tratado de abrirse la cabeza a golpes contra el borde de la caldera. Pero se lo habían impedido. Omi había tratado de presenciaraquellocomoseobservalainmolacióndeunamoscaprocurandonoveral hombre.Peronolohabíalogradoysehabíamarchadoloantesposible.Acababade descubrirquenolegustabalatortura.Eraalgoindignotantoparaelquesufríacomo parasuverdugo.Privabaalamuertedesudignidad. Zukimoto pinchó las piernas del hombre con un palo, como suele hacerse para sabersiunpescadoestácocido. —Pronto volverá a la vida —dijo—. Es extraordinario lo que aguanta. No creo queesténhechoscomonosotros.Muyinteresante,¿eh? —No—dijoOmi,detestándole. Zukimotosepusoinmediatamenteenguardia. —Meheexpresadomal,Omi-san—dijoinclinándoseprofundamente. —Desdeluego.ElseñorYabúestámuycomplacidoportubuenaactuación.Debe necesitarsemuchahabilidadpararegularexactamenteelfuego. —Eresdemasiadoamable,Omi-san. —Yabúquieresabercuántoviviráesehombre. —Sitenemoscuidado,hastaelamanecer. Omi observó la caldera, pensativo. Después se dirigió a la plaza. Todos los samuraisselevantaronylehicieronunareverencia. —Todo está tranquilo ahí abajo, Omi-san —dijo uno de ellos—. Al principio, www.lectulandia.com-Página68 sonaronalgunasvocesirritadasyalgunosgolpes.Perohaceratoquenoseoyenada. —¿Y Masijiro? —preguntó Omi nombrando al samurai que, por orden suya, habíasidodejadoabajo. —No lo sabemos, Omi-san. Desde luego, no ha llamado. Probablemente está muerto. «¡Dejarse dominar por unos hombres que estaban desarmados y en su mayoría enfermos!—pensóOmi—.¡Quéasco!Mejorquehayamuerto.» —Mañana,nicomidaniagua.Almediodía,sacadloscadáveresquehaya,¿neh? Ysubidaljefe.Solo. —Sí,Omi-san. Omi volvió a la fogata y esperó hasta que el bárbaro abrió los ojos. Después, volvióaljardínyrefirióloquehabíadichoZukimoto. —¿Hasmiradolosojosdelbárbaro? —Sí,Yabú—sama. Omiestabaahoraarrodilladodetrásdeldaimío,adiezpasosdedistancia.Yabú permanecíainmóvil. —¿Qué…quéhasvistoenellos? —Locura.Laesenciadelalocura.Nuncahabíavistounosojoscomoaquéllos.Y unterrorinfinito. Trespétaloscayeronsuavemente. —Hazunapoesíaacercadeél. Omiseestrujóelcerebro.Después,lamentandonosermáshábil,dijo: SusojoseranelfondodelInfierno…Dolortotalarticulado. Se oyeron unos alaridos, ahora más débiles, pero la distancia parecía nacer su tonomáscruel. Yabúdijo,alcabodeunmomento: Si tú dejas que su escalofrío llegue a lo más hondo, te vuelves uno de ellos, inarticulado. Omireflexionósobreestodurantelargorato,envueltoenlabellezadelanoche. www.lectulandia.com-Página69 CapítuloV Exactamenteantesdelamanecer,cesaronlosgritos. LamadredeOmidormía.YYabútambién. El pueblo seguía agitado en aquella hora temprana. Faltaba transportar cuatro cañones,cincuentabarrilesdepólvoraymilbalasdecañón. Kikú yacía bajo la colcha observando las sombras en la pared del shoji. No se habíadormido,aunqueestabamásagotadaquenunca.Lossonorosronquidosdela viejaenlahabitacióncontiguaahogabanlasuaveyprofundarespiracióndeldaimío, que yacía a su lado. El muchacho dormía sin ruido en el otro lecho, con los ojos tapadosconunbrazopararesguardarlosdelaluz. YabútemblóligeramenteyKikúcontuvoelaliento.Peroélsiguiódurmiendo,y esto la satisfizo porque sabía que podría marcharse muy pronto sin molestarlo. Mientras esperaba pacientemente, procuró pensar cosas agradables recordando el consejodesuprimeramaestra. Pensóenladeliciasensualdelbañoqueprontotomaríayqueborraríaelrecuerdo de esta noche, y después la apaciguadora caricia de las manos de Suwo. Pensó en cómosereiríaconlasotraschicasyconGyoko-san,laMamá—san,contandochistes yrumoresycuentosyenellimpioquimonoquesepondríaporlanoche:eldorado confloresamarillasyverdes,yconlascintasdeltocadohaciendojuego.Despuésdel bañoharíaquelapeinasen,yconeldinerodelanochepodríapagarunabuenaparte deloquedebíaasupatrona,Gyoko-san,ymandaralgoasupadre,queeragranjero, pormediodelcambista,yaúnlequedaríaalgoparaella.Prontoveríaasuamantey laveladaseríaperfecta. «La vida es bella —pensó—. Sí. Pero es muy difícil olvidar los gritos. Es imposible. Y las otras muchachas se sentirán también afligidas, y la pobre Gyokosan.Peronoimporta.MañananosmarcharemostodasdeAnjiroyvolveremosacasa, a nuestra adorable casa de té de Mishima, la ciudad más grande de Izú, asentada alrededordelcastillomásgrandedeldaimío.SientoquedamaMidorimeenviasea buscar.» «Debes ser sensata, Kikú —se dijo vivamente—. No debes lamentarlo. Ha sido unhonorserviranuestroSeñor.Yahoraquehassidodistinguida,aumentarátuvalor alosojosdeGyoko-san,¿neh?Hasidotodaunaexperiencia,yahoratellamaránla Dama de la Noche de los Gritos, y, si tienes suerte, alguien escribirá una balada acerca de ti, una balada que quizá se cantará incluso en Yedo. ¡Oh, esto sería estupendo! Entonces, tu amante compraría sin duda tu contrato y estarías segura y contentaypodríascriarhijos.» Alcesarlosgritos,Yabúhabíapermanecidocomounaestatuaalaluzdelaluna duranteloquelehabíaparecidounaeternidad.Despuéssehabíalevantadoyhabía www.lectulandia.com-Página70 corrido a la otra habitación con su quimono de seda suspirando como el mar a medianoche. El muchacho estaba espantado, aunque trataba de disimularlo y se enjugaba las lágrimas producidas por el tormento. Ella le había sonreído para tranquilizarlofingiendounacalmaquenosentía. Entonces,Yabúseplantóenlapuerta.Estababañadoensudor,tensoelsemblante ymediocerradoslosojos.Kikúleayudóadesprendersedelossablesyaquitarseel quimonoempapadoyeltaparrabo.Losecó,leayudóaponerseunquimonolimpioy le ató el cinto de seda. Había iniciado una salutación, pero él había apoyado suavementeundedoensuslabios. Después, él se había acercado a la ventana y había contemplado la luna que se desvanecía,comosiestuvieseentrance,tambaleándoseunpocosobrelospies.Ella permanecióexpectante,sintemor,porquenoteníamotivosparasentirmiedo.Élera un hombre y ella era una mujer, adiestrada como tal, para complacer por todos los medios.Peronoparacausarnirecibirdolor.Habíaotrascortesanasespecializadasen estaformadesensualidad.Algúngolpeocasional,talvezunmordisco…Bueno,esto erapartedelplacer-dolordedaryrecibir,perosiempredentrodelorazonable,pues esto tenía que ver con el honor y ella era una dama del Mundo de los Sauces, una dama de primera clase y no se la debía tratar a la ligera. Le habían enseñado a amansaraloshombres,amantenerlosdentrodeciertoslímites.Aveces,unhombre se desmandaba, y entonces era horrible. Porque la dama estaba sola. Y no tenía ningúnderecho. Su tocado era impecable, salvo por unos mechones de cabello dejados deliberadamentesueltossobrelasorejasparasugerirsudesordeneróticoyalpropio tiempo para realzar la pureza del conjunto. Su quimono a cuadros rojos y negros, ribeteadodelverdemáspuroparaacentuarlablancuradesupiel,estabaceñidoasu cinturaporunafajaanchayrígida,unobi,deunverdeiridiscente.Ahorapodíaoírla resacadelaplayayelsusurrodelabrisaeneljardín. Porúltimo,Yabúsevolvióamirarlaydespuésmiróalmuchacho. Este tenía quince años, era hijo de un pescador local y discípulo de un monje budistaqueeraartista,pintoreilustradordelibros.Alchiconoleimportabaganar dinerodeaquellosquegustabanmásdelosmuchachosquedelasmujeres. Yabúlehizounaseña.Elchico,obedienteydominadoyasumiedo,soltóelcinto de su quimono con estudiada elegancia. No llevaba taparrabo, sino una camisola femenina que llegaba hasta el suelo. Tenía el cuerpo delicado y curvilíneo y casi lampiño. Kikúrecordabaelsilenciodelaestancia,envueltoslostresenlaquietud,después decesarlosgritosyesperandoellayelmuchachoqueYabúhiciesesuelección. Porfin,éstelahabíaseñaladoaella.Kikúhabíadesatadograciosamentelacinta de su obi y, al abrirse los pliegues de sus tres quimonos de finísimo hilo, habían www.lectulandia.com-Página71 dejadoaldescubiertolaopacacamisolaquerealzabasufigura.Yabúsehabíatendido enellechoyaunaindicaciónsuyaelloslohabíanhechotambién,unoacadalado. Lo demás, había sucedido con gran rapidez. El hombre jadeó un momento, con los ojos fuertemente cerrados, y después dio media vuelta y se quedó dormido casi instantáneamente. Elmuchachoarqueólascejas,sorprendido. —¿Acaso somos unos ineptos, Kiku-san? Quiero decir que todo ha sido tan rápido…—murmuró. —Hemoshecholoqueélquería—dijoella. —Ciertamente,haalcanzadolasnubesylalluvia—repusoelchiquillo. CubrieronaYabúconlacolchayelmuchachosetumbólánguidamente,medio apoyadoenuncodo,yahogóunbostezo. —¿Porquénoduermestútambién?—dijoella. El muchacho se ciñó el quimono y cambió de posición para quedar arrodillado delante de ella. Kikú estaba sentada junto a Yabú y acariciaba el brazo del daimío, velandosutemblorososueño. —Nuncahabíaestadoconunhombreyunadamaalmismotiempo,Kikú—san —murmuróelmuchacho. —Tampocoyo. Elmuchachofruncióelceño. —Tampocoheestadoconunajovenenlacama. —¿Mequerríasamí?—lehabíapreguntadoella,amablemente—.Siesperasun poco,estoyseguradequenuestroseñornosedespertará. Elchicovolvióafruncirelceñoydijo: —Sí,porfavor. Ydespués,comentó: —Hasidomuyextraño,damaKikú. Ellasonrióparasusadentros. —¿Quéprefieres? Elmuchachoreflexionóunbuenratomientrasyacíantranquilosyabrazados. —Esuntrabajobastantepesado—dijo. Ellaenterrólacabezaensuespaldaylebesólanucaparadisimularunasonrisa. —Eresunamantemaravilloso—murmuró—.Yahoradebesdormir,despuésde untrabajotanpesado. Loacaricióhastaquesequedódormidoydespuéslodejóysefueasucamastro. El lecho se había enfriado. Pero ella no quería volver al calor de Yabú para no molestarlo.Ellechosecalentópronto. Lassombrasdelshojiseagudizaban.«Loshombressonunoschiquillos—pensó —.Llenosdeunorgullotonto.Todalaangustiadeestanocheporalgotanfugaz.Por www.lectulandia.com-Página72 unapasiónque,ensímisma,noesmásqueunailusión,¿neh?» Elmuchachoseagitóensueños. «¿Porquéteofrecisteaél?—sepreguntóKikú—.Parasuplacer,porélynopor mí,aunquemedivirtióymeayudóapasareltiempoyledilapazquenecesitaba. ¿Porquénoduermesunpoco?Mástarde.Dormirémástarde.» Cuandollególahora,sedeslizófueradelcalorsuavedellechoysepusodepie. Susquimonosseabrieronenunsusurroyelairelahizoestremecerse.Rápidamente, seajustólasropasyseatóelobi.Undiestroycuidadosotoqueasupeinado.Yasu maquillaje. Nohizoelmenorruidoalsalir. Elcentinelasamuraidelagalenaseinclinó.Ellacorrespondióasusaludoysalió alsoldelamanecer.Sudoncellalaestabaesperando. —Buenosdías,Kikú—san. —Buenosdías. Elsoleraagradableyborrabalanoche.Kikúpensóquevivirerahermoso. Introdujo los pies en las sandalias, abrió su sombrilla escarlata y cruzando el jardínsalióalcaminitoqueconducíaalpuebloyllegóalaplazayalacasadetéque erasuresidenciatemporal.Sudoncellalasiguió. —Buenosdías,Kikú—san—legritóMurainclinándose. Estaba descansando un momento en la galería de su casa, bebiendo cha, el té verdepálidodelJapón.Sumadreleservía. —Buenosdías,Kikú—san—dijotambiénella. —Buenosdías,Mura-san.Buenosdías,Saiko-san…Tienesmuybuenaspecto— respondióKikú. —Ytú,¿cómoestás?—preguntólamadretaladrandoconlosojosalajoven—. ¡Terriblenoche!Tomaeltéconnosotros.Estáspálida,chiquilla. —Gracias,perodebéisdisculparmeporquetengoqueiracasa.Mehacéisungran honor.Talvezmástarde. —Desdeluego,Kikú—san.Honrasnuestropueblocontupresencia.Kikúsonrió yfingiónoadvertirsusmiradasescrutadoras.Despuéssealejóestoicamente. —¡Oh, pobre niña! Es bonita, ¿neh?. ¡Qué vergüenza! ¡Es terrible! —dijo la madredeMuraconunsuspiroquepartíaelcorazón. —¿Quéesesotanterrible,Saiko-san?—preguntólamujerdeMurasaliendoala galería. —¿No has visto la angustia de esa pobre criatura y con qué valor trataba de disimularla?Sólodiecisieteañosytenerquesoportartodoeso. —Tienedieciocho—dijoMurasecamente. —Todo,¿qué,miama?—dijounadelascriadasuniéndosealgrupo. La vieja miró a su alrededor para asegurarse de que todas la escuchaban y www.lectulandia.com-Página73 murmuró: —Heoídodecir…Heoídodecir…quequedaráinútil…portresmeses. —¡Oh,no!¡PobreKikú—san!Pero¿porqué? —Élempleólosdientes. —Losédebuenatinta. —¡Oh! —¡Oh! —Pero,¿porquétienetambiénalmuchacho,miama?Supongoqueno… —¡Lárgate!Vuelveatutrabajo,haragana.¡Túnodebesoírestascosas!Marchaos todas.Elamoyyotenemosquehablar. Ylasechódelagalería.InclusoalaesposadeMura.Ysorbiósucha,tranquilay satisfecha. —¿Dientes?—preguntóMurarompiendoelsilencio. —Sí. Según rumores, los gritos lo excitan porque un dragón le dio un susto cuandoerapequeño—contestóelladecorrido—.Siempretieneunmuchachoconél paraquelerecuerdecómosequedópetrificadoensujuventud,peroenrealidad,lo tieneparaacostarseconél…Denohacerloasí,destrozaríaalapobremuchacha. Mura suspiró. Se dirigió a la casilla exterior, junto a la puerta de entrada y se alivió con un ruido involuntario en el cubo. Se preguntó qué había pasado en realidad.¿Lahabríamordidorealmenteeldaimío?¡Quécosamásrara! Salió, se sacudió para asegurarse de no manchar el taparrabo y se dirigió a la plaza,sumidoenunaprofundareflexión. —¿Cuánto habrá tenido que pagar Omi-san a Mamá—san? En definitiva, lo pagaremosnosotros.¿Doskokú?DicenqueMamá—san,Gyoko-san,pidióyobtuvo eldécuplodelpreciocorriente.¿Cincokokúporunanoche?Ciertamente,Kikú—san losvale,¿neh? Se ajustó distraídamente el taparrabo mientras salía de la plaza y subía el pisoteadosenderoqueconducíaalcampofunerario. La pira había sido preparada. Una delegación de cinco hombres del pueblo se encontrabayaallí. Era el lugar más agradable de la aldea. La brisa del mar soplaba más fresca en verano, y la vista era deliciosa. Cerca de allí, se hallaba el santuario Shinto, un pequeñocobertizosobreunpedestal,paraelkami,elespíritu,quevivíaallíopodía hacerlocuandolevinieseengana.Untejonudoso,másviejoqueelpueblo,aparecía inclinadoporlafuerzadelviento. MástardellegóOmi.LoacompañabanZukimotoycuatroguardias. Seinclinóceremoniosamenteantelapirayelcadáverenvueltoenunsudarioy casidescoyuntado,ylosotrosloimitaronhonrandoasíalbárbaroquehabíamuerto paraqueviviesensuscamaradas. www.lectulandia.com-Página74 AunaseñaldeOmi,Zukimotoavanzóparaencenderlapira.Habíapedidoeste privilegio a Omi y le había sido concedido. Hizo una última reverencia. Cuando el fuegoestuvobienencendido,semarcharontodos. Blackthornemetiólatazaenelbarreño,lallenócuidadosamentehastalamitady laofrecióaSonk.Estebebiódeuntragoeltibiolíquidoylamentóhaberlohechotan deprisaenelmomentoenqueelaguahubopasadoporsugargantareseca.Después volvióasusitiojuntoalaparedpasandoporencimadelosqueestabanechados.El sueloestaballenodecieno,elhedorylasmoscaseranalgohorrible. Vinck era el siguiente, sentado cerca del barreño. Cogió la taza y la miró fijamente. —Dateprisa—ledijoJanRoper,quedebíaserelúltimoenbeberysesentíaaún mástorturadoporlaproximidaddelagua—.Dateprisa,Vinck,porelamordeDios. —Perdón.Bueno,tómalatú—murmuróVincktendiéndolelataza. —¡Bebe,estúpido!Notendrásmáshastaquesepongaelsol.¡Bebe! Jan Roper puso de nuevo la taza en las manos de Vinck. Este no lo miró, pero obedeciósumisoysehundióunavezmásensuinfiernointerior. JanRopertomólatazadeaguaqueleofrecíaBlackthorne.Cerrólosojosydio lasgraciasensilencio.Eraunodelosqueestabandepieyledolíanlosmúsculosde laspiernas.Latazanoconteníamásdedostragos. Y ahora que todos habían tomado su ración, Blackthorne sumergió la taza y sorbióconalivioelagua.Subocaysulenguaestabanásperasyardían. Observó al samurai que los otros habían dejado en la hoya. Estaba acurrucado contralapared,entreSonkyCroocq,ocupandoelmenorespacioposible,yllevaba horassinmoverse. Cuando Blackthorne había recobrado el sentido reinaba la más completa oscuridad.Losgritosllenabanelpozoyseimaginóqueestabamuerto,sumidoenlo más hondo del infierno, y gritó a su vez, y se agitó presa del pánico, hasta que, despuésdeloqueleparecióunaeternidad,oyóquealguienledecía: —Bueno,capitán,noestáismuerto.Estáisbien.Despertad,despertad,porelamor deDios.Estonoeselinfierno,aunquepodríaserlo.¡Oh,buenJesús,ayúdanos! Cuandohuborecobradoplenamentelaconciencia,lecontaronlodePieterzoony lodelosbarrilesdeaguademar. —¿QuéleestánhaciendoalpobrePieterzoon?¡Ayúdanos,Diosmío!¡Nopuedo soportaresosgritos! La noche se había hecho interminable en el pozo. Antes del amanecer habían cesadolosgritos.Conlasprimeraslucesdelaaurorahabíavistoalolvidadosamurai. —¿Quéharemosconél?—habíapreguntadoVanNekk. —Nolosé.Parecetanasustadocomonosotros—habíadichoBlackthornecuyo corazónlatíadesaforadamente. www.lectulandia.com-Página75 —Serámejorquenointentenada. —¡Oh, buen Jesús, sácame de aquí! —dijo Croocq, y el tono de su voz se fue elevando—.¡Socorroooo! VanNekk,queestabacercadeél,losacudióyloapaciguó:—Bueno,muchacho. EstamosenlasmanosdeDios.Élcuidarádenosotros. —¡Miradmibrazo!—gimióMaetsukkercuyaheridayasehabíainfectado. Blackthornesepusodepietambaleándose. —Sinonossacandeaquí,todosestaremoslocosderematedentrodeunparde días—dijo. —Casinohayagua—advirtióVanNekk. —Racionaremoslaquequeda.Unpocoahorayunpocoalmediodía.Sitenemos suerte,habráparatresturnos.¡Malditasmoscas! Había encontrado la taza y había repartido una ración, y ahora sorbía la suya haciéndoladurar. —¿Qué vamos a hacer con el japonés? —dijo Spillbergen que había pasado la nochemejorquelosotros,porquesehabíatapadolosoídosconunpocodebarroy, además,comoestabajuntoalbarreñohabíamitigadocuidadosamentesused—.¿Qué vamosahacerconél? —Deberíamosdarleunpocodeagua—dijoVanNekk. —¡Y un cuerno! —dijo Sonk—. Yo digo que no. Lo pusieron a votación y decidieronnodarleagua. —Noestoydeacuerdo—dijoBlackthorne. —Vosnoestáisdeacuerdoconnadadeloquedecimos—dijoJanRoper—.Es nuestroenemigo.Esundiablopaganoyestuvoapuntodemataros. —Tú también estuviste a punto de matarme media docena de veces. Si tu mosquetehubiesefuncionadoenSantaMagdalenamehabríasvoladolacabeza. —Noosapuntabaavos.ApuntabaalossiervosdeSatán. —Erancurasdesarmados.Yhabíatiempodesobra. —Noosapuntabaavos. —Estuviste doce veces a punto de matarme con tu maldita ira y tu maldito fanatismoytumalditaestupidez.Peroahoraharéistodosloqueyodiga. JanRopermiróasualrededorbuscandoapoyoenvano. —¡Hacedloquequeráis!—dijodemaltalante. —Loharé. Elsamuraiestabatansedientocomoellos,peromoviólacabezaalserleofrecida lataza.Blackthornevacilóydespuésacercólatazaaloslabiosdelsamurai,peroéste laapartódeungolpederramandoelaguaymurmuróalgoenvozronca. —Estáloco.Todosestánlocos—dijoSpillbergen. —¡Habrámásaguaparanosotros!—exclamóJanRoper—.Dejadquesevayaal www.lectulandia.com-Página76 infierno…Bienmerecidolotiene. —¿Cómotellamas?¿Nombre?—lepreguntóBlackthorne. Lorepitiódediferentesmaneras,peroelsamuraipareciónooírle. Le dejaron en paz. Pero lo vigilaron como si fuese un escorpión. El hombre no devolviósusmiradas.Blackthorneteníalaseguridaddequeseestabaforjandoalgo ensucabeza,peronoteníalamenorideadeloquepodíaser. «¡Diosmío,ojalápudieraacostarme!—pensó—.¡Ojalápudieradarmeunbaño! Hoynotendríanquellevarmearastras.Nuncamehabíadadocuentadeloimportante que puede ser un baño. ¡Y aquel hombre de los dedos de acero! De buena gana lo tendría un par de horas conmigo. ¡Qué desastre! ¡Tantos barcos, tantos hombres y tantos esfuerzos para llegar a esto! Un fracaso total. Bueno, casi total. Algunos de nosotrosseguimosaúnconvida.» —¡Capitán! —dijo Van Nekk, sacudiéndolo—. Os habéis quedado dormido. Es él…Estáinclinadoantevosdesdehacemásdeunminuto. Yseñalóalsamurai,queestabaarrodilladofrenteaél,conlacabezabaja. Blackthornesefrotólosojos.Conunesfuerzocorrespondióalsaludo. —¿Hai? —preguntó secamente recordando la palabra que significaba «sí» en japonés. Elsamuraiarrancóelcintodesudestrozadoquimonoyserodeóelcuelloconél. Sinlevantarse,entregóunextremoaBlackthorneyelotroaSonk,inclinólacabeza y,conunademán,lesindicóquetirasen. —Temequeloestrangulemos—dijoSonk. —No.Esloquequierequehagamos. Blackthorne soltó el cinto y movió la cabeza. Después, pensando en lo útil que resultabaestapalabra,dijoenérgicamente: —¡Kinjiru! Elsamuraiinsistió,suplicándoleconsusgestos,peroBlackthornevolvióanegar con la cabeza y a decir: «Kinjiru.» El hombre miró enloquecido a su alrededor. De pronto,sepusodepieymetiólacabezaenelbarreñodelosexcrementostratandode ahogarse.JanRoperySonklosacarondeallíinmediatamentemientraséltosíayse debatía. —¡Soltadlo! —ordenó Blackthorne señalando la letrina—. Si es eso lo que quieres,samurai,adelante… Elhombreestabavomitando,perocomprendió.Miróelapestosocuboysupoque no tendría fuerzas para tener la cabeza sumergida mucho tiempo. Con un gran desconsuelo,volvióasusitiojuntoalapared. Blackthornellenómediatazadeaguaylaofrecióaljaponés.Elsamuraifingióno verla. —PorelamordeDios,¿cuántotiemponostendránaquí?—preguntóGinsel. www.lectulandia.com-Página77 —Todoelquequieran. Spillbergen, Maetsukker y Sonk empezaron a lamentarse, pero Blackthorne los obligóaponersedepie,ycuandohuboestablecidolosnuevosturnossetumbóenel sueloconalivio.Elfangoapestabaylasmoscaseranunaplaga,peroelmerohecho depoderestirarseleprodujounagransatisfacción. «¿QuélehabránhechoaPieterzoon?—sepreguntó,sintiendoqueleinvadíala fatiga—.¡Oh,Diosmío,ayúdanosasalirdeaquí!Tengomiedo.» Sonaron pasos arriba. Se abrió la trampa. El sacerdote estaba allí, entre unos samurais. —Capitán,tenéisquesubir—dijo—.Sólovos. www.lectulandia.com-Página78 CapítuloVI LosojosdetodoslosdelpozosefijaronenBlackthorne. —¿Quéquierendemí? —Nolosé—dijogravementeelpadreSebastião—.Perodebéissubirenseguida. Blackthorne sabía que no tenía opción, pero se mantuvo junto a la pared protectorahaciendoacopiodefuerzas. —¿QuélehanhechoaPieterzoon? Elsacerdoteselodijo,yéllotradujoparalosquenohablabanportugués. —Losiento,peronopudehacernada—dijoelsacerdoteconprofundatristeza—. Ledilaabsoluciónyrecéporél.Talvez,porlagraciadeDios…—Hizolaseñalde la cruz sobre el pozo.—En cuanto a vosotros, os pido que renunciéis a la herejía y quevolváisalafedeDios.Debéissubir,capitán. Vincksedirigióalaescalerayempezóasubir. —Cogedmeamí,noalcapitán.Decidleque… Sedetuvo,impotente.Unapuntadelanzaestabaaunapulgadadesupecho.Trató deagarrarelastil,peroelsamuraiestabaalertaysiVincknohubiesedadounsalto atráshabríasidoatravesadosinremedio. El samurai apuntó a Blackthorne ordenándole que subiera. Blackthorne no se movió.Entonces,elsamuraiqueestabaenelsótanolomiró,seencogiódehombros ydijoalgo. —¿Quéhadicho? —Una máxima japonesa —respondió el cura—. «El destino es el destino y la vidanoesmásqueunailusión.» Blackthorneasintióconlacabezaysedirigióalaescalerasinmirarhaciaatrás. Subió,peroalllegararribalasrodillasleflaquearonycayósobreelsueloarenoso. Omiestabaaunlado.ElsacerdoteyMurapermanecíandepiejuntoaloscuatro samurais.Nadieleayudóalevantarse. —¡Diosmío,damefuerza!—rogóBlackthorne—.Tengoqueponermedepiey fingirvigor.Esloúnicoquerespetan.Lafuerza. Apretó los dientes y apoyándose en el suelo se levantó tambaleándose ligeramente. —¿Qué diablos quieres de mí? —preguntó a Omi y después se dirigió al sacerdote—:Decidleaesebastardoqueyosoydaimíoenmipaísyquemerezcoeste tratamiento. Decidle que no tenemos nada contra él. Que nos deje marchar o le pesará. Decidle que soy un daimío, ¡vive Dios! Soy heredero de sir William de Micklehaven.Decídselo. —Elpiratadicequeesdesangrenobleensupaís—explicóelcuraenjaponés,y escuchólarespuestadeOmi—.Omi-sandicequenoleimportanadaqueseáisreyen www.lectulandia.com-Página79 vuestro país. Aquí, vuestra vida y la de vuestros hombres está en manos del señor Yabú. —Decidlequeesuncerdo. —Nodebéisinsultarlo. Omiempezóahablardenuevo. —Omi-san dice que tomaréis un baño. Y os darán de comer y de beber. Si os portáisbien,novolveréisalpozo. —¿Ymishombres? ElsacerdotepreguntóaOmi. —Permaneceránabajo. —Entonces,decidlequesevayaalinfierno—ysedirigióalaescaleradispuesto abajardenuevo. Dos samurais se lo impidieron y aunque luchó contra ellos lo sujetaron con facilidad.Omihablóalsacerdoteyasushombres.EstossoltaronaBlackthorneque casivolvióacaerse. —Omi-san dice que si no os portáis bien sacarán a otro de vuestros hombres. Quedamuchaleñaymuchaagua. «Si acepto —pensó Blackthorne— me tendrán en su poder. Pero, ¡qué importa! Ya me tienen, de todos modos. Van Nekk tenía razón. He de hacer lo que ellos quieran.» —¿Qué quiere que haga? ¿Qué significa «portarse bien»? —Omi-san dice que significaobedecer.Hacerloqueosdigan.Comerestiércol,siasíoslomandan. —Decidlequesevayaalinfierno.Quememeoenélyentodosupaís…yensu daimío. —Osaconsejoqueaceptéisloque… —Decidleexactamenteloquehedicho,¡viveDios! —Estábien,peroconstequeosheadvertido,capitán. Omi escuchó al sacerdote. Los nudillos de sus manos se pusieron blancos. Sus hombresrebulleroninquietosatravesandoaBlackthorneconsusmiradas. Omidiounaordenamediavoz. Inmediatamente,dossamuraisbajaronalpozoysacaronaCroocq,elgrumete.Lo arrastraronhastalacalderayloataronmientraslosotrostraíanleñayagua. BlackthorneobservólosmudosbalbuceosdeCroocqyelterrorquesepintabaen susemblante.«Lavidanotieneningúnvalorparaesagente—pensó—.¡QueDios lesmaldiga!HerviránaCroocq,comoyoestoyenestatierraolvidadadeDios.» —Decidlequesedetenga—dijoenvozalta—.Pedidlequesedetenga. —Omi-sanpreguntasiprometéisportarosbien. —Sí. —¿Yobedecertodaslasórdenes? www.lectulandia.com-Página80 —Sipuedo,sí. El fuego empezaba a calentar el agua y un gemido de angustia brotó de la gargantadelgrumete.Lasllamasdelafogatalamíanelmetal.Echaronmásleña. —Omi-sandicequetetiendasinmediatamenteenelsuelo. Blackthorneobedeció. —Omi-san dice que él no os ha insultado personalmente ni teníais vos ningún motivo para insultarle. No os matará, porque sois un bárbaro y parece que ignoráis muchascosas.Peroosenseñarábuenosmodales.¿Comprendido? —Sí. —Quierequelerespondáisdirectamenteaél. Elgrumeteprofirióungritoagudoqueseprolongóhastaqueelchicoperdióel conocimiento.Unsamurailesosteníalacabezafueradelagua. BlackthornemiróaOmi.Seestremecióalpensarqueaquelchicoestabaensus manos,quelavidadetodalatripulaciónestabaensusmanos. —¿Comprendido? —Hai. VioqueOmiseabríaelquimonoysacabaelmiembrodeltaparrabo.Esperóque elhombresemeaseensucara.Peronofueasí.Omilohizosobresuespalda. «¡PorDiosquemelaspagaráalgúndía!»,sejuróasímismo. —Omi-san dice que es de mala educación decir que uno se meará en alguien. Sobretodosiunoestádesarmado.Ypeoraúnsinoestádispuestoavermorirasus amigos. —¿Wakarimasuka?—preguntóOmi. —Dicesihabéiscomprendido. —Hai. —Okiro. —Dicequeoslevantéis. Blackthorneselevantó.Ledolíaterriblementelacabeza.MirófijamenteaOmiy éstecorrespondióasumirada. —IréisconMurayobedeceréissusórdenes. Blackthornenorespondió. —¿Wakarimasuka?—volvióapreguntarOmi. —Hai. BlackthornemedíaladistanciaqueleseparabadeOmi.Seimaginabasusdedos en el cuello y la cara del hombre y hubiera querido tener la rapidez y la fuerza suficienteparaarrancarlelosojosantesdequelosotrosseapoderasendeél. —¿Yquéhaydelchico?—preguntó. ElsacerdotehablóaOmiconvozentrecortada. Omimirólacaldera.Elaguanoestabaaúnmuycaliente.Elmuchachosehabía www.lectulandia.com-Página81 desmayado,peroestabaindemne. —Sacadlodeahí—ordenó—.Llamadaunmédicosilonecesita. Sus hombres obedecieron. Blackthorne se acercó al muchacho y le auscultó el corazón.Omillamóalsacerdote. —Dile al jefe que el joven se quedará fuera del pozo. Si el jefe y el joven se portanbien,esposiblequeotrodelosbárbarossalgadelpozomañana.Ydespués, otro.Talvez.Omásdeuno.Tododependerádecómoseportenlosdearriba. El cura tradujo sus palabras, y cuando oyó que el bárbaro contestaba afirmativamente,lafuriadesapareciódelosojosdeOmi.Peroelodiopermaneció. —Repitesunombre,sacerdote.Dilodespacio. Elcurapronuncióvariasveceselnombre,peroaOmisiguiósonándolecomoun galimatías. —Sacerdote,dilequedeahoraenadelantesellamaráAnjín,oseacapitán,¿neh? Explícalequenohaysonidosennuestralenguaparaexpresarsuverdaderonombre —ordenó Omi secamente—. Haz que comprenda bien que no es un insulto. Adiós, Anjín,porelmomento. Todos se inclinaron y él correspondió amablemente al saludo y se alejó. Sólo cuandoestuvolejosdelaplazaysegurodequenadieloobservaba,sepermitióuna amplia sonrisa. ¡Con qué rapidez había dominado al jefe de los bárbaros! ¡Y qué prontohabíacomprendidoloquedebíahacerparalograrlo! «Esos bárbaros son extraordinarios —pensó—. Bueno, cuanto antes aprenda el Anjín a hablar nuestra lengua, tanto mejor será. Entonces sabremos la manera de aplastaralosbárbaroscristianosdeunavezparasiempre.» —¿Porquénoteorinasteensucara?—preguntóYabú. —Demomento,penséhacerlo,señor.Peroelcapitánestodavíaunanimalsalvaje y muy peligroso. Hacerlo en su cara… Bueno, entre nosotros, tocar la cara a un hombreeselpeordelosinsultos,¿neh?Porconsiguiente,penséquesileinsultaba tangravementeélperderíatalveztododominiosobresímismo. Estabansentadosenlagaleríadesucasa,sobrecojinesdeseda.LamadredeOmi les servía el cha —el té—con toda la ceremonia de que era capaz y que había aprendidoensujuventud. —Mehascausadoadmiración,Omi-san—dijoYabú—.Tumaneraderazonares excepcional.Hasplaneadoymanejadotodoesteasuntodeunmodoespléndido. —Eres demasiado amable, señor. Mis esfuerzos habrían podido ser mucho mejores,muchomejores. —¿Dóndeaprendistetantoacercadelamentalidaddelosbárbaros? —Cuando tenía catorce años tuve por maestro a un monje llamado Jiro. Había sido sacerdote cristiano, o al menos aprendiz de sacerdote, pero, afortunadamente, había comprendido los errores de su estupidez. Decía que la religión cristiana era www.lectulandia.com-Página82 vulnerable porque enseñaba que su divinidad, Jesús, decía que los hombres debían «amarse» los unos a los otros. No decía nada sobre el honor o el deber, sino únicamentesobreelamor.Ytambiénquelavidaerasagrada:«Nomatarás.»Yotras estupideces.Estosnuevosbárbarossedicentambiéncristianos,aunqueelsacerdote loniega.Porestopenséquetalvezpertenecenaunasectadiferenteyqueéstaesla causadesuenemistad,delamismamaneraquealgunassectasbudistasseodianentre sí. Pensé que si «se aman los unos a los otros» tal vez podría dominar a su jefe matandooamenazandoconmataraunodesushombres. —Pero,Omi-san—dijosumadreterciandoenlaconversación—,talvezdeberías decirleanuestroseñorsicreesquesusumisiónserátemporalopermanente. Omivaciló. —Temporal —dijo—. Pero creo que debería aprender nuestra lengua lo antes posible.Estoesmuyimportanteparati,señor.Probablementetendrásquedestruira uno o dos de ellos para tenerlos dominados a él y a los demás, pero en definitiva aprenderáacomportarsebien.Ycuandopodáishablardirectamenteconél,Yabú— sama,podréisaprovecharsusconocimientos.Siesverdadloquediceelsacerdote… quepilotóelbarcoenunarutadediezmilri…Debedeserbastanteinteligente. —Tú eres más que bastante inteligente —rió Yabú—. Quedas encargado de los animales,Omi-san,domadordehombres. —Lointentaré,señor—dijoOmiriéndosetambién. —Tufeudodequinientoskokúquedaaumentadoatresmil.Dominarásenveinte ri [1]. Y en mayor prueba de mi afecto, cuando regrese a Yedo te enviaré dos caballos,veintequimonosdeseda,unaarmadura,dossablesyarmassuficientespara equipar a otros cien samurais que habrás de reclutar. Cuando estalle la guerra, te incorporarásinmediatamenteamiestadomayorencalidaddehatamoto. Yabúsesentíaespléndido.Elhatamotoeraunayudanteespecialdeldaimío,que podía presentarse siempre a su señor y llevar sables en su presencia. Estaba encantadoconOmiysesentíadescansado,comonuevo,despuésdehaberdormido estupendamente. —Omi-san,haytambiénunapiedraenmijardíndeMishimaquemegustaríaque aceptarasparaconmemoraresteacontecimientoylamaravillosanochequehepasado ynuestrabuenafortuna.Telaenviaréconlasotrascosas.ProcededeKiusiu,yyole puse el nombre de «La Piedra de la Espera» porque estábamos esperando que el Taikoordenaraunataquecuandolaencontramos.Estoocurrióhacequinceaños.Yo formabapartedesuejércitoqueaplastóalosrebeldesysometiólaisla. —Mehacesungranhonor. —¿Por qué no ponerla aquí, en tu jardín, y darle un nombre nuevo? Podríamos llamarla «La Piedra de la Paz del Bárbaro» para conmemorar esta noche y su www.lectulandia.com-Página83 interminableesperadelapaz. —Quisieraquemepermitiesesllamarla«LaPiedradelaFelicidad»paraquenos sirviera a mí y a mis descendientes de recordatorio de los honores que me has prodigado,tío. —No.Esmejorllamarlasimplemente«ElBárbaroExpectante».Sí,megustaeste nombre.Nosunemás…aélyamí.Élesperabayyoesperaba.Yoviví,yélmurió. Yabúmiróeljardínymurmuró: —Bien,«ElBárbaroExpectante».Megusta.Lapiedratiene,enunodesuslados, unas curiosas manchas que parecen lágrimas y unas vetas azules mezcladas con un cuarzorojizoquemerecuerdanlacarne…¡lafugacidaddelacarne! Suspirógozandoconsumelancolía.Despuésañadió: —Esbuenoparaunhombreplantarunapiedraydarlenombre.Elbárbarotardó mucho en morir, ¿neh? Tal vez, cuando vuelva a nacer, será japonés como recompensaporsusufrimiento.¿Noseríamaravilloso? Omi le dio las gracias efusivamente y declaró que no era merecedor de tanta munificencia. Yabú sabía que su generosidad era más que merecida. Fácilmente habríapodidodarmás,perohabíarecordadounviejoadagiosegúnelcualsiemprese puedeaumentarunfeudo,perosisereduceescausadeenemistad.Ydetraición. Sonaroncascosdecaballosenlacuesta.Igurashi,primerayudantedeYabú,cruzó eljardín. —Todoestálisto,señor.SiqueréisvolverrápidamenteaYedodeberíamospartir enseguida. —Bien.Omi-san,túytushombresiréisconelconvoyyayudaréisaIgurashi-san paraquetodolleguealcastilloenperfectoestado. YabúviocruzarunasombraporelrostrodeOmi. —¿Quétienesquedecir? —Sóloestabapensandoenlosbárbaros. —Dejaunoscuantosguardiasconellos.Comparadosconelconvoy,carecende importancia. Haz con ellos lo que quieras. Si descubres que te sirven para algo, házmelosaber. —Sí, señor —respondió Omi—. Dejaré diez samurais y unas instrucciones concretasaMuradequenolespasenadaencincooseisdías.¿Quéqueréisquese hagaconelbarco? —Consérvaloaquí.Túmerespondesdeél.Zukimotohaescritoaunmercaderde Nagasaki para que lo ofrezca en venta a los portugueses. Puede que vengan a recogerlo. Omivaciló. —Talvezdeberíasconservarelbarco,señor,yhacerquelosbárbarosenseñensu manejoaalgunosdenuestrosmarineros. www.lectulandia.com-Página84 —¿Paraquénecesitobarcosbárbaros?—repusoYabúriendodespectivamente—. ¿Quieresquemeconviertaenunsuciomercader? —Claro que no, señor —dijo rápidamente Omi—. Sólo pensaba que tal vez Zukimotopodríadarleunempleoútil. —¿Quéquieresquehagaconunbarcomercante? —Elsacerdotedijoqueeraunbarcodeguerra,señor.Y,cuandoestallelaguerra podría… —Nuestra guerra se desarrollará en tierra firme. El mar es para los mercaderes, quesonunospuercosusureros,opiratas,opescadores. Yabúselevantóyempezóabajarlaescaleraendirecciónalapuertadeljardín dondeunsamuraisosteníalabridadesucaballo.Perosedetuvo,mirandoalmar.Las rodillasleflaquearon. Omisiguiósumirada. Unbarcoestabavolviendoelcabo.Eraunagaleragrandeconmuchísimosremos, la embarcación costera japonesa más veloz porque no dependía del viento ni de la marea.LabanderadelmástilllevabalaenseñadeToranaga. www.lectulandia.com-Página85 CapítuloVII TodaHiromatsu,señordelasprovinciasdeSagamiyKozuké,generalyconsejerode confianza de Toranaga y comandante en jefe de todos sus ejércitos, bajó solo la pasarelayseplantóenelmuelle.Eraaltocomojaponés,casiseispies,robustoyde fuertes mandíbulas, y llevaba con gallardía sus sesenta y siete años. Su quimono militareradesedadecolorcastaño,lisoanoserporlascincopequeñasinsigniasde Toranaga: tres cañas de bambú entrelazadas. Llevaba una bruñida coraza y unos protectoresdeaceroenlosbrazos.Sóloelsablecortopendíadesucinto.Ellargolo llevaba en la mano. Para poder desenvainarlo inmediatamente y matar si había de protegerasuseñor. Hacíaunaño,almorirelTaiko,HiromatsusehabíahechovasallodeToranaga. ToranagalehabíadadoelgobiernodeSagamiyKozuké,dosdesusochoprovincias yquinientosmilkokúalaño. La playa estaba ahora llena de lugareños —hombres, mujeres y niños—, todos ellos arrodillados y con la cabeza baja. Los samurais estaban formados en filas delantedeellosyalacabezaYabúysuslugartenientes. Si Yabú hubiese sido una mujer o un hombre más débil, habría estado golpeándose el pecho, gimiendo y arrancándose los cabellos. Era demasiada coincidencia.ElhechodequeelfamosoTodaHiro-matsuestuvieraaquíenestedía significabaqueYabúhabíasidotraicionadoenYedoporunmiembrodesucasaoen Anjiro por Omi, por uno de los hombres de Omi o por uno de los lugareños. Le habían atrapado en plena desobediencia. Un enemigo se había aprovechado de su interésporelbarco. —Ah,Yabú—sama—oyódeciraHiro-matsuyadvirtióquelareverenciadeéste eramenosquecorrectayque,porconsiguiente,élestabaengravepeligro. —Mehonrasviniendoaunademispobresaldeas,Hiro-matsu-sama—dijo. —Miseñormeordenóvenir. Hiro-matsu tenía fama por su brusquedad. No era insidioso ni astuto, pero sí absolutamentefielasuseñorfeudal. —Mealegroymesientohonrado—dijoYabú—.VinecorriendoaquídesdeYedo acausadeesebarcobárbaro. —ElseñorToranagahabíainvitadoatodossusdaimíosamigosaesperarenYedo hastasuregresodeOsaka. —¿Cómoestánuestroseñor?Confíoenquesiguebien. —CuantoantesestéelseñorToranagaasalvoensucastillo,tantomejorserá.Y cuanto antes choquemos abiertamente con Ishido y nuestro ejército se abra camino hastaelcastillodeOsakayloreduzcaacenizas,tantomejorserá. ElTaikohabíaconstruidoelcastillodeOsakaparaquefuerainvulnerable.Había www.lectulandia.com-Página86 espacioparaochomilsoldadosdentrodesurecinto.Yalrededordelasmurallasyde lagranciudadhabíaotrosejércitos,igualmentedisciplinadosybienarmadosytodos ellosfanáticosdefensoresdeYaemón,elHeredero. —Le dije docenas de veces que era una locura ponerse en manos de Ishido — añadió—.¡Unaverdaderalocura! —ElSeñorToranagateníaqueir,¿neh?Noteníamásremedio. El Taiko había ordenado que el Consejo de Regencia se reuniese al menos dos veces al año en el castillo de Osaka con un séquito de quinientas personas como máximo.Ytodoslosdaimíosestabanobligadosavisitarelcastilloconsusfamilias, dos veces al año, para presentar sus respetos al Heredero. De este modo, todos estabanbajocontroleindefensosdurantepartedelaño. —Sehabíaconvocadolareunión,¿neh?Sinohubieseido,habríasidotraición, ¿neh? —Traición, ¿contra quién? —dijo Hiro-matsu, muy sofocado—. Ishido está tratandodeaislaranuestroseñor.Escucha,siyotuvieseenmipoderaIshido,como éltieneaToranaga,novacilaríaencortarlelacabeza.¿Dóndeestánloscañones? —Loshicedesembarcar.Comomedidadeseguridad.¿CelebraráToranaga-sama otrocompromisoconIshido? —Cuando salí de Osaka todo estaba tranquilo. El Consejo tenía que reunirse al cabodetresdías.—Hiro-matsumirófijamenteaYabú.—Toranagaordenóatodoslos daimíosaliadosqueleesperasenenYedohastasuregreso.EstonoesYedo. —Sí. Pensé que el barco era lo bastante importante para investigarlo inmediatamente. —Nohabíanecesidad,Yabú—san.Debíastenermásconfianza.Nadasucedesin quelosepanuestroseñor.Élhabríaenviadoaalguienainvestigar.Enrealidad,me envióamí.¿Cuántotiempollevasaquí? —Undíayunanoche. —VinistemuydeprisadeYedo.Tefelicito. Paraganartiempo,YabúempezóacontaraHiro-matsusumarchaforzada.Pero él estaba pensando en cuestiones más vitales. ¿Quién era el espía? ¿Cómo había recibido Toranaga información sobre el barco al mismo tiempo que él? ¿Y quién habíaenteradoaToranagadesupartida?¿CómopodíamanejaraHiro-matsu? Hiro-matsuloescuchóydijoconvozacerada: —ElseñorToranagahaconfiscadoelbarcoytodosucontenido. Sehizounsilencioimpresionanteenlaplaya.EstabanenIzú,feudodeYabú,y Toranaganoteníaallíningúnderecho.NipodíaHiro-matsuordenarnada.Lamano deYabúsecerrósobrelaempuñaduradesusable.Hiro-matsuesperóconunacalma frutodelapráctica.HabíahechoexactamenteloquelehabíaordenadoToranagay estabacomprometido.Elterribledilemaeramataromorir. www.lectulandia.com-Página87 Yabúsabíaquetambiénéldebíacomprometerse.Nohabíaespera.Sisenegabaa entregar el barco, tendría que matar a Hiro-matsu, llamado Puño de Hierro, porque Hiro-matsunosemarcharíasinelErasmus.Enlagaleraatracadaenelmuelle,había talvezdoscientossamuraisescogidos.Tambiéntendríanquemorir.Podíainvitarlosa desembarcar y entretenerlos, y en pocas horas, podía reunir en Anjiro los samurais suficientes para vencerlos, pues era maestro en emboscadas. Pero esto obligaría a ToranagaaenviarsusejércitoscontraIzú. «Meaniquilarían—sedijo—,amenosqueIshidovinieraenmiayuda.Pero,¿por qué habría de ayudarme, si soy enemigo de Ikawa Jikkyu, que es pariente suyo y ambiciona adueñarse de Izú? Pero, ¿y mis cañones? Si tengo que entregarlos a Toranaga,perderélagranoportunidaddemivida.» Habíadescartadoinmediatamentelaposibilidaddenohablardelosmosquetes. Sialguienhabíareveladolapresenciadelbarco,sindudahabíareveladotambién su cargamento. Pero, ¿cómo llegó la noticia con tanta rapidez a Toranaga? ¡Por paloma mensajera! Era la única respuesta. ¿Desde Yedo o desde allí? ¿Quién tenía allípalomasmensajeras?¿Porquénoteníaélaquelservicio?Estoeraporculpade Zukimoto.Debiódepensarenello,¿neh? Teníaquedecidirsedeunavez:guerraonoguerra. —El señor Toranaga —dijo— no puede confiscar el barco porque yo se lo he ofrecidoyacomoregalo.Dictéunacartaenestesentido,¿noescierto,Zukimoto? —Sí,señor. —Naturalmente,sielseñorToranagadeseaconsiderarlocomoconfiscado,puede hacerlo.Peromiintenciónfueregalárselo.Yesperoquelesatisfagaelbotín. —Gracias,ennombredemiseñor. Hiro-matsu se maravilló una vez más de la previsión de Toranaga, que había pronosticado exactamente lo que ocurriría. Hiro-matsu le había dicho: «Ningún daimíoescapazdetolerarsemejanteusurpacióndesusderechos.Yonolotoleraría.» «Pero tú habrías obedecido mis órdenes —le había respondido Toranaga— me habríascontadolodelbarco.PodremosmanejaraYabú,¿neh?Necesitosuviolencia ysuastuciaparaneutralizaraIkawaJikkyuyguardarmeelflanco.» Yahora,enlaplayaybajoelamablesol,Hiro-matsuhizounacortésreverencia, odiandosupropiaduplicidad. —ElseñorToranagaapreciarátugenerosidad. Yabúlomiróconatención. —Noesunbarcoportugués—dijo. —Asíloteníamosentendido. —Yespirata. —¿Eh?—dijoelgeneralfrunciendolascejas. Mientraslecontabaloquehabíadichoelcura,Yabúpensóquesilanoticiaera www.lectulandia.com-Página88 tannuevaparaelotrocomolohabíasidoparaéleraporquehabíantenidolamisma fuentedeinformación.Perosiaquélconocíaelcontenidodelbarco,elespíadebíade serOmi,algunosdesussamuraisoalguiendelpueblo. —Hayabundanciadetela.Algunasmonedas.Mosquetes,pólvoraymuniciones. Hiro-matsuvacilóydespuéspreguntó: —Latela,¿essedadeChina? —No,Hiro-matsu-san—contestóYabú,empleandoel«san». Losdoserandaimíos.Perodespuésdehaber«regalado»generosamenteelbarco, Yabúsesentíalobastanteseguroparaempleareltratamientomenosdeferente. —Estábien.Tenlabondaddecargarlotodoenmibarco. —¿Qué?—dijoYabú,sintiendosustripasapuntodeestallar. —Todo.Yenseguida. —¿Ahora? —Sí.Losiento,perocomprenderásquequierovolveraOsakaloantesposible. —Sí,pero…¿habrásitioparatodo? —Pon de nuevo los cañones en el barco bárbaro y séllalo. Dentro de tres días llegaránunasembarcacionespararemolcarlohastaYedo.Encuantoalosmosquetes, lapólvoraylasmuniciones,hay… Hiro-matsuseinterrumpióparanocaerenlatrampaquevioqueelotroletendía. —Enlagalerahay—lehabíadichoToranag—espaciojustoparalosquinientos mosquetes, la pólvora y los veinte mil doblones de plata. Deja los cañones en la cubiertadelbarcoylastelasenlabodega.YtencuidadodequeYabúnotetienda unatrampaparasabersiconocesexactamenteenquéconsisteelcargamento,puesen estecasopodríadescubrirlaidentidaddenuestroespía. Hiro-matsumaldijosutorpezaenestosjuegos. —En cuanto al espacio necesario, tal vez tú puedas indicármelo. Dime exactamente en qué consiste el cargamento. Número de mosquetes, cantidad de municionesytodolodemás.Yelmetálico,¿esenmonedasoenlingotes?¿Deplata, odeoro? —¡Zukimoto,traelalistadelcontenido! «Mástardenosveremos»,pensóYabúmientrasZukimotosealejabaatodaprisa. —Debes de estar cansado, Hiro-matsu-san. ¿Un poco de cha? Te hemos preparadohabitacionesdentrodeloposible.Losbañossonmuyinadecuados,perosi quieresrefrescarteunpoco… —Gracias.Eresmuyprevisor.Unpocodechayunbañomevendránmuybien. Mástarde.Ahoracuéntameloocurridodesdequellegóelbarco. Yabúlecontóloshechosomitiendoloreferentealacortesanayelmuchacho,que carecía de importancia. Por orden de Yabú, Omi contó la historia excepto su conversaciónprivadaconsutío.YMuracontótambiénloquesabía. www.lectulandia.com-Página89 Hiro-matsucontemplólanubecilladehumoqueaúnsurgíadelapira. —¿Cuántospiratasquedan? —Diez,contandoeljefe—dijoOmi.—¿Dóndeestáahoraeljefe? —EnlacasadeMura. —¿Quéhahecho?¿Quéfueloprimeroquehizoalllegarallí,despuésdesalirdel pozo? —Se fue directamente al baño, señor —respondió rápidamente Mura—. Ahora estádurmiendo,señor.Comounmuerto. —Estaveznohastenidoquearrastrarlo,¿eh? —Noseñor. —Parece aprender de prisa —repuso Hiro-matsu mirando a Omi—. ¿Crees que aprenderánacomportarsecomoesdebido? —No.Noestoyseguro,Hiro-matsu-sama. —¿Telimpiaríastúlaorinadeunenemigodetuespalda? —No,señor. —Yotampoco.Losbárbarossonmuyextraños.—Hiro-matsuvolviósuatención albarco.—¿Quiénvigilarálacarga? —MisobrinoOmi-san. —Bien. Omi-san, quiero zarpar antes del crepúsculo. Mi capitán os ayudará, y podréishacerloentresvarillas. (Estaunidaddetiempoeraelratoquetardabaenconsumirseunavarillacorriente deincienso,oseaaproximadamenteunahora.) —Sí,señor. —¿PorquénovienesconmigoaOsaka,Yabú—san?—dijoHiro-matsucomosi acabara de ocurrírsele esta idea—. El señor Toranaga estará encantado de recibir todasesascosasdetusmanos. CuandoYabúempezóaprotestar,lodejóhablarunrato,comolehabíaordenado Toranaga,ydespuésledijo,tambiéncomolehabíaordenadoToranaga: —Insisto. En nombre del señor Toranaga. Insisto. Tu generosidad merece esta recompensa. «¿Con mi cabeza y con mis tierras?», se preguntó amargamente Yabú sabiendo quenoteníamásremedioqueaceptaragradecido. —Gracias.Seráunhonorparamí. —Bien.Entonces,nadanosretieneaquí—dijoPuñodeHierroconvisiblealivio —.Veamoslodeltéyelbaño. YabúlocondujocortésmentealacasadeOmi.Despuésdelavadoyfregado,el viejosetendióadescansarenelhumeantecalordelaestancia.Después,elmasajede Suwo lo dejó como nuevo. Un poco de arroz, de pescado crudo y de verduras en vinagre,catadoenprivado.Elcha,enunalindatazadeporcelana.Yunabrevesiesta. www.lectulandia.com-Página90 Alcabodetresvarillasseabriólapuerta. —Yabú—samaestáesperandofuera,señor.Dicequeelbarcohasidocargado. —Muybien. Hiro-matsusalióalagaleríaehizosusnecesidadesenelcubo. —Tushombressonmuyeficaces,Yabú—san. —Los tuyos les ayudaron, Hiro-matsu-san. Son más que eficaces. «Sí, y por el Solquelesconvieneserlo»,pensóHiro-matsu.—Hazquellevenalpirataamibarco —dijo. —¿Qué? —Tu generosidad te ha impulsado a regalar el barco y su contenido. La tripulación es parte del contenido. Por consiguiente, me llevo al capitán pirata a Osaka. El señor Toranaga quiere verlo. Naturalmente, puedes hacer lo que quieras conlosdemás.Pero,yaquevasaestarausente,tenlabondaddeasegurartedeque tus servidores comprendan que los bárbaros son propiedad de mi señor y que convienequeesténaquílosnueve,vivosysanos,cuandoéldecidareclamarlos. YabúcorrióalmuelledondedebíahallarseOmi. Antes, cuando había dejado a Hiro-matsu en el baño, se había dirigido a una pequeñamesetaquedominabaelpueblo.Unpulcrosantuariokamiguardabaellugar. Unviejoárbolproporcionabasombraytranquilidad.Habíaidoallíacalmarsufuria yapensar. «Debes hacer que tus espías descubran al espía. Nada de lo que ha dicho HiromatsuindicasilatraiciónsehaproducidoaquíoenYedo.EnOsaka,tienesamigos poderosos, entre ellos el propio señor Ishido. Tal vez uno de ellos pueda oler al enemigo. Pero debes enviar inmediatamente un mensaje secreto a tu esposa para el casodequeeldelatorestéallí.YOmi,¿qué?¿Deboencargarlequebusqueaquíal espía?¿Ysielespíaesél?Noesprobable,perotampocoimposible.Esmásprobable que la traición haya empezado en Yedo. Cuestión de tiempo. Si Toranaga hubiese recibido la información sobre el barco en cuanto llegó, Hiro-matsu habría llegado aquí el primero. Luego los informadores están en Yedo. ¿Y qué me dices de los bárbaros? De momento, son lo único que te ha dado el barco. ¿Cómo puedes emplearlos? Espera, ¿no te dio Omi la respuesta? Podrías emplear su conocimiento delmarydelosbarcosparanegociarconToranagasobreloscañones,¿neh? «OtraposibilidadesconvertirtecompletamenteenvasallodeToranaga.Confiarle tuplan.PedirlequetepermitamandarelRegimientodeArtillería…parasugloria. Perounvasallonodebeesperarnuncaquesuseñorrecompensenisiquierareconozca susservicios:Serviresdeber,deberessamurai,samuraiesinmortalidad. »No,estonoesimaginable.Aliado,sí,vasallo,no. «Bueno, los bárbaros son una baza a mi favor, a fin de cuentas. Omi ha tenido razónunavezmás.» www.lectulandia.com-Página91 Sehabíasentadomássereno,perocuandohabíallegadolahorayunmensajerole habíallevadolanoticiadequeelbarcoestabayacargado,yhabíaidoenbuscade Hiro-matsu,habíalasorpresadequetambiénhabíaperdidolosbárbaros. Estabafueradesuscasillascuandollegóalmuelle. —¡Omi-san! —Sí,Yabú—sama. —Traeaquíaljefebárbaro.MelollevoaOsaka.Encuantoalosotros,hazque esténbiencuidadosdurantemiausencia.Quieroqueesténenbuenascondicionesy queseportenbien.Empleaelpozoencasonecesario. Desdequehabíallegadolagalera,aOmiledabavueltaslacabezayestaballeno deansiedadporlaseguridaddeYabú. —Dejaquevayacontigo,señor.Talvezpuedaayudarte. —No,quieroquecuidesdelosbárbaros. —Porfavor.Talvezpodrécorresponder,aunqueengradoínfimo,atusbondades paraconmigo. —Noesnecesario—dijoYabúconmásamabilidaddeloquepretendía. RecordabaquehabíaaumentadoelsalariodeOmiatresmilkokúyextendidosu feudoacausadelasmonedasydeloscañonesqueahorasehabíandesvanecido.Pero habíapercibidolapreocupacióndeljovenysentidounainvoluntariaemoción. «Con vasallos como éste, edificaré un imperio —se prometió—. Omi mandará unadelasunidadescuandorecobremiscañones.» —Cuandoestallelaguerra…Bueno,teencargaréunatareaimportante,Omi-san. Ahora,veabuscaralbárbaro. OmisellevócuatroguardiasyaMuracomointérprete. Blackthorne estaba durmiendo. Necesitó un minuto para que se le despejara la cabeza.Cuandosedisipólabruma,Omiloestabamirandofijamente. Murasearrodillóyseinclinóhastaelsuelo. —Konnichiwa(Buenosdías). —Konnichi wa —dijo Blackthorne, y se arrodilló, aunque estaba desnudo, y se inclinóconigualcortesía. —Tenlabondaddevestirte,Anjín—dijoMura. «¿Anjín?¡Ah!Ahoralorecuerdo.Elcuradijoquecomonosabíanpronunciarmi nombremellamaríanAnjín,quesignificacapitándebarco,yquenodebíatomarlo comouninsulto.» «NomiresaOmi—seaconsejó—.Todavía,no.Norecuerdeslaplazadelpueblo, niaOmi,niaCroocq,niaPieterzoon.Cadacosaasutiempo.Asílojurastedelante deDios.Cadacosaasutiempo.Yallegaráeldíadelavenganza.» Blackthorne vio que su ropa había sido lavada otra vez y bendijo a quien lo hubierahecho.Selahabíaquitadoenlacasadebañocomosihubieseestadollenade www.lectulandia.com-Página92 parásitos.Sehabíahechofrotartresveceslaespaldaconlaesponjamásásperaycon piedrapómez.Perotodavíasentíalaquemaduradelosorines. ApartólosojosdeMuraymiróaOmi.Elconocimientodequesuenemigoestaba vivoycercadeélleproducíaunamorbosasatisfacción. Seinclinócomohabíavistohaceralosotrosentreigualesymantuvoestaactitud. —Konnichiwa,Omi-san—dijopensandoquenoerahumillantehablarsulengua, decir«buenosdías»einclinarsecomoeraallícostumbre. Omicorrespondióasusaludo. —Konnichiwa,Anjín—dijo. Suvozeraamable,peronolosuficiente. —Anjín-san—dijoBlackthorne,mirándolealosojos.Susvoluntadeschocaron, yBlackthornepareciódecirle:«¿Acasonotienesmodales?» —Konnichiwa,Anjín-san—dijoOmialfinconunabrevesonrisa.Blackthorne sevistiórápidamente. —¿Hai, Omi-san? —preguntó cuando se hubo vestido, sintiéndose mejor, pero receloso,ylamentandonoconocermáspalabras. —Porfavor,lasmanos—dijoMura. Blackthorne no comprendió y así se lo hizo saber con señas. Mura alargó sus propiasmanosehizocomosifueraaatárselas. —Lasmanos,porfavor. —No—dijoBlackthornedirigiéndoseaOmieninglésysacudiendolacabeza—. Noesnecesario,enabsoluto.Hedadomipalabra. Suvozeraamable,peroañadiócondurezaimitandoaOmi: —Wakarimasuka,Omi-san.¿Comprendes? Omiseechóareír.Despuésdijo: —Hai,Anjín-san.Wakarimasu. Diomediavueltaysalió.Muraylosotroslomiraron,asombrados. Blackthornelosiguióalexterior.Susbotashabíansidolimpiadas.Antesdeque pudieseponérselas,ladoncella«Onna»searrodillóyloayudóacalzarse. —Gracias,Hakú—san—dijorecordandosuverdaderonombreypreguntándose comosediría«gracias»enjaponés. Cruzólapuerta,detrásdeOmi. «Voy detrás de ti, maldito bastardo. ¡Alto! ¿No recuerdas lo que te prometiste? Además, sólo juran los débiles o los tontos, ¿no? Cada cosa a su tiempo. Ahora, tienesqueirdetrásdeél.Losabesyéllosabe.Nocometaserrores.» LoscuatrosamuraissecolocaronalosladosdeBlackthornemientrasbajabanla cuesta. Mura seguía discretamente a diez pasos de distancia. Omi marchaba el primero. «¿Vanaencerrarmedenuevobajotierra?—sepreguntóBlackthorne—.¿Porqué www.lectulandia.com-Página93 querían atarme las manos? ¿No dijo Omi ayer que si me portaba bien me quedaría fueradelpozo?¿Nomeheportadobien?MepreguntocómoestaráCroocq.Elchico vivíacuandolollevaronalacasadondehabíaestadolatripulación.» Elcaminocuestaabajoyatravésdelpuebloempezóafatigarle. «Estásmásdébildeloquecreías…No,estásmásfuertedeloquepensabas»,se obligóacreer. LosmástilesdelErasmussobresalíandelostejadosyestohizolatirmásdeprisa su corazón. Delante de ellos, la calle describía una curva siguiendo la falda de la colina,ybajabahastalaplazadondeterminaba.Unpalanquínconcortinasesperaba bajoelsol.Cuatromozos,consólounosbrevestaparrabos,estabanagachadosjuntoa él hurgándose distraídamente los dientes. En cuanto vieron a Omi se pusieron de rodillasytocaronelsueloconsusfrentes. Omi se limitó a mover ligeramente la cabeza al pasar, pero entonces una joven saliódeunportalparadirigirsealpalanquínyOmisedetuvo. Blackthornecontuvoelalientoysedetuvotambién. Unajovendoncellasalióconunasombrillaverdeparacubriralamuchacha.Omi seinclinóylajovenhizolomismoylosdoscharlaronanimadamenteolvidandoOmi todasuarrogancia. Lajovenllevabaunquimonodecolormelocotónconunanchocinturóndeoroy unaszapatillastambiéndoradas.Blackthornevioqueellalomiraba.Eraevidenteque lajovenyOmihablabandeél.Nosabíacómoreaccionarniquéteníaquehacery, por consiguiente, no hizo nada. Esperó pacientemente gozando con la visión de la mujeryconlapulcritudyelcalordesupresencia.SepreguntósiellayOmiserían amantes,osiellaseríalaesposadeOmi,ysieraefectivamentereal. Omi le preguntó algo y ella le respondió y agitó el abanico verde que aleteó y brillóalsol,yrióconunarisamusical,delicadayexquisita.Omisonrióydespués girósobresustalonesysealejó.Volvíaaserelsamurai. Blackthornelesiguió.Ellalomiróalpasar,yéldijo: —Konnichiwa. —Konnichiwa,Anjín-san—respondióellaconunavozqueloconmovió. Teníaapenascincopiesdealturayeraperfecta. Elperfumedelajovenloenvolvíaaúncuandodoblólaesquina.Violatrampadel sueloyelErasmus.Ylagalera.Laniñaseborródesumente. «¿Por qué están vacías nuestras portañolas? ¿Dónde están nuestros cañones? ¿Quédiabloshaceahíesagaleradeesclavos?¿Quéhapasadoenelpozo?» Cadacosaasutiempo. Ante todo, el Erasmus. Lo que quedaba del palo de trinquete arrancado por la tormenta tenía un aspecto desolador. «Pero no importa —pensó—. Podríamos hacernos a la mar sin él. Después, medio día para colocar el palo de recambio… www.lectulandia.com-Página94 Aunquetalvezseríamejornoecharelancla,sinohuiraaguasmásseguras.Pero¿y latripulación?Nopodríassacarlodeaquítúsolo.» ¿Dedóndehabríavenidoaquellagalera?¿Yporquéestabaallí? Podía ver grupos de samurais y de marineros en el muelle. La embarcación de sesentaremos—veinteporbanda—parecíalimpiaybiencuidada,cuidadosamente sujetoslosremos,apuntodehacersealamar.Seestremecióinvoluntariamente.La últimavezquehabíavistounagalerahabíasidofrentealaCostadeOro,hacíados años,cuandosuflotadecincobarcossedirigíaaOccidente.Eraunbarcomercante costero,portugués,quehuyódeélnavegandocontraelviento.ElErasmusnopudo alcanzarloparacapturarloohundirlo. Blackthorneconocíabienlacostanorteafricana,apesardequeelMediterráneo era peligroso para los barcos ingleses y holandeses. Los españoles y portugueses tenían mucha fuerza en aquella región y más aún los otomanos. Los infieles turcos merodeabanenaquellasaguascongalerasdeesclavosybarcosdeguerra. Susviajeshabíansidomuyprovechososparaélyhabíapodidocomprarunbarco propio, un bergantín de ciento cincuenta toneladas, para comerciar por su cuenta. Pero había sido hundido y él lo había perdido todo. Una galera turca los había sorprendido en un día de calma, a sotavento de Cerdeña. La lucha había sido feroz hasta que poco antes de ponerse el sol el espolón de la embarcación enemiga se enganchó en su popa y los abordaron. Nunca olvidaría los agudos gritos de «Alahhhhhhhh»deloscorsariosalsaltarsobrelasbordas.Ibanarmadosconsablesy mosquetes.Élhabíareunidoasushombresyhabíanrechazadoelprimerataque,pero se había visto superado en el segundo, por lo cual había ordenado volar la santabárbara. El barco estaba ardiendo y él decidió que era mejor morir que ser enviadoagaleras.Siemprehabíasentidounmiedomortaldequelecogiesenvivoy loconvirtiesenenesclavodegalera,destinocorrienteenlosmarinoscapturados. Al estallar la santabárbara, la explosión abrió la quilla del bergantín y destruyó partedelagaleracorsaria,yaprovechandolaconfusiónélconsiguiónadarhastala lancha y escapar con cuatro de sus hombres. Tuvo que abandonar a los que no pudieronnadarhastaélytodavíarecordabasusgritosdesocorroennombredeDios. Pero Dios les había vuelto la espalda aquel día por lo que perecieron o fueron a galeras.Encambio,habíafavorecidoaBlackthorneyalosotroscuatroquehabían conseguido llegar a Cagliari, en Cerdeña. Y desde allí, habían vuelto a casa sin un penique. De esto hacía ocho años. Había sido el año en que la peste había rebrotado en Londres. Peste y hambre y algaradas de los sin trabajo. Su hermano menor y sus padreshabíanmuerto.Inclusosuhijoprimogénitohabíaperecido.Peroenelinvierno habíacesadolaepidemiayélhabíaconseguidofácilmenteunnuevobarcoysehabía hecho a la mar para recobrar su fortuna. Primero había estado al servicio de la www.lectulandia.com-Página95 «LondonCompanyofBarbaryMerchants».DespuéshabíahechounviajealasIndias Occidentalesalacazadebarcosespañoles.Despuésdeesto,yyaunpocomásrico, había navegado para Kees Veerman, el holandés, en su segundo viaje en busca del legendario Paso del Noroeste hacia Catai y las Islas de las Especies, paso que se presumía que existía en los Mares de Hielo, al norte de la Rusia zarista. Habían buscadodurantedosañosyKeesVeermanhabíamuertoeneldesiertoárticoconel ochentaporcientodelatripulación,yBlackthornehabíadadomediavueltayhabía llevadoalossupervivientesasuscasas.Después,hacíatresaños,lareciénformada «CompañíaHolandesadelaIndiaOriental»lehabíaofrecidoelmandodesuprimera expedición al Nuevo Mundo. Le confiaron en secreto que habían adquirido por un precio enorme un libro de ruta portugués, que, según se presumía, contenía los secretos del estrecho de Magallanes. No habrían podido elegir mejor capitán. Blackthorne era el mejor piloto protestante que existía a la sazón y hablaba perfectamenteelholandés,puessumadrehabíasidoholandesa.Aceptóentusiasmado laproposiciónyelquinceporcientodetodaslasgananciascomohonorariosyjuró solemnementefidelidadalaCompañíaydevolverlelaflotaqueleeraconfiada. «Al menos, le devolveré el Erasmus —pensó Blackthorne—. Y con todos los hombresqueDiosnosehayallevado.» Ahora estaban cruzando la plaza. Apartó su mirada de la galera y vio que tres samuraisestabanguardandolatrampadelpozo. —¡Omi-san! —dijo, y le explicó por señas que deseaba ir hasta la trampa, sólo parasaludarasusamigos. Pero Omi sacudió la cabeza y dijo algo que él no comprendió. Blackthorne lo siguiósumisamente. «Cadacosaasutiempo—sedijo—.Tenpaciencia.» Unavezenelmuelle,Omisevolvióygritóalgoalosguardias.Blackthornevio que abrían la trampilla y miraban hacia abajo. Uno de ellos hizo señas a unos lugareños,loscualesfueronenbuscadelaescaleraydeunbarreñodeaguapotabley lobajaronalpozo.Despuéssacaronelbarreñoyelcubodelosexcrementos. «¡Yaloves!Sitienespacienciaysiguessujuego,podrásayudaratushombres», sedijoBlackthorneconsatisfacción. Habíagruposdesamuraiscercadelagalera.Unhombrealtoyviejosemantenía apartado.EnvistadelrespetoquelemostrabaeldaimíoYabúylamaneraenquelos otros se afanaban a su menor observación. Blackthorne dedujo inmediatamente que debíaserunpersonajemuyimportante,talvezelrey. Omisearrodillóhumildemente.Elviejolecorrespondióconmediareverenciay miróaBlackthorne. Este, con toda la gracia de que fue capaz, se arrodilló y apoyó las manos en el suelodelmuelle,comohabíavistohaceraOmi,yseinclinócomoél. www.lectulandia.com-Página96 —Konnichiwa,sama—dijo,cortésmente. Y vio que el hombre volvía a inclinarse a medias. Después, hubo una conversaciónentreYabú,elviejoyOmi.YabúdijoalgoaMura.YMuraseñalóla galera.—Anjín-san.Allá,porfavor. —¿Porqué? —Ve.Ahora.¡Ve! Blackthornesintiócrecersupánico. —¿Porqué? —¡Isogi!—ordenóOmi,señalandolagalera. —No,novoya… OmidiounaordenycuatrosamuraiscayeronsobreBlackthorneylesujetaronlos brazos.Murasacóunacuerdayempezóaatarlelasmanosalaespalda. —¡Hijos de perra! —gritó Blackthorne—. ¡No voy a subir a esa maldita embarcacióndeesclavos! —¡Virgensanta,dejadleenpaz!Eh,vosotros,monosdeldiablo,¡dejadenpaza esebastardo!Kinjiru,¿neh?¿Eselcapitándelbarco?¿ElAnjín?Blackthornecasino podíadarcréditoasusoídos.Lasestentóreasimprecacionesenportuguésprocedían delacubiertadelagalera.Entoncesvioqueunhombrebajabaporlapasarela.Era altocomoélyaproximadamentedesumismaedad,peroteníaloscabellosylosojos negros y vestía descuidadamente ropas de marinero con unas pistolas al cinto y un espadín pendiente en el costado. Un crucifijo con piedras preciosas colgaba de su cuello.Setocabaconunairosogorroyllevabaunasonrisapintadaenelsemblante. —¿Ereselcapitán?¿Elcapitándelbarcoholandés? —Sí—respondióBlackthorne. —Bien.Muybien.YosoyVascoRodrigues,capitándeestagalera. Sevolvióalviejoylehablóenunamezcladejaponésyportugués,llamándole mono-samayotrascosas. Hiro-matsudiounasbrevesórdenesyelsamuraisoltóaBlackthorneyMuralo desató. —Asíesmejor.Escucha,capitán,esehombreescomounrey.Lehedichoque mehacíaresponsabledeti,quetesaltaríalatapadelossesosenmenosquecantaun gallo. RodrigueshizounareverenciaaHiro-matsuyotraaBlackthorne. —Inclínateanteelbastardo-sama. Blackthorneobedeciócomoensueños. —Lohacescomounnipón—dijoRodriguesconunamueca—.¿Eresrealmente elcapitán? —Sí. —¿CuáleslalatituddelLagarto? www.lectulandia.com-Página97 —Cuarenta y nueve grados cincuenta y seis minutos norte, y cuidado con los arrecifesdelsur-sudoeste. —Realmente, ¡eres el capitán! —dijo Rodrigues estrechando calurosamente la manodeBlackthorne—.Venabordo.Allíhaycomidaycoñacyvinoylicores.¿De acuerdo? —Sí—dijocansadamenteBlackthorne—.¿Adóndemelleváis? —AOsaka.Elgranseñorverdugoquiereverte. Blackthornesintiórenacersupánico. —¿Quién? —¡Toranaga!señordelasOchoProvincias.PrimerdaimíodelJapón.Undaimío escomounreyounseñorfeudal,peromejor.Todossondéspotas. —¿Yquéquieredemí? —Nolosé,peroestaeslarazóndequeestemosaquí.YsiToranagaquiereverte, capitán,teverá.Dicenquetieneunmillóndeesosfanáticosdeojossesgadoscapaces demorirporlimpiarleelculo,siéstefuerasudeseo.«Toranagaquierequeletraigas al piloto, Vasco», me dijo el intérprete. «Trae al piloto y el cargamento del barco.» ¡Oh,sí,capitán!Segúntengoentendido,todohasidoconfiscado,tubarcoytodolo quehayenél! —¿Confiscado? —Talvezesunrumor.Aveces,losjaponesesconfiscancosasconunamanoylas devuelvenconlaotra,odicenquenuncadieronlaorden. Blackthornesintiófijosenéllosojosfríosdelosjaponesesytratódedisimularsu miedo.Rodriguessiguiósumirada. —Sí, se están poniendo nerviosos. Ya tendremos tiempo de hablar. Subamos a bordo. Sevolvió,peroBlackthornelodetuvo. —¿Ymisamigos…,mitripulación? —¿Eh? Blackthorne le habló rápidamente del pozo. Rodrigues interrogó a Omi en un japonéselemental. —Dice que estarán bien. Escucha, no podemos hacer nada ahora. Tendrás que esperar. Yloguióhastalacubierta. ParaasombrodeBlackthorne,allínohabíaesclavosnicadenas. —¿Quétepasa?¿Tesientesmal?—preguntóRodrigues. —No.Penséqueeraunagaleradeesclavos. —No hay esclavos en el Japón. Ni siquiera en las minas. Tenemos remeros samurais.Ynuncavisteremarmejoralosesclavosnisoldadosquecombatanmejor que ellos. Vinimos de Osaka, que está a trescientas y pico de millas marinas, en www.lectulandia.com-Página98 cuarentahoras.Vamosabajo.Prontozarparemos.¿Seguroqueestásbien? —Sí,creoquesí. BlackthornemirabaalErasmusqueestabaancladoaunascienyardasdeallí. —¿No hay posibilidad de ir a bordo, capitán? No me dejaron volver, no tengo ropa,ysellaronelbarcoencuantollegamos.Porfavor. Rodriguesescrutabalanave. —¿Cuándoperdisteiselpalodetrinquete? —Antesdellegaraquí. —¿Hayunoderecambioabordo? —Sí. ¿Cuálessupuertodeprocedencia? —Rotterdam. —¿Fueconstruidoallí? —Sí. —Tiene una buena línea. Es nueva. No había visto nada parecido. Debe de ser veloz,muyveloz.Perodifícildemanejar.¿Podráscogerprontoturopa?—preguntó, volviéndoseamirarelrelojdearena. —Sí—dijoBlackthorne,tratandodedisimularunarayadeesperanza. —Con una condición, capitán. Nada de armas en la manga o en otro sitio. Tu palabradecapitán.Hedichoalosmonosquerespondodeti. —Deacuerdo. —Tevolarélacabeza,seasonocapitán,siintentaselmenortruco.Otecortaréel gaznate. —Tedoymipalabra,decapitánacapitán.¡Yaldiablolosespañoles! Rodriguessonriódándoleunascalurosaspalmadasenlaespalda. —Meempiezasagustar,inglés. —¿Cómo sabes que soy inglés? —preguntó Blackthorne, seguro de que su portugués era perfecto y que nada de lo que había dicho podía diferenciarlo de un holandés. —Soyadivino—dijoRodriguesconunacarcajada. Sedirigióalapasareladebabor,quedominabaelmuelle. —¡Sapito-sama!¿Ikamashoka? —Ikamasho,Rodrigu-san.¡Ima! —Ima significa «ahora», «en seguida» —dijo Rodrigues, mirando pensativamenteaBlackthorne—.Tenemosquezarparenseguida,inglés. —Pídeseloaél,porfavor.Necesitoiramibarco. —No,inglés.Nolepedirénada. Inmediatamente, Rodrigues tocó seis veces la campana del barco y el piloto empezó a dar órdenes a los marineros y a los samurais que estaban en tierra o a www.lectulandia.com-Página99 bordo.Losmarinerossubieronacubiertaparaprepararlapartiday,enmediodela disciplinadaconfusión,RodriguesasiódelbrazoaBlackthorneyloempujóhaciala escalerilladeestribor. —Abajohayunbote,inglés.Noteapresures,nomiresatualrededorynoprestes atenciónanadie,salvoamí.Sitedigoquevuelvas,hazloenseguida. Blackthorne acabó de cruzar la cubierta y bajó la escalera. Oyó unas voces irritadas detrás de él y se le erizaron los cabellos de la nuca, pues había muchos samuraisarmadosabordo. —No te preocupes por él, piloto-san. Yo, Rodrigu-san, soy el responsable, ichi ban Anjín-san. ¿Wakarimasu ka? —dijo Rodrigues, imponiendo su voz a las otras, queparecíancadavezmásirritadas. Blackthorneestabaapuntodellegaralbotecuandovioquenohabíaescálamos enél. —Nopuedoremarconellos—sedijo—.Esebotenomesirve.Yelbarcoestá demasiadolejosparairanado.¿Otalvezno? Sonaronpisadasenlaescalerillaytuvoquehacerunesfuerzoparanovolverse. —Siéntateenlapopa—oyóqueledecíaRodrigues,convozapremiante—.¡De prisa! Obedeció,yRodriguessaltóágilmentealbote,agarrólosremosy,sinsentarse, empezóaremarcongranhabilidad. Unsamuraiestabaenloaltodelaescalerilla,muyexcitado,yotrosdosestabana suladoconlosarcospreparados.Elcapitánsamuraigritódiciéndolessindudaque regresaran. Aunasyardasdelbarco,Rodriguessevolvióylegritóalsamuraiseñalandoel Erasmus: —Vamosalláyvolvemosenseguida. Volvió la espalda a su nave y siguió remando, empujando los remos al estilo japonés,depieenmitaddelbote. —¡Dime si ponen flechas en los arcos, inglés! ¡Obsérvalos con atención! ¿Qué estánhaciendoahora? —Nada. Escuchan a su capitán. Este parece indeciso. No. Nadie ha sacado ninguna flecha. Pero…, espera un momento. Alguien se ha acercado al capitán, un marinero,segúncreo.Parecequelepreguntaalgoacercadelbarco.Señalaalgosobre lacubierta. Rodriguesechóunarápidamiradaysuspiróaliviado. —Esunodelospilotos.Necesitaráalmenosmediahoraparadisponerdetodos susremeros. Blackthorneesperómientrasaumentabaladistancia. —El capitán vuelve a mirarnos. Pero, no. Ya se ha marchado. Pero uno de los www.lectulandia.com-Página100 samuraisnosestáobservando. —Que mire cuanto quiera —dijo Rodrigues, más tranquilo, pero sin reducir la marchanimirarhaciaatrás—.Nomegustadarlaespaldaaunsamurai,sobretodosi está armado. Aunque, en realidad, nunca los he visto sin armas. ¡Son todos unos bastardos! —¿Porqué? —Lesgustamatar.Tienenporcostumbredormirconsussables.Esteesungran país,perolossamuraissontanpeligrososcomolasvíborasymuchomásruines. —¿Porqué? —Nolosé,inglés,peroloson—respondióRodrigues,satisfechodehablarcon alguiendesuraza—.Desdeluego,todoslosjaponesessondiferentesanosotros,pero lossamuraissonlospeores.Notemennada,ymenosaúnlamuerte.¿Porqué?Sólo Dios lo sabe. Si sus superiores dicen «mata», ellos matan, si les dicen «muere», se arrojansobreelsableoseabrenlabarriga.Ytambiénhaymujeressamurais,inglés. Matan para proteger a sus amos, que es como llaman aquí a sus maridos, o se suicidan si ellos mandan hacerlo. Para esto, se cortan el cuello. Bueno, las mujeres son distintas, a pesar de todo. No hay nada en el mundo como ellas. Pero los hombres… Los samurais son unos reptiles, y lo más seguro es tratarlos como serpientesvenenosas.¿Tesientesbien? —Sí,gracias.Unpocodébil,perobien. —¿Cómofuetuviaje? —Muy duro. Pero, hablando de los samurais, ¿cómo llegan a serlo? ¿Les basta concogerdossablesycortarseelpelo? —Losonpornacimiento.Desdeluego,haymuchascategoríasdesamurais,desde losdaimíos,queestánenlacima,hastalosquenosotrosllamaríamossoldadosdea pie, que están en el fondo. Casi siempre es cuestión de herencia, como en nuestros países. Según me han dicho, en los viejos tiempos era como en la Europa de hoy. Podíahabersoldadoscampesinosycampesinossoldados,juntoacaballerosynobles por herencia, hasta llegar a los reyes. Algunos campesinos soldados alcanzaron los másaltosrangos.ElTaikofueunodeellos. —¿Quiénes? —El Gran Déspota, el jefe de todo el Japón, el Gran Asesino de todos los tiempos. Otro día te contaré algo más de él. Murió hace un año y ahora estará ardiendoenelinfierno—Rodriguesescupiósobrelaborda—.Enrealidad,hayque nacer samurai. Esta palabra procede de otra que significa «servir». Pero, aunque todos se inclinan ante el hombre de más categoría, todos son samurais y tienen privilegiosespeciales.¿Quépasaabordo? —Elcapitánestáhablandoconotrosamuraiyseñalandohacianosotros.¿Cuáles sonesosprivilegiosespeciales? www.lectulandia.com-Página101 —Aquí,elsamurailogobiernatodoyloposeetodo.Tienensupropiocódigode honor y sus normas particulares. El más bajo de ellos puede matar legalmente a cualquieraquenoseasamurai,acualquierhombre,mujeroniñoconrazónosinella. Yo les he visto matar sólo para probar el filo de sus sables…, y tienen los mejores sablesdelmundo.¿Quéestáhaciendoahoraaquelmaldito? —Sólo nos observa. Se ha colgado el arco a la espalda —repuso Blackthorne estremeciéndose—.¡Odioaesosbastardosmásquealosespañoles! Rodriguesvolvióareírysiguióremando. —Pero si quieres hacerte rico de prisa —dijo—, tienes que trabajar con ellos, porqueloposeentodo.Elpaísestádivididoencastas,comoenlaIndia.Lossamurais están en la cima. Los campesinos les siguen en importancia. Sólo los campesinos pueden poseer tierras. ¿Comprendes? Pero los samurais son dueños de todos los productos. Son dueños de todo el arroz, que es la única cosecha importante, y devuelven una parte a los campesinos. Sólo los samurais pueden llevar armas. Si alguienquenoseasamuraiatacaaunsamurai,seconsiderarebeliónysucastigoes lamuerteinmediata.Ysialguienpresenciaelataqueynolodenunciaenelacto,es también reo de muerte, así como su mujer e incluso sus hijos. ¡Los samurais son engendrosdeSatanás!Yovicómotrinchabanniñosapequeñospedazos.Peroapesar detodo,siunosabedesenvolverse,estepaísesuncieloenlatierra. Mirólagaleraparaasegurarse,ysonrió: —Bueno,inglés,nadacomounpaseoenboteporelpuerto,¿eh? Blackthorneseechóareírydijo: —PenséquenomeayudaríasairalErasmus. —Estoeslomalodelosingleses.Notenéispaciencia.Escucha,aquínohayque pedir nada a los nipones. Sean o no sean samurais, todos son iguales. Si lo haces, vacilan y consultan al hombre que está por encima de ellos. Aquí hay que actuar. Claro está que… —añadió soltando una sonora carcajada— puedes equivocarte y pagarloconlavida. —Remas muy bien. Cuando tú llegaste, me estaba preguntando cómo se empleabanesosremos. —Nopensaríasquetedejaríairsolo,¿eh?¿Cómotellamas? —Blackthorne.JohnBlackthorne. —¿EstuvisteenelNorte,inglés?¿EnellejanoNorte? —EstuveconKeesVeermanenDerLife.Haceochoaños.Erasusegundoviaje enbuscadelPasodelNordeste.¿Porqué? —Megustaríaquemecontarasalgodeesoydetodoslossitiosdondehasestado. ¿Creesqueencontraránlaruta?MerefieroalarutadeAsiaporelNorte,alEsteoal Oeste. —Sí.VosotrosylosespañolestenéisbloqueadaslasdosrutasdelSur.Portanto, www.lectulandia.com-Página102 tendremosquehacerlo.Nosotros,olosholandeses.¿Porquélopreguntas? —YhasnavegadoporlacostadeBerbería,¿no? —Sí.¿Porqué? —¿ConocesTrípoli? —Lamayoríadelospilotoshanestadoallí. —Penséquetehabíavistoantesdeahora.Sí,fueenTrípoli.Alguienteseñaló.El famosopilotoinglésqueestuvoconelexploradorholandésKeesVeermanenelMar delosHielos…yquefueunavezcapitánconDrake,¿eh?EnlaArmada.¿Cuántos añosteníasentonces? —Veinticuatro.Ytú,¿quéhacíasenTrípoli? —Pilotabauncorsarioinglés.MibarcohabíasidoapresadoenlasIndiasporel pirataMorrow,HenryMorrow.Despuésdesaquearyquemarmibarco,meofrecióel cargodepiloto.Mehizolaofertaacostumbradadesoltaramiscamaradasydarles comida y botes si me unía a él. Yo le dije: «¿Por qué no? Con tal de que no apresemos ningún barco portugués, y me desembarquéis cerca de Lisboa y no me quitéismislibrosderuta.»LosdosjuramossobrelaCruzyquedócerradoeltrato. Tuvimos un buen viaje y varios mercaderes gordos españoles cayeron en nuestras manos. Morrow cumplió su palabra, como buen pirata. Me desembarcó con mis librosderuta…despuésdehaberloshechocopiar,naturalmente,aunquenosabíaleer niescribir,ymediomiparteenelpreciodelbotín.¿Hasnavegadoalgunavezconél, inglés? —No.LaReinalediountítulonobiliariohaceunosaños.Noservíenningunode susbarcos.Celebroquefueselealcontigo. SeacercabanalErasmus.Variossamuraislosobservabancuriososdesdearriba. —Fue la segunda vez que navegué con los herejes. La primera no fui tan afortunado. —¡Oh! Rodriguesdejólosremos.Elbotellegósuavementejuntoalbarco,yelhombre agarrólascuerdasparasubirabordo. —Subetúprimero,perodéjamehablaramí. Blackthorne empezó a trepar, mientras el otro amarraba el bote. Sin embargo, Rodriguesfueelprimeroenllegarsobrecubierta.Seinclinocomouncortesano. —Nonnichiwaatodoslossamascomedoresdehierbas. Habíacuatrosamuraisabordo.Blackthornereconocióaunodeelloscomouno de los guardianes de la escotilla. Muy asombrados, saludaron rígidamente al portugués.Blackthorneimitóaéste,conciertatorpezaylamentandonohacerlomás correctamente. Rodrigues se dirigió inmediatamente a la escalera de la cámara. Los sellos estabanensusitio.Unsamurailecerróelpaso. www.lectulandia.com-Página103 —Kinjiru,gomennasai(Prohibido,losiento). —Kinjiru, ¿eh? —dijo el portugués sin inmutarse—. Yo soy Rodrigu-san, anjín de Toda Hiro-matsu-sama. Ese sello —dijo, señalando el cartel rojo con la extraña escritura—esdeTodaHiro-matsu-sama,¿ka? —Iyé—dijoelsamuraimoviendolacabeza—.¡EsdeKasigiYabú—sama! —¿Iyé?—dijoRodrigues—.¿KasigiYabú—sama?MeenvíaTodaHiro-matsusama,queesunreymásgrandequevue-a-samayToda-samaestáalasórdenesde Toranaga-sama,queeselpícaro-samamásgrandedelmundo.¿neh? Arrancóelsellodelapuertayllevóunamanoaunadesuspistolas.Lossables estabanmediodesenvainados,yRodriguesdijoaBlackthorne: —Prepárateparaabandonarelbarco. Y,rudamente,alossamurais: —¡Toranaga-sama!—yseñalóconsumanoizquierdalabanderaqueondeabaen elpalomayordesugalera—.¿Wakarimasuka? Los samurais vacilaron sin soltar sus sables. Blackthorne se preparó para saltar porlaborda. —¡Toranaga-sama!—Rodriguesdiounapatadaalapuerta,queseabrióalsaltar lacerradura.—¿WAKARIMASUKA? —Wakarimasu,Anjín-san. Los samurais envainaron rápidamente sus sables y se inclinaron y pidieron disculpas, y volvieron a inclinarse, y Rodrigues dijo con voz ronca mientras empezabaabajarlaescalera: —Asíestámejor. —¡Dios mío, Rodrigues! —exclamó Blackthorne cuando estuvieron abajo—. ¿Quéleshasdicho? —Toda Hiro-matsu es el primer consejero de Toranaga. Es un daimío más importantequeelsuyo.Porestocedieron. —¿CómoesToranaga? —Estoesunalargahistoria,inglés.—Rodriguessesentóenelescalón,sequitó unabotaysefrotóeltobillo.—Casimeherotoelpieconlapuertacarcomida. —Noestabacerrada.Tebastabaconempujarla. —Lo sé. Pero esto no habría sido tan eficaz. ¡Virgen santa, cuánto tienes que aprender! —¿Meenseñarás? Rodriguesvolvióaponerselabota.—Esodependerá—dijo. —¿Dequé? —Yaveremos.Hastaahora,yohehechotodoelgastodelaconversación,locual erajusto,porqueconocíaelterreno,ytúno.Peroprontotellegaráelturno.¿Cuáles tucamarote? www.lectulandia.com-Página104 Blackthorneloobservóunmomento.Elaire,debajodecubierta,erasofocantey rancio. —Graciasporhabermeayudadoasubirabordo—dijo. Echó a andar hacia popa. La puerta estaba abierta. El camarote había sido saqueadoysehabíanllevadotodoloquehabíanpodido.Nohabíalibros,niropa,ni instrumentos,nirecadodeescribir.Suarcaestabatambiénabierta.Yvacía. Pálidodeira,sedirigióalgrancamarote,mientrasRodrigueslomirabafijamente. Inclusoelcompartimientosecretohabíasidodescubiertoysaqueado. —¡Selohanllevadotodolosmuypiojosos! —¿Quéteimaginabas? —Nosé.Penséqueconlossellos… Blackthorne se dirigió a la cámara fuerte. Estaba vacía. Y también la santabárbara.Enlabodega,sóloestabanlasbalasdeteladelana. —¡QueDiosconfundaatodoslosjaponeses! Volvióasucamaroteycerróelarcadegolpe. —¿Dóndeestán?—preguntóRodrigues. —¿Qué? —Tuslibrosderuta.¿Dóndeestán? Blackthornelomiró. —Ningúncapitándebarcosepreocupaporlaropa.Hasvenidoabuscarloslibros deruta,¿no? —Sí. —¿Porquétesorprendestanto,inglés?¿Porquéteimaginasquevineabordo? ¿Paraayudarteacogercuatrotrapos?Bueno,¿dóndeestánloslibrosderuta? —Handesaparecido.Estabanenmiarca. —Novoyaquitártelos,inglés.Sóloquieroleerlos.Ycopiarlos,siesnecesario. —Suvozseendureció.—Porfavor,sácalos,inglés.Nosquedapocotiempo. —Nopuedo.Handesaparecido.Estabanenmiarca. —No los habrías dejado allí viniendo a un puerto desconocido. No habrías olvidado la regla principal del marino: esconderlos bien, y dejar sólo los falsos sin protección.¡Dateprisa! —¡Loshanrobado! —No te creo. Pero confieso que los has ocultado muy bien. Estuve dos horas registrandoynoencontréelmenorindicio. —¿Habíasestadoyaaquí? —Naturalmente—dijoRodriguesconimpaciencia—.Hacedosotreshorascon Hiro-matsu que quería echar un vistazo. Rompió los sellos, pero el daimío local volvió a ponerlos cuando nos marchamos. ¡Date prisa! —añadió—. Se agota el tiempo. www.lectulandia.com-Página105 —¡Loshanrobado!¡Todasmiscartas!¡Todosmislibrosderuta!Tengocopiasde algunosenInglaterra,peroellibroderutadeesteviajeyel… Seinterrumpió. —¿Yelportugués?¡Vamos,hombre,teníaqueserportugués! —Sí.Perotambiénhadesaparecido.«Serenidad—pensó—.Handesaparecido,y se acabó. ¿Quién los tiene? ¿Los japoneses? ¿O los habrán dado al cura? Sin los libros de ruta ni las cartas de navegación, no podrás volver a casa. Nunca podrás volver…¡Oh,Jesús,damefuerza!» Rodriguesloobservabaconatención.Alfin,dijo: —Losientoporti,inglés.Séloquesientesporquetambiénmeocurrióunavez. El ladrón fue un inglés, ¡así se hunda su barco y él arda en el infierno por toda la eternidad!Bueno,volvamosalagalera. Omiylosotrosesperaronenelmuellehastaquelagaleradoblólapuntadetierra y desapareció. En Occidente, unas pinceladas oscuras empezaban a teñir el cielo carmesí.EnOriente,laoscuridadfundíaelcieloconlatierraborrandoelhorizonte. —Mura,¿cuántotardaréisenembarcartodosloscañones? —Sitrabajamosdenoche,habremosterminadomañanaalmediodía,Omi-san.Si empezamosalamanecer,terminaremosmuchoantesdeponerseelsol.Trabajaríamos conmásseguridadduranteeldía. —Trabajaddenoche.Hazqueelsacerdotevengainmediatamentealpozo. OmimiróaIgurashi,primerlugartenientedeYabú,queseguíamirandohaciala punta de tierra, tenso el semblante, con la sombra pronunciada de la lívida cicatriz sobrelacuencavacíadeunodesusojos. —Te invito a quedarte, Igurashi-san. Mi casa es pobre, pero tal vez podamos hacerqueteresultecómoda. —Gracias —dijo el otro volviéndose hacia él—. Pero nuestro señor me ordenó quevolvieseaYedoinmediatamente,yasíloharé.—Supreocupaciónsehizomás manifiesta.—¡Ojaláestuvieseenaquellagalera! —Sí. —MeafligepensarqueYabú—samaestáabordoconsólodosdesushombres. —Sí.Pero,¿creesqueelseñorToranaganosesentirácomplacido,enormemente complacido,conelregalodelseñorYabú? —Esemonoavariento,saqueadordeprovincias,estátanconvencidodesupropia importancia que ni siquiera se dará cuenta de la cantidad de plata que ha robado a nuestroseñor.¿Dóndetenéislacabeza? —Supongo que sólo vuestra inquietud por el peligro que puede correr nuestro señoroshadictadoestaobservación. —Tienes razón, Omi-san. No pretendí insultarte. Has sido muy inteligente y de mucha ayuda para nuestro señor. Tal vez tienes también razón en lo que respecta a www.lectulandia.com-Página106 Toranaga—dijoIgurashi. Peroestabapensando:«Disfrutadetureciénganadariqueza,pobreloco.Conozco amiseñormejorquetú,ytuaumentadofeudonoteharáningúnbien.Loquetúle diste se ha desvanecido. Y por tu culpa mi señor está en peligro. Tú le enviaste el mensaje y lo tentaste después:»Mira primero a los bárbaros.» Tendríamos que habernos marchado ayer. De haberlo hecho, mi señor estaría ahora a salvo, con las armas y el dinero. ¿Eres un traidor? ¿Actúas por tu cuenta, o por la de tu estúpido padre,oporladeunenemigo?Noimporta.Puedescreerme,Omi,túyturamadel clanKasiginoestaréismuchotiempoenestemundo.» —Gracias por tu hospitalidad, Omi-san —dijo—. ¡Ojalá vuelva a verte pronto, perodeboponermeenmarcha! —¿Quiereshacermeunfavor?Presentamisrespetosamipadre.Teloagradeceré muchísimo. —Lo haré con mucho gusto. Gracias de nuevo, Omi-san. Levantó la mano en amistososaludo,diolaordendemarchaasushombresysaliódelpuebloalfrentede susjinetes. Omi se dirigió al pozo. El cura estaba ya allí. Omi vio que el hombre estaba irritadoydeseóquecometieraalgunaindiscreciónenpúblicoparapoderazotarlo. —Sacerdote,dialosbárbarosquesuban,unoauno.DilesqueelseñorYabúha dichoquepuedenvivirdenuevoenelmundodeloshombres.Peroquealamenor infraccióndelasnormas,dosdeellosvolveránalpozo.Tienenqueportarsebieny obedecertodaslasórdenes.¿Estáclaro? —Sí. Los hombres subieron uno a uno. Todos estaban aterrorizados. Algunos necesitaron ayuda. Uno de ellos sufría agudos dolores y gritaba cuando alguien le tocabaelbrazo. —Tendríanquesernueve. —Hamuertouno—repusoelsacerdote—.Sucadáverestáenelpozo. —Mura —dijo Omi después de pensar un momento—, quema el cadáver y guarda sus cenizas con las del otro bárbaro. Lleva a esos hombres a la misma casa dondeestuvieronantes.Dalesverdurasypescadoenabundancia.Ysopadecenteno yfruta.Hazqueselaven,puesapestan.—Después,sevolvióalsacerdote.—¿Bien? —Ahora,yovolveramicasa.DejarAnjiro. —Vete y no vuelvas nunca. Quizá la próxima vez que tú o uno de los tuyos volváisamifeudo,seráporquealgunodemiscampesinosovasalloscristianoshabrá cometidotraición—dijosirviéndosedeestaveladaamenazacontralaindiscriminada difusióndelafeextranjera,puessiloscurasestabanprotegidos,nopodíadecirselo mismodelosconversosjaponeses. —Comprendo,sí.Comprendomuybien. www.lectulandia.com-Página107 El cura hizo una rígida reverencia, pues incluso los sacerdotes bárbaros debían tenerbuenosmodales,ysealejó. —Omi-san—dijounsamuraijovenymuyguapo. —¿Sí? —Discúlpame,porfavor.Séquenolohasolvidado,peroMasijir-anestáaúnen elpozo. Omi se acercó a la trampilla y miró al samurai. Inmediatamente, el hombre se pusoderodillasyseinclinórespetuosamente. Omiconsiderósusserviciospasadosysuvalorparaelfuturo.Después,tomóla dagadeljovensamuraiylaarrojóalpozo. Masijiro, al pie de la escalera, contempló el cuchillo sin dar crédito a sus ojos. Corrieronlágrimasporsusmejillas. —Nomerezcoestehonor,Omi-san—dijodesoladamente. —Sí. —Gracias. EljovensamuraiqueestabajuntoaOmidijo: —¿Puedopreguntarsidebehacerseelharakiriaquíoenlaplaya? —Fracasóenelpozo.Sequedaráenelpozo.Ordenaaloslugareñosquelollenen detierra.Quenoquederastrodelahoya.Losbárbaroslahanprofanado. Kikúseechóareírymoviólacabeza. —No,Omi-san,losiento,peronomedesmássakéosemecaeráelcabello.Me quedarédormida,¿yquépasaráentonces? —Yodormirécontigoyestaremosenelnirvana,fueradenosotrosmismos—dijo alegrementeOmi. —¡Oh, no! Me quedaría roncando, ¿y qué podrías hacer con una horrible jovencitaborracha?¡Oh,no,Omi-sandelGranFeudoNuevo,túmerecesalgomejor! Vertióotropocodelicorcalienteenladiminutatazadeporcelanayselaofreció conambasmanos,coneldedoíndiceizquierdososteniendodelicadamentelatazay apoyandoelfondodeéstaenelíndicedelamanoderecha. Ellatomóysorbióellicorpaladeandosutibiezaysusuavearoma. —Celebromuchohaberpodidoconvencertedequetequedarasundíamás.¡Eres tanhermosa,Kikú—san! —Túereselhermoso,yelplaceresmío. Susojosbailabanalaluzdelavelaencajadaenunaflordepapelydebambúque pendíadeunavigadecedro.Sehallabanenelmejorcompartimientodelacasadeté próxima a la plaza. Ella se inclinó para servirle un poco más de arroz del sencillo tazóndemaderacolocadosobrelamesadelacanegra,peroélmoviólacabeza. —No,no.Gracias. —Unhombrevigorosocomotúdeberíacomermás. www.lectulandia.com-Página108 —Estoyharto,deveras. Ella dio unas leves palmadas e inmediatamente se abrió la puerta y apareció su sirvienta. —¿Señora? —Llévatetodasestascosas,Suisen,ytraemássakéyunanuevajarritadecha.Y fruta.Elsakéhadeestarmáscalientequelaúltimavez.Dateprisa,haragana—dijo procurandodarasuvozuntonoimperioso. Suisen tenía catorce años. Era dulce, complaciente, y aprendiza de cortesana. HacíadosañosqueestabaconKikú,yéstaeralaencargadadeadiestrarla. Haciendounesfuerzo,Kikúapartólamiradadelblanquísimoarrozquetantole apetecía, y procuró olvidarse de su hambre. «¡Ah! Las damas tienen poco apetito, muy poco apetito —solía decirle su maestra—. Los invitados deben comer y beber cuantomás,mejor.Peronolasdamas,ymenosconlosinvitados.¿Cómopuedenlas damas conversar o tocar el samisen o bailar con la boca llena? Ten paciencia. Ya comerásmástarde.Dedicatodatuatenciónalinvitado.» MientrasobservabacríticamenteaSuisenjuzgandosuhabilidad,contócuentosa Omiparahacerlereíryolvidarelmundoexterior.Mientrastanto,laniñasearrodilló juntoaOmiycolocólastacitasylospalillosenlabandejadelaca,artísticamente, según le habían enseñado. Después, levantó el frasco vacío de saké, inclinándolo suavementeparaasegurarsedequenoquedabanadaenél,pueshabríasidodemala educación sacudirlo. Se levantó con la bandeja, la llevó sin ruido hasta la puerta corredera,searrodilló,dejólabandejaenelsuelo,abriólapuerta,selevantó,pasóal otro lado, volvió a arrodillarse, levantó la bandeja, volvió a dejarla en el suelo sin ruidoycerrólapuertaherméticamente. —Tendréquebuscarotradoncella—dijoKikú,enalgúnmododisgustada—.Es unaniñadulceymuygraciosa,perohacedemasiadoruido,unverdaderoalboroto.Lo siento. —Nomehefijadoenella—dijoOmiapurandosulicor—.Sóloteveoati. Kikúagitósuabanicoysucaraseiluminóconunasonrisa. —Mehacessentirmuydichosa,Omi-san.Yamada. Suisentrajorápidamenteelsaké.Yelcha.SuamasirvióunpocodelicoraOmi y se lo ofreció. La niña llenó discretamente las tazas. No derramó una sola gota y pensó que el ruido que hacía el líquido al caer en la taza tenía la suave sonoridad adecuada, en vista de lo cual suspiró aliviada para sus adentros, se sentó sobre los talonesyesperó. KikúcontabaahoraunahistoriadivertidayOmisereía.Almismotiempo,ella cogióunapequeñanaranjay,sirviéndosedesuslargasuñas,laabriócomounaflor enlaquelosgajoseranlospétalosylapieldivididalashojas. —¿Quieresunanaranja,Omi-san? www.lectulandia.com-Página109 ElprimerimpulsodeOmifuedecirquenopodíadestruirtantabelleza.Peroesto habríasidounadescortesía.«¿Cómopuedocorresponderalasatisfacciónquemeha dado —pensó—, dejándome ver cómo creaban sus dedos algo tan precioso y sin embargotanefímero?» Sostuvounmomentolaflorensusmanosydespuésextrajodelicadamentecuatro gajos,equidistantesentresí,yloscomióconfruición.Quedabaotraflor.Sacócuatro gajosmáscreandounnuevodibujofloral.Despuéscogióotrogajo,yotro,demodo quelostresrestantesformabanotraflor. Porúltimo,arrancódosgajosycolocóelúltimoenlacunaformadaporlapielde lanaranja,comounalunaencuartocrecientedentrodeunsol. Comió un gajo muy despacio. Cuando hubo terminado, se puso el otro en la palmadelamanoyseloofrecióaKikú. —Estetecorrespondeatiporqueeselpenúltimo.Esmiregalo. Kikútomólafrutaylacomió.Eralomejorquehabíacatadoensuvida. —Este,elúltimo—dijoOmicolocandogravementetodalaflorenlapalmadesu mano derecha—, es mi ofrenda a los dioses, sean quienes fueren, dondequiera que estén.Nuncavolveréacomerestafruta,amenosqueseadetusmanos. —Esto es demasiado, Omi-sama. ¡Te relevo de tu voto! ¡Lo has dicho bajo la influenciadelkamiqueviveentodaslasbotellasdesaké! Sesentíanfeliceslosdosjuntos. —Suisen —dijo ella—. Déjanos solos. Y por favor, muchacha, procura hacerlo congracia. —Sí,señora. La niña pasó a la habitación contigua para hacer que todo estuviera a la perfección. Alisó una arruga imperceptible en la finísima colcha. Después, dándose porsatisfecha,sesentó,suspiróaliviada,espantóelcalordesucaraconelabanicode colormoradoclaro,yesperócomplacida. En la otra habitación, que era la más bella de la casa de té, la única que tenía jardínpropio,Kikútomóelsamisendelargomango.Erauninstrumentoparecidoa unaguitarradetrescuerdasyelsonidodelprimeracordellenólaestancia.Entonces, Kikú empezó a cantar. Suavemente al principio, con trémolos después, de nuevo suavementeydespuésconfuerza,ybajandoluegolavozcomounsuspiro,cantóal amoryalamornocorrespondido,alaalegríayalatristeza. —¿Señora? El susurro no habría despertado a la persona de sueño más ligero, pero Suisen sabía que su ama prefería no dormir después de las nubes y la lluvia. Prefería descansar,mediodespierta,contodatranquilidad. —¿Qué, Sui-chan? —murmuró Kikú con igual suavidad, empleando el «chan», comohabríahechoconunahijapredilecta. www.lectulandia.com-Página110 —LaesposadeOmi-sanharegresado.Supalanquínacabadesubirporelsendero desucasa. KikúmiróaOmi.Loacariciósuavemente,lojustoparaquesucontactoentrara en sus sueños, pero sin despertarlo. Después, se deslizó del lecho y se ciñó sus quimonos. Kikú necesitó muy poco tiempo para componer su maquillaje mientras Suisen peinabaycepillabasuscabellosylossujetabasegúnelestiloshimoda.Después,ama y doncella cruzaron el pasillo sin ruido, pasaron a la galería, bajaron al jardín y salieronalaplaza.Eraunanochecerradayfaltabamuchoparaelamanecer. Lasdosmujeresempezaronasubirelsendero. Los sudorosos y fatigados porteadores recobraban fuerzas junto al palanquín, delantedelacasadeOmi.Habíavelasencendidasentodalacasa,yloscriadosiban apresuradamentedeunladoaotro.KikúhizounaseñaaSuisen,lacualsedirigióala galeríadelaentradaprincipal,llamóyesperó.Alcabodeunmomento,seabrióla puerta. Una doncella saludó con la cabeza y desapareció. Volvió al cabo de un momento,hizoungestoaKikúyseinclinóprofundamentecuandoentró. LamadredeOminosehabíaacostado.Estabasentada,muyerguida,yMidori,la esposadeOmi,sehallabafrenteaella. Kikú se arrodilló. Se inclinó, primero ante la madre de Omi y después ante la esposa,sintiendolatensiónexistenteentrelasdosmujeres,ysepreguntó: «¿Porquéhaysiempretantaviolenciaentrelasuegraylanuera?¿Acasolanuera noseconvierteensuegraconeltiempo?¿Esquenuncaaprenderán?» —Lamentomolestarte,Ama-san. —Bienvenida,Kikú—san—dijolavieja—.Esperoquenoocurranadamalo. —¡Oh,no!Peronosabíasidesearíasquedespertaraonoatuhijo—dijoKikú, aun sabiendo cuál sería la respuesta—. Pensé que debía preguntártelo, al enterarme dequetú,Midori-san—ysevolvióysonrióaésta,pueslaapreciabamucho—habías regresado. Laviejadijo: —Eresmuyamable,Kikú—san,ymuyprevisora.Déjalodormirenpaz. —Asíloharé.Perdonaquetehayamolestado,peropenséquedebíaconsultarte. Confíoquenohabrástenidomalviaje,Midori-san. —Hasidohorrible—dijoMidori—.Mealegrodeestardenuevoaquí.Ojaláno mehubieramarchado.¿Estábienmiesposo? —Sí,muybien.Hareídomuchoestanocheyparecíamuyfeliz.Comióybebió conmoderaciónyahoraduermetranquilamente. —El Ama-san empezaba a contarme algo sobre las terribles cosas ocurridas durantemiausenciay… —No tenías que haberte marchado. Eras necesaria aquí —le interrumpió la www.lectulandia.com-Página111 anciana con una intención venenosa—. O tal vez, no. Tal vez hubieras debido quedartefueraparasiempre.Quizáshastraídounkamimaloanuestracasa,juntocon laropadetulecho. —Nolotraje,Ama-san—dijoMidori,conpaciencia—.Teruegoquecreasque antes me mataría que traer la más ligera sombra sobre tu buen nombre. Por favor, disculpamiausenciaymisfaltas.Losiento. —Desde que llegó ese maldito barco, sólo hemos tenido disgustos. Esto es mal kami. Muy malo. ¿Y dónde estabas cuando te necesitábamos? Chismorreando en Mishima,hartándoteybebiendosaké. —Mipadremurió,Ama-san.Eldíaantesdemillegada. —¡Uf! Ni siquiera tuviste la cortesía o la previsión de estar junto al lecho de muertedetupadre.Cuantoantestemarchesdefinitivamentedeestacasa,mejorserá paratodos. Seabriólapuertacorredera.Unadoncellaentrónerviosamenteconelchayunos dulces.Midorisirvióprimeroalaanciana,quemaldijoaladoncella,mordióundulce consusencíasdesdentadasysorbióruidosamentesubebida. —Debes perdonar a la doncella, Kikú—san —dijo la anciana—. El cha es insípido.¡Insípido!Yquema.Supongoqueesloúnicoquepuedeesperarseenesta casa. —Torna el mío, por favor —dijo amablemente Midori, soplando el té para enfriarlo. Laviejalotomómalhumoradayguardóunhoscosilencio. —¿Quépiensasdetodoesto?—preguntóMidoriaKikú—.Merefieroalbarcoy aYabú—samayaTodaHiro-matsu-sama. —No sé qué pensar. Es muy curioso que Puño de Hierro llegase casi al mismo tiempoqueelseñorYabú,¿neh?Yahora,debéisdisculparme.No,porfavor,conozco elcamino. —Deningunamanera,Kikú—san.Teacompañaré. —Ya lo ves, Midori-san —terció la vieja, impaciente—. Nuestra invitada se sienteincómodayelchaerahorrible. —¡Oh! El cha estuvo bien para mí, Ama-san, de veras. Lo que ocurre es que estoy un poco cansada. Tal vez me permitirás que mañana, antes de marcharme, vengaasaludarte.Hablarcontigoessiempreunplacerparamí. Laviejaaceptóelcumplido,yKikúsiguióaMidorialagaleríayaljardín. —Has sido muy considerada, Kikú—san —dijo Midori cogiéndola del brazo, conmovidaporsubelleza—.Gracias. Kikúsevolvióamirarlacasaysintióunescalofrío. —¿Semuestrasiempreasí? —Estanochehaestadoamablecomparadoconotrasveces.SinofueseporOmiy www.lectulandia.com-Página112 pormihijo,juroquemesacudiríaelpolvodelospies,meafeitaríalacabezayme haríamonja.—Suspiró,yestabahermosaalaluzdelaluna.—Peroestocarecede importancia.Dimeloquehapasadodesdequememarché. Por esto había ido Kikú a la casa con tanta urgencia, pues ya sabía que ni la madrenilaesposadesearíanturbarelsueñodeOmi.Habíaidoparacontárselotodoa damaMidoriafindequepudiesevelarporKasigiOmicomoellamismatrataríade hacerlo. Le dijo todo lo que sabía, salvo lo que había pasado en el dormitorio con Yabú.Añadiólosrumoresquehabíaoídoyloschismestransmitidosoinventadospor las otras muchachas. Y todo lo que le había dicho Omi sobre sus esperanzas, sus temoresysusplanes. —Tengomiedo,Kikú—san,tengomiedopormiesposo. —Todos sus consejos fueron prudentes, señora. Creo que todo lo que hizo fue correcto.ElseñorYabúnootorgarecompensasalaligera,ytresmilkokúsonmuy valiosos. —PeroelbarcoesahoradelseñorToranaga.Ytambiéntodoeldinero. —Sí,perolaideadequeYabúofrecieraelbarcocomoregalofuegenial,yesta ideaseladioOmi-san.SeguroqueconellapagósobradamentelosfavoresdeYabú —san,¿neh?Omi-sanmereceserreconocidocomovasalloeminente. KikúhabíaretorcidosólounapizcalaverdadsabiendoqueOmiestabaengran peligroy,conél,todasucasa. —Sí,locomprendo—dijoMidorideseandoquefueraverdad.Ybesóalaniña, conojoslacrimosos. —Gracias.Eresmuyamable,Kikú—san,muyamable. Teníadiecisieteaños. www.lectulandia.com-Página113 CapítuloVIII —¿Quéteparece,inglés? —Creoquehabrátormenta. —¿Cuándo? —Antesdequesepongaelsol. Era casi mediodía y estaban en el alcázar de la galera bajo un cielo de nubes grises.Eraunsegundodíadenavegación.—Sielbarcofuesetuyo,¿quéharías? —¿Cuándollegamosalpuntodedestino?—preguntóBlackthorne. —Despuésdeanochecer. —¿Aquédistanciaestálatierramáspróxima? —A cuatro o cinco horas de aquí, inglés. Pero, si buscamos un refugio perderemosmediodía,ynopuedopermitírmelo.¿Quéharíastú? Blackthorne reflexionó un momento. Durante la primera noche la galera había navegadojuntoalacostaorientaldelapenínsuladeIzú,ayudadaporlagranveladel mástildeenmedio.Pero,después,Rodrigueshabíasalidoalmarabierto,conrumbo alcaboShinto,adoscientasmillasdedistancia. —Normalmente —le había dicho Rodrigues —, vamos costeando para más seguridad. Pero ahora el tiempo es importante. Hay una recompensa para mí si llegamos pronto. —Y cambiando de tema:—El libro de ruta que te robaron, quiero decirelportugués…¿dequiénera? —Nolosé.Nohabíaningúnnombreenél,ningunafirma. —¿Quiéntelodio? —Eljefemercaderdela«CompañíaHolandesadelaIndiaOriental». —¿Dóndeloobtuvoél? BlackthorneseencogiódehombrosyRodriguesseechóareírsinganas. —Bueno, nunca esperé que me lo dijeras… pero espero que el que lo robó y vendióardaeternamenteenelinfierno. —¿EresempleadodeToranaga,Rodrigues? —No.SóloestabadevisitaenOsaka.EsunfavorquelehagoaToranaga.Yosoy capitánde… Rodriguesseinterrumpió. —Siempremeolvidodequeeresmienemigo,inglés. —PortugaleInglaterrafueronaliadosdurantesiglos. —Peronoahora.Veteabajo,inglés.Estáscansado,yyotambiénloestoy,sobre tododeverloserroresdeloshombres.Cuandohayasreposado,vuelveacubierta. Blackthornehabíabajadoalcamarotedelcapitánysehabíatumbadoenlalitera. EllibroderutadeRodriguesestabasobreelpupitreclavadoenelmamparo.Estaba forradodecueroymuygastado,peroBlackthornenoloabrió. www.lectulandia.com-Página114 —¿Porquélodejasahí?—habíapreguntadoaRodrigues. —Porque,sinolohubieradejadoaquí,túlobuscarías.Encambio,ahoranolo tocarásnilomirarássinmipermiso.Erescapitándebarco,nounpanzudomercader niunsoldadoladrón. —Loleeré.Túloharías. —Nosinpermiso,inglés.Ningúncapitánloharía.¡Nisiquierayo! Blackthorne había observado un momento el libro y después había cerrado los ojos.Durmióprofundamentetodoeldíaypartedelanocheysedespertóantesdel amanecercomodecostumbre.Lecostabaacostumbrarsealmovimientodelagaleray alsonidodeltamborquemarcabaelritmoalosremeros.Permaneciócómodamente en la oscuridad, con los brazos cruzados debajo de la cabeza. Pensó en su propio barcoyalejólapreocupacióndeloquepasaríacuandoarribasenaOsaka.«Cadacosa asutiempo.Piensaenque,sitodoslosportuguesessoncomoRodrigues,tienesuna buena oportunidad. Los capitanes de barco no son enemigos, ¡y al diablo todo lo demás!Perotúeresinglés,unhereje,unAnticristo.Loscatólicossondueñosdeeste mundo.Loeran.Ahora,nosotrosylosholandeseslosaplastaremos.¡Quétonterías! Yohabríadebidonacercatólico.FuesóloeldestinoquienllevóamipadreaHolanda yallíconocióaunamujer,AnnekevanDroste,conlaquesecasó.Ellaleabriólos ojosymealegro.Comomealegrodetenerabiertoslosmíos.» Entonces, había subido a cubierta. Rodrigues estaba en su silla, con los ojos enrojecidosporelsueño,ydosmarinerosjaponesesestabanaltimón,igualqueantes. —¿Cómoteencuentras,inglés? —Descansado. ¿Puedo relevarte? —dijo Blackthorne mientras Rodrigues lo sopesabaconlamirada—.Tedespertarésicambiaelvientoopasacualquiercosa. —Gracias,inglés.Sí,dormiréunpoco.Manténesterumbo.Cuandoseagotela arenadelreloj,giracuatrogradosalOeste,yalcambiosiguiente,seisgradosmásal Oeste.Tendrásqueseñalarlosnuevosrumbosalostimoneles.¿Wakarimasuka? —¡Hai! —rió Blackthorne—. Cuatro puntos al Oeste. Vete abajo, capitán. Tu literaesmuycómoda. PeroVascoRodriguesnobajó.Sóloseciñómássutrajedemarinoysehundió másenlasilla.Enelmomentoenquehabíaquevolverelrelojdearena,sedespertó, comprobóelcambioderumbosinmoverseysedurmiódenuevo. Hiro-matsu y Yabú subieron a cubierta durante la mañana. Blackthorne advirtió susorpresacuandovieronqueélgobernabaelbarcoyRodriguesestabadurmiendo. No le dijeron nada, sino que continuaron su conversación y, al cabo de un rato, volvieronabajo. Cercadelmediodía,RodriguesselevantódelasillaymiróalNoroeste,oliendo elvientoyaguzandotodossussentidos.Losdoshombresestudiaronelmar,elcielo ylasnubesqueseestabanacumulando. www.lectulandia.com-Página115 —¿Quéharías,inglés,siestebarcofueratuyo?—repitióRodrigues. —Correríahacialacosta,sisupiesedóndeestá.Haciaelpuntomáspróximo.Esta embarcaciónnoadmitemuchaaguayseestápreparandounatormentaparadentrode unascuatrohoras. —Nopuedesertai-fun—murmuróRodrigues. —¿Qué? tai-fun.Sonvientosmuyfuertes,comojamásloshayasvisto.Peronoestamosen laestacióndelostai-fun. —¿Cuándoes? —No ahora, enemigo —rió Rodrigues—. Pero la tormenta puede ser bastante fuerte,porloqueseguirétuconsejo. Blackthorne señaló el nuevo rumbo y el timonel hizo girar limpiamente la embarcación.Rodriguesdijo: —Ahora,iréabajoyprepararéunpocodecomida. —¿Tambiénsabescocinar? —EnelJapón,todohombrecivilizadotienequesabercocinaroenseñaraesos monosahacerlosinoquieremorirsedehambre.Ellossólocomenpescadocrudoo verdurascrudassazonadasconvinagrearomatizado.Perolavidapuedeserbuenasi unosabecómohayquetomarla. Rodrigues bajó a su camarote. Cerró la puerta y comprobó minuciosamente la cerradura de su arca. El cabello que había colocado allí seguía en su sitio. Y otro cabello,igualmenteinvisibleparacualquieraquenofueseél,continuabasobrelatapa desulibroderuta. «Ninguna precaución está de más en este mundo —pensó Rodrigues—. ¿Hay algúnmalenqueélsepaquesoyelcapitándelaNaodelTrato,queesesteañoel granBarcoNegrodeMacao?Quizá.Porqueentoncestendríaqueexplicarlequees unmonstruomarino,unodelosbarcosmásricosymásgrandesdelmundo,demás deseiscientastoneladas.Podríacaerenlatentacióndehablarledesucargamento,del comercio y de Macao, y de muchas cosas interesantes que son muy reservadas, reservadas y secretas. Y nosotros estamos en guerra contra los holandeses y los ingleses.» Abrió la bien engrasada cerradura y sacó un libro de ruta particular para comprobarlaposicióndelpuertomáspróximo,ysusojostropezaronconelpaquete selladoquelehabíadadoelpadreSebastiãounpocoantesdezarpardeAnjiro. «¿Contieneacasoloslibrosderutadelinglés?»sepreguntóunavezmás. Sopesó el paquete y contempló los sellos del jesuita sintiendo la tentación de romperlos y examinar el contenido. Blackthorne le había dicho que la flotilla holandesahabíaidoporelestrechodeMagallanesynolehabíaaclaradograncosa más.«Esosinglesespreguntanmuchoyhablanpoco—pensó—.Yéseesinteligente, www.lectulandia.com-Página116 astutoypeligroso.¿Sonéstossuslibrosderutaonoloson?Siloson,¿dequéles sirvenalossantospadres?.» Se estremeció pensando en los jesuítas y los franciscanos y los dominicos y en todosloscurasyenlaInquisición.Habíacurasbuenosycurasmalos,peroincluso losmaloseransacerdotes.«LaIglesiahadetenersacerdotesparaqueintercedanpor nosotros,puessinellosseríamosovejasperdidasenunmundosatánico.¡Oh,Virgen santa,protégemedetodomalydelosmalossacerdotes! Rodrigues estaba en su camarote con Blackthorne, en Anjiro, cuando se había abiertolapuertayhabíaentradoelpadreSebastião,sinpedirpermiso.Habíanestado comiendo y bebiendo, y las sobras de la comida estaban aún en los tazones de madera. —¿Compartís el pan con los herejes? —le había preguntado el sacerdote—. Es peligrosocomerconellos.Puedencontaminar.¿Osdijoqueesunpirata? —Es de buen cristiano mostrarse caballeroso con los enemigos, padre. Cuando estuveensusmanosfueronbuenosconmigo.Nohagomásquedevolversucaridad. Yahora,¿quédeseáis? —QuieroiraOsaka.Enestebarco. —Lopreguntaréenseguida. La petición había llegado hasta Toda Hiro-matsu el cual había respondido que ToranaganolehabíadadoordendellevaraunsacerdoteextranjerodesdeAnjiroy que,portanto,lamentabanopoderaccederasudeseo. Entonces, el padre Sebastião había querido hablar en privado con Rodrigues y habíasacadoelpaquetesellado. —QuisieraqueentregaseisestoalpadreVisitador. —No sé si su Eminencia estará todavía en Osaka cuando yo llegue —dijo Rodriguesporquenolegustabaservirderecaderodelossecretosdelosjesuitas. —Entalcaso,entregadloalpadreAlvito.Perohacedloenpropiamano. —Muybien—habíadichoél. Ahora,enelcamarote,dejóelpaqueteresistiendolafuertetentación.¿Porquéel padreAlvito?ElpadreMartínAlvitoeraungrannegocianteyhabíasidointérprete personaldelTaikodurantemuchosañosy,porconsiguiente,teníabuenaamistadcon la mayoría de los daimíos influyentes. El padre Alvito viajaba continuamente entre Nagasaki y Osaka y era uno de los pocos hombres, y el único europeo, que había podido acercarse al Taiko en todo momento. Ahora era el mediador portugués más influyentecercadelConsejodeRegencia,ydeIshidoyToranagaenparticular. «Suertequelosjesuítashanpuestoaunodesushombresenunaposicióntanvital —pensóRodrigues—.Ciertamente,sinohubiesesidoporlaCompañíadeJesúsla invasióndelaherejíanosehabríadetenido. »¿Porquépiensoconstantementeenloscuras?—sepreguntóluegoenvozalta www.lectulandia.com-Página117 —.Estomeponenervioso.Sí,pero,¿porquéelpadreAlvito?Sielpaquetecontiene loslibrosderuta,¿vadestinadoaunodelosdaimíoscristianos,IshidooToranaga,o bienaSuEminenciaelpadreVisitador?¿OseránloslibrosderutaenviadosaRoma para los españoles? ¿Por qué el padre Alvito? ¿Por qué no me ha dicho el padre Sebastião que lo entregue a cualquiera de los otros jesuitas? ¿Y para qué quiere Toranaga al inglés? Sé que debería matarlo. Es un enemigo, es un hereje. Pero hay algomás.Tengolaimpresióndequeelinglésesunpeligroparatodosnosotros.Pero, ¿por qué? Es un marino, un gran marino. Fuerte. Inteligente. Es un buen hombre. Entonces,¿dequétengomiedo?Tengomiedodeél.¿Quédebohacer?¿Dejarloen lasmanosdeDios?Seacercalatormenta,yserámala.¡Malditaseamitorpeza!¿Por quénosénuncaloquehedehacer?» Latormentallegóantesdeponerseelsolylospillóenaltamar.Latierraestabaa diezmillasdedistancia.Labahíaalaquesedirigíanerabastantesegura.Nohabía quesalvarescollosnibajíos,perodiezmillaserandiezmillasyelmarseencrespaba deprisa,agitadoporelvientocargadodelluvia. ElventarrónsoplabadelNordeste,sobrelabandadeestribor.Elloshabíanpuesto rumboalNoroeste,demodoquelasolaslespillabancasisiempredelado,agitando fuertementelaembarcación,quetanprontosehallabaenlasimacomoenlacresta. La galera tenía poco calado y estaba construida para navegar velozmente en aguas tranquilas, y aunque sus remeros eran buenos y muy disciplinados, les resultaba difícilsumergirlosremosymantenerelritmo. —Tendrás que guardar los remos y navegar a favor del viento —gritó Blackthorne. —Talvez,perotodavíano. Ambos se habían sujetado con cuerdas de seguridad atadas a la bitácora y se alegrabandehaberlohecho,pueslaembarcacióncabeceabayoscilabaterriblemente. Ytambiénseagarrabanalaborda. Hasta entonces no había entrado agua en la galera. Pero iba muy cargada y navegaba más hundida de lo que ellos habrían deseado. Rodrigues había dispuesto bienlascosasdurantelashorasdeespera.Sehabíancerradobienlasescotillasylos hombres habían sido avisados. Hiro-matsu y Yabú habían dicho que permanecerían abajo durante un tiempo y que subirían después a cubierta. Rodrigues se había encogidodehombrosyleshabíadichoclaramentequeseríamuypeligroso.Estaba segurodequenolohabíancomprendido. —¿Quéharán?—lehabíapreguntadoBlackthorne. —¡Quién sabe! De lo único que puedes estar seguro es de que no llorarán de miedo. Los remeros de la línea superior trabajaban de firme. Normalmente, había dos hombres para cada remo, pero Rodrigues había ordenado que fuesen tres, para dar www.lectulandia.com-Página118 más impulso, seguridad y velocidad a la embarcación. Otros esperaban abajo para relevarles cuando se diese la orden. El capitán de remeros era un hombre experimentado y su ritmo era pausado, acompasado con las olas. La galera seguía avanzando, aunque su oscilación se hacía más pronunciada a cada instante y su recuperacióneramáslenta.Después,lasráfagasdevientosehicieronerráticasyel capitánderemerosperdióelcompás. —¡Cuidadoalfrente!—gritaroncasialmismotiempoBlackthorneyRodrigues. Lagaleraoscilóviolentamente,veinteremosgolpearonelaireenvezdelaguay sehizoelcaosabordo.Unaenormeolasaltósobrelabordadebabor.Lanavevaciló. —¡Adelante! —ordenó Rodrigues—. ¡Haz que retiren la mitad de los remos de cadalado!¡Deprisa!¡Deprisa! Blackthornesabíaquesinsucuerdadesegundadpodíaserarrastradofácilmente porelagua.Perohabíaqueretirarlosremosoestabanperdidos. Deshizoelnudoysedeslizósobrelacubiertaresbaladizaylacortaescaleraque conducíaalacámaraprincipaldelosremeros.Depronto,lagaleragiróyélsevio arrastrado hacia el lado más bajo. La borda estaba sumergida y un hombre cayó al agua.Blackthornepensóquetambiénibaacaer. Pudoagarrarsealabordaconunamano,sustendonessufrieronunenormetirón, peroaguantaron.Asiólabarandillaconlaotramanoyseizósobrecubierta,dando gracias a Dios y pensando que acababa de gastar su novena vida. Alban Caradoc decíasiemprequeunbuenpilototeníaquesercomoungatoconladiferenciadeque debíateneralmenosdiezvidasenvezdesiete. Miró el alcázar y maldijo a Rodrigues por haber soltado la rueda del timón. Rodrigues agitó la mano, señalando algo, y gritó, pero su grito fue ahogado por la borrasca. Blackthorne vio que su rumbo había cambiado. Ahora casi navegaban a favordelviento,ycomprendióqueelvirajehabíasidodeliberado.«Muybienhecho —pensó—.Estonosdaráunrespiroparaorganizarnos,peroelmuybastardopodía habermeavisado.Nomegustaperdervidasinnecesariamente.» Labahíaestabayamáscerca,peroaúnparecíahallarseaunmillóndemillasde distancia.ElcieloestabanegrohaciaelNordeste.Lalluvialosazotabaylasráfagas sehacíanmásfuertes.EnelErasmus,Blackthornenosehabríapreocupado.Habrían podido llegar a puerto fácilmente o reemprender tranquilamente su ruta hacia el destinofijado.Subarcoestabaconstruidoypertrechadoparacapeartemporales.Pero aquellagalera,no. —¿Quépiensas,inglés? —Queharásloquequierasconindependenciadeloqueyopuedapensar—gritó Blackthorne—. Pero la galera no admite mucha agua y nos hundiremos como una piedra.Ylapróximavezquememandeshacialaproa,procuranovirardepronto,si quieresquelleguemosapuertolosdos. www.lectulandia.com-Página119 —FuelamanodeDios,inglés.Unaolalahizogirar. —Casimetiróporlaborda. —Yalovi. Blackthornecalculabaladerivacióndelbarco. —Si mantenemos este rumbo, no llegaremos nunca a la bahía. Pasaremos por delantedelcaboamásdeunamilla. —Me dejaré llevar por el viento. Después, en el momento oportuno, viraremos hacialacosta.¿Sabesnadar? —Sí. —Bien. Yo no aprendí. Demasiado peligroso. Vale más ahogarse de prisa que despacio, ¿no? —dijo Rodrigues estremeciéndose involuntariamente—. ¡Virgen Santísima, protégeme contra una tumba de agua! Este maldito barco tendrá que permaneceralabrigodurantelanoche.Nohaymásremedio.Miolfatomedicequesi cambiamosderumbosehundirá.Llevamosdemasiadacarga. —¡Aligéralo!Tiraelcargamentoporlaborda. —ElreyHiro-matsunoloconsentirá.Tienequellegarconlacargaoquedarseen elcamino. —Pregúntaselo. —¡VirgenSanta!¿Eressordo?¡Yatelohedicho!¡Nuncaloaceptaría! Rodriguesseacercóaltimonelyseaseguródequemantendríaelrumboafavor delviento. —¡Vigílales,inglés!Quedanatucargo. Se desató la cuerda de seguridad y se dirigió a la escalera con paso firme. Los remeroslomiraronfijamentecuandoseacercóasucapitányleexplicó,conseñasy conpalabras,elplanquehabíaimaginado.Hiro-matsuyYabúsubieronacubierta.El capitánderemeroslesexplicóelplan.Losdosestabanpálidos,peropermanecieron impasiblesynovomitaron.Miraronhacialacostaatravésdelalluvia,seencogieron dehombrosyvolvieronabajo. Blackthornecontemplólabahíaababor.Sabíaqueelplanerapeligroso.Tenían queesperarhastahaberpasadolamáspróximapuntadetierra,virarhaciaelNoroeste yremarconfuerzaporsusvidas.Lavelanoserviríadenada.Sólopodíanconfiaren lafuerzadesusbrazos.Elladosurdelabahíaestaballenodeescollosyarrecifes.Si calculabanmaleltiempo,seríanlanzadoscontraaquellacostaynaufragarían. —¡Ven,inglés!—lellamóelportugués.Blackthorneobedeció. —Quédate aquí. Si el capitán de remeros lleva mal el ritmo o lo perdemos, encárgatedeesto.¿Deacuerdo? —Nuncagobernéunodeestosbarcos.Perolointentaré. Rodrigues miró hacia tierra. La punta aparecía y desaparecía en la cortina de lluvia.Lasolascrecíanyempezabanacubrirsedeespuma.Lacarreraentrelosdos www.lectulandia.com-Página120 cabosparecíafatídica.Seríaalgoendiablado.Escupióytomósudecisión. —Ve a popa, inglés. Cuando te dé la señal, pon rumbo Oest-oroeste. Hacia aquellapunta.¿Laves? —Sí. —¿Esperarásmisórdenesylasobedecerás? —Bueno,¿quieresquetomeeltimón,ono? Rodriguessabíaqueestabaatrapado. «Tengoqueconfiarenti,inglés,ynomegustanada.Veapopa.» VioqueBlackthorneleíaensuspensamientosysealejaba.Entonces,cambióde ideaylegritó: —¡Eh,pirataarrogante,veconDios! Llegaronapuerto,perosinRodrigues.Estefuearrastradoporunaolaalromperse sucuerdadeseguridad. La embarcación estaba a punto de ponerse a salvo cuando llegó del norte la enormeola.Habíaperdidoyaalcapitánjaponés.Blackthorneviocómoarrastrabaa Rodrigues y cómo él se debatía en el mar alborotado. La tormenta y la marea los había arrastrado hacia el sur de la bahía y estaban casi sobre las rocas presintiendo todosqueelbarcoibaanaufragar. Blackthorne arrojó un salvavidas de madera a Rodrigues. El portugués trató de alcanzarlo, pero el mar lo puso fuera de su alcance. Un remo se rompió y salió despedido en su dirección y Rodrigues trató de agarrarse a él. La lluvia caía a raudales y lo último que vio Blackthorne de Rodrigues fue un brazo junto al remo roto y, frente a ellos, la rompiente de las olas contra la atormentada costa. Habría podidosaltaralaguaynadarhaciaélyquizásalvarlo.Talvezhabríaestadoaúna tiempo,perosuprimerdebererasalvarsubarco,ysubarcoestabaenpeligro. La ola se había llevado también a algunos remeros y otros corrían a llenar los sitios vacíos. Un piloto soltó valientemente su cuerda de segundad, saltó a proa y volvióamarcarelritmoconeltambor. —¡Isogiiii! —gritó Blackthorne recordando la palabra—. ¡Vamos, bastardos, remad! Lagaleraestabaenlasrocas,o,almenos,lasrocasestabanapopa,ababorya estribor. Los remos se hundían en el agua y empujaban con fuerza, pero la embarcación no avanzaba. El viento y la corriente la empujaban perceptiblemente haciaatrás. —Vamos, ¡remad, bastardos! —volvió a gritar Blackthorne marcando el ritmo conlamano. Suenergíasecontagióalosremeros. Primeroresistieronalmar.Despuéslovencieron. Laembarcaciónsealejódelasrocas.Blackthornemantuvoelrumboasotavento www.lectulandia.com-Página121 yprontosehallaronenaguasmástranquilas.Seguíasoplandoelviento,perolohacía porencimadeellos.Continuabaeltemporal,perorugíasobreelmar. —¡Soltadelancladeestribor! Nadieentendiósuspalabras,perotodossupieronloquequeríadecir.Elanclase deslizójuntoalcostadodelanave. —¡Soltadelancladebabor! Cuandoelbarcoestuvoasegurado,miróhaciapopa. Lalíneaabruptadelacostaapenaspodíaverseatravésdelalluvia.Contemplóel maryconsiderólasposibilidades. «Ellibroderutadelportuguésestáabajo—pensó—.Puedollevarelbarcohasta Osaka.»YpodríaregresaraAnjiro. Hizounaseñallamandoalpilotoqueseacercócorriendo.Losdostimonelesse habían derrumbado, con los brazos y las piernas casi descoyuntados. Los remeros parecían cadáveres, caídos sobre los remos. Otros subían fatigosamente para ayudarles.Hiro-matsuyYabú,ambosmuyconmocionados,necesitaronauxiliopara subiracubierta,perounavezenellaseirguieronconsuarroganciadeda-íos. —¿Hai,Anjín-san?—preguntóelpiloto. Era un hombre de edad madura, de dientes fuertes y blancos y cara redonda y curtidaporlaintemperie.Teníaunamanchalívidaenlamejilla,deunavezqueuna olalehabíalanzadocontralaborda. —Lo has hecho muy bien —dijo Blackthorne pensando que aunque el otro no comprendiese sus palabras entendería su tono y su sonrisa—. Sí, muy bien. Ahora, serásCapitán-sandelosremeros.¿Wakarimasu?¡Tú,Capitán-san! Elhombrelomiróboquiabierto,ydespuésseinclinóparadisimularsuasombroy susatisfacción. —Wakarimasu,Anjín-san.Hai.Arigatogoziernashita. —Escucha, Capitán-san —dijo Blackthorne—. Da de comer y de beber a los hombres.Comidacaliente.Pernoctaremosaquí. Y con señas hizo que lo comprendiera. Inmediatamente, el hombre se volvió y gritóconnuevaautoridad. Y los marineros lo obedecieron presurosos. «Ojalá supiese hablar tu lengua bárbara—pensó—.Entoncespodríadartelasgracias,Anjín-san,porhabersalvadoel barcoylavidadenuestroseñorHiro-matsu.Tumagianosdionuevafuerza.Sintu magia, habríamos naufragado. Puedes ser un pirata, pero eres un gran marino, y mientrasseascapitánteobedeceréaciegas.» Blackthorne miraba sobre la borda. El fondo del mar estaba oscuro. Hizo unos cálculosmentalesycuandoestuvosegurodequelasanclasnosehabíandeslizadoy dequeelmarerasegurodijo: —Lanzadelbotealagua.Ydadmeunbuenremero. www.lectulandia.com-Página122 Lasseñasconqueacompañósuspalabrashicieronqueéstasfuesencomprendidas yobedecidasenelacto. Apuntoestabadebajarporlaescalacuandounavozroncalodetuvo.Miróasu alrededor. Hiro-matsu estaba allí, y Yabú estaba a su lado. Ambos permanecían impasiblescomosinosintieransuscontusionesnilafrialdaddelviento.Blackthorne hizounareverenciacortés. —¿Hai,Toda-sama? Volvieronasonarpalabrasroncasyelviejoseñalóelboteconsusableymovióla cabeza. —¡Rodrigu-sanallí!—dijoBlackthorne,señalandohacialacostadelsur—.¡Iréa ver! —¡Iyé! —dijo Hiro-matsu moviendo otra vez la cabeza y añadiendo un largo discurso,queeraostensiblementeunanegativaacausadelpeligro. —Yo soy el Anjín-san de este cochino barco y si quiero ir a tierra, iré. — Blackthornehablabaentonocortés,perofirme,yeratambiénevidenteloquequería decir.—Séqueelbotenoaguantaríaenesemar.¡Hai!Peroiréporaquelpunto.¿Lo ves,TodaHiro-matsu-sama?Juntoaaquellarocapequeña.Notengoganasdemorir nipuedoescaparaningunaparte.QuieroelcuerpodeRodrigu-san. Ypasóunapiernasobrelaborda.Hiro-matsuestabaanteundilema.Comprendía losdeseosdelpirataderecogerelcuerpodeRodrigu-san,peroerapeligrosoirallí,y elseñorToranagahabíaordenadoquelellevaseelpiratasanoysalvo.Tambiénera evidentequeelhombreestabadecididoair. Lohabíavistodurantelatormenta,plantadoenelpuentecomounkamimaligno del mar, impertérrito, como si el temporal fuese su elemento, y había pensado con aprensión que sería mejor tener a aquel hombre y a todos los bárbaros como él en tierra,dondesepodíahacerlefrente.Enelmarestaríansiempreensupoder. Podíaverqueelpirataestabaimpaciente. «Soninsultantes—sedijo—.Peroinclusoasídeboestaragradecido.Todosdicen quegraciasatihemosllegadoapuerto,queRodrigueshabíaperdidoelcontrolynos alejabadetierrayquetúconservasteelrumbo.Sí.Dehabernosadentradoenelmar, habríamosnaufragadocontodaseguridad,yyohabríaincumplidolasórdenesdemi señor.¡Líbramedeello,ohBuda!.» —¡Quédatedondeestás,Anjín-san!—dijoenvozaltaseñalandoconlavainade su sable para mayor claridad, y admirando hasta cierto punto el fuego helado que brillabaenlosojosdelhombre. Cuandoestuvosegurodequeelotrolehabíacomprendido,miróasupiloto. —¿Dóndeestamos?—preguntó—.¿Dequiénesestefeudo? —No lo sé, señor. Creo que estamos en algún lugar de la provincia de Ise. Podemos enviar a alguien a tierra, para que vaya a informarse en la aldea más www.lectulandia.com-Página123 próxima. —¿PodríasllevarnosaOsaka? —Sólo navegando muy cerca de la costa, señor, y con lentitud y mucha precaución. No conozco estas aguas y no podría garantizar tu seguridad. Ni yo, ni nadie de a bordo, tenemos los conocimientos necesarios, salvo ese capitán. En mi opinión,deberíasirportierra.Podríamosconseguircaballosopalanquines. Hiro-matsu movió la cabeza, irritado. Ni pensar en ir por tierra. Tardarían demasiado —el camino era montañoso y había pocas carretera- tendrían que pasar pormuchosterritoriosdominadosporaliadosdeIshido,elenemigo.Porsiestofuera poco,habíatambiénnumerososgruposdebandidosqueinfestabanlospasos,locual significaba que tendría que llevar consigo a todos sus hombres. Cierto que podría abrirsepasoentrelosbandidos,peronuncapodríaimpedirqueselocerrasenIshidoo sus aliados. Y él tenía orden de entregar el cargamento, el bárbaro y Yabú rápidamenteyenbuenestado. —¿Cuántotardaríamossisiguiésemoslacosta? —Nolosé,señor.Cuatroocincodías,otalvezmás.Ymesentiríainseguro.Yo nosoycapitán…Losiento. «Locualquieredecir—pensóHir-ats-uenecesitolacolaboracióndeesebárbaro. Si quiero impedir que vaya a tierra, tendré que atarlo. ¿Y quién sabe si entonces querrácolaborar?.» —¿Cuántotiempotendremosquepermaneceraquí? —Elcapitándijoqueestanoche. —¿Cesarádespuéslatormenta? —Supongoquesí,señor,peronopuedesabersedefijo. Hiro-matsuestudiólacostamontañosaymiróalcapitán.Vacilaba. —¿Puedohacerteunasugerencia,Hiro-matsu-san?—dijoYabú. —Sí,sí,desdeluego. —YaqueparecequenecesitamoslacolaboracióndelpirataparairaOsaka,¿por qué no dejarlo ir a tierra, pero acompañado de hombres que lo protejan y que le obliguenavolverantesdelanoche?Encuantoahacerelviajeportierra,convengo contigo en que sería demasiado peligroso. Si te ocurriera algo, nunca me lo perdonaría. En cuanto cese la tormenta, estarás mucho más seguro en el barco y podrás llegar a Osaka mucho antes, ¿neh? Seguramente antes de que mañana se pongaelsol. Hiro-matsuasintiódemalagana. —Está bien —repuso llamando a un samurai—. ¡Takatashi-san! —Toma seis hombresyveconelcapitán.Traedelcadáverdelportugués,sipodéisencontrarlo. Pero si ese pirata sufre el menor daño, tú y tus hombres tendréis que suicidaros inmediatamente. www.lectulandia.com-Página124 —Sí,señor. —Y envía dos hombres a la aldea más próxima y averigua exactamente dónde estamosydequiénesestefeudo. —Sí,señor. —Si me das tu permiso, Hiro-matsu-san, me pondré al frente del grupo —dijo Yabú—.SillegásemosaOsakasinelpiratamesentiríatanavergonzadoquetambién yotendríaquematarme.Concédemeelhonordecumplirtusórdenes. Hiro-matsu asintió con la cabeza, sorprendido de que Yabú quisiera correr un riesgosemejante.Bajóalacámarainferior. Cuando Blackthorne se dio cuenta de que Yabú iba a tierra con él, su pulso se aceleró.«NoheolvidadoaPieterzoonniamistripulantesdelpozo,nilosgritos,nia Omi,ninadadeloocurrido.¡Velaportuvida,bastardo!» www.lectulandia.com-Página125 CapítuloIX Llegaronrápidamenteatierra.Blackthornequisoponersealfrentedelaexpedición, peroYabúlequitóelsitioymarcóunpasorápidoqueresultabadifícildeseguir.Los otros seis samurais lo vigilaban de cerca. «No tengo ningún sitio adonde huir, estúpidos», pensó interpretando equivocadamente su actitud, mientras sus ojos reseguían automáticamente la bahía, buscando bajíos o arrecifes ocultos, midiendo distancias y tratando de fijar en su memoria todas las cosas importantes para una futuratrascripción. Cruzaronprimerounaplayapedregosaysubierondespuésunabrevecuestasobre unasrocaspulidasporelmaryllegaronaunsenderoquesedeslizabapeligrosamente alolargodelapuntadetierraendirecciónalsur.Habíadejadodellover,peroseguía soplandoelvendaval.Lasolaschocabancontralasrocasdeabajollenandoelairede espuma.Prontoquedarontodosempapados. Encima de ellos, el acantilado se elevaba a doscientos pies. Y el agua estaba a cincuenta pies debajo de ellos. El sendero subía y bajaba a lo largo de la cara del risco.Erapeligrosoypocofirme.Blackthorneavanzabainclinadocontraelvientoy observóqueYabúteníalaspiernasfuertesymusculosas.«Resbala,hijodeperra— pensó—. Resbala… y estréllate contra las rocas. ¿Te haría gritar esto? ¿Gritarías al fin?.» Haciendo un esfuerzo, dejó de mirar a Yabú y volvió a escrutar la orilla. Las ráfagasdevientoyespumaarrancabanlágrimasdesusojos.Lasolasibanyvenían, seencrespabanyrompían.Blackthornesabíaquehabíamuypocasprobabilidadesde encontrar a Rodrigues porque había demasiadas cuevas y grietas ocultas que nunca podría registrar. Pero había tenido que saltar a tierra para intentarlo. Debía este intento a Rodrigues. Todos los pilotos rezaban por morir en tierra y ser enterrados. Todos habían visto cadáveres hinchados en el mar, medio comidos por los peces o mutiladosporloscangrejos. Rodearonlapuntadetierraysedetuvieronaliviadosasotavento.Nohacíafalta seguir. Si el cadáver no estaba a barlovento, estaría oculto o hundido o habría sido arrastrado hacia alta mar. A media milla de distancia, había un pueblecito de pescadores acurrucado en la playa blanca de espuma. Yabú hizo una seña a dos samurais. Estos se inclinaron y corrieron hacia el pueblo. Yabú se enjugó la cara, miró a Blackthorne y ordenó el regreso. Blackthorne asintió con la cabeza y reemprendieronlamarcha,precedidosdeYabúyconlosotrossamuraisvigilandoa Blackthornecongrancuidado. Entonces,cuandoestabanamediocaminoderegreso,vieronaRodrigues. Elcuerpoestabaaprisionadoenunagrietaentredosgrandesrocassobrelasolas, perolamidoenparteporéstas.Teníaunbrazoestiradohaciadelante,yelotro,asido www.lectulandia.com-Página126 todavíaalpedazoderemo,quesemovíaligeramenteconelflujoyelreflujo.Había sidoestemovimientoelquehabíallamadolaatenciónaBlackthorne. Sólo se podía bajar por el acantilado. Su altura era solamente de cincuenta o sesentapies,peroeramuyescarpadoycasinohabíaningúnsitiodondeapoyarlos pies. «¿Ylamarea?—sepreguntóBlackthorne—.Lamareaselollevarámásadentro. ¡Horriblepanorama!¿Quédebohacer?.» Se acercó más al borde. Yabú se puso inmediatamente a su lado moviendo la cabezaylosotrossamuraislorodearon. «No hay nada que hacer —pensó —. Es demasiado peligroso. Volveremos con cuerdasalamanecer.Siaúnestáaquí,loenterraremos.»Sevolvió,demalagana,y,al hacerlo,sedesprendióelbordedelsenderoyélempezóaresbalar.Inmediatamente, Yabúylosotrosloagarraronyloecharonhaciaatrás,yentoncessediocuentadeque loúnicoquebuscabanerasuseguridad.¡Sólotratabandeprotegerlo! «¿Porquéquierenquenomepasenada?¿PorToranaga?Sí,peroquizátambién porque no hay nadie más a bordo que pueda gobernar la nave. Por consiguiente, tengopodersobreelbarco,sobreelviejodaimíoysobreestebastardo.¿Cómopuedo emplearlo?.» Setranquilizó,lesdiolasgraciasymiróhaciaabajo. —Tenemosquesacarlodeahí,Yabú—san.¡Hai!Ysólopodemoshacerloporel acantilado.¡Yo,Anjín-san,losubiré! —¡Iyé,Anjín-san!—dijoYabú. BlackthorneseirguiósobreYabú. —Sinoquieresquevayayo,Yabú—san,envíaaunodetushombres.¡Ovetú mismo!¡Tú! Elvientorugíaasualrededorbarriendolacaradelaroca.Yabúmiróhaciaabajo considerando la distancia y la luz, y Blackthorne comprendió que lo había pillado. «Hascaídoenlatrampa—pensó—.Tuvanidadtehatraicionado.Sibajas,teharás daño.Pero,porfavor,notemates.Rómpetesólounapiernaountobillo.Ydespués, ahógate.» Unsamuraiinicióeldescenso,peroYabúlomandóretroceder. —Vuelvealbarcoytraeenseguidaalgunascuerdas—ledijo. ElhombreechóacorreryYabúsequitólaszapatillas.Descolgólossablesdesu cintoylospusoabuenrecaudo. —Vigilad al bárbaro. Si algo le sucede, os haré sentar sobre vuestros propios sables. —Por favor, deja que baje yo, Yabú—sama —dijo Takatashi—. Si te ocurriese algo,yo… —¿Creesquepuedeshacerlomejorqueyo? www.lectulandia.com-Página127 —No,señor,claroqueno. —Bien. —Pero al menos espera que lleguen las cuerdas. Si sufrieras algún daño, nunca me lo perdonaría —dijo Takatashi, que era un hombre bajo y robusto, de barba poblada. «¿Porquénoesperarlascuerdas?»,sepreguntóYabú. Sería lo más sensato, sí, pero no lo más astuto. Miró al bárbaro y asintió brevementeconlacabeza.Sabíaqueéstelehabíadesafiado.Lohabíaesperado.Ylo habíadeseado.«Porestomeofrecíparaestamisión,Anjín-san—pensóconsecreta satisfacción—.Enrealidad,eresmuysimple.Omiteníarazón.» Yabú se despojó del empapado quimono y, cubierto sólo con su taparrabo, se acercóalbordedelacantiladoylotanteóconlassuelasdesustabi [2] de algodón. «Vale más que no me los quite —pensó—, pues así podré fijar mejorlospies…duranteunrato.Necesitarétodamifuerzaytodamihabilidadpara llegarvivoalláabajo.¿Valelapena?.» Durante la tormenta había subido a cubierta y sin que lo advirtiese Blackthorne habíaocupadounsitioentrelosremeros.Habíadecididoqueeramejormoriralaire librequeasfixiarsealláabajo. Mientrasremabaconlosotrosbajoelvientofrío,habíaobservadoaloscapitanes. Y había comprendido claramente que en el mar el barco y todos los de a bordo estabanenpoderdeaquellosdoshombresquesehallabanensuelemento.Ninguno delosjaponesesdelanavepodíancomparárseles.Ypocoapocohabíaconcebidoun proyecto fantástico: barcos bárbaros modernos, llenos de samurais, pilotados por samurais,capitaneadosporsamurais,tripuladosporsamurais.Sussamurais. Si tuviese tres barcos bárbaros para empezar podría dominar fácilmente las extensionesmarinasentreYedoyOsaka.ConunabaseenIzúpodríaestrangulartodo elcomercio,oautorizarlo.Casitodoelarrozycasitodalaseda.¿Noseríaentonces árbitroentreToranagaeIshido?¿Nopodría,almenos,equilibrarsusfuerzas? «Ningún daimío tiene barcos ni pilotos. Yo tengo un barco… Bueno, lo tenía, peropuedorecuperarloconastucia.Tengouncapitány,porlotanto,uninstructorde capitanes…sipuedotenerleapartadodeToranaga.Ysipuedodominarlo.Encuanto seavengaaconvertirseenmivasallo,adiestraréamishombres.Yconstruirábarcos paramí…Pero¿cómohacerdeélunverdaderovasallo?» Elpozonoquebrantósuánimo. «Antetodo,aislarloymantenerloaislado,¿noesestoloquedijoOmi?Después podránenseñarlebuenosmodalesyahablarenjaponés. Sí.Omiesmuylisto.Quizádemasiado…PeropensaréenOmimástarde.Ahora, ¿cómo dominar a un bárbaro, a un puerco cristiano? ¿Qué dijo Omi?»Aprecian la vida. Su divinidad, Jesucristo, enseñó que deben amarse los unos a los otros.» www.lectulandia.com-Página128 ¿Podríayodevolverlelavida?Salvarlaseríabuenacosa.¿Cómodoblegarlo?.» Llevadodesuentusiasmo,Yabúapenashabíaadvertidoelmovimientodelbarco ydelmar.Unaolasaltósobreél.Vioqueenvolvíaalcapitán.Peroéstenomostróel menortemor.Yabúsequedóasombrado.¿Cómopodíaunhombrecapazdepermitir que un enemigo se orinase en su espalda para salvar la vida a un vasallo insignificante,tenerlafuerzadevoluntadsuficienteparaolvidartanterribleafrentay permanecer allí, en el alcázar, desafiando a los dioses del mar como un héroe legendarioparasalvarasuspropiosenemigos?Nuncalocomprendería. En el borde del acantilado, Yabú miró hacia atrás por última vez. «¡Ah, Anjínsan, sé que piensas que voy a morir, que me has atrapado! Sé que tú no habrías bajado. Te observé de cerca. Pero yo me crié en las montañas, y aquí, en el Japón, trepamospororgulloyporgusto.Poresto,bajaréahorapormipropiavoluntad,no por la tuya. Realizaré mi intento, y si muero nada se habrá perdido. Pero si triunfo sabrásquesoymejorquetú,desdetupuntodevista.Ysirecuperoelcadáver,estarás endeudaconmigo.¡Serásmivasallo,Anjín-san!» Descendió por el cantil con gran habilidad, pero cuando estaba a mitad de camino,resbaló.Seagarróaunsalienteconlamanoizquierdaybuscóunagrietacon elpie.Peroambosapoyoscedieronycayódesdeunaalturadeveintepies. Sepreparólomejorquepudoycayósobresuspiescomolosgatostratandode agarrarse a la roca para amortiguar el golpe y se detuvo al fin como una bola jadeante.Cruzólosbrazossobrelacabeza,paraprotegersedelaluddepiedras.Pero no cayó ninguna. Movió la cabeza para aclararse la mente y se levantó. Se había torcido un tobillo. Un dolor agudo subió por su pierna y empezó a sudar. Le sangrabanlosdedosdelospiesydelasmanos,peroestoeradeesperar. «Nohaydolor.Nosientesdolor.Levántate.Elbárbaroteestáobservando.» Unchorrodeespumacayósobreélyelfríocontribuyóamitigarsudolor.Con mucho cuidado, se deslizó sobre las rocas cubiertas de algas y se introdujo en la grieta.Allíestabaelcuerpodelportugués. De pronto, Yabú se dio cuenta de que el hombre estaba vivo. Después de asegurarsedeesto,sesentóunmomento.¿Meconvienevivoomuerto?¿Quéeslo mejor? Alcabodeuninstante,selevantóygritó: —¡Takatashi-san! ¡El capitán vive todavía! Ve al barco y trae una camilla y un médico,siesquehayalgunoallí. LarespuestadeTakatashillegódebilitadaporelviento: —Sí,señor. Ydirigiéndoseasushombresañadió: —¡Vigiladalbárbaro!¡Quenoleocurranada! Yabú contempló la galera, sonrió y miró de nuevo hacia arriba. Blackthorne se www.lectulandia.com-Página129 habíaacercadoalbordedelcantilylegritabaalgoentonoapremiante. —¿Quétratarádedecirme?—sepreguntóYabú. Vio que el capitán señalaba hacia el mar, pero no sacó nada en claro. El mar estabaencrespado,peronosediferenciabaennadadecomoestabaantes. Por fin, Yabú renunció a comprender y volvió su atención a Rodrigues. Con dificultad,izóalhombresobrelasrocas,lejosdelagua.Larespiracióndelportugués era jadeante, pero su corazón parecía latir bien. Tenía muchas magulladuras. Un huesorotoasomabaatravésdelapieldelapantorrillaizquierda.Elhombroderecho parecíadislocado.Yabúmirósisangrabaporalgunaheridayvioqueno.«Sinotiene algunalesióninterna,aúnesposiblequesalvelavida»,pensó. Eldaimíohabíasidoheridodemasiadasvecesyhabíavistodemasiadosmuertosy heridos para no poder formular un diagnóstico con probabilidades de acertar. «Si abrigamos bien a Rodrigues y le damos saké y hierbas fuertes y baños calientes vivirá.Sí,quieroqueestehombreviva.Sinopuedeandar,noimporta.Talvezsea mejor. Tendré un capitán suplente, pues es indudable que este hombre me debe la vida.Sielpiratanoquierecolaborar,talvezpuedaservirmedeéste.¿Valdríalapena simularquemeconviertoalcristianismo?¿Meatraeríaconelloaesoshombres?.» ¿QuéharíaOmi? «Omiesmuylisto,demasiadolisto.Vedemasiadascosasydemasiadoaprisa.No puededejardeverquesiyofaltara,supadreseconvertiríaeneljefedelclan,pues mihijoesdemasiadoinexpertoparavalerseporsísolo.Ydespuésdesupadre,viene el propio Omi, ¿neh?¿Qué hacer con Omi? ¿Debo entregarlo al bárbaro, como un juguete?» Oyóunosgritosexcitadosenloalto.Yentoncescomprendióloquehabíaestado señalandoelbárbaro.¡Lamarea!Lamareasubíarápidamente.Lamíayasuroca.Vio que la marca de la marea en el acantilado estaba a una altura mayor que la de un hombre. Miróhaciaelbote.Ahoraestabamáscercadelbarco.YTakatashicorríabienpor laorilla.Sedijoquelascuerdasnollegaríanatiempo. Sus ojos escrutaron la zona con diligencia. No había manera de subir por el acantilado.Ningunarocaleofrecíaprotección.Ningunacueva.Nosabíanadaryno habíanadaquepudieseemplearcomounabalsa. «Nohayescapatoria—pensó—.Tienesquemorir.Prepárate.» Volvió la espalda a los de arriba y se acomodó sobre la roca disfrutando de la enormeclaridadquesehabíahechoenél.Elúltimodía,elúltimomar,laúltimaluz, elúltimogozo,elúltimo…todo. Empezóapensarenlaúltimapoesíaquecompondríallevadoporlacostumbre. Sesintióafortunado.Teníatiempodepensarconclaridad.Blackthornegritaba: —¡Escucha, hijo de perra! ¡Busca una cornisa! Tiene que haber una cornisa en www.lectulandia.com-Página130 algunaparte. Los samurais le cerraban el paso mirándolo como si estuviera loco. Estaban convencidos de que no había ninguna posibilidad de salvación y de que Yabú no hacíamásqueprepararseparaunamuertedigna,comoharíanellossiseencontraran ensulugar. —Miradabajo.¡Puedehaberunacornisa! Uno de ellos se acercó al borde, miró y se encogió de hombros. Habló con sus camaradas y éstos se encogieron también de hombros. Cada vez que Blackthorne trataba de acercarse al borde para buscar una salida, se lo impedían. Fácilmente habría podido empujar a uno de ellos y tentado estuvo de hacerlo. Pero les comprendíaaellosysusproblemas.«Tienesqueencontrarlamaneradeayudaraese bastardo.TienesquesalvarloparasalvaraRodrigues.» —¡Eh,maldito,inútilypuercojaponés!¡Eh,KasigiYabu!¡Noterindas!¡Sólose rindenloscobardes!¿Eresunhombreouncordero? PeroYabúnoleprestabaatención.Permanecíataninmóvilcomolarocasobrela quesehabíasentado. Blackthorne le tiró una piedra, pero cayó en el agua sin que Yabú la viera. Los samurais gritaron, irritados. Blackthorne comprendió que podían caer sobre él en cualquiermomentoyatarlo.Pero¿cómo?Noteníanningunacuerda… ¡Unacuerda!¿Nopodíanhacerunacuerda? Vio el quimono de Yabú y se puso a desgarrarlo haciendo tiras. Probó la resistenciayvioquelasedaeramuyfuerte. —¡Vamos!—ordenóalossamuraisquitándoselacamisa—.Haremosunacuerda. ¿Hai? Locomprendieron.Rápidamentesedespojarondesuscintosydesusquimonosy loimitaron.Elempezóaanudarlastirasyloscintos. Cuandotuvolacuerda,setendiócuidadosamenteenelsueloysedeslizó,pulgada apulgada,haciaelborde,haciendoquelesujetasenlospiesparamásseguridad.En realidadestonohacíafalta,peroéllohacíaparatranquilizarlos. Asomólacabezayempezóaregistrarlapared.Peroéstaaparecíalisa. Volvióamirar. Nada. Otravez. ¿Qué era aquello? ¡Justo encima de la marca de la marea! ¿Una cornisa en el acantilado?¿Oeraunasombra? Blackthornecambiódeposiciónadvirtiendoquelarocasobrelaquesesentaba Yabúestabaapuntodesercubiertaporelmar.Ahorapodíavermejor,yseñalócon eldedo. —¡Allí!¿Quéesaquello? www.lectulandia.com-Página131 Uno de los samurais se puso a gatas y siguió la dirección del dedo de Blackthorne,peronovionada. —¡Allí!¿Noesunacornisa? Conlasmanosylosdedos,imitóunacornisaconunhombredepiesobreellay otrohombresobresuespalda. —¡Deprisa!¡Isogi!¡ExplicadloaKasigiYabú—sama!¿Wakarimasuka? Elhombreselevantóyhablórápidamentealosotrosyéstosmiraronasuvezy vieronlacornisa.Sepusieronagritar.Yabúpermanecióinmóvil,comopetrificado. Entonces, uno de ellos habló a los otros y todos asintieron y se inclinaron. Él correspondióasusaludo.Ylanzandodeprontoungritode¡Bansaiiiiii!,searrojóal precipicioyseestrelló.Yabúsalióviolentamentedesutrance,miróasualrededory sepusodepie. Blackthorne sólo veía ahora el cuerpo destrozado que yacía allá abajo. Se preguntóquéclasedehombreseranaquéllos.Aquelhombresehabíasuicidadopara llamar la atención a otro hombre que había renunciado a vivir. ¡Aquello no tenía sentido! Vio que Yabú, medio a rastras, medio deslizándose, arrastraba al inconsciente Rodrigueshastaelpiedelacantilado.Encontrólacornisa,queapenasteníaunpiede anchura.Congrandesesfuerzos,izóaRodriguessobreellayseencaramódespués. La cuerda era corta. Rápidamente, los samurais le añadieron sus taparrabos. Ahora,siYabúseponíadepie,podríacogerlaporlapunta. Blackthorne,apesardesuodio,tuvoqueadmirarelvalordeYabú.Mediadocena deveces,lasolasestuvieronapuntodearrastrarlo.Endosocasiones,Rodriguescayó yYabúlosubiódenuevo,manteniendosucabezafueradelagua.Blackthornetuvo queconfesarsequeéllehabríaabandonadomuchoantes.«¿Dedóndesacastuvalor, Yabú?¿Eresacasounengendrodeldiablo?» Durantecasiunahora,Yabúluchócontraelmarycontrasupropioagotamientoy después,alponerseelsol,llegóTakatashiconlascuerdas. Rodriguesfueizadorápidamente.Unjaponésdecabezarapadasearrodillójunto a él. Blackthorne observó al hombre, que era por lo visto médico, mientras examinabalapiernarota.Después,unsamuraisujetóloshombrosdeRodriguesyel médico cargó todo su peso sobre el pie del herido, de modo que el hueso volvió a hundirse bajo la carne. Palpó con los dedos, colocó el hueso en su sitio y ató unas tablillasalapiernaponiendounapositodehierbasdefeoaspectosobrelaherida. Entonces,subieronaYabú. EldaimíorechazótodoauxilioindicandoalmédicoquesiguieseconRodrigues. Se sentó, y esperó. Blackthorne lo miró. Yabú sintió su mirada y lo miró a su vez fijamente. —Gracias —dijo Blackthorne al fin señalando a Rodrigues—. Gracias por www.lectulandia.com-Página132 haberlesalvadolavida,Yabú—san. Hizounaprofundareverencia. «Estoesportuvalor,malditohijodeperra.» Yabúseinclinótambién,conrigidez.Perosonrióparasusadentros. www.lectulandia.com-Página133 SEGUNDAPARTE www.lectulandia.com-Página134 CapítuloX Rodrigues recobró el conocimiento durante la primera noche. —Te curaron y te vendaron la pierna —le dijo Blackthorne—. Y también te vendaron el hombro. Lo teníasdislocado.Noquisieronsangrarte,apesardemiinsistencia. —LoharánlosjesuitascuandolleguemosaOsaka—repusoRodriguesmirándolo conojosatormentados—.¿Cómohellegadoaquí,inglés?Sólorecuerdoquemecaí porlaborda. Blackthornelecontólosucedido. —Asípues,tedebolavida,¡malditoseas! LedolíamucholapiernayBlackthornelediounvasodegrogylovelódurante lanochemientrasibaamainandolatormenta.Elmédicojaponésentróvariasvecesy obligóaRodriguesabeberunamedicinacalienteytambiénlepusotoallascalientes sobrelafrenteyabriólostragaluces.Peroalmarcharseél,Blackthornecerrabalos tragaluces,puestodoelmundosabíaquelasenfermedadesveníanporelaireyque cuantomásherméticamentecerradoestuvieseelcamarotemásseguroseríaéstepara unhombretangravementeenfermocomoRodrigues. Porfin,elmédicoleriñóycolocóaunsamuraijuntoalostragalucesparaque permaneciesenabiertos. Alamanecer,Blackthornesubióacubierta.Hiro-matsuyYabúestabanyaallí.Él leshizounareverenciacortesana. —Konnichiwa.¿Osaka? Elloscorrespondieronasusaludo. —Osaka.Hai,Anjín-san—dijoHiro-matsu. —¡Hai!Isogi,Hiro-matsu-sama.¡Capitán-san!¡Levadanclas! —¡Hai,Anjín-san! BlackthornecondujofácilmentelanavehastaOsaka.Elviajedurótodoeldíay toda la noche, y antes del amanecer del día siguiente se acercaron a la bahía de Osaka. Un piloto japonés subió a bordo para llevar el barco hasta el muelle y, viéndoserelevadodesuresponsabilidad,Blackthornesefueadormirunrato. Más tarde, el capitán de remeros lo despertó, le saludó y le dio a entender por señasquedebíaprepararseparairconHiro-matsucuandoatracaran. —Wakarimasuka,Anjín-san? —Hai. Elmarinerosalió.Blackthorneseestiróparadesentumecerladoloridaespalday vioqueRodriguesloestabaobservando. —¿Cómotesientes? —Bien,inglés.Apartequemeardelapiernaytengolacabezaapuntodeestallar. Quieroorinarymilenguapareceunbarrildesalmuera. www.lectulandia.com-Página135 Blackthorneledioelorinalydespuéslovacióporeltragaluz.Porúltimo,llenóel vasodegrog. —Eres una pésima enfermera, inglés. Por culpa de tu negro corazón —dijo Rodriguesriendo. Blackthorne se alegró de oírlo reír de nuevo. El portugués miró el libro de ruta abiertosobrelamesayelarca.Vioqueéstahabíasidotambiénabierta. —¿Tedilallave? —No. Te registré y la cogí. Necesitaba el verdadero libro de ruta. Te lo dije cuandotedespertastelaprimeranoche. —Hiciste bien. No lo recuerdo, pero hiciste bien. Escucha, inglés, pregunta a cualquier jesuita de Osaka dónde está Vasco Rodrigues y ellos te guiarán hasta mí. Venavermeysilodeseaspodráscopiarmilibroderuta. —Gracias,peroyalohehecho.Almenos,hecopiadoloquehepodidoyheleído cuidadosamenteelresto. —¡Tumadre!—dijoRodriguesenespañol.Yvolviendoalportugués—:Hayun paqueteenelarca.Dámelo,porfavor. —¿Elquellevalossellosdeljesuita? —Sí. Se lo dio. Rodrigues lo observó, palpó los sellos intactos y metió el paquete debajodelatoscamantasobrelaqueyacía. —¡Ay,inglés!Lavidaesmuyextraña. ¿Porqué? —SivivoesporlagraciadeDios,yporlaayudadeunherejeydeunjaponés. Envíameaeseherbívoroparaquepuedadarlelasgracias. —¿Ahora? —Mástarde. —Bien. —¿Decuántosbarcossecomponíatuflota? —De cinco. Los demás están en alta mar a una semana aproximadamente de nosotros.Yomeadelantéymepillólatormenta. —Mientes, inglés. Pero no me importa, pues yo mentí igual que tú cuando me capturaron.Noexistelaflotanilosbarcos. —Esperayloverás. —Deacuerdo—dijoRodriguesbebiendounbuentrago. Blackthorne se estiró, se acercó al tragaluz para interrumpir la conversación y contemplólacostaylaciudad. —Pensaba que Londres era la mayor ciudad del mundo, pero comparado con Osakanoesmásqueunpueblo. —Tienen docenas de ciudades como ésa —dijo Rodrigues alegrándose de www.lectulandia.com-Página136 interrumpirunjuegodelgatoyelratónquenoconducíaanada—.Miyako,lacapital, o Kioto, como a veces la llaman, es la ciudad más grande del imperio, más de dos vecesOsaka,segúndicen.Después,vieneYedo,lacapitaldeToranaga.Nuncaestuve allí, como tampoco han estado ningún portugués y ningún sacerdote, pues es una ciudad prohibida. Sin embargo, esto ocurre en todas partes. Todo el Japón nos está oficialmente prohibido, salvo los puertos de Nagasaki y de Hirado. Los curas no hacenmuchocasodelasórdenesyvanadondequieren.Peronoasílosmarinosnilos mercaderesamenosquetengamosunsalvoconductoespecialdelosregentesodeun grandaimío,comoToranaga.Cualquierdaimíopuedeapoderarsedenuestrosbarcos, comoToranagaseapoderódeltuyo,fueradeNagasakiodeHirado.Essuley. —¿Porquéestáprohibidoiradondeunoquiere? —¡Oh!FueelTaikoquienarmótodoestejaleo.Desdequellegamosaquíen1592 paraempezarlaobradeDiosytraerleslacivilización,nosotrosynuestrossacerdotes podíamos movernos libremente, pero cuando el Taiko se hizo con todo el poder empezaronlasprohibiciones.MuchoscreenqueelTaikofueunengendrodeSatanás. Hace diez años promulgó decretos contra los santos padres y contra todos los que querían predicar la palabra de Cristo. Fue antes de que yo viniese a estas aguas…, hace siete años. Los buenos padres dicen que todo fue por culpa de los sacerdotes paganos,delosbudistas,quellenarondementiraslacabezadelTaikocuandoestaba a punto de convertirse. Sí, el Gran Asesino estuvo a punto de salvar su alma. Pero desdeñó su oportunidad de salvación. Sí. El caso fue que ordenó a todos nuestros sacerdotesqueabandonasenelJapón…¿Tehedichoqueestofuehacediezaños? Blackthorneasintióconlacabeza,deseosodeaprender. —El Taiko hizo que todos los padres se reunieran en Nagasaki para ser embarcados con destino a Macao y con órdenes escritas de no volver bajo pena de muerte. Pero, de pronto, los dejó tranquilos y no hizo más. ¿Te he dicho que los japoneses son contradictorios? Pues sí, los dejó en paz y todo volvió a ser como antes,salvoquelamayoríadelospadressequedaronenKiusiudondesiempresomos bienrecibidos.ElJapónesunmundovueltoalrevés.ElpadreAlvitomecontóque todo siguió como si nada hubiera pasado. El Taiko se mostró tan amistoso como antes,aunquenoseconvirtió.Apenassicerróunaiglesia,ysólodesterróadosotres daimíos cristianos para apoderarse de sus tierras… y nunca ejecutó sus decretos de expulsión. Después, hace tres años, le dio un nuevo ataque de locura y martirizó a veintiséis padres. Los crucificó en Nagasaki. Sin ningún motivo. Era un lunático. Pero,despuésdeasesinaraestosveintiséis,nohizonadamás.Muriópocodespués. FuelamanodeDios,inglés.LamaldicióndeDioscayósobreélysobrelossuyos. Estoyseguro. —¿Hayaquímuchosconversos? Pero Rodrigues pareció no oírle, tan enfrascado estaba en sus propios www.lectulandia.com-Página137 pensamientossemiconscientes. —Losjaponesessoncomoanimales.¿TehablédelpadreAlvito?Esintérpretey elloslellamanTsukku-san,señorintérprete.LofuedelTaiko,yahoraesintérprete oficial del Consejo de Regencia. Habla el japonés mejor que la mayoría de los japoneses y sabe más de ellos que cualquier otra persona. Me dijo que hay un montículo de tierra de cincuenta pies de altura en Miyako… Miyako es la capital. Pues bien, el Taiko hizo enterrar allí las narices y las orejas de todos los coreanos muertosenlaguerra…Coreaestáenelcontinente,aloestedeKiusiu. —¿Hay muchos conversos? —volvió a preguntar Blackthorne, empeñado en sabercuántosenemigosteníaallí. Paraespantosuyo,Rodriguesrespondió: —Cientos de miles, y su número aumenta todos los años. Desde que murió el Taiko,haymásconversionesquenuncaylosqueerancristianosensecretovanala iglesiasinocultarse.LamayorpartedelaisladeKiusiuescatólicaenlaactualidad. Y la mayoría de los daimíos de Kiusiu son conversos. Nagasaki es una ciudad católica.Estábajoeldominiodelosjesuitas,quecontrolantodoelcomercio.Ytodo elcomerciopasaporNagasaki.Tenemosunacatedralyunadocenadeiglesias,ymás docenasdesparramadasenKiusiu… Eldolorhizoqueseinterrumpiera,peroprosiguióalcabodeunmomento: —SóloenKiusiuhaytresocuatromillonesdehabitantes,todosloscualesserán prontocatólicos.Yhayotrosveinteypicodemillonesdejaponesesenlasislasque pronto… —¡No es posible! —dijo Blackthorne, e inmediatamente se maldijo por interrumpirelmanantialdeinformación. —¿Porquéhabríadementir?Hubounempadronamientohacediezaños.Según elpadreAlvito,loordenóelpropioTaiko,yélpuedesaberloporqueestabaallí.¿Por quéhabíadementir? «¡Dios mío! —pensó Blackthorne—. Toda Inglaterra no tiene más de tres millones de habitantes, incluido el País de Gales. Si hay tantos japoneses, ¿cómo podemosenfrentarnosconellos?Sisontanferocescomolosqueheconocido(¿ypor quéhabríandeserdeotramanera?),debendeserinvencibles.Sipartedeellosson católicosysilosjesuitastienenaquítantafuerza,sunúmeroaumentaráaúnmás,yno hayfanáticomásgrandequeunfanáticoconverso.Porconsiguiente,¿quépodemos hacerlosholandesesenAsia?Nadaenabsoluto.» —Siteparecenmuchos—siguiódiciendoRodrigues—,esperaaconocerChina. Allí,todossonamarillos,deojosycabellosnegros.Yaveo,inglés,quetienesmucho que aprender. Yo estuve el año pasado en Cantón, en la feria de la seda. Cantón es unaciudadamuralladadelsurdeChina,juntoalRíodelasPerlas,alnortedenuestra CiudaddelNombredeDios,enMacao.Sólodentrodesusmurallas,hayunmillón www.lectulandia.com-Página138 depaganos.Chinatienemáshabitantesquetodoelrestodelmundo. Lesacudióunespasmodedoloryseapretóelestómagoconlamanosana. —¿Mehasvistosangrarporalgunaparte? —No. Me aseguré bien de ello. Sólo tienes lo de la pierna y lo del hombro. Ningunalesióninterna,Rodrigues…Almenos,asílocreo. —¿Estámuymallapierna? —Elaguadelmartelalavó.Laheridaeralimpia,ytambiénloestálapiel,porel momento. —¿Rociastelaheridaconaguardienteyleprendistefuego? —No.Nomedejaron…Meapartarondetulado.Peroelmédicoparecíasaberlo quehacía.¿Vendránlostuyosenseguida? —Sí,encuantoatraquemos.Asíloespero. —Bueno,¿quéestabasdiciendo?AcercadeChinaydeCantón… —Talvezdemasiado.Yatendremostiempodehablardeello. Hizounapausayañadió: —En todo caso, te debo la vida. Cuando me estaba ahogando pensaba en los cangrejosentrandopormisojos.Lossentíabullirenmiinterior… Se abrió la puerta del camarote y el capitán de remeros se inclinó e indicó a Blackthornequedebíasubiracubierta. —Hai —dijo Blackthorne levantándose—. No me debes nada, Rodrigues. Me distevidayánimoscuandoestabadesesperado,ytedoygraciasporello.Estamosen paz. —Talvez,peroescucha,inglés,ydejaque,enpagoparcial,tedéunconsejo:No olvides nunca que los japoneses tienen seis caras y tres corazones. Según un dicho popular,elhombretieneuncorazónfalsoenlabocaparaquetodoslovean,otroen el pecho para mostrarlo a sus amigos y a sus familiares y el otro, el verdadero, el secreto, que nadie lo conoce, salvo él, y que está oculto Dios sabe dónde. Son increíblementetraidores,yviciosossinremedio. —¿PorquéquierevermeToranaga? —Nolosé.¡PorlaSantísimaVirgenquenolosé!Venaverme,sipuedes. —Sí.Quetengassuerte,español. —¡Quetezurzan!Peroaunasí,veconDios. Blackthornesonriósinsaberquéresponder.Subióacubiertaysedesconcertóal contemplarOsaka,suinmensidad,sushormigueroshumanosyelenormecastilloque dominaba la ciudad. De la gran estructura del castillo surgía el torreón, la fortaleza central,desieteuochopisosdealturacontejadoscurvosacadanivelytejasdoradas yparedesazules. «AllídebedeestarToranaga»,pensósintiendounapunzadadehieloenelpecho. Unpalanquíncerradolollevóaunacasagrande.Allílobañaronyledieronde www.lectulandia.com-Página139 comer:naturalmente,sopadepescado,pescadocrudoyahumado,unasverdurasen adoboyaguacalienteconhierbas.Envezdelasgachasdetrigo,lesirvieronuntazón de arroz. Su estómago le pedía carne y pan, pan recién hecho, de corteza tostada, untadoconmantequilla,ypiernadecorderoyempanadaypolloyhuevosycerveza. Eldíasiguientefueabuscarleunadoncella.LaropaquelehabíadadoRodrigues habíasidolavada.Ellaloobservómientrassevestíayleayudóaponerseunostabi nuevos. Fuera había un par nuevo de sandalias. Sus botas no estaban. La doncella movió la cabeza y señaló las sandalias y después el palanquín con cortinas. A su alrededorhabíaunafalangedesamurai.Eljefeleindicóquesedieseprisaensubir. Sepusieroninmediatamenteenmarcha.Lascortinasnoledejabanvernada.Al cabodeunratoqueleparecióunaeternidadelpalanquínsedetuvo. —Nodebesasustarte—sedijoenvozaltaalapearse. Seencontrófrentealagigantescapuertadepiedradelcastillo.Estabaemplazada enunamuralladetreintapiesdealtura,conalmenas,bastionesyobrasexteriores.La puerta era enorme, revestida de plancha de hierro, y estaba abierta y levantado el rastrillodehierroforjado.Detrásdeellahabíaunpuentedemadera,deveintepasos deanchopordoscientosdelargo,tendidosobreelfosoyqueterminabaenunenorme puentelevadizo.Enlasegundamurallahabíaotrapuertaigualmentegrande. Veíanseallícientosdesamurais.Todosllevabanelmismouniformegrisoscuro, quimonosconcinturónycincopequeñasinsigniascirculares,unaencadabrazo,dos sobreelpechoyunaenmediodelaespalda.Lasinsigniaseranazulesyenformade florodeflores. —¡Anjín-san! Hiro-matsuestabarígidamentesentadoenunpalanquínabierto.Suquimonoera decolorcastañoysucinturónnegro,igualesquelosdeloscincuentasamuraisquelo rodeaban.Lasinsigniaseranescarlatas,conelemblemadeToranaga.Lossamurais estabanarmadosconunaslanzaslargasyresplandecientesconpequeñasbanderolas enlapunta. Eloficialdelapuertasalióasuencuentro.Leyóceremoniosamenteelpapelque le entregó Hiro-matsu y después de muchas reverencias y de mirar varias veces a Blackthorneinvitóalosdosapasaralpuenteseguidosdeunaescolta. La superficie del foso estaba a cincuenta pies debajo de ellos, y Blackthorne pensó: «¡Dios mío! No me gustaría tener que organizar un ataque contra esta fortaleza.Losdefensorespodríansacrificarlaguarniciónexterioryquemarelpuente y estarían a salvo en el recinto interior. Estas murallas deben de tener de veinte a treintapiesdegruesoyestánhechasdeenormesbloquesdepiedradediezpordiez pies.¡Comomínimo!Debendepesaralmenoscincuentatoneladascadauna.Cierto que unos cañones de sitio podrían derribar la muralla exterior, pero los de los defensores responderían adecuadamente. Sería difícil traerlos hasta aquí y no hay www.lectulandia.com-Página140 puntos elevados desde los que se puedan lanzar proyectiles incendiarios dentro del castillo. »Y en todo caso, ¿cómo cruzar el foso? Es demasiado grande para los métodos normales. El castillo debe de ser inexpugnable si cuenta con soldados suficientes. ¿Cuántos soldados debe de haber aquí? ¿Cuántos habitantes de la ciudad podrían refugiarseensuinterior?AlladodeestolaTorredeLondrespareceunapocilga.¡Y todoHamptonCourtcabríaenunrincón!.» En la puerta siguiente hubo otra comprobación oficial de papeles. Después, el camino torció bruscamente a la izquierda y se convirtió en una amplia avenida flanqueada de casas fortificadas, detrás de unos muros más o menos altos y todos ellos fáciles de defender, y se desdobló por último en un laberinto de callejones y escaleras. A continuación, otra puerta y más comprobaciones, otro rastrillo y otro foso grande y más vueltas y revueltas hasta que Blackthorne, a pesar de ser un observador agudo y de tener una memoria y un sentido de orientación extraordinarios, se sintió perdido en aquel deliberado embrollo. Y continuamente, innumerables soldados los observaban desde los muros, los contrafuertes, los parapetosylosbastiones.Yhabíaotrosapie,deguardia,marchando,adiestrandoo cuidandocaballosenestablosabiertos.Soldadosentodaspartesamillares.Ytodos bienarmadosymeticulosamentevestidos. Blackthorne se maldijo por no haber sido capaz de sacarle más información a Rodrigues.ApartedeloquelehabíadichosobreelTaikoylosconversos,sehabía mostradoreservadocomoelquemásyeludiósuspreguntas. «Concéntrate. Busca claves. ¿Qué tiene de especial este castillo? Es inmenso. Perohayalgomás.¿Qué?¿SonlosGriseshostilesalosPardos?Noloséporquesu gravedadesimpenetrable.» Blackthornecentrósuatenciónenlosdetalles.Alaizquierdahabíaunpequeño jardín multicolor y muy bien cuidado con unos puentes diminutos y un pequeño arroyo.Lasparedesestabanahoramásjuntasyelcaminoseestrechaba.Seacercaban altorreón.Nohabíagentedelpueblo,sinocientosdecriados…¡Ynohabíacañones! ¡Heaquíladiferencia! «No has visto un solo cañón. ¡Ni uno! Si tuvieses armas modernas, y no teniéndolas los defensores, podrías derribar las murallas y las puertas, lanzar balas incendiariascontraelcastillo,prenderlefuegoyapoderartedeél.Pero,¿cómocruzar losfosos?¿Conbarcas?¿Conalmadíasprovistasdetorres?» Estabatratandodeimaginarunplancuandosedetuvoelpalanquín.Hiro-matsuse apeó. Estaban en un estrecho callejón sin salida. Una enorme puerta de madera, reforzada con hierros, hallábase empotrada en el muro de veinte pies, que se confundía con la obra exterior de bastión superior fortificado. A diferencia de las otraspuertas,éstaestabaguardadaporsamuraisPardos,losúnicosqueBlackthorne www.lectulandia.com-Página141 habíavistodentrodelcastillo.SusatisfacciónalveraHiro-matsu,fueevidente. Los Grises dieron media vuelta y se alejaron. Blackthorne observó las miradas hostilesqueleslanzaronlosPardos. La puerta se abrió de par en par y Blackthorne siguió al viejo. Los samurais se quedaronfuera. El patio interior estaba guardado por otros Pardos, lo mismo que el jardín. Lo cruzaronyentraronenelfuerte.Hiro-matsusequitólassandaliasyBlackthornelo imitó. El pasillo interior estaba revestido de tatamis, esterillas de junco, limpias y agradablesalospies,quepodíanverseenlossuelosdetodaslascasas,aexcepción de las más pobres. Blackthorne había advertido con anterioridad que todas estas esterillas tenían el mismo tamaño, unos seis pies por tres. ¿Quería esto decir que todaslashabitacionesdebíanconstruirsedemaneraquecoincidiesenconunnúmero exactodeesterillas?¡Quéraro! Subieronunaescaleradecaracol,defácildefensa,yrecorrieronotrospasillosy escaleras. Había allí muchos guardias, todos ellos Pardos. Rayos de sol que se filtraban por las aspilleras de los muros trazaban unos dibujos intrincados. Blackthorne advirtió que estaban más altos que las tres murallas circundantes. La ciudadyelpuertoparecíanunacolchadecoloresalláabajo. Elcorredordiounbruscogiroyterminócincuentapasosmásallá. Blackthornesintióamargordebilisenlaboca. «No te preocupes —se dijo—. Has decidido lo que tienes que hacer. Estás comprometido.» Ungrupodesamuraisconsuoficialalfrentecustodiabanlaúltimapuerta,todos ellosconladiestraenlaempuñaduradelsableylaizquierdasobreladaga,inmóviles yalerta,observandofijamentealosdoshombresqueseacercaban. Esto tranquilizó a Hiro-matsu. Había elegido personalmente aquella guardia. Seguía considerando peligroso que Toranaga se hubiese puesto en manos del enemigo. El día anterior, inmediatamente después de desembarcar, había corrido juntoaToranagaparainformarledeloocurridoyenterarsedequenadamalohabía sucedido durante su ausencia. Pero todo seguía tranquilo a pesar de que sus espías hablaban de peligrosas maniobras del enemigo en el Norte y el Este y de que sus principales aliados, los regentes Onoshi y Kiyama, los más grandes daimíos cristianos,estabanapuntodepasarsealbandodeIshido.Hiro-matsusedetuvoadiez pasosdeloficial. www.lectulandia.com-Página142 CapítuloXI Yoshi Naga, el oficial de guardia, era un joven de diecisiete años, maligno y peligroso. —Buenosdías,señor.Sébienvenido. —Gracias.ElseñorToranagameespera. —Sí. Aunquenolohubiesenesperado,Nagalohabríadejadopasar.TodaHiro-matsu eraunadelastresúnicaspersonasdelmundoquepodíavisitaraToranagadedíaode noche,sinhabersidocitadopreviamente. —Registradalbárbaro—dijoNaga,queeraelquintohijodeToranagaporunade susconsortesyqueadorabaasupadre. Blackthornenoopusoresistencia.Losdossamuraiseranmuyexpertos.Nadase leshabríaescapado. Hiro-matsuentróenlainmensasaladeaudiencias.Unavezcruzadoelumbral,se arrodilló,dejóelsableenelsuelo,bajólacabezayesperóenestahumillanteactitud. Naga,siemprevigilante,indicóaBlackthornequehicieselomismo. Blackthorneentró.Laestanciaeradeveintepasoscuadradosdeextensiónydiez de altura. Las esterillas de tatami eran de la mejor calidad, impecables y de cuatro dedosdegrueso.Habíadospuertasenlapareddelfondo.Ambasestabanguardadas. Adiezpasosdelestradoyformandocírculohabíaotrosveintesamurais,sentadoscon laspiernascruzadasymirandoalfrente. Toranagaestabasentadoenuncojínsobreelestrado.Estabareparandoelalarota deunhalcónencapuchadocontodaladelicadezadeuntallistademarfil. NiélnilosotrosqueseencontrabanallíhabíansaludadoaHiro-matsunihabían prestado la menor atención a Blackthorne cuando entró y se detuvo junto al viejo. PeroadiferenciadeHiro-matsu,Blackthornehizounareverencia,talcomolehabía enseñadoRodrigues,yrespirandoprofundamentesesentóycruzólaspiernas,ymiró fijamenteaToranaga. TodoslosojosecharonchispasmirandoaBlackthorne. Enlapuerta,Nagallevólamanoalaempuñaduradesusable.Hiro-matsuhizolo mismo,aunquesinlevantarlacabeza. Blackthorne sólo podía esperar. Rodrigues le había dicho: «Con los japoneses, tienesqueportartecomounrey.» Toranagalevantódespaciolacabeza. Una gota de sudor tembló en la sien de Blackthorne, al ver que todo lo que le habíadichoRodriguessobrelossamuraisparecíacristalizadoenaquelhombre.Pero mantuvo la mirada firme, sin pestañear, y su rostro permaneció tranquilo. Contó despacio hasta seis y entonces inclinó la cabeza, hizo otra leve reverencia y sonrió www.lectulandia.com-Página143 concalma. Toranaga lo observó brevemente, con el semblante impasible y, bajando la cabeza,volvióasutrabajo.Latensiónamenguóenlaestancia. El ave era una hembra de halcón peregrino, y el halconero, un viejo y nudoso samurai, arrodillado delante de Toranaga, la sostenía como si fuese de porcelana. Toranagaacabóderepararelala. YoshiToranaga,señordeKwanto—lasOchoProvincias—,jefedelclanYoshi, generalenjefedelosEjércitosdelEste,presidentedelConsejodeRegencia,eraun hombrebajo,panzudoydenarizgrande.Suscejaserannegrasytupidasysubarbay subigote,ralosysalpicadosdegris.Losojoseransufacciónmásdominante.Tenía cincuentayochoañosyeravigorosoparasuedad.Llevabaunquimonosencillo,el uniforme corriente de los Pardos y un cinto de algodón. Pero sus sables eran los mejoresdelmundo. Elhalconerohizounareverenciaysalióconelave. Toranagavolviólamiradaalosdoshombresdelapuerta. —Bienvenido, Puño de Hierro, me alegro de verte —dijo—. ¿Es ése tu famoso bárbaro? —Sí,señor. Hiro-matsufueadejarsussablesenlapuerta,comoerahabitual,peroToranaga insistióenquelosconservaraconél. Hiro-matsu le dio las gracias. Pero en todo caso se sentó a cinco pasos de distancia. Según la costumbre, ningún hombre armado podía acercarse más a Toranaga. En la primera fila de guardias estaba Usagi, nieto político predilecto de Hiro-matsu, y éste le dirigió un breve saludo. El joven se inclinó profundamente, honradoysatisfechodequeelviejosehubiesefijadoenél. «Talvezdeberíaadoptarlooficialmente»sedijoHiro-matsu,pensandoensunieta predilectayenelprimerbisnietoquelehabíanofrecidoelañoanterior. —¿Cómoestásuespalda?—preguntóamablementeToranaga. —Muybien.Gracias,señor.Perodeboconfesarquemealegrodehaberdejado aquelbarcoyestardenuevoentierra. —Tusaludesimportanteparamí.Procurarérecompensartusesfuerzos. —Eres muy amable, Toranaga-sama —dijo seriamente Hiro-matsu—. Pero la mejor recompensa para todos sería que salieras inmediatamente de este avispero y volvierasatucastillodeYedo,dondetusvasallospuedenprotegerte.Aquíestamos desnudos.Enelmomentomenospensado,Ishidopodría… —LoharécuandoconcluyanlasreunionesdelConsejodeRegencia.—Toranaga sevolvióehizounaseñaaunportuguésdecaraenjuta,pacientementesentadoasu sombra.—¿Quiereshacerdeintérpreteenmiobsequio,amigomío? —Ciertamente,señor. www.lectulandia.com-Página144 Eltonsuradosacerdoteavanzóysearrodillójuntoalestradoalestilojaponés,con unanaturalidadfrutodelapráctica.Sucuerpoeratanmagrocomosucara,susojos negrosyhúmedosyentodoélhabíaunairedeserenaconcentración.Llevabaunos calcetines tabi, un holgado quimono y un rosario con una cruz de oro labrado colgando del cinto. Saludó a Hiro-matsu de igual a igual y después miró amablementeaBlackthorne. —MellamoMartínAlvito,delaCompañíadeJesús,capitán.ElseñorToranaga mehapedidoquelesirvadeintérprete. —Antetodo,decidlequevosyyosomosenemigosyque… —Cada cosa a su tiempo —le interrumpió delicadamente el padre Alvito—. Podemos hablar en portugués, en español o, desde luego, en latín. Lo que vos prefiráis. ABlackthornenolegustólafácileleganciayelvigoryelpoderquerespirabael jesuita. Se había imaginado que éste sería mucho más viejo, dadas su posición influyente y la manera como Rodrigues había hablado de él. Pero eran aproximadamentedelamisma,talvezeljesuitateníaunospocosañosmás. —En portugués —dijo esperando que esto pudiese darle una ligera ventaja—. ¿Soisvosportugués? —Tengo este privilegio. Y ahora, capitán, podemos empezar. Os ruego que escuchéistodoloquedigaelseñorToranaga,sininterrumpir—dijoelpadreAlvito —. Después contestaréis. A partir de ahora, traduciré casi simultáneamente cuanto digáis.Porconsiguiente,tenedmuchocuidadoenlasrespuestas. —¿Paraqué?¡Yonoconfíoenvos! ElpadreAlvitotradujoinmediatamenteestaspalabrasaToranagacuyorostrose ensombrecióperceptiblemente. «Séprudente—pensóBlackthorne—,puesjuegacontigocomoconunratón.Te apuestotresguineasdeorocontraunpeniqueaquetellevarádondequiera.Tantosi traducecorrectamentecomosino,debesdarunabuenaimpresiónaToranaga.Puede sertuúnicaoportunidad.» —Podéisestarsegurodequetraduciréloquedigáisconlamayorexactitudque pueda —la voz del sacerdote era amable, pero dominante—. Este es el tribunal del señorToranaga.YosoyintérpreteoficialdelConsejodeRegencia,delseñorgeneral Toranaga y del señor general Ishido. El señor Toranaga me ha honrado con su confianzadurantemuchosaños.Osaconsejoquecontestéisverazmente,puespuedo asegurarosqueesunhombremuyinteligente.Tambiéndeboadvertirosqueyonosoy elpadreSebastião,quetienetalvezunexcesodeceloyque,desgraciadamente,no habla muy bien el japonés ni tiene mucha experiencia del Japón. Vuestra súbita presencia lo trastornó y, lamentablemente, se dejó dominar por su pasado… Sus padres,sushermanosysushermanasfueronhorriblementeasesinadosenlosPaíses www.lectulandia.com-Página145 Bajos por vuestras… por las fuerzas del Príncipe de Orange. Pido para él vuestra indulgencia y vuestra compasión —sonrió con benevolencia—. En japonés, «enemigo»sediceteki.Podéisemplearestapalabra,siasíosplace.Simeseñaláisy pronunciáis esta palabra, el señor Toranaga comprenderá perfectamente lo que queréisdecir.Sí,soyenemigovuestro,capitánJohnBlackthorne.Peronosoyvuestro asesino. Blackthorne vio que explicaba a Toranaga lo que acababa de decir. Oyó varias veceslapalabratekiysepreguntósirealmentesignificaba«enemigo». «Seguroquesí—sedijo—.Esecuranoescomoelotro.» —Porfavor,olvidadunmomentoqueyoexisto—dijoelpadreAlvito—.Nosoy másqueuninstrumentoparadaraconoceralseñorToranagavuestrasrespuestas,de lamismamaneraqueosformularésuspreguntas. Se volvió a Toranaga y se inclinó cortésmente. Toranaga habló con palabras breves,yelsacerdoteempezóatraducircasisimultáneamente. —¿Por qué eres enemigo de Tsukku-san, mi amigo e intérprete, que no es enemigodenadie? ElpadreAlvitoañadió,porvíadeexplicación: —Tsukku-sanesmiapodo,porquelosjaponesestampocopuedenpronunciarmi nombre. Tsukku es una variante de la palabra japonesa tsuyaku, que significa interpretar.Porfavorcontestadlapregunta. —Somosenemigosporquenuestrospaísesestánenguerra. —¡Oh!¿Cuálestupaís? —Inglaterra. —¿Dóndeestá? —Esunreinoinsular,amilmillasalnortedePortugal. —¿CuántotiempohacequeestáisenguerraconPortugal? —DesdequePortugalseconvirtióenEstadovasallodeEspaña.Estofueen1580, hace veinte años. España conquistó Portugal. En realidad, estamos en guerra con España.Desdehacecasitreintaaños. Blackthorne advirtió la sorpresa de Toranaga y la mirada interrogadora que dirigióalpadreAlvito. —¿DicesquePortugalespartedeEspaña? —Sí,señorToranaga.UnEstadovasallo.EspañaconquistóPortugalyahorason unmismopaísytienenelmismorey.PerolosportuguesesestánsometidosaEspaña en casi todas las partes del mundo y el Imperio Español da poca importancia a sus jefes. Sehizounlargosilencio.Después,Toranagahablódirectamentealjesuita,elcual sonrióylerespondióprolijamente. —¿Quéhadicho?—preguntóvivamenteBlackthorne. www.lectulandia.com-Página146 El padre Alvito no le contestó, sino que siguió traduciendo como antes, casi simultáneamente.ToranagarespondiódirectamenteaBlackthorneconvozaceraday cruel: —Loquehedichonoesdetuincumbencia.Cuandoquieraquesepasalgo,telo diré.Ytenlabocacerradahastaquetepregunte.¿Comprendido? —Sí. «Error número uno —se dijo Blackthorne—. Ten cuidado. No puedes cometer errores.» —¿PorquéestáisenguerraconEspañayconPortugal? —Enparte,porqueEspañaquiereconquistarelmundoylosingleses,ynuestros aliados holandeses, no queremos ser conquistados. En parte, debido a nuestras religiones. —¡Ah!¿Unaguerrareligiosa?¿Cuálestureligión? —Yosoycristiano.NuestraIglesia… —¡Losportuguesesylosespañolessoncristianos!¡Dijistequevuestrareligiónes diferente!¿Cuáles,entonces? —Tambiénescristiana.Esdifícildeexplicarsencillamenteyconpocaspalabras, señorToranaga.Lasdosson… —Nodebestenerprisa,señorcapitán.Tenemostiempo.Yosoymuypaciente.Tú eres hombre culto y, por consiguiente, puedes explicarte de un modo sencillo o complicado, según prefieras, con tal de que lo hagas con claridad. ¿Qué estabas diciendo? —Mi religión es cristiana. Hay dos religiones cristianas importantes: la protestanteylacatólica.Lamayoríadelosinglesessomosprotestantes. —¿AdoráisalmismoDios,alaVirgenyalNiño? —No,señor.Nocomoloscatólicos. «¿Qué quiere saber? —se preguntaba Blackthorne—. ¿Él es católico? ¿Debo contestarle lo que él desea que le diga o lo que yo considero verdad? ¿O será anticristiano?»Sinembargo,llamó«amigomío»aljesuita… —¿CreesqueJesúsesDios? —CreoenDios—respondiócautelosamente. —¡Noeludaslaspreguntasdirectas!¿CreesqueJesúsesDios?¿Síono? —Las preguntas sobre Dios no pueden contestarse con un simple «sí» o «no». Hay que matizar el «sí» o el «no». No sabemos nada cierto sobre Dios hasta que estamosmuertos.Sí,yocreoqueJesúsesDios,peronolosabrédefijohastaqueme muera. —¿PorquéprofanastelacruzdelsacerdotecuandollegastealJapón? Blackthornenohabíaesperadoestapregunta.¿SabíaToranagatodoloquehabía pasadodesdesullegada? www.lectulandia.com-Página147 —Yo…quisedemostraraldaimíoYabúqueelpadreSebastiãoeramienemigo, que,almenosenmiopinión,noeradignodeconfianza.Porqueestabasegurodeque notraduciríamispalabrasconexactitud,comoloestáhaciendoahoraelpadreAlvito. Porejemplo,nosacusódeserpiratas.Ynosotrosnosomospiratas,sinoquevenimos ensondepaz. —¡Ah, sí! Piratas. Después hablaremos de esto. Dijiste que vuestras dos sectas soncristianas,queambasadoranaJesucristo.¿Noeselprecepto«amaoslosunosa losotros»laesenciadesuenseñanza? —Sí. —Entonces,¿cómopodéisserenemigos? —Sufe…suversióndelcristianismoesunainterpretaciónfalsadelasEscrituras. —¡Ah!Porfinllegamosaalgunaparte.Así,estáisenguerraporunadiferencia deopiniónsobreloqueesDios,¿no? —Sí. —Unmotivomuyestúpidoparahacerlaguerra. —De acuerdo —repuso Blackthorne mirando al sacerdote—. Estoy completamentedeacuerdoenesto. —¿Cuántosbarcoshayentuflota? —Cinco. —¿Yerastúelprimercapitán? —Sí. —¿Dóndeestánlosotros? —En el mar —respondió cauto Blackthorne presumiendo que Alvito había indicadoalgunaspreguntasaToranaga—.Nossorprendióunatormentaynosseparó. Noséexactamentedóndeestán,señor. —¿Eraninglesestusbarcos? —No,señor.Holandeses,delosPaísesBajos. —¿Porquéteníauningléselmandodebarcosholandeses? —Noesnadaextraño,señor.Somosaliados. —Pero,¿porquétú?¿Porquéquisieronquetúmandasessusbarcos? —Probablementeporquemimadreeraholandesayhablosulenguaconfluidezy tengoexperiencia. —Ytú,capitán,¿ingresasteensumarinaparadefendertureligiónyparaluchar contratusenemigos,EspañayPortugal? —Antetodo,señor,soycapitándebarco.Ningúninglésniholandéshabíaestado antes en estas aguas. Nuestra flota es mercante, aunque tenemos patentes de corso para atacar al enemigo en el Nuevo Mundo. En cuanto al Japón, sólo vinimos a comerciar. —¿Quésonlaspatentesdecorso? www.lectulandia.com-Página148 —Autorizaciones legales de la Corona o del Gobierno para hacer la guerra al enemigo. —¡Ah!Tusenemigosestánaquí.¿Piensaslucharaquícontraellos? —No lo sabíamos cuando llegamos, señor. Sólo vinimos a comerciar. Vuestro país es casi desconocido, legendario. Los portugueses y los españoles hablan muy pocodeestazona. —Contesta la pregunta: Tus enemigos están aquí. ¿Piensas luchar, aquí, contra ellos? —Simeatacan,sí. Toranagarebulló,irritado. —Loquehagáisenelmaroenvuestrospaísesesasuntovuestro.Peroaquíhay unaleyparatodos.Cualquiermalaacciónoquerellasoncastigadosenelactoconla muerte.Nuestrasleyessonclarasydebenserobedecidas.¿Locomprendes? —Sí, señor. Pero nosotros vinimos en son de paz. Vinimos a comerciar. ¿Podríamoshablardenegocios,señor? —Cuando desee hablar de negocios, te avisaré. Ahora, limítate a contestar las preguntas,porfavor.¿Teenrolastepordinero? —Sí. Es nuestra costumbre, señor. Cobramos una parte en el bo…, en todo el comercioyenlosbienescapturadosalenemigo. —Entonces,¿eresunmercenario? —Fuicontratadocomoprimercapitánparamandarlaexpedición.Sí. Blackthorne percibía la hostilidad de Toranaga, pero no comprendía el motivo.«¿Quéhedichodemalo?.» —Esunacostumbrenormalentrenosotros,Toranaga-sama—repitió. Toranaga empezó a hablar con Hiro-matsu y parecían estar de acuerdo en sus opiniones. Blackthorne creyó ver una expresión de repugnancia en sus semblantes. «¿Porqué?Sindudatienealgoqueverconlode»mercenario»,pensó.«Pero,¿qué hay de malo en ello? ¿No se paga a todo el mundo? ¿No hay que ganar el dinero necesarioparavivir?» —Antesdijistequevinisteaquíacomerciarenpaz—dijoToranaga—.¿Porqué llevastantoscañonesytantapólvoraymosquetesymetralla? —Nuestros enemigos españoles y portugueses son muy fuertes y poderosos, señorToranaga.Tenemosqueprotegernosy… —¿Quieresdecirquevuestrasarmassonpuramentedefensivas? —No. Las empleamos, no sólo para protegernos, sino también para atacar a nuestrosenemigos. —¿Quéesunpirata? —UnhombrefueradelaLey.Unhombrequeroba,mataosaqueaparasulucro personal. www.lectulandia.com-Página149 —¿Noeslomismoqueunmercenario?¿Noloerestú? —No. La verdad es que mis barcos tienen patente de corso de las autoridades legalesdeHolandaparahacerlaguerraentodoslosmaresdominadospornuestros enemigos. Y para buscar mercados para nuestros artículos. Para los españoles y la mayoríadelosportugueses,somospiratasyherejes.Pero,repito,laverdadesqueno losomos. ElpadreAlvitoterminódetraduciryempezóahablardirectamenteaToranaga convozsuaveperofirme. Toranaga miró a Hiro-matsu y el viejo hizo algunas preguntas al jesuita, que contestólargamente.Después,ToranagasevolvióaBlackthorneysuvozsehizoaún mássevera. —Tsukku-san dice que los holandeses, los Países Bajos, eran vasallos del rey españolhacepocosaños.¿Esestocierto? —Sí. —Por consiguiente, vuestros aliados, los holandeses, se hallan en un estado de rebelióncontrasusoberanolegal,¿no? —Sí.Perohaycircunstanciasatenuantes… —No hay «circunstancias atenuantes» cuando se trata de rebelión contra un soberano. —Amenosquesesalgatriunfante. Toranagalomirófijamente.Despuésseechóareíracarcajadas. —Sí, señor extranjero de nombre impronunciable. Has nombrado la única circunstanciaatenuante.—Rióotravez,perosuregocijoseextinguióconlamisma rapidez.—¿Venceréis? —Hai. Toranagahablódenuevo,peroelsacerdotenotradujoinmediatamente.Sonreía deunmodoextraño,fijoslosojosenBlackthorne.Después,suspiróydijo: —¿Estásseguro? —Sí.Decidlequesí.Estoyseguro.¿Puedoexplicarporqué? ElpadreAlvitohablóconToranaga,muchomásdelonecesarioparatraduciresta sencillapregunta.Toranagahablóasuvezsacándoseunabanicodelamanga. El padre Alvito empezó a traducir de nuevo, con su delicada animadversión cargadadeironía: —Sí,capitán,puedesexplicarporquécreesqueganaréisestaguerra. Blackthorne trató de aparentar confianza, aunque sabía que el sacerdote lo dominaba. —EnlaactualidadsomoslosdueñosdelosmaresdeEuropa…delamayoríade los mares de Europa —se corrigió diciéndose que debía ceñirse a la verdad. Retorcerla un poco, como sin duda hacía el jesuita, pero decir la verdad—. Los www.lectulandia.com-Página150 ingleses destruimos dos grandes armadas hispano-portuguesas que pretendían invadirnosynoesprobablequepuedanorganizarotras.Nuestrapequeñaislaesuna fortalezayenellaestamosseguros.Nuestramarinadominaelmar.Nuestrosbarcos sonmásveloces,másmodernosyestánmejorarmados.Nuestrosaliadosholandeses están haciendo que se desangre el Imperio español. Venceremos porque tenemos el dominio del mar y porque el rey de España, en su vana arrogancia no quiere dejar libreaunpuebloextranjero. —¿Domináislosmares?¿Tambiénlosnuestros,losquerodeannuestrascostas? —No, claro que no, Toranaga-sama. Me refería, naturalmente, a los mares de Europa.Aunque… —Bien.Celebroqueestohayaquedadoaclarado.Decíasqueaunque… —Aunque en todos los mares apartados de las costas, destruiremos pronto al enemigo—dijoBlackthorne,lisayllanamente. —Has dicho «al enemigo». ¿Somos acaso nosotros enemigos vuestros? En tal caso,¿hundiríaisnuestrosbarcosyasolaríaisnuestrascostas? —Nopuedoconcebirqueseamosenemigos. —Yo,sí.¿Quéocurriríaentonces? —Si vosotros atacaseis mi país, lo defendería y procuraría venceros —dijo Blackthorne. —¿Ysitujefeteordenaseatacarnosaquí? —Leaconsejaríaquerevocaralaorden.Enérgicamente.Ynuestrareinaatendería amisrazones.Ellaes… —¿Osgobiernaunareinaynounrey? —Sí, señor Toranaga. Y nuestra reina es prudente. No daría, no podría dar una ordentaninsensata. —¿Ysilohicieraellauotrosoberano? —Entonces,encomendaríamialmaaDiosporquemoriríaencualquiercaso. —Ciertoquesí.Túytodastuslegiones. Toranagahizounabrevepausaydespuésdijo: —¿Cuántotardasteenllegaraquí? —Casidosaños.Exactamente,unaño,oncemesesydosdías. —¿Cómoviniste?¿Porquéruta? —PorelestrechodeMagallanes.Situvieramismapasymislibrosderutapodría enseñárselos, pero me los robaron… Alguien se los llevó de mi barco, con mis patentesdecorsoytodosmispapeles.Sitú,señor… Blackthorne se interrumpió al ver que Toranaga hablaba vivamente con Hiromatsu,elcualparecíaigualmentetrastornado. —¿Dicesquetuspapelestefueronsustraídos,robados? —Sí. www.lectulandia.com-Página151 —Siesverdad,esoesterrible.EnelJapónaborrecemoselrobo.Lapenadelrobo es la muerte. Este asunto será investigado inmediatamente. Parece increíble que un japonés haya hecho una cosa así, aunque, de vez en cuando, aparecen malvados bandidosypiratas. —Tal vez los guardaron en alguna parte —dijo Blackthorne—. Pero son muy valiosos,señorToranaga.Sinmiscartasmarinasseríacomounciegoenunlaberinto. ¿Quieresqueteexpliquemiruta? —Sí,peromástarde.Primerodimeporquévinistedetanlejos. —Vinimos para comerciar en paz —repitió Blackthorne dominando su impaciencia—.Paracomerciaryvolveracasa.Paraenriquecerosyenriquecernos.Y tratarde… —¿Enriquecerosyenriquecernos?¿Quéesmásimportante? —Ambas partes deben beneficiarse, naturalmente, y los tratos deben ser justos. Buscamosuncomercioduradero… Blackthorneseinterrumpióaloírsefuertesvocesfueradelaestancia.Hiro-matsu ylamitaddelosguardiassedirigieroninmediatamentealapuerta,mientraslosotros formabanunabarreraanteelestrado. Toranaganosehabíamovido.DijoalgoalpadreAlvito. —Venidconmigo,capitánBlackthorne,lejosdelapuerta—dijoelpadreAlvito disimulando un tono apremiante—. Si apreciáis en algo vuestra vida, no hagáis ningúnmovimientobrusconidigáisnada. Ysedirigiódespacioalapuertaizquierdadelfondo,sentándosejuntoaella. Blackthorne hizo una reverencia a Toranaga y se situó cautelosamente junto al sacerdote.Este,condeliberadalentitud,sesacóunpañuelodelamangaysesecóel sudordelasmanos.Habíanecesitadotodasuprácticaysufortalezaparapermanecer tranquilo durante el interrogatorio del hereje, que había sido peor de lo que él y el padreVisitadorhabíanesperado. —¿Tenéisqueestarpresente?—lehabíapreguntadoelpadreVisitadorlanoche pasada. —Toranagamehallamadoespecialmente. —Creoqueesmuypeligrosoparavosyparatodosnosotros.Podríaisexcusaros porenfermedad.Siestáisallítendréisquetraducirloquedigaelpiratay,ajuzgarpor loqueescribeelpadreSebastião,esundiabloenlatierra,astutocomounjudío. —Serámejorqueestéallí,Eminencia.Almenos,podréinterceptarlasmentiras menosevidentesdeBlackthorne. —¿Porquéhavenido?¿Porquéprecisamenteahora,cuandotodovolvíaaandar por buen camino? ¿Tienen realmente barcos en el Pacífico? Esto podría tener muy malas consecuencias para nosotros en Asia. Y si consigue hacerse escuchar por Toranaga,oporIshido,oporcualquieradelosmáspoderososdaimíos…bueno,la www.lectulandia.com-Página152 cosasepondríamuydifícil. —Blackthorne es una realidad. Afortunadamente, estamos en condiciones de hacerlefrente. —Casicreeríaquelosespañoles,omásprobablementesusdescarnadoslacayos, los franciscanos y los benedictinos, lo guiaron deliberadamente hasta aquí para fastidiarnos. —Tal vez lo hicieron, Eminencia. Los monjes harían cualquier cosa Por destruirnos.Peroestonoesmásqueenvidia,porquenosotrostriunfamosdondeellos fracasan.¡SeguroqueDioslesharáverelcaminoequivocadoquesiguen!Talvezel inglésse«eliminará»élmismoantesdecausardaños.Suslibrosderutademuestran loquees.¡Unpiratayjefedepiratas! —Leédselos a Toranaga, Martín. Las partes en que describe el saqueo de las indefensascoloniasdesdeÁfricahastaChileylaslistasdelbotínydelosmuertos. —Tal vez deberíamos esperar, Eminencia. Siempre podemos sacar a relucir los librosderuta.Esperemosquesecondeneélmismosinnecesidaddemostrarlos. ElpadreAlvitoseenjugódenuevolaspalmasdelasmanos.Sentíalosojosde Blackthornefijosenél.«¡QueDiosseapiadedeti!—pensó—.Tevanacrucificar, inclusosinlaspruebascontenidasentuslibrosderuta.¿Deberíamosdevolverlosal padreSebastiãoparaquelosdevolvieraasuvezaMura?¿QuéharíaToranagasilos papeles no fuesen nunca descubiertos? No, esto sería demasiado peligroso para Mura.» Seabriólapuertadelotroextremodelsalón. —ElseñorIshidodeseaverteseñor,—anuncióNaga—.Inmediatamente,dice. —Vosotros,volvedavuestrossitios—dijoToranagaasushombres—.Naga-san, dialseñorIshidoquesiempreesbienvenido.Hazlepasar. El hombre alto entró en el salón. Diez samurais grises lo seguían, pero se quedaronenlapuertay,aunaseñalsuya,sesentaronycruzaronlaspiernas. El padre Alvito bendijo su buena suerte por hallarse presente. El choque inminenteentrelosdosjefesrivalesinfluiríamuchoenelcursodelImperioyenel futuro de la Madre Iglesia en el Japón. Por consiguiente, cualquier indicio o información directa que pudiese ayudar a los jesuitas a decidir por quién debían inclinarse tenía una importancia inconmensurable. Ishido era budista Zen y anticristiano fanático. Toranaga era budista Zen y simpatizaba abiertamente con el cristianismo.PerolamayoríadelosdaimíoscristianosapoyabanaIshidotemiendoel poderdeToranaga.Pensabanquesiconseguíaelpoderabsolutoaplicaríalosdecretos de expulsión del Taiko y aplastaría la verdadera fe. En cambio, si Toranaga era eliminado quedaría asegurada la sucesión, una sucesión débil, y la Madre Iglesia prosperaría. Lociertoeraque,dadaslasvacilacionesdelosdaimíoscristianos—ydelosno www.lectulandia.com-Página153 cristianos—, nadie sabía de cierto cuál de los dos bandos era el más poderoso. Ni siquiera el padre Alvito, que era el europeo más informado del Imperio, sabía de ciertoporquébandoseinclinaríanlosdaimíoscristianoscuandoestallaraelconflicto abierto. Toranagabajódesuestrado. —Bien venido, señor Ishido. Por favor, siéntate ahí —dijo señalando el único cojíndelestrado—.Quieroqueestéscómodo. —No,gracias,señorToranaga. IshidoKazunarieradelgado,morenoymuyvigoroso,yteníaunañomenosque Toranaga.Teníaasusórdenesochentamilsamurais,dentroyalrededordelcastillode Osaka,pueseracomandantedelaguarnicióny,porlotanto,comandantedelcuerpo deguardiadelHeredero,generalenjefedelosEjércitosdelOeste,conquistadorde Corea,miembrodelConsejodeRegenciay,oficialmente,InspectorGeneraldetodas lastropasdeldifuntoTaikoconstituidaslegalmenteportodoslosejércitosdetodos losdaimíosdelreino. —No, gracias —repitió—. No podría sentirme cómodo si tú no lo estás, ¿neh? Algúndíaaceptarétucojín,peronoahora. ApesardelaimplícitaamenazadeIshido,Toranagarespondióamablemente: —Nopodíasllegarenmomentomásoportuno.Estabaacabandodeinterrogaral nuevobárbaro.Tsukku-san,tenlabondaddedecirlequesepongadepie. Elsacerdoteobedeció.Sintió,desdelejos,lahostilidaddeIshido.Ademásdeser anticristiano, Ishido se había mostrado siempre acérrimo partidario de cerrar el Imperioatodosloseuropeos. IshidomiróaBlackthorneconmarcadodisgusto. —Me habían dicho que era feo, pero no creía que lo fuese tanto. También se rumoreaqueesunpirata.¿Esestocierto? —¿Puedesdudarlo?Ytambiénesunembustero. —Entonces, préstamelo un par de días antes de crucificarlo. Al Heredero le divertiráverlocuandoaúnconservelacabeza.—Ishidorióestruendosamente.—Otal vez podríamos enseñarle a bailar como un oso y podrías exhibirlo en todo el Imperio…«ElFenómenodelEste.» AunqueeraverdadqueBlackthorneeraelúnicoquehabíavenidodelosmares orientales,IshidoaludíaevidentementeaToranaga,quedominabalasprovinciasdel Este. PeroToranagaselimitóasonreírcomosinolohubiesecomprendido. —Eres un humorista formidable, señor Ishido —dijo—. Pero creo que cuanto antesseaeliminadoelbárbarotantomejorserá.Esunhombreatrevido,arrogantee insolente.Esunfenómeno,sí,perodeescasovalor,yqueentodocasodesconocelos buenos modales. Naga-san, destaca algunos hombres y que lo encierren con los www.lectulandia.com-Página154 delincuentescomunes.Tsukku-san,dilequelessiga. —Capitán,tenéisqueseguiraesoshombres. —¿Adóndemellevan? ElpadreAlvitovaciló.Sealegrabadehabertriunfado,perosurivaleravalientey teníaunalmainmortalqueaúnpodíasersalvada.—Vanaencerrarte—dijo. —¿Porcuántotiempo? —Nolosé,hijomío.HastaquequieraelseñorToranaga. www.lectulandia.com-Página155 CapítuloXII Toranaga observó la salida del bárbaro del salón lamentando la interrupción del interesante interrogatorio y disponiéndose a enfrentarse con el más inmediato problemadeIshido. Estefueinmediatamentealgrano: —Unavezdebopreguntarte:¿QuécontestasalConsejodeRegencia? —YyodeborepetirunavezmásquecomopresidentedelConsejodeRegencia nocreoqueseanecesarianingunarespuesta. —CasasteatuhijoNaga-sanconlahijadelseñorMasamune,casasteaunadetus nietas con el hijo y heredero del señor Zataki, y otro nieto con la hija del señor Kiyama. Todos estos matrimonios fueron con señores feudales o descendientes directossuyosy,porconsiguiente,absolutamenteencontradelasórdenesdenuestro señor. —Desgraciadamente,nuestroseñor,elTaiko,murióhaceunaño.Sí,lamentola muertedemicuñadoyquenovivaaúnparaguiarlosdestinosdelImperio—añadió Toranagarevolviendounpuñalenlaviejaherida—.Simicuñadoviviera,sinduda aprobaríaestasrelacionesfamiliares.Susinstruccionessereferíanamatrimoniosque amenazasenlasucesióndesucasa.YonoamenazosucasaniamisobrinoYaemón, el Heredero. Me contento con ser señor de Kwanto. No quiero más territorios. No seréelprimeroenromperlapaz. Duranteseissiglos,elreinohabíasufridolaplagadeunaconstanteguerracivil. Treinta años antes, un daimío poco importante llamado Goroda había tomado posesión de Kioto, instigado principalmente por Toranaga. En los dos decenios siguientes,aquelguerrerohabíasojuzgadomilagrosamentelamitaddelJapón,había levantadounamontañadecráneosysehabíaerigidoendictador,aunquenosehabía consideradolobastantepoderosoparapediralEmperadorreinantequeleotorgaseel título de Shogún, a pesar de que descendía vagamente de una de las ramas de los Fujimoto.Después,hacíadeellodieciséisaños,Gorodafueasesinadoporunodesus generalesysupoderpasóalasmanosdesugranvasalloybrillantísimogeneral,el campesinoNakamura. Ensólocuatroaños,elgeneralNakamura,ayudadoporToranaga,Ishidoyotros, aniquilóalosdescendientesdeGorodaysometiótodoelJapónasuabsolutoyúnico dominio.FuelaprimeravezenlaHistoriaqueunhombresometióatodoelreino.Y sedirigiótriunfalmenteaKiotoparapostrarsealospiesdeGo-nijo,elHijodelCielo. Allí,ydebidoaquehabíanacidocampesino,Nakamuratuvoquecontentarseconel títulomenordeKwampaku,PrimerConsejero,quemástarderenuncióenfavordesu hijo, tomando para sí el título de Taiko. Aunque parezca increíble, reinó la paz duranteveinteaños.Hastaque,elañoanterior,habíamuertoelTaiko. www.lectulandia.com-Página156 —PornuestroseñorelBuda—repitióToranaga—,noseréelprimeroenromper lapaz. —Pero,¿irásalaguerra? —El hombre prudente debe apercibirse contra la traición, ¿neh? —contestó Toranagaendureciendosutono—.Túyyoconocemoselinfinitopoderdelatraición en los corazones de los hombres. El Taiko dejó un territorio unido que ahora está dividido entre tu Oeste y mi Este. El Consejo de Regencia no se entiende. Los daimíos andan a la greña. Cuanto antes sea mayor de edad el hijo del Taiko, tanto mejor.¡OjalátengamosprontootroKwampaku! —¿OtalvezunShogún?—replicóIshidoconvozinsinuante. —Kwampaku,ShogúnoTaiko,elpodereselmismo.GorodanuncafueShogún. Nakamura se contentó con ser Kwampaku y, después, Taiko. Gobernó, y esto es lo importante. ¿Qué importa que mi cuñado hubiese nacido campesino? ¿Qué importa quemifamiliaseaantigua?¿Quéimportaquetúseasdehumildecuna? «Importamucho»,pensóIshido. —Yaemón tiene siete años —dijo—. Dentro de otros siete, será Kwampaku. Mientrastanto… —Dentrodeochoaños,generalIshido.Estaesnuestraleyhistórica.Cuandomi sobrinocumplaquinceaños,serámayordeedadyheredará.Mientrastanto,nosotros, loscincoregentes,gobernamosensunombre.Asíloquisonuestrodifuntoseñor. —Sí. Y también ordenó que los regentes no tomasen rehenes para luchar entre ellos.TúguardascomorehénentucastilloadamaOchiba,lamadredelHeredero, comogarantíadetuseguridadaquí,yestoviolatambiénlavoluntaddelTaiko. Toranagasuspiró. —DamaOchibaestádevisitaenYedo,dondemiúnicahermanavaadaraluz. Suhermanaestácasadaconmihijoyheredero.¿Quémásnaturalquevisitarauna hermanaentalescircunstancias? —La madre del Heredero es la dama más importante del Imperio. Por consiguiente,nodeberíaestar…—Ibaadecir«enmanosenemigas»,perolopensó mejor.—…enunaciudadextraña. Hizounapausa,yañadió,lisayllanamente: —ElConsejodesearíaquelaenviarashoymismoasucasa. Toranagaeludiólatrampa. —Repito que dama Ochiba no es un rehén y, por consiguiente, no está ni ha estadonuncabajomisórdenes. —Entonces,lodirédeotramanera.ElConsejoexigesuinmediatapresenciaen Osaka. ¿Quiénloexige? —Yo, el señor Sugiyama, el señor Onoshi y el señor Kiyama. Aquí están sus www.lectulandia.com-Página157 firmas. Toranagasepusolívido.Cuatroaunosignificabalasoledadyeldesastre.¿Por quéhabíadesertadoOnoshi?¿YKiyama?Amboseranenemigosimplacables,incluso antes de convertirse a la religión extranjera. ¿Qué poder tenía ahora Ishido sobre ellos? Ishido comprendió que su enemigo estaba derrotado. Pero aún le quedaba algo másparahacercompletasuvictoria. —Losregenteshemosconvenidoenquehallegadoelmomentodeterminarcon los que pretenden usurpar el poder de mi señor y matar al Heredero. Los traidores morirán,seanquienesfueren.¡AunqueseanMinowara! Un rugido de furor brotó de las gargantas de todos los samurais de Toranaga, Usagi,elyernodeHiro-matsu,desenvainósusableyselanzósobreIshido. Esteestabapreparadopararecibirelgolpemortalynotratódedefenderse.Asílo había planeado. Si lo mataba un samurai de Toranaga, toda la guarnición de Osaka podría caer sobre éste justificadamente y matarlo. Dama Ochiba sería eliminada en represaliaporloshijosdeToranagaylosdemásregentesseveríanobligadosaunirse contra el clan Yoshi, que, al encontrarse solo, sería aniquilado. Sólo entonces sería seguralasucesióndelHeredero,yél,Ishido,habríacumplidosudeberconelTaiko. Pero el golpe no cayó. En el último momento, Usagi recobró su buen juicio y envainóelsableconmanotemblorosa. —Perdón, señor Toranaga —dijo arrodillándose humildemente—. No pude soportaresosinsultos…Pidopermisoparahacermeelharakiri. Toranaga había permanecido inmóvil, pero dispuesto a impedir el golpe y sabía que Hiro-matsu habría hecho lo mismo. Comprendía también el motivo de los insultosdeIshido. —Tepagaréconcrecidosintereses,Ishido—sedijoparasusadentros. Despuéssevolvióaljovenarrodillado. —¿CómoteatrevesasuponerqueloquehadichoelseñorIshidopretendíaserun insultocontramí?Desdeluego,esincapazdeunadescortesíasemejante.¿Ycómote atrevesaescucharconversacionesquenoteincumben?No,notepermitohacerteel harakiri.Estoesunhonor.Ytúnotieneshonornidisciplina.Seráscrucificadohoy mismocomounvulgarcriminal.Tussablesseránrotosyenterradosenelpuebloeta. Tu hijo será enterrado en el pueblo eta. Tu cabeza será clavada en una pica para escarniodetodosyconunletreroquedirá: «Estehombrenaciósamuraiporequivocación.¡Sunombrehadejadodeexistir!» Usagi,conunsupremoesfuerzo,consiguiódominarsurespiración,peroempezó a sudar, y esto fue para él una vergüenza intolerable. Se inclinó ante Toranaga aceptandosudestinoconfingidaserenidad. Hiro-matsuavanzóyarrancólosdossablesdelcintodesunietopolítico. www.lectulandia.com-Página158 —Señor Toranaga —dijo gravemente—, con tu permiso, cuidaré personalmente dequetuordenseacumplida. Toranagaasintióconlacabeza. El joven se inclinó por última vez, y cuando iba a levantarse Hiro-matsu lo empujóalsuelo. —Lossamuraiscaminan—dijo—.Ytambiénloshombres.Perotúnoereslouno nilootro.Irásarastrasalamuerte. Usagiobedecióensilencio. Y todos los que estaban en el salón se sintieron conmovidos por el sentido de disciplinadeljovenyporsuvalor. «Cuandovuelvasanacerserássamurai»,sedijeron,satisfechos. www.lectulandia.com-Página159 CapítuloXIII Aquella noche, Toranaga no podía dormir. Cosa rara en él, pues normalmente era capaz de dejar para el día siguiente la consideración de los problemas más apremiantes. Pero aquella vez eran demasiadas las preguntas complicadas que requerían contestación. ¿QuédebíahacerconrespectoaIshido? ¿PorquésehabíapasadoOnoshialenemigo? ¿CómodebíaenfrentarseconelConsejo? ¿Habíanintrigadodenuevoloscurascristianos? ¿Dedóndevendríalapróximatentativadeasesinato? ¿QuédebíahacerconYabú? ¿Yquédebíahacerconelbárbaro? ¿Decíaéstelaverdad? Era curioso que el bárbaro hubiera llegado de los mares del Este precisamente ahora. ¿Era un presagio? ¿Sería su karma la chispa que haría estallar el barril de pólvora? Karmaeraunapalabraindiaadoptadaporlosjaponesesdelafilosofíabudistay quesignificabaeldestinodeunapersonaenestavida,destinoinexorablementefijado por sus actos en una vida anterior. Toda persona renacía en este valle de lágrimas hasta que, después de sufrir y aprender durante muchas vidas, alcanzaba al fin la perfeccióneibaalnirvana,ellugardelapazperfecta. EraextrañoqueBudaoalgúnotrodios,otalvezsimplementeelkarma,hubiese traído a Anjín-san al feudo de Yabú. Era extraño que hubiese desembarcado precisamenteenelpueblodondeMura,eljefesecretodelaorganizacióndeespionaje de Izú, actuaba desde hacía tantos años ante las narices del Taiko y del padre de Yabú. Era extraño que Tsukku-san estuviese en Osaka y no en Nagasaki. Y que también estuviesen en Osaka el sacerdote principal de los cristianos y el capitán general de los portugueses. Era extraño que el capitán Rodrigues hubiera estado disponibleparallevaraHiro-matsuaAnjiroconeltiempojustoparacapturarvivoal bárbaro y apoderarse de los cañones. Además, estaba también Kasigi Omi, hijo del hombrequeletraeríalacabezadeYabúsiToranagamovíaeldedomeñique. Toranaga suspiró. Una cosa era segura. El bárbaro no se marcharía nunca. Ni vivo,nimuerto.Sehabíaincorporadoalreinoparasiempre. Oyó unos pasos casi imperceptibles que se acercaban y preparó su sable. Cada nochecambiabadedormitorioydeguardianesycambiabatambiénelsantoyseña para burlar a los asesinos que lo acechaban. Los pasos se detuvieron frente a la puerta.EntoncesoyólavozdeHiro-matsuylaprimerafrasedelsantoyseña: www.lectulandia.com-Página160 «Silaverdadestáyaclara,¿dequésirvelameditación?.» «¿Ysilaverdadestáoculta?»—dijoToranaga. «También está clara» —respondió correctamente Hiro-matsu. La cita era de Saraha,antiguomaestrobudistatántrico.—Entraysiéntate. —Heoídoquenodormías.Hepensadoquepodíasnecesitaralgo. —No,gracias—repusoToranagaobservandolasprofundasarrugasalrededorde losojosdelviejo—.Gracias,buenamigo. —Entonces,mevoy.Sientohabertemolestado,señor. —No,pasa,porfavor.Mealegrodequehayasvenido.Siéntate. Elviejosesentójuntoalapuerta,erguidalaespalda,yalcabodeunratodijo: —Sobreaquelloco,todosehahechosegúnordenaste.Todo. —Gracias. —Mi nieta, cuando se enteró de la sentencia, me pidió permiso para matarse y acompañar a su marido y a su hijo al Gran Vacío. Se lo negué y le dije que debía esperartuaprobación. Hiro-matsusangrabainteriormente.¡Quéterribleeralavida! —Hasobradocorrectamente. —Ahoratepidopermisoparaponerfinamivida.Éltepusoenmortalpeligro, perofuepormiculpa.Debíprevenirsuarrebato.Soyindignodetuconfianza. —No.Tenecesitovivo. —Teobedeceré.Perodígnateaceptarmisdisculpas. —Aceptadas. Alcabodeunrato,Toranagadijo: —¿Quéhaydelbárbaro? —Muchas cosas, señor. Primera, si hoy no hubieras estado esperándolo habrías salido de caza con tu halcón al amanecer y no se habría producido la desagradable entrevista con Ishido. Ahora, no tendrás más remedio que declararle la guerra… si puedessalirdeestecastilloyvolveraYedo. —¿Segunda? —Nosoytaninteligentecomotúnimuchomenos,señorToranaga,peroincluso yomedoycuentadequenadadeloquenosdijeronlosbárbarosdelSurescierto. Hiro-matsusealegrabadepoderhablar,puesconellomitigabasudolor. —Bueno,sihaydosreligionescristianasqueseodian,silosportuguesesforman partedelagrannaciónespañola,sielnuevopaísbárbaro,sellamecomosellame,les hacelaguerraylosvence,siesepaísesunanaciónisleñacomolanuestra,ysi,y éste es el «si» más importante, el bárbaro ha dicho la verdad y el sacerdote ha traducidofielmenteloquehadicho…Bueno,puedesponerjuntostodosestos«síes» ydeduciralgoytrazarunplan.Sientonopoderhacerloyo,puessóloséloquevien Anjiro y a bordo del barco. Que Anjín-san es un hombre de cabeza muy firme y www.lectulandia.com-Página161 dominadorenelmar,aunquenoleentiendoenabsoluto.¿Cómo,teniendotanbuenas cualidades, dejó que un hombre orinase en su espalda? ¿Por qué salvó la vida de Yabú,despuésdeloqueéstelehizo,yladelportuguésRodrigues,queessuenemigo declarado? —Hiro-matsu hizo una pausa. Estaba muy cansado.—Pero creo que debemos retenerlo en tierra, así como a los que vengan detrás de él, y matarlos rápidamenteatodos. —¿YquémedicesdeYabú? —Ordénalequesehagaelharakiriestanoche. —¿Porqué? —Iba a robar tu propiedad. Y es un embustero. Deja que le transmita la orden ahora mismo. Más pronto o más tarde tendrás que matarlo. Y ahora será más fácil, puesnotieneningúnvasalloasualrededor.Teaconsejoquenolodemores. Sonóunadelicadallamadaenlapuertainterior. —¿Tora-chan? Toranaga sonrió como siempre al oír aquella voz especial que pronunciaba el especialdiminutivo. —¿Sí,Kiri-san? —Mehetomadolalibertad,señor,detraerchaparatiyparatuinvitado.¿Puedo pasar? —Sí. Losdoshombrescorrespondieronasureverencia.Kiricerrólapuertayempezóa servir el cha. De cincuenta y tres años, vigorosa, jefe de las azafatas de Toranaga, Kintsubu-noh-Toshiko,apodadaKiri,eraladamamásviejadelacorte. —No deberías estar despierto a estas horas de la noche, Tora-chan. Pronto amanecerá y supongo que saldrás al monte con tus halcones, ¿neh? ¡Necesitas dormir! —Yaloves,Hiro-matsu—dijoToranaga—.Despuésdeveinteaños,todavíatrata dedominarme. —Losiento,perohacemásdetreintaaños,Tora-sama—dijoellaconorgullo—. ¡Ytúerastanmanejableentoncescomoahora! CuandoToranagateníaveinteypicodeañoshabíasidocogidocomorehénporel despóticoIkawaTadazaki,señordeSurugayTotomi,padredelactualIkawaJikkyu, el enemigo de Yabú. El samurai responsable de la buena conducta de Toranaga acababa de tomar como segunda esposa a Kiritsubu. Esta tenía entonces diecisiete años.TantoelsamuraicomosuesposaKirihabíantratadodignamenteaToranaga,le habíanaconsejadoycuandoéstesehabíarebeladocontraTadazakiyunidoaGoroda lo había seguido con sus guerreros y había luchado valientemente a su lado. Más tarde,elmaridodeKirihabíacaídomuertodurantelaluchaporlacapital.Toranaga había preguntado a Kiri si quería ser una de sus consortes y ella había aceptado de www.lectulandia.com-Página162 buengrado.Entoncesteníaelladiecinueveañosyélveinticuatroydesdeelprimer momento ella había dirigido todo el servicio doméstico. Era muy astuta y muy competente. —Estás engordando mucho —dijo él dándole una afectuosa palmada en el trasero. —¡Señor Toranaga! ¡Delante del señor Toda…! Tendré que suicidarme o, al menos, raparme la cabeza y hacerme monja. ¡Yo creía que seguía siendo joven y esbelta!—dijoriendoyacabandodeservirelté—.Bueno,esciertoquetengogordo eltrasero,pero,¿quépuedohacer?Megustacomer.Bueno,mevoy.¿Quieresquete envíeadamaSazuko? —No,misiempreprecavidaKiri-san.No,gracias.Charlaremosunratoydespués meecharéadormir. —Buenasnoches,Tora-sama.Queduermasbien—dijoellainclinándose. —SiemprehelamentadonohabertenidounhijoconKiri-san—dijoToranaga—. Ellaconcibióunavez,peroabortó.FueenlostiemposdelabatalladeNagakudé. Después del asesinato del dictador Goroda, el general Nakamura —el futuro Taiko— trató de consolidar todo el poder en sus manos. En aquellos tiempos, el desenlace era dudoso y Toranaga apoyaba a uno de los hijos de Goroda, heredero legal de éste. Nakamura atacó a Toranaga cerca del pequeño pueblo de Nagakudé, perosusfuerzasfuerondiezmadasyderrotadasyperdiólabatalla.Toranagaseretiró prudentemente,perseguidoporunnuevoejércitodeNakamura,mandadoporHiromatsu.Toranaganocayóenlatrampa,sinoqueescapóasusprovinciasdelNortecon suejércitointacto.NagakudéfuelaúnicabatallaperdidaporelTaikoyToranagael únicogeneralquelogróvencerle. —Me alegro de que no nos enfrentásemos en el campo de batalla, señor —dijo Hiro-matsu. —Tambiényo. —Túhabríasvencido. —No.ElTaikofueelgeneralmásgrandeymásprudenteyelhombremáslisto quejamáshayaexistido. —Exceptotú—sonrióHiro-matsu. —No.Teequivocas.Porestomehicevasallosuyo. —Tendrías que levantarte contra Ishido. Esto obligaría a todos los daimíos a tomarpartidodeunavezparasiempre.Entodocaso,ganaríamoslaguerra.Entonces podríasdisolverelConsejoyerigirteenShogún. —Nobuscoestehonor—dijovivamenteToranaga—.¿Cuántasvecestengoque decírtelo? —Discúlpame,señor.Losé.PerocreoqueseríalomejorparaelJapón. —Seríaaltatraición. www.lectulandia.com-Página163 —¿Contraquién,señor?¿ContraelTaiko?Estámuerto.¿Contrasutestamento? Es un pedazo de papel. ¿Contra el pequeño Yaemón? Yaemón es el hijo de un campesinoqueusurpóelpoderylaherenciadeungeneral. —¿AconsejaríaslomismosifuerasunodelosRegentes? —No. Pero se da el caso de que no lo soy, y lo celebro. Sólo soy vasallo tuyo. Elegímibandohaceunaño.Ylohicelibremente. —¿Porqué?—lepreguntóToranagaporprimeravez. —Porque eres un hombre, porque eres un Moniwara y porque siempre harás lo mejor que pueda hacerse. No somos un pueblo al que pueda gobernar un comité. Necesitamosuncaudillo.¿Acuáldeloscincoregentespodíayoelegirparaponerme a su servicio? ¿A Onoshi? Sí, es un hombre prudente y un buen general. Pero es cristiano, está inválido y tan roído por la lepra que apesta a cincuenta pasos de distancia. ¿A Sugiyama? Es el daimío más rico del país y su familia es tan antigua como la tuya. Pero es un tránsfuga sin agallas y los dos lo conocemos bien. ¿A Kiyama?Esinteligente,valiente,buengeneralyantiguocamarada.Perotambiénes cristiano,ycreoqueyatenemosbastantesdiosespropiosenestaTierradelosDioses paranotenerlaarroganciadeadoraraunosolo.¿AIshido?Siemprehedetestadoa ese traidor engendro de campesino. Como ves, Yoshi Toranaga-noh-Mi-nowara, no teníaotraelección. —¿Y si desoigo tu consejo? ¿Y si me entiendo con el Consejo de Regencia y pongoaYaemónenelpoder? —Lo que hagas estará bien hecho. Pero todos los Regentes quisieran verte muerto. Te aconsejo la guerra inmediata. Antes de que te aíslen, o lo que es más probable,teasesinen. Toranagapensóensusenemigos.Eranmuchosypoderosos. Despuésvolvióapensarenelplanquehabíaconcebido.Noveíaenélelmenor defecto. —Ayer me enteré secretamente de que la madre de Ishido está en Nagoya visitandoasunieto—dijo. Nagoyaeraunagranciudad-estadoquenosehabíapronunciadoaúnporninguno delosbandos.Ladamapodríaser«invitada»porelsuperioravisitarelTemploJohji, averloscerezosenflor. —Seharáenseguida—dijoHiro-matsu—.Porpalomamensajera. ElTemploJohjierafamosoportrescosas:suavenidadecerezos,labelicosidad de sus monjes budistas Zen y su absoluta fidelidad a Toranaga, que había pagado añosatráslaconstruccióndeltemploylohabíamantenidodesdeentonces. —Las flores de los cerezos estarán ya un poco mustias, pero ella estará allí mañana.Debeirtambiénsunieto,¿neh? —No, sólo ella, pues hay que evitar que el objeto de la «invitación» sea www.lectulandia.com-Página164 demasiadoevidente.Otracosa.EnvíaunmensajecifradoamihijoSudara:«Saldré de Osaka cuando el Consejo termine sus sesiones, dentro de cuatro días.» Mándalo poruncorreoyconfírmalomañanaporpalomamensajera.Yahoracreoquedormiré unrato. Hiro-matsuselevantóyestiróloshombros.Alllegaralapuerta,sevolvióydijo: —¿PuedoautorizaraminietaFujikoparaquitarselavida? —No. —Fujiko es samurai, señor, y ya sabes lo que sienten las madres por sus hijos. Esteerasuprimogénito. —Fujiko puede tener muchos hijos. ¿Qué edad tiene? ¿Dieciocho años? ¿Diecinueve?Lebuscaréotromarido. Hiro-matsumoviólacabeza. —Noloaceptaría.Laconozcobien.Sumayordeseoesponerfinasuvida.Por favor. —Dileatunietaquenoquieromuertesinútiles.Permisodenegado. Hiro-matsuhizounareverenciaysedispusoasalir. —¿Cuántotiempopuedevivirelbárbaroenlacárcel?—preguntóToranaga. —Dependerádesuvigor—dijoHiro-matsusinvolverse. —Gracias.Buenasnoches,Hiro-matsu. Cuandoestuvosegurodehabersequedadosolo,llamóenvozbaja: —¡Kiri-san! Seabriólapuertainterior,ylamujerentróysearrodilló. —Envía inmediatamente este mensaje a Sudara: «Todo va bien.» Envíalo por palomasmensajeras.Sueltatresdeellasalamanecer.Yotrastresalmediodía. —Sí,señor—dijoella,ysalió. Era una clave muy secreta. Sólo la conocían, además de él, su hijo mayor, Noburo, su hijo segundo y heredero, Sudara, y Kiri. El mensaje quería decir: «No hagas caso de otros mensajes. Activa el Plan Cinco.» El Plan Cinco consistía en reunir inmediatamente a todos los jefes del clan Yoshi y a los consejeros de más confianzaenYedo,lacapital,ymovilizarlosparalaguerra.Laclaveparalaguerra era«CieloCarmesí».Supropioasesinatoosucapturadesencadenaríanlaguerra:un furioso ataque contra Kioto dirigido por su heredero Sudara con todas las legiones para apoderarse de la ciudad y del Emperador títere. Esto se completaría con unas insurreccionessecretasymeticulosamentepreparadasencincuentaprovincias. «Esunbuenplan—pensóToranaga—.Perofracasarásinolopongoenpráctica yomismo.Sudarafracasaría.Noporfaltadeempeño,devalorydeinteligencia,ni por alguna traición. Sólo porque Sudara no tiene aún bastantes conocimientos ni suficiente experiencia, y no podría arrastrar a un número suficiente de daimíos no comprometidos. Y también porque el castillo de Osaka y el heredero, Yaemón, se www.lectulandia.com-Página165 yerguen inviolados en mi camino, y son el punto donde se concentran todas las enemistades y envidias que me he ganado en cincuenta y dos años de guerra. ¡Muchas batallas, y ninguna perdida! Pero, ¡cuántos enemigos! Y ahora se han coaligado todos contra mí. Sudara fracasaría. Yo soy el único que, tal vez, podría ganarconCieloCarmesí.Peroseríamejornotenerquellegaraesteextremo.» www.lectulandia.com-Página166 CapítuloXIV ParaBlackthornefueunamanecerinfernal.Estabaenzarzadoenunaluchaamuerte conotropreso.Elpremioeraunatazadegachas.Losdoshombresestabandesnudos. Cuando un reo era introducido en la vasta celda de madera y de un solo piso lo despojaban de sus vestiduras. Un hombre vestido ocupaba más espacio, y la ropa podíaocultararmas.Lasuciaysofocanteestanciateníacincuentapasosdelongitud por diez de anchura y estaba atestada de japoneses sudorosos. Poca luz se filtraba entrelastablasylasvigasqueconstituíanlasparedesyeltechobajo. Porfin,Blackthorneconsiguiógolpearconlacabezalacaradelhombre,cogerlo por el cuello, y sacudirle la cabeza contra las tablas hasta dejarlo inconsciente. Después,volvióasusitioenunrincónapercibiéndosecontraotroataque. Al amanecer, los guardias habían empezado a introducir las tazas de gachas y agua por una estrecha abertura. Era el primer alimento que recibía desde que lo habíanencerradoalanochecerdeldíaanterior.Eldesfilepararecibirlacomidayel agua se había desarrollado con desacostumbrada tranquilidad. Pero entonces aquel hombre que parecía un mono, sin afeitar, sucio y lleno de piojos, le había dado un golpeenlosríñonesysehabíaapoderadodesuraciónmientraslosotrosesperabana ver lo que pasaba. Blackthorne se había visto enzarzado en demasiadas riñas de marinerosparadejarsevencerporungolpedadoatraición.Porconsiguiente,fingió queseibaadesmayarylanzóunaterriblepatadaalhombreiniciándoseasílapelea. Ahora,yparasorpresasuya,vioqueunodeloshombresleofrecíalatazadegachasy elaguaquecreíaperdidas.Lastomóylediolasgracias. Losrinconeseranlaszonaspreferidas.Unavigatendidaalolargodelsuelode tierra dividía la celda en dos mitades. En cada una de éstas, había tres hileras de hombres.Sólolosdébilesylosenfermosformabanlahileradelcentro. Blackthorne vio dos cadáveres, hinchados y cubiertos de moscas, en una de las hilerasdeenmedio.Perosusdébilesymoribundosvecinosnoparecíandarsecuenta. De vez en cuando, los guardias abrían la puerta de hierro y gritaban unos nombres. Los llamados saludaban a sus camaradas y salían, pero pronto llegaban otrosqueocupabansusitio. Uno de los que estaban contra la pared empezó a vomitar y fue trasladado rápidamente a la hilera de en medio, donde se derrumbó, medio asfixiado, bajo el pesodelaspiernasdeotros. Blackthorne tuvo que cerrar los ojos y esforzarse en dominar su terror y su claustrofobia. —¡MalditoToranaga!—nocesabadedecirse—.¡Ojalápuedameterteaquíalgún día! Habíacuatrodeestosbloquescelulares.Estabanenunextremodelaciudad,en www.lectulandia.com-Página167 unrecintopavimentadoyamurallado.Fueradelasmurallashabíaunazonadetierra batida marcada con cuerdas, cerca del río. Allí se levantaban cinco cruces. Cuatro hombres desnudos y una mujer estaban atados por las muñecas y los tobillos a las cruces. Al entrar Blackthorne en el perímetro, siguiendo a sus guardias samurais, habíavistocómolosverdugosclavabansuslargaslanzasenelpechodelasvíctimas entrelasaclamacionesdelamultitud.Despuéshabíandescolgadoaloscincoreosy habíanatadoaotroscinco,yhabíanllegadounossamuraisquehabíandespedazado loscadáveresconsuslargossables,entregrandescarcajadas. Sin que Blackthorne lo advirtiera, el hombre con quien había reñido estaba recobrando el conocimiento. Yacía en la hilera de en medio. De pronto saltó y se lanzósobreBlackthorne. Este le vio llegar en el último momento, esquivó hábilmente la embestida y lo derribó. El hombre cayó sobre otros presos, que lo maldijeron, y uno de ellos, vigorosoyconaspectodebulldog,lediounterriblegolpeenelcuelloconelborde delamano.Seoyóunchasquidosecoylacabezadelhombresedobló. —Gracias —dijo Blackthorne recobrando el aliento—. Me llamo Anjín-san. ¿Y tú? —¡Ah,sodesu!¡Anjín-san!—repusoseñalándoseasímismo—.Minikui. —¿Minikui-san? —Hai—añadióalgoenjaponés. —Wakarimasen(Nocomprendo)—dijoBlackthorneencogiéndosedehombros. —¡Ah,sodesu! Bulldog charló brevemente con sus vecinos. Después, se encogió también de hombrosyentreélyBlackthornelevantaronalhombremuertoylopusieronjuntoa losotroscadáveres.Cuandovolvieronalrincón,nadiehabíaocupadosusitio. Lamayoríadelospresosdormíanotratabandedormir. Blackthornesintiólaproximidaddelamuerte. «Notepreocupes—sedijo—.Todavíatequedamuchocaminopordelanteantes demorir…No,nopuedovivirmuchotiempoenesteagujerodelinfierno.¡Oh,Dios, sácamedeaquí!¿Porquéoscilaestacueva?¿YnoesaquélRodrigues,quesurgede lo profundo con dos cangrejos por ojos? ¿Y qué estás haciendo aquí, Croocq, muchacho?Penséquetehabíansoltado.Yahoraestamoslosdosenelpuebloynosé cómolleguéaél,yallíestáaquellachicatanbonitajuntoalmuelle…Pero,¿porqué laarrastranalaplayaesossamuraisdesnudos,yquéhaceOmiahí,riendo?Yahíestá lacaldera,ynosotrosestamosenlacaldera,y…no,¡nomásleña,nomásleña!Me estoy ahogando en un líquido apestoso… ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! Me muero…,memuero…InnominePatrisetFiliietSpiritusSancti.Esteeselúltimo Sacramento…» Salió de su pesadilla sintiendo que le estallaban los oídos con la estremecedora www.lectulandia.com-Página168 rotundidaddelúltimoSacramento.Duranteunmomentonosuposidormíaoestaba despiertoporquesusincrédulosoídosvolvieronaescucharlabendiciónlatinaysus incrédulos ojos vieron un europeo flaco y arrugado, inclinado sobre la fila de en medio, a quince pasos de él. Aquel viejo desdentado tenía largos y sucios los cabellos, revuelta la barba y rotas las uñas y se cubría con una bata sucia y raída. Levantóunamanocomounagarradebuitreysostuvounacruzdemaderasobreel cadávermediooculto.EntoncesvioaBlackthornequeloestabamirando. —¡Madre de Dios! ¿Sois un ser real? —masculló en el tosco español de los campesinosysantiguándose. —Si—dijoBlackthorneenespañol—.¿Quiénsoisvos? El viejo se acercó murmurando y los otros presos lo dejaron pasar o se dejaron pisarsindecirpalabra. —¡Oh,VirgenSantísima!Elseñoresreal.¿Quiénsois?YosoyfrayDomingo… Domingo…delaSagradaOrdendeSanFrancisco…Pero,¿esrealelseñor? —Sí,soyreal—dijoBlackthornelevantándose. Corríanlágrimasporlasmejillasdelsacerdote.Estebesórepetidamentelacruzy sehabríaarrodilladosihubiesehabidositio.Bulldogdespertóasuvecino.Ambosse apretaronparadejarunsitiodondepudiesesentarseelsacerdote. —MisprecesalbenditoSanFranciscohansidoescuchadas.Alveros,penséque estabaviendootraaparición,unfantasma.Sí,unespíritumaligno.Hevistotantos… ¿Cuántotiempohacequeestáisaquí? —Lleguéayer.¿Yvos? —Nolosé,señor.Hacemuchotiempo.Meencerraronaquíenseptiembre…del añodegraciademilquinientosnoventayocho. —Ahoraestamosenmayodelmilseiscientos. —¿Delmilseiscientos? Ungemidodistrajoalmonje.Selevantóyseabriópasoentreloscuerpos,pero comonopudodescubriralmoribundomurmurólosúltimosritosaaquellapartedela celdaybendijoatodos. —Venidconmigo,hijomío. Blackthorne vaciló resistiéndose a dejar su sitio. Después se levantó y siguió al monje. A los diez pasos, volvió la cabeza. Su sitio ya no existía. Parecía imposible quehubieseestadoallí. En el rincón más alejado había, increíblemente, un espacio libre. El sitio suficienteparaunhombredebajaestatura.Habíaallíunoscuantosbotes,unastazas yunaviejaesterilladepaja. El padre Domingo se abrió paso hasta aquel sitio e invitó a Blackthorne a seguirlo.LosjaponesesloobservaronensilencioydejaronpasaraBlackthorne. —Sonmirebaño,señor.SonmishijosenelBuenJesús.Heconvertidoamuchos www.lectulandia.com-Página169 aquí.EsteesJuan,aquélMarcosyaquélMatusalén… Elsacerdoteseinterrumpiópararecobrarelaliento. —Estoycansado.Muycansado.Debo…debo… Suvozseextinguióysequedódormido. Alanochecerllevaronmáscomida.CuandoBlackthorneibaalevantarse,unode los japoneses le indicó que no se moviera y le dio un tazón bien repleto. Otro despertódelicadamentealreligiosoyleofreciólacomida. —Iyé—dijoelviejomoviendolacabeza,sonriendoyvolviendoadejarlatazaen lasmanosdelhombre. —Iyé,Farddah-sama. Elmonjesedejóconvencerycomióunpoco,despuésselevantóhaciendocrujir susarticulaciones,yofrecióeltazónaunodelosdelahileradeenmedio.Esteasió lamanodelsacerdoteyselallevóalafrenteparaquebendijese. —Mealegrodeveraalguiendemiraza—dijoelsacerdotesentándoseotravez al lado de Blackthorne—. Una de mis ovejas me ha dicho que os llaman «Anjín». ¿Soiscapitándebarco? —Sí. —¿VenísdeManila? —No. Nunca había estado en Asia —dijo precavidamente Blackthorne en correctoespañol—.¿Porquéestáisvosaquí? —Porculpadelosjesuitas,hijomío.Perovosnosoisespañol…niportugués… ¿Eraportuguéselbarco?¡Decidlaverdad,ennombredeDios! —No,padre.Noeraportugués.¡LojuroporDios! —¡Oh, demos gracias a la Santísima Virgen! Perdonadme, señor. Temía que… ¿Dedóndeprocedéis,señor?¿DelFlandesespañol?¿DelDucadodeBrandenburgo? ¿De alguno de nuestros dominios alemanes? Pero, ¿dijisteis que no habíais estado nuncaenAsia? —No. —SielseñornoestuvonuncaenAsia,debeencontrarsecomounniñoperdidoen laselva.¡Haytantascosasquecontar!¿Sabeelseñorquelosjesuitasnosonmásque mercaderes,traficantesdearmasyusureros?¿Quedominanaquítodoelcomerciode laseda,todoelcomercioconChina?¿QueelBarcoNegroanualvaleunmillónen oro?¿QueobligaronaSuSantidadelPapaaotorgarlesunpoderabsolutosobreAsia, a ellos y sus perros portugueses? ¿Que todas las demás religiones están prohibidas aquí? ¿Que los jesuitas trafican en oro, comprándolo y vendiéndolo en provecho propioydelospaganos,contralasórdenesexpresasdeSuSantidadelPapaClemente y del rey Felipe, y contra las leyes de este país? ¿Que introdujeron secretamente armas en el Japón para los caudillos cristianos incitándolos a la rebelión? ¿Que su SuperiorenvióunmensajesecretoanuestroVirreyespañolenLuzónpidiéndoleque www.lectulandia.com-Página170 enviaseconquistadoresaestatierraconelfindeencubrirloserroresportuguesescon unainvasiónespañola?Porsuculpaestoyaquí.¡Yporsuculpafueronmartirizados veintiséissantospadres!Ellospiensanqueyonocomprendonadaporquevengode cunacampesina…Peroyoséleeryescribir,señor…FuiunodelossecretariosdeSu ExcelenciaelVirrey… LosánimosylacuriosidaddeBlackthornesehabíanreanimadoconloquehabía dicho el sacerdote. ¿Qué cañones? ¿Qué oro? ¿Qué comercio? ¿Qué Barco Negro? ¿Quéinvasión?¿Quécaudilloscristianos?«¿Noestásabusandodeesteenfermo?— sepreguntó—.Élseimaginaqueeresamigo,noenemigo.Yonuncalehementido. Pero,¿nolehasdadoaentenderqueeresamigo?Lehecontestadolisayllanamente. Pero, ¿le has informado de algo? No. ¿Es esto justo? Es la primera regla de supervivenciaenaguasenemigas:nodecirnada.» Losjaponesespróximoshabíanempezadoarebullir,inquietos.ElpadreDomingo sefuecalmandogradualmenteysusojosseaclararon.MiróaBlackthorneycalmóa losjaponeses. —Losiento,señor—dijojadeando—.Seimaginaronqueestabaenojadoconvos. ¡QueDiosperdonemiestúpidaira! Seenjugóunpocodesalivadelabarbayseapretóelpechoparamitigareldolor quesentía. —¿Quéestabaisdiciendo,señor?Vuestrobarco…¿fuearrojadocontralacosta? —Sí.Enciertomodo.Elcasoesquellegamosatierra—respondióBlackthorne. Estiró con cuidado las piernas. Los hombres, que observaban y escuchaban, le hicieron más sitio. Uno de ellos se levantó y le hizo una seña de que se pusiera cómodo. —Gracias—dijoélalpunto—.¡Oh!¿Cómosedice«gracias»,padre? —Domo. A veces, se dice arigato. Y las mujeres, que deben ser muy corteses, dicenarigatogoziemashita. —Gracias.¿Cómosellamaél?—preguntóBlackthorneseñalandoalhombreque sehabíalevantado. —EseesGonzález. —Pero,¿cuálessunombrejaponés? —¡Oh,sí!Akabo.Peroestosólosignifica«porteador».Ellosnotienenapellido. Sólolotienenlossamurais. —¿Cómo? —Es su ley, señor. Cada uno se llama según lo que es: mandadero, pescador, cocinero, verdugo, granjero, etcétera. Los hijos y las hijas suelen denominarse Primera Hija, Segunda Hija, Primer Hijo, etcétera. A veces, llaman a un hombre «pescador que vive cerca del olmo» o «pescador de mala mirada». —El monje se encogió de hombros y ahogó un bostezo.—Los japoneses corrientes no tienen www.lectulandia.com-Página171 nombre. Las prostitutas se ponen nombres como Carpa, Luna, Pétalo, Anguila o Estrella. Es extraño, señor, pero es su ley. Sólo nosotros les ponemos nombres cristianos,verdaderosnombres,cuandolosbautizamostrayéndoleslasalvaciónyla palabradeDios… Yconunbostezoinclinólacabezaycerrólosojos. —Domo,Akabo-san—dijoBlackthornealmandadero. Elhombresonriótímidamente,seinclinóyrespiróhondo.Elmonjesedespertóal cabodeunrato,dijounabreveoraciónyserascó. —¿Dijoelseñorquellegóaquíayer?—preguntó—.¿Quéosocurrió? —Cuandollegamosatierra,habíaallíunjesuita—dijoBlackthorne—.Perovos, padre,¿decísqueosacusaron?¿Quéossucedióavosyavuestrobarco? —¿Nuestrobarco?¿Mepreguntáispornuestrobarco?¿VeníaisdeManilacomo nosotros?¡Oh,tontodemí!Ahorarecuerdoquevolvíaisavuestropaísynohabíais estado nunca en Asia… Me duele la cabeza, señor, ¡cómo me duele…! ¿Nuestro barco? Tenía que llevarnos a casa. De Manila a Acapulco, en México, la tierra de Cortés,ydespuésdebíamosseguirportierrahastaVeracruzytomarotrobarcopara cruzarelAtlánticoyllegaramipaís.MipuebloestácercadeMadrid,señor,enla montaña… Mi barco era el gran galeón San Felipe. Llevábamos un cargamento de especias, oro y plata y monedas por valor de un millón y medio de pesos de plata. PeronospillóunagrantormentaquenosarrojósobrelacostadeShikoku.Serompió laquillaenelbancodearenaenquehabíamosembarrancado.Estofueeltercerdía cuandoyahabíamosdesembarcadoeldineroylamayorpartedelacarga.Entonces nos dijeron que todo había sido confiscado, confiscado por el propio Taiko, que éramospiratasy… Se interrumpió al advertir un súbito silencio. Se había abierto la puerta de la prisión. Los guardias empezaron a leer nombres de una lista. Bulldog, el hombre que había defendido a Blackthorne, fue uno de los nombrados. Salió sin mirar atrás. TambiénnombraronaAkabo.Estesearrodillódelantedelmonje,elcuallobendijo, hizolaseñaldelacruzyleadministróelúltimoSacramento.Elhombrebesólacruz ysealejó.Lapuertasecerródenuevo. —¿Vanaejecutarlo?—preguntóBlackthorne. —Sí, su Calvario está al otro lado de esa puerta. Que la Santa Virgen acoja su almaylaconduzcaalavidaeterna. —¿Quéhizoesehombre? —Quebrantó la ley…, su ley, señor. Los japoneses son gente sencilla. Y muy severa. En realidad, sólo tienen una pena: la muerte. Por crucifixión, por estrangulaciónopordecapitación.Paraeldelitodeincendioprovocado,lamuertees en la hoguera. Casi no tienen más castigos, el destierro, algunas veces y cortar el www.lectulandia.com-Página172 cabelloalasmujeres.Perocasisiempreeslamuerte. —Olvidáislaprisión. Elmonjesearañódistraídamentelasescarasdesubrazo. —Estonoesunadesuspenas,hijomío.Paraellos,laprisiónnoesmásqueun lugar para guardar temporalmente al reo mientras deciden su sentencia. Sólo los condenadosvienenaquí.Porunacortatemporada. —¡Tonterías!¿Quémedecísdevos?Lleváisaquícasidosaños. —Undíavendránpormícomovienenporlosotros.Estonoesmásqueunlugar dedescansoentreelinfiernodelmundoylagloriadelaVidaEterna. —Nooscreo. —No temáis, hijo mío. Es la voluntad de Dios. Yo estoy aquí y puedo oíros en confesiónyabsolverosyhacerosperfecto.¿Queréisconfesarahora? —No, no, gracias, ahora no —dijo Blackthorne mirando la puerta de hierro—. ¿Haintentadoalguiensalirdeaquíalgunavez? —¿Por qué habían de hacerlo? No hay ningún sitio adonde huir, ningún sitio dondeesconderse.Lasautoridadessonmuyseveras.Cualquieraqueayudeaescapar aunpresooinclusoaunsimpledelincuente…—Señalóvagamentelapuertadela cárcel.—González…Akabo…elhombrequeacabade…dedejarnos,esunhombrekaga.Medijoque… —¿Quéesunhombre-kaga? —¡Oh!Sonporteadores,señor,loshombresquellevanlospalanquinesolosmás pequeños kaga de dos plazas, que son como hamacas suspendidas de una pértiga. Pues bien, nos dijo que su compañero había hurtado un pañuelo de seda a un parroquiano. ¡Pobre muchacho! Como él no lo delató, también le habrá costado la vida. «No te enfurezcas ni te espantes —se dijo Blackthorne—. Ten paciencia. Ya encontrarásunasalida.Ynotodoloquediceelcuraesverdad.Estátrastornado.¿Y quiénnoloestaríadespuésdetantotiempo?.» —Estascárcelessonnuevasparaellos,señor—seguíadiciendoelmonje—.Hace unosaños,cuandounhombreeradetenido,confesabasudelitoyeraejecutadoenel acto. —¿Ysinoconfesaba? —Todoelmundoconfiesa,ycuantoantesmejor.Estoocurretambiénennuestro mundo. Alcabodeunrato,Blackthornedijo: —Decidme,padre,¿cómopudieronlosjesuítasmeteraunsiervodeDioseneste apestosolugar? —Hay muy poco, y mucho, que decir. Cuando los hombres del Taiko se apoderaron de todo nuestro dinero y de todo lo demás, nuestro capitán general www.lectulandia.com-Página173 insistióeniralacapitalaprotestar.Nohabíamotivoparalaconfiscación.¿Acasono éramossiervosdeSuMajestadCatólicaImperial,elreyFelipedeEspaña?¿Acasono éramos amigos? ¿Acaso no pretendía el Taiko que la Manila española comerciase directamenteconelJapón,paradestruirelrepugnantemonopoliodelosportugueses? Laconfiscacióneraunerror.Teníaqueserlo. »Yoacompañéanuestrocapitángeneralporquehablabaunpocoeljaponés,no muchoenaquellostiempos.ElSanFelipehabíaembarrancadoenelmesdeoctubre de1597.Losjesuítas,unodeloscualessellamabapadreMartínAlvito,seatrevieron a ofrecernos su mediación, aunque el Superior de los franciscanos, fray Braganza, estabaenlacapitalyeraembajador,elverdaderoembajadordeEspañaenlacortedel Taiko,yllevabacincoañosenKioto.ElpropioTaikohabíapedidopersonalmentea nuestrovirreyenManilaqueenviasemonjesfranciscanosyunembajadoralJapón. «Despuésdemuchosdíasdeespera,celebramosunaentrevistaconelTaiko,un hombrecillo menudo y feo, y le pedimos que nos devolviera nuestros bienes y nos facilitaseotrobarco,opasajeenotrobarco,quenuestrocapitángeneralofreciópagar espléndidamente.Nosparecióquelaentrevistahabíaidobienyvolvimosanuestro monasterio de Kioto a esperar, y mientras tanto seguimos predicando la palabra de Diosalospaganosduranteunosmeses.Nuestracongregaciónaumentó.Teníamosun hospital para leprosos y nuestra propia iglesia, señor, y nuestra grey prosperó. Muchísimo. Pero un día, cuando estábamos a punto de convertir a muchos de sus reyes,fuimostraicionados. »Un día de enero, los franciscanos fuimos llevados ante el magistrado por una acusacióndelpropioTaiko,unaacusacióndeviolarsusleyesydeperturbarlapaz,y sentenciados a muerte por crucifixión. Eramos cuarenta y tres. Tenían que ser destruidas nuestras iglesias en todo el país y disgregadas nuestras congregaciones. Sólolasnuestras,señor,lasdelosfranciscanos,nolasdelosjesuitas.Habíamossido acusadosenfalsodeserconquistadores,dequererinvadirestascostas,apesardeque eranlosjesuitasquieneshabíanpedidoaSuExcelencia,nuestroVirrey,queenviase unejércitodeManila.EldaimíodeHizen,DomFrancisco…sunombrejaponéses HarimaTadao,perolepusieronDomFranciscoalbautizarlo,intercediópornosotros. Escomounrey,puestodoslosdaimíossoncomoreyes,yesfranciscanoeintercedió pornosotros.Peronosirviódenada. »En definitiva, fueron martirizados veintiséis: seis españoles, diecisiete neófitos japoneses,ytrespersonasmás.ElbienaventuradoBragazafueunodeellos,yhabía tresmuchachosentrelosneófitos.¡Oh,señor!Aqueldíaacudieronmillaresdefieles. Según me contaron, cincuenta o quizá cien mil personas presenciaron el santo martirioenNagasaki.Fueuntristemesdefebrerodeunañomuytriste.Unañode terremotos, tifones, inundaciones, tempestades e incendios en que la mano de Dios cayó pesadamente sobre el Gran Asesino e incluso destruyó su gran castillo de www.lectulandia.com-Página174 Fushimi al sacudir la tierra. Fue algo terrible, pero también maravilloso de ver: el DedodeDioscastigandoalospaganosyalospecadores. »Sí,señor…Fueronmartirizadosseisbuenosespañoles,destruidanuestraiglesia ytambiénnuestrorebañoycerradoelhospital.—Lacaradelancianoadquirióuna expresiónafligida.—Yo…yofuiunodeloselegidosparaelmartirio,peronodebía merecerestehonor.NosllevaronapiedesdeKiotoy,cuandollegamosaOsaka,nos dejaronaalgunosennuestrasmisionesdeaquí,yalosotros…alosotroslescortaron unaorejayloshicierondesfilarporlascallescomovulgaresdelincuentes.Después, los bienaventurados hermanos fueron conducidos a pie hacia el Oeste. Su marcha duróunmes.SusantoviajeterminóenelmontellamadoNishizaki,quedominael granpuertodeNagasaki.Yosupliquéalsamuraiquemedejarairconellos,peroél me obligó a quedarme en la misión de Osaka. Sin razón alguna. Al cabo de unos meses,nosmetieronenestacelda.Eramostres…creoqueéramostres,peroyoerael único español. Los otros eran neófitos, hermanos legos japoneses. Pocos días después, los guardias los llamaron. Pero no pronunciaron mi nombre. Tal vez es voluntaddeDios…Peroesdifícilsufrirconpaciencia.Muydifícil… Elviejomonjecerrólosojos,rezóyvolvióaquedarsedormido. Blackthorne no pudo dormir aquella noche. Comprendía, con terrible claridad, que no había manera de escapar de allí y que se hallaba al borde de la muerte. En mediodelanegranoche,leinvadióelterrory,porprimeravezensuvida,lloró. —Hijomío—murmuróelmonje—,¿quétenéis? —Nada,nada—dijoBlackthorne,palpitándoleconfuerzaelcorazón—.Dormid. —Nohayquetenermiedo.TodosestamosenmanosdeDios—dijoelmonje,y sedurmiódenuevo. Alamanecer,lesentraroncomidayagua.Blackthornesesentíaahoramásfuerte. «No te abandones —se dijo—. Es estúpido, indigno y peligroso. No vuelvas a hacerlo, o te volverás loco y morirás. Te pondrán en la tercera fila y morirás. Ten cuidado,tenpacienciayestáalerta.» —¿Cómoossentíshoy,señor? —Bien,gracias,padre.¿Yvos? —Muybien,gracias. —¿Cómosediceestoenjaponés? —Domo,genkidesu. —Domo, genki desu. Ayer me hablasteis, padre, de los Buques Negros portugueses.¿Cómoson?¿Habéisvistoalguno? —¡Oh,sí,señor!Sonlosbarcosmásgrandesdelmundo.Casidosmiltoneladas. Senecesitandoscientoshombresymuchachosparamanejarlos,y,entretripulantesy pasajeros,puedentransportarcasimilalmas. —¿Cuántoscañonesllevan? www.lectulandia.com-Página175 —Avecesveinteotreintaentrespuentes. ElpadreDomingosealegrabadecontestarpreguntasydehablarydeenseñar,y Blackthorne se alegraba de escuchar y de aprender. Los conocimientos del monje eranmuyvaliosos. —¿Cuántotiempohacequeestánaquílosportugueses?—preguntóBlackthorne. —Estepaísfuedescubiertoen1542,elañoenqueyonací.Fuerontreshombres: DaMota,Peixoto,ynorecuerdoelnombredeltercero.Todoselloseranmercaderes portuguesesquecomerciabanenlascostasdeChina,conunjuncoprocedentedeun puertodeSiam.¿HabéisestadoenSiam? —No. —¡Oh,haymuchoqueverenAsia!Esostreshombressededicabanalcomercio, perofueronsorprendidosporuntemporal,poruntifónquelosdesviódesurutapara desembarcarsanosysalvosenTanegashima,enKiusiu.Fuelaprimeravezqueunos europeospusieronpieenelJapónyenseguidaempezóelcomercio.Unosañosmás tarde, Francisco Javier, uno de los miembros fundadores de los jesuitas, llegó aquí. Esto fue en 1549… Francisco Javier murió tres años después en China, solo y abandonado… ¿Le dije al señor que actualmente hay un jesuíta en la corte del EmperadordeChina,enunaciudadllamadaPekín? Blackthorne iba almacenando en su memoria los hechos que le contaba el otro, asícomopalabrasyfrasesjaponesas.PreguntabasobrelavidaenelJapón,sobrelos daimíosylossamurais,elcomercioyNagasaki,lapazylaguerra,losjesuítasylos franciscanosylosportuguesesenAsia,ysobrelaManilaespañola,yunayotravez sobre el Buque Negro que llegaba anualmente de Macao. Durante tres días y tres noches, Blackthorne conversó con el padre Domingo y lo interrogó, y escuchó y aprendió, y durmió y tuvo pesadillas, y se despertó para seguir preguntando y aprendiendo. Elcuartodíagritaronsunombre: —¡Anjín-san! www.lectulandia.com-Página176 CapítuloXV Blackthornesepusodepie,enmediodeunsilenciototal. —Laconfesión,hijomío.Decidladeprisa. —Yo…yonocreoque… Blackthorne advirtió, a pesar de su mente embotada, que estaba hablando en inglés. Por consiguiente, cerró los labios y se echó a andar. El monje se levantó presumiendo que aquellas palabras eran holandesas o alemanas y lo siguió agarrándolodelamuñeca. —De prisa, señor. Os daré la absolución. Hacedlo por vuestra alma inmortal. BastaconqueosarrepintáisanteDiosdetodasvuestrasfaltaspasadasypresentes… SeacercabanalapuertadehierroyelmonjeseguíaagarradoaBlackthornecon sorprendentefuerza. —¡Decidloahora!¡LaSantaVirgencuidarádevos! Blackthornedesprendiósubrazoydijoroncamenteenespañol: —QuedadconDios,padre. Lapuertasecerródegolpedetrásdeél. Eldíaeraincreíblementefrescoytranquilo.Lasnubessedeslizabanempujadas porunfinovientodelSudeste. Aspiróprofundamenteelairelimpioydeliciosoylasangrecorrióraudaporsus venas.Sintiólaalegríadevivir. Vanos prisioneros desnudos estaban en el patio, con un oficial, carceleros con lanzas,etasyungrupodesamurais.Eloficialvestíaunquimonooscuroyunacapa derígidashombrerasqueparecíanalasyllevabaunsombreritonegro.Aquelhombre se plantaba delante de cada prisionero y leía algo en un delicado rollo y cuando terminabacadahombreseguíaasugrupitodecarcelerosendirecciónalasgrandes puertas del patio. Blackthorne fue el último. A diferencia de los otros, le dieron un taparrabo,unquimonodealgodónyunassandalias.Ysusguardiaseransamurais. Habíadecididoecharacorrerenelmomentoenquecruzasenlapuerta,peroal acercarselossamuraislorodearonmásdecerca,impidiéndolehuir.Llegaronjuntos al portal. Fuera, había una enorme multitud, pulcra y elegante, con quitasoles carmesíes,amarillosydorados.Unhombreestabaatadoyaasucruz,yéstaseelevó contra el cielo. Y al lado de cada cruz, esperaban dos etas con sus largas lanzas brillandobajoelsol. Blackthorne retrasó su paso. Los samurais se apretaron más a él dándole prisa. Pensóconfusamentequeseríamejormorirrápidamenteysedispusoaestirarlamano paraagarrarelsablemáspróximo.Peronotuvooportunidaddehacerlo,porquelos samurais dieron media vuelta y echaron a andar hacia el campo, en dirección a las callesqueconducíanalaciudadyalcastillo. www.lectulandia.com-Página177 Blackthorne esperó, sin atreverse a respirar, queriendo estar seguro. Cruzaron entre la multitud que retrocedía y saludaba y se metieron por una calle. No había errorposible. Blackthornesesintiórenacer. Cuando se puso a hablar preguntó en inglés y sin preocuparse de que no le comprendiesen: —¿Adóndevamos? Estabacompletamenteatolondrado.Andabaconpasosligeros.Lascorreasdelas sandaliasnoeranincómodas,eltoscocontactodelquimononoeradesagradable.En realidad,legustaba.Talvezeraunpocoáspero,peroenundíacomoaquéleraloque legustaríallevarenelpuentedemando. —¡Dios mío, es maravilloso volver a hablar inglés! —dijo al samurai—. ¡Por Cristoquepenséqueerahombremuerto!Acabodegastarmioctavavida.¿Sabíais esto, amigos? Ahora sólo me queda una. Pero, ¡no importa! Alban Coradoc solía decirquelosmarinostenemosdiezvidas. Lossamuraisparecíanenojarseporsucharlaincomprensible.«¡Paraelcarro!— sedijo—.Nolosirritesmásdeloqueyaestán.»Advirtióquetodoslossamuraiseran Grises,hombresdeIshido.HabíapreguntadoalpadreAlvitoelnombredelrivalde Toranaga.YAlvitolehabíadicho:«Ishido.»Estohabíasidomomentosantesdeque le ordenaran levantarse y se lo llevasen preso. ¿Eran todos los Grises hombres de Ishido,comoerandeToranagatodoslosPardos? —¿Adóndevamos?¿Allí?—preguntóseñalandoelcastilloqueseerguíasobrela ciudad—.Allí,¿hai? —Hai —respondió el jefe, que tenía barba gris y una cabeza como una bala de cañón. «¿QuéquerráIshidodemí?»,sepreguntóBlackthorne. El jefe se metió por otra calle, siempre alejándose del puerto, y entonces Blackthorne vio un pequeño bergantín portugués con su bandera azul y blanca ondeandoenlabrisa.Diezcañonesenelpuenteprincipalyunodeaveinteaproaya popa. El Erasmus podría reducirlo fácilmente. «¿Qué habrá sido de mi tripulación? ¿Quéestaránhaciendoenelpueblo?¡PorDiosquemegustaríaverles!Ypensarque mealegrédedejarlosaqueldíaydevolveramicasa,dondeestabaOnna…Hakú… lacasade…¿cómosellamaba?…¡Ah,sí!Mura-san.¿Yquehabrásidodelaniña queestabaenmilechoydeaquellaotra,labellezaangelicalquehablóaqueldíacon Omi-san?Ladelsueño,queestabatambiénenlacaldera…Pero,¿porquérecuerdo estastonterías?Debilitanlamente. »Paravivirenelmar,hayquetenerlacabezafirme»,solíadecirAlbanCaradoc.» Blackthorneylossamuraisandabanahoraporunacalleanchayserpenteante.No habíatiendas,sinosólocasas,todasellasconsujardínysusaltasvallas,ytodo—las www.lectulandia.com-Página178 casasylasvallasylamismacalle—extraordinariamentelimpio. Esta pulcritud resultaba inverosímil para Blackthorne, porque en Londres y las ciudadesypueblosdeInglaterra,ydetodaEuropa,labasuraylosdesperdicioseran arrojados a la calle, donde, si no los recogían los basureros, se amontonaban hasta impedirelpasoalospeatones,loscarruajesyloscaballos.LosbasurerosdeLondres erangrandesrebañosdecerdos,queeranllevadosdenocheporlascallesprincipales. Pero,sobretodo,eranlasratas,lasmanadasdeperrossalvajesylosgatosquienes, ademásdelfuego—¡ydelasmoscas!—hacíanlalimpiezadeLondres. EnOsakaeramuydistinto. «¿Cómoloharán?»,sepreguntó.Nibaches,nimontonesdeestiércoldecaballo, nirodadas,nibasura,nidesperdiciosdeningunaclase.Sólolatierrabienapisonada, barridaylimpia.Paredesdemaderaycasasdemaderaresplandecientesyclaras.¿Y dóndeestánlosatajosdepordioseroseinválidosqueemponzoñantodaslasciudades de la cristiandad? ¿Y las pandillas de salteadores y de jóvenes salvajes que indefectiblementeacechanenlasombra? Las personas con las que se cruzaban se inclinaban cortésmente y algunas se arrodillaban. Porteadores corrían llevando palanquines o kagas de una sola plaza. Grupos de samurais —Grises, nunca Pardos— caminaban tranquilamente por las calles. Pasaban por una calle llena de tiendas cuando a Blackthorne le flaquearon las piernas.Setambaleópesadamenteycayósobrelasmanosylasrodillas. Lossamuraisleayudaronaincorporarse,perodemomentolohabíanabandonado susfuerzasynopodíaseguirandando. —Gomen nasai, dozo ga matsu (Lo siento, esperad, por favor) —dijo sintiendo quesuspiernassehabíanagarrotado. SefrotólosmúsculoscontraídosdelaspantorrillasybendijoafraiDomingopor las inestimables cosas que le había enseñado. El jefe samurai lo miró y habló prolijamente. —Gomen nasai, nihon go ga hanase-masen (Lo siento, no hablo japonés) — respondióBlackthorne,lentaperoclaramente—.Dozo,gamatsu. —¡Ah!Sodesu,Anjín-san.Wakarima.su—dijoelhombrecomprendiéndolo. Diounabreveordenyunodelossamuraissealejórápidamente.Alcabodeun rato, Blackthorne se levantó y trató de reanudar la marcha, pero el jefe de los samuraislehizounaseñaindicándolequeesperase. Pronto volvió el samurai con cuatro porteadores semidesnudos y su kaga. El samurai mostró a Blackthorne cómo debía acomodarse allí y sujetar la correa que colgabadelpalocentral. El grupo reemprendió la marcha. Blackthorne se recobró muy pronto y prefirió seguirandando,peroestabaaúnmuydébil.«Necesitounpocodedescanso—pensó www.lectulandia.com-Página179 —.Notengoreservas.Tendríaquetomarunbañoycomer.Comidadeverdad.» Ahorasubíanunosanchosescalonesqueenlazabandoscalles.Penetraronenun distritoresidencial,muynuevo,flanqueadoporuntupidobosquedealtosárbolesy cruzadoporunossenderos.Blackthornepensóqueeramuyagradableversefuerade lascalles,porelblandocéspeddelsenderoqueserpenteabaentrelosárboles. Cuando se hubieron adentrado mucho en el bosque, apareció otro grupo de una treintena de Grises en un recodo del camino. Al encontrarse ambos grupos, se detuvierony,despuésdelosacostumbradossaludosceremonialesentreloscapitanes, todoslosojossefijaronenBlackthorne.Siguióunaluddepreguntasyrespuestas,y cuandoaquelloshombresempezabanaagruparseparamarcharse,sujefedesenvainó tranquilamente el sable y ensartó al capitán de los samurais de Blackthorne. La emboscada fue tan súbita y tan bien planeada que los diez Grises cayeron muertos casienelacto.Nisiquierahabíantenidotiempodedesenvainarsussables. Loshombres-kaga,horrorizados,sehabíanpuestoderodillasyhabíanbajadola cabeza hasta el suelo. Blackthorne permaneció de pie al lado de ellos. El capitán samurai,hombrerobustoypanzudo,enviócentinelasaambosextremosdelcamino. Otroshombressededicaronarecogerlossablesdelosmuertos.Durantetodoesto, nadie prestó la menor atención a Blackthorne hasta que éste empezó a retroceder. Inmediatamente,seoyóunaordensibilantedelcapitán,quesindudaqueríadecirque nosemoviesedesusitio. A otra voz de mando, los nuevos Grises se despojaron de sus quimonos de uniforme. Debajo de ellos, apareció una gran variedad de harapos y de quimonos viejos. Y todos se pusieron máscaras, que llevaban ya atadas al cuello. Un hombre recogiólosuniformesgrisesydesaparecióconellosenelbosque. «Deben de ser bandidos —pensó Blackthorne—. ¿Por qué, si no, las máscaras? ¿Yquépensaránhacerconmigo?.» Losbandidoshablaronentreellosenvozbajaobservándolomientraslimpiaban sussablesenlasropasdelossamuraismuertos. —¿Anjín-san?¿Hai? Losojosdelcapitánbrillabanredondosypenetrantesatravésdelantifaz. —Hai—respondióBlackthornesintiendoqueseleponíalapieldegallina. Elhombreseñalóelsueloindicándoleclaramentequenosemoviera. —¿Wakarimasuka? —Hai. Lomirarondearribaaabajo.Entonces,unodeloscentinelas,yasinsuuniforme gris y enmascarado como los otros, salió un momento de entre los arbustos, a cien pasosdedistancia.Hizounaseñaconlamanoydesapareciódenuevo. InmediatamenteloshombresrodearonaBlackthornedisponiéndoseamarchar.El capitándelosbandidosmiróaloshombres-kaga,quetemblaroncomoperrosanteun www.lectulandia.com-Página180 amocruelyhundieronmássuscabezasenlahierba. Entonces, el jefe de los bandoleros gritó una orden. Los cuatro porteadores levantaron la cabeza con incredulidad. Al repetirse la orden, se inclinaron, se arrastraronyseincorporarondenuevo.Después,giraronalunísonosobresustalones yecharonacorrerentrelosmatorrales. ElbandidosonriódespectivamenteehizounaseñaaBlackthorneparaqueechase aandar,devueltaalaciudad. Élobedeció,resignado.Nohabíaescapatoriaposible. Estabanapuntodellegaralaorilladelbosquecuandosedetuvieron.Seoyeron ruidosalfrente,yotrogrupodetreintasamuraisdoblóelrecodo.PardosyGrises,los Pardosenvanguardiay,ensupalanquín,sujefeseguidodeunascuantasacémilas. Ambos grupos se colocaron en posición de combate, mirándose con hostilidad, a setenta pasos los unos de los otros. El jefe de los bandidos se plantó en el espacio intermedio,conbruscosmovimientos,ylegritóconfuriaalotrosamurai,señalando aBlackthorneyhaciaellugardondesehabíadesarrolladolaemboscada.Desenvainó susableylolevantó,amenazador,sindudadiciendoalotrogrupoqueseapartasede sucamino. Todoslossuyosdesenvainarontambiénsussables.Aunaordensuya,unodelos bandidossecolocódetrásdeBlackthorneylevantóelsable,mientraseljefeseguía gritandoasusoponentes. Entonces,Blackthornevioqueseapeabaelhombredelpalanquínyloreconoció inmediatamente.EraKasigiYabú.Yabúgritó,asuvez,aljefedelosbandidos,pero éste movió furiosamente la cabeza. Entonces, Yabú dio una orden breve y atacó lanzando un grito de guerra, cojeando ligeramente y con el sable desenvainado, seguidodesushombresyapocadistanciadelosGrises. Blackthornesedejócaeralsueloparalibrarsedelsablequelehabríapartidopor lamitad,peroelgolpeestuvomalcalculadoyeljefediomediavueltayhuyóentre losmatorrales,seguidodesushombres. Variossamuraispersiguieronalosbandidosenelbosque,otroscorrieronporel camino, y los demás se desparramaron en posición defensiva. Yabú se acercó despacioaBlackthorne.—Sodesu,Anjín-san—dijo,jadeandoporelesfuerzo. —So desu, Kasigi Yabú—san —respondió Blackthorne, empleando la misma frase,quesignificabaalgoasícomo«bien»o«cierto»o«asíestamos».Señalóenla direcciónenquehabíanhuidolosbandidos. —Domo—dijoinclinándosecortésmente,deigualaigual,yrepitióotrafrasede frai Domingo—: Gomen nasai, nihon go ga hanasemasen (Lo siento. No sé hablar japonés.) —Hai —dijo Yabú, bastante impresionado, y añadió algo que Blackthorne no comprendió. www.lectulandia.com-Página181 —¿Tsyukugaimasuka?(¿Tienesunintérprete?)—preguntóBlackthorne. —Iyé,Anjín-san.Gomennasai. Blackthorne se sintió un poco más tranquilo. Ahora podía comunicar directamente.Suvocabularioeramuyreducido,peroeraalgoparaempezar. «¡Ojalátuvieseunintérprete!—pensabafebrilmenteYabú—.Megustaríasaber loqueteocurrióconToranaga,loquetepreguntóyloqueledijistesobreelpuebloy los cañones y el cargamento y la galera y Rodrigues. Entonces podría saber lo que voyadecirlehoy. »¿PorquéquisoverteToranagaenelmomentoenquellegamos,ynomellamóa mí? ¿Por qué me ha mandado llamar hoy? ¿Por qué aplazó dos veces nuestra entrevista? ¿Fue por algo que tú o Hiro-matsu le dijisteis? ¿O ha sido una demora normal,debidaasusotrasocupaciones? »Sí, Toranaga, tienes un problema casi insoluble. La influencia de Ishido se extiendecomounincendio.¿YtehasenteradoyadelatraicióndeOnoshi?¿Sabes queIshidomehaofrecidolacabezaylaprovinciadeIkawaJikkiusimeunoconél ensecreto? »¿Qué buen kami me trajo aquí para salvar la vida de Anjín-san? ¿Por qué lo encarcelaste para ejecutarlo? ¿Por qué quiso Ishido sacarlo de la prisión? ¿Por qué trataron los bandidos de capturarlo para obtener un rescate? Un rescate, ¿de quién? ¿YporquéviveaúnAnjín-san?Elbandidohabríapodidomatarlefácilmente. »¡Oh, sí, capitán! En este momento, daría mil kokú por un intérprete de confianza. »Seré tu amo. Tú vas a construir mis barcos y adiestrar a mis hombres. Tendré que manejar a Toranaga de algún modo. Y si no lo consigo, ¿qué más da? En mi próximavidaestarémáspreparado.» —¡Buenperro!—dijoYabúenvozalta,dirigiéndoseaBlackthorneysonriendo ligeramente—.Loúnicoquetehacefaltaesunamanofirme,unoscuantoshuesosy unospocoslatigazos. El daimío se volvió y miró en la dirección en que habían huido los bandidos. Haciendo bocina con las manos, gritó algo. Inmediatamente, los Pardos volvieron junto a él. El jefe samurai de los Grises estaba plantado en el centro del camino y ordenó también que cesara la persecución. Ninguno de los bandidos había sido apresado. CuandoelcapitándelosGrisesseacercóaYabúempezaronadiscutircongran empeño señalando la ciudad y el castillo. Saltaba a la vista que no estaban de acuerdo. Por fin, Yabú hizo callar al otro sin soltar la empuñadura de su sable, y con un gestoordenóaBlackthornequesubiesealpalanquín. —Iyé—dijoelcapitán. www.lectulandia.com-Página182 Los dos hombres empezaron a ponerse violentos y los Grises y los Pardos se agitaronnerviosos. —Anjín-sandesushunjinToranaga-sama… Blackthorne pillaba alguna palabra suelta. Watakushi significaba «yo»: si se le añadía hitachi, quería decir «nosotros», shunjin significaba «prisionero». Entonces recordó lo que le había dicho Rodrigues, y sacudió la cabeza y los interrumpió vivamente: —Shunjin,¡iyé!WatakushiwaAnjín-san. Losdoshombreslomiraronfijamente. Blackthornerompióelsilencioyañadió,enunjaponésentrecortado,convencido de que sus palabras no serían gramaticales y sí como el lenguaje de un niño, pero esperandoquelosotroslascomprenderían: —Yoamigo.Noprisionero.Comprendedlo,porfavor.Amigo.Losiento,amigo necesitabaño.Baño,¿comprendéis?Cansado.Hambre.Baño.—Señalóeltorreóndel castillo.—¡Irallá!Ahora,porfavor.SeñorToranagauno,señorIshidodos.Irahora. Y cargando el acento sobre la última ima, subió torpemente al palanquín y se tumbósobrelosalmohadones,sacandolospies. Entonces,Yabúseechóareírytodoslehicieroncoro. —¡Ahso,Anjín-sama!—dijoYabú,conunareverenciaburlona. —Iyé, Yabú—sama. Anjín-san —le corrigió Blackthorne, satisfecho. «Sí, bastardo. Ahora sé un par de cosas más. Pero no me he olvidado de ti. Pronto me pasearésobretutumba.» www.lectulandia.com-Página183 CapítuloXVI —Talvezhabríasidomejorconsultarmeantesdellevarosamiprisionerodemi jurisdicción,señorIshido—dijoToranaga. —El bárbaro estaba en la prisión común con los delincuentes comunes. Por consiguiente, supuse que ya no te interesaba. Desde luego, nunca pretendí entrometermeentusasuntosprivados. Ishidoestabaaparentementetranquiloycortés,perohervíapordentro.Sabíaque le habían atrapado en una indiscreción. Era verdad que hubiese debido consultar primeroaToranaga.Asíloexigíalamáselementaleducación. —Pidodenuevodisculpas—dijo. Toranaga miró a Hiro-matsu. La disculpa sonaba como música celestial en sus oídos.Losdossabíanqueelotrosangrabainteriormente.Estabanenelgransalónde audiencias. Por acuerdo previo entre los dos antagonistas, sólo cinco guardias, hombresdignosdetodaconfianza,estabanpresentes.Elrestoesperabafuera.Yabú también esperaba en el exterior. Y estaban aseando al bárbaro. «Muy bien», pensó Toranaga, satisfecho de sí mismo. Pensó un momento en Yabú y decidió no verle aquelmismodía.Porconsiguiente,pidióaHiro-matsuquelodespidieseysevolvióa Ishido. —Desdeluego,aceptotusdisculpas.Afortunadamente,nosehacausadoningún daño. —Entonces,¿puedollevaralbárbaroalHerederocuandoestépresentable? —Yoseloenviarécuandohayaterminadoconél. —¿Puedopreguntartecuándoseráeso?ElHerederoloesperabaestamañana. —Estonodebepreocuparnosaningunodelosdos,¿neh?Yaemónsólotienesiete años.Estoysegurodequeunniñodesieteañosdebeejercitarlapaciencia.¿Neh?La pacienciaesunaformadedisciplinayrequierepráctica,¿noescierto?Yomismole explicarélaconfusión.Estamañanavoyadarleotraleccióndenatación. —¿Sí? —Sí. Tú también deberías aprender a nadar, señor Ishido. Es un ejercicio excelenteypuedesermuyútildurantelaguerra.Todosmissamuraissabennadar. —Losmíospracticanelarco,laesgrima,laequitaciónyeltiro. —Losmíosañadenaellolapoesía,laescritura,laconfecciónderamosdeflores ylaceremoniacha-no-yu.Lossamuraisdeberíanserversadosenlasartesdelapaz, paraserfuertesenlasartesdelaguerra. —Lamayoríademishombressonmásqueversadosenestasartes—dijoIshido, conscientedequesupropiaescrituraeradefectuosaysusconocimientoslimitados—. Lossamuraisnacieronparalaguerra.Yoentiendolaguerramuybien.Estobasta,de momento.Estoylaobedienciaalavoluntaddenuestroseñor. www.lectulandia.com-Página184 —LaleccióndenatacióndeYaemónseráalaHoradelCaballo. Tantoeldíacomolanochesedividíanenseispartesiguales.Eldíaempezabacon laHoradelaLiebre,desdelas5hastalas7delamañana,despuésveníalaHoradel Dragón,delas7alas9.SeguíanlashorasdelaSerpiente,delCaballo,delaCabra, delMono,delGallo,delPerro,delOso,delaRataydelBuey,yelcicloterminaba conlaHoradelTigre,delas3alas5delamañana. —¿Tegustaríatomarparteenlalección?—preguntó. —No,gracias.Soydemasiadoviejoparacambiarloshábitos—dijodébilmente Ishido. —Heoídodecirqueelcapitándetushombresharecibidolaordendehacerseel harakiri. —Naturalmente. Habría tenido que coger a los bandidos. Al menos, a uno de ellos.Estonoshabríapermitidodescubriralosdemás. —Measombraqueesacarroñapuedaoperartancercadelcastillo. —Estoydeacuerdocontigo.Talvezelbárbaropodríadescribirlos. —¿Qué puede saber un bárbaro? —rió Toranaga—. En cuanto a los bandidos, eran ronín, ¿no? Los ronín abundan entre tus hombres. Una investigación en este sentidopodríasereficaz,¿neh? —Se está investigando a fondo, en muchas direcciones —dijo Ishido, prescindiendodelaalusiónalosronín,lossamuraismercenarios,sindueño,quese habían incorporado a millares bajo la bandera del Heredero cuando Ishido había difundidoelrumordequeél,ennombredelHerederoydelamadredelHeredero, aceptaríasufidelidad,perdonaríayolvidaríasuspasadasculpas,ylesrecompensaría conlargueza. Ishido sabía que había sido una brillante maniobra, pues le proporcionaba una enormereservadesamuraisadiestrados. —Haymuchascosasquenocomprendoenesaemboscada—dijoIshido,conuna vozllenadeveneno—.Porejemplo,silosbandidospretendíanunrescate,¿porqué habían de capturar al bárbaro? ¿A quién hubiesen pedido el rescate? El bárbaro no tieneningúnvalor.¿Ycómosabíandóndeestaría?Hastaayernodilaordendequelo llevasenalHeredero,pensandoqueestodivertiríaalchico.Esmuycurioso. —¡Mucho!—dijoToranaga. —Además,sedalacoincidenciadequeelseñorYabúestabaporallíconalgunos detushombresyalgunosdelosmíos,enelmomentoexacto.Muycurioso. —¡Mucho! Pero Yabú estaba allí porque yo lo había enviado a buscar y tus hombresestabanallíporquehabíamosconvenido,aindicacióntuya,queeradebuena políticaquetushombresacompañasenalosmíosmientrasyoestuvieseenunavisita oficial. —También es extraño que los bandidos, que fueron lo bastante bravos para www.lectulandia.com-Página185 liquidar a los diez primeros sin oposición, se comportasen como coreanos al llegar nuestros hombres. Había igualdad de fuerzas entre los dos bandos. ¿Por qué no lucharonlosbandidososellevaroninmediatamentealbárbaroalosmontes,envez dequedarseestúpidamenteenelcaminoprincipaldelcastillo?Muycurioso. —¡Mucho!Desdeluego,mañanadoblarémiguardiacuandosalgaacazar.Porsi acaso. ¿Mantendrás a tus hombres lejos de mi zona de caza? No quisiera que me espantasenlaspiezas—dijo,taimadamente. —Desdeluego.¿Yelbárbaro? —Siguesiendodemipropiedad.Ytambiénsubarco.Peroteloentregarécuando hayaacabadoconél,ypodrásenviarloalcampodeejecución,silodeseas. —Gracias.Sí,loharé.—Ishidocerróelabanicoyselometióenlamanga.—Ese hombrenotieneimportancia.Loimportante,ylarazóndequehayavenidoaverte, es… A propósito, he oído decir que mi señora madre está visitando el monasterio Johji. —¡Ah!Yodiríaqueesunpocotardeparaverloscerezosenflor. —Cierto. Pero las ancianas tienen una mentalidad propia y ven las cosas de un mododiferente,¿neh?Loquernepreocupaesqueestádelicadadesalud.Tieneque tenermuchocuidado.Seenfríaconfacilidad. —Lomismolepasaamimadre.Hayquecuidardelasaluddelosviejos. Toranaga tomó mentalmente nota de que debía enviar un mensaje urgente al superiorrecordándolequedebíaextremarsuscuidadosconlaanciana.Siéstamoría en el monasterio, las repercusiones serían terribles. Todos los daimíos se darían cuentadeque,eneljuegodeajedrezporelpoder,habíaempleadocomopeónauna ancianaindefensa,madredesuenemigo,ynohabíasabidovelarporella.Tomarun rehénerasiempreunajugadapeligrosa. Ishidosehabíavueltocasiciegodefuroralenterarsedequesuveneradamadre estaba en la plaza fuerte de Toranaga en Nagoya. Habían rodado cabezas. Inmediatamente, Ishido había trazado planes para la destrucción de Toranaga y tomado la solemne resolución de sitiar Nagoya y eliminar el daimío Kazamaki —a cuyo cargo estaba ostensiblemente ella— en cuanto se rompiesen las hostilidades. Porúltimo,habíaenviadounmensajeparticularalsuperiordelmonasterio,através deintermediarios,haciéndolesaberquesiellanosalíasanaysalvadeallíantesde veinticuatrohoras,Naga,únicohijodeToranagaqueestabaasualcance,ytodaslas mujeresdeésteaquienespudieseapresarsedespertaríanenelpueblodelosleprosos. IshidosabíaquemientrassumadreestuvieseenpoderdeToranagateníaqueactuar con cautela. Pero había dejado bien claro que si no la soltaban prendería fuego al Imperio. —¿Cómoestátuseñoramadre,señorToranaga?—preguntócortésmente. —Muy bien, gracias —dijo Toranaga dejando traslucir su satisfacción—. Lleva www.lectulandia.com-Página186 perfectamentesussetentaycuatroaños.¡Ojaláestéyotanfuertecomoellacuando tengasuedad! «Tienescincuentayocho,Toranaga,peronollegarásaloscincuentaynueve— seprometióIshidoparasusadentros.» —Porfavor,transmítelemismejoresdeseosdeunavidasiemprefeliz.Graciasde nuevo,yperdonaquetehayamolestado. Seinclinóconexquisitacortesíay,conteniendodifícilmentesuregocijo,añadió: —¡Ah,sí!Elasuntoimportantequequeríacomunicarteesquesehaaplazadola últimareuniónoficialdelConsejodeRegencia.Nosecelebraráhoyalponerseelsol. Toranagaconservólasonrisaensusemblante,perotemblóinteriormente. —¡Ah!¿Sí?¿Porqué? —El señor Kiyama está enfermo. El señor Sugiyama y el señor Onoshi han convenido en el aplazamiento. Y yo también. Unos pocos días carecen de importancia,tratándosedeasuntosdetantaenjundia,¿nocrees? —PodemoscelebrarlareuniónsinelseñorKiyama. —Hemos resuelto no hacerlo —dijo Ishido con un destello provocador en los ojos. —¿Oficialmente? —Aquíestánnuestroscuatrosellos. Toranagaestabarabioso.Cualquierdemorasuponíaparaélunriesgoinmenso. —¿Cuándoserálareunión? —CreoqueelseñorKiyamapuedehaberserepuestomañanaopasadomañana. —Bien.Enviarémi.médicopersonalavisitarle. —Estoy seguro de que os lo agradecería. Pero su propio médico ha prohibido todaslasvisitas.Laenfermedadpodríasercontagiosa,¿neh? —¿Quéenfermedad? —Nolosé,miseñor.Digoloquemehandicho. —¿Esbárbaroelmédico? —Sí. Tengo entendido que es el mejor médico de los cristianos. Un médicosacerdotecristiano,paraundaimíocristiano.Losnuestrosnosonlobastantebuenos para…undaimíotanimportante—dijoIshido,riendoentredientes. La inquietud de Toranaga fue en aumento. Si el médico hubiese sido japonés, habría podido hacer muchas cosas. Pero, con un médico cristiano —sin duda un sacerdotejesuíta—,bueno…Nopodíaircontraél,nisiquieraentrometerseenloque hacía,sincorrerelriesgodeenemistarsecontodoslosdaimíoscristianos,riesgoque no podía permitirse. Sabía que su amistad con Tsukku-san no le serviría de nada contra los daimíos cristianos Onoshi o Kiyama. Los cristianos tenían interés en presentar un frente unido. Pronto tendría que acercarse a ellos, a los sacerdotes bárbaros,parallegaraunarreglo,parafijarelpreciodesucolaboración.«SiIshido www.lectulandia.com-Página187 tienerealmenteaOnoshiyaKiyamaconél,ydadoquetodoslosdaimíoscristianos seguiríanaestosdossiactuasenconjuntamente,estoyaislado—pensó—.Yelúnico caminoquemequedaesCieloCarmesí.» —VisitaréalseñorKiyamapasadomañana—dijofijandoelplazo. —Pero, ¿y el contagio? Si te ocurriese algo mientras estás en Osaka, mi señor, nuncameloperdonaría.Eresnuestroinvitado,estásamicuidado.Deboinsistiren quenolohagas. —Descuida, mi señor Ishido, ningún contagio puede conmigo. Olvidas la prediccióndelastrólogo. Seis años antes, el Taiko había recibido una embajada china que trataba de arreglarlaguerrachino-coreana-japonesa,delaqueformabaparteunastrólogo.Este habíaprofetizadomuchascosasquedespuéshabíanresultadoverdad.Yestemismo astrólogo había predicho que Toranaga moriría por el sable en su edad madura. Ishido, el famoso conquistador de Corea, moriría de viejo, firme sobre sus pies y siendoelhombremásfamosodesuépoca.YencuantoalTaiko,moriríaenlacama, respetado,venerado,aunaedadprovectaydejandounhijofuerteysanoparaasumir susucesión. —No, señor Toranaga, no la he olvidado —dijo Ishido, que la recordaba muy bien—.Peroelcontagiopuedesermuymolesto.Podríascontraerlaviruela,comotu hijoNoboru,olalepra,comoelseñorOnoshi.Todavíaesjoven,perosufre.¡Oh,sí! Sufre. Toranaga se quedó momentáneamente desconcertado. Conocía demasiado bien los estragos de ambas enfermedades. Noboru, el mayor de sus hijos vivos, había contraídolaviruelachinacuandoteníasieteaños—ahorahacíadiez—,ytodoslos médicos, japoneses, chinos, coreanos y cristianos habían fracasado ante una enfermedadquelohabíadesfiguradocompletamente,perosinmatarlo. —PorelseñorBuda,quenoquisieracontraerningunadelasdosniningunaotra —dijo. —Lo creo —dijo Ishido, que se inclinó de nuevo y salió. Toranaga rompió el silencio. —¿Ybien? —Lo mismo da que te quedes o que te marches —dijo Hiro-matsu—. Será un desastre, porque te han traicionado y te han aislado, señor. Si te quedas para la reunión,quenosecelebraráenunasemana,Ishidomovilizarásuslegionesalrededor de Osaka y no podrás escapar sin que importe lo que le ocurra a dama Oshiba en Yedo, pues está claro que Ishido está dispuesto a ponerla en peligro con tal de pillarte.Esevidentequetehantraicionadoyqueloscuatroregentessepronunciarán contra ti. Y si te marchas, dictarán también todas las órdenes que quiera Ishido. Y tendrásquesometerteaunvotodecuatrocontrauno.Jurastehacerlo.Ynopuedes www.lectulandia.com-Página188 renegardetupalabradehonorcomoregente. —Losé. Hiro-matsuesperó,concrecienteansiedad. —¿Quévasahacer? —Antetodo,voyadarmeunbaño—dijoToranagaconsorprendentejovialidad —.Despuésveréaesebárbaro. La mujer cruzó sin hacer ruido el jardín privado de Toranaga en el castillo, en dirección a la pequeña choza cubierta de ramaje y lindamente instalada en un bosquecillo de meples. Su quimono de seda y su obi eran de lo más sencillo y, sin embargo, los más famosos artesanos de China no habrían podido hacerlos más elegantes.LlevabaelcabelloalaúltimamodadeKioto,peinadohaciaarribaysujeto con largos alfileres de plata. Una sombrilla de colores protegía su blanca piel. Era menuda—nomásdecincopies—peroperfectamenteproporcionada.Alrededordel cuello, llevaba una fina cadena de oro y, colgando de ésta, un pequeño crucifijo tambiéndeoro. Kiri esperaba en la galería de la choza, sentada pesadamente a la sombra y reposandosusnalgassobreelcojín. —Estásmáshermosaquenunca,másjovenquenunca,TodaMariko-san—dijo Kiri,sinenvidia,devolviéndolesusaludo. —¡Ojalá fuese verdad, Kiritsubo-san! —respondió Mariko sonriendo y arrodillándosesobreunalmohadón. —Lo es. ¿Cuándo nos vimos por última vez? ¿Hace dos años? ¿Tres? No has cambiadonadaenveinteaños.Puesdebehacercasiveinteañosquenosconocimos. ¿Te acuerdas? Fue en una fiesta que dio el señor Goroda. Tú tenías catorce años y acababasdecasarte. —Yestabaasustada. —No.Noloestabas. —Hacedieciséisaños,Kiritsubo-san,noveinte.Sí,lorecuerdomuybien. «Demasiadobien—pensó,afligida—.Fueeldíaenquemihermanomedijoal oído que creía que nuestro venerado padre iba a vengarse de su señor feudal, el dictador Goroda. Iba a asesinarlo. Y yo no avisé a mi esposo o a Hiro-matsu, su padre,ambosfielesvasallosdelDictador,dequeunodesusmásgrandesgenerales estabatramandounatraición.Faltéamideberconmiseñor,conmimaridoyconsu familiaque,debidoalmatrimonio,esmiúnicafamilia.Guardésilencioparaproteger amiamadopadre,quemancillómilañosdehonor.¡Oh,Diosmío!¡Oh,señorJesús deNazaret,salvaaestapecadoradelacondenacióneterna…!» —Hacedieciséisaños—dijoserenamenteMariko. —Aquelaño,yoestabaencintadelseñorToranaga—dijoKiri. Y pensó: «Si el señor Goroda no hubiese sido vilmente traicionado y asesinado www.lectulandia.com-Página189 por tu padre, mi señor Toranaga no habría tenido que luchar en la batalla de Nagakudéyyonomehabríaenfriadoynohabríaperdidoamihijo.Talvezfuesólo mikarma.» —¡Ah,Mariko-san!—exclamó,sinmalicia—.¿Porquénopuedotenertufigura y tus hermosos cabellos y andar con tanta distinción? —Kiri se echó a reír.—La respuestaessencilla:porquecomodemasiado. —¿Quéimportaesto?TúgozasdelfavordelseñorToranaga,¿neh?Eresfeliz. —¿Acasotúnoloeres? —YonosoymásqueuninstrumentodemiseñorBuntaro.Simimaridoesfeliz, yosoyfeliz.Suplaceresmiplacer.Mepasalomismoqueati—dijoMariko. —Sí.Peronoeslomismo. Kiriseabanicóypensó:«Mealegrodenoserigualquetú,Mariko,contodatu bellezaytuvalorytusconocimientos.¡No!Nopodríaestarcasadaunsolodíacon esehombreodioso,feo,orgullosoyviolento.Tandistintodesupadre,elseñorHiromatsu…¿Cómohaspodidosoportartutragedia?Pareceimposiblequenoseperciba unasolasombradeellaentucaranientualma.» —Eresunamujeradmirable,TodaBuntaroMariko-san. —Gracias,KiritsuboToshiko-san.¡Cuántomealegrodeverte,Kiri-san! —Yyodeverteati.¿Cómoestátuhijo? —Estupendo,estupendo,estupendo.Sarujitieneahoraquinceaños,¿teimaginas? AltoyfuertecomosupadreyelseñorHiro-matsuhadadoaSarujiunfeudopropio, yahora…¿sabesquevaacasarse? —No.¿Conquién? —Ella es nieta del señor Kiyama. El señor Toranaga lo dispuso perfectamente. Unabodamagníficaparanuestrafamilia.Sóloquisieraquelachicafuesemás…más atentaconmihijo,mássolícita.—Marikorió,conciertatimidez.—Bueno,parezco unasuegracomotodas.Perocreoqueconvendrásconmigoenquetieneaúnmuchas cosasqueaprender. —Tendrástiempodeenseñarla. —Así lo espero. —Las manos de Mariko reposaban quietas en su falda.—Mi maridomehahechoveniraquí.¿QuierevermeelseñorToranaga? —Sí.Quierequelehagasdeintérprete. —¿Conquién?—preguntóMariko,sorprendida. —Conelnuevobárbaro. —¡Oh!¿YelpadreTsukku-san?¿Estáenfermo? —No —dijo Kiri jugando con su abanico—. Supongo que sólo podemos hacer conjeturas sobre por qué quiere el señor Toranaga que vengas tú, en vez del sacerdote. Pero yo diría que debe tratarse de un asunto muy privado. En tal caso, tendrásquejurarportuDioscristianonodivulgarnadaacercadeestareunión.No www.lectulandia.com-Página190 decirnadaanadie. —Desdeluego—dijoMariko,intranquila. ComprendíaclaramentequeloqueKirihabíaqueridodecireraquenodebíadecir nadaasumaridoniasupadre,niasuconfesor.Comoerasumaridoquienlehabía ordenadovenir,sindudaarequerimientodelseñorToranaga,sudeberparaconéste era superior al que le ligaba a su marido. Por consiguiente, podía no darle información. Pero, ¿y a su confesor? ¿Podía no decirle nada? ¿Y por qué había de hacerelladeintérprete,envezdelpadreTsukku-san?Sabíaqueunavezmásycontra suvoluntadseveíametidaenlaclasedeintrigapolíticaquehabíadestrozadosuvida y lamentó de nuevo que su familia fuese antigua y derivada de los Fujimoto y que ellahubiesenacidoconeldondelaslenguasquelehabíapermitidoaprenderelcasi incomprensibleportuguésyellatín,einclusolamentóhabernacido.«Peroentonces —pensó—no habría visto a mi hijo, ni habría sabido nada de Cristo Niño ni de Su Verdad,nidelaVidaEterna.» —Muy bien, Kiri-san —dijo con temor—. Juro por el señor mi Dios que no divulgarénadadeloquesedigahoyaquí,ninadadeloqueinterpreteencualquier momentoparamiseñor. —Tambiénsupongoquedebesprescindirdetuspropiossentimientosytraducir exactamente lo que se diga. Este nuevo bárbaro es muy extraño y dice cosas muy particulares. Estoy segura de que mi señor te ha elegido entre todos por razones especiales. —EstoyaquíparacumplirlosdeseosdelseñorToranaga.Nodebetemerpormi lealtad. —Nadielahapuestonuncaenduda,señora.Nohequeridoofenderte. Unalluviadeprimaverasalpicólospétalosyelmusgoylashojas,ycesópoco despuésdejándolotodomásbellodespuésdesupaso. —Quisierapedirteunfavor,Mariko-san.¿Quieresponertucrucifijodebajodetu quimono? LosdedosdeMarikoasieronelcrucifijoenademándefensivo. —¿Por qué? Mi señor Toranaga jamás se opuso a mi conversión y tampoco el señor Hiro-matsu, jefe de mi clan. En cuanto a mi esposo, me permite tenerlo y llevarlo. —Sí. Pero los crucifijos enloquecen a ese bárbaro, y mi señor Toranaga quiere queestétranquilo. Blackthornenohabíavistonuncaunamujertanmenuda. —Konnichiwa—dijo—.Konnichi,Toranaga-sama. Se inclinó como un cortesano y saludó al niño que estaba arrodillado junto a Toranaga,conlosojosmuyabiertos,yalamujergordaqueestabadetrásdeéste.Se www.lectulandia.com-Página191 hallabantodosenlagaleríaquecircundabalapequeñachoza.Estasecomponíade unasolaypequeñahabitaciónyunacocinaenelfondo.Estabamontadasobreunas pilastrasdemaderadeunpiedealtura,sobreunaalfombradepurayblancaarena. Eraunacasadetéceremonialparaelritodelcha-no-yu,construidaparaestesolofin conmaterialescarosyraros,aunque,aveces,debidoasuaislamiento,eratambién empleadaparacitasyconversacionesprivadas. Blackthorneseciñóelquimonoysesentóenelalmohadónquehabíancolocado sobrelaarena,delantedeellosyanivelmásbajo. —Gomennasai,Toranaga-sama,nihongogahanase-masen.¿Tsu-yakugoimasu ka? —Yo soy tu intérprete, señor —dijo Mariko en un portugués casi perfecto—. Pero,¿hablasjaponés? —No, señorita, sólo unas pocas palabras o frases —respondió Blackthorne, sorprendido. Había esperado que el padre Alvito fuese el intérprete y que Toranaga hubiese estadoacompañadodealgunossamuraisytalvezdeldaimíoYabú.Peroallínohabía ningúnsamurai,aunquemuchosestabanapostadosalrededordeljardín. —MiseñorToranagapreguntadónde…Perotalvezdeberíapreguntarteprimero siprefiereshablarenlatín. —Loquetúprefieras,señorita. «¿Quiénseráesamujer?—pensó—.¿Dóndeaprendióunportuguéstanperfecto? ¿Yellatín?Sindudadelosjesuitas.Enunadesusescuelas.» —Entonces, hablaremos portugués —dijo ella—.Mi señor desea saber dónde aprendistetus«pocaspalabrasyfrases». —Había un monje en la prisión, señorita, un monje franciscano que me enseñó palabrastalescomo«comida,amigo,baño,ir,venir,verdadero,falso,aquí,allí,yo, tú, por favor, gracias, quiero, no quiero, prisionero, sí, no», etcétera. Desgraciadamente, sólo cosas rudimentarias. Ten la bondad de decirle al señor Toranaga que ahora podré responder mejor a sus preguntas, que procuraré complacerleyqueledoylasgraciasporhabermesacadodelaprisión. Sabíaqueteníaquehablarconsencillez,confrasescortasyconmuchocuidado, porque,adiferenciadelsacerdote,estamujeresperabaquehubieseterminadoydaba después una sinopsis o una versión de lo que había dicho. El baño, el masaje, la comida y dos horas de sueño, le habían refrescado de un modo extraordinario. Las servidoras del baño, mujeres hábiles y vigorosas, le habían restregado y lavado el cabellotrenzándoloenunabonitacoletayelbarberolehabíarecortadolabarba.Le habían dado un taparrabo limpio, un quimono y un cinto, un tabi y unas sandalias paralospies. HabíaesperadoconimpacienciaquelollevaranotravezapresenciadeToranaga www.lectulandia.com-Página192 planeando lo que le diría y le revelaría y la manera de burlar al padre Alvito y de ganarascendientesobreél.YsobreToranaga.Puesahorasabía,porloquelehabía dicho el padre Domingo sobre los japoneses, los portugueses, la política y el comercio,quepodíaayudaraToranagayqueéstepodíarecompensarleasuvezcon lasriquezasquedeseaba. Yahora,alnotenerquelucharconelcura,sesentíaaúnmásconfiado. Toranagaescuchabaatentamentealamuñeca-intérprete. «¿Estarácasada?—pensóBlackthorne—.Nollevaanillodeboda.Esinteresante. No lleva joyas de ninguna clase, excepto los alfileres de plata en el cabello. Y tampocolasllevalaotramujer,lagorda.» Rebuscóensumemoria.Aquellasdosmujeresdelaaldeatampocollevabanjoyas ytampocolasdelacasadeMura.¿Porqué? ¿Yquiéneralagorda?¿LaesposadeToranaga?¿Olaniñeradelchico?¿Sería ésteelhijodeToranaga?¿Onietosuyo? El chico era bajito, pero estirado. Tenía los ojos redondos y el cabello negro, atadoenunacoletayllevabalacabezasinafeitar.Dabamuestrasdeunacuriosidad enorme. Sinpensarlo,Blackthorneleguiñóunojo.Elchicodiounsalto,seechóareíre interrumpió a Mariko, y señaló y habló, y todos le escucharon con indulgencia y nadielemandócallar.Cuandohuboterminado,Toranagadirigióunasbrevespalabras aBlackthorne. —ElseñorToranagapreguntaporquéhashechoesto,señor. —¡Oh!,sóloparadivertiralpequeño.Esunniñocomolosdemásylosniñosde mi país suelen reírse cuando se les hace esto. Mi hijo debe ser de su misma edad. Ahoratienesieteaños. —ElHerederotienesiete—dijoMarikotrasunapausa,ydespuéstradujoloque élhabíadicho. —¿ElHeredero?¿Quiereestodecirqueesemuchachoeselúnicohijodelseñor Toranaga? —El señor Toranaga me pide que te diga que hagas el favor de limitarte a contestar sus preguntas, por ahora. —Después añadió: —Estoy segura de que, si tienes paciencia, piloto-capitán Blackthorne, podrás preguntar más tarde lo que desees. —Muybien. —Comotunombreesmuydifícildepronunciar,porquenotenemoslossonidos adecuados para ello, ¿puedo emplear, en interés del señor Toranaga, tu nombre japonésdeAnjín-san? —Desdeluego. —Gracias.Miseñorpreguntasitienesotroshijos. www.lectulandia.com-Página193 —Una hija. Nació poco antes de salir yo de Inglaterra. Por consiguiente, ahora tienedosaños. —¿Tienesunaomuchasmujeres? —Una.Esnuestracostumbre.Comolosportuguesesylosespañoles.Nosotrosno tenemosconsortesoficiales. —¿Eséstatuprimeraesposa,señor? —Sí. —Porfavor,¿cuántosañostienes? —Treintayseis. —¿DóndevivesenInglaterra? —EnlasafuerasdeChathan.EsunpequeñopuertocercadeLondres. —¿Londresesvuestracapital? —Sí. —Élpreguntaquéidiomashablas. —Inglés,portugués,español,holandésy,naturalmente,latín. —¿Quéeselholandés? —Una lengua que se habla en Europa, en los Países Bajos. Muy parecida al alemán. Ellafruncióelceño. —¿Eselholandésunalenguapagana?¿Yelalemán? —Ambossonpaísesnocatólicos—dijoél,cautelosamente. —Perdón,¿noesestolomismoqueserpagano? —No, señorita. El cristianismo se divide en dos religiones muy distintas: catolicismo y protestantismo. La secta del Japón es católica. Ahora, hay mucha hostilidadentreambassectas. NotóqueToranagaseimpacientaba. «Tencuidado—sedijo—.Sindudaellaescatólica.» —Tal vez el señor Toranaga no quiere hablar de religión, señorita —repuso en vozalta—,puesyatratamosunpocodeestoennuestroprimerencuentro. —¿Erescristianoprotestante? —Sí. —Yloscristianoscatólicos,¿sonenemigostuyos? —Lamayoríameconsideraríanherejeyenemigosuyo. Habíamuchosguardiasalrededordeljardín.Todossemanteníanmuyapartadosy eranPardos.Entonces,BlackthorneadvirtióquehabíadiezGrises,sentadosengrupo aparte,alasombra,ymirandoalchico. «¿Quésignificaesto?»sepreguntó. —Miseñordeseasaberdetiydetufamilia—dijoMariko—.Detupaís,detu reina y de los anteriores gobernantes, de sus hábitos, de sus costumbres y de su www.lectulandia.com-Página194 historia. Y también de otros países, como España y Portugal. Quiere saberlo todo sobreelmundoenquevives.Sobrevuestrosbarcos,armas,comestibles,comercio… Cómosonvuestrasguerrasycómogobernáislosbarcos,cómogobernastetúeltuyo yquéteocurrióduranteelviaje…Sí,miseñordeseasaberlaverdadacercadetodo. —Selodirégustoso.Perorequerirábastantetiempo. —Miseñordicequetienetiempodesobra.Apropósito,yosoylaseñoraMariko Buntaro,noseñorita. —Sí,señora—BlackthornemiróaToranaga—.¿Pordóndequierequeempiece? EllaselopreguntóyunadébilsonrisacruzóporelsemblantedeToranaga. —Dicequeempiecesporelprincipio. Blackthornesabíaqueestoeraotraprueba.Entretantasposibilidades,¿pordónde debía empezar? ¿Y a quién debía dirigirse? ¿A Toranaga, al chico o a la mujer? Evidentemente, si sólo hubiese habido hombres presentes, a Toranaga. Pero, ¿y ahora? ¿Por qué estaban aquí las mujeres y el chico? Esto debía tener una significación. —Pues, bien… —Entonces tuvo un destello de inspiración.—Tal vez sería lo mejor que dibujase un mapa del mundo, señora, tal como lo conocemos —dijo atropelladamente—.¿Quéosparece? EllalotradujoyBlackthornevioundestellodeinterésenlosojosdeToranaga, peronoenlosdelniñonidelamujer.¿Cómointeresarlestambién? —Miseñordicequesí.Enviaréabuscarpapel. —Gracias. Pero de momento no hará falta. Después, si me das materiales de escribir,podrétrazarunmapamásexacto. Blackthorneselevantódesualmohadónysearrodillóenelsuelo.Coneldedo índice, empezó a trazar un tosco mapa sobre la arena, invertido para que ellos pudiesenverlomejor. —La Tierra es redonda como una naranja, pero este mapa es como su piel, cortado en óvalos, de norte a sur, aplanada y estirada un poco por las puntas. Un holandésllamadoMercatorinventólamaneradehacerestoexactamente,haceveinte años.Eselprimermapabienhechodelmundo.Inclusopodemosnavegarconesto,o consusglobosterráqueos—habíaesbozadoaudazmenteloscontinentes—.Estoesel NorteyestoelSur,elEsteyelOeste.ElJapónestáaquí.Mipaísestáallá,alotro ladodelmundo.Todoesoesdesconocidoeinexplorado… EliminóconlamanotodaNorteamérica,alnortedeunalíneaqueibadeMéxico hasta Terranova, toda la América del Sur, a excepción del Perú y de una estrecha franjadecostaalrededordelcontinente,ydespuéstodolosituadoalnorteyalestede NoruegayalestedeMoscovia,todaAsia,todaslastierrasinterioresdeÁfrica,todo loquehabíaalsurdeJava,ylapuntadeAméricadelSur. —Conocemoslaslíneascosteras,peropocomás.LosinterioresdeÁfrica,delas www.lectulandia.com-Página195 AméricasydeAsia,soncasiotrostantosmisterios. Hizo una pausa para que lo captasen bien. Mariko traducía ahora con más facilidad,yéladvirtióquecrecíaelinterésdetodos.Elchicosemovióyseacercóun poco. —ElHerederodeseasaberdóndeestamosnosotrosenelmapa. —Aquí. Esto es Catay, China, según creo. No sé a qué distancia estamos de la costa.Yotardédosañosenirdesdeaquíhastaaquí. Toranagaylamujergordaseestiraronparavermejor. —ElHerederopreguntaporquésomostanpequeñosentumapa. —Sóloescuestióndeescala,señora.Enestecontinente,haycasimilleguas,de tresmillascadauna,desdeTerranova,aquí,hastaMéxico,aquí.Desdeellugardonde estamoshastaYedo,hayunascienleguas. Hubounsilencioydespuésunaconversaciónentreellos. —ElseñorToranagadeseasabersobreelmapacómollegastealJapón. —Porestaruta.Estoeselpaso,oelestrechodeMagallanes,aquí,enlapuntade América del Sur. Se llama así por el nombre del navegante portugués que lo descubrió hace ochenta años. Desde entonces, los portugueses y los españoles han mantenido en secreto esta ruta, para su empleo exclusivo. Nosotros fuimos los primeros extranjeros en cruzar el paso. Yo tenía uno de sus libros de ruta secretos, una especie de mapa, pero, incluso así, tuvimos que esperar seis meses para pasar, pueslosvientosnoserancontrarios. Ella tradujo sus palabras. Toranaga levantó la cabeza dando muestras de incredulidad. —Mi señor dice que estás equivocado. Todos los bar…, todos los portugueses vienendelSur.Essuruta,laúnicaruta. —Sí.Esverdadquelosportuguesesprefierenestecamino,nosotroslollamamos cabo de Buena Esperanza, porque tienen docenas de fuertes a lo largo de aquellas costas, de África, la India y las Islas de las Especias, donde pueden abastecerse e invernar.Ysusgaleonesdeguerrapatrullanporaquellosmaresylosmonopolizan. En cambio, los españoles emplean el paso de Magallanes para ir a sus colonias americanasdelPacíficoyalasFilipinas,obiencruzanelestrechoistmodePanamá portierraparaahorrarsemesesdeviaje.Paranosotroseramásseguroseguirlaruta delestrechodeMagallanes,puesenotrocasohabríamostenidoquedesafiaratodos los fuertes portugueses enemigos. Por favor, dile al señor Toranaga que ahora conozcolasituacióndemuchosdeellos.Ydirédepasoque,enlamayoríadeellos, haysoldadosjaponeses.Elfrailequemediolainformaciónenlaprisióneraespañol yhostilalosportuguesesytambiénalosjesuítas. Blackthorne vio una reacción inmediata en la cara de ella y en la de Toranaga cuandohubotraducidosuspalabras. www.lectulandia.com-Página196 —¿Soldadosjaponeses?¿Quieresdecirsamurais? —Supongoquemásbiensonronín. —Hablastedeunacarta«secreta».Miseñordeseasabercómolaobtuviste. —UnhombrellamadoPieterSuyderhof,deHolanda,erasecretarioparticulardel PrimadodeGoa.Esteeseltítulodesumosacerdotecatólico,yGoaeslacapitaldela Indiaportuguesa.Sabréis,desdeluego,quelosportuguesestratandeapoderarsede aquelcontinenteporlafuerza.Comosecretarioparticulardeestearzobispo,queera también virrey portugués a la sazón, pasaban toda clase de documentos por sus manos.Despuésdemuchosaños,obtuvoalgunosdesuslibrosderutaocartasylas copió. En ellos figuraban los secretos para cruzar el paso de Magallanes y también paradoblarelcabodeBuenaEsperanza,asícomolosbajíosyarrecifesdesdeGoa hastaelJapón,víaMacao.MilibroderutaeraeldelestrechodeMagallanes.Estaba entrelospapelesqueperdíconmibarco.Sonvitalesparamíypodríantenerunvalor inmensoparaelseñorToranaga. —Miseñordicequehadadoordendebuscarlos.Continúa,porfavor. —Cuando Suyderhof regresó a Holanda, los vendió a la «Compañía de Mercaderes de la India Oriental», que tenía el monopolio de la exploración en el LejanoOriente. Ellalomirabafríamente. —¿Eraunespíapagadoesehombre? —Lepagaronsusmapas,sí. —Miseñorpreguntaporquéesearzobispoempleabaaunenemigo. —Según contó Pieter Suyderhof, a ese arzobispo, que era jesuita, sólo le interesaba el comercio. Suyderhof dobló sus ingresos y por esto era su «niño mimado».Eraunmercadersumamentelisto(losholandesessuelensermejoresque los portugueses en esto) y por ello no comprobaron muy a fondo sus credenciales. Además, muchos hombres de ojos azules y cabellos rubios, alemanes o de otros paísesdeEuropa,soncatólicos. Blackthorne esperó que ella hubiese traducido esto y después añadió cautelosamente: —ErajefedelosespíasdeHolandaenAsiaycolocóalgunosdesushombresen barcos portugueses. Por favor, dile al señor Toranaga que sin el comercio con el JapónlaIndiaportuguesanoviviríamuchotiempo. ToranagamantuvolosojosfijosenelmapamientrasMarikohablaba.Nomostró ningunareacciónaloquedecíaella.Blackthornesepreguntósilohabríatraducido todo. —Miseñorquisieraunmapadetalladodelmundosobrepapelyloantesposible, contodaslasbasesportuguesasmarcadasenélyconelnúmeroderoníndecadauna. Dicequetengaslabondaddeproseguir. www.lectulandia.com-Página197 Blackthornecomprendióquehabíadadounpasogigantesco.Peroelniñobostezó yenvistadeellodecidiócambiarderumbo,peroendirecciónalmismopuerto. —Nuestromundonoessiemprecomoparece.Porejemplo,alsurdeestalínea,a laquellamamosecuador,lasestacionesestáninvertidas.Cuandoaquíesverano,allí esinvierno,ycuandoaquíhacecalor,allísehielandefrío. —¿Cómoeseso? —Nolosé,peroesverdad.Bueno,larutahaciaelJapónpasaporunodeesosdos estrechosmeridionales.LosinglesesestamosbuscandounarutaporelNorte,yasea haciaelNordeste,porencimadelasSiberias,ohaciaelNoroeste,porencimadelas Américas. Yo he llegado hasta aquí. Todo el suelo es perpetuamente de nieve y de hieloyhacetantofríoquesinosellevasenguantesdepiellosdedossehelaríanen unosmomentos.Lasgentesquevivenallísellamanlapones.Vanvestidosdepieles. Loshombrescazanylasmujereshacentodoeltrabajo. —¿Sorewahontodesuka?—preguntóToranagaconimpaciencia.(¿Quéhayde verdadenesto?) —Yovivíconelloscasiunaño.Nosatraparonloshielosytuvimosqueesperaral deshielo.Sealimentandepescado,defocas,yavecesdeosospolaresydeballenas, ycomenlacarnecruda.Sumayorgolosinaeslagrasacrudadeballena. —¡Oh,vamos,Anjín-san! —Esverdad.Yvivenencasitasredondashechasenteramentedenieve,ynunca sebañan. —¡Cómo!¿Nunca?—exclamóella. Él movió la cabeza y resolvió no decirle que el baño era raro en Inglaterra, inclusomásraroqueenPortugalyenEspañaqueeranpaísescálidos. EllatradujoyToranagasacudiólacabezaconincredulidad. —Miseñordicequeestoesunagranexageración.Nadiepuedevivirsinbañarse. Nisiquieralossalvajes. —Esverdad:honto—dijoélserenamenteylevantandolamano—.Lojuropor JesúsdeNazaretypormialma. Ellaloobservóensilencio. —¿Todo? —Sí. El señor Toranaga quería la verdad. ¿Por qué había de mentirle? Mi vida estáensusmanos.Esfácilprobarlaverdad…Perono,seríadifícilprobarloquehe dicho porque tendríais que ir allí a verlo con vuestros ojos. Desde luego, los portuguesesylosespañoles,quesonmisenemigos,nomeapoyarían.Peroelseñor Toranagamepidiólaverdadypuedeestarsegurodequeseladigo. —El señor Toranaga dice que es increíble que un ser humano pueda vivir sin bañarse. —Algunasdevuestrascostumbressontambiéndifícilesdecreer.Peroesverdad www.lectulandia.com-Página198 que en el poco tiempo que llevo en vuestro país me he bañado más veces que en muchosañosanteriores.Yconfiesofrancamentequemehasentadobien. —¿Quépiensasdeél,Mariko-san?—preguntóToranaga. —Estoy convencida de que dice la verdad o de que cree decirla. Al parecer, podría serte muy valioso, mi señor. ¡Tenemos tan pocos conocimientos del mundo exterior!¿Teinteresaesto?Yonolosé.Peroescasicomosihubiesebajadodelas estrellas o subido del fondo del mar. Si es enemigo de los portugueses y de los españoles,suinformación,enelcasodequeseaverídica,talvezpodríaservitalpara tusintereses,¿neh? —Soydelamismaopinión—dijoKiri. —¿Ytúquéopinas,Yaemón-sama? —¿Yo,tío?¡Oh!Creoqueesfeoynomegustansuscabellosdeoroysusojosde gato,ynisiquieraparecehumano—dijoelniñodeuntirón—.Mealegrodenohaber nacidobárbarocomoél,sinosamuraicomomipadre.¿Podemosnadarotrorato? —Mañana, Yaemón —dijo Toranaga lamentando no poder hablar directamente conelmarino. Mientras hablaban entre ellos, Blackthorne decidió que había llegado el momento.Entonces,Marikosevolviódenuevoaél. —MiseñorpreguntaporquéestuvisteenelNorte. —Eracapitándeunbarco.BuscábamosunpasoenelNordeste,señora.Séque muchas cosas que puedo deciros os parecerán risibles —empezó—. Por ejemplo, hace setenta años, los reyes de España y de Portugal firmaron un tratado solemne repartiéndose la propiedad del Nuevo Mundo, del mundo por descubrir. Como vuestro país cae dentro de la mitad portuguesa, pertenece oficialmente a Portugal, señorToranaga.Tú,todoslostuyos,estecastilloytodolodemásfuedadoaPortugal. —Porfavor,Anjín-san.Perdóname,peroesridículo. —Convengoenquesuarroganciaesincreíble.Peroesverdad. Toranagaseechóareír,burlonamente. —Mi señor Toranaga dice que igual podrían repartirse el cielo entre él y el EmperadordeChina,¿neh? —Por favor, dile al señor Toranaga que no es lo mismo —dijo Blackthorne, consciente de que pisaba un terreno peligroso—. Esto está escrito en documentos legales que otorgan a cada rey el derecho a reclamar como propio todo país no católicodescubiertoporsussúbditos—trazóunarayaconeldedosobreelmapa,que cortabaelBrasildeNorteaSur—.Todoloqueestáalestedeestalíneapertenecea Portugal,ytodoloqueestáaloeste,aEspaña.PedroCabraldescubrióelBrasilen 1500y,porconsiguiente,PortugalposeeahoraelBrasil,sehaenriquecidoconeloro ylaplataextraídadesusminasyhasaqueadolostemplosindígenas.Todoelrestode AméricadescubiertohastaahoraesdeEspaña:México,Perú,casitodoelcontinente www.lectulandia.com-Página199 del Sur. Exterminaron las naciones incas. Ahora, España es la nación más rica del mundo gracias al oro y la plata que los conquistadores robaron a los incas y a los mejicanosyqueenviaronasupaís. Mariko estaba ahora muy seria. Había captado en seguida el significado de la leccióndeBlackthorne.YtambiénlohabíacaptadoToranaga. —Mi señor dice que esta conversación es vana. ¿Cómo pueden arrogarse tales derechos? —No lo hicieron —dijo gravemente Blackthorne—. Se los otorgó el Papa a cambiodedifundirlapalabradeDios. —Nolocreo—exclamóella. —Porfavor,traduceloquehedicho,señora.Eshonto. Ellaobedecióyhablólargamente,visiblementeturbada.Después: —Miseñor…miseñordicequeestás…queestástratandodeempozoñarlecontra tusenemigos.Dilaverdad.Portupropiavida,señor. —ElpapaAlejandroVItrazólaprimeralíneadedemarcaciónen1493.En1506, el papa Julio II aprobó algunos cambios en el Tratado de Tordesillas firmado por España y Portugal en 1494 y alteró un poco la línea. Y el papa Clemente VII sancionóelTratadodeZaragozade1529,quetrazabaunalíneaaquí—trazósobrela arenaunalíneadelongitudquepasabaporlapuntameridionaldelJapón—.Estodio a Portugal un derecho exclusivo sobre tu país, sobre todos estos países, desde el JapónaChinahastaÁfrica,acambiodedifundirelcatolicismo. Mariko, haciendo un esfuerzo, repitió lo que había dicho él. Después, volvió a escucharaBlackthorne,detestandotodoloqueoía. —Dice el capitán, señor —tradujo—, que en… en los días en que se tomaron estas decisiones por Su Santidad el Papa, todo su mundo, incluso el país de Anjínsan, era cristiano católico. Todavía no… no se había producido el cisma. Por consiguiente, estas decisiones papales obligarían a todas las naciones. Pero añade que, aunque se dio a los portugueses el derecho a explotar en exclusiva el Japón, España y Portugal luchan continuamente por esta propiedad debido a la riqueza de nuestrocomercioconChina. —¿Qué opinas, Kiri-san? —preguntó Toranaga, tan impresionado como los demás,menoselniño,quejugabaconsuabanico. —Él cree que dice la verdad —respondió Kiri—. Sí, estoy convencida. Pero, ¿cómoprobarla…entodooenparte? —¿Cómolaprobaríastú,Mariko-san?—preguntóToranaga,másturbadoporla reaccióndeMarikoqueporloquesehabíadicho,peroalegrándosedehaberlatenido comointérprete. —Yo preguntaría al padre Tsukku-san —dijo ella—. Y también enviaría a alguien,aunvasallodeconfianza,averelmundo.TalvezconAnjín-san. www.lectulandia.com-Página200 —Si el sacerdote no confirma estas declaraciones —dijo Kiri— esto no querrá decir necesariamente que Anjín-san esté mintiendo, ¿neh? ¿Por qué no enviar a buscar al más destacado sacerdote cristiano y preguntarle acerca de estos hechos? Veamosloquedice.Susrostrossoncasisiempreabiertosycarecendetodasutileza. ToranagaasintióconlacabezaymiróaMariko. —PorloquesabesdelosbárbarosdelSur,Mariko-san,¿creesquelasórdenesdel Papaseríanobedecidas? —Sindudaalguna. —¿SeríanconsideradassusórdenescomosihablaseelDioscristiano? —Sí. —¿Obedeceríansusórdenestodosloscristianoscatólicos? —Sí. —¿Inclusonuestroscristianos? —Yodiríaquesí. —¿Inclusotú? —Sí,señor.SifueseunaordendirectadeSuSantidaddirigidapersonalmentea mí.Loharíaparasalvarmialma.Pero,mientrasestonoseproduzca,sóloobedeceré amiseñor,aljefedemifamiliayamiesposo.Soyjaponesa,cristiana,sí,pero,ante todo,soysamurai. —Entonces, creo que convendría que esa Santidad se mantuviese alejado de nuestras costas —Toranaga reflexionó un momento. Después, decidió lo que tenía quehacerconelbárbaroAnjín-san—.Dile… Pero se interrumpió de pronto. Todas las miradas se dirigieron al camino y a la ancianaqueseacercaba.Llevabaelhábitoencapuchadodelasmonjasbudistas.La acompañabancuatroGrises.LosGrisessedetuvieronyellaavanzósola. www.lectulandia.com-Página201 CapítuloXVII Todos se inclinaron profundamente. Toranaga advirtió que el bárbaro copiaba sus movimientos.«Elcapitánaprendedeprisa»,pensó,bullendotodavíaensumentelo queacababadeoír.Queríahacerlemilpreguntas,perolasdejóparamástardeyse concentróenelpeligroactual.Kiricorrióaofrecersucojínalaanciana,laayudóa sentarseysearrodillóasulado. —Gracias,Kiritsubo-san—dijolamujerdevolviendoatodoselsaludo. Se llamaba Yodoko. Era la viuda del Taiko, y después de la muerte de éste se habíahechomonjabudista. —Lamentohabervenidoainterrumpirteysinserinvitada,señorToranaga. —Nonecesitasinvitación,ysiempreeresbienvenida,Yodoko-sama. —Gracias,muchasgracias—repusoellamirandoaBlackthorneyentornandolos párpadosparavermejor—.Detodosmodos,teheinterrumpido.Noveobien…¿Es unbárbaro?Misojosempeorancadadía.NoesTsukku-san,¿verdad? —No,eselnuevobárbaro—dijoToranaga. —¡Oh, él! —exclamó Yodoko mirándolo fijamente—. Por favor, dile que no puedoverlebien.Deahímidescortesía. Mariko obedeció. Después, Yodoko se volvió al niño y lo miró fingiendo no haberlovistoantes. —¡Oh, hijo mío! Estás aquí. Te estaba buscando. ¡Cuánto me alegro de verte, Kwampaku! —Gracias,PrimeraMadre—dijoYaemóncorrespondiendoalareverenciadeella —.¡Oh!Tendríasquehaberoídoalbárbaro.Noshadibujadounmapadelmundoy noshacontadocosasmuyrarassobregentesquenosebañannuncayvivenencasas denieveyllevanpielescomokamimalignos. Laviejagruñó: —Creoquecuantomenosvengasporaquímejorserá,hijomío.Nuncahepodido entenderlos. Huelen que apestan. No sé cómo el señor Taiko, tu padre, podía aguantarlos. Pero él es un hombre y tú eres un hombre, y los hombres tenéis más pacienciaqueestainfelizmujer. —La paciencia es importante para el hombre y vital para el caudillo —dijo Toranaga—.Yelafándesaberestambiénunabuenacualidad,¿noesciertoYaemónsama?Yelsabervienedeloslugaresmásextraños. —Sí,tío.¡Oh,sí!—dijoYaemón—.¿Verdadquetienerazón,PrimeraMadre? —Sí,sí.Deacuerdo.Peromealegrodesermujerydenotenerquepreocuparme de estas cosas, ¿neh? —Yodoko abrazó al niño que se había sentado a su lado.— Bueno,hijomío.¿Porquéhevenidoaquí?AbuscaralKwampaku.¿Porqué?Porque elKwampakullegarátardealacomidayasuleccióndeescritura. www.lectulandia.com-Página202 —¡Odiolasleccionesdeescritura!Prefieronadar. —Uncaudillotienequeescribirbien—dijoToranaga—,yelKwampaku,mejor que todos los demás. Si no, ¿cómo podría escribir a Su Alteza Imperial y a los grandesdaimíos?Uncaudillotienequehacermuchascosasdifíciles. —Sí, tío. Es muy difícil ser Kwampaku —dijo Yaemón dándose importancia. Despuéspreguntó—:¿Cuándovendrámadreacasa? YodokomiróaToranaga. —Pronto. —Esperoquemuypronto—dijoToranaga. SabíaqueYodokohabíasidoenviadaporIshidoabuscaralniño.Toranagahabía traídoalchicoyalosguardiasdirectamentealjardínparairritarmásasuenemigo.Y tambiénparamostrarelextrañopilotoalniñoyprivaraIshidodelplacerdehacerlo él. —Serresponsabledemihijoesunatareamuypesadaparamí—dijoYodoko—. SeríabuenacosateneradamaOchibaaquí,enOsaka.Entonces,yopodríaregresaral templo,¿neh?¿CómoestáellaycómoestádamaGenjiko? —Lasdosgozandeexcelentesalud—contestóToranaga. Hacíanueveañosque,enunadesacostumbradamuestradeamistad,elTaikolo había invitado privadamente a casarse con dama Genjiko, hermana menor de dama Ochiba,suconsortefavorita. —Así, nuestras casas estarán unidas para siempre, ¿neh? —le había dicho el Taiko. —Sí, señor. Obedeceré, aunque no merezco tanto honor —había respondido Toranaga,respetuosamente,deseandoestablecerestelazoconelTaiko. PerosabíaquesibienYodoko,esposadelTaiko,aprobaríasindudaelproyecto, su consorte Ochiba, que lo odiaba, emplearía su influencia para impedir el matrimonio.TambiéneramásprudentenoteneralahermanadeOchibaporesposa, pues esto le daría un poder enorme sobre él. En cambio si se casaba con su hijo Sudara, Toranaga, como jefe supremo de la familia, dominaría completamente la situación.HabíanecesitadotodasuhabilidadparaurdirelmatrimonioentreSudaray Genjiko, pero lo había conseguido y ahora Genjiko tenía un valor enorme para él comodefensacontraOchiba,porqueéstaadorabaasuhermana. —Minueranohaempezadoaúnadaraluz,aunqueesperábamosquefueseayer. Entodocaso,supongoquedamaOchibaladejaráencuantohayapasadoelpeligro. —Despuésdetresniñas,yaeshoradequeGenjikotedéunnietovarón,¿neh? Rezaréparaqueseaasí. —Gracias—dijoToranaga,convencidodesusinceridad,apesardequeélsólo representabaunpeligroparasucasa. —HeoídodecirquetudamaSazukoestáencinta. www.lectulandia.com-Página203 —Sí.Soymuyafortunado—dijoToranaga,regocijándosealpensarensuúltima consorte,ensujuventud,suvigorysuternura. —Budatehabendecido. Yodokosintióunpocodeenvidia.LeparecíainjustoqueToranagatuviesecinco hijosycuatrohijasycinconietas,alosquehabríaqueañadirelhijodeSazukoque estaba a punto de llegar y tal vez otros muchos más, pues aún era vigoroso y tenía muchasconsortesensucasa.Encambio,todaslasesperanzasdeellasecentrabanen esteúniconiñodesieteaños,queeratanhijosuyocomodeOchiba.«Sí,tambiénes hijomío—pensó—.¡YcuántoodiéaOchibaalprincipio!» Sesobresaltóalverquetodoslamirabanfijamente. —¿Qué? Yaemónfruncióelceño. —He preguntado dos veces si podíamos marcharnos y dar yo mis lecciones, PrimeraMadre. —Losiento,hijomío.Estabadistraída. Kirilaayudóalevantarse.Yaemónechóacorrer.LosGrisessehabíanpuestoya depie,yunodeellosloagarróylocargódelicadamentesobresushombros. —¿Quieresacompañarmeuntrecho,señorToranaga?Necesitounbrazofuerteen elqueapoyarme. Toranaga se puso de pie con sorprendente agilidad. Ella se apoyó en su brazo, peronoconfuerza. —Sí,necesitounbrazofirme.Yaemóntambiénlonecesita.Ytambiénelreino. Ycuandosehubieronalejadodelosotros,añadió: —Conviérteteenelúnicoregente.Asumeelpoderygobiernatúsolo.Hastaque Yaemónseamayordeedad. —EltestamentodelTaikoloprohíbe,aunqueyolodeseara,yconstequenoes así. —Tora-chan —dijo ella empleando el apodo que le había dado el Taiko hacía mucho tiempo—, tú y yo tenemos pocos secretos. Si quieres, puedes hacerlo. Yo respondodedamaOchiba.Asumeelpoderportodoeltiempoquevivas.Conviértete enShogúnynombraaYaemóntuúnicoheredero.AsípodráserShogúndespuésde ti.¿AcasonollevasangredelosFujimoto? Toranagalamirófijamente. —¿PiensasquelosdaimíosseavendríanaestoyqueSuAltezaelHijodelCielo loaprobaría? —No.NoporloquerespectasóloaYaemón.Pero,sitúfuesesprimeroShogúny loadoptaras,podríaspersuadirlosatodos.DamaOshibayyoteapoyaríamos. —¿Haconvenidoellaenesto?—preguntóToranaga,pasmado. —No. Nunca lo hemos discutido. Es una idea mía. Pero estará de acuerdo. www.lectulandia.com-Página204 Respondodeella. —Estaconversaciónesimposible,señora. —Tú puedes con Ishido y con todos los demás. Siempre has podido. Y me espanta lo que oigo, Tora-chan. Rumores de guerra. Y si la guerra empieza, durará eternamenteyconsumiráaYaemón. —Sí.Siempieza,duraráeternamente. —Entonces,¡tomaelpoder!Yaemónesunniñoexcelente.Séquetúlequieres. Tienelainteligenciadesupadre,y,sitúloguías,todossaldremosbeneficiados.Él tendríasuherencia. —Yonomeopongoaélniasusucesión.¿Cuántasvecestengoquedecirlo? —ElHerederoserádestruidositúnoloapoyasactivamente. —¡Yoloapoyo!—dijoToranaga—.AsíloprometíalTaiko,tudifuntomarido. Yodokosuspiróysearrebujóensuhábito. —Misviejoshuesosestánhelados.Demasiadossecretosyluchas,Tora-chan.Y traicionesymuertesyvictorias.Sólosoyunamujer,yestoymuysola.Mealegrode habermeconsagradoaBuda,ypiensosobretodoenélyenmividafutura.Peroen ésta tengo que proteger a mi hijo y decirte estas cosas. Espero que perdones mi impertinencia. —Siemprebuscoyapreciotusconsejos. —Gracias. —Irguió un poco la espalda.—Escucha… Mientras yo viva, ni el HerederonidamaOchibairáncontrati.¿Pensarásenmiproposición? —El testamento de mi difunto señor me lo prohíbe. No puedo ir contra su voluntadnicontramipromesaformalcomoregente.Anduvieronunratoensilencio. Después,Yodokosuspiró. —¿Porquénolatomasporesposa? Toranagasedetuvoenseco. —¿AOchiba? —¿Por qué no? Sería perfecta para ti. Es hermosa, joven y vigorosa, y lleva sangre de los Fujimoto y de los Minowara. Tú no tienes ahora esposa oficial. Entonces, ¿por qué no? Esto resolvería el problema de la sucesión e impediría la divisióndelreino.Seguramentetendríasotroshijosconella.Yaemóntesucederíay después sus hijos o los otros hijos de ella. Podrías ser Shogún. Adoptarías oficialmenteaYaemónyésteseríatanhijotuyocomolosotros.¿Porquénocasarte condamaOchiba? «Porque es un gato salvaje, una tigresa traidora con la cara y el cuerpo de una diosa,quesecreeemperatrizyactúacomotal—pensóToranaga—.Nopodríafiarme deellaenlacama.Seríacapazdesaltarmelosojosconunalfilerdurantemisueño. ¡Oh, no! Es imposible. Por muchas razones, entre ellas la de que me odia y ha tramadomicaídaylademicasadesdequeparióporvezprimera,haceonceaños. www.lectulandia.com-Página205 »Ya entonces, cuando ella tenía diecisiete, se empeñó en destruirme. Exteriormente,esdulcecomoelprimermelocotónmadurodelveranoytanfragante comoéste.Pero,interiormente,esduracomounahojadeacero.HizoqueelTaiko enloquecieseporella,conexclusióndetodaslasdemás.Yaalosquinceaños,Ochiba sabíaloquequeríaycómoconseguirlo.Después,seprodujoelmilagroydioalTaiko un hijo varón, el único que tuvo de sus muchísimas mujeres. ¿Cuántas? Al menos cien,detodaslasedadesycastas,desdeunaprincesaFujimotohastaunacortesanade cuartacategoría. »Le dio su primer hijo cuando tenía él cincuenta y tres años, un chiquillo enclenqueyenfermizoquemuriómuypronto,provocandoqueelTaikoserasgaselas vestiduras,casilocodedolor,culpándoseasímismoynoaella.Alcabodecuatro años,ellavolvióaparirmilagrosamente,yfuemilagrosamenteotrovarón,estavez milagrosamentellenodesalud. »¿Fue el Taiko el verdadero padre de Yaemón? ¡Oh, cuánto daría por saber la verdad!Pero,¿llegaremosasaberlaalgúndía?Probablemente,no. »¿Habría tenido ella la astucia de acostarse con otro hombre eliminándolo despuésparasupropiaseguridad,ynouna,sinodosveces? «¿Podíasertantraidora?¡Oh,sí! «¿CasarseconOchiba?¡Nunca!» —Es para mí un honor que me hayas hecho esta sugerencia —dijo Toranaga despuésdeestameditación. —Túeresunhombre,Tora-chan.Podríasmanejarfácilmenteaunamujercomo ella. Eres el único hombre del Imperio capaz de ello, ¿neh? Ella sería una pareja maravillosa para ti. Mira cómo lucha ahora por proteger los intereses de su hijo, a pesardequenoesmásqueunamujerindefensa.Seríaunaesposadignadeti. —Nocreoqueseavinierasiquieraapensarlo. —¿Ysilohiciese? —Megustaríasaberlo.Confidencialmente.Estoseríaunhonorinestimable. —MuchaspersonascreenquesólotúteinterponesentreYaemónylasucesión. —Muchaspersonasestánlocas. —Sí,peronotú,Toranaga-sama.YtampocodamaOchiba. «Ytampocotú,señora»,pensóél. www.lectulandia.com-Página206 CapítuloXVIII En lo más oscuro de la noche, el asesino saltó el muro del jardín. Llevaba ropas negrasyajustadasalcuerpoytabinegro,ysecubríalacabezaconunacapuchayuna máscaratambiénnegras.Eramenudoycorriósinhacerruidohastaelpiedelaalta muralla. A cincuenta yardas de allí, dos Pardos guardaban la puerta principal. Con granhabilidad,elhombrearrojóungarfioforradodetelaydelquependíaunafina cuerda de seda. El garfio se enganchó en el borde de piedra de una aspillera. El hombresubió,sedeslizóporlaaberturaydesaparecióenelinterior. Con otro hábil lanzamiento y una breve ascensión se halló en el corredor de arriba. Los centinelas apostados en las esquinas de las murallas almenadas no lo oyeron,apesardequeestabanalerta. Al llegar a un ángulo del pasillo, se detuvo y miró a su alrededor. Un samurai guardabalapuertadelfondo.Laluzdeunasvelasoscilabaenelsilencio.Elguardián estabasentadoconlaspiernascruzadas.Bostezó,sereclinóenlaparedyseestiró, cerrando un momento los ojos. Inmediatamente, el asesino dio un salto, formó un lazo corredizo con la cuerda de seda, lo dejó caer sobre el cuello del guardián y apretó con fuerza. Una breve cuchillada entre las vértebras, con la precisión de un cirujano,acabóconelguerrero. El hombre abrió la puerta. La sala de audiencias estaba desierta y no había guardias en las puertas interiores. Arrastró el cadáver al interior y cerró la puerta. Cruzó el salón sin vacilar y escogió la puerta interior izquierda. Empuñó el curvo cuchilloconladiestra.Llamósuavemente. —«En tiempos del emperador Shirakawa… —dijo, dando la primera parte del santoyseña. Desdeelotroladodelapuerta,alguienrespondió: …vivíaunsabiollamadoEnraku-ji… …que escribió la trigésima primera sutra.» Traigo un mensaje urgente para el señorToranaga. La puerta se abrió y el asesino saltó hacia delante. El cuchillo se hundió en el cuellodelsamurai,exactamentedebajodelmentón,yconlamismarapidezseclavó enlagargantadelsegundoguardián.Losdosestabanmuertosantesdecaeralsuelo. Elhombreechóacorrerporelpasillointeriorqueestabadébilmenteiluminado. Entonces, se abrió un shoji. El hombre se detuvo en seco y volvió lentamente la cabeza. Kirilomirófijamentedesdeunadistanciadediezpasos.Llevabaunabandejaen lamano. Dejó caer la bandeja al suelo y sacó una daga de su obi moviendo la boca sin hacerruidoalguno.Elhombrecorrióhaciaelextremodelpasillodondeseabrióuna www.lectulandia.com-Página207 puertayaparecióunsamuraimediodormido. El asesino corrió en su dirección y abrió un shoji que había a la derecha. Kiri chillaba y había sonado ya la alarma, pero el hombre siguió corriendo con pasos segurosycruzólaantecámara,saltandosobrelasmujeresysusdoncellasysaliendo alpasillointeriordelotrolado. Allí,laoscuridaderatotal,peroelhombreavanzóresueltamente,abriólapuerta que buscaba y se arrojó sobre la figura que yacía en el lecho. Pero el brazo que empuñaba el cuchillo fue sujetado por una mano de hierro. El hombre luchó con astucia, consiguió desprenderse y se lanzó de nuevo sobre la figura, dispuesta a descargarelgolpemortal.Peroelotroleesquivóconsorprendenteagilidadylelargó unapatadaenelbajovientre.Eldolorleinmovilizó,mientrassuvíctimaseponíaa salvo. Entonces llegaron varios samurais, algunos con linternas, y Naga, que sólo se cubríaconuntaparrabo,seplantóentreelasesinoyBlackthorneconelsableenalto. —¡Ríndete! ElasesinohizounafintaygritóNamuAmidaButsu—«enelnombredelBuda Amida» —y con ambas manos, se hundió el cuchillo debajo del mentón. Naga describióunarcoconsusable,ylacabezadeaquelhombrerodóporelsuelo. Enmediodelsilencio,Nagalacogióylearrancólamáscara. —¿Leconocealguien? Nadierespondió.Nagaescupióalacara,arrojólacabezaaunodesushombres, desgarró la negra vestidura, levantó el brazo derecho del muerto y encontró lo que buscaba.Unpequeñotatuajeenelsobaco:elsignochinodelBudaAmida. —¿Quiéneseloficialdeguardia? —Yo,señor—dijounhombre,pálidoporlaemoción. Naga saltó hacia él y los demás se apartaron. El oficial no intentó siquiera esquivarelterriblesablazoquelearrancólacabezaypartedeunhombroyelbrazo. —Hayabusa-san,ordenaatodoslossamuraisdeestaguardiaquesereúnanenel patio—dijoNagaaunoficial—.Doblalapróximaguardia.Sacaelcadáverdeaquí. Encuantoalosdemás… Se interrumpió al ver llegar a Kiri, todavía con su daga en la mano. Miró el cadáverydespuésaBlackthorne. —¿NoestáheridoAnjín-san?—preguntó. Naga se acercó al capitán y le abrió el quimono de dormir, para ver si estaba herido. —Bien—dijo—.Pareceileso,Kiritsubo-san. VioqueAnjín-sanseñalabaelcadáverydecíaalgo. —Notecomprendo—dijoNaga—.Quédateaquí,Anjín-san. Y,dirigiéndoseaunodesushombres: www.lectulandia.com-Página208 —Traedledecomerydebeber,silodesea. —ElasesinollevabaeltatuajeAmida,¿neh?—preguntóKiri. —Sí,damaKiritsubo. —Sondiablos… —Sí. Nagalasaludóymiróaunodelosaterradossamurais. —Sigúeme.¡Ytraelacabeza! Ysalió,preguntándosecómoselodiríaasupadre. —¡Oh,Buda,graciasporhabersalvadoamipadre! —Era un ronín —dijo brevemente Toranaga—. Nunca descubrirás su identidad, Hiro-matsu-san. —Sí. Pero Ishido es el responsable. Te pido, por favor, que me dejes llamar a nuestraslegiones.Pondréfinaestodeunavezparasiempre. —No—dijoToranaga—.¿EstássegurodequeAnjín-sannohasufridodaño? —Estáileso,señor. —Hiro-matsu-san. Degradarás a todos los que estaban de guardia por haber descuidadosudeber.Selesprohíbehacerseelharakiri.Vivirán,paravergüenzasuya, comosoldadosdeúltimacategoría. Miró a su hijo Naga. Aquella misma noche, más temprano, había llegado un mensaje urgente del monasterio Johji, de Nagoya, informando de la amenaza de IshidocontraNaga.Enélseañadíaqueelsuperiorhabíaconsideradoprudentesoltar alpuntoalamadredeIshidoydevolverlaalaciudadconsusdoncellas. Nomeatrevoaponertontamenteenpeligrolavidadeunodetusilustreshijos. Además,lasaluddeellanoesbuena.Tieneunenfriamiento.Sitienequemorir,es mejorquemueraensucasa. —Naga-san, tú también eres responsable de que haya podido llegar el asesino hasta aquí. Te impongo una multa de la mitad de tu renta anual. Ahora, saldrás inmediatamente para Yedo. Llevarás veinte hombres contigo y te presentarás a tu hermano.¡Nopierdasuninstante!¡Vete!SevolvióhaciaHiro-matsuyledijoconla mismabrusquedad:—Cuadruplicamiguardia.Cancelamicazadehoyydemañana. EldíasiguientealareunióndelConsejodeRegencia,saldrédeOsaka. Haz todos los preparativos. Mientras tanto, permaneceré aquí y no recibiré a nadiequenohayasidoinvitado.Anadie. Hizounirritadoademándedespedida. —Podéismarcharostodos.Tú,Hiro-matsu,quédate. Lahabitaciónsevació.Toranagasesumióenprofundospensamientos.Nohabía rastrodeirritaciónensusemblante. —SiquisierascontratarlosserviciosdelasociedadsecretaAmidaTong,¿dónde losbuscarías?¿Cómotepondríasencontactoconellos? www.lectulandia.com-Página209 —Nolosé,señor. —¿Quiénpodríasaberlo? —KasigiYabú. Toranaga miró a través de una aspillera. Las primeras luces de la aurora se mezclabanconlaoscuridadenoriente.—Tráeloaquícuandohayaamanecido. —¿Locreesresponsable? Toranaganolecontestó,sinoquevolvióasumeditación.Alcabodeunrato,el viejosoldadonopudosoportarelsilencio. —Debo decirte algo más, señor, pues yo soy responsable de tu seguridad hasta queestésderegresoenYedo.Habrámásatentadoscontrati,ytodosnuestrosespías informansobremovimientosdetropas.Ishidoestámovilizando. —Sí —dijo Toranaga, como sin darle importancia—. Después de Yabú, quiero veraTsukku-sanydespuésaMariko-san.DoblalaguardiadeAnjín-san. —EstanochehanllegadomensajesinformandodequeelseñorOnoshitienecien milhombresreforzandosusdefensasdeKiusiu—dijoHiro-matsu,llenodeinquietud porlaseguridaddeToranaga. —Lepreguntaréacercadeestocuandonosreunamos. Hiro-matsuestalló: —No te comprendo en absoluto. Debo decirte que te pones estúpidamente en peligro. Sí, estúpidamente. Puedes cortarme la cabeza por decirte esto, pero es la verdad. Si Kiyama y Onoshi votan con Ishido, serás inculpado. Puedes darte por muerto…Lohasarriesgadotodo,viniendoaquí,yhasperdido.Huyemientrasestésa tiempo. —Todavíanocorropeligro. —El ataque de esta noche, ¿no significa nada para ti? Si no hubieras cambiado otravezdehabitación,estaríasmuerto. —Es posible, pero no lo creo —dijo Toranaga—. El asesino estaba muy bien informado.Conocíaelcaminoeinclusoelsantoyseña,¿neh?Kiri-sanoyócómolo pronunciaba.Noerayosuvíctima.EraAnjín-san. Toranaga había previsto el peligro que acechaba al bárbaro después de las extraordinariasrevelacionesdelamañana.EstabaclaroqueAnjín-sanerademasiado peligrosoparaalguien,peroToranaganohabíapresumidoqueelataqueseprodujese con tanta rapidez y dentro de sus propios departamentos. «¿Quién me está traicionando?» Estaba seguro de que ni Kiri ni Mariko se habían ido de la lengua. Pero los castillos y los jardines tienen siempre lugares secretos desde los que escuchar.«Estoyenelcentrodelafortalezaenemiga—pensó—.Ydondeyotengo unespía,Ishidoylosotrosdebendetenerveinte.» —DoblalaguardiadeAnjín-san.Paramí,valetantocomodiezmilhombres. AlmarcharsedamaYodokoporlamañana,élhabíavueltoaljardíndelacasade www.lectulandia.com-Página210 té y había observado la visible fatiga de Anjín-san. Por consiguiente, lo había despedido, diciéndole que continuarían el día siguiente. Y lo había confiado al cuidado de Kiri, con instrucciones de que le hiciera ver por un médico para fortalecerlo,dequelediesecomidabárbarasiasílodeseaba,einclusolecedierael dormitorioqueusabaToranagalamayoríadelasnoches. Entonces, Anjín-san le había pedido que soltara al monje de la cárcel, pues era viejoyestabaenfermo.Éllehabíacontestadoquelopensaría,peronolehabíadicho que había ordenado ya a unos samurais que fuesen a buscarle a la prisión inmediatamente,puestalvezeratambiénvaliosotantoparaélcomoparaIshido. Toranaga conocía desde hacía tiempo la existencia de este sacerdote. Sabía que eraespañolyquenoqueríaalosportugueses.Peroelhombrehabíasidoencerrado allíporelTaiko,eraprisionerodeésteyToranaganoteníajurisdicciónsobrenadie enOsaka.HabíaenviadodeliberadamenteaAnjín-sanaaquellaprisión,nosólopara hacer ver a Ishido que no daba valor alguno al extranjero, sino también con la esperanzadequeelimponentecapitánpudieseobtenerinformacióndelmonje. El primer y torpe atentado contra la vida de Anjín-san había sido preparado e inmediatamentehabíalevantadoasualrededorunmuroprotector.Minikui,espíade Toranaga, había sido sacado el día siguiente de Osaka y recompensado espléndidamente.Después,otrosespíaslehabíaninformadodequelosdoshombres sehabíanhechoamigosydequeelmonjehablabayAnjín-sanlehacíapreguntasy escuchaba. Entonces, inesperadamente, Ishido había tratado de apoderarse de él, influidoporalguien. ToranagaeHiro-matsuhabíanplaneadola«emboscada»—los«bandidosronín» eran uno de los pequeños grupos de samurais distinguidos que tenían secretamente repartidos dentro y fuera de Osaka—, así como el encuentro con Yabú, que, sin sospecharlo,habíaefectuadoel«rescate». Todohabíasalidoalasmilmaravillas.Hastaentonces. Los samurais que habían ido en busca del monje habían vuelto con las manos vacías. —Elsacerdotehamuerto—lehabíadicho—.Losdelincuentesqueestabanasu alrededor dijeron que se había derrumbado al llamarlo los carceleros. Yo mismo comprobéqueestabamuerto.Hetraídoelcadáver.Algunosdeloscriminalesdijeron que eran conversos suyos. Querían conservar su cuerpo y se resistieron. Por consiguiente,tuvequemataraalgunos,perotrajeelcadáver.Estáenelpatio,señor. —¿Porquémurióelmonje?—sepreguntódenuevoToranaga. DespuésvioqueHiro-matsulomirabainterrogador. —¿Qué? —Tehepreguntadoquiénpuedequererlamuertedelcapitán. —Loscristianos. www.lectulandia.com-Página211 KasigiYabúsiguióaHiro-matsuporelpasillo,sintiéndoseimportantebajolaluz del amanecer. La brisa tenía un agradable olor a sal que le recordaba Mishima, su ciudad natal. Se alegraba de ver por fin a Toranaga y de que acabase su espera. Se había bañado y se había vestido con cuidado. Había escrito sus últimas cartas a su esposayasumadreyhabíaselladosutestamentodefinitivoparaelcasodequela entrevistaterminaramalparaél.LlevabaelsableMurasama,dentrodesuvainade combate. DoblaronotraesquinaeHiro-matsuabrióinesperadamenteunapuertareforzada con hierro y lo precedió por una escalera de piedra que conducía a la parte central interiordelafortaleza.Habíamuchosguardias,yYabúpresintióelpeligro. La escalera de caracol subía hacia lo alto y terminaba en un reducto fácilmente defendible.Unosguardiasabrieronlapuertadehierro.Salieronalasmurallas. ParasorpresadeYabú,Toranagaestabaallíyselevantóparasaludarleconuna deferenciaqueélnoteníaderechoaesperar.Afindecuentas,Toranagaeraseñorde lasOchoProvincias,mientrasqueélerasolamenteseñordeIzú.Unosalmohadones habían sido dispuestos cuidadosamente. Había una tetera envuelta en una funda de seda. Una joven ricamente vestida, de cara cuadrada y no muy bonita, hizo una profundareverencia.SellamabaSazuko,eralaséptimaymásjovenconsorteoficial deToranagayestabaembarazada. —¡Cuántomealegrodeverte,KasigiYabú—san!Lamentohabertehechoesperar tanto. YabúestuvosegurodequeToranagahabíadecididocortarlelacabeza,pues,por costumbre universal, el enemigo se mostraba más cortés cuando planeaba o había planeado la destrucción de uno. Se despojó de ambos sables y los dejó cuidadosamentesobrelaslosaspermitiendoquelealejarandeellosylocondujesen alsitiodehonor. —Esta es mi señora Sazuko. Sazuko, éste es mi aliado, el famoso señor Kasigi YabúdeIzú,eldaimíoquenostrajoalbárbaroyelbarcodeltesoro. Ella se inclinó, cortés, y él le devolvió el saludo y ella se inclinó de nuevo. Después,ofrecióaYabúlaprimeratazadeté,peroél,siguiendoelritual,declinóel honorylepidióquelaofrecieseaToranaga,elcuallarechazóeinsistióenquela aceptase él. Por fin, y también de acuerdo con el ritual, se dejó convencer, como invitado de honor que era. Hiro-matsu aceptó la segunda taza, sosteniendo difícilmente la porcelana con sus nudosos dedos y sujetando con la otra mano la empuñaduradelsablesobresusrodillas.Toranagaaceptólaterceratazaysorbiósu cha,ydespuéslostresobservaronlaNaturalezaylasubidadelsolenelsilenciodel cielo. Chillaronlasgaviotas.Comenzaronlosruidosdelaciudad.Habíanacidoeldía. DamaSazukosuspiró,llenoslosojosdelágrimas. www.lectulandia.com-Página212 —Mesientocomounadiosaenestaaltura,contemplandotantabelleza,¿neh?Es tristequesehayaidoparasiempre,señor.Muytriste,¿neh? —Sí—dijoToranaga. Cuandoelsolsehubolevantadoamediassobreelhorizonte,ellasaludóysefue. ParasorpresadeYabú,losguardiassemarcharontambién.Quedaronsoloslostres. —Me alegró recibir tu obsequio, Yabú—san. Fue magnífico: el barco y todo lo quehabíaenél. —Todoloquetengoestuyo—dijoYabú,todavíaprofundamenteconmovidopor el amanecer y pensando que era un detalle muy elegante por parte de Toranaga ofrecerlelaúltimavisióndeaquellainmensidad—.¡Graciasporestaaurora! —Sí—dijoToranaga—.Esmiregalo.Ymealegrodequetehayagustado,como amímegustóeltuyo. Hubounsilencio. —Yabú—san.¿QuésabesdelaAmidaTong? —Sóloloquesabecasitodoelmundo:queesunasociedadsecretacompuestade unidadesdediezhombres,unjefeynuncamásdediezacólitos,hombresymujeres, por cada zona. Hacen voto secreto de obediencia, de castidad y de muerte y de dedicarlavidaaconvertirseenunarmaperfectaymortal.Handematarsolamente por orden del jefe, y si fracasan en su intento de matar a la persona señalada, sea hombre,mujeroniño,tienenquequitarseinmediatamentelavida.Ningunodeellos hasidonuncacazadovivo.—YabúconocíayaelatentadocontraToranaga.—Nohay maneradevengarsedeellos,porquenadiesabequiénesson,dóndeviven,nidóndese instruyen. —Siquisierasemplearlos,¿quéharías? —Daríaelsoploentreslugares:enelMonasterioHernán,enelsantuarioAmida y en el Monasterio Johji. Si uno es aceptado como patrono, unos intermediarios establecencontactoconélenelplazodediezdías.Todoestansecretoycomplicado que aunque uno quisiera traicionarles o sorprenderles no lo conseguiría. El décimo día piden una cantidad de dinero, en plata, cuyo importe depende de la persona a quien haya que asesinar. No admiten regateos y cobran por anticipado. Sólo garantizanqueunodesusmiembrosintentaráelasesinatodentrodediezdías. —Entonces,¿creesquenuncapodrédescubrirquiénpagólaagresióndehoy? —No. —¿Creesqueserepetirá? —Talvezsí.Otalvezno. —¿Loshasempleadotúalgunavez? —No. Yabú sintió algo detrás de él y presumió que serían los guardias que habrían vueltoensecreto.Midióladistanciaqueleseparabadesussables.Sepreguntóuna www.lectulandia.com-Página213 vez más si intentaría matar a Toranaga. Había decidido hacerlo y ahora vacilaba. Habíacambiado.¿Porqué? —¿Quéhabríaspagadotúpormicabeza?—lepreguntóToranaga. —NohaybastanteplataentodaAsiaparatentarmeahacerunacosaparecida. —¿Quétendríanquepagarotros? —Veintemilkokú,cincuentamil,cienmil,talvezmás.Nolosé. —¿PagaríastúcienmilkokúparallegaraserShogún?Tuestirpeseremontaa losTakashima,¿neh? —Nopagaríanada—dijosoberbiamenteYabú—.Eldineroesbasura,unjuguete paralasmujeresoparalossuciosmercaderes.Perosiestofueseposible,quenoloes, daríamividaylavidademiesposa,demimadreydetodoslosmíos,exceptomi únicohijovarón,yladetodosmissamuraisdeIzúydetodossushijosymujeres, paraserundíaShogún. —¿YquédaríasporlasOchoProvincias? —Tambiéntodo,menoslavidademiesposa,demimadreydemihijo. —¿YporlaprovinciadeSuruga? —Nada —dijo Yabú, despectivamente—. Ikawa Jikkyu no vale nada. Si no les cortolacabezaaélyatodoslossuyosenestavida,loharéenlaotra. —¿Ysiyoteloentregase?ContodaSuruga…yquizátambiénconlaprovincia deTotomi. Yabúsecansósúbitamentedeaqueljuegodelgatoyelratónydelacharlasobre losAmida. —Séquequieresmicabeza,señorToranaga,yestoydispuesto.Acabemosdeuna vez. —Noquierotucabeza,Yabú—san—dijoToranaga—.¿Cómopuedespensaruna cosaasí?¿Quéenemigohavertidovenenoentusoídos?¿TalvezIshido? Yabúsevolviódespacio.Habíaesperadoversamuraisdetrásdeél,conlossables desenvainados.Peronohabíanadie.VolvióamiraraToranaga. —Nolocomprendo—dijo. —Tehehechoveniraquíparaquepudiésemoshablarenprivado.Ycontemplarla aurora.¿TegustaríagobernarlasprovinciasdeIzú,SurugayTotomi…sinopierdo estaguerra? —Sí.Mucho—dijoYabúsintiendorenacersusesperanzas. —¿Teconvertiríasenmivasallo?¿Meaceptaríascomoseñorfeudal? Yabúnovaciló. —¡Nunca!—dijo—.Comoaliado,sí.Comomicaudillo,sí.Siempreserémenos quetú.Pondrémividaytodoloquetengoatuservicio.PeroIzúesmía.Soydaimío deIzúynuncacederéanadieestepoder. Toranagaserascóunaingle. www.lectulandia.com-Página214 —¿QuétehaofrecidoIshido? —La cabeza de Jikkyu… en el momento en que hayas perdido la tuya. Y su provincia. —¿Acambiodequé? —Demiapoyocuandoempiecelaguerra.Deberíaatacarteporelflancosur. —¿Aceptaste? —Meconocesdemasiadoparasaberqueno. Los espías de Toranaga en la casa de Ishido habían murmurado que se había cerrado el trato y que éste incluía el asesinato de sus tres hijos: Noburu, Sudara y Naga. —¿Nadamás?¿Sólotuapoyo? —Contodoslosmediosamidisposición—dijodelicadamenteYabú. —¿Incluidoelasesinato? —Cuando empiece la guerra, lucharé con todas mis fuerzas. Por mi aliado. NecesitamosunsoloregentedurantelaminoríadeedaddeYaemón.Laguerraentre túeIshidoesinevitable.Eselúnicocamino. YabútratabadeleerlospensamientosdeToranaga.Sabíaqueéstenecesitabasu apoyo y que, en definitiva, acabaría venciéndole. Pero, de momento, ¿qué debía hacer?Decidiójugarfuerte. —Puedosermuyvaliosoparati.Puedoayudarteaserelúnicoregente—dijo. —¿Porquéhededesearserúnicoregente? —CuandoIshidoataque,puedoayudarteavencerle. —¿Cómo? Lecontósuplandeloscañonesymosquetes. —¿Un regimiento de quinientos samurais con armas de fuego? —saltó Hiromatsu—.Seríahorrible.Nopodríamantenersesecreto.Siempezáramosnosotros,el enemigonosimitaría.Unhorrorquenoterminaríanunca.Seríaunaluchasinhonory sinfuturo. —¿Acaso no es la guerra que se avecina la única que nos interesa, señor Hiromatsu? —replicó Yabú—. ¿No nos preocupa la seguridad del señor Toranaga? Lo único que necesita el señor Toranaga es ganar esta única y grande batalla. En ella caerán las cabezas de todos sus enemigos. Y obtendrá el poder. Afirmo que esta estrategialedarálavictoria. —Yyodigoqueno.Esunplanrepugnanteydeshonroso. YabúsevolvióaToranaga. —Unanuevaerarequiereunaideaclaradelsignificadodelhonor. —¿QuédijoIshidodetuplan?—preguntóToranaga. —Nolodiscutíconél. —¿Porqué?Sipiensasqueesvaliosoparamí,tambiénloseríaparaél.Otalvez www.lectulandia.com-Página215 más. —Tú no eres un campesino como Ishido. Eres el caudillo más sabio y más experimentadodelImperio. «¿Cuáleslaverdaderarazón?¿OselohasdichotambiénaIshido?»,sepreguntó Toranaga. —Si pusiéramos en práctica este plan, ¿serían los hombres la mitad tuyos y la mitadmíos? —Deacuerdo.Yotendríaelmando. —¿Secundadopormidelegado? —De acuerdo. Pero necesitaré a Anjín-san para adiestrar a nuestros fusileros y nuestrosartilleros. —Pero él seguiría siendo de mi exclusiva propiedad y le protegerías como al Heredero.Seríasresponsabledeélyharíasconéltodoloqueyoordenase. Toranagaobservóunmomentolasnubescarmesíes.«Esteplanesunalocura— pensó—. Tendré que desatar mi Cielo Carmesí y atacar Kioto al frente de mis legiones.Cienmilcontradiezvecesestenúmero.» —¿Quiénseráelintérprete?NopuedoutilizareternamenteaTodaMariko-san. —Sólounassemanas,señor.Haréqueelbárbaroaprendanuestralengua. —Estorequeriríaaños.Losúnicosbárbarosquehanllegadoadominarlasonlos sacerdotescristianos,¿neh?Perohantardadoaños. —TeprometoqueAnjín-sanaprenderárápidamente—dijoYabú,yleexplicóel plandeOmicomosifueseideasuya. —Podríaserdemasiadopeligroso. —Aprenderíarápidamente,¿neh?Además,estáamansado. Despuésdeunapausa,Toranagadijo: —¿Cómomantendríaselsecretodurantelainstrucción? —Izúesunapenínsulamuysegura.EstablecerélabaseenAnjiro,muyalsury lejosdeMishimaydelafronteraparamayorseguridad. —Bien. Enviaremos palomas mensajeras de Anjiro a Osaka y Yedo al mismo tiempo. —Magnífico.Sólonecesitocincooseismesesy… —Tendremossuertesidisponemosdeseisdías—gruñóHiro-matsu—.¿Quéha sidodetufamosareddeespionaje,Yabú—san?¿NohastenidonoticiasdequeIshido yOnoshiestánmovilizando?¿Noestamosencerradosaquí? Yabúnorespondió. —¿Ybien?—dijoToranaga. —Losinformes—repusoYabú—indicanquesucedetodoestoyalgomás.Sison seisdías,seránseisdías.Perocreoqueeresdemasiadolistoparadejarteatraparaquí oprovocarunaguerraprematura. www.lectulandia.com-Página216 —Siconvengoentuplan,¿meaceptaráscomocaudillo? —Sí. Y cuando triunfes, será para mí un honor aceptar Suruga y Totomi como partedemifeudoperpetuo. —Totomidependerádeléxitodetuplan. —Conforme. —¿Meobedecerás?¿Portuhonor? —Sí.Porbushido,porelseñorBuda,porlavidademimadre,demiesposayde miposteridadfutura. —Bien—dijoToranaga—.Orinemosparacerrareltrato. Sedirigióalbordedelamurallayseplantósobreelmismoparapeto.Setentapies másabajoestabaeljardíninterior.Hiro-matsucontuvolarespiración,aterradoporla bravatadesudueño.ViocómoéstesevolvíaeinvitabaaYabúaacompañarle.Yabú obedeció.Elmenorcontactohabríapodidoenviarlosaambosalamuerte. Toranagaseabrióelquimonoyapartóeltaparrabo,ylopropiohizoYabú.Los dosorinaron,ysusorinessemezclaronycayeronsobreeljardín. —LaúltimavezqueselléuntratodeestamanerafueconelpropioTaiko—dijo Toranaga, muy aliviado después de haber vaciado su vejiga—. Fue cuando decidió darmeelKwanto,lasOchoProvincias,comofeudo.DerrotamosaHojoycortamos cincomilcabezasenunaño.Loarrojamosdeallícontodasutribu.Talveztengas razón,KasigiYabú—san.TalvezpuedasayudarmecomoyoayudéalTaiko.Sinmí, elTaikonuncahabríasidoTaiko. —Puedo ayudarte a convertirte en el único regente, Toranaga-sama. Pero no en Shogún. —Desdeluego.Noambicionoestehonorpormásquediganmisenemigos. Toranaga saltó sobre las losas y miró a Yabú, que seguía sobre el estrecho parapeto ciñéndose el cinto. Sintió la cruel tentación de darle un empujón por su insolencia.Perosesentóylanzóunruidosocuesco. —Asíesmejor.¿Cómoestátuvejiga,PuñodeHierro? —Cansada,señor,muycansada. Elviejoseapartóyorinótambiénporencimadelparapeto,perosinencaramarse sobreél. —Yabú—san. Esto debe mantenerse en secreto. Creo que deberías marcharte dentrodedosotresdías—dijoToranaga. —Sí.¿Conloscañonesyelbárbaro,Toranaga-sama? —Sí.Iréisenbarco.—ToranagamiróaHiro-matsu.—Preparalagalera. —Elbarcoestáapunto.Lasarmasylapólvorasiguenenlabodega—respondió Hiro-matsucuyosemblantereflejabasudisgusto. —Bien. «Lo he conseguido —habría querido gritar Yabú—. Tengo las armas, tengo a www.lectulandia.com-Página217 Anjín-san, lo tengo todo. Y tengo seis meses. Toranaga no desencadenará la guerra tandeprisa.YaunqueIshidoloasesinaraenlospróximosdías,seguiríateniéndolo todo.¡Oh,Buda,protegeaToranagahastaquemehayahechoalamar!.» —Gracias—dijoconsinceridad—.Nuncahastenidounaliadomásfiel. CuandoYabúsehubomarchado,Hiro-matsusevolvióaToranaga. —Ha sido una mala cosa. Este trato es vergonzoso. Me avergüenzo de que mi consejo valga tan poco. Te ha manejado como un muñeco. Incluso ha tenido la desfachatezdellevarsusableMuramasaentupresencia. —Yamehedadocuenta—dijoToranaga. —Creo que los dioses te han hechizado, señor. Cierras los ojos ante semejante insultoypermitesqueélseregocijedelantedeti.PermitesqueIshidoteavergüence delantedetodos.Impidesqueyoylosmíosteprotejamos.Niegasaminieta,quees unadamasamurai,elhonorylapazdelamuerte.Tuenemigosehaburladodetiy ahora cierras el trato más descabellado con un hombre tan traidor como lo fue su padre.¡Tehanembrujado!Yotepregunto,tegritoyteinsultoytúnohacesmásque mirarme.Unodelosdossehavueltoloco.Tepidopermisoparahacermeelharakiri, ysinoquieresconcedermeestapazmeafeitarélacabezaymeharémonje.Cualquier cosa,perodejaquemevayadeaquí. —No harás nada de esto. En cambio, enviarás a buscar al sacerdote bárbaro, a Tsukku-san.YToranagaseechóareír. www.lectulandia.com-Página218 CapítuloXIX El padre Alvito descendió a caballo la cuesta del castillo, al frente de su acostumbradoséquitodejesuitas,vestidostodoselloscomolossacerdotesbudistas, exceptoporelrosarioyelcrucifijoquellevabancolgadosdelcinto.Loacompañaban tambiéncuarentajaponeses,todoselloshijosdesamuráiscristianos,estudiantesdel seminariodeNagasakiquelehabíanacompañadoaOsaka. Despuésdecruzaraltrotevivolosbosquesylascallesdelaciudad,endirección a la Misión de los Jesuitas, gran edificio de piedra de estilo europeo, el cortejo penetró en el patio central y se detuvo frente a la puerta principal. Unos servidores estaban ya esperando para ayudar a desmontar al padre Alvito. Sus espuelas resonaron en las piedras al dirigirse al patio interior que contenía una fuente y un apaciblejardín.Lapuertadelaantecámaraestabaabierta. —¿Estásolo?—preguntó. —No,noestásolo,Martín—dijoelpadreSoldi,unnapolitanobajito,bonachón y picado de viruelas, que era secretario del padre Visitador hacía casi treinta años, veinticincodeloscualesloshabíapasadoenAsia—.ElcapitángeneralFerrieraestá conSuEminencia.Sí,elpavorealestáconél.PeroSuEminenciadijoqueoshiciese entrarinmediatamente.¿Pasaalgomalo,Martín? —No.Nada. Soldigruñóyvolvióasutareadeafilarlapluma. —Nada—sedijoelsabiopadre—.Bueno,prontolosabré. Alvito se dirigió a la puerta del fondo. Un fuego de leña crepitaba en una chimenea iluminando los ricos y pesados muebles, ennegrecidos por los años y pulidos cuidadosamente. Un pequeño cuadro de la Virgen y el Niño, de Tintoretto, traídodeRomaporelpadreVisitadoryquegustabamuchoaAlvito,pendíasobrela chimenea. —¿Visteisdenuevoalinglés?—legritóelpadreSoldi. Alvitonolecontestó.Llamóalapuerta. —¡Adelante! Cario Dell'Aqua, padre Visitador de Asia, representante personal del general de losjesuitas,eljesuitamáseminentey,portanto,elhombremáspoderosodeAsia,era tambiénelmásalto.Medíaseispiesytrespulgadas,ysufísicohacíajuegoconsu estatura.Vestíaunasotanacolornaranjayllevabaunacruzpreciosa.Llevabatonsura, teníaelpeloblancoysesentayunañosdeedad,yeranapolitanopornacimiento. —¡Ah!Pasad,pasad,Martín.¿Unpocodevino?—dijohablandoportuguéscon unamaravillosafluidezitaliana—.¿Visteisalinglés? —No,EminentísimoSeñor.SóloaToranaga. —¿Mal? www.lectulandia.com-Página219 —Sí. —¿Unpocodevino? —Gracias. —Mal, ¿hasta qué punto? —preguntó Ferriera, que era el fidaglio, el capitán generaldelaNaodelTrato,BuqueNegrodeesteaño.Elhombreteníaunostreintay cincoaños,yeradelgado,esbeltoyformidable. —Creoquemuymal,capitángeneral.Porejemplo,Toranagadijoqueesteañoel comerciopodíaesperar. —El comercio no puede esperar ni yo tampoco —dijo Ferriera—. Me haré a la marcuandosubalamarea. —Notenéislaslicenciasdelpuerto.Temoquetendréisqueesperar. —Creía que todo había quedado arreglado hace meses. No deberíamos estar sujetos a los estúpidos reglamentos del país. Dijisteis que se trataba de una simple formalidad,derecogerlosdocumentos. —Asídebíaser,peromeequivoqué.Talvezserámejorqueosexplique… —DebovolverinmediatamenteaMacaoaprepararelBuqueNegro.Tenemosya compradaslasmejoressedasdelaferiadefebrerodeCantónporvalordeunmillón deducadosyllevaremosalmenoscienmilonzasdeorochino.Creíahaberdejado bienclaroquetodoeldineroenefectivodeMacao,MalacayGoa,ytodoloquehan podido tomar prestado los mercaderes de Macao y los padres de la ciudad, ha sido invertidoenlaempresadeesteaño.Yhastavuestroúltimomaravedí. —Losiento,capitángeneral,peroToranaganohaqueridohablardelcomerciode esteañonidevuestraslicencias.Paraempezar,dijoquenoapruebaelasesinato. —¿Asesinato?—dijoDell'Aqua—.¿Quétenemosquevernosotrosconesto? —Dijo:«¿Porquéqueréisloscristianosasesinaramiprisionero,elcapitán?» —¿Qué? —Toranagacreequeelatentadodelanochepasadaibadirigidocontraelinglés, nocontraél—dijoAlvitomirandofijamentealsoldado. —¿De qué me acusáis, padre? —dijo Ferriera—. ¿De un intento de asesinato? ¿Yo?¿EnelcastillodeOsaka?EstaeslaprimeravezqueestoyenelJapón. —¿Negáistodoconocimientodeesto? —Noniegoquecuantoantesmueraeseherejetantomejorserá—dijofríamente Ferriera—.SilosholandesesylosinglesesempiezanainfestarelAsia,nosveremos enapuros.Todosnosotros. —Ya lo estamos —dijo Alvito—. Toranaga empezó diciendo que sabe por el inglés que el monopolio portugués del comercio chino rinde unos beneficios increíbles, que los portugueses cargan de un modo inverosímil el precio de la seda quesóloellospuedencomprarenChinapagándolaconelúnicoartículoqueaceptan loschinosacambio:laplatadelJapónquelosportuguesesmenospreciantambiénde www.lectulandia.com-Página220 un modo ridículo. Después dijo que os «invitaba», a vos, Eminentísimo Señor, a presentaruninformealosregentessobrelostiposdecambio:plataporseda,sedapor plata,oroporplata.Yañadióque,desdeluego,noseoponeaquerealicemosgrandes gananciascontaldequeseaaexpensasdeloschinos. —Desdeluego,noosdoblegaréisaunaexigenciataninsolente—dijoFerriera. —Esmuydifícilnegarse. —Entoncesdadleuninformefalso. —Esto pondría en peligro toda nuestra posición que se basa en la confianza — dijoDell’Aqua. —¿Podéis fiaros de un japonés? ¡Claro que no! Nuestros beneficios deben permanecersecretos. —LamentodecirosqueBlackthornepareceparticularmentebieninformado. —¿Qué más dijo el japonés? —preguntó Ferriera fingiendo no haber visto la miradaquesecruzaronlosdossacerdotes. —Toranaga me ha pedido que le proporcione mañana al mediodía un mapa del mundoconlasdemarcacionesentrePortugalyEspaña,losnombresdelosPapasque aprobaronlostratadosylafechadeéstos.También«pide»,paradentrodetresdías, una relación escrita de nuestras «conquistas» en el Nuevo Mundo, y «sólo para mi curiosidad»segúnsuspalabrastextuales,lacantidaddeoroydeplataqueEspañay Portugal se llevaron —en realidad empleó la palabra «saquearon», tomada de Blackthorne—elNuevoMundo.Ytambiénpideotromapaquemuestrelaextensión de los Imperios español y portugués hace cien años, hace cincuenta, y en la actualidad,asícomolasposicionesexactasdenuestrasbasesdesdeMalacahastaGoa (y las nombró sin equivocarse, pues las tenía escritas en un papel) y el número de mercenariosjaponesesqueempleamosentalesbases. Dell'AquayFerrierasequedaronpasmados. —Debéisnegarosrotundamente—bramóelsoldado. —NoselepuedenegarnadaaToranaga—dijoDell'Aqua. —Creo que Vuestra Eminencia exagera su importancia —dijo Ferriera—. Negaos.SinnuestroBuqueNegro,todasueconomíasevendríaabajo.¡Quesevaya aldiabloToranaga!Podemoscomerciarconlosreyescristianos…OnoshiyKiyama, yconotroscaudilloscristianosdeKiusiu. —No podemos, capitán —dijo Dell'Aqua—. Esta es vuestra primera visita al Japónynotenéisideadenuestrosproblemas.Sí,ellosnosnecesitan,peronosotros los necesitamos más. Sin el favor de Toranaga y de Ishido perderíamos nuestra influencia sobre los reyes cristianos. Perderíamos Nagasaki y todo lo que hemos construidoencincuentaaños.¿Provocasteiselatentadocontraesemarinohereje? —Desde el primer momento dije a Rodrigues y a todos los que quisieron escucharme que el inglés era un pirata peligroso y que debía ser eliminado. Vos www.lectulandia.com-Página221 dijisteislomismoenotraspalabras,EminentísimoSeñor.Yvoshicisteislopropio, padreAlvito.¿NosehablódelasuntoennuestraconferenciaconOnoshiyKiyama, hacedosdías?¿Nodijisteisqueelpirataerapeligroso? —Sí,pero… —Encuantoalatentadodelcastillo,debióserordenadoporunindígena.Esuna jugada típicamente japonesa. No lamento que lo intentasen y sólo me disgusta su fracaso. Cuando yo prepare su eliminación, podéis estar seguros de que será eliminado. Alvitosorbiósuvino. —ToranagadijoqueenviabaaBlackthorneaIzú. —¿Portierraopormar? —Pormar. —Bien. Entonces, lamento deciros que todos pueden perderse en el mar en un desgraciadotemporal. —Y yo lamento deciros, capitán general —replicó fríamente Alvito—, que Toranaga dijo estas palabras textuales: «Pondré una guardia personal alrededor del capitán,Tsukku-san,y,sisufrealgúnaccidente,ésteseráinvestigadohastaellímite demipoderydelpoderdelosregentes,ysiresultaqueelresponsableesuncristiano oalguienqueguardeciertarelaciónconloscristianos,esmuyposiblequevuelvana considerarselosEdictosdeExpulsiónyquetodaslasiglesias,escuelasylugaresde descansocristianos,seanclausuradosinmediatamente.» —¡Bah!—seburlóFerriera. —No,capitángeneral.ToranagaesastutocomoMaquiaveloeimplacablecomo Atíla.—AlvitomiróaDell'Aqua.—Seríafácilecharnoslaculpasileocurrieraalgo alinglés. —Tal vez deberíais atacar la raíz del problema —dijo audazmente Ferriera—. EliminadaToranaga. —Noesmomentoparabromas—dijoelpadreVisitador. —Lo que dio tan buenos resultados en la India y en Malaya, en Brasil, Perú, México y en tantos otros sitios, también lo daría aquí. Empleemos los reyes cristianos.SielproblemaesToranaga,ayudemosaunodeellosaeliminarlo.Unos cientosdeconquistadoresseríansuficientes. —Divideyvencerás.YohablaréconKiyama.Sivosqueréishacerdeintérprete, padreAlvito… —Nopodéiscompararalosjaponesesconlosindiosniconsalvajesignorantes comolosincas—dijoDell’Aquaconvozcansada—.Aquínorigelanormadedivide yvencerás.ElJapónnosepareceaningunaotranación.Enabsoluto.Debopediros formalmente, capitán general, que no os entrometáis en la política interna de este país. www.lectulandia.com-Página222 —De acuerdo. Os pido que olvidéis mis palabras. Mi franqueza ha sido impertinente e ingenua. Afortunadamente, las tormentas abundan en esta época del año. —SiseproduceunatormentaseráporvoluntaddeDios.Perovosnoatacaréisal capitánniordenaréisanadiequelohaga. —Yoheprestadojuramentoamireydedestruirasusenemigos.Elinglésesun enemigo nacional. Un parásito, un pirata, un hereje. Si decido eliminarlo es asunto mío.SoycapitángeneraldelBuqueNegroesteañoy,porconsiguiente,gobernador de Macao con poderes de virrey sobre estas aguas, y si quiero eliminarlo a él, o a Toranagaoaquiensea,loharé. —Entalcaso,loharéiscontrariandomisórdenesdirectasyosexpondréisaser inmediatamenteexcomulgado. —Estoescapaavuestrajurisdicción.Esunasuntotemporal,noespiritual. —Desgraciadamente,laposicióndelaIglesiaestáaquítanentremezcladaconla política y con el comercio de la seda, que todo afecta a la seguridad de aquélla. Si aquísetoleraelcristianismoesporquetodoslosdaimíosestánconvencidosdequesi nos expulsan y destruyen la fe los Buques Negros no volverán. Desgraciadamente para la fe, lo que ellos creen no es verdad. Estoy seguro de que el comercio continuaría con independencia de nuestra posición y de la posición de la Iglesia, porque los mercaderes portugueses se preocupan más de sus propios intereses egoístasquedelserviciodeNuestroSeñor. —Talvezelinterésegoístadelosclérigosquequierenobligarnos,hastaelpunto depedirlaautorizaciónlegaldeSuSantidad,atocarentodoslospuertosqueellos decidanyacomerciarconlosdaimíosqueelijan,esigualmenteevidente. —Olvidáisvuestropropiorespeto,señorcapitángeneral. —Pero no olvido que el Buque Negro se perdió el año pasado desde aquí a Malacacontodossustripulantes,conmásdedosmiltoneladasdeoroyconmonedas deplataporvalordequinientosmilcruzados,despuésderetrasarseinnecesariamente lasalidahastaqueempezóelmaltiempo,porinstigaciónvuestra.Estacatástrofecasi arruinóatodoelmundo,desdeaquíhastaGoa. —NosobligóaellolamuertedelTaikoylapolíticainternadelasucesión. —Tampocoolvidoque,hacetresaños,pedisteisalvirreydeGoaquecancelarael viaje del Buque Negro y que enviase solamente lo que vos dijerais y al puerto que decidierais. —EstofueparadoblegaralTaiko,paraprovocarunacrisiseconómicaenmedio de aquella estúpida guerra contra China y Corea, debido a los martirios que había ordenado en Nagasaki, a su furioso ataque contra la Iglesia y a los Edictos de Expulsión que acababa de publicar. ¿Qué es más importante, el comercio o la salvacióndelasalmas? www.lectulandia.com-Página223 —Mi respuesta es que son más importantes las almas. Pero ya que me ilustráis sobre los asuntos japoneses, dejad que ponga los asuntos japoneses en su correcta perspectiva.SólolaplatadelJapónliberalasedachinayelorochino.Lasinmensas ganancias que hacemos y exportamos a Malaca y a Goa, y de allí a Lisboa, sirven para mantener todo nuestro imperio asiático con sus fuertes, sus misiones, sus expediciones y sus descubrimientos, y para evitar que los herejes nos dominen al mantenerlos lejos de Asia y de las riquezas que necesitan para destruirnos y para destruir la fe. ¿Qué es más importante, padre, la cristiandad española, portuguesa e italianaolacristiandadjaponesa? Dell'Aquafulminóalsoldadoconlamirada. —Porúltimavez,noosentrometáisenlosasuntosinternosdelJapón. Unabrasasaltódelachimeneaychisporroteósobrelaalfombra.Ferriera,queera elqueestabamáscerca,lediounapatadaparaalejarelpeligro. —Suponiendoquetengaquedoblegarme,¿quépensáishacerconelhereje? Dell'Aquasesentócreyendoquehabíaganadolapartida. —De momento, no lo sé. Pero incluso la idea de eliminar a Toranaga es una ridiculez. Se muestra muy complaciente con nosotros y muy bien dispuesto para aumentarelcomercioy,porlotanto,vuestrosbeneficios. —Ylosvuestros—dijoFerrieracontraatacandodenuevo. —NuestrasgananciassededicanalaobradeNuestroSeñor.Peronodiscutamos. Necesitamos vuestro consejo, vuestra inteligencia y vuestra fuerza. Pero podéis creerme,Toranagaesvitalparanosotros.Sinél,todoelpaísvolveríaasumirseenla anarquía. —Esverdad,capitángeneral—dijoAlvito—.Loquenocomprendoesporqué sigueenelcastilloyhaaccedidoalaplazamientodelareunión. —Siestanvital—dijoFerriera—,¿porquéapoyaraOnoshiyaKiyama?¿Acaso nosehanconfabuladoconIshidocontraToranaga?¿Porquénolesaconsejáisqueno lohagan?¿Porquénolesamenazáisconlaexcomunión? Dell'Aquasuspiró. —¡Ojaláfuesetansencillo!EnelJapónnosehacenestascosas.Ellosaborrecen toda injerencia en sus asuntos internos. Incluso cuando queremos brindar una sugerencia,tenemosquehacerloconsumadelicadeza. Ferrieraapurósuvasodeplata,sesirvióunpocomásdevinoyprocurócalmarse sabiendo que necesitaba tener a los jesuítas de su parte, y que sin ellos como intérpretesnopodíahacernada. «Este viaje tiene que ser un éxito —se dijo—. Has prestado servicio y has trabajadodefirmeonceañosporelrey,paraganarteconjusticialarecompensamás preciada que podía darte, el título de capitán general del Buque Negro por un año, másladécimapartedetodalaseda,detodoeloro,detodalaplataydetodoslos www.lectulandia.com-Página224 beneficios de cada transacción. Serás rico para toda la vida, para treinta vidas que tuvieras,graciasaestesoloviaje.Contaldequelorealices.» LamanodeFerrierasecerrósobrelaempuñaduradesuespada,sobrelacruzde plataqueerapartedelafiligrana,yexclamó: —¡Por la Sangre de Cristo que mi Buque Negro zarpará a su debido tiempo de MacaoconrumboaNagasakiyquedespuéselbarcomásricodelaHistorianavegará haciaelSurennoviembre,conelmonzón,hastaGoay,porfin,hastalapatria!Así ocurrirá,comoCristoesmijuez. Yañadióparasusadentros: «¡AunquetengaquequemartodoelJapón,ytodoMacao,ytodaChina!» —Nuestras oraciones os acompañarán —respondió sinceramente Dell'Aqua—. Sabemoslaimportanciadevuestroviaje. —Entonces,¿quémeaconsejáis?Sinlaslicenciasdelpuertoylossalvoconductos paracomerciar,estoyindefenso.¿Nopodemoshacercasoomisodelosregentes?¿No hayotrocamino? Dell'Aquamoviólacabeza. —Martín—dijo—,vossoisnuestroexpertocomercial. —Lo siento, pero es imposible —dijo Alvito, que había escuchado la acalorada discusiónconindignacióncreciente. «¡Grosero, arrogante y mal nacido cretino! —pensó—. ¡Dios mío, dame paciencia,puessinesehombreyotroscomoél,laIglesiamoriríaenestepaís!.» —Capitán general, estoy seguro de que dentro de un par de días todo estará arreglado. Una semana, como máximo. Toranaga tiene grandes problemas en este momento.Perotodoirábien,estoyseguro. —Esperaréunasemana.Nomás.—LaamenazalatenteeneltonodeFerrieraera tremenda.—Me gustaría ponerle la mano encima a ese hereje. Le arrancaría la verdad.¿DijoalgoToranagasobrelasupuestaflota?¿Sobreunaflotaenemiga? —No. —Quisiera saber la verdad porque, en el viaje de ida, mi barco irá lleno a reventar,conmáscantidaddesedaensusbodegasquejamássehayavisto.Tenemos uno de los barcos más grandes del mundo, pero no llevaré escolta, y si una sola fragataenemiga,oesecerdoholandés,elErasmus,nospillaraenaltamar,estaríamos asumerced. —Evero,ésolamentevero—murmuróDell'Aqua. Ferrieraterminósuvino. —¿CuándoenviaránaBlackthorneaIzú? —No lo sé. Los regentes se reúnen dentro de cuatro días. Supongo que será despuésdeesto. Ferrieraselevantó. www.lectulandia.com-Página225 —Vuelvoamibarco.¿Queréiscenarconmigoestanoche?¿Losdos?Alponerse el sol. Tenemos un magnífico capón, un cuarto de buey, vino de Madeira e incluso pantierno. —Gracias, sois muy amable —dijo Dell'Aqua, un poco más animado—. Sí, un pocodebuenacomidaserámaravilloso. Cuando Ferriera se hubo marchado y el Visitador se hubo asegurado de que no podíanoírles,dijoconansiedad:—Martín,¿quémáshadichoToranaga? —Quiereunaexplicación,porescrito,delincidentedelasarmasdefuegoydela peticióndeconquistadores. —¡Mammamía…!¿Quédijoexactamente? —Dijo:«Tengoentendido,Tsukku-san,queelanteriorsuperiordevuestraOrden, el padre Da Cunha, escribió a los gobernadores de Macao y de Goa y al virrey de España en Manila, Don Siseo Vivera, en julio de 1588 de vuestro calendario, pidiendo una invasión de cientos de soldados españoles con armas de fuego para apoyaraalgunosdaimíoscristianosenunarebeliónqueelsumosacerdotecristiano trataba de provocar contra su legítimo señor, el Taiko. ¿Quiénes fueron estos daimíos?¿Esverdadquenoseenviaronsoldados,peroqueseintrodujerongrandes cantidadesdearmasdecontrabandoenNagasaki?¿Esverdadqueelpadre-gigantese apoderóensecretodeestasarmasalvenirporsegundavezalJapóndesdeGoa,como embajador,enmarzooabrilde1590,segúnvuestrocalendario,yensecretolassacó deNagasakiylasembarcóenunbarcoportugués,elSantaCruz,rumboaMacao?.» Alvitosesecóelsudordelasmanos. —¿Dijoalgomás? —Nada importante, Eminentísimo Señor. No tuvo ocasión de explicarme, pues medespidiódepronto.Unadespedidacortés,perodespedidaafindecuentas. —¿Dedóndesacasuinformaciónesemalditoinglés? —¡Ojalálosupiera! —Esos datos y fechas… ¿No estaréis equivocado? ¿Los pronunció correctamente? —No,señor.Losnombresestabanescritosenunpedazodepapel.Melomostró. —¿EradeBlackthornelaescritura? —No.Losnombresestabanescritosfonéticamenteenjaponés,enhiragana. —Tenemos que saber de qué intérprete se sirve Toranaga. Debe ser asombrosamentebueno.Peronounodelosnuestros,¿verdad? —ElintérpretefuedamaMaría—dijoAlvito,dandoaTodaMarikosunombrede bautismo. —¿OslodijoToranaga? —No,EminentísimoSeñor.Peroséquehaestadovisitandoelcastilloyquefue vistaconelinglés. www.lectulandia.com-Página226 —¿Estáisseguro? —Nuestrainformaciónesabsolutamenteexacta. —Bien —dijo Dell’Aqua—. Tal vez Dios nos ayuda con sus medios inescrutables.Enviadlaabuscarenseguida. —Lahevistoya.Metropecéconella,comoporcasualidad.Semostróamable, cortés y respetuosa como siempre, pero antes de que tuviese oportunidad de interrogarla me dijo intencionadamente: «Desde luego, el Imperio es un país muy secreto, padre, y algunas cosas, por costumbre, tienen que permanecer secretas. Lo mismo ocurre en Portugal y dentro de la Compañía de Jesús.» Está claro que le prohibieronhablardeloquepasóydeloquesedijo.Losconozcobienatodos.En esto,lainfluenciadeToranagaserámayorquelanuestra. —¿Tandébilessufe?¿Acasolainstruimosmal?Seguroqueno.Eslamujermás devotaymásbuenacristianaqueheconocido.Undíaseharámonja…Talvezserála primeraabadesajaponesa. —Sí.Peroahoranodiránada. —LaIglesiaestáenpeligro.Estoesimportante,talvezdemasiadoimportante— dijoDell’Aqua—.Elladeberíacomprenderlo.Esdemasiadointeligenteparanodarse cuenta. —Os suplico que no pongáis a prueba su fe en esta ocasión. Podríamos perder. Meloadvirtió.Tanclaramentecomosilohubieseescrito. —Apesardetodo,talvezdeberíamoshacerlaprueba.Porsupropiasalvación. —A vos corresponde ordenarlo o no ordenarlo. Pero temo que obedecería a Toranagaynoanosotros. —PensaréenlodeMaría,sí—dijoDell’Aqua. Dejóquesumiradaseposaraenelfuegoyparecióqueelpesodesudespacholo aplastara. «¡Pobre María! ¡Y aquel maldito hereje! ¿Cómo podemos librarnos de la trampa?¿Cómopodemosocultarlaverdadsobrelasarmasdefuego?¿Ycómopudo unPadreSuperioryviceprovincialcomoDaCunha,taninstruidoyexperimentado, consieteañosdeconocimientoprácticodeMacaoydelJapón,cometerunerrortan monstruoso?.» —¿Cómo?—preguntóalasllamas. «Yomismopuedocontestar—sedijo—.Esmuyfácil.Unotienepánico,olvidala gloriadeDiososellenadeorgullo,oquedapetrificado.¿Quiénnohabríahecholo mismo en iguales circunstancias? Ser recibido al anochecer por el Taiko lleno de benevolencia, una reunión triunfal con pompa y ceremonia, casi como un acto de contricióndelTaiko,queparecíaestarapuntodeconvertirse.Ydespués,despertaren mitad de la misma noche y encontrarse con los Decretos de Expulsión, según los cuales,todaslasOrdenesreligiosasdebíanabandonarelJapónenelplazodeveinte días, bajo pena de muerte, para no volver jamás. Y peor aún, todos los japoneses www.lectulandia.com-Página227 conversos debían retractarse inmediatamente si no querían sufrir el destierro o la muerte.» Desesperado, el Superior había aconsejado imprudentemente a los daimíos cristianosdeKiusiu—entreellos,Onoshi,Misaki,KiyamayHarimadeNagasaki— que se rebelaran para salvar la Iglesia y había escrito pidiendo el envío de conquistadoresparaapoyarlarebelión. «Sí,todoeraverdad—pensóDell'Aqua—.Siyolohubiesesabido,siDaCunha me hubiese consultado…» Pero la carta que le había remitido a Goa había tardado seismesesenllegar,yaunqueDell'Aquasehizoalamarenelmomentoderecibirla ydeobtenerunascredencialesdeembajadordelvirreydeGoa,habíatardadounos mesesenllegaraMacao,dondesehabíaenteradodequeDaCunhahabíamuertoy dequetodoslospadresteníanprohibidalaentradaenelJapónbajopenademuerte. Perolasarmasdefuegohabíansalidoya. Después,alcabodediezsemanas,llegaronnoticiasdequeelTaikonoaplicaba lasnuevasleyes.Sólohabíanardidounascincuentaiglesias.YsóloTakayamahabía sido aplastada. Aunque los Decretos conservaban su vigor oficial, el Taiko estaba dispuestoadejarlascosascomoestabancontaldequelospadresysusconversosse comportaran más discretamente y se abstuviesen de manifestaciones públicas del cultoyquelosfanáticosnoquemasenmássantuariosbudistas. Entonces,cuandoparecióquelaordalíahabíaterminado,Dell'Aquarecordóque loscañoneshabíansalidosemanasantesconelsellodelpadresuperiorDaCunhay quetodavíaestabanenlosalmacenesdelosjesuítasenNagasaki. Siguieronmássemanasdeangustia,hastaquelasarmasfueronreembarcadasen secretohaciaMacao… —Sí,estavezbajomisello—sedijoDell'Aqua—.¿Cuántosabeelhereje? Durantemásdeunahora,SuEminenciapermaneciósentadoensusillóndecuero de alto respaldo contemplando fijamente el fuego. Alvito esperaba pacientemente juntoalalibrería.Enunadelasparedeslaterales,habíaunpequeñoóleodelpintor venecianoTiziano,quehabíacompradoeljovenDell'AquaenPaduacuandosupadre lo envió allí a estudiar leyes. La otra pared desaparecía detrás de sus Biblias y sus librosenlatín,portugués,italianoyespañol,améndedosestantesdelibrosyfolletos japonesescondevocionariosycatecismosdetodasclases,trabajosamentetraducidos aljaponésporlosjesuítas,yporúltimodoslibrosdeunvalorinestimable:laprimera Gramática portuguesa-japonesa, obra impresa seis años antes y en la que el padre Sancho Alvarez trabajó toda la vida, y el increíble Diccionario portugués-latinjaponés, impreso el año anterior en caracteres romanos así como en escritura hiragana. Había sido empezado, por orden suya, hacía veinte años y era el primer diccionariodepalabrasjaponesasquesehabíacompilado. ElpadreAlvitocogióellibroyloacaricióamorosamente.Sabíaqueeraunaobra www.lectulandia.com-Página228 de arte única. El mismo había estado trabajando en ella dieciocho años y todavía estaba lejos de terminarla. Pero sería una obra maestra comparada con la del padre Alvarez.Sisunombrehabíadeserrecordadoalgúndía,seríagraciasasulibroyal padreVisitador,quehabíasidoelúnicopadrequehabíaconocido. —¿Quieres salir de Portugal, hijo mío, e ingresar en el servicio de Dios? —le habíapreguntadoelgigantescojesuitaeldíaquelohabíaconocido. —Sí,padre,oslosuplico—habíacontestadoél. —¿Cuántosañostienes,hijomío? —Nolosé,padre.Talvezdiez,talvezonce.Peroséleeryescribir.Meenseñóel cura.Yestoysolo,notengoanadie… Dell’AqualohabíallevadoaGoaydespuésaNagasakidondehabíaingresadoen elSeminariodelaCompañíadeJesús.Entoncessemanifestaronsusdotesmilagrosas para las lenguas y fue intérprete de confianza y consejero comercial, primero de HarimaTadao,daimíodelfeudodeHizen,y,coneltiempo,delpropioTaiko.Recibió lasórdenessagradasymástardealcanzóinclusoelprivilegiodelcuartovoto,queera elvotodeobedienciapersonalalPapa. «Hesidomuyafortunado—pensóAlvito—.¡Oh,Diosmío,ayúdame,paraque puedaayudaralosdemás!» Alfin,Dell'Aquaselevantó,seestiróyseacercóalaventana.Elsolarrancaba destellosdelastejasdoradasdelaltotorreóncentraldelcastillocuyafuerzamaciza quedabadisimuladaporlasingulareleganciadesuestructura.«Latorredelmal— pensó—.¿Cuántotiempopermaneceráenpie,comounrecordatorioparacadaunode nosotros?Sólohacequince…no,diecisieteaños,queelTaikoempleócuatrocientos milhombresenlaexcavaciónyenlaconstruccióndeestemonumento,sangrandoal paísparapagarlo,yendosañoselcastillodeOsakaquedóterminado.¡Unhombre inverosímil! ¡Un pueblo inverosímil! Sí. Y ahí está, indestructible, excepto para el dedo de Dios, que puede derruirlo en un instante, si Él lo desea. ¡Oh, Dios mío, ayúdameacumplirTuvoluntad!.» —Bueno,Martín,parecequetenemostrabajo.—Dell'Aquaempezóaandardeun lado para otro y su voz era tan firme como sus pisadas.—Hablemos del capitán inglés.Sinoleprotegemos,lomataránypodremosincurrirenlasirasdeToranaga. Si podemos protegerle, no tardará en ahorcarse él mismo. Pero, ¿podemos esperar? Supresenciaesunaamenazaparanosotros,yquiénsabeeldañoquepuedehacernos antesdequellegueesedíafeliz.TambiénpodemosayudaraToranagaaeliminarlo. O,porfin,podemosconvertirlo. —¿Qué?—dijoAlvito,pestañeando. —Esinteligenteyconocebienelcatolicismo.¿Nocreéisquelamayoríadelos inglesessoncatólicosenelfondodesucorazón?Larespuestaesafirmativacuando su rey o su reina son católicos y negativa cuando son protestantes. Los ingleses se www.lectulandia.com-Página229 preocupan poco de la religión. Tal vez Blackthorne pueda ser convertido. Sería la soluciónperfectaparamayorgloriadeDiosyparasalvarelalmadeunherejedela condenacióneterna. «Pasemos a Toranaga. Le daremos los mapas que pide. Explicadle lo de las «esferasdeinfluencia».¿Acasonosetrazaronlaslíneasdedemarcaciónparaseparar la influencia de los portugueses de la de nuestros amigos españoles? Si, é vero! Decidle que, en lo que respecta a las otras materias importantes, será para mí un honorprepararlaspersonalmenteyentregárselasloantesposible.Decidlequetengo que comprobar los datos en Macao y que le ruego que me conceda un plazo razonable. Y hacedle saber de una vez que el Buque Negro se hará a la mar tres semanas antes con un cargamento de seda y de oro mayor que nunca, y que toda nuestra parte del cargamento y al menos el treinta por ciento de toda la carga será vendidapormediodelagentequenombreToranaga. —Pero Onoshi, Kiyama y Harima suelen repartirse el corretaje del cargamento. Nosésiestarándeacuerdo. —Tendréis que resolver el problema. Toranaga concederá el aplazamiento a cambiodeunaconcesión.Lasúnicasconcesionesquenecesitasonpoder,influencia y dinero. ¿Qué podemos darle nosotros? No podemos entregarle los daimíos cristianos. —Sinembargo…—dijoAlvito. —Aunque pudiésemos, creo que no deberíamos hacerlo. Onoshi y Kiyama son enemigosencarnizados,perosehanunidocontraToranagaporqueestánsegurosde queéstedestruiríalaIglesia,yaellossillegaseadominarelConsejo. —ToranagaapoyaráalaIglesia.NuestroverdaderoenemigoesIshido. —No comparto vuestra confianza, Martín. No debemos olvidar que por ser cristianos Onoshi y Kiyama lo son también todos sus seguidores. No podemos atacarles. La única concesión que podemos hacer a Toranaga es la relativa al comercio. Es un entusiasta del comercio, aunque nunca ha conseguido participar directamente en él. El ofrecimiento que sugiero puede tentarle a concedernos un aplazamiento…quetalvezseprorrogueindefinidamente. —Enmiopinión,OnoshiyKiyamacometenunaimprudenciapolíticaalvolverse contraToranagaenestemomento.Deberíanseguirelantiguoproverbioqueaconseja dejarabiertaunalíneaderetirada,¿no?Yopodríasugerirlesqueunofrecimientodel veinticincoporcientoaToranaga,demodoqueOnoshi,KiyamayToranagatuviesen una participación igual, amortiguaría el mal efecto de su alianza «temporal» con Ishidocontraél. —Entonces, Ishido desconfiaría de ellos y nos odiaría aún más cuando se enterase. —Ishidonosodiayaamásnopoder.SiOnoshiyKiyamaaccedieran,podríamos www.lectulandia.com-Página230 presentar nuestra proposición como si fuese una idea puramente nuestra para mantener una posición de imparcialidad entre Ishido y Toranaga. Y podríamos informarenprivadoaToranagadesugenerosidad. Dell'Aquaconsiderólasventajasylosdefectosdelplan. —Excelente—dijoalfin—.Ponedloenpráctica.Yahora,porloquerespectaal hereje, entregad sus libros de ruta a Toranaga hoy mismo. Decidle que nos fueron enviadosensecreto. —¿Cómoexplicaréelretrasoendárselos? —No tenéis que explicar nada. Decidle sólo la verdad: que los trajo Rodrigues, peroquenosabíamosqueelpaqueteselladoconteníaloslibrosderutarobados.En realidad,tardamosdosdíasenabrirlo.LoslibrosderutademuestranqueBlackthorne esunpirata,unladrónyuntraidor.DecidleaToranagaqueMuralosentregóalpadre Sebastião, el cual nos los envió pensando que nosotros sabríamos lo que teníamos que hacer con ellos. Esto justificará a Mura, al padre Sebastião y a todos. Estoy segurodequeToranagacomprenderáquehemospuestosusinteresesporencimade losdeYabú.¿SabequeYabúhahechounpactoconIshido? —Estoy seguro de ello, Eminentísimo Señor. Pero corren rumores de que ToranagayYabúsehanhechoamigos. —YonomefiaríadeeseengendrodeSatanás. —EstoysegurodequetampocosefíaToranaga. Súbitamente,lesinterrumpióunaltercadoenelexterior.Seabriólapuertayentró unmonjeencapuchadoydescalzosacudiéndosealpadreSoldi. —QuelabendicióndeJesucristodesciendasobrevosotros—dijo,convozronca yhostil—.YqueÉlperdonevuestrospecados. —¡FrayPérez!¿Quéhacéisaquí?—exclamóDell'Aqua. —He venido a este estercolero a predicar de nuevo la palabra de Dios a los paganos. —Peroseosprohibiólaentradaenelpaísbajopenademuerteporincitarala rebelión.EscapasteispormilagroalmartirioenNagasakiyseosordenó… —FuevoluntaddeDiosyunsuciodecretodeunlocoqueyahamuertonotiene nada que ver conmigo —dijo el fraile, un español bajito y flaco, de larga y descuidadabarba—.EstoyaquíparacontinuarlaobradeDios. —Muy laudable —dijo vivamente Dell'Aqua— pero deberíais hacerlo donde ordenó el Papa, fuera del Japón. Esta provincia es exclusivamente nuestra. Y es territorioportugués,noespañol.AsíloordenarontresPapasytambiénelreyFelipe. —No os canséis, Eminentísimo Señor. La obra de Dios vale más que todas las órdenes del mundo. He vuelto y abriré las puertas de las iglesias e incitaré a las multitudesalevantarsecontralosenemigosdeDios. —¡NodebéisprovocaralasautoridadesoreduciréisacenizaslaMadreIglesia! www.lectulandia.com-Página231 —Y yo os digo que volvemos al Japón y que nos quedaremos en el Japón. Predicaremos la Palabra a pesar vuestro, a pesar de lo que digan los prelados, los obisposylosreyes,einclusolospropiosPapas.¡TodoseaparagloriadeDios! Yelmonjesaliócerrandolapuertadegolpe. Dell'Aqua,irritadísimo,sesirvióunvasodeMadeira.Unasgotasdevinocayeron sobrelapulidasuperficiedelamesa. —Esos españoles nos destruirán a todos —dijo Dell'Aqua tratando de calmarse —. Hacedlo vigilar por algunos de los nuestros, Martín. Y será mejor que aviséis inmediatamenteaKiyamayaOnoshi.Sieselocosemuestraenpúblico,esimposible saberloquepuedepasar. —Sí, Eminentísimo Señor. —Alvito se detuvo al llegar a la puerta.—Primero Blackthorne y ahora Pérez. Es demasiada coincidencia. Tal vez los españoles de Manila se enteraron de lo de Blackthorne y lo dejaron venir aquí sólo para fastidiarnos. —Talvez,peronoesprobable—repusoDell'Aquaapurandosuvasoydejándolo cuidadosamentesobrelamesa—.Entodocaso,conlaayudadeDiosyconladebida diligencia,ningunodelosdospodrádañaralaSantaMadreIglesia,noscuesteloque noscueste. www.lectulandia.com-Página232 CapítuloXX —¡Quemeaspensiestonoesvida! Blackthorne yacía beatíficamente de bruces sobre las gruesas esterillas, parcialmente envuelto en un quimono de algodón y con la cabeza apoyada en los brazos. La niña pasaba las manos sobre su espalda, apretando ocasionalmente sus músculos, suavizando su piel y calmando su espíritu y casi provocando en él un ronroneo de placer. Otra niña vertía saké en una tacita de porcelana. Y una tercera esperaba con una bandeja de laca, en la que había una cesta de bambú llena de pescadofritoalestiloportugués,otrajarradesakéyunospalillos. —¿Nandesuka,Anjín-san?(¿Quéhasdicho,honorablecapitán?) —NosédecirloenNihon-go,Rako-san—dijoélsonriendoalaniñaqueleservía elsakéyseñalandolataza—.¿Cómosellamaeso?¿Namaeka? —Sabazuki—dijoella,entrestiempos. Entonces,laotramuchacha,Asa,leofrecióelpescadoyélmoviólacabeza. —Iyé domo. —No sabía decir «estoy satisfecho», y por ello trató de decir «no hambreahora». —¡Ah!Imahará,hetteivaoranu—leexplicóAsacorrigiéndole. Élrepitiólafrasevariasveces,yellasserierondesupronunciación,peroalfin, consiguiódecirlobien. «Nuncaaprenderéestalengua—pensó—.Sussonidosnoseparecenennadaal inglés,nisiquieraallatínoalportugués.» Las tres muchachas, Asa, Sonó y Rako, habían llegado con la aurora, trayendo cha,queeralabebidanacionaldeChinaydelJapón,aunquefrayDomingolehabía dichoqueloschinoslallamabanavecesté.Habíatenidounsueñoagitado,después de su encuentro con el asesino, pero la bebida caliente y picante había empezado a restaurarle. Después lo habían acompañado, junto con sus cuatro guardias samurais, a los humeantes baños situados al otro lado de esta sección del castillo, y lo habían confiado a los servidores del baño. Los cuatro guardias sudaron estoicamente mientraslobañaban,lerecortabanlabarbaylelavabanyfrotabanelcabello. Despuésdeesto,sesintiómilagrosamentecomonuevo.Ledieronotroquimono de algodón, limpio y que le llegaba a las rodillas, y un tabí nuevo, y las chicas le estabanyaesperando.Entonceslocondujeronaotrahabitación,dondeestabanKiriy Mariko. Mariko dijo que el señor Toranaga había resuelto enviarle a una de sus provincias,dentrodeunosdías,paraqueserecobrase.AñadióqueelseñorToranaga estaba muy contento de él y que no tenía que temer nada, porque estaba bajo la protecciónpersonaldelseñorToranaga.Despuéslerogóqueempezaraaprepararlos mapasconelmaterialqueellaleproporcionaría.ElseñorToranagaestabadeseosode www.lectulandia.com-Página233 queBlackthorneaprendiesetodoloposiblesobrelosjaponeses,delamismamanera que él ansiaba aprender sobre el mundo exterior y la navegación y las rutas de los mares.Porúltimo,Blackthornefuellevadoalmédico.Adiferenciadelossamurais, losmédicosllevabanelpelocortoysincoleta. Blackthorneodiabaytemíaalosmédicos.Peroésteeradiferente.Eraamablee increíblementeaseado.Lamayoríadelosmédicoseuropeoseranbarberos,toscosy tanllenosdepiojoscomotodoelmundo.Estelotocabayloexaminabaconcuidado, le cogió la muñeca para tomarle el pulso y le golpeó suavemente la espalda, las rodillasylasplantasdelospies.Sutactoysusmodaleseranapaciguadores.Loúnico que sabían hacer los médicos europeos era mirarle a uno la lengua y preguntarle «¿Dóndeteduele?»ysangrarloparaextraerlosmaloshumoresdelasangreydarle unafuertelavativaparalimpiarleelvientre. Los dedos del médico tocaron interrogadoramente las cicatrices del muslo. Blackthorne imitó el ruido de un disparo, porque una bala de mosquete le había perforadolacarnehacíamuchosaños. —Ahsodesu—dijoelmédico,yasintióconlacabeza. Porúltimo,elmédicohablóaRakoyellahizounareverenciaylediolasgracias. —¿Ichiban?—preguntóBlackthorne.(¿Estoybien?) —Hai,Anjín-san. —¿Hontoka? —Honto. Hontoqueríadecir«verdad».«¡Quépalabratanútil!»,pensóBlackthorne. —Domo,Médico-san. El médico se inclinó y Blackthorne le devolvió el saludo. Sólo cuando las muchachasselohubieronllevadodeallíyseencontrótumbadoenlasesterillas,flojo suquimonodealgodónymientraslaniñaSonóledabamasajeenlaespalda,recordó quehabíaestadodesnudodelantedelmédico,delasjóvenesydelossamurais,sin haberloadvertidonihabersentidovergüenza. —¿Nan desu ka, Anjín-san? —preguntó Rako, queriendo decir: «¿Qué pasa, honorablecapitán?¿Dequéteríes?.» Susblancosdientesbrillaban,yteníadepiladaslascejasypintadasenformade medialuna.Llevabapeinadosaltoslosnegroscabellosyvestíaunquimonofloreado decolorrosayunobiverde-gris. —Río porque soy feliz, Rako-san. Pero, ¿cómo podría explicarte todo lo que siento? Entonces,selevantódeunsalto,seciñóelquimonoyempezóabailarunadanza marinerayacantarunacanciónparamarcarelritmo. Rakoylasotraschicassequedaronpasmadas.Inmediatamenteseabrióelshoji,y los guardias samurais se quedaron igualmente boquiabiertos. Blackthorne cantó y www.lectulandia.com-Página234 bailó furiosamente hasta que no pudo más. Entonces, soltó una carcajada y se derrumbó en el suelo. Las niñas aplaudieron y Rako trató de imitarle, pero fracasó estrepitosamente porque se lo impedía el largo quimono. Las otras se levantaron e insistieronenqueéllesdieselecciones,yéllointentó,marcandolospasosmientras ellas trataban de imitarle, levantándose los quimonos. Pero no lo consiguieron y prontoempezaronacharlaryareíryabanicarse. De pronto, los guardias se pusieron serios y se inclinaron profundamente. Toranagaestabaenelumbral,flanqueadoporKiriyMarikoysussiemprepresentes guardias samurais. Las niñas se arrodillaron, pusieron las manos en el suelo y se inclinaronreverentes,perosinmiedo. —Konnichi wa, Toranaga-sama —dijo Blackthorne inclinándose también, pero notantocomolasmujeres. —Konnichiwa,Anjín-san—respondióToranaga,ypreguntóalgo. —Miseñorpreguntaquéestabashaciendo,señor—dijoMariko. —Sólo bailaba un baile, Mariko-san —dijo Blackthorne sintiéndose como un tonto—.Sellamahornpipe.Esunbailemarineroqueacompañamosconshanties,con canciones.Mesentíacontento…,talvezacausadelsaké.Losiento.Esperonohaber molestadoaToranaga-sama. Ellatradujo. —Miseñordicequequisieraverelbaileyoírlacanción. —¿Ahora? —Naturalmente. Toranaga se sentó inmediatamente, cruzando las piernas, y todos los demás se acomodaronenlaestanciaymiraron,expectantes,aBlackthorne. «Eres un tonto —se dijo Blackthorne —. Esto te ocurre por descuidarte. Ahora tendrásquehacerunaexhibición,ytieneslavozcascadaybailascomounpato.» Pero, como no tenía más remedio, se ciñó el quimono y empezó a bailar furiosamente,girando,pateando,retorciéndose,saltandoycantandoagritopelado. —Mi señor dice que nunca vio nada parecido en su vida —dijo Mariko—. El señorToranagaquierebailartubaile. —¿Eh? —Teruegaqueleenseñes. Blackthorne empezó la lección. Mostró el paso fundamental y lo repitió varias veces. Toranaga lo aprendió en seguida. Blackthorne se sintió impresionado por la agilidaddeaquelhombregordoydeedadavanzada. Después,Blackthorneempezóacantaryabailar,yToranagaleimitó,indecisoal principio, entre las aclamaciones de los espectadores. Pero pronto se despojó Toranagadelquimonoycruzólosbrazosyempezóabailarconigualentusiasmoque Blackthorne. Hasta que éste lanzó un grito, dio un salto y se detuvo. Después, www.lectulandia.com-Página235 aplaudió y se inclinó ante Toranaga, y todos aplaudieron a su señor, que se sintió feliz. Toranaga se sentó en el centro de la estancia respirando con facilidad. Rako se apresuró a abanicarle y las otras jóvenes corrieron en busca de su quimono. Pero ToranagaempujósupropioquimonoendirecciónaBlackthorneycogióelsencillo deéste.Marikodijo: —Miseñordicequequerríaqueaceptaraséstecomoregalo—yañadió—:Aquí seconsideraungranhonorrecibircomoobsequioelquimono,aunqueseamuyviejo, delseñorfeudal. —Arigatogoziemashita,Toranaga-sama. BlackthornehizounareverenciaydespuésdijoaMariko: —Por favor, dile al señor Toranaga, con las frases más correctas que por desgraciaaúnnoconozco,queloconservarécomountesoroyqueaprecioaúnmás elhonorquemehahechoalbailarestadanzaconmigo. —El señor Toranaga dice que le ha gustado tu baile y que tal vez algún día te enseñaráalgunosdelosnuestros.Tambiénquisieraqueaprendieraseljaponéslomás rápidamenteposible. —También a mí me gustaría. Y ahora, ¿quieres preguntar al señor Toranaga cuándomedevolveránmibarco? —¿Qué? —Mibarco,señora.Porfavor,pregúntalecuándomedevolveránmibarco.Ymi tripulación. Todo el cargamento fue desembarcado y había veinte mil piezas de a ocho en la caja fuerte. Estoy seguro de que comprenderá que somos mercaderes, y aunqueapreciosuhospitalidad,nosgustaríatrocarlosbienesquetrajimosyvolvera nuestropaís.Tardaremosalmenosdieciochomesesenllegaracasa. —Miseñordicequenodebespreocuparte.Todoseharáloantesposible.Pero, primero,debesrecobrartuvigorytusalud.Saldrásalanochecer. —Pero…hacecosadeunahoramedijistequesaldríadentrodeunosdías. —Miseñordicequeesmejorymásconvenienteparatisalirestanoche.Envíaa damaKiritsuboaYedoaprepararsuregreso.Irásconella. —Teruegoqueledeslasgracias.¿Seríaposible,puedopreguntarsiseríaposible ponerenlibertadafrayDomingo?Esunhombrequesabemuchascosas. —Miseñordicequelosiente,peroqueelhombrehamuerto.Envióabuscarlo cuandotúselopedisteayer,peroyahabíamuerto. —¿Cómomurió?—preguntóBlackthorne,muyafligido. —Miseñordicequemuriócuandolollamaronporsunombre. —¡Oh! En aquel momento, entró precipitadamente un joven samurai, se inclinó ante Toranagayesperó. www.lectulandia.com-Página236 —¿Nanja?—preguntóToranaga. Blackthorne no comprendió nada de lo que decían, salvo que creyó captar el seudónimodelpadreAlvito:Tsukku.VioqueToranagalomirabadereojoyadvirtió enéllasombradeunasonrisa,ysepreguntósiToranagahabríaenviadoabuscaral sacerdoteacausadeloqueéllehabíadicho. —Karenimatsuyoni—dijosecamenteToranaga. —Gyoi. El samurai hizo una reverencia y se marchó rápidamente. Toranaga se volvió a Blackthorne:—¿Nanja,Anjín-san? —¿Algomás,capitán?—dijoMariko. —Sí.¿PodríaToranagacuidartambiéndemistripulantesyhacerquelostraten bien?¿LosenviarátambiénaYedo? —Miseñordicequehatomadolasmedidasnecesarias.Notienesquepreocuparte porellos.Niportubarco. —¿Estábienmibarco?¿Cuidandeél? —Sí.DicequeelbarcoestáyaenYedo. Toranaga se levantó. Y todos empezaban a inclinarse cuando Blackthorne dijo, inesperadamente: —Unaúltimacosa… Seinterrumpióysemaldijodándosecuentadequeeraunadescortesía.Toranaga habíapuestoclaramentefinalaentrevistayahoralospresentesnosabíansiterminar sureverencia,esperaroempezardenuevo. —¿Nanja,Anjín-san?—dijoToranaga,ahoraconvozagriayviva,puestambién sehabíasentidomomentáneamentedesconcertado. —Gomen nasai, lo siento, Toranaga-sama. No quise ser descortés. Sólo quería preguntarsipuedohablarunosmomentoscondamaMarikoantesdemarcharme.Me complaceríamucho. Ellalopreguntó. Toranagaselimitóalanzarunimperiosogruñidoafirmativoysalió,seguidode Kiriydesuguardiapersonal. «¡Quisquillosos bastardos! —dijo Blackthorne para sus adentros—. ¡Dios mío, aquíhayqueandarseconmuchocuidado!» Seenjugólafrenteconlamangayviounaexpresióndedisgustoenelsemblante de Mariko. Rako sacó apresuradamente un pañuelo de los que parecía tener una reservainagotableysecretaenalgúnlugardelapartedeatrásdesuobi.Entoncesél sediocuentadequellevabaelquimono«delseñor»ydequeunonodebíasecarseel sudor de la frente con la manga «del señor», y de que había cometido otra falta. «¡Nuncaaprenderé,Diosmío,nuncaaprenderé!» —¿Anjín-san?—dijoRakoofreciéndolesaké. www.lectulandia.com-Página237 Él le dio las gracias y lo bebió de un trago. Ella volvió a llenar la taza. Blackthornevioquelasfrentesdetodosestabansudorosas. —Gomennasai—dijodisculpándose,ytomólacopaylaofreciógalantementea Mariko—. No sé si esto es correcto o no, pero, ¿quieres un poco de saké? ¿Está permitido?¿Otengoquegolpearelsueloconlacabeza? Ellaseechóareír. —¡Oh,sí!Esabsolutamentecorrecto,ynodebesexcusarteconmigo,capitán.Los hombresnoseexcusanconlasmujeres.Todoloquehacenescorrecto.Almenos,así locreenlasdamas. Explicóalaschicasloquehabíadicho,yéstasasintierongravemente,perocon ojosreidores. —Túnopodíassaberlo,Anjín-san—siguiódiciendo,ydespuésbebióunsorboy ledevolviólataza—.Gracias,peroelsakésemesubealacabezaymebajaalas rodillas.Elcasoesqueaprendesmuydeprisa,aunquedebecostartemucho.Note preocupes, el señor Toranaga me dijo que tienes aptitudes excepcionales. Nunca te habríadadosuquimonosinosehubiesesentidoplenamentesatisfecho. —¿EnvióabuscaraTsukku-san? —¿AlpadreAlvito? —Sí. —Tendrías que habérselo preguntado a él, capitán. A mí no me lo dijo. E hizo bien,pueslasmujeresnoentendemosdecuestionespolíticas.Yahora,yaquequieres preguntarmealgo,¿puedopreguntarteyoprimero? —Desdeluego. —¿Cómoestuseñora,tuesposa? —Tiene veintinueve años. Es alta, comparada contigo. Yo mido seis pies y dos pulgadas,yella,unoscincopiesyochopulgadas.Portanto,tepasalacabeza,aunque es…proporcionadacomotú.Sucabelloesdecolorde…—señalólasvigasdecedro pulimentado,ytodoslasmiraronyvolvieronamirarleaél—.Sí,aproximadamente deesecolor.Deunrubioligeramenterojizo.Susojossonazules,muchomásazules quelosmíos,deunazulverdoso.Casisiemprellevaelcabellolargoysuelto. Marikotradujotodoestoalosotros,ytodoscontuvieronelalientoymiraronlas vigas de cedro y de nuevo a él, e incluso los guardias samurais prestaron atención. Rakopreguntóalgo. —Rako-sanpreguntasitieneelcuerpocomonosotras. —Sí. Pero tiene las caderas más anchas y más redondas y la cintura más pronunciaday…bueno,generalmentenuestrasmujeressonmásredondeadasytienen lossenosmásgrandes. —¿Son todas vuestras mujeres y vuestros hombres mucho más altos que nosotros? www.lectulandia.com-Página238 —Generalmente,sí.Perotambiéntenemosbajitas.Vuestrapequeñaestaturame parecedeliciosa.Muyagradable. Asapreguntóalgoyelinterésgeneralaumentó. —Asa pregunta si en cuestiones de almohada pueden compararse vuestras mujeresconlasnuestras. —Perdón,nocomprendo. —¡Oh, discúlpame, por favor! Nosotros decimos asuntos de almohada para indicarlauniónfísicadelhombreylamujer.Esmásdelicadoquefornicación,¿neh? —Yo… bueno… sólo he tenido una experiencia de almohada en este país… Fue…,enelpueblo…,ynolorecuerdomuybien,puesestabaagotadoporelviajey mediodormido. Marikofruncióelceño. —¿Sólounavezdesdequellegaste? —Sí. —Debessentirtemuyincómodo,¿neh?Unadeesasdamasestaríaencantadade compartirlaalmohadacontigo,Anjín-san.Olastres,silodeseas. —¿Eh? —¡Claro!Perosinoquieresaningunadeellas,nodebespreocuparte,porqueno seofenderán.Dimesolamentelaclasededamaqueprefieresylabuscaremos. —Gracias—dijoBlackthorne—.Ahora,no. —¿Estásseguro?Discúlpame,peroKiritsubo-sandejóinstruccionesconcretasen elsentidodequehayqueprotegerymejorartusalud.¿Cómopuedesestarsanosin esto?Esmuyimportanteparaelhombre,¿neh?Sí,muchísimo. —Gracias,peronoahora—dijoBlackthorne,contrariadoporeldescaroylafalta detactodelasugerencia. —Te aseguro que quedarías satisfecho, Anjín-san. ¡Oh! Tal vez… ¿Prefieres tal vezunmuchacho? —¿Eh? —Unmuchacho.Esmuysencillo,silodeseas—dijoella,coningenuasonrisay contodanaturalidad. —¿Meofrecesenseriounchico? —Puesclaro,Anjín-san.¿Quétepasa?Sólodijequeteenviaríamosunmuchacho sitúlodeseas. —¡Nolodeseo!—dijoBlackthorne,sofocado—.¿Tengocaradeserunmaldito sodomita? Suspalabrasrestallaronenlaestancia.Todoslomiraronasombrados.Marikose inclinó,desconsolada,tocandoelsueloconlafrente. —Porfavor,discúlpame.Hecometidounterribleerror.Teheofendido,cuando sólotratabadecomplacerte.Nuncahabíahabladoconunextranjeroantesdeahora, www.lectulandia.com-Página239 aparte los santos padres, y nada sé de vuestras costumbres íntimas. Los padres no hablandeestascosas. Eljefedelossamurais,KazuOan,losobservabaconirritación.Élrespondíadela seguridad y de la salud del bárbaro y había visto con sus propios ojos la increíble merced que había hecho el señor Toranaga a Anjín-san, y ahora, Anjín-san estaba furioso. —¿Quélepasa?—preguntóconuntonoamenazador,puessindudalaestúpida mujerhabíadichoalgoquehabíaofendidoalimportantísimoprisionero. MarikoleexplicóloquehabíadichoyloquelehabíarespondidoAnjín-san. Oanserascólacabezaconincredulidad. —¿Sehapuestocomounbueyfuriososóloporquelehasofrecidounmuchacho? —Sí. —Perdona, pero ¿lo has hecho cortésmente? ¿No habrás empleado una palabra grosera? —¡Oh,no,Oan-san!Estoysegura. —Nunca comprenderé a esos bárbaros —dijo Oan, desesperado—. Por lo que másquieras,cálmalo,Mariko-san.Debedeseracausadesulargaabstinencia.Tú— ordenóaSonó—,traemássaké,sakécaliente,ytoallascalientes.Tú,Rako,frotael cuellodeesediablo. Cuandosalieroncorriendolasmuchachas,seleocurrióunaidea: —Me pregunto si será impotente. Su relato de aquella vez en el pueblo fue bastantevago,¿neh?Quizáselpobrehombreestáfuriosoporquenopuedehacerloy túsacastearelucireltema. —Perdona,peronolocreo.Elmédicodijoqueeranormal. —Sifueseimpotente,estoloexplicaríatodo,¿neh?Cualquierasehabríapuesto comoél.Pregúntaselo. MarikohizoinmediatamenteloqueleordenabanyOansehorrorizóalvercómo secongestionabalacaradelbárbaroycómosellenabalahabitacióndeunossonidos bárbaroshorribles. —Hadicho«no»—murmuróMariko. —Ytodoeso,¿sóloquieredecir«no»? —Esque,cuandoseexcitan,empleanmuchasmaldicioneselocuentes. Oanempezabaasudardeangustiapensandoensuresponsabilidad. —¡Hazquesecalme!—empezóadecir,peroseinterrumpiódeprontoporquevio llegaraHiro-matsu. Este, que en circunstancias ordinarias era un ordenancista, se había mostrado comountigreirritadodurantelasúltimassemanas,yaqueldíahabíasidoaúnpeor. Había degradado a diez hombres por falta de pulcritud, había ordenado a dos samurais que se hicieran el harakiri por haber llegado tarde a su ronda, y cuatro www.lectulandia.com-Página240 encargadosdelalimpiezanocturnahabíansidoarrojadosdesdeloaltodelamuralla pordejarcaerpartedeuncontenedoreneljardíndelcastillo. —¿Se ha portado bien, Mariko-san? —dijo Puño de Hierro, con irritación—, y Oan temió que la estúpida mujer que había armado todo el jaleo dijese la verdad haciendoquerodasensuscabezas. Pero,parasugranalivio,ellacontestó: —Sí,señor.Todovabien.Gracias. —SeteordenapartirconKiritsubo-san. —Sí,señor. MientrasHiro-matsusealejabaparacontinuarsuronda,Marikoreflexionósobre la causa de que la enviasen fuera. ¿Era simplemente para actuar de intérprete para Kiri y el bárbaro durante el viaje? ¿Era la cosa tan importante? ¿Se marchaban tambiénlasotrasmujeresdeToranaga?¿YdamaSazuko?¿Noerapeligrosoparaésta elviajepormar? «¿IréyosolaconKiri—sepreguntó—,ovendrátambiénmiesposo?Ysiélse queda,¿quiéncuidarádesucasa?¿Yporquétenemosqueirenbarco?¿Acasonoes seguralacarreteradeTokaido?¿AcasonosatacaríaIshido?Talvez.DamaSazuko, Kiritsuboylasotraspodríanserbuenosrehenes.¿Seráporestoquenosenvíanpor mar?.» AMarikonuncalehabíagustadoelmar.Susolavisiónleproducíamareo.«Pero si tengo que ir, iré, y se acabó la cuestión.» Karma. Dejó de pensar en ello para centrar su atención en el problema más inmediato de aquel bárbaro extranjero que sólolecausabapreocupaciones. Cuando Puño de Hierro hubo desaparecido, Oan levantó la cabeza y todos suspiraron.Asallegócorriendoconelsaké,seguidadecercaporSonóquetraíalas toallascalientes. Observaroncómoservíanalbárbaro.Vieronelrostrotensodeéste,queaceptóel sakésinlamenorsatisfacciónyrecibiólastoallascalientescontodafrialdad. MarikoofreciómássakéaBlackthorne. —No,gracias. —Pidodenuevodisculpaspormiestupidez.¿Queríashacermealgunapregunta? Blackthorne había visto que hablaban entre ellos, fastidiado por no poder entenderlesyfuriosopornopodermaldecirlesdebidamenteporsuinsulto. —Sí.¿Dijistequelasodomíaesaquíunacosanormal? —¡Oh!Perdóname,pero,¿nopodemoshablardeotracosa? —Desdeluego,señora.Pero,antetodo,paraquepuedacomprenderte,dimesila sodomíaesunacosanormalenestepaís. —Todo lo que tiene que ver con la almohada es normal —dijo ella, en tono desafiador,irritadaporlafaltadebuenosmodalesyporlaevidenteimbecilidaddel www.lectulandia.com-Página241 hombre. Recordaba que Toranaga le había dicho que podía informarle ampliamente de cuestiones no políticas, pero que debía contarle después a él las preguntas que le habíahechoAnjín-san.Además,noestabadispuestaaaguantarsustonterías,porque elAnjínseguíasiendounbárbaroyprobablementeunpirata,ypendíasobreéluna sentenciademuertequehabíaquedadoensuspensodemomentoporqueasílohabía queridoToranaga. —Elhechodequeunhombrevayaconotrohombreoconunmuchacho,sóloles afectaaellos.¿Quéperjuiciocausanalosdemás,atioamí?¡Ninguno! «¿Acaso soy una estúpida analfabeta —pensó—o soy uno de esos mercaderes idiotasquesedejanintimidarporlosbárbaros?No.Yosoyunasamurai.Sí,loeres, Mariko.Peroerestambiénbastantetonta.Eresunamujer,ydebestratarlocomoaun hombrecualquiera,sihasdedominarlo.Halágalo,sigúelelacorrienteyháblalecon dulzura.Olvidastetusarmas.¿Porquétehaceactuarcomounaniñadedoceaños?.» Deliberadamente,suavizóeltonodesuvoz. —Perositúcrees… —Lasodomíaesunpecadohorrible,algomaligno,unaabominacióncondenada porDios,ylosbastardosquelapracticansonlaescoriadelmundo—lainterrumpió Blackthorne,todavíafuriosoporqueellalehabíacreídocapazdeserunodeéstos. «¡Señor! ¿Cómo es posible? Pero domínate —se dijo—, ¡Cualquiera diría que eresunpuritanofanáticoouncalvinista!¿Yporquéteponestanfuriosocontralos sodomitas?¿Seráporquesiempreseencuentraalgunoenelmar,porquesonmuchos losmarinerosquelohanprobadoalnopodersoportartantosmesesdeaislamiento? ¿Seráporquetúmismotesentistetentadoyteodiasteporsentirlatentación?¿Oserá porquecuandoeraspequeñotuvistequelucharparaprotegerte,hastaelpuntodeque enunaocasiónestuvieronapuntodeabusardeti,peropudisteescaparymatarauno delosbastardosdeunacuchilladaenelcuello,yestocuandosóloteníasdoceaños,y quefuelaprimeramuertedetulargalista?» —EsunpecadocondenadoporDios,¡unpecadocontralasleyesdeDiosydelos hombres!—gritó. —Seguramente,estosonpalabrascristianasqueseaplicanaotrascosas—replicó ella agriamente, sin pensarlo, irritada por la rudeza del hombre—. ¿Un pecado? ¿Dóndeestáelpecadoenesto? —Túdeberíassaberlo.Erescatólica,¿no?Fuisteeducadaporlosjesuítas,¿no? —Unsantopadremeenseñóahablarlatínyportuguésyaescribirenlatínyen portugués.Noséquésignificadodastúasercatólico,perosoycristianadesdehace casi diez años, y ellos nunca me hablaron de esto. Nunca leí libros eróticos. Sólo libros religiosos. ¿El erotismo, un pecado? ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ser pecaminosoalgoqueproporcionaplacer? www.lectulandia.com-Página242 —¡PregúntaloalpadreAlvito! «¡Ojalá pudiese hacerlo! —pensó ella, confusa—. Pero me ordenaron que sólo comentaseconKiriyconmiseñorToranagaloquesedijeseaquí.PedíaDiosyala Virgen que me ayudasen, pero han permanecido mudos. Sólo sé que, desde que llegasteaquí,todohasidounembrollo.Sólomehascausadopreocupaciones…» —Siesunpecadocomotúdices,¿porquétantossacerdotesbudistaslohaceny siempre lo han hecho? Incluso hay sectas que lo recomiendan como una forma de adoración.¿Sonmalosporello?¡Claroqueno!¿Porquéhandeprivarsedeunplacer normalsinopuedentenertratoconlasmujeres? —La sodomía es una abominación, contraria a todas las leyes. ¡Pregúntalo a tu confesor! «Túereslaúnicaabominación,tú,capitán—habríaqueridogritarleMariko—. ¿Cómo te atreves a ser tan rudo y cómo puedes ser tan estúpido? ¿Dijiste contra Dios?¡Quéabsurdo!Talvezcontratudiosmalvado.Dicesqueerescristiano,pero evidentemente no lo eres, eres un embustero y un falsario. Quizá conoces cosas extraordinarias y has estado en lugares extraños, pero no eres cristiano y sí un blasfemo.¿TehaenviadoSatanás?¿Unpecadoeso?¡Quéridiculez! »Te enfureces por cosas normales y actúas como un loco. Irritas a los santos padres, irritas al señor Toranaga, produces tensiones entre nosotros, atacas nuestras creenciasynosatormentasconinsinuacionessobreloqueesverdadyloquenoloes, sabiendoquenopodemosprobarinmediatamentelaverdad. »Tedesprecio,comodesprecioatodoslosbárbaros.Sí,losbárbarosdestrozaron mi vida. ¿Acaso no odiaron a mi padre porque desconfiaba de ellos y pidió abiertamente al Dictador Goroda que los expulsara de nuestro país? ¿Acaso no envenenaronlosbárbaroslamentedelDictador,haciendoqueempezaraaodiarami padre, su general más fiel, un hombre que lo había ayudado incluso más que el generalNakamuraoqueelseñorToranaga?¿Nofueronlosbárbarosquieneshicieron que el Dictador insultara a mi padre, le volviera loco y le obligase a hacer lo indecible,siendoporellocausadetodasmisangustias? »Sí,hicierontodoestoyaúnmás.PerotambiéntrajeronlaincomparablePalabra de Dios, y en las horas negras de mi aflicción, cuando me trajeron del odioso destierroaunavidaaúnmásodiosa,elpadreVisitadormemostróelCamino,abrió misojosymialmaymebautizó.YelCaminomediofuerzapararesistir,llenómi corazón de una paz infinita, me liberó del tormento perpetuo y me bendijo con la promesadelaSalvaciónEterna. »Pase lo que pase, estoy en manos de Dios. ¡Oh, Virgen Santa! Dale tu paz y ayudaaestapobrepecadoraparavenceratuenemigo.» —Pidoperdónpormirudeza—dijo—.Tienesmotivoparahaberteenojado.Soy unamujertonta.Porfavor,tenpacienciaydisculpamiestupidez,Anjín-san. www.lectulandia.com-Página243 InmediatamenteseaplacólairadeBlackthorne. —Yo también pido disculpas, Mariko-san —dijo ablandándose un poco—, pero entrenosotrossugerirqueunhombreessodomitaeselpeordelosinsultos. «Entonces,soistantontoseinfantilescomoviles,toscosymaleducados»,pensó. Perodijo,aparentementecompungida: —Tienesrazón.Nopretendíofenderte,Anjín-sama.Aceptamisdisculpas.Toda laculpafuemía.Losiento. El sol había tocado el horizonte, y el padre Alvito seguía esperando en la sala de audiencias,conloslibrosderutaenlasmanos. EralaprimeravezqueToranagalehacíaesperar,laprimeravez,enmuchosaños, queesperabaparaverasudaimíoeinclusoalpropioTaiko.Durantelosúltimosocho años de gobierno del Taiko, había gozado del increíble privilegio de ser recibido inmediatamente. Pero este privilegio se lo había ganado gracias a su fluidez en la lengua japonesa y a su inteligencia para los negocios. Su conocimiento de las maniobras internas del comercio internacional había contribuido activamente a aumentar la inverosímil fortuna del Taiko, y Alvito se había convertido en el confidentedeaquél,enunadelascuatroúnicaspersonas—yenelúnicoextranjero —quehabíavistotodosloscuartosdeltesoropersonaldelTaiko. Aunoscienpasosdeallí,seelevabaeltorreóndelcastillo.Teníasietepisosde alturayestabaprotegidoporgrancantidaddemuros,puertasyfortificaciones.Enel pisocuartohabíasietehabitacionesconpuertasdehierro.Todasellasestabanllenas de lingotes de oro y de cofres de monedas de oro. En el piso de encima, estaba la plata,tambiénenlingotesyencofresllenosdemonedas.Yeneldeencimadeéste, seguardabanlassedasraras,lasporcelanas,lossablesylasarmaduras,eltesorodel Imperio. «En las condiciones actuales —pensó Alvito—, aquello debía valer al menos cincuentamillonesdeducados,másquelarentaanualdetodoelImperioespañol,del Imperio portugués y de Europa en su conjunto. La más grande fortuna personal en efectivo de la Tierra. Con una centésima parte de ella podríamos construir una catedralencadaciudad,unaiglesiaencadapuebloyunamisiónencadaaldeadel país.¡Quiénlotuviese,paraGloriadeDios!» ElTaikohabíaambicionadoelpoder.Yhabíacodiciadoeloroporelpoderque daba sobre los hombres. El tesoro era el producto de dieciséis años de poder indiscutido, de los inmensos dones obligatorios que todos los daimíos tenían que ofreceranualmente,porcostumbre,ydelosingresosdesuspropiosfeudos.ElTaiko poseía personalmente, por derecho de conquista, la cuarta parte de todo el país. Su rentaanualpasabadeloscincomillonesdekokú.YcomoeraseñordetodoelJapón, pormandatodelEmperador,poseíaenteoríatodaslasrentasdetodoslosfeudos.No www.lectulandia.com-Página244 imponíacontribucionesanadie.Perotodoslosdaimíos,todoslossamurais,todoslos campesinos,artesanos,mercaderes,ladronesybandidos,todoslosbárbaros,eincluso loseta,contribuíanvoluntariamenteyconesplendidez.Porsupropiaseguridad. Alvito recordó la noche en que había muerto el Taiko. Este lo había invitado a acompañarleensusúltimosmomentos,juntoconYodoko-sama,esposadelTaiko,y damaOchiba,suconsorteymadredelHeredero.Lostreshabíanveladoyesperado enelembalsamadoambientedeaquellainterminablenochedeverano. Despuésempezólaagoníayseprodujolamuerte. —Sualmasehaido.AhoraestáenmanosdeDios—habíadichoél,haciendola señaldelacruzybendiciendoelcadáver. —Que Buda reciba a mi señor y le haga renacer muy pronto para que pueda empuñar de nuevo las riendas del Imperio —había dicho Yodoko, llorando en silencio. Lehabíacerradolosojosyhabíaaseadoelcadáver,talcomolecorrespondíapor privilegio.Después,tristemente,habíahechotresreverenciasyhabíasalidodejando aAlvitocondamaOchiba. LamuertedelTaikohabíasidodulce.Hacíamesesqueestabaenfermo,yaquella nocheseprevióelfin.Pocashorasantesdemorir,habíaabiertolosojosysonreídoa OchibayaYodoko,yhabíamurmuradoconunhilodevoz: —Escuchadmiepitafio: Comoelrocíonací,comoelrocíomeextingo. El castillo de Osaka y todo cuanto hice no es más que un sueño dentro de un sueño. Ydespuésdeunaúltimasonrisacariñosaaellasyaél,habíaañadido: —Veladpormihijotodosvosotros. Ysusojossehabíannubladoparasiempre. El padre Alvito recordaba cuánto le había conmovido esta última poesía, tan típica del Taiko. La invitación de éste le había hecho esperar que en el último momentoelseñordelJapónaceptaríalaverdaderafe.Nohabíasidoasí. —¡HasperdidoparasiempreelReinodeDios,pobremortal!—habíamurmurado tristemente. —¿YsituReinodeDiosestáenuncallejónsinsalidadelosbárbaros?—lehabía dichodamaOchiba. —¿Qué?—habíapreguntadoélpensandoquenohabíaoídobien,puesconocíaa dama Ochiba desde hacía casi doce años y siempre la había visto dócil y sumisa, callada,dulce,sonrienteyfeliz. —Hedicho:¿YsituReinodeDiosestáenuncallejónsinsalidadelosbárbaros? —QueDiosteperdone.Tuseñoracabademoriry… —Elseñormidueñohamuerto,yconélhamuertolainfluenciaqueteníassobre www.lectulandia.com-Página245 él. ¿Neh? El quiso que estuvieras aquí, y bien está, pues tenía derecho a quererlo. Pero ahora está en el Gran Vacío y ya no tiene autoridad. Ahora mando yo. Tú, sacerdote, apestas, siempre has apestado, y tu hedor contamina el aire. ¡Sal de mi castilloydéjanosconnuestrodolor! Latristeluzdelasvelashabíapuestountemblorensusemblante.Eraunadelas mujeresmásbellasdelmundo.Involuntariamente,élhabíahecholaseñaldelacruz contrasumaldad. —¿Nanja,Tsukku-san? Demomento,laspalabrasjaponesasnotuvieronningúnsignificadoparaél. Toranagaestabadepieenelumbral,rodeadodesusguardias. ElpadreAlvitohizounareverenciaponiéndosesobresíysintiendoqueelsudor corríaporsuespaldayporsucara. —Pido perdón por haber venido sin ser invitado. Estaba… estaba soñando despierto. Recordaba muchas cosas que tuve la dicha de presenciar en el Japón. Parececomositodamividahubieratranscurridoaquí. —Parafortunanuestra,Tsukku-san. Toranaga se dirigió con paso cansino al estrado y se sentó sobre el sencillo almohadón. Los guardias formaron, en silencio, una valla de protección a su alrededor. —LlegasteaquíeltercerañodeTensho,¿no? —No, señor. Fue el cuarto, el Año de la Rata —respondió empleando su calendario,quelehabíacostadomesescomprender. Todos los años se contaban partiendo de un año particular, elegido por el Emperadorreinante.Unacatástrofeounsucesofelizpodíanterminaroempezaruna era,alantojodeaquél.Seordenabaaloseruditosqueescogiesenunnombredebuen augurio,tomadodelosantiguoslibrosdeChina,paralanuevaeraquepodíadurarun añoocincuentaaños.Tenshosignificaba«JusticiadelCielo».Elañoanteriorhabía estadomarcadoporunmaremotoquehabíacausadodoscientosmilmuertos.Ycada año recibía un número además de un nombre siguiendo este último la misma serie queservíaparadesignarlashoras:Liebre,Dragón,Serpiente,Caballo,Cabra,Mono, Gallo,Perro,Oso,Rata,BueyyTigre.ElprimerañodeTenshohabíacoincididocon elAñodelGallo.Deaquíqueelaño1576fueseelAñodelaRata,enelcuartoaño deTensho. —Muchohaocurridoenestosveinticuatroaños,¿neh,amigomío? —Sí,señor. —Sí.ElaugedeGorodaysumuerte.ElaugedelTaikoysumuerte.¿Yahora? —EstoestáenmanosdelInfinito—dijoAlvitoempleandountérminoquepodía significarDiosytambiénBuda. —NielseñorGorodanielseñorTaikocreíanenningúndiosnienelInfinito. www.lectulandia.com-Página246 —¿NodijoelseñorBudaquemuchoscaminosconducenalnirvana,señor? —¡Ah!Eresunhombreprudente,Tsukku-san.¿Cómo,siendotanjoven,puedes sertanprudente? —Sinceramentedesearíaserlo,señor.Asíospodríaserdemásayuda. —¿Queríasverme? —Sí. Pensé que el asunto era lo bastante importante para venir sin previa invitación. AlvitosacóloslibrosderutadeBlackthorneylosdepositóenelsuelo,delantede Toranaga,ylediolasexplicacionessugeridasporDell’Aqua.Vioquelasfacciones deToranagaseendurecían,ysealegródeello. —¿Pruebadesupiratería? —Sí, señor. Los libros de ruta contienen incluso el texto exacto de las órdenes, entrelascualesfiguraésta:«…encasonecesario,desembarcarcontodaslasfuerzas y apoderarse de cualquier territorio alcanzado o descubierto». Si lo deseas, puedo hacerunatraducciónliteraldetodoslospasajespertinentes. —Tradúcelotodo.Rápidamente—dijoToranaga. —Hayalgomás,queelpadreVisitadorcreequedebessaber. AlvitocontóaToranagatodoloreferentealosmapasylosinformesyalBuque Negrotalcomohabíanconvenido,ysealegróalverlacomplacidareaccióndelotro. —¡Excelente! —dijo Toranaga—. ¿Estás seguro de que el Buque Negro anticiparásusalida? —Sí—respondióAlvitoconfirmeza. —Bien.Diatuseñorqueesperosusinformesconimpaciencia,aunquesupongo quetardaráalgunosmesesencomprobarcorrectamenteloshechos. —Dijo que preparará los informes lo antes posible. Y te enviaremos los mapas que deseas. ¿Es posible que el capitán general tenga pronto sus licencias? Esto facilitaríamuchísimolasalidaanticipadadelBuqueNegro,señorToranaga. —¿Garantizasqueelbarcollegarápronto? —Nadiepuedegarantizarelvientoylastormentasenelmar.Peroelbarcosaldrá anticipadamentedeMacao. —Tendrás las licencias antes de anochecer —dijo Toranaga y despidió a sus guardias. EralaprimeravezqueAlvitoveíaaundaimíosinescolta. —Venysiéntateaquí,Tsukku-san. Toranaga señaló un sitio a su lado en el estrado. Alvito nunca había recibido semejanteinvitación.¿Eraunvotodeconfianza…ounasentencia? —Laguerraestáapuntodeestallar—dijoToranaga. —Sí. Los señores cristianos Onoshi y Kiyama se oponen extrañamente a mis deseos. www.lectulandia.com-Página247 Circulanmalosrumores,¿neh?Sobreellosysobreotrosdaimíoscristianos. —Los hombres prudentes deben llevar siempre en su corazón los intereses del Imperio. —Sí.Peromientrastanto,ycontramivoluntad,elImperiosehadivididoendos bandos.ElmíoyeldeIshido.Porconsiguiente,todoslosinteresesdelImperioestán enunbandooenelotro.¿Dóndeestánlosinteresesdeloscristianos? —Tenemosprohibidointervenirenpolítica,señor. —¿Creéis que Ishido os favorecerá? —La voz de Toranaga se endureció.—Es absolutamentecontrarioavuestrareligión.IshidoquiereponerenvigorlosDecretos deExpulsióndelTaikoycerrartodoelpaísalosbárbaros.Yoquierolaexpansióndel comercio. —Nosotrosnotenemosinfluenciasobreningunodelosdaimíoscristianos. —Entonces,¿cómopuedoyoinfluirenellos? —Nosélobastanteparaatrevermeaaconsejarte. —Sabes lo bastante, viejo amigo para comprender que, si Kiyama y Onoshi se coaligancontramíponiéndosealladodeIshidoydetodasuralea,losotrosdaimíos cristianos no tardarán en seguirles, y la proporción será de veinte hombres de los suyoscontraunodelosmíos. —¿Nohaymaneradeevitarlaguerra?Siestalla,nuncaacabará. —Tambiényolocreo.Ytodoelmundosaldráperdiendo:nosotrosylosbárbaros y la Iglesia Cristiana. En cambio, si todos los daimíos cristianos se pusieran de mi parte abiertamente, no habría guerra. Aunque Ishido levantara la bandera y se rebelase,losregentespodíanaplastarlocomoaungusano. Alvitosintióqueelnudoseapretabaalrededordesucuello. —NosotrossóloestamosaquíparapredicarlaPalabradeDios.Noparameternos enpolítica,señor. —VuestrojefeanteriorofrecióalTaikolosserviciosdelosdaimíoscristianosde KiusiuantesdequehubiesesometidoaquellapartedelImperio. —Se equivocó al hacerlo. No tenía autoridad de la Iglesia ni de los propios daimíos. —Prontotendrácadaunoquetomarpartido,Tsukku-san,Sí.Muypronto. Alvitosintiófísicamentelaamenaza. —Siempreestoydispuestoaservirte. —Sipierdo,¿morirásconmigo? —MividaymimuerteestánenmanosdeDios. —¡Oh,sí!¡TuDioscristiano!—Toranagamovióunpocosusableyseinclinó.— SiOnoshiyKiyamaseponendemiparteeneltérminodecuarentadías,elConsejo deRegentesrevocarálosDecretosdelTaiko. «¿Hasta dónde puedo llegar? —se preguntó Alvito, desesperado—. ¿Hasta www.lectulandia.com-Página248 dónde?» —Nopodemosinfluirenelloscomotúcrees—dijoenvozalta. —Tal vez tu jefe podría ordenárselo. ¡Ordenárselo! Ishido os traicionará, a vosotrosyaellos.Leconozcobien.YtambiéndamaOchiba.¿Acasonoinfluyeya cercadelHerederocontravosotros? «Sí —habría querido gritar Alvito—. Pero Onoshi y Kiyama han obtenido en secretouncompromisojuradoyescritodeIshidoconfiándoleselnombramientode todoslostutoresdelHeredero,unodeloscualesserácristiano.YOnoshiyKiyama hanjuradosolemnementequeestánconvencidosdequetútraicionarásalaIglesia,en cuantohayaseliminadoaIshido.» —El padre Visitador no puede darles órdenes, señor. Sería una injerencia imperdonableenvuestrapolítica. —Onoshi y Kiyama, dentro de cuarenta días, y se derogarán los Decretos del Taiko…yseacabarántambiénlosmalossacerdotes.Losregenteslesprohibiránla entradaenelJapón. —¿Qué? —Sóloquedaréistúylostuyos.Ningunodelosotros…losapestososmendigos desotana,lospeludosdescalzos.Losquesólolanzanestúpidasamenazasynohacen másquecrearconflictos.Siqueréis,tendréislascabezasdetodoslosqueestánaquí. Todo el ser de Alvito se puso alerta. Nunca había sido tan franco Toranaga. El menorresbalónpodíaofenderleyconvertirloparasiempreenenemigodelaIglesia. «¡PiensaenloqueofreceToranaga!¡LaexclusivaentodoelImperio!Loúnico quegarantizaríalapurezaylaseguridaddelaIglesiaensuperíododecrecimiento. Algo que sólo Toranaga puede darnos. Con Kiyama y Onoshi apoyándole abiertamente,ToranagapodríaaplastaraIshidoydominarelConsejo.» —No estoy autorizado para responderte, señor, ni para hablar de estos asuntos, ¿neh?Sólotedigoquenuestrofinessalvaralmas—dijo. —TengoentendidoquemihijoNagaseinteresaporvuestrafecristiana. «¿Esunaamenazaounaoferta?—sepreguntóAlvito—.¿Meestáofreciendosu permisoparaqueNagaabracelafe—¡quégolpemagníficosería!—omedicequesi nocooperamosnosloprohibirá?.» Depronto,Alvitosediocuentadelaenormidaddeldilemaconqueseenfrentaba Toranaga. «Está atrapado, tiene que hacer un convenio con nosotros —pensó entusiasmado—. Tiene que darnos lo que queramos, si accedemos a hacer un trato conél.¡Alfinconfiesafrancamentequelosdaimioscristianostienenlabalanzadel poder!¿Quémáspodemospedir?Nada.Excepto…» Miró deliberadamente los libros de ruta que había dejado delante de Toranaga. Estealargólamanoylosguardóenlamangadesuquimono. —¡Ah, sí, Tsukku-san —dijo con voz misteriosa y cansada—. También está el www.lectulandia.com-Página249 nuevo bárbaro, el pirata. El enemigo de tu país. Pronto vendrán en gran número, ¿neh?Selespuededisuadir…oanimar.Comoaesepirata,¿neh? El padre Alvito comprendió que podían tenerlo todo. «¡Pero sólo queremos lo ofrecido!Sisólodependiesedemí,mearriesgaría.ConozcoaToranagayapostaría por él. Sí, amenazaría a Onoshi y a Kiyama con la excomunión si se negaran a apoyarle con tal de ganar estas concesiones para la Madre Iglesia. Dos almas a cambiodedecenasdemillares,decentenasdemillares,demillones.Peronopuedo decidirnada.Sólosoyunmensajero.» —Necesitoayuda,Tsukku-san—dijo—.Ylanecesitoahora. —Yoharétodoloquepueda,Toranaga-sama.Teloprometo. Entonces,Toranagadijorotundamente: —Esperarécuarentadías.Sí.Cuarentadías. Alvito hizo una reverencia. Toranaga le devolvió el saludo inclinándose más ceremoniosamente que nunca, casi como si lo hiciese ante el propio Taiko. El sacerdoteselevantó,emocionado.Saliódelaestanciayechóaandarporelpasillo. Aceleróelpaso.Empezóacorrer. Toranagaobservóaljesuitadesdeunaaspillera,alcruzarésteeljardín.Elshojise entreabriódenuevo,peroéldespidióalosguardiasconunamaldiciónylesordenó bajopenademuertequelodejasensolo.ConlamiradasiguióatentamenteaAlvitoa través de la puerta fortificada y del patio hasta que el sacerdote se perdió en el laberintodelasfortificacionesinteriores. Y después, en la soledad y en el silencio, Toranaga sonrió. Se arremangó el quimonoysepusoabailarunbailemarinero. www.lectulandia.com-Página250 CapítuloXXI Pocodespuésdeanochecer,Kiribajónerviosamentelaescalera,acompañadapordos doncellas.Suliteraconcortinasestabajuntoalacabañadeljardín.Unavoluminosa capa envolvía su quimono de viaje y llevaba un gran sombrero de ala ancha sujeto conunacintaatadadebajodelmentón. Dama Sazuko la esperaba pacientemente en la galería, en avanzado estado de embarazo,yMarikoestabacercadeella.Blackthorneseapoyabaenlapared,cerca delapuertafortificada.LlevabaelquimonoconcintodelosPardos,calcetinestabiy sandaliasmilitares.Enelpatio,másalládelapuerta,laescoltadesesentasamurais fuertemente armados aparecía en correcta formación. Uno de cada tres hombres llevabaunaantorcha.Alfrentedelossoldados,YabúhablabaconBuntaro,elesposo deMariko,unhombrebajo,robustoycasisincuello. La promesa del verano flotaba en la tenue brisa, pero nadie lo advertía, salvo Blackthorne,quepercibíatambiénlatensiónquelosenvolvíaatodos.Éleraelúnico queibadesarmado. Kirisedirigióalagalería. —Nodeberíasestaraquíesperando,Sazuko-san.¡Tevasaenfriar!Estasnoches deprimaverasonmuyhúmedas. —Notengofrío,Kiri-san.Haceunanochedeliciosa. —¿Todovabien? —¡Oh,sí!Todoesperfecto. Yabú, que era mayor que Buntaro, era nominalmente el jefe de la expedición. HabíavistollegaraKiriycruzólapuertaparasaludarla.Buntarolesiguió. —¡Oh, señor Yabú! ¡Señor Buntaro! —dijo Kiri inclinándose con dificultad—. Siento haberos hecho esperar. El señor Toranaga iba a bajar, pero al fin decidió no hacerlo.Márchateahoramismo,medijo.Porfavor,aceptadmisdisculpas. —Nosonnecesarias—dijoYabú,quequeríaalejarsedelcastilloloantesposible, y salir de Osaka y volver a Izú. Casi no podía creer que conservaba la cabeza, el bárbaro, las armas y todo lo demás. Había enviado mensajes urgentes por palomas mensajeras a su esposa, que estaba en Yedo, para asegurarse de que todo estuviera preparadoenMishima,yaOmi,enlaaldeadeAnjiro. —¿Estáslista? BrillaronunaslágrimasenlosojosdeKiri. —Déjame recobrar el aliento y subiré a la litera. ¡Oh, no quisiera tener que marcharme! MiróasualrededorbuscandoaBlackthorne,yporfinlovioentrelassombras. —¿QuiénesresponsabledeAnjín-sanhastaquelleguemosalbarco? —He ordenado que camine al lado de la litera de mi esposa —dijo secamente www.lectulandia.com-Página251 Buntaro—.Siellanopuededominarle,loharéyo. —Talvez,señorYabú,podríasescoltaradamaSazuko… —¡Guardias! Elgritodealertaprocedíadelpatio.BuntaroyYabúcruzaroncorriendolapuerta fortificada y todos los hombres les siguieron, y otros salieron de las fortificaciones interiores. Ishidobajabaporelpaseo,entrelasmurallasdelcastillo,alfrentededoscientos Grises.Sedetuvoenelpatio,frentealapuerta,ehizounaceremoniosareverencia. —Espléndidanoche,señorYabú. —Sí,ciertamente. IshidosaludódescuidadamenteaBuntaro,elcuallecorrespondióconelmínimo decortesíapermisible.LosdoshabíansidogeneralespredilectosdelTaiko.Buntaro había mandado uno de los regimientos en Corea, cuando Ishido tenía el mando supremo.Losdossehabíanacusadorecíprocamentedetraición.Sólolaintervención personal y una orden directa del Taiko habían evitado la efusión de sangre y una venganza. IshidoobservóalosPardos.Después,sumiradatropezóconBlackthorne.Viola mediareverenciadeésteycorrespondióconunmovimientodecabeza.Atravésdela puerta,pudoverlastresmujeresylaotralitera.VolvióamiraraYabú. —Cualquieradiríaquevaistodosalaguerra,Yabú—san,envezdeformaruna escoltaceremonialparadamaKiritsubo. —Hiro-matsu-sanloordenóacausadelasesinoAmida… Yabú se interrumpió al ver que Buntaro avanzaba con talante agresivo y se plantabaenelcentrodelapuerta. —Siempreestamosdispuestosparaelcombateconosinarmadura.Cadaunode losnuestrospuedelucharcontradiezhombresycontraciencomedoresdeajos. LasonrisadeIshidoestaballenadedesprecioyeltonodesuvozeraburlónal decir: —¡Oh!Talvezprontotendréisoportunidaddelucharcontrahombresdeverdad, nocontracomedoresdeajos. —¿Cuándo?¿Porquénoestanoche?¿Porquénoaquí? Yabú se interpuso cautelosamente entre los dos. También él había estado en Corea,ysabíaquelosdoshabíandicholaverdadyqueningunoeradefiar,Buntaro menosqueIshido. —Estanocheno,porqueestamosentreamigos,Buntaro-san—dijo,apaciguador, queriendodesesperadamenteevitarunchoquequelosencerraríaparasiempreenel castillo. —¿Qué amigos? ¡Conozco a los amigos y a los enemigos! —gritó Buntaro volviéndose hacia Ishido —. ¿Quién es ese hombre o esos hombres de verdad de www.lectulandia.com-Página252 quienes hablabas, Ishido-san? ¡Que salga, que salgan de sus agujeros y se planten delantedemí,deTodaBuntaro,señordeSakura,siesquetienenagallas! Ishidoledirigióunamiradamaligna. —Noeselmomento,Buntaro-san—dijoYabú—.Amigosoene… —¿Amigos? ¿Dónde? ¿En ese montón de basura? —Y Buntaro escupió en el polvo. Uno de los Grises llevó la mano a la empuñadura del sable y diez Pardos lo imitaron. Cincuenta Grises hicieron lo propio una fracción de segundo después, y todosesperaronqueIshidodesenvainaseelsablecomoseñaldeataque. EntoncessalióHiro-matsudelassombrasdeljardín,cruzólapuertayseplantó enelpatiohaciendooscilarentresusmanoselsablecasifueradelavaina. —Avecesseencuentranamigosentrelabasura,hijomío—dijotranquilamente. Lasmanosaflojaronsupresiónsobrelasempuñadurasdelossablesyaflojaronla tensióndelosarcosarmadosconflechas. —Tenemosamigosentodoelcastillo—prosiguió—.YentodaOsaka.Nuestro señorToranagalodicesiempre.¿Noescierto,hijomío? Haciendo un enorme esfuerzo, Buntaro asintió con una inclinación de cabeza y retrocedióunpaso.Peroseguíaimpidiendolaentradadeljardín. Hiro-matsuvolviósuatenciónaIshido. —Noteesperábamosestanoche,Ishido-san. —He venido a presentar mis respetos a dama Kiritsubo. Sólo hace unos momentosquemehaninformadodequealguiensemarchaba. —¿Esposiblequemihijotengarazón?¿Debemospensarquenoestamosentre amigos?¿Acasosomosrehenes? —No.PeroelseñorToranagayyoconvinimoselprotocoloaobservardurantesu visita. Hay que avisar con un día de antelación la llegada y la salida de los altos personajesafindequeyopuedapresentarlesmisrespetos. —EstahasidounadecisiónsúbitadelseñorToranaga.Noconsideróqueelhecho de enviar a una de sus damas a Yedo fuese lo bastante importante para tener que molestarte—dijoHiro-matsu—.ElseñorToranagaestápreparandosupartida. —¿Hadecididoyacuándoserá? —Sí.Eldíaenqueterminenlassesionesdelosregentes.Serásinformadoenel momentooportunodeacuerdoconelprotocolo. —Bien.Lociertoesquelareuniónpuedeaplazarseotravez.ElseñorKiyamaha empeoradoensudolencia. —¿Sehaacordadoelaplazamientoono? —Sólohedichoquepodríaaplazarse.SeríaunplacerteneralseñorToranagacon nosotrosdurantemuchotiempo,¿neh?¿Cazaráconmigomañana? —Yolehepedidoquecanceletodaslascaceríashastaquesecelebrelareunión. www.lectulandia.com-Página253 Siunpuercoasesinopuedefiltrarsecontantafacilidadentreloscentinelas,¿nosería aúnmásfácillatraiciónfueradelrecintodelcastillo? Ishidonorecogióelinsulto.Sabíaqueésteenardeceríaaúnmásasushombres, perotodavíanoleinteresabaprenderfuegoalamecha. —Comosabesmuybien—dijo—,todoslosjefesdelaguardiadeaquellanoche hansidoenviadosalGranVacío.Desgraciadamente,losAmidassonpoderosos.Pero serán aplastados muy pronto. Y ahora, tal vez podré presentar mis respetos a Kiritsubo-san. Ishido avanzó, seguido de su guardia personal de Grises. De pronto, se detuvieron. Buntaro tenía una flecha en su arco y aunque apuntaba al suelo el arco estabacompletamentetenso. —LosGrisesnopuedencruzarestapuerta.¡Asílodisponeelprotocolo! —¡Soy gobernador del castillo de Osaka y jefe de la guardia personal del Heredero!¡Puedoiradondemeplazca! Unavezmás,Hiro-matsucontrolólasituación. —Cierto que eres jefe de la guardia personal del Heredero y que puedes ir a donde quieras. Pero solamente pueden acompañarte cinco hombres al cruzar esta puerta.¿Noloconvinisteasíconmiseñordurantesuestanciaaquí? —¡Cincoocincuenta,quémásda!Esteinsultoesintolerable. —¿Insulto? Mi hijo no ha pretendido insultarte. Sólo sigue órdenes acordadas contigo por su señor. Cinco hombres. ¡Cinco! —dijo autoritariamente volviéndose haciasuhijo—.ElseñorIshidonoshaceelhonordequerersaludaradamaKiritsubo. Elviejohabíasacadodospulgadasdesabledelavaina,ynadiesabíasilohabía hechoparaatacaraIshidosiempezabalalucha,opararebanarlacabezadesuhijosi ésteapuntabalaflecha.Todossabíanquenohabíaelmenorcariñoentrepadreehijo, sinosólounmutuorespetoporlamalignidaddelotro. —Bueno,hijomío,¿quédicesaljefedelaguardiadelHeredero? El sudor corría por la cara de Buntaro. Al cabo de un momento, se apartó a un ladoyaflojólatensióndelarco.Peronoquitólaflecha. IshidohabíavistomuchasvecesaBuntarodisparandoflechasenlosconcursosa doscientospasosylanzandoseisdeellasantesdequelaprimeradieseenelblanco, conunaasombrosapuntería.Debuengradohabríaordenadoelataqueparaacabarde unavezconelpadre,elhijoytodoslosdemás.Perosabíaqueseríaunaestupidez empezarconellosynoconToranaga.Además,Ochibahabíaprometidoinfluircerca del viejo Puño de Hierro para atraerlo a su bando, cuando llegase el momento. Se preguntó una vez más qué poder secreto tendría sobre él. Había ordenado a dama OchibaquesalieradeYedo,aserposible,antesdelareunióndelosregentes.Suvida novaldríaungranodearrozdespuésdelainculpacióndeToranaga,convenidacon los otros regentes y que iría seguida del harakiri impuesto por la fuerza en caso www.lectulandia.com-Página254 necesario. Ishidopenetróeneljardín,acompañadodeHiro-matsuydeYabú.Lessiguieron cincoguardias.IshidoseinclinóceremoniosamenteydeseóbuenviajeaKiritsubo. Después,satisfechoporquetodoestabaenorden,diomediavueltaysemarchó. —Mejorqueospongáisenmarchaahoramismo,Yabú—san—dijoHiro-matsu. —Sí.Enseguida. Kiriapartóelgruesoveloquependíadelaladesuanchosombrero. —¡Oh,Yabú—sama!¿QuieresacompañaradamaSazukoalinterior?Teloruego. —Desdeluego. Sazuko saludó y se alejó apresuradamente, seguida de Yabú. La joven subió corriendolaescalera.Cuandoestabacasiarriba,resbalóycayó. —¡Elniño!—chillóKiri—.¿Sehahechodaño? Todoslosojossefijaronenlajovencaída.Marikocorrióhaciaella,peroYabú llegóprimero.Laayudóalevantarse.Sazukoestabamásasustadaquelesionada. —Estoybien—dijojadeandounpoco—.Noospreocupéis,estoyperfectamente. ¡Quétontahesido! Cuando se hubo asegurado de que todo estaba bien, Yabú volvió al patio y se dispusoapartirinmediatamente. Marikovolvióalapuerta,visiblementealiviada.Blackthorneestabaeneljardíny parecíasorprendido. Kiriestabayaenlalitera,detrásdelastraslúcidascortinas,conelvelocubriendo sucara.«¡Pobremujer—pensóMariko—.Estátratandodeocultarsuslágrimas.Yo tambiénestaríaaterrorizadasituviesequeabandonarcomoellaamiseñor.» —¿QuéqueríaIshido?—lepreguntóBlackthorne. —Estaba… No sé la palabra correcta. Investigando… haciendo una visita de inspecciónsinprevioaviso. —¿Porqué? —Eseljefedelcastillo—dijoellanoqueriendorevelarlaverdaderarazón. Yabúgritóunaordenylacolumnasepusoenmarcha.Marikosubióasulitera dejandolascortinasentreabiertas.BuntarohizounaseñaaBlackthorneparaquese apartara.Esteobedeció. EsperaronaquepasaralaliteradeKiri.Blackthornemirófijamentelaconfusay veladafigurayoyóunossollozosapagados.Lasdosasustadasdoncellas,AsaySonó, caminaban a su lado. Después miró hacia atrás por última vez. Hiro-matsu estaba solo, delante de la pequeña cabaña, apoyado en su sable. Los samurais cerraron la enorme puerta fortificada. No había guardias en el patio. Todos estaban en la fortaleza. —¿Quépasa?—preguntóBlackthorne. —¿Quédices,Anjín-san? www.lectulandia.com-Página255 —Parecequeesténsitiados.PardoscontraGrises.¿Esperanjaleo?¿Másjaleo? —Perdona,peroesnormalquesecierrenlaspuertasporlanoche—dijoMariko. Élechóaandarasulado,alponerseenmarchalalitera.Buntaroyelrestodela retaguardia siguieron detrás de él. Blackthorne observaba la primera litera, el paso bamboleantedelosportadoresylaconfusafiguradelinterior.Estabamuyexcitado, aunquetratabadedisimularlo.CuandoKiritsubohabíagritado,todoshabíanmiradoa la joven caída en la escalera, pero él vio que Kiritsubo se metía con sorprendente rapidez en la cabaña y volvía a salir al cabo de un momento para subir inmediatamentealaliteraycorrerlascortinas.Perosusmiradassehabíancruzado unbreveinstante.EraToranaga. www.lectulandia.com-Página256 CapítuloXXII Elpequeñocortejoquerodeabalasdosliterasavanzólentamenteporellaberintodel castilloyentreloscontinuospuestosdevigilancia.Encadaunodeéstos,despuésde lasreverenciasderitual,seexaminabanminuciosamentelosdocumentosyuncapitán y un grupo de Grises los escoltaban hasta el puesto siguiente. Y cada vez, Blackthorneobservabaconcrecientealarmaalcapitándelaguardiaacercarsealas corridas cortinas de la litera de Kiritsubo. Pero el hombre se inclinaba cortésmente ante la figura entrevista, que seguía ahogando sus sollozos, y les mandaba seguir adelante. «¿Quién más lo sabe? —se preguntaba desesperadamente Blackthorne—. Las doncellasdebendesaberlo.Poresoestántanasustadas.Hiro-matsulosabetambién, y dama Suzuko, la muy comediante. ¿Y Mariko? No lo creo. ¿Y Yabú? ¿Se fiaría Toranaga de él? ¿Y ese loco sin cuello de Buntaro? Probablemente, no. Evidentemente,esunintentodefugabiensecreto.Pero,¿porquéarriesgaToranaga suvidafueradelcastillo?¿Noestabamássegurodentrodeél?¿Porquéelsecreto? ¿Dequiénestátratandodeescapar?¿DeIshido?¿Delosasesinos?¿Dealgunaotra personadelcastillo?Probablemente,detodos.» Blackthornedeseabahallarseasalvoenlagalerayenaltamar. —¿Te cansas, Anjín-san? —preguntó delicadamente Mariko—. Si quieres, puedessubiryyoiréandando. —Gracias—respondióélsecamenteechandoenfaltasusbotas,puesaúnnose había acostumbrado a las sandalias—. Mis piernas están bien. Sólo deseo estar a salvoenelmar. —¿Essiempreseguroelmar? —Aveces,señora.Peronosiempre. Enelpuestosiguientedeguardia,elnuevocapitándelosGrisesseacercómás quelosotrosmientraslasdoncellaslehacíanprofundasreverenciasylecerrabanel pasosindarlaimpresióndequelohacíanadrede.ElcapitánmiróaBlackthorneyse acercó a él. Después de un incrédulo escrutinio, habló a Mariko, la cual sacudió la cabeza y le respondió. El hombre gruñó y volvió junto a Yabú. Le devolvió los documentosy,conunademán,indicóqueelcortejopodíaseguirsucamino. —¿Quéhadicho?—preguntóBlackthorne. —Mehapreguntadodedóndeeresycuálestupaís. —Perotúhasmovidolacabeza.¿Eraestounarespuesta? —¡Oh! Perdona —dijo ella—. Quería saber si los remotos antepasados de tu puebloestabanrelacionadosconelkami,elespíritu,queviveenelNorte,enelborde de China. Hasta hace poco pensábamos que China era el único lugar civilizado del mundo,ademásdelJapón,¿neh? www.lectulandia.com-Página257 En realidad, el capitán le había preguntado si creía que el bárbaro era descendiente de Harinwakairi, el kami protector de los gatos, añadiendo que aquel tipoapestabacomoungatoencelo,comosesuponíaqueapestabaelkami. Otropuestodevigilancia.Blackthornenopodíacomprendercómosemostraban todos tan corteses y pacientes, siempre haciendo reverencias, entregando y recogiendo los documentos, sonriendo y sin que nadie diese muestras de irritación. «¡Quédiferentessondenosotros!» MirólacaradeMariko,parcialmenteocultaporelveloyporelanchosombrero. Pensó que era muy bonita y se alegró de haber puesto en claro lo referente a la equivocación cometida por ella. «Al menos —pensó—no volverá a venirme con aquellassandeces.Sonunosmaricasbastardos.¡Esoesloqueson!» Después de aceptar las excusas de ella, la había interrogado sobre Yedo y las costumbresjaponesasysobreIshidoyelcastilloevitandosiempreeltópicodelsexo. Ella le había respondido prolijamente, pero eludiendo toda clase de explicación política. Sus respuestas habían sido informativas, pero innocuas. Sin embargo, se habíamarchadoprontoconlasdoncellas,dejándolosoloconlosguardiassamurais. Elhechodeversevigiladotandecercaleponíanervioso.«Siemprehayalguien rondandoamialrededor—pensó—.Sondemasiados.Soncomohormigas.Megusta, devezencuando,lapazdeunapuertacerrada,perocerradapordentro,noporfuera. Ansió estar de nuevo a bordo, a pleno aire, en alta mar. Aunque sea en esa galera panzudacomounamarrana.» AlcruzarelcastillodeOsakasediocuentadequecuandoestuviesenenelmar donde él era el rey, tendría a Toranaga en su elemento. «Nos sobrará tiempo para hablar. Mariko traducirá y podré solucionarlo todo. Tratos comerciales, el barco, la devolución de nuestra plata y el precio de los mosquetes y de la pólvora, si quiere comprarlos.Convendréconélenvolverelpróximoañocontodouncargamentode seda. Siento lo de fray Domingo, pero aprovecharé su información. Cogeré el ErasmusyremontaréconélelRíodelasPerlashastaCantónyromperéelbloqueo portuguésychino.Devolvedmemibarcoyserérico.¡MásricoqueDrake!Cuando vuelva a casa, contrataré a todos los lobos de mar, desde Plymouth hasta el Zuiderzee,ynosapoderaremosdetodoelcomerciodeAsia.DondeDrakeletiróde labarbaaFelipe,yolecortarélostestículos.Sinlaseda,Macaoestámuerta,ysin MacaoestámuertaMalaca.Ydespués,Goa.PodremosenrollarelImperioportugués comounaalfombra.«¿QueréiselcomerciodelaIndia,Majestad?¿DeÁfrica?¿De Asia?¿DelJapón?¡Podéistenerlotodoencincoaños! «¡Levántate,SirJohn! »Sí.Conunpocodetiempo,eltítulodecaballeroestaráalalcancedemimano.Y tal vez más. Los capitanes y los navegantes pueden convertirse en almirantes, caballeros,loreseinclusocondes. www.lectulandia.com-Página258 »En tres años, podré hacer tres viajes. Conozco los monzones y los grandes temporales,peroelErasmusnavegabiendebolinaynolocargaremosdemasiado… ¡Unmomento!¿Porquénohacerlascosasbienyolvidarlaspequeñascantidades? ¿Por qué no apoderarme este año del Buque Negro? ¡Entonces lo tendría todo! ¿Cómo? Fácilmente, si va sin escolta y lo pillamos por sorpresa. Pero no tengo bastanteshombres.Sinembargo,loshayenNagasaki.¿Noesdondeestántodoslos portugueses?¿NodijoDomingoqueeracasicomounpuertoportugués?YRodrigues dijolomismo.Yensusbarcossiemprehaymarinerosquefueronembarcadosporla fuerzaoqueestándispuestosacambiardeembarcacióncontaldeganardinero,sin quelesimporteunbledoelcapitánoelpabellón.¿Hedichotresaños?Bastarácon dosparahacermericoyfamoso.Ydespués,medespedirédelmar.¡Parasiempre!» Toranagaeralaclave.¿Cómoibaamanejarlo? Pasaronotropuestodeguardiaydoblaronunaesquina.Delantedeellosestaban el último rastrillo y la última puerta del castillo propiamente dicho, y más allá, el últimopuentelevadizoyelúltimofoso. Entonces,Ishidosaliódeentrelassombras. Los Pardos lo vieron casi todos en el mismo instante. Un estremecimiento de hostilidad recorrió sus filas. Buntaro casi saltó para acercarse a la cabeza de la columna. —¡Ese bastardo lo echará todo a perder, con su afán de lucha! —dijo Blackthorne. —¿Señor?¿Quéhasdicho,señor? —Sólo he dicho que tu marido…, que Ishido saca en seguida de quicio a tu marido. Ellanorespondió. Yabú se detuvo. Despreocupadamente, tendió el salvoconducto al capitán del puestoyseacercóaIshido. —Noesperabavolveravertetanpronto.Tusguardiassonmuyeficaces. —Gracias—dijoIshidoobservandoaBuntaroylaliteracerrada. —Debería bastar con una comprobación de nuestro salvoconducto —repuso Buntaro haciendo resonar amenazadoramente sus armas—. Dos, como máximo. ¿Somosacasounabandadeguerra?¡Esuninsulto! —Nohequeridoinsultaranadie,Buntaro-san.Sólohetomadomayoresmedidas deseguridadacausadelasesino—dijoIshidomirandorápidamenteaBlackthorney preguntándosesidebíadejarlomarcharoretenerlocomoqueríanOnoshiyKiyama. Elcapitánobservabaminuciosamenteacadacualparaasegurarsedequeestaba enlalista. —Todoestáenorden,Yabú—sama—dijovolviendojuntoaljefedelacolumna —.Yanonecesitaselsalvoconducto.Loguardaremosaquí. www.lectulandia.com-Página259 —Bien—murmuróYabúvolviéndosehaciaIshido—.Hastapronto. Ishidosacóunrollodepergaminodesumanga. —QuisierapediradamaKiritsuboquellevaseestoaYedo.Esparamisobrina. Probablemente,tardaréalgúntiempoenirallá. —Desdeluego—dijoYabúalargandolamano. —Notemolestes,Yabú—san.Yolocogeré. Ishidosedirigióalalitera.Lasdoncellas,obsequiosas,lecerraronelpaso. —¿Puedocogeryoelmensaje,señor?Mise… —No. ParasorpresadeIshidoydetodoslospresentes,lasdoncellasnosemovieron. —Esquemise… —¡Fuera!—gruñóBuntaro. Lasdosdoncellasretrocedieronhumildemente,muyespantadas.Ishidoseinclinó antelacortina. —Kiritsubo-san, ¿serías tan amable de llevar este mensaje a Yedo? Es para mi sobrina. Hubo una pequeña vacilación entre sollozos y la figura asintió con una inclinacióndecabeza. —Gracias—dijoIshidoacercandoelfinorollodepergaminohastaunapulgada delascortinas. Cesaronlossollozos.BlackthornecomprendióqueToranagaestabaatrapado.La cortesíaexigíaqueToranagatomaraelrollo,ysumanoledelataría. —¿Kiritsubo-san? Nada. Entonces, Ishido avanzó un paso y apartó las cortinas, y en el mismo instante,Blackthorneprofirióungritoysepusoabailarcomounloco.Ishidoylos demás,sevolvieron,pasmados. Poruninstante,ToranagafueplenamentevisibledetrásdeIshido,apesardelvelo que cubría su cara. Y en el interminable segundo que transcurrió antes de que Toranagacorrieradenuevolascortinas,BlackthornetuvolaseguridaddequeYabú lo había reconocido y también Mariko, y probablemente Buntaro y alguno de los samurais.Entonces,saltóhaciadelante,agarróelrollo,loarrojóatravésdelarendija delascortinasyfarfulló: —En mi país, trae mala suerte que un príncipe entregue personalmente un mensajecomosifueseunvillano…Malasuerte… TodoocurriótaninesperadamenteycontantarapidezqueIshidonodesenvainó susablehastaqueBlackthornelehubodichodesesperadamenteaMariko: —¡PorelamordeDios,ayúdame!Malasuerte…Malasuerte. EllagritóalgoyelsablesedetuvomuycercadelcuellodeBlackthorne.Mariko dio una explicación de lo que Blackthorne había dicho. Ishido bajó el sable, gritó www.lectulandia.com-Página260 enfurecidoygolpeólacaradeBlackthorneconeldorsodelamano. Blackthorne,ciegodeira,selanzósobreIshido. Si Yabú no hubiese sujetado con tanta rapidez el brazo de Ishido, la cabeza de Blackthorne habría rodado por el polvo. Medio segundo después, Buntaro agarró a Blackthorne y entre él y cuatro Pardos lo apartaron de Ishido. Después, Buntaro le dio un golpe en la nuca dejándolo atontado. Los Grises saltaron en defensa de su amo, pero los Pardos rodearon a Blackthorne y las literas y hubo una tregua momentánea. Yabú empezó a calmar a Ishido. Mariko lloraba y no cesaba de repetir, casi histéricamente,queelbárbarosólohabíatratadodesalvaraIshido,elgranjefe,deun kamimaligno. —Paraellos,comoparanosotros,unabofetadaeselpeordelosinsultos,yestole produjounalocuramomentánea.Esunbárbaroinsensato,peroesdaimíoensupaís, ysólohatratadodeservirte,señor. Ishido vociferó y pateó a Blackthorne, que estaba volviendo en sí. Este oyó el tumulto con gran tranquilidad. Los Grises los rodeaban en proporción de veinte a uno,perohastaentoncesnadiehabíamuertoytodosestabanalaexpectativa. Ishidosevolviódenuevohaciaélyseacercóvociferando.Notóqueseapretaban losdedosdelosPardosycomprendióqueseacercabaelgolpefinal,peroestavez, lejos de tratar de rebelarse, empezó a derrumbarse y, de pronto dio un salto, se desprendió y, riendo como un loco, inició un furioso baile marinero. El padre Domingolehabíadichoquelosjaponesescreíanquelalocuraeraproducidaporun kami y que por esto los locos, lo mismo que los niños y los muy viejos, no eran responsablesdesusactos. —¡Está loco! ¡Está poseído! —gritó Mariko comprendiendo la treta de Blackthorne. —Sí —dijo Yabú tratando aún de recobrarse de la impresión recibida al ver a ToranagaysinsabersiAnjín-sanestabahaciendocomediaosehabíavueltolocode verdad. Blackthorneseguíabailandofrenéticamenteesperandounaayudaquenollegaba. Después,maldiciendoensilencioaYabúyaBuntaroporsucobardíayaMarikopor suestupidez,saludóaIshidocomounamarionetay,medioandando,mediobailando, sedirigióalapuerta. —¡Seguidme!¡Seguidme!—gritó,convozahogadatratandodedirigirlamarcha comoungaitero. Los Grises le cerraron el camino. Él rugió con fingida rabia y les ordenó imperiosamentequeseapartaranylanzóunacarcajadahistérica. Ishidocogióunarcoyunaflecha.LosGrisesseapartaron.Blackthorneestabaa puntodecruzarlapuerta.Sevolvióysedetuvosabiendoquedenadaleservíaechar www.lectulandia.com-Página261 acorreryreanudósulocadanza. —Estáloco.Esunperrorabioso.¡Hayquematarlo!—dijoIshido,convozronca armandoelarcoyapuntando. MarikosaltódesdesuposicióndefensivajuntoalaliteradeToranagayavanzó endirecciónaBlackthorne. —Notepreocupes,señorIshido—exclamó—.Novalelapena…Noesmásque unalocurapasajera.Simepermites… AlacercarseaBlackthorne,pudoversuagotamiento,susonrisaenloqueciday,a pesarsuyo,seespantó. —Ahora puedo ayudarte, Anjín-san —dijo, precipitadamente—. Tenemos que seguirandando.Yoteseguiré.Notemas,nodispararácontranosotros.Porfavor,deja debailar. Blackthorne se detuvo inmediatamente, dio media vuelta y anduvo rápidamente por el puente. Ella le siguió a un paso de distancia, como era la costumbre, pero esperandolasflechas,casioyéndolassilbar. Yabúreaccionóalfin: —Si quieres matarlo, deja que lo haga yo, Ishido-sama. No sería digno de ti quitarlelavida.Ungeneralnomataconsuspropiasmanos.Otrosdebenhacerlopor él. Seacercómuchoyledijoenvozbaja: —¡Déjalovivir!Sulocurasehadebidoatubofetada.Confíaenmí.Nosinteresa másqueviva. —¿Qué? —Vivonosinteresamás.Confíaenmí.Puedesmatarlocuandoquieras.Ahoralo necesitamosvivo. Ishidoleyódesesperación,ysinceridad,enlacaradeYabú.Bajóelarco. —Muybien.Peroundíaloquerrévivo.Ylocolgarédelospiessobreelpozo. Yabútragósalivaehizounamediareverencia.Nerviosamente,hizounademán paraqueelcortejosepusieseenmarchatemiendoqueIshidoseacordaradelalitera ydeKiritsubo. Lacolumnaseacercabayaalapuerta.Yabúsesituóenlaretaguardia.Temíaque elcortejofuesedetenidoencualquiermomento.«Seguramente,algunodelosGrises habrávistoaToranaga—pensó—.¿CuántotardaránendecírseloaIshido?¿Pensará éstequeheparticipadoenelintentodefuga?¿Seráestomiruina?» Enmitaddelpuente,Marikosedetuvoparamirarhaciaatrás. —Nos siguen, Anjín-san. Las dos literas han cruzado la puerta y están ya en el puente. Blackthornenocontestónisevolvió.Necesitabatodasufuerzadevoluntadpara mantenerseenpie.Habíaperdidolassandalias,lacaraleardíaacausadelabofetada www.lectulandia.com-Página262 y le dolía la cabeza. Los últimos guardias le dejaron cruzar el rastrillo y seguir adelante.TambiéndejaronpasaraMarikosindetenerla.Después,pasaronlasliteras. Blackthornedescendióenvanguardialasuavecuestaycruzóelcampoabiertoy elúltimopuente.Sólocuandoestuvoenlazonaboscosa,fueradelcampovisualdel castillo,sederrumbó. www.lectulandia.com-Página263 CapítuloXXIII —¡Anjín-san!¡Anjín-san! Semiconsciente,dejóqueMarikoloayudaraabeberunpocodesaké.Lacolumna sehabíadetenido.LosPardosrodeabanapresuradamentelaliteracerrada,precedidos yseguidosporlosgrisesquelosescoltaban.Buntarohabíagritadoalgoaunadelas doncellas, que inmediatamente sacó un frasco de una de las cajas del equipaje. Después,corrióhaciaMariko. —¿EstábienAnjín-san? —Sí,creoquesí—respondióMariko. Yabú se unió a ellos y, tratando de alejar al capitán de los Grises, dijo con naturalidad: —Podemos seguir, capitán. Dejaremos aquí unos cuantos hombres. Cuando el bárbarosehayarecobrado,nosseguirán. —Con tu permiso, Yabú—san, esperaremos. Tengo que depositaros sanos y salvosenlagalera. TodosmiraronaBlackthorne,queseatragantabaunpococonellicor. —Gracias—dijo—.¿Estamosasalvo?¿Quiénmássabeque…? —¡Estás a salvo! —le interrumpió ella, deliberadamente—. Tuviste una especie deataque.Miraatualrededor…Yteconvencerásdequeestásasalvo. Blackthorne hizo lo que ella le mandaba. Vio al capitán y a los Grises y comprendió.Conlaayudadelvino,recobrórápidamentelasfuerzas. —Losiento,señora.Creoquefueunataquedepánico.Sindudamehagoviejo. Hablarenportuguésesmuycansado,¿no?—pasóallatín—.¿Puedesentenderme? —Claroquesí. —¿Es«másfácil»estalengua? —Tal vez —dijo ella, aliviada al ver que había comprendido la necesidad de obrar con cautela, pues eran muy pocos los japoneses que entendían el latín—. Aunquelasdoslenguassondifícilesytienensuspeligros. —¿Quiénmásconocíalos«peligros»?—Mimaridoyelquenosdirige. —¿Estássegura? —Asíparecieronindicarlolosdos. ElcapitándelosGrisesrebullóinquietoydijoalgoaMariko. —Mehapreguntadositodavíaerespeligrosoysitienequeatartelasmanosylos pies.Lehedichoqueno.Yaestáscuradodetuataque. —Sí—dijoélvolviendoahablarenportugués—.Lostengoamenudo.Ysime golpeanlacara,mepongofurioso.Losiento. Vioqueelcapitánmirabafijamentesuslabios,ypensó:«Tehepillado,bastardo. Apuestoaqueentiendeselportugués.» www.lectulandia.com-Página264 LadoncellaSonóarrimólacabezaalacortina,escuchóyseacercóaMariko. —Perdona,Mariko-sama,peromiseñorapreguntasiellocoestáencondiciones decontinuar.Ytepidequelecedastulitera,puesdebemosapresurarnosacausadela marea. MarikoselotradujoaBlackthorne. —Sí,estoybien—dijoél,yselevantótambaleándose.Yabúdiounaorden. —Yabú—sandicequedebesirenlalitera.—Marikosonrióalprotestarél.—En realidad, soy muy fuerte y no debes preocuparte. Caminaré a tu lado, para que podamoshablarsilodeseas. Loayudaronasubiralaliteraysepusieronenmarchainmediatamente.Élesperó queelcapitándelosGrisessehubiesealejado,ymurmuróenlatín: —Esecenturióncomprendelaotralengua. —Sí,ycreoquetambiénentiendeunpocoellatín—susurróella.Caminóunos momentosyañadió—:Eresvaliente.Tedoylasgraciasporhaberlesalvado. —Tuvalentíaesaúnmayor. —No.ElSeñorDiosmepusoenelsenderoparaquepudieseserunpocoútil.De nuevotedoylasgracias. Denoche,laciudaderaunpaísdehadas.Lascasasricasteníanmuchosfarolillos de colores en las puertas y en los jardines, y los hijos aparecían deliciosamente traslúcidos.Inclusolascasaspobresparecíanlindasacausadelosshijos.Yestaban iluminadaslascallespordondetransitabanlospeatones,laskagasylossamuraisa caballo. —Lascasassealumbranconlámparasdeaceiteoconvelas—leexplicóMariko —,peroalllegarlanochecasitodoelmundosevaadormir. —Lomismoqueenmipaís.¿Cómococináisvosotros?¿Enunfogóndeleña? —Empleamos un brasero de carbón. Pero no hacemos guisos como vosotros, y porestonuestracocinaesmássencilla.Sóloarrozyunpocodepescadocasisiempre crudo,otostadosobrecarbón,conunasalsapicanteyverdurasenadobo.Aveces, tomamosunpocodesopa.Peronadadecarne.Somosunpueblofrugal.Tenemosque serlo, porque sólo una pequeña parte de nuestro suelo, tal vez una quinta parte, es cultivable…,ysomosmuchos. —Eres valiente. Gracias. Si no volaron las flechas fue gracias al escudo de tu espalda. —No,capitándebarco.FueporvoluntaddeDios. —Eresvalienteyereshermosa. «Nadiemehabíallamadohermosaantesdeahora»,pensó. —No soy valiente ni soy hermosa —replicó—. Los sables son hermosos. El honoreshermoso. —Yelvaloreshermosoytúlotienesenabundancia. www.lectulandia.com-Página265 Mariko no respondió. Recordaba aquella mañana y todas las malas palabras y todoslosmalospensamientos.¿Cómopodíaserunhombretanbravoytanestúpido, tanamableytancruel,tanatractivoytandetestable,todoalmismotiempo? «Pero sé prudente, Mariko —se dijo—. Piensa en Toranaga y no en ese extranjero.» —Sí —repuso—. El valor es hermoso, y a ti te sobra. —Después, volvió al portugués.—Ellatínmefatiga. —¿Loaprendisteenlaescuela? —No, Anjín-san. Fue más tarde. Después de casarme, viví mucho tiempo en el lejanoNorte.Estabasola.Nohabíamásquecriadosylugareños,ylosúnicoslibros queteníaeranenportuguésyenlatín.Algunasgramáticas,algunoslibrosreligiososy unaBiblia.Aprendiendolenguaspasababienelratoyteníalamenteocupada.Tuve muchasuerte. —¿Dóndeestabatumarido? —Enlaguerra. —¿Cuántotiempoestuvistesola? —Tenemosundichosegúnelcualnotieneeltiempounasolamedida,sinoque puedesercomolaescarchaocomoelrelámpago,comounalágrima,unasedio,una tormentaounapuestadesol,oinclusocomounaroca. —Es un sabio proverbio. Tu portugués es muy bueno, señora. Y tu latín, mejor queelmío. —¡Tieneslalenguademiel,Anjín-san! —¡Eshonto! —Hontoesunabellapalabra.Lahontoesque,undía,unpadrecristianollegóal pueblo.Éramoscomodosalmasperdidas.Élpermaneciócuatroañosallíymeayudó muchísimo. Me alegro de poder hablar bien —dijo sin vanidad—. Mi padre quería queaprendieselenguas. —¿Porqué? —Pensabaquedebíamosconoceraldiabloconquienteníamosquetratar. —Eraunhombreprudente. —No.Noloera. —¿Porqué? —Undíatecontarélahistoria.Esmuytriste. —¿Porquéestuvistesoladuranteuntiempoquefuecomounaroca? —Mi marido me despidió. Mi presencia lo había ofendido. Tenía perfecto derechoahacerlo.Ymehonróalnodivorciarsedemí.Despuésmehonróaúnmásal aceptarmedenuevoconmihijo…Mihijotieneahoraquinceaños.Enrealidad,soy vieja. —Notecreo,señora. www.lectulandia.com-Página266 —Eshonto. —¿Quéedadteníascuandotecasaste? —Soyvieja,Anjín-san.Muyvieja. —Nosotrostambiéntenemosundicho.Laedadescomolaescarchaounasedioo unapuestadesol,eincluso,aveces,comounaroca. Ella se echó a reír, y él se sintió hechizado y pensó que todo era gracioso en aquellamujer. —Ati,venerableseñora,tesientamagníficamentelavejez. —Paraunamujer,lavejeznuncaesbella,Anjín-san. —Túerestaninteligentecomohermosa. «Nadiemehabíallamadohermosaantesdeahora—volvióapensarella—.¡Ojalá fueraverdad!» —Aquí no es prudente fijarse en la mujer de otro hombre —dijo—. Nuestras costumbressonmuyseveras.Porejemplo,siunamujercasadaesencontradaasolas conunhombreenunahabitaciónquetengalapuertacerrada,aunquenohaganmás quehablar,laleyautorizaasumarido,asuhermanooasupadreamatarlaenelacto. Silajovenessoltera,supadrepuedehacerdeellaloquequiera. —Esto no es justo ni civilizado —dijo él, e inmediatamente lamentó haberlo dicho. —Nosotros creemos que somos muy civilizados, Anjín-san —Mariko se alegró ahora del nuevo insulto, pues había roto el encanto y deshecho la intimidad—. Nuestras leyes son muy sabias. Hay demasiadas mujeres libres y sin compromiso para que un hombre tenga que coger la que pertenece a otro. Hay un sitio para el hombre y un sitio para la mujer. El hombre puede tener una esposa oficial, aunque puede, desde luego, tener muchas consortes. Pero, por lo que me han contado, la mujer tiene aquí mucha más libertad que en Portugal o en España. Podemos ir libremente adonde nos plazca y cuando nos plazca. Si queremos, podemos divorciarnos de nuestros maridos. En primer lugar, podemos negarnos a casarnos. Somosdueñasdenuestrocaudalydenuestrosbienes,denuestrocuerpoydenuestra alma.Silodeseamos,podemostenerunpoderenorme.Entucasa,¿quiénadministra elcaudal,eldinero? —Yo,naturalmente. —Aquí,laesposacuidadetodo.Eldineronosignificanadaparaunsamurai.Yo administrolosnegociosdemimarido.Éltomalasdecisiones.Yocumplosusdeseos ypagolasfacturas.Estoledejaenlibertadparadedicarseúnicamenteacumplirsu deberconsuseñor.No,Anjín-san,nodebeshacercríticasprematuras. —No he pretendido criticar, señora. Pero nosotros creemos en la santidad de la vida,creemosquesóloeltribunaldelareinapuedecondenaramuerte. —Pero,¿nohasdichoqueestonoesjustonicivilizado? www.lectulandia.com-Página267 —Sí. —¿Y no es esto una crítica? Debes recordar que nuestra civilización y nuestra culturatienenmilesdeañosdeantigüedad.¿Cuántostienelavuestra? —Pocos,señora. —Nuestro Emperador, Go-nijo, hace el número ciento siete de una dinastía ininterrumpida que se remonta a Jimmu-tenno, el primer mortal, descendiente de cinco generaciones de espíritus terrestres, precedidas de las siete generaciones de espírituscelestes,procedentesdeKino-toko-tachi-noh-Mikoto,elprimerespíritu,que apareciócuandolaTierrafueseparadadeloscielos.¿Cuántasgeneracionesdereyes hangobernadotupaís? —NuestrareinaeslaterceradelalíneaTudor.Peroyaesviejaynotienehijos,y serálaúltimadesuestirpe. —Son ciento siete generaciones, Anjín-san, que se remontan a la divinidad — repitióellaconorgullo. —Sicreesesto,señora,¿cómopuedessertambiéncatólica? Ellafruncióelceñoydespuésseencogiódehombros. —Sólohacediezañosquesoycristiana,yaunquecreoenelDioscristiano,enel DiosPadre,HijoyEspírituSanto,contodomicorazón,nuestroEmperadordesciende directamente de los dioses o de Dios. Es divino. Hay muchas cosas que no puedo explicar ni comprender. Pero la divinidad de mi Emperador es indiscutible. Sí, soy cristiana,peroantetodosoyjaponesa. Él la había observado, pasmado por lo que decía. ¿Ciento siete generaciones? ¡Imposible!¿Lamuerteenelactosóloporestarinocentementeconunhombreenuna habitación cerrada? ¡Esto era barbarie, una descarada invitación al asesinato! ¡Fomentabanyadmirabanelasesinato!¿NolohabíadichoasíRodrigues?¿Nohabía sidounasesinatoloquehizoOmi-sanconaquellugareño? «¡Diosmío!,hacedíasquenopiensoenOmi-san—sedijo—.Olvídalo,escucha, tenpaciencia,hazlepreguntas,puesellatedarálosmediosparaobligaraToranagaa aceptartuplan.Ahora,Toranagaestáendeudacontigo.Lehassalvadolavidayéllo sabeytodoslosaben.» La columna cruzaba la ciudad en dirección al mar. Vio a Yabú, que marcaba el pasoy,porunmomento,losgritosdePieterzoonresonaronensucabeza. —Cadacosaasutiempo—sedijo. —Sí—siguiódiciendoMariko—.Debedesermuydifícilparati. —Nuestro mundo es muy distinto del tuyo. —¿Cómo explicarle al bárbaro nuestromododeser?¿Cómoencomiarleporsubravura?Toranagalehabíaordenado quelohiciese.Pero,¿cómo?—Permitequetecuenteunahistoria,Anjín-san.Cuando yo era joven, mi padre era general de un daimío llamado Goroda. En aquellos tiempos,elseñorGorodanoeraaúnelgranDictador.MipadreinvitóaGorodaya www.lectulandia.com-Página268 sus principales vasallos a un banquete. Ni se le ocurrió pensar que no había dinero para comprar la comida y el saké y la vajilla y las demás cosas requeridas por tan importante visita. Y no es que mi madre fuese mala administradora, sino todo lo contrario.Graciasasusentidodelahorro,mipadrepudollevarcincomiltrescientos guerrerosalcombateenvezdeloscuatromilqueoficialmentelecorrespondían.Pero lafamiliateníamosapenaslonecesarioparacomer. »No había dinero para la fiesta. En vista de ello, mi madre se dirigió a los peluqueros de Kyoto y les vendió su cabellera. Recuerdo que era negra como la nocheyquelellegabamásabajodelacintura.Perolavendió.Lospeluquerossela cortaron aquel mismo día y le dieron una peluca barata, y ella compró todo lo necesarioysalvóelhonordemipadre.Debíapagarlasfacturasylaspagó.Cumplió sudeber.Paranosotros,eldebereslomásimportante. —¿Yquédijotupadre,alenterarse? —¿Qué podía decir, sino darle las gracias? Ella tenía el deber de encontrar el dinero,desalvarsuhonor. —Debíaamarlomucho. —Elamoresunapalabracristiana,Anjín-san.Nosotrosnotenemosunapalabra parael«amor»talcomovosotrosloentendéis.Deber,lealtad,honor,respeto,deseo: tenemosesaspalabras,ynosbastan. Lomiróapesarsuyo,yrecordóelmomentoenquehabíasalvadoaToranaga,a sumarido.«Noolvidesqueambosestabanperdidos,queestaríaahoramuertodeno habersidoporestehombre.»Seaseguródequenohubiesenadiecercadeellos. —¿Porquéhashecholoquehashecho? —Nolosé.Talvezporque… Seinterrumpió.¡Habríapodidodecirtantascosas…!Peroselimitóaresponder, enlatín: —PorqueÉldijo:DadalCésarloqueesdelCésar. —Sí—repusoellaenlamismalengua—.Sí,estoesloqueyoqueríadecir.Al César lo suyo, y a Dios lo suyo. Así pensamos nosotros. Dios es Dios, y nuestro EmperadoresdeDios.YelCésareselCésar,ydebeserhonradocomoCésar. Después,conmovidaporsucomprensiónyporlaternuradesuvozagregó: —Eresinteligente.Avecescreoqueentiendesmásdeloquedices. «¿No estás haciendo lo que juraste que no harías nunca? —se preguntó Blackthorne—.¿Noteportascomounhipócrita?Síyno.Yonolesdebonada.Soy su prisionero. Han robado mi barco y mis bienes y han asesinado a uno de mis hombres.Sonpaganos…Bueno,algunossonpaganosylosotrossoncatólicos.Yono debonadaalospaganosnialoscatólicos.» Elmarestabayamáscerca,acosademediamilla.Pudovermuchosbarcosyla fragata portuguesa, con sus luces de posición. Sería una buena presa. Con veinte www.lectulandia.com-Página269 muchachos resueltos, podría apoderarse de ella. Se volvió a Mariko. Una mujer extrañadeunaextrañafamilia.¿EnquéhabríaofendidoaBuntaro…aaquelmono? ¿Cómopodíaacostarseconélohabersecasadoconél? —Señora —dijo con la misma delicadeza en la voz—. Tu madre debió ser una mujerexcepcionalparahaceraquello. —Sí, pero precisamente por lo que hizo vivirá eternamente. Ahora es una leyenda.Erasamurai…comomipadre. —¿Estáahoraentucasa? —No.Niella,nimipadre,niningunodemishermanos,hermanasofamiliares. Soylaúltimademiestirpe. —¿Hubounacatástrofe? Depronto,Marikosesintiócansada.«Estoycansadadehablarlatínydehablarel malsonanteportugués,ydehacerdemaestra.Yonosoymaestra.Sólosoyunamujer que conoce su deber y quiere hacerlo en paz. No quiero saber nada de sentimentalismosnideesehombrequemeinquieta.Noquierosabernadadeél.» —Enciertomodo,Anjín-san,fueunacatástrofe.Undíatelocontaré. Apretó ligeramente el paso y se adelantó acercándose a la otra litera. Las dos doncellassonrieronnerviosamente. —¿Tenemosqueirmuylejos,Mariko-san?—preguntóSonó. —Creoqueno—dijoellaconvoztranquilizadora. El capitán de los Grises surgió bruscamente de la oscuridad al otro lado de la litera.EllasepreguntósihabríaoídoalgodeloquelehabíadichoaAnjín-san. —¿Seportabienelbárbaro?¿Notemolesta?—preguntó. —¡Oh,no!Parecehabersecalmadodeltodo. —¿Dequéhablabais? —De muchas cosas. Trataba de explicarle algunas de nuestras leyes y costumbres. El señor Toranaga me pidió que procurase infundirle un poco de sensatez. —¡Ah,sí!ElseñorToranaga.¿Porquéseinteresatantoenél,señora? —Nolosé.Supongoqueporloextrañoquees. Doblaron una esquina y salieron a una calle flanqueada por casas con jardines vallados.Másalláestabanlosmuellesyelmar. —Segúnrumores,escristianoodiceserlo.¿Loes? —Nodelosnuestros,capitán.¿Erestúcristiano? —Miseñorloesy,portanto,yotambiénlosoy.MiamoeselseñorKiyama. —Tengo el honor de conocerlo. Honró a mi marido desposando a una de sus nietasconmihijo. —Sí,losé,damaToda. —¿SeencuentramejoradoelseñorKiyama?Tengoentendidoquelosmédicosno www.lectulandia.com-Página270 permitenquenadielovisite. —Nolohevistodesdehaceunasemana.Ningunodenosotroslehavisto.Talvez eslaviruelachina.¡QueDiosleprotejadeellaymaldigaatodosloschinos!—Miró con ira a Blackthorne.—Los médicos dicen que esos bárbaros trajeron la peste a China,aMacaoy,deallí,anuestrascostas. —SumusomnesinmanuDei—dijoella. —Ita,amen—respondióelcapitánsinpensarlo,cayendoenlatrampa. Blackthorne había captado también la treta. Vio pasar un destello de ira por el rostro del capitán y oyó que decía algo entre dientes a Mariko que enrojeció y se detuvo.Blackthornesaltódelaliterayseacercóaellos. —Si sabes latín, centurión, tal vez tendrás la amabilidad de hablar un poco conmigo.Estoyansiosoporsabercosasdetugranpaís. —Sí,hablotulengua,extranjero. —Noesmilengua,centurión,sinoladelaIglesiaydetodaslaspersonascultas demimundo.Túlahablasmuybien.¿Cómoydóndelaaprendiste? El cortejo los adelantaba y todos los samurais, los Grises y los Pardos, los observaban. Buntaro, que caminaba junto a la litera de Toranaga, se detuvo y se volvió.Elcapitánvacilóunmomentoyseechóaandar,yMarikosealegródeque Blackthornesehubierareunidoconellos.Caminaronunbreveratoensilencio. Elcapitánnorespondió,puesodiabaelrecuerdodelseminariodeMacaodonde Kiyamalohabíaenviadodepequeñoparaqueaprendieselenguasydijofríamente: —Yaquepodemoshablardirectamente,dimeconsencillezporquépreguntastea estadama:«¿Quiénmáslosabe…?»Quiénmássabe,¿qué? —Nolorecuerdo.Mimenteestabatrastornada. —Trastornada, ¿eh? Entonces, ¿por qué dijiste: «Dad al César lo que es del César»? —No fue más que una broma. Estaba discutiendo con esa dama que cuenta historiasmuyinteresantes,peroavecesdifícilesdecomprender. —Sí,haymuchascosasdifícilesdecomprender.¿Porquétevolvistelocoenla puerta?¿Ycómoterecobrastetanrápidamentedetuataque? —HasidoporlabondaddeDios. Volvíanacaminarjuntoalalitera,yelcapitánestabafuriosoporhabersedejado atraparcontantafacilidad.ElseñorKiyamalehabíaadvertidoqueaquellamujerera sumamente astuta: «No olvides que lleva la traición en todo su ser. Y que el pirata llevalamarcadeldemonioSatanás.Vigila,escuchayrecuerda.Ymataalpirataen cuantoempiecelaemboscada.» Las flechas saltaron en la noche y la primera de ellas se clavó en el cuello del capitán, cuyo último pensamiento fue de asombro porque la emboscada no debía producirseenaquellacalle,sinocercadelosmuelles,yelataquenodebíadirigirse www.lectulandia.com-Página271 contraellos,sinocontraelpirata. Otraflechasehabíaclavadoenunpostedelalitera,aunapulgadadelacabeza de Blackthorne. Otras dos habían perforado las cortinas de la litera de Kiritsubo, y otra había herido a la joven Asa en la cintura. Al empezar ésta a chillar, los portadores soltaron las literas y echaron a correr en la oscuridad. Blackthorne rodó para ponerse a cubierto arrastrando a Mariko detrás de la litera volcada. Buntaro cubríalaliteradeToranagaconsucuerpolomejorquepodía,ycuandocesólalluvia de saetas avanzó y descorrió las cortinas. Las dos flechas se habían clavado en el pechoyenelcostadodeToranaga,peroélestabaileso.Searrancólosdardosdela armadura protectora que llevaba debajo del quimono. Después, se arrancó el sombreroanchoylapelucay,sacandosusablededebajodelmanto,saltódelalitera. MarikoempezóaarrastrarseparaacudirenayudadeToranaga,peroBlackthornela detuvoconungrito,alacribillarotrasflechaslasliteras,matandoadosPardosyaun Gris.OtrapasótancercaquearañólamejilladeBlackthorneyotraclavólafaldade suquimonoenelsuelo.Entonces,Yabúdiolaordendeataque.Unasfigurasvagasse dibujaronsobreunodelostejados.Unaúltimaráfagadeflechasrasgólaoscuridad también en dirección a las literas. Buntaro y otros Pardos servían de escudo a Toranaga.Unhombrecayómuerto.UnasaetaseclavóenloshombrosdeBuntaro,a través de una juntura de su armadura, y él lanzó un gruñido de dolor. Yabú, los PardosylosGrisesllegaroncercadelmuropersiguiendoalosatacantes,peroéstos se desvanecieron en la oscuridad. Blackthorne se puso de pie y ayudó a Mariko a levantarse.Ellaestabaimpresionada,peroilesa. —Gracias—dijo,yechóacorrerhaciaToranagaparaayudaraocultarlodelos Grises. Pero uno de éstos dijo: «¡Toranaga!», y aunque lo dijo en voz baja, todos lo oyeron. Uno de los oficiales Grises hizo una precipitada reverencia. Aunque pareciese increíble, aquí estaba el enemigo de su señor, en libertad, fuera de las murallas del castillo. —Esperaaquí,señorToranaga—dijo.Y,volviéndoseaunodesushombres: —Tú,informainmediatamentealseñorIshido.Elhombreechóacorrer. —¡Detenadlo!—ordenóToranagaamediavoz. Buntaro lanzó dos flechas. El hombre cayó, herido de muerte. El oficial desenvainóelenormesableysaltósobreToranagalanzandoungritodeguerra,pero Buntaro estaba apercibido y paró el mandoble. Simultáneamente, los Pardos y los Grises,todosmezclados,desenvainaronsussablesysaltaronbuscandoespaciolibre. Todalacalleseconvirtióenunconfusocampodebatalla.Buntaroyeloficial,dignos rivales el uno del otro, hacían fintas y descargaban golpes. De pronto, un Gris se separódelosdemásparaatacaraToranaga,peroMarikoagarróunaantorcha,corrió www.lectulandia.com-Página272 ylaplantóenlacaradeloficial.Buntaropartióasuenemigoporlamitad,destripóa otro y le dio un tajo de arriba a abajo a un tercero que trataba de acercarse a Toranaga, mientras Mariko se echaba hacia atrás con un sable entre las manos, sin perderdevistaaToranaganiaBuntaro,sumonstruosoguardaespaldas. CuatroGrisesseagruparonyselanzaroncontraBlackthorne,queseguíainmóvil junto a su litera. Yabú y un Pardo saltaron para cortarles el paso luchando como demonios. Blackthorne consiguió apartarse, agarró una antorcha y, empleándola comounamaza,logródesconcertardemomentoasusatacantes.Yabúmatóaunode ellosymutilóaotro,ycuatroPardosllegaroncorriendoparaacabarconlosotrosdos Grises. Sin vacilar, Yabú y el Pardo, que estaba herido, se lanzaron de nuevo al ataqueparaprotegeraToranaga.Blackthornecorrió,recogióunarmaqueeramedio sableymediolanzayseacercóaToranaga.SóloToranagapermanecíainmóvil,con elsableenvainado,enmediodeaquelestruendo. Los Grises luchaban valerosamente. Cuatro de ellos se unieron en una carga suicida contra Toranaga. Los Pardos hicieron fracasar su intento y aprovecharon su ventaja.LosGrisessereagruparonyatacarondenuevo.Entonces,unoficialordenó que tres hombres se retirasen para pedir ayuda y que los demás protegiesen su retirada. Los tres Grises echaron a correr, y, aunque fueron perseguidos y Buntaro matóaunodeellos,losotrosdoslograronescapar. Todoslosdemásmurieron. www.lectulandia.com-Página273 CapítuloXXIV Caminabanapresuradamenteporunoscallejonesdesiertosdandounrodeoparallegar al puerto y a la galera. Eran diez: Toranaga, que iba en cabeza, Yabú, Mariko, Blackthorneyseissamurais.Losdemás,almandodeBuntaro,seguíanelitinerario previsto, con las literas y el equipaje. El cadáver de Asa iba en una de las literas. BlackthornelehabíaarrancadolasaetayToranagahabíavisto,conasombro,cómo Anjín-sanlaacunabaenvezdedejarlamorirasolasydignamente,ycómo,alcesar la lucha, la colocaba delicadamente en la litera. Después le había sobrevenido la muerte,yToranagalahabíadejadoallícomoseñueloyhabíahechocolocaraunode losheridosenlasegundaliteratambiéncomoseñuelo. De los cincuenta Pardos que componían su escolta, quince habían resultado muertosyoncemortalmenteheridos.Losoncehabíansidorápidayhonorablemente enviadosalGranVacío,tresporpropiamanoylosotrosochoconayudadeBuntaroa peticiónsuya.CuarentayochoGrisesyacíanenelpolvo. Toranagasabíaqueestabapeligrosamenteindefenso,peroestabacontento.«Todo haidobien—pensó—,dadaslasvicisitudesdelasuerte.¡Quécuriosaeslavida!De momento, pensé que era de mal augurio que el capitán hubiese visto el cambio de papelesentreKiriyyo.Perodespués,elcapitánmesalvó,sehizoperfectamenteel locoy,graciasaél,pudeescapardeIshido.» Habíasidounbuenplan,pueseraevidentequeIshidohabíatratadoderetenerlo en el castillo, aun a costa de sacrificar a dama Ochiba, su rehén en Yedo, y habría empleadocualquiermedioparatenerlobajovigilanciahastalareunióndefinitivadel ConsejodeRegenciadondelohabríanacorralado,inculpadoyeliminado. —¡Pero no por esto dejarán de inculparte! —le había dicho Hiro-matsu —. Aunquelogresescapar,losregentesteinculparánaespaldastuyasconmásfacilidad quesitienenquehacerlocaraacara.Ytendrásquehacerteelharakiricuandoelloslo ordenen,comoloordenaránsinduda. —Sí—habíadichoToranaga—.ComopresidentedelConsejodeRegencia,tengo quehacerlosiloscuatrovotancontramí.Peroaquíestá—ysehabíasacadounrollo depergaminodelamanga—mirenunciaformalalcargoderegente.Seloentregarás aIshidocuandoseenteredemifuga. —¿Qué? —Sidimitonoestaréatadopormijuramentocomoregente.¿Neh?ElTaikono meprohibiódimitir,¿neh?DaletambiénestoaIshido—habíaañadido,entregandoa Hiro-matsuelsellooficialdesucargodepresidente. —Peroteencontraráscompletamenteaislado.¡Seráturuina! —Te equivocas. El Taiko estableció en su testamento un consejo de cinco regentes del reino. Ahora son cuatro. Legalmente, para ejercer el mandato del www.lectulandia.com-Página274 emperador, tienen que elegir un nuevo miembro, el quinto, ¿neh? Para ello, Ishido, Kiyama,OnoshiySugiyamatienenqueponersedeacuerdo,¿neh?Ahorabien,viejo camarada, ¿con quién aceptarían estos enemigos compartir el poder supremo? Mientrasdiscutan,nohabrádecisionesy… —Comonosestamospreparandoparalaguerrayyanoteataráningúnjuramento podrás arrojar unas gotas de miel aquí y unas gotas de hiél allá, y esos infectos escarabajos peloteros se devorarán entre ellos —dijo Hiro-matsu de una tirada—. ¡Ah,YoshiToranaga-noh-Mono-wara,ereselmásgrandedeloshombres! «Sí, es un buen plan —pensó Toranaga—. Todos han representado bien sus papeles: Hiro-matsu, Kiri y mi adorable Sazuko. Pero temo que no les dejarán marcharysentiréperderlos.» Cruzaronotracalledesiertaybajaronporunpasaje.Sabíaquelavozdealarma llegaríaprontoaIshidoyempezaríalacaza.Perosedijoquehabíatiempodesobra. «Sí, es un buen plan. Pero no preví la emboscada. Esto me cuesta tres días de tranquilidad.Kiriestabaseguradequepodríamantenerelengañodurantetresdías. Peroahorasehadescubiertoelsecretoynopodrésubirabordoyhacermealamar. ¿Contraquiénibadirigidalaemboscada?¿Contramíocontraelcapitán?Contraél, sin duda alguna. Pero, ¿no dirigieron las flechas contra las dos literas? Sí, pero los arquerosestabanmuylejosynopodíanverbienylomásseguroeramataralosdos pasajeros, por si acaso, ¿Quién ordenó el ataque? ¿Kiyama u Onoshi? ¿O los portugueses?¿Olospadrescristianos?.» Toranaga se volvió a mirar al capitán. Vio que no flaqueaba, como tampoco la mujerquecaminabaasulado,aunqueambosestabancansados.«Estanochehasido lasegundavezqueheestadoapuntodemorir—pensó—.ElTaikomedijomuchas veces:»Mientras viva el castillo de Osaka, mi estirpe no morirá, y tu epitafio, ToranagaMinowara,seráescritoensusmurallas.¡Osakaserácausadetumuerte,mi fielvasallo!». Conunesfuerzo,Toranagaapartólamiradadelcastillo,doblóotraesquinayse metió en un laberinto de callejas. Por fin se detuvo ante una puerta destartalada. Habíaunpezdibujadoenlamadera.Llamó,deacuerdoconunaseñalconvenida.La puertaseabrióinmediatamente,yuntoscosamuraiseinclinó. —¿Señor? —Llamaatushombresysigúeme. Elsamurainollevabaelquimonopardodeordenanza,sinolosharapospropios de un ronín, pero era uno de los soldados secretos especiales que Toranaga había introducidoenOsakaparauncasodeemergencia.Quincehombres,vestidosdeuna maneraparecidaeigualmentebienarmados,losiguieron,mientrasotrosibanadarla alarmaaotroscuadrossecretos.MuyprontoestuvoToranagarodeadodecincuenta soldados. Otro centenar le cubrían los flancos, y otro millar estaría a punto al www.lectulandia.com-Página275 amanecersilosnecesitaba.Tranquilizado,aflojóelpaso,adviniendoqueelcapitány lamujersefatigabandemasiado.Losnecesitabafuertes. Toranagasedetuvoalasombradelalmacényobservólagalera,elespigónyel muelle. Yabú y un samurai estaban a su lado. Los otros se habían agrupado a unos cienpasosatrás,enelcallejón. UndestacamentodecienGrisesesperabacercadelapasareladelagalera,aunos cientos de pasos de distancia, en una amplia extensión de tierra batida que hacía imposibletodasorpresa.Lagaleraestabaatracadadeladoenelespigóndepiedraque se adentraba cien yardas en el mar. Los remos estaban perfectamente armados, y Toranagapudoverclaramenteamuchosmarinerosyguerrerossobrelacubierta. —¿Sonnuestrosodeellos?—preguntóenvozbaja. —Demasiadolejosparaestarseguros—respondióYabú. Lamareaestabaalta.Másalládelagalera,ibanyveníanlasbarcasdepesca,con linternasamododelucesdeposiciónyparapescar.AlNorte,yalolargodelaplaya, había hileras de embarcaciones de pesca varadas, de diferentes tamaños. Y a unos quinientos pasos al Sur, atracada en otro espigón de piedra, estaba la fragata portuguesa, la Santa Teresa. Alumbrados por antorchas, grupos de cargadores embarcabanfardosybarriles.OtranumerosacompañíadeGrisespatrullabacercade ellos. —Contupermiso,señor,yoatacaríaenseguida—murmuróelsamurai. —No lo creo aconsejable —dijo Yabú—. No sabemos si los nuestros están a bordo. Y puede que haya mil hombres ocultos en los alrededores. Esos tipos —y señalóalosGrisesqueestabancercadelbarcoportugués—daríanlavozdealarma. No podríamos subir al barco y hacernos a la mar antes de que nos copasen. Necesitaríamoseldécuplodeloshombresquetenemos. —ElgeneralseñorIshidosabráprontoloocurrido—dijoelsamurai—.Entonces, toda Osaka bullirá de enemigos, más numerosos que las moscas en un campo de batalla. Tengo quinientos cincuenta hombres, contando los de los flancos. Serán bastantes. —No, si queremos asegurarnos. No, si nuestros marineros no empuñan ya los remos.EsmejorhacerunamaniobradediversiónqueatraigaalosGrisesyatodos losqueestánocultos.Ytambiénaésos—añadióYabú,señalandoalosqueestaban juntoalafragata. —¿Quéclasedediversión?—preguntóToranaga. —Incendiarlacalle. —¡Esimposible!—protestóelsamurai,aterrado. Elincendioprovocadoeraundelitoquesecastigabaconlamuerteenlahoguera del culpable y de toda su familia. Esta pena era la más severa de la Ley porque el fuegoeralamayorcalamidadparacualquierciudad,pueblooaldeadelImperio.A www.lectulandia.com-Página276 excepción de las tejas de algunas cubiertas, la madera y el papel eran los únicos materialesdeconstrucción. —¡Nopodemosincendiarlacalle!—dijo. —¿Quéesmásimportante?—lepreguntóYabú—.¿Ladestruccióndeunaspocas callesolavidadenuestroseñor? —Elfuegoseextenderá,Yabú—san.PodemosincendiarOsaka.Hayunmillónde personasenlaciudad…otalvezmás. —¿Respondesconestoamipregunta? ElsamuraipalidecióysevolvióaToranaga. —Haréloquetúdigas,señor.¿Esestoloquequieres? Toranaga había observado el viento. Era suave y no propagaría el incendio. Tal vez. Pero una hoguera podía convertirse fácilmente en un monstruo que devorase todalaciudad.Menoselcastillo.¡Ah!¡Sihubiesedearderelcastillo,novacilaríaun soloinstante! Girósobresustalonesyvolviójuntoalosotros. —Mariko-san, ve a la galera con el capitán y nuestros seis samurais. Finge un estadocasidepánico.DilesalosGrisesquehahabidounaemboscada,porbandidos oronín,noestássegura.DilesdóndeocurrióyqueelcapitándelosGrisesdenuestra escoltateenvióapedirayuda,quelabatallaestáencursoycreesqueKiritsuboestá muerta o herida…, y que se den prisa por lo que más quieran. Si te muestras convincente,estosacarádeaquíalamayoríadeellos. —Comprendoperfectamente,señor. —Entonces, hagan lo que hagan, sube a bordo con el capitán. Si nuestros marineros están allí y hay seguridad en el barco, vuelve a la pasarela y finge desmayarte.—ToranagamiróaBlackthorne.—Dileloquevasahacer,peronoque vasadesmayarte. Sevolvióadarórdenesasusotroshombreseinstruccionesespecialesalosseis samurais.Cuandohuboterminado,Yabúlollevóaparte. —¿Por qué enviar al bárbaro? ¿No sería más seguro dejarlo aquí? Quiero decir másseguroparati. —Másseguroparaél,Yabú—san,noparamí.Esunseñueloútil. —¿Señor? —Di,Mariko-san. —Losiento,peroAnjín-sanpreguntaquépasarásielbarcohasidoocupadopor elenemigo. —Dilequesinosesienteconfuerzaspuedequedarse. BlackthornedominósugenioaltraducirleellaloquehabíadichoToranaga. —DilealseñorToranagaquesuplanesmaloparati,quedeberíasquedarteaquí. Sitodoestábien,puedohacerleunaseñal. www.lectulandia.com-Página277 —Nopuedohacerlo,Anjín-san,porquenoesloquehaordenadomiseñor—dijo Mariko,confirmeza—.Cualquierplansuyotienequeserporfuerzabueno. Blackthornecomprendióquedenadaleserviríadiscutir.Lahabíavisto,durante laemboscada,conunsablequeeracasitanlargocomoella,resueltaalucharhasta morirporToranaga. —¿Dónde aprendiste a manejar el sable? —Le había preguntado mientras se dirigíanalmuelle. —Debes saber que todas las damas samurais aprenden, desde pequeñas, a manejaruncuchilloparadefendersuhonoryeldesusseñores—lehabíadichoella connaturalidadmostrándoleelestiletequellevabaocultoenelobi—.Peroalgunas, nomuchas,aprendimostambiénausarelsableylalanza,Anjín-san.Desdeluego, haymujeresmásaguerridasqueotras,quegustandeiralaguerraconsusmaridoso suspadres.Mimadreeraunadeéstas. —DenohabersidoporqueelcapitándelosGrisesseinterpuso,laprimeraflecha tehabríaatravesado—habíadichoél. —Te habría atravesado a ti, Anjín-san —le había corregido ella con gran seguridad—.Peromesalvastelavidaalarrastrarmeaunlugarseguro. Ahora,almirarla,comprendióquesentiríamuchoqueleocurriesealgo. —Dejaquevayayoconelsamurai,Mariko-san.Túquédate,porfavor. —Noesposible,Anjín-san. —Entonces,quierouncuchillo.Ymejorsisondos. Ella transmitió la petición a Toranaga, el cual asintió. Blackthorne introdujo un cuchillo debajo del cinto, dentro del quimono. El otro lo sujetó, con el puño hacia abajo, en la cara interna de su antebrazo, con una tira de seda que arrancó del dobladillodelquimono. —Miseñorpreguntasitodoslosingleseslleváiscuchillosocultosenlamanga. —No.Perosílamayoríadelosmarineros. —Nosotrosnosolemoshacerlo,ytampocolosportugueses—dijoella. —El mejor sitio para un cuchillo de repuesto es la bota. Con él se puede hacer muchodaño,ydeprisa.Encasonecesario. Ella tradujo esto y Blackthorne advirtió las miradas atentas de Toranaga y de Yabú,ycomprendióquenolesgustabaverloarmado.«Bueno—pensó—.Talvezno melosquiten.» Volvió a interrogarse sobre Toranaga. Liquidada la emboscada y muertos los Grises,Toranaga,pormediodeMariko,lehabíadadolasgraciasdelantedetodoslos Pardos por su «lealtad». Nada más: ni promesas, ni pactos, ni recompensas. Pero Blackthornepensóquetodoestovendríamástarde.Elviejomonjelehabíadichoque lalealtaderaloúnicoqueellosrecompensaban. —Debemosconvenirunaseñalparaindicarsielbarcoesonoeslugarseguro— www.lectulandia.com-Página278 dijoaMariko. Ellatradujodenuevo,estavezcándidamente. —ElseñorToranagadicequeunodenuestrossoldadosseencargarádeesto. —Noconsiderodignoenviaraunamujerahacereltrabajodeunhombre. —Tenpacienciaconnosotros,Anjín-san.Nohaydiferenciaentreloshombresy lasmujeres.Lasmujeressomosigualesquelossamurais.Yparaesteplan,unamujer puedeservirmásqueunhombre. Toranagaledijounasbrevespalabras. —¿Listo,Anjín-san? —Elplanespésimoypeligroso,yyaestoyhartodehacerelpapeldeanimalpara elsacrificio.Perovamosallá. Ella rió, hizo una reverencia a Toranaga y echó a correr. Blackthorne y los seis samuraiscorrierondetrásdeella. LosGriseslosvieronaparecer,avanzaronasuencuentroylosrodearon.Mariko habló febrilmente con los samurais y los Grises. Blackthorne contribuyó con una jadeantemezcladeportugués,inglésyholandés,haciéndolesseñasparaquesedieran prisa, y después se dirigió tambaleándose a la pasarela y se apoyó en ella. Procuró miraralinteriordelbarco,peronopudosacarnadaenclaroporqueseasomabanala bordademasiadascabezas. Mariko apremiaba frenéticamente al jefe de los Grises. El oficial se acercó al barco y gritó una orden. Inmediatamente, más de cien samurais, todos Grises, empezaronabajardelbarco.Envióavarioshaciaelnorte,pararecibiralosheridosy auxiliarlesencasonecesario.DespachóotroapedirayudaalosGrisesqueestaban cerca de la galera portuguesa y, dejando a otros diez de guardia en la pasarela, se dirigióalfrentedelosrestantesaunacallequeconducíadirectamentealaciudad. Haciendoungranesfuerzo,Blackthorneseagarróalascuerdasdelapasarelay subióabordo.Marikolosiguió.DosPardossubierondetrásdeella. Losmarinerosqueseapretujabanenlabordadebaborlesabrieronpaso.Cuatro Grisesmontabanguardiaenelalcázar,yhabíaotrosdosenelcastillodepopa.Todos ibanarmadosconarcosyflechas. Marikopreguntóaunodelosmarineros.Elhombrelerespondióamablemente. —TodossonmarinerosenroladosparallevaraKiritsubo-sanaYedo—dijoellaa Blackthorne. —Pregúntale… Blackthorneseinterrumpióalreconoceralpequeñoyrobustopilotoalquehabía nombradocapitánderemerosdelagaleradespuésdeltemporal. —Konbanwa(buenasnoches),Capitán-san. —Konbanwa, Anjín-san. Watashi iyé Capitán-san ima —respondió el piloto moviendolacabeza.Señalóaunmarinerobajitoydetiesacoletagris,plantadoenel www.lectulandia.com-Página279 alcázar—.ImasuCapitán-san. —¡Ah! ¿So desu? ¡Halloa, Capitán-san! —gritó Blackthorne, haciendo una reverencia.Y,bajandolavoz—:Mariko-san,averiguasihayGrisesabajo. Antesdequeellapudieracontestar,elcapitándevolvióelsaludoaBlackthorney legritóalgoalpiloto.Esteasintióconlacabezaylerespondióprolijamente.Algunos delosmarinerosconfirmaronloquedecía.Elcapitánytodoslosdeabordoestaban muyimpresionados. —¡Ah, so desu, Anjín-san! —Y el capitán gritó:—¡Keirei! (¡Saludad!) Y todos losqueestabanabordo,salvolossamurais,seinclinaron,saludandoaBlackthorne. —Esepiloto—dijoMariko—hadichoalcapitánquetúsalvasteelbarcodurante latormenta,Anjín-san.Nonoshabíasdichonadasobreestatormenta. —Habíamuypocoquecontar.Fueunatormentacomootracualquiera.Porfavor, dale las gracias al capitán y dile que me siento feliz de estar de nuevo a bordo. Pregúntalesiestánlistosparazarparencuantolleguenlosotros.—Yañadióenvoz baja:—AveriguasihaymásGrisesabajo. Ellahizoloqueéllepedía. —Tedalasgracias,Anjín-san,porlavidadesubarco,ydicequeestánlistos.— Y,bajandolavoz:—Encuantoalootro,nolosabe. Blackthornemiróatierra.NohabíaseñalesdeBuntaro,nidelacolumnaenviada haciaelnorte.ElsamuraiquecorríaendirecciónalSantaTeresaestabaaunascien yardasdesupuntodedestino,yaúnnolohabíanvisto. —Esehombrellegarádeunmomentoaotro—dijomirandolafragata. —¿Quéhombre? Élselodijoyañadió,enlatín: —Está a unos cincuenta pasos de distancia. Ahora lo han visto. Necesitamos ayudainmediata.¿Quiénvaadarlaseñal?Hayquehacerlorápidamente. —¿Hayseñalesdemimarido?—preguntóella,enportugués. Élmoviólacabeza. «Sesenta Grises se interponen entre mi señor y su salvación —se dijo ella— ¡VirgenSanta,protégelo!» Después,encomendándoseaDios,temerosadetomarladecisiónequivocada,se acercótambaleándosealapasarelayfingióqueledabaundesmayo. Esto pilló desprevenido a Blackthorne. Vio que la cabeza de ella golpeaba fuertemente una tabla. Los marineros se agruparon a su alrededor y también acudieronlosGrisesqueestabanencubiertayenelmuelle,mientrasélcorríahacia Mariko.Lalevantóy,pasandoentreloshombres,lallevóalalcázar. —Traedunpocodeagua…Agua,¿hai? Los marineros le miraron sin comprender. Buscó desesperadamente en su memorialapalabrajaponesa.Elviejofraileselahabíadichocincuentaveces.¡Dios www.lectulandia.com-Página280 mío!¿Cuáles? —¡Oh…!Miza,mizu,¿bai? —¡Ah,mizu!Hai,Anjín-san. Unhombreechóacorrer.Depronto,sonóungritodealarma. Entierra,treintasamuraisdeToranaga,disfrazadosderonín,salíandelcallejón. LosGrisesdelmuellesevolvieronenlapasarela.Losdelalcázaryelcastillodepopa se abalanzaron para ver mejor. De pronto, sonó una voz de mando. Los arqueros armaronarcos.Todoslossamuraisdesenvainaronsussables. —¡Bandidos!—gritóunodelosPardos,segúnloconvenido.Inmediatamente,los dosPardosqueestabanencubiertasesepararon,yendounoaproayelotroapopa. Loscuatrodelmuellesedispersaron,mezclándoseconlosGrisesqueesperaban. —¡Alto! Lossamurais-roníndeToranagaatacaron.Unaflechaseclavóenelpechodeun hombre,quecayópesadamentealsuelo.Inmediatamente,elPardodelaproamatóal arquero Gris y atacó al otro, pero éste fue más rápido y sus sables se cruzaron mientras el Gris gritaba: «¡Traición!» a los demás. El Pardo de la popa había mutiladoaunodelosGrises,perolosotrostresloliquidaronrápidamenteycorrieron alapasarelamientrassedispersabanlosmarineros.Enelmuellesehabíaempeñado unaluchaamuerteentrelossamurais.EljefedelosGrisesdeabordo,unhombre corpulentoydebarbahirsuta,seplantódelantedeBlackthorneyMariko. —¡Muertealostraidores!—rugió,yconungritodeguerraselanzóalataque. Blackthorne sacó su cuchillo y lo lanzó. Se clavó en el cuello del samurai. Los otros dos Grises le atacaron, enarbolando los sables. Él había sacado su segundo cuchilloysemanteníafirmejuntoaMarikosinatreverseaabandonarla.Porelrabillo delojovioquelaluchaenlapasarelaestabaapuntodeterminarconéxito.Sólotres Grisesimpedíanqueelbarcofueseinvadido.Sipodíaaguantarmenosdeunminuto, élyMarikosehabríansalvado. —¡Matadalosbastardos! Sintió, más que vio, el sable que buscaba su cuello y dio un salto atrás para evitarlo.UnodelosGrisesloatacómientraselotrosedeteníajuntoaMarikoconel sable en alto. En el mismo instante, vio que Mariko volvía en sí. Se arrojó a las piernasdeldescuidadosamurai,haciéndolecaersobrelacubierta.Después,pasando sobre el cuerpo del Gris muerto, le arrancó el sable y se arrojó contra el otro profiriendoungrito.ElGrissehabíapuestoenpieyaullandoderabialaatacó.Ella retrocedió y luchó con bravura, pero Blackthorne comprendió que estaba perdida, pues aquel hombre era demasiado vigoroso. Blackthorne esquivó otro golpe mortal desuenemigo,loderribódeunapatadaylanzósucuchillocontraelrivaldeMariko. Se clavó en la espalda de éste haciéndole errar el golpe, y Blackthorne se encontró desarmado en el alcázar, con un Gris subiendo la escalera detrás de él. Saltó para www.lectulandia.com-Página281 arrojarseporlaborda,peroresbalósobrelacubiertamojadadesangre. Mariko, pálida como la cera, contemplaba fijamente al samurai que todavía la tenía acorralada, tambaleándose sobre los pies y resistiéndose a morir. En aquel momento, los ronin-samurais llegaron a lo alto de la pasarela, saltando sobre los Grises muertos, y uno de ellos derribó al atacante de Mariko mientras otro lanzaba unaflechacontraelalcázar. LaflechaseclavóenlaespaldadelGrishaciéndoleperderelequilibrioysusable pasójuntoaBlackthorneysehundióenlaborda.Blackthornetratódeescabullirse, peroelhombreloagarró,loderribóytratódearañarlelosojos.Otraflechahirióal segundoGrisenunhombroyunaterceralehizogirarsobresuspies.Brotósangrede subocay,ahogándoseydesorbitado,cayósobreBlackthorneenelmomentoenque llegabaotroGris,dispuestoamatarloconuncuchillocorto.Fueadescargarelgolpe contraelindefensoBlackthorne,perounamanoamigalesujetóelbrazoysucabeza se separó inmediatamente del cuello y surgió un surtidor de sangre. Los dos cadáveresfueronapartadosaunladoyalguienayudóaBlackthorneaponersedepie. Mientras se enjugaba la sangre de la cara, vio confusamente que Mariko estaba tumbada sobre la cubierta, rodeada de varios ronin-samurais. Se desprendió de sus salvadoresyavanzótambaleándosehaciaella,perosusrodillasflaquearonycayóal suelo. www.lectulandia.com-Página282 CapítuloXXV Blackthorne necesitó más de diez minutos para recobrar la fuerza necesaria para mantenersedepie.Mientrastanto,losronin-samuraishabíanrematadoalosheridos gravesyarrojadotodosloscadáveresalmar.HabíanperecidolosseisPardosytodos los Grises. La embarcación estaba dispuesta para zarpar inmediatamente. Todas las lucessehabíanapagado.Unoscuantossamuraishabíansidoenviadoshaciaelnorte paraestablecercontactoconBuntaro.ElgruesodelafuerzadeToranagacorrióhacia elSur,haciaunrompeolassituadoaunosdoscientospasosdondesehicieronfuertes contra los cien Grises de la fragata, que al darse cuenta del ataque volvían a toda prisa. Eljefedeabordo,despuésdecomprobarquetodoestabaenorden,hizobocina con las manos y gritó en dirección a tierra. Inmediatamente, más samurais disfrazados de ronín y mandados por Yabú, salieron de la sombra y se desplegaron haciaelNorteyhaciaelSurformandounosescudosprotectores.Yentoncesapareció Toranagayavanzódespaciohacialapasarela.Yanollevabasuquimonodemujerni laoscuracapadeviaje. «¡Bastardo! —pensó Blackthorne—. Eres frío, cruel y despiadado, pero indudablementetienesmajestad.» Antes, había visto que llevaban a Mariko abajo, asistida por una joven, y había presumido que estaba herida, pero no de gravedad, puesto que todos los heridos graveseranmuertosenelacto,sinosematabanellosmismos. Hubo un súbito resplandor en el torreón y se oyó el débil eco de las campanas tocando a rebato. Después, empezaron a elevarse cohetes desde las murallas del castillo.Cohetesdeseñales. En el profundo silencio, Toranaga se volvió a mirar hacia atrás y hacia arriba. Empezaronaencenderselucesentodalaciudad.Sinapresurarse,Toranagadiomedia vueltaysubióabordo. ElvientotrajounosgritoslejanosprocedentesdelNorte.¡Buntaro!Debíadeser él con el resto de la columna. Blackthorne escrutó la oscuridad, pero no pudo ver nada. Hacia el Sur, la distancia entre los Grises que atacaban y los Pardos que se defendían menguaba rápidamente. Calculó su número. De momento, estaban igualados.Pero¿porcuántotiempo? —¡Keirei! TodossearrodillaronabordoeinclinaronlacabezaalaparecerToranagasobre cubierta.ToranagahizounaseñaaYabú,queloseguía.Inmediatamente,Yabútomó elmandoydiolaordendezarpar.Cincuentasamuraisdelafalangesubieronporla pasarelaysecolocaronenposicióndedefensa,mirandoatierrayarmandosusarcos. Blackthornesintióqueletirabandelamanga. www.lectulandia.com-Página283 —¡Anjín-san! —¿Hai?—dijo,mirandofijamentealpiloto. El hombre soltó un chorro de palabras señalando el timón. Blackthorne comprendióqueelhombrepresumíaqueélteníaelmandoylepedíapermisopara hacersealamar. —Hai,Capitán-san—lerespondió—.¡Adelante!¡hogi! La galera se separó del muelle, ayudada por el viento y por la habilidad de los remeros. En el mismo instante, tres hombres y una joven salieron de la oscuridad, detrás de una hilera de barcas varadas, enzarzados en una lucha feroz con nueve Grises.BlackthornereconocióaBuntaroyalajovenSonó. Buntarodirigíalaretiradahaciaelmuelle,conelsableensangrentadoyerizados deflechaselpetoylaespaldadesuarmadura.Lamuchachaesgrimíaunalanza,pero se tambaleaba y respiraba fatigosamente. Uno de los Pardos se detuvo para cubrir valerosamente su retirada. Los Grises lo aplastaron. Buntaro subió corriendo los peldaños del rompeolas, seguido de la muchacha y del último Pardo, y entonces se volvióyarremetiócontralosGrisescomountorofurioso.Losdosprimeroscayeron desdeloaltodelmalecón,unoserompiólaespaldacontralaspiedrasdeabajoyel otro rodó aullando, con el brazo derecho cercenado. Los Grises vacilaron un momento. El último Pardo se adelantó a su señor y se lanzó de cabeza contra el enemigo.LosGrisesledestrozaronydespuésatacaronenmasa. Losarquerosdelbarcodispararonnubesdeflechasmatandoodejandoinútilesa todos los Grises atacantes, menos a dos de ellos. Un sable rebotó en el casco de Buntaroycayósobresuhombrera.BuntarogolpeóalGrisdebajodelabarbillacon elantebrazoarmadoylerompióelcuello.Después,selanzócontraelotroytambién lomató. La joven estaba arrodillada tratando de recobrar aliento. Buntaro no perdió tiempoenasegurarsedequelosGrisesestabanmuertosylesrebanólacabezadedos tajosperfectos. La embarcación estaba a veinte yardas del malecón y la distancia seguía aumentando. —¡Capitán-san! —gritó Blackthorne haciendo furiosos ademanes—. ¡Vuelve al muelle!¡Isogi! PeroYabúseplantóinmediatamenteenelalcázaryhablóacaloradamenteconel capitán.Nodebíanregresar. La distancia era ahora de treinta yardas y Blackthorne sentía que su tríentele gritaba:«¡Quéteimporta!¡EsBuntaro,elesposodeMariko!» —No podéis dejarlo morir. Es uno de los nuestros —gritó a Yabú y a los del barco—.¡EsBuntaro!¡Volvamos!¡Isogi! Peroestavezelpilotomoviólacabeza,enungestodeimpotencia,yeljefedelos www.lectulandia.com-Página284 remerossiguiómarcandoelritmoconeltambor. Blackthorne corrió hacia Toranaga, que estaba de espaldas a él y observaba el muelle.Inmediatamente,cuatroguardiaslecerraronelpasoconlossablesenalto. —¡Toranaga-sama! —gritó—. ¡Dozo! ¡Ordena que regrese la galera! ¡Allí! Dozo…porfavor.¡Volvamosatrás! —Iyé,Anjín-san—dijoToranagaseñalandoloscohetesdeseñalesdelcastilloy despuéselrompeolas,yvolviéndoledefinitivamentelaespalda. —¡Oh, maldito cobarde! —clamó Blackthorne, pero se interrumpió de pronto, corrióalabordayseabalanzósobrelabarandilla—.¡Nadad!—aulló,braceando—. ¡Nadad,porelamordeDios! Buntarolocomprendió.Levantóalamuchacha,lehablóycasilaarrastróhastael borde del muelle, pero ella se lamentó y se hincó de rodillas delante de él. Era evidentequenosabíanadar. Blackthorne buscó desesperadamente sobre la cubierta. No había tiempo para lanzar un bote. Estaban demasiado lejos para echar una cuerda. Él no tenía fuerzas parairyvolveranado.Nohabíachaquetassalvavidas.Comoúltimorecurso,corrió hastalosremerosmáspróximosydetuvosuboga. Dossamuraistratarondeimpedírselo,peroToranagalesordenóqueseapartasen. Blackthorneycuatromarineroslanzaronelremocomoundardoyelimpulsolo arrastróhastaelmuelle. En el mismo instante, se oyó un grito de victoria en el rompeolas. Llegaban refuerzos Grises desde la ciudad, y aunque los ronin-samurais contenían a los atacantesactuales,suderrotasóloeracuestióndetiempo. —¡Vamos!—gritóBlackthorne—.¡Isogiii! Buntaroempujóalajovenyseñalóelremoyelbarco.Ellalehizounapequeña reverencia y se lanzó de cabeza al agua. Levantó un brazo y consiguió agarrar el remo.Sesosteníabienymoviólaspiernasparaacercarsealbarco.Después,elmiedo lehizoaflojarsupresayelremoseescurriódeentresusbrazos.Lajovengolpeóel aguaduranteunmomentointerminableyfinalmentesehundió. Novolvióaaparecer. Buntaro se había quedado solo en el muelle y observaba las alternativas del combate.LlegabannuevosrefuerzosparalosGrisesdesdeelSur,incluidosalgunos caballeros,ycomprendióqueprontoelrompeolasseveríainundadoporunaoleada de hombres. Entonces volvió la espalda a la batalla y se dirigió al extremo del malecón.Lagaleraestabaasetentayardas,asalvoyesperando.Cuandollegóalfinal delespigón,Buntarosedespojódelcasco,delarcoydelcarcaj,asícomodelaparte superiordesuarmadura,ylosdejóalladodelasvainasdesussables.Dejólosdos, el largo y el corto, en el suelo, en un lugar aparte. Después se desnudó hasta la cintura,recogiósuequipoyloarrojóalmar.Observódevotamenteelsablelargoylo www.lectulandia.com-Página285 arrojótambiéncontodasufuerza. Hizounaprofundareverenciaendirecciónalagalera,aToranaga,quesedirigió inmediatamentealalcázarparavermejor.Correspondióalsaludo. Buntaro se arrodilló, colocó delicadamente el sable corto delante de él (la luna arrancódestellosdelahoja)ypermanecióinmóvil,casicomoenoración,decaraala galera. —¿Quédiablosestáesperando?—murmuróBlackthorneenelsilenciosepulcral delagalera—.¿Porquénosaltaynadahastanosotros? —Seestápreparandoparaelharakiri. Marikoestabajuntoaél,sostenidaporunajoven. —¡Jesús!¿Estásbien,Mariko? —Muybien—dijoella,casisinescucharle,hoscoelsemblante,peronoporello menoshermoso. —Me alegro… —Y entonces comprendió de pronto lo que ella había dicho.— ¿Harakiri?¿Sevaamatar?¿Porqué?Tienetiemposobradoparallegaraquí.Sino sabenadar,allí,juntoalmuelle,hayunremoquelosostendríafácilmente. —Mi marido sabe nadar, Anjín-san —dijo ella—. Todos los oficiales del señor Toranagadebenaprenderanadar,esunaorden.Peroélhadecididonohacerlo. —¡Diosmío!¿Porqué? —Quieremorir,Anjín-san. —Pero, por el amor de Dios, si quiere morir, ¿por qué no va allí? —dijo Blackthorne,señalandoellugardelcombate?—.¿Porquénoayudaasushombres? Siquieremorir,¿porquénomuerematando,comounhombre? Mariko,apoyadaenlajoven,noapartabalosojosdelmuelle. —Porquepodríancapturarlo,ysinadase,podríancapturarlotambién,yentonces el enemigo lo exhibiría al populacho, lo cubriría de vergüenza, le haría cosas terribles.Unsamurainopuedesercapturadoyseguirsiendosamurai.Sercapturado porunenemigoeslapeordeshonra.Porestomimaridohaceloquedebehacerun hombre,unsamurai.Elsamuraimuerecondignidad.Porque,¿quéeslavidaparaun samurai? Nada en absoluto. La vida es sufrimiento, ¿neh? Él tiene el derecho y el deberdemorirconhonorantetestigos. —Unsacrificioestúpido—dijoBlackthorneentredientes. —Tenpacienciaconnosotros,Anjín-san. —¿Paraqué?¿Paraescucharmásmentiras?¿Porquénoconfíasenmí?Fingiste quetedesmayabas,yéstaeralaseñal,¿no?Tepreguntéymementiste. —Meloordenaron…paraprotegerte.Claroqueconfíoenti. —Mentiste —dijo él sabiendo que no tenía razón, pero indignado por aquel estúpidodespreciodelavidayañorandosuspropioshábitos—.Soiscomobestias— añadióeninglés,sabiendoquenoeraverdad.Luegosealejódeallí. www.lectulandia.com-Página286 —¿Qué ha dicho, Mariko-san? —preguntó la joven, que le pasaba la cabeza a Marikoyerarobustaydecaracuadrada. EraUsagiFujiko,sobrinadeMariko,yteníadiecinueveaños. Marikoselodijo. —¡Quéhombremáshorrible!¿Cómopuedessoportarsucompañía? —Porquesalvóelhonordenuestroseñor.Denoserporsubravura,estoysegura dequeelseñorToranagahabríasidocapturado.Todoshabríamossidocapturados. Lasdosmujeresseestremecieron. —¡Quelosdiosesnosprotejandeestavergüenza!—FujikomiróaBlackthorne, elcualestabaapoyadoenlaborda,aciertadistanciaymirandoatierra.—Pareceun monodoradoydeojosazules,unacriaturaparaespantaralosniños,¿neh? FujikoseestremecióyvolvióamiraraBuntaro.Alcabodeunmomento,dijo: —Envidioatumarido,Mariko-san. —Sí—dijotristementeMariko—.Perolamentoquenotengaunayudante. Lacostumbrequeríaqueotrosamuraiasistierasiemprealharakiriparadecapitar al suicida de un solo tajo cuando la agonía se hacía insoportable e imposible de dominar, avergonzando al hombre en el momento supremo de su vida. Sin un ayudante,pocoshombrespodíanmorirsinvergüenza. —Karma—dijoFujiko. —Sí,locompadezco.Eraloúnicoquetemía,notenerunayudante. Los atacantes habían llegado al rompeolas. Cincuenta ronin-samurais de Toranaga,entreellosvariosacaballo,vinierondelnorteenauxiliodelosdefensores. Elataquefuecontenidoyseganóunpocodetiempo. «¿Tiempoparaqué?—sepreguntóBlackthorneamargamente—.Toranagaestáa salvoenelmar.Noshatraicionadoatodos.» Volvióasonareltambor. Los remos mordieron el agua. La proa se hundió y empezó a cortar las olas, y aparecióunaestelaapopa. Blackthornesedirigióaproaparaobservarlosarrecifes.SóloFujikoyeljefede losremeroslevieronabandonarelalcázar.Entoncesdescubriólasembarcacionesque cerraban la entrada del puerto, a media legua de ellos. Eran barcas de pesca, pero estabanllenasdesamurais. —Estamosatrapados—dijoenvozaltacomprendiendoqueeranenemigos. Un estremecimiento recorrió el barco. Todos los que contemplaban el combate habíandesviadolamiradaenotradirección. Blackthorne miró hacia atrás. Los Grises invadían poco a poco el rompeolas, mientras otros avanzaban de prisa por el espigón en busca de Buntaro. Pero cuatro jinetes Pardos venían del Norte galopando sobre la tierra batida con un quinto caballo,éstesinjinete,aremolquedelprimero.Elprimercaballeroylamonturade www.lectulandia.com-Página287 reservasubieronlasanchasgradasdelespigónyreemprendieronelgalope,mientras losotrostressevolvíancontralosGrisesqueavanzaban.Buntaromirótambiénasu alrededor,peropermanecióarrodillado,ycuandoelhombresedetuvodetrásdeél,lo despidióconunademány,levantandoelcuchilloconambasmanos,apuntólahoja contrasucuerpo.Inmediatamente,Toranagahizobocinaconlasmanosygritó: —¡Buntaro-san!¡Veconellos!¡Tratadeescapar! Buntarolooyóclaramente.Vaciló,confuso,sinsoltarelcuchillo.Volvióasonar laorden,insistente,imperiosa. Haciendo un esfuerzo, Buntaro renunció a la muerte y contempló fríamente la vidaylahuidaqueleeranimpuestas.Elriesgoeragrande. «Lomejoresmoriraquí—sedijo—.¿AcasonolosabeToranaga?Aquíhayuna muertehonrosa.Allí,unacapturacasisegura.¿Adóndehuir?Haytrescientosrihasta Yedo.¡Seguroqueseremoscapturados!.» Deseabalamuertequelolibraríadetodasuvergüenza,lavergüenzadesupadre arrodillándose ante el estandarte de Toranaga cuando todos hubieran debido permanecerfielesaYaemón,elherederodelTaiko,comohabíanjurado,lavergüenza demataratantoshombresqueservíanhonorablementelacausadelTaikocontrael usurpador Toranaga, la vergüenza de su mujer, Mariko, y de su único hijo, mancilladosparasiempre,elhijoacausadelamadreylamadreacausadesupadre, elmonstruosoasesino,AkechiJinsai.Ylavergüenzadesaberqueacausadeellossu nombreestabadeshonradoparasiempre. Apesardetodo,dejóelcuchilloyobedeciósumiéndosedenuevoenelabismode la vida. Su señor feudal le había impuesto el último sufrimiento y había decidido impedirsuintentodelograrlapaz.¿Quépodíahacerunsamuraisinoobedecer? Saltósobrelasilla,golpeóconlostaloneslosijaresdelcaballoyemprendióel galope con el otro samurai. Otros ronín de caballería salieron galopando de la oscuridad para proteger su huida y detener a los primeros Grises. Después, desaparecieronyunospocosjinetesGrisescontinuaronlapersecución. Estallarongrandescarcajadasentodoelbarco. Toranaga golpeaba la borda con el puño, satisfecho. Yabú y los samurais reían desaforadamente.InclusoMarikosereía. —Un hombre ha escapado, pero, ¿qué me decís de todos los muertos? —gritó Blackthorne, furioso—. Mirad al muelle. Debe de haber trescientos o cuatrocientos cadáveres.¡Miradlos,porelamordeDios! Perosuvozseperdióentrelascarcajadas. Entonces,elvigíadeproalanzóungritodealarma.Ylasrisasseextinguieron. www.lectulandia.com-Página288 CapítuloXXVI Toranagapreguntósininmutarse: —¿Podemospasarentreellos,capitán? Observabalasbarcasdepescaagrupadasaquinientasyardasalfrenteyelpaso tentadorquehabíandejadoentreellas. —No,señor. —Notenemosotraalternativa—dijoYabú—.Esloúnicoquepodemoshacer. MiróhaciapopaalasmasasdeGrisesqueesperabanenelmuelleyenelespigón mientraselvientotraía,debilitados,susburlonesinsultos. ToranagayYabúestabanenelcastillodeproa.Eltamborhabíaenmudecidoyla galera se balanceaba en un mar poco agitado. Todos los de a bordo esperaban la decisión. Sabían que estaban copados. En tierra les esperaba un desastre y allá, al frente,otrodesastre.Laredsecerraríamásymás,yalfinseríancapturados.Ishido podíaesperarunosdíassinoteníamásremedio. Yabúhervíapordentro. «Sinoshubiéramosdirigidoenseguidaalabocadelpuerto,envezdeperderun tiempoinútilconBuntaro,estaríamosahoraasalvoenaltamar—sedijo—.Toranaga estáperdiendoeljuicio.Ishidocreeráquelohetraicionado.Nopuedohacernada,a menosquepodamosabrirnospaso,einclusotendréquelucharporToranagacontra Ishido. No puedo hacer nada, excepto ofrecerle a Ishido la cabeza de Toranaga. ¿Neh? Esto me convertiría en regente y me valdría el Kwanto, ¿neh? Y con seis meses de tiempo y los fusileros samurais tal vez la Presidencia del Consejo de Regencia. ¿Y por qué no el premio mayor? Elimina a Ishido y podrás ser primer generaldelHeredero,protectorygobernadordelcastillodeOsaka,administradorde la riqueza legendaria del torreón, con poder absoluto sobre el Imperio durante la minoríadeedaddeYaemóny,después,conunpodersóloinferioraldeéste.¿Porqué no? O incluso al premio mayor de todos. El shogunato. Elimina a Yaemón, y serás Shogún…Todoesto,consólounacabezaylabenevolenciadelosdioses.» Yabúsintióqueleflaqueabanlasrodillasalaumentarsuafán. «Muy fácil —pensó—pero no hay manera de cortar la cabeza y escapar… Todavía…» —¡Ordenalaposicióndeataque!—dijoalfinToranaga. MientrasYabúdabalasórdenesylossamuraisempezabanaprepararse,Toranaga volvió su atención al bárbaro, que permanecía inmóvil cerca del castillo de proa, dondesehabíadetenidoaldarselaalarma,apoyándoseenelbrevepalomayor. «¡Ojalá pudiese comprenderlo! —pensó Toranaga—. Valioso en un momento dado,esinútiluninstantedespués.Ahorahomicida,ydespuéscobarde.Ahoradócil, y después peligroso. Es hombre y mujer al mismo tiempo. Yang y Yin. Dos polos www.lectulandia.com-Página289 opuestos.Eimprevisible.» —Pregúntale,Yabú—san—dijoToranaga. —¿Señor? —Pregúntalequéhayquehacer.Alcapitán.¿Noesestounabatallanaval?¿No me dijiste que el capitán es un genio en el mar? Veamos si tienes razón. Que lo demuestre. LabocadeYabúeraunafinalíneacruel.Toranagapercibióelmiedodelhombre, yestolegustó. —Mariko-san—gritóYabú—.Preguntaalcapitáncómopodemossalir…cómo podemospasarentreesasbarcas. Mariko,obedienteysostenidaporlamuchacha,seapartódelaborda. —No,ahoraestoybien,Fujiko-san—dijo—,Gracias. FujikolasoltóyobservócondisgustoaBlackthorne. LarespuestadeBlackthornefuemuybreve. —Diceque«concañones»,Yabú—san—dijoMariko. —¡Dilequetendráqueinventaralgomejorsiquiereconservarsucabeza! —Debemostenerpacienciaconél,Yabú—san—tercióToranaga—.Mariko-san, dile amablemente que no tenemos cañones y si no hay otra manera de romper el bloqueo.Portierraesimposible.Traduceexactamentesurespuesta.Exactamente. Marikoobedeció. —Losiento,señor,perodicequeno.Sóloqueno.Ynoconmuchacortesía. Toranagaseaflojóelcintoyserascópordebajodelaarmadura. —Bueno—dijoanimadamenteyseñalandolafragataportuguesa—.Sielexperto Anjín-san dice cañones, tendrá cañones. ¡Vamos allá, piloto! Que los hombres se preparen, Yabú—san. Si los bárbaros del Sur no quieren prestarme sus cañones, tendrásquetomarlos.¿Loharás? —Conmuchogusto—dijoYabúsuavemente.—Teníasrazón.Esungenio. —Perotúhasdadoconlasolución,Toranaga-sama. —Esfácilencontrarsolucionescuandoseconocelarespuesta,¿neh?¿Cuálesla solucióndelcastillodeOsaka,aliado? —Nolahay.Enesto,elTaikoestuvoperfecto. —Sí.¿Ycuáleslasolucióndelatraición? —Una muerte ignominiosa, naturalmente. Pero no comprendo por qué me preguntasesto. —Unaideapasajera,aliado.—ToranagamiróaBlackthorne.—Sí,esunhombre listo.Yyonecesitohombreslistos.Mariko-san,¿medaránlosbárbarossuscañones? —Desdeluego.¿Porquénohabíandehacerlo? No se le había ocurrido pensar que podían negarse. Todavía estaba llena de ansiedad por Buntaro. ¿Por qué le había ordenado Toranaga huir en el último www.lectulandia.com-Página290 momento?¿Nohabríasidoigualmentefácilymásseguroordenarlequenadasehasta la galera? Había tiempo de sobra. ¿Y por qué había esperado tanto? Algo en su interior secreto le respondió que su señor debió tener muy buenas razones para esperaryparadaraquellaorden. —¿Ysinolohacen?¿Seríascapazdematarcristianos,Mariko-san?—preguntó Toranaga—.¿Noesel«¡Nomatarás!»suleyfundamental? —Sí, lo es. Pero por ti, señor, yo, mi marido y mi hijo iríamos gustosos al infierno. —Eres una verdadera samurai, y no olvidaré que has empuñado un sable para defenderme. —Nomedeslasgracias.Hecumplidomideber.Sihayquerecordaraalguien, recuerdaamimaridoyamihijo.Seránmuchomásvaliososparati. —Demomento,túereslamásvaliosaparamí.Ytodavíapuedesserlomás. —Dimecómo,señor,yloharé. —ApártatedeeseDiosextranjero. —¡Señor!—gimióMariko,ysurostroseensombreció. —PrescindedetuDios.Tienesdemasiadasobligaciones. —¿Quieresquecometaapostasía,querenieguedelcristianismo? —Sí,amenosquepuedasponeratuDiosenSusitio,enlomásrecónditodetu mente,nodelantedetodo. —Discúlpame,señor—dijoella,impresionada—,peromireligiónnuncameha impedidoquetefuesefiel. —Loscristianospuedenconvertirseenmisenemigos,¿neh? —Tusenemigoslosonmíos,señor. —Ahoraloscurasmesoncontrarios.Puedenordenaratodosloscristianosque mehaganlaguerra. —Nopuedenhacerlo,señor.Sonhombresdepaz. —¿Ysisiguenenlaoposición?¿Ysimehacenlaguerra? —Nuncadeberástemerpormilealtad.Nunca. —Está bien, Mariko-san —dijo Toranaga—. Lo acepto. Te ordeno que hagas amistadconesebárbaro,queteenteresdetodoloquesabe,quemeinformesdetodo loquediga,quetratesatodoslossacerdotesconrecelo,quemeinformesdetodolo quetepreguntenotedigan. Marikoapartóunmechóndecabellodesusojos. —Puedohacertodoesto,señor,sindejardesercristiana.Lojuro. —Bien.JúraloportuDioscristiano. —LojuroanteDios. —Bien.—Toranagasevolvióyllamó:—¡Fujiko-san! —¿Señor? www.lectulandia.com-Página291 —¿Hastraídoalgunadoncellacontigo? —Sí,señor.Dos. —Entrega una de ellas a Mariko-san. Y di a la otra que nos traiga cha. Y que traigasaképaraAnjín-san. La luz hizo brillar el pequeño crucifijo de oro que llevaba Mariko colgado del cuello.VioqueToranagalomirabafijamente. —¿Quieresquenololleve,señor?¿Quieresquelotire? —No—dijoél—.Llévalocomorecordatoriodetujuramento. Todosobservaronlafragata.Toranagatuvolaimpresióndequealguienlomiraba yechóunvistazoasualrededor.Viounasdurasfaccionesyunosojosazulesyfríos. «¿Cómoseatreveelbárbaroasospechardemí?»,pensó. —PregúntaleaAnjín-sanporquénodijoantesquehabíamuchoscañonesenel barcobárbaro.¿Conseguiremosquenosdenescoltaparasalirdelatrampa? MarikotradujoyBlackthornerespondió. —Dice… —explicó Mariko vacilando—. Discúlpame, señor, pero ha dicho que teconvieneemplearlacabeza. Toranagaseechóareír. —Ledoylasgraciasporlasuya.Mehasidomuyútil.Esperoquelaconservará sobreloshombros.Dilequeahoraestamosiguales. —Éldice:«No,noestamosiguales,Toranaga-sama.Perodamemibarcoyuna tripulaciónylimpiaréelocéanodeenemigos.» —Mariko-san,¿creesquemeapreciatantocomolosotros,comolosespañolesy losbárbarosdelSur? Toranaga había formulado esta pregunta ligeramente. La brisa empujaba mechones de cabello sobre los ojos de Mariko-san. Ella los apartó con un gesto cansado. —No lo sé, lo siento. Tal vez sí y tal vez no. ¿Quieres que se lo pregunte? Lo siento,peroes…esmuyraro.Nolecomprendo.Enabsoluto. —Yahabrátiempoparaello.Sí.Coneltiempo,élmismosenosmanifestará. Blackthornehabíavistoquelafragatasoltabalasamarrasenelmomentoenque sus vigilantes Grises se habían alejado y que lanzaban su lancha y que la lancha remolcaba rápidamente la embarcación desde su amarradero hasta aguas más profundas.Ahoraestabaavarioscablesdelaorilla,segura,sujetadaligeramentepor un ancla de proa, paralelamente al muelle. Era la maniobra normal de todos los barcoseuropeosenpuertoshostilesodesconocidos,dondepodíaamenazarlesalgún peligro. —YdebenestarenteradosdelodeToranaga—sedijocondesconsuelo—,pues sonastutosyhabránpreguntadoasuscargadoresoalosGriseslacausadetodoeste jaleo. www.lectulandia.com-Página292 Sintió que se le erizaban los cortos cabellos. «Uno cualquiera de sus cañones puede mandarnos al infierno. Sí, pero no corremos peligro, porque Toranaga está a bordo.¡LoadoseaDios!.» Marikoledijo: —Mi señor pregunta qué soléis hacer cuando queréis acercaros a un barco de guerra. —Sisetieneuncañón,sedisparaunasalva.Sino,sehacenseñalesconbanderas pidiendopermisoparaacercarse. —Miseñorpregunta:¿ysinohaybanderas? Blackthorne vio que la fragata tenía ocho cañones por banda en el puente principal,dosapopaydosaproa.SindudaelErasmuspodríaapoderarsedeellasi tuvieselatripulaciónadecuada.«Megustaría.Perodespierta,soñador.Noestamosa bordodelErasmus,yestapanzudagaleraylafragataportuguesasonnuestraúnica esperanza.Protegidosporsuscañones,estaremosseguros.SuertequeToranagaestá connosotros.» —Dile al piloto que ice la bandera de Toranaga en el mástil. Con esto bastará, señora.Seráunactooficialylesdiráquiénestáabordo.Aunquepresumoqueyalo saben. Asísehizo,ylosdelagaleraparecieronmásconfiados.Blackthorneadvirtióel cambio,einclusoélsesintiómástranquilobajolabandera. —Miseñorpreguntacómolesdiremosquequeremosacercarnos. —Dile que sin banderas de señales puede hacer dos cosas: esperar fuera del alcancedesuscañonesyenviarunadelegaciónenunbote,oavanzardirectamente hastallegaraunadistanciadesdelaquepodamoshacernosoír. —Miseñorpreguntaquéaconsejas. —Avanzar directamente. Huelgan las precauciones. El señor Toranaga está a bordo.EseldaimíomásimportantedelImperio.Desdeluego,nosayudarány…¡Oh, Diosmío! —¿Señor? —DeprontomehedadocuentadequeélestáahoraenguerraconIshido,¿no? Porconsiguiente,lafragatapuedenoestardispuestaaayudarle. —Claroqueloayudarán. —No.¿Québandoconvienemásalosportugueses,eldelseñorToranagaoelde Ishido?SicreenquelesconvienemásIshido,nosmandaránalinfierno. —Esinconcebiblequelosportuguesesdisparencontraunbarcojaponés—opinó Mariko. —Loharán,señora,puedescreerme.Yapuestoaquelafragatanodejaráquenos acerquemos. Al menos, es lo que yo haría si fuese su capitán. ¡Dios mío! —dijo Blackthornemirandoatierra. www.lectulandia.com-Página293 Los Grises habían abandonado el espigón y se desplegaban paralelamente a la orilla. Nada que hacer por aquella parte. Las barcas de pesca seguían cerrando la salidadelpuerto.Tampocoporallípodíahacersenada. —DilealseñorToranagaquesólohayunamaneradesalirdelpuerto.Queestalle una tormenta. Tal vez podríamos capearla, cosa que no podrían hacer las barcas de pesca. —Miseñorpreguntasicreesquehabrátormenta. —Mi olfato me dice que sí. Pero tardará unos días. Dos o tres. ¿Podremos aguantarhastaentonces? Toranagareflexionó.Despuésdiounaorden. —Vamosaacercarnoshastaquepuedanoírnos,Anjín-san. —Entonces,dilequedebemoshacerloporsupopa.Deestemodo,elblancoserá menor.Dilequesontraidores,queséquesonmuytraidorescuandovenamenazados susintereses.¡Sonpeoresquelosholandeses! —Miseñordicequeprontosabremoslarespuesta. —Estamos desnudos, señora. No podemos nada contra sus cañones. Si el barco noseshostiloinclusoneutral,estamosperdidos. —Miseñordicequeesverdad,peroquetúteencargarásdepersuadirlesdeque debenmostrarsecomplacientes. —¿Cómopuedohacereso?Soysuenemigo. —Mi señor dice que, en la guerra como en la paz, un buen enemigo puede ser másvaliosoqueunbuenaliado.Dicequetúconocessumentalidadyencontrarásla maneradepersuadirles. —Laúnicamaneraseguraeslafuerza. —Mi señor dice que está de acuerdo y que me digas cómo piensas abordar el barco. —¿Qué? —Ha dicho: «Bien. De acuerdo. ¿Cómo te apoderarías del barco? ¿Cómo lo conquistarías?Necesitosuscañones.¿Estáclaro,Anjín-san?.» —¡AhdelSantaTeresa!¡Hola,inglés! —¿EresRodrigues? —Sí. —¿Ytupierna? —¿Ytumadre? A Rodrigues le gustó la estruendosa carcajada que flotó sobre el mar que los separaba. Durante media hora, las dos embarcaciones habían maniobrado buscando una buena posición, acercándose, virando, alejándose, tratando la galera de situarse a barlovento para empujar a la fragata hacia la costa a sotavento, y procurando la www.lectulandia.com-Página294 fragatatenerespaciolibreparasalirdelpuertosileconvenía.Peroningunadelasdos había conseguido una ventaja decisiva, y fue durante la caza que los que estaban a bordodelafragatavieronlasbarcasdepescaapretujadasenlabocanadelpuertoy comprendieronsusignificado. —¡Porestovieneanosotros!¡Enbuscadeprotección! —Mayorrazónparaquelohundamosahoraqueestáatrapado. —Ishidonosloagradeceráeternamente—habíadichoFerriera. PeroDell’Aquasehabíamantenidoensustrece. —Toranaga es demasiado importante. Insisto en que debemos hablar con él. Y siemprepodéishundirlo.Notienecañones.Yhastayoséquesólopuedelucharsecon cañonescontraloscañones. Yasíhabíaquedadolapartidaentablasdándolesuntiempoderespiro.Losdos barcosestabanenelcentrodelpuerto,asalvodelasbarcasdepescayasalvoeluno delotro,lafragatatemblandobajoelviento,dispuestaacambiarinmediatamentede posición,ylagalera,conlosremoslevantados,deslizándosedeladohastacolocarse a la distancia necesaria para que pudiesen hacerse oír sus hombres. Cuando Rodrigues vio que los de la galera izaban los remos y se ponían de flanco a sus cañones,viróabarloventoyladejóacercarsehastaponerseatiroysepreparóparala próxima serie de maniobras. «Gracias a Dios, a la Santísima Virgen y a San José, nosotrostenemoscañonesyesebastardonolostiene.Elinglésesdemasiadoastuto.» «Pero es mejor enfrentarse con un profesional —se dijo—. Mucho más seguro. Entonces,nadiehacetonteríasynoseproducendañosinútiles.» —¿Permisoparasubirabordo? —¿Quiénes,inglés? —ElseñorToranaga,suintérpreteyunosguardias. —Nadadeguardias—dijoFerrieraenvozbaja. —Hadetraeralgunos—dijoAlvito—.Escuestióndeprestigio. —¡Aldiablosuprestigio!Nadadeguardias. —Noquierosamuraisabordo—convinoRodrigues. —¿Aceptaríais cinco? —preguntó Alvito—. Sólo su guardia personal. Vos comprendéiselproblema,Rodrigues. Rodriguesreflexionóunmomentoyasintió. —Cinco es un buen número, capitán general. Nosotros destacaremos cinco hombrescomovuestros«guardiaspersonales»conunpuñadodepistolascadauno. Encargaosdelosdetalles,padre.Esmejorqueelpadreconvengalosdetalles,capitán general,puessabecómohadehacerlo.Adelante,padre,peroinformadnosdetodolo queellosdigan. Alvitoseacercóalabordaygritó: —¡No ganaréis nada con vuestros embustes! ¡Preparad vuestras almas para el www.lectulandia.com-Página295 infierno, vos y vuestros bandidos! Os damos diez minutos. Después, el capitán generaldispararáyosmandaráaltormentoeterno. —NosamparaelpabellóndeToranaga. —¡Unpabellónfalso,pirata! Ferrieradiounpasoadelante. —¿Aquéestáisjugando,padre? —Porfavor,tenedpaciencia—dijoAlvito—.Essólounacuestiónformal.Deno hacerloasí,Toranaganosguardaríarencoreternoporhaberinsultadoasubandera, cosa que hemos hecho en realidad. Toranaga no es un daimío cualquiera. Tal vez deberíaisrecordarqueélsolotienemástropasarmadasqueelreydeEspaña. El viento silbaba en el aparejo, y los palos crujían nerviosamente. Entonces se encendieronlucesenelalcázarypudieronverclaramenteaToranaga.Lavozdeéste llegósobrelasolas. —Tsukku-san, ¿cómo te atreves a rehuir mi galera? Aquí no hay piratas. Los únicos piratas están en la entrada del puerto, en aquellas barcas de pesca. Quiero subirinmediatamente. Alvitogritóenjaponés,fingiendoasombro: —Lo siento, señor Toranaga. No teníamos la menor idea de que fueses tú. Pensábamos que era un ardid. Los Grises nos dijeron que unos bandidos-ronin se habían apoderado de la galera por la fuerza. Por esto creíamos que unos bandidos navegabanalmandodelpiratainglésbajounfalsopabellón.Iréinmediatamente. —No.Seréyoquienvayaatubarco. —Teruego,señorToranaga,quemepermitasacompañarte.Misuperior,elPadre Visitador está aquí, y también el capitán general. Insisten en ofrecerte sus excusas. Sírveteaceptarnuestrasdisculpas. Alvitohablóenportuguésygritó: —¡Soltadlalancha!—YdenuevoaToranaga,enjaponés:—Inmediatamenteserá lanzadoelbote,miseñor. RodriguesobservólaalmibaradahumildaddelavozdeAlvitoysedijoqueera mucho más difícil tratar con los japoneses que con los chinos. Los chinos comprendían el arte de la negociación, del compromiso, de la transacción y de las compensaciones. En cambio, los japoneses eran muy orgullosos y la muerte era un precio muy bajo para pagar una ofensa a su orgullo. «¡Vamos, acabemos de una vez!»,tuvoganasdegritar. —Iré inmediatamente, capitán general —dijo el padre Alvito—. Y si vos, Eminentísimoseñor,meacompañaseis,seríauncumplidoquecontribuiríamuchoa calmaraToranaga. —Deacuerdo. —¿No será peligroso? —apuntó Ferriera—. Podrían emplearos a los dos como www.lectulandia.com-Página296 rehenes. —A la menor señal de traición —dijo Dell’Aqua —, deberéis destruir la galera contodossusocupantes,aunquenosotrosestemosabordo. Bajódelalcázaralpuenteprincipalypasópordetrásdeloscañones,ondeandoal vientolosfaldonesdesutúnica.Alllegaralaescalerilla,sevolvióehizolaseñalde lacruz.Despuésbajóyentróenelbote. Ferrieraseinclinósobrelabordaydijosinlevantarlavoz: —Eminencia,traedalhereje. —¿Qué?¿Quédecís? ADell'Aqualedivertíajugarconelcapitángeneral,cuyacontinuainsolencialo ofendíagravemente.LociertoeraquehabíadecididohacerseconBlackthorneyque podíaoírperfectamenteaFerriera.«¡Quéestúpido!»,pensó. —Traeréisalhereje,¿eh?—repitióFerriera. Rodriguesoyódesdeelalcázarelapagado:«Sí,capitángeneral»,ypensó:«¿Qué traiciónestásmaquinando,Ferriera?» Cambió de posición en su silla con dificultad, pálido el semblante. Le dolía terriblementelapiernaylecostabasostenerse.Loshuesosseestabansoldandobieny gracias a la Santísima Virgen la herida estaba limpia. Pero una fractura era una fracturaylamenoroscilacióndelbarcoleresultabasumamentemolesta.Setomóun grog.Ferrieraloobservaba. —¿Quétalvuestrapierna? —Bien—respondió,mitigadosudolorporelalcohol. —¿PodréisviajardesdeaquíhastaMacao? —Sí. Y participar en un combate naval durante todo el trayecto. Y regresar en verano,siesestoloquequeréisdecir. —Sí.Estoquierodecir,capitán—repusoFerrieraconloslabiosapretadosenuna burlonasonrisa—.Necesitouncapitánenbuenascondiciones. —Loestoy.Mipiernavamejorando.—Rodriguestratódeolvidareldolor.—El inglésnovendrádebuengrado.Yonoloharía. —Cienguineasaqueosequivocáis. —Esmásdeloqueganoenunaño. —PagaderasenLisboa,deloqueganemosconelBuqueNegro. —Vanjugadas.Nadaleharávenirabordo,almenosporsupropiavoluntad.¡He ganadocincuentaguineas! —Lashabéisperdido.Olvidáisquelosjesuitasdeseansupresenciaaquí,incluso másqueyo. —¿Porqué? Ferrieralomirótranquilamenteynolerespondió.Suslabiosvolvieronatorcerse enunaaviesasonrisa.Después,dijo: www.lectulandia.com-Página297 —AyudaráaToranagaasalirdeaquíparaapoderarsedelhereje. —MealegrodeservuestrocamaradaydeserosnecesarioavosyalBuqueNegro —dijoRodrigues—.Noquisieratenerosporenemigo. —Celebroquenosentendamos,capitán.Porfin. —Ospidoquemeescoltéishastafueradelpuerto.Yquelohagáisrápidamente —dijoToranagaaDell'AquapormediodelintérpreteAlvito. Marikoestabatambiénallí,escuchando,asícomoYabú.Toranagaestabadepie en el castillo de proa, y Dell'Aqua y Alvito en cubierta. Pero, incluso así, sus ojos estabancasialmismonivel. —Osilopreferís,vuestrobarcodeguerrapuedeapartarlasbarcasdepescademi camino. —Perdóname, pero esto sería un acto hostil injustificado que tú no debes… no puedes aconsejar a la fragata, señor Toranaga —dijo Dell'Aqua, hablándole directamente,mientrasAlvitotraducíasimultáneamenteyconfluidez,comosiempre —.Seríaimposible,seríaunactobélicomanifiesto. —Entonces,¿quésugieres? —Tenlabondaddeveniralafragata.Preguntaremosalcapitángeneral.Élnos darálasolución,ahoraqueconocemostuproblema.Élesmilitar,ynosotrosno. —Tráeloaquí. —Perderíamosmenostiemposivinierastú,señor.Aparte,naturalmente,deque seríaunhonorparanosotros. Toranaga comprendió que tenía razón. Hacía unos momentos habían visto que otrasbarcasdepescacargadasdearqueroseranlanzadasalamarenlaplayaSur,y aunquedemomentoestabanasalvosaltabaalavistaqueunahoradespuéslaboca delpuertoestaríaatestadadeenemigos. Noteníaelección. —Losiento,señor—lehabíadichoantesAnjín-sandurantelafracasadacaza—. Nopuedoacercarmealafragata.Rodriguesesdemasiadolisto.Puedoimpedirque escapesielvientosemantiene,peronopuedoatraparloamenosquecometaunerror. —¿Cometerá un error y se mantendrá el viento? —había preguntado por medio deMariko. Ellalehabíarespondido: —Anjín-san dice que el hombre prudente no debe confiar nunca en el viento, salvo que sea el alisio y se esté en alta mar. Aquí estamos en un puerto donde las montañasproducenoscilacionesenelviento.ElcapitánRodriguesnoseequivocará. Toranagahabíaobservadolaluchadehabilidadentrelosdoscapitanesysehabía convencidodequeamboseranmaestrosensuoficio.Ytambiénhabíacomprendido queniélnisustierrasnitodoelImperioestaríanasalvo,mientrasnotuvieranbarcos bárbarosmodernosygraciasaelloseldominiosobresuspropiosmares.Estaideale www.lectulandia.com-Página298 habíatrastornado. —Pero¿cómopuedonegociarconellos?¿Quéexcusapuedenalegardeunacto detanflagrantehostilidadcontramí?MideberesdestruirlosPorsusofensascontra mihonor. Anjín-sanlehabíaexplicadoeltrucodelasbanderasfalsas.Ledijoquetodoslos barcosempleabanesteardidparaacercarseaunenemigooparaburlarlo,yToranaga se había sentido muy aliviado de que pudiera haber una explicación aceptable que dejaseasalvosudignidad. Alvitodecíaahora: —Creoquedeberíamosirenseguida,señor. —Está bien —convino Toranaga—. Toma el mando de la galera, Yabú—san. Mariko-san,dileaAnjín-sanquenoabandoneeltimón.Después,venconmigo. —Sí,señor. Toranagasehabíadadoperfectacuenta,poreltamañodelbote,dequesólopodía llevar cinco guardias. Pero también esto había sido previsto, y el plan final era sencillo.Sinopodíanconvenceralosdelafragataparaquelesayudaran,élysus guardias matarían al capitán general, al capitán del barco y a los curas y se harían fuertesenunadelascámaras.Simultáneamente,lagaleraseacercaríaalafragatapor laproa,talcomohabíasugeridoAnjín-san,ytodosjuntostrataríandeapoderarsede la fragata. Lo conseguirían o fracasarían, pero en todo caso sería la solución más rápida. —Esunbuenplan,Yabú—san—habíadichoél. —Permítemequevayaentulugaranegociar. —Ellosnoloaceptarían. —Bien está, pero cuando hayamos salido de esta trampa, expulsa a todos los bárbarosdelreino.Silohaces,ganarásmásdaimíosdelosquepierdas. —Lo pensaré —dijo Toranaga, convencido de que era una tontería, que debía tener a su lado a los daimíos cristianos, Onoshi y Kiyama y a los otros daimíos cristianos,queenotrocasoloaplastarían. ¿PorquéqueríairYabúalafragata?¿Quéotratraiciónestabamaquinandoporsi nolesayudaban? —Señor—decíaAlvito,traduciendoaDell'Aqua—,¿puedoinvitaraAnjín-sana acompañarnos? —¿Porqué? —Hepensadoquetalvezlegustaríasaludarasucolega,elanjínRodrigues.Este tieneunapiernarotaynohapodidovenir.ARodriguestambiénlegustaríaverlopara darlelasgraciasporhaberlesalvadolavida,siatinoteimporta. Toranaga no vio ningún inconveniente en ello. Anjín-san estaba bajo su proteccióny,portanto,erainviolable. www.lectulandia.com-Página299 —Siélquiere,puedeir.Mariko-san,acompañaaTsukku-san. Mariko hizo una reverencia. Sabía que su tarea era escuchar, informar y asegurarsedequetodoloquesedijeraseríatransmitidosinlamenoromisión.Yase sentía mejor. Su peinado y su cara volvían a ser perfectos. Llevaba un quimono limpioquelehabíaprestadodamaFujikoyuncabestrillonuevoparaapoyarelbrazo herido.Unodelospilotos,aprendizdemédico,lehabíavendadolaherida.Elcorte recibido en el brazo no había tocado ningún tendón y la herida estaba limpia. Un bañohabríaacabadodereponerla,peronohabíaestoslujosenlagalera. SedirigióconAlvitoalalcázar.AlvitovioelcuchilloenelcintodeBlackthorne y pensó que el manchado quimono parecía hecho a su medida. ¿Hasta qué punto habríapodidoganarselaconfianzadeToranaga? —Bienhallado,capitánBlackthorne. —¡Caramba,padre!—repusoafablementeBlackthorne. —Toranagahadichoquepodéisveniralafragata. —¿Lohaordenado? —Hadicho«siqueréis». —Noquiero. —ARodrigueslegustaríadarosdenuevolasgraciasysaludaros. —Presentadlemisrespetosydecidlequenosveremosenelinfierno.Oaquí. —Supiernaseloimpide. —¿Cómoestásupierna? —Sanando.MercedavuestraayudayalagraciadeDiospodráandardentrode unassemanas,aunquequedarácojo. —Decidlequeledeseosuerte.Yahoramarchaos,padre,puesnopodemosperder tiempo. —ARodrigueslegustaríaveros.Haygrogenlamesayunbuencapónasadocon legumbresfrescas,panreciéncocidoymantecacaliente.Seríaunapenadesperdiciar estacomida,capitán. —¿Qué? —Haypantiernoydorado,capitán,galletademunición,mantequillayunbuen trozodebuey.NaranjasfrescasdeGoaeinclusoungalóndevinodeMadeirapara regarlo todo, o coñac si lo preferís. También tenemos cerveza. Y capón de Macao, calienteyjugoso.Elcapitángeneralesunepicúreo. —¡QueDiososmandealinfierno! —Lohará,siasíleplace.Sóloosdigoloquehay. —¿Quésignifica«epicúreo»?—preguntóMariko. —Sedicedelapersonaaquienlegustalabuenamesa,doñaMaría—dijoAlvito dándolesunombredepila. Había notado un cambio repentino en la cara de Blackthorne. Casi podía ver la www.lectulandia.com-Página300 secreción de sus glándulas salivales y la angustia de su estómago. Aquella noche, cuando había visto el banquete preparado en el gran camarote, con los resplandecientescubiertosdeplata,elblancomantel,lassillasdeverdaderocueroy con cojines, y había olido el pan tierno y la mantequilla y los ricos manjares, se le habíadespertadoelapetitoapesardenoestarhambrientoydehaberseacostumbrado alacocinajaponesa. «¡Quésencilloespillaraunhombre!—sedijo—.Loúnicoquehacefaltaesusar elceboadecuado.» —Adiós,capitán—dijoAlvitodandomediavueltaydirigiéndosealaescalera. Blackthornelosiguió. —¿Quétepasa,inglés?—preguntóRodrigues. —¿Dónde está la comida? Después, podremos hablar. Ante todo, quiero la comidaquemeprometiste—dijoBlackthorne,muyagitado. —Seguidme,porfavor—dijoAlvito. —¿Adóndelolleváis,padre? —Alcamarotegrande,naturalmente.Blackthornepodrácomer,mientraselseñor Toranagahablaconelcapitángeneral. —No.Puedecomerenmicamarote. —Esmásfáciliralsitiodondeestálacomida. —Contramaestre, cuida de que el capitán coma todo lo que quiera, en mi camarote,detodoloquehayenlamesa.Inglés,¿quieresgrog,vinoocerveza? —Primero,cerveza,después,grog. —Cuida de ello, contramaestre. Llévalo abajo. Y escucha, Pesaro, dale alguna ropademiarmario,botasytodolodemás.Yquédateconélhastaquetellame. Blackthorne siguió en silencio a Pesaro, que era un hombre muy corpulento. Alvito volvió junto a Dell'Aqua y Toranaga, que estaba hablando por medio de Marikojuntoalaescalera.PeroRodrigueslodetuvo. —¡Unmomento,padre!¿Quéledijisteis? —Sóloquequeríaisverloyqueteníamoscomidaabordo. —¿Ledijisteisqueyoleofrecíalacomida? —No, Rodrigues, no se lo dije. Pero, ¿os habríais negado a dar comida a un camaradaconbuenapetito? —Ese pobre bastardo no es apetito lo que tiene, sino hambre. Si come en este estado,devorarácomounlobofuriosoydespuéslovomitarátodocomounaramera borracha.Ynoqueremosqueunodelosnuestros,aunqueseaunhereje,vomitecomo unanimalenpresenciadeToranaga,¿noescierto,padre? Feirrerallamódesdelaescalera. —¿Vaisabajar,Rodrigues? —Permaneceréencubiertamientrasestéahíesapuercagalera,capitángeneral.Si www.lectulandia.com-Página301 menecesitáis,estoyaquí. Alvito empezó a alejarse. Rodrigues vio a. Mariko. —Un momento, padre. ¿Quiénesesamujer? —DoñaMaríaToda.IntérpretedeToranaga. Rodriguessilbóentredientes. —¿Esbuena? —Muybuena. —Hasidounaestupideztraerlaabordo.¿EsunadelasconsortesdelviejoToda Hiro-matsu? —No.Eslaesposadesuhijo. Rodriguesllamóaunodelosmarineros. —Difundelanoticiadequeesamujerhablaportugués. —Sí,señor. ElhombresealejócorriendoyRodriguessevolviódenuevoalpadreAlvito.El curanosedejóintimidarporlaevidenteindignacióndelotro. —Esa dama, María, habla también latín y con igual perfección. ¿Algo más, capitán? —No,gracias. El cura hizo la señal de la cruz y se alejó. Rodrigues escupió en el imbornal, y unodelostimonelesseestremecióysesantiguóasuvez. —¡Andayquetezurzan!—lesilbóRodrigues. —Sí,capitán.Losiento,peromepongonerviosocuandoestácercaelbuenpadre. Nolohehechoconmalaintención. El joven vio que los últimos granos de arena caían por el cuello del reloj y lo volvió. —Cuando esté por la mitad, ve abajo, coge un cubo de agua y una escoba y limpiatodalaporqueríademicamarote.Dilealcontramaestrequesubaalinglésa cubierta y procura que mi camarote quede bien limpio, si no quieres que me haga unasligascontustripas. Rodrigues era un fanático de la limpieza. Todo debía estar inmaculado en su camarote,conbuentiempooconmaltiempo. www.lectulandia.com-Página302 CapítuloXXVII —Tienequehaberunasolución,capitángeneral—dijopacientementeDell’Aqua. —¿Queréisquerealiceunaclaraaccióndeguerracontraunanaciónamiga? —¡Claroqueno! Todoslosqueestabanenelgrancamarotesabíanquesehallabancogidosenla mismatrampa.CualquieracciónabiertalespondríadellenojuntoaToranagacontra Ishido, cosa que debían evitar a toda costa para el caso de que Ishido acabase triunfando. En aquellos momentos, Ishido controlaba Osaka y la capital, Kioto, así como a la mayoría de los regentes. Y a través de los daimíos Onoshi y Kiyama, dominaba la mayor parte de la isla meridional de Kiusiu y el puerto de Nagasaki, centro principal de todo el comercio y, por lo tanto, todo el comercio y el Buque Negrodeaquelaño. ToranagadijopormediodelpadreAlvito: —¿Porquéesestotandifícil?Sóloquieroquearrojéisalospiratasdelabocadel puerto. Toranagaestabaincómodamentesentadoenelsitiodehonor,enelsillóndealto respaldo, a la cabecera de la mesa. Alvito se sentaba a su lado, el capitán general, enfrente, y junto a éste, Dell'Aqua. Mariko estaba en pie detrás de Toranaga, y los guardiassamuraisesperabanenlapuerta,decaraalosmarinerosarmados.Todoslos europeoscomprendíanque,aunqueAlvitotraducíaaToranagatodoloquesedecía allí,Marikoestabapresenteparaasegurarsedequenosedijeranadaenperjuiciode losinteresesdesuseñorydequelatraducciónfueseexacta. Dell'Aquaseinclinó. —Tal vez, señor, podrías enviar mensajeros al señor Ishido. Tal vez la solución esté en la negociación. Podríamos ofrecer este barco como terreno neutral para las negociaciones.Quizádeestamanerapodríaisterminarlaguerra. Toranagariódesdeñosamente. —¿Quéguerra?Ishidoyyonoestamosenguerra. —Acabamosdeverelcombateentierra,señor. —¡Noseáisingenuos!¿Quiéneshanmuerto?Unoscuantosroníndespreciables. ¿Quiénatacóaquién?Sólounosronín,unosbandidosounosfanáticosequivocados. —¿Y la emboscada? Tenemos entendido que hubo una lucha entre Pardos y Grises. —UnosbandidosatacaronalosPardosyalosGrises.Mishombressólolucharon paraprotegerme.Denoche,suelenproducirseescaramuzasporequivocación.Silos Pardos mataron a unos cuantos Grises o los Grises mataron a unos cuantos Pardos, fue por un lamentable error. ¿Qué son unos pocos hombres para cualquiera de nosotros?Nada.Noestamosenguerra. www.lectulandia.com-Página303 Toranagaadvirtiósuincredulidadyañadió: —Diles, Tsukku-san, que en el Japón son los ejércitos los que hacen la guerra. Esasridiculasescaramuzasytentativasdeasesinatosonsimplesensayosquehayque olvidarcuandofracasan.Laguerranoempezóestanoche.Empezócuandomurióel Taiko. Incluso antes, al no tener un hijo para sucederle. O tal vez incluso antes, cuando Goroda, el señor protector, fue asesinado. Lo de esta noche no tiene una significaciónperdurable.Perovosotrosnoentendéisnuestroreinoninuestrapolítica. ¿Cómopodríaisentenderlo?¡ClaroqueIshidoestátratandodematarme!Lomismo hacen otros daimíos. Lo han hecho en el pasado y lo harán en el futuro. Kiyama y Onoshihansidoamigosyenemigosmíos.Simematan,estosimplificarálascosas paraIshido,elverdaderoenemigo,perosólomomentáneamente.Yoestoyahoraen una trampa, y si esta encerrona tiene éxito él sólo conseguirá una ventaja momentánea. Si logro escapar, no habrá habido tal encerrona. Pero debéis comprender todos vosotros que mi muerte no eliminará la causa de la guerra ni evitará ulteriores conflictos. Sólo si Ishido muere, no habrá conflicto. Por consiguiente,ahoranohayningunaguerraformalmentedeclarada. Removióse en el sillón, molesto por el olor a comida aceitosa y a cuerpos sin lavarquellenabaelcamarote. —Pero tenemos un problema inmediato —prosiguió—. Necesito vuestros cañones. Y los necesito ahora. Los piratas me asedian desde la entrada del puerto. Como dije antes, pronto llegará el momento en que cada cual tenga que tomar partido. Pues bien, ¿cuál es tu posición, y la de tu jefe, y la de toda la Iglesia Cristiana?¿Estánmisamigosportuguesesconmigoocontramí? —Podéis estar seguro, señor Toranaga —dijo Dell'Aqua—, de que todos apoyamosvuestrosintereses. —Bien.Entalcaso,expulsadinmediatamentealospiratas. —Estoseríaunactodeguerraynobeneficiaríaanadie.Talvezpodríamoshacer untrato—dijoFerriera. Alvitonotradujoesto,sinoquedijo: —Elcapitángeneraldicequesólotratamosdenomezclarnosenvuestrapolítica, señorToranaga.Somoscomerciantes. MarikodijoenjaponésaToranaga: —Perdón,señor,peroestonoescorrecto.Noesloqueélhadicho. Alvitosuspiró. —Me he limitado a cambiar algunas de sus palabras, señor. El capitán general, comoextranjeroquees,ignoraciertassutilezas.NocomprendebienelJapón. —¿Ytú,Tsukku-san? —Loprocuro,señor. —¿Quéhadichoexactamente? www.lectulandia.com-Página304 Alvitoselodijo. Despuésdeunapausa,dijoToranaga: —Anjín-sanmedijoquelosportuguesesestabanmuyinteresadosenelcomercio yquetratándosedecomerciocarecendebuenosmodalesydehumor.Comprendoy admitotuexplicación,Tsukku-san.Peroenlosucesivosírvetetraducirexactamente loquesediga. —Sí,señor. —Dileestoalcapitángeneral:Cuandosehayasolucionadoelconflictofomentaré elcomercio.Yosoypartidariodelcomercio.Ishidonoloes. Dell'AquahabíaobservadoelintercambiodefrasesyesperóqueAlvitohubiese disimuladolaestupidezdeFerriera. —Nosotrosnosomospolíticos,señor.Somosreligiososyrepresentantesdelafe ydelosfieles.Apoyamostusintereses. —Deacuerdo.Estabapensando…—Alvitointerrumpiósutraducción.Surostro se iluminó, y por un instante dejó fluir el japonés de Toranaga—. Perdón, eminentísimo señor, pero el señor Toranaga ha dicho: «Estaba pensando en pediros que construyáis un templo, un templo muy grande, en Yedo, como prueba de mi confianzaenvuestrosintereses.» Durante años, desde que Toranaga se había erigido en señor de las Ocho Provincias, Dell'Aqua había maniobrado para obtener esta concesión. Y obtenerla ahora de él, en la tercera ciudad en importancia del Imperio, era algo que no tenía precio. El Visitador comprendió que había llegado el momento de resolver el problemadeloscañones. —Dadle las gracias, Martín Tsukku-san —dijo empleando la frase en clave convenidapreviamenteconAlvito—decidlequesiempreprocuraremosservirle.¡Ah, sí! —añadió, a causa del capitán general—. Preguntadle qué piensa acerca de la catedral. —Osruegoquemepermitáishablardirectamenteporunosmomentos,señor— dijoAlvitoaToranaga—.Misuperiortedalasgraciasydicequetalvezseráposible hacerloquepediste.Élprocurarásiempreayudarte. —Procuraresunapalabraabstractaynadasatisfactoria. —Sí, señor —Alvito lanzó una mirada a los guardias, que desde luego, escuchabandisimuladamente—.Perorecuerdoquetúmismodijisteantesqueaveces esprudenteserabstracto. Toranagacomprendióalmomento.Hizoungestodedespedidaasushombres. —Esperadfuera.Todos. Ellosobedecierondemalagana.AlvitosevolvióaFerriera. —Yanonecesitamosvuestrosguardias,capitángeneral. Cuando los samurais se hubieron marchado, Ferriera despidió a sus hombres y www.lectulandia.com-Página305 miróaMariko.Élllevabaunaspistolasenelcintoyotraenlabota. AlvitodijoaToranaga: —¿Deseáis,señor,queestépresentedamaMariko? Toranaga comprendió de nuevo. Reflexionó un momento, hizo un breve movimientodecabezaydijosinvolverse: —Mariko-san, dile a uno de los guardias que te acompañe hasta donde está Anjín-san.Quédateconélhastaqueyoteavise. —Sí,señor. Lapuertasecerrótrasella. Sequedaronsolosloscuatro.Ferrieradijo: —¿Cuáleslaoferta?¿Quénosofrece? —Tenedpaciencia,capitángeneral—lerespondióDell'Aqua,tamborileandocon losdedossobresucruzyrogandoporeléxito. —Señor—dijoAlvitoaToranaga—,misuperiordicequetratarádehacercuanto le pediste. Dentro de cuarenta días. Te comunicará privadamente la marcha del asunto.Silopermites,yoserésucorreo. —¿Ysifracasa? —Noseráporfaltadeempeño,depersuasiónydereflexión.Tedasupalabra. —¿AnteelDioscristiano? —Sí.AnteDios. —Bien.Quelopongaporescrito.Consusello. —Avecesnoconvieneponerporescritolosacuerdosimportantes,losacuerdos delicados,señor. —¿Quieres decir con ello que no lo haréis si yo no hago constar también mi conformidadporescrito? —Nohehechomásquerecordartuafirmacióndequelapalabradehonordeun samuraiesmásimportantequeunpedazodepapel.ElVisitadortedasupalabraante Dios, su palabra de honor, lo mismo que lo haría un samurai. Y tu palabra es suficiente para él. Por esto pensé que le entristecería tu desconfianza. Y ahora, ¿quieresquelepidasufirma? Toranagadijo,despuésdeunapausa: —Estábien.MedasupalabraanteelDiosJesús,¿neh? —Yo te la doy en su nombre. He jurado por la Santa Cruz que hará todo lo posible. —¿Ytambiéntú,Tsukku-san? —TambiénempeñomipalabraanteDiosyjuroporlaSantaCruzqueharécuanto pueda para ayudar a persuadir a los señores Onoshi y Kiyama de convertirse en aliadostuyos. —Acambiodeesto,yoosconcederéloprometido.Eldíacuarentayunopodréis www.lectulandia.com-Página306 empezaracolocarloscimientosdelmásgrandetemplocristianodelImperio. —¿Podéisreservarnosenseguidaelterreno,señor? —EncuantollegueaYedo.Yahora,¿quémedecíssobrelospiratasdelasbarcas depesca?¿Losecharéisenseguida? —Situvierascañones,¿loharíastúmismo? —Desdeluego,Tsukku-san. —Os pido disculpas si os parezco tortuoso, señor, pero tenemos que hacer un plan. Los cañones no nos pertenecen. Espera un momento, por favor —Alvito se volvió a Dell’Aqua—. Lo de la catedral está arreglado, eminentísimo señor. — Después se dirigió a Ferriera iniciando el plan convenido.—Os alegraréis de no haberlo hundido, capitán general. El señor Toranaga pregunta si llevaríais diez mil ducados de oro por su cuenta cuando vayáis a Goa con el Buque Negro, para invertirlos en el mercado de oro de la India. Nosotros estaríamos dispuestos a colaborarenlatransacción,valiéndonosdenuestrasrelacionesallíycolocandoeloro envuestrointerés.ElseñorToranagaosofrecelamitaddelasganancias. Alvito y Dell'Aqua pensaban que al cabo de seis meses, cuando regresara el Buque Negro, Toranaga habría recuperado su puesto de presidente del Consejo de Regenciayestaríaencantadodeautorizarlaprovechosatransacción,ohabríamuerto. —Podríaisganarfácilmentecuatromilducados,sinelmenorriesgo—concluyó Alvito. —¿Acambiodequé?EstoesmásqueelsubsidioanualdelreydeEspañaatoda laCompañíadeJesúsenAsia.¿Acambiodequé? —El señor Toranaga dice que los piratas le impiden salir del puerto. Y él sabe mejorquevossisonpiratas. Ferrierarespondióconvozindiferente,ylosdoscomprendieronquelohacíapor Toranaga: —Esunaimprudenciaconfiarenesehombre.Suenemigotienetodoslostriunfos enlamano.Todoslosreyescristianosestáncontraél.Yomismoloheoídodeciralos dosprincipales.Dicenqueesejaponésessuverdaderoenemigo.Yloscreo,másque aesebastardocretino. —Estoy seguro de que el señor Toranaga sabe mejor que nosotros quiénes son piratasyquiénesnoloson—dijoDell'Aqua,imperturbable,puesconocíalasolución igualqueAlvito—.SupongoquenoosopondréisaqueelseñorToranagaselibreél mismodelospiratas. —Claroqueno. —Tenéismuchoscañonesdereservaabordo—dijoelVisitador—.¿Porquéno darlealgunos?Quierodecir,vendérselos.Vosvendéisarmascontinuamente.Yéllas compra.Cuatrocañonesseríanmásquesuficientes.Yseríafáciltransportarlosenla lanchaconlapólvoraylasmunicionesnecesarias.Yasítodoestaríaarreglado. www.lectulandia.com-Página307 Ferrierasuspiró. —Los cañones, eminentísimo señor, son inútiles a bordo de la galera. No hay portañolas ni cuerdas, ni montantes. No podrían emplear los cañones, aunque tuviesenartilleros,ynolostienen. Losdossacerdotessequedaronpasmados. —¿Amenosque…? —Enabsoluto. —Perosindudapodríanadaptar… —Esagaleranopuedeemplearcañones,sinosehacenunasreformasenella.Y éstasrequeriríanalmenosunasemana. —¿Nan ja? —dijo Toranaga, receloso, comprendiendo que algo andaba mal, aunquelosotrostratasendedisimularlo. —Toranagapreguntaquésucede—dijoAlvito. Dell’Aquacomprendióqueelasuntoseescapabadesusmanos. —Tenéis que ayudarnos, capitán general. Por favor. Os lo pido francamente. Hemos conseguido enormes concesiones para la fe. Debéis creerme y confiar en nosotros.DebéisayudaraToranagaasalirdelpuerto,seacomosea.Oslosuplicopor elbiendelaIglesia.Lacatedral,porsísola,esunaconcesiónenorme.Porfavor. Ferrieranodejótraslucirsutriunfalentusiasmo.Inclusodiountonodegravedad asuvoz. —YaquepedísayudaennombredelaIglesia,eminentísimoseñor,haréloqueos interesa.Losacarédeestatrampa.Pero,acambiodeello,quierolacapitaníageneral delBuqueNegrodelpróximoaño,seacualfuereelresultadodelañoactual. —Esto es una concesión personal del rey de España. No depende de mí su otorgación. —ítemmás:aceptoelofrecimientodesuoro,peroquieroquemegaranticéisque nohabráinconvenientesporpartedelvirreydeGoaniaquísobreeloroylosBuques Negros. —¿Osatrevéisatomarnoscomorehenes,alaIglesiayamí? —Essimplementeunatransacciónmercantilentrevos,yoyesemono. —Noesningúnmono,capitángeneral.Recordadlo. —ítemmás.Elquinceporcientodelcargamentodeesteaño,envezdeldiez. —¡Imposible! —ítem más. Para dejar las cosas claras, eminentísimo señor, me daréis vuestra palabra, ante Dios y ahora mismo, de que ni vos ni ninguno de los sacerdotes bajo vuestrajurisdicciónmeamenazaréisconlaexcomunión,amenosquecometaalgún sacrilegio en el futuro. Y además, que vos y los santos padres me ayudaréis activamente,asícomoalosdosBuquesNegros. —¿Yquémás,capitángeneral?Porquesupongoqueestonoestodo.¿Quémás www.lectulandia.com-Página308 queréis? —Porúltimo,quieroaesehereje. MarikomiróaBlackthornedesdelapuertadelcamarote.Elinglésyacíamedio inconscienteenelsuelovomitandosuprimerapapilla. —¿Es efecto de un veneno, o está borracho? —preguntó a Totomi Kana, el samurai,tratandoinútilmentedenoolerelhedordelacomidaydelvómito,elhedor del asqueroso marino que estaba ante ella y el permanente olor de la sentina que invadíatodalaembarcación—.Cualquieradiríaquelohanenvenenado,¿neh? —Talvezsí,Mariko-san.¡Miracuántaporquería! El samurai señaló la mesa, con un ademán de asco. Estaba llena de fuentes de madera con los restos de una mutilada pata de buey asada y sanguinolenta, medio esqueleto de un pollo asado, pedazos de pan y de queso, cerveza derramada, mantequilla, salsa a base de manteca de cerdo y una botella de aguardiente medio vacía. Eralaprimeravezqueveíancarneenunamesa. —¿Qué queréis? —preguntó el contramaestre—. Aquí no hay monos, ¿yakarimasu?Nomonos-sanenestahabitación.—Miróalsamuraiylehizoungesto de despedida.—¡Fuera! ¡Lárgate! —Miró de nuevo a Mariko.—¿Cómo te llamas? Namu,¿eh? —¿Quéestádiciendo,Mariko-san?—preguntóelsamurai. ElcontramaestremiróunmomentoalsamuraiysevolviódenuevohaciaMariko. Ellaapartódelamesasushipnotizadosojosymiróalcontramaestre. —Disculpa,señor.Noteheentendido.¿Quéhasdicho? El contramaestre se quedó boquiabierto. Era un hombre gordo, de ojos muy juntos y grandes orejas, y con los cabellos recogidos en una coleta que parecía de pelosderataembreados.Uncrucifijopendíadesucuellograsiento,yllevabapistolas alcinto. —¿Eh? ¿Sabes hablar portugués? ¿Una japonesa que habla bien el portugués? ¿Dóndeaprendistelalenguadelacivilización? —Elpadrecristianomeenseñó. —¡Que me zurzan! ¡Virgen Santa! ¡Una flor-san que habla como la gente civilizada! Blackthornevomitódenuevoytratódeponersedepie. —¿Puedes…, por favor, puedes poner al capitán allí? —dijo ella señalando la litera. —Sí.Simeayudaesemono. —¿Quién?Perdón,¿quiénhasdicho? —¡Él!Eljaponés… Las palabras restallaron en los oídos de Mariko, que necesitó toda su fuerza de www.lectulandia.com-Página309 voluntadparanoperderlacalma.Hizounaseñaalsamurai. —Kana-san,¿quieresayudaraesebárbaro?HayqueponeraAnjín-sanallí. —Conmuchogusto,señora. LosdoshombreslevantaronaBlackthorneyloecharonsobrelalitera.Teníala cabezapesadayboqueabaestúpidamente. —Habríaquelavarlo—dijoMarikoenjaponés,todavíaaturdidaporelnombre queelcontramaestrehabíadadoaKana. —Sí,Mariko-san.Ordenaalbárbaroquetraigaservidores. —Sí—repusocontemplandolamesaconojosincrédulos—.¿Comenrealmente eso? Elcontramaestresiguiósumirada.Despuésseinclinósobrelamesa,arrancóun muslodepolloyseloofreció. —¿Tieneshambre?Estoestámuybueno,Flor-san.Esfresco.Verdaderocapónde Macao. —No, gracias. Comer carne está prohibido. Es contrario a la ley, y contrario al budismoyalshintoísmo. —¡No en Nagasaki! —replicó el contramaestre echándose a reír—. Muchos japoneses comen carne siempre. Es decir, siempre que pueden, y también beben nuestrogrog.Túerescristiana,¿eh?Pruébalo.¿Cómopuedessaber,sinolopruebas? —Nogracias. —El hombre no puede vivir sin carne. Esto es comida de verdad. Da vigor y alegría. OfrecióelmusloaKana: —¿Quieres? Kanamoviólacabezaconrepugnancia. —¡Iyé! Elcontramaestreseencogiódehombrosyarrojóelmuslosobrelamesa. —Comoquieras. YvolviéndoseaMarikolepreguntó: —¿Quétienesenelbrazo?¿Tehirieronenlapelea? —Sí, pero no es de gravedad —dijo Mariko moviendo un poco el brazo para demostrárseloytragándoseeldolor. —¡Pobrecilla!Dime,¿québuscasaquí,señorita? —Quería ver a An…, al capitán. El señor Toranaga me ha enviado. ¿Está borrachoelcapitán? —Sí.Yademás,lacomida.Elpobrediablohacomidoyhabebidodemasiadode prisa.Sehabebidomediabotelladeuntrago.Todoslosinglesessoniguales. MiróaMarikodearribaabajo. —Nuncahabíavistounaflortanpequeñacomotú.Ynuncahabíahabladoconun www.lectulandia.com-Página310 japoqueconocieralalenguacivilizada. —¿Llamassiemprejaposymonosalasdamasjaponesasyalossamurais? Elmarinerolanzóunabrevecarcajada. —Bueno,señorita,semehaescapado.Solemosllamarasíalosproxenetasyalas rameras de Nagasaki. No quise ofenderte. Nunca había hablado con una señorita civilizada,nisabíaqueexistiera. —Lo mismo me ocurre a mí, señor. Nunca había hablado con un portugués civilizado,aparteunsantopadre.Nosotrossomosjaponeses,nojapos.Ylosmonos sonanimales,¿no? —Claro—dijoelcontramaestre,mostrandolosdientesrotos—.Hablascomouna dama.Nohequeridoofenderte,señorita. Blackthorne empezó a murmurar. Ella se acercó a la litera y lo sacudió delicadamente. —¡Anjín-san!¡Anjín-san! —Sí…¿Sí?—farfullóBlackthorneabriendolosojos—.¡Ah!Hola…Losiento… Yo… Eldolordecabezaylasvueltasquedabaelcamaroteleobligaronatumbarsede nuevo. —Porfavor,llamaauncriado.Hayquelavarlo. —Aquíhayesclavos,peronoparaesto,señorita.Dejaenpazalinglés.¿Quées unpocodevómitoparaunhereje? —¿Nohaycriados?—preguntóella,asombrada. —Tenemos esclavos, negros, bastardos, pero son perezosos. Yo no me dejaría lavarporunodeellos—añadió,conunamueca. Mariko comprendió que no tenía otra alternativa. El señor Toranaga podía necesitaraAnjín-saninmediatamente.Erasudeber. —Entonces,necesitoagua—dijo—.Paralavarlo. —Hayunbarrildebajodelaescalera.Enlacubiertainferior. —Porfavor,diquemetraiganunpoco. —Envíaloaél—dijoelcontramaestreseñalandoaKana. —No.Sírvetetraerlatú.Enseguida. —¿Eressubarragana?—dijoélmirandoaBlackthorne. —¿Qué? —Labarraganadelinglés. —¿Quéesunabarragana,señor? —Sumujer.Suamiga,sunovia,suquerida. —No.No,señor.Nosoysubarragana. —Entonces, ¿lo eres de ese mo… de ese samurai? ¿O tal vez del rey, del que acabadesubirabordo,Tor-om--lame?¿Eresunadesusmancebas? www.lectulandia.com-Página311 —No. —¿Nidenadiedeabordo? Ellanegóconlacabeza. —Porfavor,unpocodeagua. Elcontramaestreasintióconlacabezaysalió. —Eselhombremásfeoymásapestosoquejamáshayavisto—dijoelsamurai —.¿Quétedecía? —Pues…mehapreguntadosiyoeraunadelasconsortesdelcapitán. Elsamuraisedirigióalapuerta. —¡Kana-san! —Exijo el derecho a vengar este insulto en nombre de tu mando. ¡Inmediatamente!¡Suponerquetúerescapazdecohabitarconunbárbaro…! —¡Kana-san!Porfavor,cierralapuerta. —¡TúeresTodaMariko-san!¿Cómosehaatrevidoainsultarte?¡Laofensadebe serlavada! —Lo será, Kana-san, y te doy las gracias. Te confiero el derecho. Pero aquí estamosalasórdenesdelseñorToranaga.Mientrasélnodésuaprobación,nodebes hacernada. Kanacerrólapuertademalagana. —De acuerdo. Pero te pido formalmente que solicites la autorización del señor Toranagaantesdemarcharnos. —Sí.Graciasporpreocupartetantopormihonor. «¿QuéharíaKanasisupiesetodoloquesehadicho?—sepreguntóhorrorizada —.¿YquéharíaelseñorToranaga?¿OHiro-matsu?¿Omimarido?»Paracalmarla iradeKana,cambiórápidamentedetema: —Anjín-san parece un hombre desvalido. Como un niño. Por lo visto, los bárbarosnopuedendigerirelvino.Lomismoquealgunosdenuestroshombres. —Sí.Peronohasidoelvino.Nopuedeser.Esloquehacomido. Blackthorneseremovióinquietopugnandoporrecobrarlaconciencia. —No tienen servidores en este barco, Kana-san. Por consiguiente, tendré que hacerdedoncelladeAnjín-san—dijoMariko,yempezóadesnudaraBlackthorne, torpementeacausadesubrazo. —Dejaqueteayude.Solíahacerestoconmipadre,cuandoelsakéselesubíaa lacabeza. —Esbuenoparaelhombreemborracharsedevezencuando.Asíseexpulsanlos malosespíritus. —Sí,peromipadresufríamuchoeldíasiguiente. —Mimaridopadecemuchodurantevariosdías. Despuésdeunabrevepausa,Kanadijo: www.lectulandia.com-Página312 —PermitaBudaqueelseñorBuntarologreescapar. Se abrió la puerta, y el contramaestre dejó un balde de agua en el suelo. Le disgustó la desnudez de Blackthorne y sacando una manta de debajo de la litera lo cubrióconella. —Pillaráunresfriadomortal.Aparteesto,esvergonzosohacerunacosaasíaun hombre,aunqueseaése. —¿Qué? —Nada.¿Cómotellamas,señorita?—dijoconojosbrillantes. Ellanocontestó.ApartólamantaylavóaBlackthorne,contentadepoderhacer algo.Cuandohuboterminado,envolvióelquimonoyelsuciotaparrabo. —¿Harásquelavenesto,señor? —¿Eh? —Hayquelavarloenseguida.¿Puedesllamaraunesclavo? —Yatehedichoquesonunpuñadodeperezososnegrosbastardos.Tardaríanuna semanaomás.Tíralo,señorita,puesnovalelapena.NuestrocapitánRodriguesme dijoqueledieseropaadecuada.Mira—dijoabriendounarmario—.Ropadeésta. —Yonosévestiraunhombreconesasprendas. Sin embargo, entre ella y el samurai, y bajo la dirección del contramaestre, consiguieronvestirle.Marikoseapartóunmechóndecabellosqueletapabalosojos. —Señor,¿estácorrectamentevestidoAnjín-san? —Sí.Sólofaltanlasbotas.Aquíestán.Peroestopuedeesperar. Elcontramaestreseacercóaellatemblándolelasaletasdelanariz.Bajólavoz, manteniéndosedeespaldasalsamurai. —¿Quieresquejuguemosunpoco? —¿Qué? —Megustas,señorita.¿Quédices?Hayuncatreenelcamarotecontiguo.Envíaa tuamigoacubierta.Elingléstardaráunahoraenreponerse.Pagarélodecostumbre. —¿Qué? —Teganarásunamonedadecobre…Inclusotressiteportasbien.¿Quédices? Elsamuraivioelhorrorpintadoenlacaradeella. —¿Quépasa,Mariko-san? —Él…hadicho… Kanadesenvainóinmediatamenteelsable,peroelotroleapuntócondospistolas conelgatillolevantado.Apesardetodo,sedispusoaatacar. —¡Alto, Kana-san! —jadeó Mariko—. El señor Toranaga prohibió cualquier ataquesiélnoloordenaba. —¡Vamos, acércate si te atreves, mono del diablo! Y tú, dile a ese mono que envaineelsablesinoquierequelevuelelacabezaenunsantiamén. Marikoestabaaunpiededistanciadelcontramaestre.Teníaladiestraintroducida www.lectulandia.com-Página313 ensuobitocandoelpuñodesuestileteconlapalma.Perorecordósudeberysacóla mano. —Envaina tu sable, Kana-san, por favor. Debemos obedecer al señor Toranaga. Debemosobedecerle. Haciendounsupremoesfuerzo,Kanaobedeció. —¡Meentranganasdemandartealinfierno,japo! —Disculpadle,señor,ytambiénamí—dijoMarikotratandodeparecercortés—. Hasidounaequivocación… —Disculpadle,señor.Losiento. Elhombresehumedecióloslabios. —Loolvidarésieresamable,Florecilla.Entraenelcamarotecontiguo,dileaese mono…quesequedeaquí,yloolvidaré. —¿Cómo…cómoosllamáis,señor? —Pesaro.ManuelPesaro.¿Porqué? —Pornada.Disculpadelerror,señorPesaro. —Méteteenelotrocamarote.Enseguida. —¿Quésucede?¿Qué…? Blackthornenosabíasiestabadespiertoositodoeraunapesadilla,peropresintió elpeligro.¿Quépasa? —¡Eseapestosojapomehaatacado! —Ha sido una equivocación, Anjín-san —dijo Mariko—. Ya… ya le he pedido excusasalseñorPesaro. —¿Mariko?¿Erestú,Mariko-san? —Hai,Anjín-san.Honto.Honto. Ella se acercó. El contramaestre seguía apuntando a Kana. Ella tuvo que pasar rozándolo y le costó un esfuerzo aún mayor no sacar el cuchillo y clavárselo en el pecho. En el mismo momento, se abrió la puerta. El joven timonel entró en el camaroteconuncubodeagua.Alverlaspistolasabrióunosojoscomonaranjasy echóacorrer. —¿Dónde está Rodrigues? —preguntó Blackthorne tratando de poner orden en susideas. —Arriba, donde debe estar un buen capitán —dijo el contramaestre con voz áspera—.Esejapomehaatacado. —Ayudadmeasubiracubierta—dijoBlackthorneagarrándosealosladosdela litera. Marikolocogiódelbrazo,peronopudolevantarlo. ElcontramaestreseñalóaKanaconunadesuspistolas. —Dilequeloayude.YdilequesihayunDiosenelcielo,estarácolgandodeuna vergaantesdeunahora. www.lectulandia.com-Página314 El primer piloto, Santiago, separó el oído del agujero secreto de la pared del camarotegrandeenelmomentoenqueDell'Aquahubodicho:«Todoestáarreglado.» Sinhacerruidocruzóeloscurocamarote,salióalpasilloycerrócuidadosamentela puerta. Era un hombre alto y enjuto, de cara avispada y con el cabello recogido en unacoleta.Suropaestabalimpia,y,comolamayoríadelosmarineros,ibadescalzo. Subió rápidamente la escalera, cruzó corriendo la cubierta principal y subió al alcázar, donde estaba Rodrigues hablando con Mariko. Se excusó y se inclinó para acercarlabocaaloídodeRodriguesyempezóacontarletodoloquehabíaoído—y quelehabíanenviadoaescuchar—,demaneraquenopudiesenenterarselosotros queestabanenelalcázar. Blackthornehallábasesentadoenlapopa,apoyadoenlabordaydescansandola cabeza sobre las rodillas encogidas. Mariko estaba sentada muy tiesa frente a Rodrigues, al estilo japonés, y Kana, el samurai, se mantenía a su lado. Unos marinerosarmadosbullíanencubiertayenlascofas,yotrosdosestabanaltimón.El barco permanecía de cara al viento, bajo un aire suave y en una noche límpida, aunquehabíanaumentadolosnimbosanunciadoresdelluvia.Aunascienyardasde élestabalagalera,decostadoyamerceddeloscañones,conlosremosrecogidos,a excepción de dos por banda para contrarrestar el impulso de la ligera marea. Las barcas de pesca llenas de samurais hostiles estaban más cerca una de otra, pero todavíanosetocaban. Mariko observaba a Rodrigues y al piloto. No podía oír lo que decían, pero, aunquehubiesepodidooírlo,sueducaciónlaabríaobligadoacerrarlosoídos.Enlas casas de papel, la intimidad era imposible sin cortesía y consideración, y como la vidacivilizadanopodíaexistirsinintimidad,todoslosjaponeseseraneducadospara haceroídossordos.Parabiendetodos. CuandoellahabíasubidoacubiertaconBlackthorne,Rodrigueshabíaescuchado la explicación del contramaestre y las balbucientes aclaraciones de Mariko en el sentidodequelaculpahabíasidosuya,dequehabíainterpretadomalloquehabía dichoaquél,ydequeellahabíasidolacausadequeKanadesenvainaraelsablepara protegersuhonor.Elcontramaestrehabíaescuchadoconsonrisaburlonaysindejar deapuntarconlaspistolasalaespaldadelsamurai. —Yo sólo le he preguntado si era la barragana del inglés, al ver la tranquilidad conquelolavabaylovestía. —Guardatuspistolas,contramaestre. —Espeligroso.¡Hayqueatarlo! —Yolovigilaré.Yahora,vete. —Ese mono me habría matado si yo no hubiese sido más rápido. Hay que colgarlodeunaverga.¡EsloquehacemosenNagasaki! —AquínoestamosenNagasaki.¡Veteenseguida! www.lectulandia.com-Página315 Cuandoelcontramaestresehubomarchado,Rodriguespreguntó: —¿Quéosdijo,señora?Deverdad. —Nada,señor.Osloruego. —Pidodisculpasporlainsolenciadeesehombreconvosyconelsamurai.Por favor,decidlealsamuraiquelepidoperdón.Yavosospidoqueolvidéislasofensas delcontramaestre.Situviésemosjaleoabordo,seríaenperjuiciodevuestroseñory delmío.Osprometoqueleajustarélascuentasamimaneraenelmomentooportuno. EllahabíahabladoconKanayéstehabíaacabadopordejarsepersuadir. —Kana-sandicequeestábien,peroquesiundíasetropiezaconelcontramaestre Pesaroentierra,lecortarálacabeza. —¡Biendicho!Sí.Domo-arigato,Kana-san—dijoRodriguesconunasonrisa—, ydomoarigatogoziemashita,Mariko-san. —¿Habláisjaponés? —¡Oh,no!Sólounaspocaspalabras.TengounaesposaenNagasaki. —¿LleváismuchotiempoenelJapón? —Salí en dos ocasiones de Lisboa. En conjunto, he pasado siete años en estas aguas, aquí y en viajes de ida y vuelta a Macao y a Goa… No hagáis caso de ese hombre,eseta.PeroBudadijoqueinclusolosetatienenderechoalavida.¿neh? —Desde luego —dijo Mariko, aunque había grabado para siempre la cara y el nombredelcontramaestreensumemoria. —Miesposahablaunpocoelportugués,peronotanperfectamentecomovosni muchomenos.¿Soiscristiana? —Sí. —Mi esposa es conversa. Su padre es samurai, pero poco importante. Su señor feudaleselseñorKiyama. —Esmuyafortunadadetenerunmaridocomovos—dijoMarikocortésmente, pero preguntándose cómo había podido ella casarse y vivir con un bárbaro—. La señora,vuestraesposa,¿comecarnecomolaquehayenelcamarote? —No—respondióRodrigues,echándoseareírymostrandounosdientesblancos yfinosyfirmes—.YenmicasadeNagasaki,yotampococomocarne.Lohagoenel maryenEuropa.Esnuestracostumbre.Ytambiénloeravuestra,milañosantesde Buda, ¿neh? Antes de que viniese Buda para mostrar al Tao, el Camino, todo el mundo comía carne. Incluso aquí, señora. Incluso aquí. Pero ahora algunos de nosotroshemosaprendidoalgo,¿neh? Marikoreflexionósobreesto.Despuésdijo: —¿Acasotodoslosportuguesesnosllamanmonosyjaposaespaldasnuestras? Rodriguestiródeunaretequellevaba. —¿Y acaso vosotros no nos llamáis bárbaros? Incluso a la cara. Y somos civilizados,oalmenosnosimaginamosserlo,señora.EnlaIndia,latierradeBuda, www.lectulandia.com-Página316 llaman «Diablos del Este» a los japoneses, y no dejan desembarcar a ninguno que vaya armado. Vosotros llamáis «negros» a los indios y decís que no son humanos. ¿Cómollamanloschinosalosjaponeses?¿Cómollamáisvosotrosaloschinos?¿Y tambiénaloscoreanos?Comedoresdeajos,¿neh? —CreoqueestonogustaríaalseñorToranaga.NialseñorHiro-matsu,nisiquiera alpadredevuestraesposa. —El buen Jesús dijo: «Veis la paja en el ojo del vecino y no veis la viga en el vuestro.» Ellavolvióapensarenestoobservandocómoelprimerpilotomurmurabaaloído delcapitánportugués.«Esverdad.Nosotrosnosburlamosdelosdemás,perosomos ciudadanosdelPaísdelosDiosesy,portanto,especialmenteelegidosporlosdioses. Sólo nuestro pueblo está protegido por un emperador divino. Por tanto, ¿no somos absolutamenteúnicosysuperioresalosdemás?¿Ysiseesjaponésycristiano?Nolo sé.VirgenSanta,damecomprensión.EsecapitánRodriguesestanextrañocomoel capitáninglés.¿Porquésontanespeciales?¿Seráporsuadiestramiento?Hacencosas increíbles,¿neh?¿Cómopuedennavegaralrededordelmundoysurcarlosmarescon la misma facilidad con que nosotros andamos por la tierra? ¿Podría la esposa de Rodriguesdarmelarespuesta?Megustaríaconocerlayhablarconella. Elpilotobajóaúnmáslavoz. —¿Quéhadicho?—exclamóRodrigueslanzandounainvoluntariaimprecación. Marikotratódeescucharapesarsuyo.Peronopudooírloquerepitióelpiloto. EntoncesvioquelosdosmirabanaBlackthorneysiguiósumirada,turbadaporsu preocupación. —¿Qué más ha ocurrido, Santiago? —preguntó Rodrigues cautelosamente recordandolapresenciadeMariko. Elpilotoselodijoenunmurmullocasiinaudible. —¿Cuántotiempoestaránabajo? —Estabanbrindando.Porsutrato. —¡Bastardos! —Rodrigues agarró al piloto por la camisa.—¡Ni una palabra de esto!¡Júraloportuvida! —Nohacefaltadecirlo,capitán. —Siemprehacefalta—repusoRodriguesmirandoaBlackthorne—.¡Despiértalo! Elpilotoseacercóaélylosacudióbruscamente. —¿Quéeseso?¿Eh? —¡Pégale! Santiagolediounabofetada. —¡PorJesucristoque…! Blackthornesepusodepie,congestionadoelsemblante,perosetambaleóycayó alsuelo. www.lectulandia.com-Página317 —¡Malditoinglés!¡Despierta!—Rodriguesllamó,furioso,alosdostimoneles—. ¡Arrojadloporlaborda! —¿Eh? —¡Ahoramismo! Mientraslosdoshombreslocogíanapresuradamente,Marikodijo: —CapitánRodrigues,nodebéis… Pero antes de que ella o Kana pudiesen intervenir, Blackthorne había sido arrojadoporlaborda.Cayódesdeunaalturadeveintepies,levantandounanubede espuma,ydesapareció.Perosurgióalcabodeunmomento,tosiendoyboqueando, golpeandoelaguaydespejadalacabezaporelfrío. AyudadoporMariko,Rodriguesselevantódelasillayseasomóalabarandilla. Blackthorne seguía tosiendo, pero braceaba en dirección al costado del barco, maldiciendoalosquelohabíanarrojadoalagua.Rodrigueslegritó: —¡Noteacerquesamibarco! Despuésordenóalprimerpiloto: —Tomaelbote,recogealinglésyllévaloalagalera.Deprisa.Dile…—Ybajó lavoz. —¡Capitán! —dijo Mariko—. Anjín-san está bajo la protección del señor Toranaga.Pidoqueseasubidoabordoenseguida. —Unmomento,Mariko-san.—RodriguessiguiómurmurandoaSantiago,elcual asintióconlacabezaysealejócorriendo.—Losiento,Mariko-san,gomenkudasai, peroeraurgente.Habíaquedespertaralinglés.Yosabíaqueélsabenadar.¡Tieneque estaralertaynopuedeperdertiempo! —¿Porqué? —Soysuamigo.¿Oslodijoél? —Sí.PeroInglaterrayPortugalestánenguerra. —Losmarinosdebemosestarporencimadelaguerra. —Entonces,¿aquiéndebéisfidelidad? —Alabandera. —¿Queréisdeciravuestrorey? —Síyno,señora.Yoledebíalavidaalinglés.—Rodriguesobservabalalancha. —Manténladirección.Ahora,ponteafavordelviento—ordenóaltimonel. —Sí,señor. Rodrigues y Mariko observaban la lancha. Los hombres sacaron a Blackthorne delaguayempezaronaremardefirmeendirecciónalagalera. —¿Quélehabéisdicho,señor?—preguntóMariko. —¿Aquién? —AlhombrealquehabéisenviadoenbuscadeAnjín-san. —Sólo que le diera recuerdos al inglés —respondió él con un tono de www.lectulandia.com-Página318 despreocupación. EllalotradujoaKana. Cuando Rodrigues vio la lancha junto a la galera empezó a respirar de nuevo. «SantaMaría,MadredeDios…» Elcapitángeneralylosjesuítassubieronacubierta.Toranagaysusguardiaslos seguían. —¡Rodrigues,lanzadelbote!Lospadressedirigenatierra—dijoFerriera. —¿Ydespués? —Zarparemos.RumboaYedo. —¿Por qué a Yedo? ¿No íbamos a Macao? —replicó Rodrigues fingiendo una absolutainocencia. —PrimerollevaremosaToranagaasuciudad. —¿Qué?¿Ylagalera? —Sequedaráaquíoseabrirápasoluchando. Rodriguespareciómássorprendidoaún.MirólagaleraydespuésaMariko.Yvio susojosacusadores. —Matsu—ledijoelcapitánenvozbaja. —¿Qué? —preguntó el padre Alvito —. ¿Paciencia? ¿Por qué tiene que tener paciencia,Rodrigues? —Estabarezandounaavemaria,padre.Yledecíaalaseñoraqueesbuenacosa paraaprenderatenerpaciencia. Ferrieramirabalagalera. —¿Quéhaceallínuestrobote? —Heenviadoalinglésalagalera. —¿Qué? —Heenviadoelinglésalagalera.¿Quéocurre,capitángeneral?Elinglésmeha insultadoyloheechadoporlaborda.Habríadejadoqueseahogase,perosabenadar. Por consiguiente, he enviado el piloto a recogerlo y le he dicho que lo llevara a su barco,yaqueparecegozardelfavordelseñorToranaga.¿Hayalgomaloenello? —Traedlodenuevoaquí. —Tendría que enviar hombres armados para el abordaje. Gritaba y maldecía comoundiablodelinfierno.Estaveznovendrádebuengrado. —Quieroquevuelvaaquí. —¿Cuáleselproblema?¿Nodijisteisquelagaleraibaaquedarseotendríaque luchar? En todo caso, el inglés está con el agua al cuello. ¡Buena cosa! ¿Qué necesidadtenemosdeesaescoria?Seguroquelospadresprefierentenerlolejosdesu vista.¿Noesasí,padre? Dell'Aquanorespondió.EstoalterabaelplanqueFerrierahabíapropuestoyque habíasidoaceptadoporellosyporToranaga.Lossacerdotesiríanenseguidaatierra www.lectulandia.com-Página319 paraaplacaraIshido,aKiyamayaOnoshiafirmandoquehabíancreídolahistoriade Toranaga sobre los piratas y que no sabían que éste se hubiese «escapado» del castillo. Mientras tanto, la fragata se dirigía a la boca del puerto dejando la galera comoceboalasbarcasdepesca.Siseproducíaunataqueabiertocontralafragata, éstalorechazaríaacañonazos. ElVisitadorapoyóamablementeunamanoenelhombrodeFerrierayvolvióla espaldaalagalera. —Talvezesmejorqueelherejeestéallí—dijo,ypensó:«¡Quéextrañossonlos caminosdeDios!.» Ferrierahubieraqueridooponerse.Élqueríaverloahogarse.Unhombrealagua cuandoempiezaaamanecer…Nodejarastro,nohaytestigos,esfácil.Toranagano se habría enterado de nada. Un trágico accidente, y nada más. Era la suerte que se merecíaBlackthorne. —¿Nanja?—preguntóToranaga. El padre Alvito le dijo que el capitán estaba en la galera y le explicó la razón. Toranaga se volvió a Mariko, la cual asintió con la cabeza y añadió lo que había dichoRodriguesconanterioridad. Toranagaseacercóalabordayatisbóenlaoscuridad.Másbarcasdepescaeran lanzadas en la playa norte, y las otras estarían muy pronto en su sitio. Sabía que Anjín-saneraunengorropolíticoyaquelloeraunamanerafácildedesprendersede él.Pero,¿loqueríarealmente? «Eskarma—pensó—queAnjín-sanestéenlagaleraynoaquí,dondeestaríaa salvo. ¿Neh? Anjín-san se hundirá con el barco, junto con Yabú y los otros y las armas y esto también es karma. Puedo perder los mosquetes. Puedo perder a Yabú. Pero,¿aAnjín-san? »Sí. «Porque tengo en reserva otros ocho extraños bárbaros, y tal vez sus conocimientos colectivos sean iguales o superiores a los de ese hombre. Lo importanteesvolveraYedolomásrápidamenteposibleparaprepararlaguerra,que esyainevitable.» —Eskarma,Tsukku-san.¿Neh? —Sí, señor. —Alvito contempló, satisfecho, al capitán general.—El señor Toranagasugierequenosehaganada.EslavoluntaddeDios. —¿Deveras? De pronto empezó a sonar el tambor de la galera. Los remos mordieron furiosamenteelagua. —PorelamordeDios,¿quéestánhaciendo?—gritóFerriera. Yentonces,mientrasveíanalejarselagalera,elpabellóndeToranagafuearriado lentamentedelaverga. www.lectulandia.com-Página320 —Parece como si quisieran anunciar a todas las malditas barcas de pesca del puertoqueelseñorToranaganoestáyaabordo—dijoRodrigues. —¿Quévaahacerél? —Nolosé. —¿Nolosabéis?—preguntóFerriera. —No.Perosiyoestuvieraensulugarpondríarumboalmarabiertoydejaríaala fragataenelatolladero…oalmenoslointentaría.Escomosielinglésnosapuntase coneldedo.¿Quéhacemosahora? —PonedrumboaYedo. Elcapitángeneralhabríaqueridoañadir:«Ysiabordáislagalera,tantomejor.» PeronolohizoporqueMarikoestabaescuchando. Loscurassedirigieronatierraenlalancha,muyaliviados. —¡Izadlasvelas!—gritóRodrigues—.¡RumboSur-sudoeste! —Señora, tened la bondad de decirle al señor Toranaga que estaría más seguro abajo—dijoFerriera. —Élosdalasgracias,perodicequesequedaráaquí. Feirreraseencogiódehombrosyseacercóalbordedelalcázar. —¡Cargadloscañones!¡Conmetralla!¡Posicióndecombate! www.lectulandia.com-Página321 CapítuloXXVIII —¡Isogi!—gritóBlackthorneapremiandoaltamborparaqueaceleraseelritmo. Se volvió a mirar la fragata que se les venía encima con todas las velas desplegadas y calculó la próxima virada que debería hacer. Debido al viento, la fragatateníaquedarvariasbordadasparallegaralabocadelpuerto,mientrasquela galerapodíamaniobraravoluntad.Encambio,lagaleralesaventajabaenvelocidad. Yabúvolvíaahablarle,peroélnoleprestóatención. —Nocomprendo,wakarimasen,Yabú—san.Escucha.Toranagamedijo:Anjínsan,¡ichi-banima!¡AhorasoyprimerCapitán-san!¿Wakarimasuka,Yabú—san? Señalóelrumboenlabrújulaalcapitánjaponés,elcualgesticulóalverquela fragata,ahoraamenosdecincuentayardasdeellos,losalcanzabarápidamente. —¡Manténelrumbo,porDios!—dijo. La brisa enfriaba su ropa mojada dándole escalofríos, pero contribuyendo a aclararsusideas.Miróelcielo.NohabíanubescercadelaLunabrillante,yelviento era favorable. «Por ahí no hay peligro —pensó—. ¡Quiera Dios que la Luna siga brillandohastaquehayamospasado!.» —¡Eh,capitán!—gritóeninglés,sabiendoquelomismodabaquehablaseinglés o portugués, holandés o latín—. Manda que me traigan saké. ¡Saké! ¿Wakarimasu ka? —Hein,Anjín-san. Un marinero salió corriendo y, al mirar por encima del hombro, se quedó aterrorizado al ver el tamaño de la fragata y la velocidad con que se acercaba. Blackthornemantuvoelrumbotratandodeobligaralafragataavirarantesdeganar todoelespacioabarlovento.Peroéstanosedesvióyavanzódirectamentesobreél. Enelúltimosegundo,Blackthorneseapartódesucaminoyelbauprésdelafragata casirozósucastillodepopa. Entonces, la fragata viró en dirección a la costa más lejana, donde tendría que virardenuevoparacorrervientoenpopa,antesdedarunaúltimabordadaydirigirse alabocadelpuerto. Poruninstante,lasdosembarcacionesestuvierontancercalaunadelaotraque casisetocaron.Después,lafragatasealejó,haciendobailaralagaleraeneloleaje. —¡Isogi,isogi,porDios! Los remeros redoblaron su esfuerzo y Blackthorne ordenó por señas que se pusieranmáshombresalosremoshastaagotartodaslasreservas.Teníanquellegara labocadelpuertoantesquelafragata,oestaríanperdidos. Lagaleradevorabaladistancia.Perolopropiohacíalafragata. Entoncesllegóelsaké,perolajovenquehabíaauxiliadoaMarikolotomódelas manosdelmarineroyloofrecióaBlackthorneconunosademanesinseguros.Había www.lectulandia.com-Página322 permanecidovalientementesobrecubierta,aunquesaltabaalavistaqueaquélnoera su elemento. Sus manos eran fuertes, iba muy bien peinada y llevaba un rico quimono,pulcroyelegante.Lagaleracabeceóylamuchachasetambaleóydejócaer lataza.Sucaranocambió,peroenrojeciódevergüenza. —Nohasidonada—dijoélalagacharseellapararecogerlataza—.Noimporta. ¿Namaeka? —UsagiFujiko,Anjín-san. —Bien,Fujiko-san.Dámelo.Dozo. Alargó la mano, asió el frasco y bebió directamente de él, a grandes tragos, ansioso de sentir su calor dentro del cuerpo. Después concentró la atención en el nuevo rumbo, sorteando los bajíos de que le había hablado Santiago por orden de Rodrigues. Ahorateníalacabezamásclaraysesentíabastantefuertesiteníacuidado.Pero sabíaque,asemejanzadelbarco,carecíadereservas. La fragata navegaba bien a barlovento y se adelantó un centenar de yardas en direcciónatierra. —¡Isogi,porDios!¡Ovamosaperder! Laemocióndelacarreraydeencontrarsedenuevosoloenelpuestodemando —másporsufuerzadevoluntadqueporsuscondiciones—,unidaalraroprivilegio deteneraYabúensupoder,lellenabademalignasatisfacción.«Sinofueseporque laembarcaciónsehundiría,yyoconella,lalanzaríacontralasrocasparavercómo te ahogas, Yabú, cara de cerdo. ¡Lo haría por el viejo Pieterzoon! Pero, ¿no salvó YabúaRodriguescuandoyonopudehacerlo?¿Noatacóalosbandidoscuandome tendieron una emboscada? Y esta noche se ha portado como un valiente. Sí, es un cerdo,perouncerdovaliente.Estaeslapuraverdad.» Lajovenleofrecióelfrascodesaké. —Domo—dijoél. VioqueYabúyelpilotojaponéslomirabanfijamente. —¿Níircdesuka,Anjín-san?¿Nanja? —¡Ichi-ban! ¡Número uno! —respondió señalando la fragata y apurando el frasco,quefuerecogidoporFujiko. —¿Saké,Anjín-san? —Domo,¡iyé! Los dos barcos estaban ahora muy cerca de las apretujadas barcas de pesca. La galeraavanzabaenderechurahaciaelpasoquehabíandejadodeliberadamenteentre ellas,ylafragatadabalaúltimaviradaparadirigirsealaentradadelpuerto.Aquíel vientoeramásfresco,almenguarlaproteccióndelaspuntasdetierra,yaunamilla estabaelmarabierto.Lasráfagashinchabanlasvelasdelafragata,lascuerdasdaban chasquidoscomopistoletazosyhervíalaespumaenlaproayenlaestela. www.lectulandia.com-Página323 Losremerosestabansudorososyempezabanaflaquear.Unhombresederrumbó. Yotro.Loscincuentaypicoronin-samuraisocupabanyasusposiciones.Alfrente, los arqueros de las barcas de pesca, a ambos lados del estrecho canal, armaban sus arcos.Blackthorneviopequeñosbraserosenmuchasdelasbarcasycomprendióque ibanalanzarlesflechasincendiarias. Se había preparado para el combate lo mejor que había podido. Yabú había comprendidoquetendríanquelucharytambiénhabíapensadoinmediatamenteenlas flechasdefuego.Blackthornehabíalevantadounosmamparosprotectoresdemadera alrededordeltimón.Habíaabiertoalgunascajasdemosquetesyhabíaordenadoalos que sabían hacerlo que las cargaran con pólvora y proyectiles. Y había subido algunosbarrilitosdepólvoraalalcázaryleshabíapuestomecha. CuandoSantiago,elprimerpiloto,lohabíaayudadoasubiralalancha,lehabía dichoqueRodriguesibaaayudarle,conlagraciadeDios. —¿Porqué?—habíapreguntadoél. —Micapitánmehadichoqueosdigaquetuvoquearrojarosporlabordapara despejaroslacabeza,señor. —¿Porqué? —Porque,segúndijoqueosdijera,señorcapitán,habíapeligroabordodelSanta Teresa,peligroparavos. —¿Quépeligro? —Tendréis que salir de aquí por vuestros propios medios si podéis. Pero él os ayudará. —¿Porqué? —¡Por el amor de Dios! Tened vuestra lengua de hereje y escuchad. Tenemos pocotiempo. Entonces,elpilotolohabíainformadodelosescollosylosrumbosyelpasodel canal,ytambiéndelplan.Ylehabíadadodospistolas. —Micapitánpreguntasisoisbuentirador. —No—mintió. —PorúltimodijoquevayáisconDios. —Lomismoosdigoaélyavos. —Pormípodéisirosalinfierno. Blackthornehabíapuestomechaalosbarrilitosparaelcasodequeempezarael bombardeoonohubiesetalplanoqueresultarafalso.Inclusounbarriltanpequeño conlamechaencendidayempujadohastaelcostadodelafragata,lahundiríaconla mismaseguridadquesetentacañonazos. La entrada del puerto tenía una anchura de cuatrocientas yardas. El agua era profundaencasitodasuextensión,pueslaspuntasdetierrasurgíanverticalmentedel mar. www.lectulandia.com-Página324 El pasillo entre las barcas de pesca que acechaban era de cien yardas. El Santa Teresa estaba ganando distancia rápidamente. Blackthorne se mantuvo en el centro delcanalehizounaseñaaYabúparaqueestuviesealerta.Todoslosronin-samurais estabanagazapadosdetrásdelaborda,invisibles,esperandoqueBlackthornediesela señal.Yabúmandaríalatropa.YAnjín-sanseríaelúnicoquegobernaríaelbarco. La fragata estaba a cincuenta yardas a popa, avanzando en la dirección de la galeraydandopruebasdequequeríapasarporelcentrodelcanal. Abordodelafragata,FerrieramurmuróaRodrigues: —Abordadlagalera. —NopodemoshacerlomientrasToranagaylajovenesténaquí. —¡Señora! —gritó Ferriera—. Señora, sería mejor que vos y vuestro señor fueseisabajo.Estaríaismássegurosenlacubiertadeloscañones. MarikotradujosuspalabrasaToranaga,elcualreflexionóunmomentoydespués empezóabajarlaescalera.Enelalcázar,Ferrierarepitió: —¡Abordadlagalera,Rodrigues! —¿Porquémataravuestroenemigosiotrosseencargandehacerlo? —¿Vaisaabordarlaono?—preguntóFeirrera,poseídodelafándematar. —Sipermanecedondeestá,sí. —Entonces,¡ojalásigadondeestá! —¿Quépensabaishacerconelinglés?¿Porquéosenojasteistantoalverqueno estabaabordo? —No confío en vos, Rodrigues. Dos veces os habéis puesto, o pareció que os poníais,afavordelherejeycontramí.SihubieseotrocapitánaceptableentodaAsia, osdejaríaentierra,Rodrigues. —Yosahogaríais.Oléisamuertoysóloyopuedoprotegeros. Ferrierasesantiguó,pueserasupersticioso. —¡Túytusucialengua!¿Cómoteatrevesadeciresto? —Mimadreeragitanayeralaséptimahijadeunséptimohijo,comoyo. —¡Embustero! Rodriguessonrióylegritóaltimonel: —Mantenelrumboy,siesazorrapanzudanoseaparta,¡húndela! Blackthornesujetabaconfirmezalaruedadeltimón,aunqueledolíanlosbrazos y las piernas. El capitán de remeros golpeaba el tambor y los remeros hacían un esfuerzofinal. La fragata estaba ya a veinte yardas a popa, a quince, a diez. Entonces, Blackthorneviróconfuerzaababor.Lafragatacasiserozóconellos.Blackthorne viró después a estribor y mantuvo la galera paralela a la fragata, a diez yardas de distancia.Yjuntas,unaalladodelaotra,sedispusieronapasarentresusenemigos. —¡Hala, hala, bastardos! —gritó Blackthorne queriendo mantener la posición, www.lectulandia.com-Página325 puessuúnicaproteccióneraelcascoylasvelasdelafragata. Sonaronalgunosdisparosdemosqueteyvolaronflechasincendiariassincausar grandes daños. Sólo algunas, por error, se clavaron en las velas bajas de la fragata prendiéndolesfuego. Todos los jefes samurais de los botes detuvieron, horrorizados, a sus arqueros. Nadie,hastaentonces,sehabíaatrevidoaatacaraunbarcodelosbárbarosdelSur. ¿Acaso no eran éstos los únicos que traían la seda que hacía soportable el húmedo calor del verano y el frío del invierno y alegraba la primavera y el otoño? ¿No estabanlosbárbarosdelSurprotegidospordecretosimperiales? Por esto los jefes samurais contuvieron a sus hombres mientras permaneció la galerabajolasalasprotectorasdelafragata.Ysólocuandolosmarineroshubieron apagadolasllamasempezaronarespirar. Cuando cesaron las flechas, Blackthorne se sintió también más tranquilo. Y Rodrigues.Elplanfuncionaba.«Peromicapitándicequedebéisestarpreparadopara loimprevisto»,lehabíadichoSantiago. —¡Empuja a ese bastardo a un lado! —dijo Ferriera—. ¡Maldición! Os ordené quelolanzaraiscontralosmonos. —¡Cincopuntosababor!—mandóRodrigues,complaciente.Blackthorneoyóla orden.InmediatamentegirótambiéncincogradosababoryseencomendóaDios.Si Rodriguesmanteníademasiadotiempoelrumbo,chocaríanconlasbarcasdepescay podía darse por perdido. Si él aflojaba el ritmo y se ponía detrás de la fragata, el enemigoseleecharíaencima,tantosicreíaqueToranagaestabaabordocomosino. Teníaquemantenersealladodelaotraembarcación. —¡Cincopuntosaestribor!—gritóRodriguesenelúltimomomento.Denuevo giróBlackthornecincogradosaestriborparamantenersuposiciónconrespectoala fragata. El piloto comprendió así como los remeros y el jefe de éstos remaron con todaslasfuerzasquelesquedaban.Yabúordenóalosronin-samuraisquedejasenlos arcosyayudaranaaquéllos,yélmismocogióunremo.Sólolesfaltabancienyardas querecorrer.Codoacodo. Entonces,algunosGrisesdelasbarcasdepesca,másintrépidosquelosotros,se cruzaronensurutaylanzarongarfiossobrelagalera.Laproadeéstachocóconlas barcas. Los garfios fueron arrojados por la borda antes de que se clavaran. Los samuraisquelossosteníanseahogaron. —¡Másababor! —Nomeatrevo,capitángeneral.Toranaganoestonto,ymirad,¡hayunescollo alfrente! Ferrieravioelescollocercadelaúltimabarcadepesca. —¡Cielos!¡Arrójalocontraél! —¡Dospuntosababor! www.lectulandia.com-Página326 Denuevosedesviólafragata,ylopropiohizoBlackthorne.Estetambiénhabía visto las rocas. Embistió a otra barca y varias flechas cayeron sobre la galera. MantuvoelrumbotodoloquepudoydespuésgritóparaavisaraRodrigues: —¡Cincopuntosaestribor! Rodriguesseapartó,peromanteniéndoseunpocoenlalíneadecolisión,cosano previstaenelplan. —¡Adelante,bastardo!—gritó,excitadoporlacazayporeltemor. Blackthorneteníaqueelegirinmediatamenteentrelasrocasylafragata.Yeligió. Girómásaestribor,sacólapistolayapuntó. —¡Apártate,porDios!—gritó,yapretóelgatillo. Labalasilbósobreelalcázardelafragata,exactamenteentreelcapitángeneraly Rodrigues. Elprimeroseagachó,yelsegundoseestremeció. —¡Ingléshijodeperra!¿Hasidoporsuerte?¿Lohashechoadredeohastiradoa matar? Vio la segunda pistola en la mano de Blackthorne y que Toranaga lo estaba mirando. «¡Santa Madre de Dios! ¿Qué debo hacer? ¿Seguir el plan o cambiarlo? ¿Debo mataralinglésenbiendetodos?¿Síono?Túdebesdecidir,Rodrigues.» —¡Timónaestribor!—gritócediendoelpasoalagalera. —Miseñorpreguntaporquéestuvisteisapuntodeabordarlagalera. —No ha sido más que un juego, señora, un juego de marinos. Para probar sus nervios. —¿Yeldisparo? —Otrojuego…paraprobarlosmíos. —Miseñordicequeestosjuegossonunatontería. —Por favor, presentadle mis excusas. Lo importante es que él está a salvo y tambiénlagalera,ymealegro.Honto. —¿Convinisteisestaescapada,esteardid,conAnjín-san? —Ocurrióqueélesmuylistoycalculóbieneltiempo.Lalunailuminósuruta,el marlefavorecióynadiecometióelmenorerror. —Pero,¿porquénolohanechadoapiquelosenemigos? —Nolosé.SindudahasidoporvoluntaddeDios. —¿Deveras?—preguntóFerrierasinvolverse,mirandolagaleraquelesseguíaa popa. Estaban a salvo y habían dejado muy atrás la boca del puerto. Navegaban sin prisa.Lamayorpartedelosremosdelagalerahabíansidoretiradostemporalmente, dejando sólo los necesarios para avanzar tranquilamente mientras se recuperaba la mayoríadelosremeros. www.lectulandia.com-Página327 Rodrigues no prestó atención a Ferriera y sí a Toranaga. Durante la carrera lo había observado minuciosamente. El hombre se había fijado en todo y no había dejadodehacerpreguntas,pormediodeMariko,alpilotooalosmarineros.¿Para qué servía esto? ¿Cómo se cargaba un cañón? ¿Cuánta pólvora? ¿Cómo se disparaban?¿Quéobjetoteníanlascuerdas? —Mi señor os da las gracias por haberle dejado utilizar vuestro barco. Ahora quierevolveralsuyo. —¿Qué? —dijo Ferriera volviéndose en redondo—. Llegaremos a Yedo mucho antes que la galera. Será un placer para nosotros que el señor Toranaga continúe a bordo. —ElseñorToranagaosdalasgracias,perodeseavolverenseguidaasubarco. —Muybien.Hacedloqueéldice,Rodrigues.Avisadalagaleraybajadelbote. —Ferrieraestabacontrariado.TeníaganasdevisitarYedoyqueríaconocermejora Toranaga,yaquebuenapartedesufuturodependíadeél.Nocreíaloquehabíadicho Toranaga sobre los medios de evitar la guerra. «Estamos en guerra, al lado de ese mono y contra Ishido, nos guste o no nos guste.» Y a él no le gustaba.—Sentiré vermeprivadodelacompañíadelseñorToranaga. —Mi señor os da las gracias —dijo Mariko. Y, volviéndose hacia Rodrigues, añadió—: Mi señor dice que os recompensará por la galera cuando volváis con el BuqueNegro. —Novalelapena.Sólohecumplidomideber.Perdonadquenomelevantedela silla…Mipierna,¿neh?IdconDios. —Gracias,capitán.Quedadconél. Al bajar cansadamente la escalerilla, detrás de Toranaga, Mariko advirtió que Pesaro mandaba el bote. Se le puso la piel de gallina y casi tembló. Pero logró dominarseyagradecióaToranagaqueloshubierasacadodelapestosobarco. Enelalcázar,FerrierasedetuvoanteRodriguesyseñalólagalera. —Osarrepentiréisdehaberleperdonadolavida. —Su vida está en manos de Dios. El inglés es un capitán «aceptable» si se prescindedesureligión,capitángeneral. —Yalohepensado. —¿Ybien? —CuantoanteslleguemosaMacao,tantomejor.Procuradqueseaasí,Rodrigues —dijoFeirrera,ysemarchó. LapiernaledolíamuchoaRodrigues.Tomóuntragoderon. —¡QueFerrierasevayaalinfierno!—gruñó—.Pero,porfavor,noantesdeque lleguemosaLisboa. El viento cambió ligeramente y una nube se acercó a la aureola de la Luna. La lluvianoestabalejosylaauroraempezabaateñirelcielo.Rodriguespusotodasu www.lectulandia.com-Página328 atención en el barco, en sus velas y en su posición. Cuando quedó enteramente satisfecho,observóelbotey,porúltimo,lagalera. Bebiómásron,contentodequesuplanhubiesefuncionadotanbien.Incluidoel pistoletazoquehabíapuestofinalacuestión.Ysealegrabadeladecisiónquehabía tomado. —Pero,apesardetodo,inglés—dijo,conprofundatristeza—,elcapitángeneral tienerazón.Contigo,laherejíahallegadoalEdén. www.lectulandia.com-Página329 CapítuloXXIX —¿Anjín-san? —¿Hai?—dijoBlackthornesaliendodesuprofundosueño. —Tetraemoscomida.Ycha. Vio a una doncella con una bandeja y a Mariko, que ya no llevaba el brazo en cabestrillo,asulado.Ysediocuentadequeyacíaenlaliteradelcapitán,lamisma que había empleado durante el viaje de Rodrigues desde Anjiro a Osaka y que, en cierto modo, le resultaba casi tan familiar como la suya a bordo del Erasmus. ¡El Erasmus!Seríaestupendovolveraestarenélyverdenuevoalosmuchachos. Seestiró,satisfecho,ytomólatazaqueMarikoleofrecía. —Gracias.Estoesdelicioso.¿Cómovaelbrazo? —Muchomejor,gracias—dijoMarikomoviéndoloparademostrarlo—.Sólofue unaheridasuperficial. Blackthorne se estiró de nuevo y abrió un tragaluz. Se veía una costa rocosa a unasdoscientasyardasdedistancia. —¿Dóndeestamos? —FrentealacostadelaprovinciadeTotomi,Anjín-san.ElseñorToranagaquiso nadar un poco y dejar descansar unas horas a los remeros. Mañana estaremos en Anjiro. —¿Laaldeadepescadores?Esimposible.Ahoraescasimediodía,yalamanecer estábamosfrenteaOsaka.¡Esimposible! —¡Ah!Estofueayer,Anjín-san.Hasestadodurmiendoundíayunanocheyla mitad de otro día —respondió ella—. El señor Toranaga dijo que te dejásemos dormir. Ahora piensa que nadar un poco te ayudaría a despabilarte. Después de comer. La comida consistía en dos tazones de arroz y pescado asado, con una salsa oscura, salada y avinagrada que, según le había dicho ella, se hacía con alubias fermentadas. —Gracias…Sí,megustaránadarunpoco.¿Hedormidocasitreintayseishoras? Noesextrañoquemesientaperfectamente. Tomólabandejademanosdeladoncella.Estabahambriento,peronocomióen seguida. —¿Porquétienemiedoesamuchacha?—preguntó. —No lo tiene, Anjín-san. Sólo está un poco nerviosa. Nunca había visto tan de cercaaunextranjero. —Dile que cuando hay Luna llena, los bárbaros echan llamas por la boca y les salencuernos. —¡LíbrameDiosdehacerlo!—rióMariko,yseñalólamesita—.Allíhaypolvo www.lectulandia.com-Página330 paralosdientes,uncepillo,aguaytoallaslimpias.Mealegrodequeestésbien.Yes ciertoloquedecían.Tienesmuchovalor. Susmiradassecruzaronunmomento.Después,ellahizounacortésreverenciay ladoncellalaimitó.Lapuertasecerródetrásdeambas. «No pienses en ella —se dijo—. Piensa en Toranaga o en Anjiro. ¿Por qué nos detenemos mañana en Anjiro? ¿Para desembarcar a Yabú? ¡Buena carga nos quitaríamosdeencima!OmiestaráenAnjiro.¿Ybien?¿PorquénopidoaToranaga la cabeza de Omi? Me debe algunos favores. ¿O por qué no le pido que me deje desafiaraOmi-san?Pero,¿cómo?¿Asableoapistola?Asablenotengolamenor probabilidadamifavor,yconpistolaseríaunasesinato.Esmejornohacernaday esperar.» Blackthorneempleabalospalilloscomohabíavistomanejarlosaloshombresde la cárcel, levantando el tazón de arroz hasta los labios y empujando los granos del borde de la taza a la boca con los palitos. Los trozos de pescado resultaban más difíciles. Todavía no era lo bastante diestro Por consiguiente, empleó los dedos alegrándose de estar solo, porque sabía que comer con los dedos habría sido una descortesíaenpresenciadeMariko,deToranagaydecualquierjaponés. Cuandolohubodespachadotodo,notóqueseguíateniendohambre. «Veabuscarmáscomida—sedijoenvozalta—.¡Diosmío!¡Cuántodaríapor unpocodepantiernoyunoshuevosfritosconmantequillayuntrozodequeso…!.» Subió a cubierta. Casi todos estaban desnudos. Algunos de los hombres se secaban,otrostomabanunbañodesolyunoscuantosselanzabanalaguadesdela borda.Enelmar,juntoalbarco,samuraisymarinerosnadabanoserociabancomo niños. —Konnichiwa,Anjín-san. —Konnichiwa,Toranaga-sama—dijoél. Toranaga,completamentedesnudo,subíalaescalaquehabíasidobajadahastael mar. —¿Sonata wa oyogitamo ka? —dijo, señalando el mar y sacudiéndose el agua bajoelsolbrillante. —Hai, Toranaga-sama, domo —replicó Blackthorne, suponiendo que le preguntabasiqueríanadar. Toranagaseñalódenuevoelmar,dijounaspalabrasyllamóaMarikoparaque hicieradeintérprete. —Toranaga-sama dice que pareces muy descansado, Anjín-san. El agua es vigorosa. —Vigorizadora—lacorrigióél,amablemente—.Sí. —¡Oh,gracias!Vigorizadora.Élteinvitaanadar. Toranaga estaba tranquilamente apoyado en la borda secándose el agua de las www.lectulandia.com-Página331 orejasconunatoallapequeña.Alnodestapárseleeloídoizquierdo,doblólacabezay golpeó el suelo con el talón izquierdo, hasta que aquél se hubo destapado. Blackthorne vio que Toranaga era muy musculoso, aparte la barriga. Bastante violento,debidoalapresenciadeMariko,sedesnudóyanduvohastalapuntadela pasarela, consciente de que ella y la joven Fujiko, arrodillada en la popa bajo una sombrillaamarillayacompañadadeunadoncella,loestabanobservando.Entonces, incapazdeseguirbajandodesnudohastaelagua,sezambullóenelpálidomarazul. Fue un buen salto, y el frío del agua le causó una impresión deliciosa. El fondo arenoso estaba a tres brazas de profundidad, y en él había unas algas ondulantes y multituddepecesalosquenoasustabanlosnadadores.Cercadelfondoseamortiguó suimpulso,yélseretorció,jugóconlospeces,salióalasuperficieyempezóadar unas brazadas aparentemente perezosas, fáciles, pero muy rápidas, que le había enseñadoAlbanCaradoc,ysedirigióalaorilla. Lapequeñabahíaestabadesierta.Muchasrocas,unadiminutaplayadepequeños guijarrosyningunaseñaldevida.Lasmontañasseelevabanamilpiesenuncielo azuleinmenso. Setumbósobreunarocaatomarelsol.Cuatrosamuraishabíannadadoconély noestabanlejos.Sonreíanyagitabanlasmanos.Después,volviónadandoalagoleta yelloslosiguieron.Toranagaaúnleestabaesperando. Subióacubierta.Susropashabíandesaparecido.Fujiko,Marikoydosdoncellas todavíaestabanallí.Unadelasdoncellassaludóyleofrecióunatoallaridiculamente pequeña,yéllatomóyempezóasecarsevolviéndosedecaraalaborda. «No tienes que preocuparte —se dijo—. Si estás desnudo en una habitación cerradaconFelicity,tesientestranquilo,¿no?Encambio,teinquietascuandoestás enpúblicoyenpresenciademujeres,deella.¿Porqué?Ellasnodanimportanciaala desnudez.EstásenelJapón.Tienesqueactuarcomoellos.Sercomoellosyportarte comounrey.» —ElseñorToranagadicequenadasmuybien.¿Quieresenseñarleesabrazada? —ledijoMariko. —Loharéconmuchogusto. —Ytumaneradezambullirte…Nosotrosnohabíamosvistonuncaunacosaasí. Noslimitamosadejarnoscaer.Élquieretambiénaprenderahacerlo. —¿Ahora? —Sí,porfavor. —Puedoenseñarle…Almenos,lointentaré. Una doncella le ofreció un quimono de algodón, y él se lo puso, aliviado, y se ciñóelcinturón.Yatranquilo,explicólamaneradehacerlazambullida,estirandolos brazosalladodelacabezaysaltando,peroteniendocuidadodenocaerdeplano. —Paraempezar,lomejorescolocarsealfinaldelaescalerillaydejarsecaerde www.lectulandia.com-Página332 cabeza,sinsaltarnicorrer.Asíescomonosotrosenseñamosalosniños. Toranagaloescuchó,lehizoalgunaspreguntasy,cuandoquedósatisfecho,dijo pormediodeMariko: —Bien.Creoquelohecomprendido. Se dirigió a la plataforma de la escalera y antes de que Blackthorne pudiera detenerlo,selanzóalaguadesdeunaalturadequincepies.Lapanzadafueterrible. Nadieserió.Toranagasubióacubiertayprobódenuevo.Volvióacaerplano.Otros samuraisfracasaronigualmente. —No es fácil —dijo Blackthorne—. Yo tardé mucho tiempo en aprender. Descansaymañanaprobaremosotravez. —El señor Toranaga dice: «Mañana será mañana. Yo quiero aprender hoy a zambullirme.» Blackthorne se quitó el quimono y les hizo una demostración. Los samurais lo imitaron.Yfracasarondenuevo.TambiénToranaga.Seisveces. Despuésdeotrademostración,Blackthorneseencaramóalpiedelaescalayvioa Mariko entre los hombres, desnuda, dispuesta también a lanzarse al espacio. Su cuerpoeraexquisito.Llevabaunvendajelimpioenelbrazo. —Espera,Mariko-san.Esmejorquelaprimeravezpruebesdesdeaquí. Ellabajóhastadondeestabaélconelpequeñocrucifijosubrayandosudesnudez. Él le enseñó cómo debía doblar el cuerpo y saltar sujetándola por la cintura y haciéndolagirarparaquecayesedecabeza. Después lo intentó Toranaga desde poca altura y alcanzó un éxito relativo. A continuación,Blackthornesubióacubierta,seplantóenlaplataformaylesmostróla maneradedejarsecaercomounmuerto.Pensóqueasíeramásfácil,convencidode queeraimportantequeToranagatriunfaseensuempeño. —Tienes que mantenerte rígido. Como una espada. De esta manera, no puedes fallar. Sedejócaer.Penetrólimpiamenteenelagua,braceóunpocoyesperó. Toranagapusorígidoslosbrazosytiesalacolumnavertebral.Teníaelpechoyla barriga colorados a causa de las panzadas. Se dejó caer hacia delante, tal como le habíaenseñadoBlackthorne.Aunquedoblólaspiernasalcaer,entródecabezaenel agua y recibió una gran ovación cuando salió a la superficie. Lo repitió y le salió mejor.DespuéslointentóMariko.Unamuecadedolorsepintóensucaraallevantar losbrazos.Perosemantuvotiesacomounaflechaysedejócaer.Entrólimpiamente enelagua. —Ha sido una zambullida muy buena. Francamente buena —dijo él dándole la mano y ayudándola a subir a la plataforma—. Y ahora, descansa. Podría abrirse la heridadelbrazo.«¡Diosmío,quémujer!»,murmuró. Al ponerse el sol, Toranaga envió a buscar a Blackthorne. Estaba sentado en el www.lectulandia.com-Página333 puente de popa, sobre una esterilla limpia, junto a un pequeño brasero de carbón dondehumeabanunostacosdemaderaaromática.Estoservíatantoparaperfumarel airecomoparaalejarlasmariposasnocturnasyalosmosquitos.Suquimonoaparecía limpio y planchado, y las grandes hombreras, como alas del almidonado manto, le dabanunaaparienciaformidable.TambiénYabúyMarikosehabíanvestidodegala. Fujiko estaba también presente. Veinte samurais, sentados, montaban guardia en silencio. Se habían encendido antorchas y la galera seguía meciéndose suavemente ancladaenlabahía. —¿Saké,Anjín-san? —Domo,Toranaga-sama. Blackthornehizounareverencia,aceptólatacitaqueleofrecíaFujiko,brindópor Toranagayselabebiódeuntrago. —El señor Toranaga dice que pasaremos la noche aquí. Mañana llegaremos a Anjiro.Quisierasabermásdetupaísydelmundoexterior. —Desde luego. ¿Qué quiere saber? Inglaterra es un país templado. Tal vez tenemos un invierno malo de cada siete y lo mismo puede decirse del verano. Hay hambrecadaseisaños,aunqueaveceslasufrimosdosañosseguidos. —Tambiénaquíhayhambre.Elhambreescosamala.¿Cuáleslasituaciónactual detupaísaesterespecto? —Hemos tenido tres años de malas cosechas en el último decenio, sin sol que madurase el trigo. Esto está en manos del Todopoderoso. Pero Inglaterra es muy fuerte.Tenemosprosperidad.Fabricamostodanuestraropaytodasnuestrasarmasy lamayorpartedelospañosdelanadeEuropa. Blackthorne decidió no contarle nada de las epidemias, ni de las algaradas o insurreccionesprovocadasporelvalladodelastierrascomunales,nidelaemigración deloscampesinosalospueblosyalasciudades.Encambio,lehablódelosbuenos reyesydelasbuenasreinas,delossabiosgobernantes,delosprudentesparlamentos ydelasguerrastriunfales. —El señor Toranaga quiere que contestes claramente. ¿Sostienes que sólo el dominiodelmarosprotegedeEspañayPortugal? —Sí.Sóloesto.Eldominiodenuestrosmaresaseguranuestralibertad.Vosotros sois una nación isleña como nosotros. Sin el dominio de los mares, ¿no estaríais indefensoscontraunenemigoexterior? —Miseñorestádeacuerdocontigo. —¡Ah!¿Tambiénvosotroshabéissidoinvadidos? Al volverse a Toranaga, Blackthorne advirtió un ligero fruncimiento de cejas y recordó que debía limitarse a contestar sin hacer preguntas. Cuando ella volvió a hablar,suvozeramásgrave: —El señor Toranaga me dice que conteste tu pregunta, Anjín-san. Sí, fuimos www.lectulandia.com-Página334 invadidosdosveces.Hacemásdetrescientosaños.Debiódeserenelaño1274de vuestro calendario. Nos atacaron los mogoles de Kublai Jan, que acababa de conquistar China y Corea, cuando nos negamos a someternos a su autoridad. Unos cuantosmilesdehombresdesembarcaronenKiusiu,peronuestrossamuraislograron contenerlosyalcabodepocotiempoelenemigoseretiró.Perovolvieronsieteaños después.Estavez,lafuerzainvasoraconsistíaencasimilbarcoschinosycoreanos, que transportaban doscientos mil guerreros mogoles, chinos y coreanos, casi todos, de caballería. Nada podíamos hacer contra una superioridad tan abrumadora. Y empezaron a desembarcar en la bahía de Hakata, en Kiusiu, pero, antes de que pudiesen desplegar todos sus ejércitos, un gran viento, un tai-fun, vino del Sur y destruyó la flota y todo lo que ésta contenía. Fue un kamikazi, un Viento Divino, Anjín-san —dijo ella, muy convencida—, un kamikazi enviado por los dioses para proteger a este País de los Dioses contra el invasor extranjero. Los mogoles ya no volvieronmás,yalcabodeunosochoaños,sudinastía,losChin,fueexpulsadade China. Los dioses nos protegieron contra ellos. Y siempre nos protegerán de las invasiones.Despuésdetodo,ésteessupaís,¿neh? Blackthornepensóqueestenúmeroenormedebarcosydehombreshacíaquela ArmadaespañolaenviadacontraInglaterraparecieseinsignificante. —Tambiénanosotrosnosayudóunatempestad,señora—dijoconigualseriedad —.Entodocaso,nosconsideramosafortunadosdevivirenunaisla.Damosgraciasa Dios por ello y por el canal. Y por nuestra flota. Teniendo vosotros tan cerca la poderosa China, y estando en guerra con ella, me sorprende que no tengáis una Marinafuerte.¿Noteméisotroataque? Mariko no le respondió, sino que tradujo a Toranaga lo que él había dicho. Cuandohuboterminado,ToranagahablóconYabú,elcualasintióconlacabezayle respondióconlamismaseriedad.Después,MarikosevolviódenuevoaBlackthorne. —Anjín-san,¿cuántosbarcosnecesitáisparadominarvuestrosmares? —Noloséexactamente,peroahoralareinatieneunoscientocincuentabarcos, todosellosconstruidosúnicamenteparalaguerra. —Miseñorpreguntacuántosbarcosalañoconstruyetureina. —Veinte o treinta barcos de guerra, que son los mejores y más veloces del mundo. Pero, generalmente, los barcos son construidos por grupos particulares de mercaderes,quelosvendenalaCorona. —¿Yobtienenunbeneficio? Blackthornerecordólaopinióndelossamuraissobrelosbeneficiosyeldinero. —Lareinalespagagenerosamentealgomásdeloquehancostado,parafomentar elestudiodenuevossistemasdeconstrucción.Sinelfavorreal,estoseríaimposible. Porejemplo,mibarco,elErasmus,esdeunaclasenueva,construidoenHolandacon licenciainglesaysobreundiseñoinglés. www.lectulandia.com-Página335 —¿Podríasconstruiraquíunbarcocomoése? —Desde luego si tuviese carpinteros, intérpretes y los materiales y el tiempo necesarios. Ante todo, tendría que construir un barco más pequeño. Nunca he construido enteramente uno yo solo, y por esto, tendría que experimentar… —Y tratandodedisimularsuexcitaciónantelaidea,agregó:—SielseñorToranagaquiere un barco, o unos barcos, podría concertarse un trato. Tal vez podría encargar la construccióndeciertonúmerodebarcosdeguerraaInglaterra.Podríamostraérselos aquí,aparejadosyarmadossegúnsusdeseos. Marikotradujo.ElinterésdeToranagafueenaumento.YtambiéneldeYabú. —Mi señor pregunta si nuestros marineros podrían aprender a manejar estos barcos. —Seguro, pero a base de algún tiempo. Podríamos convenir en que uno de nuestrosmaestrosdenavegaciónpermanecieraunañoconvosotros.Élpodríatrazar unprogramadeaprendizaje.Yenpocosañostendríaisvuestrapropiaflota,unaflota sinrival. Marikohablóunrato.Toranagalainterrogóconinterés,ylomismohizoYabú. —Yabú—sanpreguntasiseríaunaflotasinrival. —Sí,mejorquetodoloquepuedantenerlosespañoles.Olosportugueses. Sehizounsilencio.SaltabaalavistaqueToranagaestabaentusiasmadoconla idea,aunquetratabadedisimularlo. —Miseñorpreguntasiestássegurodequepodríaarreglarse. —Sí. —¿Cuántotiemposenecesitaría? —Dosañosparavolveryoacasa.Dosañosparaconstruirunoovariosbarcos. Dosañosparavolver.Habríaquepagarlamitaddelprecioporadelantadoylaotra mitadalefectuarlaentrega. Toranagareflexionómientrasañadíaalbraserounostacosdemaderaaromática. Todosloobservabanyesperaban.DespuéshablólargoratoconYabú. —Anjín-san,¿cuántosbarcospodríastraer? —Lo mejor sería una flotilla de cinco barcos de una vez. Hay que prever la pérdidadeunbarcoalmenosporlastormentas,lastempestadesolosencuentroscon losespañolesylosportugueses,loscuales,sinduda,tratarándeimpedirquetengáis barcosdeguerra.Endiezaños,elseñorToranagapodríatenerunaflotadequinceo veintebarcos. Esperóqueellatradujeraesto,ydespuéssiguióhablandodespacio: —La primera flotilla podría traeros maestros carpinteros, artilleros, marineros y pilotos. En diez o quince años, Inglaterra podría proporcionar al señor Toranaga treintabarcosdeguerramodernos,másquesuficientesparadominarvuestrosmares. Nosotros… —iba a decir «venderíamos», pero cambió la expresión— mi reina se www.lectulandia.com-Página336 sentiríahonradadeayudarteaformartupropiamarinadeguerra,ysiéstefuesetu deseo,cuidaríamosdelainstrucciónydelaprovisionamiento. «¡Oh,sí!—pensó,entusiasmado—.Podríamosproporcionartelaoficialidadyel almirante,ylareinateofreceríaunaalianzaenfirmequeseríabuenaparavosotrosy paranosotrosyqueincluiríaelcomercio.Yentonces,amigoToranaga,nuestrasdos naciones expulsarían a los españoles y a los portugueses de estos mares y los dominaríanparasiempre.Siloconsigo,harécambiarelrumbodelaHistoria.Tendré riquezasyhonoresquenuncapudesoñar.» —Miseñordicequeesunalástimaquenohablesnuestralengua. —Sí,peroestoysegurodequetútraducesperfectamente. —Éldicequenoesunacríticademilabor,Anjín-san,sinounaobservación.Yes verdad.Seríamejorparamiseñorpoderhablardirectamentecontigocomolohago yo. —¿Notenéisningúndiccionario,Mariko-san?Ogramáticasdeportugués-japones o de latín-japones. Si el señor Toranaga pudiese proporcionarme libros y maestros, trataríadeaprendervuestralengua. —Notenemoslibrosdeésos. —Perolostienenlosjesuítas.Túmismalodijiste. EllahablóconToranaga,yBlackthornevioquelosojosdeToranagaydeYabú seanimabanyquelosdossonreían. —Miseñordicequeteayudará,Anjín-san. PorordendeToranaga,FujikosirviómássakéaBlackthorneyaYabú.Toranaga bebiócha,lomismoqueMariko.Incapazdecontenerse,Blackthornepreguntó: —¿Quédiceéldemisugerencia?¿Quéresponde? —Debestenerpaciencia,Anjín-san.Yatecontestaráasudebidotiempo. —Tenlabondaddepreguntárseloahora. Demalagana,MarikosevolvióaToranaga. —Discúlpame,señor,peroAnjín-sanpreguntaconlamayorcortesíaquépiensas desuplan.Tesuplicahumildementeunarespuesta. —Leresponderéasudebidotiempo. MarikodijoaBlackthorne: —Miseñordicequeestudiarátuplanyreflexionarácuidadosamentesobreloque hasdicho.Tepidequetengaspaciencia. —Domo,Toranaga-sama. —Ahoravoyaacostarme.Zarparemosalamanecer. Toranagaselevantó.TodoslesiguieronmenosBlackthorne,quesequedósoloen lanoche. Cuandoapuntabalaaurora,Toranagasoltócuatrodelaspalomasmensajerasque habían sido llevadas al barco con el equipaje. Las aves trazaron dos círculos en el www.lectulandia.com-Página337 cieloydespuéssesepararon,volandodosdeellasaOsaka,ydos,aYedo.Elmensaje cifrado a Kiritsubo era una orden que debía transmitir a Hiro-matsu, según la cual tenían que tratar de salir inmediatamente y en paz. Si se lo impedían, debían encerrarse en su recinto, y si forzaban la puerta, prender fuego a aquella parte del castilloysuicidarse. El mensaje a su hijo Sudara, en Yedo, le informaba de que había escapado y estabaasalvoyleordenabaquecontinuaselospreparativossecretosparalaguerra. Al mediodía habían cruzado el golfo entre las provincias de Totomi y de Izú y estabanfrentealcaboIto,lapuntamásmeridionaldelapenínsuladeIzú.Elviento erasuave,eloleaje,discreto,ylaúnicavelalesayudabaensuavance. Después, al virar ellos hacia el Norte, desde un profundo canal entre la tierra firmeyunoscuantosislotesrocosos,oyeronunfuerteestruendoporelladodetierra. Todoslosremosseinmovilizaron. Deprontoseabrióunaenormefisuraenelacantiladoyunaluddeunmillónde toneladasderocacayóalmar.Elaguaparecióhervirunosmomentos.Unapequeña olallegóhastalagaleraypasó.Cesóelalud.Unnuevoestruendo,ahoramásgravey retumbante,peromáslejano.Algunasrocassedesprendierondeloscantiles.Todos escuchabanyesperaban,observandolapareddelacantilado.Sonidodegaviotas,de resaca y de viento. Toranaga hizo una señal al hombre del tambor, que volvió a marcarelritmo.Losremosgolpearonelagua.Volviólanormalidadabordo. —¿Quéhasido?—preguntóBlackthorne. —Sólounterremoto—dijoMariko,perpleja—.¿Notenéisterremotosentupaís? —No.Nunca.Eselprimeroquehevisto. —Nosotros los tenemos con frecuencia, Anjín-san. Este no ha sido nada. El centro debió de estar en otra parte, tal vez mar adentro. Has tenido suerte de presenciarunterremotopequeño. —Puesamímeparecióqueseestremecíatodalatierra.Habríajuradoqueveía… Había oído hablar de temblores de tierra. En Tierra Santa y en el país de los otomanos,avecesloshay.¡Jesús!—Respiróhondo,pueselcorazónlepalpitabacon fuerza.—Habríajuradoquetodoelacantiladotemblaba. —Y así ha sido, Anjín-san. Si estás en tierra, es la impresión más terrible del mundo. No avisa. El peor que presencié fue una noche, cerca de Osaka, hace seis años.Lassacudidas,algunasmuyfuertes,duraronunasemanaomás.Elgrancastillo nuevodelTaiko,enFujimi,quedótotalmentedestruido.Cientosdemilesdepersonas perecieronenaquelterremotoyenlosincendiosquesiguieron.Aveces,seproducen fuertes terremotos en el mar y, según la leyenda, son los que producen las grandes olas. Estas tienen diez o veinte pies de altura y pueden destruir ciudades enteras. Yedofuemediodestruidahaceunosañosporunadeestasolas. —¿Yestoesnormalparavosotros? www.lectulandia.com-Página338 —¡Oh, sí! Todos los años tenemos terremotos en este País de los Dioses. Y también incendios, inundaciones, grandes olas y temporales monstruosos, los taifuns.LaNaturalezaesmuyduraconnosotros.—Brillaronlágrimasenlascomisuras desuspárpados.—Talvezporestoamamostantolavida,Anjín-san.Notenemosmás remedio.EnestePaísdelosDioses,lamuerteesnuestraherencia. www.lectulandia.com-Página339 TERCERAPARTE www.lectulandia.com-Página340 CapítuloXXX —¿Seguroquetodoestáapunto,Mura? —Sí, Omi-san, así lo creo. Hemos cumplido exactamente tus órdenes y las de Igurashi-san. —Mejorquenofallenada,olaaldeatendráotrojefeantesdequesepongaelsol —ledijoásperamenteIgurashi,primerlugartenientedeYabú,guiñandosuúnicoojo, enrojecidoporlafaltadesueño. HabíallegadoeldíaanteriordeYedoconelprimercontingentedesamuraisycon instruccionesconcretas. Muranolecontestó.Asintiórespetuosamenteconlacabezaymantuvolosojos clavadosenelsuelo. Estabandepieenlaplaya,cercadelmalecón,delantedelashilerasdelugareños arrodillados, silenciosos, pasmados y exhaustos, que esperaban la llegada de la galera. Todos llevaban sus mejores vestidos. Las barcas de pesca habían sido limpiadas, bien dispuestas las redes y enrolladas las cuerdas. Incluso habían rastrilladolaplayaalolargodelabahía. —Nadafallará,Igurashi-san—dijoOmi. Habíadormidopocoenlaúltimasemana,desdequellegaronlasórdenesdeYabú desde Osaka por medio de una de las palomas mensajeras de Toranaga. Había movilizado toda la aldea y todos los hombres aptos en veinte ri a la redonda, para preparar Anjiro para la llegada de los samurais y de Yabú. Y ahora que Igurashi le habíaconfiadoelgransecretodequeelgrandaimíoToranagaacompañabaasutío, despuésdehaberselibradodelatrampadeIshido,todavíasealegrabamásdehaber gastadotantodinero. Aquellamañana,lasprimerascompañíasdesamuraishabíanllegadodeMishima, lacapitaldeYabú,enelNorte.Tambiénellosestabanformadosmilitarmente,como los otros, en la playa, en la plaza y en la colina con sus estandartes ondeando a la ligera brisa y con sus lanzas brillando bajo el sol. Tres mil samurais, la élite del ejércitodeYabú.Quinientosjinetes. Omi no tenía miedo. Había hecho todo lo que se podía hacer y lo había comprobadotodopersonalmente.Sialgosalíamal,seríasimplementekarma.«Pero nada saldrá mal», pensó entusiasmado. Había gastado quinientos kokú en los preparativos,másdetodasurentaanualantesdequeYabúaumentasesufeudo.De momento, le había espantado esta cifra, pero Midori, su esposa, le había dicho que debíangastarconprodigalidad,queelcosteeraminúsculo,comparadoconelhonor queleshacíaelseñorYabú. —YsivieneelseñorToranaga—lehabíamurmurado—,¿quiénsabelasgrandes oportunidadesqueteesperan? www.lectulandia.com-Página341 «Ellatienerazón»,pensóOmiconorgullo. Volvióaexaminarlaplayaylaplazadelaaldea.Todoparecíaperfecto.Sumadre yMidoriesperabanbajoeldoselquehabíasidopreparadopararecibiraYabúyasu invitadoToranaga. —Escucha,Mura-san—murmurócautelosamenteUo,elpescador,queeraunode loscincoancianosdelpuebloarrodilladosconMuraalfrentedelosdemás—.Estoy asustado,¿sabes?Simease,mearíapolvo. —Entonces,nolohagas,viejoamigo—dijoMurareprimiendounasonrisa. Uoeraunhombredeanchoshombrosyfuertecomplexión,degrandesmanosy narizrota,yteníaunaexpresiónlastimera. —Noloharé.Perocreoquevoyapeerme. Uoerafamosoporsuhumor,suvalorylacantidaddeventosidadesqueeracapaz deexpulsar.Elañoanterior,araízdeunacompeticióndepedosconlavecinaaldea delNorte,habíaquedadocampeóndecampeonesparahonraygloriadeAnjiro. Mura contempló la falda del monte y la empalizada de bambú que rodeaba la fortaleza temporal que habían construido a toda velocidad y con grandes sudores. Trescientos hombres, cavando, transportando materiales y construyendo. La casa nuevahabíasidomásfácil.Estabaenlaloma,inmediatamentedebajodelacasade Omiymáspequeñaqueésta,peroteníauntejadodeazulejos,unjardínprovisionaly unacasitadebaño.«SupongoqueOmisetrasladaráaellayofrecerálasuyaalseñor Yabú»,pensóMura. Mura se alegraba mucho de ser cristiano. Podía pedir la intercesión del Único Dioscomomedidaadicionalparalaproteccióndesualdea.Sehabíahechocristiano ensujuventudporquesuseñorsehabíaconvertidoyhabíaordenadoinmediatamente a sus vasallos que abrazasen el cristianismo. Y cuando, hacía veinte años, su señor había muerto luchando en favor de Toranaga contra el Taiko, Mura había seguido siendocristianoparahonrarsumemoria.«Elbuensoldadosólosirveaunseñor— pensó—,aunseñorverdadero.» Ninjín, un hombre de cara redonda y dientes de macho cabrío, se sentía particularmenteagitadoporlapresenciadetantossamurais. —Losiento,Mura-san,peroloquehashechoespeligroso,esterrible,¿neh?El pequeñoterremotodeestamañanahasidounaseñaldelosdioses,unmalpresagio. Hascometidounterribleerror,Mura-san. —Lohecho,hechoestá,Ninjín.Olvídalo. —¿Cómopuedoolvidarlo?Estáenmibodega,y… —Unaparteestáentubodega.Yotengomuchoenlamía—dijoUo,queyano sonreía. —No hay nada en ninguna parte, amigos míos. Nada —dijo Mura, cautelosamente—.Nohayabsolutamentenada. www.lectulandia.com-Página342 Porordensuyasehabíansustraído,enlosúltimosdías,treintakokúdearrozdela comisaríadelossamuraisyloshabíanocultadoendiversoslugaresdelaaldea,junto conotrasprovisionesyequiposy…armas. —Nadadearmas—habíaprotestadoUo—.Elarroz,sí,peronoquieroarmas. —Prontoestallarálaguerra. —Laleyprohíbetenerarmas—habíagemidoNinjín. —Es una ley nueva, que apenas si tiene doce años —se había burlado Mura—. Antes, podíamos tener las armas que quisiéramos y ser lo que quisiéramos. Pero prontovolveráasertodocomoantes.Ynosotrosvolveremosasersoldados. —Entonces,esperemos—habíasuplicadoNinjín—.Porfavor.Ahora,escontra laley.Silaleycambia,serákarma.ElTaikodictólaley:nadadearmas.Ninguna. Bajopenademuerte. —¡Abridlosojosdeunavez!¡ElTaikomurió!YoosdigoquemuyprontoOmisannecesitaráhombresadiestrados.Ylamayoríadenosotroshemoshecholaguerra, ¿neh?Hemospescadoyhemosguerreado,cadacosaasutiempo,¿noescierto? —Pero nos cogerán, tendrán que hacerlo —había lloriqueado Ninjín—. Y no tendránpiedad.Noscoceráncomococieronalbárbaro. —Escuchad, amigos —había dicho Mura—. Nunca volveremos a tener una oportunidad igual. Nos la ha enviado Dios. O los dioses. Debemos apoderarnos de todos los cuchillos, flechas, lanzas, espadas, mosquetes, escudos y arcos que se ponganalalcancedenuestrasmanos.Lossamuraiscreeránqueloshanrobadootros samurais,puesnosefíanlosunosdelosotros.Debemosrecuperarnuestroderechoa la guerra, ¿neh? Mi padre murió en combate, y también mi abuelo y mi bisabuelo. ¿Encuántasbatallashasestadotú,Ninjín?Endocenas,¿neh?¿Ytú,Uo?¿Enveinte? ¿Entreinta? —Más. ¿Acaso no serví al Taiko, maldita sea su memoria? No olvides, Ninjín, queMura-sanesjefedelaaldea.Ysieljefedelaaldeadicearmas,hemosdetener armas. Arrodillado bajo el sol, Mura estaba convencido de que había actuado correctamente.Lanuevaguerranoduraríaeternamenteysumundovolveríaaserlo quesiemprehabíasido. —¡Mirad!—dijoUo,señalandoinvoluntariamenteconeldedo. Sehizounsúbitosilencio.Lagaleraestabadoblandolapuntadetierra. Fujiko estaba humildemente arrodillada delante de Toranaga, en el camarote principalutilizadoporélduranteelviaje.Estabansolos. —Teloruego,señor—suplicóella—.Apartademíestasentencia. —Noesunasentencia.Esunaorden. —Teobedeceré,naturalmente.Peronopuedohacer… —¿Nopuedes?—dijo,furioso,Toranaga—.¿Cómoteatrevesadiscutir?Tedigo www.lectulandia.com-Página343 quetienesqueserconsortedelpiloto,¿ytieneslaimpertinenciadediscutirlo? —Tepidodisculpas,señor,contodomicorazón—dijoFujiko,atropelladamente —.Nopretendodiscutir.Sóloquierodecirquenopuedohacerestoenlaformaque tú deseas. Te suplico que lo comprendas. Perdóname, señor, pero no es posible ser feliz…osimularqueseesfeliz—tocólaesterillaconlafrente—.Humildementete suplicoquemepermitasquitarmelavida. —Yatedijeenotraocasiónqueaborrezcolasmuertesinútiles.Tengounamisión parati. —Porfavor,señor,deseomorir.Telosuplicohumildemente.Deseoreunirmecon miesposoyconmihijo. LavozdeToranagarestalló,ahogandolosruidosdelagalera. —Yateneguéestehonor.Nolomereces.Ysóloporquetuabuelo,elseñorHiromatsu,esunviejoamigomío,heescuchadopacientementetusimpertinencias.¡Basta detonterías,mujer!¡Dejadeportartecomountercocampesino! —Te pido humildemente permiso para cortarme la cabellera y hacerme monja. Budaquerrá… —No.Tehedadounaorden.¡Obedece! —¿Obedecer? —dijo ella, sin mirarlo, rígido el semblante. Y después, como hablandoconsigomisma—.PensabaquemehabíasordenadoiraYedo. —¡Teordenéquevinierasaestebarco!Olvidastuposición,olvidastuherencia, olvidastudeber.Estoydisgustadocontigo.Veteyprepárate. Peroellanosemovió. —Talvezseríamejorqueteenviaseconloseta.Aunadesuscasas.Talvezallí recordaríastusbuenosmodalesytudeber. Ellaseestremeció.Peromurmuró,retadora: —¡Almenosseríanjaponeses! —Soytuseñor,yharásloqueteordeno. Fujikovaciló.Después,seencogiódehombros. —Señor,pidosinceramenteperdónporhabertemolestado,pordestruirtuwa,tu armonía,ypormismalosmodales.Teníasrazón.Yoestabaequivocada. Selevantóysedirigióalapuertadelcamarote,sinhacerelmenorruido. —Si te concedo lo que deseas —dijo Toranaga—, ¿harás, en justa correspondencia,loqueyoquiero,ypondrásenellotodotucorazón? Ellasevolvió,despacio. —¿Puedopreguntarteporcuántotiempodeberéserconsortedelbárbaro? —Unaño. Ellasevolvióyagarróeltiradordelapuerta. —Medioaño—dijoToranaga. Fujikosedetuvoyseapoyóenlapuerta,temblando. www.lectulandia.com-Página344 —Sí.Gracias,señor.Gracias. Toranagasepusodepieyseencaminóhacialapuerta.Ellalaabrióyseinclinóal pasarél,ylacerródespués.Entonces,unaslágrimassilenciosasacudieronasusojos. Eraunasamurai. Toranaga subió a cubierta, muy satisfecho. Había conseguido lo que quería, sin grandescontratiempos.Eraimportantequelajovenseconvirtieseenlaconsortedel capitán,felizalmenosenapariencia,yseismesesseríanmásquesuficientes. Entonces vio a los samurais de Yabú apretujados alrededor de la bahía, y se desvaneciósuimpresióndebienestar. —Bien venido a Izú, señor Toranaga —dijo Yabú—. Ordené que viniesen unos cuantoshombresparadarteescolta. —Muybien. —TodosehahechosegúnloquehablamosenOsaka—dijoYabú—.Pero,¿por quénotequedasunosdíasconmigo?Seríaunhonorparamí,ypodríaresultarmuy provechoso. —Nada me complacería más, pero debo llegar a Yedo lo antes posible, Yabú— san. —Dosotresdías.Porfavor.Unospocosdíassinpreocupacionesseríabuenacosa parati,¿neh?Tusaludesimportanteparamí…yparatodostusaliados.Unpocode descanso,buenacomidayalgodecaza. Toranaga buscaba desesperadamente una solución. Quedarse allí, con sólo cincuenta guardias, era absurdo. Estaría completamente en poder de Yabú y su situación sería peor que en Osaka. Al menos, Ishido era previsible y se regía por ciertasnormas. «Encambio,Yabúestraidorcomountiburón—sedijo—nosepuedebromear conlostiburones.» ¿Matarloodesembarcar?Heaquíeldilema. —Eresmuyamable—dijo—,perodeboiraYedo. «JamáshubieracreídoqueYabútuviesetiempodereunirtantoshombresaquí», murmuróparasusadentros. —Permítemequeinsista,Toranaga-sama.Lacazaesmuyricaenestaregión.Y tengo halcones. Un poco de caza después del confinamiento en Osaka sería muy agradable,¿neh? —Sí,megustaríacazarhoy.Lástimaqueperdieseallímishalcones. —Noloshasperdido.SeguroqueHiro-matsutelosllevaráaYedo. —Le ordené que los soltase en cuanto nosotros estuviésemos a salvo. Cuando hubieranllegadoaYedo,habríanolvidadomisenseñanzasyhabríanadquiridomalos hábitos.Esunademisnormas:utilizasóloloshalconesadiestradosportimismoyno permitas que tengan otro dueño. De este modo, sólo yo seré responsable de sus www.lectulandia.com-Página345 errores. «Necesito a ese tiburón —pensó amargamente Toranaga—. Matarlo ahora sería prematuro.» Doscuerdasfueronlanzadasatierra,atadasyaseguradas.Setensaronycrujieron y la galera quedó atracada de costado. Bajaron la pasarela y Yabú se situó en la plataforma. Inmediatamente,losnumerosossamuraislanzaronalunísonosugritodecombate ¡Kasigi!¡Kasigi!,yesterugidohizoquelasgaviotaschillaranylevantasenelvuelo. Lossamuraisseinclinaroncomounsolohombre. Yabú correspondió a su saludo, se volvió a Toranaga y le invitó con un gesto cordial. —Bajemosatierra. Toranagacontemplóalosapretujadossamuraisyaloslugareñospostradosenel polvo,ysepreguntó: «¿Será aquí donde he de morir por el sable, según predijo el astrólogo? La primerapartedesuprofecíasehacumplidoya.Minombreestáahoraescritoenlos murosdeOsaka.» Peroalejóestepensamiento.Enloaltodelapasarela,gritóimperiosamenteasus cincuentasamurais,queahorallevabanuniformePardocomoél: —¡Todos vosotros os quedaréis aquí! Tú, capitán, prepara la partida inmediata. Mariko-san,tequedarástresdíasenAnjiro.DesembarcaenseguidaconAnjín-sany Fujiko-sanyesperadmeenlaplaza. Despuéssevolvióhaciaelmuelley,congransorpresadeYabú,dijo,aumentando elvolumendesuvoz: —Ahora,Yabú—san,pasarérevistaatusregimientos. Y, sin perder momento, se adelantó a Yabú y empezó a bajar la pasarela con la naturalyconfiadaarroganciadeungeneralcurtidoenelcombate. Un murmullo de asombro corrió por el muelle al reconocerlo los allí reunidos. Aquellarevistaeraabsolutamenteinesperada.Sunombrepasódebocaenboca,yel fuerte murmullo y el pasmo producido por su presencia le llenaron de satisfacción. SintióqueYabúleseguía,peronosevolvió. —¡Ah, Igurashi-san! —dijo con una cordialidad que no sentía—. ¡Cuánto me alegrodeverte!Venconmigoyrevistaremosjuntosatushombres. —Sí,señor. —YtúdebesserKasigíOmi-san.Tupadreesunviejocamaradadearmasmío. Ventútambién. —Sí,señor—respondióOmi—.Gracias,señor. Toranaga marcó un paso vivo. Se había llevado a aquellos dos hombres para impedirquehablaranenprivadoconYabúyconvencidodequesuvidadependíade www.lectulandia.com-Página346 queconservaselainiciativa. —¿No luchaste con nosotros en Odawara, Igurashi-san? —preguntó, sabiendo queeraallídondeelsamuraihabíaperdidounojo. —Sí, señor. Tuve este honor. Estuve con el señor Yabú y combatimos en el ala derechadelTaiko. Habíanllegadodelantedelprimerregimiento.LavozdeToranagaseelevó. —Sí.VosotrosyloshombresdeIzúnosayudasteismucho.Talvezsinohubiese sido por vosotros no habría ganado yo el Kwanto. ¿Eh, Yabú—sama? —añadió, deteniéndosedeprontoydandoaYabú,públicamente,aqueltítulohonorífico. ElhalagodesconcertóaYabú.Estabaconvencidodequelomerecía,peronolo habíaesperadodeToranaga. —Talvez,perolodudo.ElTaikoordenóelaniquilamientodelclanBeppu.Por consiguiente,fueaniquilado. Esto había sido diez años antes, cuando sólo el poderosísimo y antiguo clan Beppu, que tenía por jefe a Beppu Genzaemón, se enfrentó con las fuerzas combinadasdelgeneralNakamura—elfuturoTaiko—deToranaga.Durantesiglos, los Beppu habían poseído las Ocho Provincias, el Kwanto. Ciento cincuenta mil hombres habían puesto sitio a su castillo-ciudad de Odawara, que guardaba el paso que conducía, a través de las montañas, a las increíblemente ricas llanuras situadas más allá. El asedio había durado once meses. La nueva consorte de Nakamura, la patricia dama Ochiba, radiante de hermosura y que apenas tenía dieciocho años, había ido a reunirse con él en el campamento, llevando en brazos a su hijo, el primogénitoenquienteníaNakamurapuestatodasuilusión.YdamaOchibasehabía presentado acompañada de su hermana menor, Genjiko, a quien se proponía NakamuradarenmatrimonioaToranaga. —Señor—habíadichoToranaga—,ciertamenteseráunhonorparamíestrechar los lazos entre nuestras casas, pero en vez de que dama Genjiko se case conmigo, comosugieres,permitequesecaseconSudara,mihijoyheredero. LehabíacostadoalgunosdíaspersuadiraNakamura,peroéstehabíaacabadopor aceptar. Cuando se anunció la decisión a dama Ochiba, esta había respondido al punto: —Humildemente,señor,meopongoaestematrimonio. Nakamurasehabíaechadoareír. —¡Tambiényo!—habíadicho—.Sudarasólotienediezaños,yGenji-ko,trece. Peroaúnasíestánprometidosysecasaráncuandoélcumplaquinceaños. —Desdeluego,señor—habíadichoinmediatamenteToranaga. —Bien.Pero,escucha.Primero,túySudarajuraréiseternalealtadamihijo. Yasílohabíanhecho.Después,duranteeldécimomesdeasedio,habíamuerto aquel primer hijo de Nakamura a causa de las fiebres, de una intoxicación de la www.lectulandia.com-Página347 sangreodeunmalévolokami. —¡Que todos los dioses maldigan a Odawara y a Toranaga! —había rugido Ochiba—. Toranaga tiene la culpa de que estemos aquí. Él ambiciona el Kwanto y tienelaculpadequenuestrohijohayamuerto.Estuverdaderoenemigo.¡Quiereque túmuerasyqueyomuera!Mátalo,oponlóalfrentedelosatacantes.¡Quepaguecon suvidalavidadenuestrohijo!Pidovenganza… Enconsecuencia,Toranagahabíadirigidoelataque.Habíatomadoelcastillode Odawara, minando las murallas y efectuando un ataque frontal. Después, el encolerizado Nakamura había arrasado la ciudad. Con la caída de ésta y la persecucióndetodoslosBeppu,elimperioquedósometidoyNakamuraseconvirtió enprimerKwampakuydespuésenTaiko.PeromuchoshabíanmuertoenOdawara. «Demasiados»,pensóahoraToranagaenlaplayadeAnjiromientrasobservabaa Yabú. —EsunalástimaqueelTaikoestémuerto,¿neh? —Sí. —Mi cuñado era un gran caudillo. Y también un gran maestro. Yo, como él, nuncaolvidoaunamigo.Niaunenemigo. —El señor Yaemón será pronto mayor de edad. Y tiene el espíritu del Taiko. SeñorToranaga… Pero antes de que Yabú pudiese impedir la revista, Toranaga echó a andar de nuevoyélnotuvomásremedioqueseguirle. Toranaga recorrió las filas rezumando afabilidad, deteniéndose ante uno de los hombres aquí y allá, reconociendo a algunos, rebuscando caras y nombres en su memoria.Teníalararahabilidaddeciertosgeneralesque,alpasarrevistaalatropa, danacadaunolaimpresiónmomentáneadequesehanfijadosóloenéloinclusode quehanhabladosóloconélentretodossuscamaradas.Toranagahacíaloquedebía hacer,loquehabíahechomilveces:dominaraloshombresconsuvoluntad. Cuando hubo pasado revista al último samurai, Yabú, Igurashi y Omi estaban exhaustos.NoasíToranaga,elcual,tambiénantesdequeYabúpudieseimpedírselo, sesituórápidamenteenunpuntoventajoso,dondepermanecióerguidoysolo. —¡SamuraisdeIzú,vasallosdemiamigoyaliadoKasigiYabú—sama!—gritó convozsonora—.¡Mesientohonradoalestaraquí!Esparamíunhonorverpartede lasfuerzasdeIzú,partedelasfuerzasdemigranaliado.Escuchad,samurais.Negros nubarronesseciernensobreelImperioyamenazanlapazdelTaiko.¡Quetodoslos samuraisesténalerta!¡Afiladvuestrasarmas!¡Juntosdefenderemossuvoluntad!¡Y triunfaremos! ¡Que los dioses aplasten sin piedad a todos los que desobedecen las órdenes del Taiko! —Después, levantó ambos brazos y lanzó su grito de guerra: ¡Kasigi!,eincreíblemente,seinclinóantelaslegionesenunaprolongadareverencia. Todos lo miraron fijamente. Después, los regimientos gritaron una y otra vez: www.lectulandia.com-Página348 ¡Toranaga!Ylossamuraiscorrespondieronasusaludo. InclusoYabúseinclinó,cediendoalafuerzadelmomento. Antesdequepudieseerguirsedenuevo,Toranagareemprendiólamarchaapaso rápido. —Veconél,Omi-san—ordenóYabú,pueshabríasidoincorrectocorrerélmismo detrásdeél. CuandoOmisehubomarchado,YabúdijoaIgurashi: —¿QuénoticiashaydeYedo? —Dama Yuriko, tu esposa, dijo que te informase de que se está realizando una tremendamovilizacióndetodoKwanto.CreequeToranagaseestápreparandopara laguerra,paraunsúbitoataque,talvezcontralapropiaOsaka. —¿QuéhaydeIshido? —Nada, antes de que saliésemos. Esto fue hace cinco días. No supe lo de la escapada de Toranaga hasta ayer, por una paloma mensajera enviada por tu dama desde Yedo. Su mensaje decía: «Toranaga consiguió escapar de Osaka con nuestro señor en una galera. Prepara su recibimiento en Anjiro.» Pensé que era mejor mantenerlosecreto,salvoparaOmi-san,perotodosestamospreparados. —¿Cómo? —He ordenado unas «maniobras» de guerra en toda Izú. Dentro de tres días quedaránbloqueadostodoslospasosycarreterasdeIzú.EnelNorte,hayunaflota presuntamente pirata que puede abordar cualquier barco sin escolta, de día o de noche.Yaquíhaysitioparatiyparauninvitado,porimportantequesea. —Bien.¿Algomás?¿Algunaotranoticia? —EstamañanahallegadounmensajecifradodeOsaka:«Toranagahadimitido delConsejodeRegencia.» —¡Imposible!¿Porquéhabíadedimitir? —Nolosé.Noloentiendo.Perodebedeserverdad,señor.Nuncanoshafallado estafuentedeinformación. —¿Dama Sazuko? —preguntó cautelosamente Yabú, nombrando ala consorte másjovendeToranaga,cuyadoncellaeraespíasuya. Igurashiasintióconlacabeza. —Sí. Pero no lo entiendo en absoluto. Ahora, los regentes lo acusarán, ¿no? Ordenaránsumuerte. —Tal vez Ishido le obligó a hacerlo. Pero, ¿cómo? No hubo ningún rumor al respecto.Ysilohahecho,estáperdido.Debedeserunanoticiafalsa. YabúbajóprecipitadamentedelmontículoyvioqueToranagacruzabalaplazaen dirección a Mariko y al bárbaro, cerca de los cuales estaba Fujiko. Mariko echó a andaralladodeToranagaylosotrosesperaronenlaplaza.Entonces,Yabúvioqueél entregabaalajovenunpequeñorollodepergamino. www.lectulandia.com-Página349 «¿QuénuevoardidestáplaneandoToranaga?»,sepreguntó. Toranagasedetuvoenelmuelle.Nosubióalbarcobuscandolaproteccióndesus hombres. Sabía que el asunto tenía que resolverse en tierra. No podía escapar. ObservóaYabúyaIgurashiqueseacercaban.LaaparenteimpasibilidaddeYabúle dijomuchascosas. Yabúordenóalosdemásquesealejasenylosdoshombressequedaronsolos. —He recibido noticias inquietantes de Osaka. ¿Has dimitido del Consejo de Regencia? —Sí.Hedimitido. —Entonces, te has suicidado, has destruido tu casa, has destruido a todos tus vasallos,aliadosyamigos.HasenterradoaIzú,ymehasmatadoamí. —Desdeluego,elConsejodeRegenciapuedeapoderarsedetufeudoyquitartela vidasileplace. —¡Por todos los dioses vivos y muertos y por nacer! Disculpa mis malos modales,perotu…tuincreíbleactitud…¡Oh!Perdonaunavezmás…Entodocaso, serámejorquetequedesaquí,señorToranaga. —Preferiríamarcharmeenseguida. —Aquí o en Yedo, ¿qué más da? La orden de los regentes llegará inmediatamente.Supongoquequerráshacerteelharakiri.Condignidad.Enpaz.Será paramíunhonoractuardeayudante. —Gracias.Sí,comprendoquequierasmicabeza. —Lamíatambiénestáenpeligro. —Sí,Ishidonovacilaráenpedirla.PeroprimeroseapoderarádeIzú.¡Oh,sí,Izú estáperdidaconélenelpoder! —Nomeatormentes.¡Séloquevaaocurrir! —No trato de atormentarte, amigo mío —dijo Toranaga disfrutando con la pérdida de dignidad de Yabú—. Sólo digo que, con Ishido en el poder, tú estás perdido e Izú está perdida, porque su pariente Ikawa Jikkyu ambiciona Izú, ¿neh? PeroIshidonotieneelpoder,Yabú—san.Todavíanolotiene. Yleexplicó,deamigoaamigo,porquéhabíadimitido. —¡ElConsejo,anulado!—dijoYabú,sinpodercreerlo. —No hay tal Consejo. No lo habrá, hasta que sus miembros vuelvan a ser en número de cinco. —Toranaga sonrió.—Piénsalo, Yabú—san. Ahora soy más fuerte quenunca,¿neh?IshidohasidoneutralizadoyJikkyutambién.Ahoratienestodoel tiemponecesarioparainstruiratusfusileros.SurugayTotomisontuyas.Ytuyaesla cabeza de Jikkyu. Dentro de unos meses verás su cabeza y las de todos los suyos clavadasenunapicaypodráspasearteacaballoportusnuevosdominios. Depronto,diomediavueltaygritó: —¡Igurashi-san! www.lectulandia.com-Página350 Quinientoshombresoyeronsuvozdemando.Igurashiibaaacercarsecorriendo, peroantesdequehubieradadotrespasos,Toranagaleordenó: —Traecontigounaguardiadehonor.¡Cincuentahombres!¡Enseguida! NoqueríadarunmomentoderespiroaYabúparaqueéstenoadvirtieraunpunto terriblementedébilensuargumentación:que,siIshidoestabaahoraenunatascoyno tenía poder, la cabeza de Toranaga servida en bandeja de plata tendría un valor enorme para él y, por consiguiente, para Yabú. O, mejor aún. Si Toranaga era apresadocomounvulgardelincuenteyentregadoenlaspuertasdelcastillodeOsaka, estosupondríaparaYabúlainmortalidadylasllavesdeKwanto. Mientraslaguardiadehonorformabaanteél,Toranagadijoconvozfuerte: —Paracelebrarestaocasión,Yabú—sama,ruegoquetedignesaceptarestocomo pruebadeamistad. Cogiósusablelargo,losostuvoconambasmanosyseloofreció. Yabú lo tomó como en sueños. Era de un valor incalculable, herencia de los Minowara y famoso en todo el país. Toranaga lo poseía hacía quince años. Se lo habíaregaladoNakamuraenpresenciadetodoslosdaimíosimportantesdelImperio, exceptoBeppuGenzaemón,comopagoparcialdeunacuerdosecreto. EstohabíaocurridopocodespuésdelabatalladeNagakudé.Toranagaacababade derrotar al general Nakamura, el futuro Taiko, cuando éste no era más que un advenedizo, sin mandato, ni poder, ni título formales, y cuando sus ambiciones de poderabsolutoestabanaúnenlabalanza.Envezdereunirunafuerzaabrumadoray sepultar a Toranaga, según su política acostumbrada, Nakamura había decidido mostrarseconciliador.HabíaofrecidoaToranagauntratadodeamistadydealianza, y,paracimentarlo,asumediahermanaporesposa.Toranagasehabíacasadoconella contodalapompaylaceremoniaasualcance,yelmismodíahabíaconcluidoun pactosecretodeamistadconelinmensamentepoderosoclandelosBeppu,enemigos declarados de Nakamura, que en aquella época seguían imperando orgullosos en el Kwanto. Entonces,ToranagahabíaesperadoelinevitableataquedeNakamura.Peronose había producido. En vez de esto, y aunque pareciese imposible, Nakamura había enviadoasuamadayveneradamadrealcampamentodeToranagaconelpretextode visitarasuhijastra,laesposadeToranaga,peroenrealidadcomorehén,yacambio de ello había invitado a Toranaga a una importante reunión de todos los daimíos convocada en Osaka. Toranaga lo había pensado mucho, pero había acabado por aceptarlainvitación,diciendoasualiadoBeppuGenzaemónqueeraimprudenteque asistieranlosdos.Despuéshabíamovilizadosecretamenteaseismilsamuraiscontra unaprevisibletraicióndeNakamurayhabíadejadoasunuevaesposayasumadrea cargo de su hijo mayor, Noboru. Inmediatamente, Noboru había amontonado leña secaeneltejadodesuresidenciayleshabíadichoqueleprenderíafuegosialgole www.lectulandia.com-Página351 ocurríaasupadre. Toranaga sonrió al recordarlo. La noche antes de su prevista llegada a Osaka, Nakamura,desdeñandocomosiemprelosconvencionalismos,lohabíavisitado,solo ydesarmado. —Escucha —le había dicho—. Estoy a punto de ganar el reino. Pero para conseguir el poder total necesito que me respeten los antiguos clanes, los señores feudaleshereditarios,losactualesherederosdelosFujimoto,delosTakashimayde losMinowara. —Tienesmirespeto.Siemprelohastenido. Elhombrecillodecarademonosehabíareídodebuenagana. —TúvencistelimpiamenteenNagakudé.Ereselmejorgeneralqueheconocido, el mayor daimío del reino. Pero vamos a dejar de jugar entre nosotros. Quiero que mañanateinclinesantemícomovasalloenpresenciadetodoslosdaimíos.Sitúme rindes vasallaje, todos los demás se apresurarán a tocar el suelo con la frente y a moverelrabo.Ylospocosquenolohagan…Bueno,queseandenconcuidado. —YteconvertirásenseñordetodoelJapón,¿neh? —Sí. El primero en la Historia. Y gracias a ti. Confieso que tu ayuda me es imprescindible.Peroescucha,sihacesestopormí,tendráselprimerlugardetrásde mí.Todosloshonoresquedesees.Todo.Habrádesobrasparalosdos. —¿Deveras? —Sí.PrimerotendréelJapón.DespuésCorea.DespuésChina.DijeaGorodaque queríaesto,ylotendré.EntoncespodrédarteelJapón…¡unaprovinciademiChina! —¿Y ahora, señor Nakamura? Ahora tengo que someterme, ¿neh? Estoy en tu poder, ¿neh? Tu poder es abrumador en relación con el mío… y los Beppu me amenazanporlaespalda. —Pronto les ajustaré las cuentas —había dicho el guerrero campesino—. Esa insolentecarroñarehusómiinvitaciónapresentarseaquímañana…Medevolvieron mimensajecubiertodepalomina.¿Quieressustierras?¿QuierestodoelKwanto? —Noquieronadadeellosnidenadie—habíadichoél. —Mentiroso —había dicho afablemente Nakamura—. Escucha, Tora-san: tengo casicincuentaaños,peroningunademismujeresmehadadounhijo.Lotengotodo, peronotengohijosynuncalostendré.Esmikarma.Tútienescuatrohijosvivosy quiénsabecuántashijas.Tútienescuarentaytresañosypuedesengendrardocehijos más.Esteestukarma.YtambiéneresMinowara,yestoeskarma.¿Ysiyoadoptase aunodetushijosylonombrasemiheredero? —¿Ahora? —Pronto.Digamosdentrodetresaños.Antesnomeimportabatenerunheredero, pero ahora las cosas han cambiado. Nuestro difunto señor Goroda cometió la estupidezdedejarseasesinar.Ahoraelpaísesmío,puedesermío.¿Quédices? www.lectulandia.com-Página352 —¿Formalizaríaselacuerdopúblicamentedentrodedosaños? —Sí. Dentro de dos años. Puedes confiar en mí, tenemos intereses comunes. Dentrodedosañospúblicamente.Ytúyyodecidiremoscuáldetushijosdebeserel heredero. De este modo, lo compartiremos todo, ¿eh? Nuestra dinastía conjunta quedaráimplantadaparaelfuturoynohabráproblemas,locualesbuenoparamíy parati.Losfrutosseráncopiosos.Primero,elKwanto,¿eh? —TalvezBeppuGenzaemónsesometasiyomesometo. —Nopuedopermitírselo,Tora-san.Túambicionassustierras. —Yonoambiciononada. Nakamurahabíalanzadounaalegrecarcajada. —Ya. Pero deberías ambicionarlas. El Kwanto es digno de ti. Rodeado de montañas, es fácil de defender. Con el delta dominarás los más ricos arrozales del Imperio.Estarásdeespaldasalmarytendrásunarentadeunmillóndekokú.Perono hagasdeKamakuratucapital.No,deOdawara. —KamakurahasidosiemprelacapitaldelKwanto. —Pero no te la aconsejo como capital. Hay siete pasos que conducen a ella. Demasiadosparaunabuenadefensa.Ynoestájuntoalmar.Seríamásseguroirmás lejos.Necesitasunpuertodemar.Yunavezviuno:Yedo,unpueblodepescadores, peroquetúpodríasconvertirenunagranciudad.Fácildedefenderyperfectoparael comercio.Túerespartidariodelcomercio.Yotambién.Bueno,debestenerunpuerto demar.EncuantoaOdawara,vamosaarrasarlaparaquesirvadelección. —Serámuydifícil. —Sí,perotambiénseráunabuenalecciónparatodoslosotrosdaimíos,¿neh? —Tomarestaciudadalasaltoseríamuycostoso. Denuevoaquellarisa. —Loseríaparatisinoteunierasconmigo.Yotendríaquepasarportustierras actualesparallegarallí…¿SabesqueestásenprimeralíneadelosBeppu,queeresel peóndelosBeppu?Juntos,podríaistenermearayaunañoodos,inclusotres.Pero, endefinitiva,pasaría.¡Oh,sí! —Entonces, ¿por qué perder el tiempo con ellos? Dalos a todos por muertos menosatuyerno,siasíloquieres…¡Ah!Séquetienesunaalianzaconellos,pero esonovaleuntazóndeestiércol.Bueno,¿quécontestas?Losfrutosseráncopiosos. Primero, el Kwanto… que será tuyo. Después, tendré todo el Japón. Después Corea… Esto será fácil. Y después, China. Difícil, pero no imposible. Sé que un campesino no puede ser shogún, pero «nuestro» hijo lo será y podrá sentarse en el Trono del Dragón de China. Y si no él, su hijo. Y ahora, no hablemos más. ¿Qué contestas? —Orinemosparacerrareltrato—habíadichoToranaga,quehabíaganadotodo loquequeríayteníaplaneado. www.lectulandia.com-Página353 Y al día siguiente, ante la majestuosa y pasmada asamblea de los truculentos daimíos,habíaofrecidohumildementesusableysustierrasysuhonorysuherencia alencumbradocampesinoyseñordelaguerra.Habíasuplicadoqueselepermitiese servir a Nakamura y a su estirpe para siempre. Y él, Yoshi Toranaga-Minowara, se había inclinado y había tocado el polvo con la frente. El futuro Taiko se había mostrado magnánimo, había tomado sus tierras y le había dado el Kwanto como feudo para cuando fuese conquistado, y había ordenado la guerra total contra los BeppuporsusinsultosalEmperador.TambiénhabíaregaladoaToranagaelsableque había adquirido recientemente de una de las tesorerías imperiales. Este sable había sido confeccionado por el maestro armero Miyoshi-Go, hacía siglos, y había pertenecido antaño al más famoso guerrero de la Historia, Minowara Yoshimoto, primershogúnMinowara. Toranagarecordóaqueldía.Yrecordóotros,cuando,unosañosmástarde,dama Ochiba parió un hijo varón, y cuando, increíblemente, después de morir convenientemente el primer hijo del Taiko, había nacido el segundo, Yaemón, arruinandotodosuplan.Karma. VioqueYabúsostenía,reverente,elsabledesuantepasado. —¿Estanafiladocomodicen?—preguntóYabú. —Sí. —Me haces un gran honor. Guardaré tu obsequio como un tesoro —dijo Yabú, inclinándose,conscientedeque,graciasaesteobsequio,seríaelprimeroenelpaís, despuésdeToranaga. Toranagaledevolvióelsaludoy,desarmado,sedirigióalapasarela,pidiendoal cieloquelaavariciadeYabúlomantuvierahechizadounosmomentosmás. —¡Partamos! —ordenó al subir a bordo, y, volviéndose hacia la orilla, agitó la manoalegremente. Alguienrompióelsilencioygritósunombre,otroslehicieroncoro.Ysonóun rumor general de aprobación, por el honor dispensado a su señor. Unas manos complacientes empujaron la galera apartándola del muelle. Los remeros tiraron con fuerzadelosremosylaembarcaciónemprendiósusingladura. Blackthorneanduvotristementehastaelmalecón. —¿Cuándovolverá,Mariko-san? —Nolosé,Anjín-san. —¿CómoiremosaYedo? —Nosquedaremosaquí.Almenos,yomequedarétresdías.Despuéspartirépara Yedo. —¿Yyo? —Tútequedarásaquí. —¿Porqué? www.lectulandia.com-Página354 —Manifestaste interés por aprender nuestra lengua. Y además, tienes trabajo aquí. —¿Quétrabajo? —Lo siento, pero no lo sé. El señor Yabú te lo dirá. Mi señor me dejó como intérpreteportresdías. Blackthornetuvounmalpensamiento.Llevabasuspistolasalcinto,peronotenía máspólvoranimuniciones,ytampococuchillos.Todoestabaenelcamarote,abordo delagalera. —¿Porquénomedijistequenosquedábamosaquí?—preguntó—.Sólodijiste quedebíamosdesembarcar. —Yonosabíaquetequedarías—respondióella—.ElseñorToranagameloha dichohaceunmomento,enlaplaza. —¿Porquénomelohadichoélmismo? —Nolosé. —SesuponíaqueyoiríaaYedo.Allíestámitripulación.Allíestámibarco.¿Qué hasidodeellos? —Sólohadichoqueteníasquequedarteaquí. —¿Porcuántotiempo? —Nomelohadicho,Anjín-san.TalvezelseñorYabúlosabe.Tenpaciencia,por favor. BlackthornepodíaveraToranagadepieenelalcázarmirandohaciatierra. —Creoqueélsabíaqueyoibaaquedarmeaquí,¿no? Ellanolerespondió.¡QuéinfantileraAnjín-sanalexpresartodoloquepensaba! ¡YquélistohabíasidoToranagaallibrarsedeaquellatrampa! Fujiko y las dos doncellas estaban cerca de ella, esperando pacientemente en la sombraconlamadreylaesposadeOmi.Lagaleraadquiríavelocidad,peroestaba todavía al alcance de las flechas. Mariko, que observaba atentamente a Yabú, sabía quetendríaqueintervenirencualquiermomento. —¿Noesverdad?¿Noesverdad?—insistióBlackthorne. —¿Qué? ¡Oh, lo siento! No lo sé, Anjín-san. Sólo puedo decirte que el señor Toranaga es muy inteligente, el hombre más inteligente —dijo sabiendo que Blackthornenocomprendíanadadeloocurridoallí—.Tenpaciencia,Anjín-san.No tienesnadaquetemer. —No temo nada, Mariko-san. Pero estoy cansado de que me muevan sobre el tablerocomounpeóndeajedrez. Entonces,ellavioqueelrostrodeYabúsecongestionaba. —¡Las armas! —gritó Yabú—. ¡Los mosquetes están en la galera! Mariko comprendióquehabíallegadoelmomento.Corrióhaciaélenelmomentoenquese volvíaparadarórdenesaIgurashi. www.lectulandia.com-Página355 —Perdona, señor Yabú —le dijo—, pero no tienes que preocuparte por tus mosquetes. El señor Toranaga me dijo que te pidiera disculpas por su apresurada partida,peroquetienecosasurgentesquehacerenYedoenbeneficiodelosdos.Dijo quetedevolverálagalerainmediatamente.Conlasarmas.Yconunsuplementode pólvora.Ytambiénconlosdoscientoscincuentahombresquelepediste.Estaránaquí dentrodecincooseisdías. Después,cuandoYabúlohubocomprendidobien,sesacóunrollodepergamino delamanga. —Miseñortesuplicaqueleasesto.SerefiereaAnjín-san. YabútomóelrolloymiróaAnjín-san. Blackthorne, que observaba desde una distancia de treinta pasos, sintió escalofríosbajolapenetrantemiradadeYabú.OyóqueMarikolehablabaconsuvoz cantarína, pero esto no lo tranquilizó. Su mano se cerró disimuladamente sobre la culatadelapistola. —¡Anjín-san!—lellamóMariko—.¡Tenlabondaddevenir! AlacercarseBlackthorne,Yabúlevantólosojosdelpergaminoylosaludóconun amistoso movimiento de cabeza. Cuando hubo terminado la lectura, devolvió el documentoaMarikoydijounaspalabras,enparteaellayenparteaél. Mariko ofreció respetuosamente el documento a Blackthorne. Este lo tomó y examinólosincomprensiblescaracteres. —ElseñorYabúdicequeeresbienvenidoaestaaldea.Estedocumentollevael sello del señor Toranaga, Anjín-san. Consérvalo, pues te confiere un raro honor. El señorToranagatehanombradohatamoto.Eseltítulodeunmiembroespecialdesu servicio personal. Cuentas con su absoluta protección, Anjín-san. Más tarde te explicarélosprivilegios,peroelseñorToranagatehaseñaladotambiénunsalariode veintekokúsalmes.Estoequivale… Yabúlainterrumpióyhablólargamente.Marikotradujo: —ElseñorYabúesperaquetesentiráscontentoydicequeseharátodoloposible paraqueencuentrescómodatuestancia.Teproporcionaránunacasa.Ymaestros.Te pidequeaprendaseljaponéslomásrápidamenteposible.Estanocheteharáalgunas preguntasytehablarádeuntrabajoespecial. —Porfavor,pregúntalequétrabajo. —Me permito aconsejarte un poco más de paciencia, Anjín-san. No es el momentooportuno,telodigodeveras —Estábien. —¿Wakarimasuka,Anjín-san?—dijoYabú. —Hai,Yabú—san.Domo. YabúordenóaIgurashiquedespidiesealregimientoysevolvióalosaldeanos, queestabanaúnpostradosenlaarena. www.lectulandia.com-Página356 Permaneció plantado ante ellos, en la hermosa y tibia tarde de primavera, sosteniendotodavíaelsabledeToranaga.Suspalabrasrestallaronsobreellos.Señaló a Blackthorne con el sable y les arengó durante unos momentos más y terminó bruscamente. —¿Wakarimasuka?—preguntóentoncesMuraaloslugareños,todosloscuales contestaronhai,mezclandosusvocesconelsusurrodelasolasenlaplaya. —¿Quépasa?—preguntóBlackthorneaMariko. Pero Mura gritó ¡Keirei! y los lugareños volvieron a inclinarse profundamente, primeroanteYabúydespuésanteBlackthorne.Yabúsealejósinmiraratrás. —¿Quépasa,Mariko-san? —El…, el señor Yabú les ha dicho que tú eres un huésped distinguido. Que también eres un honorable servidor del señor Toranaga. Que estás aquí, principalmente,paraaprendernuestralengua.Quehaotorgadoalaaldeaelhonory laresponsabilidaddeenseñarte.Laaldeaesresponsable,Anjín-san.Todosestánaquí para ayudarte. Les ha dicho que si dentro de seis meses no has aprendido satisfactoriamente,seráincendiadalaaldea,peroqueantesharácrucificaratodossus moradores,hombres,mujeresyniños. www.lectulandia.com-Página357 CapítuloXXXI El día iba muriendo, las sombras se alargaban, el mar estaba rojo, y soplaba un vientecilloagradable. Blackthorne subía por el sendero que conducía desde la aldea a la casa que Marikolehabíaindicadoantes,diciéndolequeseríalasuya.Ellasehabíaofrecidoa acompañarle,peroéllahabíarehusadodándolelasgracias,puesdeseabaestarsolo parapensar. Más arriba, dominando la vertiente opuesta, había otra gran mansión, en parte cubiertacontejas,cercadaporunaaltaempalizadayconmuchosguardiasjuntoala puertafortificada. Blackthorne se detuvo frente a la puerta de la valla de su casa. Había extraños caracterespintadoseneldintel,ylapuertapropiamentedichaaparecíarecortadaen unos ingeniosos dibujos destinados a ocultar y dejar entrever, al mismo tiempo, el jardínquehabíadetrásdeella. Antesdequepudieseempujarlapuerta,éstaseabrióhaciaelinterior,yunviejo, asustado,seinclinóprofundamente: —Konbanwa,Anjín-san(Buenastardes)—dijoconvoztemblorosa. —Konbanwa—respondióél—.Escuchaviejo…,¿onamaeka? —¿Namae watashi wa, Anjín-sama? Ah, watashi Ueki-ya… Ueki-ya —dijo el viejo,convisiblealivio. Blackthorne repitió el nombre varias veces, para grabarlo en su memoria, y le añadió«san».Peroelviejosacudióviolentamentelacabeza. —Iyé,gomennasai.Iyé«san»,Anjín-san.Ueki-ya.¡Ueki-ya! —Estábien,Ueki-ya—dijoBlackthorne,peropensó:«¿Porquéno"san"como todoelmundo?.» Blackthorne lo despidió con un ademán, y el viejo se alejó rápidamente. Entonces,unadoncella,recelosa,salióalagaleríaporunshojiabiertoylehizouna profundareverencia. —Konbanwa,Anjín-san. —Konbanwa—respondióél,recordandovagamentehaberlavistoenelbarco,y tambiénladespidió. Rumordesedas.Fujikosaliódelacasa.Marikoestabaconella. —¿Hasidoagradabletupaseo,Anjín-san? —Sí,muyagradable,Mariko-san. —¿Quieres tomar cha? ¿O saké? ¿Tal vez un baño? El agua está caliente. — Mariko rió nerviosamente, turbada por la mirada de él. —La casa de baño no está completamenteterminada,peroesperoqueseasuficiente. —Saké,porfavor.Sí,unpocodesakéantetodo,Mariko-san. www.lectulandia.com-Página358 MarikodijounaspalabrasaFujiko,yéstasemetióenlacasa.Unadoncellatrajo trescojinesysemarchó.Marikosesentógraciosamenteenunodeellos. —Siéntate,Anjín-san.Debesestarcansado. Él se sentó en los peldaños de la galería, sin quitarse las sandalias. Fujiko trajo dosfrascosdesakéyunatazagrande,talcomolehabíadichoMariko. Blackthorneapurólatazadevinocalientesinpaladearlo.Después,otra.Yotra. Ellaslehabíanobservadocuandosubíalacuesta,atravésdelarendijadeunos shojisentreabiertos. —¿Quélepasa?—habíapreguntadoFujiko,alarmada. —Está desolado por lo que ha dicho el señor Yabú, por su amenaza a los del pueblo. —¿Yestolepreocupa?Élnocorrepeligro.Suvidanoestáamenazada. —Los bárbaros no son como nosotros, Fujiko-san. Por ejemplo, Anjín cree que loslugareñossonpersonascomolasdemás,comolossamurais,otalvezmejores. Fujikohabíareídonerviosamente. —Unatontería,¿neh?¿Cómopuedenserloscampesinosigualesalossamurais? Marikonorespondió,ysiguióobservandoaAnjín-san. —¡Pobrehombre!—exclamó. —¡Pobrealdea!—dijoFujiko,frunciendodesdeñosamenteelbrevelabiosuperior —. Una estúpida destrucción de campesinos y pescadores. ¡Kasigi Yabú—san está loco!¿Cómopuedeunbárbaroaprendernuestralenguaenmedioaño?¿Cuántotardó elbárbaroTsukku-san?Másdeveinteaños,¿neh? —Sí, es difícil para ellos. Pero Anjín-san es un hombre inteligente, y el señor Toranagadijoque,enmedioaño,podríasercomounodenosotros,siestabaaislado delosbárbaros. Fujikohabíapuestocarahosca. —Mírale,Mariko-san…¡Quéfeoes!Esmonstruosoyextraño.Escuriosopensar que, con lo mucho que detesto a los bárbaros, en cuanto él cruce esa puerta, se convertiráenmíamoyseñor. —Esvaliente,Fujiko,muyvaliente.SalvólavidadelseñorToranagayesmuy valiosoparaéste. —Sí, lo sé, y esto debería hacer que me disgustase menos. Pero no puedo remediarlo. Sin embargo, trataré con todas mis fuerzas de hacer que se parezca a nosotros. Marikohabríaqueridopreguntarasusobrinalacausadesusúbitocambio.«Esta mañana te negaste a obedecer y juraste suicidarte sin permiso o matar al bárbaro mientras durmiese. ¿Qué te ha dicho el señor Toranaga para hacerte cambiar, Fujiko?.» PeroMarikosabíaquenodebíapreguntar.Toranaganolehabíahechoninguna www.lectulandia.com-Página359 confidenciaalrespecto.YFujikonoselodiría.Lamuchachahabíasidobieneducada porsumadre,lahermanadeBuntaro,lacualhabíasidoeducadaporsupadre,Hiromatsu. «Me pregunto si el señor Hiro-matsu escapará del castillo de Osaka —se dijo, puesapreciabamuchoasusuegro,elviejogeneral—.¿YKiri-sanydamaSazuko? ¿DóndeestaráBuntaro,mimarido?¿Lehabráncapturado?¿Ohabrátenidotiempo dematarse?» MarikoobservócómoFujikoservíaaBlackthorneelsakéquequedaba.Élapuró latazacomolasanteriores,inexpresivamente. —Dozo.Saké—dijoBlackthorne.Trajeronmás,ylodespachóenseguida. —Dozo.Saké.Consumióotrosdosfrascos. —Porfavor,discúlpameconAnjín-san—dijoFujiko—.Losiento,peronohay mássakéencasa.Heenviadoaladoncellaalpueblo,abuscarmás. —Bien.Yahabebidodemasiado,aunqueparecenohaberleafectadoenabsoluto. ¿Por qué no nos dejas solos, Fujiko? Será un buen momento para hacerle tu ofrecimiento. Fujiko se inclinó ante Blackthorne y se marchó, contenta de que la costumbre exigiese que los asuntos importantes fuesen tratados en privado por una tercera persona. MarikoexplicóaBlackthornelodelvino. —¿Cuántotardaránentraermás? —No mucho. Tal vez ahora te gustaría bañarte. Yo cuidaré de que te sirvan el sakéencuantollegue. —¿DijoToranagaalgoacercademiplan,antesdemarcharse?¿Dijoalgoacerca delaflota? —No.Losiento,peronomehablódeesto.—Marikolehabíaestadoobservando, esperando advertir alguna señal de embriaguez. Mas, para sorpresa suya, no había descubierto ninguna. Con tal cantidad de vino, y consumido tan de prisa, cualquier japonéssehabríaemborrachado. —¿Noesdetugustoelvino,Anjín-san? —Enrealidad,no.Demasiadoflojo.Nomeproduceefecto. —¿Buscas…olvidar? —No.Buscounasolución. —Haremoscuantopodamosporayudarte. —Necesitolibros,papelyplumas. —Mañanaempezaréabuscarlosparati. —No.Estanoche,Mariko-san.Deboempezarahora. —ElseñorToranagadijoqueteenviaríaunlibro…¿Cómolollamaste?Creoque librosdegramáticaodepalabras,delosSantosPadres. www.lectulandia.com-Página360 —¿Cuántotardarán? —Nolosé.Peroyoestaréaquítresdías.Talvezestotesirvadeayuda.yFujikosantambiénestáaquíparaayudarte.—Sonrió,alegrándoseporél.—Tengoelhonor decomunicartequetehasidodestinadacomoconsortey… —¿Qué? —ElseñorToranagalepreguntósiqueríasertuconsorte,yellalecontestóque seríaunhonor,yaccedió.Ella… —Peroyonoheaccedido. —¿Cómo?Losiento,nocomprendo. —Quenolaquiero.Nicomoconsorte,nicomoacompañante.Laencuentrofea. Marikosequedóboquiabierta. —Pero, Anjín-san, ¡no puedes negarte! Sería un terrible insulto al señor Toranaga,aella,atodos.¿Tehahechoalgomalo?¡Nadaenabsoluto!UsagoFujiko consien… —¡Escucha!—LaspalabrasdeBlackthornerestallaronenlagaleríayenlacasa. —¡Dilequesevaya! —Perdona, Anjín-san —dijo inmediatamente Mariko—. Tienes motivos para enfadarte.Pero… —No estoy enfadado —dijo Blackthorne, con voz helada—. ¿No puedes…, no podéismeterosenlacabezaqueestoyhartodeserunmuñeco?Noquieroveraesa mujer, quiero que me devuelvan mi barco y mi tripulación, ¡y se acabó! No quiero estar seis meses aquí, aborrezco vuestras costumbres. Es una maldición que un hombrepuedaamenazarconarrasartodounpuebloparaqueyoaprendaeljaponés. En cuanto a las consortes, esto es peor que la esclavitud, y es un terrible insulto ofrecermeunasinconsultarme. «¿Quélepasaahora?—sepreguntóMariko,desalentada—.¿Quétienequeverla fealdad con una consorte? Y, además, Fujiko no es fea. ¿Cómo puede ser tan incomprensivo?»EntoncesrecordólaadmonicióndeToranaga:«Mariko-san,tehago personalmenteresponsable,primero,dequeYabú—sannoimpidamipartidacuando le haya entregado mi sable, y segundo, de que Anjín-san se instale dócilmente en Anjiro.» DesviósumiradadeBlackthorneyaguzóelingenio. —Estoy de acuerdo. Tienes toda la razón —dijo, en tono apaciguador—. Sí, el señorToranagahabríatenidoquepreguntarte,peroélnoconocevuestrascostumbres. Sólotratódehonrarte,comohabríahonradoaunsamuraipredilecto.Laconcesiónde damaUsagíFujikocomoconsorteseríaconsiderada…,entrenosotros,comoungran honor. —¿Porqué? —Porque es de antiguo linaje y muy distinguida. Su padre y su abuelo son www.lectulandia.com-Página361 daimíos. Ella es samurai, y tú —añadió delicadamente Mariko— le harías un gran honoraceptándola.Además,necesitaunhogaryunanuevavida. —¿Porqué? —Enviudórecientemente.Sólotienediecinueveaños,Anjín-san.¡Pobreniña!Ha perdido a su marido y a su hijo, y está llena de remordimientos. Ser tu consorte formalledaríaunavidanueva. —¿Quélesocurrióasumaridoyasuhijo? —Fueron condenados a muerte, Anjín-san —dijo ella, después de una breve vacilación—. Mientras estés aquí, necesitarás alguien que cuide de tu casa. Dama Fujikoserá… —¿Porquéloscondenaronamuerte? —SumaridocasicausólamuertealseñorToranaga.Debes… —¿OrdenóToranagaquelesmataran? —Sí.Perohizobien.Pregúntaleaella,ytediráqueloaprueba,Anjín-san. —¿Quéedadteníaelhijo? —Pocosmeses,Anjín-san. —¿MandóToranagamataraunniñoporalgoquehizosupadre? —Sí. Es nuestra costumbre. Según la ley, el padre es dueño de la vida de sus hijos,desuesposa,desusconsortesydesuscriados.Y,segúnlaley,elseñorfeudal esdueñodetodoloqueéltiene.Esnuestracostumbre. —Entonces,soisunanacióndeasesinos. —No. —Perovuestracostumbreapruebaelasesinato.Creíquetúerascristiana. —Ylosoy,Anjín-san. —¿QuémedicesdelosMandamientos? —En realidad, no puedo explicarlo. Pero soy cristiana, y samurai y japonesa, y estascosasnosecontradicen.Almenos,paramí. —PidoaDiosqueteperdone.Queosperdoneatodos. —Dios comprende, Anjín-san. Y tal vez Él querrá abrir tu mente para que tambiéncomprendas.Losiento,peronopuedoexplicarmemuybien,¿neh?Tepido disculpaspormiincapacidad.—Leobservóensilencio,turbadaporsuactitud.—Yo tampocotecomprendo,Anjín-san.Medesorientas.Porejemplo,enelcasodedama Fujiko.Comoconsorte,cuidarádetucasaydetuscriados.Ydetusnecesidades…, de todas tus necesidades. Debes tener alguien que lo haga. Si no te gusta, si no la encuentrasagradable,notienesnecesidaddeacostarteconella.Nisiquieratienesque ser cortés con ella, aunque merece que lo seas. Te servirá, cuando quieras y como quieras. —¿Puedoacostarmeonoacostarmeconella? —Naturalmente. Si quieres, te buscará alguien que te guste, que satisfaga tus www.lectulandia.com-Página362 necesidadescorporales,onoseentremeterásiloprefieres. —¿Puedotratarlacomoaunacriada,comoaunaesclava? —Sí.Perosemerecealgomejor. —¿Puedoecharladecasa? —Siteofende,sí. —¿Yquéseríadeella? —Normalmente, volvería, llena de oprobio, a la casa de sus padres, los cuales podríanaceptarlaorepudiarla.CualquieracomodamaFujikopreferiríamatarseantes quepasarporestavergüenza.Peroella…Debessaberquelosverdaderossamurais no pueden suicidarse sin permiso de su señor. Algunos lo hacen, desde luego, pero faltan a su deber y no merecen ser considerados samurais. Yo no me mataría, por muchaquefuesemivergüenza,sinelpermisodelseñorToranagaodemimarido.El señorToranagaleprohibióaellaquitarselavida.Sitúlaechasesdeaquí,seríaun despojohumano.TesuplicoqueconsideresaFujikocomounapersona,Anjín-san.Te suplicoquetengascaridadcristiana.Esunabuenamujer.Perdónalesufealdad.Será unaconsortevaliosa. —¿Notienehogar? —Sí, éste es su hogar. —Mariko recobró su aplomo.—Te pido que la aceptes formalmente. Puede ayudarte mucho, enseñarte, si quieres aprender. Si lo prefieres, piensa que no es nada, que es como este poste de madera, o como una pantalla, o comounapiedradeljardín,perodejaquesequede.Y,sinolaquierescomoconsorte, tenpiedaddeella.Acéptalay,después,comojefedelacasaydeacuerdoconnuestra ley,mátala. —Estaesvuestraúnicarespuesta,¿no?¡Matar! —No,Anjín-san.Perolavidaylamuertesonlamismacosa.¿Quiénsabe?Tal vez si le quitases la vida, prestarías a Fujiko un gran servicio. Tienes derecho a hacerloantelaley.Estuderecho.Ysiprefieresconvertirlaenunapiltrafahumana, estástambiénentuderecho. —Yaveoqueestoyatrapadootravez—dijoBlackthorne—.Segúnloquehaga, ellamorirá.Sinoaprendotulengua,todounpuebloseráejecutado.Sinohagotodo loquevosotrosqueréis,siempremoriráalgúninocente.Nohayescapatoria. —Hayunasoluciónmuyfácil,Anjín-san.Muere.Notienesporquésoportarlo insoportable. —Elsuicidioesunalocura…yunpecadomortal.Creíqueerascristiana. —Yatehedichoquelosoy.Perotú,Anjín-san,tienesmuchasmanerasdemorir con dignidad, sin suicidarte. Te burlaste de mi esposo porque no quiso morir luchando,¿neh?Estanoesnuestracostumbre,pero,porlovisto,sílavuestra.¿Por quénolohaces?Tienesunapistola.MataalseñorYabú.Creesqueesunmonstruo, ¿neh?Trataalmenosdematarle,yhoyestarásenelcielooenelinfierno. www.lectulandia.com-Página363 Él la miró, odiando sus serenas facciones, pero pensando que era adorable, a pesardesuodio. Morirsinunarazónesmuestradedebilidad.Mejordicho,unaestupidez. —Dicesqueerescristiano.Porconsiguiente,creesenJesúsniño,enDios,enel cielo.Lamuertenodeberíaasustarte.Encuantoala«sinrazón»,debesjuzgarloque valeyloquenovale.Debestenerrazonessuficientesparamorir. —Estoyentupoder.Túlosabes.Yyotambién.Marikoseinclinóyletocó,con ademáncompasivo. —Olvídatedelaaldea,Anjín-san.Puedenocurrirmilmillonesdecosasantesde que terminen los seis meses. Un maremoto o un terremoto, o que te devuelvan tu barcoytemarchesdeaquí,oqueYabúmuera,oquemuramostodos,¿quiénsabe? DejaaDioslosproblemasdeDios,yelkarma,alkarma.Hoyestásaquí,ynadadelo quehagaspuedecambiarestehecho.Hoyestásvivoytesonríelafortuna.Contempla esapuestadesol.Eshermosa,¿eh?Estapuestadesolexiste.Elmañananoexiste. Sólohayelpresente.Mira,porfavor.Estapuestadesolesbella,ynuncavolveráa ser,nuncaentodalaeternidad.Fúndeteconella,identifícateconlaNaturalezayno piensesenelkarma,eneltuyo,enelmíooeneldelaaldea. Se sintió subyugado por su serenidad y por sus palabras. Miró hacia Poniente. Grandes manchas purpúreas y negras se extendían en el cielo. Observó el sol hasta quehubodesaparecido. —Ojaláfuesestúmiconsorte—dijo. —YopertenezcoalseñorBuntaro,y,hastaqueélhayamuerto,nopuedopensar nidecirloque,enotrocaso,pensaríaodiría. «Karma—pensóBlackthorne—.¿Deboaceptarelkarma!¿Elmío?¿Eldeella? ¿Eldeellos?Lanocheesbella.Ytambiénloesella,yperteneceaotro.¿Cuálesla respuesta? La respuesta vendrá. Porque hay un Dios en el cielo, un Dios en alguna parte.» Oyópisadas.Variasantorchasseacercaban,subiendolacuesta.Veintesamurais, conOmiasucabeza. —Losiento,Anjín-san,peroOmi-sanordenaqueleentreguestuspistolas. —¡Dilequesevayaalinfierno! —Nopuedo,Anjín-san.Nomeatrevo. Blackthornesellevólamanoalaculatadesupistola,mirandofijamenteaOmi. Permanecía deliberadamente sentado en los peldaños de la galería. Diez samurais habíanentradoeneljardín,detrásdeOmi,ylosotrosesperabanjuntoalpalanquín. EncuantoOmihuboentradosinpreviainvitación,Fujikosaliódelinteriordelacasa yseplantóenlagalería,pálidoelsemblante,detrásdeBlackthorne. —El señor Toranaga nunca me prohibió llevarlas, y he estado armado en su presenciayenladeYabú—san. www.lectulandia.com-Página364 —Sí, Anjín-san —dijo Mariko, nerviosamente—, pero debes comprender que Omi-santienerazón.Segúnnuestracostumbre,nopuedesirarmadoenpresenciade un daimío. No hay nada que te… nada que pueda preocuparte. Yabú—san es tu amigo.Eressuinvitado. —Dile a Omi-san que no entregaré mis pistolas. —Y, al ver que ella guardaba silencio,Blackthorneseenfurecióymoviólacabeza.—Iyé,Omi-san.¿Wakarimasu ka?¡Iyé! La cara de Omi se crispó. Sonó una orden, y dos samurais avanzaron. Blackthornesacólaspistolas.Lossamuraissedetuvieron.Ambaspistolasapuntaban alacabezadeOmi. —Por favor, Anjín-san —dijo Mariko—. Esto es muy peligroso. Debes ver al señorYabú.Nopuedesirconpistolas.Ereshatamoto,estásprotegido,y,además,eres invitadodelseñorYabú. —DileaOmi-sanquesiéloalgunodesushombresseacercanadiezpiesdemí, lesaltarélatapadelossesos. —¿Por qué no las dejas aquí, Anjín-san? No hay nada que temer. Nadie te tocará… —¿Creesqueestoyloco? —Entonces,¡dalasaFujiko-san! —¿Qué puede hacer ella? Se las quitarán, cualquiera se las quitará, y yo estaré indefenso. LavozdeMarikoseendureció. —¿Por qué no escuchas, Anjín-san? Fujiko-san es tu consorte. Si tú le ordenas queguardelaspistolas,lasdefenderáconsuvida.Essudeber.Novolveréadecírtelo, peroToda-noh-UsagiFujikoessamurai. BlackthorneteníaconcentradasuatenciónenOmiyapenaslaescuchaba.Sentía oprimidoelpecho.Sabíaqueibanaatacarleyleenfurecíasupropiaestupidez.Pero haymomentosenqueunonopuedeaguantarmás,sacaunapistolaouncuchilloyse viertesangreporunestúpidoorgullo.Lamayorpartedelasveces,estúpido.«Perosi voyamorir,Omimoriráprimero,¡viveDios!» Sesentíamuyfuerte,aunqueunpocoatolondrado.Entoncesresonóensusoídos lo que había dicho Mariko: «Fujiko es samurai, y es tu consorte.» Y su cerebro empezóafuncionardenuevo. —¡Un momento! Por favor, Mariko-san, dile esto a Fujiko-san. Textualmente: «Voyaentregartemispistolas.Túlasguardarás.Nadie,salvoyo,debetocarlas.» Marikolohizoasí,yéloyóqueFujikodecía:Hai. —Mariko-san,tenlabondaddedeciraOmi-sanqueahorairéconél.Sientoque hayahabidounmalentendido.Sí,lamentolaconfusión. Diounpasoatrásysevolvió.Fujikoaceptólaspistolas,mientrasgotasdesudor www.lectulandia.com-Página365 temblabanensufrente.ÉlseenfrentóconOmi,esperandonohaberseequivocado. —¿Nosvamos? OmihablóaFujikoyalargólamano.Ellanegóconlacabeza.Éldiounabreve orden. Los dos samurais avanzaron hacia la joven. Inmediatamente, ésta introdujo unadelaspistolasensucintoy,levantandolaotraconlasdosmanos,apuntóaOmi. Elpercutorselevantóligeramente. —¡Ugokuna!—exclamó—.¡Dozo! Omi habló rápidamente, muy irritado, y ella le escuchó y le respondió en tono suaveycortés,sindejardeapuntarle,yterminódiciendo: —Iyé,gomennasai,Omi-san(No.Losiento,Omi-san). Blackthorneesperó. Un samurai se movió una fracción. El percutor se elevó peligrosamente, casi hastalacimadesuarco.Peroelbrazodeellapermaneciófirme. —¡Ugokuna!—ordenó. Nadiedudódequeapretaríaelgatillo.NisiquieraBlackthorne.Omidijoalgo,a ella y a sus hombres. Estos retrocedieron. Ella bajó la pistola, pero teniéndola a punto. —¿Quéhadicho?—preguntóBlackthorne. —QueinformaráaYabú—sandeesteincidente. —Bien.Dilequeyotambiénloharé.—Blackthornesevolvió. —Domo, Fujiko-san. —Y después:—Vamos, Mariko-san… ¡ikama-sho! —Y echóaandarhacialapuertadelaverja. —¡Anjín-san!—llamóMariko. —¿Hai? Blackthorne se detuvo. Fujiko le hizo una reverencia y habló rápidamente con Mariko. Estaabriómucholosojos,despuésasintióconlacabeza,respondióylehablóa Omi,elcualasintióasuvez,visiblementefurioso,peroconteniéndose. Fujikogritóalgo,ydesdedentrodelacasalerespondieron.Unadoncellasalióa lagalería.Llevabadossablesenlasmanos.Sablesdesamurai. Fujiko los tomó, respetuosamente, y los ofreció a Blackthorne, inclinándose y hablandodulcemente. —Tu consorte —explicó Mariko— ha dicho, con razón, que un hatamoto está obligadoallevarlosdossablesdelsamurai.Piensaqueseríaincorrectoquefuesesa veralseñorYabúsinllevarlos.Preguntasiteimportausaréstos,quenovalennada, hastaquepuedascomprarlostuyos. Blackthornelamirófijamente. —¿Quiere decir eso que soy samurai, que el señor Toranaga me ha hecho samurai? www.lectulandia.com-Página366 —No lo sé, Anjín-san. Pero nunca hubo un hatamoto que no fuese samurai. Nunca. —Mariko se volvió y preguntó a Omi. Este movió la cabeza, con impaciencia, y respondió:—Omi-san tampoco lo sabe. Pero un hatamoto goza del privilegio especial de llevar siempre sus sables, incluso en presencia del señor Toranaga.Yesundeber,porqueformapartedesuguardiafielypersonal. Blackthornecogióelsablecortoylointrodujoensucinto,ydespuésellargo,tal comolollevabaOmi.Armado,sesentíamejor. —Arigatogoziemashita,Fujiko-san—dijo,amediavoz. Ellabajólosojosyrespondióenvozbaja.Marikotradujo. —Fujiko-san dice que, ya que debes aprender correcta y rápidamente nuestra lengua, señor, se permite observar humildemente que decir domo es más que suficiente para un hombre. Arigato, con o sin goziemashita, es una cortesía innecesaria,unaexpresiónquesóloempleanlasmujeres. —Hai. Domo. Wakarimasu, Fujiko-san. —Blackthorne la miró francamente por primeravez,comosilaconocieseahora.Vioelsudordesufrenteyelbrillodesus manos,susojossesgados,sucaracuadradaysusdientesdehurón.—Porfavor,dilea miconsorteque,enestecaso,noconsideroquearigatogoziemashitaseaunacortesía innecesaria. Yabúvolvióamirarlossables.Blackthorneestabasentado,conlaspiernascruzadas, sobreuncojín,delantedeél,enlugardehonor,conMarikoaunladoeIgurashial otro.Estabanenelsalónprincipaldelafortaleza. Omiacabódehablar. Yabúseencogiódehombros. —Hashechomal,sobrino.LaconsorteteníaeldeberdeprotegeraAnjín-sanysu propiedad.Yéltieneahoraderechoallevarlossables.Pídeledisculpas. Omiselevantóinmediatamente,searrodillódelantedeBlackthorneyseinclinó. —Pidodisculpaspormierror,Anjín-san. Mariko le dijo que el bárbaro aceptaba las disculpas. Omi se inclinó de nuevo, volvióasusitioysesentó.Perosucalmaerasóloaparente.Ahoraleconsumíauna idea:mataraYabú. Habíadecididohacerloinconcebible:mataralseñorfeudalyjefedesuclan. Perosudecisiónnoteníanadaqueverconestahumillaciónenpúblico,aunquela injusticiadeYabú,quelehabíaordenadoapoderarsedelaspistolas,aumentabamás elodioqueleobsesionaba.Larazónprincipaleraque,hoy,Yabúhabíainsultadoasu madreyasuesposapúblicamente,enpresenciadeloslugareños,haciéndolasesperar durantehorasbajoelsol,comounascampesinas,ydespuéslashabíadespedidolisay llanamente,comoaunascampesinas. —Noimporta,hijomío—lehabíadichosumadre—.Estabaensuderecho. www.lectulandia.com-Página367 —Esnuestroseñorfeudal—habíadichoMidori,suesposa,mientraslágrimasde vergüenzasurcabansusmejillas—.Porfavor,perdónale. —Y no os invitó a ninguna de las dos a saludar a él y a sus oficiales, en la fortaleza —había dicho Omi —. ¿Y la comida que habíais preparado? ¡Sólo los manjaresyelsakécostaronunkokú! —Esnuestrodeber,hijomío.DebemoshacercuantoquieraelseñorYabú. —¿Ylaordenacercademipadre? —Todavíanoesunaorden.Esunrumor. —ElmensajedemipadredecíaquehabíaoídodecirqueYabúleordenaráquese afeitelacabezaysehagamonje,obienqueserajeelvientre.¡LaesposadeYabúse jactadeelloenprivado! —Estolomurmuróunespíaatupadre.Ylosespíasnosonsiempredefiar.Lo siento,hijomío,perotupadrenoessiempreprudente. —¿Yquéharástú,madre,sinoesunrumor? —Todoloqueocurreeskarma.Debesaceptarelkarma. —No,estosinsultossonintolerables. —Porfavor,hijomío,aguántalos. —DiaYabúlallavedelbarco,lallavedeAnjín-sanydelosnuevosbárbaros,y la manera de librarse de la trampa de Toranaga. Gracias a mí, se ha ganado un prestigio inmenso. Con el simbólico regalo del sable, ahora es el segundo de ToranagaenlosejércitosdelEste.¿Yquéreciboacambio?Suciosinsultos. —Aceptatukarma. —Telosuplico,marido,escuchaatuseñoramadre. —MikarmaesdestruiraYabú. Laancianahabíasuspirado. —Muybien.Túeresvarón.Tienesderechoadecidir.Loquedebaser,será.Pero lamuertedeYabúnoesnadaporsísola.Debemostrazarunplan.Suhijodebeser también eliminado, lo mismo que Igurashi. Sobre todo Igurashi. Entonces, tu padre gobernaráelclan,comoesdejusticia. —¿Cómoloharemos,madre? —Túyyotrazaremosunplan.Ytenpaciencia,¿neh?Despuésloconsultaremos con tu padre. Y también tú, Midori, podrás dar tu opinión, pero procurando que no seavana,¿neh? —¿YquépiensasdelseñorToranaga? DiosusableaYabú. —CreoqueelseñorToranagasóloquierequeIzúseaEstadovasallofuerte.No un aliado. Él no quiere aliados, como tampoco los quería el Taiko. Nuestro clan prosperarácomovasallodeToranaga.¡OcomovasallodeIshido!Delqueelijamos, ¿neh? www.lectulandia.com-Página368 Omirecordabaahoraelentusiasmoquehabíasentidounaveztomadaladecisión final. Pero nada de ello se traslucía en su semblante, mientras unas doncellas, cuidadosamenteencogidaseimportadasdeMishima,paraYabú,servíanelchayel vino. Observó a Anjín-san, a Mariko y a Igurashi. Todos esperaban que Yabú empezase. La estancia era grande y aireada, suficiente para que treinta oficiales pudiesen comer, beber y charlar en ella. Miró a través del shijo abierto. Había muchos centinelas en el patio. Había una caballeriza. La fortaleza estaba protegida por un foso. La empalizada había sido construida con bambúes gigantescos, fuertemente entrelazados.Grandescolumnascentralessosteníaneltejado. Por orden de Yabú, Omi había saqueado cuatro pueblos para obtener los materiales con los que construir esta casa y la otra, e Igurashi había traído muchos tatamisyesterillasdecalidadyotrascosasquenopodíanadquirirseenelpueblo. Omiestabaorgullosodesutrabajo.Uncampamentoparatresmilsamuráishabía sidopreparadoenlallanacimadelamesetaquedominabalascarreterasconducentes a la aldea y el mar. Ahora, el pueblo estaba perfectamente guardado por tierra. En cuantoalmar,habíamúltiplesmanerasdeavisaralseñorfeudalquequisieseescapar. «Peroahoranotengoseñor.¿Aquiénserviré?—sepreguntabaOmi—.¿AIkawa Jikkyu?¿OdirectamenteaToranaga?¿MedaríaToranaga,acambio,loquedeseo? ¿O a Ishido? Pero es muy difícil acercarse a Ishido, ¿neh? Aunque podría decirle muchascosas…» Aquellatarde,YabúhabíaconvocadoaIgurashi,aOmiyaloscuatrocapitanes principales,yhabíapuestoenmarchasuplanclandestinoparaeladiestramientode losquinientosfusilerossamurais.Igurashiseríaelcomandante,yOmimandaríauna de las centurias. Habían convenido la manera de incorporar a estas unidades los hombresdeToranaga,cuandollegasen,ydeneutralizarlossiresultabantraidores. Omi había sugerido que se formase otro cuadro, absolutamente secreto, de tres unidadesdeciensamuraiscadauna,elcualseríaadiestradodisimuladamentealotro lado de la península, como reserva y como medida de precaución, contra cualquier maniobratraidoraporpartedeToranaga. —¿Quién mandará los hombres de Toranaga? ¿A quién enviará como lugarteniente?—habíapreguntadoIgurashi. —Lomismoda—habíadichoYabú—.Yodesignarésuscincoayudantes,conla misión de cortarle el cuello en caso necesario. La palabra clave para ordenar su muerteyladetodoslosforasterosserá«Ciruelo».Mañana,Igurashi-san,escogerás loshombres.Yoconfirmaréelnombramientodecadauno,yningunodeellosdebe conocer,demomento,miestrategiatotaldelregimientodefusileros. Omi, al observar ahora a Yabú, saboreaba el recién descubierto éxtasis de la venganza.MataraYabúseríafácil,perodebíahacersedelamanerayenelmomento www.lectulandia.com-Página369 oportunos.Sóloentoncespodríansupadreosuhermanomayoradquirireldominio delclanydeIzú. Yabúfuealgrano: —Mariko-san, sírvete decir a Anjín-san que quiero que mañana empiece a enseñar a mis hombres a disparar como los bárbaros, y que quiero saber todo lo relativoalamaneradeguerreardelosbárbaros. —Losiento,Yabú—san—lerecordóMariko—,perolasarmasnollegaránhasta dentrodeunosseisdías. —Mis hombres tienen las suficientes para empezar —replicó Yabú—. Y quiero queempiecemañana. MarikohablóaBlackthorne. —¿Quéquieresabersobrelaguerra?—preguntóéste. Hadichoquetodo. —¿Qué,enparticular? MarikopreguntóaYabú. —Yabú—sandicesihasluchadoenalgúncombateentierra. —Sí.EnlosPaísesBajos.YunavezenFrancia. —Yabú—san dice: excelente. Quiere conocer la estrategia europea. Y quiere sabercómosecombateenvuestrospaíses.Detalladamente. Blackthornepensóunmomento.Después,dijo: —Dile a Yabú—san que puedo adiestrar a cualquier número de hombres y que conozcoperfectamenteloqueélquieresaber. Lociertoeraquetambiénhabíaaprendidomucho,graciasafrayDomingo,sobre la manera de luchar de los japoneses. «Escucha —le había dicho—, mis ovejas de estacárcelhansidomismaestrosenloconcernientealartebélicodelJapón.Ahora sécómocombatensusejércitosycómoselespuedederrotar.Recuerdaestesecreto, porloquemásquieras:nopongasalserviciodelaferocidadjaponesalasarmasylos métodosmodernos,sinoquieresquenosdestruyanentierra.» BlackthorneseencomendóaDiosyempezó: —DilealseñorYabúquepuedoayudarlemuchísimo.AélyalseñorToranaga. Puedohacerinvenciblesasusejércitos. —ElseñorYabúdiceque,situinformaciónresultaútil,Anjín-san,aumentaráel salario de doscientos cuarenta kokú que te ha asignado el señor Toranaga, a quinientos,cuandohayatranscurridounmes. —Dalelasgracias.Perodileque,sihagoestoporél,lepidoacambiounfavor: quederoguesudecretosobrelaaldea,yquemedevuelvamibarcoymitripulación dentrodecincomeses. —Nopuedesregatearconélcomounmercader,Anjín-san—dijoMariko. —Teloruego.Pídeselohumildemente,comounfavor. www.lectulandia.com-Página370 —Yabú—sandicequelaaldeacarecedeimportanciaynodebepreocuparte.En cuanto al barco, está bajo el cuidado del señor Toranaga. Está seguro de que te lo devolverápronto.MehadichoquelopidaalseñorToranagaencuantollegueaYedo. Yloharé,Anjín-san. —Por favor, presenta mis disculpas al señor Yabú, pero debo insistir en que derogueeldecreto.Estanoche. —Yahadichoqueno,Anjín-san.Seríaunaimpertinencia. —Sí,locomprendo.Peropídeselodenuevo.Comounruego. —Dicequedebestenerpaciencia.Quenotepreocupesdelosaldeanos. Blackthorneasintióconlacabezaytomóunadecisión. —Por favor, da las gracias a Yabú—san, pero dile que no puedo vivir con la vergüenza de tener la aldea sobre mi conciencia. Me siento deshonrado. No puedo soportarlo. Va contra mis creencias cristianas. Tendré que suicidarme inmediatamente. —¿Suicidarte? —Sí,estoyresuelto. —¿Nanja,Mariko-san?—interrumpióYabú. Ellatradujo,tartamudeando,loquehabíadichoBlackthorne.Yabúlainterrogóy ellarespondió.Después,Yabúdijo: —Sinofueseportureacción,pensaríaqueesunabroma,Mariko-san.¿Porqué estástanpreocupada?¿Creesquehahabladoenserio? —Nolosé,señor.Parece…Nolosé… —¿Quépiensastú,Omi-san? —El suicidio es contra la fe cristiana, señor. Nunca se suicidan como nosotros, comolohaceunsamurai. Yabúsorbióunpocodesaké. —Dile, Mariko-san, que el suicidio no es una costumbre bárbara. Es un acto contrasuDioscristiano.¿Cómopuedesuicidarse? Marikotradujo.YabúobservóatentamentemientrasBlackthornerespondía: —Anjín-sansedisculpacongranhumildad,perodiceque,seaonocostumbre,lo quieraonoloquieraDios,estavergüenzadelaaldealeesinsoportable.Diceque… que está en el Japón, que es hatamoto y que tiene derecho a vivir según nuestras leyes.—Susmanostemblaban.—Asílohadicho,Yabú—san.Derechoavivirsegún nuestrascostumbres…,segúnnuestraley. —Losbárbarosnotienenderechos. —ElseñorToranagalohahechohatamoto.Estoledaderechos,¿neh? Labrisarepicósobrelosshojis. —¿Cómosesuicidaría?¿Eh?Pregúntaselo. Blackthorne desenvainó el sable corto y afilado, y lo dejó suavemente sobre el www.lectulandia.com-Página371 tatami,conlapuntahaciaél. —¡Esunafanfarronada!—exclamósimplementeIgurashi—.¿Cuándosehavisto aunbárbaroactuarcomounapersonacivilizada? Yabúfruncióelceño. —Esunhombrevaliente,Igurashi-san.Yextraño.Pero,¿eso…?—Yabúdeseaba contemplar el acto, presenciar la acción del bárbaro, ver cómo iba a la muerte, experimentar con él el éxtasis de la partida. Pero, haciendo un esfuerzo, frenó el impulsodesupropioplacer.—¿Quéaconsejas,Omi-san?—preguntó,convozronca. —Tú,señor,dijistealpueblo:«SiAnjín-sannoaprendesatisfactoriamente..»Yo teaconsejoquehagasunaligeraconcesión.Dilequeloqueaprendadentrodecinco mesesserá«satisfactorio»,peroque,acambio,debejurarporsuDiosquenorevelará estoalpueblo. —Peroélnoescristiano.¿Dequévaldráestejuramento? —Yo creo que es una especie de cristiano, señor. Es enemigo de las Sotanas, y esto es importante. Creo que se sentirá obligado por un juramento por su Dios. Y tambiénjurará,ennombredeDios,quepondrátodasuinteligenciaenaprenderyen serviros. Como es listo, habrá aprendido mucho dentro de cinco meses. De este modo, tu honor quedará a salvo, y también el suyo, si es que lo tiene. No pierdes nada,yloganastodo.Además,yestoesimportante,teserálealporsulibrevoluntad. —¿Creesquesemataría? —Sí. —¿Ytú,Mariko-san? —Nolosé,Yabú—san.Losiento,peronopuedoaconsejarte.Haceunashoras, habríadichoqueno,quenosesuicidaría.Ahora,nolosé.Es…,desdequeOmi-san vinoabuscarloestanoche…,es…diferente. —¿Igurashi-san? —Si cedes ahora, y es una baladronada, empleará este truco continuamente. Es astutocomounkami-zorro,todoslohemosvisto,¿neh?Algúndíatendrásquedecir «no».Yoteaconsejoquelodigasahora. Omiseinclinóhaciadelanteymoviólacabeza. —Discúlpame, señor, pero debo repetir que, si dices que no, te expones a una granpérdida.Siesunabaladronada,ypuedequelosea,sesentirállenodeodiopor esta nueva humillación, pues no hay que olvidar que es orgulloso, y no te ayudará hastaellímitedesusposibilidades,queesloqueteinteresa. »Ha pedido algo que, como hatamoto, tiene derecho a pedir, y dice que quiere vivirsegúnnuestrascostumbres,porsulibrevoluntad.¿Noesestounenormepaso adelante, señor? Es maravilloso para ti y para él. Te aconsejo prudencia. Utilízalo paratubien. —Esloquepretendo—dijoYabú,convozronca. www.lectulandia.com-Página372 —Es valioso, sí —dijo Igurashi—, y necesitamos sus conocimientos. Pero hay quedominarlo,túmismolohasdichomuchasveces,Omi-san.Esbárbaro.¡Oh!Ya séquehoyeshatamotoyquepuedellevardossablesdesdeahora.Peroestonohace deélunsamurai.Noessamurai,ynuncaloserá. Blackthorne,ensimismado,mirabaalolejos.Perohabíagotasdesudorsobresu frente. «¿Son de miedo? —pensó Yabú —. ¿Miedo de que se descubra su fanfarronada?.» —Mariko-san. —¿Sí,señor? —Dile…—Yabúsintiódeprontolabocasecayundolorenelpecho.—Dilea Anjín-sanqueeldecretosigueenpie. —Perdonadme,señor,peroospidoencarecidamentequeescuchéiselconsejode Omi-san. Yabúnolamiró.MirabasóloaBlackthorne.Latíaunavenadesufrente. —Anjín-sandicequeestáresuelto.Sea.Veamossiesbárbaro…ohatamoto. LavozdeMarikosehizocasiimperceptible. —Anjín-san,Yabú—sandicequeeldecretosigueenpie.Losiento. Blackthorneoyólaspalabras,peronoleturbaron.Mientrasesperaba,noleshabía escuchadoniobservado.Habíaadquiridouncompromiso.Elrestoestabaenmanos de Dios. Se había encerrado dentro de su propia cabeza y oído una y otra vez las mismaspalabras,laspalabrasquelehabíandadolaclavedelavidaaquí,laspalabras que seguramente le había enviado Dios, por medio de Mariko: «Hay una solución muy fácil: morir. Para sobrevivir aquí, tendrías que vivir según nuestras costumbres…» «Así,pues,tengoquemorir. «Deberíaestarespantado,peronoloestoy. »¿Porqué? »Nolosé.Sóloséque,desdeelmomentoenquedecidíquelaúnicamanerade viviraquícomounhombreeraseguirsuscostumbres,desafiaralamuerte,morir— tal vez morir—, se extinguió de pronto mi miedo a la muerte.»La vida y la muerte sonlamismacosa…Dejaelkarmaalkarma.» »Notengomiedoamorir. »Mividahasidobuena»—pensó. —Wakarimasu—dijoclaramente,mirandoaYabú. Nadiesemovió. Observó cómo su mano derecha agarraba el cuchillo. Después, la izquierda se cerrótambiénsobrelaempuñadura,ylahojaapuntósintemblarasucorazón.Ahora sólooíaelsonidodesuvida,quecrecíaycrecía,ysehacíamásymásfuerte,hasta quenopudoseguirescuchando.Sualmaclamóporeleternosilencio. www.lectulandia.com-Página373 Esteclamordesatósusreflejos.Susmanosempujaronelcuchilloendirecciónal blanco. Omi estaba preparado para detenerlo, pero no había esperado un impulso tan súbitoytanferozporpartedeBlackthorne,y,alagarrarelpuñoconladiestrayla hojaconlaizquierda,sintióundoloragudoybrotósangredesumano.Pusotodasu fuerzaencontrarrestarladeBlackthorne.Entonces,Igurashiloayudó.Juntospararon el golpe. Le arrancaron el cuchillo. Una gota de sangre brotó de la piel, sobre el corazón de Blackthorne, en el sitio donde había empezado a penetrar la punta del arma. MarikoyYabúnosehabíanmovido. —Dile —dijo Yabú—que lo que aprenda será suficiente, Mariko-san. Ordénale…,no,pídeleaAnjín-sanquejuresegúndijoOmi.TodotalcomodijoOmi. Blackthorne volvió despacio de la muerte. Los miró a ellos y al cuchillo desde unadistanciaenorme,sincomprender.Volvióafluirsutorrentevital,peroélnocaptó susignificación,porquesecreíamuerto. —¡Anjín-san!¡Anjín-san! Vioqueloslabiosdeellasemovíanyoyósuspalabras. «Estoyvivo—sedijo,maravillado—.Noestoymuerto.¡Estoyvivo!.» Losotrospermanecíansentadosensilencio,esperandopacientemente,honrando subravura.NadiehabíavistoenelJapónloqueellosacababandever. Un servidor trajo una venda y vendó con ella la mano de Omi, cortando la hemorragia del profundo corte. Todo estaba callado. De vez en cuando, Mariko pronunciabasunombreenvozqueda,mientraslosotrossorbíanchaosaké. Para Blackthorne aquella «no vida» parecía prolongarse eternamente. Pero, de pronto,susojosvieronysusoídosoyeron. —¿Anjín-san? —Hai. Mariko repitió lo que Omi había dicho, como si procediese de Yabú. Tuvo que repetirlovariasvecesparaasegurarsedequeéllocomprendíaclaramente. Blackthornereuniósusúltimasfuerzas,gozandolasmielesdelavictoria. —Mipalabraesbastante,comoesbastantelasuya.Sinembargo,jurarépormi Dioscomoéldesea.Sí.YYabú—sanjuraráigualmenteporsudioscumplirsuparte deltrato. —ElseñorYabúdicequesí,quelojuraporelseñorBuda. Por consiguiente, Blackthorne juró como quería Yabú. Aceptó un poco de cha. Nunca le había sabido tan bien. La taza parecía muy pesada y no pudo sostenerla muchorato. —¿Porquénodescansasahora,Anjín-san?ElseñorYabútedalasgraciasydice queseguiráhablandocontigomañana.Ahoradebesdescansar. www.lectulandia.com-Página374 —Sí,gracias.Mesentarábien. —¿Creesquepuedesponerteenpie? —Sí.Creoquesí. —Yabú—san pregunta si deseas un palanquín. Blackthorne lo pensó. Por fin, decidióqueunsamuraiteníaqueandar…,quetratardeandar. —No,gracias—dijo,aunquelehabríagustadotumbarse,dejarsellevar,cerrarlos ojosydormirseinmediatamente. Lentamente,cogióelcuchilloyloobservó.Después,lointrodujoenlavaina,y tardóenellomuchotiempo. —Sientosertanlento—murmuró. —No debes sentirlo, Anjín-san. Hoy has vuelto a nacer. Esta es otra vida, una vida nueva —dijo Mariko, llena de orgullo por él—. Son pocos los que pueden volver.Nololamentes.Sabemosqueestorequieregranfortaleza.¿Puedoayudarte? —No.No,gracias. Peronopudolevantarseenseguida.Tuvoqueemplearlasmanosparaponersede rodillas y, después, tuvo que hacer una pausa para recobrar fuerzas. Por último, se irguióysetambaleó,peronollegóacaerse. Yabúhizounareverencia.YMarikoyOmieIgurashi. Blackthornediolosprimerospasoscomounborracho.Seagarróaunacolumnay sesostuvounmomento.Después,reanudólamarcha.Setambaleaba,perocaminaba, solo. Apoyaba una mano en la empuñadura del sable largo y llevaba erguida la cabeza. Yabú respiró hondo y bebió un largo trago de saké. Cuando pudo hablar, dijo a Mariko: —Sigúelo,porfavor.Cuidadequelleguesanoysalvoacasa. Cuandoellahubosalido,YabúsevolvióaIgurashi. —¡Eresuntontorepugnante! Inmediatamente,Igurashitocólaesteraconlafrente. —Era una baladronada, ¿neh? Tu estupidez ha estado a punto de costarme un tesoroinapreciable. —Sí, señor, tienes razón, señor. Te pido permiso para quitarme la vida inmediatamente. —¡Sería demasiado bueno para ti! ¡Vete, y vive en la caballeriza hasta que te envíeabuscar!Duermeconlosestúpidoscaballos. —Sí,señor.Tepidodisculpas,señor. —¡Lárgate!Omi-sanmandarálosfusileros.¡Vete! Las velas oscilaron y chisporrotearon. Una de las doncellas dejó caer una diminutagotadesakésobrelamesitabarnizada,yYabúlamaldijofuriosamente.Las otrasseexcusaronalpunto.Elsedejóapaciguaryaceptómásvino. www.lectulandia.com-Página375 —¿Unabaladronada?Asílodijo.¡Estúpido!¿Porquéestoysiemprerodeadode tontos? Ominodijonada,perorióparasusadentros. —Perotúnoerestonto,Omi-san.Tuconsejoesvalioso.Tufeudoquedadoblado desde hoy. Seis mil kokú. A partir del año próximo, toma treinta ri alrededor de Anjirocomofeudo. Omi se inclinó sobre la estera. «Yabú merece morir, pensó, burlón, por lo fácil queesdemanejar.» —Nomerezconada,señor.Sólocumplímideber. —Sí. Pero el señor feudal debe recompensar la fidelidad y el cumplimiento del deber.Suzu—dijoaunadelasdoncellas—.DiaZukimotoquevenga. —¿Cuándoempezarálaguerra?—preguntóOmi. —Esteaño.Talveztardeseismeses,talvezno.¿Porqué? —TalvezdamaMarikodeberíaquedarsemásdetresdías.Paraprotegerte. —¿Eh?¿Porqué? —EllaeslabocadeAnjín-san.Este,consuayuda,puedeadiestrarenmediomes aveintehombres,loscualespodránadiestraracien,yestoscien,atodoslosdemás. Después,pocoimportaquevivaoquemuera. —¿Porquéhabríademorir? —Puede repetirse el desafío y ser diferente el resultado. Y, cuando tengas la informaciónquedeseas,¿dequéteservirá? —Denada. —Necesitasaprenderlaestrategiadeguerradelosbárbaros,perohasdehacerlo rápidamente. El señor Toranaga puede enviarlo a buscar, por consiguiente, debes teneralamujeraquíelmayortiempoposible.Mediomesdeberíabastarparasacarle todoloquesabe.Aunquetendrásquehacerpruebasyadaptarsusmétodosanuestro estilo. —¿YToraNaga-san? —Estará de acuerdo, si lo planteamos correctamente, señor. Tiene que estarlo. Las armas son tan suyas como tuyas. Y la presencia de Mariko aquí es también valiosaenotrossentidos. —Sí—dijoYabú,consatisfacción,pueslaideadetenerlacomorehénselehabía ocurridoyaenelbarco,cuandoplaneabaofreceraIshidoelsacrificiodeToranaga—. Ciertamente,hayqueprotegeraTodaMariko,paraquenocaigaenmalasmanos. —Sí.YtalvezpodríaserelmediodedominaraHiro-matsu,aBuntaroyatodo suclan.InclusoaToranaga. —Redactaelmensajeacercadeella. —Mi madre tuvo hoy noticias de Yedo, señor —dijo Omi, como sin darle importancia—.MepidióquetedijesequedamaGenjikohadadoelprimernietoa www.lectulandia.com-Página376 Toranaga. Yabú se puso inmediatamente alerta. ¡El nieto de Toranaga! Podría dominar a Toranaga,¿neh?¿Cómopodríatomarlocomorehén? —¿YdamaOchiba?—preguntó. Salió de Yedo con todo su séquito. Hace tres días. Pero ahora está a salvo en territoriodelseñorIshido. YabúpensóenOchibayensuhermanaGenjiko.¡Quédiferenteseranlaunadela otra! Ochiba, llena de vida, hermosa, astuta, incansable, la mujer más deseable del Imperio, y madre del Heredero. Genjiko, su hermana menor, callada, reflexiva, de rostro vulgar, dotada de una crueldad que se había hecho legendaria y que había heredadodesumadre,unadelashermanasdeGoroda.Lasdoshermanassequerían, peroOchibaodiabaaToranagayalossuyos,comoGenjikodetestabaalTaikoyasu hijo Yaemón. Yabú se preguntó si el hijo de Ochiba sería realmente hijo del Taiko. ¡Cuántodaríaporsaberlarespuesta!¡Cuántodaríaporposeeraesamujer! La doncella Suzu llamó discretamente y abrió la puerta. Zukimoto entró en la estancia. —¿Señor? —¿DóndeestántodoslosregalosquemandétraerdeMishimaparaOmi-san? —Están todos en el almacén, señor. Aquí está la lista. Los dos caballos pueden escogerseenlacaballeriza.¿Quieresquelohagaahora? —No.Omi-sanlosescogerámañana. Yabú repasó la lista, cuidadosamente escrita: «Veinte quimonos (de segunda calidad), dos sables, una armadura (reparada, pero en buenas condiciones), dos caballos, armas (de la mejor calidad) para cien samurais. Valor total: cuatrocientos veintiséis kokús. Además, el pedrusco llamado»La Piedra Expectante». Valor: inestimable.» Yabúpensóenaquellapiedra,enloslejanosdíaspasadosconsuveneradoseñor, elTaiko,y,porúltimo,enlaNochedelosGritos.Leinvadiólamelancolía.Lavida estristeycruel,pensó.MiróaSuzu.Ladoncellasonrióasuvez,vacilante,esbeltay delicadísimacomolasotrasdos.Lastreshabíansidotraídasenpalanquíndesucasa deMishima.Estanocheibandescalzas,vestíanquimonosdelamejorsedaysupiel parecíamuyblanca.YabúadvirtiólapresenciadeZukimoto. —¿Aquéesperas?¿Eh?¡Lárgate! —Sí, señor. Pero me dijiste que te recordase lo de los impuestos, señor —y se marchóapresuradamente. —Doblarásinmediatamentetodoslosimpuestos,Omi-san—dijoYabú. —Sí,señor. —¡Cerdos campesinos! No trabajan como debieran. ¡Son todos ellos unos perezosos!¡Yaeshoradequeasumansusresponsabilidades! www.lectulandia.com-Página377 Después,Yabúvolvióaltemaqueloobsesionaba: —Anjín-sanmeasombróestanoche.¿Atino? —¡Oh, sí, señor! Más que a ti. Pero estuviste acertado al ponerlo en un compromiso. —¿QuieresdecirqueIgurashiteníarazón? —Simplemente admiro tu sabiduría, señor. Alguna vez tenías que decirle «no». Creoquehicistebienendecírseloestanoche. —Penséquesemataría.Sí.Mealegrodequeestuviesesapuntoparaimpedirlo. Había pensado que lo estarías. Anjín-san es un hombre extraordinario, por ser bárbaro,¿neh?Lástimaqueseataningenuo. Yabúbostezó.AceptóelsakéqueleofrecíaSuzu. —¿Hasdichomediomes?Mariko-sanestaráaquíduranteestetiempo,Omi-san. Despuésdecidiréloquehayquehacerconella,yconél.Prontotendremosquedarle otra lección. —Se echó a reír, mostrando sus mellados dientes.—Si Anjín-san nos enseña cosas, ¿por qué no hemos de enseñárselas nosotros? Habría que enseñarle a hacersecorrectamenteelharakiri.Seríadignodeverse,¿neh?¡Cuidadeello!Sí,creo quelosdíasdelbárbaroestáncontados. www.lectulandia.com-Página378 CapítuloXXXII Doce días más tarde llegó el correo de Osaka, acompañado de una escolta de diez samurais.EnlaspuntasdelaslanzasondeabalaenseñadelomnipotenteConsejode Regencia. Elcorreoeraunsamuraienjutoymusculoso,dealtorango,unodelosprimeros lugartenientesdeIshido.SellamabaNebaraJozenyteníafamaporsucrueldad.Su quimonogrisestabahechotrizasymanchadodebarro. —Disculpamiaspecto,Yabú—san,perometraeunasuntourgente—dijo—.Mi señor pregunta primero: ¿por qué adiestras a soldados de Toranaga junto con los tuyos?Segundo:¿porquéhacenlainstruccióncontantosmosquetes? Yabúenrojecióporlarudezadelotro,y,almismotiempo,sesintiótrastornadoal comprobarquesehabíaproducidounafiltraciónensusistemadesegundad. —Sébienvenido,Jozen-san.Puedesaseguraratuseñorquesusinteresessonlo quemáspesaenmicorazón—dijo,conunacortesíaquenoengañóanadie. Estabanenlagaleríadelafortaleza.OmiestabasentadojuntoaYabú.Igurashi, que había sido perdonado hacía unos días, se hallaba más cerca de Jozen, y había variosguardiasparticularesasualrededor. —¿Quémásdicetuseñor? —Miseñorsealegrarádetuinterésporél.Yahora,volviendoalasarmasyala instrucción,miseñorquisierasaberporquéNaga,elhijodeToranaga,eselsegundo enelmando.Segundoenelmando,¿dequé?¿Yporquéeselbárbaroquien,según parece, dirige la instrucción? La instrucción, ¿para qué? Sí, Yabú—sama, esto es también muy interesante. —Jozen movió sus sables, para estar más cómodo, alegrándosedetenerprotegidalaespaldaporsushombres.—Otracosa:ElConsejo de Regencia se reunirá el primer día de la luna nueva. Dentro de veinte días. Se te invitaoficialmenteairaOsaka,pararenovartujuramentodefidelidad. AYabúlediounvuelcoelestómago. »TengoentendidoqueelseñorToranagadimitió. —Sí,Yabú—san,escierto.PeroelseñorItoTeruzumiocuparásusitio.Miseñor seráelnuevoPresidentedelConsejo. Yabúsintiópánico.Toranagahabíadichoqueloscuatroregentesnosepondrían de acuerdo para designar el quinto. Ito Teruzumi era un pequeño daimío de la provinciadeNegato,enHonshuoccidental,perosufamiliaeraantiguaydescendía de la estirpe Fujimoto, y por esto era aceptable como regente, aunque fuese un hombreinútilyafeminado. —Será para mí un honor recibir su invitación —dijo Yabú, a la defensiva, tratandodeganartiempoparapensar. —Mi señor pensó que querrías ponerte en camino en seguida. De este modo, www.lectulandia.com-Página379 estaríasenOsakacuandosecelebrelareuniónoficial.Meordenóquetedijeseque todoslosdaimíosrecibiránlamismainvitación.Inmediatamente. Jozenlealargóundocumentooficial. —Ciertamente, será para mí un privilegio presenciar la reunión oficial —dijo Yabú,luchandopordominarsusemblante. —Bien—dijoJozen.Sacóotrodocumento,lodesenrollóylomostró—.Estoes una copia del nombramiento del señor Ito, firmado y autorizado por los demás regentes. Yabútomóeldocumento.Letemblabanlosdedos.Suautenticidaderaindudable. Había sido avalado por dama Yodoko, viuda del Taiko, la cual afirmaba que el documentoeralegítimoyhabíasidofirmadoensupresencia. —LosseñoresdeIwari,Mikawa,SurugayTotomi,hanaceptadoya—dijoJozen —. Aquí están sus sellos. Tú eres el penúltimo de mi lista. El último es el señor Toranaga. —Sírvetedarlasgraciasatuseñorydecirlequeesperoconilusiónelmomento desaludarloyfelicitarlo—dijoYabú. —Bien.Perodebesescribirlo.Ahoraseríaunbuenmomento. —Estanoche,Jozen-san.Despuésdecenar. —Muybien.Ahorapodríamosiraverlainstruccióndelastropas. —Hoy no hay instrucción. Todos mis hombres están realizando una marcha forzada—dijoYabú,que,enelmomentodeentrarJozenysushombresenIzú,había ordenado que cesaran los disparos y que continuase el ejercicio, con armas silenciosas, lo más lejos posible de Anjiro—. Mañana podrás acompañarme, si lo deseas,almediodía. —Bien. Ahora no me vendrá mal dormir un poco. Pero volveré al ponerse el sol…, si me lo permites. Entonces, tú y tu comandante Omi-san, y el segundo comandante,Naga-san,podréisexplicarme,eninterésdemiseñor,todoloreferentea lainstrucción,lasarmas,etcétera.Ylodelbárbaro. —El…Sí,desdeluego.—YabúsevolvióaIgurashi.—Preparahabitacionespara nuestrohonorablehuéspedysushombres. —Gracias, pero no es necesario —dijo rápidamente Jozen—. Una estera en el sueloyunasillademontarcomoalmohada,sonsuficientesparaunsamurai.Tomaré unbaño,sierestanamable…Acamparéenlacimadelacolina,naturalmente,silo permites. —Comoquieras. Jozensaludóconrigidezysealejó,rodeadodesushombres. Cuandosehubieronmarchado,lacaradeYabúsecontrajodefuror. —¿Quiénmehatraicionado?¿Quién?¿Dóndeestáelespía? —En Yedo, señor —dijo Igurashi—. Debe de estar allí. Aquí, la seguridad es www.lectulandia.com-Página380 perfecta. —¡Oh,ko!—dijoYabú,apuntoderasgarselasvestiduras—.Mehantraicionado. Estamosaislados.IzúyelKwantoestánaislados.Ishidohavencido.Havencido. —Todavíafaltanveintedías,señor—dijorápidamenteOmi—.Envíaunmensaje alseñorToranaga.Dileque… —¡Tonto!—exclamóYabú—.Toranagayalosabe.Dondeyotengounespía,él tienecincuenta.Mehadejadoenlatrampa. —Nolocreo,señor—dijoOmi,impertérrito—.Iwari,Mikawa,TotomiySuruga lesoncontrarios,¿neh?Nolehabránavisado.Porconsiguiente,esposiblequeaún nolosepa.Infórmaleysugiérele… —¿No lo has oído? —gritó Yabú—. Los cuatro regentes han aceptado el nombramiento de Ito. Por tanto, el Consejo es legal, ¡y se reunirá dentro de veinte días! —La respuesta es sencilla, señor. Sugiere a Toranaga que haga asesinar inmediatamenteaTeruzumioaotrodelosregentes. Yabúsequedóboquiabierto. —¿Qué?¿Tehasvueltoloco? —Te ruego que tengas paciencia conmigo, señor. Anjín-san te ha dado unos conocimientos preciosos, ¿neh? Más de lo que nunca pudimos imaginarnos. Ahora, Toranaga lo sabe también, gracias a tus informes y, probablemente, a los de Nagasan.Sipodemosganareltiemponecesario,nuestrosquinientosmosquetesylosotros trescientos te darán una fuerza irresistible. Ellos perderán la primera batalla. Y una batalla,enelmomentoadecuado,puededarlavictoriatotalaToranaga. —Ishidonotienequepresentarbatalla.Dentrodeveintedías,tendráelmandato delEmperador. —Ishidoesuncampesino,hijodeuncampesino.Esunembustero,yhuyedela lucha,abandonandoasuscamaradas. —¡Nosabesloqueestásdiciendo! —EsloquehizoenCorea.Yoestabaallíylovi.Ymipadrelovio.Encambio, ToranagaesunMinowara.Puedesfiartedeél.Teaconsejoquecuideslosinteresesde Toranaga. Yabúmoviólacabeza,conincredulidad. —¿Estás sordo? ¿No has oído a Nebara Jozen? Ishido ha ganado. El Consejo tendráelpoderdentrodeveintedías. —Puedequelotenga. —AunqueIto…¿Cómopodrías?No,esimposible. —Toranaga podría hacerlo —dijo Omi, sabiendo que se había puesto en las faucesdeldragón—.Teruegoquelopienses. Yabúseenjugólacara.Sudabaportodossusporos. www.lectulandia.com-Página381 —Después de esta convocatoria, si se reúne el Consejo y yo no estoy presente, puedodarmepormuertocontodomiclan,incluidotúmismo.Necesitoalmenosdos meses para instruir al regimiento. Toranaga y yo no podríamos vencer a todos los demás.No,estásequivocado.TengoqueapoyaraIshido. —No tienes que salir para Osaka hasta dentro de diez días —dijo Omi— de catorce,siquemasetapas.InformaenseguidaaToranagadeloquehadichoNebara Jozen. Salvarás Izú y la casa de los Kasigi. Te lo suplico. Ishido te traicionará y destruirá.IkawaJikkyuesparientesuyo,¿neh? —Pero,¿yJozen?—exclamóIgurashi—.¿Eh?¡Quieresaberlotodoestanoche! —Díselo.Contododetalle.Élnoesmásqueunlacayo—dijoOmi.Sabíaquese jugabaeltodoporeltodo,peroteníaqueevitarqueYabúsepusiesealladodeIshido yechaseaperdertodassusoportunidades—.Descúbreletusplanes. Igurashiseopusoacaloradamente. —EnelmomentoenqueJozenseenteredeloqueestamoshaciendo,enviaráun mensajealseñorIshido. —Seguiremosalmensajeroylemataremos. —¡Silencio!—ordenóYabú—.Tuconsejoesunalocura. Omi se inclinó ante el reproche, pero irguió de nuevo la cabeza y dijo tranquilamente: —Entonces, permite que ponga fin a mi vida, señor. Pero, primero, déjame terminar. Faltaría a mi deber si no tratase de protegerte. Te pido este último favor, comovasallofiel. —¡Termina! —AhoranohayConsejodeRegencia,portanto,elimpertinenteygroseroJozen ysushombresnoestánprotegidoslegalmente,amenosquedesvaloraundocumento ilegal, dejándote engañar como los otros, señor. No hay Consejo. No pueden «ordenarte» nada, ni a ti, ni a nadie. ¿Y cuántos daimíos obedecerán antes de que puedan darse órdenes legales? Sólo los aliados de Ishido, ¿neh? Este documento significalaguerra,sí,perotepidoquelahagasatumanera,nocomoquiereIshido. ¡Recibesuamenazaconeldesprecioquemerece!Toranaganohasidovencidojamás enelcombate.Ishido,sí.Toranagaestáenfavordelosbarcosydelcomercio.Ishido, no.Toranagaquierelaflotadelbárbaro…,¿ynoseloaconsejastetúmismo?Ishido, no.IshidocerraráelImperio.Toranagalomantendráabierto.Ishido,sigana,daráa Ikawa Jikkyu tu feudo hereditario de Izú. Toranaga te dará todas las provincias de Jikkyu.EreselprincipalaliadodeToranaga.¿Acasonoteregalósusable?¿Noha puestolosmosquetesatudisposición?¿Nogarantizanlosmosqueteslavictoria,en un ataque por sorpresa? Yo digo que Toranaga Minowara es tu única esperanza. Debesirconél. Seinclinóyesperóensilencio.YabúmiróaIgurashi. www.lectulandia.com-Página382 —¿Quédicestú? —CoincidoconOmi-san,señor.—LacaradeIgurashireflejabasupreocupación. —Encuantoamataralmensajero,seríapeligroso,señor.Tozenpodríaenviarotros y…—Seinterrumpióamediafrase.—¡Palomasmensajeras!LasacémilasdeJozen traíandoscestasdeellas. —Tendremosqueenvenenarlasestanoche—dijoOmi. —¿Cómo?Estaránguardadas. —Nolosé,perodebemoseliminarlasoinutilizarlasantesdelaaurora. —Igurashi —dijo Yabú—. Envía inmediatamente algunos hombres a vigilar a Jozen.Entératedesisueltaalgunadesuspalomasmensajeras…hoy,ahora. —Sugiero que enviemos también rápidamente nuestros halcones y halconeros haciaelEste—añadióOmi. —Sea—dijoYabú,entonoresignado. CuandovolvióIgurashi,dijo: —Semeacabadeocurrirunacosa,Omi-san.Muchodeloquehasdichosobre JikkyuyelseñorIshidoesverdad.Perosiaconsejasquehagamos«desaparecer»a losmensajeros,¿porquétenemosquejugarconJozen?¿Porquédecirlealgo?¿Por quénolosmatamosatodosenseguida? —¿Yporquéno?—afirmóOmi—.Admitoquetuplanesmejor,Igurashi-san. AmbosmiraronaYabú. —¿Nohayotramanera?—dijoéste. Omisacudiólacabeza.Igurashihizolomismo. —TalvezpodríanegociarconIshido—dijoYabú,impresionado,buscandouna manera de salir de la trampa—. Tenéis razón en lo del tiempo. Tengo diez días, catorcecomomáximo.¿CómomanejaraJozenytenertiempodemaniobrar? —SeríaprudentesimularquevasairaOsaka—dijoOmi—.Peronadaperdemos con informar a Toranaga en seguida, ¿neh? Una de nuestras palomas mensajeras podríaestarenYedoantesdeponerseelsol.Quizá.Peronadaseperdería. —PodríasinformaralseñorToranagadelallegadadeJozenydelareunióndel Consejodentrodeveintedías—dijoIgurashi—.EncuantoalasesinatodelseñorIto, seríademasiadopeligrosoponerloporescrito,¿neh? —Deacuerdo.NadasobreIto.SindudaToranagapensaráenesto.Esevidente, ¿neh? —Sí,señor.Inconcebible,peroevidente. Omiesperóensilencio,buscandofrenéticamenteunasolución.Elhechodeque hubiese decidido eliminar a Yabú y cambiar la jefatura del clan, no impedía que le aconsejaseconsagacidad. Yabúseinclinóhaciadelante,todavíaindeciso. —¿HayalgunamaneradeeliminaraJozenyasushombressinpeligroparamí,y www.lectulandia.com-Página383 denocomprometermeendiezdías? —Naga—dijosencillamenteOmi—.Utilízalocomoceboenunatrampa. Al anochecer, Blackthorne y Mariko cabalgaron hasta la puerta de la casa de él, seguidosporotrosjinetes.Ambosestabancansados.Ellacabalgabacomounhombre, llevabapantalónanchoyunmantoceñidoporuncinturón,sombrerodealaanchay guantes. Unoscriadossujetaronlasbridasysellevaronloscaballos.Blackthornedespidió a sus acompañantes en un japonés tolerable y saludó a Fujiko, que, orgullosa, esperabaenlagalería,comodecostumbre. —¿Puedo servirte, cha, Anjín-san? —preguntó ceremoniosamente, como de costumbre. —No—respondióél,comodecostumbre—.Primero,tomaréunbaño.Después, sakéyunpocodecomida. Enlacasadebaño,unservidorledespojódesuropa,yotroloenjabonó,lofrotó, lelavóelcabelloyvertióaguasobreél,paraquitarlelaespumayelpolvo.Entonces, completamentelimpio,semetiógradualmenteenlagranbañeradehierro—puesel aguaestabamuycaliente—setumbóenella. «¡Dios mío, qué delicia!», se dijo, dejando que el calor penetrase en sus músculos. OyóqueseabríalapuertaylavozdeSuwoqueledecía: —Buenas tardes, mi amo —seguido de muchas palabras japonesas que no entendió. PerohoyestabademasiadocansadoparatratardeconversarconSuwo. —Noconversación,Suwo—dijo—.Estanochequererpensar. —Sí,miamo.Perdona,perodebesdecir:«Estanochequieropensar.» —Estanochequieropensar—repitióBlackthorne,encorrectojaponés,tratando de meterse en la cabeza los casi incomprensibles sonidos, contento de que lo corrigiesen,perocansadodeello. —¿Dóndeestáeldiccionariogramatical?—fueloprimeroquepreguntóaMariko porlamañana—.¿LohapedidodenuevoYabú—sama? —Sí.Tenpaciencia,Anjín-san.Llegarápronto. —Me prometieron que llegaría con la galera y los soldados. Y no llegó. Suerte quetúestásaquí.Sinti,seríaimposible.Esmuydifícil,Mariko-san. —¡Oh, no, Anjín-san! El japonés es muy fácil de hablar, comparado con otras lenguas. No hay artículos, ni conjugaciones de los verbos, ni infinitivos. Todos los verbossonregularesyterminanenmasu,ypuededecirsecasitodoempleandosóloel tiempopresente,sisedesea.Parainterrogar,bastaconañadirkaalverbo.Parauna negación,secambiamasupormasen.¿Hayalgomásfácil?Yukimasusignificavoy, www.lectulandia.com-Página384 pero también, tú, él, ella va, o ellos van, o irán, e incluso podrían haber ido. Los nombressonigualesensingularyenplural.Tsumasignificaesposaoesposas.Muy sencillo. —Bueno,¿ycómosemarcaladiferenciaentreyovoy,yakimasu,yellosfueron, yukimasu? —Porinflexión,Anjín-san,yporeltono.Escucha:yukimasu-yukimasu. —Ambaspalabrassuenanexactamenteigual. —Porquepiensasentulengua,Anjín-san.Paracomprendereljaponés,tienesque pensarenjaponés.Noolvidesquenuestralenguaeslalenguadelinfinito.Tienesque cambiar tu concepto del mundo. Aprender japonés es aprender un arte nuevo, desligadodelmundo…Yesmuysencillo. «Esunamierda»,murmuróél,eninglés,ysesintiómejor. —Debesaprenderloscaracteresescritos—lehabíadichoMariko. —Nopuedo.Tardaríademasiado.Nosignificannadaparamí. —Enrealidad,sondibujossencillos,Anjín-san.Lostomamosdeloschinoshace milaños.Fíjateenestesigno,osímbolo,deuncerdo. —Nopareceuncerdo. —Pero un día lo pareció, Anjín-san. Deja que te enseñe. Pon el símbolo de un «tejado»sobreelsímbolodeun«cerdo».¿Quénosda? —Uncerdoyuntejado. —Pero,¿quésignificaesto,elnuevosigno? —Nolosé. —«Hogar». En los viejos tiempos, los chinos pensaban que un cerdo bajo un tejadoeraelhogar.Noeranbudistas,comíancarne,y,poresto,uncerdorepresentaba riqueza para los campesinos, y, por ende, un buen hogar. De aquí viene el signo. Veamosesteotro.Unsímbolode«tejado»,unsímbolode«cerdo»yunsímbolode «mujer».Un«tejado»sobredoscerdossignifica«contento».Un«tejado»sobredos «mujeres»significa«discordia».¿Neh? —¡Deacuerdo! —Desdeluego,loschinossonmuyestúpidosenmuchascosas,ysusmujeresno seeducancomotales.Entucasanohaydiscordia,¿verdad? Ahora,enelduodécimodíadesurenacimiento,Blackthornepensabaenesto.No. Aquínohabíadiscordia.Perotampocoeraunhogar.Fujikonoeramásqueunama dellavesdeconfianza,yestanoche,cuandoélsefueseadormir,lehabríapreparado ellechoyestaríaarrodilladajuntoaéste,pacienteeinexpresiva. —Gracias,señora—lediríaél—.Buenasnoches. Yellasaludaríaysemarcharíaensilencioalahabitacióndelotroladodelpasillo, contiguaaaquellaenquedormíaMariko.Ysiélselevantabaporlanoche,pronto apareceríaFujikoysesentaríacalladamenteasulado,porqueeracostumbrequela www.lectulandia.com-Página385 esposaolaconsortenodurmiesecuandosuseñorestabadespierto. Fujiko estaba siempre levantada y esperando cuando él llegaba a casa. Algunas noches,Blackthornebajabasoloalaplaya.Y,aunqueinsistíaenquelodejasensolo, sabíaqueloseguíanylovigilaban.Noporquetemiesenquetratasedeescapar,sino porque era costumbre atender continuamente a las personas importantes. Y él era importanteenAnjiro. ConeltiempoaceptólapresenciadeFujiko.EraloquelehabíadichoMariko: «Piensaenellacomoenunapiedra,ounshoji,ounapared.Sudeberesservirte.» ConMarikoeradistinto. Se alegraba de que ella se hubiese quedado. Sin su presencia no habría podido empezarlainstruccióny,muchomenos,explicarlascomplicacionesdelaestrategia. YbendijoaMariko,yafrayDomingo,yaAlbanCaradoc,yasusotrosmaestros. Nuncacreíaquepudiesesacaralgoútildelasbatallas,pensóunavezmás.Una vez, cuando su barco llevó un cargamento de lana inglesa a Amberes, un ejército españolatacólaciudad,ytodosloshombresacudieronalasbarricadasyalosdiques. Elimprevistoataquefuerechazado.FuelaprimeravezquevioaGuillermo,duque de Orange, empleando los regimientos como piezas de ajedrez. Avanzando, retrocediendo con simulado pánico, contraatacando, rompiendo las filas de los Invencibles,entreolorasangre,apólvora,aorines,acaballosyaestiércol,sintiendo lafrenéticaalegríadematarylafuerzadeveintehombresenlosbrazos. «¡Diosmío,quéespléndidoestriunfar!»,dijoenvozalta,desdesubañera. —¿Señor?—dijoSuwo. —Nada—respondióenjaponés—.Pensaba.Sólopensaba…,enaltavoz. —Comprendo,miamo.Sí.Perdona. Blackthorne volvió a sus pensamientos. «Mariko. Sí, tenía para él un valor incalculable.» Despuésdeaquellaprimeranochedesusuicidiofrustrado,nosehabíavueltoa hablardeello.¿Quéhabíaquedecir? «Me alegro de que haya tanto que hacer —pensó —. Así no tengo tiempo para pensar, salvo durante estos minutos en el baño. Falta tiempo para todo. Tengo que concentrarme en la instrucción y en la enseñanza, pero deseo aprender, trato de aprender,necesitoaprender,paracumplirlapromesaquelehiceaYabú.Mefaltan horas. Llego agotado a la cama, me duermo instantáneamente, para levantarme al amanecer y galopar a la meseta, donde enseño la instrucción toda la mañana y despachounacomidafrugal,nuncasatisfactoria,siempresincarne.Después,todala tarde, y a veces hasta bien entrada la noche, con Yabú, Omi, Igurashi, Naga, Zukimotoyotroscuantosoficiales,hablandodeguerra,respondiendoasuspreguntas sobrelaguerra,mientraslosescribastomannotas.Muchas,muchísimasnotas. »Aveces,sóloconYabú. www.lectulandia.com-Página386 »PeroMarikoestásiemprepresente.Mariko,queseportaconmigodeunmodo diferente,queyanoesunaextraña. «Otros días, los escribas releen sus notas, comprobándolas meticulosamente, revisándolasunayotravez,hastaquehoy,despuésdedocedíasydeunascienhoras dedetalladasexplicaciones,empiezaatomarformaunmanualdeguerra.Exacto.Y letal. «Letal,¿paraquién?Noparanosotros,inglesesuholandeses,quevendremosaquí ensondepazysólocomocomerciantes.LetalparalosenemigosdeYabúyparalos enemigos de Toranaga, y para nuestros enemigos portugueses y españoles, cuando traten de conquistar el Japón. Como lo han hecho en todas partes, en todos los territoriosreciéndescubiertos.Primero,lleganloscuras.Después,losconquistadores. Peronoaquí—pensó,muysatisfecho—.Noaquí…,ahora.» —¿Anjín-san? —¿Hai,Mariko-san? —Yabúwakidennogoshussekiokon-yaivahitsuyotosenutooserareru,Anjínsan. Las palabras se formaron lentamente en su cabeza: «El señor Yabú no tiene necesidaddeverteestanoche.» —Ichi-ban—dijoél,encantado—.Domo. —Gomennasai,Anjín-san.Anatawa… —Sí,Mariko-san—lainterrumpióél,pueselcalordelaguaminabasuenergía—. Séquehabríatenidoquedecirlodeotromodo,peroahoranoquierohablarmásen japonés.Noestanoche.Ahoramesientocomouncolegialalempezarlasvacaciones deNavidad.¿Tedascuentadequesonlasprimerashoraslibresquetengodesdemi llegada? —Sí, lo sé. —Sonrió cansadamente.—Pero, ¿te das cuenta, señor capitán-piloto Blackthorne,dequesontambiénmisprimerashoraslibresdesdequellegué? Élseechóareír.Ellallevabaungruesoalbornozdealgodón,flojamentesujeto,y unatoallaenrolladaenlacabezaparaprotegerseelcabello.Todaslasnoches,cuando empezabanadarmasajeaBlackthorne,ellatomabaunbaño,yasola,yaconFujiko. —Báñateahora—dijoél,incorporándose. —No,porfavor.Noquieromolestarte. —Entonces,comparteelbañoconmigo.Esmaravilloso. —Gracias. Esperaba el momento de poder limpiarme del sudor y del polvo — dijo,quitándoselaropaysentándoseenelpequeñoasiento.Unasirvientaempezóa enjabonarla. LaprimeravezqueBlackthornelahabíavistodesnuda,aqueldíaenquelehabía enseñadoazambullirse,sehabíasentidomuyimpresionado.Ahora,sudesnudezno leafectabafísicamente.Lahabíavistomuchasvecesdesvestidaosóloparcialmente www.lectulandia.com-Página387 cubierta.Inclusolahabíavistohacersusnecesidades. —¿Hayalgomásnormal,Anjín-san?Loscuerpossonnormales,ylasdiferencias entreloshombresylasmujeressonnormales,¿neh? —Sí,pero…nuestraeducaciónesdiferente. —Sinembargo,ahoraestásaquíynuestrascostumbressonlastuyas,yloquees normalparanosotros,loestambiénparati,¿neh? Eranormalorinarydefecaralairelibre,sinohabíacubosoletrinas,mientraslos otrosesperabancortésmente,sinmirar.Anotardar,uncampesinorecogeríalasheces ylasmezclaríaconagua,paraabonarlasplantaciones.Lashecesylaorinahumana eranlosúnicosabonosimportantesdelImperio. —¿Nolocreestúasí,Anjín-san? —Sí. —Bien —había dicho ella, muy satisfecha—. Pronto comerás pescado crudo y algasfrescas,yserásunverdaderohatamoto. Elaguacalientelesadormeció,yestuvierontumbadosduranteunrato,sindecir nada.Mástarde,elladijo: —¿Quétegustaríahacerestanoche,Anjín-san? —Si estuviéramos en Londres… —Blackthorne se interrumpió. «No quiero pensarenellos—sedijo—.NienLondres.Todoestopertenecealpasado.Noexiste. Sólo existe lo de aquí.» —Iríamos al teatro y veríamos una comedia —dijo, dominándose—.Aquí,¿notenéisteatro? —¡Oh,sí,Anjín-san!Lascomediassonmuypopularesentrenosotros.AlTaikole gustaba actuar para distraer a sus invitados, y el señor Toranaga también es aficionadoaellas.Haymuchascompañíasambulantes,paraelvulgo.Perocreoque nuestras comedias no son como las vuestras. Aquí, los actores y las actrices llevan máscaras.Llamamos«Noh»alasobras.Sonenpartemúsicayenpartedanza,yla mayorpartedeellassonmuytristes,muytrágicas,detemahistórico.Perotambién lashaycómicas.Entupaís,¿iríamosaverunacomedia,otalvezunaobrareligiosa? —No. Iríamos al «Globe Theater» y veríamos algo de un autor llamado Shakespeare.AmímegustamásqueBenJonsonoMarlowe.TalvezveríamosLa fierecilladomada,oElsueñodeunanochedeverano,oRomeoyJulieta.Unavez llevéamiesposaaverRomeoyJulieta,ylegustómucho. Le explicó los argumentos, pero Mariko los consideró incomprensibles en su mayorparte. —Aquíseríaabsurdoqueunaniñadesobedecieseasupadredeestamanera.Pero esmuytriste,¿neh?Tristeparalaniñaytristeparaelmuchacho.¿Ysóloteníaella treceaños?¿Secasantanjóvenestodasvuestrasmujeres? —No. Quince o dieciséis años es lo corriente. Mi mujer tenía diecisiete cuando noscasamos.¿Cuántosteníastú? www.lectulandia.com-Página388 —Quince,Anjín-san.—Pasóunasombraporsufrente,yélnolaadvirtió.—¿Y quéharíamosdespuésdelacomedia? —Te llevaría a cenar. Iríamos a la «Stone's Chop House», de Fetter Lañe, o a «CheshireCheese»,deFleetStreet.Hayposadasquesirvencomidasespeciales. —¿Quécomeríastú? —Prefieronorecordarlo—dijoél,conperezosasonrisa,volviendoapensarenel presente—.Estamosaquíyaquítenemosquecomer,ymegustaelpescadocrudo,y karmaeskarma.—Sehundiómásenlabañera.—Karmaesunabonitapalabra.Yuna granidea.Mehasayudadoenormemente,Mariko-san. —Me alegra haber podido prestarte algún pequeño servicio. —Mariko se relajó en el calor de la bañera.—Fujiko te ha preparado una comida especial para esta noche. —¿Sí? —Compróun…creoquevosotroslollamáisfaisán.Unpájarogrande.Locazó paraellaunodeloshalconeros. —¿Unfaisán?¿Lodicesenserio?¿Honto? —Honto—respondióella—.Fujikolespidióquelocazasenparati.Ymepidió quetelodijese. —¿Cómovanacocinarlo? —Un soldado vio cómo los preparaban los portugueses y lo dijo a Fujiko-san. Ellatepidequetengaspacienciasinolococinacomoesdebido. —Pero, ¿cómo va a hacerlo…? ¿Cómo van a hacerlo los cocineros? —se corrigió,recordandoquesóloloscriadoscuidabandelacocinaydelalimpieza. —Ledijeronque,primero,hayquedesplumarlo,ydespués,quitarlelasentrañas. —Marikodisimulósuasco.—Después,elavesecortaenpedacitosysefríeenaceite osehierveconsalyespecias.—Frunciólanariz.—Avecesloscubrenconbarroylo ponensobreascuasparacocerlo.Aquínotenemoshornos,Anjín-san. —Estoysegurodequeseráperfecto—dijo,pensandoquenosepodríacomer. Ellaseechóareír. —Aveceserestransparente,Anjín-san. —Esquetúnocomprendesloimportantequeeslacomida.—Sonrió,asupesar. —Tienes razón. No debería interesarme la comida. Pero no puedo dominar el hambre. —Prontoseráscapazdehacerlo. Él salió del agua, con un poco de ayuda de Suwo, y se tendió sobre la gruesa toalla.Elviejoempezóadarlemasaje. —Hascambiadomuchoenlosúltimosdías,Anjín-san. —¿Deveras? —¡Oh,sí!Desdeturenacimiento…Mucho,muchísimo. www.lectulandia.com-Página389 Él trató de recordar la primera noche, pero con poco éxito. De alguna manera, habíavueltoacasaandandosobresuspies.Fujikoyloscriadoslehabíanayudadoa acostarse.Despuésdeunprofundosueño,sehabíalevantadoalamaneceryhabíaido a nadar. Más tarde, al volver a casa, había saludado a los lugareños, sabiendo, en secreto,queleshabíalibrado,ysehabíalibradoélmismo,delamaldicióndeYabú. AlllegarMariko,ordenóquebuscasenaMura. —Mariko-san, di esto a Mura, por favor: «Quiero ingresar en la escuela del pueblo.Aprenderahablarconlosniños.» —Aquínohayescuela,Anjín-san. —¿No? —No.Muradicequehayunmonasterioaunospocosri,haciaelOeste,yque,si quieres,losmonjespodríanenseñartealeeryescribir.Peroestoesunaaldea,Anjínsan.Yaquí,loquenecesitanlospequeñosesaprenderapescar,aremendarlasredes, aplantarycosecharelarrozyotrascosas. —Entonces,¿cómoaprenderécuandotútemarches? —ElseñorToranagateenviaráloslibros. —Necesitoalgomásquelibros. —Todosaldrábien,Anjín-san. —Quizá. Pero dile a Mura que, siempre que diga algo equivocadamente, cualquierpersonadelaaldea,inclusolosniños,tienenquecorregirme.Desdeahora. Esunaorden. —Éltedalasgracias,Anjín-san. —¿Hayalguienaquíquehableportugués? —Dicequeno. —Necesitoteneralguiencuandotútevayas,Mariko-san. —SelodiréaYabú—san. Fujikohabíatocadotambiénelsueloconlafrenteaquelprimerdía. —Fujiko-santedalabienvenidaacasa,Anjín-san.Dicequelehashechoungran honoryquetepideperdónporsurudezaenelbarco.Preguntasiquieresconservar los sables, pues con ello le darías una gran satisfacción. Pertenecieron a su difunto padre. —Dalelasgraciasydilequemesientohonradodequeseamiconsorte—había dichoél. Aqueldíasehabíasentidomuyencumbrado.Perosusuicidiofrustradolehabía cambiado más de lo que creía y le había hecho más mella que todas las veces que estuvocercadelamuerteanteriormente. «¿ConfiabaenOmi?—sepreguntó—.¿Creíaquepararíaelgolpe?¿Acasonole advertísobradamente?Nolosé.Loúnicoqueséesquemealegrodequeestuviese apercibido—seconfesófrancamente—.¡Otravidaquesefue!» www.lectulandia.com-Página390 —Es mi novena vida. ¡La última! —dijo en voz alta, y los dedos de Suwo se inmovilizaronalpunto. —¿Qué?—preguntóMariko—.¿Quéhasdicho,Anjín-san? —Nada.Noeranada—respondió,inquieto. —¿Tehehechodaño,miAmo?—preguntóSuwo. —No. Suwodijoalgomás,queélnoentendió. —¿Dozo? —Quieredartemasajeenlaespalda—dijoMariko,distraídamente. Blackthornesevolvióbocaabajoyrepitiólaspalabrasjaponesas,perolasolvidó enseguida.PodíaveraMarikoatravésdelvapor.Ellarespirabaprofundamente,con lacabezaligeramenteechadaatrás,sonrosadalapiel. «¿Cómo puede aguantar el calor? —se preguntó—. Supongo que a base de entrenamiento,desdesuinfancia.» LosdedosdeSuwoledabanunasensaciónagradable,yseadormilóunmomento. «¿En qué estaba pensando? Estabas pensando en tu novena vida, en tu última vida, y estabas asustado, recordando la superstición. Pero es una tontería ser supersticioso en este País de los Dioses. Aquí, las cosas son diferentes. El hoy es eterno.Mañanapuedenocurrirmuchascosas.Hoymeatendréasusnormas.» La doncella trajo la fuente tapada. La sostenía sobre la cabeza, como de costumbre,paranocontaminarlacomidaconelaliento.Searrodillócuidadosamente ydepositólafuentesobrelamesita,delantedeBlackthorne.Sobrecadamesitahabía tazonesypalillos,tazasdesakéyservilletasyunramitodeflores.FujikoyMariko estabansentadasfrenteaél.Llevabanfloresypeinetasdeplataenelcabello.Eiban perfumadas, como siempre. Ardía incienso en un pebetero, para alejar los insectos nocturnos. Fujikoseinclinóylevantólatapadelafuente.Lostrocitosdecarnefritaestaban doradosyparecíanperfectos. Blackthornecogiódespaciounpedazodecarneconlospalillos,procurandoque nolecayesealsuelo,ylomasticó.Estabaduroyseco,perohacíatantotiempoque nocomíacarne,queéstalepareciódeliciosa. —Ichi-ban,Ichi-ban,¡viveDios! Fujikoseruborizóylesirviósaké,paraocultarsurostro.Marikosedioairecon un abanico carmesí que era como una libélula. Las dos mujeres apenas tocaron sus racionesdeverduraydepescado.Blackthornesecomiótodoelfaisánytrestazones dearroz,ysorbióruidosamenteelsaké,cosaqueeradebuenaeducación.Sesentía repletoporprimeravezenmuchosmeses.Durantelacomidahabíadespachadoseis frascosdevinocaliente,mientrasqueMarikoyFujikohabíanbebidounocadauna. Ahora,estabancoloradas,sonrientesyalegres.Marikorióentredientesysetapóla www.lectulandia.com-Página391 bocaconlamano. —¡Ojalápudiesebebersakécomotú,Anjín-san!Ereselmejorbebedordesaké quejamáshevisto.ApuestoaqueereselmejordeIzú.¡Podríaganarmuchodinero apostandoporti! —Teníaentendidoquelossamuraisdesaprobabaneljuego. —¡Oh, sí! Desde luego. No son mercaderes ni campesinos. Pero no todos los samuraissonigualmentevoluntariosos,ymuchossontanaficionadosalasapuestas comolosbar…,comolosportugueses. —¿Apuestanlasmujeres? —¡Oh, sí! Muchísimo. Pero sólo con otras damas, en pequeñas cantidades y a escondidasdesusmaridos. —Tu consorte pregunta si los ingleses apuestan y si a ti te gusta apostar —dijo Mariko,traduciendoaFujiko,queestabamáscoloradaqueella. —Esnuestropasatiemponacional. Yleshablódelascarrerasdecaballos,delosbolos,delosgalgos,delacetrería, delascompañíasporacciones,deltirodelarco,delasrifas,delboxeo,delosnaipes, delalucha,delosdados,delasdamas,deldominóydelasferias,dondeseapostaba cuartosdepeniquealosnúmerosdelasruedasdelafortuna. Mariko le pidió que cantase la canción de bornpipe para Fujiko, y él lo hizo, y ellaslefelicitaron,diciendoqueeralomejorquejamáshabíanescuchado. —¡Bebamosmássaké! —¡Oh!Túnodebesservirlo,Anjín-san,estoescosademujeres.¿Notelohabía dicho? —Sí.Tomemosunpocomás,dozo. —Yo no debo hacerlo. Creo que me caería —dijo Mariko, abanicándose furiosamente y agitando unos mechones de cabello que se habían soltado de su pulquérrimopeinado. —Tieneslindasorejas—dijoél. —Tútambién.Fujiko-sanyyocreemosquetunariztambiénesperfecta,dignade undaimío. Élsonrióylesdedicóunaafectadareverencia,alaquecorrespondieronellas. —¿Saké,Anjín-san? Éllevantólatazacondedosfirmes,yellaescancióellicor.Fujikoaceptótambién un poco más, haciendo remilgos y diciendo que ya no sentía sus piernas. Su dulce melancolía se había desvanecido aquella noche, devolviéndole su aspecto juvenil. Blackthorneadvirtióquenoeratanfeacomosehabíaimaginado. AJozenlezumbabalacabeza.Noacausadelsaké,sinodelaincreíbleestrategiade guerradescritaabiertamenteporYabú,OmieIgurashi.SóloNagahabíapermanecido www.lectulandia.com-Página392 todalanochesilencioso,frío,arrogante,estirado. —Asombroso, Yabú—sama —dijo Jozen—. Ahora comprendo la razón del secreto.Miseñorlacomprenderátambién.Perotú,Naga-san,nohasdichonadaen todalanoche.Quisierasabertuopinión.¿Quétepareceestanuevamovilidad,esta nuevaestrategia? —Mi padre cree que se han de considerar todas las posibilidades de guerra, Jozen-san—respondióeljoven. —Pero,¿quéopinastú? —Yofuienviadoaquíparaobedecer,observar,escuchar,aprenderyprobar.No paradaropiniones. —Desde luego. Pero, como segundo en el mando, ¿consideras que este experimentotendráéxito? —Yabú—samauOmi-sanpuedencontestarteaesto.Omipadre. —Yabú—san dijo que todos podíamos hablar esta noche con entera libertad. ¿Hayalgoqueocultar?Todossomosamigos,¿neh?Elhijotanfamosodeunhombre tanfamosodebetenerunaopinión.¿Neh? Nagafrunciólospárpados,peronorespondió. —Sí, todo el mundo puede hablar libremente, Naga-san —dijo Yabú—. ¿Qué piensasdeesto? —Creo que, contando con el factor sorpresa, podría servir para ganar una escaramuzay,talvez,unabatalla.Pero,¿ydespués?—dijoNaga,convozhelada—. Después,todoslosbandosadoptaránelmismoplan,ymuchísimoshombresmorirán innecesariamente,destruidossinhonorporunatacantequenisiquierasabráaquién hamatado.Dudodequemipadreautorizasesuempleoenunabatalladeverdad. —¿Hadichoéleso?—preguntóincisivamenteYabú,sinpreocuparsedeJozen. —No,Yabú—sama.Essólomiopinión. —Pero, ¿no apruebas el Regimiento de Mosqueteros? —preguntó Yabú torvamente—.¿Acasotedisgusta? Nagalomiróconojosfríos. —Con todo respeto, y ya que pides mi opinión, te diré que sí, lo encuentro repugnante. Nuestros abuelos supieron siempre a quién mataban o quién los derrotaba. Es bushido, nuestro estilo, el Camino del Guerrero, el camino del verdaderosamurai.Lasarmasdefuegosoncontrariasanuestrocódigo.Losbárbaros luchandeestamanera,eigualpuedenlucharlossuciosmercaderes,loscampesinose inclusoloseta. Jozenseechóareír,yNagaprosiguió,entonoaúnmásamenazador: —Unoscuantoscampesinosfanáticospodríanmatarainnumerablessamuraiscon esasarmas.Sí,loscampesinospodríanmatarnosatodos,inclusoalseñorIshido,que deseaocuparelsitiodemipadre. www.lectulandia.com-Página393 Jozenseengalló. —El señor Ishido no ambiciona las tierras de tu padre. Sólo quiere proteger el ImperioparaelHerederolegítimo. —MipadrenoesunaamenazaparaelseñorYaemónniparaelReino. —Desde luego, pero tú hablaste de los campesinos. El señor Taiko había sido campesino.MiseñorIshidofueundíacampesino.Yfuicampesino.¡Yronín! Naga no quería provocar una pelea. Sabía que no era rival para Jozen, cuyas proezasconelsableyelhachaeranfamosas. —Noquiseinsultaratuseñor,niati,nianadie,Jozen-san.Sóloqueríadecirque lossamuraisdebemosasegurarnosdequeloscampesinosnotenganarmasdefuego, otodosestaremosenpeligro. —Losmercaderesyloscampesinosnodebenpreocuparnos—dijoJozen. —Estoy de acuerdo —terció Yabú —, aunque convengo en que hay algo de verdad en lo que tú dices, Naga-san. Sí. Pero las armas de fuego son modernas. Prontotodaslasguerrasseharánconestasarmas.Perovolveráaserloquesiempre hasido:lossamuraismásbravosseránlosvencedores. —Perdona, pero estás equivocado, Yabú—sama. ¿Cuál es, según ese maldito bárbaro, la esencia de su estrategia de guerra? Él mismo confesó francamente que todossusejércitosestánformadosporreclutasymercenarios.¿Neh?¡Mercenarios! Soldadosquesóloluchanporlapagayelbotín,parasaquearyatracarse.Esofuelo que las armas de fuego llevaron a su mundo, y lo que traerán al nuestro. Si dependiese de mí, decapitaría al bárbaro esta noche y prohibiría para siempre las armasdefuego. —¿Esesoloquepiensatupadre?—preguntóJozen,conexcesivaprecipitación. —Mi padre no me dice lo que piensa, ni lo dice a nadie, según debes saber — respondióNaga,furiosoporhabersedejadoinducirahablar. —Pero,tú,¿prohibiríaslasarmasdefuego? —Sí. Y creo que sería prudente tener un control absoluto sobre todos los mosquetesentupoder. —Todosloscampesinostienenprohibidousararmasdecualquierclase.Ytengo biencontroladosamiscampesinosyamigente. Jozensonriódesdeñosamentealjoven. —TienesideasinteresantesNaga-san.Peroteequivocasenlodeloscampesinos. Paralossamurais,nosonmásqueproveedores.Ynomáspeligrososqueunmontón deestiércol. —¿HasexpuestotuopiniónalseñorToranaga?—preguntóYabú. —ElseñorToranaganomelahapedido.Confíoenqueundíamehagaelhonor de preguntarme, como has hecho tú —respondió inmediatamente Naga, preguntándosesialgunodeellosadvertíaelembuste. www.lectulandia.com-Página394 —Ya que esto es una discusión libre, señor —dijo Omi —, yo digo que ese bárbaroesuntesoroyquedebemosaprenderdeél.Debemossabertodoloquesaben ellosdearmasdefuegoybarcosdeguerra.Debemosaprenderinmediatamentetodos sus conocimientos, e incluso, algunos de nosotros, a pensar como ellos, a fin de superarlosmuypronto. —¿Quépuedensaberellos,Omi-san?—dijoconfiadamenteNaga—.Algosobre armasdefuegoybarcos,sí.Pero,¿quémás?¿Cómopodríandestruirnos?Nohayun solo samurai entre ellos. ¿No confesó francamente ese Anjín que incluso los reyes sonasesinosyfanáticosreligiosos?Nosotrossomosmillones,yellossonunpuñado. Podríamosdestruirlosconsólonuestrasmanos. —Ese Anjín-san abrió mis ojos, Naga-san. He descubierto que nuestro país y Chinanosontodoelmundo,sinosólounapequeñapartedeél.Alprincipio,pensé queelbárbaronoeramásqueunacuriosidad.Ahora,nolocreoasí.Doygraciasalos diosesporhabérnosloenviado.Creoquenoshasalvadoyquepodemosaprenderde él.YanoshadadopodersobrelosbárbarosdelSur…ysobreChina. —¿Qué? —El Taiko fracasó porque los chinos eran demasiado numerosos para luchar contra ellos hombre a hombre y con flechas, ¿neh? Con armas de fuego y la instruccióndelosbárbaros,podríamostomarPekín. —¡Conlatraicióndelosbárbaros,Omi-san! —Conlosconocimientosdelosbárbaros,Naga-san,podríamosconquistarPekín. YquienseapoderedePekíndominaráChina.YquiendomineChinapuededominar elmundo.Debemosaprenderanoavergonzarnosdeadquirirconocimientos,vengan dedondevengan. —Yodigoquenonecesitamosnadadelexterior. —Nolotomesamal,Naga-san,peroyoafirmoquedebemosprotegerelPaísde losDiosesportodoslosmedios.Nuestroprimerdeberesconservarlaposiciónúnica y divina que tenemos en el mundo. Sólo esta tierra es el País de los Dioses, ¿neh? Sólo nuestro Emperador es divino. Convengo en que hay que amordazar a ese bárbaro. Pero no matándolo, sino teniéndolo siempre aislado aquí, en Anjiro, hasta quenoshayaenseñadotodoloquesabe. Jozenserascólacabeza,pensativo. —Informaréamiseñordevuestrasopiniones.Convengoenqueelbárbarotiene queestaraislado.Encuantoalainstrucción,deberíacesarinmediatamente. Yabúsacóunrollodesumanga. —Aquí está un informe completo sobre el experimento, para el señor Ishido. Desdeluego,cuandoelseñorIshidoquieraqueceselainstrucción,sepondráfina ésta. Jozentomóelrollo. www.lectulandia.com-Página395 —¿YelseñorToranaga?¿Quémedicesdeél? PosólamiradaenNaga.Naganodijonada,peromirófijamenteelrollo. —Podráspreguntarledirectamentesuopinión.Harecibidouninformeigualque éste. Supongo que partes mañana para Yedo, ¿no? ¿O prefieres presenciar la intrucción?Inútildecirtequeloshombresnoestánaúnmuyadiestrados. —Megustaríaverun«ataque». —Encárgatedeello,Omi-san.Túlodirigirás. —Sí,señor. Jozensevolvióasulugartenienteyleentregóelrollo. —LlevaestoalseñorIshido,Masumoto.Partirásenseguida. —Sí,Jozen-san. —Proporciónale guías hasta la frontera y caballos de refresco —dijo Yabú a Igurashi. Igurashisalióinmediatamenteconelsamurai. Jozenseestiróybostezó. —Disculpadme, por favor —dijo—, pero esto es debido a lo mucho que he cabalgadoenlosúltimosdías.Debodartelasgraciasporestaveladaextraordinaria, Yabú—san.Tusideassonmuyenjundiosas.Ylastuyas,Omi-san.Ylastuyas,Nagasan.AsílodiréalseñorToranagayamiseñor.Ahora,simeperdonáis,estoymuy cansadoyOsakaestámuylejos. —Desdeluego—dijoYabú—.¿QuétalporOsaka? —Muybien.¿Recuerdasaquellosbandidos,losqueosatacaronportierraypor mar? —Naturalmente. —Cortamos cuatrocientas cincuenta cabezas aquella noche. Muchos llevaban el uniformedeToranaga. —Losroníncarecendehonor. —Algunos ronín lo tienen —dijo Jozen, acusando el insulto, pues vivía con la vergüenzadehaberlosidoantaño—.OtrosllevabaneluniformedelosGrises.Nadie escapó.Todosmurieron. —¿YBuntaro-san? —No.Él…—Jozenseinterrumpió.Selehabíaescapadoel«no»,pero,ahoraque lohabíadicho,yanoleimportaba—.No.Nadasabemosdecierto,puesnadierecogió sucabeza.¿Sabéisvosotrosalgodeél? —No—dijoNaga. —Talvezfuecapturado.Talvezlocortaronenpedazosydesparramaronéstos.Si tenéisalgunanoticia,miseñorquisieraconocerla.Ahora,todomarchabienenOsaka. SeestánacelerandolospreparativosparalareunióndelConsejo.Habrámagníficas fiestasparacelebrarlanuevaEray,naturalmente,parahonraratodoslosdaimíos. www.lectulandia.com-Página396 —¿YelseñorTodaHiro-matsu?—preguntócortésmenteNaga. —ElviejoPuñodeHierroestátanfuerteyceñudocomosiempre. —¿Sigueallí? —No.Saliócontodosloshombresdetupadreunosdíasantesqueyo. —¿Ylafamiliademipadre? —CreoquedamaKintsuboydamaSazukopidieronquedarseconmiseñor.Un médicoaconsejóundescansodeunmesadamaSazuko.Dijoqueelviajepodíaser peligroso para el hijo que espera. —Y, dirigiéndose a Yabú:—¿Has informado al señorToranagademillegada? —Desdeluego. —Bien.ViunapalomamensajeravolandohaciaelNorte. —Sí.Ahoratengoesteservicio. YabúnoañadióquelapalomamensajeradeJozenhabíasidotambiénobservada, ni que los halcones habían interceptado su vuelo, ni que el mensaje había sido descifrado: «En Anjiro, todo verdad según información. Yabú, Naga, Omi y el bárbaro,aquí.» —Contupermiso,partirémañana,despuésdel«ataque».¿Medaráscaballosde refresco?NodebohaceresperaralseñorToranaga.Esperoverlopronto.Ytambiénlo esperamiseñor.EnOsaka.Confíoenquetúleacompañarás,Naga-san. —Siélmeloordena,allíestaré—dijoNagasinlevantarlosojos,peroardiendo deiracontenida. Jozensalióysubióconsusguardiashastaelcampamento.Alaluzdeunavela,y bajo el mosquitero, reprodujo su mensaje en un trozo de papel de arroz y añadió: «Los quinientos mosquetes son letales. Planeado ataque masivo por sorpresa. EnviadoinformecompletoconMasumoto.»Después,sacóunadelaspalomasdela cestaycolocóelmensajeeneldiminutorecipienteadheridoaunadelaspatas.Por último,sedirigióensilencioaunodesushombresyleentrególapaloma. —Llévala a la espesura —murmuró—. Ocúltala en alguna parte donde pueda dormirhastalaaurora.Lomáslejosquepuedas.Perotencuidado,pueshayojosen todaspartes.Sitesorprenden,diqueteheenviadoapatrullar,peroescondeprimero elave. Elhombresealejósinhacerruido,comounacucaracha. «Ese mozalbete, Naga, tiene razón —pensó Jozen—, el bárbaro es una maldita plaga.» —Buenasnoches,Fujiko-san. —Buenasnoches,Anjín-san. Elshojisecerródetrásdeella.Blackthornesequitóelquimonoyeltaparraboy sepusoelquimonomásligerodedormir,semetiódebajodelmosquiteroysetumbó. Soplólavela.Leenvolvióunaoscuridadtotal.Lacasaestabaahoraensilencio.A www.lectulandia.com-Página397 travésdeloscerradospostigospodíaoírelrumordelasolas.Unasnubesoscurecían laluna. Elvinoylasrisaslehacíansentirsesoñolientoyeufórico,y,alescucharelrumor deloleaje,sedejóarrastrarporél,ysenublósumente.Devezencuando,ladrabaun perroenlaaldea. «Deberíatenerunperro—pensó,recordandoelbullterrierqueteníaencasa—. Mepreguntosiaúnestarávivo.SellamabaGrog,peroTudor,mihijo,lollamabaOgog. »¡Ah,mipequeñoTudor!¡Cuántotiempohapasado! «Ojalá pudiese veros a todos, al menos, escribir una carta y enviarla a casa. Veamos—pensó—:¿cómolaempezaría?» Queridos míos: Esta es la primera carta que puedo enviaros desde que desembarcamos en el Japón. Ahora que he aprendido a vivir según sus costumbres meencuentrobien.¿Cómoempezarmihistoria?Hoysoycomounseñorfeudalen este extraño país. Tengo una casa, un caballo, ocho criados, una ama de llaves, un barbero y una intérprete. Me afeito todos los días, las navajas de acero que tienen aquí deben ser las mejores del mundo. Mi salario es magnífico. En Inglaterra, equivaldría casi a cien guineas de oro al año. El décuplo de mi salario en la «Compañíaholandesa»… Elshojiempezóaabrirse.Blackthornebuscólapistoladebajodelaalmohaday sepreparó,echándoseatrás.Entonces,captóuncasiimperceptiblecrujidodeseday unaráfagadeperfume. —¿Anjín-san? Eraundébilmurmullo,llenodepromesas. —¿Hai?—preguntóél,tambiénenvozbaja,atisbandoenlaoscuridad,incapaz deverclaramente. Lospasosseacercaron.Oyóelrumordelamujeralarrodillarsey,después,ésta apartóelmosquiteroysereunióconéldentrodelared.Letomólamanoyselallevó aloslabios. —¿Mariko-san? Inmediatamente, unos dedos tocaron sus labios en la oscuridad, imponiéndole silencio.Élasintióconlacabeza,conscientedelterribleriesgoquecorrían.Leasióla delicadamuñecaylarozóconsuslabios.Enlaoscuridadtotal,suotramanobuscóy acariciólacaradeella.Lamujerbesósusdedos,unoauno.Loscabellossueltosle llegabanalacintura. Ella se acercó más, acurrucándose junto a él y estirando la colcha sobre sus cabezas.Después,loamóconunaternuradesconocidaparaél. www.lectulandia.com-Página398 CapítuloXXXIII Blackthornesedespertóalamanecer.Solo.Demomento,pensóquelohabíasoñado, peroelperfumedeellapersistíayleconvenciódequenohabíasidounsueño. Unallamadadiscreta. —¿Hai? —Ohayo,Anjín-san,gomennasai. UnadoncellaabriólapuertaparaqueentraseFujiko,y,después,trajolabandeja concha,unatazadegachasdearrozypastelesdulces,tambiéndearroz. —Ohayo,Fujiko-san,domo—dijoél,dándolelasgracias. Sorbió el cha, preguntándose si sabría Fujiko lo de la última noche. Su cara no revelabanada. —¿Anatawayokunemuttaka?(¿Hasdormidobien?) —Hai, Anjín-san, arigato gaziemashita. —Ella sonrió, se llevó la mano a la cabeza,fingiendojaqueca,eimitóalborrachoquesequedadormidocomounleño. —¿Anatawa? —Watashiwayokunemuru,(Dormímuybien.) —Watashiwayokunemutta—lecorrigióella. —Domo.Watashiwayokunemutta. —¡Yoi!¡Taihenyoi!(Bien.Muybien.) Entonces,éloyóqueMarikollamabadesdeelpasillo: —¿Fujiko-san? —¿Hai,Mariko-san? Fujikosedirigióalshojiyloabriósólounarendija.ÉlnopudoveraMariko.Y noentendióloquedecían. «Ojalánadielosepa—pensó—.Ojaláseaunsecretoentrenosotros.Talvezsería mejorquehubiesesidounsueño.» Empezóavestirse.Fujikovolvióysearrodillóparasujetarlelostabi. —¿Mariko-san?¿Nanja? —Nanemo(nadaimportante),Anjín-san—respondióella. Se dirigió al takonama (la alcoba) donde guardaba siempre los sables, y se los entregó.Élselospusoenelcinto.Yanosesentíaridículoconellos,aunquehabría queridollevarlosconmásnaturalidad. Ella le había contado que estos sables habían sido regalados a su padre, por su bravuraenunabatallaparticularmentesangrientaenellejanonortedeCorea,hacía sieteaños,durantelaprimerainvasión. Esta y la segunda campaña habían sido las más costosas expediciones militares que jamás se hubiesen emprendido. Al morir el Taiko, el año pasado, Toranaga, en nombredelConsejodeRegencia,habíaordenadoinmediatamenteelregresodelresto www.lectulandia.com-Página399 de los ejércitos, para gran alivio de la mayoría de los daimíos, que detestaban la campañacoreana. Blackthornesalióalagalería.Sepusolaszapatillasysaludóconlacabezaasus servidoresque,comodecostumbre,sehabíancolocadoenunahileradelantedeél, paradespedirlo. Eldíaeragris.Elcieloestabacubiertoyunvientocálidoyhúmedollegabadel mar. Alotroladodelportal,estabanloscaballosylosdiezsamuraisdesuséquito.Y Mariko. —Obayo—dijocortésmenteél—.Ohayo,Mariko-san. —Obayo,Anjín-san.¿Ikagadesuka? —Okagesamadegenkidesu.¿Anatawa? Ellasonrió. —Yoi,arigatogoziemashita. Nodabaelmenorindiciodequealgohubiesecambiadoentreellos.Peroélnolo habíaesperado,ymenosenpúblico,sabiendolopeligrosaqueeralasituación. —¡Ikimasho!—exclamó,saltandosobrelasillayhaciendoseñasalossamurais paraqueseadelantasen. PusosucaballoalpasoyMarikosecolocóasulado.Cuandoestuvieronsolos,se sintiómástranquilo. —Mariko. —¿Hai? —Eresbellayteamo—dijoél,enlatín. —Te doy las gracias, pero el exceso de vino de la noche pasada hace que mi cabezanosesientahoyhermosa,encuantoalamor,esunapalabracristiana. —Túereshermosaycristiana,yelvinonopuedeafectarte. —Graciasporlamentira,Anjín-san.Sí,gracias. —Soyyoquiendebedartelasgracias. —¿Sí?¿Porqué? —Porti.Túsabesporqué. —Yonosénada,Anjín-san. —¿Nada?—lepinchóél. —Nada. Élsequedódesconcertado.Estabansolosynohabíapeligro. —¿Porqué«nada»quitadulzuraatusonrisa? —¡Fue una estupidez! ¡Una tremenda estupidez! Olvidé que lo mejor es ser prudente.Peroestábamossolosyteníaganasdehablardeello.Enrealidad,hubiese queridodecirtemás. —Hablasdeunmodoenigmático.Notecomprendo—dijoél,másconfusoque www.lectulandia.com-Página400 nunca—.¿Noquiereshablardeello?¿Enabsoluto? —¿Dequé,Anjín-san? —Bueno,¿quépasóanoche? —Pasépordelantedetupuerta,cuandoKoi,midoncella,estabacontigo. —¿Qué? —Nosotras, tu consorte y yo, pensamos que sería un buen obsequio para ti. Te gustó,¿no? Blackthornetratabaderecobrarse.LadoncelladeMarikoeradesuestatura,pero más joven y mucho menos bonita. Sí, estaba completamente a oscuras y tenía la cabezanubladaporelvino,perono,noeraladoncella. —Noesposible—dijoenportugués. —¿Quénoesposible,señor?—preguntóella,enlamismalengua. Élvolvióallatín,puessusacompañantesnoestabanlejosyelvientosoplabaen sudirección. —Porfavor,nojueguesconmigo.Nadiepuedeoírnos.Sédistinguirunapresencia yunperfume. —¿Creístequeerayo?¡Oh!Noloera,Anjín-san.Habríasidounhonorparamí, pero no habría podido… por mucho que lo hubiese deseado. Pertenezco a otro, aunquepuedeestarmuerto.Ellallevabamiperfume… —Lasbromassobrecosasmuyimportantesnotienengracia. —Las cosas muy importantes deben tratarse siempre como tales. Pero una doncellaquevisitaaunhombreporlanochecarecedeimportancia. —Noconsideroquetúcarezcasdeella. —Gracias.Lomismodigo.Perounadoncellaqueseacuestaconunhombrees unacuestiónprivadaybaladí.Esunobsequioqueellalehacey,aveces,queélle haceaella.Nadamás. —¿Nuncaesalgomás? —Sólocuandolamujeryelhombresereúnenvulnerandolaley.Almenos,en estepaís. Élserefrenó,comprendiendoalfinlarazóndesunegativa. —Tepidoperdón—dijo—.Sí,tienesrazón,yyohecometidountremendoerror. Debícallarme.Perdóname. —¿Por qué te disculpas? ¿De qué? Dime, Anjín-san: ¿llevábala joven un crucifijo? —No. —Yolollevosiempre.Siempre. —Uncrucifijopuedequitarse—dijoél,volviendoautomáticamentealportugués —.Estonopruebanada.Sepuedecambiar,comoelperfume. —Dimelaverdad:¿Visterealmentealajoven?¿Lavistedeveras? www.lectulandia.com-Página401 —Claro.Pero,porfavor,olvidemosqueyo… —Lanocheeramuyoscuraylasnubescubríanlaluna.Dimelaverdad,Anjínsan.¡Piénsalo!¿Visteenrealidadalaniña? «¡Claroquelavi!—pensóél,indignado—.Pero,¡malditasea!,recuerdabien.No laviste.Teníaslacabezanublada.PodíaserladoncellaytúcreístequeeraMariko, porque la deseabas y sólo veías a Mariko en tu imaginación y pensabas que ésta tambiéntedeseaba.Eresunestúpido.Unmalditoestúpido.» —Realmente,no—dijo—.Debodisculparmeotravez. —No hace falta, Anjín-san —respondió ella, tranquilamente—. Ya te he dicho muchas veces que el hombre no debe disculparse, aunque obre mal. —Sus ojos lo miraronburlones.—Midoncellanonecesitatusdisculpas. —Gracias—dijoél,echándoseareír—.Mehacessentirmenostonto. —Larisatequitaañosdeencima.ElgraveAnjín-sanvuelvealaniñez. —Mipadredecíaquehabíanacidoviejo. —¿Yeraverdad? —Éllocreía. —¿Cómoesél? —Eraunhombreestupendo.Teníaunbarco.Losespañoleslomataronenunsitio llamadoAmberes,cuandopasaronacuchillolaciudad.Eincendiaronsubarco.Yo tenía seis años, pero lo recuerdo como un hombre alto, corpulento, amable y de cabellos dorados. Mi hermano mayor, Arthur, tenía sólo años… Fueron malos tiemposparanosotros,Mariko-san. —¿Porqué?Cuéntamelo,teloruego. —Muy sencillo. Mi padre había invertido todo su dinero en el barco, y éste se perdió… Poco después, murió mi hermana. En realidad, murió de hambre. Hubo hambreenelsetentayuno,ytambiénpeste. —Nosotrostenemosavecesepidemias.Deviruela.¿Cuántoshermanoserais? —Tres —dijo él, alegrándose de cambiar de tema—. Wilhe, mi hermana, que tenía nueve años cuando murió. Arthur era el segundo, y lo mataron en la Armada cuandoteníaveinticinco.YosoyelúltimoBlackthorne.LaviudaylahijadeArthur vivenahoraconmiesposaylospequeños.Mimadrevivetodavía,ytambiénlavieja abuela Jacoba, que tiene setenta y cinco años, pero es fuerte como un roble inglés, aunquenacióenIrlanda.Almenos,vivíancuandoyomemarché,hacemásdedos años… Volvíaeldolordelrecuerdo.«Yapensaréenelloscuandoemprendaelregreso— seprometió—,noantes.»MiróaMariko. —Mariko-san… —¿Sí? —Hace unos minutos, me convenciste, bueno, digamos que estaba convencido. www.lectulandia.com-Página402 Pero,ahora,noloestoy.¿Cuáleslaverdad?Lahonto.Debosaberlo. —Losoídossonparaoír.Desdeluego,eraladoncella. —Ladoncella.¿Puedollamarlasiemprequequiera? —Claro.Perounhombreprudentenoloharía. —¿Porquepodríatenerundesengañolapróximavez? —Es posible. —Y añadió:—Pero, si deseas tener otra vez a esa despreciable criatura… —Sí,túsabesquequiero… Marikorióalegremente. —Entonces,telaenviaremos.Alponerseelsol.¡Fujikoyyolaacompañaremos! —¡Malditasea!¡Seríascapazdehacerlo!—dijoél,riéndosetambién. —¡Ah,Anjín-san!Megustavertereír.DesdequevolvisteaAnjiro,hascambiado mucho.Muchísimo. —No. No mucho. Pero la noche pasada tuve un sueño. Y este sueño era la perfección. —SóloDiosesperfección.Y,aveces,unapuestadesol,ounasalidadelaluna,o laprimeraflordeazafrándelaño. —Noteentiendoenabsoluto. Ellaechósuveloatrásylemiróalacara. —Unavez,otrohombremedijo:«Noteentiendoenabsoluto»,ymimaridodijo: «Perdona, señor, pero ningún hombre puede comprenderla. Su padre no la comprende, así como tampoco los dioses, ni el Dios de los bárbaros, ni siquiera su madre.» —¿FueToranaga?¿ElseñorToranaga? —No,Anjín-san.FueelTaiko.ElseñorToranagamecomprende.Élloentiende todo. —¿Inclusoamí? —Sí,deltodo. —¿Estássegura? —Sí,segurísima. —¿Ganaráéllaguerra? —Sí. —¿Soyyosuvasallopredilecto? —Sí. —¿Aprobarámiproyecto? —Sí. —¿Cuándovolveréatenermibarco? —Nunca. —¿Porqué? www.lectulandia.com-Página403 LagravedaddeMarikosedesvaneció. —Porquetendrástu«doncella»enAnjiroytedivertirástantoconellaquenote quedaránfuerzasparamarcharte,aunqueelseñorToranagatepidaqueembarquesy nosdejesenpaz. —¡Ya vuelves a las andadas! Te pones seria y, un momento después, ya no lo estás. —Sólo lo hago para contestarte, Anjín-san, y para poner las cosas en su sitio. ¡Ah!Pero,antesdemarcharte,tienesqueveradamaKikú.Mereceunagranpasión. Eshermosaeinteligente. —Estoytentadoaaceptartudesafío. —Yonodesafíoanadie.Pero,siestásdispuestoasersamuraiyno…extranjero, siestásdispuestoaconsiderarlosjuegosdelaalmohadacomoloqueson,entonces seráparamíunhonoractuardemediadora. —¿Quésignificaesto? —Que, cuando estés de buen humor y quieras gozar de una diversión especial, debesdeciratuconsortequemelopida. —¿PorquéaFujiko-san? —Porque el deber de tu consorte es procurar que estés contento. Y Fujiko te «ama». —¡No! —Daríasuvidaporti.¿Quémáspuededarte? Al fin, él apartó de ella la mirada y contempló el mar. Las olas rompían en la orillayelvientohabíarefrescado.Sevolvióaelladenuevo. —Entonces,¿notenemosquedecirnosnada?—preguntó. —Nada.Esloprudente. —¿Ysinoestoydeacuerdo? —Debesestarlo.Estásaquí.Estaestucasa. Los quinientos atacantes galoparon sobre el borde de la colina en una masa desordenada y descendieron la rocosa cuesta hasta el fondo del valle, donde doscientos«defensores»estabanformadosenordendecombate.Cadajinetellevaba unmosquetecolgadosobrelaespaldayuncinturóndelquependíanbolsasdebalas, pedernalesyuncuernollenodepólvora.Comolamayoríadelossamurais,vestían quimonosabigarradosyharapos.SóloToranagaeIshidoinsistíanenquesustropas fuesen uniformadas y cuidasen minuciosamente su indumentaria. Todos los demás daimíos consideraban esto como un estúpido derroche de dinero, como una innovacióninnecesaria.YBlackthorneestabadeacuerdo.LosejércitosdeEuropano iban nunca uniformados. ¿Qué rey podía permitirse una cosa así, salvo para su guardiapersonal? www.lectulandia.com-Página404 Élestabaahoraenunpuntoelevado,conYabúysusayudantes,Jozenytodossus hombres,yMariko.Eraelprimerensayogeneraldeunataque.Blackthorneesperaba inquieto.Yabúmostrabaunatensióndesacostumbrada,yOmiyNagadabanpruebas deunasusceptibilidadrayanaenlabeligerancia.Sobretodo,Naga. —¿Quélespasaatodos?—preguntóBlackthorneaMariko. —Talvezdeseanhacerlobienenpresenciadesuseñorydesuinvitado. —¿Eséstetambiénundaimío? —No.PeroesunodelosgeneralesmásimportantesdeIshido.Hoytendríaque salirtodoperfectamente. —Hubiesepreferidoquemedijesenqueibaarealizarseunensayo. —¿Dequétehabríaservido?Hashechoyatodoloquepodías. «Sí—pensóBlackthorne,observandoalosquinientos—.Perotodavíanoestána punto,nimuchomenos.SeguroqueYabúlosabetambién,vtodoslosdemás.Enfin, siseproduceundesastre,serákarma»,sedijomásconfiado,encontrandoconsuelo enestaidea. Eltruenodeloscascosdecaballosretumbóenelvalle. —¿Dóndeestáeljefedelosatacantes?¿DóndeestáOmi-san?—preguntóJozen. —Entresushombres.Tenpaciencia—respondióYabú. —Pero,¿dóndeestásuestandarte?¿Yporquénollevalaarmaduradecombatey elpenacho?Parecenunhatajodesucioseinútilesbandidos. —Ten paciencia. Ya te dije que los oficiales deben pasar inadvertidos. Y no olvidesquesepresumequeseestádesarrollandounabatalla,queestoespartedeuna batalla,conreservasyarm… —¿Dónde están sus sables? —estalló Jozen—. ¡Nadie lleva sables! ¿Unos samurais,sinsables?¡Seránaniquilados! —¡Tenpaciencia! Ahora,losatacantesdesmontaban.Losprimerosguerrerossalierondelasfilasde los defensores, haciendo alarde de valor. Un número igual de atacantes se enfrentó conellos.Depronto,laconfusamasadelosatacantessedesplegóencincofalanges disciplinadas,compuestacadaunadeellasdecuatrohilerasdeveinticincohombres, tresfalangesavanzadasydosenreserva,aunadistanciadecuarentapasos.Cargaron alunísonocontraelenemigo.Aunavozdemando,sedetuvieron,ylasprimerasfilas hicieronunaestruendosadescargasimultánea.Seoyerongritosdemoribundos.Jozen y sus hombres se encogieron, reflexivamente, y después vieron que los de las primerasfilassearrodillabanyempezabanacargardenuevosusarmas,mientraslos delassegundasdisparabanporencimadeellos,ylopropiohacíandespuéslosdelas tercerasycuartasfilas.Acadadescargacaíanmásdefensores,yelvallesellenóde gritosyalaridosyconfusión. —¡Estásmatandoatuspropioshombres!—gritóJozen,porencimadeltumulto. www.lectulandia.com-Página405 —Disparanconpólvora,sinmuniciones.Esunsimulacro,peroimagínatequees unataquereal,conbalasdeverdad.¡Observa! Ahora,losdefensoresse«recuperaban»delaprimerasorpresa.Sereagruparony lanzaron un ataque frontal. Pero los de las primeras filas habían cargado ya sus mosquetesy,aunavozdemando,dispararondenuevo,estavezderodillas,ylosde lasegundafiladispararondepieysearrodillaronenseguidaparacargar,ylosdela terceraycuartafilashicieronlomismo,yaunquemuchosmosqueteroseranlentosy lasfilassehabíandesordenadounpoco,erafácilimaginarselosdestrozosquepodían causarunoshombresbienadiestrados.Elcontraataquefuedetenido,ylosdefensores seretiraronensimuladaconfusión,cuestaarriba,paradetenerseexactamentedebajo de los observadores. En el campo habían quedado muchos «muertos». Jozen y sus hombresestabanimpresionados. —¡Esosmosquetesromperíancualquierlínea! —Espera.¡Labatallaaúnnohaterminado! Losdefensoressereagruparondenuevo,susjefeslosarengaron,llamaronasus reservas y ordenaron el contraataque general. Los samurais corrieron cuesta abajo, lanzandosusterriblesgritosdeguerra,ysearrojaroncontraelenemigo. —Ahora los aplastarán —dijo Jozen, cediendo, como todos los demás, al realismodelafingidabatalla. Al parecer, tenía razón. Las falanges no defendieron su terreno, sino que se desbandaron y echaron a correr ante los gritos, los sables y las lanzas de los verdaderos samurais, y Jozen y sus hombres gritaron también, animando a los regimientos, sedientos de sangre. Los mosqueteros huían como comedores de ajos: cienpasos,doscientos,trescientos,hastaque,depronto,yaunanuevavozdemando, las falanges se reagruparon, esta vez en formación en V. Sonaron de nuevo los estruendosos disparos. Los atacantes vacilaron. Se detuvieron. Pero los mosquetes siguieron disparando. Después, cesó el fuego. La comedia había terminado. Pero todos los del montículo sabían que, en condiciones reales habrían perecido los dos milsamurais. Los«muertos»selevantaronyrecogieronlasarmas.Sonarongritosycarcajadas. Muchoshombrescojeaban,yalgunosquedaronseriamentelesionados. —Tefelicito,Yabú—sama—dijoJozen,francamente—.Ahoracomprendotodo loquequeríasdecir. —El fuego ha sido irregular —dijo Yabú, muy complacido por dentro—. Necesitaremosmesesparainstruirlos. Jozenmoviólacabeza. —Nomegustaríaatacarlosahoramismo.No,situviesenmunicionesdeverdad. Ningúnejércitopodríaresistirsuataque.Lasfilasnopodríanmantenerseunidas.Y después, mandaría tropas regulares y caballería a través de la brecha y desharía los www.lectulandia.com-Página406 flancos. —Dio gracias a los kami por haber tenido el acierto de presenciar la maniobra.—Hasidoterrible.Porunmomento,penséqueeraunabatallareal. —Selesordenófingirqueerareal.Yahora,silodeseas,puedespasarrevistaa mismosqueteros. —Gracias.Seráunhonor. Los defensores se dirigían a sus campamentos, emplazados en la vertiente opuesta. Los quinientos mosqueteros esperaban abajo, cerca del sendero que conducíadelacolinaalpueblo.Estabanformadosencompañías,conOmiyNagaal frente.Estosllevabandenuevosussables. JozensellevóaYabúaparte. —¿HasalidotodoesodelacabezadeAnjín-san? —No—mintióYabú—.Peroasíescomoluchanlosbárbaros.Élsóloenseñaa loshombresacargarydisparar. —¿PorquénohacesloqueaconsejabaNaga-san?Ahorasabeslomismoqueel bárbaro.¿Porquéarriesgartemás?Esunaplaga.Muypeligroso,Yabú—sama.Nagasan tenía razón. Es verdad que los campesinos podrían combatir de esta manera. Fácilmente.Líbrateenseguidadelbárbaro. —SielseñorIshidoquieresucabeza,notienemásquepedirla. —Lapidoyo.Ahora.—Sutonoeradenuevotruculento.—Élhablapormiboca. —Lopensaré,Jozen-san. —Ytambiénpido,ensunombre,quequitesinmediatamentetodaslasarmasde fuegoaesatropa. Yabúfruncióelceñoyvolviósuatenciónalascompañías,queahorasubíanla cuesta. Se detuvieron a cincuenta pasos de ellos. Omi y Naga avanzaron solos y saludaron. —Paraserelprimerejercicio,haestadobien—dijoYabú. —Gracias,señor—respondióOmi,quecojeabaligeramenteyteníalacarasucia, magulladaymanchadadepólvora. —Tus soldados deberían llevar sables en una batalla real, Yabú—sama —dijo Jozen—. El samurai debe llevar sus sables…, para el caso de que agote las municiones,¿neh? —Lo llevarán, como de costumbre, para contribuir a la sorpresa, pero se desprenderándeellosantesdeatacar. —¿DejaríastútuMuramasa?¿OelregalodeToranaga? —Paraganarunabatalla,sí.Enotrocaso,no. —Entonces,tendrásquecorrermuchoparasalvarelpellejocuandoseestropeetu mosqueteosetemojelapólvora—dijoJozen,riendosupropiasalida. Yabúnoserió. —¡Omi-san!¡Muéstraselo!—ordenó. www.lectulandia.com-Página407 Inmediatamente, Omi dio una orden. Sus hombres desenvainaron la corta ballonetaquependía,casiinvisible,delaparteposteriordelcinto,ylaencajaronen uncasquillojuntoalabocadelmosquete. —¡Alataque! Lossamuraisatacaronalinstante,lanzandoungritodeguerra:¡Kasigimin! El bosque de acero se detuvo a un paso delante de ellos. Jozen y sus nombres rieronnerviosamenteanteaquellasúbitaeinesperadaferocidad. —Bien. Muy bien —dijo Jozen, alargando una mano y tocando una de las bayonetas.Estabamuyafilada—.Talveztengasrazón,Yabú—sama.Esperemosque nuncatenganqueponerseaprueba. —¡Omi-san! —gritó Yabú—. Forma tu tropa, Jozen-san le pasará revista. Después,vuelvealcampamento.Mariko-sanyAnjín-san¡seguidme! Echóaandarcuestaabajo,entrelasfilas,seguidodesusayudantes,deMarikoy deBlackthorne. —Formadenelcamino.¡Guardadlasbayonetas! La mitad de los hombres obedecieron al punto y bajaron la cuesta. Naga y sus doscientos cincuenta samurais permanecieron donde estaban, con las bayonetas caladas. Jozensepusotieso. —¿Quésucede? —Considerointolerablestusinsultos—dijoNaga,conira. —Estoesunatontería.Yonoteheinsultado,niatinianadie.¡Tusbayonetassí sonuninsultoamidignidad!¡Yabú—sama! Yabúsevolvió.AhoraestabaalotroladodelcontingentedeToranaga. —Naga-san—dijo,fríamente—.¿Quésignificaesto? —Nopuedoperdonarlosinsultosdeesehombreamipadre…yamí. —Estáprotegido.¡Nopuedestocarloahora!¡Estábajolaenseñadelosregentes! —Perdona,Yabú—sama,peroéstaesunacuestiónquesólonosafectaaJozensanyamí. —No.Túestásbajomisórdenes.Temandoquedigasatushombresquevuelvan alcampamento. Nadiesemovió.Empezóallover. —Perdóname,Yabú—san,teloruego,peroestoescosamíay,paseloquepase, teabsuelvodetodaresponsabilidadpormiacciónolasdemishombres. UnodeloshombresdeJozendesenvainósusableyatacóaNagaporlaespalda. Inmediatamente, una ráfaga de veinte mosquetes le voló la cabeza. Los veinte hombressearrodillaronenelsueloyvolvieronacargarsusarmas.Lasegundafilase preparó. —¿Quiénhaordenadoemplearmunicionesdeverdad?—preguntóYabú. www.lectulandia.com-Página408 —Yo.Yo,¡YoshiNaga-noh-Toranaga! —¡Naga-san!TeordenoquedejesenlibertadaNebaraJozenyasushombres.¡Y permanecerásenturesidenciahastaquepuedaconsultaralseñorToranagasobretu insubordinación! —Desde luego, debes informar al señor Toranaga, y karma es karma. Pero lamento decirte, señor Yabú, que, antes, ese hombre tiene que morir. Todos ellos debenmorir.¡Hoymismo! Jozenseestremeció. —¡Estoybajolaproteccióndelosregentes!Nadaconseguirásmatándome. —Lavaré mi honor, ¿neh? —dijo Naga—. Y te haré pagar tus burlas contra mi padreytusinsultoscontramí.Detodosmodos,teníasquemorir,¿neh?Ahoraque has presenciado la maniobra, no puedo consentir que el señor Ishido se entere de todo. —¡Yalosabe!—saltóJozen,alegrándosedesuprevisióndelanochepasada— envié un informe con una paloma mensajera al amanecer. —¡No ganas nada con matarme,Naga-san! Naga hizo una señal a uno de sus hombres, un viejo samurai, el cual avanzó y arrojólapalomaestranguladaalospiesdeJozen.Después,alguienarrojótambiénal suelo una cabeza cortada, la cabeza del samurai Masumoto, despachado ayer por Jozenconsumensaje. UngemidobrotódeloslabiosdeJozen.Nagaytodossushombresseecharona reír. Incluso Yabú sonrió. Otro de los samurais de Jozen saltó sobre Naga. Veinte mosquetes lo derribaron, e hirieron mortalmente al hombre que estaba junto a él y quenosehabíamovido. Cesaronlasrisas. —¿Debo ordenar a mis hombres que ataquen, señor? —preguntó Omi-san, pensandoenlofácilquehabíasidomanejaraNaga. Yabúsesecódelacaraelaguadelluvia. —No, no serviría de nada. Jozen-san y sus hombres pueden darse por muertos, hagamosloquehagamos.Essukarma,comodijoNaga-san.—Después,gritó:—Por últimavez,¡teordenoquelosdejesmarchar! —Discúlpame,perodebonegarme. —Muybien.Infórmamecuandohayasterminado. Y,disimulandosusatisfacción,diomediavueltaysealejó. Blackthorne presenció la ejecución como testigo. Cuando todo hubo terminado, semarchóacasa.Estabasilenciosa,yelpuebloparecíaenvueltoenunsudario.Se bañó, pero no se sintió más limpio. El saké no le quitó la amargura de la boca. El inciensonomitigóelhedorqueaúnpersistíaensusfosasnasales. Mástarde,Yabúlomandóabuscar.Analizaronlamaniobraentodossusdetalles. www.lectulandia.com-Página409 EstabanpresentesOmi,NagayMariko.Ningunodeellosparecíaconmovidoporlo queacababadeocurrir. TrabajaronhastadespuésdeponerseelSol.Yabúordenóqueseaceleraseelritmo delainstrucción.Habíaqueformarenseguidaotrogrupodequinientoshombres.Y otro,dentrodeunasemana. Blackthorne volvió solo a su casa y comió solo, acosado por su terrorífico descubrimiento:noteníansentidodelpecado,todoselloscarecíandeconciencia…, inclusoMariko. Aquellanochenopudodormir.Saliódecasaycaminóempujadoporelviento. Las ráfagas cubrían de espuma las olas. Los perros aullaban al cielo y buscaban comida.Lostechosdepajadearrozsemovíancomocosasvivas.Batíanlospostigos, y hombres y mujeres, como espectros silenciosos, se esforzaban por cerrarlos y atrancarlos. Las olas rompían ruidosamente. Todas las barcas de pesca habían sido varadasmuchomásarribadeloacostumbrado. Anduvo hasta la orilla del mar y volvió a casa, luchando contra la presión del viento.Noencontróanadie.Cayóunfuertechaparrónyprontoquedóempapado. Fujikoloesperabaenlagalería,azotadaporelviento,quehacíagotearlalámpara deaceite.Todosestabandespiertos.Loscriadostransportabanlosobjetosdevalora laachaparradacasetadeadobeyalalmacéndepiedradelfondodeljardín. Elventarrónnoeratodavíaamenazador. Una teja se desprendió al filtrarse el viento por debajo de un alero, y todo el tejadoseestremeció.Latejacayóyseestrellócongranruido.Loscriadoscorríande unladoparaotro,algunos,preparabancubospararecogerelagua,otrosprocuraban reparareltejado.Elviejojardinero,Ueki-ya,ayudadoporlosniños,atabaaestacas debambúlosarbustostiernosylosarbolitos. Otraráfagasacudiólacasa. —Vaaderribarla,Mariko-san. Ella no respondió, el viento azotaba a Mariko-san y a Fujiko y les arrancaba lágrimas.Blackthornemiróhaciaelpueblo.Volabanescombrosportodaspartes.El vientopenetróporunarendijadelshojidepapeldeunadelascasas,ytodalapared desapareció,dejandosólounesqueletodelistones.Laparedopuestasederrumbó,y sehundiótodoeltejado. Blackthornesevolvió,impotente,alserarrancadoelshojidesuhabitación.Las paredesdesaparecieron.Ahorapodíaveratravésdetodalacasa.Perolossoportes del techo aguantaron, y el tejado de azulejos no se movió. Colchas, farolillos y esteras,arrastradosporelviento,eranperseguidosporloscriados. La tormenta destruyó las paredes de todas las casas de la aldea. Y algunas moradas quedaron totalmente arrasadas. No hubo heridos graves. Al amanecer amainóelviento,yloshombresymujeresempezaronareconstruirsushogares. www.lectulandia.com-Página410 A mediodía, las paredes de la casa de Blackthorne habían sido reparadas, y la mitaddelaaldeavolvíaatenersuaspectonormal.Lostejadoseranlomásdifícilde reparar, pero todos se ayudaban mutuamente, sonriendo, con rapidez y habilidad. Mura recorría el pueblo, aconsejando, guiando, inspeccionando y dando instrucciones.Subióalacolinaparavercómoibanlascosas. —Mura —dijo Blackthorne, buscando las palabras—, tú has hecho que esto pareciesefácil. —Gracias,Anjín-san.Sí,muchasgracias,perohemostenidosuertedequenose hayaproducidoningúnincendio. —¿Vosotrosincendiosamenudo? —Perdón,perosedice:«¿Tenéisincendiosamenudo?.» Blackthornerepitiólafrase. —Sí.Peroordenéquelaaldeaestuviesepreparada.Preparada,¿comprendes? —Sí. —Cuandoestallanestastormentas… Mura se interrumpió y miró por encima del hombro de Blackthorne. Después, bajólacabeza. Omiseacercabaapasoligero,mirandoamistosamenteaBlackthorneycomosi Muranoexistiese. —Buenosdías,Anjín-san—dijo. —Buenosdías,Omi-san.¿Estátucasabien? —Muy bien, gracias. —Omi miró a Mura y dijo, bruscamente:—Los hombres deberían estar pescando o trabajando los campos. Y también las mujeres. Yabú— sama quiere sus impuestos. ¿Tratáis de avergonzarme delante de él con vuestra pereza? —No,Omi-san.Discúlpame,porfavor.Iréenseguida. —Notendríaquedecírtelo.Ylapróximavez,notelodiré. —Tepidoperdónpormiestupidez. YMurasealejórápidamente. Omihablólargamente,peroBlackthornenoleentendió,comonohabíaentendido loquelehabíadichoaMura,sóloalgunapalabradevezencuando. —Losiento,peronoentiendo. —¿Divertido?¿Tegustólodeayer?¿Elataque?¿Labatalla«simulada»? —¡Ah!Yaentiendo.Sí,meparecióbien. —¿Yloquepresenciaste? —¿Perdón…? —Lo que viste. El ronín Nebara Jozen y sus hombres. —Omi imitó un bayonetazoyseechóareír.—Presenciastesumuerte.¡Muerte!¿Comprendes? —¡Oh,sí!Laverdad,Omi-san,nomegustanlasmuertes. www.lectulandia.com-Página411 —Karma,Anjín-san. —Karma.¿Habráhoyinstrucción? —Sí.PeroYabú—samasóloquierehablar.Mástarde.¿Comprendes,Anjín-san? Sólohablar.Mástarde—repitióOmi,pacientemente. —Sólohablar.Comprendo. —Estásempezandoahablarmuybiennuestralengua.Sí.Muybien. —Gracias.Difícil.Pocotiempo. —Sí. Pero eres un buen hombre y te esfuerzas mucho. Esto es importante. Te daremos tiempo, Anjín-san, no te preocupes. Yo te ayudaré. —Después dijo, y lo repitióconclaridad:—Quieroseramigotuyo.¿Comprendes? —¿Amigo?Comprendolapalabra«amigo». Ormseseñalóasímismoy,después,aBlackthorne. —Quieroseramigotuyo. —¡Ah!Gracias.Muyhonrado. Omisonriódenuevo,seinclinó,deigualaigual,ysealejó.«¿Amigosuyo?—se dijoBlackthorne—.¿Haolvidadoél?Yo,no.» —¡Oh, Anjín-san! —exclamó Fujiko, corriendo hacia él—. ¿Quieres comer? Yabú—samaenviaráprontoabuscarte. —Sí,gracias.¿Muchosdestrozos?—preguntóél,señalandolacasa. —Perdona,losiento,perodebesdecir:«¿Hahabidomuchosdestrozos?.» —¿Hahabidomuchosdestrozos?—Nadaimportante,Anjín-san. —Bien.¿Novíctimas? —Perdóname,perodebesdecir:«¿Hahabidovíctimas?» —Gracias.¿Hahabidovíctimas? —Ninguna,Anjín-san. De pronto, Blackthorne se hartó de tantas correcciones y puso fin a la conversaciónconunaorden: —Estoyhambre.¡Comida! —Sí,inmediatamente.Perodebesdecir:«Estoyhambriento.»Unapersonatiene hambre,peroestáhambrienta. Esperóaqueéllorepitiesecorrectamente,ysemarchó. ÉlsesentóenlagaleríayobservóaUeki-ya,elviejojardinero,querecogíalos desperdiciosylashojascaídas.Pudovermujeresyniñosquereparabanlaaldea,y barcasquesehacíanalamarydoblabanelcabo.Otroslugareñossedirigíanalos campos,pueselvientohabíaamainado.«Mepreguntoquéimpuestosdebenpagar— sedijo—.Mefastidiaríasercampesinoaquí.Ynosóloaquí,sinoencualquierparte.» Aldespuntareldía,lehabíaimpresionadolaaparentedevastacióndelpueblo. —¿Porquénoconstruísconpiedraoconladrillos?—preguntó. —Debido a los terremotos, Anjín-san. Un edificio de piedra se agrietaría y se www.lectulandia.com-Página412 derrumbaría, matando probablemente a sus habitantes. Con nuestro estilo de construcción,losdañosnosongrandes.Yaverásconquérapidezsearreglatodo. —Sí,perotenéiselpeligrodeincendio.¿YquépasacuandosoplanlosGrandes Vientos,lostai-fun? —Entonceslopasamosmuymal. Hacíaunosdíasseprodujootrotemblordetierra.Habíasidoligero.Unamarmita secayódelbrasero,volcándolo.Afortunadamente,sólohabíaunpequeñorescoldo. Unacasadelpuebloseincendió,peroelfuegonoseextendió.Blackthornenohabía vistonuncaunaluchataneficazcontraelfuego.Aparteesto,lagentedelaaldeale había prestado poca atención. Se habían reído y continuado sus vidas como si tal cosa. —¿Porquéseríelagente?. —Consideramosvergonzosoydescortésmostrarnuestrosfuertessentimientosy, enparticular,elmiedo,porestolodisimulamosconlarisaolasonrisa. «Peroalgunoslomuestran»,pensóBlackthorne. NebaraJozenlohabíamostrado.Habíamuertocobardemente,llorandodemiedo, pidiendo clemencia, y su muerte había sido lenta y cruel. Lo dejaron correr, para pincharlo cuidadosamente con las bayonetas, entre carcajadas, obligándolo a correr denuevoyacribillándoloabayonetazos.Porúltimo,lodejaronquesearrastrasepara morirdesangrado. Nagadirigióluegosuatenciónalosotrossamurais.TresdeloshombresdeJozen sehabíanarrodilladoinmediatamenteydescubiertoelvientreparahacerseelharakiri ritual.Tresdesuscamaradassehabíancolocadodetrásdeelloscomoayudantes,y levantando sus largos sables. Cuando los samurais arrodillados fueron a coger sus cuchillos,dejandoelcuelloaldescubierto,lostressablescayeronylosdecapitaron deunsolotajo. Después,searrodillaronotrosdossamurais,haciendoeltercerodeayudante.El primerodeellosfuedecapitadocomosuscamaradas.Elotrodijo: —No.Yo,HirasakiKenko,sécómohayquemorir,cómodebemorirunsamurai. Kenkoeraunjovenesbelto,perfumadoycasihermoso,detezpálidaycabellos untadosybienpeinados.Sacóreverentementesucuchilloyenvolvióparcialmenteel armaconuncinto,paraagarrarlamejor. —Protesto de la muerte de Nebara Jozen-san y de sus hombres —dijo, con firmeza, inclinándose ante Naga. Dirigió su última mirada al cielo y la última y serenasonrisaasuayudante—.Sayonara,Tadeo. Clavóprofundamenteelcuchilloenelladoizquierdodesuvientreydiountajo horizontalconambasmanos,después,losacó,loclavójustoencimadelpubisycortó haciaarribaensilencio.Suayudantedescargóelsableenunsoloarcofulgurante. Naga recogió personalmente la cabeza y le cerró los ojos. Después dijo a sus www.lectulandia.com-Página413 hombresquelalavasen,ylaenvolviesenylaenviasenaIshidocontodosloshonores yconuninformecompletosobrelabravuradeHirasakiKenko. El último samurai se arrodilló. No quedaba nadie para ayudarle. También era joven.Susdedostemblaban,yelmiedoloconsumía.Tresveceshabíacumplidosu deberconsuscamaradas.Nuncahastaentonceshabíamatado. Contemplóelcuchillo.Descubriósuvientre.Sintióquelaslágrimasacudíanasus ojos, pero las ocultó bajo una máscara sonriente. Naga hizo una seña a su lugarteniente. Esteavanzó,saludóysepresentóceremoniosamente: —Osaragi Nampo, capitán de la Novena Legión del señor Toranaga. Sería un honorparamíservirtedeayudante. —IkomoTadeo,primeroficial,vasallodelseñorIshido.Gracias.Aceptotuayuda comounhonor. Sumuertefuerápida,indolorayhonrosa. Recogieron las cabezas. Más tarde, Jozen pareció revivir. Sus manos frenéticas trataroninútilmentedecerrarsuvientre. Loabandonaronalosperros,quehabíansubidodelaaldea. www.lectulandia.com-Página414 CapítuloXXXIV Diez días después de la muerte de Jozen y sus hombres, a la Hora del Caballo, las oncedelamañana,unconvoydetresgalerasdoblóelcabodeAnjiro.Ibanllenasde soldados.Toranagadesembarcó.LeacompañabaBuntaro. —Primero quiero ver una maniobra de ataque, Yabú—san, con los quinientos hombresprimitivos—dijoToranaga—.Enseguida. —¿Nopodríasermañana?Asítendríatiempodehacerlospreparativos.Ydebes deestarcansado… —Noloestoy,gracias—respondióToranaga,condeliberadabrusquedad—.No necesito«defensores»,nigritos,nimuertessimuladas.Noolvides,viejoamigo,que heactuadolobastanteenlascomediasNohcomoparasaberusarmiimaginación. Estaban en la playa, junto al muelle. Toranaga estaba rodeado de sus guardias escogidos, y otros desembarcaban de la galera atracada. Otros mil samurais, poderosamentearmados,seapretujabanenlasdosgalerasqueesperabancercadela orilla. —¡Cuidadeello,Igurashi!—gritóYabú,disimulandosuira. DesdequeenvióelprimermensajesobrelallegadadeJozen,sólohabíarecibido informes insignificantes de su red de espionaje en Yedo y esporádicas y vagas respuestasdeToranagaasuscadavezmásapremiantesmensajes.Hastaque,cuatro días atrás, recibió ésta: «Los responsables de la muerte de Jozen serán castigados. Permaneceránensuspuestos,peroarrestadoshastaquepuedaconsultarconelseñor Ishido.»Yayer,labomba:«HoyherecibidolainvitaciónformaldelnuevoConsejo deRegenciaparalaCeremoniadelasFlores,enOsaka.¿Cuándopiensaspartir?Te aconsejoquelohagasinmediatamente.» —¿SignificaestoqueToranagavaairaallá?—preguntóYabú,desconcertado. —Te está obligando a comprometerte —respondió Igurashi—. Hagas lo que hagas,estásatrapado. —Yotambiénlocreo—dijoOmi. Yhoy,enlaplaya,Yabúdabagraciasasukamiguardián,quelohabíainducidoa aceptarelconsejodeOmidepermaneceraquíhastaelúltimomomento,hastadentro detresdías. —Respecto a tu último mensaje, llegado ayer, Toranaga-sama —dijo Yabú —, supongoquenoirásaOsaka,¿verdad? —¿Ytú? —Teconsideromijefe,y,naturalmente,esperabatudecisión. —Mi decisión es fácil, Yabú—sama. En cambio, la tuya es difícil. Si vas los regentes te harán trizas por haber matado a Jozen y a sus hombres. Ishido está furioso…yconrazón.¿Neh? www.lectulandia.com-Página415 —Yonolohice,señorToranaga.LadestruccióndeJozen,sindudamerecida,se realizócontramisórdenes. —FueunasuertequelohicieseNaga-san,¿neh?Sino,habríastenidoquehacerlo tú.Mástardediscutiremosesto.Ahora,venycharlaremosmientrasnosdirigimosal campo de instrucción. No hay que perder tiempo. —Y Toranaga se echó a andar a paso vivo, seguido de cerca por sus guardias.—Sí, estás realmente ante un dilema, viejo amigo. Tal vez deberías hacer lo que sugeriste la última vez que estuve en Anjiro. Me alegraría ser tu ayudante. Tal vez tu cabeza mitigaría el mal humor de Ishidocuandomereúnaconél. —MicabezanotienevalorparaIshido. —Noesésamiopinión.Buntarofueasuencuentro. —Discúlpame,señor.¿Dóndequieresquesealojenloshombres? —En la meseta. Establece allí tu campamento permanente. Doscientos guardias quedaránconmigoenlafortaleza. —¿Uncampamentopermanente?—preguntóYabú—.¿Vasaquedarteaquí? —No,sólomishombres.Silamaniobrasalebien,comocreo,formaremosnueve batallonesdeasalto,dequinientossamuraiscadauno. —¿Tendremosnuevebatallonesdeasalto? —Sí.Constituiránunregimiento.AlmandodeBuntaro. —Talvezseríamejorqueyomeencargasedeeso.Él… —OlvidasqueelConsejosereúnedentrodebrevesdías.¿Cómopuedesmandar unregimientosimarchasaOsaka?¿Nohaspreparadotupartida? Yabúsedetuvo. —Somos aliados. Convinimos en que tú eres el jefe, y orinamos para sellar el trato. Yo lo he cumplido y sigo cumpliéndolo. Ahora, pregunto: ¿Cuál es tu plan? ¿Vamosonovamosalaguerra? —Nadiemehadeclaradolaguerra.Todavía. Yabú ardía en deseos de sacar la espada Yoshitomo y derramar la sangre de Toranaga sobre el polvo, de una vez para siempre y costase lo que costase. Podía sentirelalientodelosguardiasdeToranagaasualrededor,peroyanoleimportaba. —¿NoseráelConsejotusentenciademuerte?Túmismolodijiste.Encuantose reúnan,tendrásqueobedecer.¿Neh? —Desdeluego. Toranaga alejó a los guardias con un ademán y se apoyó tranquilamente en su sable,separadasyfirmeslasrobustaspiernas. —Entonces,¿cuálestudecisión?¿Quétepropones? —Primero,verlamaniobra. —¿Ydespués? —Iracazar. www.lectulandia.com-Página416 —¿VasairaOsaka? —Naturalmente. —¿Cuándo? —Cuandomeplazca. —¿Quieresdecir,nocuandoleplazcaaIshido? —Quierodecircuandomeplazca.Yahoradime:¿quéocurrióexactamenteentre JozenyNaga-san? Yabúlecontólaverdad,peroomitiendolacircunstanciadequeNagahabíasido inducidoporOmi. —¿Ymibárbaro?¿CómoseportaAnjín-san? —Bien,muybien. Yabú le habló del frustrado harakiri de la primera noche y de cómo doblegó a Anjín-sanparasumutuaventaja. —Muy astuto —dijo Toranaga, lentamente—. Nunca me habría imaginado que intentaseelharakiri.Muyinteresante. —FueunasuerteelquedijeseaOmiqueestuviesepreparado. Yabú esperó con impaciencia que Toranaga dijese algo más. Pero éste guardó silencio.Porfin,dijoYabú: —La noticia que te envié sobre el nombramiento del señor Ito como regente… ¿Losabíasya? —Habíaoídorumores.ItoesunmagníficoelementoparaIshido. —Perosuvototedestruirá. —SisecelebraelConsejo. —¡Ah!Entonces,¿tienesunplan? —Yo siempre tengo un plan… o varios planes, ¿no lo sabías? Pero, ¿cuál es el tuyo,aliado?Siquieresmarcharte,márchate.Siquieresquedarte,quédate.¡Elige! Ysiguióandando. MarikoentregóaToranagaunrollodeapretadaescritura. —¿Esestotodo?—preguntóél. —Sí,señor—respondióella,molestaporelolordelmalventiladocamarote—. Mucho de lo que hay en el Manual de Guerra estará repetido, pero yo tomé notas cadanocheyloescribítodosegúnseproducíao,almenos,lointenté.Escasicomo unDiariodetodoloquesehadichoyhasucedidodesdequetemarchaste. —Bien.¿Lohaleídoalguienmás? —No,queyosepa.—Agitóelabanicopararefrescarse.—LaconsortedeAnjínsanyloscriadosmevieroncuandoloescribía,perosiemprelotuveguardadobajo llave. —¿Cuálessontusconclusiones? Ella reflexionó un momento y dijo, con seguridad: —El Regimiento de www.lectulandia.com-Página417 Mosquetes ganaría una batalla. Los bárbaros podrían destruirnos, si desembarcasen en gran número, con mosquetes y cañones. Debes tener una flota bárbara. Hasta ahora, los conocimientos de Anjín-san han tenido un valor enorme para ti, hasta el punto de que deberían mantenerse secretos, sólo para tus oídos. Puestos en malas manos,estosconocimientosseríanfatalesparati. —¿Quiéncomparteahorasusconocimientos? —Yabú—san sabe muchas cosas, pero Omi-san sabe más, porque es muy intuitivo. Igurashi-san, Naga-san y los soldados… Los soldados comprenden naturalmente la estrategia, pero no los detalles, ni los conocimientos políticos y generalesdeAnjín-san.Desdeluego,éstesólonoshaexplicadoalgunascosas,pero su saber es muy vasto, y su memoria, casi perfecta. Con paciencia puede proporcionarteunaimagenexactadelmundo,desuscostumbresypeligros.Siesque dicelaverdad. —¿Ladice? —Creoquesí. —¿QuéopinasdeYabú? —Yabú—sanesunhombreviolentoysinescrúpulos.Tienedestellosdeastuciae inclusodegraninteligencia.Espeligrosocomoenemigoycomoaliado. —Unasvirtudesrecomendables.¿Ysusdefectos? —Esmaladministrador.Suscampesinosserebelaríansituviesenarmas. —¿Porqué? —Cobra impuestos excesivos, ilegales. El setenta y cinco por ciento de todo el arroz,lapescaylosproductos.Yhaimplantadotasassobrelascabezas,lastierras, lasbarcas,lasventas,hastalaúltimabarricadesaké.TodoestátasadoenIzú. —DimemáscosasdeYabú. —Comepocoysusaludparecebuena,peroSuwo,elmasajista,creequepadece delriñon.Tienealgunoshábitoscuriosos. —¿Qué? EllalecontólodelaNochedelosGritos. —ElpadredeYabúsolíatambiéncocerasusenemigos.Unapérdidadetiempo. Pero puedo comprender su necesidad de hacerlo de vez en cuando. ¿Y su sobrino, Omi? —Muyastuto.Muyinteligente.Absolutamentefielasutío. —¿YlafamiliadeOmi? —Sumadrees…bastanteseveraconMidori,suesposa.Estaessamurai,amable, enérgica y muy buena. Todos son vasallos leales de Yabú—san. En la actualidad, Omi-san no tiene consortes, aunque Kikú, la más famosa cortesana de Izú, es casi comounaconsorte.Siélpudiesecomprarsucontrato,creoquelatraeríaasucasa. —¿MeayudaríacontraYabú,siselopidiese? www.lectulandia.com-Página418 Ellareflexionóunmomento.Después,moviólacabeza. —No,señor.Nolocreo.Creoqueesvasallodesutío. —¿YNaga? —Unmagníficosamurai.VioenseguidaelpeligrodeJozen-sanysushombres,y zanjólacuestión. —Creoquefueunestúpido…alconvertirseenmuñecodeYabú. Ellasearreglóunplieguedelquimonoynocontestó. —HáblameahoradeAnjín-san—dijoToranaga,abanicándose. Ellahabíaestadoesperandoesto,pero,ahora,todaslasinteligentesobservaciones quepensabahacersehabíandesvanecidoensucabeza. —¿Ybien? —Debes juzgar por lo que se dice en el rollo, señor. En ciertos aspectos, es un hombre inexplicable. Desde luego, su educación y su herencia son completamente distintasdelasnuestras.Esuntipomuycomplicadoyqueescapaanuestra…,ami comprensión.Solíasermuyfranco.Pero,desdequeintentóelharakiri,hacambiado. Esmásreservado. LecontóloquehabíadichoyhechoOmiaquellaprimeranoche.Yloreferentea lapromesadeYabú. —¡Ah!¿FueOmi,noYabú—san,quienledetuvo? —Sí. —YYabúsiguióelconsejodeOmi.—Exacto,señor. —Luego Omi es el consejero. Muy interesante. Supongo que Anjín-san no esperaráqueYabúcumplasupromesa,¿eh? —Sí.Estáseguro. —¡Quéinfantil!—rióToranaga—.Háblamedesuconsorte. Ellaselocontótodo. —Bien.—LecomplacíaquesueleccióndeFujikoysuplanhubiesefuncionado tanbien.—¡Bravo!Estuvomuyacertadaenlodelaspistolas.¿Quétallascostumbres deAnjín-san? —Casi todas normales, aunque muestra una extraña repugnancia a hablar de juegosdealmohadayunacuriosarenunciaacomentarlasfuncionesmásnaturales. —Leexplicótambiénsudesacostumbradaaficiónalasoledadysupésimogustoen lotocantealacomida.—Porlodemás,esatento,razonable,listoybuenalumno,y sientemuchacuriosidadpornosotrosynuestrascostumbres.Yoleheexplicadoalgo sobrenuestroestilodevidaynuestrahistoria,sobreelTaikoylosproblemasactuales denuestroReino. —¿YsobreelHeredero? —Sí,señor.¿Hicemal? —No.Tedijequedebíaseducarlo.¿Quétalvasujaponés? www.lectulandia.com-Página419 —Muy bien, dadas las circunstancias. Con el tiempo, hablará perfectamente nuestralengua.Esunbuendiscípulo,señor. —¿Ytú,Mariko-san?¿Cómoestás? —Bien,gracias,señor.Ymealegromuchodetubuenaspecto¿Puedofelicitarte porelnacimientodetunieto? —Sí, gracias. Estoy muy contento. El chico tiene buena constitución y parece sano. —¿YdamaGenjiko? —Tan fuerte como siempre —gruñó Toranaga, y, después, frunció los labios y reflexionó un momento—. Tal vez podrías recomendarme una madre adoptiva. — Habíalacostumbredequeloshijosdelossamuraisimportantestuviesenunamadre adoptiva, para que la madre natural pudiese cuidar del marido y del gobierno de la casa, dejando a aquélla la crianza del pequeño.—Aunque temo que no será fácil encontrarlapersonaadecuada.DamaGenjikotieneuncarácterunpocodifícilpara susservidores,¿neh? —Estoysegurodequeencontraráslapersonaperfecta,señor.Teprometopensar enello—respondióMariko,convencidadelainutilidaddesuconsejo,puesnohabía mujercapazdesatisfaceralmismotiempoalseñorToranagayasunuera. —Gracias.Pero,¿ytú,Mariko?¿Quémedicesdeti? —Estoybien,señor.Gracias. —¿Ytuconcienciacristiana? —Nohayconflicto,señor.Hehechotodoloquepodíadesear.Deveras. Toranagalaobservófijamente.Violainocenciareflejadaensusojos. —Tehasportadobien,Mariko-san.Continúaigual. —Sí,señor,gracias.Unacosa:Anjín-santienegrannecesidaddeunagramáticay deundiccionario. —Los he pedido a Tsukku-san. —Advirtió que ella fruncía el ceño.—¿Piensas quenolosenviará? —Teobedecerá,naturalmente.Peroquizánoconlarapidezquetúdeseas. —Prontolosabré—dijoToranaga,entonoamenazador—.Sólolequedantrece días. —¿Cómoseñor?—dijoMariko,sobresaltadaysincomprender. —Bueno —dijo Toranaga, con indiferencia, disimulando su momentáneo desliz —, cuando estábamos a bordo del barco portugués, me pidió permiso para visitar Yedo. Se lo otorgué, pero dándole un plazo de cuarenta días. Ahora quedan trece. ¿No fueron cuarenta días los que estuvo aquel bonzo, aquel profeta, Moisés, en la montaña,pararecogerlosmandamientosde«Dios»grabadosenpiedra? —Sí,señor. —¿Creesqueestosucedió? www.lectulandia.com-Página420 —Sí.Peronosécómoniporqué. —Discutirlas«cosasdeDios»esperdereltiempo,¿neh? —Sibuscashechos,sí,señor. —Enlaesperadeesediccionario,¿hastratadodehaceruno? —Sí Toranaga-sama, aunque temo que no es muy bueno. Desgraciadamente, parece haber muy poco tiempo y muchos problemas. Aquí… y en todas partes — añadió,conintención. Toranaga asintió con la cabeza, dándose cuenta de que ella habría querido preguntarle muchas cosas: sobre el nuevo Consejo y el nombramiento de Ito y la sentenciadeNagaylainminenciadelaguerra. —Esunasuertequehayavueltotumarido,¿neh? —Nuncapenséquesalvaríalavida—dijoella,dejandodeabanicarse—.Nunca. Herezadoyquemadoinciensotodoslosdíasporsumemoria. Buntaro le había contado esta mañana que otro contingente de samurais de Toranaga había cubierto su retirada desde el muelle, permitiéndole cruzar los suburbios de Osaka sin tropiezo. Después, con cincuenta hombres disfrazados de bandidos, y caballos de repuesto, se había lanzado a los montes y galopado por senderos en dirección a Yedo. Dos veces lo alcanzaron sus perseguidores, y una le tendieron una emboscada en la que perdió a todos sus hombres menos cuatro, pero logró escapar y se adentró más en el bosque y siguió galopando de noche y durmiendoduranteeldía.HabíatardadoveintedíasenllegaraYedo.Sólodosdesus hombreshabíansobrevivido. —Fue casi un milagro —dijo ella—. Pensé que estaba poseída por un kami cuandoloviatuladoenlaplaya. —Esinteligente.Muyvigorosoymuyinteligente. —¿PuedopedirtenoticiasdelseñorHiro-matsu,señor?¿YdeOsaka?¿Ydedama KiritsuboydamaSazuko? Toranaga le informó, en tono indiferente, de que Hiro-matsu había regresado a Yedoeldíaantesdepartirél,ydequelasdamashabíandecididoquedarseenOsaka por motivos de salud de dama Sazuko. No había necesidad de decir más. Tanto él comoMarikosabíanqueestonoeramásqueunafórmulaparasalvarladignidady queelgeneralIshidonuncapermitiríaqueseleescapasentanvaliososrehenes,ahora queteníaaToranagafueradesualcance. —Nadapuedehacerse—dijoél—.Eskarma,¿neh? —Sí. Toranagacogióelrollo. —Ahoradeboleeresto.Gracias,Mariko-san.Lohashechomuybien.Porfavor, traeaAnjín-sanalafortalezaalamanecer. —Señor,ahoraquemiamoestáaquí,debería… www.lectulandia.com-Página421 —Tu marido está conforme en que, mientras yo esté aquí, permanecerás donde estásyactuarásdeintérpretecomohastaahora. —Perodebomontarlacasaparamiseñor.Necesitarácriadosyunacasa. —Enestemomento,estoseríaunapérdidadetiempo,dedineroydeesfuerzos. PermaneceráconlatropaoencasadeAnjín-san,loqueélprefiera. —Sí.Discúlpame,señor. Ysemarchó. Toranagaleyócuidadosamenteelrollo.YelManualdeGuerra.Despuésreleyó partedelprimero.Losguardóenlugarseguro,pusoguardiasenelcamaroteysubióa cubierta. Amanecía.Eldíaseanunciabacálidoynublado.CancelólareuniónconAnjínsanqueteníaproyectadaycabalgóhacialamesetaconuncentenardeguardias.Allí recogió a sus halconeros y tres halcones, y cazó en veinte ri. Al mediodía, había capturadotresfaisanes,dosgrandesbecadas,unaliebreyunmontóndecodornices. Envió un faisán y la liebre a Anjín-san, y el resto a la fortaleza. Algunos de sus samurais no eran budistas, y él toleraba sus costumbres dietéticas. En cuanto a él, comióunpocodearrozfríoconpastadepescado,unasalgasenadoboyunastirasde jengibre.Después,seacurrucóenelsueloysedurmió. EramuyentradalatardeyBlackthorneestabaenlacocina,silbandoalegremente. A su alrededor, estaban el cocinero jefe, su ayudante, el preparador de verduras, el preparadordepescadosysusayudantes,todossonrientes,peromolestospordentro, porquesuamoestabaenlacocinaconsuamaytambiénporqueleshabíadichoque ibaahacerleselhonordeenseñarlesaprepararycocinarlaliebreasumanera. Encuantoalfaisán,lohabíacolgadoyaenunalerodeunacasetaexterior,con severasinstruccionesdequenadie,nadie,debíatocarlo,salvoélmismo. Sintiéndosejovendenuevo—puesunadesusprimerastareashabíasidolimpiar las piezas que él y su hermano cazaban furtivamente y con grandes riesgos, en las fincas de los alrededores de Chatham—, escogió un cuchillo largo y curvo. El jefe sushi palideció. Era su cuchillo predilecto, con un filo especialmente vaciado para quelastajadasdepescadocrudofuesensiemprecortadasalaperfección.Todoslos demás sabían esto y contuvieron el aliento, acentuando su sonrisa para ocultar su preocupaciónporél,mientrasélsonreíamásparadisimularsuvergüenza. Blackthorneabriólapanzadelaliebreyextrajoelestómagoylasentrañas.Una de las doncellas más jóvenes se estremeció y huyó sin hacer ruido. Fujiko resolvió ponerle una multa de un mes de sueldo, lamentando no ser también una campesina parapoderhuirsinmenguadesuhonor. Después,observaron,pasmados,cómocortabaBlackthornelaspatasdelanimaly lodespellejaba.Acontinuación,locolocósobrelatabladetrinchar,lodecapitóyse dedicóadesarticularlaspatasytrocearelcuerpodelaliebre.Otradoncellaescapó www.lectulandia.com-Página422 sinquelosotrosloadvirtiesen. —Ahoraquierounaolla—dijoBlackthorne,conunguiñodesatisfacción. Nadielerespondió.Siguieronmirándoloysonriendoinexpresivamente.Entonces vioungrandeeinmaculadocalderodehierro.Loasióconsusensangrentadasmanos, lollenódeagua,lopusosobreelfuegoyechóenéllostrozosdecarne. —Ahora,algunasverdurasyespecias—dijo. —¿Dozo?—preguntóFujiko,convozronca. Él no conocía las palabras japonesas y miró a su alrededor. Había algunas zanahoriasenuncesto,yunasraícesqueparecíanrábanos.Loslimpió,loscortóylos echóenlaolla,añadiendosalyunpocodesalsadesoja. —Necesitaríacebollasyajos,yvinodeOporto. —¿Dozo?—volvióapreguntarFujiko,sincomprender. —Kotabasbirimasen.(Nosélaspalabras.) Ellanolecorrigióestavez,sinoquecogióunacucharayselaofreció.Élmovió lacabeza. —Saké—dijo. El ayudante de cocinero salió de su inmovilidad y le entregó el barrilito de madera. —Domo. Blackthornevertióunatazallenayañadióotraparanoquedarsecorto. —Kotaba shirimasen (Este guiso será magnífico). Ichi-ban, ¿neh? —dijo, señalandolahumeanteolla. —Hai—dijoFujiko,sinlamenorconvicción. —Okuru tsukai arigato Toranaga-sama (Envía un mensajero a dar las gracias al señorToranaga)—dijoBlackthorne,ynadiecorrigiósumaljaponés. —Hai. Fujiko salió y se dirigió corriendo a la letrina, una pequeña choza situada en espléndidoaislamientocercadelapuertaprincipaldeljardín.Estabamuymareada. —¿Te sientes bien, señora? —preguntó Nigatsu, su doncella, mujer de edad madura,rechoncha,yqueestabaalcuidadodeFujikodesdequeéstaerapequeña. —¡Vete! Pero antes tráeme un poco de cha. ¡No! Tendrías que entrar en la cocina…¡Oh,oh,oh! —Tengo cha aquí, señora. Pensamos que lo necesitarías y hervimos el agua en otrobrasero.¡Aquí! —¡Oh! ¡Eres muy lista! —dijo Fujiko, pellizcando cariñosamente la redonda mejilladeNigatsu,mientrasacudíaotradoncellaparaabanicarla. Después,seenjugóloslabiosconunatoalladepapelysesentó,aliviada,sobre uncojín,enlagalería. —¡Oh,estoesmejor! www.lectulandia.com-Página423 —¿Quépasaalládentro,señora?Nosotrasnonosatrevimossiquieraamirar. —Notepreocupes.Elamo…,elamo…Déjalocorrer.Suscostumbressonraras, peroesnuestrokarma. Entoncesvioqueseacercabaceremoniosamenteeljefedelacocina,ysucorazón seencogióunpocomás.Él,unhombrecillodelgadoytieso,degrandespiesydientes degamo,seinclinórespetuosamente.Antesdequepudiesepronunciarunapalabra, Fujikoledijo: —Compracuchillosnuevosenlaaldea.Yunaollaparacocerelarroz.Unanueva tabla de trinchar, nuevos recipientes para el agua… y todos los utensilios que consideresnecesarios.Losquehaempleadoelamoquedaránreservadosparasuuso exclusivo. Si quieres, puedes construir otra cocina donde pueda el amo hacer sus guisossilodesea…hastaquehayasaprendido. —Gracias,Fujiko-sama—dijoelcocinero—.Discúlpameporveniramolestarte, discúlpame,porfavor,peroconozcouncocineromuybuenoenlaaldeavecina.No es budista, e incluso estuvo con el Ejército en Corea. Él sabrá cocinar para el amo muchomejorqueyo. —Cuandoquieracambiardecocinero,telodiré.Mientrastanto,seguirássiendo aquíeljefedecocina—dijoella—.Aceptasteelcargoporseismeses. —Sí, señora —dijo el cocinero, muy digno por fuera y temblando por dentro, porqueFujiko-noh-Anjíneraunamaconlaquenosepodíajugar—.Perdóname,por favor, pero yo fui contratado como cocinero…, no como carnicero. Los eta son carniceros.Claroquenopodemostraeretaaquí,peroelotrococinerodequetehablé no es budista como yo, ni como mi padre y mis antepasados, señora, que nunca, nunca…Porfavor,esenuevococineropodría… —Tú seguirás cocinando aquí como hasta ahora. Yo encuentro excelente tu cocina, digna de un maestro cocinero de Yedo. Incluso envié una de tus recetas a damaKiritsubo,enOsaka. —¡Oh!Gracias.Mehacesdemasiadohonor.¿Quérecetafue,señora? —Ladeangulasymedusa,conostraspartidasyunapizcadesoja,quetúhaces tanbien.¡Esexcelente!Lomejorquejamáshecomido. —¡Oh,gracias,señora! —Aunquetussopasdejanmuchoquedesear. —¡Oh!¡Cuántolosiento! —Más tarde discutiremos esto. Gracias, cocinero —dijo ella, en tono de despedida. Peroelhombrecillosemantuvoterco,aunquesumiso. —Por favor, perdóname, señora, pero oh ko, con toda humildad, si el amo…, cuandoelamo… —Cuando el amo te mande cocinar o trinchar carne o lo que sea, lo harás www.lectulandia.com-Página424 inmediatamente. Como un servidor leal. Sin embargo, como puedes tardar mucho tiempoenaprender,talvezpodríasponertedeacuerdoconeseotrococineroparaque tevisitelosrarosdíasenquetuamoquieracomerasumanera. Satisfechosuhonor,elcocinerosonrióehizounareverencia. —Gracias.Sírvetedisculparmipeticióndeconsejo. —Naturalmente,pagarásalcocinerosustitutodetupropiosalario. Fujikopercibióelolordelaliebrequeseempezabaacocer.«¿Quépasarásime pide que coma con él? —se dijo y casi se estremeció—. En todo caso, tendré que servirle.¿Cómonomarearme?No,nomemarearé.—Pensó,resueltamente—.Esmi karma.» Seoyeronpisadasdecaballosjuntoalapuerta.Buntarodesmontóydespidióa sus hombres. Después, sudoroso y polvoriento, cruzó el jardín, acompañado solamente de su guardia personal. Llevaba su enorme arco y el carcaj sobre la espalda. Fujiko se inclinó profundamente, aunque lo odiaba. Su tío era famoso por sussalvajesaccesosdeira. —Entra,porfavor,tío.Eresmuyamablealvisitarnostanpronto—dijoFujiko —Hola,Fujiko-san.Tú…¿Quéesesapeste? —MiseñorestácocinandounapiezaqueleenvióelseñorToranaga…yenseñaa cocinaramismíseroscriados. —Siquierecocinar,supongoquepuedehacerlo,aunque…—Buntarofruncióla nariz con desagrado.—Sí, el amo puede hacer lo que quiera dentro de su casa, mientrasnovulnerelaleynimolestealosvecinos. —Confíoenquenadiesesentirámolesto—dijoella,inquieta,pensandoquémala pasada estaría él fraguando—. ¿Querías ver a mi señor? —añadió y empezó a levantarse,peroélladetuvo. —No,nolomolestes.Esperaré—dijoceremoniosamente. Ella sintió que se le encogía el corazón, pues Buntaro no era famoso por sus buenosmodalesysucortesíaerasiemprepeligrosa. —Tepidodisculpasporpresentarmeasí,sinprevioaviso—siguiódiciendoél—, peroelseñorToranagamedijoquetalvezpodríausarelbañoyalojarmeaquí.Sólo devezencuando.¿QuerráspreguntarmástardeaAnjín-sansimedasupermiso? —Con mucho gusto —dijo ella, siguiendo el ritual acostumbrado, pero aborreciendo la idea de tener a Buntaro en su casa—. Estoy segura de que él lo consideraráunhonor,tío.¿Puedoofrecertechaosakémientrasesperas? —Saké,gracias. Nigatsu,ladoncella,pusouncojínenlagaleríaycorrióenbuscadelsaké. —¿Dóndeestámiesposa?—preguntóBuntaro—.¿ConAnjín-san? —No,Buntaro-sama.Recibiólaordendepresentarseenlafortaleza,donde… —¿Laorden?¿Dequién?¿DeKasigiYabú? www.lectulandia.com-Página425 —¡Oh,no!DelseñorToranaga,señor,cuandovolviódelacazaestatarde. —¡Ah,elseñorToranaga!—dijoBuntaro,algomásapaciguadoycontemplando, atravésdelabahía,lafortalezadondeondeabaelestandartedeToranagaalladodel deYabú. —¿Quieresqueenvíeaalguienabuscarla? Élnegóconlacabeza. —Yatendrétiempodeverla—suspiró,ymiróatravesadamenteasusobrina,hija desuhermanamenor—.Puedosentirmefelizdetenerunaesposataneficiente,¿neh? —Sí, señor. Así es. Ella ha sido sumamente valiosa para interpretar los conocimientosdeAnjín-san. Buntaro contempló la fortaleza y olió el aire, al venir otra ráfaga de olor de la cocina. —EscomoestarenNagasakiodenuevoenCorea.Siempreestáncociendocarne, hirviéndolaoasándola.Loscoreanossonanimales,parecencaníbales.Eloloraajo impregnalaropayloscabellos. —Debiódeserterrible. —Laguerrafuebuena.Podíamoshabertriunfadofácilmente.EinvadidoChina. Ycivilizadoambospaíses.—Buntaroenrojecióysuvozsehizomásronca.—Pero no lo hicimos. Fracasamos y tuvimos que volver, avergonzados, porque nos traicionaron.Unospuercostraidoresqueocupabanpuestosencumbrados. —Es triste, pero tienes razón, Buntaro-sama. Tienes toda la razón —dijo ella, apaciguadora, mintiendo sencillamente, pues sabía que ninguna nación del mundo podíaconquistarChina,nicivilizarla,pueserayacivilizadaenlosviejostiempos. LatióunavenaenlafrentedeBuntaro,yéstedijo,casihablandoconsigomismo: —Pero lo pagarán. Todos ellos. Los traidores. Sólo es cuestión de esperar a la orilladelríoaquepasenflotandoloscadáveresdelosenemigos,¿neh?—Lamiróy añadió:—Odioalostraidoresyalosadúlteros.¡Yatodoslosembusteros! —Sí. Tienes razón, Buntaro-sama —dijo ella, estremecida, sabiendo que su ferocidadnoteníalímites. CuandoBuntaroteníadieciséisaños,habíaejecutadoasupropiamadre,consorte pocoimportantedeHiro-matsu,porsospechadeinfidelidadmientrasésteestabaenla guerra,luchandoporelseñorGoroda,elDictador.Añosmástarde,habíamatadoasu primogénito, hijo de su primera esposa, por presuntos insultos, y a ella la había enviadoconsufamilia,dondesehabíasuicidado,incapazdesoportarsuvergüenza. HabíahechocosasterriblesasusconsortesyaMariko. YhabíadisputadoviolentamenteconelpadredeFujiko,acusándolodecobardía enCoreaydesacreditándoloanteelTaiko,elcuallehabíaordenadoqueseafeitasela cabezaysehiciesemonje,provocandosuprematuramuerte,roídoporlavergüenza. LlegóelsakéyBuntaroempezóabeberagrandestragos. www.lectulandia.com-Página426 Cuandohubopasadoeltiempocorrectodeespera,Fujikoselevantó. —Discúlpameunmomento,porfavor. Se dirigió a la cocina a avisar a Blackthorne y a pedirle permiso para alojar a Buntaroenlacasa,yvolvióalcabodeunmomento,conelpechodolorido. —Miseñordicequesesientehonradodetenerteaquí.Sucasaestucasa. —¿Quéefectoteproduceserconsortedeunbárbaro? —Alprincipiopenséqueseríahorrible.PeroAnjín-saneshatamotoy,porende, samurai. Supongo que es un hombre como otro cualquiera, aunque tiene algunas costumbresmuyraras. —¡Quién habría pensado que una mujer de nuestra casa sería consorte de un bárbaro,aunqueseahatamoto! —Noteníaelección.MelimitéaobedeceralseñorToranagayalabuelo,aljefe denuestroclan. —Sí.—Buntaroapurósutazadesakéyellavolvióallenarla.—Laobedienciaes importanteenunamujer.YMariko-sanesobediente,¿no? —Sí,señor—dijoella,mirandosufeacarademono—.Sólotehatraídohonor. Sin dama Mariko, tu esposa, el señor Toranaga no habría podido asimilar los conocimientosdeAnjín-san. Élsonrióaviesamente. —HeoídodecirqueapuntasteconpistolasalacaradeOmi-san. —Fueencumplimientodemideber,señor. —¿Dóndeaprendisteausarlaspistolas? —Nunca había empuñado una hasta entonces. Y no sabía si estaban cargadas. Perohabríaapretadolosgatillos. Buntaroseechóareír. —Omi-santambiénlopensó. —Después,aprendíadisparar. —¿Teenseñóél? —No,unodelosoficialesdelseñorToranaga. —¿Porqué? —Mipadrenopermitiónuncaquesushijasaprendiesenamanejarelsableola lanza. Pensaba, y yo creo que con razón, que debíamos dedicar nuestro tiempo a aprendercosasmásdelicadas.Pero,aveces,unamujertienequeprotegerasuseñor y su casa. La pistola es un arma buena para una mujer, muy buena. No requiere fuerzanimuchapráctica.Talvezahorapodríasermásútilamiseñor,puessinduda volaríalacabezaacualquieraparaprotegerloyporelhonordenuestracasa. Buntaroapurósutaza. —MesentíorgullosocuandomeenterédequelehabíasplantadocaraaOmi-san. Hicisteloquedebías.ElseñorHiro-matsusesentirátambiénorgullosodeti. www.lectulandia.com-Página427 —Gracias, tío, pero sólo cumplí un deber elemental. —Se inclinó ceremoniosamente.—Miseñorpreguntasileharáselhonordehablarconélahora,si notemolesta. Élsiguióelritual: —Dalelasgraciasdemiparte,porfavor,pero,¿podríabañarmeprimero?Siaél leparecebien,hablaremoscuandoregresemiesposa. www.lectulandia.com-Página428 CapítuloXXXV Blackthorne esperaba en el jardín. Ahora vestía el uniforme Pardo que le había regalado Toranaga, con sables al cinto y una pistola oculta debajo de éste. De las apresuradasexplicacionesdeFujikoy,después,delossirvientes,habíadeducidoque tenía que recibir a Buntaro con toda ceremonia, pues el samurai era un general importante,unhatamoto,yelprimerinvitadodelacasa.Porconsiguiente,sehabía bañadoycambiadorápidamente,ydirigidoallugarquelehabíanpreparado. Vio que Mariko salió de la casa y cruzaba el jardín. Parecía una estatuilla de porcelana,siguiendoaBuntaroamediopasodedistancia.LaacompañabanFujikoy lasdoncellas. Blackthornehizounareverencia. —Yokosooidekudasareta,Buntaro-san.(Bienvenidoamicasa,Buntaro-san.) Todos correspondieron a su saludo. Buntaro y Mariko se sentaron en sendos cojinesfrenteaél.Fujikosesentódetrásdeél.NigatsuyladoncellaKoiempezaron aservirlestéysaké.BuntaroyBlackthornetomaronsaké. —Domo,Anjín-san.¿Ikagadesuka.? —¿Ikagadesuka? —Kowajozuni shabereru yoni natta na. (Bueno, empiezas a hablar muy bien el japonés.) Pronto se perdió Blackthorne en la conversación, pues Buntaro se comía las palabrasyhablabadescuidadamenteymuydeprisa. —Perdón,Mariko-san,nohecomprendidoesto. —Mi esposo desea darte las gracias por haber intentado salvarlo. Con el remo. ¿Teacuerdas?CuandoescapamosdeOsaka. —¡Ah,sodesu!Domo.Dile,porfavor,quetodavíacreoquehabríamospodido acercarnosalmuelle.Sobrabatiempo.Aquelladoncellaseahogóinnecesariamente. —Éldicequefuekarma. —Fueunamuerteinútil—replicóBlackthorne,lamentandoenseguidasurudeza. Peroadvirtióqueellanolotraducía. —Mimaridodicequelaestrategiadeataqueesmuybuena.Realmentebuena. —Domo. Dile que me alegro de que se pusiera a salvo, y de que se ponga al mandodelregimientoy,naturalmente,dequepermanezcaaquí. —Domo,Anjín-san.Buntaro-samadiceque,efectivamente,elplandeataquees muy bueno, pero que él llevará siempre su arco y sus sables. Puede matar a mayor distancia,congranpunteríaymásrápidamentequeconunmosquete. —Siquiere,mañanadispararécontraél,yyaveremos. —Perderías,Anjín-san.Mepermitoaconsejartequenolointentes—dijoMarikosan. www.lectulandia.com-Página429 BlackthornevioqueBuntarolosmirabasucesivamente. —Gracias,Mariko-san.Dilequemegustaríaverledisparar. —Élpreguntasitúsabesmanejarelarco. —Sí,peronocomounbuenarquero.Losarcosestánanticuadosenmipaís.Salvo la ballesta. Yo me instruí para el mar. Y allí sólo usamos cañones, mosquetes y cuchillos. A veces empleamos flechas incendiarias, pero sólo contra las velas enemigasyapocadistancia. —Élpreguntacómohacéisycómoempleáisesasflechas.¿Sondiferentesdelas nuestras,delasquelanzaroncontralagaleraenOsaka? Blackthorne empezó a explicárselo y hubo las acostumbradas y fatigosas interrupcionesyrepeticiones.Ahoraestabayahabituadoasuincreíblecuriosidadpor todoslosaspectosdelaguerra,peroleresultabaagotadortenerquehablarpormedio deunintérprete. Sin embargo, sabía que, sin Mariko, jamás habría podido ser tan valioso. «Sólo misconocimientosmelibrandelpozo—sedijo—.Peroestonoesproblema,porque todavía tengo mucho que decir y hay una batalla por ganar. Una verdadera batalla. Hastaentonces,estoyasalvo.Tengounplanparaunaflota.Ydespués,¡acasa!Sano ysalvo.» EntoncesviolossablesdeBuntaroydelosguardias,ypalpóelsuyoysintióel calordesupistola,ypensó,afuerdesincero,quenuncaestaríaasalvoenestepaís. Nadieestabaasalvo,nisiquieraToranaga. —Anjín-san,Buntaro-samapreguntasipodríasenseñarmañanaasushombresa haceresasflechas. —¿Dóndepuedeconseguirsebrea? —Nolosé. Mariko le interrogó sobre los sitios donde solía encontrarse, sobre su aspecto y olor, y sobre posibles alternativas. Después, habló largamente con Buntaro. Fujiko habíaguardadosilenciotodoelrato,captándolotodoconlamiradaylosoídos.Las doncellas, obedeciendo a ligeros movimientos del abanico de Fujiko, llenaban continuamentedesakélastazasvacías. —MiesposodicequediscutiráestoconelseñorToranaga.Talvezexistabreaen algúnlugardelKwanto.Yonuncaoíhablardeella.Perotenemosaceitesespesos,de ballena, que podrían emplearse como sucedáneos. Él pregunta si usáis a veces cohetesdeguerra,comoloschinos. —Sí.Peronoseconsiderandemuchovalor,salvoenlosasedios.Losturcoslos emplearoncontraloscaballerosdeSanJuan,enMalta.Principalmente,seusanpara producirincendiosypánico. —Élpidequehagaselfavordeexplicarledetallesdeestabatalla. —Fuehacecuarentaaños,elmásgrande… www.lectulandia.com-Página430 Blackthorne se interrumpió, porque su mente había empezado a galopar. Había sido el asedio más vital para Europa.