Oración Una sola familia humana, alimentos para todos

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Encuentro de oración1 para el lanzamiento de la campaña de Cáritas
“Una Sola Familia Humana: Alimentos para Todos”
Ritos iniciales
Reunidos los miembros de la asociación, se entona, según la oportunidad, un canto adecuado,
terminado el cual, el celebrante dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amen.
Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo:
El Señor, que pasó haciendo el bien esté con todo vosotros.
U otros palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.
Todos responden:
Amen.
El celebrante dispone a los presentes a recibir la bendición, con estas palabras u otras semejantes:
Dios, que es amor, queriendo hacer a los hombres partícipes de su amor,
envió su Hijo al mundo para auxiliarlos y ayudar amorosamente a los afectados
por la enfermedad, la invalidez, o la adversidad; y Cristo mostró un amor tan
grande a sus hermanos que consideró como hecho a sí mismo todo lo que se
hiciera con ellos, llamó benditas de su Padre a las personas compasivas y les
prometió la vida eterna.
Imploremos, pues, una abundante bendición del Señor sobre los
miembros de esta asociación, que dedicarse a ayudar a los hermanos.
Lectura de la Palabra de Dios
Luego, el lector, un do los presentes o el mismo celebrante, lee un texto de la Sagrada Escritura. Se
elegirá la lectura que parezca más directamente relacionada con los fines de aquella asociación.
Mt. 25, 31-46: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicieseis
31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se
sentará en su trono glorioso.
32 Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de
otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
33 y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo
del mundo,
Adaptado de la “Bendición de las Asociaciones de Ayuda en las Necesidades Públicas,” Bendicional
(De Benedictionibus), Versión Castellana de la Edición Típica Reimpresión 2012, Libros Litúrgicos,
Madrid: Conferencia Episcopal Española, 2012.
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1
35 porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de
beber; estaba de paso, y me alojaron;
36 desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".
37 Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos
de comer; sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
39 ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?".
40 Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo".
41 Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego
eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me
dieron de beber;
43 estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y
preso, y no me visitaron".
44 Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o
sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?".
45 Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo".
46 Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Palabra del Señor.
O bien:
Is 58, 1ab. 5-11: Parte tu pan con el hambriento
1ab ¡Grita a voz en cuello, no te contengas, alza tu voz como una trompeta.
5 ¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí
mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre el cilicio y la ceniza: ¿a
eso llamas ayuno y día aceptable al Señor?
6 Este es el ayuno que yo amo –oráculo del Señor–: soltar las cadenas injustas,
desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los
yugos;
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7 compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al
que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
8 Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar;
delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
9 Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí
estoy!». Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra
maligna;
10 si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se
alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía,
11 El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y
llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una
vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Palabra de Dios.
Pueden también leerse: Tb 12, 6-13; Si 3, 33-4, 11; Si 7, 36-39; Mc 2, 1-12; Lc 10, 25-37; Jn 13, 12-17.
Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.
Salmo responsorial
Sal 33 (34), 2-3, 4-5, 6-7, 10-11, 12-13 (R/:9ª)
R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
2 Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
3 Mi alma se gloría en el Señor;
que lo oigan los humildes y se alegren.
R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
4 Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
5 Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.
R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
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6 Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
7 Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y los salvó de sus angustias.
R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
10 Teman al Señor, todos sus santos,
porque nada faltará a los que lo temen.
11 Los ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero los que buscan al Señor no carecen de nada.
R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
12 Vengan, hijos, escuchen:
voy a enseñarles el temor del Señor.
13¿Quién es el hombre que ama la vida
y desea gozar de días felices?
R/ ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
O bien: Sal. 102 (103), 1-2. 3-4. 11-12. 13-4. 17-18
R/(8) El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.
El celebrante, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura
bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.
Preces
Si se estima oportuno, antes de la oración de bendición puede hacerse la plegaria común. Entre las
intercesiones que aquí se proponen, el celebrante puede seleccionar la que la parezcan más adecuadas o
añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias de los socios o del momento.
V/ Cristo, el Señor, aguantando nuestros sufrimientos y aguantando nuestros
dolores, pasó haciendo el bien, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus
huellas. Cimentados en su amor, invoquémoslo diciendo:
R/ Enséñanos, Señor, a servir a los hermanos.
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-
Tú que te hiciste pobre por nosotros y viniste, no para que te sirvieran,
sino para servir, concédenos amar a los hermanos y ayudarlos en sus
necesidades. R/.
-
Tú que con tu obra redentora hiciste un mundo nuevo en el que los
hombres se sintieran solidario una de otros y se amaran entre sí,
ayúdanos a trabajar con denuedo por la instauración de un modo de
vivir auténticamente evangélico. R/.
-
Tú que quieres que todos los hombres se beneficien de tus bienes, haz que
surjan en tu pueblo personas generosas que, impulsadas por la caridad, se
dediquen de buen grado a la asistencia de los pobres y necesitados. R/.
-
Tú que quisiste que María, tu madre, fuera también madre nuestra,
otórganos su protección para que sintamos continuamente su ayuda desde
el cielo. R/
Aquellos reunidos en oración pueden rezar todos juntos o de a uno por vez la oración oficial de la
campaña de Cáritas.
Oh Dios, que nos confiaste los frutos de la creación para que cuidáramos la
tierra y nos nutriéramos de su generosidad.
Nos enviaste a tu Hijo a compartir su propia carne y sangre y a enseñarnos tu
Ley de Amor. A través de su muerte y resurrección nos has formado en una sola
familia humana.
Jesús mostró una gran preocupación por aquellos que no tenían que comer;
incluso transformó cinco hogazas de pan y dos pescados en un banquete que
alimentó a cinco mil y más.
Venimos ante ti, oh Dios, conscientes de nuestros fallos y fracasos, pero llenos de
esperanza, a compartir el alimento con todos los miembros de esta familia
mundial.
A través de tu sabiduría, inspira a los líderes de los gobiernos y a los
empresarios, así como a todos los ciudadanos del mundo, a encontrar soluciones
de caridad para finalizar la hambruna mundial y asegurar el derecho de todo ser
humano al alimento.
Así oramos, Oh Dios, para que en el momento de presentarnos ante Ti en el
Divino Juicio, podamos proclamarnos como parte de “Una sola Familia
Humana” con “Alimentos para todos”.
Amén.
Oracion de bendicion
El celebrante, con las manos extendidas, añade:
Bendito seas, Señor, Dios de misericordia,
Que en tu Hijo nos has dado
Un admirable ejemplo de caridad
Y por él nos has recomendado vivamente
El mandato del amor;
Dígnate colmar de tus bendiciones +
A estos servidores tuyos,
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Que quieren dedicarse generosamente a la ayuda de los hermanos;
Haz que, en las necesidades urgentes,
Te sirvan fielmente con una entrega total
En la persona del prójimo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Conclusion del Rito
Después de la oración de bendición, según las circunstancias, se canta la antífona:
La señal por la que conocerán todos que sois discípulos mios
Será que os améis unos otros.
V/. Dijo Jesús a sus discípulos: - La señal …
O bien la siguiente (Ubi caritas):
Ant. Donde hay caridad y amor, allí está Dios.
Nos congregó y unió el amor de Cristo.
Regocijémonos y alegrémonos en él.
Temamos y amemos al Dios vivo,
Y amémonos con corazón Sincero.
Ant. Donde hay caridad y amor, allí está Dios.
Pues estamos en un cuerpo congregados,
Cuidemos no se divida nuestro afecto.
Cesen las contiendas malignas, cesen los litigios,
Y en medio de nosotros esté Cristo Dios.
Ant. Donde hay caridad y amor, allí está Dios.
Veamos juntamente con los santos,
Tu glorioso rostro, ¡oh Cristo Dios!
Este será gozo inmenso y puro,
Por los siglos de los siglos infinitos. Así sea.
U otro canto adecuado.
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