La ley Judía

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La Ley Judía
Diario Tribuna Israelita, México
Históricamente uno de los primeros requisitos de toda comunidad judía de la diáspora
fue la de asegurar el mantenimiento de su autonomía jurídica, que iba más allá de las
cuestiones religiosas para abarcar la ley civil, la administrativa y aun la criminal. Con la
destrucción del Estado judío en 70 e.c. y el consecuente exilio -que colocaba a los
miembros de este grupo en una situación de marginalidad con limitación de derechosresultaba casi imposible preservar la religión y la continuidad judías sin la observancia
estricta de ciertas prácticas rituales y ceremonias religiosas, y la aceptación de la autoridad
suprema de la ley judía. Fue por esto que, a diferencia de otros sistemas legales que
fueron declinando conforme sus practicantes perdían su soberanía, la legislación judía
experimentó mayor creatividad y evolución estructural después del exilio, hasta llegar a
conformar un cuerpo masivo de literatura legal. Sin embargo, desde la Emancipación
(siglo XVIII) y la consecuente integración de los judíos a la vida política y nacional de las
sociedades en las que vivían, la autoridad de esta legislación se ha limitado a las
cuestiones religiosas.
Para las autoridades rabínicas, la ley no representaba un medio sino un fin en sí misma.
Creían que los mandamientos tenían el objeto de purificar al hombre y de guiarlo hacia
una vida recta y consideraban que existía una cierta satisfacción al cumplir con preceptos
religiosos, razón por la cual los preservaban y protegían. De este modo la legislación se
convirtió en el camino elegido para asegurar y perpetuar su forma de vida.
La legislación judía más que un sistema constituye un conjunto de normas que regulan la
totalidad de las relaciones del hombre con Dios, con el prójimo y con la naturaleza. Se
caracteriza por su esencia religiosa. La revelación de las leyes divinas a Moisés en el
Monte Sinaí es su epicentro. En contraste con otras jurisprudencias en donde la doctrina
religiosa sólo constituye parte de la legislación, el derecho judío se mantiene
relativamente inmutable desde la época de su codificación. De hecho, el carácter éticoreligioso de su legislatura permitió a los judíos observarla sin notables modificaciones aún
a pesar de la pérdida de su independencia nacional y el consecuente exilio. No obstante,
la estricta adherencia a las prescripciones religiosas no impidió que la influencia de ciertas
costumbres locales y la conducta social prevaleciente propiciaran el enriquecimiento del
sistema legal.
La Ley Judía o Halajá
La Halajá que literalmente significa "el camino por el cual uno marcha" es el término
general utilizado para designar a la legislación judía. Originalmente, la palabra Halajá tenía
el significado de una ley o decisión relativa a su particularidad en una situación dada. Con
el paso del tiempo se fue generalizando a todo el sistema legal judío y, durante el período
rabínico, su estudio se convirtió en un deber religioso supremo.
La ley judía se basa primordial y fundamentalmente en las ordenanzas bíblicas y en los
mandamientos de la Torá (Pentateuco) escrita y oral, así como en las legislaciones y
disposiciones rabínicas transmitidas a lo largo de la historia en forma de respuestas y de
comentarios.
A pesar de que la fe es la base a partir de la cual la Halajá se desarrolla ésta coloca mayor
énfasis en los actos, esto es, en las obligaciones éticas y los deberes religiosos. Se ocupa
de la aplicación de los preceptos y exige un compromiso en la conducta. En su carácter
de sistema jurídico judío, la Halajá cubre todos los aspectos y relaciones, tanto entre el
hombre y sus semejantes como entre el hombre y Dios.
Por ello, se ocupa no sólo de las áreas consideradas como parte del ritual y de la religión
sino de los ámbitos civil y moral. Las premisas conceptuales del judaísmo y sus valores
son traducidas a la vida cotidiana a través de la Halajá, que señala los métodos para la
concretización de la teoría, los principios y el credo.
La Halaja ha permitido el consenso entre judíos de distintos orígenes y opiniones
teológicas. Al mismo tiempo, las principales diferencias entre las corrientes religiosas ortodoxa, reformista y conservadora- se centran en las actitudes alternas de estos grupos
hacia la Halajá. La ortodoxia considera la Halajá, en su forma tradicional, como autoridad
suprema, por lo que en la práctica de los principios de ésta no influyen la nuevas
circunstancias. Por su parte, el reformismo acepta las decisiones legales en algunas áreas
pero rechaza la idea de una fuerza tradicional de la Halajá.
El judaísmo conservador adopta una posición intermedia. Acepta la fuerza de la Halajá
tradicional pero da cierta libertad a interpretaciones en un intento de preservar un
desarrollo legal dinámico.
Elementos de la Ley Judía
Resultado de una larga evolución la legislación judía se compone de los siguientes
elementos:
1. Ley Escrita - Torá (Biblia). De acuerdo con la tradición, los inicios de la religión judía
se remontan a la revelación de las leyes divinas a Moisés en el Monte Sinaí. El Pentateuco
se convirtió en la fuente primaria de donde los profetas y demás maestros obtuvieron su
inspiración. La Ley Escrita -a pesar de dar cabida a 613 preceptos- no es una colección de
estatutos legales, éticos y religiosos, sino una ley uniforme en naturaleza y contenido, una
revelación de la voluntad divina, que representa un evento histórico sin paralelo.
2. Ley Oral -Conocida como Torá sheBeal Pé, es el cuerpo de leyes necesarias para la
aplicación de la legislación bíblica a la vida diaria. De acuerdo con la tradición, Moisés
recibió leyes divinas (Deuteronomio 12:21) que no se incorporaron al Pentateuco y que
se transmitieron a Josué, los ancianos, los profetas y los hombres de la gran sinagoga.
Existía la creencia de que la transmisión de la Torá estuvo acompañada de una
explicación, sin la cual no se podrían cumplir los preceptos. Estas leyes fueron
consignadas por escrito hasta 125 e.c. cuando la persecución romana amenazaba con
destruir el sistema escolástico de los judíos. El rabino Yochanan ben Zakkai inició el
proceso de recolectar las enseñanzas y tradiciones. Para el año 200 e.c. rabí Yehuda
HaNasi adoptó el proyecto y logró la compilación de las leyes y tradiciones judías en la
Mishná, que es la codificación de costumbres, prácticas y juicios no contenidos en la
Torá. Durante 300 años, los sabios judíos se dedicaron al estudio, análisis e interpretación
de la Mishná para conformar la Guemará. Ambas, conocidas como Talmud constituyen
la Ley Oral.
3. Decisiones rabínicas posteriores -Entre éstas destacan:
Responsa. Durante siglos, los rabinos y las comunidades en busca de guía religiosa
desarrollaron la práctica de someter sus problemas a los dirigentes de las grandes
academias de estudio. Tanto las preguntas como las respuestas fueron registradas
cuidadosamente y, así, esta actividad adquirió gran importancia legal.
Las autoridades consultadas se conocían como posekim o codificadores de la Ley judía.
Tosafot. Agregados o anotaciones al Talmud basados en comentarios anteriores.
Incluyen análisis explicativos y notas de pasajes talmúdicos particulares con el objeto de
actualizar la Halajá.
Takanot. Reglas que suplementan la legislación de la Tora proclamadas por rabinos
competentes y autoridades legales judías. En general se abocan a promover el
cumplimiento de los preceptos religiosos.
Costumbres. La ley deriva de la Torá y del Talmud, y la costumbre de la práctica
popular. La primera es impuesta desde fuera y la última tiene sus raíces en la propia
comunidad. Ambas fueron creadas para satisfacer las necesidades de la población en
general, por lo que "No se puede establecer ninguna ley que la mayoría de la población
no acepte". (Talmud Bava Kama 79b). Algunas costumbres introducidas en áreas de la
vida religiosa, social o legal sirven como fuente de Halajá. No pueden ser alteradas y
tienen la misma autoridad que las palabras de los sabios.
La jurisprudencia rabínica distingue varias clases de leyes según su grado de santidad, su
forma, su alcance y su origen:
Mitzvá. Mandamientos o preceptos que todo judío está obligado a cumplir. De acuerdo
con la tradición rabínica existen en total 613 mandamientos bíblicos, 248 preceptos
activos o positivos que corresponden en forma tradicional al número de partes del
cuerpo humano y 365 mandamientos negativos o prohibiciones, que corresponden al
número de días en el año solar.
Estos preceptos comprenden, a su vez, cuatro categorías distintas de acuerdo con la
terminología bíblica: Jukím, leyes divinas cuya razón de ser escapa a la inteligencia
humana. Mishpatim o juicios. Torot o doctrinas e instrucciones. Edot, testimonios.
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