Evidencia de la existencia de los OVNIS

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Evidencia de la existencia de los OVNIS
Hay informes de OVNIs acompañados de evidencia directa e
indirecta. La escala de Hynek de Encuentros Cercanos definiría
evidencia indirecta como datos obtenidos de encuentros cercanos del
primer tipo: datos obtenidos de lejos, como radares o fotografías.
Mas evidencia física proviene de los de segundo tipo, en los que
ocurren interacciones a corta distancia. Se incluyen en esta categoría
marcas de aterrizajes y efectos fisiológicos.
Una pequeña fracción de estos casos han sido desenmascarados y
eran en realidad engaños. Una gran parte, incluyendo aquellos
investigados por militares y por gobiernos, han sido clasificados como
inexplicables. Los analistas han determinado en la mayoría de los
casos que los resultados con ambiguos o no concluyentes.
Una lista de evidencias físicas incluye:
Contacto con radar y rastreo, a menudo por diferentes aparatos.
Estos están considerados como los mejores casos porque incluyen
personal
militar
entrenado,
avistamientos
simultáneos
e
intercepciones aéreas. Un ejemplo reciente fue el avistamiento de
grandes y silenciosos triángulos negros, en 1989 y 1990 sobre
Bélgica.
Evidencia fotográfica, incluyendo fotografía, videos, y filmaciones
infrarrojas.
Imágenes grabadas por sondas solares.
Espectrogramas
Registros gravimétricos y magnéticos
Evidencia física en el lugar de aterrizaje, incluyendo impresiones en el
suelo, tierra quemada o seca, pastos quemados o pisoteados,
anomalías magnéticas, niveles de radiación altos, trazas de
elementos metálicos.
Ver por ejemplo el Incidente OVNI Height 611, o el de 1964 de
Lonnie Zamora, en Socorro, Nuevo México, considerado uno de los
más inexplicables por el Proyecto Libro Azul. Un caso bien conocido
es el de diciembre de 1980 en Inglaterra: el Incidente Rendlesham
Forest.
Dos semanas después, en enero de 1981 ocurrió en Transen.
Provence y fue investigado por la GEPAN, la agencia oficial francesa
de investigación sobre OVNIs. Un catálogo de miles de esos casos ha
sido compilado por el investigador Ted Phillips.
Efectos fisiológicos en las personas y animales incluyendo parálisis
temporaria, quemaduras de la piel, raspaduras, quemadura en la
córnea y síntomas parecidos a los que aparecen por envenenamiento
por radiación, como el indicente Cash-Landrum de 1980. Uno de los
casos data de 1886, en Venezuela.
La llamada “mutilación” de animales y ganado. Algunos piensan que
son parte del fenómeno OVNI. Los cadáveres fueron analizados
utilizando técnicas forenses.
Efectos biológicos en plantas como crecimiento sobre-estimulado o
lentitud de crecimiento, efectos en la germinación de semillas, y
quemadura en campos de trigo.
Interferencia electromagnética, cuyos efectos se pueden ver en autos
varados súbitamente, cortes de electricidad, interferencia en radio y
TV, deflección en brújulas, y en la navegación aérea, comunicación y
malfuncionamiento de los motores.
Detección de radiación remota, algunas veces notadas por el FBI y la
CIA, que ocurren sobre instalaciones gubernamentales nucleares
como el Laboratorio Nacional de Los Álamos, y el de Oak Ridge en
1950, que también fueron reportados por el director del Proyecto
Libro Azul.
Evidencia física como en 1957 en Ubatuba, Brasil, en donde se
analizaron fragmentos de magnesio en el reporte Condon y otros. O
el indicente Socorro de 1964, en donde la NASA analizó trazas
metálicas encontradas en el lugar.
Misceláneas: radiaciones electromagnética grabadas, como las
microondas detectadas en el caso de la aeronave de vigilancia RB-47
en 1957, el cual fue además un incidente visual y registrado por el
radar, anillos de polarización observados alrededor de los OVNIs, de
los cuales se teoriza que son el efecto Faraday producto de intensos
campos de magnéticos.
A pesar de la pobre opinión que tienen los científicos sobre el asunto,
muchos efectos físicos están maduros para que sean analizados
científicamente. Una revisión científica de casos de evidencia física
fue llevada a cabo por el panel OVNI Sturrock en 1997.
Algunos científicos e ingenieros han intentado realizar “ingeniería
inversa” sobre la física detrás de los OVNIs a través de análisis de los
testimonios de los testigos y de la evidencia física. Ejemplos de eso
son el ingeniero de la NASA James McCampbell en su libro OVNIlogía
y el ingeniero de la NACA/NASA Paul R. Hill en su libro Objetos
Voladores No Convencionales. Entre los temas abordados por
McCampbell y Hill estaba la pregunta de cómo los OVNIs pueden
volar a velocidad supersónicas sin crear la onda de choque sónica. La
solución de McCampbell fue la suposición de un plasma de
microondas partiendo el aire en el frente de la aeronave, y
actualmente está siendo investigada por el Dr. Leik Myrabo, profesor
de ingeniería física en el instituto politécnico Rensselaer, como un
avance en el vuelo hipersónico.
Algunos desarrollos recientes en la electrónica de guerra imitan la
interferencia electromagnética y efectos fisiológicos descritos en
casos de OVNIs de los 40 y 50, y pueden ser ejemplos de esfuerzos
militares en realizar ingeniería inversa. Hacia finales de 1998, el
Consejo Científico de la Fuerza Aérea editó un reporte sobre las
armas del siglo 21, en el que describieron armas de energía de
microondas dirigidas y que podrían ser usadas para detener
vehículos, haciéndolos blancos fáciles para bombardearlos.
La misma arma es también capaz de confundir la navegación de
aeronaves y sistemas de comunicación, así como también alterar la
electrónica a nivel del suelo.
Un sistema de control de multitudes basado en microondas no letales
que causa calentamiento y dolor intenso fue anunciado en el 2001.
Otras armas basadas en microondas han sido propuestas, y causarían
la pérdida de las funciones corporales.
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