EL ALEPH (J. LUIS BORGES) 1. INTRODUCCIÓN Jorge Luis Borges es uno de los genios universales de la literatura del pasado siglo XX. Poeta, ensayista, narrador, antólogo, conferenciante, colaborador de prensa, profesor, prologuista, Borges es como un libro de infinitas páginas, como una biblioteca, como toda una literatura. Lector y estudioso de enciclopédica y esotérica erudición, su obra es un ejercicio de inteligencia y de imaginación. Estamos ante un libro, El Aleph (1949), que consagra a Borges en el campo de la narrativa breve. Su precedente inmediato fue Ficciones (1944), otro gran acierto narrativo del autor que incorpora los cuentos de El jardín de los senderos que se bifurcan (1941). Con anterioridad había escrito Historia universal de la infamia. El Aleph conoció también variaciones y modificaciones. En la segunda (1952), de acuerdo con la posdata de Borges, se añaden cuatro más. Los cuentos de Borges son ejercicios literarios, fuertemente imaginativos, de marcada dimensión intelectual que combinan inteligencia, imaginación, erudición y lirismo. Son obras tardías en la producción borgeana, pero representan lo más valorado, en general, del autor. 2. DATOS BIOGRÁFICOS MÁS SIGNIFICATIVOS Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899-1986). En su hogar (bilingüe, inglés-español) se respiraba un clima liberal en lo político, enraizado en la cultura y el contacto con los libros. A Borges lo guió su padre en su instrucción y su amor por la literatura, mientras que su madre, con el paso del tiempo, ejercería de lazarillo y secretaria de su hijo (debido a sus tempranos problemas de visión). A los nueve años tradujo al castellano El príncipe feliz de Óscar Wilde. Viaje a Europa (1914-1921), donde les sorprendió la Primera Guerra Mundial: lo aprovecha para cursar el bachillerato francés en Ginebra, estudiar alemán, perfeccionar conocimientos de latín, árabe, italiano e inglés antiguo; entrar en contacto con los movimientos vanguardistas, sobre todo con el ultraísmo. Década de los treinta, liquidación del vanguardismo, comienzo de la amistad y la colaboración literaria con Adolfo Bioy Casares, colaboraciones de prensa en distintos periódicos. En la década de los cuarenta, sufre una amenaza de ceguera, escribe sus mejores cuentos fantásticos, trabaja en una biblioteca municipal para, fallecido su padre, colaborar en la difícil economía familiar. 1946, llegada al poder del coronel Juan Domingo Perón, Borges se declara opositor al peronismo, pérdida del trabajo en la biblioteca. Derrocado Perón en 1955 es nombrado Director de la Biblioteca Nacional y miembro de la Academia Argentina de Letras, premio Nacional de Literatura en 1956. Los reconocimientos internacionales le llegan a partir de 1960. Nuevos viajes, nuevas conferencias, invitaciones, premios, doctorados y títulos honoríficos le abruman en los años sesenta y setenta por todo el mundo 1975, muere su madre, Leonor Acevedo, y un año después se separa de su mujer, Elsa Astete. María Esther Vázquez o María Kodama lo acompañarán en viajes y empresas literarias diversas. Su fracasada candidatura al Premio Nobel, sin duda por prejuicios políticos que siempre pesaron contra el escritor, fue una frustración que en parte compensó el Premio Cervantes (1980). Casado con María Kodama (1985), cansado y decepcionado por el continuado deterioro de la vida argentina- guerra de las Malvinas- y enfermo, marcha a Ginebra, donde había vivido años de adolescencia y juventud, donde muere en 1986. En definitiva, Borges fue siempre un hombre muy tímido, pero amable de trato y entusiasta con sus proyectos literarios. Fue polémico e irónico, de gran brillantez intelectual. 3. NOCIONES FILOSÓFICAS BÁSICAS EN BORGES: a) IDEALISMO: Borges ataca la solidez del hombre y del mundo desde la filosofía de Hume, Schopenhauer o Berkeley; esto es, desde el idealismo epistemológico, para el que hombre y mundo solo existen en la mente de quien los percibe, sea humana o divina. Ya en el platonismo el mundo era reflejo de arquetipos eternos y en las doctrinas orientales hombre y universo se sitúan en el nivel de la apariencia, de lo ilusorio o irreal. b) SUEÑO: el hombre como sueño, el mundo onírico tiene gran importancia y el aserto calderoniano de la vida como sueño se acepta para añadir la fusión de ambos. El sueño y la fantasía son posibilidades complementarias, reversos, especulaciones ante un eventual sentido de la vida tras el caos. El hombre es sueño, como su vida; es simulacro, invención. S. Freud, pero sobre todo, C. Jung están en la base de estas y otras consideraciones borgeanas sobre el onirismo, la fantasía o los símbolos. Cabría insistir en lo que ya advertimos en el apartado anterior, la materia y el yo humano no existen, bajo el pensamiento idealista, fuera de su representación mental y el hombre no existe fuera de la mente que lo sueña… hasta llegar al soñador original. Esto tiene sus correlatos en libros sagrados (con su retórica de parábolas, metáforas, símbolos) chinos, hindúes, persas, hebreos, etc. y en toda clase de mitos y leyendas. c) PANTEÍSMO: la idea del universo como sueño o libro de Dios nos lleva al postulado panteísta de que todo está en todas partes y cualquier cosa es todas las cosas. Otros postulados panteístas serían: Partiendo del budismo, que preconiza que el mundo es ilusorio, este aparece como sueño de Alguien o Nadie, con la posibilidad de una serie infinita de soñadores. Todo está en todas partes y cualquier cosa es todas las cosas. El mundo es un espectáculo que Dios representa, contempla y concibe. Todos los autores, en rigor, son un solo autor. Todos los libros son un único e infinito libro de un autor que es todos los autores. Un hombre es los otros: no hay identidad individual; los individuos, en conjunto, tienen solo una identidad general que los abarca como colectivo y los contiene a todos. Existe una entidad única, universal (¿Dios? ¿Alguien?), cuya naturaleza desconocemos. La imagen microcósmica (Aleph, Zahir, etc.) del universo y del destino humano y de la existencia es derivación panteísta: un simple hecho implica la Historia Universal. Toda vida se reduce a un momento. El mundo visible se ofrece, íntegro, en un objeto o imagen microcósmicos. El universo como libro de Dios. Esta teoría se formuló por F. Bacon, T. Carlyle o las Sagradas Escrituras, reveladoras del poder y la voluntad divinas. La Biblia, los textos sagrados del Islam (El Corán), del Indostán, La Cábala Hebrea… son otras de las bases del panteísmo borgeano. d) TIEMPO CIRCULAR O ETERNO RETORNO: La idea de eterno retorno se refiere a un concepto circular de la historia o los acontecimientos. La historia no sería lineal, sino cíclica. Una vez cumplido un ciclo de hechos, estos vuelven a ocurrir con otras circunstancias, pero siendo, básicamente, semejantes. 4. LA TÉCNICA DEL CUENTO EN EL ALEPH (selectividad) Jorge Luis Borges es, sin duda, uno de los grandes autores de cuentos del siglo XX. Toda su producción literaria está centrada en este subgénero, que con él alcanza una dimensión particular que ha llevado a algunos a denominar “fantasías metafísicas” porque en todos sus relatos la acción está al servicio de las cavilaciones filosóficas del autor, dando lugar a un tipo de cuento particular. Se ha llegado a decir que Borges “ha inventado su propio género, a medio camino entre el cuento y el ensayo”. El Aleph se compone de 18 cuentos, piezas breves en donde hay sobre todo fabulación, historia. Sus composiciones reúnen la perfección compositiva de la historia y la perfección estilística. Sus cuentos no admiten parangón en cuanto a la originalidad de construcción: Las ficciones borgeanas son suma de sólidos planteamientos, rigor formal y sorprendente imaginación, son una perfecta combinación de suspense (de la historia) y teorema (sustrato teológico-filosófico que lo sustenta). El discurso narrativo se caracteriza por su fragmentarismo, nos ofrece una historia siempre incompleta. El escritor muestra un especial interés por el final breve y de impacto, sorprendente y violento en sentido ascendente. Ello ocurre porque, con frecuencia, al final se revela el trágico destino. Los comienzos de los cuentos son muy variados: a veces utiliza el recurso del manuscrito encontrado (“El inmortal”), otras como si se tratara de un estudio erudito (“Los teólogos”); en ocasiones, carecen de anécdota y adoptan la apariencia de un ensayo o una disquisición filosófica o se presentan como falsas confesiones autobiográficas (“El Aleph”). El punto de arranque de un cuento de Borges puede ser un párrafo leído en una enciclopedia, o en un libro de Historia, o en un tratado cabalístico… pero, también puede tratarse de un libro imaginario. Otras veces, arranca de un mito, o de un episodio histórico, de una leyenda antigua, de un suceso… Desde el punto de vista de la ESTRUCTURA NARRATIVA, cada cuento de Borges es una obra perfecta. El relato avanza con una seguridad absoluta; casi siempre con un RITMO LENTO, PAUSADO, INCONFUNDIBLE. Y así, los enigmas que nos presenta van haciéndose más y más densos, más y más inquietantes, o ramificándose en otros enigmas hasta que nos envuelven con singular fuerza. Y casi siempre, el desenlace nos sorprende en el último párrafo (como, por ejemplo, el abrupto final de “La casa de Asterión” o “La espera”. La estructura compositiva de los cuentos es una estructura cerrada que culmina en clímax trágico (crimen, muerte en duelo o venganza o castigo). El discurso puede empezar in media res. Omnipresencia del narrador. La voz del narrador está constantemente presente. Son escasos los diálogos y los monólogos. El punto de vista puede distanciarse en 3ª persona (“Emma Zunz”, “La espera”) o acercarse (fundirse con la historia en la 1ª persona): “La casa de Asterión”, “La escritura del dios”. Borges simula incertidumbres, dudas, desconocimiento (escribe como si no tuviera IDEA CLARA de los hechos narrados), sus narradores (él mismo en tal papel) confiesan un dominio parcial, vacilante, relativo de la historia. La brevedad es una de las características esenciales de la cuentística borgeana. En El Aleph los cuentos son breves o muy breves, con dos excepciones (la de “El inmortal”, que abre el libro, y “El Aleph”). El propio Borges explica su preferencia por la brevedad: “Desvarío laborioso y empobrecedor es el componer vastos libros… Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario… He preferido la escritura de notas sobre libros imaginarios”. Materia narrativa variada. Hay relatos realistas (“Emma Zunz”), glosas de otras obras literarias (“Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”), de tema mitológico (“La casa de Asterión”), reflexiones teológicas (“Los teólogos”), reflexiones metafísicas (“El Aleph”, “La escritura del dios”). Acción subordinada a la reflexión. Los textos de Borges surgen de otros textos, en sus obras abundan las notas, los comentarios y versiones de lo ya escrito (en la literatura argentina, en textos sagrados hebreos, hindúes, musulmanes o cristianos, pasando por los mitos y leyendas clásicas y tradicionales), de ahí que tengamos la sensación de encontrarnos ante un ensayo literario o filosófico más que ante una historia de ficción. La base del cuento está en una serie de reflexiones teológicas, metafísicas o literarias alrededor de alguna de las obsesiones del autor. Metaliteratura. En ocasiones aparece el propio Borges dentro del cuento redactando otro cuento fantástico, como sucede en “La otra muerte”, “La busca de Averroes” o “El zahir”. En algunos cuentos hay una tendencia a la DUALIDAD, BIMEMBRACIÓN (estructuras paralelas y opositivas. En algunas historias, las vidas y destinos de dos personajes corren parejos, llegando a producirse una identificación final: Tadeo Isidoro Cruz y Martín Fierro, Juan de Panonia y Aureliano. Presencia constante de fuentes inventadas, apócrifas o verídicas con la finalidad de proporcionar veracidad y realismo a la historia. Claro ejemplo es el cuento “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto” (fuentes o referencias al The Times de Londres, de Dante y el mito del Minotauro). Estas fuentes utilizadas con la intención de aumentar la verosimilitud pueden ser personas reales cercanas al autor (por ejemplo Bioy Casares en “El hombre en el umbral”, su abuela en “Historia del guerrero y la cautiva”) o historiadores y filósofos que pueden ser reales o inventados por el autor (“La busca de Averroes”, “El Zahir”), incluso en uno de los cuentos encuentra el motivo en una crónica policial de un suceso real (“La espera”). Encaje sucesivo de historias, lo que se conoce como la técnica de “las cajas chinas”, dando lugar a narraciones enmarcadas. Por ejemplo en el cuento de “El Aleph”, la historia y muerte de Beatriz da pie a las visitas del narrador a sus familiares, a la relación con Carlos Argentino Daneri, a la trama literaria y, finalmente, al conocimiento del Aleph. En cuanto al ESTILO cabe destacar una prosa alejada del barroquismo, que busca la precisión y la concisión en la que destacan: sutilísima ironía, la andadura lenta e impregnante de la cláusula, la presencia de fórmulas lapidarias con cierto aire de máxima filosófica, el gusto por las paradojas, insólitas asociaciones de palabras y conceptos (oxímoron, ej: puñalada feliz, graciosa torpeza), enumeraciones meteóricas( vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, etc. del último cuento), anáforas, metonimias (alcohol pendenciero, corredores perplejos, el porteño). Muy importante en Borges es la adjetivación (adjetivo clave o tic –reiteración obsesiva, por ejemplo: proceso infinito, infinito cielo, dioses indescifrables, llanura inagotable, circunstancias enigmáticas-, adjetivación bivalente –físico y conceptual, por ejemplo: vasto colegio ilusorio, desolada quinta simétrica-, epíteto). Muy frecuentes, también, son los símbolos (aparece un recurrente sistema de símbolos) obsesivos, reiterados como por ejemplo: laberinto, espejo, tigre, la espada/cuchillo, el río, la rosa, biblioteca, etc. SUS MEJORES CUENTOS ACUMULAN MÚLTIPLES SIGNIFICADOS, ordenados en capas que se tornan alternativamente transparentes u opacas según el punto de vista. La comprensión completa, sin embargo, nos está vedada. 5. EL GÉNERO FANTÁSTICO EN EL ALEPH (selectividad) “El mundo desgraciadamente es real; yo, desgraciadamente soy Borges” El género fantástico, comúnmente llamado fantasía, es un género artístico de ficción en el cual los elementos principales del argumento son imaginarios, irreales y sobrenaturales. El cuento fantástico es uno de los productos más característicos de la narrativa del siglo XIX. Borges es heredero de la tradición del cuento fantástico argentino (Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones son significativas figuras de esa tradición en el Río de la Plata). En El Aleph, de acuerdo con su autor, todos los cuentos son fantásticos excepto dos: “Emma Zunz” y “Historia del guerrero y la cautiva”. Si el aleph de Borges era “el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos”, haciendo uso de la metáfora podemos describir a la literatura como el espacio único e ilimitado que reúne el fruto de todos los escritores de cualquier época. La literatura fantástica posee además la facultad de contener en sí misma todas las posibilidades surgidas de la imaginación vigorosa, visiones científicas, épicas, distópicas, apocalípticas, góticas, terroríficas, oníricas, surrealistas… Todas ellas conforman nuestro particular aleph literario. Lo DISTINTIVO de lo FANTÁSTICO BORGEANO es que lo que fue decorado o parafernalia visionaria, fantasmagórica, SE HACE AQUÍ MATERIA ERUDITA, TERRENO DE DEBATE DE IDEAS Y PRINCIPIOS, HIPÓTESIS Y CONJETURAS SOBRE LOS GRANDES INTERROGANTES DE LA EXISTENCIA, EL MUNDO Y EL HOMBRE Y LA DIVINIDAD. Borges ilustra con historias narradas lo explorado- filosófico, teológico, metafísico- en los ensayos. Los relatos de este libro plantean un UNIVERSO FANTÁSTICO. Se mezcla en él juegos mentales, culturas exóticas y la tradición argentina. Jorge Luis Borges retoma en este libro sus temas favoritos dándoles un imprevisto y deslumbrante planteamiento. En cada relato arriesga una nueva visión del universo fantástico. Quienes buscan al escritor brillante de los interminables juegos mentales se entusiasmarán con “El Zahir”, “Los dos reyes y los dos laberintos” y “Los teólogos”. Quienes prefieren el narrador de otras culturas encontrarán páginas amigas en “Abenjacánel bojarí, muerto en su laberinto” y en “La busca de Averroes”. Tampoco faltan la historia y la tradición: “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” y “La otra muerte”. De los dieciocho cuentos que componen este volumen, dos de ellos no pertenecen al género fantástico: “Emma Zunz”, varias veces llevado al cine, e “Historia del guerrero y de la cautiva”, que narra dos hechos verdaderos. El libro se cierra con “El Aleph”, obra maestra del género. 6. PRINCIPALES TEMAS Y CARACTERÍSTICAS DEL UNIVERSO BORGEANO EN EL ALEPH (selectividad) 6.1. TEMAS Los cuentos de Borges se caracterizan, ante todo, y salvo excepciones, porque nos ponen en contacto con lo excepcional, con lo insólito. No es, sin embargo, un simple autor de “cuentos fantásticos”, aunque muchos de ellos puedan ampararse bajo tal etiqueta, y así lo ha hecho su propio autor. Su verdadero objetivo es proponernos sutiles juegos mentales, invitarnos a complejos ejercicios de imaginación y ponernos ante abismales problemas metafísicos. Frecuentemente, todo ello consigue producir en el lector un auténtico vértigo intelectual. En el fondo, sus cuentos son variaciones sobre unos temas obsesivos. He aquí los que parecen temas centrales de sus cuentos: LA IDENTIDAD HUMANA: es decir, la personalidad del hombre, su consistencia o su inconsistencia, sus extraños desdoblamientos y la posible identidad de todos los hombres. ¿Somos uno o varios? ¿Son todos los hombres un mismo hombre? ¿Somos simples criaturas soñadas por otro, por Dios tal vez? Así se producen, por ejemplo, usurpaciones de identidad entre parejas de personajes de paralelos destinos (Juan de Panonia es Aureliano, Villari es Alejandro Villari, Zaid es Abenjacán) EL DESTINO DEL HOMBRE: ¿Somos libres? ¿Estamos acaso desempeñando un papel escrito de antemano? ¿Estamos repitiendo sin cesar una misma historia? Por este camino, las meditaciones de Borges desembocan en unas inquietantes preguntas sobre el destino de la civilización. O sobre la fatalidad: muertes violentas, revelación instantánea, venganzas, caminos intercambiables o paralelos. Por ejemplo: “El muerto”, “La espera”, “Los teólogos”, “El hombre en el umbral”. EL TIEMPO: Pasado, presente y futuro se entrelazan con frecuencia en estos cuentos, como para poner aún más en entredicho el destino del hombre y el sentido de la historia. ¿Es el tiempo una ilusión? Lo que va a suceder, ¿ha sucedido ya en otros niveles que solo aparentemente son distintos de aquel en el que estamos? La vieja idea del tiempo circular o del “eterno retorno” es materia esencial de los cuentos de Borges. Hay juegos con la temporalidad, aliados con frecuencia a la actividad onírica. Ejemplo más significativo es el cuento titulado “La otra muerte”. LA ETERNIDAD Y EL INFINITO: Son el reverso de las meditaciones sobre el tiempo y la inconsistencia del mundo. La eternidad (o abolición del tiempo), ¿es una salvación o una condena? La idea del infinito, ¿es un consuelo o una pesadilla? Visión del infinito como experiencia mística, sobrenatural (representada en imágenes microcósmicas a través de simbólicos objetos). Por ejemplo: “El Aleph”, “El Zahir”, “La escritura del dios” (jaguar). EL MUNDO COMO LABERINTO: todos los interrogantes con que- inevitablemente- hemos resumido la temática de Borges, confluyen en una visión laberíntica del ser del mundo y del existir del hombre. Es el laberinto de no saber qué es real y qué es ilusorio; de no saber cómo escoger ante esos “senderos que se bifurcan” en el espacio o en el tiempo. Laberinto real como el de Creta (“La casa de Asterión”), como ciudad degradada (“El inmortal”), como espacio de destrucción y pesadilla ( “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”). LA MUERTE: que inevitablemente espera al hombre al final del sendero o del laberinto. Es la coronación de los destinos. Es condena o alivio. ¿O acaso es otra apariencia, y seguimos viviendo para repetir nuestra historia o para vivir otras historias, para vivir toda la historia? LA VIOLENCIA: es general y multiforme en la mayor parte de los cuentos. En algunos aparece el tema de la venganza (estrategia de la ofensa-venganza): “El muerto”,” La espera”, “Emma Zunz”, “Los dos reyes y los dos laberintos”. Recapitulando: tiempo cíclico, laberintos que simbolizan el universo, bibliotecas como conocimiento inaccesible, espejos como imagen del desdoblamiento en la personalidad del hombre, la muerte, etc. Se interpolan tres planos: la realidad, la fantasía y la sátira. Sugiere más que dice y adecua el lenguaje con un tono filosófico e irónico. En la lectura de cuentos de Borges, se ve cómo se presentan y se entrecruzan los temas señalados. Los distintos cuentos son variaciones de unos pocos argumentos posibles. Estamos ante una narrativa de alcances metafísicos: en sus cuentos se esconden sus inquietudes y sus interrogantes, y hasta su angustia por los absurdos del mundo y los enigmas del vivir humano. 6.2. LAS CARACTERÍSTICAS DEL UNIVERSO BORGIANO EN EL ALEPH En toda la producción literaria de Borges hay una serie de elementos que se repiten de forma obsesiva y que conforman una particular visión de la existencia. Este universo borgeano puede dividirse en seis grandes apartados: el mundo como caos, el universo como sueño o libro de Dios, el Panteísmo, el microcosmos panteísta, el tiempo y la ley de causalidad. 6.2.1. 6.2.2. 6.2.3. 6.2.4. El mundo como caos: Para Borges el mundo es impenetrable y caótico. La razón y la inteligencia del hombre no pueden comprender un orden que no existe o que está regido por leyes divinas inconcebibles para la mente humana. Dentro de ese caos, el hombre está perdido como en un laberinto, intentando encontrar una salida que solo alcanza con la muerte. Ejs: “El inmortal”, “La casa de Asterión”, “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”. El universo como sueño o libro de Dios: toma la idea de la concepción del mundo como sueño de Dios del budismo y las religiones hindúes. Otra idea complementaria es la de la idea del universo como libro de Dios, en el que el destino de los hombres ya está escrito. Ej: “El muerto”. El Panteísmo: según esta concepción filosófica, entre otros de Plotino, un hombre es todos los hombres. Esta afirmación lleva a la reducción de todos los individuos a una identidad general y suprema que los contiene a todos y, que hace, a su vez, que todos estén contenidos en cada uno de ellos. Ejs: “El inmortal”, “Los teólogos”, “Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto”, “La espera”. El microcosmos panteísta: todo está en todas partes y cualquier cosa es todas las cosas. Ejs: “El Aleph”, “El Zahir”, “La escritura del Dios”. En ellos aparece la imagen microcósmica 6.2.5. 6.2.6. del universo a través de los símbolos de tres religiones diferentes: la Cábala judía, el Islam y la rueda de la religión hinduista respectivamente. El tiempo: para Borges, el tiempo es el problema central de la metafísica, un simple minuto puede encerrar la eternidad. Pasado, presente y futuro se entrelazan con frecuencia en estos cuentos, como para poner aún más en entredicho el destino del hombre y el sentido de la historia. ¿Es el tiempo una ilusión? Lo que va a suceder, ¿ha sucedido ya en otros niveles que solo aparentemente son distintos de aquel en el que estamos? La vieja idea del tiempo circular o del “eterno retorno” es materia esencial de los cuentos de Borges. Ej:” La otra muerte”. La ley de la causalidad: otra de las constantes de los cuentos es la concepción de la existencia según la cual infinitas causas han debido converger a lo largo de los siglos para producir un solo efecto. La extraña complejidad del mundo se debe a la intrincada concatenación de causas y efectos, según la cual absolutamente todo, por nimio que parezca, tiene un sentido. Ejs: “La otra muerte”, “La busca de Averroes”, “Deutsches Réquiem”. En este último cuento, la Historia aparece como una tupida red de causas/efectos imprevisibles, en la que los destinos de Alemania y del propio Otto se justifican por la ley de la causalidad. Tanto su muerte como la suerte de Alemania tienen sentido en los caminos inextricables del destino, pues de su destrucción nacerá el nuevo mundo que preconiza el nazismo. Leer y estudiar la obra de Borges es caminar un INFINITO LABERINTO, para acertar con ESPLÉNDIDAS SALIDAS FICTICIAS. Las estructuras narrativas alteran las formas convencionales del tiempo y del espacio para crear mundos alternativos de gran contenido simbólico, construidos a partir de reflejos, inversiones y paralelismos. Los relatos de Borges toman la forma de acertijos, o de potentes metáforas de trasfondo metafísico. Entre sus intereses intelectuales destacan la mitología, la matemática, la teología, la filosofía y, como integración de éstas, el sentido borgiano de la literatura como recreación- todos estos temas son tratados unas veces como juego y otras con la mayor seriedad. Su ficción es profundamente erudita y siempre concisa. 7. TRATAMIENTO DEL TIEMPO Y EL ESPACIO EN EL ALEPH 7.1. EL ESPACIO En los cuentos hay ESCENARIOS REALISTAS (llanuras de la Pampa, montes y pajonales, la Alemania del juicio de Nuremberg, calles y plazas de Buenos Aires) y OTROS GENÉRICOS, DE FICCIÓN Y DE VALOR SIMBÓLICO (laberintos, casas, pirámides, murallas y callejones): una arquitectura laberíntica que crea una atmósfera de irrealidad, horror, angustia; son escenografías que se reduplican y reiteran para acabar identificándose con el universo, lugar donde se suceden hechos inexplicables e inconexos, territorio del caos, como el vivir, caótico e inexplicable, que asedia al hombre buscando desentrañarlo, explicarlo. ESPACIOS REMOTOS (lugares alejados en el tiempo y el espacio: la antigua Roma (“El inmortal”), la Italia del siglo VIII (“Historia del guerrero y la cautiva”), la Córdoba musulmana (“La Busca de Averroes”), la antigua Babilonia (“Los dos reyes y los dos laberintos”), la India bajo el Imperio Británico (“El hombre en el umbral”). Otros escenarios son ESPACIOS DEGRADADOS: sótanos, cárceles, oscuros almacenes, peligrosos quilombos, desiertos… son correlatos de venganzas, crímenes, muertes, locura, destrucción. Borges no repara apenas en los escenarios, apenas algunos merecen la descripción breve como la de la casalaberinto en “Abenjacán el Bojarí”, la casa a la que llega de mañana el supuesto Alejandro Villari en “La espera”; la cárcel donde yace “en la tiniebla” Tzinacán, mago de una pirámide en “La escritura del dios” y alguna otra. Son, por el contrario, ESPACIOS OBSESIVOS Y FANTÁSTICOS aquellos en los que, siempre con reducidos tamaños (moneda, esfera, rueda) se sintetiza en simultaneidad el orbe todo, de acuerdo con teogonías de diversas religiones y culturas: el Zahir, el Aleph y la Rueda de la vida son sus símbolos. 7.2. EL TIEMPO Pasado, presente y futuro se entrelazan con frecuencia en estos cuentos, como para poner aún más en entredicho el destino del hombre y el sentido de la historia. ¿Es el tiempo una ilusión? Lo que va a suceder, ¿ha sucedido ya en otros niveles que sólo aparentemente son distintos de aquel en el que estamos? La vieja idea del tiempo circular o del “eterno retorno” es materia esencial de los cuentos de Borges. En los cuentos hay juegos con la temporalidad (aliados con frecuencia a la actividad onírica) en varios de los cuentos, pero sobre todo en “La otra muerte”. Puede el discurso comenzar “in media res” o por el tramo final. De modo general se puede decir que en las historias de Borges el desarrollo de la acción es lineal, sobre todo en los acontecimientos narrados en primera persona (“La casa de Asterión” o “El zahir”). Sin embargo, es esencial en los cuentos el presentar una historia siempre fragmentada, incompleta (que contribuye a crear la sensación de enigma que buscaba el autor) cuya evolución y temporalidad corta, trocea, elimina o sintetiza el discurso narrativo; por lo tanto, los casos de disfunción del tiempo narrativo (anacronías) se concretan en elipsis, retrospecciones (“Deutsches Requiem”), suspensiones, etc. Los abundantes parágrafos discursivo-digresivos representan elementos de suspensión del flujo temporal. 8. TRAZOS FORMALES DE LOS CUENTOS DE EL ALEPH (selectividad) El Aleph se compone de dieciocho cuentos, piezas breves en donde hay sobre todo fabulación, historia. Los personajes se subordinan a la trama, son las piezas del juego en el que intervienen como un número limitado y concreto de posibilidades al actuar. La brevedad es una de las características esenciales de la cuentística borgeana, en esta obra todos son breves excepto dos: “El inmortal” y “El Aleph” El discurso narrativo se caracteriza por su fragmentarismo, nos ofrece una historia siempre incompleta. El escritor muestra un especial interés por el final breve y de impacto, sorprendente y violento en sentido ascendente. Ello ocurre porque, con frecuencia, al final se revela el trágico destino. Los comienzos de los cuentos son muy variados: a veces utiliza el recurso del manuscrito encontrado (“El inmortal”), otras como si se tratara de un estudio erudito (“Los teólogos”); en ocasiones, carecen de anécdota y adoptan la apariencia de un ensayo o una disquisición filosófica o se presentan como falsas confesiones autobiográficas (“El Aleph”). El punto de arranque de un cuento de Borges puede ser un párrafo leído en una enciclopedia, o en un libro de Historia, o en un tratado cabalístico… pero, también puede tratarse de un libro imaginario. Otras veces, arranca de un mito, o de un episodio histórico, de una leyenda antigua, de un suceso… La omnipresencia del narrador. La voz del narrador está constantemente presente. Son escasos los diálogos y los monólogos. El punto de vista puede distanciarse en 3ª persona (“Emma Zunz”, “La espera”) o acercarse (fundirse con la historia en la 1ª persona): “La casa de Asterión”, “La escritura del dios”. Borges simula incertidumbres, dudas, desconocimiento (escribe como si no tuviera IDEA CLARA de los hechos narrados), sus narradores (él mismo en tal papel) confiesan un dominio parcial, vacilante, relativo de la historia. En cuanto al ESTILO cabe destacar una prosa alejada del barroquismo, que busca la precisión y la concisión en la que destacan: sutilísima ironía, la andadura lenta e impregnante de la cláusula, la presencia de fórmulas lapidarias con cierto aire de máxima filosófica, el gusto por las paradojas, insólitas asociaciones de palabras y conceptos (oxímoron, ej: puñalada feliz, graciosa torpeza), enumeraciones meteóricas( vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, etc. del último cuento), anáforas, metonimias (alcohol pendenciero, corredores perplejos, el porteño). Muy importante en Borges es la adjetivación (adjetivo clave o tic –reiteración obsesiva, por ejemplo: proceso infinito, infinito cielo, dioses indescifrables, llanura inagotable, circunstancias enigmáticas-, adjetivación bivalente –físico y conceptual, por ejemplo: vasto colegio ilusorio, desolada quinta simétrica-, epíteto). Muy frecuentes, también, son los símbolos (aparece un recurrente sistema de símbolos) obsesivos, reiterados como por ejemplo: laberinto, espejo, tigre, la espada/cuchillo, el río, la rosa, biblioteca, etc. El cuento borgeano es siempre un ejercicio de inteligencia y de imaginación; sus historias son juegos o partidas de ajedrez literario que propone al lector (que debe ser un lector activo) a quien desafíaentre propuestas que son sofismas y datos no siempre fiables- para vencerlo finalmente. Aparecen con frecuencia alusiones a escritores, filósofos que nos muestran su vastísima cultura. Es característico del cuento borgeano el empleo del modelo de acertijo o enigma. El autor es un maestro del relato-enigma cuyo esquema clásico (Poe, Chesterton…) parodia y modifica. Lo que origina la inversión de los modelos clásicos es su pérdida de fe en la posibilidad de encontrar la verdad, es la presencia de un mundo caótico que solo se puede representar a través de símbolos como el laberinto.