INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO QUE ADICIONA EL

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INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO QUE ADICIONA EL TEXTO: “…, los valores
universales…” AL SEGUNDO PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 3° DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
México, D.F., a 11 de octubre del 2012.
LORENA CUÉLLAR CISNEROS, SENADORA POR EL ESTADO DE TLAXCALA, INTEGRANTE
DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA DE LA
LXII LEGISLATURA DEL HONORABLE CONGRESO DE LA UNIÓN, CON FUNDAMENTO EN LO
DISPUESTO POR LOS ARTÍCULOS, 71 FRACCIÓN II DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, EN RELACIÓN CON LOS ARTÍCULOS 8º NUMERAL 1
FRACCIÓN I, 164 NUMERALES 1 Y 2, ASÍ COMO 169, TODOS ESTOS DEL REGLAMENTO DEL
SENADO DE LA REPÚBLICA, SOMETO A LA CONSIDERACIÓN DE ESTA ASAMBLEA LA
SIGUIENTE INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO QUE ADICIONA AL SEGUNDO
PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 3° DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS, EL SIGUIENTE TEXTO: “…, los valores universales…”, PARA QUE DICHO
PÁRRAFO QUEDE COMO LO PRECISARÉ AL FINAL DE ESTA INICIATIVA, CON BASE EN LA
SIGUIENTE:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Todos los días nos damos cuenta que el comportamiento individual y colectivo de nuestra gente
refleja una trágica ausencia de valores, de los que hoy más que nunca necesitamos urgentemente
para vivir mejor.
En los hogares, en las escuelas y entre quienes tienen la oportunidad de gobernar, hemos
descuidado la educación de nuestros niños y jóvenes, que son la base de la esperanza para
alejarnos de esta realidad que estamos padeciendo, llena de violencia, de crimen organizado, de
drogadicción y de corrupción.
Es verdad que existen vínculos indisolubles entre las condiciones económicas que padece nuestro
país y los efectos sociales negativos que estamos sufriendo, pero también es cierto, que el
deterioro en nuestra calidad de vida, se debe al descuido enorme que hay en la formación de
valores de nuestra gente desde una temprana edad.
Lo anterior adquiere síntomas alarmantes y eso es lo preocupante, cuando todos nos damos
cuenta del aumento de las situaciones tan peligrosas como la inseguridad, las adicciones, el
narcomenudeo, la violencia y el acoso escolar, que están lastimando y arraigándose en donde más
nos duele: entre nuestros niños y jóvenes; pues son precisamente las escuelas donde ellos
asisten, las que se han convertido en uno de los principales blancos de la delincuencia organizada.
Y tan peligroso como lo anterior, es que no hagamos algo para evitar que se sigan enraizando en
la mente de nuestros jóvenes, ideas y conductas tendientes a la obtención de beneficios
económicos “fáciles e inmediatos” por su participación en actividades delictivas y que consideren
ésto como un estilo de vida, incorporándose al crimen organizado.
Los riesgos a los que ahora están expuestos los escolares son tan grandes, que en poco tiempo
podríamos enfrentarnos a problemas de imposible solución. La cuestión es que no sólo se trata de
combatir frontalmente a la delincuencia organizada, sino de atacarla también por medio de una
mejor formación de los escolares en su manera de pensar.
Podrían citarse numerosas cifras que evidencian los gravísimos problemas que actualmente
enfrentan las escuelas de nuestro país, relativas al incremento del número de fumadores, de
consumidores de alcohol y de otras drogas, de ventas de drogas, de portación de armas dentro de
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las instituciones escolares, de la integración de pandillas, del abuso escolar; cifras obtenidas por
estudios realizados por la propia Secretaría de Educación Pública, algunas por las Secretarías de
Salud de diversos Estados y otras instituciones nacionales e internacionales.
Sin embargo, solamente de manera breve, precisaré algunos datos que por sí mismos, nos indican
de la urgente necesidad que tenemos de realizar acciones decidas para atacar esa problemática:
- El Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señala
que durante el año 2011, México ocupó el primer lugar de violencia producida en contra de
menores de 14 años, que son el 20 % de la población total del país, lo que a su vez ha sido causa
de suicidio entre los escolares.
- La SEP y la UNICEF, en el marco del Primer Informe Nacional Sobre Violencia de Género en la
Educación Básica en México, 2010, precisaron que el “43.2% del personal docente en las escuelas
de nuestro país, mencionó que habían detectado casos de violencia (o bullying) sufrida por
estudiantes dentro de su escuela; y que 3 de cada 10 niños de primaria han recibido alguna
agresión física por parte de un compañero”.
- Asimismo, en el 2010 se reportaron 190 suicidios motivados por Acoso Estudiantil, elevándose en
4,750 % con relación al 2009, según la denominada Fundación en Movimiento.
- El Consejo Nacional Contra las Adicciones (CONADIC), señaló en sus datos que cada año se
suman al consumo de bebidas alcohólicas un millón 700 mil mexicanos (en su mayoría jóvenes de
15 a 24 años de edad) y, que el consumo de drogas: cocaína, marihuana y anfetaminas, se triplicó
en los últimos 4 años en la población.
- Además, en los últimos 5 años, más de 900 niños de 17 años de edad o menores han muerto por
violencia relacionada con el narcotráfico”, lo cual fue expuesto por la Red por los Derechos de la
Infancia en México.
Por si fuera poco lo anterior y con relación al tema, en los últimos años se subestimó en el sistema
escolarizado nacional, la enseñanza de valores y las normas de urbanidad, como parte sustancial
en la educación. Incluso llegó a eliminarse la materia de civismo y esto ocasionó la ausencia de un
contrapeso que ayudara a niños y jóvenes a corregir los malos ejemplos y las conductas indebidas
dentro de los salones, en la vía pública o en sus casas; lo que, como ya expresé, ha influido para
multiplicar los abusos en el hogar, el alcoholismo, la drogadicción, el pandillerismo y la violencia.
Según especialistas de diversas universidades, actualmente la materia de Civismo se enseña en
nuestras escuelas con marcadas limitaciones en su concepción y en el método de la enseñanza de
valores, lo que sin duda tiene un fuerte efecto negativo en el comportamiento personal y social de
todos nosotros, así como en el entorno del medio natural en que vivimos y en la economía del país.
La problemática ya es tan grande y evidente, que la percibimos de manera cotidiana con lo que le
sucede directamente a nuestros hijos en las escuelas, a los amigos de ellos, a los comentarios que
nos hacen de esas situaciones y que pareciera que son parte natural de su vida diaria.
No podemos ni debemos permanecer quietos, ni mucho menos indiferentes, ante esos hechos.
Esa realidad a la que me he referido nos dice, que ha dejado de ser suficiente la educación que
reciben los niños y los jóvenes en sus hogares; tristemente ha llegado el día en que es necesario
que desde las escuelas, de manera organizada y urgente, mediante el desarrollo de los respectivos
planes y programas de estudio por expertos en la materia, se fortalezcan y se amplíen las
enseñanzas sobre valores sustanciales y universales, como lo son, entre otros:
-
el respeto a la legalidad,
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-
el rechazo a la violencia,
-
el comportamiento honesto,
-
la protección y mejoramiento del medio ambiente,
la convicción de erradicar la corrupción y la impunidad como una forma vida en nuestra
sociedad,
- la participación democrática (para que se comprenda que ésta no se agota con la sola acción
de votar),
-
la tolerancia hacia quien piensa diferente,
-
la eliminación de conductas discriminatorias de cualquier tipo y,
-
la solidaridad con los que menos tienen,
Todo ello, con el único objetivo de ayudar a lograr, en el menor tiempo posible, un cambio radical
en el comportamiento de nuestra sociedad que nos ayude a vivir mejor.
Y es todavía más urgente que emprendamos ese tipo de acciones, cuando nos damos cuenta que
no sólo son los graves problemas nacionales que ocupan los titulares de los periódicos, los que
han deteriorado nuestra calidad de vida; sino aquellos que padecemos diariamente y que no son
pequeños, pero que a nadie parece importar; me refiero a situaciones que parecen tan simples
pero que también parecen no tener solución: es increíble que hayamos llegado al extremo de
“aceptar”, dicho así, entre comillas, que vivamos viendo como se tira basura en la vía pública,
como no se respetan las hileras formadas para comprar algo u obtener un servicio, como no existe
respeto por las normas viales y, muchas cosas más que todos los días observamos, sin que le
importe a nadie.
Hay una pérdida enorme de comportamiento colectivo positivo, porque individualmente nadie
respeta las reglas, por mínimas que éstas sean. Perdón por la expresión, pero quisiera llamar su
atención: ¡tenemos una sociedad que vive en medio de un desorden bien organizado!; en todas
partes y en todos los niveles económicos.
Por todo ello y más, es que necesitamos sembrar, fortalecer e incrementar valores a nuestros niños
y jóvenes, no sólo desde los hogares sino desde las escuelas también, por medio del proceso
enseñanza-aprendizaje. Necesitamos hacer un gran esfuerzo, pero uno que sea verdadero, para
recuperar esos valores que de alguna forma se perdieron en el camino.
Debo decir, que en algunos Estados del país como lo es Puebla, ya han iniciado esfuerzos
significativos para fortalecer la enseñanza de valores en sus escuelas y cuyos resultados empiezan
a notarse; sin embargo, es indispensable que a nivel nacional se reproduzca ese ejemplo;
debemos alentar y tener una actitud institucional más decidida que abarque a todas las
comunidades escolares del país.
Necesitamos sustancialmente de la participación de autoridades educativas, de padres de familia,
de Directivos, docentes y personal administrativo y de apoyo de las escuelas, desde luego de los
alumnos; necesitamos además, de la participación de especialistas en la materia para desarrollar
los actuales planes y programas de estudio, los libros de texto respectivos y lo que sea necesario,
para generar una cultura sólida basada en valores, que ayude verdaderamente a que se logre en
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corto plazo, un cambio radical positivo en el comportamiento individual y colectivo, no sólo de esos
niños y jóvenes, sino inclusive de todos nosotros.
Por una parte, debemos aceptar que hasta hoy los esfuerzos realizados se han quedado cortos
ante una realidad lamentable que día a día empeora más y; por la otra, debemos decidir cambiar.
Es urgente que enfrentemos con mayor determinación la carencia de valores en la que estamos
inmersos, si queremos que este México, al que tanto quiero y muchos también, cambie
verdaderamente en poco tiempo, para que vivamos mejor.
Es de importancia señalar que, a pesar de que los valores universales están en boca de todos, en
lo particular, nadie realmente puede decir con precisión cuáles son y a qué se refiere; aunque en lo
general todos hemos escuchado de ellos y de alguna forma creemos saber a qué se refieren; pues
no se han plasmado en ningún Ordenamiento Jurídico nacional ni internacional.
Tratar de llegar a un acuerdo sobre un concepto tan universal puede ponerse tan complicado, que
incuso corremos el riesgo de atentar contra su propia naturaleza universalizadora. Por lo que tal
vez lo mejor sea no tratar de definirlo ni delimitarlo. Sin embargo, aparentemente el concepto de
los valores universales está íntimamente ligado con los derechos universales, particularmente con
la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Es una realidad que no existe una lista de valores universales, si contamos con 30 artículos que
nos sirven de marco de referencia para determinar cuáles son los valores universales que
buscamos fomentar; es decir, los valores universales (al menos para occidente) son aquellos que
fomentan en los individuos las actitudes que permiten que se respeten los derechos y libertades
estipulados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
De tal manera que, cada cultura deberá reconocer aquellos valores que le sean válidos, pero que a
la vez le permitan caminar en una misma dirección con el resto del mundo. Es primordial que la
sociedad y el estado se den a la tarea de determinar cuáles son aquellos valores que busca
fomentar en los ciudadanos, para que por medio del sistema educativo puedan empezar a
transmitirlos. “La promoción de los “valores universales” merece ser apoyada en todos los niveles
del sistema de educación: es una condición fundamental para una “globalización humana”
No obstante lo anterior, se puede plantear doctrinariamente un panorama general de Valores
Universales. Para entender qué son los valores universales verdaderos nos transportaremos al
pasado. Es ahí donde encontraremos los antecedentes de este factor fundamental e inherente al
hombre. Las personas somos seres sociales que vivimos en compañía de otras personas su
nacimiento, cada individuo forma parte de una familia, núcleo de toda sociedad. El ser humano
necesita convivir con otros seres; para él es capital la convivencia pues sólo en ella alcanza su
desarrollo y su evolución, y expresa al ser social que lleva dentro.
Los seres humanos transforman la naturaleza, crean, opinan y se comunican entre sí sólo como
miembros de un grupo social; muchos hombres se destacan por su participación en
acontecimientos trascendentes o significativos para las páginas de nuestra historia y sociología.
Sabemos que la ciencia que estudia al hombre, su origen, comportamiento, evolución, desarrollo y
características generales en una sociedad, es la historia, disciplina que enfoca al hombre desde la
aparición de las primeras culturas y comunidades hasta nuestros días; esta ciencia nos permite
conocer el proceso social, cultural y el estilo de todas y cada una de las sociedades que han
existido y existen en la Tierra, los hechos más importantes y el modus vivendi de épocas
anteriores. En cada una de sus páginas, la historia nos relata los acontecimientos humanos y la
manera en que las antiguas culturas influyeron en los círculos sociales, así como sus efectos en la
sociedad contemporánea y moderna.
La sociedad mexicana actual es el resultado de nuestra historia y de su proceso de desarrollo
como nación, con sus características propias; por lo tanto, para comprender el presente es
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necesario entender nuestro pasado. El largo camino de la humanidad se ha dirigido al progreso y
esto constituye el campo de estudio de nuestra historia. Con el objeto de abordar de manera
sistemática, sin restricciones y sin obstáculo alguno, los principales acontecimientos, los
historiadores han dividido su objeto de estudio en edades o en periodos, en donde las sociedades
adquieren algunas de sus principales características.
En consecuencia, nuestra historia tiene como propósito estudiar el origen, evolución, desarrollo,
causas y efectos de la vida, tanto social como individual de todos y cada uno de los seres
humanos, así como observar las transformaciones que han surgido en nuestro alrededor como
parte de una sociedad establecida, con cimientos fuertes y duraderos, fortalecida y respaldada por
valores, creencias, religión, ideas y un sinfín de creaciones intelectuales y manifestaciones. Todos
los seres humanos necesitamos vivir en una sociedad. Para que ésta funcione, hay que aprender a
convivir y la convivencia es producto de la educación que recibimos en la casa, la escuela, los
amigos, los medios de comunicación, etcétera. La casa es el lugar donde recibimos la formación
más importante y nuestros padres son los encargados de inculcarnos los valores y las normas de
convivencia que más tarde serán parte de nuestra “educación cívica” que se fortalecerá en nuestra
formación educativa. Sabemos que el significado de valor es el grado de estimación que se le tiene
a una persona o cosa, también la cualidad o característica que posee una persona o un objeto y
que lo hace estimable. La ética y la moral juegan también un papel importantísimo ya que forman
parte de la filosofía cuando estudia los actos humanos, sus normas sociales y sus valores.
Así, desarrollo humano es un proceso de descubrimiento, crecimiento, humanización, conquista de
la libertad; representa el esfuerzo de hombres y mujeres por conquistarse a sí mismos mediante la
iluminación de la inteligencia y el fortalecimiento de la voluntad, y con apertura, resultado del amor
a los demás. Estos valores forman un perfil del ser humano que encarna convicciones y creencias
funcionales para un determinado ideal de sociedad integrada por la conducta colectiva, el
comportamiento humano social y los valores deseables.
En una sociedad como la nuestra, los valores expresan el perfil de los seres humanos que resulta
de un contexto cultural y un concepto de nación.
Se entiende por Valores Universales al conjunto de normas de convivencia válidas en un tiempo y
época determinada.
La Doctrina reconoce 12 Valores Universales, enlistándolos de la siguiente manera:
1. Amor: es el sentimiento que experimenta una persona hacia la otra para desearlo todo lo mejor.
2. Cooperación: es la participación de dos o más personas para alcanzar el éxito.
3. Libertad: es la capacidad de tomar decisiones y responder por sus acciones.
4.
Felicidad:
es
la
máxima
aspiración
de
la
humanidad.
5.
Paz:
es
la
fuerza
que
transforma
a
la
humanidad.
6. Humildad: la humildad no permite que menospreciemos a ninguna persona y nos da la
capacidad de tener desprendimiento en nuestro trato para con los demás.
7. Honestidad: permite que seamos sinceros y nos ayuda a tener una conducta integra con
nosotros
mismos
y
hacia
las
otras
personas.
8. Respeto: permite que conozcamos el valor que tiene nuestra propia persona y nos ayuda a
honrar
el
de
los
demás.
9.
Responsabilidad:
capacidad
de
asumir
tareas
y
compromisos.
10.
Sencillez:
naturalidad
y
espontaneidad
en
la
acción.
11. Tolerancia: permite que respetemos las ideas de los demás, aceptando sus diferencias para
tener
buenas
relaciones
humanas.
12. Unidad: es la capacidad de poder estar con otros y compartir causas comunes para llegar el
éxito. Visión compartida y sentido de pertenencia.
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El objetivo de la presente iniciativa es lograr que en las escuelas del sistema educativo nacional
de nuestro país, se incremente y se fortalezca la enseñanza de los valores sustanciales y
universales como los que se han mencionado en el texto de este documento, mediante el
desarrollo de los actuales planes y programas de estudio, de los libros de texto respectivos, con la
participación de expertos en la materia y, tendiente a ayudar a que las personas integrantes de las
correspondientes comunidades escolares, sean mejores seres humanos tanto en lo individual
como dentro de la sociedad en la que vivimos.
Por todo lo expuesto y fundado someto ante esta soberanía la siguiente:
INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO
QUE ADICIONA AL SEGUNDO PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 3° DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, EL SIGUIENTE TEXTO: “…, los valores
universales…”, PARA QUE DICHO PÁRRAFO QUEDE COMO sigue:
Artículo 3º- Párrafo Segundo: “La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar
armónicamente, todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la
Patria, el respeto a los derechos humanos, los valores universales y la conciencia de la
solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.
Salón de Sesiones del Senado de la República, a 11 días del mes de octubre del 2012.
LORENA CUÉLLAR CISNEROS
SENADORA POR EL ESTADO DE TLAXCALA
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