“Allende, Humberto de Jesús c/ Brown Security Service y otros” ¿Sentencia arbitraria o simplemente errónea? * Máximo Apesteguia Uriburu Introito: La doctrina de la Arbitrariedad de Sentencia ha venido a ser una especie dentro del género de las causales que la misma Corte Suprema define y marca como estándares básicos para la procedencia del recurso extraordinario federal; ora por estar munido de los requisitos sine qua non (no) prosperaría, ora por tratarse de una cuestión que reviste suma importancia para la sociedad en determinado momento de la historia reciente, y que, mediante el acogimiento del recurso extraordinario, viene a zanjar cuestiones poco claras, o más bien; que marquen el devenir uniforme de los precedentes sentenciales ad effectum de que en lo venidero, dicha cuestión, sea abordada por el universo jurídico de nuestro país con cierta previsibilidad y uniformidad jurídica. No obstante, dicho cometido no siempre se cumple, o no siempre se cumplió, sea porque los criterios de acogimiento del recurso echando de mano a la Doctrina de la Arbitrariedad cambiaron radicalmente o porqué en ciertos casos se le dio acogida cuando precisamente se pensaba que tal caso sometido al imperuim del cimero tribunal no iba a ser tratado. En ese andamiaje, no resulta extraño hallar sentencias que acogen planteamientos a prima facie –y mirando casos análogos- improcedentes, empero, luego de su tratamiento y acogimiento, generan dudas y cierta incertidumbre. Todo ello, alimenta los razonamientos de académicos y/o litigantes quienes sostienen que la corte, en realidad, ejerce su imperium discrecionalmente y cuando ella misma lo considera oportuno, con prescindencia de las causales que la misma se encarga –y encargó- de establecer casos en los cuales procede la “tacha” de una sentencia por arbitraria, generando precedentes contradictorios en ella misma. Con ese norte, en este trabajo se abordará un caso regido por el derecho común en el cual la Corte acogió el recurso extraordinario basándose en la supuesta arbitrariedad que revestía la sentencia en crisis, no obstante, ser un sentencia simplemente errónea. AUTOS: “Allende, Humberto de Jesús c/ Brown Security Service y otros”. HECHOS: el Sr. Humberto Allende era empleado de una empresa que prestaba servicios de vigilancia en la residencia del embajador de los Estados Unidos de Norteamérica, quien pidió que se condenara a su empleadora a pagar los daños sufridos a consecuencia del derrumbe de dos árboles sobre la casilla en la que él se hallaba. La demandada, a su vez, solicitó el rechazo de la pretensión, a cuyo fin sostuvo que la caída de los árboles se había producido como efecto de un huracán y que, por consiguiente, el hecho debía ser considerado como fortuito o fuerza mayor. - La demanda, fue acogida favorablemente en primera instancia y confirmada en la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, los condenados, recurrieron a la Corte Suprema alegando la doctrina de la Arbitrariedad, ésta ultima apartándose del dictamen del Procurador General, le dio acogida favorable. Los argumentos de los cuales se valió la Corta para acoger el Recurso Extraordinario, fueron: Sentencia de la Corte Suprema Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Marcelo y Horacio Castro en la causa Allende, Humberto de Jesús c/ Brown Security procedencia. Service y otros”, para decidir sobre su a) Que la sentencia de primera instancia condenó a la demandada al pago de daños y perjuicios sobre la base de considerar que no se presentaba la eximente de responsabilidad prevista en el art. 514 del Código Civil. A tal efecto, el juez sostuvo que aunque la violencia de un fenómeno meteorológico puede constituir caso fortuito, no reviste dicho carácter la caída de árboles provocada por aquél, dado que éstos igual suelen caer durante tormentas de intensidad normal. Aclaró, por fin, que aún en la hipótesis de considerar existente un casus, tal circunstancia no liberaba a la demandada, pues las constancias de la causa llevaban a afirmar una concurrencia causal entre aquél y el vicio de la cosa, consistente este último en la precariedad de la casilla en que el actor buscó guarecerse. Ante dicha causalidad, la norma legal aplicable (art. 1113 del Código Civil) no autorizaba —sostuvo— una exención parcial de responsabilidad, la que —por el contrario— caía totalmente sobre el dueño o guardián de la cosa. B) Que, apelada la sentencia por la demandada, la Cámara la confirmó, pues tormenta había calificarla entendió que alcanzado como caso si una bien era intensidad fortuito, tal cierto que que la permitía caracterización no excusaba la responsabilidad de la demandada. En este punto acentuó notablemente el enfoque —ya bosquejado en la sentencia de primera instancia— según el cual la caída de árboles por acción de los vientos nunca podía ser encuadrada en el art. 514 del Código Civil, cualquiera que hubiere sido la intensidad de aquéllos. El a quo prescindió de abordar el tema de la posible concurrencia del caso fortuito —cuya existencia negó— con otras concausas, asunto que sí había merecido consideración por parte del juez de primera instancia, en la forma ya referida. C) Que la demandada tachó de arbitraria la sentencia del a quo y, a tal fin, señaló los vicios de razonamiento en que éste había incurrido en lo concerniente al punto de la inexistencia del caso fortuito. Debe señalarse que similar agravio había expresado la apelante respecto de la sentencia de primera instancia, a la que calificó reiteradamente de verdadero sofisma (fs. 471 vta. y 476), en términos tales que resultan idóneos para tener por planteada la arbitrariedad de aquélla. En efecto, puesto que la sentencia debe ser derivación razonada del derecho vigente, toda vez que tal condición sea inequívocamente controvertida es preciso tener por deducida la referida tacha. * Se hace menester poner de relieve, que la demandada no tachó de arbitraria la sentencia de primera instancia, en este punto, la corte entendió que mediante el juego de los recursos narrativos –verdadero sofisma- eran suficientes para tener a l quejoso por aducida la arbitrariedad. En esa inteligencia, no existe óbice alguno que nos permita advertir la peligrosidad que dicho razonamiento genera, con prescindencia, claro está, de consideraciones formalistas aplicables al remedio federal y le inconveniencia de sujetarlo a pruritos formales. D) Que, por lo demás, la exigencia del planteamiento oportuno de la cuestión federal se vincula primordialmente con el requisito de la resolución contraria implícita —referente al derecho federal invocado— y no al tema de la sentencia arbitraria. Esta es la razón por la cual no cabe extremar las cargas formales sobre el recurrente, en el rigorismo que puede frustrar la jurisdicción de la Corte como tribunal de garantías clásica constitucionales. jurisprudencia de A este propósito acuerdo con concurre la cual la el planteamiento de la cuestión federal stricto sensu no requiere la utilización de términos sacramentales (Fallos: 292:296; 294:9; 302:326; 304:148, entre otros). * En este considerando, la corte, releva al quejoso del oportuno planteamiento y sostenimiento de la cuestión federal, aduciendo que éste último hace al derecho federal invocado –y la eventual sentencia adversa- más no a la sentencia arbitraria en sí, es por esto que le da recepción al mismo, inclusive, extemporáneamente. Va de suyo, que a razón de estos precedentes sentenciales, a día de hoy es más plausible acudir a la corte vía esta doctrina, que invocando la cuestión federal. G) Que la equiparación del hecho accidental que ocasionó el daño cuya natural, reparación signado inevitabilidad por que desvinculado de se las persigue a mismas gobiernan “la un notas caída simple de de fenómeno necesidad la lluvia” e y las condiciones climáticas extraordinarias que se reconoce que intervinieron en su producción, comporta, a la par que una contradicción, un exceso en los límites de la discrecionalidad, propia de los jueces ordinarios en la apreciación de las circunstancias de hecho de la causa, lo que transgrede la exigencia de razonabilidad a que tales juicios deben estar subordinados. * Es correcto en este punto definir qué se entiende por “Circunstancias Extraordinarias” en el caso de una tormenta, pues la corte, da por sentado que la tormenta en sí lo es , no obstante, resulta necesario una adecuación de la letra escrita a las condiciones de personas, tiempo y lugar. En este orden de ideas, se estableció con tino, la necesidad de que los hechos de la naturaleza asuman caracteres verdaderamente extraordinarios, vale decir, que las lluvias o vientos configuran hechos eximentes de responsabilidad, sólo cuando por su intensidad o violencia, excedan de la magnitud corriente en el lugar de que se trate. A tal punto, que ráfagas de hasta ciento veinte kilómetros por hora, no revisten ese carácter en nuestro medio (conf. Salas, A. E., "Código Civil anotado", 2da. éd., t. I, p. 267 n 6; Llambías, J. J., "Tratado de Derecho Civil - Obligacione s", t. I, p. 242, n 199; C. N. Civ, Sala B, E. D. t. 3, p. 460 y L. L. t. 106, p. 368; "Sala C", E. D. t. 7, p. 720 y E. D. t. 92, p. 496; "Sala D", E. D. t. 63, p. 467; entre otros). En efecto, se ha establecido que por el recurrente acaecimiento de determinados hechos no puede ser reputado de naturaleza fortuita, dadas las características actuales y la frecuencia con la que esos hechos ocurren; los convierte en hechos previsibles y evitables mediante una adecuada implementación técnica (Conf. CNCOM, SALA A Expte. N. 87.908, 19/09/2006, elDial AA3A24; CNFed.Civ.y Com., Sala III, 12/04/88, LL,1989-D-120; CNCiv. Sala L, 27/02/95, LL, 25/9/96; CNCiv.Com.Fed., Sala 2da.4/3/99, JA, 2001CNCiv, sala K, 20/10/1994, “Fernández, María C. v. Ferrocarriles Argentinos”, JA 1995-III-655). De ello puede inferirse que la empresa debió extremar los cuidados para evitar los eventuales daños antes estos hechos, pues, la responsabilidad por el deber de seguridad incumplido se mantiene. (C. Nac. Civ, sala K, Expte. 69.372/97) H) Que resulta por ende aplicable la jurisprudencia de esta Corte, según la cual, uno de los principios rectores del proceso civil es el establecimiento de la verdad jurídica objetiva, la cual se ve comprometida cuando, tal como ocurre en la especie, se reemplaza su búsqueda por generalizaciones no verificables, desconcertante e emanadas impreciso, de un que, razonamiento por tanto, abstracto, no resulta referible a las específicas modalidades del caso (Fallos: 238:550; 248:291; 258:199). * Acusando el viejo principio procesalista de la “verdad jurídica objetiva”, -el cual debe ser norte de todo proceso- la corte acude al mismo para revocar la solución arribada por el juez a quo y confirmada por el tribunal ad quem pero en realidad; no señala correctamente en qué consiste la generalización, pues, de las instancias precedentes se advierte que el “Caso Fortuito” fue desestimado en la especie, por no encuadrarse en norma civil según las constancias de la causa, siendo de aplicación el art. 1113 del Cod. Civ. En ese estado de cosas, cuadra señalar, que la misma corte suprema ha sostenido en numerosos precedentes que: “los agravios remiten a cuestiones de hecho, prueba y derecho común no resultan aptas para habilitar la vía del art. 14 de la ley 48” Fallos: 300:850; 301:970. Asimismo, y coherente con este criterio, la Corte Suprema tuvo la oportunidad de establecer de manera reiterada que: “por regla, las cuestiones de hecho, prueba, derecho procesal y común no atañen a la instancia de excepción (Fallos: 311:1950, entre muchos). Y que si la alegación del apelante se ha situado en el plano de las sentencias arbitrarias, -doctrina de naturaleza excepcional- no corresponde su tratamiento, (Fallos: 312:195) pues, tal doctrina no ha sido instituida para corregir sentencias que se postulen equivocadas, sino que atiende a supuestos de gravedad extrema en los que se verifica un apartamiento inequívoco de la solución prevista por ley o una absoluta falta de fundamentación (Fallos: 311:2187; 313:62, etc.). I) Que, en tales condiciones, resulta procedente el remedio federal intentado por la demandada, por lo que la sentencia recurrida debe jurisprudencia ser de dejada esta sin Corte efecto sobre con arreglo arbitrariedad a la (Fallos: 297:470; 299:85; 300:349), sin que ello implique abrir juicio acerca de la solución que en definitiva corresponda asignar a la cuestión debatida. Esto último entendido tanto respecto del caso fortuito en sí mismo, como del tema referente a si es posible su concurrencia con otras concausas del daño, para el supuesto que éstas hayan existido. Por ello, y habiendo dictaminado el señor Procurador General, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso de fs. 518/525 vta. y se deja sin efecto la sentencia apelada. Reintégrese el depósito efectuado y agréguese la queja al principal y vuelvan los autos al tribunal de origen, a fin de que por quien corresponda se dicte nuevo fallo con arreglo al presente (art. 16, primera parte, de la ley 48). José Severo Caballero — Augusto C. Belluscio — Carlos S. Fayt — Enrique S. Petracchi — Jorge A. Bacqué (en disidencia). * Esta solución resulta un tanto ambigua, en efecto, el voto mayoritario decide dejar sin efecto la sentencia recurrida, empero, no resuelve el fondo del asunto, inclusive, deja abierta la vía para que en la sentencia definitiva también se rechace la posibilidad alegar la eximente de responsabilidad basada en el caso fortuito. Lo cual es extraño, pues, si se basó en ello el acogimiento del recurso, bien podría haber aclarado la corte los alcances de dicha eximentes y sentar precedentes en la especie. Ergo, dice a las instancias anteriores que pueden rechazar dicha eximente, pero que al hacerlo; pongan más palabras que en el primer caso. Como se puede apreciar, en realidad, se trata de una sentencia simplemente errónea, cuya plataforma fáctica y jurídica se encuentra reglada por el derecho común, por definición materia ajena al recurso extraordinario. Disidencia del señor ministro doctor don Jorge A. Bacqué . Considerando: 1º) Que el recurso extraordinario cuya denegación motiva la presente queja, se interpuso contra el pronunciamiento de la Sala VII de la Cámara de Apelaciones confirmó, por mayoría, el fallo de del Trabajo que primera instancia que había hecho lugar a la demanda de indemnización por daños y perjuicios derivados del accidente sufrido por el actor, al derrumbarse dos árboles sobre la casilla donde se encontraba prestando servicios de vigilancia por cuenta de la firma demandada. 2º) Que para así resolver, el tribunal de alzada reiteró argumentos del fallo apelado, y toda vez que en la expresión de agravios que contra éste formuló la demandada, no fueron planteadas las articulan como arbitrariedad cuestiones de de que naturaleza la en el presente federal, sentencia, cabe recurso fundadas concluir se en la que su introducción resulta tardía, lo cual obsta a la procedencia del remedio que prevé el art. 14 de la ley 48. Así lo ha dictaminado el señor Procurador General, en términos que esta Corte comparte y da por reproducidos brevitatis causa. * Distanciándose del voto mayoritario de los restantes vocales preopinantes, el voto disidente del Dr. Baquè, pone énfasis en los requisitos formales para la procedencia del recurso extraordinario federal, que en la especie, no se encuentran cumplidos por el quejoso, toda vez que éste último no mantuvo reservada la cuestión federal oportunamente. Requisitos estos; de los cuales el voto mayoritario relevó a la empresa accionada, sosteniendo que la sentencia en crisis se basaba en un – recordemos- “verdadero sofisma”. 3º) Que en cuanto atañe al agravio acerca del monto de la indemnización que se fijó en el pronunciamiento, el recurso extraordinario no satisface los requisitos de fundamentación que se exigen con arreglo. Omite este vocal pronunciarse sobre el monto de la sentencia en consonancia con el considerando precedente, pues, atento al rechazo según su voto; deviene en abstracto tal pronunciamiento. CONCLUSIÓN: En lo escueto de este trabajo, vimos como la corte tachó de arbitraria a una sentencia procedente de la Cámara Nacional del Trabajo, que –quizás- en forma retaceada rechazó la eximente de responsabilidad argüida por la empresa encartada –caso fortuito- arribando a la conclusión de que el caso sometido a su imperium encuadraba en el régimen legal establecido en el Art. 1113 de código civil –responsabilidad objetiva- con prescindencia del toda culpa. Se ha dicho hasta el hartazgo, que la doctrina de la arbitrariedad, es de naturaleza excepcional, (Fallos: 312:195) cuya finalidad no es corregir sentencias que se postulen equivocadas, sino, casos de extrema gravedad en los que se verifica un apartamiento inequívoco de la solución prevista por ley o una absoluta falta de fundamentación (Fallos: 311:2187; 313:62, etc.). A mi entender, no se presentó en la especie un supuesto de la arbitrariedad normativa caracterizado, claro está, por el "error inconcebible para una racional administración de justicia". En ese andamiaje, podemos inferir - tomando una hermenéutica más estricta que la considerada por el cimero tribunal- que se trató de una sentencia simplemente errónea inclinada hacia una solución posible, máxime, tratándose de una materia opinable, ajustada a la doctrina y de los precedentes jurisprudenciales análogos. Es menester, que nuestro cimero tribunal marque reglas estáticas respecto a la doctrina mentada, con ello, logrará dar certeza y previsibilidad al universo jurídico en el tratamiento de determinados casos, coadyuvando en la ardua tarea de generar seguridad jurídica.- ANEXO – Bibliografía _Consultada: CARRIO, Genaro R. - CARRIO, Alejandro D. El Recurso Extraordinario por Sentencia Arbitraria en la Jurisprudencia de la Corte Suprema - Editorial Abeledo-Perrot - Buenos Aires. IMAZ, Esteban - REY, Ricardo E. - El recurso extraordinario - Editorial Nerva - Buenos Aires. FALCON, Enrique M. - Código Procesal Civil y Comercial de la Nación - Anotado - Concordado - Comentado Editorial Abeledo-Perrot - Buenos Aires. FASSI, Santiago C. - YAÑEZ, César D. - Código Procesal Civil y Comercial de la Nación - Comentado, Anotado y Concordado - Editorial Astrea - Buenos Aires. FENOCHIETTO, Carlos Eduardo - ARAZI, Roland - Código Procesal Civil y Comercial de la Nación - Editorial Astrea - Buenos Aires LEVITAN, José - Recursos en el proceso civil y comercial - Editorial Astrea - Buenos Aires. LLAMBÍAS, J. J., "Tratado de Derecho Civil - Obligacione s", t. I, p. 242, n 199. PALACIO, Lino Enrique - Derecho Procesal Civil - Editorial Abeledo-Perrot - Buenos Aires SALAS, A. E., "Código Civil anotado", 2da. éd., t. I, p. 267 n 6.