//tencia N° 54 MINISTRO REDACTOR: DOCTOR PABLO TROISE ROSSI Montevideo, tres de marzo de dos mil cuatro. VISTOS: Para sentencia estos autos caratulados “SARTHOU, HELIO – ROLIN, JORGE – PITALUGA, LUCAS – CROCE, JORGE – Sus denuncias. AGUIRRE, ATANASIO (BÚSQUEDA) – PEIRANO, RICARDO (EL OBSERVADOR) – Denunciados – DERECHO DE RESPUESTA – LEY DE PRENSA N° 16.099 – ARTS. 9, 11 Y 17.3. EXCEPCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD”. Ficha 1-445/2002. RESULTANDO: I previsto por el art. 8 Que de en la el Ley procedimiento 16.099, y en oportunidad de hallarse los autos ante el Tribunal de Apelaciones en lo Penal de 2º Turno, la parte solicitada interpuso excepción de inconstitucionalidad de los arts. 9, 11 y 17.3 de la Ley 16.099. Señala su interés directo, personal y legítimo entendiendo que las referidas normas coliden con los arts. 7, 8, 29, 32, 53, 72 y 332 de la Constitución Nacional. II En lo sustancial sostiene que las disposiciones impugnadas resultan incompatibles con la libertad de opinión, el principio de igualdad, el derecho de propiedad, la libertad de expresión, la libertad de trabajo y la prohibición de la censura previa. III Se cursó vista al Fiscal de Corte a fs. 102, quien estimó que procede el rechazo del excepcionamiento incoado. Se pasaron a Estudio por su orden y se llamaron autos a sentencia, Acordada por unanimidad. CONSIDERANDO: I Que ha de desestimar- se la excepción de inconstitucionalidad planteada, con las costas a cargo del excepcionante, cf. art. 523 del C.G.P.. II Se ha expresado en el Acuerdo que no resulta admisible que el sujeto pasivo del derecho de respuesta a fs. 31/32 y 53/55 sostenga una opinión contradictoria al afirmar expresamente que lo referente a cuestiones de opinión está alcanzado por la Ley 16.099, basándose en una interpretación “armónica” de los arts. 7 y 11 de la misma, cuando anteriormente había afirmado lo opuesto en el sentido que excluían la “respuesta” en referencia a artículos de “crítica u opinión”. Esta condicionar su planteamiento circunstancia a una de determinada interpretación normativa implica su inadmisibilidad, en tanto surge en forma evidente que se está frente a un planteo condicionado, que se hace valer para la eventualidad de que se entienda aplicable al caso la norma legal impugnada. Para promover la declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal, se requiere que el promotor de la misma considere que ésta lesiona un derecho subjetivo o un interés directo, personal y legítimo del que es titular (art. 258 de la Constitución y art. 509.1 del C.G.P.). Y a tales efectos el promotor debe entender que su situación se encuentra alcanzada por la disposición legal que ataca y sólo luego podrá afirmar, o bien que la construcción del supuesto de hecho de la referida norma es violatoria de preceptos constitucionales, o bien que la consecuencia normativa prevista por la referida disposición violenta los mismos. Lo que no puede admitirse es que se afirme expresamente que su situación no se encuentra comprendida por una disposición legal y que además se reclame la declaración de inconstitucionalidad de la misma. Ambas claramente contradictorias y actitudes evidencian legitimación activa del titular. la resultan falta de La facultada para declarar Corte si una se ley halla es o no constitucional; su examen entonces debe constreñirse a la norma y determinar si la misma colide o no con textos o principios superiores que emanan de la Constitución; pero no se regularidad halla de una habilitada ley en para función de controlar una la posible y eventual interpretación de ésta, puesto que lo que es pasible de inconstitucionalidad son las leyes y no la interpretación de los textos legales. Así lo ha decidido pacíficamente la Corporación sosteniendo en reiterados pronunciamientos que inconstitucionalidad la acción sólo o procede excepción cuando la de ley impugnada admite una sola, única y clara interpretación, y ésta por lo privativa viola las normas de la Carta, por lo que es inadmisible para el supuesto de una determinada interpretación de la ley. Los fundamentos en que se apoya este criterio son claros en opinión de la Corte; la declaración acerca de la constitucionalidad de una ley sólo es pertinente necesaria e ineludible contrario a la efectuar Corte declaraciones en en si un la ésta es caso y aplicación concreto; materia genéricas de le está emitir por el vedado opiniones sobre cuestiones abstractas de derecho, y reviste este carácter como es obvio, toda declaración que debe recaer sobre el alcance y sentido que pueda darse a determinada disposición legal (v. sent. 24/99). Por lo que cabe concluir que el excepcionante no denuncia un vicio intrínseco de la norma, aplicación, sino lo una cual eventual es incorrección ajeno a la en la cuestión de inconstitucionalidad. Por opinión del Dr. Gutiérrez no lo expuesto, debería ingresarse en al análisis de mérito de la inconstitucionalidad promovida. III mismo, según se acuerda en Aun cuando se ingrese al autos, las disposiciones cuestionadas no contradicen las disposiciones superiores contenidas en la Carta Magna. Es de destacar que los literales A, B, C y E del excepcionamiento basan su fundamentación en que la aplicación efectuada de la ley en cuestión ha infringido el derecho de opinión del columnista. Como acertadamente sostu- viera el Fiscal de Corte, la parte excepcionante efectúa una determinada interpretación del fallo de primer grado y de la Ley 16.099, y en su mérito concluye que las normas que cita son violatorias de la Constitución de la República. La jueza de primera instancia no funda su fallo en un derecho de respuesta abarcativo de noticias y opiniones, sino que, a su criterio, la columna en cuestión no se limitó a exponer ideas o pensamientos críticos, sino que publicó una noticia “en medio” del juicio de valor, es decir, que su agravio radica en la decisión y no en la norma jurídica, aunque se expongan argumentos contra la misma. Ni principio, norma, agravio sino, se fundado reitera en en la siquiera la existe, en intelección de la interpretación de la columna editorial efectuada por la jueza de grado. El órgano jurisdiccional interviniente no entendió que el art. 7 de la Ley 16.099 admita el derecho de respuesta contra opiniones, ni que el columnista de “Búsqueda” haya emitido una opinión susceptible de ser respondida. La sentenciante de primera instancia estimó que el art. 7 de la Ley 16.099 habilita el derecho de respuesta contra informaciones y que el columnista brindó una noticia “información” insertada dentro de una opinión. Por ende, la inconstitu- cionalidad promovida por el excepcionante, tal como fue planteada solamente procedería de entenderse que la norma referida habilita a formular derecho de respuesta contra opiniones, y si se constatara que en el caso de autos el periodista emitió una opinión; pero en la especie no surge ninguno de los referidos extremos. Esto es, en el proceso en trámite el órgano jurisdiccional interviniente no realizó una interpretación amplia del art. 7, formulada recién en esta etapa por el excepcionante, ni entendió que el periodista haya emitido una opinión, en razón de lo cual la pretensión de inconstitucionalidad condicionada a la interpretación del excepcionante no puede prosperar. No obstante lo afirmado, se advierte al acordar, que el cuestionado art. 7 de la Ley 16.099 no hace más que disciplinar el derecho a responder a la comunicación que afecta a la persona física o jurídica, de derecho público o privado. Esa interpretada en el contexto norma general al del ser sistema, especialmente el art. 11, pretende prevenir tanto la desinformación, sea incompleta, intencionada no en forma de por versión mera errónea, o negligencia o desaprensión, como la maldiciente, abusiva, ofensiva e incluso aberrante. Es, instrumento paralela de que pone en salvaguardar en movimiento los definitiva, la derechos posibilidad genéricamente consagrados en el art. 7º de la Constitución cuando ellos queden terceros; o es son amenazados norma que o conculcados ejecuta el por mandato constitucional, que da vida a lo programático que el mismo significa (v. sent. S.C.J. 27/89). Va ínsito en la consagración del derecho de respuesta, como lo denota la legislación universal –y concuerda en ello la doctrina-, que este derecho implica la réplica de referencias o informaciones de las cuales sea posible predicar objetiva y fácticamente inexactitud, causando agravio al aludido (ZANNONI Y BÍSCARO, “Responsabilidad de los medios de prensa”, pág. 218). El derecho de rectifica- ción surge de la necesidad de armonizar los derechos subjetivos de los lectores, oyentes y espectadores en cuanto al objeto de la noticia difundida, con los del propietario de la empresa informativa y profesionales de la misma, y con el mismo derecho a la libertad de información, en tanto como derecho subjetivo cuanto como derecho sociedad institucional en cuanto del que garantía es del titular pluralismo la propia y de la opinión pública libre. Más que limitar la libertad de información, el derecho de rectificación la complementa y refuerza, contribuyendo a garantizar la consecución del fin social que aquella libertad persigue: la formación de una opinión pública libre y plural. El simple disentimiento por el rectificante de los hechos divulgados no impide al medio de comunicación social afectado difundir libremente la información veraz, ni le obliga a declarar que la información es incierta o a modificar su contenido, ni puede considerarse tampoco la inserción obligatoria de la réplica como una sanción jurídica derivada de la inexactitud de lo publicado. El de rectificación colectividad y tampoco de los ejercicio limita individuos el que del derecho la derecho de componen la a recibir libremente información veraz, pues no comporta una ocultación o deformación de la que, ofrecida con anterioridad, lo sea o pueda serlo. Aun más, la inserción no implica la exactitud de su contenido; la divulgación de dos versiones diferentes de unos mismos hechos, cuya respectiva exactitud no ha sido declarada por ningún pronunciamiento firme de los órganos judiciales competentes, no restringe tampoco el derecho a recibir información que sea veraz (LLAMAZARES CALZADILLA, “Las libertades de expresión e información como garantía del pluralismo democrático” Ed. Civitas - año 1999 – págs. 180 a 183). Por lo expuesto, no se advierte vulneración alguna del derecho a la libertad de opinión y expresión del pensamiento reconocidos por el art. 29 de la Carta Magna. IV Respecto a si la referida disposición legal implica un acto de censura previa, tampoco le asiste razón al excepcionante. Resulta disposición habilita a normativa efectuar impugnada censura evidente en previa que manera sino que la alguna por el contrario consagra un derecho cuyo eventual ejercicio por la persona aludida y agraviada resulta posterior a la información brindada libremente. No nos encontramos en la especie frente a un caso de censura previa, sino de un eventual ejercicio posterior de responsabilidades, las cuales pueden hacerse valer tanto en el ámbito civil como penal. Esa responsabilidad surge como contrapeso de esa libertad de informar de la cual gozan los medios de prensa. Tal como lo expresara la Corte antes de ahora, esto es incontestable; salvo que se pretenda el derecho absoluto a emitir informaciones falsas, incoherentes, a herir el honor, agraviar a terceros sin posibilidad de defensa en nombre de una pretendida libertad irrestricta, se advierte fácilmente que las limitaciones de los arts. 7º y siguientes de la ley consultan evidentemente el interés general al permitir a los habitantes del país, sin distinción de razas ni de créditos políticos, religiosos filosóficos o a sus instituciones públicas o privadas, a defenderse de ataques irresponsables o maliciosos; garantía esencial de todo orden jurídico bien conformado (v. sent. 27/89). V vulneración del principio En cuanto a de igualdad la ante invocada la ley consagrado en el art. 8 de la Carta, tampoco la misma es de recibo. El Rompaey considera que el Sr. Ministro excepcionante Dr. carece Van de legitimación activa para impugnar por vía de excepción (art. 510 nal. 2 del C.G.P.) la regularidad constitucional de la disposición legal atacada. En efecto, en el proceso en trámite no se ha pretendido aplicar la consecuencia normativa prevista por el art. 17 nal. 4 de la Ley 16.099, y obviamente, tampoco se tuvo por configurado ninguno de los supuestos de hecho previstos por el art. 11 de la jurídicamente referida inadecuado ley, que por la ende, Corte resultaría –en la vía procesal escogida por el excepcionante– se pronunciara sobre la regularidad constitucional de estos arts., ya que las referidas disposiciones legales no resultan de aplicación ineludible en el proceso de autos, en razón de lo cual, un eventual pronunciamiento de la Corte sobre el punto carecería de relevancia en el proceso instaurado contra el excepcionante. En lo que refiere a la aducida violación al principio de libertad de trabajo tampoco resulta vulnerado el art. 53 de la Constitución. La argumentación del promotor en el punto radica en sostener que como el periodista sabe que se podrá ejercer en su contra el derecho de respuesta, puede autocensurarse, resolviendo no informar u opinar sobre determinados temas ante el temor de un nuevo juicio de respuesta que significara una andanada de respuestas contra su columna a costa de la empresa para la que trabaja. Ahora planteo formulado disposición legal por el bien, excepcionante impugnada no le del surge impide propio que la ejercer su derecho a informar o escribir sobre determinados temas, pues tiene toda la libertad para hacerlo. A lo sumo, atento a lo dispuesto por la referida norma, el periodista deberá reflexionar antes de publicar una noticia o información ya que se expone a eventuales ejercicios del derecho de respuesta por agraviadas; personas pero tal aludidas que circunstancia se no consideren vulnera su libertad de trabajo, sino que en todo caso establece un contrapeso a la referida libertad, tutelando derechos e intereses de las personas aludidas y el derecho de la comunidad a obtener información plural y poder conocer dos versiones de los mismos hechos. El propio Badeni, incansable defensor de la libertad de prensa, pese a estar en contra del derecho de réplica afirma que en un sistema democrático constitucional no existen las libertades absolutas; todas ellas están sujetas a una serie de limitaciones establecidas para posibilitar la convivencia armónica. Una libertad ilimitada es imposible para todo aquél que debe mantener relaciones sociales. En implica también sociedad, responsabilidad, porque la libertad nos viene impuesta por los demás (BERNARDO NESPRAL, “Derecho a la información – Periodismo, deberes y responsabilidades”, Ed. B de F, 1999, p.75). VI En cuanto a la alegada vulneración del art. 9 de la Ley 16.099 al derecho de propiedad consagrado en el art. 7 de la Constitución no se advierte violación alguna. Tal como lo expresara la Corporación, ni el derecho de usar y disponer de la propiedad ni ningún otro derecho reconocido por la Constitución reviste el carácter de absoluto; un derecho ilimitado sería una concepción antisocial. Reglamentar un derecho, es limitarlo, es hacerlo compatible con el derecho de los demás dentro de la comunidad y con los intereses superiores de esta última. La misma Constitución ha consignado limitaciones especiales respecto de algunos derechos; pero no siendo posible prever ni establecer en ella todas las subordinarlos para condiciones hacerlos a que adaptables sería a menester la vida de relación, ha confiado al Poder Legislativo la misión de reglamentar su ejercicio, poniendo al mismo tiempo un límite a esa facultad reguladora (v. sents. 64/77, 312/95 y 220/02). El que invoca, como todos los derecho regulados de por propiedad la Carta, alcanza hasta donde linda con el legítimo derecho a la contestación del aludido, de hacer conocer su verdad y poner a salvo en el mismo medio informativo, sea el real acontecer de los hechos, sea su honor, sea el de su familia, institución, etc.. El aspecto puramente material resulta consecuencia necesaria de la situación creada por su autor (v. sent. 27/89). El derecho de réplica no lesiona el derecho de propiedad porque la Constitución sujeta el derecho reconocido de usar y disponer de la propiedad a las leyes que reglamentasen su ejercicio, limitación ésta que también impone el art. 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica. La ley puede entonces imponer el deber de publicar, en circunstancias como las que nos ocupan, porque no se desnaturaliza ni menoscaba el derecho de propiedad del medio, sino que lo limita en razón del interés afectado, que es digno y merecedor de tutela adecuada (ZANNONI y BÍSCARO, “Responsabilidad de los medios de prensa, Ed. Astrea, Bs. As. 1993, págs. 235 y ss.). Finalmente deberá recor- darse que es criterio de la Corte en lo atinente a la constitucionalidad de las leyes el sostener que las mismas gozan del amparo de presumírselas ajustadas a la normativa constitucional, siendo de excepción su ilegitimidad. Solamente se apartará del mismo cuando se esté frente a un caso en el que exista una real e inequívoca inconciliabilidad entre el texto impugnado y normas o principios constitucionales (v. sents. 21/95 y 211/98). Cabe que no se ha regularidad ley, lo desvirtuar constitucional que solución logrado lleva, concluir en desestimatoria que la existe consecuencia del por tanto, presunción respecto a de de la postular la excepcionamiento de inconstitucionalidad promovido. Por las normas que se incluyeron, tales la fundamentos Suprema Corte y de Justicia FALLA: DESESTÍMASE LA EXCEPCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD OPUESTA, CON LAS COSTAS A CARGO DEL EXCEPCIONANTE, CONFORME ART. 523 DEL C.G.P.. Y DEVUÉLVANSE EN OPORTUNIDAD. DR. LESLIE A. VAN ROMPAEY PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DR. ROBERTO J. PARGA LISTA MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DR. DANIEL GUTIERREZ PROTO MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DR. HIPÓLITO RODRÍGUEZ CAORSI MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA SU DR. PABLO TROISE ROSSI MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DRA. MARTHA B. CHAO DE INCHAUSTI SECRETARIA LETRADA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA