MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO E-mail:

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MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO
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PRIMERA REUNIÓN DE AGOSTO DE 2003
Revisión de vida: la liturgia nos habla de que Cristo el verdadero “Pan de Vida”, está aquí y en la Eucaristía se
hace pan para alimentarnos. Compartamos humildemente su paso nuestras vidas.
SINCERIDAD
La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo
momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones. Como todos valores, no es algo que debemos
esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, en todo momento sin temor al que dirán; esto
que parece tan sencillo, es a veces lo que más trabajo cuesta, pero vernos sorprendidos en la mentira es más
vergonzoso. Leer Catecismo 2505
Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos,
convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y en nuestras
palabras.
A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser
confiables en todo lugar y circunstancia. Leer Mt. 5, 37
La sinceridad nos lleva a manifestarnos exteriormente tal como somos interiormente. Está íntimamente
relacionada con la “sencillez”, que rectifica la intención y aparta de la falsedad; y con la “fidelidad” que lleva a
cumplir lo prometido.
Hemos de amar la verdad y poner esfuerzo en buscarla, porque a veces está tan oscurecida por el pecado,
las pasiones, el materialismo..., que de no amarla no sería posible reconocerla.
El amor a la verdad nos lleva a ser sinceros con nosotros mismos, a mantener una conciencia clara, sin
engaños, a no permitir que se empañe con errores admitidos, con ignorancias culpables, con miedos a
profundizar en nosotros mismos hasta encontrarla. Si somos sinceros con nosotros mismos, con la ayuda de la
gracia, lo somos con Dios y nuestra vida se llena de claridad, de paz y de fortaleza.
El Concilio ha dicho muy bien que la conciencia es el santuario de Dios, ahí es donde se enfrenta el
hombre con Dios mismo. Para encontrar a Dios tal como es, es necesario presentarnos a Él tal como somos.
¿Qué es la conciencia? La Biblia llama a la conciencia corazón.
¿Cómo vamos a obrar en conciencia si ésta no está educada? Hay que educarla..... ponte la mano en el
corazón, ¿eres sincero realmente? Es en ese momento cuando la sinceridad nos puede llevar a la buena
educación de la conciencia, y nos compromete a preguntárnoslo ininterrumpidamente.
En nuestro Movimiento la sinceridad como valor debe estar presente en todo momento:
¿Buscamos con sinceridad al candidato que debe ir o al que nos gusta?
¿Somos sinceros en el llenado de las fichas?
Cuando damos testimonios ¿lo hacemos sinceramente?
Si no hay sinceridad no hay grupo, es una condición esencial, porque la amistad de los integrantes crece
si hay confianza. ¿Respetamos este valor en el grupo? Leer IF 482
No hay sinceridad cuando la vivimos como exceso de franqueza, con falta de prudencia y de tacto. Debemos
corregir con fraternidad, sabiendo que la sinceridad es un valor para construir y no para destruir, que no puede
ser vivida solo con las palabras, sino con coherencia de vida y de fe.
“LOS LABIOS SINCEROS PERMANECEN POR SIEMPRE, LA LENGUA MENTIROSA DURA UN
INSTANTE”. Pr. 12,19
SEGUNDA REUNIÓN DE AGOSTO DE 2003
Revisión de vida: Compartamos el paso de Dios por nuestras vidas, con sinceridad y humildad, como lo
haría María .
LA VIRGEN MARÍA EN EL MCC
María ocupa después de Cristo el puesto más elevado, pero también el mas cercano a nosotros y está unida a
todos los hombres necesitados de salvación. Cuando ésta Madre buena vislumbra nuestros límites se acerca
para socorrernos, por eso a ella nos dirigimos en cada Cursillo con el rezo del Santo Rosario y con las
intenciones que ponemos en cada misterio, en las Oraciones de la Mañana y de la Noche, cuando la invocamos
como Madre de la Divina Gracia, antes de comenzar los rollos y cuando pedimos su mediación en cada visita la
Santísimo.
La Virgen María tiene un papel central en el Movimiento de Cursillos. Leamos IF 339
Ella estuvo desde el principio alentando a nuestros fundadores, tal como lo hace con los dirigentes de hoy.
Ya el día jueves, cuando comienza el Cursillo, María se hace presente. En el rollo preliminar se nos invita a
tener la misma actitud de María, la entrega, la ilusión y la caridad y enseguida ella se hace una con nosotros en
el silencio. Ella que es una experta en hacer silencio, nos acompaña y nos conforta como una madre.
Si bien no se le ha dedicado ningún rollo concreto, ella está presente en todos. Casi podríamos decir que
María no está en ninguna parte porque está en todas partes.
La misa del día sábado, dedicada a la Virgen, nos la deja contemplar en toda su magnitud. Muchos de
nosotros nos encontramos con el Amor María por primera vez, en nuestro Cursillo.
También ella se mezcla con los aromas, sabores y ruidos de la cocina, ya que el equipo de servicio,
mientras realiza sus tareas, reza pidiendo a la Madre que interceda por sus hijos e hijas que participan del
Cursillo, no sólo por los 0 Km sino también por los sacerdotes, por los dirigentes y por todos aquellos que se
ponen al servicio del Movimiento en esos días. Y de verdad ¡se siente la presencia de la Virgen en la cocina!
Y cuando el Cursillo ya casi termina, y el sacerdote, el rector y enlace llegan al lugar de la Clausura, María
otra vez es protagonista, ya que lo primero que escuchamos, quienes esperamos en el salón es: “llegó la Virgen”
y sabemos que detrás de ella vienen quienes han vivido la hermosa experiencia del Cursillo. Ella es quien
preside el encuentro de estos nuevos hermanos con su Iglesia. Una vez mas María es precursora, como lo fue
cuando aceptó ser la madre del Hijo de Dios.
La Virgen nos acompaña en el cuarto día, y quienes nos precedieron en el camino lo dejaron bien grabado
en la primera página de la guía del peregrino “Peregrinar es caminar por Cristo hacia el Padre, a impulsos del
Espíritu Santo con la ayuda de María y de todos los Santos, llevando consigo a los hermanos”
En cada Reunión de grupo y en cada Ultreya, volvemos a invocarla como Madre de la divina Gracia y
pedimos que interceda para que nuestro encuentro se llene de Dios.
Y así como María nos acompaña en el silencio del jueves, también nos fortalece para que seamos capaces
de respetar el sigilo y aprendamos a hacer silencio cuando es preciso.
Es un consuelo y una verdad maravillosa saber que la Virgen María, por ser Madre de todos, lo es
especialmente de los que se enredan, de los que se atascan, de los que se desvían o se pierden en el camino.
Todas las madres celebran y oyen con gusto las ocurrencias de sus hijos, seguramente la Virgen también.
Eduardo Bonín cuenta que en una Clausura de Cursillo un hermano manifestó, con la seguridad que sólo da la
fe : “Estoy seguro que la Virgen María, cuando se puso en camino para visitar a su prima Isabel, iba por
aquellas montañas de Judea cantando “De Colores”
Hubo también quien dijo que cuando la Virgen nos escucha recitar “causa de nuestra alegría”, es posible
que mire a su Hijo y le diga “No saben que ellos son la causa de nuestra alegría”.
María también cuida las Estructuras del Movimiento, la Escuela y los Secretariados y está presente en las
Jornadas de Metodología y en los Plenarios Zonales y Nacionales.
La Mesa Directiva Nacional, recomienda a los cursillistas: “Unámonos en el rezo diario del Ángelus, para que
María Santísima nos acompañe en la tarea de trabajar para el Reino desde nuestro querido Movimiento”
Queremos proponerles ahora hacer memoria de nuestros encuentros con María.
¿En qué momento de nuestro Cursillo sentimos más cercana su presencia?
¿Cuándo, en el cuarto día, nos acompañó como una madre?
¿Qué lugar ocupa la Virgen cuando precursillamos a nuestro candidato?
Compartamos nuestras vivencias personales.
MARÍA, MADRE DE LA DIVINA GRACIA, RUEGA POR NOSOTROS.
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