Personas con discapacidad Sentencia: 02025 Expediente: 04000292-0673-FA Fecha: 22/12/2006 Hora: 8:30:00 AM Emitido por: Tribunal de Familia Extracto 1 Tipo de Extracto: Voto de mayoría Rama derecho: Derecho de Familia Redactor del Texto de Origen: Picado Brenes Ana María Temas (Descriptores) Subtemas (Restrictores) Principio protector de la familia Alcances a la luz de la doctrina, normativa y jurisprudencia Análisis y reglas aplicables cuando se trata de personas con discapacidad Empleo de parámetros ordinarios para decidir sobre ayuda institucional a discapacitado y su familia constituye discriminación Protección al menor en la vía judicial Empleo de parámetros ordinarios para decidir sobre ayuda institucional a discapacitado y su familia constituye discriminación Derechos de las personas con capacidades diferentes Análisis doctrinario, normativo y jurisprudencial Aplicación de "medidas afirmativas" para evitar la discriminación Empleo de parámetros ordinarios para decidir sobre ayuda institucional a discapacitado y su familia constituye discriminación Patronato Nacional de la Infancia Deber de brindar subsidio o ayuda a persona menor con discapacidad Empleo de parámetros ordinarios para decidir sobre ayuda institucional a discapacitado y su familia constituye discriminación Aplicación de "medidas afirmativas" para evitar la discriminación Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial Aplicación de "medidas afirmativas" para evitar la discriminación Deber de brindar subsidio o ayuda a persona mayor con discapacidad Instituto Mixto de Ayuda Social Deber de brindar subsidio o ayuda a persona mayor con discapacidad Empleo de parámetros ordinarios para decidir sobre ayuda institucional a discapacitado y su familia constituye discriminación Aplicación de "medidas afirmativas" para evitar la discriminación Discriminación por discapacidad Análisis acerca de su problemática a nivel nacional e internacional Empleo de parámetros ordinarios para decidir sobre ayuda institucional a discapacitado y su familia constituye discriminación Voto de mayoría "CUARTO: El análisis de los dos temas puntuales que caracterizan este asunto, es decir: la protección a la familia por parte del Estado costarricense a través de sus instituciones y la condición de personas con discapacidad de los hijos de los actores; nos obliga a exponer el planteamiento que la Constitución Política da a tales temas. El artículo 51 de nuestra Carta Magna no solo contempla una noción de “familia” basada en el matrimonio, sino que reconoce otras formas de agregación familiar jurídicamente relevantes. Y ello es recogido a su vez en el artículo 1 del Código de Familia. Dicho artículo 51 dice que: "La familia, como elemento natural y fundamento de la sociedad, tiene derecho a la protección especial del Estado. Igualmente tendrán derecho a esa protección la madre, el niño, el anciano y el enfermo desvalido." Un contenido similar tienen los artículos 17.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 16.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En ese mismo sentido a nivel de norma ordinaria contamos con la Ley 7600 que trata de brindar un marco normativo de protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad, así como la "Ley Integral para la Persona Adulta Mayor" y el artículo 13 del Código de Niñez y Adolescencia. La “familia” en la Constitución Política es un medio o canal para que sus miembros realicen plenamente sus vidas, dentro de un marco de respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. Es el medio idóneo para que los niños y niñas logren un desarrollo integral y los padres y madres realicen sus aspiraciones personales, así como para que el resto de personas que la integran logren sus objetivos. Por otra parte cabe señalar que al contemplar el mencionado artículo 51 al anciano y al enfermo desvalido, se abre la puerta para otra comunidad familiar basada en la relación de parentesco o biológico de personas con ese anciano o enfermo desvalido, aunque también nos encontraríamos ante otro tipo de “familia” cuando a pesar de no mediar parentesco o nexo biológico, la relación es con un “anciano y enfermo desvalido” que requiere protección, y al igual que sucede con la niñez desvalida, esas personas, en muchos casos, no son atendidas por parientes sino más bien por vecinos o amigos, que movidos por sentimientos de caridad, amor, solidaridad y respeto a la dignidad humana les dan calor de hogar. La norma constitucional es clara en el sentido que el Estado a través de sus instituciones debe brindar ayuda y protección a estos diferentes tipos de familia, y particularmente a los niños, madres cabeza de hogar, ancianos y personas con discapacidad. Siendo esto último de vital importancia para la decisión definitiva del proceso que nos ocupa, por que no solo se trata de dos padres de familia con discapacidad que demandan ayuda del Estado para sus hijos a través de una de sus instituciones, específicamente del Patronato Nacional de la Infancia como ente rector encargado de velar por las personas menores de edad, sino que esa solicitud de ayuda económica tiene como beneficiarios a tres hijos menores de edad que sufren serias discapacidades. Así entonces la obligación del Estado de ayudar a dichas personas está amparada doblemente por el artículo 51 constitucional no solo por tratarse de personas menores de edad en estado de pobreza sino también por tratarse de personas con distintas discapacidades. Desde este razonamiento es claro para esta integración del Tribunal que la parte obligada a responder la solicitud, es el Estado en este asunto a través del Patronato Nacional de la Infancia por ser los beneficiarios de la ayuda solicitada personas menores de edad al momento de solicitar las medidas de protección. Así entonces es el Estado quien debe asumir la responsabilidad que le compete conforme lo establece el artículo 51 constitucional tantas veces citado, responsabilidad que debe materializar a través de las instituciones que sean competentes, ya sea por ser algunos de los beneficiarios personas menores de edad o por tratarse de personas con discapacidad, como es le caso en estudio. QUINTO: El 10% de la población mundial son personas con discapacidad, pero el 30% o el 35% de dicha población mundial se ve afectada porque incluye a las familias de tales personas. Es decir, en el mundo existen cerca de 600 millones de personas con discapacidad. A pesar de ser un conglomerado social tan numeroso es uno de los colectivos con más riesgo y más desprotegidos, toda vez que en ellos opera la pobreza, el abandono y en general la miseria, siendo que tan lamentables situaciones también se dan aún en los países desarrollados. Tales circunstancias justifican las “medidas afirmativas” porque las mismas permiten superar la desigualdad material, pues son personas con una desventaja individual natural. Es decir, dichas “medidas afirmativas” tratan de superar la desventaja natural, dándose entonces una “discriminación inversa”. Bajo esa perspectiva entendemos que al darse por ejemplo una beca a una persona con discapacidad es porque la familia no tiene recursos económicos suficientes, pues enfrentan una real desigualdad material. Siendo ésta precisamente la situación de los solicitantes de las medidas de protección que nos ocupa. Y es esa la justificación del por qué debe otorgarse la ayuda que los señores Baltodano Valverde solicitan al Estado costarricense para tres de sus hijos. Los jóvenes para quienes sus padres Manuel Baltodano y Beleida Valverde solicitan ayuda de parte del Estado sufren importantes discapacidades y viven en una condición de pobreza extrema que se constata a través de toda la aprueba habida en el expediente venido en alzada. SEXTO: Si bien es cierto nos encontramos ante una familia que en el pasado recibió una casita de parte del Instituto Mixto de Ayuda Social y que cuenta con varios electrodomésticos y otros beneficios, lo cierto es que no cuentan con una entrada económica suficiente que les permita vivir dignamente. Ha quedado claramente demostrado en autos que dicha familia subsiste con distintas “pensiones” o subsidios que algunos de sus miembros reciben de parte del Estado. Pero en realidad ninguna de tales entradas individualmente, ni aún sumándolas en su totalidad, corresponden a una cantidad de dinero mensual que cubra las necesidades reales de esta familia integrada por siete miembros, todos ellos en condiciones de discapacidad, con la particularidad además de que el padre de familia es de edad avanzada. Se trata de una realidad familiar muy “compleja” y “difícil” de sobrellevar, pues si el porcentaje a nivel mundial de personas afectadas por la discapacidad de alguno de sus miembros es de aproximadamente del 35% mundial, este Tribunal concluye sin lugar a dudas que el caso de la familia Baltodano Valverde rebasa el 100% de afectación familiar por problemas de discapacidad. Evidentemente la familia Baltodano Valverde por la condición particular de sus siete miembros, requiere un trato integral por parte del Estado a través de sus distintas instituciones. Así entonces los parámetros para medir la condición de pobreza de dicha familia no pueden ser los mismos que utilizan instituciones tales como el IMAS para determinar la ayuda que brinda a otras familias que no tienen ningún miembro con discapacidad. Para medir la condición de pobreza de esta familia se requiere una “medida afirmativa” tal como lo hace acertadamente el Consejo Nacional de Rehabilitación y Enseñanza Especial a través de la denominada “Canasta Básica en Discapacidad”. Se comprende que esta última institución tiene claridad meridiana sobre le tema de la “discapacidad”, de ahí que el resto de instituciones obligadas a ayudar a la familia Baltodano Valverde deben estudiar tales “medidas afirmativas”. Este Tribunal no osa fijar la cuota que las distintas instituciones del Estado deben brindar a la familia Baltodano Valverde, pues se entiende que tales entidades cuentan con personal técnico que debe investigar los montos de dinero y tipos de ayuda que corresponden en casos como el presente, pero sí debe señalarse que los parámetros a tomar en cuenta para tal medición no pueden perder de vista la condición de “personas con discapacidad” de los beneficiarios. Por otro lado tampoco es correcto que se fije la misma suma de dinero que años atrás proporcionaba el Patronato Nacional de la Infancia a cada uno de los tres hijos de la familia Baltodano Valverde para los que sus padres pidieron tal ayuda económica. SÉTIMO: Cuando se trata el tema de la discrimaciòn de las personas con discapacidad normalmente pensamos en que tales conductas provienen de los mismos ciudadanos y de los patronos, pero en realidad dicha discriminación opera también al interno de algunas instituciones estatales y no gubernamentales, las que a pesar de no proponerse adrede la discriminación, la falta de conocimiento del tema los lleva a la misma. Así es como nos explicamos el “trato” distinto que proporciona el Consejo Nacional de Rehabilitación y Enseñanza Especial con relación a otras instituciones del Estado costarricense. Pero la problemática no es únicamente a nivel de Costa Rica sino que en el mundo entero se da tal fenómeno, razón por la cual la Organización de Naciones Unidas trata de que tal flagelo sea superado. La realidad de la humanidad refleja claramente una seria discriminación respecto a las personas con discapacidad. Los márgenes de pobreza en dicho conglomerado social son realmente alarmantes. Así lo indica el informe final del Comité Especial encargado de preparar una convención internacional amplia e integral para proteger y promover los derechos y la dignidad de las personas con discapacidad. Dentro de dicho sector social se palpa aún más la discriminación por razón del género. Esas y otras situaciones motivó hace algunos años a la Comunidad Interamericana a dictar una Convención regional que busca apaliar dichos actos discriminatorios. Ahora es la comunidad mundial la que pretende levantar bandera a través de una normativa capaz de comprometer a los países suscriptores para que en sus respectivos pueblos se respeten los derechos humanos de las personas con discapacidad y se elimine toda discriminación contra ellos. Nuestro país no ha sido ajeno a este movimiento, y ejemplo de ello es la promulgación de la Ley 7600 y su reglamento que también buscan eliminar toda forma de discriminación contra el conglomerado social ha que nos hemos referido. Así por ejemplo el artículo 1 de dicha ley dice: “Se declara de interés público el desarrollo integral de la población con discapacidad, en iguales condiciones de calidad, oportunidad, derechos y deberes que el resto de los habitantes”. Asimismo el inciso c del artículo 4 sobre las “Obligaciones del Estado” para cumplir esa ley, dice: c)Eliminar las acciones y disposiciones que, directa o indirectamente, promueven la discriminación o impiden a las personas con discapacidad tener acceso a los programas y servicios”. También el inciso g) de dicha norma establece como obligación del Estado “g) Garantizar, por medio de las instituciones correspondientes, los servicios de apoyo requeridos por las personas con discapacidad para facilitarles su permanencia en la familia”. No obstante tales normas y otras con la misma filosofía, no han sido suficientes para cumplir con su cometido, el que en alguna medida ha quedado en el papel por el incumplimiento del Estado y sus instituciones. Esa realidad debe cambiar y a ello contribuirá el trabajo de la Comisión redactora del proyecto de las Naciones Unidas sobre la problemática de las personas con discapacidad y de sus familias, en cuanto apunta la necesidad de dictar normas que obliguen a los Estados a tomar todo tipo de medidas contra el flagelo de la discriminación a personas con discapacidad, pero no sólo a título personal sino también con relación a las familias en las que alguno de sus miembros enfrenta alguna discapacidad. Se relaciona directamente este tema con el problema medular del caso que nos ocupa, el cual reviste la particularidad de que tanto los actores son personas con discapacidad asì como los tres hijos para los que piden ayuda de parte del Estado costarricense. Pero aparte de todo ello tenemos que dos de las partes afectadas son mujeres, es decir, la madre y la joven S. En general se trata de una familia que no puede valerse por sí misma, ni siquiera los padres tienen la posibilidad de trabajar y salir adelante con la crianza de sus hijos por la discapacidad propia de cada uno de ellos, y además por que les corresponde hacer frente a la atención personal que requieren cada uno de sus hijos. Tarea difícil de sobrellevar para cualquier persona y aún más difícil cuando los progenitores también enfrentan alguna discapacidad personal. Es claro entonces que el Estado costarricense debe ayudar a cada uno de los miembros de dicha familia en la medida que asì lo requieran, pero además debe ayudar a toda esa familia en forma integral, como grupo social protegido por el artículo 51 de la Constitución Política. Esta última perspectiva ha sido analizada por la doctrina que investiga estos temas, pero aún más allá la Comisión encargada de redactar el proyecto de la convención de las Naciones Unidas capta claramente tal situación y asì lo denuncia ante la comunidad mundial. Es muy revelador tan importante informe, aunque claro está no es vinculante porque aun no ha sido aprobado por las Naciones Unidas, pero refleja las conclusiones de los estudiosos de la materia más acreditados en todo el mundo. En lo que nos interesa para el caso particular dicho informe dice: “PREÀMBULO: q) Reconociendo que las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación. r) Reconociendo también que los niños y las niñas con discapacidad deben gozar plenamente de todos los derechos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los demás niños y niñas, y recordando las obligaciones que a este respecto asumieron los Estados Parte en la Convención sobre los Derechos del Niño. s)Subrayando la necesidad de incorporar una perspectiva de género en todas las actividades destinadas a promover el pleno goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales por las personas con discapacidad. t) Destacando el hecho de que la mayoría de las personas con discapacidad viven en condiciones de pobreza y reconociendo, a este respecto, la necesidad fundamental de mitigar los efectos negativos de la pobreza en las personas con discapacidad. v) Reconociendo la importancia de la accesibilidad al entorno físico, social, económico y cultural, a la salud y a la educación y a la información y las comunicaciones, para que las personas con discapacidad puedan gozar plenamente de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. x) Convencidos de que la familia es la unidad colectiva natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a recibir protección de ésta y del Estado, y de que las personas con discapacidad y sus familias deben recibir la protección y la asistencia necesarias para que las familias puedan contribuir a que las personas con discapacidad gocen de sus derechos plenamente y en igualdad de condiciones.” Asimismo el articulado dispone: “ARTÌCULO 23 relativo a Hogar y la Familia, en el extremo tercero dice: “3. Los Estados Partes asegurarán que los niños y las niñas con discapacidad tengan los mismos derechos con respecto a la vida en familia. Para hacer efectivos estos derechos, y a fin de prevenir la ocultación, el abandono, la negligencia y la segregación de los niños y las niñas con discapacidad, los Estados Partes velarán por que se proporcione con anticipación información, servicios y apoyo generales a los menores con discapacidad y a sus familias. 4. Los Estados Partes asegurarán que los niños y las niñas no sean separados de sus padres contra su voluntad, salvo cuando las autoridades competentes, con sujeción a un examen judicial, determinen, de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que esa separación es necesaria en el interés superior del niño. En ningún caso se separará a un menor de sus padres en razón de una discapacidad del menor, de ambos padres o de uno de ellos.” A su vez el artículo 28 relativo al Nivel de vida adecuado y protección social dice: “1. Los Estados partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a un nivel de vida adecuado para ella y sus familias, lo cual incluye alimentación, vestido y vivienda adecuadas, y a la mejora continua de sus condiciones de vida, y adoptarán las medidas pertinentes para salvaguardar y promover el ejercicio de este derecho sin discriminación por motivos de discapacidad”, y el punto 2.c) dice: “Asegurar el acceso de las personas con discapacidad y de sus familias que vivan en situaciones de pobreza a asistencia del Estado para sufragar gastos relacionados con su discapacidad, incluidos capacitación, asesoramiento, asistencia financiera y servicios de cuidados temporales adecuados.” Y si bien dicho proyecto aún no reviste la condición de Convención Internacional, en nuestro continente contamos con la “Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad”, cuya preocupación es básicamente la discriminación de que son objeto las personas en razón de su discapacidad. Es importante rescatar que dicha convención señala en el artículo 1. 2. b: “No constituye discriminación la distinción o preferencia adoptada por un Estado parte a fin de promover la integración social o el desarrollo personal de las personas con discapacidad, siempre que la distinción o preferencia no limite en sí misma el derecho a la igualdad de las personas con discapacidad y que los individuos con discapacidad no se vean obligados a aceptar tal distinción o preferencia. En los casos en que la legislación interna prevea la figura de la declaratoria de interdicción, cuando sea necesaria y apropiada para su bienestar, ésta no constituirá discriminación.” Este apartado permite ver claramente que los Estados deben asumir decisiones específicas y algunas veces diferentes para las personas con discapacidad, precisamente para lograr que dicho sector social no sea discriminado. Es decir, para garantizar la igualdad en la diferencia es necesario que se den medidas tal como excepciones, privilegios, etc. En tales términos lo concibe la Convención Interamericana toda vez que considera discriminatorio no cumplir con las acciones positivas. Es esa precisamente la razón de ser de la ”Canasta Básica en Discapacidad” que aplica el Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial, y que es ignorada tanto por el Instituto Mixto de Ayuda Social como por el Patronato Nacional de la Infancia. Concluimos entonces que medir las necesidades y posibilidades de las personas con discapacidad y sus familias bajo los mismos parámetros con que se miden tales rubros en las personas y familias sin discapacidad, es motivo de discriminación. Tema de la igualdad y desigualdad que ha sido tratado ampliamente y bajo una línea parecida por la Sala Constitucional en el voto número 2006007262 de las 14:46 del 23 de mayo del 2006. Esto último sucede porque las personas con discapacidad y sus familias incurren en gastos importantísimos en los que no incurren quienes no sufren tales dolencias, o al menos el costo económico y en tiempo es considerablemente inferior. Así entonces, al ser distintos los parámetros de valoración tomados en cuenta por el Consejo Nacional de Rehabilitación y Enseñanza Especial y los tomados en cuenta tanto por el IMAS como por el PANI, los resultados de la primera institución con relación a las dos siguientes son completamente diferentes en lo que respecta a la calificación de “pobreza extrema” de la familia Baltodano Valverde. OCTAVO: El tema de la pobreza extrema y discapacidad son básicos en la resolución de este caso, de ahí que debemos retomar el estudio de los parámetros a tomar en cuenta para valorar esa pobreza y la discapacidad, asì como el de las Instituciones del Estado encargadas de ayudar a las personas que viven en dichas condiciones, tema al que nos referimos rápidamente en el considerando anterior. Sobre el tópico de la pobreza en nuestro país tenemos que la Ley de Creación del Instituto Mixto de Ayuda Social, Nº 4760, en su artículo 2 dice: “El IMAS tiene como finalidad resolver el problema de la pobreza extrema en el país, para lo cual deberá planear, dirigir, ejecutar y controlar un plan nacional destinado a dicho fin. Para ese objetivo utilizará todos los recursos humanos y económicos que sean puestos a su servicio por los empresarios y trabajadores del país, instituciones del sector público nacionales o extranjeras, organizaciones privadas de toda naturaleza, instituciones religiosas y demás grupos interesados en participar en el Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza.” A su vez el artículo 3 dice: “Todas las instituciones que utilicen recursos públicos participarán en la lucha contra la pobreza dirigida por el IMAS, mediante el aporte de recursos económicos, personales y administrativos en la medida que definan sus órganos directivos y de acuerdo con la naturaleza de cada institución, o en los términos que determina la presente ley. Para los efectos anteriores, las indicadas instituciones de cualquier naturaleza jurídica que sean, quedan por este medio autorizadas para aprobar programas de participación en la lucha contra la pobreza extrema, a través del IMAS y bajo su dirección y para hacer aportes económicos a éste, destinados a los fines de la presente ley.” El artículo 4 e) dice: “Atender las necesidades de los grupos sociales o de las personas que deban ser provistas de medios de subsistencia cuando carezcan de ellos;”. Asimismo la Ley Orgánica del Patronato Nacional de la Infancia establece que dicha institución tiene como fin primordial: “... proteger especialmente y en forma integral a las personas menores de edad y sus familias, como elemento natural y pilar de la sociedad. (artículo 1)”. Además entre sus principios está el reconocer, defender y garantizar los derechos de la infancia, la adolescencia y la familia: así como respectar la dignidad de la persona humana y el espíritu de solidaridad como elemento natural básico que orientarán el quehacer institucional. (artículo 2). Esa y otras muchas disposiciones normativas exponen el compromiso y obligación del Patronato Nacional de la Infancia para con las personas menores de edad, ocupando dentro de dicho conglomerado social una posición muy importante los menores de edad y jóvenes que sufren alguna discapacidad. Así entonces dicha institución no puede evadir su responsabilidad para con los jóvenes Baltodano con sólo decir que no se encuentran en riesgo social, por lo que no calzan en el programa de ayuda dentro de los cuales los ubicó anteriormente. El deber constitucional y legal de dicha institución trascienden los programas de carácter interno que definen los mismos funcionarios. Es necesario que la responsabilidad se asuma en los términos que establece la misma Constitución Política en los artículos 51 y 55 y la Ley Orgánica de dicha Institución." NOVENO: Teniendo claro las responsabilidades de estas instituciones del Estado podemos definir las funciones o servicios que cada una de ellas deberá brindar a los tres jóvenes Baltodano Valverde para quienes sus padres solicitan ayuda. Si bien es cierto fue dirigido el proceso únicamente al Patronato Nacional de la Infancia porque los tres jóvenes eran menores de edad, es claro que ahora deben intervenir también el Instituto Mixto de Ayuda Social y el Consejo Nacional de Rehabilitación y Enseñanza Especial, toda vez que uno de dichos jóvenes alcanzó su mayoridad y muy pronto los otros dos lo harán, razonamiento fundamentado principalmente en la Ley General de la Persona Joven número 8261. Debemos reflexionar en el sentido de que el Patronato Nacional de la Infancia es la institución estatal encargada de velar por las personas menores de edad junto a otras entidades, de ahí que el verdadero responsable es el Estado, pues como determinamos en considerandos anteriores es al Estado costarricense a través de sus instituciones a quien corresponde velar por la familia, las personas menores de edad, las mujeres cabeza de hogar, los ancianos y las personas con discapacidad. Así entonces, al contar el organigrama del Estado con otras instituciones encargadas de responsabilidades concretas y específicas como lo es el tema de la pobreza extrema y la discapacidad, debemos entender que al alcanzar la mayoridad uno de los beneficiarios de la ayuda económica que reclaman los actores, deben entrar a jugar un papel protagónico esas otras instituciones encargadas de esas otras funciones, todo ello a fin de dar cumplimiento a las disposiciones del artículo 51 de la Constitución Política. DÉCIMO: En los considerandos anteriores se expuso la doctrina del tema de los derechos fundamentales de las personas con discapacidad, la legislación nacional e internacional sobre el tema, incluso jurisprudencia de la Sala Constitucional. Todo ello junto con los hechos probados de la sentencia apelada que han sido avalados por este Tribunal por ajustarse a los autos, y teniendo presente los agravios expresados por los recurrentes, se concluye necesariamente que la sentencia venida en alzada debe ser revocada parcialmente. El Tribunal no puede compartir el rumbo que siguió la sentencia recurrida con relación a los motivos por los que no se dispone la obligación de la entidad estatal de sufragar la ayuda económica que venía cubriendo a favor de los jóvenes S.C, J.D. y J.J. El juzgado se enfrasca en la tesis de que el convenio o contrato celebrado entre la madre de los jóvenes mencionados y el Patronato Nacional de la Infancia mediante el cual dicha señora recibía una cantidad de dinero que en realidad correspondía a una ayuda o subsidio a favor de sus jóvenes hijos, siendo que dicho contrato se ubicaba presupuestariamente por el Patronato Nacional de la Infancia en el rubro relativo a “Acogimiento Familiar”. Lo verdaderamente importante no es en qué rubro ubicó el Pani la ayuda que daba a los jóvenes porque consideraba que necesitaban de la misma, sino que lo realmente importante es esto último, que los jóvenes requieren esa ayuda. Es responsabilidad del ente estatal ubicar adecuadamente dentro de su presupuesto dicha ayuda, pero el que ello no se de actualmente no significa que la necesidad no existe y que la obligación estatal no se cumpla. Alega el Patronato Nacional de la Infancia que la Contraloría General de la República los insta a que hagan un adecuado manejo de los recursos por lo que deben revocar los distintos casos de ayuda y no darla a los niños y jóvenes que no se encuentran en abandono o riesgo social. Efectivamente el Pani debe avocarse a cumplir con tales directrices, lo que lo lleva a ubicar presupuestariamente en el rubro adecuado en su presupuesto la ayuda que proporcione a las personas menores de edad con discapacidad que se encuentra en una situación de pobreza. Cuando se inicia este proceso los tres jóvenes eran menores de edad pero ahora uno de ellos ya no lo es, por ello la medida de protección fue planteada contra el Pani que es la institución que conforme lo establecen los artículos 51 y 55 de la Constitución Política debe velar por las personas menores de edad, incluyendo claro está las que aparte de ser menores de edad son discapacitadas. Así entonces no hay duda de que a dicha institución es a la que corresponde asumir tal obligación. Yerra la juzgadora de primera instancia en debatir sobre la validez y eficacia o invalides e ineficacia del contrato en mención. Es claro que el Pani podía deshacer o dejar sin efecto dicho contrato porque asì se lo permitía una de sus cláusulas, pero es claro también que se trata de un contrato confeccionado unilateralmente por el Pani y que en esa medida ejercía una relación de poder o superioridad respecto a las personas menores de edad con discapacidad y con grandes necesidades económicas. Tal situación parece dar a entender que el Pani hacía una especie de “favor” lo cual no es asì, pues simplemente dicha institución cumplía con su deber. Alega ahora el Pani que debe hacer un buen uso de los fondos públicos y que por eso les quita la ayuda económica a los jóvenes Baltodano Valverde, lo cual avala la señora jueza de primera instancia en sus consideraciones de fondo. Pero en realidad cuidar los fondos públicos no significa incumplir con sus deberes constitucionales. Precisamente el Patronato Nacional de la Infancia cuenta con un presupuesto constituido por fondos públicos por los que debe velar adecuadamente, pero es una de sus responsabilidades velar por las personas menores de edad con discapacidad. Así entonces, si la situación de los jóvenes Baltodano Valverde no se ubica dentro de las características que deben reunir las personas que son beneficiarias del programa de “Acogimiento Familiar”, debe proceder el Pani a crear un programa u otro mecanismo para cumplir con su responsabilidad con personas menores de edad con discapacidad que se encuentra en una situación de pobreza. Es responsabilidad del Pani ubicar adecuadamente dicha situación, pero la inopia, inercia o negligencia no puede ser justificantes para negar la colaboración a dicho conglomerado social. No puede el Pani excusarse en formalismos impersonales que no hacen más que hacer daño a seres humanos en condiciones personales y económicas muy difíciles que requieren la ayuda del Estado, el cual debe cumplir según dispone el artículo 51 de la Constitución Política y a través del Pani y otras entidades como indica el artículo 55 de nuestra Carta Magna. En resumen, el deber del Estado a través del Pani no deviene de un contrato entre la madre de los jóvenes Baltodano Valverde y el órgano encargado, sino que su obligación deviene de los artículos 51 y 55 ya mencionados. Esto último es claro y básico en la decisión que ahora tomamos. DÉCIMO PRIMERO: Por otra parte tampoco puede compartir este Tribunal las conclusiones a que arriba la juzgadora de primera instancia al partir de que en efecto la familia Baltodano Valverde no se encuentra en “estado de pobreza” porque tanto el IMAS como el PANI asì lo concluyeron. En realidad, de los autos no se puede desprender de ninguna manera que se haya realizado una valoración “justa” a dicha familia bajo parámetros de una Canasta Básica para Familias con miembros que ostentan las condiciones desventajosas de la Discapacidad. Por el contrario se observa que documentalmente el IMAS parte de que dicha familia no requiere ayuda económica aplicándole los parámetros que se estilan para todas las familias del país, información que se capta en una FICHA “fría” utilizada para esos efectos. Distinto es el criterio en la valoración que realiza el Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial, quienes bajo una perspectiva clara de Discapacidad aplican una Canasta Básica que tiene muy presente las diferencias de los montos que requieren sufragar los gastos diarios de personas con discapacidad, tomando en cuenta por ejemplo la diferencia en el costo de transporte, de alimentación, de asistencia sanitaria, de limpieza, etc. Así entonces no es posible arribar a conclusiones erradas como las del Pani y el Imas que no hacen más que evidenciar aún más lo discriminatorio del trato a las personas con discapacidad y a sus familias. Como vimos anteriormente, el mismo proyecto de Convención de Naciones Unidas para personas con discapacidad indica que los parámetros para valorar las circunstancias de las personas con discapacidad no pueden ser iguales a las de aquellas personas y familias que no sufren alguna discapacidad. Es decir, dicho proyecto aboga porque el trato se ajuste a las necesidades y características de las personas con discapacidad y sus familias. Para lograr ese trato justo se requiere que los parámetros mediante los cuales se miden tales circunstancias se ajusten a esas distintas características y necesidades. Evidentemente, en este caso las conclusiones a que se arriba con parámetros de medidas iguales para situaciones diferentes son totalmente desajustadas y alejadas de la realidad. Asimismo aboga dicho proyecto porque las familias de tales personas también sean ser ayudadas para que a la vez puedan ayudar a los miembros de su familia que tiene alguna discapacidad. Irónicamente porque los padres de los jóvenes Baltodano Valverde no los han abandonado ni los han puesto en riesgo social a pesar de sufrir ellos mismos discapacidad y tener muchas limitaciones materiales, culturales y económicas, se les castiga al no ubicarlos dentro de grupos de Acogimiento Familiar. ¿Será que los padres deben abandonar o descuidar a los hijos con discapacidad para que el Pani asuma su responsabilidad económica y los ayude? ¿No será mejor ayudarlos para que no se llegue a una situación de abandono o riesgo social o estado de vulnerabilidad?. En autos se demostró la discapacidad que sufren los padres de los jóvenes Baltodano Valverde, lo que es digno de rescatar, pero aún así, han luchado por sus hijos, y muestra de ello es el presente proceso. La señora jueza de primera instancia parece criticar negativamente a la Familia Baltodano Valverde y en consecuencia a los progenitores por acudir a los servicios públicos y tratar de agotar toda ayuda estatal que sea posible, lo que resulta impropio toda vez que es imposible para la madre de los jóvenes Baltodano Valverde salir a buscar trabajo fuera de su casa porque tiene que atender a seis personas con discapacidad, lo que evidentemente conlleva lavar y planchar mucha ropa, preparar bastantes alimentos que dicho sea de paso deben ser de un alta calidad nutritiva por la discapacidad de los miembros de su familia y suministrar la gran cantidad de medicamentos que consumen, etc. Por su parte el señor Baltodano tampoco puede salir a buscar trabajo fuera de su hogar porque evidentemente debe ayudar a su esposa a cuidar a los hijos, tómese en cuenta que algunas de las discapacidades que sufren sus hijos son muy difícil es de sobrellevar en una familia tal como lo es el autismo y el retardo mental. Además el señor Baltodano es de edad avanzada y también sufre discapacidad. Tales personas requieren grandes cuidados y una atención constante. El compartir con personas con autismo o retardo u otras discapacidades día a día conlleva un desgaste emocional muy grande, de ahí que más bien el Estado costarricense debe dar el apoyo necesario a ambos progenitores para que puedan continuar luchando por sus hijos y por ellos mismos por la discapacidad que sufren. En sí la crianza constante de tantos hijos con discapacidad es “discapacitante” y así lo debe ver el Estado y la Sociedad para que con criterios de justicia y solidaridad ayuden a ésta familia. Si bien es cierto en la sociedad costarricense falta concientización (artículo 6 de la Ley 7600) en el tema de la discapacidad, no se justifica que las instituciones gubernamentales y los juzgadores carezcan de dicha cultura en la materia, toda vez que somos los llamados a dar respuesta a las necesidades de tal conglomerado social, por puede aceptarse que el PANI y el IMAS continúen aplicando reglas o criterios que ignoran la diferencia de necesidades de personas con discapacidad y aquellas que no lo son. No se explica y menos se justifica que el Pani niegue una ayuda simplemente porque las personas con discapacidad en estado de pobreza no se ubiquen con personas abandonadas o en riesgo social. Por el contrario la Ley 7600 establece como obligación del Estado (artículo 4 inciso g) “Garantizar, por medio de las instituciones correspondientes, los servicios de apoyo requeridos por las personas con discapacidad para facilitarles su permanencia en la familia”. DÈCIMO SEGUNDO: Tampoco podemos compartir el criterio de la juzgadora de primera instancia en sostener que los jóvenes Baltodano Valverde son beneficiarios de varias pensiones o subsidios estatales. No es relevante tal situación, sino que más bien lo que se debe analizar es si el monto global que recibe cada una de esas personas realmente es suficiente para cubrir sus necesidades y le permitan llevar una vida digna a la que tienen derecho las personas menores de edad tengan un desarrollo integral, aunque éste último se debe aplicar también a las personas con discapacidad mayores de edad porque en buen número de casos es irrelevante la edad cronológica. Así por ejemplo es inaudito considerar que por recibir una pensión determinada y otra de mil setecientos colones se considere “mucho” dinero. Tal cantidad de pensiones o ayudas, lo que refleja precisamente la carencia en Costa Rica de una política objetiva y con perspectiva de personas con discapacidad. En esta materia no se trata de sumar dos más dos. Véase que por el contrario una pensión muy alta y desajustada a la realidad del beneficiario podría resultar excesiva. Así entonces lo importante es el monto global en relación al tipo de discapacidad y la situación personal y familiar del beneficiario. Evidentemente éstos no han sido los criterios de la señora jueza de primera instancia. Tampoco compartimos la crítica en el sentido que la familia Baltodano consume mucha electricidad o tiene lavadora o refrigeradora o faxes. Felizmente tienen lavadora porque es de suponer el enorme uso que se le da diariamente a dicho artefacto, lo mismo con relación a la refrigeradora. Pero incluso también con relación a los faxes, pues como dijo el joven Felipe en la audiencia celebrada en esta instancia, uno de los tres no funciona, el otro únicamente permite recibir fax y el otro solamente permite enviar fax, amén de que han sido medios utilizados para ejercitar sus derechos, lo que debe apoyarse a favor del estado de vulnerabilidad en que se ubican los solicitantes. Esta familia por la lucha que ha dado a nivel legal requiere de dicho instrumento, y ello no los saca de la pobreza, simplemente les ayuda un poco a mitigar su problema de transporte y comunicación. DÈCIMO CUARTO: En consecuencia entre los rubros que reclaman los actores nos encontramos con el relativo a los daños y perjuicios y el pago retroactivo de las ayudas que les dejaron de pagar. Al respecto concluye el Tribunal que en realidad no es ésta la vía procesal correspondiente para conocer de tales reclamos, toda vez que la vía escogida por los actores y que es precisamente la “cautelar” a través de un “Proceso Especial de Protección” regulado en el Código de la Niñez y Adolescencia artículo 141 siguientes y concordantes del Código De Niñez y Adolescencia. Recordemos que este tipo de proceso busca básicamente dar respuesta a una problemática que afecta directa e inmediatamente un derecho que ha sido lesionado o puede llegar a serlo muy pronto, pero de manera alguna pretende “Establecer” o “Declarar” derechos, tal como sucede en la vía declarativa, lo cual resulta lamentable, no obstante se enmarca dentro del marco procesal que rige la materia. Lo anterior sin perjuicio del derecho que ostentan los interesados de acudir a la vía pertinente, acorde con lo dispuesto en el artículo 41 Constitucional y 1045 del Código Civil. DÈCIMO SEGUNDO: Se revoca parcialmente la sentencia venida en alzada. El Patronato Nacional de la Infancia debe continuar dando un subsidio a la menor S.C. mientras tenga esta condición, y al cumplir la mayoridad el Instituto Mixto de Ayuda Social debe continuar proporcionando dicha ayuda en coordinación con el Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial. Con relación a los jóvenes J.D. y J.J, ambos Baltodano Valverde tanto el Instituto Mixto de Ayuda Social como el Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial, deben proporcionarles el subsidio que requieran que les permita tener una vida digna. La primera de dichas entidades deberá cubrir las necesidades de carácter habitacional, alimentarias, de vestuario necesarias y la segunda de dichas entidades deberá gestionar las ayudas necesarias para que los jóvenes cuenten con los recursos necesarios para realizar los estudios que les permitan desarrollar sus habilidades. En lo demás apelado se confirma la sentencia apelada."