Comentario - IES "Leonardo da Vinci" (Alba de Tormes)

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Departamento de Filosofía
IES Leonardo de Vinci. Alba de Tormes
Curso 12-13
PLATÓN.- República
Libro VII, 514a-517c; 518b-520a; 532a-535ª
Contextualización.La explicación del contenido del texto debe iniciarse contextualizando histórica y
culturalmente al autor, los datos relevantes serán aquellos que influyen de un modo u
otro en el pensamiento del mismo. En el caso de Platón se debe hablar de:
- Siglo IV: la decadencia de la democracia ateniense y el ocaso de Atenas
como dirigente de la liga de Delos.
- El alejamiento de Platón de la política real, aun estando predestinado para su
ejercicio por su nacimiento, debido sobre todo al desencanto que sufre
después de la condena de Sócrates.
- Los sofistas y su enseñanza de la virtud, el convencionalismo moral y la
instrumentalización del lenguaje como algo desvinculado de la realidad.
Estos datos constituyen referentes obligatorios para entender la postura platónica
respecto al conocimiento y la educación, que son los temas fundamentales del texto a
comentar.
En segundo lugar hemos de dar explicación de los antecedentes del autor, de los
filósofos anteriores, cuyas posturas constituyen su propio punto de partida:
-
Heráclito: el devenir y el logos
Parménides: el ser
Pitágoras: la concepción matemática de la realidad y el dualismo
antropológico.
Sócrates: el maestro, el universalismo moral, la mayéutica, el
intelectualismo.
Después hemos de situar la obra de donde están sacados los textos que comentamos, La
República, en la producción literaria del autor. Se trata de una obra de madurez donde
Platón expone de modo sistemático y programático los principales temas de su
pensamiento. Es una obra sobre:
-
Ontología: lo que es
Epistemología: cómo conocemos lo que es
Política: la aplicación del conocimiento superior al ordenamiento real de la
polis cuyo fin es la justicia.
Paideia: el fin de la polis es la educación de los ciudadanos, cada cual
ocupará el lugar que le es propio logrando así una organización justa del
estado.
Toda la obra puede leerse como una refutación al modo de enseñanza de los sofistas;
según éstos la virtud es enseñable y está directamente relacionada con el éxito político,
cuya principal arma es el lenguaje, constituyendo por tanto el manejo del mismo el
centro de todas sus enseñanzas. El lenguaje se ha desvinculado de la realidad, ya no es
el lugar donde la verdad se desvela, como ocurría con los presocráticos, ahora la verdad
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ha dejado paso a las verdades, al relativismo, postura que los sofistas defienden en esta
obra de la República respecto al contenido del término Justicia. Platón defiende el
universalismo moral de Sócrates, existe un contenido universal que sirve de modelo
para determinar la justicia o la falta de ella en las circunstancias concretas de este
mundo. Se trata, en definitiva, de entender la política como conocimiento, del
intelectualismo moral socrático: el conocimiento de la justicia es necesario para poder
hacer lo justo, que será la máxima aspiración del auténtico político.
Estructura del texto
El texto que vamos a comentar está dividido en tres partes claramente diferenciadas:
1. El mito de la caverna (1-7)
La explicación del mito (8)
2. La educación (9-12)
3. La dialéctica (13-20)
Primera parte: El mito de la caverna
Es uno de los fragmentos más conocidos de Platón, el texto tiene diferentes lecturas,
todas ellas compatibles: tratado sobre educación, sobre ontología, sobre epistemología,
sobre política.
En general, puede ser interpretado como una reflexión general sobre cómo educar a los
hombres, ya que la educación es esencial para organizar la ciudad de modo justo. Se
trata de un retazo de diálogo en el que el personaje de Sócrates narra un mito a sus
interlocutores, los sofistas (Glaucon), que son los educadores de su tiempo, que son
vistos como presdigitadores que utilizan el lenguaje para hacer ver como verdadero lo
que no son más que sombras. Frente a ellos considera que la verdad es la clave de la
buena política, y su conocimiento, esencial para el correcto ordenamiento de la polis,
por ello la verdad ha de constituir el objetivo de la educación.
El mito nos advierte de que la verdadera realidad no es la que percibimos a través de los
sentidos, sino aquella que conocemos por la razón. En el desarrollo de esta idea nos
vamos a ir encontrando el dualismo ontológico, la dificultad que entraña el
conocimiento de la verdad, el dualismo epistemológico con sus grados de conocimiento,
que podemos entender como otros tantos pasos hacia la purificación del alma, la
responsabilidad política del sabio que debe descender de nuevo a la caverna después de
haber conocido el Bien, etc.
(1-2) El hombre vive apartado de la verdad, pero puede acceder a ella mediante la
educación, ahora bien ¿cómo educar?, para responder a esta cuestión nos presenta un
escenario que contiene todos los elementos del drama que se va a desarrollar:
- Vivienda subterránea: mundo sensible o cuerpo en el que está encarcelada el
alma de los hombres.
- Prisioneros: el estado de ignorancia absoluta de los hombre en el mundo
sensible antes de ser sometidos al proceso de la educación.
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Luz de un fuego: representa el sol del mundo sensible, aquello que hace
posible la vida y el conocimiento en este mundo.
El tabique: las enseñanzas de que se sirven los sofistas, retórica y oratoria,
para hacer pasar por verdadero lo que no es más que imagen o reflejo de la
verdad.
Los portadores (presdigitadores): los propios sofistas que con su dominio del
lenguaje ejercen su poder sobre los demás.
Figuras u objetos diversos: lo particular del mundo sensible.
Sombras proyectadas en el fondo de la caverna: primer y más bajo nivel de
conocimiento que se corresponde con el estado mental de la eikasía,
conjetura o imaginación, caracterizado por la confusión entre apariencia y
realidad verdadera: ¿no crees que al nombrar las sombras que ven pasar
ante ellos, pensarían nombrar las cosas mismas? El resultado son las artes
imitativas: poesía, escultura, pintura…
Objetos fabricados: lo particular del mundo sensible, lo individual, lo
cambiante.
De este escenario, en su conjunto, pueden hacerse diversas lecturas que no se excluyen
unas a otras, sino que se complementan:
- lectura ontológica: la caverna y todo lo en ella contenido representa el
mundo sensible, y todas sus deficiencias.
- lectura epistemológica: los prisioneros, antes de ser liberados representan el
estadio más bajo del conocimiento, la eikasía, aquel en el cual el hombre
corriente se encuentra, un estado de ignorancia fomentado por la
manipulación sofista de la verdad y del lenguaje.
(3) En este fragmento Platón admite que la ignorancia (el error) puede ser superada,
curada, mediante la educación, en el texto vista como el proceso mediante el cual los
prisioneros son soltados de sus cadenas y obligados a “mirar hacia la luz”. La
educación es un proceso doloroso y complicado, de ahí la necesidad de obligar al
prisionero a mirar en la dirección correcta, esto es, hacia la verdadera realidad. Proceso
doloroso que se explicita en el texto mediante la dificultad de ver con claridad los
objetos debido al exceso de luz y la necesidad de un tiempo de adaptación. Una vez
superado el tiempo de adaptación la nueva visión lo que nos muestra son los “objetos
más reales”, esto es, las cosas del mundo sensible, no sus representaciones. En este
momento el prisionero se halla a la altura de la tapia que se corresponde con el estado
mental de la pistis, la creencia, que nos da un tipo de conocimiento más fiable que el
anterior, pero aún estamos en el mundo sensible, en el ámbito de la doxa, no hay más
conocimiento que de lo particular y cambiante.
Termina el párrafo con una pregunta al prisionero sobre la verdad de lo que ahora ve en
comparación con lo que antes veía, recordándonos con ello el método socrático de la
mayéutica, la búsqueda de la verdad en uno mismo mediante el diálogo con los demás.
(4) Siguiendo el proceso educativo a que está siendo sometido el prisionero el siguiente
paso en su búsqueda de lo verdadero es mirar la luz misma de la hoguera, que simboliza
en el mito el sol del mundo sensible, según se dijo antes. Hay en todo el mito una
identificación entre la verdad y la luz. La mayor verdad que se puede alcanzar en el
mundo sensible es conocerlo como una copia de aquel otro mundo verdadero, así el
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conocimiento del sol como la causa tanto del ser de las cosas (causa ontológica) como
de su conocimiento (causa epistemológica) en este mundo es el límite de la doxa.
El siguiente paso consiste en la subida al exterior de la caverna, esto es, el paso del
mundo sensible al mundo inteligible. Sigue Platón mostrándonos cómo este proceso de
conocimiento hacia la Verdad, hacia el Bien (la luz del sol), es difícil y trabajoso. Una
vez fuera de la caverna estamos ya en el mundo inteligible, y por tanto en el ámbito de
la episteme, pero antes de ver directamente las cosas verdaderas del mundo exterior
(símbolo de las ideas), antes de llegar al estado mental de la nous, el prisionero necesita
adaptar su vista a la claridad del sol. Vemos un paralelismo con lo que había ocurrido en
el interior de la caverna (recuerda el símil de la línea y los grados de conocimiento que
en ella se representaban). En este caso el periodo de adaptación representa el estado
mental de la dianoia: las sombras y las imágenes reflejadas en el agua. Se trata de un
largo periodo de preparación del alma para la contemplación de las ideas, el objeto de
estudio de la dianoia son los objetos matemáticos, que representan respecto a las ideas,
como sombras y reflejos de éstas, ya que necesitan de representaciones sensibles para
ser conocidas.
El proceso de conocimiento, y, por tanto, el cumplimiento el objetivo de la educación
termina con la contemplación directa de las ideas, con el estado mental de la noesis que
se concreta en la ciencia suprema: la dialéctica, entendida ahora como un proceso
ascendente, de lo menos claro a la claridad en sí (Verdad=Luz): los objetos mismos, los
astros, el cielo, las estrellas, la luna, y por fin, el sol.
(5) El sol del mundo inteligible, del exterior de la caverna, simboliza la Idea de las
ideas, la Idea de Bien, la Verdad misma. La noesis conoce el Bien, como causa
ontológica de todo el mundo inteligible, causa del ser de las ideas, y como causa
epistemológica ya que su luz y su resplandor hacen posible la visión de las ideas, su
conocimiento. Es también la causa del mundo sensible, su luz posibilita la vida en el
interior de la caverna y hasta el arder de la hoguera.
(6) Se identifica la felicidad con el conocimiento, y la infelicidad con la ignorancia. El
conocimiento propio del mundo sensible, la doxa, no es más que conocimiento del
devenir, de lo aparente, y una vez que el Bien ha sido conocido se ve con claridad su
falta de rigor y su poco interés para el sabio.
(7) En este fragmento el sabio inicia el camino de vuelta a la caverna. El conocimiento
del Bien ha de servir a éste para ordenar, desde la Verdad, el gobierno del mundo
sensible. Estamos ante la dimensión práctica del conocimiento.
El regreso necesita también de un periodo de adaptación, aún así el sabio conserva el
conocimiento del bien y trata de comunicárselo a aquellos que han permanecido en el
fondo de la caverna, trata de guiarles en su propio acceso al conocimiento. Los
ignorantes lejos de agradecérselo se esfuerzan por permanecer en su ignorancia y matan
al que ha intentado abrirles los ojos. Platón recuerda al maestro, a Sócrates, y recuerda
cómo sus conciudadanos le condenaron a muerte bajo la acusación de corromper a la
juventud, esto es, por mostrar la verdad, más allá de la mera apariencia mostrada por los
sofistas. Y aquí termina el mito.
(8)Platón explica el significado del mito que acaba de relatar y nos muestra qué
simboliza cada uno de los elementos que en él intervienen:
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- la caverna: el mundo sensible
- el fuego y su luz: el sol de este mundo sensible.
- el mundo exterior: el mundo de las ideas.
- la subida desde la caverna a la salida: el proceso de purificación del alma, el
ascenso hacia el conocimiento del Bien mediante el proceso educativo
- la idea de bien: la causa de todo cuanto existe, en el mundo sensible y en el
mundo inteligible.
Hacia el final del fragmento expresa el convencimiento de que bien y virtud se
identifican, es necesario el conocimiento de la idea de bien para la realización de buenas
acciones, tanto en la vida privada (ética) como en la vida pública (política). Estamos de
nuevo ante el intelectualismo moral socrático.
Segunda parte: La Educación
(9) Recogiendo la idea que de la educación se ha dado en el mito de la caverna, ahora
Platón la contrapone a lo que por educación entienden los sofistas (aquellos que hacen
profesión de enseñarla). La pregunta es ¿Qué es la educación?, y dos son las
respuestas en tiempos de Platón:
-
-
La respuesta de los sofistas: la educación es la transmisión de nuevos
conocimientos y, sobre todo, la enseñanza en el manejo del lenguaje; creen
posible hacer entrar la ciencia en el alma que no la posee: el maestro enseña
nuevos conocimientos al alumno. Recuerda: los sofistas decían de sí mismos
que eran los maestros de la virtud: infunden vista a unos ojos ciegos.
La respuesta socrática: la educación entendida como mayeútica. El maestro
guía al alumno en su propio proceso de acceder a los conocimientos que ya
están dentro de él. Todos poseemos la facultad y el órgano adecuados para
buscar dentro de nosotros mismos aquello que está allí desde siempre, La
facultad se refiere a la capacidad de conocer la verdad, y el órgano al alma
racional.
Platón acepta el planteamiento socrático y niega la educación tal como la entienden los
sofistas. El hombre accede al conocimiento de la verdad, del bien, gracias al buen uso
de la razón, y ello se entiende como un proceso de purificación , el conocimiento se
inicia con la totalidad del cuerpo y del alma, y en el camino irá apartándose de todo lo
sensible (superación de la doxa: apartándose de lo que llega a ser, esto es, del mundo
sensible, donde las cosas son ahora y después dejan de ser, y las que aún no son ahora
llegan a ser después), ascenderá a lo inteligible hasta alcanzar el conocimiento de la idea
de Bien. Así entendida la educación es vista como un arte de la conversión: el arte de
volver el alma racional hacia la verdad (la vista que ya tiene). La verdad no es
infundida desde fuera, sino que es recuperada desde dentro: estamos ante la teoría de la
reminiscencia.
(10) Recordemos todo lo estudiado sobre el concepto platónico de virtud (la areté,
entendida como excelencia, perfección en el ejercicio de una capacidad natural), y sobre
las virtudes propias de las tres partes del alma. Pues bien, nos dice Platón en este
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fragmento que así como las virtudes del cuerpo y las de las almas concupiscible e
irascible se pueden aprender a través del hábito y el ejercicio, aun sin poseerlas
previamente, la virtud del alma racional no se puede infundir a aquel que no la posee de
antemano, la sabiduría está en el alma desde siempre, tarea de la educación es
recuperarla. Sólo aquel que alcanza el conocimiento del bien hará el bien, a sí mismo y
a los demás, el ejercicio del mal es pura ignorancia. La realización del mal lo único que
muestra es la ausencia de educación; en aquel que hace el mal, el alma sigue aferrada a
los deseos del cuerpo (excrecencias plúmbeas: gula, placer, etc.), el alma concupiscible
no ha adquirido la virtud de la templanza, de la moderación, y sus inclinaciones
arrastran al conjunto.
(11) Ahora la pregunta que Platón busca responder es ¿Quién debe gobernar la polis?.
No deben gobernar ni los ignorantes (gentes sin educación y sin experiencia de la
verdad), ni los sabios (aquellos que pasan toda su vida investigando, que para Platón
son aquellos que ascienden al mundo inteligible y encuentran en la pura contemplación
de la verdad su felicidad, como si estuvieran ya en la isla de los bienaventurados, esto es
muertos, con el alma liberada del cuerpo). Para Platón la finalidad del conocimiento es
la acción, la adecuación de la realidad sensible al mundo inteligible, en la medida que
esto es posible dada la imperfección de la materia sensible: para el zapatero conocer
cómo han de ser los zapatos perfectos sólo tiene sentido si hace uso de ese conocimiento
y trata de plasmarlo en los zapatos que fabrica con el cuero, la suela, etc.
(12) Los que gobiernan han de tener como objetivo prioritario educar a los mejores (los
aristócratas), mostrarles el camino que les permita acceder al conocimiento del bien y
guiarles de vuelta a la polis, donde han servir a la comunidad. En Platón en particular, y
en el mundo griego en general, al menos hasta el periodo helenístico, hay siempre una
prioridad del bien Estado sobre el bien individuo (la ley procura el bienestar de la
ciudad entera). Entiende por bien del Estado, el Estado Justo, armónico, donde cada
cual ocupa el lugar que le es propio según su naturaleza, esto es, según la función del
alma que en él predomina. Y todos ellos han de servir a la armonía de la polis: los
productores, los guerreros y los gobernantes; estos últimos no son tenidos por una clase
privilegiad y superior a las demás, sino como un grupo especial de hombres, las mejores
naturalezas, que sirven a la comunidad guiándola desde la sabiduría, que es la virtud
que les es propia.
Tercera parte: La Dialéctica
(13) Inicia el párrafo son una referencia a la actividad política desarrollada por los
gobernantes que han alcanzado el conocimiento del idea de bien. Y afirma de ésta
actividad que es la melodía que la dialéctica ejecuta. Melodía significa Justicia, que
Platón entiende como armonía, como orden; por tanto la Justicia es realizada en la polis
gracias al conocimiento de las ideas, que es la Dialéctica, la ciencia suprema. Su
conocimiento es imitado por los sentidos, la doxa nos permite opinar sobre las cosas
sensibles, alcanzando su máximo nivel en la visión del sol.
La Dialéctica, en sentido general, aplicado tanto a los sofistas como a Sócrates se
entiende como el arte del diálogo y de la discusión, de la disputa con argumentos, que
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los jóvenes que deseaban dedicarse a la política, aprendían. Para Platón la dialéctica es
un saber usar la razón para dirigirla al descubrimiento de la verdad, del mundo de las
ideas, y dentro de él, al conocimiento de la idea de bien. En esta obra de la República la
Dialéctica es tenida por la ciencia suprema porque llega a los principios de las cosas (a
lo que cada cosa es en sí: las ideas), porque echa del alma lo sensible y capta lo
esencial. De igual manera que el prisionero recorrió la escarpada subida de la caverna
hasta alcanzar el exterior y llegar a la visión directa del sol.
Identifica, a continuación, el ascenso del prisionero con un viaje: el proceso del
conocimiento es visto como un camino que hay que recorrer, y ese camino es la
dialéctica.
El último párrafo de este fragmento es uno de los más densos de todo el texto. Resume
todos los estados mentales por los que ha de pasar el alma hasta alcanzar el
conocimiento supremo, que es la idea del bien:
-
las sombras: estado mental de la eikasía.
las imágenes y la luz (el fuego): estado mental de la pistis
los reflejos divinos en las aguas y las sombras de los objetos reales: estado
mental de la dianoia. Se trata, recuerda, del estudio de los objetos
matemáticos, cuyo poder reside en servir de propedéutica para el acceso del
alma racional (la mejor parte del alma) al conocimiento de la idea de bien
(el mejor de los seres); en el texto se hace referencia a unas ciencias
enumeradas con anterioridad, estas son: la aritmética, la geometría, la
astronomía y la música, todas ellas consideradas por los griegos como
ciencias matemáticas. Su estudio nos libera del mundo sensible, de lo
particular, y nos pone en contacto con lo universal, con el mundo de las
ideas, aunque sea a través de su representación sensible y mediante hipótesis.
- las plantas, los animales y la luz del sol: estado mental de la noesis.
Hay una comparación con el conocimiento sensible al final del fragmento, el más
perspicaz de los órganos, la vista, se compara el alma racional, y lo más luminoso en el
mundo corporal y sensible, el sol, con la idea de bien del mundo inteligible. Dualismo
epistemológico en paralelo al dualismo ontológico.
(14) En un fragmento anterior (no presente en este texto que comentamos) Platón ha
estudiado con detenimiento las ciencias que sirven de propedéutica al conocimiento de
las ideas, es decir, a la dialéctica, tales ciencias son las ciencias matemáticas que hemos
enumerado más arriba. Y en este fragmento va a hacer lo mismo con la ciencia de las
ideas, con la melodía misma. A través del ascenso dialéctico se alcanza la
contemplación del bien mismo, no de la imagen del bien (el sol) que era el máximo
conocimiento del mundo sensible. Añade la necesidad de tal conocimiento, y ello en
conformidad con su concepción de la virtud como sabiduría (intelectualismo moral:
para la realización del bien hay que conocer el bien).
(15) Sólo la ciencia de la dialéctica alcanza el conocimiento de las ideas, las demás artes
y ciencias, o bien nos informan sobre el mundo sensible, plural y cambiante (se trata de
la doxa), o bien nos preparan para el conocimiento supremo a través del estudio de
objetos que en sí mismos pertenecen al mundo inteligible (comprenden algo del ser),
pero que para ser conocidos necesitan de sus representaciones sensibles y de hipótesis
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que no pueden ser demostradas, son las ciencias matemáticas (la disposición de la
dianoia), que al no superar estas deficiencias nunca se convertirán en ciencia de las
ideas.
(16) Sólo la dialéctica es la ciencia de las ideas, y de la idea suprema que es el sol; a ella
se llega cuando el alma racional ha logrado desprenderse de todas las ataduras del
mundo sensible y se ha elevado hasta el mundo inteligible gracias al estudio de las
matemáticas. Estas no pueden ser llamadas ciencias, aunque el conocimiento que
proporcionan es muy superior a la opinión (doxa), por eso Platón la llama inteligencia
discursiva (dianoia).
(17) Por fin Platón nombra los diferentes modos de conocimiento (recuerda el símil de
la línea. Estamos ante un resumen de la epistemología platónica):
-
Ciencia (noesis): el conocimiento de las ideas.
Inteligencia discursiva (dianoia): el conocimiento de los objetos
matemáticos.
- Creencia (pistis): el conocimiento de los objetos del mundo sensible.
- Conjetura (eikasía): conocimiento de las imágenes de los objetos del mundo
sensible.
Noesis y Dianoia constituyen la Episteme o Intelección cuyo objeto de estudio es el
mundo inteligible, y Pistis y Dianoia forman la Doxa u Opinión, cuyo objeto de estudio
es el mundo sensible.
Insiste de nuevo en el paralelismo entre los dos mundos (dualismo ontológico) y entre
los dos modos de conocimiento (dualismo epistemológico)
(18) El que conoce las ideas (la esencia de cada cosa) es el dialéctico, y sólo él merece
tal nombre. Él ha llegado al conocimiento del bien después de un largo camino, en el
cual ha dejado atrás las dificultades (las ataduras del cuerpo), y ha fundamentado su
conocimiento en la verdad, no como los sofistas que apoyan su saber sólo en la
apariencia (los sofistas son poseedores de una dialéctica engañosa ya que basan su
conocimiento del bien en este mundo sensible, en los bienes particulares y cambiantes).
Asimismo la ignorancia (el desconocimiento de las ideas) es tenida como un profundo
sueño del que no es posible despertar.
(19) Nos recuerda Platón que el conocimiento no es un objetivo en sí mismo para los
filósofos (dialéctico), sino algo necesario para el buen gobierno de la polis, cuya tarea
principal no es el discurso teórico, sino la aplicación práctica, esto es la educación de la
población. El proceso educativo seleccionará a los mejores, a aquellos en los que
predomine el alma racional y por tanto puedan ascender hasta el conocimiento de la idea
de bien; y el método empleado para volver el alma racional hacia el reconocimiento de
lo que ya posee es la mayeútica socrática (el preguntar y el responder.
(20) El conocimiento de la dialéctica constituye la coronación de la educación, el
máximo conocimiento a que se puede llegar, ya que su objeto es lo más perfecto, las
ideas, y por tanto su cumplimiento. Recuerda, sólo las mejores naturalezas alcanzarán
este último escalón del conocimiento y le habilitará para el buen gobierno de la polis a
la cual servirán ocupando el lugar que les corresponde en la misma (Estado Justo)
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