EL DERECHO AL TRABAJO Y LOS DERECHOS EN EL TRABAJO Krzysztof Drzewcki Traducción del inglés de Neal Toft 1. Introducción y Ambiente Histórico El derecho al trabajo y los derechos en el trabajo constituyen un núcleo, no sólo de los derechos socioeconómicos, sino también de los derechos humanos fundamentales. Un denominador central de derechos relacionados con el trabajo, en términos de su objeto o contenido, parece ser “una labor” (trabajo). En su tradicional por estrecho sentido, el trabajo ha sido percibido como un medio de ganarse la vida, o en otras palabras, sólo un medio de supervivencia económica. A principios del siglo XX, otra perspectiva más importante y global empezó a ser discutida: la interdependencia entre las condiciones laborales, la justicia social y la paz universal. Adicionalmente las percepciones modernas han intensificado positivamente el concepto del trabajo como valor humano, una necesidad social y un medio de auto-realización y desarrollo de la personalidad humana. La primera tendencia fue reflejada inicialmente en unas amplias pero importantes generalizaciones en el preámbulo de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo –OIT- en 1919, el cual determinó que “la paz universal y permanente puede ser establecida sólo si se basa en la justicia”(párrafo 1), y que existe l posibilidad de que “las condiciones laborales que someten a grandes cantidades de personas a dicha injusticia, sufrimiento y privación produzcan un disturbio tan grande que la paz y armonía mundial estén en peligro”(párrafo 2).1 Por lo tanto, la como unidad internacional empezó a tratar los temas laborales organizada y regularmente después de la Primera Guerra Mundial, no por caridad ni por una racionalidad comprensiva de parte de los gobiernos, sino por razones claramente debidas a los temores de los disturbios revolucionarios que estaban consumiendo a toda Europa en esa época. Fueran los que fueran los motivos históricos en principio, la filosofía de la justicia social ha quedado como el objetivo principal de la Organización Internacional de Trabajo.2 Las Naciones Unidas, establecidas tras la Segunda Guerra Mundial, también incluyeron temas sociales en sus objetivos y programas para un nuevo orden mundial. 1 Además, se explicó que los impulsadores concordaron con la Constitución de la OIT porque fueron “movidos tanto por los sentimientos de la justicia y la humanidad, como por el deseo de asegurar la permanente paz mundial” (párrafo 4 del Preámbulo). Ver Constitution of the International Labour organization and Standing Orders of the International Labour Conference, 1992, p. 5. 2 Democratisational and the IOL. Report of the Director General (part I). La Conferencia Internacional de Trabajo, la 75ª. Sesión, 1992, p.23. La segunda tendencia, continuación de la primera, fue responsable de la consideración del trabajo más ene el contexto de la libertad individual y personal y la dignidad. Fue mejor explicada en las cruciales e inspiradoras declaraciones de la Declaración de Filadelfia, “la mano de obra no es un producto de consumo” y “todos los seres humanos tienen el derecho de conseguir tanto su bienestar como su desarrollo espiritual en las condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y de igualdad de oportunidades”.3 En esta forma, la comunidad internacional aceptó un enlace entre “la mano de obra” y el concepto de la dignidad humana, y por consiguiente, facilitó su premiación independiente a los sistemas internacionales de derechos humanos. 2. La internacionalización de los Derechos y Libertades Relacionados con el Trabajo Ambas tendencias introdujeron el principio de la legislación laboral internacional y la integración de temas sobre “el trabajo” en los sistemas internacionales de derechos humanos con el objeto de buscar la protección a través de modalidades sustantivas y procesales. Cronológicamente, la legislación laboral internacional empezó mucho antes que cualquier estándar internacional de derechos humanos, los que se remiten a la época formativa de las Naciones Unidas. La legislación laboral internacional se convirtió en una de las funciones principales de la Organización Internacional del Trabajo. Antes de 1919, intentaron y se registraron ciertos logros en este campo, pero fueron limitados a sólo algunas categorías de trabajadores y ni unidos en el foco objetivo en cuanto a al protección otorgada. Estas fueron intenciones de abolir o limitar los males de la creciente industrialización como los esclavos y la esclavitud, el empleo de menores, la explotación de mujeres, horas excesivas de trabajo, las peligrosas condiciones de trabajo y el mal sistema de salud.4 Tras la Segunda Guerra Mundial, los esfuerzos de legislar internacionalmente los problemas laborales se convirtieron en el derecho internacional de derechos humanos, el cual se ha desarrollado tanto universalmente como regionalmente: La diversidad en las aproximaciones legislativas y los resultados logrados marcaron la necesidad de examinar el contenido y el enfoque de las regulaciones internacionales del derecho de trabajar y los derechos en el trabajo dentro de las Naciones Unidas, la OIT y también en los sistemas regionales establecidos para vigilar la protección de los derechos humanos en Europa (el Consejo de Europa), América (la Organización de Estados Americanos) y Africa (la Organización de Unidad Africana). 3 Ver respectivamente, los Artículos I (a) y II (a) de la Declaración refiriéndose a los Objetivos y Propósitos de la Organización Internacional del Trabajo, adoptados en Filadelfia el 10 de Mayo de 1944 por la 26ª. Sesión del Congreso General de la Organización, e incorporados en 1946 en la Constitución de la OIT (ver, op. Cit. Nota 1, p.22). Desde un punto de vista filosófica y religioso, el Papal Encyclical ‘Laborem exercens’ de 1981 aumentó la posición de trabajadores, como subyugados no objetos, del trabajo, y por consiguiente, facilitó el reconocimiento de las supremacía de la mano de obra sobre el capital. 4 Tuvieron éxito en esa época con la abolición de esclavos por el Acto General de la Conferencia de Berlín en 1885, y la abolición de la esclavitud por el Acto General de la Conferencia de Bruselas en 1890. La Conferencia en Berna en 1906 adoptó dos convenciones, una limitando el trabajo nocturno de la mujer, y la otra prohibiendo el uso de la manufactura de fósforos hechos de fósforo blanco (un material que causó la enfermedad fatal “phossy jaw” (mandíbula fosfórica) de los trabajadores. Para más información vea A.H. Robertson y J.G. Merills Human Rights. 1992, p.14-16; y J. Mainwaring. The International Labour Organization. A Canadian View. 1986, p. 10-11. Aunque la legislación Internacional Laboral y el derecho internacional de derechos humanos son distintos, son válidos y son dimensiones complementarias de la protección de derechos relacionados con el trabajo en el derecho internacional moderno. La integración del derecho relacionado con el trabajo en el derecho internacional, ha seguido los mismos pasos típicos de la mayoría de los derechos humanos, los cuales hacen parte de su regulación anticipada dentro de los sistemas legales domésticos. Un comentarista observó que, debido al comienzo de entidades de jurisprudencia doméstica, los derechos laborales pertenecen a los derechos económicos, sociales y culturales más desarrollados.5 Como consecuencia, se puede asumir que si los derechos sociales, por razones de su desarrollo legislativo y jurisprudencial más débil en sistemas domésticos, pertenecen a derechos subdesarrollados, los derechos relacionados con el trabajo no pertenecen a la misma categoría. A pesar de dicho análisis relativo, los derechos laborales no están aún desarrollados, principalmente por la falta de una conceptualización coherente que permitiría una aclaración de su contenido, las obligaciones correspondientes de los estados y las estrategias de implementación. Sin embargo, esta relativamente desarrollada la etapa de la juridización de los derechos laborales ha sido más una contribución del derecho objetivo (el derecho internacional) que del derecho subjetivo (el derecho internacional de derechos humanos). En cambio, el problema entre los dos debe ser analizado en términos no de competencia, sino de una equilibrada e interdependiente relación. 3. El Concepto de los Derechos y Libertades Relacionados con el Trabajo. Refiriéndose a la dinámica de la evolución de los derechos humanos, en contraste con los sistemas domésticos, los derechos relacionados con el trabajo internacionalmente reconocidos, han pasado por etapas de idealización, conceptualización y privatización. Sin embargo, están aún muy lejos de alcanzar un grado razonable de su juridización.6 Se tiene que notar que la positivización de los derechos humanos no necesariamente implica su normativización completa. Raramente asegurada en el proceso de positivización, la normativización puede ser desarrollada por la jurisprudencia de las entidades vigilantes, y éste debe ser el paso más esperado del desarrollo con respecto a todos los derechos sociales. Una característica tradicional de los derechos relacionados con el trabajo, ha sido que en una etapa de su umbral de positivización, una proporción sustancial de sus oponentes (principalmente los empleadores y gobiernos) argumenten que hay un supuesto deterioro en la competitividad de productos de consumo, una vez que estos derechos se P. Alston, “The Committee on Economic, Social, and Culturral Rights’, en: P. Alston (ed). The United Nations and Human Rights: A Critical Appraisal, 1992, p. 490 6 El concepto original de las dinámicas de los derechos humanos de Asbjorn Eide en las tres etapas (la idealización, positivización y realización) puede extenderse para incluir la conceptualización como una etapa después de la idealización, mientras la positivización pide ser clasificada junto con la ‘normativización’ como subetapas de lo que puede ser nombrado ‘judirización’. Para una discusión sobre conceptos diferentes de los dinámicos, vea A. Eide, ‘Dynamics of Human Rights ducation, 1983, p. 107108; y K. Drzewicki, ‘The Rights of Solidarity as Human Rights. Some Methodological Aspects’, Mennesker og Rettigheter, Nordic Journal on Human Rights, (1998) No. 4, p. 48-50 5 conviertan en ley.7 Este dilema recientemente salió con un vigor fortalecido en la Ronda de Uruguay del GATT de discusiones sobre dumping social y la cláusula social.8 Para examinar de una manera organizada el enfoque sustantivo de las regulaciones internacionales de derechos relacionados con el trabajo, es necesario distinguir los derechos y libertades específicos que constituyen los derechos cuestionados. Dicha necesidad es subrayada por una vaguedad y diversidad tanto de su contenido como las de obligaciones correspondientes de los Estados. Además, hay mucha confusión y una falacia en la mayoría de las conclusiones generalizadas sobre al condición legal de todos los derechos socio-económicos, y es su supuesta falta de cumplimiento, y en particular, su justiciabilidad y otras argucias en sus modalidades legales. En cuanto al derecho de trabajar, ha sido frecuente el error de concebirlo como sólo uno de los derechos humanos reconocidos, mientras parece ser un mero complejo agregado normativo, y ni siquiera un concepto legal individual. Refleja tanto un grupo de provisiones suponiendo libertades clásicas y métodos de derechos modernos, con una perspectiva orientada sólo por obligaciones estrictamente legales y compromisos políticos. Dicha perspectiva espera ser la mejor contribución a la promoción de la indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos, o a su recién pero mejor denominación – la llamada concepción ‘holística de derechos humanos’.9 Para socavar una corriente tradicional de pensamiento sobre los derechos sociales, se deben tipificar las regulaciones de los derechos humanos relacionados con el trabajo para poder identificar su verdadero contenido, no relacionado en su conexión con esta, ni con otra generación de derechos humanos. Temporalmente el grupo entero puede ser dividido en las siguientes categorías: - los derechos relacionados con el empelo; los derechos derivados del empleo; la igualdad en el trato y los derechos a la no discriminación; y los derechos instrumentales. Dentro del concepto global de los derechos relacionados con el trabajo, hay que atribuir una posición central a un grupo de derechos y libertades de varias maneras con el empleo. Debido a su corto espacio, este capítulo se limita principalmente a la primera categoría de estos derechos. Una prioridad dada a los derechos relacionados con el empleo ofrece la oportunidad de un examen más amplio de su contenidos en siete dimensiones separadas (vea las secciones 4-10). El segundo grupo está compuesto por las libertades como los derechos derivados del empleo como una consecuencia de las relaciones laborales. Se refiere a los derechos como: el derecho de condiciones justas en el trabajo (por ejemplo las horas de trabajo, Vea J. Mainwaring, op. cit. (nota 4), p. 1; y K. Smson, ‘Social Policy for a Europe in Transition’, en : K. Drezwicki et al. (eds.) Social Righs as Human Rights. A European Challenge, 1994, p.48-50 8 La competencia basada en las diferencias del precio de la mano de obra de un país al otro, generada por la reducción de salarios y condiciones laborales, es caracterizada como dumping social. Ha sido reconocido que la manera más apropiada de prevenir el dumping social es incluir cláusulas sociales en los acuerdos comerciales, es decir, provisiones sobre vigilancia de los mínimos estándares laborales establecidos por la comunidad internacional. 9 Vale la pena mencionar que desde su comienzo, la OIT ha adoptado una actitud basada en el reconocimiento de la interdependencia de todos los derechos humanos. Vea Human Rights A Common Responsability. Report of the Director General (part I). La Conferencia Internacional de Trabajo, la 75a. Sesión, 1998, p. 7-9 7 vacaciones anuales pagadas y otros períodos de descanso), el derecho de condiciones de trabajo seguras y sanas, el derecho a tener una remuneración justa, los derechos de asesoría y capacitación vocacional, el derecho de las mujeres y los jóvenes de protección en el trabajo, y el derecho de una seguridad social entre otros. El tercer grupo de reglas habla de los derechos relacionados con el trabajo desde una perspectiva de no discriminación e igualdad en el trato. Esta propuesta se encuentra tanto en todos los acuerdos de derechos sociales, como en los acuerdos separados que tratan temas de no discriminación. El significado de esta propuesta para el futuro de los derechos sociales no puede ser subestimado porque los principios sobre la no discriminación y la igualdad en el trato se extienden por todo el hábeas iuris de los derechos sociales. En cuanto a los derechos instrumentales de la naturaleza sobre los derechos relacionados con el trabajo, se tiene que explicar que se trata de las libertades y derechos de asociación y el derecho de organización, el derecho a la negociación colectiva, el derecho a la huelga y la libertad de la migración de los trabajadores. De menos pertinencia instrumental son: la libertad de organización, el derecho de poseer propiedad, la libertad y seguridad de las personas, el derecho de juicio imparcial, la libertad de expresión y otros.10 Como se ve en la enumeración de estos derechos, son importantes en el sentido de que ofrecen herramientas indispensables y establecen un marco favorable, los cuales son esenciales. 4. La Abolición de la Esclavitud y Prácticas Similares. La abolición de la esclavitud fue uno de los primeros derechos humanos en ser reconocido internacionalmente. Como una expansión de la anterior acción del siglo XIX, un instrumento más comprensivo fue adoptado dentro de la Liga de Naciones –la Convención sobre esclavitud del 25 de septiembre de 1926- el cual fue ajustado a los arreglos de las Naciones Unidas por el Protocolo de 1953 enmendando la Convención sobre Esclavitud. Tras la Segunda Guerra Mundial, la Naciones Unidas tuvieron que admitir que, a pesar del progreso, la esclavitud y en particular, prácticas similares no fueron eficazmente eliminadas de todo el mundo (por ejemplo, esclavitud por deuda, servidumbre y venta, herencia ola transferencia de pago por personas). Esto resultó en la adopción de la Convención Suplementaria sobre Abolición de la Esclavitud, el Comercio de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Parecidas a la Esclavitud de 1956. Sin embargo, la terminación gradual de las prácticas clásicas de esclavitud no previno a la comunidad internacional de incluir estas absolutas e inmediatas prohibiciones en varios otros instrumentos de derechos humanos.11 10 Para un problema más general de los derechos humanos fundamentales, vea A. Jacobs & H. Zeijen, European Labour Law and Social Policy, 1993, p. 17-28. Desde otro punto de vista, la instrumentalidad de estos derechos es enfatizada en la Resolución de 1970 de la OIT sobre los derechos sindicales y su relación con las libertades civiles. Vea, Freedom of Association and Collective Bargaining. General Survey by the Committee of Experts on the Application of Conventions and Recommenddations. La Conferencia Internacional del Trabajo, la 81ª. Sesión, 1994, p. 14-21 y 150’152. 11 Ver, por ejemplo, el Artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (la DUDH), el Artículo 8 (1) y (2) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (la PDCP), el Artículo 4 (1) de la Convención Europea sobre la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales (CEPDH), el Artículo 6 (1) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Artículo 5 de la Carta Africana de los Derechos Humanos de la Gente. La proliferación de instrumentos internacionales y la reiteración de las prohibiciones de las prácticas de esclavitud también deben ser analizadas desde el punto de vista de la implementación. Mientras las convenciones sobre esclavitud de 1926, 1952 y 1956 tienen mecanismos supervisores relativamente débiles, éste no es el caso de otros instrumentos de derechos humanos. Principalmente, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PDCP) y su Protocolo Opcional, la Convención sobre la Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales (la Convención Europea sobre Derechos Humanos CEPDH) y otros pactos regionales ofrecen medidas y procedimientos más amplios y fortalecidos.12 Por consiguiente, las obligaciones en cuestión están sujetas al reporte regular y de cuando en cuando a procedimientos de demanda o cuasi-demanda.13 Aunque todos estos instrumentos intentaron abolir la esclavitud, el comercio de esclavos y la servidumbre, como contrarios a al dignidad humana, una parte esencial de su contenido o propósito es la explotación de su labor.14 Como consecuencia, la eliminación de estas prácticas e instituciones contribuye tanto a la liberación completa de las personas afectadas, como a asegurar su libertad de trabajar. Naturalmente, muchas veces, algunas manifestaciones de esclavitud (la servidumbre por ejemplo) coinciden en parte con el trabajo forzado. Pero deben ser tomadas por aparte debido a las diferencias esenciales en las formulaciones legales de sus prohibiciones. 5. La Abolición del Trabajo Forzado y Obligatorio. La abolición del trabajo forzado conforma una parte esencial del derecho al trabajo. Se consideró por poco tiempo que una interpretación amplia de los pactos contra la esclavitud afectaría todos los síntomas del trabajo forzado. En respuesta a su insuficiencia, en 1930 la OIT adoptó su primer instrumento sobre el tema –la Convención sobre el Trabajo Forzado (No. 29) – con la intención de tratar el trabajo forzado en las colonias y otros territorios independientes, pero eventualmente diseñado para un enfoque más amplio de su aplicación. Bajo el Artículo 1 de la Convención, los estados miembros se comprometen a ‘suprimir el uso del trabajo forzado u obligatorio en todas sus formas dentro del período más corto posible’. No obstante, La Convención define en el artículo 2 (2) que el término ‘trabajo forzado u obligatorio’ no incluye cualquier trabajo o servicio, excepto el servicio militar obligatorio sólo con propósitos militares; formando parte de las obligaciones cívicas normales de los ciudadanos; de cualquier persona, como consecuencia de una pena en un tribunal judicial con tal de que tal trabajo o servicio se lleve a cabo bajo la supervisión y control de alguna autoridad pública; en caso de emergencia, como la guerra, y generalmente en cualquier circunstancia que pondría en peligro la existencia o el bienestar de la población; y formando una parte de servicios comunitarios menores según los intereses de dicha 12 La Convención de 1926 se limita sólo a comunicar cualquier ley y regulación adoptada entre los estados miembros, comunicando a la Secretaría General de las Naciones Unidas sin mediar algún análisis. También entrega las disputas sobre las interpretaciones y aplicaciones de la convención a las negociaciones, arbitraje o a la Corte Internacional de Justicia. 13 Bajo la CEPDH, algunos aspirantes (por ejemplo, algunos detenidos trabajando en las cárceles y jóvenes que se habían afiliado a la Marina) intentaron entregar peticiones contra las prácticas que supuestamente hubieran sido violaciones de la prohibición de la ‘servidumbre’, pero eventualmente fallaron. Vea P. Van Dijk & G.J.H. Van Hoof, Theory and Practice of the European Convention on Human Rights, 1990, p. 242-243. 14 Las formas específicas de explotación fueron tratadas por la Convención sobre la Supresión del Tráfico de Personas y la de la Explotación de la Prostitución de Otros, adoptada por las Naciones Unidas el 2 de diciembre de 1949. comunidad, con tal de que los miembros o representantes de la comunidad sean consultados sobre la necesidad de dichos servicios.15 La Convención No. 29 fue complementada por la Convención sobre Abolición del Trabajo Forzado (No. 105) de 1957 al requerir la abolición de cualquier forma de trabajo que impondría como: “una medida de coerción política o educación o como un castigo por poseer o expresar puntos de vista políticos o ideologías opuestas al sistema político, social o económico establecido”; “un método de movilizar o utilizar la mano de obra por razones de desarrollo económico”; “una medida de disciplina laboral”; “un castigo por haber participado en huelgas” y “una medida de discriminación racial, social, nacional o religiosa” (artículo 1). Ambas Convenciones llevan a cabo una definición amplia y de limitaciones permisibles. Los detalles excesivos de estas definiciones de la OIT han servido como un modelo para la mayoría de los pactos generales de derechos humanos.16 Las provisiones de los principales instrumentos internacionales de derechos humanos han incluido reglas sobre la prohibición del trabajo forzado. Una propuesta ha sido formularla de una manera más amplia como una prohibición de ejecutar el trabajo forzado u obligatorio, e incluir una lista de excepciones, las cuales no son cubiertas por esta prohibición (por ejemplo, el Artículo 8 (3) de la PDCP o el Artículo 4 (3) de la CEPDH). Otros instrumentos han preferido acudir a un concepto claramente expresado como “la libre escogencia o aceptación de un trabajo u ocupación” (como, por ejemplo, visto en el Artículo 6 (1) de la CESCR o en el Artículo 1 (2) de la Carta Social Europea (CSE). 17 La última propuesta tiene un enfoque más amplio, adicionalmente a la prohibición del trabajo forzado, también supone otras prácticas que constituyen la libertad del trabajo. La jurisprudencia sobre la abolición del trabajo forzado u obligatorio, como el desarrollado por entidades vigilantes, ha permitido la identificación tanto de una ausencia e insuficiencia de legislación doméstica en muchos países, como de violaciones actuales en su práctica. La última se refleja tanto en casos individuales que revelan casos de violaciones ocasionales, como por aquellos de gran escala y dimensión estructural ilustrados y examinados por el Comité de Expertos de la OIT. Dentro de la primera dimensión, las violaciones de la libertad del trabajo forzado van disminuyendo y suelen referirse a los casos, aun significantes en sí, de una aplicabilidad relativamente limitada. Dentro de esta primera dimensión, se tienen que mencionar el reconocimiento de los precedentes del trabajo forzado cuyas estipulaciones permiten: una sanción penal aplicables a los marineros para prohibirles salirse de la nave o forzarlos a obedecer los órdenes, aun cuando la seguridad de la nave o de los que están abordo, no esté en peligro, castigos criminales por ocio premeditado o falta de medidas de subsistencia, sobre las cuales la persona en cuestión tuvo la responsabilidad; una prohibición de 15 En cuanto a cualquier excepción cuando el trabajo forzado u obligatorio puede ser aceptado, la Convención estableció las limitaciones adicionales ratione materae, ratione personae y ratione temporis. (Los Artículos 3-25). Para sus interpretaciones, vea The Abolition of Forced Labor. General Surveyby the Committee of Experts on the Applications of the Conventions and Recommendations. La Conferencia Internaiconal de Trabajo, la 65ª. Sesión, 1979. 16 Ha sido reafirmado por, inter alia, que las Comisiones Europeas e Inter – Americanas de los Derechos Humanos, las cuales han sido referidos en sus interpretaciones de las convenciones regionales sobre los derechos humanos a las definiciones establecidas por las Convenciones de la OIT Nos. 29 y 105. Para ejemplos, vea P. Sieeghart, The International Law of Human Rights, 1983, p. 230-233. 17 La Convención Americana sobre Derechos Humanos refleja ambas tácticas: la primera en el Artículo 6 (2 y 3), y la segunda en el Artículo 6 (1) de su Protocolo Adicional de 1988. salirse del ejército para oficiales de carrera asistieron a un número de cursos de entrenamiento, antes de haber cumplido su obligación de servicio de hasta 25 años; o una obligación de un empleado y un empleador deseando unilateralmente terminar el contrato de empleo para obtener la autorización del Director de la Oficina regional de trabajo.18 En cuanto a las clases estructurales de violaciones de la libertad del trabajo forzado, suelen estar arraigadas o en consideraciones ideológicas (por ejemplo, las represiones contra los oponentes políticos en la ex URSS, Cuba o China a manera de campos de trabajo forzado o el llamado ‘parasitismo social’), o en el patrimonio de tradicionales marcos culturales de países específicos. La última tendencia se presenta en una forma de deuda pagada por esclavitud; trabajo garantizado; la sujeción de niños a trabajos forzados; la venta de niños a familias urbanas para trabajar como sirvientes; la prostitución de niños; ciertas formas de servidumbre; el secuestro de niños por razones de explotación; la práctica deshonesta de contratación reconocidas como ‘enganche’, donde los empleadores al contrario de un contrato de empleo, se niegan a pagar por los viajes de regreso de los trabajadores de empresas mineras lejanas, para que ellos puedan volver a sus lugares de origen; ‘limpiando’ las ciudades de niños vagos, considerados una amenaza al orden público y su colocación en campos de trabajo, y muchas otras prácticas.19 Los informes de las Naciones Unidas, la OIT y otras organizaciones internacionales por consiguiente demuestran en gran parte la manera en la cual las prácticas de trabajo forzado aún son utilizadas, y su supuesta conexión con estructuras no democráticas y otras causas estructurales de tremendas violaciones de la dignidad humana. 6. Libertad de trabajo Además de las libertades ‘de’ ciertas prácticas relacionadas con el trabajo contrarias a la dignidad humana (como las mencionadas en las secciones 4 y 5), los derechos humanos y el derecho laboral han reconocido una cantidad de reclamos a nombre de las libertades de trabajo. Son diseñados no sólo para prevenir y proteger de las distintas formas de coacción, sino para resaltar los aspectos positivos de la libertad en cuanto al trabajo. En este sentido, ha de comprender tanto las libertades relacionadas con la selección de ocupación, trabajo u otra actividad remunerada, como la libertad de seleccionar dónde se va a llevar a cabo. Pequeñas referencias a tal estrategia han sido reflejadas en las reglas d e los tratados de derechos humanos sobre ‘el trabajo que él libremente escoja o acepte’ (el Artículo 6 (1) de la CESCR), ‘la ocupación libremente escogida’ (el Artículo 1 (2) de la CSE) y en otros instrumentos.20 La libertad de la escogencia de ocupación, trabajo y sitio de trabajo normalmente son interpretados en cuanto al principio de la proporcionalidad y necesidad, y por consiguiente puede contener ciertas restricciones o aspectos de fuerza mayor. Varios instrumentos legales legitimizan una referencia a ‘los requisitos inherentes de un trabajo’ y a ‘los requisitos de la seguridad del Estado’, como se demuestra en las regulaciones de la no discriminación, y principalmente en la Convención de la OIT 18 Para una historia más detallada, vea Case- Iaw on the European Social Charter, Supplement No. 3 1993, p. 3-7. 19 Report of the Committee of Experts on the Application of Conventions and Recommendations (report III, Part 4ª). La Conferencia Internacioanl de Trabajo, la 81ª. Sesión , 1994, p. 89-148. 20 Más sobre las diferencias de las formulaiucones de la libertad de escogencia, en P. Sieghart, The Lawful Rights of Mankind. An Introduction to the International Code of Human Rights, 1986, p.123-125. sobre la Discriminación en el respeto del trabajo y Ocupación (No. 111) (el Artículo 1 (2) y 4). Por lo tanto, dichos requisitos laborales pueden no ser discriminatorios en sí. Sin embargo, no es trabajo fácil facilitar la legitimación de ‘los requisitos inherentes’ o ‘la seguridad del estado’, como está ilustrado en el caso alemán sobre el procedimiento de la verificación de la lealtad de los servidores públicos a la Constitución nacional – las llamadas prohibiciones laborales (‘Berufsverbote’). El caso de la República Federas de Alemania, examinando por varias entidades supervisoras internacionales, demuestra la complejidad del tema sobre cuáles medidas específica tomadas para asegurar que los servidores públicos sean leales al orden libre democrático, son discriminatorios y violan la libertad de trabajo, o cuáles garantías no discriminatorias no pueden se interpretadas para proteger a los individuos apoyando, aun por medios pacíficos, las ideas en contra de los derechos humanos fundamentales.21 Este caso también reveló la insuficiencia de los remedios internacionales establecidos e los tratados, los cuales artificialmente separan los derechos civiles de los derechos sociales. Tal conclusión parece estar justificada en el hecho de que las entidades establecidas por la CEPDH tuvieran que responder en casos similares con una decisión de que el derecho al acceso al servicio público no era asegurado por la Convención. En cambio, los órganos supervisores de la CSE pudieron acercarse a dichos reclamos, sin embargo entro del reporte y no por los procedimientos de demanda.22 Entre las limitaciones a la libertad de selección, hay una serie de provisiones diseñadas para prohibir a las personas vulnerables, como las mujeres, niños y jóvenes, el trabajar en ciertas condiciones. Estas limitaciones incluyen, por ejemplo, el establecimiento de una edad mínima de empleo de mujeres y niños para el trabajo clandestino, o prohibir el trabajo nocturno para algunas categorías de trabajadores.23 Por razones obvias, estas limitaciones fueron ampliamente aceptadas, aunque recientemente su supuesta naturaleza protectora y preventiva ha sido desafiada con respecto al trabajo nocturno de mujeres. Este patrón es el resultado del deseo de reducir los efectos discriminatorios en el área de oportunidades laborales para mujeres, y para asegurar una apreciación más amplia del principio de trato igual para hombres y mujeres.24 Los derechos humanos y el derecho laboral también han tratado otras restricciones sobre el goce de la libertad de trabajo, principalmente unido al criterio sobre discriminación. Parece que la protección de la libertad de seleccionar necesita ser fortalecida, especialmente a través de las medidas disponibles para los derechos civiles y la igualdad de oportunidades. 7. El Derecho de Servicios Gratuitos de Empleo. 21 Vea las conclusiones sobre este caso: Report of the Commisiion od Inquiry appointed under Article 26 od the Constitution of the International Labour Organisation to examine the observance of the Discrimination (Employment and Occupation) de la OIT Vol. LXX (1987), Serie B, p. 245-253. 22 Ver case- law on the European Social Charter, op. Cit. (nota), p. 2. 23 Ver, por ejemplo, una serie de las Convenciones de la OIT sobre edad mínima de admisión al empleo (las Convenciones No. 5, 10, 33, 59, 60, 123 and 138; la última adoptada para reemplazar gradualmente las convenciones sectoriales), el trabajo subterráneo de las mujeres (la Convención No. 45) y el trabajo nocturno de las mujeres y jóvenes en industria (la Convención No. 89 y 90 respectivamente). 24 Como resultado de este patrón, la OIT adoptó el protocolo de 1990 de la Convención sobre el Trabajo Nocturno (de mujeres) (revisada) No. 89 de 1943 para mitigar las prohibiciones establecidas anteriormente. Varios estados, particularmente los miembros de la Unión Europea, fueron más allá, y denunciaron la Convención No. 89 bajo impacto directo del Directivo 76/ 207 sobre el principio de trato igual de los hombres y mujeres en las condiciones laborales. Un derecho bien definido también ha sido establecido con respecto a los servicios gratuitos de empleo, es decir al libre acceso a la información, asesoría y ayuda para conseguir empleo satisfactorio, para los que lo estén buscando. Antes de que este derecho hiciera parte de los instrumentos de derechos humanos internacionales, y el tema fuera ampliamente regulado por las convenciones de la OIT, aguantó una lucha extensa contra las agencias privadas de empleo que en el pasado se habían atraído mala fama. Respondiendo a la necesidad de respetar el libre empleo, el principio del monopolio público de colocación, o en otras palabras, la oferta de información y acceso al empleo, al fin ganó terreno y triunfó. Un componente importante de este principio es una posición central de las autoridades públicas, una asunción basada en la consideración ética de que la colocación de trabajadores no pueda se una transacción comercial. Sólo recientemente, un patrón se ha vuelto para fortalecer el papel de las agencias privadas de empleo, debido a sus operaciones que son más activas y efectivas que las dirigidas por las autoridades.25 Esta evolución del respeto al libre empleo conllevó a regulaciones en las cuales los Estados se obligan a mantener y asegurar el mantenimiento de n servicio público gratuito de empleo (la Convención No. 2 de 1919, y la Convención No. 88 sobre Organización del Servicio de Empleo d e1948, que fue más comprensiva). Adicionalmente, en virtud de la Convención No. 96 sobre Agencias de Empleo que Cobran (Revisada 1949), se permitió una opción flexible para que los Estados progresivamente abolieran esas agencias o sencillamente las supervisaran. Entre los tratados de derechos humanos, sólo los CES plantean una obligación de parte de los Estados ‘establecer y mantener los servicios gratuitos de empleo para todos los trabajadores’ (el Artículo 1 (3)). Los demás tratados están reservados sobre el tema. Sin embargo, se puede interpretar tal obligación como implícita en las cláusulas sobre ‘libertad al trabajo’ (por ejemplo el Artículo 6 de la CESCR) discutidas en al sección 6. En el transcurso de la supervisión de la CES, ha surgido una cuestión acerca de la expresión ‘para todos los trabajadores’, pero la interpretación aceptada es que los beneficios del Artículo 1 (3) no pueden ser limitados únicamente a los trabajadores, sino que tienen que incluir también a los empleadores.26 Surge otro aspecto borroso; los instrumentos actuales de los servicios gratuitos de empleo parecen discriminar un poco al referirse a los trabajadores (y a los empleadores), mientras se debe hacer provisiones, como en muchos sistemas domésticos, para ‘todos’ o para ‘cada persona que esté buscando trabajo’ para incluir especialmente a las personas desempleadas y a los recién llegados al mercado laboral. 8. El Derecho al Empleo (o el Derechos al trabajo Sensu Stricto) El contenido normativo del derecho sensu largo al trabajo ha estado frecuentemente pero equivocadamente relacionado con su comprensión como derecho al empleo, o a tener oferta de trabajo. Este legal pero dañino patrón, está reflejado en los conceptos ideológicos que enfatizan el logro del empleo casi total, para que pueda se traducido al derechos de todos al trabajo. Dicha actitud ha sido típica de los países del llamado ‘verdadero socialismo’, el cual, en las circunstancias de las economías nacionalizadas, 25 Ver The Role of Private Employment Agencies in the Functioning of Labour Markets. La Conferencia Internacional de Trabajo, la 81ª. Sesión, 1994, p. 1-5. 26 Case law on the European Social Charter, 1982, p. 8-9. brindó oportunidades laborales de una gran escala al costo del empleo basado en al consideración económica razonable. Como resultado, la política orientada hacia el empleo total trajo sobre-empleo y una ineficiencia económica. En términos legales, es interesante anotar que en aquellos países, el derecho al trabajo ha adquirido un status de un derecho humano garantizado constitucionalmente, pero sin remedios legales significativos.27 Particularmente, en casos de fallas en conseguir empleo, el recurrir a las cortes laborales u otras cortes no fue previsto. Estas sólo fueron regulaciones estatutarias excepcionales, bajo las cuales, ciertas categorías de personas han tenido el derecho subjetivo, en circunstancias específicas, al trabajo (por ejemplo, minusválidos de guerra y personas incapacitadas para volver a su trabajo anterior, debido a un accidente laboral o enfermedad ocupacional). Pesar de los motivos profundamente humanitarios, tales arreglos pueden ser reemplazados por políticas de ‘discriminación positiva’ en el favor de los grupos vulnerables, mientras se conserva la estrategia de economía de mercado libre (por ejemplo, la aplicación de incentivos tributarios y financieros para poder contratarlos).28 Con una tendencia más general hacia las economías de mercado libre y un libre mercado laboral, el número de Estados proclamando el derecho al trabajo (empleo) ha disminuido sustancialmente, y sus nuevas constituciones son reticentes para reconocer este derecho como tal. A nivel internacional, una formulación del derecho al trabajo/empleo sólo ha quedado en provisiones generales y ambiguas. Resulta que es difícil confirmar su existencia como un derecho humano reconocido internacionalmente. Tales posiciones sobreoptimistas han sido viables en la DUDH no obligatoria, la CSE y en la Carta Africana de Derechos Humanos y de la Gente; en las cuales nadie ha otorgado una interpretación concreta hacia el reconocimiento de este derecho generalmente aplicable al empleo. Teniendo esto en cuenta, esta vaguedad y generosidad de algunos instrumentos de derechos humanos, ciertos estados vieron claramente necesario reservar sus posiciones. Por ejemplo, el reino Unido se opuso a la sobre-interpretación de la CSE (el Artículo 1 (1)) en una declaración que la provisión no involucraba ‘una obligación de garantizar el empleo’,29 es decir, un derecho subjetivo al trabajo. De todas formas, no se puede excluir que los Estados puedan ser convencidos para reconocer un derecho limitado al trabajo, principalmente para grupos vulnerables específicos, al establecer arreglos legislativos entre el sector público (por ejemplo, en el caso de escasez de trabajo disponible en las cárceles, se le da una prioridad a los detenidos con obligaciones contractuales o para el apoyo de sus dependientes) o la tributación y otros incentivos financieros dirigidos a los desempeños privados. 9. El Derecho a la Protección del Empleo. Un componente importante del derecho al trabajo es el derecho a la protección del empleo, es decir a los arreglos legales para el mantenimiento y la protección de su relación laboral. Como consecuencia, este derecho está diseñado para proteger sólo a 27 Por ejemplo, para el desarrollo en la interpretación del derecho al trabajo tanto por el Ombudsman polaco, como la Corte Constitucional, vea. M. Wyrzykowski, ‘Social Rights in the Jurisprudence of the Commissioner for Citizens’ Rights in Poland’, en: K. Drzewicki et al. (eds.), op. Cit. (nota 7), p. 260- 262 y 267-269. 28 Par más información sobre este tema, vea K. Drzewicki, ‘The European Social Charter and Polish Legislation and Practice’, en: K. Drzewicki et al. (eds.), op. Cit. (nota 7), p. 223-224. 29 Case Law on the European Social Charte, op. Cit. (nota 26), p. 2. aquellas personas que actualmente están empleadas. La evolución normativa de este derecho demuestra su desarrollo predominante avanzando en sistemas nacionales legales, en códigos laborales u otras regulaciones sobre las relaciones industriales. En su perspectiva sustantiva, las regulaciones sobre el derecho a la protección de empleo se enfocan principalmente en el derecho de no ser arbitrariamente o injustamente despedido, en otros aspectos que determinan una estabilidad e inviolabilidad de relaciones laborales (por ejemplo, el derecho a volver al empleo después de confinamiento o el derecho a períodos de preaviso). Probablemente la contribución Probablemente la contribución más importante de algunos sistemas nacionales a la protección de este derecho ha sido el desarrollo del concepto del despido injustificado, el cual incluye casos distintos al rompimiento de un contrato laboral.30 Dadas las diversidades en y entre las soluciones nacionales para la protección de las relaciones laborales, las regulaciones internacionales se han vuelto bastante residuales, principalmente en los tratados de derechos humanos. N aspecto del derecho a al protección del empleo ha sido integrado a la CSE al garantizar en el Artículo 4 (4) que se reconozca ‘el derecho de todos los trabajadores a un período razonable de preaviso para la terminación del empleo’. Pero según el Apéndice de al Carta Social, esta provisión ‘no prohibirá el despido inmediato debido a una ofensa seria’.31 Algunas reglas más específicas y detalladas han sido otorgadas para la protección de la mujer contra el preaviso durante la licencia de maternidad (el Artículo 8 (2). Vale la pena destacar una provisión que prohibe la privación arbitraria al trabajo (el Artículo 12 (3)) en la no obligatoria Declaración de Derechos y Libertades Fundamentales adoptada por el Parlamento Europeo el 12 de abril de 1989, mientras curiosamente, tal derecho hace falta a la Carta Comunitaria de Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores adoptada por los once jefes de Estados o Gobiernos de la Comunidad Europea el 9 de diciembre de 1989. La más extensa regulación de estos problemas ha sido adoptada por la OIT en la Convención sobre terminación del Empleo a la iniciativa del Empleador (No. 158 de 1982). Ofrece un sistema comprensivo de protección para los trabajadores del despido a la iniciativa del empleador. Su concepto central se ha vuelto una noción de ‘razones válidas’ por la terminación del empleo, las cuales son definidas generalmente y también por exclusiones más detalladas de ciertas situaciones (los Artículos 4-6).32 La Convención también ha establecido reglas sobre el procedimiento antes o al mismo tiempo de la terminación del empleo, el procedimiento de apelación contra la terminación, cesantías y otra protección de ingresos y otros. Se puede concluir que la protección del empleo residual a través de las garantías de los derechos humanos internacionales puede ser remediada no sólo por el establecimiento de estándares mínimos, sino por una táctica más atractiva de parte las entidades supervisoras, las cuales podrían reconstruir algunos elementos de los derechos a la protección del empleo de las formulaciones generales del derechos al trabajo. 30 Para la base legislativa de este concepto en el reino Unido, vea H. Street, Freedom, the Individual and the law, 1979, p. 250-251. 31 Para comentarios sobre el Artículo 4 (4), vea D, Harris, The Europen Social Charter, 1984, p. 56-57. 32 Por ejemplo, una lista de circunstancias, las cuales no constituirá ‘razones válidas’ par ala terminación, incluye la afiliación o actividades sindicales, ocupando un cargo como representante laboral, la presentación de un reclamo contra un empleador, la ausencia del trabajo durante la licencia de maternidad y otras (el Artículo 5). 10. El Derecho a la Protección contra el Desempleo. La primera formulación internacional de este derecho apareció en la DUDH. En su Artículo 23 (1) “todas las personas tienen el derecho… a la protección contra el desempleo”. En el lenguaje sobre los derechos humanos tan explícito y típico, este derecho no ha aparecido en ningún instrumento internacional obligatorio de los derechos humanos. En cambio, su mensaje central ha sido indirectamente traducido a las reglas, obligando a los Estados a declarar y cumplir con una política activa diseñada a promover el empleo total, libre, alto, estable y productivo, como en el caso de (aunque de versiones diversificadas), las provisiones de la CESCR (el Artículo 6 (2)), la CSE (Artículo 1 (1)) y las Convenciones de la OIT Nos. 2 y 122. A pesar d e esta evolución ha producido la identificación de políticas específicas que obligan al gobierno a combatir el desempleo, ha contribuido al descuido de una perspectiva de ‘derechos’. Es decir, que el contenido del derecho a la protección contra el desempleo ha sido desarrollado más ampliamente desde el punto de vista de las obligaciones del Estado, que desde una estrategia ‘activa’ sobre los derechos humanos. No ha establecido una convivencia entretejida entre ambas estrategias. En el área específica del seguro contra el desempleo y a través de esquemas de ayuda social, las obligaciones internacionales de los Estados a mantener dichos sistemas generaron33 en varios países una extensión de la protección del derecho a recusar los fallos sobre los beneficios de desempleo a través de los remedios legales y judiciales accesibles.34 Internacionalmente, el derecho de las personas incapaces de entrar o reentrar al mercado laboral para recibir los recursos suficientes y la ayuda social, fue reflejado en la Carta Comunitaria de los derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores (el Artículo 10 (2)), Estas instancias ofrecen una buena demostración de oportunidades de trasladar obligaciones objetivas a los Estados en materia de derechos humanos subjetivos donde sea legalmente posible. En cuanto a las obligaciones del estado a contrarrestar activamente el desempleo, existe mucha confusión sobre su significado legal. Con frecuencia se olvida que normalmente son formuladas como reglas prescriptivas (por ejemplo, adoptar y cumplir con una política específica), mientras su contenido revela diverso grado de conductas obligadas. Adicionalmente, lo que se ignora es la contribución generada por las entidades internacionales supervisoras, las cuales han interpretado las acciones específicas, formas y pasos, y han solicitado el cumplimiento de estas obligaciones menos preciadas. Por ejemplo, para ambos Comités de Expertos de la OIT y CSE, fue posible analizar si los} Estados adoptaron su política propuesta sobre empleo, incluso la promoción de programas para capacitación vocacional, su naturaleza activa o pasiva, si trabajan con grupos de personas o regiones especialmente afectados por el desempleo u organizan los mecanismos indispensables de asesoría de organizaciones de trabajadores y empleadores. 33 Vea, por ejemplo, el enfoque de estas obligaciones en la Convención de la OIT asegurando el beneficio o los Subsidios a los Desempleados Involuntarios (el No. 44) de 1934, y la Convención de la OIT sobre Empleo y la Protección contra el Desempleo (el No. 168) de 1988. 34 Para un estudio sobre los países con un arreglo para el derecho justificable a los beneficios de desempleo, vea J., Grubba & A. Rochowicz, ‘Social Rights in the Case Law of the High Administrative Court in Poland’, en K. Drzewicki et. A. (eds) op. Cit. (nota 7), p. 299-300. La naturaleza de todas estas obligaciones casi no permite su reformulación como un corolario del derecho potencial a las políticas a favor del empleo, pero sin embargo estas obligaciones imponen a los Estados una serie de funciones claras, de las cuales su implementación puede ser supervisada exitosamente tanto por los socios sociales domésticos, como por las entidades supervisoras internacionales. 11. Las Conclusiones El examen de los derechos relacionados con el trabajo dentro del concepto del derecho al trabajo y los derechos en el trabajo, permite la formulación de algunas conclusiones tentativas sobre su posición actual en la normatividad de los derechos humanos, su naturaleza legal y os retos que enfrentan. Aunque nuestro enfoque a través de este artículo ha sido en los aspectos legales de los derechos humanos, no se puede ignorar el desarrollo en cuanto a los patrones laborales globales, puesto que determinan el contenido y la viabilidad de los derechos relacionados con el trabajo. Sin tener este desarrollo y sus retos en cuenta, la idea de fortalecer los derechos humanos relacionados con el trabajo sencillamente sería impertinente, abstracta, mal dirigida y fútil. Desde este desarrollo, los siguientes se tienen que destacar para establecer una perspectiva apropiada para las discusiones adicionales de los abogados de los derechos humanos: la globalización de la producción y el empleo, el veloz cambio tecnológico, la creciente movilidad de la mano de obra, la atomización de los sitios de trabajo, el crecimiento del sector informal y la política del ajuste estructural.35 Todos estos puntos generan cambios estructurales de gran escala en los mercados laborales y resultan en prácticas flexibles de empleo y aumentos en situaciones atípicas de empleo (por ejemplo, el trabajo de medio tiempo, el trabajo temporal, el trabajo en casa, el auto-empleo y cambios en el horario de trabajo). Mientras las tasas oficiales de desempleo se quedan altas, se registra un aumento en un grupo desempleado ‘latente’ o ‘no declarado’ que confunde la distinción entre el empleo y el desempleo.36 Estas instancias ilustran el desempleo y la inseguridad laboral de los trabajadores. Por lo tanto, una creciente exclusión social está acompañada por la creciente exclusión de estándares laborales, y representa un patrón de la falta intencional de la aplicabilidad de los mínimos estándares laborales. Cualquier discusión sobre modalidades legales de los derechos relacionados con el trabajo, como consecuencia, no puede ignorar los intentos emergentes a limitar el enfoque de los sujetos y objetos de derechos sociales establecidos. Esto se vuelve cada vez más importante porque, actualmente hay una aceleración de la transferencia del poder entre las entidades, desde las nacionales a las internacionales y también incluye las supranacionales (por ejemplo, la Unión Europea), una transferencia, en la cual no resulta la transferencia de las responsabilidades al último mencionado. En cuanto a la posición legal de los derechos relacionados con el trabajo, ha sido planteado que las provisiones identificadas con sus partes componentes, constituyen una compleja y diversificada categoría legal. Por lo tanto, las demandas metodológicas nos Ver Report of the director General. Part. II: Activities of the ILO, 1992 – 1993. La Conferencia Internacional del Trabajo, la 81ª. Sesión, 1994, p. 42-44 y Defending values, Promoting Change. Social Justice in Global Economy: An ILO Agenda. Report of the Director General (part. I). La Conferencia Internacional del Trabajo, la 81ª. Sesión, 1994, p. 10-23. 36 Para más información, vea M. Hutsebaut, The Representation and Defence of Excluded Categories, with Particular Reference to the Unemployed, by the ETUC- Affuliated Trade Union, European Trade Union Institute Working paper, 1993, p. 4-5. 35 han impedido intentar formular conclusiones generalizadas sin ningún estudio más detallado de otros derechos específicos: Se ha propuesto dividir el área del derecho al trabajo y los derechos en el trabajo en los derechos relacionados con el empleo, los derechos derivados del empleo, la igualdad de trato y los derechos no discriminatorios y los derechos instrumentales. Una escogencia hecha en este capítulo para limitarse a los derechos relacionados con el empleo ha dado una base suficiente para derrocar o refutar ciertos puntos de vista tradicionales sobre, al menos, estos derechos. No obstante, se puede sugerir que estas conclusiones revelan un cierto grado de importancia de otros derechos sociales, puesto que el derecho al trabajo y los derechos en una situación laboral reflejan, como una muestra representativa, la mayoría de retos encontrados por los derechos económicos, sociales y culturales. Tomando los derechos relacionados con el empleo como una totalidad, se ha hechos posible y aconsejable identificar siete dimensiones separadas normativas, las cuales demuestran las diferencias en sus modalidades legales (la abolición de la esclavitud y prácticas parecidas, la abolición de trabajo forzado y obligatorio, la libertad de trabajo, la oferta de servicios gratuitos de empleo, el derecho a la protección del empleo y el derecho a la protección contra el desempleo). Este grupo supone ‘las libertades’ (‘de’ y ‘a’) y ‘los derechos’, y los derechos y libertades que legalmente se hacen cumplir. También incluye aquellos formulados como legalmente obligatorios, peor son compromisos y objetivos políticos, y están escritos principalmente en los términos de las obligaciones de los Estados.37 Estas diferenciaciones ejercen su influencia sobre los métodos y la implementación y su supervisión internacional. No obstante, todas estas modalidades, son diseñadas como reglas prescripctivas. Para más investigación, esto sugiere que se tienen que hacer esfuerzos más vigorosos para examinar la normatividad de los derechos sociales y sus subgrupos específicos.38 Los resultados de la positivización internacional de los derechos relacionados con el empleo parecen ser satisfactorios, pero están atrasados en la resolución de los nuevos retos identificables que limitan y marginan la aplicabilidad de los estándares laborales básicos. Además de estos síntomas, se debe notar el patrón hacia la desconstitucionalización de los derechos sociales, como ha sido demostrado por los Estados Europeos Orientales y Centrales en su cambio de rumbo hacia la economía de mercado libre y la democracia.39 Este positivo patrón, en general, desafortunadamente ha sido asumido una forma extrema de borrar extensivamente los derechos económicos, sociales y culturales de sus constituciones, en vez de reformularlas en lo posible, como derechos de auto ejecución. Estos patrones no hacen nada sino fomentar el Una semejante, pero menos extensa lista de derechos que constituyen el derecho al trabajo como ‘el derecho al bienestar social’ más importante, fue propuesta por D. Trubek. ‘Economic, Social and Cultural Rights in the Third World: Human Rights Law and Human Needs Programs’, en: T. Meron (ed.), Human Rigths in International Law: Legal and Policy Issuess, 1984, p. 232-233. 38 Las contribuciones a este fin ya están demostradas, inter alia, por H. Karapuu & A. Rosas. Èconomic, Social and Cultural Rights in Finland’, en: A. Rosas (ed.) International Human Rights Norms in Domestic Law: Finish and Polish Perspectivees, 1990,; M. Scheinin, ‘Direct Applicability of Economic, Social and Cultural Rights: A Critique of the Doctrine of Self-Executing Treatiess’; y V-P Viljanen, ‘Abstention and Involvement? The Nature of State Obligations under Different Categories of Rights’, ambos en: K. Drzewicki et al. (eds.), op. Cit. (nota 7). 37 39 Han aparecido sugerencias emanadas totalmente de legislaciones constituciones. Visiones d ela tradición ‘Cranstoniana’ tan confusas y extremistas, vea C. Sustein, ‘Against positive Rights: Why Social and Economic Rights Don’t Belong in the Constitution of the Post-Communist Europe’, East European Constitutional Review, Vol. 2 (1993), No. 1, p. 35-38. fortalecimiento adicional de la supervisión internacional de los derechos sociales para lograr efectos más penetrantes dentro de los sistemas legales domésticos. Este artículo ha demostrado que los derechos relacionados con el trabajo han logrado una etapa relativamente avanzada de la juridización, e incluso la normativización. En algunos casos, a pesar de la ceguera política, pueden ser protegidos a través de mecanismos típicos de los derechos civiles y políticos (por ejemplo, bajo la CPEDH). Esto puede ser el caso de la libertad del trabajo, incluyendo el acceso al servicio público, el derecho al seguro de desempleo o probablemente lo más prospectivo, el derecho a la no discriminación en la esfera social definible.40 De otro lado, vale la pena destacar la naturaleza limitada de tal estrategia, la cual debe ser fortalecida tanto por el desarrollo del establecimiento de estándares de derechos sociales, como por las regulaciones de la ley objetiva doméstica e internacional de asuntos sociales.41 De todas formas, una serie de derechos relacionados con el empleo parece ser un principio amplio de derechos humanos, no un derecho específico, puesto que está esencialmente diversificado en cuanto a sus modalidades legales, y puede que todas las personas perciban un contenido muy distinto. Tal vez sería aconsejable reconsiderar la validez de la terminología aplicada y referirse a los aspectos específicos de los derechos relacionados con el trabajo a su contenido actual y a sus características legales (los derechos o las libertades). Los derechos sociales, incluso los derechos relacionados con el empleo, jamás serán las únicas herramientas útiles y viables para resolver los problemas sociales mundiales a gran escala. Pero su papel instrumental para ese fin puede ser fortalecido, si, desde el principio se percibe su logro gradual desde una perspectiva de respeto de la dignidad humana y la libertad personal. Par apropuestas parecidas, vea M. Pellonpää, ‘Economic, Social and Cultural Rights’, en R. St. J. Macdonald et al. (eds.), The European System for the Proteccion of Human Rights, 1993, p. 969 –971. 41 Así fue dividido en proporciones dentro de las regulaciones enteras del derecho al trabajo por, inter alia, C. Tomuschat, ‘The Right to Work’, en: A. Rosas & J. Helgensen (eds.), Human Rights in a Changing East-West Perspective, 1990, p. 1995 –1999. 40