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IDEAS CLAVE PARA UNA EXPOSICIÓN SISTEMÁTICA DEL PENSAMIENTO DE
ARISTÓTELES.
1.- El punto de partida de la reflexión filosófica aristotélica
es el rechazo a la Teoría de las Ideas de Platón. Aristóteles
comparte con su maestro el interés y la confianza por alcanzar
la verdad y la necesidad de la existencia del conocimiento
absoluto (ciencia-episteme). Pero, alejándose de él, afirma que
la realidad de la que debemos partir para alcanzarlo, es la de
las cosas concretas que nos rodean y que percibimos por los
sentidos.
La esencia de las cosas, lo que son, no está separada, en
el mundo de las Ideas. La esencia para Aristóteles es inmanente,
está en las cosas mismas. A partir de su estudio empírico
podemos alcanzar la verdad.
En conclusión, Aristóteles se enfrenta al
esfuerzo de
hacer ciencia de lo concreto-sensible.
2.- CLASIFICACIÓN DEL SABER. LA LÓGICA. LA ABSTRACCIÓN.
Platón reduce el ámbito del saber (episteme-ciencia) al
conocimiento matemático y a la dialéctica, no hay saber de lo
sensible. Además entiende que el edificio de la ciencia tiene
sentido porque implica un ascenso gradual a la ciencia suprema
(dialéctica-conocimiento de las Ideas).
Aristóteles contempla como posible la ciencia de lo
sensible y clasifica los saberes basándose en el objeto de
estudio de los mismos, no como una totalidad que cobra sentido
por la aproximación a un grado máximo de conocimiento (ver
cuadro: DIVISIÓN DE LAS CIENCIAS EN ARISTÓTELES. Pag. 52). Por
ejemplo el saber del médico (productivo), tiene la misma
garantía de verdad que la física (saber teórico), si cumple los
requisitos necesarios para llegar a la verdad, requisitos
establecidos por la Lógica.
Nuestro autor no incluye a la Lógica en la clasificación de
los saberes. La considera un instrumento (Organon) que las
ciencias deben usar en su búsqueda de la verdad. La Lógica
establece por tanto las condiciones del razonamiento verdadero.
La Lógica aristotélica tiene dos partes:
-Lógica inductiva en la que se determina la forma
correcta de obtener conclusiones universales a partir de la
experiencia de lo particular (inducción).
Como hemos afirmado antes, este es un aspecto fundamental
del sistema aristotélico. En relación con esta cuestión nuestro
autor elaboró una teoría sobre la formación de los conceptos
universales: La teoría de la abstracción. La abstracción es el
proceso por el cual logramos prescindir de los aspectos
particulares de algo y remontarnos a lo que ese algo tiene en
común con otros(lo universal). El proceso de abstracción, como
es obvio, comienza con la captación por medio de los sentidos de
una imagen o representación concreta de una cosa. Esta
reproducción particular del objeto queda grabada posteriormente
en la imaginación. A partir de ella, el entendimiento agente
universaliza, abstrae lo universal y el entendimiento paciente
recibe
del
agente
los
datos
universales.
Así
conoce
universalmente.
-Lógica deductiva en la que se determina la forma
correcta de obtener a partir de proposiciones universales,
obtenidas por inducción, otras proposiciones menos universales o
particulares (deducción). Como el silogismo es el razonamiento
que nos permite establecer deducciones (demostraciones), la
cuestión es determinar cuáles son los silogismos correctos.
3.- EL SER Y EL CAMBIO.
Aristóteles en su Filosofía Primera sienta las bases para
la comprensión del ser, de lo real, entendido como cosa concreta
(sustancia-ousía). Entiende el SER de tres modos distintos:
-Sustancia Primera (Sócrates es calvo): es el ser en su
sentido fundamental, la cosa individual que existe por sí misma
y soporta los accidentes (sustancia: sub-stantia), el sujeto
último del que todo se predica
-Accidente (Sócrates es calvo): es el ser en otro, no
existe por sí mismo. Los accidentes existen en una sustancia
pero nunca por sí mismos. Son accidentes la cantidad, la
cualidad, la relación, el lugar, el tiempo, la posición, el
estado, la acción y la pasión.
-Sustancia Segunda (Sócrates es hombre): es el atributo
esencial que se predica del sujeto (sustancia primera). Se
identifica con la esencia universal aplicable a todos los
individuas del mismo género y especie: el conjunto de notas que
se predican de una cosa real y que se expresan en la definición.
Las cosas “encierran” algo universal que permite que, siendo
particulares, concretas y sensibles, podamos alcanzar sobre
ellas un conocimiento universal y necesario (saber absolutociencia-episteme).
De este modo Aristóteles clasifica y ordena todo lo real.
Pero, como el ser son las cosas concretas y estas son
cambiantes, su comprensión implica necesariamente la explicación
del CAMBIO. Aristóteles distingue dos tipos de cambio:
-El cambio sustancial: es aquel que supone una modificación
fundamental de una sustancia, se refiere, por tanto, a la
generación y corrupción de las sustancias.
-El cambio accidental: es aquel que no afecta a la
sustancia, sino a sus accidentes.
Dependiendo de la clase de accidentes que sean modificados,
Aristóteles clasifica en tres los cambios accidentales:
1.
Cuantitativo: afecta a la cantidad. Es el
crecimiento y la disminución de una sustancia o de un
accidente de la misma.
2.
Cualitativo: es el cambio en las cualidades de
una sustancia.
3.
Locativo:
es
el
cambio
de
lugar
o
de
traslación.
Para la explicación del cambio es necesario tener en cuenta
tres elementos: la materia o substrato,
la forma y la
privación.
-La materia es el elemento a partir del cual, como elemento
constitutivo, cambia, se modifica o surge algo. La materia es
lo que permanece, lo que subsiste bajo todos los cambios como
substrato. Así pues, no hay paso del ser al no-ser (como
afirmaba Parménides), sino de un ser a otro en una misma
materia.
-La forma es el ser actual que, al darse el cambio
sustancial, desaparece, apareciendo un nuevo ser, una nueva
determinación de la materia, una nueva forma.
-La privación es aquella forma que un ser no posee, pero
que puede llegar a poseer. Es un modo de no-ser relativo, no es
en un determinado momento, pero puede llegar a ser. (También en
esto radica la superación de Parménides). La privación incluye
por tanto la potencialidad de pasar a ser algo distinto, pero no
cualquier cosa.
En consonancia con este análisis, Aristóteles desarrolla el
Hilemorfismo, teoría según la cual la materia (hylé) y la forma
(morphé) constituyen la sustancia. Ambas están unidas y no
pueden darse separadas (salvo en el caso del motor inmóvil)
De modo que, recogiendo lo afirmado anteriormente:
-La materia es lo que permanece en todo cambio. Además
incluye las características de indeterminación y potencialidad.
La materia es el ser en potencia.
La potencia expresa el
repertorio de posibilidades de cambio que aún no están
realizadas (indeterminación), pero que, en un momento dado,
pueden darse. La potencia es el poder ser, el poder llegar a ser
algo distinto.
-La forma es lo que cambia. Es aquello en virtud de lo cual
algo se configura como lo que es: el principio de determinación
de la materia, el ser en acto,
porque actualiza una de las
potencialidades de la materia apareciendo de este modo una nueva
sustancia.
La forma se identifica con la esencia, puesto que es la
determinación del ser, a partir de la cual puede ser definido.
La materia constituye el principio de diferenciación entre los
individuos de una misma especie. Puesto que todos tienen la
misma forma (esencia), la diferencia estriba en la materia.
Como observamos materia y forma son dos principios
explicativos del cambio. Pero no son los únicos. Aristóteles
entiende que para dar razón completa del ser y del cambio, hay
que incluir otros dos principios explicativos, que desarrolla en
la llamada TEORÍA DE LAS CUATRO CAUSAS.
Por causa
nuestro autor entiende el porqué de algo, y se
alcanza el conocimiento pleno de ese algo cuando se conoce su
causa. Aristóteles distingue cuatro causas:
-Causa
alfarero.
material
(materia):
el
barro
que
utiliza
un
-Causa formal (forma): La obra del alfarero terminada, por
ejemplo un botijo, que primero está en su mente como proyecto.
Sobre estos dos tipos de causa a hemos profundizado más
arriba.
-Causa eficiente (agente): El alfarero con sus manos y
herramientas. Lo que inicia el proceso de cambio. El motor del
mismo.
-Causa final (fin): El nuevo botijo servirá para sustituir
al antiguo que, por desgracia, se rompió hace unos días. El
alfarero tendrá de nuevo agua fresca en el verano. Aquello para
lo que algo cambia.
De este modo el cambio parece suficientemente explicado.
Pero la reflexión aristotélica no se queda aquí. A partir del
análisis de la
causalidad del ser y el cambio, Aristóteles
llega deductivamente a la demostración de la existencia de un
MOTOR INMÓVIL, que explicaría en último término el dinamismo de
la naturaleza.
Todo lo que se genera ha tenido la capacidad de generarse,
pero requiere una causa distinta de para llegar a ser, un motor
o causa eficiente. Del mismo modo, el motor necesita una causa
(otro agente, un nuevo motor) que lo actualice como ser capaz
de mover, es decir, todo motor es a su vez movido.
Nos encontramos, pues, aparentemente, ante una serie
infinita de motores, que no daría cuenta del ser actual que
estamos observando porque no explicaría el hecho mismo del
inicio de la serie de movimientos. Por lo tanto, como existe el
movimiento, tiene que existir un primer motor.
Este primer motor no puede ser movido: no puede provenir de
una potencialidad anterior que haya sido actualizada por otro
ser, puesto que de este modo perpetuaríamos la serie, lo que no
nos sirve para explicar el movimiento. En conclusión, este
primer motor es un motor inmóvil y es acto puro, no tiene
ninguna potencialidad. Además como forma y acto se identifican,
debe ser algo absolutamente inmaterial. Por ello es puro
pensamiento, pensamiento que se piensa a sí mismo, puesto que
representa la perfección del ser.
Pero ¿es posible que un ser inmaterial pueda ser la causa
del movimiento o cambio del resto de seres, que son materiales
porque están compuestos de materia y forma? La respuesta de
nuestro autor es que el motor inmóvil, que es demostrado
deductivamente como causa eficiente primera del movimiento,
mueve como causa final (en él causa eficiente y final se
identifican). El orden y el dinamismo de la naturaleza son fruto
de la tendencia de esta hacia la perfección, cuya realización es
el motor inmóvil. He aquí la base de la interpretación
teleológica (telos=fin) que Aristóteles tiene de la naturaleza.
Todo ser natural cambia para acercarse a la perfección.
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