El trabajo social en España; Barbero

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INTERVENCIÃ N INDIVIDUALIZADA Y CON GRUPOS PRIMARIOS. GRUPO: G. CURSO:
2003/2004.
RESUMEN DEL TEXTO DE J. M. BARBERO
“EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÃ A”
( El trabajo social como intención y proyecto).
ANTONIO ROS SELLÃ S.
1.- EL TRABAJO SOCIAL COMO INTENCIÃ N Y PROYECTO
La definición actual de trabajo social (TS); es aquella intervención profesional racional y organizada que se
hace en una realidad social que se debe conocer y comprender para después proceder a transformarla y
mejorarla. Se dirige a personas, familias, grupos y comunidades. En la práctica profesional, se imagina como
un servicio orientado por el conocimiento, como proyecto o, incluso, como un modelo de acción. Se imagina
como un conjunto coherente de acciones que responde al análisis de un entorno y que pretende producir
unos resultados previstos
Tres principales componentes del proyecto en TS, a saber; 1) contexto o entorno de la necesidad y de la
intervención; 2) programa de intervención; y 3) Resultados.
De esta manera, percibimos el TS como un conjunto coherente de acciones que responde al análisis previo
de un entorno y que, además, pretende producir unos resultados previstos. Una actuación bien pensada y
bien llevada a cabo es un instrumento inestimable para conseguir mas rápidamente objetivos o para
conseguirlos mejor.
Objetivos de proceso y experiencias significativas
Los grandes objetivos en TS son poner en marcha y mantener procesos en los que se implica una amplia gama
de aspectos sociales y personales.
El concepto de “desarrollo social”; trata de proceso integral que comporta una dimensión económica, social
y humana. Para J.P.Hiernaux, “desarrollo social” designa dos cosas diferentes; dinamización social y
promoción social. El vÃ−nculo entre las dos acontece cuando la dinamización social es concebida y llevada
a cabo como condición de la promoción social. El objetivo de proceso indica que las situaciones sociales y
problemas complejos pueden afrontarse mediante procesos ricos y duraderos que permitan cambios en
diversos aspectos de la vida. Ni el desarrollo de la personalidad, ni la integración social, ni la inserción de
excluidos se consiguen con atenciones o actividades aisladas. Todos estos objetivos necesitan de procesos
importantes que el TS debe facilitar y, en los cuales, aquellas intervenciones puntuales toman sentido.
Para las poblaciones afectadas, los procesos de inserción deberÃ−an ser experiencias significativas, que
tengan como efecto su fortalecimiento personal y social (de recuperación-acceso a bienes sociales) que
permitan la recuperación de la plena ciudadanÃ−a y de la seguridad. Dar, sentirse útil, implicarse, ser
protagonistas de las decisiones; para las personas todas estas acciones son significativas. Los sujetos son los
protagonistas que pueden integrar en su vida, de manera genuina, las dimensiones variadas de un proceso.
El énfasis en la participación
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El énfasis en la necesidad de participación de los sujetos destinatarios ha sido provocada por la
comprensión de los procesos del TS como experiencias significativas.
La falta de participación de los sujetos o colectivos destinatarios es causa de la “falta de consciencia” y de la
“identificación colectiva”. La implicación individual y la organización colectiva se convierten en una
posibilidad real cuando afloran la conciencia de necesidad y la creencia en la posibilidad de solución entre
las personas y colectivos destinatarios. El trabajo social posibilita que las carencias se conviertan en necesidad
a través de proponer soluciones. La acción social requiere que sea el TS el que vaya al encuentro de las
necesidades ( no se puede estar en simple espera, pues, muchas veces, las poblaciones minoritarias no
-siempre- viven su carencia como necesidad). Generar el sentimiento de necesidad es una tarea imprescindible
del TS (a través de la información activa, denuncia de la situación). En este sentido, el eje fundamental
de la acción serÃ−a estimular la consciencia de necesidad y el descontento por la situación. Se tratarÃ−a
pues, de que la información sobre el problema conduzca a una acción viable, y que no provoque
frustración o inacción.
Los “problemas sociales” tienen un carácter fenoménico; la legitimación como problemas sociales la
realizan grupos, instituciones y personas muy influyentes en la construcción de opiniones colectivas y
públicas. Estos fenómenos también se deben de extender al conjunto de la sociedad como tareas de
sensibilización ( además de que ciertas definiciones de lo que es bueno o deseable varÃ−en). El
emparejamiento entre la propuesta de soluciones y el reconocimiento de las necesidades provoca considerar
que las tareas relacionadas con la proyección, diseño de programas y elaboración de propuestas se pueden
dar, siempre, que se realicen con la participación de las personas, brindándoles una oportunidad de
concienciación y de acción.
Poner las destrezas técnicas a disposición de grupos y personas es un reto no exento de contrariedades. Se
requiere, pues, del profesional unas cualidades relacionales y de comunicación apropiada a las
caracterÃ−sticas de las poblaciones destinatarias.
El énfasis en la necesidad de participación e implicación de la población destinataria llevó a definir el
rol profesional, éste debÃ−a de estar orientado por el principio de “no-directividad”. Sin embargo, la
directividad puede ser mayor o menor pero difÃ−cilmente puede ser negada, por lo tanto, estamos hablando
de un principio paradójico. Además, este énfasis participativo que realiza el trabajo social es a la vez
expresión de las dificultades y de los fracasos para conseguirla. Los proyectos de intervención manifiestan
la necesidad de un cambio en las relaciones de poder entre los profesionales, los servicios y los sujetos
afectados.
Estructura del procedimiento en TS
El reto profesional es promover procesos personales o colectivos de inserción social a través de establecer
un conjunto de oportunidades para que tengan lugar las citadas experiencias significativas. La perspectiva
metodológica del trabajo social considera central la relación entre la naturaleza compleja de los problemas
y objetivos y las caracterÃ−sticas procesales de sus intervenciones. Los métodos tradicionales en los que el
trabajo social basa buena parte de su identidad son; el trabajo social de caso, el trabajo social de grupo y el
trabajo social comunitario.
Es importante remarcar que existen problemas en la clasificación de los tres métodos tradicionales, como
son; a) las dificultades de aplicación del concepto “comunidad” en los paÃ−ses francófonos; y b) la
trilogÃ−a clasificatoria que remite a una categorización de las orientaciones metodológicas de prácticas
del trabajo social, pero que fracasa en subsumir otros sentidos que se les atribuye.
Desde la sociologÃ−a se ha subrayado la importancia de tener en cuenta la distinción entre problemas
personales / problemas de coyuntura (que son asuntos particulares) y los problemas colectivos de estructura
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social (que son asuntos de carácter público).
A medida que el TS iba desarrollando los tres grandes métodos, iba a la vez sintiéndose insatisfecho con
el modo en que estos últimos evolucionaban. Principalmente ese sentimiento de insatisfacción se debÃ−a a
dos hechos básicos; 1) el trabajo social con casos habÃ−a adoptado una orientación psicológica y, 2) al
comprobar que no parecÃ−an estar conectados unos con otros.
En la actualidad, la estructura del procedimiento en el TS tiende a identificarse con un método de carácter
genérico y prevé el uso de fuentes de conocimientos cientÃ−ficos y de la investigación en la
constitución de los conocimientos diagnósticos.
Grandes estrategias de abordaje en TS
Ante tales dificultades, hay que describir un método central, diferenciador de las orientaciones
metodológicas. El criterio para identificar dicho núcleo central es observar los tipos de relaciones sociales
que dichos abordajes enfatizan en sus propuestas de intervención.
Las tres grandes estrategias de abordaje de las situaciones sociales son:
1) Abordaje individual de situaciones sociales personales (TS de casos)
El sujeto protagonista es la persona. El abordaje se concentra en las relaciones bidireccionales
individuo-sociedad y en la personalidad. Los retos profesionales están basados en el establecimiento de
relaciones de calidad entre profesional y cliente; en la implicación/movilización del sujeto en proyectos de
mejora; en la mediación profesional; en la reconstrucción de la esfera social del sujeto y, en el acceso a la
ayuda o recursos institucionales.
2) Abordaje de situaciones sociales personales en entornos grupales (TS de grupo)
El sujeto protagonista es el individuo en las relaciones intragrupales que se convierten en experiencias
sociales significativas. Concentra su interés en las relaciones que establece el individuo en un grupo y en el
grupo como resultado de las relaciones interpersonales.
En esta propuesta metodológica, la presencia del grupo es débil. Además de ser un medio de tratamiento,
el grupo también aparece como instrumento para valorar y/o diagnosticar necesidades, habilidades,
comportamientos individuales.
3) Abordaje de situaciones sociales colectivas mediante el desarrollo de procesos organizativos (TS
comunitario y grupos de acción social)
El foco del TS comunitario se centra en la creación y mantenimiento de un grupo en torno a un proyecto
colectivo de mejora. Sus autores dejan clara una estructura de procedimientos que tienen como operaciones
comunes:
• El descubrimiento de necesidades y potencializar el espacio social donde se trabaja.
• Tomar contacto, reunir a gente, desarrollar la voluntad de trabajar.
• Establecer estructuras colectivas, reparto de tareas.
• Identificar y elaborar objetivos, clarificarlos, priorizar.
• Mantener la organización activa.
• Cuidado de las relaciones, ayudar en la comunicación.
• Apartarse y concluir.
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Estas estrategias se ven favorecidas cuando el profesional es miembro de un equipo y trabaja para desarrollar,
dentro de la organización, la comprensión del TS y de los diferentes retos de cada situación.
Lo propuesto para las poblaciones destinatarias también es esencial para los profesionales. De esta manera,
el grupo aparece como un sujeto de relaciones de reconstrucción social. El protagonismo lo adquiere el
grupo, y el abordaje se concentra en las relaciones del propio grupo y de éste con la sociedad.
Lo microsocial y lo concreto: reducir la complejidad
El abordaje del trabajo social se asienta sobre tres principios que suponen cierta reducción:
• El TS se mueve en el nivel de lo microsocial (engloba al individuo y a su sociedad más próxima).
• El carácter complejo se atribuye a situaciones concretas y particulares. Las situaciones-problemas a los
que se enfrenta el TS no son realidades caóticas o inabordables. Pero el enfrentamiento práctico de
situaciones complejas implica siempre una selección y una reducción de los puntos de abordaje).
• El enfrentamiento práctico de situaciones complejas implica siempre una selección y una reducción de
los puntos de abordaje.
En una visión actual del TS, la integración de acciones se opone a la tendencia disgregadora resultado de la
división institucional y profesional en ámbitos de intervención especÃ−fica.
La definición de una estrategia de integración se asentarÃ−a en base a dos proposiciones, a saber; 1) para
combatir un fenómeno multidimensional hace falta también una acción multidimensional, y 2) el sujeto
es el elemento central en la integración de acciones y recursos.
Es importante recordar que el TS ha seguido una tradición que subraya la complejidad de los fenómenos
sociales con los que se enfrenta (pobreza, marginación, discriminación), la multiplicidad de sus causas y de
los efectos que provocan se combinan y acumulan de manera que las poblaciones están faltas de
oportunidades de inserción.
El Trabajo Social y las relaciones sociales de marginación
La preocupación por la globalidad y la integralidad del abordaje es consecuencia de la intervención en
relaciones sociales de marginación. El carácter mutuo de este ajuste es esencial, pero la fuente genuina de
especificidad del trabajo social es el interés por conocer y por utilizar el entorno social y sus recursos como
instrumento en el desarrollo de la persona.
A menudo, se ha expresado como objetivo del TS el desarrollo de ajustes mutuos entre sujeto/s y entorno
social. Este carácter mutuo del ajuste social es esencial, pero la base de la especificidad del TS es el
interés por conocer y por utilizar el entorno social y sus recursos como instrumento en el desarrollo de la
persona. Se trata de enfatizar el entorno social; visto como un poderoso instrumento tanto para cambiar las
situaciones problemáticas personales o colectivas, como para poder comprenderlas.
El concepto de entorno social designarÃ−a a las relaciones sociales que nos envuelven. Desde este prisma, la
actividad que caracterizarÃ−a al TS serÃ−a la preocupación por cómo conocer y modificar; las relaciones
de las poblaciones y personas destinatarias con su grupo y con los demás. El TS se ocupa de problemas muy
variados en la medida en que van acompañados de posiciones de vulnerabilidad social. Tener clara esta
especificidad permite trazar los lÃ−mites de la intervención del TS y de su conocimiento.
2.- El TS COMO ÔMBITO
El TS como ámbito de prácticas actual e histórico
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El TS se comprende de manera más completa, cuando además de cómo un actor racional-intencional se le
considera también como un ámbito de prácticas con carácter histórico que se actualiza dentro de
organizaciones (servicios sociales, sanitarios, educativos, penitenciales) que componen sistemas complejos de
interacción social
Los componentes que nos permiten comprender el TS como un ámbito son, fundamentalmente tres:
• Un sistema de interacciones sociales entre agentes o actores sociales diversos (individuales o
institucionales), que permita aflorar las relaciones, perspectivas y puntos de vista diversos.
• El sistema complejo de interacción aparece influido por múltiples aspectos del contexto social.
• Las consecuencias son bastante complejas de interpretar y muy ambiguas (muchos de los resultados no
tienen que ver con nuestros propósitos).
El TS se comprende mejor, si se conectan las problemáticas que se tratan con aspectos de la realidad; no son
fenómenos al margen de la sociedad, sino que son constitutivos de la sociedad. La comprensión del trabajo
social incrementa cuando se le considera un hecho conectado con la realidad social, en cuya base, existen
relaciones de dominio entre grandes agregados sociales con posiciones, estatus y poderes desiguales. Esas
relaciones de dominio, se encuentran inscritas en las caracterÃ−sticas de las poblaciones que el trabajo social
atiende históricamente: dominaciones de género, de clase, étnicas, de edad.
El TS es un tipo de relación profesional que puede desarrollarse en entornos organizativos muy diversos. De
tal manera que el TS también se puede entender como un ámbito que incorpora tanto prácticas de
interacción como prácticas institucionales. Esto nos ayudarÃ−a a comprenderlo en sus relaciones con otros
ámbitos y también a entender por qué ciertos objetivos son comunes entre varios de ellos. Los agentes
que intervienen y las relaciones que se establecen tendrÃ−an relación con el valor sociopolÃ−tico e
ideológico de los bienes que en él estén en juego y, por tanto de las competencias que le otorga la
polÃ−tica social.
Ambigüedades y contradicciones
El objeto teórico y práctico del trabajo social son algunas de las relaciones de marginación e inserción.
Es, precisamente, este objeto el que se encuentra en el centro de las profundas contradicciones y
ambigüedades del trabajo social. Sin embargo, la ambigüedad es una cualidad constitutiva de múltiples
espacios sociales, en tanto resulta difÃ−cil, encontrar relaciones o procesos sociales unilateralmente
transformadores, reproductivos o cumulativos. El reconocimiento de la ambivalencia es muy útil.
Las relaciones de trabajo social aparecen sometidas a la tensión de fuerzas a menudo contradictorias que dan
cuenta, en parte, de esas ambigüedades.
Debilidades
Las relaciones que establecen los trabajadores sociales se ven también condicionadas por el estatus
socio-profesional que se adscribe a la disciplina y también en el que se inscribe. AsÃ−, las posiciones que
ocupa el TS en el sistema socio-profesional desde sus cualidades objetivas son; a) insuficiencias cientÃ−ficas,
b) Estatus socio-profesional todavÃ−a bajo ( aún se considera como una disciplina feminizada).
Los trabajadores sociales ocupan posiciones dentro de las organizaciones que no permiten disponer de un
capital social relevante. Las formaciones de grado medio (Diplomado en TS y en Educación Social) se
encuentran sobrerrepresentadas en las tareas de acción directa, mientras que tienen presencia más débil
en las tareas de planificación, programación y evaluación (reservados a titulados de grado superior)
El peso de las determinaciones externas.
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El trabajo social seria una institución incomprensible si sólo se tomaran en cuenta sus propias
caracterÃ−sticas internas. La mostrada debilidad de posiciones socio-profesionales y de medios disciplinares
de los trabajadores sociales, es la que nos permite remarcar el peso de otras determinaciones externas. Es
entonces cuando el TS aparece como emergencia de tensiones que se producen entre las propias cualidades y
las exigencias del contexto social amplio. Se remarca que el TS se tiñe del color del marco polÃ−tico en que
se desarrolla, de ahÃ− la insignificancia durante la dictadura y la relevancia (que debÃ−a tener) en la
democracia española.
El contexto social actual
Las prácticas del TS (de cada momento) no podrÃ−an ser comprendidas sin considerar las grandes
permanencias y transformaciones que se producen en la sociedad.
En la actualidad las variables más influyentes son:
• -La crisis del Estado de Bienestar vinculada a la reducción drástica del gasto público.
• -El Estado de Bienestar en España, su singularidad dada por una atrofia de la protección social al
finalizar el franquismo.
• -Crecimiento de la vulnerabilidad de las clases populares.
• -Transformaciones socio-económicas, polÃ−ticas y laborales que dan lugar a un nuevo modelo de
desarrollo capitalista.
• -Cambio de las modalidades de intervención del Estado; de las polÃ−ticas de integración se pasa a las
polÃ−ticas de inserción.
• -Desarrollo de un individualismo negativo.
• -Desmovilización social, caÃ−da de la participación social pronunciada a lo largo de la década de los
80.
Además de estas variables, hay varias circunstancias que determinan ese desplazamiento en los niveles de la
participación, como son; el paro, los mecanismos institucionales de representación y corporativos que
tienden a regular el conflicto social y, por último, porque somete a consideración el propio papel de los
discursos ideológicos.
Nuevas modalidades de intervención.
En este contexto de transformaciones debemos inscribir los cambios en las prácticas del TS (que pasa a ser
un importante instrumento en el diseño y ejecución de las nuevas intervenciones estatales). Las
transformaciones de mayor peso son:
• Surgen nuevas modalidades de intervención en el trabajo social que ponen en crisis las competencias del
trabajador social clásico.
• Nunca como ahora la polÃ−tica se ha interesado en el seguimiento de los proyectos de trabajo social
Intereses e ilusiones de los trabajadores sociales y su influencia en la intervención
Las relaciones que se dan en el TS son también emergencia de las caracterÃ−sticas objetivas de sus agentes
y de las caracterÃ−sticas de los estratos sociales en que se reclutan.
Las instituciones buscan en el ámbito importantes resultados simbólicos. Para las poblaciones/clientes el
ámbito es, también, un espacio social en el que se juegan bienes (el juego implica tensiones y luchas entre
los propios grupos profesionales o corporativos).
La formación de los servicios sociales modernos, provoco que la profesión se convirtiera, en un referente
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de colocación ( rápida y segura) en un entorno de crisis industrial.
La seguridad ocupacional y la mejora de los estatus de origen, explican, no sólo la elección de la
profesión, sino que también la estabilización en su ejercicio.
Hoy en dÃ−a, las interpretaciones que relacionan funciones latentes y caracterÃ−sticas sociológicas de los
agentes deberán reformularse en función de los cambios en el perfil sociológico de los trabajadores
sociales. En lo que se refiere al perfil ideológico y la arena polÃ−tica, los trabajadores sociales se ubican en
posiciones de izquierdas, perdiendo mucho terreno las ideologÃ−as religiosas.
3.- BIBLIOGRAFÃ A
· Barbero, J. M. ( 2002) “El trabajo social en España”. Zaragoza. Mira ( capÃ−tulos 1 y 2) pp. 15-90.
En los siguientes párrafos y hojas de este resumen, el término trabajo social es abreviado por las siglas;
TS.
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