Análisis Metafísico de la Comedia Aristofánica

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Juegos Florales 2007
Categoría: Ensayo
Pseudónimo: Ditirambo
Análisis metafísico de la Comedia
Análisis metafísico de la Comedia
“..Hay mucho más de cómico que de
Trágico en el mundo;
Se ríe mucho más a menudo que se llora.”
Friedrich Whilhem Nietzsche1
Nunca una época fue tan importante para la humanidad y para su historia como lo fue la Grecia del
siglo V a. C. Aquella Grecia de Pericles, de Heródoto, de Sócrates y Esquilo, marcó el inicio de
nuevas artes que en la actualidad, de una manera subrepticia, rodean nuestras más íntimas
relaciones sociales y hasta existenciales. La Tragedia y la Comedia fueron también hijas de ese
siglo eterno, de esos personajes que, como sus dioses, prevalecen inmortales en la inmanencia de la
vida; la Comedia y la Tragedia son inmanentes en la propia historia del hombre. Pero, ¿la Comedia,
trascendente en nuestra vida?, ¿puede esto ser posible? Lamentablemente, el desarrollo de la
Comedia, desde su visión trascendente o metafísica, ha sido dejado de lado por todos nosotros,
conduciéndonos en muchos casos al desprecio por este Arte, catalogándolo estéticamente como un
simple teatro burlón o grosero, infestado de una malsana ironía que da lugar al ridículo a través del
error y desgracia2 ó, como afirmaba Aristóteles, propia de “hombres peores, (...) donde lo ridículo
es parte de lo vergonzoso”3. Sin embargo, el presente ensayo, no se abocará en la superficialidad
estética de este Arte en cuestión, debido a que ésta solo es una manifestación de la verdadera
esencia que posee la Comedia. Es decir, esta última no está constituida por los chistes burdos,
sátiras risibles, vestimentas ridículas o una clase de risa como forma superficial e inmediata opuesta
a una argumentación. Muy por el contrario, lo que hasta ahora nosotros hemos señalado como
Comedia ha sido solo la manifestación de su metafísica. Debido a esto, el presente análisis trata a la
Comedia desde un punto de vista más profundo de lo que este Arte representa para la vida, una
metafísica de la Comedia. El objetivo de este ensayo es evaluar y analizar el desarrollo de la
Comedia y su repercusión tanto en el Arte como en la vida del hombre, y llegar así a una conclusión
metafísica (entendiendo esta última como lo “más allá de lo físico” de la Comedia) íntimamente
ligada al hombre. Al terminar este breve ensayo se entenderá el porqué de esta relevancia, el de la
Comedia en su concepción esencial en la vida de todo hombre: se puede reír mucho más a menudo
que llorar en la vida.
1
Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado humano. § 169
Cf. Platón, Filebo 48a-50b
3
Aristóteles. Poética, 1449 a 30
2
1
El Nacimiento de la Comedia: la denuncia como metafísica de la Comedia
Comedia, ¿parodia patibularia, burda ironía o profunda concepción existencial del ser humano
como parte de una era post industrial? La metafísica de la Comedia no explora las bases estéticas o
superficiales que posee este Arte, sino que indaga la causa de ésta, es decir, aquello que se
encuentra detrás de todos sus chistes y parodias, aquello que explica su conducta y motivación en el
Arte y (en un tono mas atrevido) en nuestras vidas. Para comprender los elementos que conforman
realmente a la Comedia, es decir, su metafísica, es primordial sumergirnos en la historia de esta
última, una historia que germina en la Grecia del siglo V antes de nuestra era. La Comedia sienta
sus raíces en Grecia, siendo la Comedia Ática la más primitiva pero a la vez la más simbólica entre
las Comedias que conocemos en la modernidad. Fue en esta Comedia antigua ática donde se
destacó el que sería el más importante precursor de este Arte en la historia del teatro, a quien, en el
presente ensayo, se tomará como semiótica de la Comedia: Aristófanes. Este comediógrafo,
representante de la Comedia ática en Atenas, fue el más reconocido en las Dionisias Urbanas y
principalmente en las Leneas4, siendo el más aplaudido entre Cratino, Eupolis y Crates, los
comediógrafos “colegas” de Aristófanes en estas celebridades. Asimismo, en sus Comedias, de las
cuales solo se preservan 115, prolifera un arte crítico de denuncia, de conflagración jovial del
pueblo frente a las instituciones “respetables” de Atenas.
Pero, para poder exponer la metafísica de la Comedia y el aporte de Aristófanes con respecto a este
Arte es necesario analizar su raíz etimológica. Por un lado, Aristóteles, en La Poética, afirmaba que
la Comedia había nacido del canto fálico de ebrios que iban vagabundeando de “ciudad en ciudad,
ya que no eran tolerados permanentemente en ellas”6. El filósofo deduce esto basándose en la
derivación etimológica que daban las ciudades con respecto a la Comedia, proviniendo ésta de
Koomoodía (canto de los kóomos), que a su vez proviene del griego koómaas (κώμας) (comitiva de
personas que bailaban y cantaban). Sin embargo, investigaciones posteriores7 afirman la errónea
visión de Aristóteles con respecto a la etimología reafirmando así la teoría etimológica de la doria
antigua8. Estos estudios atribuyen, de forma más precisa, que la raíz de Koomoodía no es koómaas,
sino koómee (aldeas), esto relacionando con las denuncias que hacían las aldeas con referencia a las
críticas en contra del poder político ateniense debido a la ignominia que éste le causaba al pueblo.
4
Fiestas Dionisiacas celebradas en el mes de Gamelión (Enero-marzo) donde se llevaban a cabo las comedias.
Los Arcanienses, Los caballeros, Las nubes, Las avispas, La paz, Las Aves, Lisistratas, Las ranas, Las
asambleístas, Pluto y La ecdesiazusae.
6
Aristóteles, Poética 1448 a 35
7
Cf. Dübner, La Comedia en los prolegómenos a los escolios de Aristófanes 1969, París 1887
8
Cf. A. Petrie; Introducción al estudio de Grecia. México DF: Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 160.
5
2
Esta denuncia era manifestada a través de parodias cómicas o chistes políticos que eran perpetrados
por los pobladores en rondas nocturnas. Es aquí en donde nace verdaderamente la Comedia y el
compromiso aristofánico con respecto a este Arte; el de la denuncia. La tarea profunda de toda
Comedia no es por consiguiente la burla inmediata o los grotescos chistes; por el contrario, lo que
se encuentra por detrás de esta física es el fin último: la denuncia.
La Comedia antigua, es decir, la Aristofánica, era una puerta abierta para que el pueblo pudiera
denunciar lo más relevante que determinaba su vida (ya negativa o positivamente). Esta libertad de
denuncia se veía también en los autores de las obras cómicas, en la onomasti komoidein9, y en la
capacidad que poseían los comediógrafos de poder hacerla efectiva. La denuncia, por ende, se
convierte en la metafísica de la Comedia. En los Arcanienses10 (Αχαρνής) por ejemplo, la denuncia
del pueblo y del propio comediante era la necesidad de paz y la crítica hacia la guerra (los primeros
años de la guerra del Peloponeso) como efecto de una decisión personal de Pericles. Se puede
resaltar en esta obra no solo la sagacidad de denuncia, sino también, la voluntad y el valor del
propio comediógrafo de hacerla efectiva. Aristófanes habló de paz frente al pueblo ateniense en
aquellas circunstancias (inicio del conflicto bélico) y a pesar de tener una prevención de no hablar
acerca de ello11, el autor de La paz, tuvo el aplomo de hacerlo.
Quiero subrayar las palabras claves de la denuncia en la Comedia antigua ática hasta aquí, voluntad,
y libertad. Estas palabras son el principio de formulación metafísica que la Comedia puede generar
como Arte profundo que es en esencia. Aristófanes insertó la denuncia en un plano en el que el
pueblo podía “libremente” hacer las descargas a lo que se creía, causaban males a la sociedad
ateniense. Sin embargo, Aristófanes, y los comediógrafos no tenían la misión alienante de acatar
siempre al pueblo griego; es decir, el pueblo no era remanente de las denuncias hechas por las
Comedias. Aristófanes no se limitaba a parodiar o satirizar a los políticos; también señalaba la
responsabilidad del pueblo y de las decisiones que este efectuaba en contra de la misma sociedad
griega; es decir, la Comedia cumplía además una función introspectiva. En la obra los Arcanienses
por ejemplo, el pueblo es acusado de “papanatismo” en referencia a no tener buen ojo a la hora de
elegir a sus políticos. Asimismo, en Las aves (Όρνιθες), la esencia de la denuncia se basa en el mal
comportamiento del pueblo de Atenas, lo que origina que Tereo (rey de Tracia) huya con sus
discípulos hacia el cielo. Es claro que las denuncias no se hacían solo contra las instituciones, sino,
9
Libertad de los comediógrafos de criticar la situación social o las instituciones.
La Comedia más antigua registrada de Aristófanes
11
Aristófanes había sufrido un proceso promovido por el político Cleon por haber satirizado a la ciudad de
Atenas en una de sus Comedias (los babilonios)
10
3
en contra de uno mismo, del pueblo en sí (claro está, sin necesidad de escupirlo)12. Aristófanes
poseía gran conciencia de hacer elevar a la Comedia a un estado de autoconciencia real en el
individuo, convirtiendo a este último no solo en un mero espectador de burdas ironías o críticas
superficiales e inmediatas, sino en personas que podían ser capaces de reflexionar acerca de los
problemas sociales y hasta individuales.
Veamos la más importante denuncia que Aristófanes notó como decadencia del pueblo griego y de
futuras generaciones (como quizás él lo habría vaticinado), para darnos cuenta de cómo se
encuentra guiado el propósito de la Comedia en el Arte y en el individuo. La gran afinidad de esta
denuncia con respecto a nuestra actual sociedad y modo coercitivo de vida dogmático y moral.
Estamos hablando de la denuncia expuesta en Las Nubes (Νεφέλαι), la denuncia contra Sócrates y,
en última instancia, contra la sofística. Aristófanes y la Comedia dejan de ser los amigos del Arte y
de la filosofía cuando se trata de Sócrates, cuando se toca el tema espinoso de la denuncia en Las
Nubes. Esta Comedia es el grito de batalla de Aristófanes, la más sabia que tuvo 13, la cual se
focaliza en contra de las nuevas ideas pedagógicas subversivas que amenazaban con destruir el Arte
y las viejas costumbres de la sociedad griega. Este enfrentamiento lo vemos en el razonamiento
justo, expuesto en las Nubes, que es una simbolización de la débil educación tradicional griega.
Asimismo, el razonamiento injusto, simboliza la educación sofista que se presentó como la crisis
del Arte y de las costumbres griegas en Atenas; Sócrates en Las Nubes representa al argumento
injusto, la crisis de la educación. Aristófanes comprimió en Sócrates las ideas sofistas; la
charlatanería, el juego de palabras, la dialéctica juguetona, el ateísmo politeísta, la retórica, y la
nueva tragedia, que nacía de la mano de “Euripidin”14, amigo y supuesto pupilo de Sócrates. El
Sócrates de Aristófanes no es íntegramente el personaje filosófico operado por Platón, sino es un
símbolo de desequilibrio y atomización con respecto a las costumbres del pueblo griego. El
Sócrates aristofánico representa un abatimiento y un desequilibrio en la salud de la propia
conciencia. Aristófanes no fue el único en declarar este problema socrático, también lo hicieron
Amipsias, Eupolis y Teleclides15.
A pesar de ser tomado como una simple sátira, el Sócrates de Las Nubes no es un Sócrates alejado
de la realidad. El mismo Hegel afirmaría la importancia de esta denuncia; “De una parte se comete
El cómico Crátino era llamado “el basurero de los espectadores” y en sus Comedias insultaba al público y
hasta le escupía.
13
Cf. Aristófanes. Las nubes. (518-525)
14
Aristófanes. Los Arcanienses (415)
15
Cf. Guthrie, W. K. C.. Historia de la filosofía griega. Madrid: Gredos, 1988, 3v, Pág. 345.
12
4
una injusticia contra Sócrates, de otra parte, se reconoce también el valor de Aristófanes, quien,
en sus Nubes tenía toda la razón”16. La aversión de Aristófanes contra la nueva orientación del
espíritu y las nuevas ideas pedagógicas subversivas ligadas inadvertidamente a la sofística antimonárquica simbolizaban al Sócrates de Las Nubes, interpretado satíricamente como un pequeño
Sileno y sabio etéreo. ¿Pero, que de importante puede tener Sócrates en la Comedia aristofánica?,
Para la Comedia, Sócrates era el panarra que cargaba la conciencia social, lo más pesado que poseía
aquella conciencia tradicional que protegía Aristófanes. Sócrates fue el que derrumbó
posteriormente a la Comedia haciéndola más retórica (la Comedia nueva), el que inculcó una
conducta etérea en los griegos, una conducta abrumada por conceptos como la democracia, lo justo
e injusto, la virtud (como medio para llegar a la felicidad) y sobre todo la pesadez de la vida
concentrada en aquella deplorable frase antes de su muerte17. Sócrates, el que abandonó el enfoque
científico de la naturaleza, el habitante del limbo neutral (Dante, La divina comedia, infierno, canto
IV), el eternamente irónico en deshacer ingenuamente juicios como los de Trasímaco y Calicles,
ambos tristemente subestimados.
La risa de la Conciencia: la risa como metafísica de la Comedia
Aristófanes consideraba a la sofística como una decadencia de las costumbres griegas antiguas (Es
decir, la educación militar y la paideia) como también una influencia en el estado democrático y no
monárquico y conservador como Aristófanes quería que sea. La idea sofista de “bueno” según la
ley en contraposición de “bueno” según la naturaleza por Aristófanes es la esencia de la denuncia
en Las Nubes. Sócrates es tomado por consiguiente como el objeto de sátira de risa, ¿para qué?,
para disolverlo de la sociedad a través de la denuncia. Sócrates representa para Aristófanes algo
muy pesado en la conciencia social, algo que tiene que ser disuelto; Sócrates representa la metáfora
de lo que vive la conciencia social actual. En base a esto, quiero recalcar la vinculación de la
denuncia y la Comedia aristofánica en una frase de Lucrecio, que aunque fuera de contexto, es
precisa para una concusión:
16
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. Lecciones sobre la historia de la filosofía. México DF: Fondo de cultura
económica, 2002, 2v, p. 79
17
Véase Platón. Fedón, 118 a: “Ya estaba frió el bajo vientre cuando Sócrates se descubrió, pues estaba
cubierto con un velo, y dijo, y éstas fueron sus ultimas palabras: “Criton, debemos un gallo a Asclepio;
pagádselo y no lo descuidéis.” En Atenas ofrendaban un gallo a Asclepio, en agradecimiento, precisamente
quienes habían recobrado la salud. La muerte sería, pues, según Sócrates la curación de la enfermedad que es
vivir.
5
“Las nubes se forman cuando muchos elementos volando en este espacio superior del
cielo se han juntado de pronto de suerte que, ensalzados de flojas maneras, pueden sin
embargo mantenerse cohesionando entre si”18
Estos elementos mencionados aquí son pues la metáfora de la libertad y la voluntad. La nube (la
denuncia) se origina con la fundición de estos factores, formada por un descontento de los
ciudadanos o de la persona en sí. La libertad y la voluntad se juntan entonces en este espacio
superior, cohesionando entre sí, formando la denuncia. ¿Pero, en qué circunstancias se da la
denuncia? ¿Qué se necesita para que exista la denuncia? Se necesita una conciencia enferma e
infaustamente pesada. La Comedia nace en un entorno no lógico, no congruente, trágicamente
cómico, donde la vida y la conciencia social se encuentran tristemente abrumadas y abatidas por la
Tragedia. Partiendo de aquí podemos evocar a aquel Siddharta de Hesse que no ríe de su comedia,
sino de lo risible de su tragedia:
“Siddharta se perdía, pero ahora volvía a encontrarse en este mundo y se veía vació,
desnudo e ignorante. Y sin embargo, no podía sentir pena por lo sucedido. No. Al
contrario, tenía deseos de reír, de burlarse de sí mismo, de chancearse de todo ese
mundo tan necio y tan absurdo.“¡Estás en decadencia!” se acusó a sí mismo, y
seguidamente echóse a reír”.19
Sin una libertad de conciencia por parte de Aristófanes, además de la voluntad del comediógrafo
para hacer efectiva la denuncia, quizás el pueblo griego no hubiera tenido el placer de reírse o ver
reír a alguien con una conciencia ligera para burlarse de la guerra, de la sofística, de la tragedia, de
los políticos, del mismo pueblo y hasta de Dionysos, dios de la Comedia. Si en Aristófanes o en los
comediógrafos en general, hubieran sopesado conceptos como la angustia, remordimiento,
resentimiento, arrepentimiento o culpabilidad quizás no hubieran tenido la libertad ni la voluntad de
denunciar, ¡Quizás no hubiera existido la Comedia! La Comedia funciona con la disolución de estos
sentimientos nocivos. Uno ríe sin estos sentimientos en el cuello o en la propia conciencia. La
conciencia necesita una libertad para ejercer una denuncia, por lo tanto, es necesario, para reír, tener
la voluntad de denunciar estos pesados sentimientos.
“Desde aquí la ruta no es viable ya ni a los sabios ni a los necios”20 y entre ellos me refiero a las
instituciones dogmáticas generadoras de conceptos no saludables filtrados en una conciencia
desequilibrante y enfermiza. El ejemplo del Sócrates aristofánico, en la máxima denuncia de la
18
Lucrecio. La naturaleza de las cosas (vv 451)
Hesse, Hermann. Siddharta. Madrid: Editorial Bruguera, 1979, p. 112.
20
Pindaro. Olimpias. Barcelona: Editorial Aguilar, 1973, p. 25.
19
6
Comedia en la obra Las Nubes, es la mejor analogía de la decadencia actual que vive la conciencia
social e individual. Analicemos la Comedia metafísicamente ahora en un tratado más psicológico.
Según lo expuesto anteriormente centrémonos en el hombre y su vida.
El fin de toda Comedia es provocar la risa, por lo tanto ella en sí es una técnica para la risa; sin
embargo, en un plano más trascendente o metafísico de la Comedia, la risa como efecto de esta
última no se lograría sin que el sujeto (comediógrafo o el público) no tuviera una conciencia
tranquila y equilibrada. Por ejemplo, en un chiste, nos reímos de algo que nos hace gracia y cuando
no nos involucra a nosotros directamente; es decir, si somos cristianos, nos reiremos
placenteramente con un chiste acerca de budistas. Sin embargo, generalmente cuando una persona
no siente gracia alguna o deseos de reírse es porque el chiste lo involucra, ya sea directa o
indirectamente. En otras palabras, mantiene en su conciencia factores que le impiden reírse, que le
impiden la trascendencia de su yo; de aquí se sostiene que si por ejemplo somos cristianos, no nos
reiremos placenteramente con un chiste acerca de cristianos. Se puede afirmar entonces que
aquellas personas que no se ríen o no ríen bien son las que poseen una conciencia desequilibrada,
no saludable, con conceptos pesados como la angustia, remordimiento, resentimiento,
arrepentimiento, culpabilidad; en sí, una conciencia moral dolorosa. Este pathos placentero, que
origina la Comedia en nuestra vida, se expresa en una risa panegírica destinada a nosotros mismos,
de aquí que los que ríen mejor son aquellos que están impunes de estos conceptos de desequilibrio
de la conciencia, los que no temen una introspección de su propia conciencia, aquellos que utilizan
a la risa como modus operandi. Milan Kundera, en El libro de la risa y el olvido, expone una idea
ciertamente veraz con respecto a la risa:
“Si hay en el mundo demasiado sentido indiscutible (el gobierno de los Ángeles), el
hombre sucumbe bajo su peso. Si el mundo pierde completamente su sentido (el
gobierno de los diablos) tampoco se puede vivir en él. Las cosas repentinamente
privadas del sentido que se les supone, del lugar que tienen asignado en el pretendido
orden del mundo (…) provocan nuestra risa. La risa pertenece pues, originalmente, al
diablo. Hay en ella algo de malicia (las cosas resultan diferentes de lo que pretendían
ser), pero también algo de alivio bienhechor (las cosas son mas ligeras de lo que
parecen, nos permiten vivir mas libremente, dejan de oprimirnos con su austera
severidad).”21
La risa del diablo, la risa disolvente de sentimientos pesados aligera más la carga de la persona. Es
ésta risa la que se produce en base de conceptos deshechos que son nocivos para la conciencia
humana, conceptos que hacen más pesada la vida de lo que ya es, la angustia que no debe sufrir
21
Kundera, Milan. El libro de la risa y el olvido. Colombia: Editorial Seix Barral, 2000, Pág. 98-99
7
nuestra existencia. La risa es disolvente de los grandes ideales que atormentan nuestra vida, lo
histórico, lo moral y lo religioso generalmente juegan en este desequilibrio de la conciencia un
papel represor de la verdadera risa en el hombre.
Pero sucede algo curioso, el hombre se autodenomina libre a pesar de llevar una vida oprimida,
reprimida y tal vez dopada por lo infausto de su existencia. A pesar de cargar con su tragedia, el
hombre se acostumbra; toma como cotidiano y necesario lo negativo y angustioso, entonces, la risa
le da miedo, le da miedo el reírse de su tragedia. Kierkegaard tenía razón cuando afirmaba que “se
teme a la risa más que a cualquier otro tipo de ataque.”22 El hombre le teme a la disolución de lo
pesado que habita en su conciencia, teme a la risa debido a la dificultad que exige el buen reír.
Todos somos dueños de llorar, más pocos son los dueños del buen reír. La buena risa es por ende la
que se produce con una conciencia saludable, con una disolución de lo que al hombre cree que le
perjudica, lo que lo hace enfermizo y pesado. Por esto es esencial la denuncia, aquella denuncia que
nos enseño Aristófanes, la denuncia capaz de captar todo desequilibrio en la conciencia, toda
angustia, toda enfermedad. La denuncia es el valor y libertad del hombre de identificar todo aquello
que lo perjudica, a él y a su propia conciencia. Y a pesar de esto se juzga a la buena risa: “Ay de los
que reís ahora, porque vais a lamentaros y a llorar”23 porque “aún en la risa tendrá dolor el
corazón”24. Pero, “No pocas veces he oído decir en son de elogio que un comediante podría
instruir a un clérigo”25, a enseñarle a reír.
La vida no solo es dolorosa sino radicalmente absurda. La pesadez de la propia conciencia no solo
es alimentada con conceptos dogmáticos o morales, es la vida misma constantemente nutrida por el
sentimiento trágico del mundo. El hombre débil en las diversas determinaciones trágicas de la vida
se ve continuamente expuesto a la renuncia de su propia tragedia; mejor dicho, al olvido temporal y
conciente de su carga trágica; de aquí que el suicidio, el alcohol, las drogas y la religión sean los
anestésicos frecuentemente usados en la vida. Sin embargo, no curamos con ellos nuestra carga
trágica, tan solo reprimimos el dolor y la angustia que nos atormenta. Y es que subimos la pendiente
de la vida queriendo bajar o acampar a la mitad del camino, pero no reímos de nuestra situación, no
trascendemos en la aceptación trágica de nuestra propia vida. Schopenhauer a lo largo de toda su
teoría denotaba el estado activo y constante de ansiedad en la vida, un estado perpetuo en donde la
22
Kierkegaard, Sören. Mi punto de vista. Madrid: Editorial R.B.A. 1985, p. 88.
La Biblia. Evangelio de Lucas, 6,25
24
La Biblia. Proverbios, 14, 13
25
Goethe, J. W. Fausto. México DF: Editorial Cumbre, 1979, p. 21.
23
8
voluntad nada quiere, salvo a sí misma: “la vida del hombre oscila entre el dolor y el hastío”26. Si
este dolor y angustia que menciona Schopenhauer son dopados y no son disueltos a través de la
buena risa en la conciencia, entonces el hombre va ha buscar constantemente aquellas drogas de la
vida. La risa y por ende la Comedia son el deux ex machina (dios sacado con la máquina) del
hombre completamente inmerso en el sentimiento trágico que posee la vida. El mismo pesimismo
schopenhaueriano se sorprende de la simplicidad de la risa a través de este axioma: “Quien ríe
mucho es feliz, quien llora mucho es desgraciado […] Así, pues, debemos abrir puertas y ventanas
a la alegría, siempre que se presente.”27
Si contemplamos nuestra vida podemos darnos cuenta de que esta se embadurna con el dolor y la
tragedia, sin embargo, si la analizamos detenidamente, podemos darnos cuenta de cuán absurdos y
cómicos pueden ser los hechos que la conforman, y cuán graciosa puede ser esa angustia que nos
mata y destroza diariamente, desde los hechos más cotidianos hasta los acontecimientos más
trágicos. El psicólogo Carl Gustav Jung concebía una idea muy clara acerca de la angustia. Éste
decía que la angustia era una de las reacciones defensivas del yo contra aquellos deseos reprimidos
que han llegado a adquirir una gran energía28. La represión de esta angustia es lo que no se libera, lo
que permanece en la physis determinando neuróticamente al ethos del individuo. Es entonces la
angustia de la vida la que permanece dando alaridos en lo profundo del ello, de la inconciencia.
Pero, ¿para qué está la risa sino es para curar?: “En la risa están dadas las condiciones para que
experimente libre descarga una suma de energía psíquica hasta ese momento empleada como
investidura.”29 La risa de lo cómico que posee lo trágico de la vida sirve para liberar esa angustia en
el hombre, es la que abre las puertas de la inconciencia y de la physis, reconciliándola con la
conciencia luminosa. La risa es liberadora de la conciencia, es la trascendencia del hombre y su
admiración a sí mismo, la contemplación de la vida desde una altura, una visión espacial y temporal
con respecto a uno mismo, a su vida misma.
La risa es entonces somática y psíquica, disonante y placentera, se manifiesta en un estado de
autoconciencia del propio individuo con respecto a su inevitable Tragedia, en un estado de
autorreflexión de su propia situación trágica. La Tragedia se convierte así en un sentimiento a priori
del ser humano, un sentimiento que es difícil de soportar y es difícil de cargar, sin embargo, el
26
Schopenhauer, Arthur. El amor, las mujeres y la muerte. Madrid: Editorial Edaf, 1993, p. 132.
Schopenhauer, Arthur. Arte del buen vivir. Madrid: Editorial Edaf, 1980, p. 29.
28
Cf. Jung, Carl Gustav. Lo inconciente, en la vida psíquica y patológica. Buenos Aires: Editorial Losada,
1965, p. 104.
29
Freud, Sigmund. El chiste y su relación con lo inconciente En: Sigmund Freud Obras competas. Buenos
Aires: Amorrortu editores, 1997, p. 141.
27
9
hombre ríe de situaciones tan trágicas porque la risa es la manifestación del amor a la vida. Si
amamos nuestra vida y queremos seguir amándola por más tiempo, debemos blandir nuestro valor
lo más fuerte posible para continuar recorriéndola y reírnos así de todas las posibles tragedias que
puedan existir. Aristófanes en sus Comedias nos da una prueba de ello. Las Nubes, las Ranas, Los
Arcanienses, Los Caballeros, Las Avispas, La Paz, Las Aves, Lisistratas, Las Asambleístas, Pluto y
La Ecdesiazusae son emblemas de esta denuncia, peticiones de Aristófanes, peticiones de su buena
risa, de su conciencia saludable, de su amor a la vida. Aristófanes se reía de lo incongruente para él,
¿no sería bueno entonces actuar como los buenos comediógrafos?, mejor aún, ¡Seamos
comediógrafos! Aquel “espejo de la vida” que es la Comedia, es la máquina de la risa, de la salud
de la conciencia en el hombre, una salud no dependiente, no alienada. Toda Comedia es una
denuncia, tanto artística (con respecto al otro en el Arte) como psicológica (con respecto al yo en la
vida) que determina nuestra existencia y nuestro placer, el cual se debe dar con una risa saludable,
como la risa cismática de la enfermedad.
La “buena” Comedia, es decir, la que se funde con la denuncia, se manifiesta claramente en la
literatura y por qué no, en el Cine. La primera ha podido sobrevivir a la sofística y a aquellos juicios
platónicos que la afectaron en un tiempo; la segunda, al comercialismo ingénuo y entretenidamente
mentecato. Del fruto de esta Comedia antigua griega, del fruto de Aristófanes, salieron
comediógrafos importantes como Menandro, Plauto, Terencio, Goldoni, Marivaux, Lope de Vega,
Moliere, Ben Jonson, Henry Fielding, Oscar Wilde, el excelso Charles Chaplin y el entrometido
Cantinflas. Cada uno de estos personajes, en sus Comedias, elaboraba la exégesis de su propia
sociedad, sus problemas, sus críticas, sus paparruchas y parafernalias, todo concentrado en la
denuncia; la cavilación de la conciencia, el malestar de la risa. La Comedia es entonces “el espejo
de la vida”, la cual se encuentra infestada de peroratas que determinan y afectan negativamente al
hombre, en su sociedad o en su propia conciencia. La vida con respecto a uno mismo y con respecto
a los otros está llena de estas denuncias, la Comedia en general es entonces irremediablemente
necesaria como reflejo de este desequilibrio, como efecto de la risa, de una buena risa. ¡Vitor por
Aristófanes! Todos los vítores son pocos.
10
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