Cuento “Conócete a ti mismo” Un amigo íntimo de Sócrates, una vez consultó a Dios y preguntó: ¿Hay otra persona en el mundo más sabia que Sócrates? Dios contestó: “Nadie es más sabio que Sócrates”. El amigo gratamente le transmitió esta respuesta a Sócrates. Pero para su sorpresa, Sócrates se mostró desconcertado e incluso incómodo. Él no creía ser la persona más sabia e inteligente del mundo. Para desmentirlo, decidió buscar a una persona con más sabiduría y mejor reputación que él mismo. Primero, se encontró con un alcalde. El alcalde tuvo una opinión muy alta de su propio conocimiento y habló continuamente. Sócrates vio cierta arrogancia en el alcalde e incluso ignorancia. Entonces pensó: "Esta persona piensa que lo sabe todo. Por lo menos yo reconozco que soy ignorante; así que parece que soy más sabio que él”. Sócrates no quedó satisfecho, y continuó con su búsqueda. Se encontró con un poeta. Este poeta era un genio para escribir poemas, pero pensaba que él era el hombre más sabio del plantea simplemente porque podía escribir poemas. La siguiente persona que encontró fue un artesano. Para su desilusión, el artesano cometió el mismo error que el poeta. Pensaba que podría hacer cualquier cosa y mucho mejor que todos los demás, porque tenía algunas buenas habilidades. Pero su orgullo erosionó parte de su intelecto. Finalmente, Sócrates encontró el significado detrás de las palabras de Dios. Dios no dijo que Sócrates fuese la persona más inteligente del mundo. Dios decía que entre todos los seres humanos, Sócrates era el más sabio porque él se daba cuenta de su ignorancia. "Conócete a ti mismo": Estas palabras pronunciadas por Sócrates, le dieron una sabiduría profunda y fama mundial. Aun hoy nos sirven y nos abren una puerta a la reflexión… Preguntas para reflexionar: 1. ¿Por qué el reconocerse ignorante convirtió a Sócrates en un sabio? 2. ¿Qué significa para mí la frase “Conócete a ti mismo”? Reflexiones: Frecuentemente, conocernos a nosotros mismos y desarrollar la verdad, empieza por reconocer nuestra ignorancia. Algunas personas pueden ver sus defectos y sus virtudes. Otros no pueden verlos, o ni siquiera admiten que tienen defectos. De hecho, las personas más sabias son probablemente los más humildes ya que pueden ver a fondo sus propias fortalezas y debilidades y entonces modificarlas. Conocernos, situarnos en el lugar correcto, saber qué hacer y qué evitar, que decir y qué callar, tener coraje para corregir nuestros errores sinceramente y potenciar nuestras fortalezas, nos permite mejorar y progresar. Sócrates era un profeta, pero eso no le impidió buscar las pruebas de su ignorancia. “Cuanto más capaz es una persona, más humilde llega a ser”.