El suicidio

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DURKHEIM, Emile: (1998) El suicidio. 5ª Edición. Madrid. Akal.
En el presente libro, el autor intenta, como él mismo expresa en el prólogo realizar un estudio sociológico
basándose en el método científico, para demostrar así que la Sociología es verdaderamente una ciencia. (Cfr.
pp. XXVI−XXVIII) La hipótesis que el autor pretende defender es que el suicidio no es tanto un asunto
individual cuanto social.
Cada sociedad tiene, pues, en determinado momento de su historia, una aptitud definida para el suicidio. (p.
10)
No es nuestra intención hacer un inventario, tan completo como sea posible, de todas las condiciones que
puedan integrar la génesis de los suicidios particulares; solamente tratamos de buscar aquellas de las que
depende este hecho definido que hemos llamado la cifra social de los suicidios. (...) En consecuencia de ello,
entre los factores del suicidio los únicos que le conciernen son aquellos que hacen sentir su acción sobre el
conjunto de la sociedad. (pp. 15−6)
Hemos determinado... que para cada grupo social existe una tendencia específica al suicidio, que nos basta a
explicar la constitución orgánico−sociológica de los individuos y la naturaleza del medio físico. Por
eliminación, resulta que el suicidio debe depender necesariamente de causas sociales y constituir por esto un
fenómeno colectivo. (p. 131)
Para todo ello, Durkheim consulta los datos, recogidos por el Ministerio de Justicia, por M. Tarde y por M.
Maus, respecto de las características físicas de cada región o país (temperatura, clima...) y de los habitantes y
suicidas: estatus socio−económico, índice de suicidios, de enfermedades mentales, estado civil, nº de hijos,
edad, religión que practican, entre otras.
Todos estos datos vienen recogidos de formas diversas que el autor baraja y compagina como más le interesa
para mostrarnos los datos relativos a los puntos tratados en los diferentes momentos de la obra.
La primera dificultad con que se encuentra es definir el término suicidio y establecer una clasificación para lo
que recurre no al método utilizado para consumar el suicidio, sino a las causas que lo motivan.
Desgraciadamente, una clasificación de los suicidios razonados, según sus formas o caracteres morfológicos,
es impracticable, puesto que los documentos necesarios para ella faltan casi por completo. (...) Por lo demás,
teniendo en cuenta la manera de producirse la mayor parte de los suicidios, resulta que las observaciones
exactas son casi imposibles.
Por otro camino, sin embargo, podemos llegar al fin propuesto. Bastará con invertir el orden de nuestras
investigaciones. En efecto, sólo puede haber tipos diferentes de suicidios en cuanto sean diferentes las causas
de que dependan. (...) En consecuencia, podemos constituir los tipos sociales del suicidio clasificándolos, no
directamente y según sus caracteres previamente descritos, sino ordenando las causas que los producen. (...)
Esto no constituye una inferioridad, pues se penetra mucho mejor en la naturaleza de un fenómeno cuando se
sabe su causa, que cuando se conocen sus caracteres, aun los más esenciales. (pp. 132−3)
Parece ser ésta la única forma posible de investigar las causas del suicidio, consultar los datos ya recogidos
desde otros organismos, y después conjugar los factores para comprobar su incidencia en la realidad
previamente observada.
Sin duda es éste el mayor hallazgo de Durkheim: la condición social del suicidio. Para ello ha recurrido a tres
fases: la consideración de los factores extrasociales, para luego desestimarlos; el análisis de las causas sociales
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y la clasificación de los suicidios a la que ya hemos hecho mención y, por último, el suicidio como fenómeno
social y sus consecuencias en la práctica.
El fenómeno que se propone explicar no puede ser debido más que a causas extrasociales de una gran
generalidad, o a causas propiamente sociales. Nos plantearemos por lo pronto la cuestión de cuál es la
influencia de las primeras y veremos que es nula o muy restringida.
Determinaremos enseguida la naturaleza de las causas sociales, la manera como producen sus efectos, y sus
relaciones con los estados individuales, que acompañan las diferentes especies de suicidios.
Hecho esto, estaremos en mejores condiciones de precisar en qué consiste el elemento social del suicidio, es
decir, esta tendencia colectiva de que acabamos de hablar y cuáles son sus relaciones con los otros hechos
sociales y por qué medios es posible reaccionar contra ella. (pp. 15−6)
Es incalculable el valor de esta obra en la literatura sociológica, como incalculable el salto que supuso la
demostración de la cientificidad de la Sociología por parte de Durkheim. Es un paso adelante en la doctrina,
un confiar en las verdaderas posibilidades de los sociólogos, no como meras divagaciones metafísicas, sino
como verdaderos procesos de investigación científica, con lo que supone de análisis de la realidad (presente y
pasada) y capacidad de predicción.
Por tanto, no podemos olvidar la influencia posterior de la obra de Durkheim en el desarrollo de la sociología
como ciencia social. Es por ello por lo que no puede quedar fuera de nuestro conocimiento el estudio de esta
obra, no tanto por lo que del suicidio se pueda conocer en su lectura, sino porque sigue el método científico en
su desarrollo y potencia en los lectores el esquema mental necesario para cualquier investigación o estudio
sociológico que se quiera realizar posteriormente.
Por una parte, la obra de Durkheim puede resultar densa en los capítulos en los que se citan tantas cifras y se
comentan tantos cuadros, quedando el lector saturado, en cierta medida, e incapacitado para una visión global
de todo lo que se le quiere hacer ver. Por otra, consigue el autor, con un lenguaje no demasiado técnico,
familiarizar a todos con el tema de estudio. La estructura de la obra facilita la lectura y comprensión de los
pasos dados y de la desestimación de causas de suicidio.
Quizá en algún momento pudiera parecer que el ser humano queda atado a las condiciones sociales que vive,
pero Durkheim también aclara que, aunque haya unas condiciones favorables al suicidio, no todos los
individuos reaccionan de la misma manera, por lo que hay que considerar que algunos elementos quedan fuera
del control de la sociedad.
Para concluir, mostrar mi acuerdo con el método seguido por el autor, dado que con el estilo propuesto facilita
la tarea y la desglosa logrando no perderse en divagaciones. Consigue también aterrizar con el problema o,
mejor aún, hacer ver la diversidad de puntos a tener en cuenta y la complejidad de los mismos, sin llegar al
desánimo.
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