S. E. S. s/ recurso apelación exped. interior (civil)

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DeCyT 2010‐2013 ‐ Facultad de Derecho ‐ UBA
Base de Datos de Jurisprudencia sobre Derecho de Familia y Sucesiones
Comentario a fallo
S. E. S. s/ recurso apelación exped. interior (civil)
Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Córdoba, Sala 8va, 07/02/2008
Por María Mercedes Ferrara
Hechos:
En el presente caso, nos encontramos con la situación de una persona que falleció siendo
mayor de edad y a su sucesión concurren ambos progenitores. La madre (Nancy) alega la
causal de indignidad prevista en el art. 3296 bis del Código Civil (en adelante CC), debido a que
el padre (Enrique) no ha cumplido con el deber alimentario que le corresponde por el mero
hecho de ser su progenitor (deber derivado de la patria potestad art. 265).
Causa judicial:
En primera instancia, el Juzgado Civil, Com. Conciliación y Familia de Rio Segundo sentenció
que el padre no había incurrido en la causal ut supra mencionada, fundándose en que la madre
no había hecho ningún reclamo judicial de alimentos, demostrando de esta forma que no tenía
necesidad de ser ayudada económicamente por el otro progenitor. Además el juez menciona
que no obró en el padre un abandono voluntario y malicioso (art. 307 inc. 2 CC) de su hijo,
puesto que había mantenido una relación con el hijo y que había contribuido, al menos exigua
y esporádicamente, a la alimentación del hijo, quedando así demostrado que no había un
manifiesto desinterés por parte del padre. También se fundamenta en que la madre no ha
probado los extremos por ella alegados (que el padre no cumplió con el deber de
alimentación) y que al momento del fallecimiento del causante, éste ya era mayor de edad.
Este fallo es apelado por la madre, quien argumentó en su expresión de agravios:
1. Se ha interpretado erróneamente el artículo 3296 bis del CC, puesto que la misma no exige
el abandono voluntario y malicioso para su configuración (art. 307 inc. 2 CC). La causal debe
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configurarse durante la minoridad1, independientemente de si el causante
falleció o no durante la mayoría de edad.
2. Se han exigido requisitos que la ley no exige, al considerar el juez que debió reclamar
judicialmente los alimentos2.
3. No se ha tenido en cuenta la carga dinámica de la prueba, al exigírsele a la madre que
acredite que el padre no cumplió con las prestaciones alimentarias.
4. El cumplimiento del deber alimentario es permanente y no continuo. No puede
considerarse cumplido por prestaciones esporádicas (art. 267 CC). Por más que la madre lo
pudiese mantener únicamente con sus prestaciones al menor, ello no exime del deber al
padre (art. 271 CC).
5. El deber se considera cumplido siempre y cuando haya hecho las prestaciones conforme a
su condición y fortuna. El padre, a pesar de haber cobrado la asignación y de tener trabajo,
no ha cumplido con este requisito.
6. No se ha considerado el examen del Sr. Fiscal, quien concluyó que se podía hacer lugar al
pedido de indignidad y excluir al padre de la sucesión.
La Cámara Octava de Apelaciones en lo Civil y Comercial, recibió la causa, leyó los agravios
expresados por las partes y resolvió hacer lugar a la queja de la madre, declarando la
indignidad del padre, en base a los siguientes argumentos:
1. La ley no exige el abandono voluntario y malicioso del menor para configurar la causal,
basta con que viole el deber de alimentación, al no cumplirlo conforme a su condición y
fortuna, ni tampoco exige que se demande por alimentos para configurarla3.
2. El demandado probó haber cumplido con el deber de alimentación mientras convivió con la
actora, así como que pudo contactarse con la familia a pesar de las sucesivas mudanzas,
pero sin embargo, no probó haber cumplido con su obligación alimentaria. No se satisface
la presente obligación por el mero hecho de acreditar prestaciones esporádicas.
1
Esta posición es sostenida por el Dr. Azpiri, Jorge en “Manual de Derecho Sucesorio”, pág. 97
Vale comentar que esta postura fue sostenida también por el Dr. Mazzinghi Jorge al comentar el fallo
S. C. Mendoza, Sala I, 29/8/1995, “C.L,.M. C/ G., A. B.”
3
Conforme a Pérez Lasala en Bueres – Highton, "Código Civil", Tº 6-A, Ed. Hammurabi, 2001.
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3. La obligación de alimentos recae sobre ambos progenitores por el solo hecho de
ser tales, no pudiendo argumentar la falta de trabajo o de recursos para eximirse de su
cumplimiento.
4. El cumplimiento del presente deber por uno de los progenitores, no excluye el deber de
alimentación del otro.
5. El padre ha puesto mucha más diligencia en iniciar el juicio sucesorio, que en contactar a la
familia y cumplir con su obligación alimentaria.
6. La causal se configuró en la minoridad del causante. No importa que éste haya fallecido
siendo mayor de edad.
Comentario:
Para comprender y analizar mejor el presente fallo, es necesario comenzar esbozando una
definición de indignidad, para luego analizar la causal específica del fallo.
La indignidad, según Ferrer4, es una sanción legal que opera mediante sentencia judicial. La ley
establece específicamente quiénes son los legitimados activos para ejercerla y cuáles son los
hechos (taxativamente enumerados) que hacen a una persona incurrir en indignidad. Como el
fin de la presente acción es excluir de la sucesión a una persona (con vocación hereditaria), su
interpretación debe ser restrictiva, siendo imposible su ampliación por medio de la
interpretación. Debe probarse el hecho en el que incurre el supuesto indigno.
Para Zannoni5, constituye un juicio de reproche que se le hace a una persona por haber
realizado actos que agraviaron al causante. La ley estaría en este supuesto, supliendo la
voluntad presunta del causante (de no ser sucedido por quien, según la ética y la moral, lo
agravió). Por ello la acción es declarativa: se reputará al indigno como no habiendo sido nunca
heredero. Para calificar la indignidad debe estarse al momento del fallecimiento (art. 3287 CC).
4
Ferrer, Francisco, “Código Civil Comentado”, Sucesiones, Tomo I, editorial Rubinzal Culzoni, comentario
al artículo 3291, Buenos Aires.
5
Zannoni, Eduardo A, “Manual de derecho de la sucesiones”, 4ª edición actualizada, editorial Astrea,
Buenos Aires, 1999, pág. 80.
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Conforme a la mayoría de la doctrina6, el Código Civil incurre en un error al
establecer que el indigno es un incapaz para suceder. Se trata de que la vocación hereditaria
resulta ineficaz, es decir, los derechos adquiridos se resuelven, al ser declarado indigno. Pero el
indigno es capaz de suceder.
Ingresando ya en el tema que nos atañe, la ley 23.264 incorporó el artículo 3.296 bis a nuestro
Código Civil. El mismo expresa:
“Es indigno de suceder al hijo, el padre o la madre que no hubiera reconocido
voluntariamente durante la menor edad o que no le haya prestado alimentos y
asistencia conforme a su condición y fortuna.”7
Como se puede ver, del mismo se desprenden dos causales de indignidad:
a) El no reconocimiento voluntario durante la menor edad.
b) El no haber prestado alimentos y asistencia conforme a la condición y fortuna.
Según Maffía8, este artículo pretendió receptar un supuesto que fue acogido por la doctrina y
por otros ordenamientos como por ejemplo el Código mejicano (art. 1316) y el venezolano
(art. 8109).
El presente caso judicial se refiere al segundo supuesto. Según Azpiri10, esta causal pretende
sancionar al progenitor que ha desatendido al hijo durante su incapacidad. Consideramos que
debería hablarse de minoridad y no de incapacidad puesto que, como más adelante
explicaremos, la presente causal no incluye a los incapaces.
6
A modo de ejemplo: Maffía, Zannoni, Medina, Ferrer, entre otros sostienen esto.
Artículo incorporado por art. 10 de la Ley N° 23.264 B.O. 23/10/1985.
8
Maffia, Jorge, “Manual de Derecho Sucesorio”, tomo I, 4° edición, editorial De Palma, Buenos Aires,
1993.
9
Cabe destacar que nuestro ordenamiento presenta ciertas diferencias con la causal sostenida en el
código venezolano. Éste último exige para su configuración que haya una obligación legal y que el
supuesto indigno contare con los medios suficientes para cumplirla y por ende, su incumplimiento
derive de su negativa a cumplir (conforme a López Herrera, Francisco, Derecho de Sucesiones, tomo I, 4°
edición revisada y actualizada, publicaciones UCAB, Caracas, 2008, pág. 77).
10
Azpiri, Jorge O., “Manual de Derecho Sucesorio”, 4° edición actualizada y ampliada, ed. Hammurabbi,
Buenos Aires, 2006, pág. 96
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Los legitimados pasivos de la presente acción, son el padre y la madre11, quedando
excluidos los ascendientes. La legitimación activa la tendrán todos aquellos a quienes les
corresponda suceder a falta del heredero excluido o en concurrencia con él (art. 3304 CC).
La legitimación pasiva merece ciertas críticas por parte de la doctrina. Pues la misma, por la
interpretación restrictiva de los presentes supuestos, deja afuera la posibilidad de excluir por
indignidad al padre que no presta alimentos al hijo mayor de edad pero incapacitado o
carente de recursos, así como también al hijo que no prestó alimentos al padre12.
Cabe destacar que el Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercial, en su artículo 2281
(que contiene 9 incisos), mantiene como causal de indignidad a la falta de cumplimiento de la
obligación alimentaria. Aquí se superan las críticas que realizamos anteriormente, ya que se
incluyen al resto de los parientes e incluso al cónyuge como posibles legitimados pasivos. Pero
se ingresa en una nueva discusión ya que el Proyecto no menciona que deba hacerse
“conforme a su condición y fortuna”, generando así posibles discusiones doctrinarias sobre el
alcance de la presente obligación. Sin embargo, al hacer una interpretación armónica de toda
la ley, podemos suplir esta ausencia, ya que al tratar los alimentos debidos, en el artículo 658,
se menciona este parámetro interpretativo.
Volviendo al análisis de la ley vigente y como bien sostiene Azpiri13, la norma no da un criterio
para interpretar el caso de un incumplimiento parcial (como es la situación del presente fallo).
En las Segundas Jornadas provinciales de Derecho Civil14, se sostuvo que este artículo debe ser
interpretado “en consecuencia con lo dispuesto en los arts. 265, 267, 268 y 307 inc. 2° y concs.
del Cód. Civil”. Estos artículos entonces, darían el marco interpretativo, a partir del cual se
puede extraer la siguiente conclusión: si el incumplimiento fue de una gravedad y duración
suficiente como para justificar la privación de la patria potestad, se configura la causal de
indignidad.
11
Conforme Maffia (Manual de Derecho Sucesorio), Ferrer (Código Civil Comentado) y Medina
(Indignidad para suceder por incumplimiento del deber alimentario al hijo enfermo mayor de edad).
12
Es la “situación simétrica” de la cual habla Maffía en el manual anteriormente citado.
13
Azpiri, Jorge, Manual anteriormente citado, pág. 96.
14
Llevadas a cabo en la Ciudad de Mercedes en 1986.
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Si bien con todo ello se intenta dar un marco interpretativo al presente artículo, no
lo consideramos correcto en tanto el artículo 265 utiliza la misma fórmula que el art. 3296 bis
y por ende no aclara. El artículo 267, le da un contenido a la obligación alimentaria, lo que
serviría en el presente caso para determinar que el padre incumplió con su deber al no
satisfacer ninguna de las necesidades allí establecidas. El artículo 268 establece que la
obligación no cesa aún cuando las necesidades provengan de una inconducta de los hijos, lo
cual en el presente caso tampoco sirve para justificar la indignidad del padre. Por último, el
artículo 307 inc. 2, habla de abandono, y como se explicó anteriormente, el artículo 3296 bis
no exige el abandono para su configuración, por ende utilizar esta norma en el marco
interpretativo, sería ampliar las exigencias del artículo 3296 bis, apartándose de la
interpretación restrictiva que debe hacerse de las causales. Tampoco sirve este marco para
determinar qué se considera como “incumplimiento parcial”, ya que podría tratarse del
incumplimiento de determinadas prestaciones (v. gr. no abonó nunca una cuota escolar o
cuota de algún club deportivo) o si se trata de prestaciones esporádicas o aisladas como en el
presente caso, cuando debió ser una prestación continua.
Sin perjuicio de ello, consideramos atinada la resolución dada por la Cámara de excluir al
padre, puesto que en el presente caso es evidente que el padre no cumplió con su obligación
alimentaria. Hay muy pocos elementos que probaron algunas prestaciones esporádicas del
padre. Pero tal como se sostuvo en uno de los argumentos, el menor no puede sobrevivir con
prestaciones esporádicas, sino que necesita continuamente de una prestación que cubra sus
necesidades básicas.
Cabe tener en cuenta el precedente jurisprudencial “"M., M. A. C/ S., J.C. S/ DECLARACION DE
INDIGNIDAD SUCESORIA”, donde la apelación se radica en Sala I integrada por los Dres.
Lorenzo W. GARCIA y Luis E. SILVA ZAMBRANO, en Neuquén en el año 2010. Dicho caso se
trató de un juicio por indignidad debido a que el padre había incumplido parcialmente con la
obligación alimentaria para con su hijo. Así, sostuvo el Dr. Luis Silva Zambrano:
“De lo escuetamente resumido, infiero que no concurren en la especie los
extremos que justifiquen la declaración de indignidad sucesoria del demandado,
habida cuenta que no consta que el incumplimiento parcial de la obligación
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alimentaria respecto del causante durante la minoridad pudiera
considerarse
doloso o voluntario, a la luz de las constancias tenidas en cuenta para su
absolución en sede penal, el accidente padecido y las dificultades laborales de
que se da cuenta en las testimoniales rendidas. A lo expuesto debe adunarse la
reconciliación posterior entre padre e hijo, la convivencia con el hermano del
progenitor y la ausencia de conflictos, no obstante el distanciamiento físico explicable
por el traslado del demandado a la Provincia de Córdoba en procura de sustento
laboral.
De todo ello deduzco la inconcurrencia en la especie de los extremos tenidos en miras
por el art. 3296 bis (t.o. ley 23.264) para declarar la indignidad del demandado,
coincidiendo con Ferrer-Medina y la calificada doctrina que cita (op.cit. pág. 136) en
cuanto discierne que la incapacidad regulada en dicha norma es en realidad una
sanción, con fundamento en la voluntad presunta del causante y el sentimiento moral
social, siendo su interpretación restrictiva. En base a tales parámetros de evaluación,
juzgo que los hechos acreditados en el marco de un divorcio conflictivo, de los avatares
padecidos por el demandado en el ámbito laboral y de subsistencia -admitidos en sede
penal-, complementados con la posterior revinculación y reconciliación entre padre e
hijo (equivalente al “perdón” a que alude el art. 3750 del cód. civ.),
resultan insuficientes para hacer lugar a la demanda.”
Cabe remarcar que en dicha situación hubo una reconciliación posterior, lo cual difiere del
caso que analizamos. Sin perjuicio de ello, nuevamente se hace mención a la ausencia de dolo
o voluntad para incumplir con la obligación, postura con la que no acordamos, de acuerdo a lo
anteriormente sostenido.
En otro precedente, “R., N. M. (Beneficio) c/ P.J.O. s/ Exclusión por Indignidad p/ suceder.” –
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Azul (Buenos Aires) - Sala II – 29/12/2009, se
sostuvo:
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“Ninguna prueba arrimó al proceso el demandado, a los fines de acreditar
que cumplió respecto de sus hijos -en particular con V.-, con los deberes inherentes a la
patria potestad que detentaba, no obstante la separación reconocida (arts. 264 inc. 2°,
265, 267, 271 y concs., del Código Civil), ni tan siquiera con la cuota alimentaria pactada
o que tal omisión pudo haber obedecido a circunstancias económicas que lo impidieran.
Por el contrario, las declaraciones testimoniales (fs. 62 a 64; testigos D. y A.), dan
cuenta de la escasa asistencia y atención que el progenitor brindaba a su hija V., no
obstante sus numerosos problemas de salud y su reticencia a cumplir con la obligación
alimentaria aún durante la minoridad de sus hijos, haciéndose cargo de su manutención
la hoy accionante, no obstante contar sólo con un sueldo de docente.
- La conducta del accionado ha sido desaprensiva y configura la causal invocada;
máxime cuando surge de sus propios dichos que recién tomó conocimiento de la
enfermedad que llevó a la muerte de su hija, con la promoción del juicio de alimentos,
por lo que corresponde hacer lugar a la demanda intentada, excluyendo como
consecuencia a éste último, de la herencia de su hija V. P.-“
Como se puede ver, la jurisprudencia se encuentra dividida al respecto, tomando una u otra
postura en base a los hechos y las pruebas presentadas en cada caso en particular. En cuanto
al segundo fallo citado, es acertado haber tenido en consideración que el padre no cumplió
con su obligación durante la minoridad de la hija. Como se puede notar, el juez no tuvo en
cuenta si la madre había iniciado anteriormente la demanda de alimentos, o si el padre tuvo
una conducta dolosa o voluntaria de no cumplir con el deber. A nuestro entender esta es la
forma correcta de interpretar la presente causal.
En conclusión, estamos de acuerdo con el fallo sentenciado por la Cámara de Córdoba, por los
argumentos anteriormente explicados, no así con el fallo de primera instancia recurrido.
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Bibliografía:

Azpiri, Jorge O., “Manual de Derecho Sucesorio”, 4° edición actualizada y ampliada, ed.
Hammurabbi, Buenos Aires, 2006.

Bueres – Highton, "Código Civil", Tº 6-A, Ed. Hammurabi, 2001.

Código Civil de la Nación Argentina y leyes complementarias, 34ta edición, editoriales
del país, edición 2013, Buenos Aires, 2013.

Ferrer, Francisco, “Código Civil Comentado”, Sucesiones, Tomo I, editorial Rubinzal
Culzoni, comentario al artículo 3291, Buenos Aires.

http://200.41.231.85/cmoext.nsf/f931dedf84dff134032576fe00489a72/d3ea712befc0
6bd4032577b60063a39f?OpenDocument, consultada el día 20/11/2013.

http://www.alatinoamericananaf.com/index.php?option=com_content&view=article&id=137:sucesiones-exclusionpor-indignidad-para-suceder-articulo-3296-bis&catid=37:legislacion-civil&Itemid=75,
consultada el día 20/11/2013.

López Herrera, Francisco, Derecho de Sucesiones, tomo I, 4° edición revisada y
actualizada, publicaciones UCAB, Caracas, 2008.

Maffia, Jorge, “Manual de Derecho Sucesorio”, tomo I, 4° edición, editorial De Palma,
Buenos Aires, 1993.

Medina Graciela en Indignidad para suceder por incumplimiento del deber alimentario
al hijo enfermo mayor de edad, comentario al fallo.

Zannoni, Eduardo A, “Manual de derecho de la sucesiones”, 4ª edición actualizada,
editorial Astrea, Buenos Aires, 1999.
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Profesor Adjunto: Juan Antonio Seda. Cátedra: Graciela Medina.
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