2. Un Alto en el Camino.

Nota: Este material no se entrega al participante. Es de uso exclusivo para el expositor y se sugiere
manejarlo a manera de reflexión, no de plática.
UN ALTO EN EL CAMINO
Introducción
El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, y Él lo dotó de
unas facultades superiores que lo hacen el ser más excelso de toda la
Creación. Estas facultades que lo distinguen y lo elevan por encima
de cualquier otra criatura son la inteligencia y la voluntad.
La inteligencia, iluminada por la luz de Dios a través de la fe, permite
al hombre acceder al conocimiento del Dios que lo creó; y la voluntad
da al hombre la posibilidad de optar con libertad y realizar en su vida
el plan de perfección que Dios pensó para él.
La voluntad fortalecida por el auxilio divino (gracia) va haciendo
realidad el proceso de perfeccionamiento del hombre en su camino
hacia Dios.
Ello significa que todo pensamiento, palabra o acción, para ser
plenamente humanas y estar destinadas al crecimiento de la persona,
deben estar regidas por la inteligencia iluminada por la fe, que dicta lo
que más conviene pensar, decir o hacer y por la voluntad, que lleva
adelante libremente y con inquebrantable decisión lo que se ha
determinado, por encima de cualquier obstáculo que se pueda
presentar en el camino: instintos, pasiones desordenadas,
sentimientos mal encauzados, etc.
Un Alto en el Camino
En el capítulo 14 de San Lucas leemos: "¿Quién de vosotros,
queriendo construir una torre, no se sienta primero para calcular los
gastos, y ver si tendrá para terminarla?" (Lc 14, 28). Es el momento
de detenerse a reflexionar sobre qué soy, qué somos, qué queremos
ser.
Antes de iniciar propiamente con los distintos temas de la Escuela de
Padres, cabe preguntarse en qué lugar me encuentro. Es necesario
hacer un alto en el camino y cuestionarme a fondo sobre cómo he
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estado dirigiendo mi vida hasta este momento con relación a mi
persona, en el ámbito de mi matrimonio y en el entorno de mi familia,
para ver si en cada uno de esos campos he estado creciendo
ordenadamente según lo dicho más arriba o, por el contrario, me
encuentro estancado o inclusive estoy en un proceso de franca
decadencia.
Nivel de la Familia
"Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, están gravemente
obligados a la educación de la prole y, por tanto, ellos son los
primeros y obligados educadores. Este deber de la educación familiar
es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede
suplirse. Es, pues, obligación de los padres formar un ambiente
familiar animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los
hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los
hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes
sociales, que todas las sociedades necesitan".
La Familia, Escuela de Humanidad
La familia es la más completa y la más rica escuela de humanidad. El
lugar idóneo para formar hombres y mujeres completos, íntegros. En
el seno de la familia es donde se puede vivir la experiencia más
significativa de:
a) Amor gratuito. El amor auténtico se puede vivir en el seno de
la familia porque ésta permite un contacto más íntimo y en
detalle. La familia presta a sus miembros la posibilidad de amar
y ser amado de un modo muy concreto. Aprender a amar es
muy difícil, pero sin la familia lo sería mucho más. "Lejos de
cegarnos, el amor es el único que puede abrirnos los ojos, pues
sólo el amor nos permite ver al otro tal cual es… Pues el amor
verdadero respeta siempre al otro en su esencia, le reconoce el
derecho de ser él mismo, desea que no abandone su
personalidad" (Romano Guardini).
b) Fidelidad. Los hijos aprenden la fidelidad viendo a sus padres
fieles, y viendo detestada y rechazada la infidelidad en todas
sus formas.
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c) Respeto mutuo. Gimnasio excelente para ejercitarse en los
mil matices que contiene el respeto: a la autoridad, a la
intimidad del otro, al descanso ajeno, al tiempo de los demás, a
sus cosas.
La Familia, Comunidad de Santificación
Por vocación, la familia está llamada a ser una comunidad donde se
forjan hombres y mujeres santos. Ahí se aprenden a vivir las virtudes
del corazón como:
 La mansedumbre - Bondad que brota del contacto con Dios.
 La justicia - Aprender a dar a Dios lo que le corresponde.
 La misericordia - Aprender a poner siempre el perdón en el
corazón.
 La castidad - Enseñar a los hijos la vivencia de la pureza del
corazón.
 La paz - Como fruto de la unión y cercanía con Dios.
La Familia, Iglesia Doméstica
La familia tiene las características de una Iglesia en pequeño y, por lo
mismo, tiene encomendados por Dios los mismos fines. La familia es,
por tanto:
 Lugar en el que Cristo vive y obra la salvación de los hombres.
Presencia real de Cristo en el hogar cristiano ("Donde dos o más
están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos").
Propiciar el contacto frecuente con la Palabra de Dios. Oración
en común. Testimonio vivo de la práctica sacramental.
 Lugar donde Cristo obra el crecimiento del Reino de Dios. La
familia debe ser comunidad apostólica; debe dar testimonio
eclesial ante las demás familias. Debe anunciar con su palabra
y su ejemplo el Reino de Dios a todos cuantos tienen contacto
con ella. Debe ponerse en contacto con las necesidades reales
del mundo y aprender a aliviarlas.
Nivel de los Cónyuges
Hay que entender en este campo cuál es el profundo sentido de la
unión de un hombre y una mujer dentro del matrimonio para formar
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una familia, qué es y qué
trascendencia, su importancia.
significa
esa
unión.
Cuál
es
su
Definición de Matrimonio
Es una perenne comunión de amor y de vida.
unidad de los cónyuges no viene de:
 ser iguales
 buscar una relación aislada
 tener el mismo estilo de comportamiento.
Esta comunión o
No significa uniformidad en el comportamiento de los cónyuges, sino
una interpretación personal de una misma realidad, que es fruto de
una reflexión sobre cuestiones fundamentales ante las cuales se ha
tomado una decisión, una postura compartida por los cónyuges, pero
interpretada distintamente en función del modo de ser de cada uno.
Es el resultado de haber comprendido y aceptado activamente que el
matrimonio es más que una relación humana; es una vocación que
permite a cada uno desarrollar un servicio de mejor calidad, un
servicio que a través del cónyuge llegue a los hijos, a los amigos, etc.
Es una vocación, un llamado específico de Dios. Y por ello la vida
conyugal supone fundir dos almas en una sola para amar a Dios y a
aquéllos a quien Dios ama.
El cónyuge debe esperar del otro lo que puede dar, no lo que le
gustaría recibir. El cónyuge elige a una persona, no a un concepto de
“10” que debería ser esa persona.
Y con la elección viene el
compromiso de dar a esa persona lo que necesita y de esperar recibir
de ella lo que puede dar.
La vida matrimonial es una aventura y necesita la capacidad de
ambos cónyuges de volver a descubrir cada día con ilusión y con
sencillez la hermosura que es compartir la vida de un ser querido.
Exigencias
Si el matrimonio es lo que dijimos: una perenne comunión de amor y
de vida, entonces de él brotan muchas exigencias:
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







Decisión libre de cada cónyuge de buscar continuamente la
mejora del otro y de uno mismo, para hacer del matrimonio una
fuente real de la gracia que se recibe en el sacramento.
Voluntad renovada cada día en apoyarse el uno al otro en su
marcha hacia la realización plena de sí mismo.
Exigencia y riqueza: la de poder dar y darse sin cálculos ni
medidas. Éste es el ritmo del amor. A este precio se obtiene la
verdadera felicidad.
Amor que pone a su servicio todos los recursos de que dispone:
atención, voluntad, corazón, cuerpo.
Amor
verdadero que
oculta
los defectos del
otro.
Involuntariamente la mirada se clava en las cualidades de la
persona amada.
Desasimiento y olvido de sí. Correr el riesgo de renunciar a la
búsqueda de la propia felicidad y ello para llegar a descubrir que
su felicidad le es devuelta embellecida y multiplicada en la
felicidad del cónyuge.
Paciencia y perseverancia.
Servir, no dominar.
Nivel de la Persona
Aquí los cuestionamientos son muchísimos, pues la persona es
sumamente compleja y se encuentra en el centro de los otros dos
ámbitos: el de la vida en matrimonio y el de la vida familiar. Vamos a
intentar ser muy concretos y abarcar todas las áreas brevemente. No
hay que olvidar que en este campo personal la realización viene
determinada por el trabajo de perfección en cada uno de los aspectos
de la personalidad humana. Se trata aquí de formar de manera
integral todas las parcelas del ser; es decir, lograr un desarrollo
íntegro, armónico, jerarquizado por las facultades de la persona.
1. Formación de la Inteligencia
La inteligencia es la ventana del espíritu. Se trata aquí de que sea la
razón, formada e iluminada por la fe, la que señale siempre el camino
a seguir, y no los sentimientos o pasiones. Formar la inteligencia
significa enseñar a la persona a ejercitarse en:
 Analizar
 Sintetizar
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

Relacionar
Juzgar.
Cómo se forma la Inteligencia
Para ir logrando el desarrollo adecuado y progresivo de la inteligencia
son necesarias dos actitudes:
a) Reflexión. Tiempo para pensar. Pensar con serenidad y
profundidad para penetrar la esencia de las cosas, para
desentrañar los valores presentes en la realidad y poderlos
interiorizar. Pensar con claridad y precisión, con rigor lógico.
Pensar con objetividad e independencia, sin que los
sentimientos o emociones influyan indebidamente sobre los
juicios. Introspección para descubrir los ingredientes del propio
comportamiento: principios, valores, impulsos, sentimientos...
b) Búsqueda de la verdad. Ésta guía y completa a la reflexión.
Es una actitud fundamental, de fondo y absolutamente
necesaria. Recto deseo de iluminar la propia actuación con
motivos fundados, de conocer y comprender el porqué de
criterios evangélicos, exigencias morales, características del
estado de vida matrimonial, familiar, etc.
2. Formación de la Voluntad
La voluntad es pieza clave del edificio de la personalidad. Con ella el
hombre logra ser señor de sí mismo dominando sus pasiones,
sentimientos e instintos y actuando por encima de las circunstancias
externas, de acuerdo con los criterios que le presente la razón
(inteligencia) iluminada por la fe. Los beneficios de la gracia, las
demás cualidades humanas... todo queda gravemente comprometido
si falta el sostén de la voluntad.
Las características que debe tener esta voluntad son:
a) Fuerte.
b) Dócil a la inteligencia.
c) Eficaz y constante en querer el bien.
d) Tenaz frente a las dificultades.
e) Capaz de gobernar y encauzar con suavidad y firmeza todas
las dimensiones de la persona.
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Cómo se forma la Voluntad
Formar la voluntad significa ante todo ejercitarla en querer el bien, en
quererlo con presteza y con eficacia, y ello se logra:
a) Haciendo que esté polarizada por el amor.
Querer
libremente.
Cuando se ama, resulta fácil, casi necesario,
procurar el bien de la persona amada.
b) Renunciando: A otros bienes por uno mejor, educando y
forjando de este modo la capacidad de querer siempre el bien
mejor y necesario.
3. Formación de las Pasiones
Las pasiones son tendencias intelectivas o sensitivas que se
desarrollan de modo superior al normal. La voluntad no tiene un
dominio directo sobre ellas, ya que tienden hacia su propio objeto
siguiendo mecanismos automáticos. "Son impulsos de la sensibilidad
que inclinan a obrar o a no obrar en razón de lo que es sentido o
imaginado como bueno o como malo" (CIC, 1763). Ejemplos de
pasiones son: el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la
tristeza y la ira.
Las pasiones no son, de por sí negativas, y por tanto sería un error
simplemente reprimirlas. Pero el desorden creado por el pecado en la
persona hace que las fuerzas pasionales puedan empujarlo en
dirección contraria a la que le marca la recta razón iluminada por la
fe, es por ello que hay que formarlas.
4. Formación de los Sentimientos
Los sentimientos son fenómenos psíquicos de carácter subjetivo,
producidos por diversas causas (estados de ánimo, reacciones
inconscientes ante el ambiente, estado físico, acontecimientos,
situaciones, etc.), y que impresionan favorable o desfavorablemente a
la persona, excitando en ella diversos instintos y tendencias.
Cómo se forman los Sentimientos
Cuando se deja curso anárquico a los sentimientos, la vida de la
persona se hace caprichosa e imprevisible, y es por ello que es
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necesario formarlos adecuadamente.
Se pretende aprovechar la
fuerza de los sentimientos encauzándola al bien integral de la persona
y al servicio de la propia misión. Se busca adquirir una ecuanimidad
estable que consiste en el predominio habitual de un estado de ánimo
sereno, equidistante entre la alegría desorbitada y el abatimiento; un
sano optimismo sobrenatural capaz de transformar cualquier estado
de ánimo en factor positivo.
Lo anterior implica reconocer la posibilidad en mí de controlar,
orientar y armonizar la propia personalidad a través de:
 Conocer los propios sentimientos; llegar a saber el grado de
influencia que ejercen en mí.
 Fomentar el sentimiento si ayuda, rectificarlo si entorpece,
debilita o distrae, provocando el sentimiento contrario.
5. Formación de la Imaginación
La imaginación es la facultad de la creatividad y la originalidad. Una
imaginación bien cultivada es una mina inagotable de iniciativas en
todas las dimensiones de la vida.
Cómo se forma la Imaginación
a) Desarrollo y potenciación: Ejercicios orales y escritos; lectura
de autores especialmente imaginativos.
b) Encauzamiento: Que no sea "la loca de la casa", como decía
Sta. Teresa.
Hacer que sea fiel colaboradora de la
inteligencia y de la voluntad y que nunca actúe al margen de
ellas.
6. Formación de la Conciencia Moral
"Es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se
siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de
aquélla" (O.S. 16).
Es el ámbito donde Dios habla al hombre
inclinándole a obrar el bien y evitar el mal.
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Qué significa formar la Conciencia
Supone cultivar el juicio de conciencia que indica que “Hay que hacer
el bien y evitar el mal”, pues de ello depende la moralidad de nuestros
actos y nuestro valor como personas humanas. Debemos, pues:
a) Preparar al hombre para escuchar la voz de Dios.
b) Lograr en el hombre la coherencia de vida donde no hay
doblez ni insinceridad ni hipocresía.
c) Lograr en el hombre la inclinación habitual hacia el bien y el
hábito de detestar lo malo.
Cómo se forma la Conciencia
Lograr un sano equilibrio entre la dimensión objetiva (Ley moral
natural y Revelación) y subjetiva (el juicio moral de la conciencia del
sujeto) de la moralidad.
Fortalecer las operaciones complementarias de la conciencia, a saber:
 Percibir el bien y el mal: Se educa abriéndose a los valores
objetivos y conformándose a la norma moral objetiva
logrando un equilibrio, de modo que no seamos ni demasiado
amplios (conciencia laxa) ni demasiado estrictos (conciencia
escrupulosa) en la forma de percibir el bien por hacer o el mal
por evitar.
 Impeler a hacer el bien y evitar el mal: Fortalecer el influjo de
la conciencia sobre la voluntad. Esta fuerza de la conciencia
proviene de las convicciones y de la coherencia de vida. Se
puede percibir el bien y el mal, pero la conciencia no actúa en
consecuencia (conciencia inoperante).
 Emitir juicios sobre la bondad o maldad de lo hecho: Tomar
las debidas medidas para reparar y enmendar el mal hecho.
Examen de conciencia, sacramento de la confesión y dirección
espiritual son algunos medios que ayudan a ello.
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Reflexión en Grupo
Objetivo: Asegurarse que los matrimonios participantes se lleven a
sus hogares el convencimiento de que es necesario iniciar un trabajo
constante para renovar la propia familia en los puntos que se sugieren
más adelante.
Instrucciones
Elaborar un borrador sencillo (5 puntos) de lo que sería un proyecto
para renovar la propia familia. Para esto es necesario buscar puntos
muy prácticos que nos permitan iniciar este camino. No se pretende
algo definitivo, pues eso se deberá dar al finalizar nuestro curso.
Se sugiere trabajar primero en pareja y luego en el grupo.
Hay que entregar la propuesta del grupo.
Se sugiere analizar los siguientes puntos:
Convencidos de que a partir de hoy es necesario un cambio, ¿cuál
sería nuestro primer paso?
Familia
 Respeto.
 Disciplina: horario, normas claras, etc.
 Convivencia: comunicación frecuente, profunda, adecuada.
 Vida espiritual: oración en común, vida sacramental.
 Formación de la conciencia: criterios claros.
Matrimonio
 Comunicación: diálogo.
 Respeto.
 Crecimiento en el amor: ceder, detalles, renuncia.
Personal
 Responsabilidad.
 Aprovechamiento del tiempo.
 Disciplina.
 Fidelidad a la propia conciencia.
 Dominio de los sentimientos.
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