Sentencia 8987 de 2014

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
Magistrado ponente
SL8987-2014
Radicación n°42918
Acta 24
Bogotá, D. C., nueve (09) de julio de dos mil catorce
(2014).
Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por
ROGER TULIO URUEÑA LARA, GUILLERMO ENRIQUE NIETO
QUEVEDO,
JAIME
SANTODOMINGO
ROMERO
LUNA,
MARTHA LUCÍA FONSECA VÉLEZ, MARÍA DEL CARMEN
FRANCO, LUZ MARINA VILLA OSORIO y CARLOS ARMANDO
FAJARDO TOVAR, contra la sentencia proferida por la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el
2 de julio de 2009, en el proceso que instauraron contra el
BANCO DE LA REPÚBLICA.
1
Radicación n.° 42918
I.
ANTECEDENTES
Los señores atrás mencionados llamaron a juicio al BANCO
DE LA REPÚBLICA, con el fin de obtener el reconocimiento y
pago de la pensión de jubilación de carácter convencional
contenida en el numeral 3º del artículo 8º de la Convención
Colectiva de Trabajo de 1973, a su vez consagrada en el artículo
15 del texto convencional unificado del año 1976.
Subsidiariamente de la anterior, solicitaron el reconocimiento
de la pensión reglamentaria contenida en el inciso 3º del artículo
78 del reglamento interno de trabajo.
Subsidiariamente de la anterior, solicitaron, “por error en el
objeto” y “objeto ilícito”,
la nulidad absoluta de las actas de
conciliación suscritas entre los demandantes y la demandada;
que como consecuencia de lo anterior se ordene restituir los
contratos de trabajo, desde la fecha de terminación, al estado en
que antes se encontraban tal y como lo dispone el artículo 1746
del C.C.; que se reconozca en su favor los reajustes y pagos de
las mesadas pensionales; el pago de intereses moratorios en los
términos del artículo 141 de la Ley 100 de 1993, y las costas del
proceso.
Fundamentaron sus peticiones, básicamente, en que
prestaron sus servicios personales a la demandada en forma
ininterrumpida y mediante contrato de trabajo a término
indefinido en los períodos, cargos y con los salarios que se
señalan en la demanda; que recibieron una oferta suscrita por el
Subgerente Administrativo del Banco de la República, mediante
carta SG-A 3570 del 14 de febrero de 1994, en la que se les
ofreció un plan de retiro voluntario; que al acogerse a dicho plan
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Radicación n.° 42918
tenían adquirido el derecho a la pensión de jubilación de que
trata el numeral 3º del artículo 8º de la Convención Colectiva
de Trabajo de 1973, ratificado por el artículo 15 del Texto
Unificado del Régimen Convencional de 1976, ya que para
entonces tenían cumplidos más de 10 años de servicios y, por
haberse producido el retiro por causas ajenas a su voluntad; que
la oferta que aceptaron para dar por terminado el contrato de
trabajo consistía en una bonificación en dinero, sin que
hubieran conciliado el derecho pensional, lo cual generó una
nulidad absoluta por error dirimente en cuanto a la entidad del
objeto de la conciliación, toda vez que el banco consideró que
dichas
pensiones
fueron
conciliadas
y
los
trabajadores
entendieron que solo se concilió la terminación del contrato de
trabajo; que la demandada fue quien redactó en todas sus
partes el texto de las actas de conciliación; que el motivo del
retiro se fundamentó en la Ley 31 de 1992 y el Decreto 2520 de
1993; que estuvieron afiliados al sindicato y por tanto eran
beneficiarios de la convención colectiva de trabajo.
Adujeron
que no obstante lo expresado en relación con el derecho
adquirido a la pensión convencional, los inspectores de trabajo
impartieron su aprobación. (fls. 8 al 15).
Al dar respuesta a la demanda, la parte accionada se
opuso a las pretensiones y, en cuanto a los hechos, los aceptó
parcialmente, pero siempre alegó que los demandantes no
tenían derecho a la pensión reclamada en razón a que los
contratos de trabajo terminaron por mutuo acuerdo elevado a
conciliación.
En su defensa propuso como excepciones previas las de
cosa juzgada total y prescripción, así como excepciones de
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Radicación n.° 42918
mérito, las de inexistencia de la obligación, compensación y
buena fe. (fls. 360 a 381).
II.
SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
El Juzgado Dieciocho Laboral del Circuito de Bogotá, al
que correspondió el trámite de la primera instancia, mediante
fallo del tres de noviembre de 2006, absolvió a la demandada de
la primera pretensión y de la subsidiaria de esta; respecto de la
segunda subsidiaria, declaró la prescripción y absolvió (fls. 998
al 1010).
III.
SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Bogotá, mediante fallo del dos de julio de 2009, confirmó la
decisión de primera instancia.
En lo que interesa al recurso extraordinario, el tribunal
consideró, como fundamento de su decisión, que debía resolver
si a los demandantes les asistía el derecho a la pensión sanción
convencional deprecada, consagrada en el numeral 3º del
artículo 8º de la Convención Colectiva recogido en el artículo 15
de
la convención colectiva vigente
para 1976, y si las
conciliaciones celebradas entre las partes estaban afectadas de
nulidad
absoluta.
Acto
seguido,
trascribió
la
norma
convencional en cuestión, de donde extrajo que, para ser
beneficiario de la citada pensión, se requería:
1. Que el trabajador haya prestado sus servicios de
manera continua o discontinua por 10 años o más al
banco;
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Radicación n.° 42918
2. Que haya observado buena conducta;
3. Que el retiro haya sido por causas ajenas a su voluntad.
De cara a los citados requisitos, el ad quem manifestó que
el último no se daba para ninguno de los demandantes, por
cuanto, claramente, los contratos de trabajo finalizaron por
mutuo consentimiento, según constaba en las respectivas actas
de conciliación, numeral 1º, obrantes en el plenario, cuyo texto
trascribió con la aclaración de que todas las actas allegadas
reproducían similar redacción.
Precisó que no tenía razón la parte apelante cuando
señalaba que la terminación de la relación laboral fue por
causas ajenas a la voluntad de cada uno de los demandantes, ya
que, como lo tenía señalado esta Sala y lo había dicho el a quo,
la oferta constituía una forma libre y voluntaria de consentir la
terminación del contrato de mutuo acuerdo, sin que pueda
obviarse que el plan de retiro era una opción sujeta a ser
aceptada por parte de los actores y, si ellos se habían acogido a
dicho plan, decidieron voluntariamente terminar la relación
laboral
por
mutuo
acuerdo,
mediante
el
pago
de
una
bonificación en la forma pactada, por lo tanto los trabajadores
estuvieron en la oportunidad de aceptarla o no, así como de
admitir o no la bonificación que les fue ofrecida. Que a raíz de la
reorganización del banco resultado de la Constitución de 1991,
este ofreció una bonificación para que los trabajadores se
acogieran al plan de retiro voluntario, la cual fue aceptada por
aquellos y conciliaron la terminación del vínculo por mutuo
acuerdo, de forma libre, espontánea y voluntaria, de donde
coligió que ninguno de los acuerdos desconoció derechos
adquiridos, como se había argumentado en la apelación, toda
vez que, estimó, para la causación de la pensión se requerían los
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Radicación n.° 42918
tres requisitos atrás establecidos por él,
y, al faltar el
relacionado con el retiro por razones ajenas a la voluntad del
trabajador, no se había concretado el derecho pensional
reclamado, y, por ende, no era del caso acceder a la pretensión
de reconocimiento y pago de la pensión convencional como lo
había concluido el a quo.
Agregó que
subsidiaria
igual
referida
a
suerte
la
debía
pensión
correr
la
reglamentaria,
pretensión
pues el
otorgamiento de esta estaba condicionado en términos similares
a la pensión sanción convencional, es decir que este beneficio
también requería que el vínculo se terminase por causas ajenas
a la voluntad del trabajador.
Con relación al texto de las conciliaciones, señaló que su
objeto fue la terminación del contrato de trabajo, el pago de una
bonificación, la forma de cancelación de sus prestaciones
sociales, lo relativo al pago de los préstamos de vivienda, el
mantenimiento de auxilios médicos y educacionales, sin que se
hubiere conciliado la pensión convencional deprecada o la
reglamentaria; que no se abría paso a la apelación en este
sentido, no porque se considerasen conciliadas tales pensiones,
sino porque la terminación del contrato de trabajo no fue por
causas ajenas a los trabajadores, por lo cual no podía accederse
a lo peticionado, por no haberse consolidado el derecho
prestacional en cabeza de ninguno de los petentes.
Por lo anterior, precisó que con las conciliaciones no se
habían vulnerado derechos adquiridos, como se decía en la
apelación, sin que se hubiese presentado, para llegar a dicho
acuerdo, maniobras de mala fe por parte del demandado; que
estas se celebraron por personas capaces, de forma libre,
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Radicación n.° 42918
voluntaria, espontánea y ante funcionario
competente; que ni
por asomo se acreditó que se hubiese configurado algún vicio en
el consentimiento, que su objeto fue la terminación del contrato
de trabajo de mutuo consentimiento y la causa fue zanjar las
posibles
diferencias
que
se
pudieran
presentar
en
la
culminación de la referida relación laboral, a raíz de la
reorganización del banco, con la aceptación de los trabajadores
de la oferta del plan de retiro y el recibo de una bonificación,
aunada la aprobación del inspector de trabajo por reunir las
exigencias de los artículos 20 y 78 del CPT y SS.
El ad quem estimó que el apelante tampoco tenía razón al
pretender hacer ver que sin autorización legal, los demandantes
habían modificado el régimen convencional que obligaba al
banco, pues, dijo, sin duda se trata de un enunciado sin
sentido, toda vez que con base en la autonomía de su voluntad
decidieron en forma libre, voluntaria y sin ninguna presión dar
por
terminados
consentimiento,
los
contratos
aceptando
la
de
trabajo
bonificación
y
por
a
mutuo
título
de
conciliación los montos liquidados, sin que en ninguna de las
actas de conciliación los demandantes hayan modificado el
régimen convencional vigente entre el banco, en relación con los
afiliados a ANABRE.
Tampoco le dio la razón respecto a la acusación de que lo
conciliado fueron derechos ciertos e indiscutibles, en tanto que
ya se había visto que los actores no tenían consolidado derecho
pensional alguno, pues el retiro había sido voluntario.
En cuanto a la inconformidad del apelante sobre que no
era dable aplicar a las actas de conciliación los términos de
prescripción señalados en los artículos 488 del CST y 151 del
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Radicación n.° 42918
CPT y SS, sino los consagrados en los artículos 1º y 2º de la Ley
50 de 1936, esto es de 20 años por tratarse de una nulidad
absoluta por objeto y causa ilícita, no le dio la razón por
considerar que «…conforme al artículo 20 del Código Sustantivo
del Trabajo, “en caso de conflicto entre las leyes del trabajo y
cualesquiera otras, prefieren aquellas”.»
A lo anterior agregó que, para efectos de contabilizar la
prescripción de las acciones para reclamar derechos laborales,
no debía acudirse a las reglas generales consagradas en el
Código Civil, sino a las especiales estatuidas en los citados
artículos 488 del CST y 151 del CPT y SS, y que, en este casos,
«…se observa que todas las conciliaciones celebradas entre los
demandantes y el demandado datan del año 1994…, de tal
suerte que incluso las últimas conciliaciones verificadas el 15 de
abril de 1994, se encuentran prescritas…», pues, determinó, los
tres años respectivos se agotaron el 15 de abril de 1997 y las
reclamaciones administrativas habían sido presentadas mucho
tiempo después del cumplimiento del trienio aludido, pues
estableció que fueron presentadas entre diciembre de 2004 y
abril de 2005, sin que hubiere interrupción de la prescripción
con las mentadas reclamaciones administrativas.
Acorde con lo anterior, el ad quem concluyó que había
operado la prescripción, por ende, sostuvo, no era del caso
entrar a efectuar ninguna consideración acerca de la validez de
los acuerdos conciliatorios aludidos respecto de los requisitos de
validez de estos. Y seguidamente citó la sentencia CSJ SL del 10
de mar. de 2000, no. 12935, donde se asentaron por esta Corte
las razones de por qué no aplicar los artículos 1502, 1513, 1740
y 1750 del CC frente a la declaratoria de nulidad de un acto
jurídico laboral, en tanto que a la postre esto podría dar lugar a
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Radicación n.° 42918
deducciones incompatibles con disposiciones del trabajo, por
ejemplo, que el término para pedir la rescisión sería de cuatro
años.
IV.
RECURSO DE CASACIÓN
Interpuesto por la parte actora concedido por el Tribunal y
admitido por la Corte, se procede a resolver.
V.
ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretenden los actores recurrentes, a través del mismo
apoderado, que la Corte case totalmente la sentencia recurrida,
para que, en sede de instancia,
anule o infirme en todas sus
partes la pronunciada por el juzgado de primera instancia que
absolvió de todas las pretensiones incoadas en su contra y
declaró probada la excepción de prescripción frente a las
pretensiones subsidiarias, para que se concedan las solicitudes
de la demanda.
Con tal propósito formulan seis cargos que fueron objeto
de réplica. Se estudiaran, en primer lugar, de forma conjunta,
los cargos primero al cuarto, por valerse de normas y
argumentos similares, además que se encausaron por la vía
directa. Seguidamente, el cargo quinto que fue formulado por la
vía indirecta en relación con el contenido de la conciliación
celebrada por cada trabajador. Y por último, el sexto cargo.
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Radicación n.° 42918
VI.
CARGO PRIMERO
Se acusa a la sentencia por violar directamente las
siguientes
disposiciones
sustanciales:
el
artículo
58
Constitucional; los artículos 9,15, 43 y 467 y s.s. del C.S.T.;
1740 y 1741 del Código Civil; el literal b) del artículo 36 y el
artículo 40 de la Ley 131 de 1992. Que las normas medio
violadas fueron: artículos 20 y 78 del C.P.T. y S.S.
Aclara la parte recurrente que el cargo se presenta por la
vía directa, porque no se controvierte ningún aspecto fáctico,
pues la divergencia, dice, es de puro derecho.
Se refiere a la consideración del ad quem sobre que el
retiro de los actores fue voluntario, de donde el juez de alzada
coligió que ninguno de los acuerdos conciliatorios habían violado
los derechos adquiridos, como se había dicho en la apelación,
toda vez que, según el tribunal, para la causación de la pensión,
se necesitaba la concurrencia de los tres requisitos precisados, y
que, al faltar el referente al retiro por causas ajenas a la
voluntad del trabajador, no se había concretado el derecho
pensional peticionado.
Los recurrentes disienten de la citada posición del ad
quem, por considerar que viola directamente la intangibilidad
del derecho adquirido, es decir, aquéllos derechos que ya
entraron a formar parte del patrimonio de cada trabajador, los
cuales no pueden ser desconocidos por leyes posteriores, como
lo dispone el artículo 58 Constitucional.
Sostiene la censura que los apoderados judiciales que
representaron al banco, en cada una de las conciliaciones objeto
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Radicación n.° 42918
del debate judicial, coincidieron en manifestar que la única
causa de la terminación del contrato de trabajo de los
demandantes, fue la reforma introducida por la Constitución de
1991
que
igualmente,
modificó
los
la
estructura
trabajadores
de
esa
entidad;
demandantes
que,
advirtieron
expresamente ese mismo hecho y reclamaron la pensión
convencional al momento de suscribir cada una de las actas de
conciliación.
Para los impugnantes, las manifestaciones de las partes
demuestran que la terminación de los contratos de los
demandantes corresponden a la reforma introducida por la
Constitución Política de 1991, lo que originó las razones y
motivos para la reestructuración del Banco de la República, las
cuales son consideradas de “utilidad pública” donde debe ceder
el interés privado de los demandantes y por esas circunstancias
dejó cerrada la posibilidad de discutirse esa situación en los
estrados judiciales; determinación que debía ser acatada de
plano, como en efecto lo hicieron tanto el banco como los
trabajadores demandantes; conformándose esa modificación
constitucional en la única causa de la terminación de los
contratos de trabajo de los demandantes, como se indicó
anteriormente, porque así lo estimaron las partes en las
correspondientes actas de conciliación.
Advierten que las modificaciones introducidas al Banco de
la República las debía sufrir el mencionado banco, porque así se
dispuso en el artículo 40 de la Ley 131 de 1992 que las
reglamentó, con la orden al banco de
que debía guardar el
respeto a los derechos salariales y prestacionales (pensión
convencional) de sus trabajadores cuando pudiesen resultar
afectados por dichas modificaciones, al disponer lo siguiente:
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Radicación n.° 42918
ARTICULO 40. REGIMEN SALARIAL Y PRESTACIONAL. El
régimen salarial y prestacional actualmente en vigor para
los trabajadores y pensionados del Banco no podrá
desmejorarse como consecuencia de la aplicación de las
normas de la presente Ley.
Consideran
que
complementa
la
teoría
del
derecho
adquirido, para el sub-judice, el literal b) del artículo 36 de la
Ley 31 de 1992, cuando el mencionado literal conserva los
derechos derivados de las “convenciones colectivas” de los
trabajadores del Banco de la República, al disponer lo siguiente:
b) Los demás trabajadores del Banco continuarán
sometidos al régimen laboral propio consagrado en esta
Ley, [en los Estatutos del Banco]1, en el reglamento interno
de trabajo, en la Convención Colectiva, en los contratos de
trabajo y en general a las disposiciones del Código
Sustantivo del Trabajo que no contradigan las normas
especiales de la presente Ley.
Según los impugnantes, si los demandantes tenían el
derecho adquirido sobre la pensión convencional de que trata el
numeral 3 del artículo 8 de la Convención Colectiva de Trabajo
de 1973, ratificado mediante el artículo 15 del texto unificado
del régimen convencional de 1976 ( derecho reclamado, del cual
no se controvierte el contenido de las mencionadas convenciones
colectivas, per se, sino que se refiere al derecho adquirido), tal
como previamente lo reclamaron los demandantes en las actas
correspondientes, no se puede pasar por alto solo por el hecho
de haberse suscrito las actas con abiertas violaciones de las
disposiciones
antes
indicadas
y
de
contera
violando
flagrantemente el artículo 15 del CST y SS. que prohíbe esas
conciliaciones sobre derechos adquiridos.
1
Aparte entre corchetes declarado exequible con la sentencia C-521 de 1994.
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Radicación n.° 42918
Agrega que es aquí donde emerge con nitidez el derecho
adquirido de los demandantes, el cual pasó inadvertido para las
autoridades que tenían la obligación constitucional de analizarlo
y defenderlo, vale decir, que los inspectores del trabajo
autorizaron con sus firmas las actas correspondientes y no
cumplieron a cabalidad el mandato del artículo 9° del C.S.T. y
S.S., que dispone lo siguiente: “...Los funcionarios públicos están
obligados a prestar a los trabajadores una debida y oportuna
protección para la garantía y eficacia de sus derechos, de acuerdo
con sus atribuciones”, norma que obligan a éstos, quienes deben
responder por sus omisiones, según los artículos 6 y 13
constitucionales.
Para la parte recurrente, cuando una norma constitucional
modifica una entidad del Estado, como ocurrió con el Banco de
la República, donde la modificación reestructuró la planta de
personal y generó los retiros de los trabajadores sobrantes, sufre
la seguridad jurídica, porque toca el principio de retroactividad
de la ley de los funcionarios afectados, los cuales deben ser
protegidos frente al tránsito legislativo, pues, las modificaciones
legislativas no pueden cambiar en forma alguna los derechos
adquiridos de las personas afectadas.
La tarea de aprobación de los acuerdos conciliatorios
efectuados por los diferentes inspectores del trabajo realizada
por encargo legal, no se limitaba a la simple firma del acta de
conciliación, sostienen; consideran que ellos tienen, como
propósito fundamental, examinar la legalidad y contenido de las
mismas, confrontando las disposiciones sustanciales (Art. 1741
Código Civil) y procedimentales (art. 20 y 78 CPT y SS) para que
no
se
vulneren
derechos
ciertos
e
indiscutibles
de
los
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Radicación n.° 42918
trabajadores que suscribieron las actas, quienes, repiten,
previamente han reclamado su derecho antes de la suscripción
de las actas.
Dicho de otra forma, la tarea del funcionario está orientada
a revisar y valorar las propuestas contenidas en el acta,
determinando con su estudio si se cumplieron los requisitos de
legalidad exigidos en la normatividad existente, o debieron
rechazar las actas que estuvieren fuera de contexto legal, todo lo
anterior
para
no
lesionar
derechos
adquiridos
de
los
trabajadores, agrega la censura.
Como consecuencia de todo lo antes dicho y por esa
puntual reclamación de los demandantes, solicitan a esta Sala
que realice el control de legalidad, porque, estiman, en el
presente
caso se
vulneraron derechos adquiridos
de
los
demandantes, quienes reclamaron previamente su derecho a la
pensión convencional, a fin de que no se violen flagrantemente
los artículos 53 y 58 Constitucionales y 467 y sub-siguientes del
C.S.T.
VII. RÉPLICA
La contraparte considera, en general, que el recurso no
está llamado a prosperar, en razón a que, si los actores, desde la
misma demanda, aceptaron expresamente haber conciliado lo
referente al fenecimiento del vínculo laboral que los unía con el
banco, y, como consta en cada una de las actas pertinentes, que
lo hicieron de forma libre, era evidente que los retiros nunca se
dieron por causas ajenas a la voluntad de los accionantes, de lo
que resulta que las farragosas arremetidas de los impugnantes
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Radicación n.° 42918
no dejaban de ser infructuosas argucias que carecían de la más
mínima vocación de prosperidad.
Con relación a este específico cargo, anotó que al haberse
dirigido por la senda de puro derecho, los recurrentes estaban
en el imperioso deber de aceptar, sin debatirla, la intelección de
las pruebas que realizó el tribunal, lo que, para este, significó
que de las pruebas surgió que ellos no tenían el derecho a
percibir la
pensión reclamada, pues descartaban que el
fenecimiento de la relación laboral de las partes hubiese sido
originado por razones ajenas a la voluntad de los trabajadores,
planteamiento que, conforme a la vía escogida para el embate,
permanece incólume.
VIII. SEGUNDO CARGO
Se acusa a la sentencia, por violar directamente
las
siguientes disposiciones sustanciales: los artículos 1740, 1741 y
1746 del Código Civil, que debían ser aplicados por analogía
según el artículo 8 de la Ley 153 de 1887 y el artículo 19 del
CST y SS; los artículos 53 y 58 Constitucionales.
Nuevamente la censura aclara que el cargo se presenta por
la vía directa, porque no se controvierte ningún aspecto fáctico,
pues la divergencia es de puro derecho.
DEMOSTRACIÓN DEL CARGO
Le enrostran al juez colegiado la violación directa de la ley,
por falta de aplicación de la ley sustancial, es decir, afirman, por
inaplicación de los artículos 1740 y 1741 del Código Civil que
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Radicación n.° 42918
establecen la nulidad sustancial de las actas, cuando falta al
contrato alguno de los requisitos esenciales establecidos por el
legislador; que, en el presente caso, brilla por su ausencia el
requisito esencial exigido para la conciliación, correspondiente al
mutuo acuerdo de las partes respecto del objeto de la
conciliación, y, por lo tanto, el cargo no se refiere a los vicios del
consentimiento, sino a la nulidad por objeto y causa ilícitos.
En el sub-judice, sostienen los impugnantes, en cada una
de las actas suscritas por ellos, existe discrepancia entre la
voluntad declarada por cada uno de los trabajadores y la
voluntad declarada del Banco de la República, respecto de la
existencia del derecho adquirido a la pensión convencional
solicitada en la demanda. Por esa falta de entendimiento entre
las partes, se establece, en su criterio, que no han podido
confluir entre ellos la voluntad para formar un acuerdo sobre
ese aspecto.
En efecto, agregan, en las actas analizadas de cada uno de
los trabajadores se solicitó la pensión, por considerar tener
cumplidos los requisitos convencionales que reglamentan ese
derecho adquirido y, por esa circunstancia, ellos expresamente
solicitaron el reconocimiento de la mencionada pensión; al
contrario, el banco demandado consideró que por existir un
mutuo acuerdo para terminar el contrato de cada uno de los
demandantes,
devenía
consecuencialmente
la
pérdida
del
derecho y que no era posible la aplicación de la convención
reclamada. Es decir, para la censura, al existir divergencia sobre
el objeto conciliado, no existió acuerdo de voluntades y, como
consecuencia de esa falta de acuerdo, no existió acto jurídico
válido, por carecer el contrato del acuerdo mutuo que deben
tener las partes para que se pueda hablar de conciliación, según
lo establecido en el artículo 1741 del Código Civil.
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Radicación n.° 42918
Dicho de otra forma, manifiestan, las actas de conciliación
no alcanzaron a cumplir los requisitos de legalidad exigidos por
la ley, en consecuencia, las actas son nulas de nulidad absoluta
(art.1740 y 1741 del C.C. aplicables por analogía según lo
dispone el artículo 19 del C.S.T y S.S. y el artículo 8 de la Ley
153 de 1887) y sobre ellos deben darse las restituciones mutuas
como lo ordena el artículo 1746 del Código Civil, también
aplicable por analogía, tal como se solicitó en las pretensiones
de la demanda.
IX.
Considera
el
replicante
RÉPLICA
que
las
premisas
fácticas
adoptadas por el ad quem se conservan intactas en el ataque
por la vía directa, por tanto, concluye, son suficientes para
mantener incólume la decisión.
Agrega que la aludida
divergencia sobre el objeto conciliado se cae por su base con la
simple lectura de las diferentes actas de conciliación allegadas al
expediente y en las que consta que, durante las diligencias
pertinentes y ante la petición de los trabajadores de que se les
reconociera la pensión convencional o reglamentaria, el banco
fue contundente en explicarles que ellos no tenían derecho a
ella, porque el banco no los estaba retirando, sino que les ofreció
un plan de retiro que no obligaba a nadie, pues su aceptación
era a elección de cada trabajador, en cuyo evento el contrato
terminaba por mutuo acuerdo.
X.
TERCER CARGO
Se acusa a la sentencia por violar directamente las
siguientes disposiciones sustanciales: los artículos 1523, 1741 y
1746 del Código Civil; aplicados por analogía de que trata el
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Radicación n.° 42918
artículo 8 de la Ley 153 de 1887; y los artículo 15, 19 y 467 del
CST y SS. Y los artículos 48 y 53 Constitucionales.
Reiteran la aclaración
realizada en los dos cargos
anteriores de que el cargo se presenta por la vía directa, porque
no
se
controvierte
ningún
aspecto
fáctico,
dado
que
la
divergencia es de puro derecho.
DEMOSTRACIÓN DEL CARGO
La censura le enrostra al ad quem la violación directa de
la ley, por falta de aplicación, de los artículos 1523 y 1741 del
Código Civil (aplicables por analogía), normas que, en su criterio,
establecen la nulidad sustancial — por objeto o causa ilícita- por
haberse conciliado la pensión convencional de que trata el
numeral 3 del artículo 8 de la Convención Colectiva de Trabajo
de 1973, derecho ratificado en el artículo 15 del Texto Unificado
del Régimen Convencional de 1976; que no obstante existir la
expresa prohibición legal para ello (artículo 15 del CST y SS.) y
a pesar de que los trabajadores en cada una de las actas
consideraron haber adquirido el derecho a la pensión reclamada
con anterioridad a la conciliación, se realizaron la conciliaciones
en contra de la prohibición legal.
Dicen no discutir en el presente cargo los vicios del
consentimiento; que la mayoría de los tratadistas consideran
que el objeto ilícito es aquél contrario a la ley, al orden público o
a las buenas costumbres, asimilando al caso los motivos de
ilicitud del objeto que señala el art. 1523 CC.
Agregan que, en términos generales, todo acto que
contravenga al derecho público padece de objeto ilícito. De este
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Radicación n.° 42918
modo se debe aplicar al objeto de la conciliación el mismo
criterio sobre la licitud de la causa, es decir, que el derecho no
reconoce valor a los actos prohibidos por las leyes (art. 15 del
CST y SS) contrarios a las buenas costumbres o al orden
público. Se entiende, afirman, por objeto ilícito el que versa
sobre cosas incomerciables (venta de bienes embargados) o
sobre
derechos
adquiridos
por
los trabajadores (conciliar
derechos que han entrado en el patrimonio del trabajador), o
sobre hechos contrarios a las buenas costumbres o al orden
público (ceder la jurisdicción establecida en la ley).
Para los recurrentes, la nulidad reclamada en el presente
caso es de aquellas denominadas absolutas por tener objeto y
causa ilícita, contrarios a ley, la cual salta a la vista, porque en
las actas de conciliación de cada uno de los demandantes se
reclamó el derecho a la pensión convencional, ya que, según los
trabajadores, ellos tenían adquiridos ese derecho convencional
antes de la suscripción de las actas y así se lo hicieron saber al
inspector del trabajo. Manifestaciones que no fueron tenidas en
cuenta
por
el
mencionado
funcionario,
afirman,
lo
cual
demuestra la violación del derecho adquirido.
El
derecho
reclamado,
sostienen,
es
un
derecho
fundamental, imprescriptible e irrenunciable por tratarse de una
pensión convencional o reglamentaria, y que, cuando el reclamo
legal se impetra por los beneficiarios de esos derechos, se
encuentran legitimados para hacerlo, o puede ser declarado de
oficio por el juez, o solicitado por el ministerio público en interés
de la moral o la ley, como lo establece el artículo 2° de la Ley 50
de 1936, aplicable por analogía al presente proceso.
Debe tenerse en cuenta que la nulidad absoluta generada
por objeto o causa ilícita, dice la censura, no puede sanearse
19
Radicación n.° 42918
(art. 1741 del C.C.), a pesar de que se considera saneable
conforme al numeral 2° del artículo 2535 del C.C. por
prescripción extraordinaria. Que al enfrentar en un estudio de
razonabilidad entre un derecho fundamental, como es la
seguridad social (art. 48 Constitucional) con característica de
irrenunciable, contra la norma antes indicada que establece una
posible prescripción, el resultado de dicho análisis es adverso a
la posibilidad de sanear la nulidad proveniente de ilicitud por
objeto
o
causa
ilícita,
porque
el
derecho
debatido
es
irrenunciable en virtud de la norma constitucional, la cual
prevalece sobre la norma que determina la prescripción para
esos derechos. Existe una excepción de constitucionalidad en el
presente caso, señala el recurrente.
XI.
RÉPLICA
Reitera que una vez más se optó por la vía de derecho, por
lo que se dejó en firme la inteligencia del acervo probatorio que
realizó el juzgador de segunda instancia y que constituye el
soporte válido de la providencia acusada. Y solicita, en aras de la
brevedad, tener en cuenta los mismos argumentos de réplica
presentados contra el cargo anterior, dado que la sustentación
de estos cargos son similares.
Con relación a la imprescriptibilidad alegada por la
censura estima que es contraria a los principios básicos de todo
estado de derecho en materia de seguridad jurídica.
XII. CUARTO CARGO
Acusan a la sentencia por violar directamente
las
siguientes disposiciones sustanciales: los artículos 1502, 1505,
20
Radicación n.° 42918
1741, 1746 y 2142 del Código Civil; aplicados por analogía de
que trata el artículo 8 de la Ley 153 de 1887; y los artículos 15 y
19, 43 y 467-480 del CST y SS.
Dicen, una vez más, que el cargo se presenta por la vía
directa porque se no controvierte ningún aspecto fáctico. Que la
divergencia es de puro derecho.
Refutan que el tribunal no les diera la razón a los actores
al pretender hacer ver que, sin autorización legal, radicada en
cabeza
del
Presidente
consentimiento,
ellos
del
sindicato,
hubiesen
esto
modificado
es
sin
su
el
régimen
convencional que obligaba al Banco de la República, pues el
juzgador había considerado que lo sostenido por ellos se trataba
de un enunciado sin sentido, toda vez que, con base en la
autonomía de su voluntad, los trabajadores
forma
libre,
voluntaria
y
sin
ninguna
decidieron, en
presión,
dar
por
terminados los contratos de trabajo de mutuo consentimiento,
mediante la aceptación de la bonificación y, a título de
conciliación, los montos liquidados, sin que, en ninguna de las
actas de conciliación, los demandantes hubiesen modificado el
régimen convencional vigente entre el Banco de la República en
relación con los afiliados a la Asociación de Empleados del
Banco de la República, ANABRE.
DEMOSTRACIÓN DEL CARGO
Se refieren a la cláusula de la conciliación donde los
trabajadores declararon a paz y salvo a la demandada «... por
concepto de todo salario, prestación social, bonificación auxilios e
indemnizaciones de toda clase, e inclusive toda clase de pensión
sanción por despido injusto o por retiro por causas ajenas a mi
21
Radicación n.° 42918
voluntad quedando a salvo únicamente el eventual derecho a la
mera expectativa de una pensión de jubilación, si esta se llegare a
causar por el cumplimiento de los requisitos de edad y tiempo en
el momento de dicha causación...».
Para la censura, la cláusula transcrita se refiere a la
renuncia de un derecho convencional que no lo podía declarar el
trabajador sin autorización de ANABRE, por ausencia de
capacidad legal del trabajador para conciliar una pensión
convencional, cuya representación solo podía ser asumida por
el Presidente
del sindicato
de
base;
dejando
claramente
establecido que los afiliados al sindicato carecían de la
representación legal para intervenir en esos aspectos, es decir
que la representación legal de esa agremiación solo la tiene, el
Presidente de ANEBRE.
Que las conciliaciones o transacciones individuales donde
los trabajadores declinan derechos encaminados a extinguir un
beneficio de origen convencional, cuando éstos no tienen
capacidad legal para ello, conllevan la ineficacia jurídica, en
concepto reiterado de la Corte, por varias razones, entre las
cuales se destaca:
...entre otras razones por la falta de capacidad del
trabajador para la celebración de cualquier acto o contrato
que tienda a modificar a las espaldas de la organización
sindical las condiciones que regían de manera cierta es
indiscutible los contratos de trabajo, menos cuando tales
actos conducen a desmejorar la situación del trabajador en
relación con lo que establece la convención colectiva que
sigue en todo su vigor, mientras la justicia del trabajo no
decida sobre la misma mediante la revisión, conforme a los
artículos 14, 43 y 480 del Código Sustantivo del Trabajo.
C.S.J. Cas. Laboral, Sent. ‘Agot.23/88).
22
Radicación n.° 42918
Agrega que esta jurisprudencia tiene fundamento legal en
los artículos 633, 637, 639 y 640 del Código Civil y demás
normas concordantes.
Así las cosas, concluyen, este requisito es elemento
indispensable para la validez de las conciliaciones analizadas,
toda vez que carecen del consentimiento emitido por el
representante legal de “ANEBRE” para declinar, en favor de la
demandada los derechos convencionales de sus afiliados, porque
dichos
trabajadores carecían de
la
capacidad legal para
representar al ente sindical mencionado; pues, con su decisión,
se modificaron, unilateralmente y en perjuicio propio, las
convenciones colectivas pactadas con la organización sindical
mencionada. Por lo tanto, en su criterio, cualquier renuncia a
una prestación convencional que los demandantes hubieren
efectuado en las actas analizadas, carece de eficacia jurídica
frente
a
las
disposiciones
legales
y
jurisprudenciales
mencionadas. Sostiene que de esta manera, igualmente, se viola
el derecho adquirido de que trata el artículo 58 Constitucional y
el artículo 48 ibídem que no es renunciable.
Para reforzar su posición, la censura trae a colación el
concepto de un doctrinante, quien, según los impugnantes, en
su obra “Derecho del Trabajo”, pág. 159, destaca el tema de la
nulidad absoluta, cuando sostiene que:
La conciliación puede rescindirse o anularse de la misma
manera que las transacciones, y especialmente por falta de
personería cuando las realiza un mandatario sin
autorización suficiente.
Es de suponer que la conciliación puede violar derechos
sustanciales, a pesar de que la presencia de un funcionario
del Estado que la aprueba, permite inferir que esas
23
Radicación n.° 42918
violaciones serán excepcionales, aunque no imposibles.
Cuando por error o impericia se apruebe una conciliación
violatoria de derechos, esa conciliación es anulable”
(Subrayan).
XIII. RÉPLICA
Considera que el cargo no tiene posibilidad alguna de
victoria, puesto que debe repetirse que los contratos de los
actores terminaron por mutuo acuerdo, por tanto ningún
derecho les asistía para deprecar el reconocimiento de la
pensión
convencional
o
reglamentaria,
es
decir
ellos
no
renunciaron a derecho pensional alguno. Que, en consecuencia,
resultaba un dislate garrafal acudir al rebuscado argumento de
que para poder celebrar un acuerdo con el empleador se
requería de la intervención del Presidente del sindicato, ya que
los extrabajadores estaban legalmente autorizados para aceptar
por sí mismos la oferta del banco, sin quebrantar las
estipulaciones convencionales o reglamentarias, por ser ellos
mayores de edad con plenas facultades.
XIV. CONSIDERACIONES
El Tribunal fundamentó su decisión absolutoria en lo
siguiente:
 Que en arreglo a la convención colectiva correspondiente,
para tener derecho a la pensión objeto de la litis, se debían
cumplir los siguientes requisitos: 1) Que el trabajador haya
prestado sus servicios de manera continua o discontinua
por 10 años o más; 2) que haya observado buena
conducta; y 3) que el retiro haya sido por causas ajenas a
su voluntad.
24
Radicación n.° 42918
 Que era claro que el último presupuesto no se encontraba
satisfecho, toda vez que los contratos de trabajo de los
actores finalizaron por mutuo acuerdo, tal y como quedó
plasmado en cada una de las actas de conciliación
suscritas entre los demandantes y el banco, según el
numeral 1º de dichas actas.
 Que, como lo tiene enseñado la jurisprudencia laboral, la
oferta constituye una forma libre y voluntaria de consentir
la terminación del contrato de mutuo acuerdo, sin que
pueda obviarse que el plan de retiro era una opción sujeta
a ser aceptada por parte de los actores y que, si se
acogieron a dicho plan, ellos decidieron voluntariamente
terminar la relación laboral de mutuo acuerdo, mediante el
recibo de una bonificación en la forma pactada como
contraprestación, por tanto los trabajadores estuvieron en
libertad de aceptarla o no, así como de aceptar o no la
bonificación que les fue ofrecida.
 Que al haberse dado el retiro de cada uno de los
demandantes en forma voluntaria, no se había consolidado
el derecho a la pensión convencional pactada en la
convención, de lo que se colige que ninguno de los
acuerdos conciliatorios trasgredió derechos adquiridos,
como lo argumentaron los apelantes.
 Que por lo anterior, no era el caso acceder a la pensión
solicitada.
 Que la misma suerte debía correr la pretensión primera
subsidiaria relacionada con la pensión del
reglamento,
pues esta también exigía que el retiro se diera por causas
ajenas a la voluntad del trabajador.
 Que, según el contenido de las actas de conciliación en
cuestión, su objeto fue la terminación de los contratos, el
pago de una bonificación, la forma de cancelación de las
25
Radicación n.° 42918
pretensiones, sin que se hubiere conciliado la pensión
convencional o la reglamentaria, deprecadas.
 Que le negaba la razón a los apelantes no porque la
pensión solicitada hubiese sido conciliada, sino porque la
terminación del vínculo laboral fue por mutuo acuerdo, por
tanto no se había consolidado el citado derecho en cabeza
de los demandantes.
 Que decir que los demandantes modificaron el régimen
convencional sin el consentimiento del Presidente del
Sindicato es un enunciado sin sentido, toda vez que ellos,
con base en la autonomía de la voluntad, decidieron en
forma libre terminar sus contratos de trabajo por mutuo
consentimiento, sin que en ninguna de las actas los
actores hubiesen modificado el régimen convencional
vigente entre el banco y el sindicato.
 Que no se conciliaron derechos ciertos e indiscutibles,
puesto que el objeto del acto fue la terminación del
contrato por mutuo acuerdo, por lo que, al momento de la
celebración de dichos negocios jurídicos, en cabeza de los
actores, no se había consolidado ningún derecho pensional
convencional o reglamentario, pues el retiro fue voluntario,
como había quedado ya visto.

No accedió a examinar la validez de las actas de
conciliación celebradas entre las partes, en razón a que,
dada la fecha de su celebración había operado la
prescripción de tres años establecida en los artículos 488
del CST y el 151 del CPT y SS.
 Rechazó la aplicación de la prescripción de 20 años
consagrada en los artículos 1º y 2º de la Ley 50 de 1936,
toda vez que, conforme al artículo 20 del CST, en caso de
conflicto entre las leyes del trabajo y cualesquiera otras, se
ha de preferir aquellas, y, para corroborar su posición, hizo
26
Radicación n.° 42918
suyas las consideraciones en ese sentido contenidas en la
sentencia CSJ SL del 10 de marzo de 2000 no.12935.
La censura, al haber optado por la vía directa en estos
cuatro cargos, dejó al margen de la discusión las premisas
fácticas asentadas por el ad quem, máxime que, en todos ellos,
siempre aclaró que la divergencia con la sentencia acusada era
de puro derecho.
En ese orden, para efectos de resolver los
reparos de la parte impugnante, se tienen como premisas
inamovibles en el presente estadio procesal, que, para la
causación tanto de la pensión convencional o reglamentaria
pretendida por los actores, se requiere que el vínculo laboral
finalice por razones ajenas a la voluntad del trabajador, y que,
en el caso del sublite, todos los contratos terminaron por mutuo
acuerdo como quedó consignado en las actas de conciliación
respectivas.
La censura se duele de la sentencia porque, a su juicio, se
desconocieron derechos adquiridos de los demandantes a la
pensión de jubilación convencional que previamente habían
dejado a salvo y reclamado a la accionada, tal y como consta en
las actas de conciliación.
Dicho reparo no es apto para quebrantar el fallo acusado
por la vía directa, en tanto que, para su estudio, se ha de
confrontar la legalidad de la sentencia con la “reclamación de los
demandantes” consignada en las actas de conciliación, pese a
que como se sabe, la competencia de la Corte, en la senda del
puro derecho optada, se circunscribe a confrontar la sentencia
con la ley al margen de los medios probatorios que obren en el
plenario.
27
Radicación n.° 42918
Ello es así, porque el ataque enderezado por la vía directa
supone la total conformidad del recurrente con los supuestos de
hecho que halló probados el tribunal, por manera que la
alegación
de
la
censura
debió
fundamentarse
en
argumentaciones estrictamente jurídicas, mas no en las causas
que dieron lugar a la terminación de los contratos de trabajo, la
convención colectiva que consagra la pensión deprecada y la
solicitud que sobre su reconocimiento dejaron consignada en las
actas de conciliación, cada uno de los demandantes.
Sobre el particular, la Sala ha dicho en múltiples ocasiones
que la demanda de casación exige un planteamiento y desarrollo
lógicos, de modo que si se acusa al fallo de violar directamente
la ley, la argumentación demostrativa debe ser de índole
jurídica; en cambio, si el ataque se plantea por errores de hecho
o
de
derecho,
los
razonamientos
pertinentes
deberán
enderezarse a criticar la errada valoración probatoria o falta de
apreciación de los medios de prueba.
En este caso, la censura omite la argumentación jurídica
para demostrar por qué los derechos a la pensión convencional
reclamada tenían el carácter de adquiridos y en qué consistió el
yerro de igual naturaleza que le endilga al sentenciador de
segundo grado. Por el contrario, como ya se dijo, optó por apoyar
su alegación en los contenidos del artículo 3º de la convención
colectiva de trabajo de 1973, en el artículo 15 del texto unificado
de la régimen convencional de 1976, así como en las actas de
conciliación suscritas por cada uno de los demandantes.
No obstante, si la Corte pasara por alto las falencias
destacadas, la acusación es a todas luces inconducente en razón
a que el fallo recurrido se soportó en argumentaciones que
28
Radicación n.° 42918
claramente ponen en evidencian que los reparos de la censura
son infundados.
Basta recordar que, al haber establecido la
premisa fáctica de que los contratos de los actores terminaron
por mutuo acuerdo de las partes, el ad quem fue reiterativo en
sostener que las conciliaciones no violaron derechos adquiridos
toda vez que, para la causación de la pensión reclamada, se
requería la concurrencia de los tres presupuestos anotados y al
faltar el atinente a la terminación del contrato por razones
ajenas a la voluntad del trabajador, obviamente se trataba de
una expectativa que no se había alcanzado a concretar.
De los argumentos de la censura relacionados con la
vulneración
de
los
derechos
adquiridos
de
los
actores,
examinados dentro del contexto del historial del proceso que
comprende la demanda, se desprende que ellos entienden que al
haber antecedido al acogimiento del plan de retiro ofrecido por el
banco a los trabajadores la reclamación de la pensión por tener
más de 10 años de servicios y observado siempre buena
conducta, como quedó registrado en las correspondientes actas
de conciliación, con dicha reclamación aunada al cumplimiento
de los dos restantes requisitos (tiempo de servicios y buena
conducta), ellos consolidaron el derecho pensional en cuestión,
sin que este resultase afectado con el acuerdo final de
terminación del contrato por mutuo consentimiento al que
llegaron, razonamiento que es errado pues trae consigo una
premisa inexacta, porque la simple reclamación pensional
antecedente del acuerdo no se equipara a la terminación del
contrato de trabajo por razones ajenas a la voluntad del
trabajador que es en últimas el requisito extrañado por el juez
de apelaciones.
El hecho de que, antes del acuerdo de
terminación
contrato
del
por
mutuo
consentimiento,
los
trabajadores hubiesen considerado y reclamado tener el derecho
29
Radicación n.° 42918
a la mencionada pensión, no significa que lo tuviesen; tampoco,
según la demostración, fue el caso de que el banco, primero, les
hubiese terminado unilateralmente el contrato y, luego, los
hubiese llamado a conciliar la terminación del contrato; por
tanto, de su argumento, no emerge con nitidez, como lo
sostienen
los
impugnantes,
el
derecho
adquirido
de
los
demandantes a la pensión objeto de la controversia.
La censura insiste en que las actas de conciliación no
alcanzaron a cumplir los requisitos de legalidad exigidos por la
ley, en razón a que entre las partes intervinientes en la
conciliación hubo divergencia sobre el objeto conciliado, por lo
que, a su juicio, no se dio el acuerdo de voluntades y, en
consecuencia, no existió acto jurídico válido, por carecer el
contrato del acuerdo mutuo que deben tener las partes para que
se pueda hablar de conciliación, según lo establece el artículo
1741, lo que lo lleva a recriminarle al ad quem que no hubiese
aplicado esta norma.
Tampoco acierta la censura en la anterior objeción, como
quiera que, aparte de que implica un examen del texto de la
conciliación no viable en un cargo por la vía directa, el ad quem,
según lo atrás visto, ni siquiera accedió a examinar la validez de
las conciliaciones celebradas entre
las partes
por
haber
considerado que ya había operado la prescripción de tres años.
Es decir que el juez de alzada no pudo incurrir en el yerro
achacado, en tanto él negó la nulidad deprecada respecto a
dichos actos por otras razones que justificaron el no estudio de
legalidad de las actas de conciliación.
Lo antes dicho también sirve para negarle la razón a los
recurrentes de cara a la acusación sobre la falta de aplicación de
30
Radicación n.° 42918
los artículos 1523 y 1741 del CC, normas que establecen la
nulidad sustancial, la cual fundaron en que las conciliaciones
tuvieron objeto o causa ilícita, porque, según ellos, versaron
sobre la pensión convencional a pesar de que los trabajadores
en cada una de las actas consideraron haber adquirido el
derecho
a
la
pensión
reclamada
con
anterioridad
a
la
conciliación.
Con esta acusación, la censura desconoce que el ad quem,
por considerar que había operado la prescripción de tres años,
no realizó examen alguno sobre la nulidad de dichos actos.
Además que la demostración parte del supuesto inexistente de la
ocurrencia del derecho adquirido a la pensión convencional,
contrario a las premisas fácticas soporte del fallo ya vistas.
Tampoco
aciertan
al
acusar
la
sentencia
de
violar
directamente la ley por la falta de consentimiento del Presidente
del sindicato en la renuncia de los demandantes al numeral 3º
del artículo 8º de la convención colectiva de trabajo de 1973,
ratificado en el artículo 15 del régimen convencional de 1976,
cuando estos, en las conciliaciones respectivas, en forma
personal y directa declararon a paz y salvo al banco por todo
concepto, inclusive por toda clase de pensión sanción por
despido injusto o por retiro por causas ajenas a su voluntad.
Para los recurrentes, esta renuncia versó sobre un derecho
convencional que no se podía hacer sin autorización del
Presidente del sindicato.
Aparte de que tal reparo no fue apropiadamente formulado
en tanto no se expresó el submotivo de la violación, tal
acusación se afinca en el supuesto equivocado de que para que
un
trabajador
pueda
válidamente
conciliar
un
derecho
31
Radicación n.° 42918
convencional, requiere de la autorización del Presidente del
sindicato, pues entiende que este es el único que tiene la
representación legal del sindicato.
Con la citada posición, los impugnantes desconocen de un
tajo la autonomía de la voluntad de cada trabajador frente a la
disposición de sus derechos laborales, ya sean legales o
convencionales, con las limitaciones que impone la ley, bien por
su carácter proteccionista a la parte débil de la relación,
consistente en
la irrenunciabilidad a los derechos mínimos
reconocidos en la ley, la garantía en general de los derechos
adquiridos y la prohibición de tener objeto o causa ilícita, las
cuales no serían del caso.
El ad quem consideró que tal exigencia alegada por los
mismos trabajadores era un enunciado sin sentido toda vez que
ellos, con base en la autonomía de su voluntad, decidieron en
forma libre y sin ninguna presión dar por terminados los
contratos de trabajo, sin que, por esto, en las actas de
conciliación se hubiese modificado el régimen convencional
vigente en el banco, lo cual comparte plenamente esta Sala, con
la aclaración de que ni siquiera el Presidente del sindicato tiene
la representación para modificar las normas convencionales,
como lo sugiere el argumento expresado por los actores en el
recurso.
XV. QUINTO CARGO
Se acusa a la sentencia, por violar indirectamente, en
concepto de aplicación indebida, las siguientes disposiciones
sustanciales: los numerales 1° y 2° del artículo 1502 del Código
32
Radicación n.° 42918
Civil respecto de los numerales 3° y 40 del mismo artículo 1502
y, además, los artículos 1524, 1740, 1741, 1742, modificado por
el artículo 1° de la Ley 50 de 1936 y 1746 del Código Civil,
aplicables por analogía en los términos de los artículos 8° de la
Ley 153 de 1887 y el artículo 19 del C.S.T y S.S; los artículos 9,
15, 43 y 467 del C.S.T. S.S.; y los artículos 46, 53 y 58
Constitucionales.
Manifiesta que en el sub-lite se aplicaron indebidamente
los numerales 1° y 2° del artículo 1502 del Código Civil y las
restantes normas, por haberlas dejado de aplicar, siendo
obligatoria su aplicación, todo como consecuencia de evidentes y
manifiestos errores de hecho en la interpretación de las actas de
conciliación que se describen más adelante.
Normas medio violadas, artículos 20 y 78 del C.P.T. y S.S.,
según la censura.
Los errores por indebida interpretación de las actas de
conciliación de los demandantes, consistieron en:
• No dar por demostrado, estándolo, que los inspectores del
trabajo que suscribieron las actas de los demandantes, no
prestaron la «...debida y oportuna protección para la garantía y
eficacia de los derechos, de acuerdo con sus atribuciones», que
les impone el artículo 9° del C.S.T. y S.S.
• No dar por demostrado, estándolo, que todos los demandantes,
en forma expresa, solicitaron al inspector del trabajo, antes de
suscribir sus correspondientes actas de conciliación, tener
cumplidos en ese momento los requisitos de la pensión
33
Radicación n.° 42918
convencional y, como consecuencia de ello, el derecho adquirido,
todo con anterioridad a la suscripción del acta.
• No dar por demostrado, estándolo, que todos los demandantes,
en forma expresa, solicitaron al inspector del trabajo, en sus
correspondientes actas de conciliación, el reconocimiento de la
pensión convencional, cuando solicitaron «...Por esta razón
solicito se estudie la posibilidad de reconocerme dicho beneficio».
(Subrayado y resaltado fuera del recurrente). (Página 2 de las
actas), pero no fueron escuchados en sus solicitudes por los
inspectores del trabajo que aprobaron dichas actas.
• No dar por demostrado, estándolo, que la ver dadera causa de
la terminación del vínculo contractual de los demandantes se
encuentra expresada por las partes en litigio, en cada una de las
actas de conciliación, en las cuales se indica que corresponde a
las reformas introducidas por la Constitución Política de 1991
respecto del Banco de la República, por haberse circunscrito las
funciones a las de “Banca Central”, suprimiéndole otras
funciones que desarrollaba anteriormente y, como consecuencia
de ese mandato constitucional, se dimensionó la planta de
personal, por ello, debía la demandada terminar el vínculo
laboral del personal sobrante.
• No dar por demostrado, estándolo, que se omitió la intención
de los trabajadores demandantes que dejaron a salvo el derecho
adquirido a la pensión convencional, como se aprecia del
contenido de las actas de conciliación.
• No dar por demostrado, estándolo, que primó en las
conciliaciones “la forma” violando la intención de las partes; en
abierta contradicción al postulado del artículo 1618 del Código
Civil, donde prima la intención de la partes a lo literal de las
palabras.
34
Radicación n.° 42918
• No dar por demostrado, estándolo, que las actas de
conciliación carecen de identidad del objeto sobre el cual recaen
las mismas, es decir, carecen del mismo elemento esencial y
subjetivo de la conciliación, dicho de otra forma, por ausencia en
la causa (o eficiencia) de las mismas, toda vez que los
trabajadores consideraron a salvo el derecho a la pensión
convencional y así lo solicitaron y, por el contrario, el banco
demandado consideró que, con la terminación del contrato solo
deviene automáticamente el mutuo acuerdo y la pérdida del
derecho adquirido.
• No dar por demostrado, estándolo, que los demandantes tienen
un derecho adquirido (reclamado por ellos) que no es susceptible
de ser conciliado ni modificado, por expresa disposición del
artículo 15 del C.S.T que prohíben conciliar derechos ciertos e
irrenunciables (derechos adquiridos art. 58 constitucional).
Pruebas mal apreciadas por el tribunal:
Las actas de conciliación de cada uno de los actores, folios fols.
148- 153, 178-183, 599- 604, 227al 232, 262- 267, 291- 296, y
325 a 330.
DEMOSTRACIÓN:
El error de hecho que se endilga al ad-quem, dice la parte
recurrente, se refiere a la interpretación errada de los diferentes
contextos o cláusulas contenidas en las actas de conciliación
suscrita por las partes, mediante las cuales se dieron por
terminados los vínculos laborales a los demandantes; los errores
consistieron
en
darle
un
valor
que
no
contienen
las
35
Radicación n.° 42918
mencionadas actas, modificando el verdadero contenido de las
mismas, como dicen sustentarlo:
1.- Todos los demandantes y la entidad demandada reconocen
en cada una de las actas de conciliación analizadas que el
Banco de la República fue reestructurado directamente por la
Constitución Política de 1991 (arts. 371 a 373), al convertirlo en
“banca central”, suprimiéndole funciones de banca comercial,
las cuales fueron desplazadas a otras entidades o eliminadas en
forma definitiva, lo que originó un sobredimensionamiento de la
planta de personal, debiendo separar de la entidad a los
trabajadores sobrantes, como efectivamente lo hizo el banco en
mención, convirtiéndose ese mandato constitucional en la única
causa de terminación del vínculo laboral, expresada por las
partes en las mismas actas, lo que establece un hecho
irrefutable.
Los trabajadores fueron conscientes de que el ofrecimiento
del banco devenía del mandato constitucional de convertir a la
demandada en una entidad diferente a la que prestaban el
servicio y, por ello, reclamaron en las correspondientes actas el
derecho adquirido a la pensión convencional, indicando, como
causa del retiro, las reformas en la Constitución Política que
reglamentaron al banco demandado, cuando en forma idéntica
manifestaron:
“...Sin embargo, debo anotar que por no haber solicitado mi
retiro del Banco ni poder concretamente valorar los motivos
que llevan al Banco a reestructurar su nueva planta de
personal, considero que dentro de la propuesta consistente
en el pago de una favorable bonificación, no se encuentra el
reconocimiento de una pensión jubilatoria por haber
prestado mis servicios durante un espacio mayor a diez (10)
años, habida consideración de que siempre he observado
36
Radicación n.° 42918
buena conducta y el origen de la propuesta
precisamente radica en las reformas consagradas en
la Constitución Política y en la ley para el Banco de la
República. Por esta razón solicito se estudie la posibilidad
de reconocerme dicho beneficio” (Subrayado y resaltado de
los recurrentes). (Página 2 de las actas).
Refieren
que
confirma
esa
circunstancia
legal,
la
manifestación del banco realizada por intermedio de sus
apoderados judiciales, cuando indican como única causa de las
conciliaciones, la misma expresada por los trabajadores, o sea la
reforma introducida por la Constitución de 1991 a la entidad,
como lo indicaron los apoderados judiciales del banco en las
actas, así:
«La nueva Constitución Política introdujo reformas al Banco
de la República, las cuales fueron desarrolladas por la Ley
31 de 1992 y el Decreto 2520 de 1993 por medio del cual se
aprobaron sus estatutos, quedando las funciones de la
entidad circunscritas a la de Banca Central. Algunas de las
actividades que venía cumpliendo se han trasladado a otras
instituciones, o bien se han suspendido, lo cual lógicamente
incide en la futura estructura del Banco de manera que se
considera muy probable que su planta de personal hacia el
futuro haya quedado sobredimensionada».
Que
ese
puntual
mandato
constitucional
no
puede
considerarse como autorización para menoscabar los derechos
adquiridos de los trabajadores del Banco de la República, como
lo pretende la entidad, al presentar el hecho como justificación
para dar por terminado por mutuo acuerdo el contrato de
trabajo de los demandantes, sin considerar la causa real de la
terminación del contrato de trabajo y para no omitir la
convención colectiva que reclaman los demandantes; es decir,
sin respetar los derechos adquiridos sobre las pensiones
convencionales que ya habían entrado en el patrimonio de los
37
Radicación n.° 42918
demandantes, por el simple hecho de modificar la estructura del
Banco de la República.
Afirman que no es una coincidencia lo expresado por las
partes respecto de la causa del retiro de ellos, sino que atiende a
un hecho cierto e irrefutable, contenido en los artículos 371 373 Constitucionales, que no fue advertido por el a-quo ni por el
ad-quem, ni mucho menos por los inspectores del trabajo que
suscribieron
y
autorizaron
las
correspondientes
actas
de
conciliación.
La
modificación
constitucional
anotada,
añaden,
corresponde a la circunstancia que determinó la causa real de
las conciliaciones suscritas por los demandantes, donde se
advierte que ella fue la única causa para terminar los contratos
de trabajo de los demandantes, vale decir, que la causa de la
terminación de los contratos se remonta en forma exclusiva a las
reformas introducidas por la Constitución de 1991, antes
indicadas.
Este es el punto central del debate judicial que fue no
analizado, alegan, pero que dicha circunstancia fue advertida y
denunciada tanto por los demandantes como por la demandada
y ha sido pasada por alto, ante los funcionarios que ejercen la
función de control de legalidad del acta.
Insisten en que, al momento de la conciliación, los
trabajadores demandantes ya tenían adquirido el derecho a la
pensión convencional de que trata el numeral 32 del artículo 82
de la Convención Colectiva de Trabajo de 1973, ratificado
mediante el artículo 15 del texto unificado del régimen
convencional de 1976, por tener cumplidos con anterioridad a
38
Radicación n.° 42918
ella, los tres (3) requisitos exigidos por las convenciones
mencionadas.
Al respecto dicen que debe destacarse que el “derecho
convencional”, es considerado por la H. Corte Constitucional, de
rango Constitucional para que las autoridades no se aparten de
dicha preceptiva, a fin de respetar los derechos adquiridos por
los trabajadores, como cuando la Corte Constitucional analizó
un caso similar, sentencia C-314 de 2004.
Que por otra parte, refieren los recurrentes, no se tuvo en
cuenta la intención de los trabajadores en las actas de
conciliación, la cual es clara, no admite interpretaciones, como
se aprecia en las diferentes actas, donde los demandantes
solicitaron expresamente el derecho a la pensión convencional;
lo cual corresponde a otro hecho irrefutable anotado en las actas
de conciliación que no admite interpretación. Al contrario, no se
puede afirmar lo mismo respecto de la intención de la patronal,
así utilice un discurso donde pretende plantear su buena fe,
pero del contenido expresado en las actas, se aprecia con nitidez
evidente, la argucia utilizada en contra de los trabajadores,
como se desprende del paz y salvo redactado por la patronal,
donde se otorga el finiquito a su favor, incluyendo la pensión por
retiro por causa ajenas a la voluntad del trabajador que es el
derecho que se reclama.
Aclaran que, en los eventos analizados en el sub-judice,
debe imperar la facultad de interpretar los contratos en la forma
establecida en el artículo 1618 del Código Civil, donde debe
prevalecer «...la intención de los contratantes, debe estarse a ella
más que a lo literal de las palabras» a fin de desentrañar el
sentido, propósito y el alcance de las declaraciones de voluntad,
a fin de determinar, mediante la interpretación judicial, los
39
Radicación n.° 42918
efectos reales del contrato.
Que, como lo ha expuesto
reiteradamente la jurisprudencia, el criterio normativo que debe
guiar al juzgador y estar encaminado a la efectividad de la
voluntad, la intención prevalece sobre las palabras, cuando hay
conflicto entre estas y aquella (C.C. arts. 1127 y 1618), y la
<aplicación práctica que hayan hecho ambas partes o una de las
partes con aprobación de la otra> es luz que guía la
interpretación de las cláusulas de un contrato.
Agregan que, para efectos de la interpretación de las
conciliaciones
mencionadas,
los
artículos
53,
58
y
228
Constitucionales aclaran este aspecto cuando indican que: «no
son las formas sino la realidad» lo que «prevalece para efectos del
claro entendimiento de los actos jurídicos». Que la sentencia que
se enrostra al tribunal no dijo nada al respecto de los derechos
adquiridos, simplemente y sin explicación alguna, omitió este
aspecto.
De lo anterior, deducen que no se podía dar por
conciliadas las pensiones convencionales reclamadas, por el
simple hecho de haber firmado los extrabajadores un paz y salvo
a favor de la demandada en la forma como se hizo, pues la
jurisprudencia tiene asentado que la conciliación sobre el
derecho pensional a cargo de la empresa debe hacerse
claramente.
Sobre el paz y salvo producido en esa forma, consideran
que fue relativo y no absoluto, porque el finiquito desbordó el
ámbito del negocio jurídico objeto de la conciliación, toda vez
que dicha acta no versó en forma alguna, sobre la pensión
convencional ni reglamentaria, por lo tanto, ese derecho podía
ser reclamado por los trabajadores.
40
Radicación n.° 42918
Concluyen que las actas de conciliación analizadas no
contemplan
conciliación
alguna
sobre
las
pensiones
convencionales o reglamentarias, como lo pretende resaltar la
demandada, al señalar como válido el finiquito o paz y salvo
aludido.
Para ellos, emerge del contenido de dichas actas, el
esguince utilizado por el Banco de la República para darle una
apariencia de licitud a un derecho que no fue conciliado, ni
negociado con la oferta hecha a los trabajadores en el plan de
retiro voluntario.
Que a los errores anotados anteriormente en las actas de
conciliación, afirman, se adiciona la falta de identidad o
existencia del objeto sobre el cual recaen las mismas, es decir,
carecen del mismo elemento subjetivo en la conciliación que no
fueron
advertidos
por
los
inspectores
de
trabajo
que
suscribieron las conciliaciones analizadas; dicho de otra forma,
por ausencia en la causa (eficiencia) o naturaleza sustancial del
acuerdo conciliatorio, toda vez que los trabajadores consideraron
a salvo su derecho a la pensión convencional y así lo solicitaron
y, el Banco demandado, al contrario, considera que, con la
terminación del contrato, deviene el mutuo acuerdo y, como
consecuencia de ello, no tienen los demandantes derecho a la
pensión convencional; a pesar de tener éstos el derecho
adquirido con anterioridad a la suscripción del acta de
conciliación.
Lo anterior quiere decir, sostienen, que, tanto para el a-quo
como para el ad-quem, prima lo escrito en las actas de
conciliación, que estas tienen más valor que la intención
expresada por los demandantes en las mismas y sin importar los
41
Radicación n.° 42918
derechos adquiridos de éstos. Así las cosas, prima para el
tribunal el hecho de suscribir el acta de conciliación, sin
importar el derecho irrenunciable a la pensión convencional, o si
dicho acto fue realizado contra prohibición constitucional (art.
53 C) o legal (art. 15 C.S.T).
Que, si se hubiere tenido en cuenta por el a-quo o por el adquem la causa real de la terminación de los contratos de trabajo
de los demandantes, la sentencia habría sido diferente, toda vez
que se habría concedido la pensión convencional reclamada, o,
en su defecto, la nulidad del acta reclamada en la pretensión
subsidiaria.
XVI. RÉPLICA
Se opone a la prosperidad del cargo, no solo por razones de
técnica, sino también por estimar que, según las actas, el banco
no optó por el despido unilateral, sino que escogió la senda de la
oferta de retiro generosamente retribuida.
Lo cual en nada
incide en la eficacia de las conciliaciones.
XVII. CONSIDERACIONES
Antes de resolver, es necesario reiterar que, de acuerdo
con lo normado en el artículo 7 de la ley 16 de 1969 que
modificó el 23 de la Ley 16 de 1968, para que se configure el
error de hecho es indispensable que venga acompañado de las
razones que lo demuestran, y a más de esto, como lo ha dicho
esta
Corporación,
que
su
existencia
aparezca
notoria,
protuberante y manifiesta, como resultado de la comparación
objetiva entre los medios de prueba calificados y las inferencias
fácticas del juzgador.
Además que, por regla general, la
impugnación se ha de hacer de cara a la sentencia de segunda
42
Radicación n.° 42918
instancia, salvo que se trate de la casación per saltum que no es
el caso.
En tal contexto, revisará la Corte, los errores fácticos
endilgados de cara a la sentencia del ad quem y las pruebas
cuya errónea apreciación se acusa, con el fin de verificar si la
sentencia vulneró o no el ordenamiento legal.
En cuanto al error de hecho que consiste, según el
recurrente, en que se encuentra debidamente comprobado que
los inspectores de trabajo ante quienes se surtió la conciliación y
la avalaron, «no prestaron la “… debida y oportuna protección
para la garantía y eficacia de los derechos, de acuerdo con sus
atribuciones”, que les impone el artículo 9º del C.S.T. y S.S.»,
advierte la Sala que revisadas objetivamente las actas de
conciliación,
no
se
observa
que
el
tribunal
se
hubiese
equivocado al concluir, con base en ellas, que los demandantes
finalizaron su relación laboral con el banco por mutuo acuerdo;
así se asentó en cada acta, más exactamente en el punto 1º
pactado; acuerdo este que no vulnera derecho alguno, pues,
justamente, el literal b) del artículo 61 del CST prevé el mutuo
consentimiento como un modo terminación del contrato de
trabajo. De tal manera, que no hubo omisión de parte de los
inspectores de trabajo cuando le dieron su aprobación y menos
que el ad quem la hubiese ignorado.
Por demás, observa la Sala que la demostración de la
supuesta
errada
valoración
de
las
respectivas
actas
de
conciliación se remite solamente a la parte de los antecedentes
del acuerdo conciliatorio, donde cada uno de los participantes
dejó sentadas sus posiciones en torno a la reestructuración
43
Radicación n.° 42918
sufrida por el banco que provocó el sobredimensionamiento de la
planta de personal y la expectativa de los trabajadores de
adquirir la pensión por tener más de 10 años de servicio y haber
observado buena conducta; pero omite mencionar que, según el
mismo texto del acta, frente a la petición de los trabajadores de
la pensión, el banco la negó y, en su lugar, hizo el ofrecimiento
de un plan general de retiro, con la aclaración de que no era
obligatorio, que fue sometido a elección de cada trabajador,
quien podía acogerlo o no, con la precisión de que la aceptación
del plan no implicaba de manera alguna un despido injusto,
pues de aceptarse el plan, el contrato terminaría de mutuo
acuerdo.
Que igualmente el banco les hizo saber que la mera
expectativa de la pensión mencionada se compensaba con las
sumas de dinero de la bonificación ofrecida que, para su cálculo,
se adicionaron no solo la supuesta indemnización legal, sino la
convencional de despido, por lo que no se había incluido, dentro
de la oferta del plan de retiro, el otorgamiento de la pensión
reclamada,
por lo que les reiteró que era absolutamente
voluntario para cada trabajador acogerse o no a dicho plan y
terminar el contrato de trabajo por mutuo acuerdo. Propuesta
que fue aceptada por cada trabajador, y, consecuencialmente,
declaró a paz y salvo al empleador por varios conceptos, entre
ellos «…toda clase de pensión sanción por despido injusto o por
retiro por causas ajenas a mi voluntad...»
Lo anterior indica que si bien es cierto que las partes
tenían posiciones diferentes al inicio de la diligencia, también lo
es que al final se logró un acuerdo entre las partes relacionado
con la terminación del contrato de trabajo que fue registrado en
las actas, pues cada trabajador aceptó el plan de retiro y, con
ello, dio su consentimiento para ponerle fin a la relación laboral
vigente hasta ese momento.
44
Radicación n.° 42918
Por tanto, no es cierto que el contrato de trabajo de los
actores hubiese terminado por la reestructuración del banco,
como lo afirman los recurrentes, sino que, al haber aceptado el
plan de retiro voluntario ofrecido por el empleador, ellos dieron
su consentimiento para finalizar el vínculo.
Se reitera que, conforme a las citadas actas, que los
contratos de los actores terminaron por mutuo consentimiento
con la aceptación del plan de retiro voluntario por parte de ellos,
lo que de contera negó cualquier posibilidad de causar la
pensión objeto de reclamo, en tanto que la aceptación del
acuerdo excluía de inmediato el requisito consistente en que la
terminación del vínculo fuera por razones ajenas a la voluntad
del trabajador; dicho de otro modo, no es posible que el
trabajador hubiese aceptado el plan de retiro voluntario y se
diga que el contrato de trabajo finalizó por razones ajenas a su
voluntad, para efectos de configurar los requisitos de la pensión,
como infundadamente lo alegan los recurrentes.
Menos se podría entender del texto de las citadas actas
que los actores se acogieron al plan de retiro voluntario, pero
que su intención fue la de beneficiarse de la pensión con 10
años de servicio, porque, en la misma diligencia, expresamente
se dejó en claro que, para tener derecho a esta pensión, el
contrato debía terminar por razones ajenas a su voluntad y que
la disposición contentiva de la pensión no podía aplicarse al
caso, toda vez que el banco no estaba retirando al trabajador,
sino que simplemente ofreció un plan de retiro que no era
obligatorio.
45
Radicación n.° 42918
De lo anterior se sigue que la parte recurrente no pudo
estructurar su acusación de forma tal que condujera a dar por
establecido, contrario a lo resuelto por el ad quem, que la
terminación de los contratos de trabajo de los actores se originó
en el despido sin justa causa o en razones ajenas a su voluntad.
Propósito que, conforme al contenido de las mencionadas actas
de conciliación, era imposible ante la contundencia de lo allí
plasmado, pues todos los trabajadores ahora recurrentes, esa
vez manifestaron:
“Reitero mi completa conformidad con lo expresado
conjuntamente con el apoderado del banco. Por
consiguiente acepto en forma libre, voluntaria y sin
ningún tipo de presión que mi contrato de trabajo
termine (…) por mutuo consentimiento. (…).
Igualmente declaro que con el presente acuerdo conciliatorio
queda zanjada cualquier diferencia respecto de los hechos
que han quedado expuestos y que pudieran presentarse
contra el Banco de la República (…).
Igualmente manifiesto que (…) declaro a paz y salvo al
Banco de la República por concepto de todo, salario,
prestación social, (…) e inclusive toda clase de pensión
sanción por retiro injusto o por retiro por causas
ajenas a mi voluntad, quedando a salvo únicamente el
eventual derecho a la mera expectativa de una pensión de
jubilación, si esta se llega a causar por los requisitos de
edad y tiempo de servicios previstos en el Régimen
Pensional Legal y aplicable al momento de dicha causación,
frente a quien legalmente estuviere obligado al
reconocimiento.” Destaca la Sala
En este orden de ideas, a juicio de la Corte, no erró el juez
de apelaciones, porque, del análisis de las anteriores probanzas,
se evidenció que los actores inequívocamente aceptaron libre y
voluntariamente dar por terminado el contrato de trabajo por
46
Radicación n.° 42918
muto acuerdo conciliado, elevado a conciliación, de modo que
los actores no acreditaron la totalidad de los requisitos exigidos
en el acuerdo convencional, para ser beneficiarios de la pensión
deprecada y, en consecuencia, con la conciliación no se
afectaron derechos ciertos e indiscutibles.
Al margen que el presente estudio se hace dentro de un
cargo por la vía indirecta, para redundar en lo expuesto,
necesario resulta destacar, como también lo hizo el tribunal,
que, reiterada y pacíficamente, esta Corporación ha señalado
que no existe prohibición alguna que impida a los empleadores,
públicos
o
privados,
proponer
planes
de
retiro
a
sus
trabajadores por razones de reestructuración, pues tales
propuestas son lícitas en la medida en que el trabajador está en
libertad de aceptarlas o no. Así lo asentó en un caso adelantado
contra el aquí demandado, donde se debatió un problema
semejante al presente, sentencia del 27 de sept. de 2001 no.
39040:
En efecto, en sentencia del 3 de mayo de 2005 expediente
23381, reiterada en decisiones del 14 de julio de la misma
anualidad y 1° de junio de 2006 con radicados 25499 y
26830, del 12 de agosto de 2009 y 4 de mayo de 2010
radicación 36687 y 38435 respectivamente, y mas
recientemente, en fallos del 5 de abril y 3 de mayo de 2011,
expedientes 37706 y 37752 y 39045, entre otros, la Sala
Laboral de la Corte ha replicado lo siguiente:
“(.....) Recientemente se pronunció la Sala sobre la
validez de los acuerdos conciliatorios y más
concretamente, con respecto a los celebrados por el
BCH, en las mismas circunstancias que alega ahora el
recurrente, en donde se dijo lo siguiente:
<Así mismo, se tiene que en los ordenamientos
legales que rigen en el país, para los trabajadores
47
Radicación n.° 42918
particulares y oficiales, se establece como modos de
terminación de los contratos de trabajo el mutuo
consentimiento, sin que en los mismos se consagre
restricción alguna a esta facultad de las partes
(articulo 61 del C. S. del T. y 47 del Decreto 2147 de
1945). Es evidente entonces que la decisión de poner
fin a la relación laboral de mutuo consenso puede
provenir bien sea del empleador o del
trabajador, no importando la causa que la motive
puesto que la única exigencia de esa potestad de las
partes es la relativa a que su consentimiento no esté
viciado por el error, fuerza o dolo.
“Es un axioma que la propuesta que hace una de las
partes a la otra de poner fin al contrato de trabajo
obedece normalmente a una manera pacífica y
normal de terminarlo por mutuo acuerdo, siendo de
usual ocurrencia que medie un ofrecimiento
económico del empleador cuando la iniciativa es
suya, como tuvo lugar este caso.
“No demuestra, por tanto, la acusación que el
sentenciador de segundo grado se haya equivocado
al concluir que la conciliación que suscribieron las
demandantes para finalizar su relación laboral con el
banco no fuera libre y voluntaria, de manera que en
estas condiciones no se da el supuesto de la
disposición extralegal que contempla la pensión
reclamada por las demandantes, para que se
consolidara en cabeza de ellas tal derecho, esto es,
el de
haber sido retiradas por causas
independientes a su voluntad, no obstante que
observaron buena conducta. En estas condiciones no
aparecen erradas las apreciaciones de la decisión
recurrida en cuanto a que las accionantes solamente
tuvieron una mera expectativa> (Sentencia 19 de
abril de 2005 Rad. 23292)”.
Por tanto nada impide que los empleadores
promuevan planes de retiro compensado, lo cual no
puede calificarse como inválido, tal y como lo
adoctrinó esta Corporación en sentencia del 4 de
abril de 2006 radicación 26071, al decir:
48
Radicación n.° 42918
“(…) No sobra recordar lo que de antaño y de
manera pacífica ha enseñado la Corte en el sentido
de que no existe prohibición alguna que impida a
los empleadores promover planes de retiro
compensados, ni ofrecer a sus trabajadores sumas
de dinero a título bonificación, por ejemplo por
reestructuración, sin que ello, por sí solo, constituya
un mecanismo de coacción, pues tales propuestas
son legítimas en la medida en que el trabajador
está en libertad de aceptarlas o rechazarlas, e
incluso formularle al patrono ofertas distintas, que
de igual manera pueden ser aprobadas o
desestimadas por éste, por lo que no es dable
calificar ni unas ni otras de presiones indebidas por
parte de quien las expresa, pues debe entenderse
que dichas ofertas son un medio idóneo, legal y
muchas veces conveniente de rescindir los contratos
de trabajo y zanjar las diferencias que puedan
presentarse en el desarrollo de las relaciones de
trabajo”.
De lo anterior se sigue que no queda otra alternativa para
la Sala que rechazar el cargo.
XVIII.
SEXTO CARGO
Se acusa a la sentencia, por violar directamente en
concepto de aplicación indebida las siguientes disposiciones
sustanciales: los artículos 488 del C.S.T. y S.S. y 151 del C.P.T.
y S.S., respecto del artículo 10 de la Ley 50 de 1936 que
modificó el artículo 2532 del Código Civil, el artículo 2° de la Ley
50 de 1936 que subrogó el artículo 1742 del Código Civil; el
artículo 1 de la Ley 791 de 2002; el artículo 41 de la Ley 153 de
1887, el artículo 8° de la Ley 153 de 1887 y el artículo 19 del
C.S.T., y los artículos 1740, 1741 y 2535 del Código Civil.
49
Radicación n.° 42918
Reiteran que el cargo se presenta por la vía directa porque
no controvierte ningún aspecto fáctico. La divergencia es de puro
derecho.
Le
reprochan
tanto
al
a-quo
como
al
ad-quem
la
aplicación a un proceso laboral que analiza la nulidad por objeto
ilícito las disposiciones que regulan la prescripción laboral de los
artículos 488 del C.S.T. y S.S. y 151 del C.P.T. y S.S., sin entrar
a considerar que corresponde a una nulidad absoluta regulada
por el Código Civil.
Sostienen que los artículo 488 del CST y SS. y 151 del CPT
y SS fueron aplicados por los señores jueces de instancia, a
sabiendas de que estos regulan únicamente la prescripción para
reclamar prestaciones dejadas de pagar, o para declarar la
extinción de las mismas, en los cuales se establece un término
de prescripción de tres (3) años que se cuentan desde el
momento en que la prestación se hizo exigible.
La nulidad absoluta por objeto ilícito, estiman, no busca el
pago de prestaciones laborales como lo indican los artículos 488
del C.S.T. y S.S. y 151 del C.P.T. y S.S; que lo que realmente
busca esa figura jurídica es la declaratoria de la nulidad del acto
o contrato, como lo establecen los artículos 1741 a 1756 del
Código Civil, porque dicha figura lesiona el orden público al
realizar hechos prohibidos expresamente por la ley.
Para ellos, las dos figuras hacen relación a la prescripción,
pero no manejan la misma dialéctica, pues, al aplicarse la
prescripción corta de tres años que predican tanto el Código
Sustantivo del Trabajo como el Código Procesal del Trabajo,
choca con el supuesto de nulidad absoluta -por objeto ilícito-,
cuyas nulidades absolutas se encuentran regulada en forma
50
Radicación n.° 42918
precisa por el artículo 1° de la Ley 50 de 1936 que modificó el
artículo 2532 del Código Civil, que dispone:
“Redúcese a veinte años el término de todas las
prescripciones treintenarias, establecidas en el Código Civil,
tales como la extraordinaria adquisitiva de dominio, la
extintiva, la de petición de herencia, la de saneamiento de
nulidades absolutas, la extintiva de censos, etc.
(Resaltado del recurrente).
Sobre este aspecto, afirman, debe recordarse que el
artículo 1 de la Ley 791 de 2002 disminuyó la prescripción de
las nulidades absolutas a un término de 10 años.
Que las actas de conciliación objeto de la presente
demanda fueron suscritas aproximadamente hace doce años al
momento de la interrupción de la prescripción, bajo la vigencia
de la Ley 50 de 1936 para una prescripción de 20 años. Si el
prescribiente quisiera aplicar la prescripción de 10 años de que
trata el artículo 1 de la Ley 791 de 2002, tendrían que contarse
el término de diez (10) años a partir del momento de la
expedición de la mencionada ley; porque las leyes rigen hacia el
futuro y no son retroactivas. Ese criterio está claramente
determinado por el artículo 41 de la Ley 153 de 1887, donde se
establece lo siguiente:
“La prescripción iniciada bajo el imperio de una ley, y que
no se hubiere completado aún al tiempo de promulgarse
otra que la modifique, podrá ser regida por la primera o la
segunda, a voluntad del prescribiente; pero eligiéndose la
última, la prescripción no empezará a contarse sino desde
la fecha en que la Ley nueva hubiere empezado a regir.”
51
Radicación n.° 42918
Concluyen que es perfectamente claro que tanto el a-quo
como el ad-quem aplicaron indebidamente el término de
prescripción corta de que tratan los artículos 488 del C.S.T. y
S.S. y 151 del C.P.T. y S.S, para una nulidad por objeto ilícito,
cuando en realidad debieron aplicar al presente caso los
artículos 1742 y 2532 del Código Civil o, si lo pidiese el Banco
de la República, se podría aplicar el artículo 10 del decreto 792
de 2002, pero sujeto a lo dispuesto en el artículo 41 de la Ley
153 de 1887; por la situación descrita anteriormente.
Por último, sostienen que el derecho reclamado es un
derecho
fundamental,
imprescriptible
e
irrenunciable
por
tratarse de una pensión convencional, y si se tiene en cuenta
que en el test de razonabilidad entre un derecho fundamental
como es la seguridad social (art. 48 Constitucional) que es
irrenunciable, frente al inciso 2° del artículo 2535 del C.C. que
establece una posible prescripción, el resultado de dicho análisis
es adverso a la posibilidad de sanear la nulidad proveniente de
ilicitud por -objeto o causa ilícita- porque como se indicó
anteriormente ese derecho es irrenunciable en virtud de la
norma constitucional que prevalece sobre la prescripción que
determina la norma antes indicada. Existe una excepción de
constitucionalidad.
XIX. RÉPLICA
Estima
que
es
evidente
que
las
argumentaciones
presentadas en el cargo para desvirtuar la ocurrencia de la
prescripción son infructuosas, pues, para refutarlas, basta con
traer a colación la sentencia No. 12935 de 2000 de esta Sala que
fue acogida por el ad quem, cuyos pasajes pertinentes trascribió
el replicante.
52
Radicación n.° 42918
XX. CONSIDERACIONES
Se itera que, por regla general, la impugnación se ha de
hacer de cara a la sentencia de segunda instancia, salvo que se
trate de la casación per saltum que no es el caso.
Por tanto, solo se responderán los reparos dirigidos contra
la sentencia del tribunal, para lo cual, respecto a la aplicación
de las normas civiles frente al cómputo del término prescriptivo
de la pretensión de nulidad de la conciliación, en vez de las
laborales, que proponen los impugnantes,
basta, para su
rechazo, con reiterar una vez más lo dicho por esta Sala en la
sentencia que citó el juez de alzada y que la censura ignoró por
completo. CSJ 10 de mar. de 2000 no. 12935.
Y si bien es cierto que el Tribunal hizo referencia a los
artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del
Código Procesal del Trabajo, se limitó a señalar que en ellos
se establece que en materia laboral la prescripción es de tres
años, lo que corresponde a lo que con toda claridad surge del
tenor literal de tales preceptos legales, por lo que no es dable
endilgarle una equivocada hermenéutica.
Sin embargo, no huelga anotar que la prescripción de las
acciones correspondientes a los derechos regulados en el
Código Sustantivo de Trabajo y en las demás normas
laborales que no establezcan casos de prescripción
especiales, es de tres años, y se gobierna por lo establecido
en los artículos 488 y 489 del Código Sustantivo del Trabajo
y 151 del Código Procesal del Trabajo, de modo que, salvo
aquellos casos en los que exista un vacío legal, que no es el
presente, no es posible acudir a lo dispuesto en las normas
del Código Civil, puesto que el artículo 20 del Código
Sustantivo del Trabajo expresamente establece que "en caso
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Radicación n.° 42918
de conflicto entre las leyes del trabajo y cualesquiera otras,
prefieren aquellas".
Conviene recordar que en la sentencia del 19 de febrero de
1997 (Rad. 8202) se explicó que "...la Corte no analiza la
prescripción desde la perspectiva que se formuló una
pretensión exclusiva para obtener la declaratoria de nulidad
de un acto jurídico del demandante, como es la declaración
de voluntad de éste de acogerse a la Ley 50 de 1990 en
cuanto al auxilio de cesantía, pues de ser así las normas a
tener en cuenta, por falta de regulación en los códigos
laborales sobre este punto específico, serían las del Código
Civil, concretamente las contenidas en sus artículos 1502,
1513,1740 y 1750, lo que a la postre podría dar lugar a
llegar a deducciones incompatibles con disposiciones del
trabajo, como por ejemplo: que el término para pedir la
rescisión sería de cuatro años ..." (se subraya).
Asimismo debe anotarse que en la sentencia de 19 de febrero
de 1997 realmente no se precisó que prescribiera en cuatro
años la acción para alegar la nulidad por vicio del
consentimiento del acto por el cual el trabajador manifiesta
su voluntad de acogerse al régimen de cesantía previsto en la
Ley 50 de 1990, ya que allí en verdad se reiteró el criterio de
que el término de prescripción de las acciones
correspondientes a los derechos de índole laboral era, como
regla general, el previsto en los artículos 488 del Código
Sustantivo del Trabajo y 151 del Código Procesal del Trabajo.
Es cierto que en dicho fallo se hizo una tangencial referencia
a los artículos 1502, 1513, 1740 y 1750 del Código Civil para
plantear de manera puramente hipotética que si lo pretendido
fuera exclusivamente la declaratoria de nulidad del acto
jurídico era dable pensar que la prescripción en tal caso
debía contarse de acuerdo con las reglas que al respecto trae
el Código Civil; sin embargo se asentó que la aplicación de
esas normas "a la postre podría dar lugar a llegar a
deducciones incompatibles con disposiciones del trabajo",
anticipando de esta manera que la remisión a normas
diferentes a los artículos 488 del Código Sustantivo del
Trabajo y 181 del Código Procesal del Trabajo para
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Radicación n.° 42918
contabilizar la prescripción se mostraba incompatible con
estas expresas disposiciones sobre la materia.
Por ello, aun cuando teóricamente cabría pensar en la
posibilidad de diferenciar entre el acto de declaración de
voluntad del trabajador cuando manifiesta su intención de
acogerse al régimen de liquidación del auxilio de cesantía
previsto en la Ley 50 de 1990 de todos los efectos de orden
estrictamente laboral que de allí puedan derivarse, es lo
cierto que por ser inherentes a dicha declaración los efectos
legalmente previstos no cabe discernir entre el acto de
acogerse al nuevo régimen y los derechos y obligaciones que
tanto para el trabajador, el empleador y el respectivo fondo
de administración de cesantías resulta.
Y aparte de las dificultades de orden práctico que se
ocasionarían de regirse la prescripción de la acción para
rescindir la declaración de voluntad de acogerse al nuevo
régimen de liquidación de esa prestación social por un
término que podría ser de cuatro años o de veinte años,
según se trate de un vicio que genere una nulidad relativa o
absoluta del acto, al aplicar el Código Civil para solucionar el
caso se estaría desconociendo el imperativo mandato del
artículo 20 del Código Sustantivo del Trabajo, el cual
preceptúa que "en caso de conflicto entre las leyes del trabajo
y cualesquiera otras, prefieren aquéllas".
Se rectifica en esta forma el criterio expresado en la sentencia
de 27 de enero de 2000 (Rad. 12766).
Por otra parte, respecto a la imprescriptibilidad de los
derechos fundamentales como la seguridad social que defiende
la censura en la demostración del cargo, cumple precisar que,
en el argumento, se confunde la prescripción de la pensión
convencional con la prescripción de la pretensión de nulidad del
acta de conciliación que fue la declarada por el ad quem; pues,
conforme a lo atrás reseñado, en síntesis, el ad quem negó la
pensión convencional por no haberse completado, en el caso de
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Radicación n.° 42918
los demandantes, el requisito consistente en la terminación del
contrato por razones ajenas a la voluntad del trabajador, más en
momento alguno declaró su prescripción. Por tanto, se rechaza
también este argumento.
Por todo lo anterior, tampoco prospera esta acusación.
Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo de
la parte recurrente en razón a que hubo réplica y que la
impugnación no prosperó.
XXI. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, el 2 de julio de 2009, en el proceso que
instauraron ROGER TULIO URUEÑA LARA, GUILLERMO
ENRIQUE
NIETO
QUEVEDO,
JAIME
SANTODOMINGO
ROMERO LUNA, MARTHA LUCÍA FONSECA VÉLEZ, MARÍA
DEL CARMEN FRANCO, LUZ MARINA VILLA OSORIO y
CARLOS ARMANDO FAJARDO TOVAR, contra el BANCO DE
LA REPÚBLICA.
Costas como se indicó en la parte motiva.
Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el
expediente al tribunal de origen.
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RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO
Presidente de Sala
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN
CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO
GUSTAVO HERNANDO LÓPEZ ALGARRA
LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS
CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE
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