TODOS CONTRA EL LATÍN Desde que José Solís Ruiz, ministro franquista natural de Cabra (egabrense por mor del latín, en vez de…), pronunciara allá por los años sesenta la desafortunada frase “Menos latín y más deporte”, esta asignatura no ha dejado de perder peso en la enseñanza, especialmente en la Secundaria, situación que se ha ido agravando progresivamente con el devenir de los tiempos. Los profesores de lenguas clásicas – Latín y Griego- nos hemos resignado a sufrir las periódicas reformas educativas, cual filósofos estoicos, sabedores de que después de cada una de ellas nuestras materias tendrían indefectiblemente una menor presencia en el curriculum educativo. Y esto ha sido así, hasta el extremo de que hoy en los institutos es habitual que un único profesor cubra todas las horas de ambas lenguas, cuando apenas hace tres lustros cualquier centro contabilizaba en su plantilla al menos tres. No es ningún secreto, pues, que la inmensa mayoría de los alumnos que acaban ese paupérrimo Bachillerato que padecemos en nuestro país desde la extinción del B.U.P., lo hace sin haber tenido contacto alguno con la lengua latina. Y esto se nota. Vaya si se nota. Que se lo pregunten a los docentes universitarios. Ellos se lamentan amargamente de que los estudiantes debutan en sus carreras –ahora grados- sin capacidad para comprender un texto de dificultad media, menos aún para redactarlo. Esta circunstancia es bien conocida por los que ejercemos en la Enseñanza Secundaria, por más que apliquemos a veces la política del avestruz. Nos hemos acostumbrado a leer trabajos plagados de faltas de ortografía – hay profesores que ya ni las tienen en consideración-, exámenes llenos de incorrecciones gramaticales y comentarios de texto sin vertebración ni sentido. Nos consolamos pensando que los chicos suplen estas carencias con su dominio de las nuevas tecnologías, como si esta capacidad – a menudo no es tanta- pudiera corregir las deficiencias mencionadas. Las nuevas tecnologías en absoluto están reñidas con el Latín. Entren en la red y tecleen la palabra Chiron. Encontrarán una web en la que colaboran cientos de profesores de Latín y Griego creando recursos on line al más alto nivel para lograr métodos de aprendizaje más atractivos, más modernos. Es sólo un ejemplo. Podría llenar páginas con las URL de webs y de blogs dedicados plenamente a la enseñanza de esas lenguas, a las que, lejos de muertas, se las debería considerar inmortales. Sinceramente, creo -y no sin motivos- que el colectivo de profesores de lenguas clásicas, en el que me incluyo, es vanguardista en Galicia y en España en lo referente a la aplicación de las nuevas tecnologías. Y es que el latín no incapacita para nada; al contrario, abre la mente de quien lo cultiva. El latín es un sistema organizado, lógico, acumulativo, en el que cada destreza se construye sobre la anterior; nada puede ser olvidado; todo debe ser recordado. Todos los conocimientos y habilidades están interrelacionados. El estudiante construye el rascacielos del saber ladrillo a ladrillo hasta alcanzar el más alto nivel de habilidad y competencia. El estudio del latín es, pues, una educación completa porque desarrolla las facultades intelectuales al mismo tiempo que la capacidad para utilizar bien la lengua propia. Así lo afirma Cheryl Lowe, y así lo entienden los gobernantes de países como Finlandia -habitual número uno en los resultados del informe PISA-, Estados Unidos, Alemania, etc.; y por ello lo han incluido sin reservas en sus sistemas educativos a pesar de hablar idiomas no románicos. Nuestros líderes políticos, en cambio, llevan años negándole el pan y la sal a esta asignatura, condenándola al ostracismo; en el mejor de los casos, la han relegado a la tercera división obligándola a competir con una maraña de materias que no pocas veces, tras el envoltorio rimbombante de sus nombres, sólo esconden humo. Y como a perro flaco todo son pulgas, hete aquí un nuevo enemigo; nuevo e insospechado. Y digo insospechado por provenir de la Universidad, en concreto de la CIUG (Comisión Interuniversitaria de Galicia). Sorprendente, sí, pero cierto. Infórmense ustedes si no, sobre el valor que dicha comisión atribuye a las asignaturas que componen la prueba de Selectividad. Parece una broma de mal gusto, y lo sería si no procediera de la Universidad, alma mater de la cultura, de la ciencia, de la sapiencia. Manifiesto esto porque, con las nuevas ponderaciones (del latín pondus –eris), un alumno que quiera estudiar Periodismo tendrá más posibilidades para ser admitido en este grado si en lugar de cursar la materia de Latín ha cursado la de Dibujo Artístico. Y es así desde que la CIUG decidió que sobre un total de catorce puntos, el Latín valga uno únicamente, mientras que al Dibujo Artístico le atribuye un valor de dos. Con esta decisión injusta –más bien kafkiana- olvidan que el latín, además de madurez mental, propicia la familiarización del alumnado con el vocabulario, con los procedimientos de formación del léxico y con las estructuras elementales de la frase; en resumen, con todo aquello que constituye la esencia del periodismo; con todo aquello que las aulas universitarias echan en falta. Por todo lo dicho, y porque considero que esta decisión es un agravio en toda regla contra la lengua latina, contra los discentes –pocos, pero muy buenos- que la escogen cada curso, y especialmente contra la inteligencia y el sentido común, he escrito este artículo. Tengo la esperanza de que alguno de los aludidos, tras leerlo, tenga a bien explicar a mis alumnos por qué para poder estudiar Periodismo en Galicia es más importante saber dibujar que saber latín. Yo para ese enigma no tengo respuesta. Manuel Rodríguez Santos TODOS CONTRA O LATÍN Dende que José Solís Ruiz, ministro franquista natural de Cabra (egabrense por mor do latín, no canto de...), pronunciase alá polos anos sesenta a desafortunada frase "Menos latín e máis deporte", esta materia non deixou de perder peso no ensino, especialmente no Secundario, situación que se foi agravando progresivamente co devir dos tempos. Os profesores de linguas clásicas -Latín e Grego- resignámonos a sufrir as periódicas reformas educativas, cal filósofos estoicos, sabedores de que despois de cada unha delas as nosas materias terían indefectiblemente unha menor presenza no curriculum educativo. E isto foi así, ata o extremo de que hoxe nos institutos é habitual que un único profesor cubra todas as horas de ambas as dúas linguas, cando apenas hai tres lustros calquera centro contabilizaba no seu equipo polo menos tres. Non é ningún segredo, pois, que a inmensa maioría dos alumnos que rematan ese paupérrimo Bacharelato que padecemos no noso país dende a extinción do B.U.P., faino sen ter contacto ningún coa lingua latina. E isto nótase. Vaia se se nota. Que llelo pregunten aos docentes universitarios. Eles laméntanse amargamente de que os estudantes debutan nas súas carreiras -agora graos- sen capacidade para comprender un texto de dificultade media, menos aínda para redactalo. Esta circunstancia é ben coñecida polos que exercemos no Ensino Secundario, por máis que apliquemos ás veces a política da avestruz. Acostumámonos a ler traballos cheos de faltas de ortografía -hai profesores que xa nin as teñen en consideración-, exames ateigados de incorreccións gramaticais e comentarios de texto sen articulación nin sentido. Consolámonos pensando que os rapaces suplen estas carencias co seu dominio das novas tecnoloxías, coma se esta capacidade - a miúdo non é tanta- puidese corrixir as deficiencias mencionadas. As novas tecnoloxías en absoluto están rifadas co Latín. Entren na rede e tecleen a palabra Chiron. Encontrarán unha web na que colaboran centos de profesores de Latín e Grego creando recursos on line ao máis alto nivel para lograr métodos de aprendizaxe máis atractivos, máis modernos. É só un exemplo. Podería encher páxinas coas URL de webs e de blogs dedicados plenamente ao ensino desas linguas, as cales, lonxe de mortas, deberían ser consideradas inmortais. Sinceramente, creo -e non sen motivos- que o colectivo de profesores de linguas clásicas, no que me inclúo, é vangardista en Galicia e en España no referente á aplicación das novas tecnoloxías. E é que o latín non incapacita para nada; ao contrario, abre a mente de quen o cultiva. O latín é un sistema organizado, lóxico, acumulativo, no que cada destreza se constrúe sobre a anterior; nada pode ser esquecido; todo debe ser lembrado. Todos os coñecementos e habilidades están interrelacionados. O estudante constrúe o rañaceos do saber ladrillo a ladrillo ata acadar o máis alto nivel de habilidade e competencia. O estudo do latín é, pois, unha educación completa porque desenvolve as facultades intelectuais ao mesmo tempo que a capacidad para utilizar ben a lingua propia. Así o afirma Cheryl Lowe, e así o entenden os gobernantes de países como Finlandia -habitual número un nos resultados do informe PISA-, Estados Unidos, Alemaña, etc.; e por iso o incluíron sen reservas nos seus sistemas educativos a pesar de falar idiomas non románicos. Os nosos líderes políticos, en cambio, levan anos negándolle o pan e o sal a esta materia, condenándoa ao ostracismo; no mellor dos casos, relegárona á terceira división obrigándoa a competir cunha maraña de materias que non poucas veces, tras o envoltorio rimbombante dos seus nomes, só agochan fume. E como a can fraco nunca lle faltan pulgas, velaquí un novo inimigo; novo e insospeitado. E digo insospeitado por proceder da Universidade, en concreto da CIUG (Comisión Interuniversitaria de Galicia). Sorprendente, si, pero certo. Infórmense vostedes se non, sobre o valor que a devandita comisión atribúe ás materias que compoñen a proba de Selectividade. Parece unha broma de mal gusto, e seríao se non veñese da Universidade, alma mater da cultura, da ciencia, da sapiencia. Manifesto isto porque, coas novas ponderacións (do latín pondus -eris), un alumno que queira estudar Xornalismo terá máis posibilidades para ser admitido neste grao se no canto de cursar a materia de Latín cursou a de Debuxo Artístico. E é así dende que a CIUG decidiu que sobre un total de catorce puntos, o Latín valla un unicamente, mentres que ao Debuxo Artístico lle atribúe un valor de dous. Con esta decisión inxusta -máis ben kafkiana- esquecen que o latín, ademais de madureza mental, propicia a familiarización do alumnado co vocabulario, cos procedementos de formación do léxico e coas estruturas elementais da frase; en resumo, con todo aquilo que constitúe a esencia do xornalismo; con todo aquilo que as aulas universitarias botan en falta. Por todo o dito, e porque considero que esta decisión é un agravio en toda regra contra a lingua latina, contra os discentes -poucos, pero moi bos- que a escollen cada curso, e especialmente contra a intelixencia e o sentido común, escribín este artigo. Teño a esperanza de que algún dos aludidos, tras lelo, teña a ben explicar aos meus alumnos por que para poder estudar Xornalismo en Galicia é máis importante saber debuxar que saber latín. Eu para ese enigma non teño resposta. Manuel Rodríguez Santos.