La Espiritualidad de los Ministros Litúrgicos

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LA ESPIRITUALIDAD DE LOS MINISTROS LITÚRGICOS
Los Ministerios Litúrgicos fueron creados también para alimentar también la espiritualidad interior del
cristiano.
Un Ministerio, es algo que se conecta con lo Profundo de la vida Espiritual y
trasforma a la persona, es una conversión constante. No es algo que yo realizo,
fuera o independiente de mi, sino que es parte de mi ser, de mi vida y mi
condición personal.
El Ministro Litúrgico debe llevar en su persona su Ministerio a los demás,
llevando el don de Dios con su sola presencia. (Es esta la razón por la que los
Ministerios son también un regalo del Señor, no simplemente alguien que sirve o
cumple una labor en la Iglesia).
Por ello, ser Ministro requiere de una preparación continua en pos de realizar cada vez mejor esta labor;
tiene que enriquecerse primero para poder hacer luego que los demás se enriquezcan con este servicio.
Cada Ministro debe buscar vivir plenamente y profundamente su Ministerio, para lo cual debe prepararse
con estudios, libros, charlas, ensayos, tiempo y todo material que alimente su formación en este
ministerio con el que va a servir a la Iglesia.
Por otro lado también El Ministro Litúrgico, también debe alimentar frecuentemente su espíritu, con
la oración, la escucha, meditación y asimilación de la Palabra y los sacramentos que lo conducirán a
la plenitud de su entrega a imitación de Cristo servidor. Solo una profunda vida interior podrá
hacer que pueda comunicar su servicio correctamente.
Ej: El Lector debe de tener para su ministerio muchas horas de su tiempo para
aproximarse al sentido de la lectura, lo que Dios le dice a él para comunicarlo a los
demás. Pues nadie puede comunicar lo que no ha entendido. Nadie puede
comunicar una verdad que primero no ha sentido, que no ha vivido y no ha al menos
intentado hacer parte de si.
¿Y el Músico?....
También, ser Ministro, requiere testimonio personal y del encontrarse a uno mismo y el lograr tener
un encuentro personal con Cristo, para poder comunicar desde la Fe esta realidad que ya se vive.
(La actitud interna Ministro debe de estar en comunión y consonancia con cada uno de los momentos,
gestos y ritos celebrativos que están sucediendo y constituyen la liturgia)
Viviendo el Ministerio de esta manera, a conciencia, con seriedad y dedicación, seriamos unos
Ministros transformados.
Finalmente, se podría decir que ser Ministro, es una fuente de espiritualidad y de crecimiento interior,
que se va a reflejar en la ejecución de ese ministerio, dándole un matiz particular que llena de Dios a esa
responsabilidad dentro de la Iglesia, con lo que va a enriquecerse la Celebración.
EL MINISTRO DE MÚSICA
El ministerio de música en una iglesia es más estrechamente relacionado con dirigir la
alabanza y todos los elementos que contribuyen a ello. Es dirigir los cantos, coordinar con
los músicos, dirigir el coro, y planear el programa del culto en preparación de la predicación.
Pero hay más que hacer. Para que haya más participación y que se vaya preparando nuevos
músicos para la iglesia, se puede organizar grupos pequeños como dúos, cuartetos, rondallas,
coros de niños, etc., y dar clases de música. El ministro de música también organiza el
programa navideño, el drama de semana santa, y muchas actividades artísticas y sociales.
En la iglesia se necesita de pastores (sacerdotes y guías) para guiar el pueblo de Dios hacia Dios y a
maestros (presbíteros, catequistas evangelizadores) para hacer entender la Palabra de Dios. De igual
manera, el pueblo tiene necesidad del ministro de música para ayudarle a adorar a Dios y expresar los
sentimientos del corazón.
El ministro de música predica al compartir el mensaje del amor de Dios a través de la música, y participa
en el encuentro del pueblo y Dios acercándolo a Dios por medio de la alabanza y adoración. El coro es un
medio eficaz de dirigir a la congregación hacia la presencia de Dios.
Partiendo del hecho de que música y canto forma parte integral de la liturgia (SC 112) la función del coro
es la de dirigir y guiar la participación cantada del pueblo. En este sentido la acción litúrgica implica la
participación activa de toda la Iglesia, que incluye la de los ministros ordenados y la de los fieles. Cada
cual tiene su propio papel. Los fieles hacen su parte mediante la participación conciente y activa de las
partes que les toca (MS 15)Estas partes son entre otras las partes cantadas. De ahí la importancia de la
participación del coro: guiar la participación del pueblo.(La música en el culto católico. 36)
En algunas ocasiones canto y música sirven para acompañar las acciones rituales (La música litúrgica hoy
9)tales como los cantos procesionales: Canto de entrada y comunión o los cantos suplementarios: Canto
de ofrendas o presentación de dones (La música en el culto católico. 60-62.70-71). En otras ocasiones el
canto es la oración misma o la respuesta de los fieles "La oración cantada es un elemento constituyente
del rito" (La música litúrgica hoy. 10) En esta categoría caen directamente las aclamaciones y los cantos
del ordinario de la misa (Kyrie, gloria, aleluya, credo, santo y cordero).
MAS DE LA ESPIRITUALIDAD DEL MINISTRO DE MÚSICA
Como católicos, nuestra espiritualidad es Cristocéntrica, Mariana y Eucarística, y por lo
mismo tratamos de vivir de acuerdo a las enseñanzas de Cristo (El Amor)
Nuestro estilo de vida debe ser diferente al del músico secular. Debemos llevar una vida
limpia, ejemplo de las enseñanzas de Cristo a quien servimos y que transforma nuestras vidas. Y del
mensaje de nuestros cantos con los que alabamos, adoramos y presentamos las enseñanzas de Dios a su
pueblo.
El Ministro de música, debe de tener para su ministerio un tiempo especial, para formarse y prepararse,
no solo en el aspecto musical, sino también espiritual, lo que implica una vida de oración, meditación de la
Palabra de Dios y una activa vida a imitación de Cristo, alimentada con la fuerza de los sacramentos (…
tiene que enriquecerse primero para poder hacer luego que los demás se enriquezcan con este servicio).
El Ministro de música debe buscar la gloria de Dios y no su propia vanagloria. - El enfoque es el Monte
Calvario y no los músicos. Debe ser humilde a pesar del desarrollo de sus dones, para dirigir con astucia y
delicadeza la atención del pueblo a Dios y no a uno mismo.
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